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CONCEPCIONES SOBRE DOCENCIA UNIVERSITARIA.

Reflexiones en voz alta sobre la Docencia Universitaria


Dr. Gonzalo Anaya Santos*

RESUMEN:
En estas reflexiones, el Dr. Anaya expresa el significado de la docencia
universitaria como profesionalidad. Habla de la relación con los otros,
estudiantes y profesores, del proyecto docente y la evaluación y enfatiza que
‘‘enseñando aprendemos’’.

SUMMARY:
In these reflections, Dr. Anaya summarizes the significance of university
teaching in one word: professionalism. He talks about the relationship with
others, students and teachers, about the educational project and evaluation,
and emphatizes that ‘‘while teaching we learn’’.

¿Cómo es la relación con el otro?

El significado de la DOCENCIA UNIVERSITARIA en realidad se podría resumir


en una palabra: la profesionalidad. Un buen docente universitario es un gran
profesional. Eso tiene un sentido especialmente relevante. ¿En qué consiste
entonces? Con una palabra quiere decirlo todo, pero, me parece que eso de
que la profesionalidad es, por un lado la eficacia, y por otro la eficiencia, no
acaba de aclarar el núcleo fundamental de una buena docencia. El núcleo
fundamental habría que incluirlo en otro sitio que sería: ¿Cómo es la relación
con el otro? Hay docentes para quienes el otro le induce un tipo de relación y
hay otras personas a quienes la relación con el otro no les indica una relación
sino que les obliga más al tipo de relación, quiere decir que tenemos que
relacionarnos con alguien muy distinto, muy distinto por la edad, la etnia y la
cultura, y entonces alguien dice: “este por su etnia y su cultura y necesidades
con esto tienen bastante”. Ante una etnia que él considera alejada, muy
separada y distinta, o una persona que sabe mucho, que se está comparando
con una persona que está aprendiendo algo muy elemental. Entonces, hay
modos de decir: “bueno, lo que yo tengo que hacer con este por la distancia
que hay entre él y yo es solamente esto”, y así reduce la relación, o por el
contrario se plantea una descripción y una relación mucho más amplia, mucho
más rica. ¿Por qué? porque lo considera muy afín, muy igual.

Quiero decir que ¿cuál es la actitud que tenemos nosotros los docentes
universitarios ante el otro? Esta actitud: tú me preguntas a mí y tú eres una
doctoranda y yo soy un doctor, la relación entre un doctor y una doctoranda es
una relación que a mí me exige cuando se me pregunta, por esa relación
contigo se me exige mucho, desde el punto de vista de mi saber, de mi
formación, de mi sabiduría, sabiduría como la vieja, la antigua experiencia que
uno tiene de años, eso sería la sabiduría. Sabiduría no es cuánto sabe, sino
simplemente qué tipo de saber ha llegado a ocuparme, a preocuparme, para
que esté a tono con todo su pasado, con toda su experiencia, con todo su
saber. Esto es un poco cuando la sabiduría se pone en tela de juicio en un
juego; entre tú y yo hay una relación de sabiduría, tú preguntas como una
doctoranda y me preguntas a mí como un ser eminente, entonces mi tipo de
relación, no puede ser cualquier cosa a despachar con premura, con prisa, o
con superficialidad, sino que está en cuestión algo mucho más, es un diálogo,
entre dos doctores uno que aspira y otro que ya lleva muchos años, entonces
la radicalidad de esta relación me exige a mi mucho más que lo que pudiera
exigirme otra persona que simplemente hace el curso conmigo y me pregunta
por: ¿Cómo ve usted a la profesión?

