Está en la página 1de 170

S-VI - seminario de integración y práctica profesional VI

EDUBP | ABG | décimo cuatrimestre

EDUBP | ABOGACÍA| seminario de integración y práctica profesional VII - pag. 1


índice

 presentación 3

 programa 4
contenido módulos

 mapa conceptual 5

 macroobjetivos 6

 agenda 6

 material 7
material básico
material complementario

 glosario 8

 módulos *
m1 | 20
m2 | 48
m3 | 120
m4 | 141

* cada módulo contiene:


microobjetivos
contenidos
mapa conceptual material
actividades glosario

evaluación 170

impresión total del documento 170 páginas !


presentación
Bienvenido a SEMINARIO DE INTEGRACION Y PRACTICA PROFESIONAL

Bienvenido a esta nueva etapa de estudio.

Usted se preguntará: “¿De qué se trata y para qué me sirve esta


asignatura?”. Nuestro esfuerzo como docentes está dirigido a instar a
nuestros alumnos de la carrera a distancia, a que incursionen en la
realidad de la profesión elegida.

Es importante que como futuro operador del derecho, se sienta capacitado y seguro al
iniciar el ejercicio de la profesión liberal o si ha optado por la carrera judicial, en su
desempeño como empleado del Poder Judicial ocupando futuro cargos funcionales y ¿por qué
no? ejerciendo la Magistratura.
En una primera aproximación, podemos citar como ejemplos una multiplicidad de
situaciones diarias que se pueden presentar, a las que usted deberá calificar jurídicamente como
paso previo para saber cómo proceder. Veamos:
Supongamos que un amigo toca a su puerta y le comenta que ha vendido su vehículo y
ha aceptado como forma de pago tres pagarés, con vencimientos mensuales consecutivos, y
que al día de la fecha el comprador del rodado adeuda el tercero de dichos pagarés,
encontrándose vencido el plazo dentro del cual se había comprometido a pagar. Desesperado
ante tal situación le pregunta:
¿Cómo puedo hacer para cobrar lo que me es adeudado? Frente a ello, usted probablemente
tendrá que analizar: ¿Puede mi amigo actuar ante los Tribunales para reclamar judicialmente
el cobro de su acreencia? y en su caso, ¿ante qué Tribunales se puede iniciar la acción?
¿Qué tipo de acción debe iniciar? ¿No habrá prescripto la acción? ¿Qué títulos y
documentación deberá acompañar?
¿Cuál es el trámite que el tribunal debe imprimir al juicio, luego de presentada la demanda?
También podría suceder que algún conocido suyo o de su familia hubiera tenido un
accidente de tránsito con su automóvil, embistiendo a otro vehículo o a un peatón, o
habiendo sido él o su vehículo el embestido. En el primer supuesto, su conocido le
preguntará: ¿Qué puedo hacer para defenderme? ¿Por qué se me demanda por esa suma tan
elevada?; y en el segundo supuesto le preguntará: ¿Puedo demandar a quien causó los
daños? ¿Puedo demandar al titular registral?, ¿se la puede obligar a responder por los
daños causados a la compañía aseguradora del embistente? ¿El juicio será largo o
abreviado? Y otras preguntas que seguramente esperarán que usted pueda responder. Las
respuestas correctas a todos los interrogantes dependerán de la adquisición por su parte, de los
contenidos mínimos de esta asignatura.
Como podrá apreciar, la vida cotidiana plantea situaciones de este tipo. Las relaciones
civiles y comerciales de los hombres se encuentran regidas por el derecho privado. Éste
establece sus derechos y correlativas obligaciones. Sin embargo, no siempre los primeros son
respetados ni las segundas cumplidas, circunstancia que genera un conflicto entre aquellos
sujetos que quisieron contratar, obligarse, en fin, relacionarse jurídicamente. Cuando ese
conflicto extrajudicial no puede ser dirimido por los interesados, éstos buscan a un tercero
imparcial. Esto es, al órgano jurisdiccional personificado en la figura del juzgador, para que, en
ejercicio de la función, ponga fin a sus controversias, aplicando e interpretando el derecho en el
caso concreto, con lo que el Estado habrá alcanzado, a su vez, la seguridad jurídica y la paz
social.
En otra oportunidad, podría suceder que Ud., como abogado deba asesorar
jurídicamente a su cliente, deudor de varios acreedores, acerca de la
conveniencia de presentarse en concurso o de peticionar su propia quiebra. O bien,
ubicándonos en la situación inversa, podría suceder que Ud. sea quien debe asesorar a esos
acreedores, en cuyo caso, deberá analizar la posibilidad de solicitar la quiebra del deudor y
cuál es el juez competente para conocer en dicha petición, o bien, también podrá evaluar la
forma y oportunidad para verificar el crédito de sus clientes en un concurso preventivo
abierto o en una quiebra ya declarada, y en su caso, conocer cuáles son las vías
impugnativas con las que cuenta, en caso de ser rechazadas tales pretensiones. Frente a este
panorama, sus conocimientos de derecho concursal y falimentario le permitirán evacuar tal
interrogante. Somos los abogados quienes debemos suministrar respuestas acertadas a
tales preguntas y problemas.

Por ello, la Universidad Blas Pascal propone un perfil de egresado


especialmente dotado de las principales herramientas que le permitan desenvolverse como
profesional del derecho en el asesoramiento jurídico procesal y concursal, en ejercicio de la
profesión como litigante ante los tribunales, y en la tarea tribunalicia como integrante del Poder
Judicial con capacidad para resolver aspectos procedimentales que se puedan presentar a
diario.
Finalmente, una vez concluido el estudio y práctica procesal y concursal que aquí se
propone, estaremos en condiciones de afirmar que usted habrá adquirido las herramientas
básicas para la efectiva realización de los derechos privados reconocidos a las personas por el
ordenamiento jurídico. Por ello, es importante haber adquirido la destreza necesaria para sacar
tales derechos de un plano estático y llevarlos a uno dinámico, mediante un derecho realizador o
procesal, cuyas normas pueden estar contenidas tanto en la ley adjetiva (Código Procesal Civil
y Comercial de la Provincia de Córdoba, ley 8.465) como en la ley de fondo (Ley de
Concursos y Quiebras, 24.522).
Alentados con su entusiasmo por el conocimiento del derecho, le proponemos
adentrarnos en la Práctica Procesal y Concursal. ¡¡¡Adelante!!!

programa

Módulo 1: Práctica Procesal Civil y Comercial. Juicio ejecutivo


1. Títulos que traen aparejada ejecución.
2. Demanda ejecutiva: requisitos.
3. Medidas cautelares.
4. Admisión, orden de embargo y citación de remate. Características del decreto.
Notificación.
5. Oposición de excepciones. Excepciones admisibles en el juicio ejecutivo. Pruebas.
Traslado.
6. Sentencia: estructura y contenido.
7. Ejecución de sentencia.

Módulo 2: Práctica Procesal Civil y Comercial. Juicio ordinario


1. Diligencias extrajudiciales. Reclamo administrativo a compañía aseguradora.
Confección de presupuestos y estimación de daños.
2. Juicio ordinario con citación en garantía del asegurador: marco teórico: análisis
del art. 118 de la ley 17.411 y su vinculación con los arts. 433 y 442 del CPC.
3. Confección de una demanda de daños y perjuicios con citación en garantía a la
aseguradora. Citación por parte del demandado (asegurado).
4. Decretos del Tribunal y confección de cédulas.
5. Comparendo de la aseguradora. Defensas usuales articuladas por la
aseguradora. Incidencias entre citada en garantía y asegurado. Respuesta del
asegurado.
6. Escrito de apertura a prueba. Escrito de ofrecimiento de prueba. Decreto de
proveído de prueba. Notificaciones. Confección de oficios para las pruebas
informativa y documental. Actas de recepción de prueba testimonial. Acta de
designación de peritos. Análisis de una pericia. Escrito de impugnación de
pericia. Clausura de la etapa probatoria.
7. Alegatos de las partes.
8. Sentencia. Efectos extensivos a la citada en garantía.

Módulo 3: Práctica Concursal. Concurso preventivo


1. Petición de concurso preventivo: requisitos formales. Escrito de petición de
apertura de concurso preventivo. Formalidades.
2. Resolución judicial de apertura de concurso. Elaboración de resolución
judicial.
3. Solicitud de verificación de créditos: requisitos. Elaboración de un escrito de
verificación de créditos.
4. Pronto pago de créditos laborales.
5. Informe individual del síndico. Requisitos formales.
6. Informe general del síndico: contenido.

Módulo 4: Práctica Concursal. Quiebra


1. Declaración de quiebra por petición de acreedor. Trámite. Medidas precautorias.
2. Declaración de quiebra por petición de deudor. Requisitos.
3. Sentencia de declaración de quiebra: contenido.
4. Recursos de reposición y revocación. Requisitos. Trámite.
5. Ineficacia de pleno derecho de los actos realizados por el deudor.
6. Ineficacia por conocimiento de la cesación de pagos: trámite. Legitimación.
7. Perención de instancia: cuestiones prácticas.

Mapa conceptual
Macroobjetivos

• Desarrollar las habilidades y destrezas que exige la práctica profesional a los


operadores del derecho, para transitar con éxito las distintas etapas e instancias
de los procesos civiles y concursales.

• Comprender la importancia de la asignatura Práctica Profesional VII


para adquirir seguridad en el desempeño de la tarea jurídica diaria.

• Adquirir el lenguaje técnico específico del procedimiento civil y


concursal, a fin de lograr un manejo adecuado del mismo.

• Ejercitarse en la tarea de búsqueda, consulta e investigación en la legislación,


doctrina y jurisprudencia imperante en la materia procesal civil y concursal.

• Alcanzar un manejo adecuado del Código de Procedimientos Civil y Comercial de


Córdoba N° 8.465, de la ley de Concursos y Quiebras N° 24.522, de leyes
específicas, doctrina, bibliografía y jurisprudencia sobre la materia.

• Identificar la norma o normas jurídicas aplicables a los casos hipotéticos


planteados, a fin de lograr su transferencia a la solución de situaciones de la
realidad.

Agenda

Porcentaje estimativo por módulo según la cantidad y complejidad de


contenidos y actividades

MÓDUL PORCENTAJES
OS ESTIMADOS
1 30%
2 30%
3 30%
4 10%

TOTAL 100%

Representación de porcentajes en semanas

SEMAN MÓDUL
AS OS
1 2 3 4
1
2
3
4
5
6
7
8 Primer parcial
9
10
11
12
13
14
15 Segundo parcial
Material
Material básico:
• VENICA, Oscar Hugo y otros. “Manual práctico del operador judicial”
(Comprende Modelos de Fueros: Civil y Comercial. Concursos. Penal. Laboral. Familia y
Administrativo-Contencioso Administrativo). Ed. Marcos Lerner Editora Córdoba. Córdoba.
Edición: 2007 (o posteriores).
• PALACIO, Lino Enrique: Manual de Derecho Procesal Civil. Ed. Abeledo-
Perrot (14ª edición actualizada). Bs. As. 1998
• Código Civil argentino Ley 340 IC 1 y leyes modificatorias.
• Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Córdoba, Ley
8465 IC 2 y modificatorias.
• Decreto ley 5965/63 IC 3
• Ley de Cheques N° 24.452 IC 4
• Ley de Concursos y Quiebras N° 24.522 IC 5
• Ley Nacional de Tránsito Nº 24.449 IC 6 y sus modif. Ley 25.857 IC 7
y Ley 25.965 IC 8

Material complementario:

• ALSINA, Hugo. Tratado teórico práctico de Derecho Procesal Civil y


Comercial. T. VII. Ediar. Bs. As. 1965.
• BUERES, Alberto J. – HIGHTON, Elena I. Código Civil y normas
complementarias. Análisis doctrinal y jurisprudencial 3A. Ed. Hammurabi. Agosto
de 2007.
• DONATO, Jorge D. Juicio Ejecutivo. Ed. Universidad. Bs. As., 1997.
• ESCUTI, Ignacio A. – JUNYENT BAS, Francisco. Derecho Concursal. Ed.
Astrea, Bs. As., 2006.
• FERREYRA DE DE LA RUA, Angelina – GONZÁLEZ DE LA VEGA DE
OPL, Cristina. Teoría General del Proceso. T II. Ed. Advocatus, 1º Ed.,
Córdoba, Octubre 2003.
• GARRONE, José Alberto: Diccionario jurídico Abeledo-Perrot, tomos I, II,
III. Ed. Abeledo-Perrot. Bs. As., 1994.
• GOMEZ LEO, Osvaldo R. Tratado del Pagaré Cambiario. Ed. Depalma, Buenos
Aires, Lexis Nexis S.A. Marzo 2002.
• MATHEU, Carlos A. y SECCHI, Eduardo G.: Manual Práctico del Abogado.
Modelos. Ed. Marcos Lerner. Córdoba, 1986.
• PALACIO, Lino Enrique. Derecho Procesal Civil. Nociones Generales. Ed. Abeledo
Perrot. Bs. As., 1977.
• PODETTI, J. Ramiro. Tratado de las Ejecuciones. Ed. Ediar, 3º ed.,
Buenos Aires, 1997.
• RUILLON, Adolfo A. Régimen de Concursos y Quiebras, Ley 24.522. Revisado
y comentado. Ed. Astrea (11ª edición). Bs.As., 2002.
• VÉNICA, Hugo Oscar. Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de
Córdoba. Ley Nº 8465. Índices - Modelos. Ed. Marcos Lerner S.R.L. Córdoba,
Julio de 2007.
• ZAVALA DE GONZÁLEZ, Matilde. Doctrina Judicial. Solución de casos 1. Ed.
Alveroni. Octubre de 1998.

|material | información complementaria | IC


informacióncomplementaria

Para acceder a la información complementaria correspondiente diríjase al CD- ROM


Glosario

Acreedor privilegiado: Es aquel que tiene preferencia para el cobro de su crédito frente a
otros acreedores. Esta preferencia debe surgir exclusivamente de la ley. Se encuentran
regulados, dentro de la ley 24.522.

Acreedor quirografario: Es sinónimo de acreedor común o simple (que no goza de


privilegio alguno). Es aquel que tiene como garantía de su crédito la totalidad del
patrimonio del deudor, y no un bien, o una parte de los bienes que lo componen, como
ocurre con otra clase de acreedores.

Acuerdo preventivo: Es el medio que la ley otorga y reglamenta con el fin de mantener y
conservar, mediante acuerdo entre el empresario cesante y sus acreedores y con la
homologación judicial, una empresa en estado de cesa- ción de pagos a declarar o declarada
judicialmente. La homologación de dicho acuerdo es la culminación del procedimiento de concurso
preventivo, con la finalidad de evitar la declaración de quiebra. Tal solución impide la desintegra-
ción del patrimonio de la concursada.

Alegato: Exposición oral o escrita basada en razones de derecho y situacio- nes de hecho,
que se presenta en un momento determinado del juicio ante los jueces destinados a dictar
sentencia, favorable a una de las partes que desea afirmar o reafirmar una pretensión y
debilitar o desvirtuar las razones de la contraria.

Apreciación de la prueba: Tarea intelectiva que efectúa el juzgador en opor- tunidad de


dictar la sentencia, consistente en la valoración de los elementos de convicción arrimados al
proceso. Los sistemas de valoración de la prueba pueden ser: tarifa legal, íntima convicción y
sana crítica racional. El sistema adoptado por nuestro proceso civil, en materia de valoración
de la prueba, es el sistema de la sana crítica racional.

Asegurado: Titular del beneficio acordado en la póliza o contrato de seguro.

Asegurador: Persona Jurídica que, en virtud de un contrato de seguro, se obliga respecto de


otra a resarcir un daño o cumplir la prestación convenida, en caso de ocurrir el evento (siniestro)
cubierto en dicho contrato, recibiendo como contraprestación una prima o cotización que debe
abonar el asegurado.

Caducidad de instancia: La caducidad o perención de instancia constituye un modo


anormal de extinción del proceso, que tiene lugar cuando hay inactividad procesal o no se
cumple un acto de impulso, durante el tiempo establecido
por la ley. Constituyen presupuestos de la caducidad o perención de instancia son: a) la
existencia de una instancia (principal o incidental); b) la inactividad procesal; c) el
transcurso de un plazo; d) una resolución judicial que la declare operada. En los procesos
de naturaleza Civil y Comercial, opera a solicitud
de parte (Art.339 y ss en CPCC), presentando un escrito donde se manifiestan cumplidos
los presupuestos y se solicita declaración judicial de cierre de la instancia, para que conste
en autos. En cambio en los Proceso Concursales (quiebra o concurso preventivo), tanto para
la instancia principal como para las cuestiones incidentales opera el principio de oficiosidad
y no el dispositivo, es decir, la caducidad o perención de instancia se debe/puede declarar
de oficio por el juez cuando transcurra el plazo establecido en la ley (art. 277 LCQ), sin
necesidad de petición de parte interesada en su declaración. No obstante, la
jurisprudencia no es específica en este tema, ya que algunos admiten la purga de la caducidad
operada si se realiza algún acto de impulso procesal aun des- pués de vencido el plazo de
caducidad señalado por la ley, siempre y cuando no haya recaído aún pronunciamiento judicial
que la declare.

Carga procesal: Situación de obligación jurídica instituida por la ley, consis- tente en el
requerimiento de una conducta de realización facultativa, normal- mente establecida en interés del
propio sujeto, y cuya omisión trae aparejada una consecuencia gravosa para él. Constituye un
imperativo del propio interés.

Citación en garantía: Es una acción directa, no autónoma, para integrar a la aseguradora,


a un litis consorcio forzoso, por una obligación de un tercero, por el que se ha
comprometido a responder. Se incorpora por la citación de la parte demandada o la parte
actora, la última en los casos que se haya recon- venido contra el actor, que implica que ambas
partes se reclaman, recíproca- mente, sus respectivas responsabilidades en el siniestro.

Citación: Mandato u orden del juez, ya sea de oficio o a instancia de parte, en virtud del cual
se ordena a comparecer a las personas, ya sean demandado, de un testigo o tercero e incluso el
actor o a autoridades públicas, con el objeto de realizar una diligencia procesal.

Comparecencia: Acto de presentarse o apersonarse ante el juez, en cumpli- miento de


intimación cursada por el tribunal, obligatorio para el demandado y terceros, implica una carga
procesal. Puede consistir indistintamente en la pre- sentación de la parte en persona o por
intermedio de su representante judicial (mandatario).

Concurso preventivo: Procedimiento no liquidatorio que implica la convoca- toria de


todos los acreedores ante el requerimiento del deudor insolvente, con el objeto de lograr un
acuerdo que pueda eliminar la cesación de pagos, y así sanear la crisis empresaria.
Responde a la idea de clasificar los créditos que pesan sobre el deudor conforme a su
naturaleza y distribuir el patrimonio del deudor proporcionalmente entre los distintos
créditos. Es el proceso concursal de prevención o de reorganización.

Contestación de demanda: Escrito judicial presentado por el demandado, en respuesta


al presentado por el actor, negando o reconociendo los hechos
afirmados en la demanda, oponiendo excepciones y alegando el derecho a su favor.

Daño emergente: Perjuicio efectivamente sufrido por la privación o disminu- ción


de los bienes que integran el patrimonio del damnificado.

Daño moral: Menoscabo en los sentimientos, paz espiritual, emocional y salud mental por
tanto, no susceptible de apreciación pecuniaria con un monto fijo o determinable en proporción a
escalas monetarias.

Daño patrimonial: Es el resultado de un hecho que repercute negativamente sobre el


patrimonio o bienes económicos del damnificado.

Daño: Lesión, menoscabo, detrimento, agravio de un derecho subjetivo, que genera


responsabilidad de resarcir.

Diligenciamiento de prueba: Producción de la prueba. La prueba debe ser


diligenciada durante el período probatorio, en un plazo determinado por ley según el tipo de
juicio que se diligencie. Excepcionalmente podrá ser produ- cida una vez vencido el plazo
del mismo, siempre que hubiera sido oportuna- mente instada y no se le pueda imputar
negligencia a la parte (art. 212 CPC).

Diligencias preliminares: Medidas previas a la demanda. Agrupan a dos cate- gorías


procesales que difieren en cuanto al objeto: Medidas preparatorias del juicio a promover (art.
485 CPC Cba.) y la Producción anticipada de la prueba (art. 486 CPC Cba.). Constituyen
dentro del proceso una etapa eventual.

Documento: En sentido amplio es todo objeto susceptible de representar una


manifestación del pensamiento, con prescindencia de la forma en que esa representación se
exterioriza. Además de los que utilizan la escritura, son documentos en sentido amplio
todos los objetos que, como los hitos, planos, marcas, contraseñas, mapas, fotografías,
películas cinematográficas, etc., poseen la misma aptitud representativa. La legislación
sustancial utiliza las
expresiones documento e instrumento como equivalentes a documentos escri- tos y para
denotar, particularmente, a los que se encuentran firmados por sus autores.

Ejecución de sentencia: Es un verdadero proceso destinado a hacer cumplir forzadamente y


siempre a pedido de parte interesada, una sentencia firme de condena, a dar, hacer o no hacer.

Ejecución: Sinónimo de realización de lo dispuesto en la sentencia; procesal, porque requiere


de un trámite judicial; forzada, porque predomina la coacción sobre los bienes del deudor.

Ejecutado: Deudor moroso a quien se embarguen los bienes para venderlos y hacer pago
con su producto a los acreedores.

Ejecutante: Es el acreedor que ejecuta judicialmente a su deudor para lograr el pago de su


crédito.
Ejecutivo: Lo que no admite espera ni dilación, sino que debe verificarse en el momento.

Embargo ejecutivo: Es el primer paso de la venta forzada de un bien del deudor, que con esa
medida queda sometida a la disposición del juez, quien establece, acuerdo con las previsiones de
la ley, las condiciones de la subasta. Es el que procede cuando el acreedor exhibe un título que trae
aparejada eje- cución, o cuenta con una sentencia de condena a su favor.

Embargo ejecutorio: Es el que resulta de la circunstancia de no haberse opuesto


excepciones al progreso de la ejecución, o de haber sido ellas desesti- madas por sentencia
firme. El embargo ejecutivo se convierte, pues, en ejecu- torio cuando se verifica cualquiera
de estas situaciones, por simple conversión, no siendo necesaria una resolución judicial que
le confiera tal carácter.

Embargo: Es una orden judicial que individualiza un bien determinado del deudor,
afectándolo al pago del crédito en razón del cual se ha trabado el embargo.

Etapa decisoria: Es la última etapa esencial en el proceso, y tiene por objeto el


pronunciamiento de la sentencia definitiva. Se inicia con el llamamiento de autos. A partir
de ese momento cesa el principio dispositivo, por ende la carga de impulsar el proceso que
tienen las partes, y rige el principio oficioso. El juez
tiene, a partir de allí, el deber de dictar sentencia dentro del plazo y con las formalidades
previstas por la ley.

Etapa discusoria: Es el momento dentro del proceso en donde las partes incorporan al
proceso argumentos favorables a las respectivas pretensiones con lo que se denomina o
conoce como Alegatos donde argumentan sus respectivas pretensiones y formulan una
valoración de sus pruebas presenta- das con el fin de convencer al tribunal para que falle a
su favor. Realizan una discusión crítica de la prueba, tratando de demostrar que les asiste
la razón por haberse acreditado los hechos que fundamentan su pretensión, y que a la contraria
le asiste la sin razón. A tales fines realizarán citas doctrinarias y juris- prudenciales que
sirvan para fundar una sentencia favorable a sus pretensio- nes. En el proceso civil los
alegatos se hacen, por regla, en forma escrita. Esta etapa se inicia una vez clausurada la
etapa probatoria.

Etapa introductoria: En ella se introducen las cuestiones que serán objeto de resolución
definitiva. En esta etapa el actor, a través de la demanda, introduce afirmaciones de hechos a los
que atribuye relevancia jurídica; por su parte el demandado, en la contestación de la demanda,
tendrá la carga procesal de reconocer o negar categóricamente cada uno de los hechos afirmados
por el actor en la demanda, bajo apercibimiento de que si no lo hiciere, negare gené- ricamente los
hechos o diere respuestas evasivas, podrá ser tenido por confeso en la sentencia.

Etapa probatoria: Segunda etapa en el proceso. Presupone la existencia de hechos


controvertidos. Principia con el decreto que ordena la apertura a prueba del proceso. Dentro
de esta etapa procesal, cuyo plazo es fatal, las
partes tienen la carga de ofrecer, instar y diligenciar las pruebas y elementos probatorios,
que fundamenten su pretensión y que por escrito han ofrecido al tribunal para aclarar o llegar
a un conocimiento objetivo de los hechos y actos que se discuten en el litigio.

Excepciones en el juicio ejecutivo: Se denomina así a las únicas defensas (procesales y


sustanciales) admitidas en el juicio ejecutivo por el ordenamiento ritual, que apuntan a
denunciar la ausencia de presupuestos procesales, o apuntan al título ejecutivo, con el fin
de impedir una ejecución formalmente viciosa o a demostrar que no es procedente la
ejecución, siempre limitadas a las formalidades extrínsecas.

Excepciones: En sentido amplio: toda defensa invocada por la parte deman- dada tendiente a
obtener el rechazo de la demanda, por adolecer de ciertos defectos o ser propuestos como
circunstancias de ley. En sentido estricto: defensas nominadas que se plantean como cuestión
previa al fondo del litigio, las que, según sus efectos, pueden ser perentorias o dilatorias.

Factor de atribución objetivo: Atribuye la responsabilidad con fundamento en la justicia del


resarcimiento, sin importar la culpabilidad del responsable.

Factor de atribución subjetivo: Atribuye la responsabilidad del daño en base a la culpabilidad


(dolo o culpa) del responsable, y se fundamenta en la reprocha- bilidad de su conducta.

Factor de atribución: Razón o nexo causal, por el cual se justifica la obligación de reparar un
Daño, que pesa sobre quien lo ocasionó.
Incidente procesal: Es toda cuestión contenciosa, discutida, que puede surgir durante el
desarrollo del proceso y guarda algún grado de conexidad con la pretensión o petición que
constituye el objeto de aquél (v. gr. incidentes de levantamiento de embargo, de
inembargabilidad de la vivienda única, de nuli- dad, de testigo, de redargución de falsedad, etc.).

Ineficacia: Sanción que establece la LCQ para aquellos actos otorgados por el deudor en
perjuicio de sus acreedores. La declaración judicial de ineficacia de un acto jurídico tiene por
efecto que éste sea válido entre partes, pero inoponi- ble a determinadas personas, las que
pueden comportarse como si el acto no existiese.

Informe: En derecho procesal, toda exposición escrita u oral sobre un asunto (ejemplo: informe del
perito).

Informe individual: (Art. 35 LCQ) Es un dictamen que debe elaborar el síndico sobre cada
solicitud de verificación, sobre cada crédito que se presento en la verificación. La parte
más importante de este informe es la expresión de la opi- nión fundada del síndico sobre el
análisis de las características de cada crédito y sobre todo la procedencia (o improcedencia) de
la verificación del crédito y su graduación (privilegio, carácter quirografario, subordinación).
Constituye así un verdadero dictamen, técnico e imparcial.

Informe General: (Art. 39 LCQ). Este tipo de informe, confeccionado por el síndico, por
escrito, en triplicado (para expediente, legajo de copias y para copia de respaldo guardada
por el síndico), contiene su análisis detallado y explicación clara, objetiva, imparcial sobre
la situación del Concurso Preven- tivo, el concursado, los acreedores, los créditos, la
liquidez, la conformación provisoria de los activos y pasivos, hasta el día de la fecha. Con
toda la infor- mación que contenga, permitirá a los acreedores, analizar de modo completo y
objetivo la eventual propuesta de acuerdo preventivo que ofrezca el deudor y la factibilidad de
su cumplimiento. Según la ley, este informe debe ser presen- tado dentro de los treinta
días contiguos a la fecha de la presentación de los informes individuales de acreedores, que
previamente, confeccionó y rindió el síndico frente al juez.

Instrumento privado: Documento firmado o creado por las partes, sin interven- ción de
oficial público alguno. Es un acto bajo forma privada.

Instrumento público: Es todo escrito creado o autorizado por un funcionario público sea
juez, autoridad administrativa o escribano público, en ejercicio de su cargo y dentro de los
límites de su competencia, es confeccionado cum- pliendo las formalidades exigidas por ley
para su existencia y prueba.

Intervención de terceros: Es un instituto que permite que quien es tercero al inicio del
proceso, se incorpore adquiriendo la calidad de parte. Esta interven- ción puede ser voluntaria o
coactiva.

Terceros: Son sujetos distintos de las partes del proceso que por diversas causas ingresan
a un proceso ya en trámite pero una vez incorporado entran en el mismo rango que las
partes. Art. 432. Tienen las mismas facultades que las partes art. 435. Y la sentencia los
obliga igual que a las partes. No retrotrae ni suspende el trámite del proceso. Puede ser
VOLUNTARIO O DE CITACIÓN COACTIVA:
1)- VOLUNTARIO Por acto espontáneo de tercero y tiene lugar en tres casos (art. 432).
I-Inc. 3°. Interesado principal o excluyente. Cuando el tercero pretendiente todo o en
parte del derecho que es objeto del juicio es incompatible el del 1° contar ambos
litigantes del juicio principal.
II- Inc. 2° Interesado litisconsorcial (Coadyuva autónomamente) el tercero ingresa
sosteniendo que puede demandar o ser demandado o sea con un Derecho igual.
Retrotraerme a un litisconsorcio voluntario porque se produce por este ingreso del tercero.
Ejemplo del actor demandado 1° y otro entra como tercero como titular de la relación
jurídica que el actor. Si no lo dejan intervenir promueve un proceso por separado. Ej.
Típica acción de impugna- ción de asamblea (otros socios por demanda de uno que
primero fue deman- dado o accionó) Este interviene como COADYUVANTE AUTÓNOMO.
Porque lo que hace es ayudar con Derecho propio igual al derecho que tiene la parte del
proceso principal.
III- Inc. 1°. Interesado de Adhesiva Simple (MERAMENTE COADYUVANTE).
Aquí el tercero ingresa para ayudar a un litigante pero desde plano de sub- ordinación o
dependencia porque tercero no es titular de relación jurídica independiente sino hay
interés dependiente. Ej. Sublocación no titular de la relación jurídica el locatario y si el
sublocatario pero si lo afecta la sentencia.
Ej. En demanda contra deudor el fiador puede tener interés dependiente. No tiene
participación principal sino de ayuda y no se puede oponer (si colabora pero no va en
contra) porque no es titular salvo que el objeto de la intervención sea neutralizada las
conveniencias de las partes que lo quieren perjudicar. Es (ADHESIVA SIMPLE) porque es
Derecho subordinado, no pasa a ser litiscon- sorcio sino que está en un rango inferior. La
intervención puede ser en cual- quier momento del proceso. Si tiene fundamento el
Derecho de Defensa. No puede a mi parte privarme de un derecho mío por intervención en
2° Instancia no, en principio no ingresa a un nuevo proceso. Se propone como incidente y
con pruebas se sustancia con dos partes del juicio (Art. 434).-
CITACION COACTIVA DE TERCERO: El tercero es llamado por el juez como si fuese un
demandado para que haga valer su Derecho y sino será declarado en rebeldía y se da sentencia
como si se allanara. Art.433. Tanto actor o deman- dado la puede pedir de aquel que
considera que la controversia le es común.
Ej. Fiador demandado por acreedor, el pago no lo puede repetir del deudor. Siempre que
exista acción de regreso el demandado tiene posibilidad de hacerle otra al tercero por razón
de economía del proceso. El objeto es hacerlo oponible la cosa juzgada para que luego no me
la pueda oponer con su sen- tencia en otro proceso que inició por su derecho, hay
viabilidad de la acción. CASOS PARTICULARES: Cuando el demandado cita coactivamente
en garantía a compañía de seguro, pero más que para oponerle la cosa juzgada, lo hace para
que cumpla. O sea no es ejecutado acá, sino que es en otro proceso, pero si hago cosa
juzgada para vincular a la aseguradora. Vert. Art. 116, 117, 118 de Ley 17418 DE
SEGUROS en C. Com.
CITACIÓN DE EVICCIÓN: Para hacerle oponible la sentencia que se libra contra el
adquirente.
Art. 2785 CCiv. NOMINATIO AUCTORIS: Se da en acciones reales cuando demanda el que
es aparente poseedor por lo hago por otro (EJ. Inquilino) si él designa o denomina al autor
sale y entra otro al juicio. Si el no designa, no se puede ganar el juicio ni recuperar el bien,
si costas. Si designo entra el verda- dero poseedor.
TERCERO PRETENDIENTE Contracara de la intervención principal o exclu- yente. Está
interesado en el mismo objeto del litigio. Ej. Demando a J, el pago pero no se define, el
hago a un tercero la posibilidad para que dirima cual es el acreedor frente a la discusión. Ej.
Pasivo pago por consignación y yo deudor quiero pagar y demando a uno para que me den
respuesta y poder librarme cumpliendo.
La citación coactiva se puede hacer por el actor en la demanda o por el
demandado en la contestación pero en el caso de la ley de seguros es más inteligente y
dice que cuando se da la apertura de la causa porque viola el derecho de defensa.
TERCERÍAS Distinta de intervención de terceros. OSSORIO: Acción que com- pete a quien
no es parte en el proceso frente a partes que dirimen sus dere- chos para oponerles el propio.
Es intervención de tercero pero con modalidad igual que la particular excluyente voluntaria,
pero que son distintas. Hay una persona interesada en el mismo objeto del juicio. Se pueden
fundar en el domi- nio el bien embargado en pelito o en derecho del
Tercero a cobrar con preferencia al embargante. Ej. Yo acreedor hipotecario
y desplazo al embargante, o soy físico y desplazo. Coadyuvantes excluyen- tes.
Normalmente se da en ejecuciones y embargos por no es regla absoluta, porque no son
procesos ejecutivos y sin embargo allí se da, sea en juicios o incidentes. Se clasifican
en:
I- TERCERIA DE DOMINIO: Puede interponerse desde que se sabe
cuando va a ser la subasta Hasta el momento que dado el remate, el
comprador sea puesto en posesión, se alega un derecho de dominio sobre el
bien objeto del remate, y que mi derecho es mejor que el que tiene el
ejecutado y lo opongo contra el ejecutante, el efecto suspende el remate, la
promuevo acreditando con títulos y digo que está mal embargado. Se plantea
vía incidente.

