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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA DEFENSA


UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL POLITÉCNICA
DE LAS FUERZA ARMADA NACIONAL
NÚCLEO CARACAS
UNIDAD ACADÉMICA
COORDINACIÓN DE LAS INGENIERÍAS ELÉCTRICA,
ELECTRÓNICA, Y MECÁNICA

COMUNICACIÓN Y CONVIVENCIA

Facilitador Bachiller

Yoleida Aguilera Pacheco, Walter V-16.057.751

Caracas, abril de 2021


El lenguaje, sin duda, forma parte del individuo en su formación integral como
ser social; a través de él cada persona participa como actor principal en los procesos
sociales que le permiten afianzar su identidad, interactuar en una sociedad específica
y compartir la misma cultura.

La comunicación propicia transformaciones sociales, a través del diálogo, la


crítica constructiva, el discernimiento, el consenso, la reflexión y todo ello contribuye
a que los individuos sean capaces de construir su conocimiento.

Si se aplican las ideas antes expuestas al campo educativo y comunitario, existe


la posibilidad de crear situaciones óptimas para organizar ambientes de entendimiento
y construir un estilo comunicacional que defina el modelo de sociedad y el ciudadano
que se pretende lograr.

Comunicación y sus elementos

La comunicación es el acto voluntario de transmisión de información entre


seres vivos. La comunicación es afín a todos los seres vivientes, de una forma u otra,
con diversos fines y estrategias, ya sean microorganismos intercambiando señales
químicas, aves intercambiando cantos o seres humanos intercambiando piezas de
lenguaje.

Para que la comunicación exista, deben estar presentes y disponibles algunos


elementos, que operarán en torno al circuito comunicativo, o sea, a la idea y venida
de la información, a medida que dos o más individuos alternen sus roles en el envío y
la recepción de sus respectivos mensajes.

Dicho circuito se da de acuerdo a ciertas condiciones y a ciertas normas, según


sea el caso, pero en ellos siempre se pueden identificar los mismos elementos, que
son:
 Emisor. Aquel que inicia el acto comunicativo, creando, codificando y
transmitiendo un mensaje. Por ejemplo: un hablante, un locutor de radio o un animal
que gruñe.
 Receptor. Aquel que capta el mensaje y es capaz de decodificarlo y
comprenderlo, recomponiendo así el mensaje. Por ejemplo: un escucha, una persona
que sintoniza su radio o un animal que percibe el gruñido de otro.
 Mensaje. La información misma que se transmite, sea del tipo que sea.
Por ejemplo: una petición de ayuda, una publicidad radial o una advertencia de que se
está traspasando territorio ajeno.
 Código. El código de los mensajes es una forma de encriptación, o sea,
una lengua o sistema de sentido que sirve para traducir el mensaje. En el caso de la
comunicación verbal esto es muy evidente, pues requerimos de un idioma compartido
para transmitirle al receptor un mensaje. Pero pueden ser códigos otro tipo de
sistemas de sentido, mucho más primitivos, como el que asocia gruñido a riesgo de
mordida, usualmente en base a la experiencia ya vivida.
 Canal. El canal de comunicación es el medio físico empleado para
transmitir el mensaje. O sea, la forma física en que efectuamos el acto comunicativo:
las ondas sonoras que transportan la palabra hablada, las letras de tinta sobre un
papel, o los impulsos químicos entre una célula y otra.
Comunicación y Convivencia

La comunicación es un proceso afín a todas las formas de vida, cuya


comprensión se halla en la base de prácticamente todos los saberes humanos. No
existe forma de vida que no se comunique de un modo u otro con el afuera, y por
ende estamos hablando de un proceso fundamental en el mundo conocido.

Además, gracias a la tecnología hemos podido diseñar mecanismos para


amplificar, caracterizar o modular la comunicación, superando grandes distancias
espaciales e incluso temporales, de modo que se trata de una actividad de importancia
central en la existencia humana.

Leemos y escuchamos en forma continua sobre crisis, tragedias, problemas,


corrupción, epidemias, guerras, entre otros, esto hace necesario que reforcemos la
práctica de comportamientos que impidan que sucumbamos en la angustia y
desesperanza.

El hacerlo contribuye a mejorar nuestra actitud y capacidad de comprensión de


la situación para entender la urgencia de aprender o reaprender sobre cómo aportar a
una convivencia social que construya un mejor entorno y calidad de vida.