Entre los alumnos del curso actual de doctorado hay uno de matemáticas que a
lo largo del curso ha preguntado muchas cosas, muy distintas a lo que puede
ser la pregunta tuya, porque aquí es: ¿Qué es la educación para un doctor o
doctorando que se mueve en el mundo universitario?, ¿Qué es para alguien
que tiene muchos años de servicio? y ¿Qué es para alguien que quiere
aprovecharse de esa experiencia? Habría que hablar de la radicalidad o de la
raíz que se plantea o que está en evidencia en esta cuestión. Entonces, yo no
puedo dar una contestación académica, la profesionalidad, una profesionalidad
que es más valiosa cuando tiende a la dignidad de la persona, no cuando
tiende a que aprenda esto o lo otro, sino a la dignidad de la persona. Lo
contrario de la dignidad que es la máxima elevación de la persona, es la
barbarie, los dos términos dignidad y barbarie no me los he inventado yo. La
barbarie es lo que la escuela de Frankfurt dice qué hemos hecho los alemanes
con este genocidio, someter a los judíos o a los deficientes, que los esterilizan
para que no tengan hijos, o a los gitanos que los persiguen, es decir la
exaltación de la raza aria, ¿Qué hemos hecho? Un verdadero genocidio,
eliminar al distinto. La cultura ha llegado a su grado más negativo que es la
barbarie, lo contrario de la barbarie sería la dignidad y la dignidad es que
reconozco este otro que está ante mí en la enseñanza o en una relación
médica, de enfermo – médico, o en una relación de elevación de la religión por
lo sagrado, un sacerdote. La diferencia entre estos tres tipos de relación es
que la del sacerdote y la del médico son relaciones puntuales, la del docente es
una relación procesal, es un proceso. Hemos empezado con el niño desde los
cuatro años o lo tenemos durante este curso, es decir no es una relación de
accidente, de: “póngase usted esta pomada y váyase” y hemos terminado la
relación, puede que se complique, pero la relación del médico es una relación
puntual de ayuda al ser humano que tiene una enfermedad o una lesión.

La relación del docente es que es un curso o es toda una carrera o es toda una
asignatura, es una relación larga, procesal, pero además no solamente
procesal sino que tiene otro carácter porque la relación del médico y el enfermo
o del sacerdote y el feligrés es que este le cuenta sus pecados y el otro en
virtud de una tal... le absuelve y le dice: “vete...”, le separa de sus pecados, le
desliga de sus pecados, es como si él acudiese allí, por simbolizarlo como los
penados que llevan una bola con una cadena arrastrando, lo que va a hacer el
sacerdote es cortar aquella cadena, y dejarle libre, esa es la absolución,
disolver el pecado. Pero la del enseñante es que lo que aprende hoy va a
tener influencia mañana, pasado y tal ... hasta el fin del curso, hasta el fin de la
carrera, hasta el fin de la licenciatura, hasta del doctorado, es decir no es una
relación momentánea, esporádica y circunstancial, sino que es larga, continua,
permanente y es todo un proceso. Entonces ya el tipo de enseñanza nos
obliga a considerar de una manera diferente la relación con el otro, no es
despacharle sino estar comprometido con él.

¿Con qué nos comprometemos en la enseñanza?

Con el otro de una manera en donde se exige una implicación muy fuerte
porque es en qué medida este aprende y tu tarea que es enseñar para que
este aprenda. Porque para algunos la tarea docente no es enseñar para que
este aprenda, es a ver lo que aprendéis para que yo os califique, “estudiad
mañana la lección 17 que os la voy a preguntar”, es decir, él no está
comprometido a enseñar para que este aprenda, les impone una tarea que él
va a calificar, pero su aprendizaje no depende de él, él lo que va a decir es: “no
te enteras, si que te enteras, no has trabajado, si que has trabajado, eres
aplicado, no eres aplicado”, pero él no se ha implicado en esto; pero cuando
nosotros concebimos la enseñanza como un enseñar para que este aprenda,
entonces este no aprende y si yo estoy implicado en esta proposición nuclear
yo no puedo decir: “claro no aprende, no trabaja, no sabe, no se motiva, su
padre no se esfuerza, no hace, no hace, no hace”. Yo no estoy implicado en
esa relación, cuando yo estoy implicado es pues si ese no aprende, en parte
depende de mi porque en el aprendizaje si yo enseño para que él aprenda, ese
aprendizaje está condicionado por mi enseñanza, entonces yo no puedo decir:
“a mi no me interesa porque este no es aplicado, no trabaja, no se esfuerza, no
aprende”.