II- TERCERÍA DE MEJOR DERECHO: Para plantearlo tiene por límite antes de
realizarse el pago, me presento y digo que tengo un grado preferencial o
mejor derecho que el que tiene el acreedor ejecutante, el efecto que genera
es la suspensión del pago.

Juicio declarativo: Es aquel que tiene por objeto la declaración de derechos dudosos o
controvertidos que deban ser determinados o declarados por el juez. Se estudia toda la
relación jurídico procesal, su causa legal o jurídica, se estudia el fondo de la causa en
todos sus aspectos. Agotando todas las partes o aspectos de la relación jurídico procesal.

Juicio ejecutivo general: Es aquel que ha establecido la ley para toda clase de obligación que
traiga aparejada ejecución, para cumplir o realizar o materializar lo que ese título contenga.

Juicio ejecutivo: El juicio ejecutivo es un trámite judicial –a diferencia del proceso de


conocimiento, que tiene como base una pretensión inicialmente incierta– parte de un título
que goza de una presunción legal de autenticidad o de una resolución judicial; lo que se
busca es hacer efectivo el crédito que
viene ya establecido o determinado en el documento o resolución que sirve de base a la pretensión
ejecutiva.

Juicios ejecutivos especiales: Aquellos en donde la ley adjetiva o leyes espe- cíficas
determinan cuál es el procedimiento de trámite especial a seguir, para ciertos títulos en
particular por ejemplo los juicios de ejecución hipotecaria o de ejecución prendaria o de ejecución
de sentencias nacionales y extranjeras.

Liquidación: Operación mediante la cual se detallan, ordenan y saldan cuen- tas, después
de haber determinado su monto de modo definitivo.

Líquido: En lo contable y jurídico: lo cierto en cantidad o valor. Estado de lo que ha sido objeto
de liquidación, es decir, resultado de monto determinado (v. gr. crédito líquido, deuda líquida).
Cuando la obligación o crédito es de Base
líquida y cierta, va a juicio ejecutivo directo.

Lucro cesante: Pérdida de un enriquecimiento patrimonial o ganancias que deja de percibir


el damnificado como consecuencia del hecho lesivo.

Martillero: Es un intermediario en el tráfico de bienes. Es un auxiliar de la jus- ticia


encargado de llevar adelante la ejecución de los bienes del deudor en la subasta judicial.

Medio de prueba: Vía o carril legal para introducir un elemento del mundo exterior al
proceso, implica la existencia de un elemento probatorio que ayuda a fundamentar los hechos de
la pretensión de cada una de las partes (prueba pericial, testimonial, confesional, informativa,
etc.). Rige en nuestro sistema la libertad de medios y de objeto de prueba.

Nexo causal: Vínculo externo que permite atribuir el resultado lesivo al hecho o persona
que con el despliegue de sus acciones u omisiones lo originó.

Objeto de prueba: Constituyen objeto de prueba en el proceso civil los hechos afirmados por
las partes, que hayan sido controvertidos. No son objeto de prueba los hechos admitidos, los
no afirmados, los hechos notorios, los hechos evidentes y el derecho. Este último sólo se
invoca, no se prueba, salvo el dere- cho extranjero, que se considera como un hecho y por tanto
debe ser probado.

Pérdida de “chances”: Privación de oportunidades de progreso a raíz de las consecuencias sufridas


por la víctima de un hecho lesivo.

Pérdida de valor venal: Disminución del valor de cotización de bienes valiosos destinados a cierta
perdurabilidad como consecuencia del hecho lesivo.

Período de exclusividad: Es el período de manejo exclusivo del deudor, donde podrá negociar
con las diferentes categorías de acreedores, sin que éstos o terceros puedan formular
propuestas o contrapropuestas.

Período de sospecha: Es el que transcurre entre la fecha que se determine como la


iniciación de la cesación de pagos y la sentencia de quiebra. En nues- tro sistema legal, a la
fecha de iniciación del estado de cesación de pagos la fija el juez sobre la base del informe
del síndico y del fallido, y no puede retro- traerse más allá de dos años de la fecha del auto de
quiebra o de presentación en concurso preventivo.

Perito: Técnico, científico o artista o experto que asesora al juez sobre una materia
determinada, para la cual es necesario poseer determinados conoci- mientos técnicos,
científicos, artísticos o prácticos. Es un tercero en el proceso. Expone al juzgador las
comprobaciones, opiniones o deducciones extraídas sobre hechos sometidos a su dictamen.
El perito puede ser de dos clases: perito oficial o de control.

Perito de control: A diferencia del perito oficial, es un asesor técnico de la parte, que es
designado, contralado y le rinde cuentas solamente a ella, pero luego de presentar sus
diligencias al tribunal. Ejerce la función de contralor de las tareas periciales –pudiendo
formular las observaciones que estime pertinen- tes– y de opinión, a través de la confección
de un informe fundado que puede ser en apoyo o en disidencia del dictamen del perito
oficial.

Perito oficial: Puede ser designado por acuerdo de partes o, en su defecto,


por sorteo. Emite un dictamen. Es un tercero imparcial en el proceso, obligado ante el juez,
como si fuera carga pública similar a la del testigo. Es un auxiliar de la justicia. En el
Código Procesal de Córdoba en el artículo 283 estipula que si las partes lo designan perito
de la causa, puede ser árbitro y su dictamen funcionar como una decisión vinculante para
resolver el conflicto

Perjuicio: Daño de orden material o moral experimentado por una persona.

Prepara vía ejecutiva (P.V.E.): Son los trámites previos que deben realizarse en el juicio
ejecutivo para completar el título.

Presupuesto objetivo del concurso (quiebra o concurso preventivo):


Estado de cesación de pago: Refiere a las condiciones del patrimonio. La ley exige como
presupuesto para la declaración de quiebra que el patrimonio del deudor se encuentre en una
condición crítica económico-financiera, llamada estado de cesación de pagos. Está en estado
de cesación de pagos aquel deudor que se encuentra imposibilitado de cumplir regularmente
sus obligacio- nes, cualquiera sea el carácter de ellas y las causas que las generan (art.1 y
79 LCQ). El estado de cesación de pagos se caracteriza por las notas de genera- lidad y
permanencia. A la vez, la ley requiere, para verificar su existencia, que se manifieste
mediante signos visibles: hechos reveladores. El sistema de los hechos reveladores ha sido
adoptado por la ley como método de comproba- ción judicial de dicho estado (arts.78 y 79
LCQ).

Presupuesto subjetivo: Sujetos concursables (en el concurso preventivo


o en la quiebra): Es el sujeto titular del patrimonio afectado por el estado
de cesación de pagos. Puede tratarse de una persona física o jurídica; la ley incluye
asimismo el patrimonio del fallecido, mientras se mantenga separado del patrimonio de los
sucesores, y también los deudores domiciliados en el extranjero respecto de los bienes
existentes en el país (art. 2 LCQ).

Privación de uso: Indisponibilidad de una cosa como consecuencia de un hecho lesivo.

Privilegio: Calidad atribuida por ley a un crédito, en razón del cual el acreedor ve satisfecha su
acreencia con preferencia a otros, con lo producido de la venta del bien o de los bienes sobre los
que recae su derecho.

Proceso de verificación: Es aquel que tiene por finalidad obtener el recono- cimiento de
la legitimidad de las acreencias, así como la graduación de ellas (quirografarias o
privilegiadas y laborales de pronto despacho). Los titulares de créditos contra el
concursado persiguen el propósito de ser considerados acreedores concurrentes, esto es,
habilitados para participar en el concurso preventivo o la quiebra, decidir sobre la propuesta
de acuerdo y, en última ins- tancia, cobrar. Se encuentra regulado en los arts. 32 y ss. de la
LCQ.

Pronto pago de créditos laborales: Es la vía más sencilla para el reconoci- miento de los
créditos laborales en el concurso preventivo del empleador. Es un mecanismo simplificado
de determinación y cobro, únicamente para los créditos de origen laboral señalados por la
ley concursal (art. 16 LCQ.). Incor- porado al Juicio Concursal por la ley 26.684 del
2011.

Propuesta de acuerdo: Es la fórmula que el concursado ofrece a sus acreedo- res para
solucionar las deudas (art. 43 de la LCQ).
Prueba confesional (Confesión): Es la declaración que hace una parte res- pecto de la
verdad de los hechos pasados, relativos a su actuación personal, desfavorable para ella y
favorable para la otra parte. Esta puede ser “espontá- nea” o “provocada”. Esta última se
llama también absolución de posiciones. Prueba de inspección judicial: Consiste en la
constatación ordenada por el tribunal, de oficio o a petición de parte, de personas, sitios o
cosas. Los códi- gos rituales, en general, autorizan esta medida, dejándola librada al criterio del
tribunal, esto es, cuando éste lo creyere necesario.

Prueba de presunciones (Presunciones): Son las consecuencias que la ley o el juez


deducen de un hecho conocido. Comporta un razonamiento que, par- tiendo de un hecho
determinado (indicio), y de conformidad con la experiencia referente
al orden normal de las cosas, permite afirmar la existencia del hecho que se desea
probar. Pueden ser legales y judiciales. Las presunciones legales pueden, a su vez ser,
iuris tantum o iuris et de iure, según que admitan o no
prueba en contrario; tienen en común que dispensan a la parte beneficiada con la presunción de
la carga de probar el hecho deducido por la ley, pero mientras las primeras tienen el efecto de
invertir la carga de la prueba, las segundas no admiten prueba alguna. Las judiciales, en
cambio, se hallan libradas al crite-
rio del juez, quien debe decidir de conformidad a las reglas de la sana crítica racional.

Prueba documental: Comprende primordialmente el tipo de documentos men- cionados


arriba en segundo lugar, aunque las normas procesales no excluyen los restantes objetos
representativos mencionados.

Prueba informativa: Medio que sirve para aportar al proceso datos concretos acerca de
actos o hechos resultantes de la documentación, archivos o regis- tros contables de terceros o
partes, siempre que tales datos no provengan del conocimiento personal de aquellos. El
informante se limita a transmitir al órgano judicial, tras la orden pertinente, el conocimiento
que le proporcionan las constancias documentales que se encuentran en su poder.

Prueba pericial: Medio de prueba fundado en la técnica y la ciencia o arte, que se concreta
a través de la actuación de peritos.

Prueba testimonial: Medio de prueba mediante el cual se recepta la declara- ción de un testigo
que relata hechos de su conocimiento, que ha percibido por sus sentidos o de los dichos que ha
oído. Porque puede ser testigo audi et visu o testigo de dichos de otros testigos o de
conocimiento de dichos.

Quiebra: Es un complejo orgánico de normas, de carácter formal y sustancial, de los actos


jurídicos prevalentemente procesales, que tiene por finalidad la liquidación del patrimonio del
comerciante insolvente y la repartición propor- cional de lo recaudado entre todos sus acreedores
organizados unitariamente, salvo aquellos munidos de causa legítima de preferencia. Antes que
nada,
la quiebra es un proceso concursal: implica que la consecuencia de la crisis económica de
un patrimonio –esto es, la insatisfacción de los acreedores– sea reparada, mediante una
regulación de todas las relaciones y de manera iguali- taria (par conditio creditorum), salvo las
causas legítimas de prelación, es decir, que las relaciones se presenten ya al concurso como
desiguales. No rige aquí la regla del derecho común “primero en el tiempo, primero en el
derecho”, sino la regla de la “par conditio creditorum”.
Reconvención: En un sentido simple significa una contrademanda o acu-
mulación de acciones ante la coincidencia de trámite, sujetos y causas
u objetos. Pretensión autónoma planteada por el demandado (reconvi- niente) contra
el actor (demandado reconvencional), en la contestación de la demanda, en miras a obtener
una sentencia favorable. Es la mal llamada
contrademanda. Requiere que se tramite por el mismo proceso y se resuelva en la misma
sentencia. Puede dirigirse contra el actor o contra terceros con- juntamente con el actor. En
este último caso, algunas leyes requieren la con- currencia de otro requisito más: que emanen
de un mismo título o se funden en una misma causa de pedir (acumulación subjetiva de
pretensiones, art. 181 CPC Cba.).

Sentencia de remate: Es la que recae en los juicios ejecutivos y que, ante la falta de oposición
de excepciones por el ejecutado o rechazadas éstas, manda llevar adelante la ejecución hasta
hacerse íntegro pago al actor del crédito que ejecuta. Con esta sentencia comienza la ejecución
propiamente dicha, en los bienes del deudor. Según Manuel OSSORIO: “Es la que recae en
juicio eje- cutivo, para llevar adelante la ejecución del fallo. Suele traducirse en la venta forzada
de bienes embargados, de no cumplir en extremo obligado.”

Síndico: Es un funcionario del concurso. Se ocupa de la administración y de la masa, actúa


en representación, tanto del deudor, como de los acreedores,
emite los dictámenes o informes requeridos por el procedimiento y al final rinde cuentas de todo
lo gestionado.

Subasta pública: Según la Real Academia Española la venta pública, de bienes o alhajas que
se hace al mejor postor y regularmente por mandato y con intervención de un juez u otra
autoridad.

Testigo: Es un tercero ajeno al proceso que es llamado a declarar, coactiva- mente, sobre
sus percepciones de hechos pasados, esto es, sobre hechos que ha podido conocer a través
de sus sentidos. Tiene una carga pública y tiene el deber de comparecer, de declarar y de
decir verdad de todo lo que supiere y le fuere preguntado. Debe suministrar razón de sus
dichos.

Título ejecutivo extrajudicial: Documento que contiene un reconocimiento hecho o de una


obligación de pago o de entrega de cosas, realizada por el deudor a favor del acreedor,
consignado en documentos (públicos o privados), papeles de comercio, etc., o de ciertos actos del
poder administrador que traen aparejada la existencia de un débito ejecutable (impuestos, tasas,
contribucio- nes, etc.).

Título ejecutivo: Es “la base del procedimiento de ejecución”. Puede ser judi- cial o extra
judicial.
Según el Profesor Doctor Julio FONTAINE Padre: es el documento en el que consta la
existencia de una obligación o de un Derecho y prueba por si solo esa exigencia en el título.
Los títulos judiciales pueden tener por si la obligación eje. Pagar dinero, otorgar escritura.
Pueden tener diversidad de objetos (Judi- cial) el título judicial (Art. 801 es la ejecución en
especial), da lugar al Proceso ejecutivo de sentencia que puede ser argentina o extranjera y
el título extraju- dicial (Art. 517. Madre de esta materia, regla general) solo de pago de
dinero, da lugar a un juicio ejecutivo.
Títulos Ejecutivos Judiciales: Auténticos por su naturaleza por ser resolución emanada del juez
y público, es un título público. Art. 993 Cciv. Cae por redargución de falsedad.
Títulos Ejecutivos Extrajudiciales: 1)- Convencionales o 2)- legales. 1)- Creados
por voluntad de partes. Relación Jurídica Privada. Que pueden ser: A-
Convencionales Auténticos por si mismos por las partes, con reconocimiento de
la existencia de una obligación que contiene el título público. Ej. Escritura pública.
Pero como no pueden ser impugnados por el
juicio ejecutivo, si tienen despacho inmediato de la vía ejecutiva, si todos los requisitos
están en orden B- Convencionales Presuntamente Auténticos: Títulos de crédito no
públicos sino privados pero no sometidos a tal sistema legislado en el C. Civil. Son
presumidos auténticos por ley si siguen o cumplen ciertas condiciones. Habilitan el
proceso de ejecución hasta para el deudor pruebe que no lo son, con preparación de la vía
ejecutiva. Si nada prueba aunque se alegue falso se pasa a su ejecución. Igual procede,
solo cuando
el deudor lo reclame y lo compruebe puede caer. C- Convencionales No auténticos:
´Preparación de la Vía Ejecutiva. Instrumentos privados que siguen reglas del Código Civil
hacen fe por si mismos a partir de su reconocimiento por el deudor en la medida que sean
reconocidos o adquieran fecha cierta Ej. Contrato de alquiler.

Traslado de la demanda: Presentada la demanda, examinados sus requisitos de


admisibilidad y no observada por el juez, se comunica su existencia a la parte demandada,
cumpliéndose de tal modo con el principio de bilateralidad de audiencia. Tal comunicación
debe hacerse mediante un acto formal: la noti- ficación, por el que se pone en conocimiento la
providencia judicial respectiva, acompañada con las copias de la demanda, a fin de que el
demandado ejercite su derecho de defensa.

Traslado: Providencia mediante la cual el tribunal dispone poner en conoci- miento de


una de las partes alguna petición formulada por la otra.

Verificación de créditos: En términos simples: Es la etapa donde se convoca a todos


los acreedores, para que presenten a comprobar la legitimación per- sonal, la existencia,
exigibilidad y condiciones de sus créditos para oponerlos en el Concurso Preventivo o en
la Quiebra y obtener el pago de los mismos. A partir de esta actividad se confecciona una
nómina de acreedores y se fija un sistema de prioridades o de posiciones, que depende de su
clasificación como créditos de pronto pago, privilegiados o quirografarios, que les otorga una
pre- lación para el futuro cobro, que es inmodificable hasta finalizar el proceso.
m1

módulos

m1 Microobjetivos

• Identificar la norma jurídica, así como también la jurisprudencia y doctrina jurídica


aplicables a los casos hipotéticos planteados -por conformar el material de
estudio obligatorio- a fin de lograr su transferencia a la solución de casos de la
realidad.

• Identificar las características distintivas del juicio ejecutivo, a fin de


reconocer su utilidad instrumental.

• Distinguir las etapas y actos procesales propios del proceso ejecutivo, a


fin de diferenciarlas de las que se cumplen en el juicio ordinario.

• Adquirir el lenguaje técnico específico propio del proceso ejecutivo.

• Utilizar la creatividad razonada en la elección de las pretensiones o defensas


deducibles y en la aplicación del derecho al caso concreto, en el marco de un proceso
ejecutivo, a fin de desempeñar con éxito el rol de abogado litigante o de juzgador,
según sea la situación.
m1 Contenidos

Juicio Ejecutivo

Al objeto de estudio del presente módulo lo


constituye una clase de proceso contencioso
llamado juicio ejecutivo IC
1. El juicio ejecutivo es un instrumento
procesal ágil que, en general, permite al
acreedor recuperar -por la vía judicial-
rápidamente la suma de dinero que se le
adeuda.

Sucede a menudo que una persona –puede ser un amigo, un cliente o nosotros mismos–
reclama judicialmente a otra o es demandada por el cobro de una suma de dinero sobre la
base de un título que consigna tal obligación de pago, como el cheque ley 24.452
(desarrollada en el material de la asignatura), el pagaré Dec. Ley 5965/63 (también
desarrollado en material), una escritura hipotecaria, el saldo deudor de una cuenta corriente
bancaria (art. 793 C.Com. 2), etc. Es por ello que, para obtener el cumplimiento de tal
IC obligación de dar una determinada suma de dinero exigible, líquida o fácilmente liquidable,
en el menor tiempo posible, el legislador -inspirado en principios de celeridad y de
economía procesal- ha diseñado el proceso ejecutivo, cuyo objeto es la ejecución de las
obligaciones consignadas en aquellos títulos que, de reunir las formalidades exigidas por las
leyes, gozan de una presunción de autenticidad, y no la declaración de los derechos de las
partes, sin perjuicio del derecho que a
éstas les asiste de acudir a la vía declarativa que corresponda.
Ud. podrá advertir durante el desarrollo de la materia que existen ciertos títulos que
traen directamente aparejada ejecución, como es el caso del pagaré 3, del cheque, de la liquidación
IC de deuda por impuestos practicada por el Fisco;
en tanto que otros, para adquirir fuerza ejecutiva, necesitan ser completados, vgr. Contratos
de Mutuo y de Locación. Esto se logra con un trámite previo al juicio ejecutivo propiamente
dicho, llamado “Preparación de la Vía Ejecutiva”, a fin de cumplimentar determinados
recaudos formales previstos en la ley, sin los cuales no se habilita la vía ejecutiva.
Del mismo modo, observará que la demanda ejecutiva presenta marcadas
diferencias comparada con la demanda de los juicios declarativos. Por un lado, con relación a la
carga procesal que tiene el actor de explicitar los hechos en estos últimos y, por el otro, con
relación a la carga de la prueba. En efecto, tratándose de un juicio ejecutivo, en virtud de que
el título ejecutivo goza de una presunción de autenticidad, no sólo no se requiere una exhaustiva
explicitación de los hechos en la demanda, sino que se invierte la carga de la prueba, siendo
el demandado quien deberá probar las excepciones que oponga al progreso de la acción. En el
juicio ejecutivo no hay un traslado de la demanda sino citación de remate
(oportunidad para que el ejecutado oponga excepciones al progreso de la
acción). De modo que, es técnicamente incorrecto que, en dicha oportunidad,
el demandado o su apoderado, titule el escrito que presente en el juicio: “Evacua
traslado de la demanda” o “Contesta demanda”. Además, la admisión de la demanda
ejecutiva por el tribunal autoriza sin más trámite el despacho de la medida cautelar (ej.
embargo ejecutivo) solicitada por el actor, sin necesidad de prestar contra-cautela, en virtud de
la apariencia de certeza del derecho declarado en el título en que funda la pretensión. Asimismo,
Ud. advertirá que las defensas de las que se puede valer el ejecutado en el juicio
ejecutivo son limitadas y se encuentran taxativamente enumeradas en la ley, siendo las más
características de este tipo de procedimientos las excepciones de inhabilidad y de falsedad de
título. Por último, observará que la sentencia recaída en este tipo de procesos presenta una
estructura y un contenido diferenciado al de las sentencias que se dictan en juicios
declarativos (vgr. Tratándose de un juicio ejecutivo que no requiere que se prepare la vía, la
declaración de rebeldía se hace en la Parte Resolutiva), y el cumplimiento coactivo de lo
resuelto en ella se lleva a cabo mediante un procedimiento específico de ejecución de
sentencia, distinto al general.
Finalmente, es de suma importancia recordar, una vez más, que el contenido de la asignatura y,
por ende, de este módulo se integra con el material suministrado en los LINKS y en los
Asistentes Académicos (AA) que Ud. encontrará en el Contenido y en las Actividades. En
otras palabras, no encontrará las soluciones aplicables a los casos planteados únicamente
en la ley procesal o sustancial, sino también en aquello que la doctrina o jurisprudencia
interpreta que la ley dice.

JUICIO EJECUTIVO y TÍTULOS EJECUTIVOS.


Para entender dicho procedimiento hay que partir de entender que son los Títulos Ejecutivos:
Según Manuel OSSSORIO, el TÍTULO EJECUTIVO es un Documento que por sí solo se
basta para obtener en juicio correspondiente la aplicación de una oblig- ación. Pueden ser
Instrumentos Públicos o Instrumentos Privados, que traen aparejada la ejecución por ser
reconocidos judicialmente o porque han sido certificados ante escribano público. Cuando es de
naturaleza judicial se puede enumerar como ejemplos, la confesión de deudas líquidas ante juez,
cuentas aprobadas y todo título complementado con el trámite de Preparación de la Vía Ejecutiva,
las sentencias firmes, transacciones de partes homologadas, cobros de multas judiciales y
honorarios de abogados. Y de otra naturaleza existen
las deudas por cuotas alquileres, expensas y los demás mencionados en el artí- culo 517 del
Código Procesal Civil y Comercial de Córdoba, cuya enumeración es ejemplificativa y no
taxativa.
Para el Dr. Julio FONTAINE (Padre), el TÍTULO EJECUTIVO es el Documento en el
que consta la existencia de una obligación o derecho exigible y prueba por sí solo prueba
su existencia. Dichos títulos se dividen en Títulos Madres o Género, que son los del
artículo 517 del Código Procesal Civil y Comercial de Córdoba, que son títulos que para
su ejecución se inicia demanda en reclamo del cumplimiento de su pago en dinero y los
Títulos Especiales son los que comprende la ejecución de una obligación, la entrega de
un objeto, la Eje- cución de una Sentencia, la Ejecución Hipotecaria y la Ejecución
Prendaria entre otros.
• TITULO EJECUTIVO PUEDE SER:
• JUDICIAL
– Sentencia Nacional. (801)
– Sentencia Extranjera (825).
• EXTRAJUDICIAL
– Convencionales (Civil comercial ante deudor remiso).-
– Administrativos
Título completo y suficiente por si mismo. (517 del CPCC). o
Titulo que necesita Preparación de la Vía Ejecutiva. (519 del CPCC).