Aprendamos a comunicarnos. Es preciso lograr una comunicación en doble vía,


donde escuchemos y podamos hablar. La convivencia requiere del diálogo, es la
única manera de arreglar desacuerdos, solucionar problemas, encontrar respuestas,
aclarar dudas y propiciar mejores ambientes.

Aprendamos a interactuar. El respeto es la base de una buena relación. La


cortesía, los buenos modales, saludar, sonreír, agradecer, respetar los derechos de los
demás y tener en cuenta los sentimientos, gustos y disgustos de otros y no sólo los
propios intereses, son la mejor forma para vivir en condiciones más sanas y gratas.

Aprendamos a no agredir. No hay justificación para hacerlo. No es posible que


tengamos tan poca capacidad para discutir sin insultar; criticar sin lastimar, reclamar
sin injuriar, jugar sin hacer trampa ni lastimar. Es necesario transformar toda esa
agresividad, que lastimosamente se observa con mucha frecuencia en el ser humano,
en sentimientos positivos que conduzcan a construir en lugar de destruir.

Aprendamos a decidir en grupo. Parece muy difícil de poner en práctica, y es el


origen de casi todos los problemas de la sociedad. Lo que más gusta es imponer,
presionar, obligar, establecer inamovibles. Aunque suene a utopía, es preciso
aprender a concertar, a conciliar intereses para llegar a acuerdos que favorezca a la
mayoría y sobre todo a aceptar las decisiones que se acuerdan si no es la propia. Por
su dificultad para lograrlo se debe trabajar en ello desde el interior de la familia, del
barrio, la empresa, hasta que se llegue a convertir en una cultura.

Aprendamos a cuidar. Cuidar no sólo nuestras cosas, cuidar también el entorno,


recordemos que no todos los recursos son renovables y que es nuestra obligación
hacer que las generaciones que vienen, encuentren similares o mejores condiciones de
las que hoy tenemos. Ya vivimos las nefastas consecuencias de la depredación que
hemos causado a nuestro entorno, así que cuidemos el agua, los bosques, los prados,
no arrojemos la basura al piso, no consumamos más energía de la indispensable, no
gastemos papel sin medida. Todo esto ello nos beneficia a todos.

Aprendamos a valorar. Apreciar lo que tenemos y lo que somos contribuye a


elevar la autoestima y facilita una amable convivencia. Dar importancia a los demás,
reconocer sus méritos y logros, no subestimar el conocimiento de otros, estimular el
liderazgo, la iniciativa, la creatividad y la innovación, son requisitos indispensables
para que una sociedad crezca, construya y progrese.

Es, entonces, momento oportuno para aprender o re-aprender todo aquello que
pueda ser útil para desarrollar y fortalecer la Convivencia Social, ésa que tanto
necesita nuestra sociedad y que, con frecuencia, se queda en el discurso y en los
buenos propósitos.
En este punto es válido recordar la frase de Martin Luther King: “Hemos
aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces; pero no hemos aprendido
el sencillo arte de vivir como hermanos”.

Usos Lingüísticos

Se entiende por uso lingüístico el empleo que se hace de la lengua en un


contexto determinado. De este modo, la noción de uso lingüístico debe entenderse en
contraste a la concepción de la lengua como un sistema, en la que interesa el estudio
de la lengua desligado de su uso en un contexto determinado.

El concepto de uso lingüístico como tal nace en el seno del análisis de la


filosofía del lenguaje (L. Witttgenstein) y es a partir de ahí tomado como objeto de
estudio de distintas disciplinas. De todos modos, cabe precisar que tanto el
estructuralismo como el generativismo hacen mención al uso de la lengua, aunque sin
considerarlo objeto de estudio. Así, desde el estructuralismo se acuñó el término
habla para referirse a las actuaciones verbales individuales, como opuesto a lengua,
sistema lingüístico abstracto y compartido por todos los miembros de una comunidad,
que es objeto de estudio de la lingüística. De modo parecido, desde el generativismo,
se habla de actuación, en contraste con competencia, entendida ésta como
competencia lingüística, esto es, el conocimiento que el hablante posee de la
gramática de su lengua.