Entonces ¿qué estoy haciendo yo si no aprende?, ¿qué es lo que yo enseño si


este no aprende? Indudablemente yo no enseño, entonces yo me siento
implicado, es un modo de sentirme implicado. Pero además esta implicación
no es inocente, no es superficial, no es ingenua, no es trivial. Decía Horacio
”enseñando aprendemos” entonces yo sé que cuando yo estoy enseñando
para que este aprenda, si yo me esfuerzo en enseñarle para que este aprenda
y su aprendizaje depende de mi en buena parte, hombre si no atiende... si no
atiende también depende de mi, porque yo no soy capaz de llevarle al tema,
que me atienda; entonces, hay un tema claro que yo nunca puedo decir no
depende de mi, ahora, en ¿qué medida yo estoy implicado? Eso es una
contestación que debo dar yo. Yo estoy implicado de tal forma que yo también
voy a aprender con él, pero, hombre, usted no aprende con él, usted lo sabe
todo, si yo sé muchas cosas pero cuando este aprende, yo tengo que aprender,
de qué manera enseño yo a este sujeto, yo no sé todo sobre el aprender, yo
tengo que encontrar la manera de enseñarle para que él aprenda, y entonces
yo también estoy aprendiendo. No el libro, que ya me lo sé y más que el libro
yo estoy aprendiendo a enseñar, yo tengo un saber y eso no tengo que
aprenderlo, lo que tengo que aprender es cómo enseño yo este saber para que
este aprenda y eso es lo que tengo que enseñar y en eso cuando decía
Horacio “enseñando aprendemos” enseñando es un gerundio que quiere decir
simultaneidad, la simultaneidad es que una acción se realiza conjuntamente
con la otra, si yo ahora mientras hablo estoy aplaudiendo eso es un gerundio,
pero si yo aplaudo cuando termino de hablar eso es que he aplaudido, una
acción pasada. Entonces que es lo que pasa cuando decimos que enseñando
aprendemos, hombre usted no tiene que aprender lo que ya sabe, no, no, claro
eso no, supongamos que yo tengo que enseñar la raíz cuadrada a un chico, yo
no tengo que aprender la raíz cuadrada, lo que yo tengo que aprender es cómo
me comunico para que este individuo aprenda la raíz cuadrada y entonces yo
tengo que aprender que hay caminos, modos de entrar que no valen y otros
que sí necesariamente. Exactamente es lo que ha pasado en la relación entre
tú y yo. Tu has entrado a decir: “¿Qué es para usted enseñar?” y yo estoy
contestando de una manera donde tú estás implicada, pero yo también estoy
aprendiendo qué es lo que yo hago cuando enseño y estos aprenden y contigo
de una manera, ¿por qué? porque eres una doctoranda, pero si tú no fueras
una doctoranda y yo tuviera que explicar esto a otras personas, por ejemplo, el
día 23 aquí va a haber en este campus de sociales una serie de conferencias,
yo soy el que abre las conferencias, sobre la relación intergeneracional de los
docentes, entonces, han dicho: “tú que eres el mayor di a estos qué es la
relación intergeneracional, cómo te relacionas tu mayor con estos menores” y
entonces, claro, yo voy a hablar de eso de otra manera, de lo que estoy
hablando ahora porque la pregunta tuya es: “¿En qué consiste la docencia
para ti que ya tienes muchos años de docencia, y no tanto los muchos años
sino por las preocupaciones constantes de entendernos y entenderte?”. Eso es
lo importante. Entonces yo en la relación intergeneracional tengo que decir
unas cosas distintas de las que estoy hablando contigo porque tu pregunta es
poco más o menos la educación entre un doctor y una doctoranda y esos otros
preguntan qué es para ti la educación en una relación intergeneracional.

Es completamente distinto porque entre tú y yo no hay enfrentamientos de


competencia, como hay entre un joven enseñante y yo a quien yo le digo mejor
podrías hacer esto y lo otro, el me mirará entrado a decir: “¿Qué es para usted
enseñar?” y yo estoy contestando de una manera donde tú estás implicada,
pero yo también estoy aprendiendo qué es lo que yo hago cuando enseño y
estos aprenden y contigo de una manera, ¿por qué? porque eres una
doctoranda, pero si tú no fueras una doctoranda y yo tuviera que explicar esto a
otras personas, por ejemplo, el día 23 aquí va a haber en este campus de
sociales una serie de conferencias, yo soy el que abre las conferencias, sobre
la relación intergeneracional de los docentes, entonces, han dicho: “tú que
eres el mayor di a estos qué es la relación intergeneracional, cómo te
relacionas tu mayor con estos menores” y entonces, claro, yo voy a hablar de
eso de otra manera, de lo que estoy hablando ahora porque la pregunta tuya
es: “¿En qué consiste la docencia para ti que ya tienes muchos años de
docencia, y no tanto los muchos años sino por las preocupaciones constantes
de entendernos y entenderte?”. Eso es lo importante. Entonces yo en la
relación intergeneracional tengo que decir unas cosas distintas de las que
estoy hablando contigo porque tu pregunta es poco más o menos la educación
entre un doctor y una doctoranda y esos otros preguntan qué es para ti la
educación en una relación intergeneracional.
Es completamente distinto porque entre tú y yo no hay enfrentamientos de
competencia, como hay entre un joven enseñante y yo a quien yo le digo mejor
podrías hacer esto y lo otro, el me mirará y dirá: “haré lo que me de la gana”,
¿en qué medida va a hacer caso de lo que yo le diga? Tú si que vas a hacer
caso de lo que yo te diga, porque la relación entre doctorando y doctorado es
aprender qué es enseñar, qué es enseñar para que el otro aprenda, porque
decir qué es enseñar y nada más decir qué es la docencia, qué es la
enseñanza es no decir nada bueno, es algo que se puede decir, es la
profesionalidad.