Los TÍTULOS EJECUTIVOS JUDICIALES. Son Títulos Ejecutivos Especiales, auténticos


por su naturaleza, que emanan del juez, son títulos públicos en los términos del artículo 993
del Código Civil y subsisten hasta ser acusados o demandados por Redargución de Falsedad.
Su fuerza es tal que es receptado
como medios de pago únicos, aparte del dinero, con el mismo valor que tienen los títulos
cambiarios que son los cheques, pagarés y letras de pago. Sus únicos sujetos vinculados o
partes legitimadas son Acreedor-Actor y el Deudor- Ejecutado.
Los TÍTULOS EJECUTIVOS EXTRAJUDICIALES se caracterizan por contener
obligaciones de pago de Deudas líquidas (fácilmente calculables en base a datos que provea el
mismo título) y exigibles (simples e incondicionadas).
Pueden ser CONVENCIONALES, son creados en relaciones privadas civiles o
comerciales, entre personas privadas, sin intervención alguna de funcio- nario judicial,
son certificados por escribanos públicos y se desenvuelve el proceso de su ejecución
cuando hay un deudor remiso. Ejemplo: Contratos de Locación, Deudas de Expensas,
Arrendamientos. Y los EXTRAJUDICIA- LES ADMINISTRATIVOS o LEGALES, con
una vía ejecutiva que opera al ven-
cimiento del plazo establecido para cumplir la obligación convenida. Emanan del Estado, tienen
una regulación legal específica y una especial imposición de cumplimiento generalizado o están
codificados para exigirse desde una deter- minada jurisdicción gubernamental por ejemplo:
Multas, impuestos, tasas, etc. Todo Título Ejecutivo, tiene dos formas de realizarse o
cumplirse, según las cualidades del documento y de la relación jurídica de la que emanan.
Pueden ser Títulos Completos y Suficientes por sí mismos, por ejemplo los del artículo 517
del Código Procesal Civil y Comercial de Córdoba, que contienen deudas líquidas y exigibles,
que son fácilmente liquidables sobre la base de infor- mación o datos que contiene el mismo
documento. O Títulos que necesitan
la Preparación de la Vía Ejecutiva del artículo 519 al 525 del Código Procesal Civil y
Comercial de Córdoba. Esta última clase de títulos, despliegan el JUICIO EJECUTIVO,
sobre la base de los instrumentos que contienen una obligación
y características fidedignas y se pueden efectivizar, en la medida que se complementen con
ciertas operaciones complementarias que se desarrollan ante autoridad judicial y con la cooperación
o actos exigidos a ambas partes. Ejemplos de Preparación de la Vía Ejecutiva: Reconocimientos de
Firmas; prue- bas caligráficas; Reconocimientos de calidad de Locatario- Deudor, de Fiador;
exhibición de recibos de pago del precio de la locación; fijar expresamente plazos para
cumplir las obligaciones que fueron pactadas con plazos indeter- minados. Cumplida la vía
preparatoria, se inicia o se habilita el JUICIO EJECU- TIVO PROPIAMENTE DICHO.
• JUICIO EJECUTIVO
Regulado por los Artículos. 517, 518, 519, 520 y ss del Código Procesal Civil y
Comercial de Córdoba. Según el trámite, se pueden clasificar en:
– EJECUCION INMEDIATA.
– EJECUCION CON PREPARACION DE LA VIA EJECUTIVA
– EJECUCION DE SENTENCIA. (Nacional o Extranjera).
– EJECUCIONES ESPECIALES
E. Hipotecaria.528, 597 a 599 CPCC - 3162CC E.
Prendaria 12962.D.897/95
E. Comercial Cod.Com.
E. Fiscal 806, 9349/04 y Código Tributario Provincial 2006.
El JUICIO EJECUTIVO, es el segundo momento de la jurisdicción o actividad judicial que
le sigue al proceso declarativo, al dictado de la condena al pago. Se desenvuelve sobre
títulos ejecutivos completos y suficientes extrajudicia- les, que contiene deudas líquidas y
exigibles extrajudiciales o se desenvuel- ven sobre la base de Sentencias Declarativas de
derechos o que reconocen deudas, pero para el cumplimiento de la obligación suplirá el juez
por coerción al deudor remiso. Este tipo de juicio tiene el trámite de Juicio Abreviado o
Sumario. Tiene una doble caracterización: I- El conocimiento o campo de cono- cimiento del
juez es limitado, donde la cosa juzgada es formal. Y II- Brevedad
o Celeridad del trámite, los plazos son fatales y perentorios. En este trámite la
iniciativa es del demandado, porque es él quien debe cuestionar el título, debe oponerse,
ofrecer excepciones, pruebas para abrir la etapa discusoria, dem- ostrar que fue mal
despachada la vía ejecutiva y lo que resulte necesario para su mejor defensa. La actividad
declarativa es limitada, solo se analiza la admisi- bilidad de la ejecución, no se estudian
cuestiones de fondo, acá el juez verifica si contiene los requisitos formales de ley para
despachar o negar la ejecución, mediante el dictado de una Resolución que es apelable en los
términos del artí- culo 527 del Código Procesal Civil y Comercial de Córdoba. En este
proceso, el actor-acreedor ya tiene reconocido su derecho con el título, con solo presen- tarlo
ya cumplió su parte.
Cuando procede la EJECUCIÓN se libran, sin más trámite, los Mandamientos de Ejecución
y de Embargo, que ordenan que se traben sobre todos los bienes del deudor y el embargo
para su ejecución con la respectiva anotación de la litis e inhibición general de los bienes,
inscriptos en los distintos registros, donde figuren a nombre del deudor o ejecutado, como
titularidades u otros derechos. Para rematar ya no se exige al Acreedor una contracautela o
fianza, porque la presentación del título prueba que es ya acreedor, además, el juez ordena la
citación para el comparendo y para el remate. El deudor deberá com- parecer y defenderse en
un plazo de tres días o más, según la distancia de su radicación. (Artículo 163 del CPCC).
La Citación de Remate se da por tres días más, que se agregan al primer plazo y en la
práctica se suma y se considera un solo plazo (Artículo 526), entonces se brindan seis días
para que se pre- sente, esté a derecho y oponga excepciones al remate. Pero no se da si ya
los articuló la etapa de la Preparación de la Vía Ejecutiva.
CITACIÓN DEL REMATE: Con ella el juez reconoce la existencia de un título ejecutivo
que será oponible al deudor, en virtud del cual, se han embargan sus bienes y se ejecutarán
salvo que él comparezca y controvierta el título, es decir, que oponga excepciones.
Si vence el plazo de citación de remate sin que oponga excepciones. (Artículo
546) el Tribunal dictará sentencia sin llamamiento de autos, es decir, auto de cuestiones de
pleno derecho. En realidad no es una sentencia igual a las otras, es mas acotada o
resolutiva, sin extensas disposiciones de Vistos o Conside- randos, porque el examen ya lo
hizo cuando despachó la vía ejecutiva, por lo que es una mera formalidad, similar a un
Decreto y que se dicta a los fines de seguir con la ejecución, cuando no se opusieron
excepciones y porque no tuvo la iniciativa o no fue procedente la apertura de la etapa
declarativa. No es impugnable, ya que no resuelve nada que cause agravio, es más una cuestión
de mero trámite. Si el deudor decide cuestionarla, puede oponer excepciones (Artículo 457 del
CPCC).
Luego de citarse a remate, de oponer sus defensas el deudor, la resolución puede ser sobre: 1)-
La validez del procedimiento ejecutivo (con fundamentos resolutivos similares a los que se dictan
por las excepciones dilatorias del procedimiento ordinario). Las excepciones que puede plantear el
demandando en el Juicio Ejecutivo son: incompetencia, falta de personería, litis pendencia,
o cosa juzgada. También en cuanto a la excepción de compromiso arbitral, cuando se han
sometido a la jurisdicción arbitral igual, lo que es decir, que el juez es incompetente.
2)- Otras excepciones son las que atentan contra el título: Falsedad o inhabili- dad del
título, la falsedad como excepción se refiere solo a la falsedad mate- rial. (Distinta a la
ideológica porque esta hace a la causa). Por Ej. Falsificación de firma, adulteración de
texto la Inhabilidad comprende la ineficacia por no reunir las formas que establece la ley. Y
que a su vez no pueden ser suplidas por otros medios. También comprende la falta de
legitimación activa o pasiva (aceptado por doctrina y jurisprudencia en forma pacífica por no
estar incluida en el Art. 457, ya que es obligatoria la legitimación procesal. Se denuncia
por esta Excepción.
3)- Las Causas extintivas de la obligación condicional, que están documen- tadas salvo la
prescripción, respecto de la cual no se exige título alguno. Si opongo compensación de
créditos, el otro título también debe ser ejecutivo, sino no procede como excepción. Nunca
entra la cuestión causal.
El demandado al oponer excepciones, debe acompañar la documental, tal como hizo el actor
en el juicio abreviado, se ve así que el tiene la iniciativa. Si no ofrece la prueba se
rechazan, por inadmisible, sin más trámite. (Art. 548). De las Excepciones Planteadas,
se corre traslado por seis días al actor, para que conteste ofreciendo pruebas. Si hay
prueba que diligenciar, se abre la causa a prueba por 15 días. Una vez concluida la etapa
probatoria, habrán
a alegatos, para los que se corren traslado por 5 días a las partes. (Art. 554). Probado y
Alegado el juicio, se dicta el decreto de elevación de la causa para sentencia y la causa pasa a
fallo por el término de veinte días. El mismo tiene igual efecto que en los demás procesos.
SENTENCIA: El juez tiene que juzgar si la oposición del demandado es legítima (y no la
razón del actor porque ella emana del título). Si considera legítima
la defensa del deudor, se rechaza la ejecución, con lo que revoca el Decreto Inicial con el
que despachó la Vía Ejecutiva. O Si estima que es Ilegítima la defensa del deudor, confirma
el decreto inicial y dicta la Sentencia del Remate es la que rechaza las excepciones y manda
a llevar adelante la ejecución. Es apelable por el ejecutado sin efecto suspensivo.
La Sentencia que admite las excepciones, rechazando la ejecución, es Apelable por el
ejecutante en cuanto a las costas, se debate en doctrina si tiene efectos suspensivo. La
posición mayoritaria es afirmativa, porque según el Artículo 561, se establece que la
sentencia de remate no tiene efecto suspensivo, pero nada dice de esta por lo que lo tendría.
EN EL EJECUTIVO, Ninguna resolución anterior a la sentencia es apelable. Según el
Artículo 559 inciso 1° se deberá plantear Recurso de Reposición. Según el artículo
557 del Código Procesal Civil y Comercial de Córdoba es posible un JUICIO
DECLARATIVO POSTERIOR AL EJECUTIVO. Puede pro-
moverlo cualquiera de las partes luego de recaída la sentencia del ejecutivo, cualquiera fuese la
sentencia a favor de una o de otra de las partes para obtener el pago o para repetirlo. Aquí se
conocerá, completamente, la relación jurídica que dio origen al título ejecutivo, para hacer
Cosa Juzgada Material.
En el caso del deudor que promueva el Declarativo Posterior: A modo de “Juicio de repetición”
puede hacerlo desde el Embargo despachado en el Juicio Ejecu- tivo, no debe esperar al pago que
está obligado a cumplir. (Artículo 529 del CPCC). Ante el mismo juez, con igual competencia
y por conexidad.
EJECUCIONES ESPECIALES.
Son variantes del Juicio Ejecutivo.
En el Código de Procedimientos de Córdoba solo se reglamenta el juicio ejecutivo
hipotecario, porque la ley de Prendas trata el procedimiento de la Ejecución Prendaria.
Entonces en Córdoba. Los juicios ejecutivos especiales son: 1)- Hipotecaria.
2)- Prendaria.
En la Nación hay Ejecución Fiscal y Comercial: 1)- COMERCIAL: Cuando el titulo
ejecutivo documenta el pago de fletes, carta de porteo conocimiento y aprovisionamiento
de buques certificado de deuda firmada por capitán.
2)- FISCAL: El objeto de cobro son tributos, multas del estado. En Córdoba, contemplado por el
Art. 518 inciso 8 e inciso 7.-
EJECUCIÓN HIPOTECARIA: Artículo 528.
Es un Juicio Ejecutivo en cuanto a su estructura general, se basa en un título que es un
Instrumento Público y el cuestionamiento de su falsedad está fuera del Juicio Ejecutivo.
En un juicio común se da entre acreedor hipotecario y deudor propietario del inmueble con
el que garantiza su obligación a cumplir, pero existe otra variante, de que exista un tercer
poseedor, que es adquirente
del bien hipotecado no deudor y este fue constituyente de la hipoteca pero no el principal
obligado frente al acreedor, que siempre se instrumenta el título con forma de escritura
pública, labrada por un escribano público, en pleno ejercicio de sus funciones.
Además de Acreedor y Deudor, el tercero poseedor, está vinculado al juicio de ejecución
hipotecara, incluso puede ser citado e interpelado al pago principal como si fuera un codeudor,
pero entre sus defensas a ejercer, tiene el dere- cho de abandono (que no tiene el deudor).
Mecanismo: Se hace la citación de remate al deudor en forma ordinaria y se le requiere que
informe: A) si existe tercero poseedor. Y B) Que libre oficio al Registro de la propiedad para
que:
1- Informe si existe tercero poseedor; 2- Para saber si existen otros acreedores hipotecarios
sobre el inmueble y 3- para que anote preventivamente la eje- cución que tiene por objeto
evitar que una transmisión del inmueble hipo- tecado haga necesaria la citación del poseedor, lo
conoce porque surge del título, del informe del registro.
Si existe tercero poseedor y el deudor no hubiese satisfecho la deuda hipo- tecaria, por la
que se citó a remate, entonces se lo cita al remate al tercero poseedor, para que en el término
de tres días de comparendo o más y tres días más para que oponga excepciones. Frente a esta
citación, el tercero poseedor puede: 1)- Pagar; 2)- Oponer excepciones o 3)- Abandonar el
bien. Todo esto en virtud del Art. 3162 y ss. del Código Civil. En el posterior
diligenciamiento de la ejecución, sigue el mismo trámite ordinario del juicio ejecutivo
general.
EJECUCIÓN PRENDARIA: Surge de la ley de prenda N° 12962, Decreto 15348/46. El
título es el certificado de prenda inscripto. Tiene dos variantes: 1- JUDICIAL Y 2-
EXTRAJUDICIAL.
1- JUDICIAL: Artículo 26 al 34. Dicen que se hace por un trámite, “Sumarísimo,
verbal por audiencia y actuado”. En la práctica no se cumple y se sigue el trámite del Juicio
Ejecutivo. Porque la ley no reguló el procedimiento verbal. La diferencia con el Juicio
Ejecutivo común, es que el plazo para Apel- ación, según esta norma, es de dos días
hábiles.
2- EXTRAJUDICIAL: Artículo 39. Solo cuando son instrumentos en las
condiciones del Artículo 5. Cuando el Acreedor prendario es el Estado o Enti- dades
financieras nacionales autorizadas por BCRA o entidades financieras y bancarias
internacionales. Cuando ellos como acreedores inician el trámite, basta la simple
presentación del Certificado de Prenda al juez, y desde ese momento entra en mora el
deudor. A estos acreedores no se les exige la consti- tución previa del domicilio ni obtener
una autorización previa, sino que directa- mente el juez procede al secuestro de los bienes del
deudor, mediante un oficio y su entrega al acreedor para que queden a su disposición para
rematarlos. El deudor no puede interponer recurso alguno salvo la vía ordinaria declarativa
posterior, donde hará valer los derechos que crea tener y las defensas a oponer contra el
acreedor. Este trámite es de Ejecución Pura. El Banco sí tiene la obligación de rendir
cuentas del resultado del remate frente al juez y el remate o la venta judicial no se suspende
ni por concurso, incapacidad o muerte del deudor.
EJECUCIÓN DE SENTENCIAS ART.801 Y SS.
A veces los jueces dictan sentencias declarativas que condenan a pagar sumas de dinero ilíquidas,
por ejemplo: reparación del guardabarros y los gastos de diez días de hospitalización o
establece, solamente, las bases en virtud de las cuales se debe hacer el cálculo del monto a
pagar.
Artículo 333: Sentencia de Condena al Pago de Daños y Perjuicios.
Artículo 812: Procedimiento para hacer la liquidación. Proceso de liquidación. NOTA: Todo esto
porque es requisito indispensable tanto para abonar sumas líquidas como ilíquidas. Si se trata
de un título extrajudicial con suma ilíquida, no procede la diligencia de liquidación, sino que va
por vía ordinaria su cálculo y gestión.
PROCESO DE LIQUIDACIÓN: Trámite necesario para que el título judicial sea
ejecutable o despache la vía ejecutiva. El código lo regula en el proceso de ejecución de
sentencia, pero hay que tener en cuenta que no es un trámite ejecutivo sino declarativo o
de conocimiento, donde el juez debe decidir a cuanto asciende el resarcimiento del daño, o
los expresados según condena. Artículo 812. TRÁMITE El Acreedor presenta una
Relación de Daños, igual a la demanda que abre este proceso, donde expresa los rubros a
liquidar, en base a la sentencia declarativa y el importa que atribuye a cada rubro.
Se corre traslado al deudor por 6 días fatales. (artículo 813). Si guarda silencio se aprueba
la liquidación, Artículo 805 al 810, que es el procedimiento para hacer efectiva, hacerla la
cantidad líquida. Si no está conforme Artículo 815. La cuestiona, se abre la etapa de
conocimiento como Juicio Abreviado y así se tramita. En uno y otro caso la sentencia que
pone fin es título ejecutivo.
Sentencia Apelable con efecto suspensivo. Artículo 823.
Puede suceder que la sentencia condena al pago de un monto parcialmente líquido y
parcialmente ilíquido. Entonces, en los rubros líquidos la sentencia es título ejecutivo o
sea que abre la vía ejecutiva, en lo no líquido hay que hacer proceso de liquidación o de
preparación de la vía ejecutiva.
EJECUCIÓN DE SENTENCIA Artículo 805. Proceso por título ejecutivo judicial. El
procedimiento es similar al Juicio Ejecutivo. Artículo 805. 1°Paso: Embargo de bienes del
deudor en forma del Juicio Ejecutivo hasta cubrir el monto.
Artículo 808: Se cita al ejecutado para que oponga excepciones en el plazo de tres días. Las
Excepciones pueden ser de falsedad, prescripción, pago, quita, espera y remisión. Se
oponen igual que en el proceso ejecutivo, con la particu- laridad de que están excluidas las
relativas al procedimiento. (ya que debi- eron plantearse en el procedimiento anterior).
Solo Relativas al título (menos inhabilidad, que solo opera como denuncia de falta de
legitimación activa o pasiva, cuando lo inicia quien o contra quien no es Acreedor o Deudor
según la sentencia, porque es una sentencia y proceden recursos una vez firme queda libre
de todo vicio. Solo Falsedad. Extintivas de la obligación nacida de la sentencia y no: Deben
fundarse en hechos posteriores a la sentencia salvo que la ejecución verse sobre costas u
honorarios, donde sí pueden oponer causas extintivas anteriores. (Artículo 801 del CPCC).
Sino solamente por hechos posteriores (multa impuesta en juicio), para excepción de pago,
quita espera y remisión.
Si el deudor opone excepciones, se corre traslado al ejecutante para que conteste y ofrezca sus
pruebas por el término de tres días. (Art. 810 del CPCC). Luego se tramita la etapa probatoria,
por ejemplo: Pericia con calígrafo.
Luego se pasa a la Sentencia, SIN ALEGATOS, para resolver si se rechaza o no las
excepciones. Si se rechazan. Se para a SENTENCIA DE REMATE (Art. 811). Así opera
la venta del bien y pago conforme a reglas. Implica llevar adel- ante la ejecución, pedir una
caución al ejecutante, venta y pago conforme al cumplimiento de la sentencia. (Art 801). O
sea siempre se llega a sentencia de Remate para luego rematar y cobrar la deuda por suma
de dinero. (Arts. 561- 562-563-564 del CPCC).
Cuando el Objeto de la Obligación no es suma de dinero:
Por ejemplo el tribunal condena a escriturar, a desalojar, a la entrega a perso- nas de
ciertos bienes, la diligencia procesal es similar a la de los otros títulos ejecutivos, pero no
tienen suma de dinero por objeto sino el cumplimiento de obligaciones de hacer o de dar.
Esta ejecución, cumple mediante oficial de justicia, por la fuerza pública o firmando el
juez en sustitución del deudor, en el caso de la escritura. (límite: violencia sobre el
deudor).- Cuando es necesario ejercer violencia física se cumple por equivalente, pago de
daños y perjuicios. En ese caso, se inicia el proceso de liquidación que se tramita por
abreviado. TRAMITE DE CUMPLIMIENTO DE LA SENTENCIA DE REMATE: Art.
561
SENTENCIAS DICTADAS: Dentro del País pero fuera de la Provincia
Antes las ejecuciones de sentencias se diligenciaban por los mismos proced- imientos del
código procesal civil (art. 805), siempre que la sentencia dictada fuera de la provincia y
presentada con los requisitos de autenticidad, de las leyes generales, con la firma
certificada por el tribunal supremo de la otra pro- vincia. HOY YA NO RIGE ESTA
FORMA DE DILIGENCIAMIENTO DE LA EJECU-
CION sino que se rige por la Ley 24441. Los instrumentos públicos otorgados en todas las
demás provincias argentinas, tienen pleno valor como las que son dictadas por autoridades
judiciales de Córdoba, sin necesidad de cumplimen- tar requisito alguno para proceder a su
ejecución. Y conforme al artículo 804 del CPCC, no se puede plantear la incompetencia
del juez que dicta la sen- tencia de origen, que ahora se ejecuta en córdoba. Pero si se
puede impugnar cuando el juez competente para ejecutar no es el que corresponde, por ejem-
plo en razón de materia o de grado de autoridad.
EJECUCIÓN DE SENTENCIA DICTADAS POR TRIBUNALES EXTRANJEROS
(Artículo 825 y 827 CPCC).
Para ser ejecutadas las sentencias extranjeras en Argentina deben obtener el Exequátur, que se
otorgará en los términos de los tratados internacionales que Argentina tenga suscripto con
el país que la dictó y si no hay tratados suscrip- tos entre los distintos países vinculados,
deberán cumplir las condiciones del Art. 825 del CPCC, a saber:
1- Que emane del tribunal que tenga competencia según las reglas argen- tinas de
jurisprudencia internacional.
2- Que se haya garantizado el derecho de defensa del demandado. 3-
Que reuna las condiciones de formas del lugar donde se dictó.
4- Que esté debidamente certificada por autoridad y dada por autentici- dad.
5- No debe violar el orden púbico local (por. Ej. Pena de muerte). 6-
Que no esté en contradicción con la cosa juzgada local.
El EXEQUATOR Se demanda ante el juez ordinario, tramita como juicio abre- viado,
salvedad que sea apelable ante el TSJ. Por el Art. 67 o 617. Obtenido rige el mismo
procedimiento que para la ejecución de las sentencias locales. Recordar que las dos sentencias
condenatorias tanto la del TÍTULO EJECU- TIVO JUDICIAL Y DEL TÍTULO
EJECUTIVO EXTRAJUDICIAL se unen o tienen
en común el cumplimiento de la SENTENCIA DE REMATE. Del Art. 811. Diga- mos
que su trámite empieza a regularse en el Artículo 561 del CPCC y se obtiene la Sentencia
de Remate por la cual se procede a la venta de los bienes y al posterior pago. La sentencia de
remate es apelable sin efecto suspensivo, o sea puede ejecutarse estando pendiente la
Apelación, existe la posibilidad de que se desarrolle un trámite de Juicio Ordinario
posterior porque es posible apelar o que realizar un juicio ordinario de repetición, donde el
apelante debe dar fianza.
SENTENCIA DE REMATE: Es apelable sin efecto suspensivo. Tiene luego un juicio
ordinario de repetición. Por esto el ejecutante debe dar una fianza hasta treinta días después
de quedar firme la sentencia de remate, se establecen treinta días porque la ley la asegura al
ejecutado que mientras esté pendiente la apelación, la ejecución estará afianzada. Una vez
pasados los treinta días de que quedó firme la sentencia, el ejecutante podrá seguir la
ejecución sin fianza.
De la fianza se corre vista al ejecutado, si es rebelde se omite. Luego el juez califica la
fianza y decide si es suficiente o no. Calificación significa que sea suficiente para
garantizar la devolución de lo que se perciba por la ejecución de daños y perjuicios. La
resolución del juez es apelable.
La fianza puede ser personal o real. Por lo general es personal y la firman los otros
abogados amigos o colegas del litigante.
Resuelto esto el trámite se inicia con la liquidación que debe presentar el eje- cutante:
Capital, Intereses, Costas del proceso. Art. 564. Se lo llama “Planilla”,
que también se corre vistas al ejecutado por tres días para que: a)- Si no la impugna la aprueba si
estuviere conforme. O b)- Si la impugna se corre vista al ejecutante por tres días más y se
resuelve.
La liquidación se puede actualizar si se ha hecho con reserva del Derecho y se hace tantas
veces durante el curso del trámite, como quiera el actor, a los fines de actualizarla, también
puede capitalizar los intereses, lo que constituye una forma de Anatocismo autorizados por el
Art. 563Código Civil, Desde cobrado el primer rubro que es el capital y luego los intereses,
etc.
A veces, en la liquidación se modifica lo dispuesto por la sentencia en cuanto al valor a
pagar y se admite que la liquidación no tenga correlato con la senten- cia. Ello no impide
vuelva a revisar el contenido reclamado tal cual se dictó en la sentencia.
La “PLANILLA” puede y debe ser presentada al ejecutado (el art. 505 C.Civ). Además
puede tener la inteción de obtener el curso actualizado de los intere- ses. Por otro lado, la
sola promoción del trámite de ejecución y de liquidación genera honorarios a favor del
abogado del ejecutante, que serán a su cargo. La resolución sobre la impugnación de la
planilla es apelable.
APROBADA LA LIQUIDACIÓN SE INICIA EL PROCEDIMIENTO PARA PAGAR AL
EJECUTANTE Varía según la naturaleza de los bienes embargados.
Artículo 564: Si es dinero, se paga inmediatamente el importe de la liquidación: A)- Se cambia
por dinero. o B- Se entrega al cambio del día anterior al pago fijado por los bancos oficiales.
Distinto es lo establecido por el Artículo 565- Créditos Dinerarios, por ejemplo Pagaré,
letras de cambio, etc. Se traspasan los títulos al acreedor para que gestione su pago y pueda
cobrar debiendo rendir cuenta y en su caso deposi- tar el saldo a la orden del tribunal.
Discusión sobre los créditos en general: Por ejemplo sobre los derechos emergentes de
boleto de compraventa, se discute si se puede rematar o hay que hacer que el ejecutante se
subrogue. En la práctica, se sacan los crédi- tos a remate tanto cuando son dinerarios
como no dinerarios, es más breve
el trámite para cobrar. El Código Procesal de Córdoba lo Admite en el Artículo 569- 587-
Por ejemplos más comunes son por Derechos hereditarios, cuotas de un condominio, cada
usufructo. Etc.
Al ser también bienes materiales o cartulares y no dinero líquido, el proced- imiento
ejecutivo y liquidatorio consiste en su realización a través de la venta por remate público,
para que con lo producido se abone conforme al Artículo 567 y que establece que se pagará
en este orden: 1- Gastos de justicia; 2- Acreedores preferentes; 3- ejecutante; 4- costas
causadas por el ejecutado y 5- remanente al ejecutado se devuelve.
NOTIFICACIONES SOBRE LOS MONTOS DISPONIBLES PARA SU PAGO:
Art. 571. Con antelación no menor de 10 días: AL deudor o ejecutado; a los acreedores
hipotecarios o prendarios para que puedan controlar y cobrarse sobre el precio producido.
Y a los jueces que hubiesen ordenado otros embar- gos sobre el mismo bien, surge del
informe del Registro cobran antes por el privilegio del primer embargante.
EXIMICIÓN DE CONSIGNAR (Art. 581). Se permite al ejecutante ser comprador del bien
a ejecutar, es decir adjudicárselo en propiedad, por lo que no deberá abonar el monto de la
compra hasta el valor de la liquidación, porque hay com- pensación, pero sí por la diferencia y
además tiene que pagar la comisión del martillero, los gastos del remate, las tercerías y a
los acreedores preferentes.
El Código Civil y el Código Procesal Civil y Comercial. Prevén las subastas progresivas,
cuando se embargaron muchos bienes el juez debe determinar el orden a los fines que con la
venta de los primeros se cubran todos los montos y así no dañar innecesariamente al deudor.
Art. 572. Puede pedir el dueño que se suspenda el resto.
En caso de bienes no registrables, contra el pago se entrega la cosa adquirida
al comprador, es provisoria y en carácter de depósito judicial hasta que se apruebe el remate,
recién allí queda convertido en propietario También se cumplimentará con la Inscripción
Registral, de la Adquisición por subasta y constatado esto en el expediente de la causa, visado
por el tribunal se proced- erá al:
PAGO AL EJECUTANTE El obtenido se destina: 1)- Gastos de Justicia: Costas,
honorarios, tasas, edictos, comisión del martillero. 2)- Acreedores preferentes; 3)- Se hacen
reservas para los terceros pendientes Art. 438, salvo que el ejecu- tante hubiese dado
fianza. 4)- Acreedor ejecutante, 5)- costas por defensa del deudor, 6)- remanente al deudor.
Cuando hay un acreedor preferente se le hace cargar con los gastos de justicia en la medida en que
hayan sido en beneficio suyo el remate realizado.

MODELO DE SOLICITUD DE LA PREPARACION DE LA VÍA EJECUTIVA

PRERARA LA VIA EJECUTIVA

SR .JUEZ.
AA, Abogado, Matrícula Profesional, fijando domicilio en…,
ante SS comparezco y digo:
I. Que obro en representación del señor (Nombre y Apellido, mayor de edad (o fecha
de nacimiento), DNI N°…, domiciliado en calle… N°…, según carta poder, original que
acompaña al presente.
II. Que según contrato de locación, que en original y copias acompaño, el Sr. DD es
locatario del inmueble… (citar el domicilio del inmueble en cuestión), propiedad de mi
mandante, desde la fecha dd/mm/aa, adeuda alquileres de los meses…del corriente año, por
un monto mensual de $$.
III. Que mi representado, hasta el día de la fecha, no ha expedido recibos cancelatorios
por el concepto de pagos cuotas del precio de locación con- venida.
IV. Que el Sr. FF, DNI N°…, domiciliado en….es Fiador personal, liso y llano
del locatario.
V. Que a los fines de cumplimentar con las diligencias propias de la Preparación de
la Vía Ejecutiva, deberá procederse según lo establecido por el artículo 519, inciso 1 y 2 del
Código Procesal Civil y Comercial de Córdoba. PETITORIO:
Por todo lo expuesto solicito:
1- Que me tenga por presentado, por parte y constituido el domicilio legal indicado.
2- Que a los fines de Preparar la Vía Ejecutiva, pido se cite al Sr. DD, para que
haga manifestaciones del Art. 519 inciso 1° y 2° del CPCC. Y al Sr. FF respecto al inciso
1°del mismo, bajo apercibimiento de ley.-
3- Tenga por presentadas en ejemplar original y copias del contrato de locación
relacionado para pruebas.
4- Oportunamente tenga por preparada la vía ejecutiva. SERA
JUSTICIA.

ESQUEMA DE DEMANDA EJECUTIVA:

A. REQUISITOS GENERALES DE LA DEMANDA. (175.CPCC).


B. REQUISITOS ESPECIFICOS DE LA EJECUCIÓN: En la descripción de
los Hechos, se describe literalmente el título ejecutivo, causa de origen, monto,
intereses, plazo o fecha de vencimiento y lugar de pago.
C. Debe adjuntarse el título original y dos copias firmadas (ej. Pagaré: título
original y documento del protesto).-
D. Solicitud del Embargo. 275 CPCC.
Se puede ampliar el embargo, si vencen más plazos, para incluir más cuotas o pagos que
se adeuden. Hasta el momento en que se dicte la Sentencia de Remante.

LOS MODELOS DE DEMANDAS EJECUTIVAS Y SENTENCIAS EJECUTIVAS,


OBRAN EN LA BIBLIOGRAFÍA DE LA ASIGNATURA.

Enunciados ya los lineamientos generales del juicio ejecutivo, es hora de pon- ernos a trabajar.
Confiamos en su capacidad como futuro operador del derecho para realizar las tareas propuestas
en el presente módulo. ¡Adelante!
m1 |contenidos | información complementaria 1 | IC
asistenteacadémico1
m1 |contenidos | información complementaria 2 | IC
asistenteacadémico2

Art. 793 C.Com.


Artículo 793.- Por lo menos 8 días después de terminar cada trimestre o período convenido
de liquidación, los Bancos deberán pasar a los clientes sus cuentas corrientes pidiéndoles
su conformidad escrita, y ésta o las observaciones a que hubiere lugar, deben ser
presentadas dentro de 5 días.

Si en este plazo el cliente no contestare, se tendrán por reconocidas las cuentas en la forma
presentada, y sus saldos, deudores o acreedores, serán definitivos en la fecha de la cuenta.

Las constancias de los saldos deudores en cuenta corriente bancaria, otorgadas


con las firmas conjuntas del Gerente y Contador del Banco serán consideradas
títulos que traen aparejada ejecución, siguiéndose para su cobro los trámites
que para el juicio ejecutivo establezcan las leyes de procedimientos del lugar
donde se ejercite la acción.

Se debitarán en cuenta corriente bancaria los rubros que correspondan a movimientos


generados directa o indirectamente por el libramiento de cheques. Se autorizarán débitos
correspondientes a otras relaciones jurídicas entre el cliente y el girado cuando exista
convención expresa formalizada en los casos y con los recaudos que previamente autorice el
Banco Central de la República Argentina.

m1 |contenidos | información complementaria 3 | IC


asistenteacadémico3

Para acceder a la información complementaria correspondiente diríjase al CD- ROM.

m1 Material

Diríjase a la página 7 para leer el contenido de este material.

m1 Actividades

m1 | actividad 1

Es tiempo de vacas gordas… para algunos


Alquilo Bien S.A., una importante sociedad dedicada al rubro inmobiliario y que opera en
la zona sur y centro de la ciudad de Córdoba, ha incrementado considerablemente los
contratos de locación en los que interviene como corredora inmobiliaria, con motivo de la llegada
de numerosos estudiantes. Usted, abogado de profesión, se desempeña a su vez como Presidente
del Directorio de esa S.A., cuyo patrimonio refleja el incremento de la actividad. La Asamblea
de accionistas (órgano de gobierno de la sociedad) ha resuelto la distribución de los dividendos
del ejercicio anual cerrado Art. 234, inc. 1º, LSC IC 1, decisión que sin dudas lo
ha beneficiado, toda vez que se tradujo en una mejora de su estatus económico- social (compra
de un vehículo 0 km, vacaciones en el exterior con su familia, etc.) Mauro Gayma, un viejo
conocido de la infancia que se dedica al comercio, ha sido testigo de esa buena racha y,
agobiado por sus deudas (contraídas con el banco en el que sacó un crédito hipotecario), decide
pedirle un préstamo de dinero por la suma de pesos un mil ($1.000). Ud. accede al pedido de
Mauro pero bajo ciertas condiciones: 1º) Que dicho convenio quede plasmado en un Contrato
de Mutuo; y 2º) que le libre a su favor un pagaré a la vista Art. 35 y 36
DL 5965/63 2 con la cláusula “sin protesto” Art. 50 DL 5965/63 3, como
garantía de su cumplimiento;
IC
condiciones que son aceptadas por Gayma. Tiempo IC
más tarde,
habiendo transcurrido seis meses desde la emisión del pagaré, Ud. se apersona en el domicilio
del deudor y le presenta al cobro el cambial antes aludido, gestión que resulta infructuosa,
siendo innumerables las excusas ensayadas por Gayma para justificar el incumplimiento de
su obligación. Tal situación lo motiva a promover una acción cambiaria Arts. 46 y 103 DL
5965/63
IC 4, por la vía más expedita y rápida que prevé la legislación vigente, teniendo como base dicho
documento.

A) Asuma el rol de actor y confeccione la demanda respectiva. A tal fin,


deberá tener en cuenta lo establecido en los artículos 37, 88, 90, 175, 182 del
C.P.C.C. IC 5.