Algunas de las disciplinas más destacadas que tienen como objeto de estudio el
uso lingüístico son la lingüística del texto, el análisis del discurso, la pragmática, la
etnografía de la comunicación, entre otras, en las que se entiende que la
heterogeneidad de usos lingüísticos es compleja pero no caótica. Las personas tienen
a su disposición un repertorio de usos lingüísticos variados. Puede afirmarse que la
variedad de usos lingüísticos posibles puede agruparse en tres grandes ejes: variación
social (culto-vulgar), geográfica (variedades dialectales, por ejemplo) o de situación
(formal, informal; texto oral frente a texto escrito, etc.). Por otro lado, cuanto más
variado sea el manejo que una persona tenga del uso lingüístico en una lengua, más
posibilidades tendrá de ser competente comunicativamente, pues dicha variedad le
permitirá comportarse adecuada y eficazmente en situaciones comunicativas diversas.
Por último, la existencia de usos lingüísticos diversos conlleva la necesidad de
descripciones lingüísticas que vayan más allá de los aspectos formales de la lengua,
como por ejemplo la morfología, la sintaxis o el vocabulario. Así, para pedir
información sobre un lugar, como puede ser [un lavabo], el hablante tiene a su
disposición diferentes exponentes lingüísticos, como por ejemplo [¿el baño, por
favor?, ¿dónde está el lavabo?, ¿el lavabo, por favor?, ¿dónde tienes el baño?, ¿dónde
puedo empolvarme la nariz?, etc.]. El hablante competente tendrá en cuenta que una u
otra estructura lingüística puede ser preferente en un contexto determinado según sea
la intención, el destinatario, el canal, etc.

En didáctica de lenguas, el interés por el uso lingüístico supone una revolución


en la enseñanza de idiomas. Tras el declive del método audiolingüe, esta concepción
de la lengua constituye la base de los enfoques comunicativos. Desde esta óptica, para
la enseñanza-aprendizaje de un idioma, no basta con conocer su sistema, esto es, un
conjunto de reglas de construcción gramatical, asignación semántica y fonológica,
sino que es preciso también ser capaz de usar la lengua en diferentes contextos, con
diferentes interlocutores y con diversos fines, y desarrollar estrategias adecuadas para
ello. Es decir, se busca que el aprendiente no sólo sea capaz de producir oraciones
posibles gramaticalmente, sino que sea capaz de usar la lengua de forma
comunicativamente eficaz, lo que conlleva activar los usos lingüísticos característicos
de una determinada situación comunicativa. Esto tiene como consecuencia que la
enseñanza de los aspectos formales no constituye un fin en sí misma, sino que está
supeditada a la finalidad comunicativa para la que se emplean.

Dejando a un lado el ámbito geográfico podemos optar por el cronológico


donde se pueden observar varios modelos de modos o maneras de hablar
representados por grandes estudiosos de la gramática, escritores, filósofos entre los
que pudiéramos mencionar a Cervantes, Ángel Rosemblat, Unamuno, Gonzalo de
Berceo, Andrés Bello, Pedro Grases, el Arcipreste de Hita, Nebrija, Emilio Alarcos
Llorach, para definir como cuál de ellos debemos o necesitamos hablar para que se
perciba que hablamos bien. La ubicación cronológica nos enfrenta a la realidad de
que todo idioma cambia de una región o localidad a otra y también de un tiempo a
otro, de una época a otra; ello se observa principalmente en el uso del lenguaje, ya sea
cotidiano o no, donde se evidencia que muchos giros o expresiones lingüísticas que
hoy son de uso corriente, antes no lo eran o no existían y muchas expresiones que en
la actualidad no se emplean, antes fueron de uso común pasando hoy día por palabras
usadas de manera incorrecta ya que hay lugares donde aún se conservan como el caso
de ágora, ansina y vide en los pueblos del interior del país.

Es necesario acotar que no sólo los vocablos cambian de un lugar y de un


tiempo a otro, también la sintaxis es susceptible de cambios y modificaciones aunque
ello se evidencia con más lentitud. Junto al vocabulario y la sintaxis está el aspecto
ortografía que también juega un importante papel sobre todo en el desarrollo del
lenguaje escrito. Pareciera que lo peor que le puede suceder a una persona que sabe
leer y escribir, más si es profesional, es tener errores ortográficos, pasar por alto un
error ortográfico es avalar el mal uso del lenguaje escrito y ello redunda en la
depreciación de la escritura y de la oralidad. La interrogante ¿el venezolano habla
bien o mal? Es casi imposible de responder. Poseemos, como integrantes de un país
de habla hispana, con límites geográficos y tradiciones propios, una manera particular
de hablar el castellano (y de escribirlo) que nos diferencia de otros hablantes del
mismo idioma como los peruanos, los paraguayos, los chilenos, los bolivianos, los
argentinos y que hace que nuestra particularidad en el uso del idioma castellano sea
tan respetable como la de ellos.

