Semana 1

El poder de la comunicación en el mundo contemporáneo

El mundo de nuestros días no podría comprenderse sin dimensionar, en su jus-

ta medida, la importancia que tiene la comunicación en la vida cotidiana. Co-

municación es poder. Comunicación es acción y también cambio social. Cons-

tantemente estamos inmersos en procesos comunicativos que, en automático,

moldean nuestro día a día. La comunicación está presente al hablar con noso-

tros mismos, al interactuar con nuestros familiares y amigos, en nuestras jun-

tas de trabajo, en el consumo que hacemos de prensa, libros, radio, televisión

y, desde luego, en el macro universo digital de Internet y las redes sociales.

Absolutamente todo comunica, lo que se ve y lo que no, lo que se dice y (sobre

todo) aquello que no se dice. La comunicación representa, sin duda, el activo

intangible más importante de la sociedad contemporánea, porque gracias a la

comunicación podemos transmitir conocimientos, ideología, información, ense-

ñanzas, procesos productivos, entretenimiento, educación en tiempo real y sin

fronteras.

Etimológicamente, la palabra “comunicación” proviene del latín communicare

que significa compartir, poner en común alguna cosa. La comunicación, en

términos sencillos, es el proceso a través del cual podemos compartir y poner

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 en común mensajes de naturaleza diversa entre emisores y receptores que

transmiten señales a través de un mismo código. No debemos confundir la me-

ra transmisión de información con la comunicación, ya que solamente habla-

mos de comunicación cuando se presenta el elemento feedback o retroalimen-

tación de nuestros mensajes.

Según John Fiske, la comunicación es una de las actividades humanas que to-

do mundo reconoce pero que pocos pueden definir satisfactoriamente. Comu-

nicación es hablar uno con otro, es televisión, es difundir información en redes

sociales, es nuestro estilo de vestir, de hablar, nuestra forma de enseñar y de

vivir.

Debido a ello, los académicos de la comunicación nos enfrentamos, en efecto,

a un dilema omnipresente: ¿Podemos referirnos a la comunicación humana

como un objeto de estudio propiamente dicho? ¿Cómo hacerlo si se trata de un

ente tan diverso y multifacético? Ante tal realidad, los científicos de la comuni-

cación como Fiske han preferido históricamente mejor hacer referencia a un

área de estudio multidisciplinaria, transversal, que permea en todos y cada

uno de los ámbitos de la vida social en vez de asumir una óptica epistemológi-

ca purista y radical.

Y es que la diversidad de disciplinas científicas necesita de forma permanente a

la comunicación para llevar a cabo sus procesos y dar a conocer sus avances

entre los públicos interconectados y diversos. ¿Cómo se puede ganar una elec-

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 ción sin comunicación política?, ¿cómo se puede gestionar una empresa exitosa

sin comunicación organizacional?, ¿cómo se puede llevar a cabo una negocia-

ción entre países sin aplicar los principios básicos de comunicación internacio-

nal?, ¿cómo se puede introducir y posicionar un producto en el mercado sin

una estrategia adecuada de comunicación de marketing?, ¿cómo se puede

educar ignorando los modelos y herramientas que nos ofrece la comunicación

educativa? En suma, la comunicación está presente en todos los ámbitos de la

realidad cotidiana y no se remite para nada a los medios de comunicación o a

la producción de material de prensa, radio, televisión, cine, publicidad o men-

sajes digitales en la llamada “era de la nube” en la que estamos inmersos.

A manera de consenso intelectual, conviene rescatar las portaciones de Fiske

en el sentido de que:

1) La comunicación es susceptible de ser estudiada, pero necesitamos

varios enfoques disciplinarios para poder hacerlo en toda su amplitud; 2)

Toda comunicación involucra signos y códigos. Los signos son actos o ar-

tefactos que se refieren a algo diferente de ellos mismos, es decir, son

conceptos significativos. Los códigos son los sistemas de organización de

los signos que determinan cómo estos pueden estar inter-relacionados;

3) Estos signos o códigos son transmitidos o puestos a disposición de

otros y transmitir o recibir signos, códigos o comunicación es la práctica

de las relaciones sociales y

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 4) La comunicación es central en la vida de nuestra cultura, sin ella la

cultura muere y, en consecuencia, el estudio de la comunicación implica

el estudio de la cultura a la cual está integrada.

La comunicación debe ser analizada con una perspectiva holística, tal y como

lo propone Joan Costa, visualizando el todo y no las partes sin conexión. La

comunicación es, en todo sentido, la interacción de la sociedad por medio de

mensajes y su naturaleza es tan interesante como heterogénea, diversa y mul-

tidireccional.

No debemos perder de vista que la comunicación es un acto a través del cual

una persona es capaz de establecer contacto con otro u otros individuos con la

finalidad de transmitir una idea, pensamientos o sentimientos. La comunica-

ción es holística, un fenómeno universal que representa la base de toda socia-

bilidad. El ser humano es, por naturaleza, un ser social que se comunica por

instinto y, aunque cambien los soportes, los medios y formatos, la esencia

siempre se mantendrá intacta por que la comunicación es inherente al ser hu-

mano, está ligada a las necesidades materiales e inmateriales de los sujetos

sociales que la generan, contempla todas las relaciones que establecemos en

nuestro entorno, con nuestros semejantes y con nosotros mismos. La comuni-

cación reúne y condensa la historia de las relaciones sociales que han evolu-

cionado en cada modo de producción por el cual la humanidad ha atravesado y

evolucionado: La comunidad primitiva, el esclavismo, el feudalismo, el capita-

lismo y el socialismo utópico-científico.