El Tribunal provee al escrito de demanda ejecutiva mediante el siguiente decreto:


A 1

Córdoba, 02 de septiembre de 2008. Por presentado, por parte y con el domicilio procesal
constituido. Admítase la presente demanda, la que se sustanciará por el trámite del juicio
ejecutivo. Líbrese mandamiento de ejecución y embargo por la suma reclamada con más el
30% en que se estiman provisoriamente los intereses y costas del juicio. Cítese y
emplácese al demandado para que en el plazo de tres días comparezca a estar a derecho bajo
apercibimiento de rebeldía y cíteselo de remate en la misma diligencia para que en tres días
más, vencidos los primeros, oponga excepciones legítimas, bajo apercibimiento de mandar a
llevar adelante la ejecución. Notifíquese.
Luego de notificar del primer Decreto al Sr. Gayma, Ud. se presenta ante los estrados del
Tribunal. Al consultar el expediente, advierte que el ejecutado ha comparecido y opuesto
una excepción, razón por la cual solicita prestado el expediente, haciendo constar en el
recibo respectivo que el motivo del préstamo
es “evacuar traslado” art. 69 inc. 1, CPCC IC 6, quedando de esta forma notificado
de todo lo actuado, por retiro de expediente art. 151, CPCC IC 7.
De la lectura del escrito presentado por el demandado surge que, con el patrocinio letrado de la
Dra. Milagros Cafurini, ha opuesto la Excepción de Inhabilidad de Título. Funda esta
defensa en el argumento según el cual, el actor nunca se presentó para el cobro del pagaré en
el domicilio del demandado, el que fuera designado como lugar de pago. Sostiene que el
documento en cuestión se trata de un título inhábil por no encontrarse vencido -no contiene una
deuda exigible en los términos del art. 517, CPC-, y por lo tanto, carece de una formalidad
esencial. La falta de presentación del título al cobro tuvo por efecto que el demandado no haya
incurrido en mora, ya que la cláusula “sin protesto” no lo eximía al actor del cumplimiento de
esa carga. Tampoco el accionante acreditó haberla cumplido.

B) En esta instancia, le solicitamos que conteste la excepción de la que se


le corrió traslado, proporcionando los argumentos jurídicos por los cuales
dicha defensa no debe prosperar. Para ello puede citar la jurisprudencia
fijada por el Tribunal Superior de Justicia en autos: Compañía Financiera
Argentina SA c/ Nievas, Juan José – Ejecutivo – Recurso de Casación IC 8.
(Semanario Jurídico: Número: 1458, 20/05/2004)
m1 |actividad 1 | IC
información complementaria 1

ARTÍCULO 234. — Corresponde a la asamblea ordinaria considerar y resolver los


siguientes asuntos:

1) Balance general, estado de los resultados, distribución de ganancias, memoria e informe del
síndico y toda otra medida relativa a la gestión de la sociedad que le competa resolver
conforme a la ley y el estatuto o que sometan a su decisión el directorio, el consejo de
vigilancia o los síndicos.

2) Designación y remoción de directores y síndicos miembros del consejo de vigilancia y


fijación de su retribución.

3) Responsabilidad de los directores y síndicos y miembros del consejo de vigilancia;

4) Aumentos del capital conforme al artículo 188.

Para considerar los puntos 1) y 2) será convocada dentro de los cuatro (4) meses del cierre
del ejercicio.

m1 |actividad 1 | IC
información complementaria 2

Art. 35. – La letra de cambio puede girarse:


-A la vista.
-A un determinado tiempo vista.
-A un determinado tiempo de la fecha.
-A un día fijo.
Las letras de cambio giradas a otros vencimientos distintos de los indicados o a
vencimientos sucesivos son nulas.
Art. 36. – La letra de cambio a la vista es pagable a su presentación. Ella debe presentarse
para el pago dentro del plazo de un año desde su fecha, pudiendo el librador disminuir o
ampliar este plazo. Estos plazos pueden ser abreviados por los endosantes. El librador
puede disponer que una letra de cambio a la vista no se presente para el pago antes de un
término fijado. En tal caso el plazo para la presentación corre desde este término.

m1 |actividad 1 | IC
información complementaria 3

Art. 50. – El librador, el endosante o el avalista pueden, por medio de la cláusula “retorno
sin gastos” o “sin protesto” o cualquiera otra equivalente, dispensar al portador de
formalizar el protesto por falta de aceptación o de pago para ejercer la acción regresiva.
Cuando la cláusula integre el texto impreso de la letra de cambio, será suficiente la firma
de ésta por el librador; cuando se la inserte manuscrita o por otro medio, se requerirá que la
cláusula sea especialmente firmada, sin perjuicio de la firma de creación de la letra de
cambio.
En las condiciones indicadas precedentemente, la letra de cambio es título ejecutivo hábil sin
necesidad de protesto en los términos del artículo 60.
Si la cláusula hubiese sido insertada por el librador, produce sus efectos con relación a todos
los firmantes; si hubiese sido insertada por cualquier otro firmante, produce sus efectos sólo
respecto de éste.
Esta cláusula no libera al portador de la obligación de presentar la letra de cambio en los
términos prescriptos ni de dar los avisos. La prueba de la inobservancia de los términos
incumbe a quien la invoca contra el portador.
Si no obstante la cláusula insertada por el librador, el portador formalizare el protesto, los
gastos quedan a su cargo. Cuando la cláusula se inserte por cualquier otro firmante, los
gastos de protesto pueden repetirse contra todos los obligados.

m1 |actividad 1 | IC
información complementaria 4

Art. 46. – La acción cambiaria es directa o de regreso; directa contra el aceptante


y sus avalistas; de regreso contra todo otro obligado.

Art. 103. – Son aplicables al vale o pagaré, en cuanto no sean incompatibles con la
naturaleza de este título, las disposiciones de la letra de cambio relativas: al endoso
(artículos 12 al 21); al vencimiento (artículos 35 a 39); al pago (artículos 40 a 45); a los
recursos por falta de pago y al protesto (artículos 46 al 54 y 56 al 73); al pago por
intervención (artículos 74 y 78 al 82); a las copias (artículos 86 y 87), a las alteraciones
(artículo 88); a la prescripción (artículos 96 y 97); a los días feriados; al cómputo de los
términos y a la prohibición de acordar plazos de gracia (artículos 98 al 100). Son
igualmente aplicables al vale o pagaré las disposiciones establecidas para la letra de
cambio pagable en el domicilio de un tercero o en otro lugar distinto del domicilio del
girado (artículos 4 y 29); las relativas a la cláusula de intereses (artículo 5.); a las
diferencias en la indicación de la suma a pagarse (artículo 6.); a los efectos de las firmas
puestas en las condiciones previstas por el artículo 7; a las firmas de personas que invocan
la representación de otras sin estar facultadas para ese acto o que obran excediendo sus
poderes (artículo 8.) y a la letra de cambio en blanco (artículo 11). Son igualmente
aplicables al vale o pagaré las disposiciones relativas al aval (artículos 32 al 34) si el aval,
en el caso previsto por el artículo 33, último párrafo, no indicara por cuál de los obligados
se otorga, se considera que lo ha sido para garantizar al suscriptor del título. Se aplicarán
también al vale o pagaré las disposiciones relativas a la cancelación de la letra de cambio
(artículos 89 al 95).

m1 |actividad 1 | IC
información complementaria 5

ARTÍCULO 37.- TODO escrito se encabezará con la expresión de su objeto, el nombre de


quien lo presenta, su domicilio constituido y la enunciación precisa de la carátula del
expediente. Quien actúe por otro expresará, además, por quien lo hace.

ARTÍCULO 88.- TODA persona que inicie un trámite judicial o comparezca por primera
vez en el proceso, sea por derecho propio o en representación de
terceros, deberá manifestar su domicilio real y constituir domicilio especial dentro del perímetro
que para cada sede establezca el Tribunal Superior de Justicia, sin lo cual no podrá ser oído en
juicio.

ARTÍCULO 90.- EL que se presente en juicio por un derecho que no sea propio, aunque le
competa ejercerlo en virtud de su representación legal, deberá acompañar en su primer escrito
los documentos que acrediten el carácter que inviste.

Cuando se invoque un poder general para pleitos, se considerará suficiente la agregación de


una copia del mandato autorizado por el letrado, con la declaración jurada de éste sobre su
fidelidad y subsistencia, sin perjuicio de que, de oficio o a requerimiento de parte, se le
exija la presentación del testimonio notarial a los fines de su confrontación. El letrado será
legalmente responsable de cualquier falsedad.

Los poderes especiales para actuar en cualquier clase de juicio, podrán ser otorgados apud-
acta, o por carta poder con firma autenticada por escribano, juez de paz o secretario judicial.

ARTÍCULO 175.- LA demanda se deducirá por escrito y expresará:


1) El nombre, domicilio real, edad y estado civil del demandante; tipo y número de documento
de identidad.
2) El nombre y domicilio del demandado.
3) La cosa que se demande designada con exactitud.
Si se reclamase el pago de una suma de dinero, deberá establecerse el importe pretendido,
cuando ello fuese posible, inclusive respecto de aquellas obligaciones cuyo monto depende
del prudente arbitrio judicial.
4) Los hechos y el derecho en que se funde la acción.
5) La petición en términos claros y precisos.

ARTÍCULO 182.- EL actor deberá acompañar a la demanda los documentos de que haya de
valerse. Si no los tuviese, los designará con la mayor precisión posible, expresando su
contenido y el lugar en que se encuentren, bajo pena de abonar, si los presentara después,
las costas causadas por la presentación tardía.

m1 |actividad 1 | IC
información complementaria 6

ARTÍCULO 69.- Los expedientes en trámite no podrán ser retirados del tribunal salvo en
los siguientes casos:
1) Para evacuar traslados o vistas.
2) Para confeccionar cédulas de notificación, providencias, oficios o exhortos.
3) Cuando lo requieran para el cumplimiento de sus funciones los peritos, los martilleros y
los miembros del Ministerio Público.
4) En los demás casos que las leyes determinen.
m1 |actividad 1 | IC
información complementaria 7

ARTÍCULO 151.- EL retiro del expediente por el apoderado o patrocinante, de conformidad


con lo establecido en los artículos 69 y 70 de este Código, importará notificación de todo lo
actuado.

m1 |actividad 1 | IC
información complementaria 8

Para acceder a la información complementaria correspondiente diríjase al CD- ROM.

m1 |actividad 1 | AA
asistenteacadémico1

También es posible que el Tribunal dicte otros decretos de “mero trámite” antes de admitir
la demanda, esto dependerá de la documentación acompañada juntamente con la demanda.
Por ejemplo:

Córdoba,…… de de …. Cumplimente aportes colegiales bajo apercibimiento


del Art. 36 de la ley 5805, de la Caja de Jubilaciones y Pensiones bajo apercibimiento del
Art. 22 de la ley 6468. Advirtiendo el proveyente que en autos no se ha cumplimentado la
Tasa de Justicia, conforme a lo establecido por la Ley Impositiva Anual, emplácese al
accionante para que en el plazo de quince días cumplimente la tasa de actuación faltante, bajo
apercibimiento de lo dispuesto por el Art. 86 del CPCC y bajo apercibimiento de certificar la
existencia de la deuda (Art. 239 del C. Tributario), lo que constituirá título ejecutorio en los
términos del Art. 801 del CPCC y habilitará la ejecución de la misma por el Estado
Provincial (Art. 246 del C. Tributario). Acompañe título base de la acción y acredite la
personería invocada.

Córdoba,…… de…….. de …. Por presentado, por parte en el carácter invocado y con el


domicilio procesal constituido. Previo a proveer, emplácese al actor para que en el plazo de
30 días cumplimente el art. 175 inc. 2 CPC (domicilio del demandado), bajo
apercibimiento del art. 176 del mismo cuerpo ritual.

Art. 36 de la ley 5.805: En caso de falta de pago, todas las cuotas, contribuciones y
sanciones pecuniarias establecidas en esta Ley, se cobrarán por vía de apremio, sirviendo como
título ejecutivo la copia autorizada de la resolución o liquidación respectiva.

Art. 22 de la ley 6.468: El Tribunal donde se inicie el juicio deberá controlar el pago del
aporte correspondiente y no ordenará el trámite mientras no se acredite
haber cumplido con el aporte o tratarse de un caso de eximición. Cuando se trate del
cumplimiento de cargas procesales en el día del vencimiento del plazo acordado y el acto se
cumpla fuera del horario bancario, el Tribunal podrá acordar cuarenta y ocho horas de plazo
perentorio para efectuar el aporte, bajo el apercibimiento de suspender el trámite del juicio,
en el caso del actor y de las sanciones previstas en el art. 68 en todos los supuestos.
El pago de los aportes establecidos en esta Ley se comprobará con la boleta de depósito, a la
orden de la Caja, en la que constará la carátula del juicio, domicilio, matrícula y número de
afiliado del profesional interviniente, el monto del juicio y demás elementos individualizantes.

m1 | actividad 2

Limpieza de morosos

El Directorio de “Alquilo Bien S.A.” decide iniciar acciones legales en contra de locatarios
de inmuebles de su propiedad, que adeuden dos o más mercedes locativas mensuales, los
que previamente fueron intimados al pago mediante Carta Documento. Usted, Presidente del
Directorio, se encuentra muy atareado y sin tiempo suficiente para encargarse de la
tramitación de esos juicios, por lo que, actuando en representación de dicha razón social,
otorga un Poder General para pleitos a favor del Dr. Edgar Enemigó, un colega de su
confianza.
El letrado apoderado inicia la Preparación de la Vía Ejecutiva (PVE), en cada caso, dando
así cumplimiento al procedimiento señalado en el art. 519 incs. 1
y 2 del C.P.C.C. IC 1. Uno de sus demandados, es la locataria Carola Ernestina
Frachetta, a quien se le reclaman el pago de tres mensualidades adeudadas,
correspondientes a los meses de enero, febrero y marzo del corriente año. Notificada de la
citación ordenada a los fines de que efectúe las manifestaciones previstas en el art. 519, incs.
1 y 2, Frachetta comparece, con el patrocinio letrado del Dr. Manuel Rodrigo Suárez,
reconoce su calidad de locatario y exhibe el último recibo que acredita el pago del alquiler
correspondiente al mes de diciembre de 2008.

Preparada de tal forma la Vía Ejecutiva, el Dr. Enemigó promueve formal demanda ejecutiva.
Dentro del plazo de la citación de remate, la demandada Frachetta opone la excepción de Falta de
Personería, fundada en que el poder acompañado
por el Dr. Enemigó (arts. 170, 85 y 87, CPCC IC 2) resulta insuficiente para
acreditar la personería que invoca (apoderado de la SA). Sostiene en tal sentido que, del Poder
surge que quien se presenta ante el escribano -interviniente en el acto del apoderamiento-
como Representante Legal de “Alquilo Bien SA”, Presidente del Directorio (usted), es
quien en tal carácter otorga el Poder al letrado Enemigó para que represente en juicio a la
sociedad, siendo que el otorgamiento de poderes de representación es, por naturaleza, un
típico acto de administración que, por ende, debe ser decidido por el Directorio (art. 255, LSC
3), circunstancia que resulta suficiente para descalificar el mandato otorgado por quien ejerce
IC su presidencia (órgano ejecutivo de la SA). En suma, no surge del poder acompañado ni de
ninguna otra documentación, que exista un acta del
Directorio que autoriza al Presidente a otorgar Poderes.

Redacte el escrito que presentará el Dr. Enemigó para contestar la excepción


de falta de personería opuesta por el demandado, suministrando argumentos
jurídicos para convencer al Juez acerca de la improcedencia de tal defensa.
Para realizar esta actividad tenga especialmente en cuenta la jurisprudencia
fijada por el Tribunal Superior de Justicia en autos “Banco Julio S.A. c/ José
Antonio Bonadero - PVE - Recurso de Casación” IC 4.

m1 |actividad 2 | IC
información complementaria 1

ARTÍCULO 519.- La vía ejecutiva podrá prepararse solicitando que:


1) El deudor reconozca su firma, cuando el documento no trajere directamente aparejada
ejecución.
2) Para la ejecución por alquileres o arrendamientos, el demandado manifieste si es locatario o
arrendatario y, en caso afirmativo, exhiba el último recibo.
3) El tribunal señale el plazo dentro del cual deba hacerse el pago, si en el título se
estableciere un plazo incierto para que una obligación líquida o liquidable conforme al art.
517.

m1 |actividad 2 | IC
información complementaria 2

ARTÍCULO 170.- LOS traslados y vistas se correrán entregando al interesado, juntamente


con las cédulas de notificación, las copias a que se refiere el art. 85, siempre que aquéllas
no hubieren sido entregadas con anterioridad.

ARTÍCULO 85.- TODA gestión ante los tribunales debe hacerse por escrito, o por otros
medios idóneos, de acuerdo con la reglamentación que se dicte, con excepción de las que no
requieren patrocinio conforme el art. 81, que podrán hacerse por diligencia.
De todo escrito del que deba darse vista o traslado, de sus contestaciones, de los que tengan
por objeto ofrecer prueba o promover incidentes y de los documentos previstos en el art. 87,
deberán acompañarse tantas copias como partes intervinientes haya, las que se cargarán de
conformidad a lo establecido en el art. 39, y se entregarán a las otras partes al practicárseles la
primera notificación, dejándose constancia en la cédula o en los autos.
Las copias deberán ser firmadas por la parte, su apoderado o letrado patrocinante,
indistintamente.

ARTÍCULO 87.- LA parte que presentare documentos deberá acompañar copia que se
agregará a los autos, quedando reservados los originales en secretaría. El tribunal, a pedido
de parte, podrá eximir de la obligación de acompañar copia de los documentos cuya
reproducción fuese dificultosa por cualquier razón atendible. En tal caso, arbitrará los
medios necesarios para obviar los inconvenientes derivados de la falta de copia, para lo cual el
juez podrá ordenar la formación de un cuerpo separado con copias de la documental no
agregadas a los autos. La resolución será irrecurrible.
Cuando se presentaren documentos en idioma extranjero, deberá acompañarse su traducción
realizada por traductor público matriculado, bajo apercibimiento de tener por no presentados los
documentos, sin recurso alguno.
En caso de urgencia el tribunal a petición del interesado, podrá otorgar plazo para
acompañar la traducción, bajo el mismo apercibimiento.
m1 |actividad 2 | IC
información complementaria 3

Directorio. Composición; elección.

ARTÍCULO 255. — La administración está a cargo de un directorio compuesto de uno o más


directores designados por la asamblea de accionistas o el consejo de vigilancia, en su caso. En
las sociedades anónimas del artículo 299 se integrará por lo menos con tres directores.

Si se faculta a la asamblea de accionistas para determinar el número de directores, el estatuto


especificará el número mínimo y máximo permitido.

m1 |actividad 2 | IC
información complementaria 4

Para acceder a la información complementaria correspondiente diríjase al CD- ROM.

m1 | actividad 3

¡Te hiciste la sota!

En uno de los juicios ejecutivos que debe iniciar la Sociedad (SA) que Ud. representa -para
obtener el cobro de alquileres vencidos y adeudados por algunos de sus inquilinos-, que
fuera encomendado al Dr. Edgar Enemigó, en virtud del Poder General para pleitos
oportunamente otorgado a su favor, la locataria morosa es la Srta. Guadalupe Sota. Citada
ésta a los fines previstos en el inc.1 y 2 del art. 519, CPCC, bajo el apercibimiento previsto
en el art. 523 IC
1 de ese mismo cuerpo legal, ésta no comparece, con lo que se hace efectivo dicho
apercibimiento, quedando por ende Preparada la Vía Ejecutiva. Luego, el Dr. Enemigó
promueve formal demanda ejecutiva, solicitando en el mismo acto que se trabe embargo
ejecutivo sobre un inmueble de propiedad de la demandada, en garantía del cobro de su
crédito, a cuyo fin peticiona se libre el oficio respectivo al Registro General de la
Provincia. El Tribunal provee a lo solicitado en los siguientes términos:

Córdoba,…de…… de……. Por presentado, por parte, en el carácter invocado y con el domicilio
procesal constituido. Cítese de remate a la demandada para que en el plazo de 3 días
oponga excepciones legítimas, bajo
apercibimiento (art.546, CPCC IC 2). Notifíquese. A la cautelar: previamente
ofrezca fianza y se proveerá.

Analice la posibilidad de impugnar dicho decreto mediante la vía idónea.


Para resolver esta actividad es importante que usted analice los Requisitos
de Admisibilidad de las Medidas Cautelares IC 3. Como ayuda, se le brindan
algunas claves IC 4.
m1 |actividad 3 | IC
información complementaria 1

ARTÍCULO 523.- EL demandado será emplazado para el reconocimiento de firma, o la


manifestación en caso de locación, en la forma ordinaria, bajo apercibimiento de ser tenido por
confeso si no compareciere sin causa justificada, o no hiciere manifestación alguna.
El desconocimiento de firma o de la calidad de locatario deberá ser efectuado por el demandado,
en forma personal ante el actuario, dentro del plazo fijado. Si se tratare de una persona jurídica
deberá hacerlo su representante legal.
En caso de desconocimiento insincero será aplicable lo dispuesto por el art. 83.

m1 |actividad 3 | IC
información complementaria 2

ARTÍCULO 546.- TRANSCURRIDO el plazo de la citación de remate sin que se haya opuesto
excepción legítima, el tribunal dictará sentencia sin llamamiento de autos.

m1 |actividad 3 | IC
información complementaria 3

Requisitos de Admisibilidad de las Medidas Cautelares

a- Verosimilitud del derecho (Fumus bonis iuris): se requiere una aparente


credibilidad del derecho invocado en juicio o la acreditación de la probabilidad de su
existencia. Para su demostración, en algunos casos es suficiente la mera invocación o
alegación de las circunstancias fácticas; en otros casos, es necesario la aportación de elementos
probatorios capaces de formar la convicción del juez para la admisión de la medida.
b- Peligro en la demora (Periculum in mora): implica una probabilidad fundada de que
puedan alterarse las circunstancias fácticas existentes al tiempo de solicitar la medida.
Ambos son requisitos específicos que fundamentan las pretensiones cautelares y tienden a
impedir que la tutela jurídica aguardada el peticionante pueda frustrarse.
c- Otorgamiento de contracautela: es necesario ofrecer una adecuada caución o garantía a
la parte contraria por los eventuales daños que la medida pudiere
ocasionar (art. 459, CPCC Este IC 1).
requisito es eventual, es decir que su concurrencia dependerá de la
credibilidad del derecho invocado, cuanto mayor sea ésta, menor será el requerimiento de
contracautela. Además, en ciertos casos la ley exime al peticionante de su otorgamiento, tal es
el caso de:
- El Estado Nacional, Provincial, Municipal, las comunas, los entes oficiales
autárquicos, y a quien litigue asistido por Asesor Letrado o con
el Beneficio de Litigar sin Gastos (art. 460, CPCC IC 2).
- Quien hubiere obtenido una sentencia favorable.
- El Cónyuge, en los Juicios de Nulidad de Matrimonio, Divorcio, Separación Personal
o Separación de Bienes.
- Los Coherederos, respecto de los bienes de la Sucesión.
- Los Comuneros, en los juicios de División de Cosas Comunes.
- Los Socios, en los procesos de Liquidación de Sociedades.
- El que requiera Alimentos, en el Juicio Alimentario. (art. 469, CPCC 3) IC

m1 |actividad 3 | información complementaria 3 | IC


información complementaria 1

Art. 459. CPCC

ARTÍCULO 459.- El solicitante deberá prestar fianza u otra caución, según el caso, por las
costas y daños y perjuicios, si resultare que el derecho que se pretende asegurar no existe.
El fiador deberá ser persona de reconocida solvencia y la fianza se otorgará en acta
levantada ante el tribunal.
La determinación del monto de los daños y perjuicios se sustanciará por vía incidental.

m1 |actividad 3 | información complementaria 3 | IC


información complementaria 2

Art. 460. CPCC

ARTÍCULO 460.- NO se exigirá caución a la Nación, la Provincia, las Municipalidades, las


Comunas, los entes oficiales autárquicos, y a quien litigue asistido por asesor letrado o con
beneficio de litigar sin gastos.

m1 |actividad 3 | información complementaria 1 | IC


información complementaria 3

Art. 469. CPCC

ARTÍCULO 469.- PUEDEN pedir embargo preventivo sin prestar caución:


1) Quien hubiere obtenido una sentencia favorable.
2) El cónyuge, en los juicios de nulidad de matrimonio, divorcio, separación personal o
separación de bienes.
3) Los coherederos respecto de los bienes de la sucesión.
4) Los comuneros, en los juicios de división de cosas comunes.
5) Los socios, en la liquidación de sociedades.
6) El que requiera alimentos, en el juicio alimentario.
m1 |actividad 3 | IC
información complementaria 4

Algunas claves

Para resolver correctamente esta consigna tenga en cuenta las siguientes pistas:

• El medio impugnativo en cuestión, tiene como finalidad que el Tribunal revoque o


modifique, por contrario imperio, una resolución (decreto o auto) dictada sin sustanciación, es
decir, que la parte perjudicada por el acto impugnado no haya tenido previamente la
oportunidad de exponer sus razones o argumentos al respecto.

• El Tribunal competente para conocer y decidir la impugnación es el mismo


que dictó la resolución.

¡Mucha Suerte!

m1 | actividad 4

Te olvidaste de depositar

María Paz Miccina, una de las locatarias de “Alquilo Bien SA” ha librado a favor de esta
última un cheque común (cap. I a X, LCH), destinado a la cancelación de los dos últimos
cánones locativos mensuales vencidos. A los 25 días de su creación, la orden de pago es
presentada ante el Banco para su cobro. Sin embargo, el cheque es rechazado por el
Girado, el que consigna -en el reverso del documento- como motivo del rechazo: “falta de
fondos en cuenta”.
Transcurridos cinco meses del libramiento del título, la sociedad beneficiaria (acreedora)
intima y emplaza en forma fehaciente a su deudora, mediante Carta Documento, al pago de la
suma consignada en el cheque extendido a su favor. Fracasadas las gestiones extrajudiciales
tendientes al cobro de su crédito, “Alquilo Bien SA” promueve formal demanda ejecutiva
en contra de la Srta. Miccina, sobre la base de dicho documento.
Citada de remate la demandada, opone la Excepción de Prescripción, con fundamento en que
ha transcurrido más de un año contado a partir de la fecha de emisión del cheque.
El Tribunal ordena correr traslado de dicha excepción.

La sociedad actora, por intermedio de su Representante Legal y, esta


vez, con el patrocinio letrado del Dr. Edgar Enemigó, deberá contestar la
defensa opuesta por la ejecutada, suministrando fundamentos jurídicos por
los cuales considera que esta debe ser rechazada. A los fines de resolver
adecuadamente el caso, es importante que usted diferencie claramente
los conceptos de caducidad y prescripción de la acción cambiaria IC 1.
Asimismo, debe tener en claro los supuestos en los que opera la suspensión
del plazo de prescripción y la interrupción de dicho plazo (art. 3986, CC IC

2).
m1 |actividad 4 | IC
información complementaria 1

Caducidad y prescripción de la acción cambiaria

Ambos conceptos no deben confundirse; en materia cambiaria, caducidad implica la


pérdida de la posibilidad de adquirir los derechos cartulares emergentes del título, debido a
que no se llenaron las formas requeridas para preservar la acción cambiaria (por ej.:
presentación al cobro, protesto, etc.). Por el contrario, prescripción cambiaria es la pérdida
del derecho cambiario que ya se poseía, debido a la inacción del portador del título para
ejercitarlo.
El Dec. Ley 5965/63 regula la caducidad de los títulos de crédito en los artículos 11, 27 y
57, y la prescripción en los artículos 96 y 97. Por su parte, la Ley de Cheque 24.452
establece la caducidad en el art. 25, y la prescripción en el art. 61. Es importante que usted
analice las normas citadas, a los fines de comprender la diferenciación.

m1 |actividad 4 | IC
información complementaria 2

Art. 3986. CC
ARTÍCULO 3986: La prescripción se interrumpe por demanda contra el poseedor o deudor,
aunque sea interpuesta ante juez incompetente o fuere defectuosa y aunque el demandante no
haya tenido capacidad legal para presentarse en juicio. La prescripción liberatoria se
suspende, por una sola vez, por la constitución en mora del deudor, efectuada en forma
auténtica. Esta suspensión sólo tendrá efecto durante un año o el menor término que pudiere
corresponder a la prescripción de la acción.

m1 | actividad 5

Algo huele mal

Marina Molinari, una accionista de “Alquilo Bien SA”, le otorga un Poder Especial
para Pleitos IC 1 para que asuma su defensa en un juicio iniciado en su contra
por la Municipalidad de la Ciudad de Córdoba, quien ha entablado una demanda ejecutiva
persiguiendo el cobro de una multa a un inmueble baldío por falta de higiene. La multa tuvo
origen en la constatación efectuada por la respectiva autoridad en el lugar, hace casi un año.
La Sra. Molinari le explica a Ud. que el inmueble ya no le pertenece, por haber transferido
su dominio dos años atrás, esto es, antes de la fecha del acta de constatación base de la multa
reclamada.

A- El título base de la acción, ¿trae directamente aparejada ejecución o


requiere la preparación de la vía ejecutiva? A 1
B- Su cliente ha sido notificado de la citación de comparendo y de remate.
¿Qué excepción opondría al progreso de la acción ejecutiva? ¿Tiene
la Sra. Molinari legitimación sustancial IC 2 para ser sujeto pasivo
de la obligación que se reclama? Redacte el escrito pertinente.
m1 |actividad 5 | IC
información complementaria 1

Poder Especial para Pleitos

El art. 90 del CPCC establece que el que se presente en juicio en carácter de representante de
alguna de las partes, deberá acompañar en su primer escrito los documentos que acrediten la
personería que invoca. Dichos documentos pueden ser:

1) Poder general: se trata de un acto unilateral mediante el cual el representado (mandante


o poderdante), ante un Escribano Público, otorga poder general para pleitos en favor de su
abogado (mandatario o apoderado). En este caso, para acreditar la personería invocada en el
expediente, es suficiente que se agregue una copia simple del poder, en donde conste la
declaración jurada del apoderado acerca de su fidelidad y subsistencia.

2) Poder especial: se trata de un acto unilateral mediante el cual el poderdante faculta a un


abogado para representarlo dentro de un proceso determinado. Esta clase de poderes pueden
ser otorgados:

• “apud acta”, es decir, mediante comparecencia del poderdante y apoderado ante el


Secretario del Juzgado ante el cual se tramita el proceso; o por

• “carta poder” con firma certificada por Escribano Público, Juez de Paz o
Secretario Judicial, dirigida al Juez del proceso.

Tales documentos deben acompañarse en original para ser glosados al expediente.

m1 |actividad 5 | IC
información complementaria 2

Legitimación sustancial

Creemos que le será de mucha utilidad recordar, con relación al alcance de la Excepción de
Inhabilidad de título, que para un importante sector doctrinario mayoritario la misma no
queda reducida a la denuncia de ausencia de alguno de los presupuestos del título ejecutivo
(art. 517 CPCC.), sino que comprende también la legitimación sustancial, activa o pasiva,
pues, su ausencia determina la inexistencia del título ejecutivo. Asimismo, comprende la falta
de representación para obligar de quien aparece actuando en representación del ejecutado. Sin
perjuicio de ello, tratándose de títulos literales y abstractos, debe estarse a lo que surge de
los mismos. Sin embargo, tratándose de otros títulos, en los que la ley alude a una relación
jurídica y no a un instrumento (art. 518 incs. 2, 6 y 7), cabe indagar sobre las calidades de
acreedor y deudor en función de esa relación jurídica sustancial (derecho a percibir el
crédito y la obligación de pagarlo), porque en tales casos la ley ha tenido en cuenta esa
causa (relación jurídica) para acordar la vía ejecutiva.
m1 |actividad 5 | AA
asistenteacadémico1

Si usted cree que debería analizarse esta cuestión, puede consultar lo normado en el art. 518 del
CPCC.

m1 | actividad 6

Te doy la cartera, pero dame la plata

Verónica Gonzaga, esposa de un accionista de “Alquilo Bien S.A.”, se dedica a la elaboración y


venta de carteras de cuero. Su vecina, Teresa Vélez, tiene un local de indumentaria femenina al
que decide incorporarle el rubro de marroquinería. Para ello, compra la mercadería a
Verónica y le suscribe un pagaré a treinta días con cláusula sin protesto por la suma de
pesos un mil quinientos (precio de la mercadería). Llegado el día de pago consignado en dicho
pagaré y ante la presentación del documento, Teresa no cumple con la obligación por ella
asumida. Dichas circunstancias llevan a Verónica a iniciar formal demanda ejecutiva por el
cobro de la suma adeudada ($ 1.500). Citada de comparendo y de remate, Teresa comparece al
proceso y opone excepción de Inhabilidad de título, fundada en que, pese a reunir el título
base de la acción (pagaré) los requisitos requeridos por el decreto ley 5.965/63, éste no
resulta un título hábil para acreditar la relación jurídica sustancial que la actora ha afirmado
como existente entre ambas partes, esto es, el contrato de compraventa de mercadería. Ello
es así, toda vez que, para acreditar dicha relación debió acompañar las “facturas” (prueba de la
venta) y “remitos” (prueba de la entrega de la mercadería) pertinentes.