Podría decirse que lo que hay que defender es la particularidad que cada
colectivo tiene del uso del idioma común, no para que no sufra cambios sino para que
en el contexto de esos cambios el idioma sea expresión del espíritu del pueblo que lo
utiliza. En dicha defensa, la escuela se ocuparía de enseñar la lengua según la norma
de cada pueblo pero haciendo siempre referencia a la lengua general involucrando el
uso en España y en el continente hispanoamericano y dando carácter cada vez más
formal al castellano de América ante el mundo.

Son millones los hablantes de castellano (o español) en el mundo y la extensión


geográfica influenciada por el mismo es muy grande por lo que no puede existir un
modelo único a seguir, un modelo al cual deban adaptarse todos y cada uno de los
usuarios para demostrar quiénes lo hablan bien y quiénes mal. Por lo que se puede ver
que no es establecer que el venezolano habla bien o mal lo que importa. Los
venezolanos como todos los demás pueblos hispanoamericanos somos propietarios de
una forma particular de hablar el castellano y Andrés Bello en su Gramática
Castellana ya pregonaba la hipótesis de que los pueblos de América tenían igual
derecho que los pueblos de España a que se les “tolerasen sus accidentes y
divergencias” en la forma de utilizar la lengua común. Hay que reseñar que a pesar de
esos “accidentes y divergencias” todos los hispanoparlantes nos entendemos real y
perfectamente bien.

Claro está que las particularidades en el uso de la lengua castellana por parte del
venezolano no pueden defenderse a ultranza y negar de tajo el hecho de que en
nuestro colectivo si hay gente que emplea de manera incorrecta e impropia el idioma;
tampoco puede negarse que el sistema educativo de la República Bolivariana de
Venezuela tiene fallas graves en lo que respecta a la enseñanza del idioma oficial
nacional lo que, entre otras cosas, no permite crear y fomentar en las personas una
conciencia de su lengua que les lleve a usarla basándose en los criterios de libertad,
eficacia y sentido creador para satisfacer sus necesidades expresivas y comunicativas
sin que dicha lengua sufra deterioro alguno. Esa necesidad de expresión es cambiante
y el ritmo de cambio es el mismo ritmo de cambio de la sociedad en la que está
inmerso el venezolano, es además, el ritmo de cambio que deberá tener el lenguaje y
que le ayudará en su progresiva adaptación a las “novedades” y le permitirá continuar
siendo el fundamental instrumento de expresión y de comunicación que hasta ahora
ha sido. Dichos cambios, dicha adaptación, dichas “accidentales divergencias”
necesariamente tienen que hacerse considerando criterios, principios y usos o normas
de la lengua nacional de manera de no contribuir a la deformación de ésta a largo
plazo ya que seguramente perdería su fisonomía y daría origen, inevitablemente a un
idioma distinto, a una lengua diferente.

Literatura. Representantes del Saber y el Pensar

La literatura es el arte que utiliza como instrumento la palabra. Por extensión,


se refiere también al conjunto de producciones literarias de una nación, de una época
o incluso de un género (la literatura griega, la literatura del siglo XVIII, la literatura
fantástica, etc.) y al conjunto de obras que versan sobre un arte o una ciencia
(literatura médica, literatura jurídica, etc). Es estudiada por la teoría literaria.

Arte que emplea como medio de expresión una lengua. Conjunto de las
producciones literarias de una nación, de una época o de un género. Conjunto de
obras que versan sobre un arte o una ciencia. Conjunto de conocimientos sobre
literatura tratado en que se exponen estos conocimientos. “Literatura” deriva,
etimológicamente, del latín Littera, que significa “letra” o “lo escrito”. Por su
etimología, pues, la literatura está ligada a la cultura, como manifestación de belleza a
través de la palabra escrita, pero esta definición deja fuera la literatura de transmisión
oral, que es la primera manifestación literaria conocida, por lo que es mejor hablar,
siguiendo a Aristóteles, de “el arte de la palabra”: la literatura es un arte, y por tanto,
se relaciona con otras artes, y tiene una finalidad estética.