¿Cómo es la relación cuando el otro es un colega?

La relación con el colega mayor se reconoce como valiosa y ocurren cosas


como: “tú permites Gonzalo, que yo asista a tus clases” y el día que no ha
asistido ha venido a darme explicaciones y yo le he dicho: “no por favor,
explicaciones no”. “Si, es que quiero que sepas que no he podido venir, que
me hubiera gustado no faltar”. En cambio otros le han dicho: “no, no, que vas a
venir a mi clase, si es una clase que no...” parece que sólo yo admito visitantes
en mi clase. Lo que indica que cuando una persona se dirige a otro, y quiere
oírle en clase dirigirse a los alumnos, es que quiere aprender, pero cuando uno
le dice a un compañero, “no hombre, para qué vas a ir?” Cuando yo hice el
doctorado y era un catedrático de Filosofía en Santiago de Compostela y tuve
que asistir a algunas clases, a muy pocas personas les gustaba, “no hombre,
para que vas a ir a mi clase.. no”, “si estoy interesado en oírte y aprender, si
me he matriculado”, “no, si yo te doy a ti la venia, y no tienes que venir”, era un
buen docente ese que insistía en que yo no fuera a su clase, explicaba la
arquitectura moderna que era muy interesante, pero no quería por ningún
motivo que yo fuera a su clase.

¿En qué medida admitimos a otro sensor con nosotros?, ¿en qué medida?, hay
un viejo refrán castellano que dice que “no hay peor cuña que la de la misma
madera”. Es decir, que si queremos partir un cerezo debemos meter una cuña
que sea de cerezo, que ese es el que mejor va a romper y a abrir el cerezo y
eso quiere decir, simplemente, que la relación entre profesores y profesores,
donde está en tela de juicio, donde se discute sobre la competencia, la
profesionalidad, la capacidad, lo qué hace éste en clase, eso es muy
importante. Aunque al preguntarse qué se puede aprender de alguien que
lleva años en la docencia, alguien dirá: “yo nada, porque yo tengo un modo
especial, yo no tengo necesidad, además lo que hace fulano a mi no me gusta
porque en realidad él pretende tal cosa y a mi no me interesa”. En la actualidad
hay un docente que ha sido puesto como ejemplo por los alumnos en el sentido
negativo, porque se pasa la clase entera dictando y los alumnos escriben,
escriben y escriben sin parar, cómo es posible que este profesor que tiene tres
horas a la semana, la hora no sea más que explicar todo su saber a esta gente,
y que los ponga a escribir... ese es un caso real; y también ha habido otros
casos extremos. Una profesora que dictaba y cuando alguien le ha dicho
“profesora por qué no nos da los papeles nosotros los fotocopiamos” ella ha
dicho “no, a mi me pagan por dictarles”, y los alumnos en vista de que aquella
ciudadana era así, de esa pasta, entonces uno decía: “escribe tu la primera
media hora y yo la segunda” y luego se intercambiaban, pero otros escribían
todo el tiempo. A esa profesora la relación con el otro “profesor” no le
afectaba. El otro día, con ocasión de darme la medalla al mérito del trabajo,
me ha visitado una periodista que tenía puesta la grabadora pero que ha
escrito durante dos horas sin parar, yo no me explico, dudo que se haya
enterado de lo que escribía, porque a pesar de que yo hablo bastante claro y
lento, supongo que muchas veces digo frases completas seguidas. Yo le he
dicho: “cuando tenga que hacer la revisión me puede llamar por teléfono y no
me importa repetir algunas cosas que no estén claras”. Qué es lo que pasa
cuando una persona escribe y escribe? pues si no ve al otro, si no entiende al
otro, si no escucha al otro, no sé de qué se entera, puede que sea muy veloz
escribiendo pero va a tener muchas dificultades para entender al otro, porque
entender al otro es más fácil oyéndolo y viendo sus gestos y su expresión, oral,
gestual, la que sea, mucho más que tener cuatro o cinco frases que pueden
expresar mucho, pero me parece que en función de lo que conoce a la persona
puede entender mejor el texto, que no tratar de entender a la persona a través
del texto.