Asuma el rol del letrado patrocinante de la Sra. Verónica Gonzaga y conteste la


excepción opuesta, suministrando argumentos jurídicos que avalen su
rechazo. Para la resolución de la presente consigna tenga en cuenta el
alcance de la discusión causal IC 1 dentro del juicio ejecutivo.

m1 |actividad 6 | IC
información complementaria 1
Discusión Causal

La causa-fin de los títulos cambiarios se refiere a la relación fundamental o negocio


extracartular de derecho común por el cual se libró o transmitió el documento, es decir, la
relación económico-jurídica tenida en cuenta por los sujetos vinculados por el acto cambiario.
Como presupuesto intrínseco del título, la causa deber ser lícita, conforme a la moral y las
buenas costumbres.
En principio, la discusión causal sólo puede ventilarse entre sujetos vinculados
directamente por el nexo cambiario y dentro de un proceso de conocimiento, constituyendo un
aspecto vedado de análisis para el juzgador en el juicio ejecutivo. Sin perjuicio de ello, tal
conclusión resultaría, al menos discutible, en el caso de existir, efectivamente, en el título una
referencia expresa a la operación que se dice garantizada con el pagaré (en este caso).
m1 Glosario

Diríjase a la página 8 para leer el contenido de este glosario.

m2

m2 Microobjetivos

• Identificar la norma o normas jurídicas aplicables a los casos hipotéticos de daños y


perjuicios planteados, a fin de transferirlas a la solución de casos de la realidad.

• Identificar las características distintivas del juicio ordinario, a fin de distinguirlo


de otros procedimientos declarativos.

• Reconocer las etapas, actos procesales y extra procesales que deben o pueden
cumplirse antes y durante la tramitación del juicio ordinario de daños y perjuicios, a
fin de lograr una comprensión del procedimiento en su integridad.

• Utilizar la creatividad razonada en la elección de las pretensiones o defensas y en la


aplicación del derecho al caso concreto, en el marco de procedimiento ordinario de daños y
perjuicios, según se asuma el rol de abogado litigante o de juzgador.

• Identificar los rubros que se demandan en el juicio de daños, a fin de asegurar la mejor
estrategia defensiva y la observancia del principio de congruencia en la sentencia, según
se asuma el rol de demandado o de juzgador.

• Reconocer las particularidades de la materia probatoria, propias del procedimiento


ordinario de daños y perjuicios, a fin de posibilitar su diligente desempeño como
operadores del derecho.

• Adquirir el lenguaje técnico específico del procedimiento ordinario, a fin de


lograr un manejo adecuado del mismo.

• Alcanzar la destreza necesaria en la confección de escritos judiciales de


parte, para lograr su correcta utilización en la vida práctica profesional.
m2 Contenidos

Juicio Ordinario
¿De qué se trata?

Al objeto de estudio del presente módulo lo


constituye una clase de proceso contencioso
declarativo llamado juicio ordinario, que es el juicio
modelo. El juicio ordinario IC 1 es un instrumento
procesal que permite a las partes amplias
posibilidades de discusión y prueba.

Se trata de un proceso de cognición amplio, a diferencia de otro procedimiento


declarativo general, como es el juicio abreviado IC 2, y del procedimiento ejecutivo
que ha sido estudiado en el módulo anterior. En este módulo nos detendremos a analizar un
proceso de daños y perjuicios, en su faz práctica, ya sea que se trate de un juicio
“ordinario”, o bien “abreviado”. Ello en virtud de que, los criterios seguidos por el Código
Procesal Civil y Comercial de Córdoba para distinguir cuáles son los juicios que se
tramitan por el procedimiento ordinario o por el abreviado, en su redacción original (art. 418,
CPCC) eran: “cuantitativo”, según que la pretensión que deduzca el actor fuera inferior a cien
jus -juicio abreviado- o superior a dicho monto -juicio ordinario- (inc. 1, 1ª parte), y
“cualitativo”, según la naturaleza de la pretensión con independencia del importe reclamado
(incs. 1,2ª parte y 2 a 7). Entonces, el legislador cordobés, antes de la reforma dispuesta por
ley 9.334, había hecho opción por un criterio cualitativo al designar el trámite de
procedimiento ordinario para el juicio de daños y perjuicios, sea cual fuere su monto. Sin
embargo, la ley 9.334 y posteriormente la ley 9.459, vinieron a reformar el art. 418 inc. 1
del CPCC que, en su redacción actual, no formula distinción alguna acerca de la naturaleza de
la pretensión, consagrando de este modo, un criterio exclusivamente cuantitativo, ya que
hoy los juicios de daños y perjuicios que se inicien por una suma de hasta doscientos
cincuenta
(250) jus deben sustanciarse por el trámite de juicio abreviado y, los que superen dicho
monto, deben hacerlo por el trámite de juicio ordinario. Se abandona de este modo el criterio
originariamente consagrado por la ley 8.465 en el art. 418, inc. 1 (antes citado) Lo
expuesto presenta trascendental importancia para la práctica profesional, toda vez que, a la
hora de iniciar una demanda de daños y perjuicios, usted, como abogado de la futura parte
actora, deberá conocer el trámite que se le imprimirá a la causa para entablar en forma la
demanda, de acuerdo a los requerimientos propios exigidos por el rito para cada clase de
proceso (abreviado u ordinario).
Asimismo, es importante que usted conozca las normas jurídicas sustantivas
aplicables, lo que le permitirá también conocer quién tiene la carga probatoria. Vale citar
como ejemplos: si se inicia una demanda por daños y perjuicios ocasionados por un
accidente de tránsito en el que intervienen dos automóviles, por tratarse de “cosas riesgosas”
corresponde encuadrarla como un supuesto del art. 1.113, 2º párrafo, 2º supuesto del CC, a
los fines de atribuir objetivamente la responsabilidad y que sea el demandado el que tenga la
carga de la prueba. En cambio, si el daño fue producido por la mordedura de un animal
doméstico, corresponde la aplicación del art. 1.109 del CC, en cuyo caso la carga de la
prueba pesa sobre el actor, quien deberá acreditar la culpa del dueño del animal.
Particularmente en el juicio abreviado resulta importante que en la demanda o en su
contestación –según el rol que se asuma- se proporcione un adecuado encuadramiento
normativo de los hechos en los que funde su pretensión o, en su caso, las excepciones
opuestas; ya que, el legislador ha omitido deliberadamente la etapa de alegatos en esta
clase de procesos. En consecuencia, es esa la oportunidad para fundamentar jurídicamente
la pretensión o, en su caso, la posición defensiva asumida en el que responde.
Así, también resulta de suma relevancia -para quien intenta ganar el pleito,
obteniendo una sentencia favorable a la pretensión de la actora- designar con exactitud los
rubros y montos reclamados. Para ello, se deben manejar los conceptos de Daño
Emergente, Lucro Cesante, Pérdida de “Chances”, Daño Moral, etc., y se exigirá la
adecuada elección de los medios de prueba para acreditar los rubros solicitados (vgr. si se
afirma que del impacto producido por el choque de dos automotores, se derivaron daños en
el automóvil del actor, se podrá ofrecer prueba documental consistente en fotografías,
presupuestos de reparación, título del automotor, tarjeta verde y carné de conducir de su
cliente; también podrá ofrecer prueba informativa a los fines de que el Registro de la Propiedad
Automotor informe sobre la titularidad del automóvil embistente; además se podrá ofrecer las
declaraciones testimoniales de los testigos que presenciaron el hecho –testigos directos- o de
quienes escucharon algo –testigos indirectos-, etc.).

MODULO 2: PRACTICA PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL. JUICIO ORDI-


NARIO
1)- Dentro de las DILIGENCIAS EXTRAJUDICIALES, cuando se sufre un accidente de
tránsito, existen diversas gestiones a cumplimentar. Realizar exposiciones policiales o
denuncias policiales cuando hay lesionados o han fallecido personas, interviene hasta la
unidad judicial de competencia penal de la jurisdicción donde aconteció el siniestro; se
deberán realizar las pericias mecánicas, viales, entre otras; realizar trámites y pericias en
las oficinas de Accidentología Vial; depositar los vehículos en los casos que queden inmovili-
zados o que se resuelva así, según autoridad policial o judicial. Y finalmente, se debe
denunciar ante las compañías aseguradoras el siniestro, tanto la propia en un plazo de
setenta y dos horas hábiles de conocerlo, según establece el artículo 46 de la ley de Seguros
Número 17.418, como ante la aseguradora de la otra parte, en un plazo de dos años, para
iniciar el reclamo de daños y per- juicios, término que se comienza a computar desde el día
del siniestro.
Las denuncias del siniestro, formará parte de lo que se designa como REC- LAMO
ADMINISTRATIVO. Las personas, en lo posible, procuran evitar los procesos judiciales,
con diligencias, interpelaciones fehacientes como cartas documentos o solicitudes escritas
extrajudiciales frente a las aseguradoras, lo que se consideran reclamos administrativos,
cooperando al presentar presupu- estos de daños mecánicos, motrices, de compra de repuestos
para reparar sus vehículos, de presupuestos y dictámenes médicos para el caso de lesiones o
heridas, pero cuando faltan las respuestas de las aseguradoras, o el monto que proponen abonar
por los perjuicios sufridos son insuficientes e injustos a crite- rio del damnificado, es ahí
cuando se da intervención a los abogados y deriva
e otras alternativas como las Mediaciones Privadas, se consideran métodos alternativos a la
justicia para resolver con celeridad el conflicto o sino ejercen esa opción las partes o fracasa la
alternativa, deriva el reclamo a Tratamiento Judicial, con Demanda por daños y perjuicios en
ocasión de un accidente de tránsito.
RECLAMO ADMINISTRATIVO ANTE LA ASEGURADORA

• ANTE UN SINIESTRO TERCERO DAMNIFICADO O ACTOR PUEDEN:

RECLAMO ADMINISTRATIVO

MEDIACION (Método alternativo de resolución de conflictos, extrajudicial o prejudicial en


caso de fracasar).

• FORMAS DE RECLAMAR:

CARTA DOCUMENTO, FORMA ESCRITA.

DENUNCIA DE SINIESTRO Y FORMULARIO PREIMPRESO, QUE CONFORMAN


LEGAJO DE LA ASEGURADORA.CONCURRIENDO PERSONALMENTE.

2)-_CITACIÓN EN GARANTÍA (MARCO TEÓRICO).


La Citación en Garantía de una Aseguradora, por los siniestros de tránsito discutidos
judicialmente, se hace para incorporarla al proceso como un responsable civil más. El
acontecimiento u objeto que se discute, es decir, el accidente de tránsito y la responsabilidad
de los intervinientes, conforman
una facultad prevista en el artículo 17 de la ley 17.418. Es una acción directa, no
autónoma, para integrar a la aseguradora, a un litis consorcio forzoso
con la parte demandada o con la parte actora, la última en los casos que se haya
reconvenido y en que ambas partes se reclamen, recíprocamente sus respectivas
responsabilidades en el siniestro. Es una manifestación fáctica del principio de economía
procesal, ya que se acumulan por litisconsorcio las acciones por el mismo objeto, causa y
entre las mismas partes, con citación de terceros (Aseguradoras). Procede preferentemente,
antes de que las partes decidan iniciar otro nuevo litigio paralelo y pero contra la
aseguradora por la
responsabilidad que le compete sobre el mismo siniestro. Por precedentes judi- ciales y
doctrina, la Citación en Garantía es una acción directa no autónoma, porque siempre para
demandar a la aseguradora, debe demandarse previa- mente y seguir vigente la acción contra
el asegurado, no es una opción para el actor o víctima del accidente de tránsito, sino que es un
presupuesto que debe cumplimentar. En el juicio por el siniestro, se procurará determinar o
acreditar que tipo y en que medida, tuvo responsabilidad el asegurado, necesaria para que
prospere la acción contra la aseguradora.
Quienes pueden citar en garantía a la Aseguradora:
(art. 18 ley 17.418).
1. Actor o Tercero damnificado, a través de la Demanda
2. Demandado o Asegurado, a través de la Contestación de la Demanda. Como es la
incorporación?
• Incorporación forzosa al proceso.
• Acción directa no autónoma.
• Hasta que la causa se reciba a prueba. Art.118 de la ley 17418.
• Cosa Juzgada incorpore a la Asegura.
• La Citación se da en la etapa inicial del juicio y se presenta con la Demanda o
Contestación de la Demanda, dentro del escrito presentado ante el tribunal, se incluye como
un parágrafo o apartado que se titula “CITACIÓN EN GARANTÍA” de la aseguradora de
la parte. O sino la otra opción es presentar, posteriormente, un escrito exclusivo y
separado de “CITACION EN GARANTIA DE LA ASEGURADORA”. Procesalmente,
porque los plazos son perentorios,
la primera opción es la recomendable. Pero sucede, que pueden faltar datos sobre la aseguradora,
su nombre, sucursal, su domicilio social o sede para los efectos procesales, que conforman
datos y requisitos que se deben recabar previamente y recién cumplimentados, se podrá o deberá
presentar el escrito particular de citación en garantía de la aseguradora.

LEGISLACION PROCESAL APLICABLE


• Art. 433. CPCC de Córdoba.
El actor en la demanda y el demandado dentro del plazo para contestarla, podrán solicitar la
citación de aquél a cuyo respecto consideraren que la con- troversia es común.-
• Art. 442. CPCC de Córdoba.
El actor o el demandado podrán pedir la citación de evicción, en la demanda o dentro del
plazo para contestarla, respectivamente. El tribunal resolverá sin sustanciación y solo lo hará
lugar si fuere manifiestamente procedente. Unica- mente la denegación es apelable, sin
efecto suspensivo.- (LOS MODELOS DE
CITACIÓN EN GARANTIA POR ACTOR Y DEMANDADO, OBRAN EN LA BIBLIO-
GRAFÍA OBLIGATORIA DE LA ASIGNATURA).
MODELO DE:
CONTESTA CITACION DE GARANTÍA DE LA
DEMANDA: SEÑOR JUEZ:
AA, Matrícula Profesional N°, con domicilio real y procesal en calle---N°--- de la Ciudad de
Córdoba, Provincia de Córdoba, en representación de la citada en garantía, se presenta a SS y
digo:
PERSONERIA
Según se acredita en el poder general que adjunto, soy apoderado de la Com- pañía de Seguros
“SECURITY LIFE S.A.”, con facultades suficientes y vengo a Contestar la Citación en
Garantía, y condicionada integración de mi represen- tada, a un litisconsorcio voluntario con el
demandado, en los autos caratulados “ AA C/DD- EXPTE N°--- “ que se diligencian en
vuestro juzgado.
OBJETO
Mi representada admite la calidad del asegurador del demandado, vigente en la fecha del accidente,
pero como el actor carece de acción directa para deman- dar en su contra, subordinamos y
acatamos la admisión de integración de la litis con el asegurado, por el siniestro objeto de este
debate judicial.
HECHOS
(Se debe relatar las denuncias del siniestro formuladas, en la compañía por el asegurado, por
el actor como damnificado, con detalles de fecha, lugar, forma escrita u oral y demás
circunstancias. Deben relatarse la descripción del sini- estro según ambas partes, si
hubieran formulados sus denuncias o de la que hubiera denunciado. También hay manifestar
si se han recibido cartas docu- mentos, en que fecha, provenientes del actor que intimen el
pago de daños
derivados por el siniestro).

En virtud de lo antedicho, procedemos a contestar la demanda solicitando su rechazo con


expresa imposición de costas, negando todos los presupuestos facticos, jurídicos y legales,
invocados en el escrito del actor, con excepción de los que conformen el reconocimiento y
admisión de esta presentación.
DERECHO
Resulta aplicable….Art. 422 y 423 Código Procesal Civil y Comercial de Cór- doba; art.
109 y ss de ley de Seguros 17.418. Apartado de Responsabilidad Civil por daños con la
cosa del Código Civil y Código de Transito de lugar del siniestro si fuese pertinente al
caso.

PETITORIO:
Me tenga por presentado, por parte y con domicilio procesal constituido. Tenga por
contestada y admitida la incorporación al litisconsorcio voluntario con el demandado por ser
nuestro asegurado con contrato vigente en termino y condiciones de ley.
Rechace la demanda en todos sus términos y con costas al actor. SERA
JUSTICIA.
3)- MODELOS DE DEMANDA POR DAÑOS Y PERJUICIOS. OBRA EN LA
BIB- LIOGRAFÍA DE ESTUDIO PRINCIPAL DE LA ASIGNATURA. (Véase
Manual de VENICA).
4)-DECRETO DEL TRIBUNAL Y CONFECCION DE CÉDULAS.
En este tema veremos los DECRETOS que son ACTOS DE RESOLUCIONES DEL
TRIBUNAL (En grado de importancia ascendentes las resoluciones judicia- les son
Decreto- Auto- Sentencia).- Según el Artículo 117 del código procesal civil y comercial
de Córdoba.
Los Decretos hacen al orden documental de la causa, del trámite del juicio, de los movimientos
cotidianos del expediente, son de vital importancia, para darle impulso al proceso; cada parte,
que primero tome conocimiento de
alguna nueva resoluciones del tribunal, que tenga interés y derechos en juego, además de tener el
derecho y la obligación procesal, de cooperar con ese impulso del juicio, lo puede hacer
NOTIFICANDO esos DECRETOS O RESO- LUCIONES JUDICIALES, para que intervenga,
comparezca y cumpla sus actos procesales su contraparte, se procura el normal desarrollo de la
causa, sin dilataciones temporales ni omisiones injustificadas, ya que en este litigio tienen
intereses y derechos pendientes a resolver.
Por eso hay que entender que los DECRETOS en la práctica, son considerados resoluciones
judiciales de menor tenor, o diligencias simples o como algunos dicen son de menor
importancia, hacen a las tareas cotidianas de un juzgado) A los DECRETOS la ley lo
CLASIFICA EN: 1)- Decreto de Mero trámite o propia- mente dicho, en el Proceso Civil de la
Nación se llama Decreto, causan agravio, lo firman los jueces, puede dictarse solos o en
combinación de otro puede influir en sentencia y eso es lo que agravia.. por ejemplo un
embargo lo que aseguran es el desenvolvimiento y la prosecución del juicio, pero no resuelve
incidentes. En una segunda categoría está la 2)-Providencia Simple. Resolución que No causa
agravio, es dictada en el curso del proceso, la puede firmar el secretario del juzgado, ejemplo:
Certificación de copias o para fijar fechas de audiencias.
Los decretos no se pronuncian sobre cuestiones controvertidas profundas ni sobre el fondo
de la causa. Por su esencia, falta en ellos la sustanciación previa y correr vistas a la
contraparte como requisito para su dictado, si la cuestión llega a ser controvertida ahí si
hay sustanciación, pasa a estudio y resolución, se dicta en un Auto más e porque el decreto
no alcanza, que una vez dictados, deben ser puestos en el conocimiento de ambas partes, y
la primera parte que se entere, tendrá la responsabilidad de notificarlo a su contraparte, en
garantía
de la evolución normal del proceso. Por eso hay que entender el tema de las notificaciones del
siguiente modo:
Las Notificaciones son: Comunicados o Medios de Comunicación a los suje- tos que
interviene en el proceso, parte o no necesariamente, De lo decidido o Actuado
concretamente en el expediente de la causa y ante el tribunal. Si no se notifica a las partes
no las obliga. Las resoluciones y proveídos no son
válidos sino se notifican a las partes. Clases de Notificaciones: 1- La personal; 2-Por edicto
y 3- por Ministerio legis. Dentro de lo que a nosotros nos interesa ver, por temario del
programa de estudios trataremos la CEDULA DE NOTIFI- CACIÓN, que se caracteriza por
ser:
1)- Personal: Puede tener lugar a domicilio; por cédula; por carta documento o por telegrama
colacionado o carta certificada con aviso de recibo; otra opción es por retiro del expediente y por
toda diligencia que se haga asentar en el expediente, en sede judicial cuando se vaya a
consultar en el mismo.
2)- A Domicilio: Cuando la notificación va dirigida a una persona o institución que tiene
domicilio dentro de la sede del juzgado. Pero por disposiciones de la ley convenio 22.172,
se determina o permiten, que también en sus condicio- nes o requisitos formales
cumplimentados, funcione fuera de la provincia. Las cédulas se hacen por duplicado, con
enunciación del tribunal y de la secretaría interviniente, nombre de las personas que son
partes, nombre de las personas que serán notificadas, designación de los autos para los que
tendrá efecto esta notificación; y la transcripción de la resolución y con las copias de la
docu- mentación que obrare en el tribunal, aportado por las partes para ese acto. La lleva un
funcionario público con facultad de escribano. Si se recibió se anota
y se hace firmar y vuelve al tribunal la copia firmada, se agrega en el expedi- ente como
diligenciada, quedando el original para el notificado. Se anota y se carga con sello también la
fecha y hora en que se recibió la documentación. Se entrega al notificado en persona o se pasa
por debajo de la puerta o se deja en el buzón. La confecciona el abogado de la parte interesada
nunca el tribunal.
Según el artículo 146 del Código Procesal Civil y Comercial de Córdoba. Las
CEDULAS DE NOTIFICACIÓN TENDRÁN POR CONTENIDO:
1)- …“ La cédula contendrá el decreto o la parte resolutiva del auto o senten- cia, la
designación del asunto por su objeto y por el nombre de las partes y la indicación del
tribunal y secretaría”…
2)- …”La cédula será suscripta por el apoderado o letrado patrocinante de la parte que tiene
interés en la notificación”…
3)- “…El secretario suscribirá la cédula cuando fuere conveniente por razones de urgencia, o
por objeto de providencia, o notificación de oficio…”
4)- Se confecciona por duplicado. Según el artículo 147 del Código Procesal de Córdoba.

MODELO ESCRITO DE CÉDULA DE NOTIFICACIÓN:

TRIBUNAL: Juz. 1°Inst. C.C. 41 Nom. Ciudad de Córdoba. SECRETARÍA:


Dra. M.A
DIRECCIÓN: Tribunales I. Caseros 551, Subsuelo- Córdoba. SEÑOR: DD..
(a quien corresponda notificar).
DIRECCIÓN: Calle..N°.., B°. Córdoba.
Se hace a usted saber que en los autos caratulados: “AA C/DD- Daños y Per- juicios-
Expediente. N°…, se ha dictado la siguiente resolución: Córdoba, 14 de Octubre del
2011.Por presentada, por parte y con domicilio legal constituido.
Por iniciada la demanda. Admítase. Cítese al demandado para que comparezca en el plazo de 3
días y oponga defensas. Incorpórese la prueba ofrecida. Firma del Juez y Secretaria de
Juzgado. QUEDA UD. DEBIDAMENTE NOTIFICADO. (Diligencia Abogado).-
5. COMPARENDO DE LA ASEGURADORA.DEFENSAS USUALES ARTICULADAS
POR LA ASEGURADORA. INCIDENTICAS ENTRE CITADA EN GARANTÍAS Y
ASEGURADO. RESPUESTA DEL ASEGURADO
Según Hernán DARAY, en precedentes jurisprudenciales porteños del caso “ GUERRICO de
ORRILLY, Angélica c/AMOR, Gustavo y/u otro s/accidente de tránsito” de la CNCIV.SALA
C, 15/06/89: Cuando se CITA EN GARANTÍA A UNA ASEGURADORA, no es un simple
llamado a la causa del asegurador, sino que implica el ejercicio de una acción del demandado.
En consecuencia, reviste un verdadero carácter de parte en el proceso con posibilidad amplia de
ofrecer defensas.
Así también, el artículo 118 del la ley de Seguros 17.418 establece que el dam- nificado y el
asegurado tienen facultad de Citar en Garantía a la aseguradora, procesalmente hablando, hasta
que la causa se reciba a pruebas, con el auto de apertura a pruebas que lo resuelva.
La Aseguradora Citada en Garantías, como parte procesal, puede: Comparecer a estar a derecho,
tomar conocimiento de la causa, estudiarla e incluso posee múltiples defensas que puede
oponer, en respuesta a responsabilidad que le reclaman, las partes que han solicitado su
intervención en juicio. Dentro de las posibles actitudes a asumir por la Aseguradora
existen:
I)-ACTITUD PASIVA, de “SILENCIO CALIFICADO”, del artículo 56 de la ley 17.418,
que constituye una manifestación de voluntad tácita, de asumir o asen- tir y reconocer como
verdaderos los derechos que le reclaman.
II)-Actitud Defensiva. Siguiendo el esquema de DARAY. La aseguradora, expresa por
escrito, a través de sus apoderados, comparece ante el tribunal, toma cuentas del estado de la
causa, de los documentos que conforman el expediente, de todo lo obrante, constituye domicilio
y contesta expresamente, con algunas de las posibles DEFENSAS a saber:
A. NEGATIVA SOBRE LA EXISTENCIA DEL SEGURO. En el escrito de
“COMPARECE LA CITADA EN GARANTÍA”. La compañía aseguradora, luego del
encabezado habitual, expresa: “…. mi representada (aseguradora) niega la existencia del
seguro de cobertura vigente en la compañía en relación al demandado como asegurado, a la
fecha del siniestro contemplados en esta causa...” Ante esta situación, habrá una inversión
de la carga probatoria que recaerá sobre el actor o demandado que citó a la compañía y
deberán dem- ostrar con documentos, hechos y recurriendo a todo medio posible, sobre
la existencia del contrato de seguro o la póliza vigente. Es la parte citante,
la responsable de acreditar fácticamente, la vigencia del contrato de seguro, en procura de una
indemnización por los daños sufridos y ocasionados en el siniestro, en base al deber de
resarcir que tiene la aseguradora respecto de los daños mencionados, según el artículo 114
de la ley 17.418.
B. SUSPENSIÓN DEL SEGURO POR FALTA DE PAGO. La falta de pago de la
prima del seguro, supone una causal tácita de rescisión del contrato de seguro, realizado
unilateralmente por parte del asegurado, razón por la cual la aseguradora, puede invocar
para ser excluida de la responsabilidad civil que le atribuyen en el resarcimiento de daños
que se reclamen por el siniestro objeto del juicio al que ha sido citada. Jurisprudencialmente,
se cuestiona esta causal o defensa que suelen alegar las compañías aseguradoras, ya que para
suspender la cobertura, además de lo convenido por las partes y/o a falta de expresarlo en
cláusulas, debe mediar notificación fehaciente con antelación de un mes, vale como denuncia
de rescisión contractual de la compañía, pero la misma no procederá si antes de la
notificación y a pesar de la demora, el ase- gurado abona la prima correspondiente, en la
que se retrasó. Además, toda renuncia o rescisión contractual operan a futuro y no con
efecto retroactivo, circunstancia por la que seguiría vigente la cobertura cuestionada.
Aún así, si la citada en garantía, persiste en esgrimir dicha defensa, hay que saber que
jurisprudencialmente, impera el criterio de Inversión de la carga probatoria, y es la propia
aseguradora la que tiene a su cargo demostrar que
no había contrato de seguro vigente, por falta de pago del asegurado, ya sea con documentos o
planillas contables, con liquidaciones por pagos, falta de recibos, etc.
A modo de modelo de de escrito judicial se sugiere: En el Escrito de COM- PARECE LA
CITADA EN GARANTIA: Sr. Juez: 1. (Encabezado habitual de comparece el abogado
xxx, MP… con domicilio en… en representación de la Aseguradora….; 2. Mi representada,
Rechaza la citación en autos, alegando que en la época del siniestro, el convenio de
seguro, con el demandado, se encontraba suspendido por falta de pago de la prima)….
C. EXCLUSIÓN DE LA COBERTURA POR CULPA GRAVE DEL ASEGU-
RADO. Según la ley de seguros 17.418, en sus artículos 70 y 114. Si el ase- gurado o
tomador del seguro provoca dolosamente o por su culpa grave el siniestro, que nace de su
responsabilidad, no tendrá derecho a ser indemni- zado por la aseguradora. Esta defensa es
oponible por la aseguradora ya sea citada por el actor damnificado en el siniestro como por
el demandado ase- gurado. También se deberá entender por Culpa Grave, lo que en
precedentes jurisprudenciales se han definido como conducir bajo el efectos de alcohol,
barbitúricos, alucinógenos o drogas; no es extensible a infracciones de tránsito, incluso se
discute si los exceso de velocidad se excluyen como conducción culposa, pero no las
carreras o picadas de autos callejeras. Aquí la carga pro- batoria, para excluir estos
supuestos fácticos que acusa la aseguradora contra el conductor culpable, pesarán sobre el
conductor, quien pretenda cobertura, deberá demostrar que no hubo conducción culposa ni
dolosa de su parte, que no conducía intoxicado ni de modo imprudente.
Como modelo del posible escrito de COMPARECE LA CITADA EN GARANTIA:
Sr. Juez. 1. Encabezado del abogado en representación de la Aseguradora.
2. “… mi representada, en el rechazo de esta citación, alega como causal de exclusión de la
cobertura la culpa grave del asegurado, según lo contemplan los artículos 70 y 114 de la ley
17.418…. Fundamenta ello en las pericias de toxicología de análisis en sangre, dosajes de
alcoholemia y estupefacien-
tes tomadas en el día del siniestro al asegurado y pericias de accidentología vial, que
obran en el cuerpo del presente expediente en las fojas número xx y xxi….”.
D. VEHÍCULO CONDUCIDO POR PERSONA SIN REGISTRO DE CON- DUCIR
HABILITANTE. Las compañías aseguradoras pueden pactar en los convenios con los
tomadores de seguros, que se excluye la responsabilidad de indemnizar los daños sufridos
en un siniestro que se ocasionen con el vehículo asegurado, si es que el mismo no fuese
conducido por el asegurado o por tercera persona que expresa, legal y registralmente
estuviera autorizada a con- ducirlo y que se hubiese informado o denunciado dicha venia a la
aseguradora, para hacer extensible la cobertura a ese supuesto fáctico y a ese sujeto. Tam-
bién se incluye en esta causal de exclusión de cobertura del seguro, cuando el vehículo es
conducido por personas que psicofísicamente no son aptas para conducir o que no poseen
el registro de conducir, como pueden ser menores de edad, adultos mayores con deterioro
cognitivo, problemas de vista, audición o falta de reflejos que les ha sido denegado el
Registro de Conducir; enfermos cardiacos, diabéticos extremos y personas que sufren
convulsiones, personas altamente medicadas con psicotrópicos y/o personas enfermedades
que los priven del dominio de su persona.
Modelo para invocar esta causal en el escrito de CONSTESTA CITADA EN GARANTIA: Sr.
Juez: 1. Encabezado del apoderado que comparece en repre- sentación de la aseguradora.
2….”….Mi representada rechaza la citación en garantía y su responsabilidad debido a que la
persona que conducía el vehículo no estaba autorizada para hacerlo/ no poseía Registro de Conducir
Habilitante/ poseía Registro de Conducir Vencido…según se desprende de los informes
policiales/ de Accidentología vial, etc. que obran en el cuerpo de expediente de
la causa penal, que obra en el expediente número xxxxx. Del Juzgado Penal 1° Secretaría a cargo
de la Dra. XXXX. De la Ciudad de Córdoba, al cual remiti- mos como ofrecimiento de
pruebas que invocamos en el presente...”
E. INCOMPETENCIA. Esta defensa de fondo y de forma, constituye una excepción
procesal contemplada en el Código Procesal Civil y Comercial de Córdoba en los artículo
1 al 8. Y en la Ley de Seguros 17.418. en el artículo 118, disposiciones según las cuales, el
presunto damnificado que lleve a juicio al Asegurador del que cree responsable civilmente
del hecho dañoso, debe interponer la acción, respectivamente, ante el juez del lugar del
siniestro o del domicilio de la citada en garantía. Vale como domicilio de la Citada en Garantía,
indistintamente, el domicilio el de la Sede o asiento principal de la compañía como el de
cualquiera de sus sucursales, especialmente de la sucursal donde se encuentra afiliado y
reside el asegurado. Pero cuando alega esta defensa
la Aseguradora, de que se interpuso demanda ante un juez incompetente por razón del lugar del
hecho o del domicilio del asegurado demandado, enton- ces se invierte la carga procesal
probatoria al actor, y él deberá demostrar con todos los documentos y medios que disponga
que ese domicilio y conexión para determinar la competencia del tribunal
Modelo para invocar la defensa de Incompetencia en el escrito de CONTESTA CITACIÓN EN
GARANTÍA: SR. JUEZ: 1. ENCABEZADO DEL ABOGADO QUE COMPARECE EN
REPRESENTACIÓN DE LA ASEGURADORA… 2. Mi represen-
tada, pretende el rechazo de esta citación en garantía, alegando que vuestra señoría no es
competente para conocer lo actuado, razón por la cual, solicita el pedido de archivo del
expediente. Esto se funda en que el pedido de citación en garantía para la compañía
aseguradora, fue realizado en una sucursal de otra jurisdicción y la casa matriz también
corresponde a otra jurisdicción….”
F. PRESCRIPCIÓN. Los daños y perjuicios derivados de un siniestro, cuando
resultan personas lesionadas, fallecidas y daños a la propiedad, son considerados actos
ilícitos, que despliegan acciones penales y civiles. Dichas acciones u obligaciones de
resarcimiento que surgen de los siniestros, como toda obligación civil, tienen un plazo de
perentoriedad, dentro del cual, se deberá demandar o iniciar acción es penales y/o civiles,
con el propósito de cobrar los daños sufridos. Como un siniestro es un hecho
extracontractual, el plazo de prescripción es de dos años y comienza a correr desde que
sucedió el accidente de tránsito y el damnificado solo podrá demorar el inicio de accio- nes, si
se encuentra en una imposibilidad contemplada en el artículo 3980 del Código Civil.
Siempre hay que tener en cuenta que denunciar y accionar dentro de los plazos de ley, es una
condición tanto de ley de fondo como de ley proc- esal, si se procura que prospere con
éxito la acción.
Se sugiere para el modelo de escrito a presentar: CONTESTA CITACIÓN EN
GARANTÍA: SR. JUEZ. 1. ENCABEZADO DEL ABOGADO, SUS DATOS EN
REPRESENTACIÓN DE LA ASEGURADORA. 2. “…Mi representada solicita rechazo de la
citación en garantía cursada, fundada en la circunstancia de que ha operado la prescripción
liberatoria de la acción por responsabilidad civil extracontractual, en los términos del artículo
4037 del Código Civil y solicita desestime la acción y archive todo lo actuado hasta la
fecha…”
G. COSA JUZGADA: Esta defensa que puede alegar la Aseguradora Citada en
Garantía, se basa en la concepción clásica procesal de que el hecho del siniestro, por el cual se
reclama responsabilidad y resarcimiento, ya ha sido objeto de estudio en otro litigio
previamente y hay una identidad de Objeto, Sujeto y Causa. Por esta razón, se puede
invocar en el escrito de Contesta la Citación en Garantía, que se rechace la acción por
responsabilidad extracon- tractual porque ha recaído en cosa juzgada la acción, citando el
nombre de los autos, en que juzgado se tramitaron y solicitando su archivo definitivo.