La Poética, de Aristóteles es el primer texto teórico importante en el que se trata


la cuestión de definir el arte de la escritura. No obstante, cuando Diógenes Laercio a
lude a la obra del Estagirita, se refiere a un tratado en dos volúmenes, por lo que hay
que tener en cuenta que nos falta el segundo. A lo largo de la historia no ha habido
consenso para alcanzar una definición universal. Se entiende por literatura, en el
contexto de la crítica literaria, el conjunto de textos que son producto del arte de la
palabra (J. Domínguez Caparrós). Importante es subrayar que dentro de la literatura
existe un concepto fundamental que sirve para poder llevar a cabo una clasificación
de las distintas obras. Nos estamos refiriendo al término de género literario que se
utiliza para describir los diversos tipos de trabajos de este tipo que existen y que se
caracterizan por aspectos semánticos, formales o fonológicos.

Por otro lado, a lo largo de la historia, el hombre, desde que es capaz de generar
la escritura, ha impulsado la cultura literaria que ha traspasado fronteras y ha
derrumbado muros, por tal motivo ésta es considerada como una de las mayores
fuentes de expresión del mismo, dándole la oportunidad de crear textos que tengan
sentido y brindándole al lector una nueva herramienta de placer para imaginar e
interpretar una obra literaria, siendo éste el fin último de la literatura, es así que
Culler (2000: 54) expone:

La literatura es tanto el ruido como la información de la cultura. Es una fuerza


de entropía, la literatura constituye el capital cultural. Es escritura, exige una lectura y
compromete al lector en los problemas del significado.

Por eso, la posición de la misma en una sociedad se convierte casi que en algo
necesario para el progreso y formación de su cultura, a la vez se conceptualiza como
la posibilidad de seguir la trama de una historia que el escritor encamina hasta el final
con el propósito de hacerlo partícipe de la obra, compenetrándose increíblemente con
ella.

Mas sin embargo, además de la intención del autor de la obra de proporcionar


placer y disfrute al lector, su función es interpretar el significado que persigue la
historia, decodificar los signos que esta posee desde su percepción hacia la misma, es
de este modo que se establece un nexo entre el lector y el escritor, donde se da paso al
pensamiento libre, la comprensión de la situación presentada y ambos se rastrean para
de esta manera entenderse mutuamente de forma hipotética, seguidamente pasa, que
el lector se siente identificado con el relato, o tal vez con algún personaje, situación,
ambiente o estado de ánimo del mismo y, es allí donde actúa la literatura, con su
ingenio de llevar a cabo todas estas particularidades de una verdadera obra literaria.
Ahora bien, sería importante mencionar que la literatura ha cobrado una fuerza
de carácter investigativo e histórico al trascurrir del tiempo, y varias de las razones se
acaban de exponer en los párrafos anteriores, lo que quiere decir que se ha convertido
en pieza indispensable para el desarrollo intelectual de los pueblos y su pensar social,
por eso también se ha dado paso al nacimiento de diversas clases de literatura;
comenzando por la universal, que nos dice que fue durante el III milenio a.C. que se
tuvo indicios sobre las primeras manifestaciones literarias, por llamarlo de alguna
manera. Otra de la que se puede inferir es la española, que tuvo sus inicios en las
piezas líricas que constituyeron las jarchas, algo meramente histórico – literario de la
época, y no podía dejar de nombrar la literatura hispanoamericana que sus comienzos
estuvieron fuertemente influidos por las corrientes literarias peninsulares, teniendo
como primeros escritos a las llamadas crónicas de indias.

Por otro lado, es propicio comentar sobre la literatura venezolana, que si bien es
cierto al igual que la literatura hispanoamericana nace en un proceso de colonización,
en esta oportunidad se hará énfasis en cuestión a la poesía venezolana, la cual ha sido
motivo de estudio en nuestro país y a nivel internacional, por la calidad de los
escritores de cualquier época. Aunque ésta tardó en llegar a la modernidad, tuvo sus
inicios en este movimiento, en el escritor Alfredo Arvelo Larriva, reconocido por la
rima y el soneto.

En el mismo orden, La literatura Venezolana está enmarcada en un estilo


diferente de cualquiera del mundo, pues la cultura de esta nación, el desarrollo de sus
ciudades, la forma de vivir de sus habitantes y el día a día de los venezolanos hacen
que famosos escritores se inspiren y den origen a maravillosas creaciones, aspecto
que la hacen única entre tanto talento universal.