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 Las competencias comunicativas le permiten al individuo-ciudadano global in-

teractuar con su entorno de manera inteligente y estratégica. Para conseguir

comunicar con efectividad es necesario trabajar y perfeccionar las habilidades

que tenemos, potencializar nuestras aptitudes (capacidades) y formar actitu-

des (disposición) adecuadas.

La comunicación, en estado puro, implica la intención de intercambiar ideas,

pensamientos y sentimientos, ponerlos en común en el marco de un proceso

bilateral de interacción e inter-relación entre emisores y receptores. La comu-

nicación necesita el elemento de la retroalimentación para ser considerada co-

mo tal. En otras palabras, si el receptor de un mensaje no se convierte en emi-

sor entonces el círculo no se cierra y no podemos hablar de comunicación pro-

piamente sino de transferencia de información.

Comunicación e información no son sinónimos, aunque se trata de conceptos

que erróneamente se utilizan como si fueran similares. En el proceso de infor-

mar hay unilateralidad; la difusión del mensaje no espera una respuesta; es

una mera transferencia o exposición de datos sin interacción.

La comunicación, en cambio, implica un proceso bilateralidad (se habla y se

escucha); hay transferencia de información, pero también interacción y gene-

ración de sentido entre emisores y receptores. Comunicación e información no

hacen referencia, por tanto, al mismo fenómeno.

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 El denominado circuito de la comunicación es el proceso a través del cual es

posible la transmisión de ideas, sentimientos y/o pensamientos a otro. Sus

componentes fundamentales son el emisor, el receptor, el mensaje, el código,

el canal, el referente y la respuesta (feedback o retroalimentación). Una situa-

ción comunicacional es aquella circunstancia en la que, por medio del lenguaje,

logramos manifestar nuestra intención a alguien más o cuando nosotros mis-

mos comprendemos la de otro.

El lenguaje se refiere al conjunto de signos que forman parte del sistema de

comunicación propio de una comunidad. Como parte de dicho sistema encon-

tramos las letras con las que formamos palabras, los sonidos articulados, seña-

les, gestos, así como la articulación de palabras en textos impresos. El lengua-

je es el recurso que hace posible la comunicación, sus bases son fisiológicas y

psíquicas y nos otorga la oportunidad de crear conceptos, así como poder se-

leccionarnos y combinarlos entre ellos.

Existen diferentes tipos de lenguajes pero el lenguaje oral y el escrito suelen

ubicarse como los principales debido a su trascendencia en la generación y

transmisión de la cultura. El lenguaje oral se manifiesta en el habla, es el pri-

mer modo en el que establecemos contacto con otros –también se le llama

lenguaje natural- y utiliza los sonidos como soporte material de su expresión.

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 La escritura o lenguaje escrito, por su parte, se conforma por la articulación de

letras para formar palabras y éstas a su vez reunidas para crear sentido. Im-

plica la responsabilidad de acercarnos al pensamiento e historia de otras per-

sonas y culturas, así como el poder dejar registro de nuestras propias ideas o

sentimientos.

Formando parte del lenguaje escrito encontramos al lenguaje literario, el cual

implica la utilización de recursos gramaticales para crear modos distintos de

sentido como la poesía, la novela o el cuento y al lenguaje técnico o científico,

cuyos rasgos dependen de las disciplinas de estudio que crean definiciones

adecuadas a los fines de su comunidad o público específico (por ejemplo la físi-

ca, la administración o la historia).

Por otro lado, el lenguaje no verbal o gestual implica todo sistema organizado

en base a gestos o signos corporales empleados para comunicar más allá del

acto del habla (por ejemplo la postura del cuerpo, el comportamiento táctil, la

proxemia -relación que tenemos con el espacio en el sentido de las señales- y

la kinestesia –percepción del equilibrio y de las partes del cuerpo-).

A manera de colofón, enlistemos los elementos básicos de todo proceso de

comunicación:

1) Emisor: Sujeto que construye un mensaje destinado a alguien especí-

fico.

2) Receptor: Sujeto al que está dirigido o destinado el mensaje.

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 3) Mensaje: Contenido de lo que se está expresando.

4) Código: Medio a través del cual se construye el mensaje que puede

ser (o no) verbal.

5) Codificación: Transformación del contenido a un código, es decir, a un

conjunto de signos en común, por ejemplo el idioma español, el inglés o el ita-

liano.

6) Decodificación: Acción combinatoria por parte del receptor para gene-

rar sentido (generalmente ante un mensaje se generan varios sentidos).

7) Canal: Soporte material (sonoro, escrito, táctil, visual) elegido por el

emisor para enviar su mensaje.

8) Referente: Tema del mensaje, todo aquello a lo que se encuentra vin-

culado.

9) Barrera o ruido: Todo elemento que dificulta o detiene el círculo co-

municativo, por ejemplo el ruido físico, el ruido semántico u otros distractores

en el espacio.

10) Respuesta, feedback o retroalimentación: Reacción por parte del re-

ceptor ante el mensaje.

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 Referencias bibliográficas

Fiske, J. (1984). Introducción al estudio de la comunicación. Nueva visión:

Buenos Aires.

Serrano, M. (2007). Teoría de la comunicación. McGraw Hill: Madrid.

Carrascosa, J. (1999). Información/comunicación. Arcadia: Madrid.

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