INCIDENCIAS ENTRE CITADA EN GARANTÍA Y ASEGURADO Y RESPUESTA


DEL ASEGURADO.
En todas estas Causales de Rechazo de la Citación en Garantía opuestas por
la Aseguradora, se correrá traslado o vistas de la causa al citante, sea actor
o demandado. Para que puedan cuestionar, contestar y hasta probar, la vincu- lación y
responsabilidad de la Aseguradora en la causa, sino el actor va tener un responsable
menos, en detrimento del resarcimiento que le deben por los daños sufridos en el
siniestro. Y También va perjudicar al demandado, si fue el quien citó en garantía, dado
que deberá responder personal, exclusiva y absolutamente, con todo su patrimonio a la
condena de resarcimientos de los
daños en ocasión del siniestro. Una vez que se oponga el actor o demandado, (es más
común es su oposición que la del actor porque al actor le queda el demandado para reclamar
aún), se abre un incidente con trámite de juicio abre- viado y resolución con fuerza de cosa
juzgada material, para expedirse sobre la defensa esgrimida por la aseguradora, cada parte
probará su postura y el juez decidirá si es procedente y excluye como parte a la Aseguradora o
si la rechaza y por ende, queda integrada en la causa como litisonsorcio forzoso con el
demandado, frente a la demanda. En este tipo de incidentes, básicamente se invierte la carga
probatoria para el citante en garantías, es decir para el deman- dado o el actor, ya que son los
principales interesados en que la Aseguradora se integre a la acción judicial.
6. ETAPA PROBATORIA. En este MODULO 2, en particular, respecto de la PRUEBA, lo
que debemos practicar es la Lectura, Redacción y el cumplimiento de los distintos escritos
judiciales que se vinculan con la ETAPA PROBATORIA. Por ejemplo la etapa se abre
cuando el Tribunal dicta el Auto que declara la causa abierta a pruebas, constituye una
orden del tribunal, de iniciar ofreci- mientos y diligencias probatorias, como obligación de
las partes, sobre los hechos controvertidos que alegan y dentro del plazo de ley.
Para ser capaces de elaborar escritos sobre pruebas hay que entender previa- mente que: LAS
PRUEBAS SON: Elementos, hechos, o actuaciones que se dan tendientes a demostrar la
verdad o falsedad de ciertas pretensiones o afirma- ciones y la situación de hecho
comprendido en una norma. La sucesión de Etapas procesales son:
DEMANDA¬¬¬____PRUEBA____ALEGATO_______SENTENCIA.
Se abre la ETAPA PROBATORIA cuando hay diferencias entre las partes, si hay derechos
o hechos controvertidos, en cuanto al Derecho aplicable, según el Artículo 497 del CPCC
de Córdoba. En esta etapa, las partes desarrollan la actividad probatorias, a través de la
incorporación de medios que la ley establ- ece, con el objeto de formar la opinión del juez,
acerca de la existencia de los hechos que invoque cada una de las partes.
COUTURE aplica cinco interrogantes para tratar el tema: 1- Qué es la prueba; 2- Objeto
(Que se prueba); 3- Carga de la prueba (quién); 4- Procedimiento probatorio (cómo se
prueba); 5- valoración de la prueba.
1- Es la comprobación judicial por modos que ley establece, de la verdad de un hecho
controvertido del cual depende el derecho que se pretende por las partes, para convencer al
juez.
2- Objeto: Hechos, no derechos pero hay excepciones. Ej. 13C.Civ. Donde el
derecho del extranjero, tratados internacionales, las costumbres, ordenanzas de
municipios, entre otros si deben ser probados
En Córdoba HAY LIBERTAD DE PRUEBAS. (Artículos 199 y 200 del Cpcc. De Córdoba).
Se admiten todos los medios de prueba sin límite, se producen las pruebas sobre hechos
convenientes y controvertidos, sean alegados o no. Se valoran en la sentencia su pertinencia.
Solo puede denegarse por inapropiada en la resolución del juez, nunca se niega la recepción de una
prueba salvo que sea prohibida por ley o por su naturaleza. (Artículos 205 al 215 del CPCC).
Sin embargo, es ineficaz la prueba que implique un cambio de acción o de excep- ciones no
deducidas en la contestación de la demanda. Actuación de prueba
se verifica con pública audiencia. Se recibe personalmente por el juez. El plazo para diligenciar e
incorporar la prueba es común de cuarenta días para ambas partes, como etapa probatoria del juicio
ordinario. Se forma un cuadernillo de pruebas, uno separado por cada parte y reservados en
confidencialidad en la secretaría del juzgado, que luego se unificarán cuando se ponen en consider-
ación del juez para dictar sentencia.
En la Nación NO HAY LIBERTAD DE PRUEBA sino que existe una Audiencia de
Precalificación. Donde se escucha a las partes, se recibe la confesional si la hay en la
misma audiencia, se ve sobre que hecho hay controversia y sobre el que se producirá, solo
provee la prueba sobre los hechos fijados por el tribu- nal. En el caso de prueba
testimonial, fija una sola audiencia. Si solo resuelve cuestiones de derechos y no se
controvierte nada o no hay nada que probar, se pasa a sentencia definitiva. Sin prueba se
pasa a cosa juzgada. (Art. 360 y
ss. CPC.NACION.) Sino hace falta la prueba, pasa la causa a definitiva y llama a dictar
sentencia. Solo prueba, hechos de escritos, articulados. Se valora por las reglas de la sana
crítica racional.
3)- CARGA DE LA PRUEBA. Básicamente, son pautas que debe seguir el juez para
receptar las pruebas producidas por las partes. Siguiendo la teoría clásica, cada una de las
partes, prueba lo que dice o afirma, si invoca un hecho lo prueba (Sistema del Código
Procesal de Córdoba), o si invoca una norma la prueba (como rige en el artículo 377 del
Código Procesal de la Nación) y aporta los medios de pruebas que sean necesarios para su
defensa. También existe la inversión de la carga probatoria, cuando una parte alega o acusa, a
través de
la acción, luego de contestado el traslado, obtiene una excepción de parte del demandado o del
citado en garantía, entonces se invierte la carga probatoria y el mismo actor o demandado, deberá
probar el supuesto fáctico en el que basa su acusación.
PROCEDIMIENTO PROBATORIO: Formas legalmente establecidas, por medio de las
cuales se van a introducir elementos de prueba al juicio. Integra la ETAPA
PROBATORIA DE UN LITIGIO y tiene lugar, una vez que se traba la litis, es decir,
prosperó la Acción, se corrió traslado al demandado y en la Contestación, se cuestiona o
niega la acusación del actor, entonces ante esa diferencia, resulta necesario elevar la causa
a pruebas y se dicta el AUTO DE APERTURA DE CAUSA A PRUEBAS, donde las
partes según el plazo del tipo de juicio, es decir, cuarenta días en el juicio ordinario o
seis días en el juicio abreviado, para que las gestionen, entonces deberán ofrecer, diligenciar
e incorporar al proceso todas aquellas pruebas relativas a sus pretensiones.
MEDIO DE PRUEBA: Vía o camino por medio del cual se introduce al proceso un elemento
de prueba. Pueden ser nominados (art. 202) Por ley, a saber: Confesional, testimonial, Pericial,
Inspección Ocular, Documental, etc. e Innomi- nados: Sin designar, También puede ser: Directo
o Indirecto: Según su juez percibe por propios sentidos o lo hacen otras personas. Ejemplo.
Inspección judicial. Pueden ser de dos clases:
Circunstanciales: Surgen espontáneamente. Sin tener en cuenta la existencia del juicio.
Preconstituido: Se realiza deliberadamente. Teniendo en cuenta la existencia del juicio.
Ejemplo: Testamento.
LOS MEDIOS DE PRUEBA REGULADOS EN CÓRDOBA SON:
1) CONFESIONAL. 2)- DOCUMENTAL. 3)- PERICIAL. 4)-
TESTIMONIAL. 5)- INSPECCIÓN JUDICIAL. 6)- INFORMATIVA. 7)-
PRESUNCIONAL.
Art. 202. MEDIOS DE PRUEBAS NO REGULADOS. Aplican reglas análogas
según tipo de prueba a medios nuevos.
ELEMENTO DE PRUEBA: Datos de conocimiento que se obtiene a través del medio de
prueba. Ejemplo. Testimonial por testigos. Pericial por perito y docu- mentos por
documental.
ÓRGANO DE PRUEBA. Sujeto producto de prueba. Ejemplo de la Prueba Peri-
cial el órgano de prueba es el perito. IV-
MOMENTO DE LA PRUEBA
1)- Ofrecimiento. 2)- Admisión. 3)- Diligenciamiento. 4)- Incorporación definitiva al proceso.
En nuestro sistema procesal, las partes tienen amplitud para elegir momento y tipo, excepción
que sean falsas.
1)- OFRECIMIENTO: Las partes en un escrito donde surge elemento de convic- ción
acorde a sus pretensiones y que solicitan que se tengan en cuenta, para lo que proponen.
2)_ADMISIÓN: Partes eligen pruebas y es acto procesal por el cual el juez permite que
un determinado elemento sea incorporado al proceso. Puede ordenar. En Córdoba:
Control formal. Que cumpla con los requisitos y que sea en término. Art. 260. 2°
Párrafo. La valoración o análisis que haga de cada
prueba el juez se da en la sentencia. Art. 199. Salvo pruebas prohibidas por ley o
manifiestamente inadmisibles o imposibles de producir. O cuando se produce lo que no
corresponde. Se pronuncian en la sentencia y nunca se niega. En C. Nacional: Hay
precalificación discrecional de prueba. (Admite o rechaza, que sea improcedente,
impertinente o dilatoria). Ej. Art. 364 del CPCC.
3)-DILIGENCIAMIENTO: Conjunto de actos procesales que son necesarios cumplir o
para incorporar los elementos de prueba al proceso. Actúan todos los sujetos procesales.
Las partes deben instar personalmente la prueba. Todo
plazo en el plazo de cuarenta días si el juicio fuera de trámite ordinario o quince días si el
juicio fuera abreviado. (Art. 384. Art. 212 del CPCC).
4)- INCORPORACIÓN DEFINITIVA AL PROCESO Luego de todas las otras etapas, se
Incorpora definitivamente al expediente. Y se da principio de indis- posición de las pruebas,
independiente de quien la aportó, la prueba ahora pertenece a la causa y para estudio del
tribunal.
V)_VALORACIÓN DE LA PRUEBA. La tarea valorativa se realiza en dos momen- tos que
son consecutivos. A)- Alegatos y B)- Estudio del juez para dictar sen- tencia. Dentro de este
último momento Existen tres sistemas de valoración para el juez: 1- Legal y Tasada: Dada de
antemano por legislador. Tenemos dos.
Confesional e Instrumentos públicos. Art. 236. 993/4/5 C. Civ. 2- Intima Con- vicción:
Se otorga a juez facultad discrecional para valorar prueba. Ej. usado con jurado popular e
USA. Criticado por falta de control por tribunal superior. 3-Sana Crítica Racional:
Sistema donde juez es libre de dar a cada prueba el valor adecuado pero fundamentado en
lógica y experiencia. Controlable por
otro tribunal superior y por la sociedad. Supone Análisis crítico. Todas las prue- bas son
así. Salvo confesional e instrumentos públicos (art. 326 y 386 CPCC).- Diferencia de
GESTIÓN DE PRUEBAS ENTRE JUICIO ABREVIADO: Para dili- genciar, para ofrecer,
además de contestar la demanda y reconvenir. Hechos todas con la demanda salvo la
confesional y la documental, en el plazo de 15 días solo para diligenciar porque ya se
ofreció y admitió. Límite cinco testigos. Y un perito por parte. Art. 507. Y NO HAY
ALEGATOS, SE PASA DIRECTO A LA SENTENCIA. Y En el JUICIO ORDINARIO.
Cuando se hace en plazo y etapa para ello. Cuarenta días. En Córdoba la prueba es libre.
En la Nación la prueba se ofrece en la demanda, es precalificada por audiencia preliminar
especial tomada a tal efecto para definir cuales se van a diligenciar y donde el juez admite o la
rechaza. No hay principio de libertad probatoria pero al final es igual porque en la sentencia
solo se tiene en cuenta la pertinente. En la Nación Todas las pruebas se oponen con la
demanda, incluso la testimonial. Pero llega a iguales conclusiones, en el momento de
presentar y se defiende más celeridad y economía del proceso.
ALEGATOS: Partes tratan de valorar la prueba aportada por todos y que les sea
favorable y que convenza al juez para que luego Se pronuncie, aunque solo sobre la
pertinente.
ALGUNOS MODELOS DE ESCRITOS JUDICIALES:
DECRETO DE APERTURA DE LA CAUSA A PRUEBA PUEDE SER:
Córdoba, dd/mm/año. Por contestada la demanda y por contestada la Recon- vención trasladada al actor,
en los términos de ley, Se da por Trabada la Litis. Resérvese y Agréguese al cuerpo de pruebas del
expediente, la documentación aportada por las partes en sus escritos iniciales. A PRUEBAS LA
CAUSA POR CUARENTA DÍAS (juicio ordinario). (FIRMA Y SELLO DEL JUZGADO).
Una vez anoticiadas las partes, de que el tribunal ha dictado el DECRETO DE APERTURA
DE LA CAUSA A PRUEBA. Ante los plazos perentorios del juicio, las partes, a la brevedad
deberán presentar sus respectivos escritos de ofreci- miento de las pruebas que están dispuestos
a presentar, diligenciar
para respaldar sus pretensiones en la causa.
EL ESCRITO DE OFRECIMIENTO DE PRUEBAS. Como todo escrito, va dirigido al
juez, contiene el encabezado general, del abogado o la parte que se pre- senta a ofrecer
pruebas y luego contiene una nómina y descripción de todas y cada una de las pruebas, que
están dispuestas a incluir en el litigio. Es decir: si ofrecen DOCUMENTAL, enumerar, los
informes, certificados, dictámenes, factu- ras o recibos de pagos y compras por reparaciones,
por compra de repuestos, por mano de obra de mecánicos, los gastos de intervención
médica, medici- nas e internaciones o cirugías, entre otros, tanto en originales que
quedarán reservados en secretaría como de dos o más copias para agregar al cuerpo
del expediente. Entiéndase, que cuando la causa se abre a prueba, el expedi- ente se divide o
bifurca entre tantas partes hayan en juicio, para que cada una produzca e incorpore sus
pruebas, que luego se unificarán en un solo cuerpo cuando la causa pase a alegatos y
estudio para sentencia, una vez concluida la Etapa Probatoria. Si ofrece TESTIMONIAL,
deberá enumerar con nombre completo, domicilio los testigos del hecho o siniestro que
sea objeto del juicio
y solicitar su citación por el tribunal, además de adjuntar el pliego de preguntas a realizar,
en sobre cerrado. Si hay PERICIAL, además del perito oficial, pueden incluir el
ofrecimiento del PERITO DE PARTE, que han contratado para que los asista en la causa y
designar sobre cuales aspectos proponen la pericia (ej.
Médica, mecánica, técnica, contable, caligráfica) y así con todos demás medios de prueba a
incorporar.
Siempre es derecho de las partes, ofrecer todas las pruebas que estimen con- venientes a su
defensa, y será facultad del Tribunal, decidir cuales pruebas son procedentes para la causa y cuales
no, admitiéndolas y ordenando su diligen- ciamiento o rechazándolas, a través del DECRETO DE
PROVEIDO SOBRE LAS PRUEBAS.
MODELO DEL DECRETO QUE PROVEE LAS PRUEBAS:
Córdoba, dd/mm/año, Proveyéndose la causa a prueba, por la ofrecida del actor: A LA
ABSOLUCION DE POSICIONES (CONFESIONAL). Fíjase audiencia para recepcionar la
absolución de posiciones del señor xx (demandado) para el día…A LA DOCUMENTAL:
Resérvese en secretaría los originales y luego de cotejados con las copias, glóselas al cuerpo del
expediente. Córrase traslado y oficiese como se pide a la Dirección de Accidentología Vial de
Córdoba que intervino en el siniestro; al Hospital de Urgencia que asistió a los lesionados…
etc….INSPECCIÓN JUDICIAL: Fíjese para la fecha… y a la hora…., el traslado del
tribunal, las partes y sus asesores hacia el lugar del siniestro. A LA PERI- CIAL: Para
designar los peritos en automotores, se fija audiencia el día...y Téngase presentes los peritos
de control designados por las partes. A LA TESTIMONIAL: Para la recepciones de las
declaraciones de los testigos propu-
estos, fíjese audiencia para el día…., en la hora xx el testigo 1, en la hora xxy el testigo 2 y
en la hora xxyy para el testigo 3. A LA INFORMATIVA: Deniéguese el diligenciamiento
del oficio citado a la Unidad Asesora Nacional de Prevención de Accidentes de Tránsito y
estadísticas, por ser irrelevante y dilatoria al trámite de esta causa. Se concede el plazo
extraordinario de pruebas de cien días,
solicitado por ambas partes, conforme al artículo 504 del CPCC. Protocolícese, hágase saber y
diligénciese.-
Luego, en la presentación de cada tipo de prueba, admitido o proveído que se vaya diligenciando y
aportando a la causa, en la medida que cada parte la obtenga y presente al tribunal, se dictará un
DECRETO DE RECEPCIÓN. Cuya estructura es similar para todo tipo de pruebas y dice:
DECRETO: Córdoba, Fecha. Téngase por presentada: a)- El informe del Hospi- tal de
Urgencias de Córdoba sobre la internación del actor. O b)- La persona xx, que absolverá
posiciones y a los fines de dicha absolución por el demandado, cítese a domicilio. O d)- A
los fines de la designación del perito calígrafo fíjase audiencia para el día…a las
horas….etc. (firmado y sellado por el juzgado).
LOS RESTANTES TEMAS DE LOS PUNTOS 6 y 7. SON EXCLUSIVAMENTE
RESUELTOS CON MODELOS DE ESCRITOS JUDICIALES, QUE OBRAN EN LA
BIBLIOGRAFÍA OBLIGATORIA COMO MATERIAL DE ESTUDIO EN LA
ASIGNA- TURA.
8. SENTENCIA. EFECTOS EXTENSIVOS A LA CITADA EN GARANTÍA.
Implica la Citación Coactiva en Garantía de un Tercero que es la Aseguradora, mediante el
ejercicio de una Acción Directa No Autónoma, en los términos del artículo 118 de la ley de
Seguros 17.418, en el juicio del siniestro se procura
la acreditación de la responsabilidad del asegurado, como presupuesto de que prospere la
pretensión o citación en garantía contra la compañía aseguradora, sigue la citación la suerte de
la acción principal contra el demandado. Y ese tercero que es la aseguradora, es llamado
por el juez como si fuese un deman- dado, para que comparezca y haga valer su Derecho, sino
será declarado en Rebeldía y se dictará la sentencia que puede ser condenatoria en su contra,
pero como si se allanara, consintiera, asumiera y aceptara la responsabilidad civil
extracontractual y su obligación de resarcir todos los daños demandados en ocasión del
siniestro. En el Artículo 433 del Código Procesal de Córdoba contempla que tanto actor o
demandado la pueden pedir, de aquel que con- sideran que la controversia le es común. Un
ejemplo conocido y semejante,
es Fiador de un contrato de locación, que también ha sido demandado por acreedor, pero con la
consecuencia que el pago no lo puede repetir del deudor principal. Siempre que exista acción de
regreso, el demandado tiene posi- bilidad de hacerlo citar al tercero o Aseguradora por razón
de economía del proceso. EL OBJETO ES HACERLE OPONIBLE LA COSA JUZGADA
DE LA SENTENCIA CONDENATORIA DE DAÑOS POR EL ACCIDENTE DE
TRÁNSITO,
para que luego no le pueda oponer, en otro proceso, la sentencia que obten- gan, que sea
contradictoria (para el caso de que hubo absolución) o perjudi- cial en cuanto a mayor onerosidad,
derivada de otro proceso que se inicie por ser una posibilidad y su derecho en ejercerlo,
siempre hay viabilidad de esta acción.
Citar en garantía a la aseguradora constituye uno de los casos particulares que no solo
están contemplados por las leyes de forma o procedimentales sino que, explícitamente,
tiene contemplación el legislación de Fondo: Cuando el demandado cita coactivamente en
garantía a compañía de seguro, lo hace además de para oponerle la cosa juzgada, lo hace para
que cumpla su parte convenida en el inicial Contrato de Seguros, es decir, que indemnice al
actor damnificado y que no tenga que salir del patrimonio del demandado el resar- cimiento
que se reclama. Pero no es ejecutado en esta etapa, sino que es en otro proceso (ejecutivo
o de cumplimiento de sentencia) se materializará el cumplimiento de la sentencia, pero
solo podrá cobrar a la aseguradora si hay cosa juzgada que la vincule e incluya en la
condena del pago por el siniestro. Ver Artículos 116, 117, 118 de Ley 17418 DE
SEGUROS del Código Comercial. Otros efectos de la sentencia en la Citación en
Garantías son los gastos y costas. La parte que haya citado en garantía a la Aseguradora,
asumirá todos los gastos o costas que deriven de este acto. Pueden pagar ambas partes a
prorrata los gastos y/o costas, si ambas partes han citado conjuntamente a
la Aseguradora. Pero en el caso de una citación en garantía improcedente, maliciosa o sin otro
sentido que dilatar el proceso judicial y que fue rechazada por el juez, los gastos y costas
judiciales de dicha citación, serán asumidos y abonados exclusivamente por la parte que curso
la citación improcedente.

En otras palabras, el éxito de la pretensión actora (en los ejemplos antes citados) dependerá
de su diligencia profesional, la que debe tener todo buen técnico del derecho, como esperamos lo
sea usted. De tal suerte, contamos con ello. ¡Adelante entonces!
m2 |contenidos | información complementaria 1 | IC
información complementaria 1
m2 |contenidos | información complementaria 1 | IC
información complementaria 2
m2 Material

Diríjase a la página 7 para leer el contenido de este material.

m2 Actividades

m2 | actividad 1

Accidente de tránsito

Ha finalizado su mandato como Presidente de Directorio de “Alquilo Bien SA” y es el


momento de retomar el ejercicio de la profesión, como abogado litigante. Una vez instalado en
su estudio jurídico, recibe a su primer cliente. Se trata del Sr. Jorge Jalim, quien se
desempeña en el cargo de Sargento Primero de la Comisaría Tercera de Córdoba Capital.
Éste le relata que el pasado domingo, cuando se dirigía a su lugar de trabajo (por
encontrarse de guardia), siendo aproximadamente las 8,15 hs., en circunstancias que circulaba
en su automóvil
–marca Ford, modelo Fiesta, dominio BTO 666, color rojo, año 2004- por la calle Santa
Rosa al 900, de la ciudad de Córdoba, en dirección este-oeste, a escasa velocidad, en forma
prudente y reglamentaria, al llegar a la intersección de la calle mencionada (Santa Rosa)
con la calle Rodríguez Peña, su automóvil es embestido violentamente en la parte trasera
izquierda por otro rodado, conducido por el Sr. Santiago de la Sorna -marca Ford, modelo Eco
Sport, dominio GAY 222, color gris, año 2007-. Le relata que el vehículo embistente
circulaba a alta velocidad, con absoluta violación de las normas de tránsito vigentes, toda
vez que ni siquiera frenó en la encrucijada, siendo que era él (Jalim) quien circulaba por la
derecha. Su cliente también pone en su conocimiento que, por los datos recabados en el
momento del siniestro, sabe que el conductor era el titular registral del vehículo embistente
y tenía su vehículo asegurado en la Compañía “Car Crash SA”. A los fines de una mayor
ilustración del hecho y las circunstancias relatadas, Jalim acompaña cinco fotografías, en las
que pueden apreciarse los daños ocasionados a su automóvil, y dos presupuestos; uno, por
gastos de mano de obra, repuestos, chapa y pintura, confeccionado por el taller mecánico
“Chapa Chapita” que asciende a la suma de $3.900; y otro, confeccionado por la vidriería
“Cristal Parabrisas SRL”, por la suma de $2.800.

El Sr. Jalim confía en su buen desempeño profesional, por lo que le suministra toda la
documentación (carné de conducir, tarjeta verde, fotografías y título del automotor) e
información necesaria a los fines de que inicie el reclamo judicial pertinente.

A) Determine el tribunal con competencia territorial IC


1 ante el cual
presentará la demanda.
B) Elabore un escrito de demanda, en el que se reclamen los daños
y perjuicios sufridos por su cliente a raíz del accidente de tránsito
relatado, debiendo indicar con precisión los rubros y montos
reclamados, factor de atribución de responsabilidad IC 2 y nexo
causal IC 3, con cita de normas legales aplicables IC 4. A 1 A 2

C) ¿Qué trámite IC 5 corresponde que se le imprima a la causa? ¿En


qué oportunidad ofrecerá toda la prueba IC 6 de la que haya de
valerse? A 3
m2 |actividad 1 | IC
informacióncomplementaria1,2y3

Para acceder a la información complementaria correspondiente diríjase al CD- ROM.

m2 |actividad 1 | IC
información complementaria 4

Normas legales aplicables

A fin de determinar la normativa legal aplicable, deberá consultar: 1- Código

Civil Argentino
2- Ley de Tránsito Nacional o ley de Tránsito de la Provincia de Córdoba,
o las Ordenanzas Municipales de tránsito.

m2 |actividad 1 | AA
asistenteacadémico1

- Recuerde los requisitos formales que debe cumplir el escrito de demanda, los que han
sido ya señalados en la actividad 1 del Módulo 1.
- Si necesita ayuda para determinar los rubros indemnizables, le sugerimos que
consulte el Link de la actividad 2.
- Por otra parte, sería conveniente que en ese escrito introduzca un párrafo aparte,
solicitando la citación en garantía de la compañía aseguradora del demandado, en los
términos y con los alcances del art. 118 de la ley 17.418.

Art. 118, ley 17.418:


Privilegio del damnificado
El crédito del damnificado tiene privilegio sobre la suma asegurada y sus accesorios, con
preferencia sobre el asegurado y cualquier acreedor de éste, aun en caso de quiebra o de
concurso civil.
Citación del asegurador
El damnificado puede citar en garantía al asegurador hasta que se reciba la causa a
prueba. En tal caso debe interponer la demanda ante el juez del lugar del hecho o del
domicilio del asegurador.

Cosa juzgada
La sentencia que se dicte hará cosa juzgada respecto del asegurador y será ejecutable
contra él en la medida del seguro. En este juicio o en la ejecución de la sentencia el
asegurador no podrá oponer las defensas nacidas después del siniestro.
También el asegurado puede citar en garantía al asegurador en el mismo plazo y con idénticos
efectos.
m2 |actividad 1 | AA
asistenteacadémico2

A los fines de fundamentar la procedencia de los rubros y montos reclamados, el factor de


atribución y el nexo causal afirmado, le suministramos la siguiente jurisprudencia:

1) TEORÍA DE LA CAUSALIDAD ADECUADA. Falta de acreditación de los


hechos invocados en la demanda. Carga de la prueba. RESPONSABILIDAD
OBJETIVA. Ausencia.

1– La actora no acreditó los hechos invocados en la demanda, que generarían una


responsabilidad del Estado. Así, debió demostrar que el día señalado, cuando ella se bañaba
en el río cerca del paredón, la compuerta estaba abierta, y que el agua tenía tanta fuerza como
para succionarla y arrojarla al otro lado del puente y causarle los daños que esgrime. Por lo
que no se acreditó la relación de causalidad adecuada entre el hecho del accidente y los daños
ocasionados.

2– Según lo enseñara destacada doctrina, la causalidad tiene por objeto establecer cuándo y
en qué condiciones un resultado cualquiera –un daño– debe ser imputado objetivamente a la
acción u omisión de una persona. A través de la culpabilidad se intenta determinar cuándo y
en qué condiciones un resultado debe ser imputado objetivamente a su autor. La primera
cuestión es previa a la segunda, ya que antes de resolver sobre si el daño se debió a la
acción culpable de una persona, hay que establecer que fue realmente su acción la que lo
produjo.