Entonces allí hay un fenómeno, ¿qué espera un profesor joven de un profesor


mayor?, pues hay indudablemente unas relaciones de amor y de odio, yo no
podría decir en qué sentido de amor y en qué sentido de odio, de odio en
cuanto es una relación de competencia, tiene una categoría, trabaja menos
horas, cobra más dinero, además exige determinadas cosas a sus
compañeros, tiene una superioridad manifiesta cuando habla, es decir, todo
ese sistema de distanciamiento por la edad, o por el contrario hay otra relación.
A mi me han escogido estos posiblemente porque yo no tengo esas relaciones
de competencia con los otros, generalmente me ayudan y se acercan a mí con
una cierta afectividad y otros no, a veces por el hecho de que yo no esté en la
facultad de Pedagogía hay unas relaciones que pueden parecer de enemistad,
aunque yo no las tengo como de enemistad, lo que si quiero es tener unas
relaciones más cordiales, ser más cordial con el otro, entenderme más con las
personas y no estoy por encima de, sino que estoy a su nivel y tengo una
relación humana enriquecedora para él y para mí, y para mí esto es importante.
Entonces las relaciones de enemistad y competencia me estorban porque yo
no puedo entender que mi relación con el otro sea una relación enturbiada,
oscurecida por sentimientos contradictorios, nefastos, que van a perjudicar la
relación, me parece mucho mejor cuando tú me dices: “¿podríamos hablar?” y
yo diré que: “sí”, no decir no, no, porque este modo de rechazar el
acercamiento es también lo que puede marcar a los compañeros.

Ah! entonces no sé cuál es la relación intergeneracional, entonces yo podría


decir que conmigo la relación intergeneracional puede ser fluida, interesante,
porque yo me presto a explicar esto. Pero alguien que de antemano no me
tiene simpatía por muchas razones, bueno yo como sé cómo es esa persona,
procuro evitarla, no tener conflicto con ella, pero es importante. ¿Cómo es
entonces esta relación en que alguien tiene que enriquecerse con el otro y
rechaza simplemente este enriquecimiento? ¿Por qué?, porque hay unos
sentimientos personales, porque tenemos la misma profesión, porque
enseñamos en el mismo sitio, porque dependemos de una autoridad común,
porque en el conjunto de relaciones yo tengo con el cabo de los años un relieve
académico que el otro no tiene, que para mi no es importante para
relacionarme con las personas, pero para él lo es todo, y no solamente este
relieve que cualquiera reconoce, él no está dispuesto a reconocer, ¿por
qué? porque ha habido etapas en su vida donde él me ha pedido cosas que yo
no he podido conceder, y entonces esto en lugar de ser un motivo de entender
al otro, se convierte en un motivo de odiar al otro.