Por tanto, se habla de obras con el estilo irónico, que juega con el lector
llevándolo a un espacio donde solo existen él y ella, al igual que aquellos escritores
que tratan de entretener mediante la peculiar forma burlesca de dar vida a personajes
y obras de índoles insuperables, siguiendo también a los que impresionan por la
satíricas maneras de presentar un personaje y los que tienen como principal objetivo
el de envolver al lector con historias que muestran un sentimentalismo o
romanticismo que a veces el que la lee se identifica y causan una reacción bastante
notoria. Lo que hace verdaderamente única a la misma es el simple hecho de partir de
elementos presentes en la idiosincrasia del pueblo venezolano, sus costumbres,
dialectos, la economía y el disfrute de cada momento importante, y todas estas
nombradas características constituyen las diversas formas de disfrutar de la literatura
venezolana.

Rol del Escritor en la interacción comunicativa

Existen variadas razones por la que escribimos; una que se considera bien
importante es que en el acto de escribir descubrimos lo que pensamos; así como la
expresión sin pensamiento está vacía, el pensamiento sin expresión está incompleto.

Escribimos para ganar poder, pues a través de nuestra escritura definimos la


realidad, escribimos para integrar, otras veces para guardar distancia, a veces
escribimos para iluminar, y otras veces para oscurecer. Escribimos con cierta voz,
para definir nuestra identidad, escribimos para divertirnos mediante el juego con el
lenguaje, para atacar, para lastimar, o para trasmitir nuestro dolor.

A menudo escuchamos opiniones acerca de la lectura, los diversos tipos de


lectores, de las técnicas de lectura rápida, de estimulación temprana, de vicios
lectores que impiden la comprensión de los textos, y hasta de posturas para propiciar
la concentración y el análisis. También se suele pensar que entre más lecturas logre
un sujeto acumular, más culto, más sabio y más digno de admiración será, y pareciera
que la intención es demostrar que gracias a su alto nivel de cultura, lograron descifrar
el mensaje del autor, lo que él quería decir. Pero es allí donde nos preguntamos:
¿quiere éste, en realidad que descifremos lo que quiso decir? Y a partir de ello ¿nos
interesa a nosotros ese mensaje que, supuestamente, él nos transmite? ¿No detestamos
acaso, cuando nos encontramos en la mitad de la lectura de un libro, que alguien nos
cuente el final? ¿No nos condiciona esto nuestra experiencia lectora?
Todo lo expuesto nos permite darnos cuenta que un lector, no es aquel que
busca que los libros le den un saber superior, sino que ese texto sea capaz de ayudarle
a crear un mundo propio lleno de imaginación; es decir el lector se motiva con la
lectura y participa dándole significado a lo que lee.

En conclusión, la comunicación radica en que es la forma para tratar de


entendernos los unos a los otros. En otras palabras, es la herramienta para
relacionarnos, obtener lo que necesitamos o aquello que queremos y para expresar lo
que somos.

Así que comunicar no sólo tiene que ver con la relación entre las personas,
sino también con la interacción entre empresas o transmitir valores e información de
manera correcta.

Las personas que poseen habilidades sociales normalmente tienen la


capacidad de crear relaciones y construir una red de contactos para ser utilizada
cuando sea preciso. Especialmente, tienden a rodearse de muchas otras personas, lo
que potencia la importancia de la comunicación.

Para que exista una comunicación efectiva, se requiere adaptabilidad. Cada


personalidad requiere un estilo diferente, una gestualidad determinada o un lenguaje
propio así que tus estrategias también deben ir cambiando.

Tampoco existen reglas generales ya que lo más importante en el proceso de


comunicar es ser uno mismo, tener empatía con tu interlocutor y tener en cuenta los
distintos componentes que intervienen en el proceso comunicacional como la
conducta, conocimiento, los aspectos culturales, los valores, etc.
Bibliografía

Anónimo, (2015) “La Literatura” Disponible en: http://trabajos-y-mucho-


mas.blogspot.com/2015/02/representante-del-saber-y-pensar-social.html

Rivero R. Jorge (2020). “Importancia de la comunicación empresarial: consejos


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comunicacion/#:~:text=La%20importancia%20de%20la%20comunicaci%C3%B3n
%20radica%20en%20que%20es%20la,para%20expresar%20lo%20que%20somos.

Tusón, A. (1994) «Teorías sobre el uso lingüístico y enseñanza de la lengua».


Disponible en:
https://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/diccio_ele/diccionario/usolinguistic
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Última edición: 16 de septiembre de 2020. Cómo citar: "Comunicación". Autor:


María Estela Raffino. De: Argentina. Para: Concepto.de. Disponible en:
https://concepto.de/comunicacion/. Consultado: 13 de abril de 2021.
Fuente: https://concepto.de/comunicacion/#ixzz6rvluIU00

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