3– La jurisprudencia ha expresado que: “Todo daño debe ser probado por quien lo alega; es éste
un requisito esencial para obtener una condena indemnizatoria, pues un daño improbado no
existe para el derecho”. “El daño, a los efectos de la responsabilidad civil, es aquel cuya
existencia se ha probado acabadamente, porque los que son hipotéticos o eventuales no son
resarcibles; consecuencia de ello es que para el derecho la prueba del daño es esencial,
puesto que, no demostrado, carece de existencia”.

4– Al no haberse acreditado con grado de certeza el supuesto hecho generador del daño, y
tampoco haberse calificado la construcción como riesgosa o peligrosa por el perito, no
corresponde aplicar la segunda parte del art. 1.113, CC, en cuanto dispone la inversión de
la carga probatoria cuando se trata de responsabilidad objetiva por el riesgo creado o por el
vicio de las cosas, ya que no se da ese supuesto en autos. El Código Civil recepta el sistema
de la causalidad adecuada en sus art. 901 a 906, que suponen una comparación entre el hecho y
determinadas consecuencias para analizar si aquél tuvo suficiente idoneidad para
producirlo. En definitiva, en la responsabilidad resarcitoria no es la “gravedad” de la culpa sino
la “eficiencia causal” que el hecho haya tenido en el resultado, lo decisivo para determinar la
imputación del daño al demandado o a la víctima.

15.579 – C8a. CC Cba. 8/7/04. Sentencia Nº 44. Trib. de origen: Juz.20a. Nom. CC Cba.
“Sánchez Lucía Piedad c/ Superior Gobierno de la Provincia de Córdoba
–Ordinario– Daños y Perjuicios”
2a. Instancia. Córdoba, 8 de julio de 2004
¿Es justa la sentencia apelada?

El doctor Héctor Hugo Liendo dijo:


1) En contra de la sentencia Nº 638 del 5/9/03, el apoderado de la parte actora interpuso
recurso de apelación, que fundó a fs. 221/224 vta., y que fuera contestado por la demandada
a fs.225/226. Firme el proveído de autos, queda la causa en condiciones de ser resuelta. 2) La
parte actora expresó en resumen los siguientes agravios: a) La decisión del Sr. juez a quo
está viciada por poseer fundamentación defectuosa por violación de las reglas de la sana
crítica, concretamente la falta de razón suficiente en la consideración de los elementos
probatorios aportados en la causa. La falta de razón suficiente deriva de la consideración
mutilada de las pruebas. Se ha acreditado en autos la causalidad adecuada entre los daños
padecidos por la Sra. Sánchez y el hecho que se imputa como causante de los mismos. El
sentenciante ha incurrido en una fundamentación defectuosa, por basarse en un análisis
inadecuado. Analizando lo expuesto por el a quo, los testimonios glosados a fs. 105/106, la
declaración de la testigo Tuma, quien expresó que no observó el momento preciso y exacto
en que la actora era succionada por la corriente y pasaba de un extremo al otro de la pasarela,
tampoco resulta(n) menos cierto(s) los hechos previos y posteriores que han sido
certificados por la dicente. Se ha acreditado que la actora se encontraba en el agua bañándose
con su nieta, que luego escuchó gritos y vio a dos personas (uno el Sr. Ríos) que ayudaban a
la actora a salir del río, “que estaba sobre unas piedras, estaba golpeada, sangrando piernas
y brazos, raspada, que hay un paredón en el lugar que es un puente como una pasarela para
pasar de un lugar al otro del río, que es como una represa que de un lado está el agua
detenida y del otro sale un chorro de agua, que no lo vio, pero aclara que por donde estaba la
actora se ve que pasó por ese lugar, no hay otra”. El informe del perito técnico que concurrió al
lugar del hecho expresó a fs. 154...”1) que en el lugar indicado en autos sí existe una pasarela
que atraviesa el ancho total del río, es un azud o pequeña represa de hormigón de una altura de
1,10 m. desde la base inferior de las compuertas. Posee un perfil transversal de forma
trapezoidal donde la base mayor (inferior) es de 0,50 m. por una altura de 1,10. Tiene cinco
compuertas para favorecer las descargas de agua de un lado al otro de azud... 2) Cada
compuerta es de 1,00 m de ancho por 0,70 de altura...
3) Cabe aclarar que al momento de la inspección solamente estaban presentes las guías de
hierro empotradas en el hormigón y no así las compuertas de cierre.
4) Estando las compuertas cubiertas de agua y no siendo visible a simple vista, ésta si
puede generar, estando abierta, succión de una persona de talla media”. Estas valoraciones son
claras para determinar cuál fue la secuencia de los hechos que se desarrollaron el día del
accidente, si bien no se observó el momento exacto en que el hecho sucedía, las circunstancias
previas y posteriores permiten inferir como fue relatado lo que sucedió. Los elementos
indicados deberían dar la convicción suficiente al a quo para presumir que el hecho
aconteció. El perito oficial determinó las características del objeto causante del daño y los
testigos manifestaron las circunstancias indicadas. No se puede exigir al actor –para acreditar
lo que invoca– que los testigos, que han estado en el lugar, hayan visto con precisión el
momento en que la actora era succionada por la corriente. No pudo existir otra forma o manera
que la actora haya traspasado de un lugar al otro y haber sufrido los daños que padeció. La
demandada no realizó prueba alguna tendiente a desvirtuar los dichos de la actora, más allá de
la consabida negativa. El sentenciante peca de exceso por exigir al actor acreditar el preciso
momento del hecho narrado en la demanda; sería como exigir que, para el caso de los
accidentes de tránsito, el testigo siempre deba ver el impacto o el semáforo o lo que sirva para
poder determinar la existencia del hecho. El a quo ha dejado de lado la prueba de las
presunciones que tiene una reveladora
incidencia. Las declaraciones de los testigos son coincidentes y además se hallan avaladas a
través del informe del perito oficial, quien certificó la existencia del lugar, de la represa, de las
compuertas y que las mismas en época de lluvia pueden succionar a una persona y que pase
a través de ellas. En autos no se puede dejar de lado que la acción iniciada por la actora lo fue
el marco del art. 1113, CC. Los testigos demostraron que la actora padeció daños por el
hecho que se describió. La demandada no ha aportado a la causa elementos de prueba que
permitan excluir su responsabilidad por alguna de las causales eximitorias del art. 1113,
CC. Al contestar la demanda en el punto III.3 la accionada alegó que ha existido culpa de la
víctima, por lo que consintió el encuadre legal que le ha dado la actora. No produjo prueba
alguna a los fines de acreditar la mentada culpa que se le imputó a la actora. La parte
demandada, en mérito a las razones que expone en su escrito de contestación, a las que me
remito por razones de brevedad, requiere la deserción del recurso, con costas. 5) Y bien,
ingresando al tratamiento de la cuestión, corresponde en primer lugar expedirse sobre el
pedido de deserción del recurso. El escrito de expresión de agravios presentado por la actora
tiene un mínimo de crítica razonada y técnica recursiva por lo que corresponde su tratamiento.
En relación al primer agravio, no le asiste razón al apelante. En efecto, la sentencia no tiene
fundamentación defectuosa, sino que el a quo, en virtud de lo dispuesto por el art. 327, CPC,
efectuó la valoración de las pruebas a través del sistema de la sana crítica racional, por lo
que pudo limitarse a valorar sólo aquellas que consideró esenciales para resolver la causa,
como lo fueron la exposición policial acompañada a fs. 8, los certificados médicos de fs. 7 y
10, los testimonios obrantes a fs. 105/106 y el informe del perito técnico oficial de fs.
154/156 de autos. El actor no acreditó los hechos invocados en la demanda que generarían
una responsabilidad del Estado. Así, debió demostrar que ese día al bañarse cerca del paredón la
compuerta estaba abierta y que el agua tenía tanta fuerza como para succionarla y arrojarla al
otro lado del puente y causarle los daños que esgrime. Conforme las constancias de autos, a
fs. 105 obra testimonio de la Sra. María del Carmen Tuma quien respondió a la segunda
pregunta:... “la actora se va al río con la nieta, tendría en ese tiempo siete años, la dicente
se quedó tomando sol, estaba leyendo, mientras leía no prestaba atención a lo que había en
su entorno, al rato –no recuerda el tiempo–, escuchó gritos por el lado del río, levanta la vista
y ve al hijo y pareja de la hija de la actora,...se acerca, cuando llega ve que el hijo y el yerno le
ayudaban a la actora a salir del río, estaba sobre unas piedras...que la actora pasó por donde
sale el chorro, que no lo vio...” La testimonial de fs. 107 del yerno de la actora, Sr. René
Alberto Ríos, a la segunda expresó:.. “estaban en el río, estaba la actora con la nieta, que el
dicente estaba afuera del río, empezó a gritar la nena...estaba del otro lado de la compuerta la
Sra. Sánchez, entre las piedras. Que se estaba bañando en el piletón y que pasó por la
compuerta. Que la compuerta está bajo el agua, está tapada, cuando se dio cuenta estaba entre el
agua y las piedras, que hay distinta cantidad de agua de un lado que del otro y que la sacaron
de las piedras...” De estas testimoniales citadas surgen contradicciones, y no logran acreditar
fehacientemente cómo la actora pasó de un lado del río al otro, ya que ambos testigos no
estaban en ese momento en el río, sino a la orilla, por lo que no se acreditó la relación de
causalidad adecuada entre el hecho del accidente y los daños ocasionados. Según lo enseñara
Orgaz (el daño resarcible, p. 36), la causalidad tiene por objeto establecer cuándo y en qué
condiciones un resultado cualquiera –un daño– debe ser imputado objetivamente a la acción u
omisión de una persona. A través de la culpabilidad se intenta determinar cuándo y en qué
condiciones un resultado debe ser imputado objetivamente a su autor. La primera cuestión es
previa a la segunda, ya que antes de resolver sobre si el daño se debió a la acción culpable de
una persona, hay que establecer que fue realmente su acción la que lo produjo (C8ª. CC Cba,
23/12/86, Semanario Jurídico, 4/6/87). En el sub lite se demostró que la actora se estaba
bañando y como ella misma lo
reconoció en la demanda, que estaba jugando con su nieta, en igual sentido declararon los
testigos, pero además expresó que cuando se sumergió por completo en el agua próximo a la
pasarela la succionó la corriente de agua y la arrastró al otro lado del puente contra las
piedras. La actora, como persona adulta, debió extremar las precauciones, actuó con
imprudencia al sumergirse y querer pasar al otro lado del río, sin saber qué había, no midió las
consecuencias de su accionar. Conforme a ello se ha expresado: “Todo daño debe ser probado
por quien lo alega; es éste un requisito esencial para obtener una condena indemnizatoria,
pues un daño improbado no existe para el derecho.”(CN Com., Sala C, 30/9/91, LL, 1992–A–
44). “El daño, a los efectos de la responsabilidad civil, es aquel cuya existencia se ha probado
acabadamente, porque los que son hipotéticos o eventuales no son resarcibles; consecuencia de
ello es que para el derecho la prueba del daño es esencial, puesto que, no demostrado, carece de
existencia”. (SCBA, 14/4/92, L.L., ejemplar del 14/7/92). Con el informe del perito técnico
oficial obrante a fs. 154/156, se demostró la existencia de una pasarela en el lugar, que
atraviesa el ancho total del río. Se trató de un azud o pequeña presa de hormigón de una
altura de 1,10 m. desde la base inferior de las compuertas, que posee un perfil transversal de
forma trapezoidal donde la base mayor (inferior) es de 1,10 m. Que tiene cinco compuertas
para favorecer la descarga del agua de un lado al otro del azud. El perito también describió que
al momento de la inspección por tratarse de época de estiaje, las aguas circulaban a través de las
compuertas abiertas y por debajo del nivel superior de la pasarela. El sistema de apertura de
las compuertas es manual. En la respuesta N° 5, expresó que estando la compuerta cubierta
por el agua y no siendo visible a simple vista, ésta sí puede generar, estando abierta, succión
de una persona de talla media. Sin embargo, esta respuesta no demuestra que el día del
hecho la actora fuera succionada por la corriente, no se acreditó con grado de certeza el
supuesto hecho generador del daño. Tampoco el perito calificó la construcción como peligrosa,
ni riesgosa. En su mérito, no corresponde en los presentes, aplicar la segunda parte del art.
1113, CC. en cuanto dispone la inversión de la carga probatoria cuando se trata de
responsabilidad objetiva por el riesgo creado o por el vicio de las cosas, ya que conforme se
expresara no se da ese supuesto en autos. El Cód. Civil recepta el sistema de la causalidad
adecuada en sus art. 901 a 906, que suponen una comparación entre el hecho y
determinadas consecuencias para analizar si aquél tuvo suficiente idoneidad para producirlo.
En definitiva, en la responsabilidad resarcitoria no es la “gravedad” de la culpa, sino la
“eficiencia causal” que el hecho haya tenido en el resultado, lo decisivo para determinar la
imputación del daño al demandado o a la víctima. Las costas se imponen a la parte actora por
resultar vencida, art. 130 del Ritual. Voto por la afirmativa.

El doctor José Manuel Díaz Reyna adhiere al voto emitido por el Sr. Vocal preopinante.
Por todo ello y lo dispuesto por el art.382, CPC modificado por ley 9129, el Tribunal
RESUELVE: 1) Rechazar el recurso de apelación y confirmar la sentencia de primera instancia
en todo lo que decide y fue motivo de agravios. 2) Imponer las costas de la alzada a la actora.

2) ACCIDENTE DE TRÁNSITO. Colisión entre automóvil y motocicleta. CARGA


DE LA PRUEBA. CULPA DE LA VÍCTIMA. Motociclista disminuido físicamente.
Maniobra de giro. Conducta riesgosa. Contribución parcial en la producción
del hecho. RESPONSABILIDAD CIVIL. Conductor del auto menor de edad.
Exceso de velocidad. Falta de licencia de conducir. RESPONSABILIDAD DE
LOS PADRES. Procedencia. INDEMNIZACIÓN. GASTOS DE ASISTENCIA
MÉDICA, DE CURACIÓN Y FARMACIA. Atención en hospital público.
Procedencia de su resarcimiento. INCAPACIDAD. Jubilado. Procedencia de
la indemnización.

Relación de causa
Las partes actora y demandada interponen sendos recursos de casación en contra de la
sentencia Nº 30 de fecha 6/6/06, que hizo lugar parcialmente a la demanda de daños y
perjuicios interpuesta por el actor –conductor del ciclomotor interviniente en el accidente por el
que se acciona– en contra de los demandados
–padres del menor que dirigía el automóvil– y que le atribuye al accionante un 30% de
responsabilidad. Se agravia el actor por cuanto denuncia violación a los principios lógicos
de razón suficiente, tercero excluido y no contradicción. Asevera que la conclusión
conforme la cual su parte habría concurrido en culpa en la producción del accidente –30%–
carecería de toda fundamentación que la sustente y resultaría contraria a la totalidad del resto
de consideraciones desarrolladas como motivación de la resolución dictada. Por otro lado, se
queja por el rechazo de la indemnización por pérdida de capacidad laboral. Sostiene que
entender –como lo hace el fallo en crisis– que un ser humano no puede trabajar sólo por ser
jubilado significaría un verdadero absurdo.
Por su parte, los demandados se agravian porque aducen que la determinación de la
responsabilidad por el hecho ilícito base de la acción adolece de arbitrariedad. Expresan
que se ha incurrido en una errónea, parcial y subjetiva ponderación de la totalidad del
material probatorio rendido en la causa. Indican que la determinación del lugar del acaecimiento
del siniestro (parte central de la calzada) contradiría las constancias del sumario policial
(croquis y fotografías) y uno de los testimonios rendidos, todas piezas que –a su juicio–
evidenciarían que el accidente ocurrió sobre la mano de conducción del rodado de mayor
porte. Con relación a la velocidad que se reprocha a su parte en la conducción, afirman que no
puede juzgarse imprudente una velocidad que se encuentra permitida por la Ordenanza
vigente. Asimismo, enrostran inmotivación a lo decidido en orden a la circunstancia de que
el hijo de los accionados carecía de carné habilitante para la conducción, ya que no se
explicita su eficacia en la atribución de responsabilidad. Agregan que la habilitación para
conducir sólo consiste en una autorización administrativa y que en la causa se habrían rendido
distintos testimonios de los que se colegiría que el hijo de los demandados era un
conductor regular. Se cuestionan, también, los argumentos vinculados a la responsabilidad
de los padres por haberle prestado el automóvil a su hijo menor de 16 años y a la huida del
rodado una vez ocurrido el evento dañoso. Aseguran que el órgano jurisdiccional de alzada
caería en una clara contradicción, porque por un lado le impone al conductor del automóvil la
total responsabilidad en la concreción del accidente, y por el otro, se afirma que un 30% de la
responsabilidad debe ser asumida por el actor. Aseguran los quejosos, también, que se
habría violado el principio de congruencia al cuantificarse el daño moral objeto de la condena.

Doctrina del fallo


1– El choque entre dos o más vehículos en movimiento (cualquiera sea su porte) pone en
juego las presunciones de causalidad y responsabiliza a cada dueño o guardián por los daños
sufridos por el otro con fundamento objetivo en el riesgo, de allí que debe aplicarse el art.
1113, párr. 2°, CC. Es que todo vehículo en movimiento, es decir, acorde con su naturaleza y
destino normal (la circulación), constituye una de las cosas especialmente peligrosas que
reconoce la civilización actual.
2– Cuando –como en autos– se acciona contra el dueño, guardián y/o conductor de un
automotor que ha colisionado con otro rodado, media una inversión de la carga de la prueba,
pesando sobre el demandado la necesidad de acreditar una causalidad del accidente que sea
eximente de su responsabilidad. Por tanto, demostrado que un vehículo tuvo intervención en la
producción de determinados perjuicios (es decir, estando de manifiesto un nexo de causalidad
aparente que justifique una imputación provisoria de responsabilidad), es su propietario o
quien ejercía un poder de control sobre el rodado, quien debe poner de relieve que así ocurrió
por intervenir una causa ajena a él no imputable.

3– “En caso de colisión de dos vehículos en movimiento, el dueño o guardián de cada uno
de los vehículos en la colisión debe responder por los daños causados al otro de manera
integral, salvo que medie causal eximitoria debidamente acreditada. El art. 1113, CC, es
claramente definitorio. El automóvil es una ‘cosa riesgosa’ y cuando con ella se provocan
daños, debe responderse objetivamente, sin que sea menester probar la culpa del dueño o
guardián La ley de fondo
previó para esos supuestos un factor de atribución basado en criterios objetivos, no existiendo
razón alguna que permita apartarse de tal régimen por la sola circunstancia de que hayan
intervenido dos cosas riesgosas y no una sola”.

4– La aplicación del art. 1113, CC, no impide la apreciación del comportamiento de la víctima,
pues la propia conducta del damnificado se puede convertir en causa exclusiva o concausa
del daño, no pareciendo razonable en tal supuesto trasladar total o parcialmente las
consecuencias a un tercero. Así lo establece la propia norma enunciada y el art. 1111, CC,
que prevén la posibilidad de que el tercero se exima de responsabilidad –total o parcialmente–
si demuestra que ha mediado una conducta de la víctima con operatividad causal en el hecho
lesivo.

5– En la especie, de la prueba rendida surge que el lugar del impacto y la posición final de la
motocicleta lo fueron en el carril de circulación del rodado de mayor porte. De la
circunstancia apuntada (colisión en la contramano de la víctima) podrían inducirse dos
posibles versiones, a saber: o que –como lo afirma la demandada– el actor invadió la mano
contraria en un intento por sobrepasar a otro vehículo (conducta antirreglamentaria), o bien que
el actor pretendió doblar por la calle que es mano en ese sentido (conducta admitida legalmente,
pero de alto riesgo). Se prefiere la segunda opción.

6– La conducta seguida por el actor –doblar, cruzándose con tal maniobra al carril de la
contramano– aunque reglamentaria, resulta riesgosa. El emprender una maniobra de giro en
una calle de doble mano de circulación, de intenso fluido vehicular e interponiéndose en el
carril contrario, certeramente configura una actuación que importa grandes riesgos y exige
tomar rigurosas diligencias. “..Si bien la maniobra de giro hacia la izquierda efectuada en
una avenida no contraría la ley de tránsito, es ‘singularmente riesgosa’ en atención al peligro
que engendra tal desplazamiento por interferir en el tránsito de quienes circulan por la misma
vía en dirección opuesta”.

7– En función de tal peligrosidad se requiere –como mínima diligencia y prudencia– que


quien vaya a efectuar el giro pondere la proximidad de los automotores que marchan sobre
el carril de contramano y esté seguro –antes de lanzarse– que ninguno de tales rodados
verá obstaculizada su marcha con la maniobra. El más elemental sentido de precaución exige
esperar que ningún vehículo se aproxime al lugar de la mano contraria para recién iniciar la
maniobra de giro a la izquierda, a efectos de no entorpecer el tránsito y evitar –de ese
modo– cualquier embestimiento.
8– En el subjudice, la conducta desplegada por el accionante se revela –al menos–
incompatible con las precauciones que las reglas de la experiencia indicaban como necesarias
para emprender una acción que en sí misma resultaba riesgosa.

9– Entrecruzando los datos fácticos de la causa (arteria recta congestionada con filas de
vehículos, inexistencia de obstáculos que afectaran la visibilidad y momento del día en el
que comenzaba a esconder el sol) y relacionándolos con los dichos del único testigo presencial
del accidente (quien señala que la moto era visible para los transportados en el vehículo de
mayor porte a unos “10 ó 15 metros”) se colige que cuando el actor se dispuso a doblar
tenía posibilidades ciertas de advertir la cercanía de automóvil y, no obstante ello, se lanzó a
realizar la peligrosa maniobra. Es que si desde el rodado se visualizó la motocicleta delante
de éste, con mayor razón (atento las mayores dimensiones y porte del rodado del hijo de los
accionados) el conductor de la motocicleta debió haber podido advertir la presencia del
vehículo a los fines de tomar las seguridades necesarias para evitar un eventual
embestimiento.

10– Además, se han probado en la causa otros elementos que agudizaron la peligrosidad
intrínseca de la conducta desplegada por el actor, erigiéndose éstos en indicios graves y
concordantes de la ausencia de la diligencia máxima que en la emergencia era exigible a
accionante. En primer lugar, cabe referirse a las serias imposibilidades físicas padecidas por el
actor con anterioridad al accidente –secuelas de una parálisis del hombro, brazo y mano derecho;
atrofia total del manguito rotador del hombro, de los músculos del brazo y signos de parálisis
cubital– dato del que puede presumirse su dificultad para conducir y mantener el dominio de
la motocicleta en la que se transportaba.

11–Las características físicas especiales del actor permiten presumir que en oportunidad de
ocurrir el hecho lesivo aquel se encontraba con dificultades ciertas para maniobrar la moto en la
que se conducía, entorpeciendo la posibilidad de retroceder en la maniobra de giro iniciada al
advertir un eventual embestimiento por quien transitaba por la mano contraria que sería por
él atravesada.

12–Todo ciclomotor entraña un especial riesgo por su disminución en la estabilidad dado por el
simple y objetivo hecho de ser birrodado. Así también en cuanto a su sistema de frenado, al
no tener la reacción propia de los automóviles que se clavan al accionar los frenos. Ello
impone que quienes los conduzcan extremen los cuidados y cuenten con una especial pericia en
su manejo debiendo utilizarse en plenitud las dos manos para el manejo del volante de dirección
del vehículo.

13–En la especie, si el actor tenía uno de los miembros prensiles –el superior derecho–
claramente incapacitado en su plena movilidad, no estaba en condiciones suficientes como
para controlar en su plenitud el birrodado, agudizando con ello la peligrosidad e
imprudencia de la maniobra de giro. En nada obsta a esta conclusión lo alegado por el actor en
orden a la distinción que cabría hacer entre las nociones de “inhabilidad para trabajar” e
“inhabilidad para conducir”. Tampoco altera la conclusión asumida el hecho de que el
demandante contara con carné habilitante para la conducción de automóviles. Ello así por
cuanto tal registro no lo habilitaba para conducir ciclomotores.

14–El requerimiento normativo de una licencia especial implica –al menos por regla– que
el deber de actuar con prudencia y pleno conocimiento de las cosas es mayor que el patrón
normal requerido, por ello en virtud de lo establecido en el art. 902, CC, mayor es la
obligación que resulta de las consecuencias posibles de sus hechos. Además, no surgiendo
de la causa que se tratara de un
vehículo adaptado a las condiciones físicas del actor, es dable deducir que en la emergencia el
damnificado careció de la destreza física y movilidad requerida para evitar el impacto.

15–En autos, la conducta del actor sólo ha sido apta para incidir parcialmente en la
producción del accidente, pues también ha obrado causalmente el embestimiento del
automóvil y el mayor riesgo creado atento la conducción con una velocidad imprudente por un
menor en una zona de intensa circulación sin poder mantener el dominio del rodado.

16–En el subexamine, resulta suficientemente acreditada la operatividad causal de la conducta


desplegada por el hijo de los demandados en el acaecimiento del evento. Ello se colige de la
velocidad llevada que era de –al menos– 46 kilómetros por hora. Según la normativa
vigente al momento de la colisión, la velocidad máxima autorizada ascendía a 50 Km/h
(art. 35 inc. b, OM nº 3296 del 2/9/93), consecuentemente, no se habría superado el límite
legal. Empero, es dable destacar que la “velocidad excesiva” (a los fines de atribuir
responsabilidad civil) no se mide por el kilometraje desarrollado sino que –atendiendo a las
condiciones de tiempo y lugar– se mensura según su dueño o guardián haya mantenido o
no el control del rodado.

17–La regla general de ponderación de la velocidad excesiva tiene sustento jurídico expreso
en el precepto general que emana del art. 35, Código de Tránsito (en tanto dispone: “Sin
perjuicio de las velocidades admitidas por este artículo, el conductor deberá conservar en todo
momento un total dominio del vehículo”) y en los arts. 901, 902, 906, 1113 y conc., CC.

18–En la especie, la excesiva e imprudente velocidad ha quedado suficientemente acreditada en sus


circunstancias de tiempo y lugar; esto es, ha quedado claro que el accidente ocurrió un día
domingo aproximadamente a las 19.30 en la Avenida del Libertador de la ciudad de Villa María.
De otro costado, es un hecho de público y notorio en la zona que, en los días feriados, se
presentan caravanas de vehículos paseanderos que circulan por dicha arteria, formándose filas
interminables de vehículos y peatones que transitan por la referida avenida. Tales datos de
la experiencia suponían un considerable movimiento de peatones, automotores y vehículos
menores (motocicletas y bicicletas) desprevenidos. Siendo ello así, las circunstancias imponían
al conductor del vehículo mayor una natural adecuación de la velocidad de su circulación a tales
posibles contingencias, debiendo aminorar tal velocidad a los fines de extremar las
precauciones, y procurar que
–en caso de emergencia– dispusiera del tiempo y de los medios necesarios para
detenerse sin chocar con lo que se le interpusiera en su vía de circulación.

19–Es normal que si un conductor observa la congestión que existe en la arteria por la que
circula y advierte la presencia de un fluido tránsito de vehículos – sumado a la poco nítida
iluminación natural existente a esa hora–, asuma una conducta de precaución disminuyendo
la velocidad al mínimo para evitar un posible impacto con algunos de tales obstáculos. Lo
expuesto no implica exigirle al conductor del automóvil un exceso de prudencia, sino la mínima
que consiste en adecuar la velocidad a las circunstancias de la vía, de las personas, del tiempo y
del lugar.

20–El conductor del automóvil habría evitado el accidente si –prestando la debida atención
a las vicisitudes del tránsito– hubiese mantenido el dominio de su vehículo frenando o
efectuando una maniobra tendiente a esquivar el vehículo del actor una vez que éste fue
susceptible de ser advertido.
21–Resulta citable en apoyatura de la conclusión a la que se arriba en autos, aquella añeja
doctrina judicial que considera que el peatón o bicicleta distraído e incluso imprudente,
constituyen un riesgo común inherente al tránsito callejero, por lo cual el conductor de un
automotor, como guardián de una cosa peligrosa, tiene la obligación de estar atento a las
vicisitudes de la circulación. Tal doctrina, aplicada mutatis mutandis a la circulación
distraída de un ciclomotor, resulta plenamente eficaz en la especie.

22–Quien tiene a su cargo la conducción de un vehículo asume sobre sí la posibilidad


cierta de la ocurrencia de sucesos que, en el curso ordinario del tránsito, pueden presentarse
de manera más o menos imprevista. La aparición de un vehículo de menor porte intentando
doblar –y romper la marcha de circulación de la vía contraria– es un hecho que se presenta –
al menos– como posible si se atiende a las caravanas de vehículos que se forman en la avenida
donde ocurrió el hecho los días domingos dificultando el pase de quien quiera atravesar la que
va en sentido contrario.

23–En el sub lite, el conductor del vehículo mayor tenía 16 años al momento del siniestro.
Es verdad que, como lo ha decidido la jurisprudencia, “...la falta de registro no es por sí sola
prueba de la culpa exclusiva”, empero también es cierto que la falta de carné constituye un
indicio cierto de que el conductor carece de la necesaria habilidad para evitar o sortear las
dificultades del tránsito, lo que desde la óptica del riesgo creado permite “advertir el grado de
incidencia que la falta de licencia de conducir tiene sobre la conducta del infractor protagonista
del accidente”. La escasa edad del menor también permite presumir una falta de control del
rodado derivada de la inexperiencia en la conducción propia de la inmadurez natural de un
niño de 16 años.

24–En autos, si bien el hecho de la víctima –maniobra riesgosa agudizada por las
limitaciones físicas padecidas y la inexistencia de un birrodado adaptado a éstas–, tuvo
influencia en la producción del perjuicio, no constituyó por sí mismo la causa adecuada,
sino que contribuyó a conformarla juntamente con el riesgo creado, la imprudente velocidad y
la falta de dominio del automotor que se le ha reprochado al demandado.

25–Conforme a lo dispuesto por el art. 1114, CC, los padres son solidariamente
responsables por los daños causados por sus hijos menores que habiten con ellos. El
fundamento de la responsabilidad bajo la lupa debe buscarse en la patria potestad y deben
reunirse para su operatividad las condiciones exigidas en el referido artículo. Por aplicación
de ello, en autos se encuentran reunidas tales condiciones. El conductor dañador es hijo de
los accionados, era menor de edad al momento del siniestro (16 años), y en esa época
convivía con sus padres.

26–Respecto de los gastos sanatoriales y de asistencia médica es menester señalar que aun
cuando el actor fue atendido en un hospital público, aquellos deben ser admitidos en una
suma que se fije prudencialmente. La doctrina enseña que “ la gratuidad de la atención
terapéutica que brindan determinados
establecimientos se circunscribe a honorarios médicos y servicios de internación ( ) En
consecuencia, la circunstancia de que el lesionado haya sido asistido en
un hospital gratuito no descarta la reclamación por ciertos gastos terapéuticos no cubiertos por
el ente”. El simple hecho de que el accionante haya recurrido a un nosocomio público no
significa que no haya habido gastos colaterales de farmacia, traslados, servicios de terceras
personas para atender las tareas del hogar, etc. que deban ser indemnizados.
27–El hecho de que en autos el accionante perciba una jubilación y que al momento del accidente
tuviera 65 años no constituye obstáculo para la indemnización por incapacidad toda vez que ni
la jubilación ni la edad avanzada constituyen per se el cese automático de la productividad de un
sujeto, de modo que nada dicen respecto del tópico en análisis.

28–El cobro de una jubilación “...únicamente trasunta la obtención de beneficios previsionales


al cabo de ciertos años de servicios y determinada edad, pero no significa que la ‘vida útil’
de la persona no pueda volcarse a otros ámbitos diferentes de la anterior ocupación laboral”.
“La realidad demuestra numerosos supuestos en que se sigue trabajando más allá de la
teórica ‘edad laborativa’, así como el desenvolvimiento de actividades de algún modo útiles y
productivas fuera de la órbita de las retribuidas o rentables dinerariamente”.