Entonces, cómo explicar la relación intergeneracional, yo diría francamente que


alguien cuando enseña aprende, y cada día es mejor enseñante y entiende
esta relación humana como una aproximación, comunicación cordial,
cordialidad que puede facilitar esa relación y que esto es un modo de ser mejor,
de enseñar mejor; y luego, pues eso otro, que enseñando, aprendemos, ¿por
qué? pues por la relación, la relación es gratificante, para mí es grato que
alguien me pregunte: ¿qué es para tí la enseñanza? en el fondo hay más que
esa pregunta, es una relación de una persona doctoranda con un doctor,
entonces espera enterarse, espera aprender, no viene con ánimo crítico, ni con
ánimo demoledor de lo que yo diga sino al contrario de entender y ver que
clase de persona docente es este que habla de todas esas cosas. ¡Hombre!
hay puntos muy importantes, que yo diría.. que el otro es igual que yo aunque
distinto, también es importante porque entonces tengo que ver de qué manera
el otro qué tiene, cuando aprende respecto a mi, una cierta menesterosidad,
unos vacíos, unas necesidades que tiene que cubrir, y que conmigo las puede
satisfacer. Hay un conjunto de cosas que cuando entendemos que esto es así
y que tiende hacia una dignidad, que no solamente él se engrandece, yo
también me engrandezco y que este tipo de acciones como la enseñanza, más
que el ejercicio de las armas de quien Alfredo decía “La grandeza es
servidumbre de las armas”, yo hablo de la grandeza, es servidumbre de la
enseñanza, cuando una parbulista que tiene 28 años atiende a una pequeñaja
de cuatro años en sus necesidades, ahí hay una acción valiosa, la verdad es
que la enseñanza mirada en su grado superior, la universidad, es importante;
pero un catedrático universitario ante un discípulo tiene que hacer poco
esfuerzo para dar a conocer y entender lo que tiene en la cabeza, la distancia
de maduro a maduro, de inteligencia a inteligencia, de necesidad a necesidad,
es cuestión de comunicación, y la diferencia va a ser muy reducida. Pero entre
una persona de 28 años y la pequeñaja, el acercarse a otro para ayudarle tiene
otro sentido, aunque en la relación de universitarios se esté manejando lo
último de la ciencia, en la segunda relación que es un hecho humilde hay una
grandeza, el reconocimiento del otro como distinto de edad y de necesidades,
pero en esa servidumbre hay una grandeza que no hay en ninguna otra
relación.

El proyecto docente

Cuando alguien ha tenido que hacer un trabajo que yo tengo que juzgar y me
ha dicho: “hombre! estoy haciendo un trabajo que me gustaría que me
ayudaras” y lo he hecho con mucho gusto, pero hay quien ha creído que yo no
le puedo ayudar en nada y alguien muy bien preparado ha dicho: “yo esto lo
haría de tres maneras, una, dos, tres, que lástima que cuando nos pusimos a
hacer este trabajo no hayamos hablado contigo”, es un proyecto de profesor, y
yo he dicho me ajustaría a un esquema que es antiguo pero valioso: primero,
la asignatura que yo voy a enseñar qué tipo de saber es?, ¿qué clase de
asignatura es?, porque no es lo mismo decir que voy a enseñar Psicología, que
voy a enseñar Sociología, ¿qué clase de asignatura es?, mientras no diga qué
clase de asignatura es, como voy a decir mi proyecto docente es este, primero
debo saber cómo es la asignatura y da la casualidad que la Sociología no es
una asignatura que diga el conocimiento de la sociedad, bueno eso puede valer
para decirle a cualquiera, pero realmente a uno que tiene que hacer una
enseñanza sobre la Sociología, habrá que decir algo más que el conocimiento
de la sociedad y sus instituciones, sus objetos y sus procesos, eso será
importante, en qué instituciones pues la familia, el matrimonio, la enseñanza, el
ejército, la economía son instituciones, la sociedad se estudia en sus
instituciones, pero además cuál es la concepción de la sociedad que tenía
Aristóteles o que tenía Marx o que tenía Hobbes, Leviatán “el hombre es lobo
para el hombre y la sociedad anula todos los poderes particulares...” menuda
diferencia de la concepción social de estos cuatro citados y los fenómenos
sociales que están ocurriendo... que vamos a... vamos a hacer un cuestionario
para... y lo que tu estás haciendo consultar a unos y otros que piensa de...

