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La educación artística en el desarrollo integral del alumno.

En el presente ensayo trata de evidenciar como la educación artística influye de


manera indispensable en las diferentes aéreas del conocimiento, ya que en ella
están implícitas competencias propias de la asignatura, que de igual manera
forman parte de la curricular escolar en la que el alumno se desenvuelve, a su vez
busca la movilización de saberes, poniendo en práctica los aprendizajes y
habilidades desarrolladas a través de los diferentes lenguajes de las artes, tanto
dentro como fuera de la institución.

Para lograr una comprensión del panorama actual de la educación artística desde
un punto de vista holístico, puede resultar a menudo un tema controvertido. Platón
consideró peligrosa la educación de las artes para los fundamentos de la
sociedad; esto se debe a los valores y a las prioridades propias de cada cultura,
las cuales varían según los intereses y costumbres, tanto políticas como
culturales; esto discierne fácilmente con la organización de la educación artística
en las aulas.

Por consecuente las políticas que se implementadas para la organización de la


educación artística en cualquier plano global, influye de manera directa en el
ámbito social así también como cognitivo; como se ha evidenciado en diferentes
culturas a lo largo de la historia, la educación artística es un factor de cambio y
conciencia en toda vida en sociedad.

Lo anterior hace alusión al contexto como factor primordial del proceso cultural
artístico, haciendo énfasis de cómo se desarrolla el hombre dentro del curso de la
vida. En efecto el propio Charles Darwin (1877) considero el desarrollo humano
separando a cada individuo en sociedad en el curso de su crecimiento social,
emocional, físico y mental.

Ahora bien, comprendiendo un contexto global de la educación artística, es


necesario comprender al individuo desarrollado, un ser capaz de tener un
pensamiento lógico racional, el cual adquiere estas competencias de manera
gradual a lo largo de su trayecto formativo (Gardner, 1994). Competencia
enmarcada en los planes y programas de estudio en la actualidad.

Desde un punto de vista cognitivo, el desarrollo de la competencia artística cultural


ofrece la oportunidad de resolver problemas de manera creativa y genera
posibilidades para actuar ante las demandas que una sociedad actual exige. En su
estudio del lenguaje del arte (1968) Goodman sostiene que el ser humano al
utilizar diferentes sistemas de simbología para expresarse y el uso de diferentes
perfiles de habilidades, tiene consecuencias educativas en el arte y asimismo
también en otras disciplinas. Dicho de manera más sencilla el individuo puede
generar un desarrollo crítico racional como el que se manifiesta en las
matemáticas y las diferentes asignaturas que forman parte de su trayecto
formativo.

''Cuando se considera que las artes y la ciencia implican operaciones


-inventar, aplicar, leer, transformar, manipular- con sistemas
simbólicos que se adecuan y divergen de un determinado modo
específico, quizá podemos emprender una investigación psicológica
directa sobre el modo en que las habilidades pertinentes se inhiben o
se intensifican unas a otras; y su resultado podría conducir a cambios
en la tecnología educativa'' (Goodman, 1968, p. 265).

Ahora bien, visualizado el lenguaje artístico como un símbolo, el cual, al igual que
otros símbolos utilizados en las diferentes asignaturas que conforman la malla
curricular de la Educación Básica, cumple con la misma función que estas, la cual
es comunicar. Sin embargo, esta simbología utilizada cumple con algunas
características propias de este lenguaje, a diferencia de la simbología utilizada en
otras asignaturas, la simbología artística, de acuerdo con Goodman (1968), ningún
sistema de símbolos es inherentemente artístico o no artístico, esto quiere decir
que, los sistemas de símbolos de movilizan con finalidades artísticas cuando los
individuos explotan este sistema en función de determinados fines.
Enfocándose a un campo de conocimiento humanos y no solo al desarrollo de
competencias específicas, es necesario aprender a identificar e interpretar dicha
simbología, al mismo tiempo que se aprende a manipular diversas formas
simbólicas, esto lleva al niño a la adquisición de habilidades, actitudes y valores
que son únicamente propios de este lenguaje. Para ello es necesario tomar un
punto de partida, para comenzar con la alfabetización artística y a su vez conocer
las formas estéticas de simbolización y expresión.

Waisburd (1999) sostiene que se han observado niños entre 7 y 8 años de edad,
quienes se encuentran en un estadio operativo, necesitan crear su mundo y
contemplarlo recreado en sus trabajos. Ellos aún no tienen la facilidad esto los
frustra y en consecuencia, rechazan el arte.

A esta etapa se le conoce como crisis del arte y se caracteriza por la diversidad
de cambios y cuestionamientos. Asimismo, Vigotskii (1994) reafirma que los niños
de 8 a 9 años dan por concluido su afición al dibujo si no tuvieron bases del dibujo
en su momento crucial de la infancia.

Por lo tanto, el docente debe tener en cuenta esta situación y a su vez el contexto.
Y es necesario proponer la construcción de retos sin perfección, que permitan
superar suavemente esta crisis, y que no termine en frustración. Si esta transición
se logra en los niños, no se retiran de la práctica del arte.
Comprendido lo anterior, conviene ver la educación artística, como un agente de
cambio y de mejora, que utiliza el lenguaje para expresarse, así como también
saber interpretar y analizar cada uno de ellos discriminando las competencias
individuales de cada alumno. Ya que es evidente la importancia que ella, partiendo
desde una simbología y a su vez del contexto histórico y cultural que rodea al
alumno.

El impacto del desarrollo de estas competencias artísticas, puestas en práctica en


las diferentes situaciones o momentos de la vida en las que el alumno necesitaba
tomar diferentes decisiones, da por consecuencia la resolución de problema de
forma creativa, así como también responder a retos que forman parte de su
trayecto formativo, tanto dentro como fuera de la escuela. Asimismo, la capacidad
de expresar ideas, sentimientos por medios de los códigos presentes que tiene el
lenguaje artístico para ofrecer.

‘’Contra esta información de fondo se deben formular las políticas en


educación artística. De modo consecuente con los valores a los que se
adhiere una cultura, debería ser posible idear programas de estudio que
sean, desde un punto de vista del desarrollo, apropiados y que se ocupen
las diferencias significativas que se dan entre los individuos’’ (Gardner,
1996. P.6).

Sin lugar a dudas este es un área de conocimiento en donde se debe incursionar


al emprender futuros estudios en el área de la expresión y creatividad artística,
buscando determinar cuáles son las repercusiones en la vida diaria del niño,
asimismo es necesario no desatender esta práctica, concluyendo su trayecto
artístico y cultural formativo de la Educación Básica con éxito.
Gardner, H. (1994). Educación Artística y desarrollo humano. Barcelona: Paidos.

Goodman, N. (1968). Lenguajes del arte. Indianápolis: Bobbs-Merrill.

Vigotskii L. (1996). La imaginación y el arte en la infancia. España: Akal.

Waisburd, G. y Sefchowich, G. (1993). Expresión plástica y creatividad, guía


didáctica para maestros. México: Trillas.

Darwin, C. (1877). Biografia de un bosquejo en la infancia mind 2.

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