Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Para lograr una comprensión del panorama actual de la educación artística desde
un punto de vista holístico, puede resultar a menudo un tema controvertido. Platón
consideró peligrosa la educación de las artes para los fundamentos de la
sociedad; esto se debe a los valores y a las prioridades propias de cada cultura,
las cuales varían según los intereses y costumbres, tanto políticas como
culturales; esto discierne fácilmente con la organización de la educación artística
en las aulas.
Lo anterior hace alusión al contexto como factor primordial del proceso cultural
artístico, haciendo énfasis de cómo se desarrolla el hombre dentro del curso de la
vida. En efecto el propio Charles Darwin (1877) considero el desarrollo humano
separando a cada individuo en sociedad en el curso de su crecimiento social,
emocional, físico y mental.
Ahora bien, visualizado el lenguaje artístico como un símbolo, el cual, al igual que
otros símbolos utilizados en las diferentes asignaturas que conforman la malla
curricular de la Educación Básica, cumple con la misma función que estas, la cual
es comunicar. Sin embargo, esta simbología utilizada cumple con algunas
características propias de este lenguaje, a diferencia de la simbología utilizada en
otras asignaturas, la simbología artística, de acuerdo con Goodman (1968), ningún
sistema de símbolos es inherentemente artístico o no artístico, esto quiere decir
que, los sistemas de símbolos de movilizan con finalidades artísticas cuando los
individuos explotan este sistema en función de determinados fines.
Enfocándose a un campo de conocimiento humanos y no solo al desarrollo de
competencias específicas, es necesario aprender a identificar e interpretar dicha
simbología, al mismo tiempo que se aprende a manipular diversas formas
simbólicas, esto lleva al niño a la adquisición de habilidades, actitudes y valores
que son únicamente propios de este lenguaje. Para ello es necesario tomar un
punto de partida, para comenzar con la alfabetización artística y a su vez conocer
las formas estéticas de simbolización y expresión.
Waisburd (1999) sostiene que se han observado niños entre 7 y 8 años de edad,
quienes se encuentran en un estadio operativo, necesitan crear su mundo y
contemplarlo recreado en sus trabajos. Ellos aún no tienen la facilidad esto los
frustra y en consecuencia, rechazan el arte.
A esta etapa se le conoce como crisis del arte y se caracteriza por la diversidad
de cambios y cuestionamientos. Asimismo, Vigotskii (1994) reafirma que los niños
de 8 a 9 años dan por concluido su afición al dibujo si no tuvieron bases del dibujo
en su momento crucial de la infancia.
Por lo tanto, el docente debe tener en cuenta esta situación y a su vez el contexto.
Y es necesario proponer la construcción de retos sin perfección, que permitan
superar suavemente esta crisis, y que no termine en frustración. Si esta transición
se logra en los niños, no se retiran de la práctica del arte.
Comprendido lo anterior, conviene ver la educación artística, como un agente de
cambio y de mejora, que utiliza el lenguaje para expresarse, así como también
saber interpretar y analizar cada uno de ellos discriminando las competencias
individuales de cada alumno. Ya que es evidente la importancia que ella, partiendo
desde una simbología y a su vez del contexto histórico y cultural que rodea al
alumno.