Se puede ver entonces primero, qué es para usted la asignatura, qué es la


Sociología, yo no quiero ofender a nadie pero estoy seguro que hay profesores
que no empiezan diciendo cuál es el objeto de la Sociología, hablan de la
Sociología que ellos conocen pero no se han planteado una visión total del
saber sociológico y sus relaciones con la Psicología que son muy importantes,
y sus relaciones con la Historia que son muy importantes, porque ha habido un
devenir que explica cómo ha llegado a ser la sociedad, lo que es hasta hoy;
entonces todo ese proceso histórico no le viene mal a la sociología para
conocer y por otra parte cuáles son las presiones sociales que actúan sobre la
Sociología, pues el poder por ejemplo, la economía, son presiones sociales que
determinan la Sociología como determinan la enseñanza, como determinan los
saberes. Entonces de la asignatura que tú vas a enseñar ¿cuál es el objeto?,
un objeto triple o variado, ¿qué relaciones tiene con otros saberes? eso debes
saberlo, esa es una parte. Luego otra parte es que voy a hacer en clase con
los alumnos, les voy a dar lecciones magistrales, cada cierto tiempo van a
rendir, explicar lo que ellos están aprendiendo, las dificultades que tienen, qué
hago yo en clase con los alumnos, alguien dirá: “pues señor, dictarles mis
apuntes, nada más eso es lo que voy a hacer, esa es mi sabiduría” y alguien
dirá: “pues yo voy a dividir la clase por grupos y voy a exigir que nos ocupemos
de un tema y una lectura y a ver los grupos, no sé que es lo que va a hacer el
alumno en clase y que tipo de programa voy a publicar, para decir esto es lo
que vamos a estudiar, lo que yo voy a explicar al desarrollar lo que ellos van a
estudiar, ellos van a encontrar el libro, en fin...” y entonces podré hacer una
memoria con estas tres cosas: cuál es la asignatura, qué voy a hacer yo
para enseñarla y eso cómo se concreta en un programa que tienen los
alumnos. Mientras no expliquemos estas tres partes, mi trabajo y mi
intervención en cada una de ellas, me parece que yo no voy a poder decir que
soy un profesor de Sociología, así de claro. ¿Cuál es el objeto?, ¿cuál es la
enseñanza? y ¿cuál es el programa?, son tres modos concretos de conocer
una asignatura.

La asignatura en su objeto fundamental, la asignatura como comunicación


docente y la asignatura como programa que explicado, como totalidad del
saber o como cosas que tienen que aprender los alumnos – los
programas. Claro cuando uno no ha hecho estas tres cosas y cuenta lo que
piensa de una Sociología pues me parece un proyecto muy flojo. Cuando un
alumno que quiere ser docente me pregunta a mi que cuál es la mejor manera
de ser docente, pues puede haber alguien que se aproxime a mi con una cierta
reverencia, este sabe y me parece interesante, y alguien que dirá: “no hombre,
no, como voy yo a hablar con Gonzalo, no, no, de ante mano me rechaza, me
rechaza en cosas de las que él y yo hablamos conjuntamente y a veces
comúnmente”.

Las políticas y el tipo de profesores. Las exigencias y el tipo de


profesores

Cuando sois universitarios tenéis un olfato de tonto listo, simpático,


antipático. Sabéis muy bien nada más entrar en el aula qué se puede esperar
de cada uno. Eso lo sabéis y tenéis un olfato... los torpes somos nosotros que
creemos que nos presentamos con nuestro saber, creyendo que vamos a
asombrar. No es tu saber lo que nos asombra, es tu relación humana, yo creo
simplemente que cuando se es universitario y persona ya hecha y derecha,
tenéis saber hacer de la vida inmediatamente sabéis que vais a encontrar. Si
acaso lo que vais a descubrir es una personalidad y algo que podéis aprender
de él, pero os dais cuenta rápidamente que ese no tiene nada que enseñar, no
tiene nada que decir, no tiene nada más que exigir el libro, y cómo lo sabemos?
pues que el pobre está vacío.

Otro punto de vista para la evaluación


La evaluación valiosa en la universidad sería la evaluación crítica, que se
realiza sobre la autoevaluación que yo hago sobre esa evaluación, es la que la
administración va a valorar o que el alumno va a hacer. Es decir, yo no creo
que se pueda evaluar algo a un profesor que no se haya autoevaluado, yo le
diría al Estado, usted quiere evaluarme, evalúe mi autoevaluación, no me
evalúe usted por las señales que yo diga o haga, usted evalúeme por la
autoevaluación que yo haga, autoevaluación que yo hago es que simplemente
pongo un examen y encuentro que nadie ha contestado esta pregunta... yo no
he enseñado, no han entendido, no he debido poner esa pregunta, yo debo
examinar sobre lo que enseño no sobre lo que yo no he enseñado y que deben
saber, a no ser.... Es que tengo que ser un docente, que cuando termino de
explicar o hacer una evaluación luego de un mes de clase, yo soy el primero
que tengo que proponer unas preguntas, unas cuestiones que tengan distintos
niveles de exigencias y que representen el verdadero saber eficaz de una
asignatura. Si pongo preguntas que nadie contesta, mi examen no vale porque
no discrimina. Por ejemplo apareció mi nieto por casa, un niño muy brillante,
llorando porque la profesora le había puesto un examen de 10 preguntas y
había contestado nueve, una pregunta que nadie había contestado, y como
mamá, mi hija, una catedrática de francés, se lo había enseñado y era un
examen sobre los 100 días de Napoleón, y entonces la profesora de
enseñanza le puso esa pregunta y el niño no había podido contestarle y
entonces no le iba a poner el 10 y fue a casa protestando: “mamá que no me
has enseñado los 100 días de Napoleón” y entonces su madre dice: “tampoco
lo sé yo, qué te voy a enseñar” y yo estaba allí y le dije: “yo si sé sobre los 100
días de Napoleón”, pero no está en el libro, ayer repasamos y sabía todas las
preguntas estaba muy bien preparado, por qué pregunta la profesora sobre los
100 días de Napoleón si no está en el libro, si no lo había enseñado ella y si no
lo sabe ningún alumno, usted debe retirar esa pregunta, lo que no puede decir
es: “a estos no les puedo poner 10 porque solo contestaron nueve y a estos no
les puedo poner tanto, porque sólo contestaron tanto y a estos...” cómo exige
usted lo que no enseña? realmente el examen es un criterio de ver si los
alumnos han trabajado, han entendido, son aplicados, o es otra cosa, ¿qué es
el examen? El examen es una evaluación de ver cuánto yo he enseñado y
cuántos de ellos han aprendido con lo que yo he enseñado, si exijo cosas que
no he enseñado yo estoy haciendo trampa, porque les estoy negando unas
calificaciones que ellos merecen. Entonces el problema de la autoevaluación
crítica, realmente lo que yo pregunto representa el mejor saber de la asignatura
o son datos, cosas. Por ejemplo, recuerdo las luchas que teníamos con los
hermanos maristas, unos éramos romanos y otros cartageneros, y entonces en
la lucha de geografía y había uno que me preguntaba: “cuántos kilómetros
tiene el Tajo?” y yo decía: “702” y me contestaba: “no, no, no”, y yo decía:
“hermano eso no es una pregunta”, yo no sabía por qué, pero sentía que eso
no era una pregunta, para mí preguntar por los afluentes del río Tajo si valía,
pero cuántos kilómetros tienen el Tajo, si tienen 700 ó 704 que importa, eso no
es saber, y el otro si, si porque viene en el libro, no es saber, no sabía por qué
y aún no lo sé. Pero lo que se debe plantear el profesor es que el examen
tiene que ser un conjunto de cuestiones que sean criterios discriminantes y
representativos, si yo hago una autoevaluación de mi examen y digo esto no lo
ha contestado nadie... no lo he debido poner o no ha contestado nadie y lo he
explicado en clase, ni siquiera lo han contestado los que siempre atienden y
saben, aquí pasa algo, vamos a desechar esta pregunta y vamos a calificar
así. Se debe hacer una autoevaluación crítica, las preguntas que yo hago
realmente representan el crecimiento intelectual o afectivo de los seres
humanos en esa lección, entonces soy el primero que tengo que tener un
sentido crítico de mi propio examen. Los exámenes representan el saber, una
pregunta que la contesten todo, no es discriminante del trabajo, entonces hay
una autoevaluación crítica. ¿Se debe evaluar a los profesores? Si, usted
Ministerio, quien sea, me va a evaluar mi autoevaluación, no me evalúe usted
según lo que dice el tal... o según este o según los alumnos o según lo que yo
diga, no, no, usted evalúe lo que yo pongo a los alumnos para evaluarlos y vea
usted si mis evaluaciones son buenas o no son buenas, si mis evaluaciones
responden a una calidad de enseñanza; evaluar si, pero yo estoy dispuesto a
que evalúen a mis evaluaciones y ver si realmente esas evaluaciones
responden a... o si por el contrario, bueno he sabido que las escuelas de
Ingeniería de ahí en frente tienen en mucha valía que estudiantes brillantes
repitan asignaturas. ¿Cómo es posible que estudiantes tan brillantes, tan
trabajadores, tan estudiosos no puedan aprobar una asignatura. Es que no
han trabajado? no, no es que los exámenes no son discriminantes, ni
representativos, no son basados en indicadores reales del trabajo. Un examen
es algo en lo que yo soy examinado cuando yo pongo un examen, yo soy
examinado en función de ese examen, un examen que yo pongo donde todos
suspenden no examina nada, ahora, un examen donde hay una distribución
arreglada a las capacidades, a los intereses al trabajo y a la comprensión
entonces puede ser discriminante y eso si se puede evaluar, otra cosa no.
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Universidad de Valencia

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