29–En autos, la incapacidad es resarcible –a título de daño patrimonial– no sólo en su faz


laborativa sino también en su aspecto vital. Es decir, la incapacidad apreciable
patrimonialmente no es sólo la directamente productiva, sino que también debe apreciarse –
aunque se lo aprecie de manera mediata– el valor material de la vida humana y de su plenitud.
La incapacidad padecida aunque no acarree una directa “merma de ingresos”, sin dudas
provoca una clara “insuficiencia material” para desenvolverse por sí y realizar actividades
“útiles”, lo que tiene una indudable proyección económica que merece ser reparada; y ello así
más allá de la repercusión espiritual (daño moral) que pueda aparejar el menoscabo a la
integridad psicofísica de la persona.

30–En la especie, aun cuando no se ha probado suficientemente el ejercicio de actividades


rentables o con ventajas dinerarias, sí se ha acreditado el padecimiento de una lesión en la salud del
actor (amputación de una pierna y alto porcentaje de incapacidad permanente) y una clara
limitación para la realización de tareas útiles para sí y su familia (tales como el pago de
impuestos o gestiones, o incluso actividades de la vida cotidiana) lo que patentiza la presencia
de un serio perjuicio patrimonial que afecta notoriamente sus posibilidades productivas
genéricas.

Resolución
I. Acoger los recursos de casación impetrados por la parte actora y demandada y, en
consecuencia, anular la sentencia dictada por la Cámara de Apelaciones en lo Civil y
Comercial de Villa María. II. Las costas devengadas en esta Sede extraordinaria se
imponen por el orden causado (art. 130, CPC). III. Hacer lugar parcialmente al recurso de
apelación impetrado por el actor y, en consecuencia, revocar la sentencia de primer grado,
condenando a los accionados a pagar, en favor del actor las sumas dinerarias indicadas en los
Considerandos respectivos, en la proporción y con los intereses allí dispuestos. IV.
Corresponde distribuir la imposición de costas de ambas instancias ordinarias en un 55% a
cargo de los demandados y en un 45% al actor (art. 132, CPC), aclarando que el porcentaje
atribuido al litisconsorcio pasivo lo es en forma solidaria, y dejando a salvo que los
honorarios de los peritos de control serán a cargo de cada parte proponente (art. 47, ley 8226).

TSJ Sala CC Cba. 25/6/08. Sentencia Nº 68. Trib. de origen: CCC Villa María. “Dutto Aldo
Secundino c/ América Yolanda Carranza y otro – Ordinario – Recurso de casación”. Dres. Carlos
Francisco García Allocco, Domingo Juan Sesin y Armando Segundo Andruet (h)
________________________________________
SENTENCIA NÚMERO: 68
En la ciudad de Córdoba, a los 25 días del mes de junio de dos mil ocho, siendo las 10.30,
se reúnen en audiencia pública, los Sres. Vocales de la Sala Civil y Comercial del Tribunal
Superior de Justicia, Dres. Armando Segundo Andruet (h), Domingo Juan Sesín y Carlos
Francisco García Allocco, bajo la presidencia del primero, a fin de dictar sentencia en los
autos caratulados: “DUTTO ALDO SECUNDINO C/ AMERICA YOLANDA
CARRANZA Y OTRO - ORDINARIO -
RECURSO DE CASACIÓN (Expte. D-02-07)”, procediendo en primer lugar a fijar las
siguientes cuestiones a resolver: PRIMERA CUESTIÓN: ¿Son procedentes los recursos de
casación impetrados por la parte actora y demandada al amparo de la causal prevista en el inc.
1° del art. 383? SEGUNDA CUESTIÓN: En su caso
¿Qué pronunciamiento corresponde? Conforme al sorteo que en este acto se realiza, los Sres.
Vocales votan en el siguiente orden: Dres. Carlos Francisco García Allocco, Domingo
Juan Sesín y Armando Segundo Andruet (h). A LA PRIMERA CUESTIÓN
PLANTEADA, EL SEÑOR VOCAL DOCTOR CARLOS
FRANCISCO GARCÍA ALLOCCO, DIJO: I. Las partes actora y demandada - mediante
sus respectivos apoderados- interponen sendos recursos de casación en estos autos
caratulados: “DUTTO ALDO SECUNDINO C/ AMERICA YOLANDA CARRANZA Y
OTRO - ORDINARIO - RECURSO DE CASACIÓN (Expte. D-02-07)”
contra de la sentencia número treinta de fecha seis de junio de 2.006 dictada por la Cámara de
Apelaciones en lo Civil y Comercial de Villa María los que fueron concedidos por el
tribunal de juicio (A.I. N° 264 del 27 de diciembre de 2.006). En aquella Sede el
procedimiento se cumplió con la intervención respectiva de las contrarias quienes evacuaron
los traslados corridos en los términos del art. 386, C.P.C. (fs. 883/893 y fs. 896/897).
Radicado el expediente ante esta Sala, dictado y firme el proveído que llama los autos a
estudio (fs. 920), quedan los recursos en condiciones de ser resueltos. II. El tenor de los
agravios que informan sendas presentaciones impugnativas es susceptible del siguiente
compendio:
II.1. Recurso de casación impetrado por el actor (fs. 876/885): a. Denuncia el demandante
violación a los principios lógicos de razón suficiente, tercero excluido y no contradicción en
el segmento sentencial vinculado a la atribución de responsabilidad en el evento dañoso.
Concretamente, asevera que la conclusión conforme la cual su parte habría concurrido en
culpa en la producción del accidente en un equivalente a un 30% carecería de toda
fundamentación que la sustente y resultaría contraria a la totalidad del resto de
consideraciones desarrolladas como motivación de la resolución dictada. Así, explicita que
el órgano jurisdiccional de Alzada se ocupó por destacar que en la causa “no se acreditó la
circunstancia eximente esgrimida por la parte accionada” y que “la maniobra del actor no tuvo
la entidad suficiente para quebrar el nexo causal”, concluyéndose –de un modo categórico- en
que la responsabilidad del siniestro sólo es atribuible a Julio César Sarasa (hijo). Sin embargo,
adita, repentinamente
–y sin razón alguna- se decide que “deben atribuirse las consecuencias económicas dañosas
producidas por el siniestro en el setenta por ciento a cargo de los accionados y el treinta por
ciento a cargo del actor”. Ello, afirma, resultaría demostrativo de la ilogicidad enrostrada al
pronunciamiento. b. Por otro lado, el quejoso denuncia violación al principio de razón
suficiente cuando se decide rechazar su pretensión indemnizatoria por pérdida de capacidad
laboral. Para justificar tal embate, recuerda -primeramente- que el ítem reparatorio fue
desestimado por el a quo en función de dos argumentos: 1) El hecho de estar jubilado y 2)
La inexistencia de prueba suficiente de las tareas por él desplegadas antes del siniestro y sus
montos. En orden a la primera de las razones (“ser jubilado”) sostiene que la misma no
resulta per se fundamento válido para negar la indemnización demandada, desde que una
persona por el solo hecho de estar jubilada puede seguir generando ingresos, máxime si –
como en su caso- su haber previsional no alcanza a superar el límite mínimo de la pobreza
($ 160 conforme recibo de haberes de fs. 620). Así, sostiene que entender –como lo
hace el fallo en crisis- que un ser humano no puede trabajar sólo por ser jubilado
significaría un verdadero absurdo. Con relación a la ausencia de prueba suficiente, alega que
tal premisa parte de descalificar –injustificadamente- prueba dirimente rendida en la causa;
concretamente la testimonial de Costamagna. Postula que negar fuerza convictiva a los
dichos del citado por el sólo hecho de ser éste su amigo devendría en un inadmisible rigor
formal y quebrantaría las reglas de la sana crítica racional. A lo dicho, agrega que –aún
cuando los juzgadores hubieran tenido dudas acerca del quantum indemnizatorio- la
exigüidad del haber previsional percibido por su parte y la pérdida futura obligaban al
Tribunal a expedirse conforme las pautas de los arts. 334 y 335 del CPCC. II.2. Recurso de
casación impetrado por los demandados (fs. 855/872): a). Los accionados aseguran, en
primer lugar, que la determinación de la responsabilidad por el hecho ilícito base de la acción
adolece de arbitrariedad. En pos de justificar tal aserto comienzan aduciendo que la base del
razonamiento sentencial, consistente en que por ser el automóvil de mayor porte es más
peligroso y por tanto se presume la culpa de su conductor y dueño, es una afirmación
dogmática y carente de todo sustento argumental, además de contradecir lo que –según sus
dichos- habría dicho sobre el tópico este Alto Cuerpo al resolver con anterioridad su
recurso de casación (Sent. Nº 141 del 24.11.03, fs. 816/825). Aditan que la dilucidación de
las normas aplicables para resolver un accidente de dos vehículos en movimiento es una
materia sumamente discutida en doctrina y jurisprudencia todo lo cual obligaba al Tribunal
a explayarse sobre el tópico. Sostienen que en función de tal punto de partida viciado, se ha
incurrido en una errónea, parcial y subjetiva ponderación de la totalidad del material
probatorio rendido en la causa. Así, extensamente, van explicitando los vicios acaecidos en la
valoración que, de cada prueba, habría cometido el Tribunal de alzada. En esta línea, apuntan
que la determinación del lugar del acaecimiento del siniestro (parte central de la calzada)
contradiría las constancias del sumario policial (croquis y fotografías) y la testimonial
rendida por Ventura, todas piezas que –a su juicio- evidenciarían que el accidente ocurrió sobre
la mano de conducción del rodado de mayor porte. Con relación a la velocidad que se
reprocha a su parte en la conducción, afirman que no puede juzgarse imprudente una velocidad
que se encuentra permitida por la Ordenanza vigente y que la misma no puede establecerse en
más de 50 km/h sin contradecirse las reglas de la sana crítica racional. Respecto del carácter de
embistente que se les reprocha, afirman que la decisión luce infundada ya que el hecho de haber
“acelerado un poquito” carecería de aptitud para concluir que su parte fue la embistente,
luciendo la referencia a la pericia mecánica en este punto puramente dogmática. Igualmente,
enrostran inmotivación a lo decidido en orden a la circunstancia de que Sarasa hijo carecía de
carné habilitante para la conducción ya que no se explicita su eficacia en la atribución de
responsabilidad. Por lo demás, agregan que la habilitación para conducir sólo consiste en
una autorización administrativa y que en la causa se habrían rendido distintos testimonios
de los que se colegiría que Sarasa hijo era un conductor regular. Se cuestionan, también, los
argumentos vinculados a la responsabilidad de los padres por haberle prestado el
automóvil a su hijo menor de 16 años y a la huida del rodado una vez ocurrido el evento
dañoso. De otro costado, y con relación a la situación del actor objetan de arbitraria, infundada
y dogmática la afirmación sentencial de que no se habría acreditado la maniobra de Dutto de
sobrepasar al vehículo que marchaba delante suyo, ni probado que el demandante efectuó una
maniobra imprudente y antirreglamentaria. Además, aseguran que el órgano jurisdiccional de
alzada caería en una clara contradicción porque, por un lado le impone a Sarasa hijo la total
responsabilidad en la concreción del accidente (decidiendo que respecto de Dutto no se ha
probado responsabilidad alguna en el accidente), y por el otro, se afirma que un treinta por
ciento de la responsabilidad debe ser asumida por Dutto. Así, sostienen que la contradicción
se encuentra
“en el hecho de afirmar, por un lado, que no se produjo prueba de la falta de habilidad
conductiva de DUTTO, y por el otro, imponer el 30% de culpa en la colisión, lo que implica
que existe algún tipo de prueba aunque sea presuncional de la responsabilidad de DUTTO”
(fs. 865). Acto seguido, se ocupan por criticar uno a uno los argumentos sentenciales
desarrollados a los fines de justificar por qué la conducta desplegada por el actor carecía de
entidad para quebrar el nexo de causalidad (discapacidad para conducir, inexistencia de frenos,
no utilización de anteojos, carné de conductor insuficiente, etc.). b). Aseguran los quejosos,
también, que se habría violado el principio de congruencia al cuantificarse el daño moral
objeto de la condena. Sobre el tópico, explicitan que al demandar el actor peticionó por daño
moral la suma de $ 30.000. Este importe –alegan- constituye el 100% de la pretensión por
este rubro.- Sin embargo, afirman al haber la Cámara equiparado tal monto al setenta por
ciento (70%) del quantum habría acaecido una indebida elevación o acrecentamiento del
importe demandado. Por lo demás, afirman que el monto finalmente mandado a pagar
resultaría arbitrario por exagerado e incausado ya que la suma de $ 30.000 no guarda
relación con la jurisprudencia aplicable al caso. Así, cita un fallo dictado por la Cámara de
Apelaciones de Quinta Nominación en el cual se cuantificó el daño moral por muerte de un
hijo en la suma de $ 15.000. c). Finalmente, se enrostra falta de fundamentación y
arbitrariedad en la condena a los herederos de Julio César Sarasa. Postulan los recurrentes
que no es lo mismo que la condena se haga extensiva en la calidad de herederos de tales
sujetos y con los alcances que la ley determina en tales casos (arts. 3358 y 3363 CC) que
implicaría sólo la afectación del patrimonio a heredar, que la condena indiscriminada como se
ha decidido en la especie. III. ACLARACIÓN PREVIA: La simple lectura de sendos
memoriales impugnativos –tal como da cuenta la precedente síntesis efectuada- evidencia
que ambas partes han coincidido en denunciar la existencia de un mismo vicio en el fallo, habiendo
–incluso- vertido un desarrollo argumental sustentatorio de idéntico tenor. Refiero,
concretamente, a la violación al principio lógico de no contradicción que se enrostra a la
resolución por haber ésta resuelto, por una parte que la responsabilidad en el evento dañoso
era sólo atribuible a Sarasa hijo (frente a la ausencia de prueba de una conducta de Dutto con
entidad suficiente como para quebrar el nexo de causalidad), y –por la otra- haber
concluido, sin mayor fundamento, que al actor debe atribuirse el treinta por ciento (30%) de
tal responsabilidad. El yerro formal compendiado constituye la materia del primer agravio
casatorio esgrimido por el actor (vide, principalmente, fs. 880), e integra –igualmente- el
contenido de la queja postulada por los demandados al fundar su recurso extraordinario (vide,
principalmente, fs. 865 y 865vta.). Siendo así, y toda vez que –de configurarse el vicio- la
contradicción inficionaría en la validez de toda la resolución por versar sobre una cuestión
previa (cual es, la propia reconstrucción del hecho investigado, la fijación de la adecuada
relación de causalidad, y la consecuente determinación de responsabilidades)
metodológicamente se impone el previo análisis de la censura común. IV. VIOLACIÓN AL
PRINCIPIO DE NO CONTRADICCIÓN: IV.1. Es valor
aceptado en nuestro país la necesidad de que las sentencias sean fundadas lo que obedece, en
palabras de la Corte Suprema de Justicia de la Nación a que “ la condición de órganos de
aplicación del derecho vigente, va entrañablemente
unida a la obligación que incumbe a los jueces de fundar sus decisiones. No es solamente
porque los ciudadanos pueden sentirse mejor juzgados, ni porque se contribuya así al
mantenimiento del prestigio de la magistratura, que la mencionada exigencia ha sido
prescripta por la ley. Ella persigue también la exclusión de decisiones irregulares, es decir
tiende a documentar que el fallo de la causa sea derivación razonada del derecho vigente y
no producto de la voluntad individual del Juez” (Fallos 236:27). En la Provincia de
Córdoba, tal exigencia se encuentra expresamente consagrada en el art. 155 de la Constitución,
el que prescribe: “Los jueces...deben resolver las causas con fundamentación
lógica y legal”. Por otro lado, ese mandato constitucional encuentra reglamentación en el CPCC, en
su artículo 326. Ello así, para cumplir con el mandato citado y para que -consecuentemente-
una resolución judicial alcance el grado de acto jurisdiccional válido, es menester que el
razonamiento sentencial plasmado en el pronunciamiento respete las reglas y las leyes que
rigen los pensamientos. Se advierte entonces que, si la fundamentación que justifica la
conclusión judicial violenta los principios lógicos clásicos es inválida. IV.2. Uno de los
principios esenciales que rigen el pensamiento, y que por tanto ha de ser observado por la
Magistratura al sentenciar, es el de no contradicción. Este principio lógico clásico se enuncia
como nada “puede ser y no ser al mismo tiempo”, y en el ámbito de los conceptos se lo
caracteriza sosteniendo que “no se puede afirmar y negar juntamente una misma cosa de un
mismo objeto”. De la tipificación del principio en juego se deduce con facilidad que, para que
haya violación del mismo, deben
–necesariamente- existir dos juicios contrarios que recaigan sobre “un mismo objeto”. El
efecto que acarreará la existencia de contradicción será sin dudas la nulidad de las partes de la
resolución cuyo sustento dependa de la existencia de los juicios contradictorios. IV.3.
Aplicando tales pautas al pronunciamiento en crisis, cabe anticipar criterio en sentido
coincidente al propugnado por ambos casacionistas. En efecto, la lectura del fallo en crisis, y
-en particular- el análisis de la actividad racional desplegada a los fines de precisar la
relación de causalidad y la derivada distribución de responsabilidades en el acaecimiento del
evento dañoso, evidencia que la fundamentación sentencial vertida es contradictoria,
acarreando la nulidad del pronunciamiento bajo anatema. IV.4. A los fines de justificar
acabadamente tal conclusión basta con desmenuzar los argumentos desarrollados sobre el
tópico en el pronunciamiento impugnado: a. En oportunidad de fijar el hecho y precisar la
mecánica del siniestro, la Cámara interviniente afirma “...el hecho ocurre en la parte
central de la calzada de la avenida costanera” (fs. 844vta., énfasis añadido), concluyendo que –
conforme la prueba rendida-: “...el automotor conducido por Julio César Sarasa embistió al
ciclomotor tripulado por Alto Dutto en el centro de la calzada, sin que se haya acreditado la
circunstancia eximente esgrimida por la parte accionada en orden a que el actor haya realizado
la maniobra brusca” (fs. 845, énfasis añadido). b. Siguiendo con la misma línea de
pensamiento, y tras valorar las piezas convictivas incorporadas a la causa, el órgano
jurisdiccional de Alzada insiste con que “...El croquis policial (no contradicho por los
demandados), indica la trayectoria del auto respecto al centro de la calzada y permite inferir
(...) que el auto desvió su trayectoria hacia el centro de la calzada donde se produce la
colisión” (fs. 846).
c. En función de tales apreciaciones es que se determina la responsabilidad exclusiva de
Sarasa hijo en el acaecimiento del accidente, y se desecha entidad o eficacia para quebrar el
nexo de causalidad a la conducta desplegada por Dutto en la emergencia.- d. Acto seguido, y
no obstante las contundentes apreciaciones vertidas a los fines de precisar la plataforma
fáctica sometida a juzgamiento, el Tribunal afirma –sin ningún otro aditamento- que “...las
circunstancias de tiempo y lugar del acaecimiento (...) imponen una distribución de la
responsabilidad entre la víctima y agente que ocasionó el daño; por cuanto si bien no se
acreditó que el actor Dutto hubiera querido cortar el flujo vehicular de la contraria para
doblar, ni que éste hubiera producido una fallida maniobra para superar la marcha de otro
vehículo que circulara delante de él, como sostienen los accionados el embestimiento se
produjo en la mano de circulación del rodado mayor” (fs. 848vta.). IV.5. Lo expuesto
patentiza –sin necesidad de ninguna explicación extra- el quiebre lógico en el razonamiento
judicial, ya que no puede –sin lesionarse el principio de no contradicción- afirmarse, por un
lado, que el accidente ocurrió en el centro de la calzada (hacia donde se habría desviado la
trayectoria del automóvil de los demandados frente a la imposibilidad de Sarasa hijo de
mantener el dominio del mismo) y, por el otro, sostenerse que la responsabilidad debe ser
compartida por cuanto la motocicleta del actor
invadió la mano de circulación del rodado mayor. O el siniestro ocurrió al centro de la Avenida
por falta de control o dominio del automotor mayor, o acaeció en el carril de circulación de
éste último al haber la motocicleta obstaculizado su marcha; lo que no puede aceptarse es que
–simultáneamente- se sostenga que el accidente se produjo en los dos lugares, por resultar
ambas premisas evidentemente antagónicas. IV.6. La autocontradicción en la que incurre el
pronunciamiento constituye una causal de invalidez que impide tenerlo como acto procesal
válido y propicio para surtir efectos legales, razón por la cual corresponde casarlo. La
anulación decidida alcanza a la totalidad del pronunciamiento desde que la ineficacia de la
fijación sentencial del hecho, de la relación de causalidad y de su consecuente distribución de la
responsabilidad en el evento dañoso, provoca la caída del análisis de los restantes presupuestos
jurídicos de la presente acción indemnizatoria (ag. art. 76 in fine del CPCC). Ello así, se
torna abstracto el tratamiento del resto de agravios esgrimidos por sendos impugnantes. V. Por
lo expuesto, corresponde hacer lugar a los recursos de casación impetrados y –en
consecuencia- anular el pronunciamiento opugnado. Habiendo merecido recibo la censura
esgrimida por ambas partes con idéntico tenor, las costas de sendos recursos de casación se
imponen por el orden causado (art. 130 CPCC). No se regulan honorarios por las tareas
desplegadas en esta Sede extraordinaria (art. 25 Ley 8226). Así voto.

A LA PRIMERA CUESTION PLANTEADA EL SEÑOR VOCAL DOCTOR DOMINGO


JUAN SESÍN, DIJO: Adhiero a los fundamentos y solución a que arriba el Señor Vocal del
primer voto. Así voto.

A LA PRIMERA CUESTIÓN PLANTEADA, EL SEÑOR VOCAL DOCTOR ARMANDO


SEGUNDO ANDRUET (H) DIJO: I. Adhiero a los argumentos y solución propugnada por mis
distinguidos colegas en orden a que corresponde hacer lugar a los recursos de casación
impetrados, debiendo –en consecuencia- ser anulado el pronunciamiento dictado en la alzada.
II. Igualmente, participo del régimen de distribución de costas y regulación de aranceles
profesionales propios de esta Sede decidido por los Magistrados preopinantes.

A LA SEGUNDA CUESTIÓN PLANTEADA EL SEÑOR VOCAL, DOCTOR CARLOS


FRANCISCO GARCÍA ALLOCCO, DIJO: A mérito de las consideraciones sentadas
precedentemente, corresponde: I. Acoger los recursos de casación impetrados por la parte
actora y demandada, y en consecuencia, anular la Sentencia dictada por la Cámara de
Apelaciones en lo Civil y Comercial de Villa María. II. Las costas de sendas impugnaciones se
imponen por el orden causado (art. 130 CPCC). No regular honorarios a los letrados
intervinientes (art. 25 CA). III. A fin de evitar el dispendio de una nueva etapa procesal, y
resultando la presente la segunda anulación acaecida en la especie, se procede a fallar sin
reenvío la cuestión, considerando los agravios vertidos en la apelación del actor y los
argumentos desarrollados en la contestación (fs. 716/719). IV. A fs. 691/713 (Cpo. IV)
obra el escrito expresión de agravios del demandante mediante apoderado. En primer término,
denuncia la errónea percepción y ponderación de la prueba testimonial rendida en la causa.
Concretamente, se agravia por cuanto no se habrían valorado los dichos de los testigos
Ventura, Zorzana, Salusso y Carabajal, de los que se colegiría que Sarasa circulaba desatento
y a excesiva velocidad en una encrucijada con abundante tránsito. Del mismo modo, objeta la
valoración que se ha efectuado de las pericias médica y mecánica, por entenderla arbitraria y
parcializada. Así, con relación a la pericia médica afirma que el dictamen del experto
oficial luce infundado y que el sentenciante nada habría dicho acerca de las conclusiones de su
perito de parte que sí contarían con un sustento científico aceptable. En cuanto a la pericia
mecánica alega que el juez se limita a admitir, como ciertas, las afirmaciones de este medio
probatorio, mientras que –a su
juicio- tales asertos debieron ser desechados por mendaces desde que las conclusiones han
sido obtenidas sin verificar ni examinar los vehículos participantes en el accidente, carecen
de fundamentación científica y se encuentran desvirtuadas por el resto de la prueba rendida en
la causa. Asimismo, se queja por cuanto sólo se habría estimado que su parte era inhábil
para conducir el ciclomotor, omitiéndose considerar igualmente la prohibición y la
inhabilidad de conducir del hijo menor de 16 años de los demandados. Por lo demás,
sostiene que la afirmación de que su parte estaba incapacitada para conducir se funda sólo
en las pericias (inválidas a su juicio) y contradice la licencia de conducir que le fuera
otorgada por la Municipalidad de Villa María. Argumenta, en el mismo sentido, que el inferior
habría confundido la inhabilitación para el trabajo con la imposibilidad de conducir, lo que –
a su entender- serían dos extremos diversos no equiparables entre sí, y que la exigencia de
que su parte probara en la causa que usaba anteojos al momento del acaecimiento del hecho
ilícito resulta absurda y contraria a las reglas de la responsabilidad objetiva por riesgo. Aduce
también que habrían sido indebidamente prescindidas de toda ponderación el acta de
inspección ocular y el croquis de fs. 431, pruebas éstas relevantes–a su juicio- por haberse
confeccionado inmediatamente de ocurrido el siniestro, y de las que resultaría clara la
excesiva velocidad con la que se conducía Sarasa. En mérito de ello, solicita que se haga
lugar a su recurso de apelación y –en definitiva- se revoque la sentencia acogiendo la
demanda incoada por su parte. Corrido traslado de la expresión de agravios, los
demandados la contestan oponiéndose a su progreso conforme los términos vertidos a fs.
716/719 que tengo por reproducidos por razones de brevedad. V. La sentencia apelada (nº
211 de fecha 26.06.00, fs. 660/674) rechazó la demanda impetrada por Dutto en la inteligencia
de que en la causa se habría demostrado la eximente de responsabilidad esgrimida por la
parte demandada, esto es la culpa exclusiva del actor en el acaecimiento del siniestro. De lo
decidido se agravia el actor. Cabe preliminarmente destacar que la presentación apelativa del
actor contienen una crítica concreta y razonada lo suficientemente idónea como para poner en
duda la certeza del Tribunal a quo respecto a los tópicos impugnados, lo cual le otorga
suficiente aptitud para mantener abierta la instancia de apelación. Ingresando al tratamiento de
la apelación impetrada anticipo criterio en sentido parcialmente favorable al propugnado por el
recurrente toda vez que –como se explicitará a continuación- aún cuando estimo (en
coincidencia parcial con lo decidido por el inferior) que el hecho de la víctima contiene
características que han contribuido a la generación del perjuicio, lo cierto es que
–de la prueba rendida en la causa- se colige que la entidad de tal conducta sólo es apta para
incidir parcialmente en la producción del accidente, pues también ha obrado causalmente la
velocidad imprudente y la falta de control del rodado por parte de Sarasa hijo. VI.
NORMATIVA APLICABLE: Dicho esto y avocado al juzgamiento de la presente acción,
cabe previamente anticipar el encuadre jurídico que la delimita y acota. No hay duda que el
choque entre dos o más vehículos en movimiento (cualquiera sea su porte) pone en juego las
presunciones de causalidad y responsabiliza a cada dueño o guardián por los daños sufridos
por el otro con fundamento objetivo en el riesgo, de allí que debe aplicarse el art. 1113, párr 2°
del Código Civil. Es que todo vehículo en movimiento, es decir, acorde con su naturaleza y
destino normal (la circulación), constituye una de las cosas especialmente peligrosas que
reconoce la civilización actual. Consecuentemente, cuando –como en el caso- se acciona
contra el dueño, guardián y/o conductor de un automotor que ha colisionado con otro rodado,
media una inversión de la carga de la prueba, pesando sobre el demandado la necesidad de
acreditar una causalidad del accidente que sea eximitoria de su responsabilidad. Por tanto,
demostrado que un vehículo tuvo intervención en la producción de determinados perjuicios (es
decir, estando de manifiesto un nexo de causalidad aparente que justifique una
imputación provisoria de
responsabilidad), es su propietario, o quien ejercía un poder de control sobre el rodado,
quien debe poner de relieve que así ocurrió por intervenir una causa ajena a él no imputable.
La inversión de la carga de la prueba sobre la causalidad, y la consecuente necesidad de los
demandados de acreditar la eximente de la causa ajena, se aplica inclusive a la hipótesis –
como la de autos- de colisión entre dos vehículos en movimiento; aún en estos casos el
actor no necesita probar la culpa del demandado para fundar la reclamación resarcitoria, y este
último sólo se libera poniendo de relieve la culpa de la víctima u otro factor eximitorio que
rompa el nexo causal. Dicha tesitura es la que vienen sosteniendo la casi totalidad de los
tribunales del país, incluida la Corte Suprema, y es la que tiene asumida desde antaño este
Tribunal Superior de Justicia de Córdoba, quien se ha expedido sosteniendo que: “En caso de
colisión de dos vehículos en movimiento, el dueño o guardián de cada uno de los vehículos
en la colisión debe responder por los daños causados al otro de manera integral, salvo que
medie causal eximitoria debidamente acreditada. El art. 1113 del Cód. Civil, es claramente
definitorio. El automóvil es una ‘cosa riesgosa’ y cuando con ella se provocan daños, debe
responderse objetivamente, sin que sea menester probar la culpa del dueño o guardián. En
consecuencia, en caso de accidente, cada uno debe soportar el daño causado al otro, a menos
que logre probar la fractura de la relación causal. No existe razón alguna que justifique -en
el supuesto de daños recíprocos provocados por dos vehículos en movimiento- apartarse del
régimen legal de responsabilidad para el supuesto de daño causado por el riesgo de las
cosas. La ley de fondo previó para esos supuestos un factor de atribución basado en criterios
objetivos, no existiendo razón alguna que permita apartarse de tal régimen por la sola
circunstancia de que hayan intervenido dos cosas riesgosas y no una sola” (TSJ, Sent. nº 28
del 30/11/93, in re: in re: “Espíndola, Elvio H. y otro c/ Loritz A. Roasenda- Orindario- R.
de Revisión”, publicada en SJ, Nro. 974, 3/3/94). Ello desplaza la argumentación de los
demandados consistente en que -por haber mediado intervención de una moto (también
susceptible de ser calificada como cosa riesgosa)- operaría una suerte de anulación de los
riesgos recíprocos de sendos vehículos. De tal guisa, y toda vez que en el caso en estudio
sólo la víctima dedujo la pretensión indemnizatoria, los demandados cargan con la afirmación y
prueba de la eximente esgrimida. Así, dentro del marco jurídico anticipado, la circunstancia de
que en la producción del suceso que nos ocupa haya intervenido una cosa riesgosa
(automóvil en movimiento), prima facie sindica como responsable al conductor menor del
automóvil e indirectamente al dueño del rodado y a sus padres, sin necesidad de que deba
determinarse la culpabilidad de quien manipulaba el vehículo. Esto así, en virtud del juego
armónico de los arts. 1113, 2° párrafo, 2° supuesto y 1114,
C.C. El primero, en cuanto consagra la presunción de causalidad entre el hecho que
protagonice el uso de la cosa riesgosa y el daño producido; y el segundo, en tanto
determina la responsabilidad solidaria del padre y la madre por los daños causados por sus
hijos menores de edad. No obstante todo lo dicho, no deviene ocioso destacar que la
aplicación del art. 1113 del Cód. Civil no impide la apreciación del comportamiento de la
víctima -en el caso, al producirse un accidente de tránsito-, pues la propia conducta del
damnificado se puede convertir en causa exclusiva o concausa del daño, no pareciendo
razonable en tal supuesto trasladar total o parcialmente las consecuencias a un tercero. Así lo
establece la propia norma enunciada (art. 1113 CC) y el art. 1111 del Código Civil que
prevén la posibilidad de que el tercero se exima de responsabilidad – total o parcialmente- si
demuestra que ha mediado una conducta de la víctima con operatividad causal en el hecho
lesivo. VII. CONDUCTA DE LA VÍCTIMA – OPERATIVIDAD CAUSAL: Sentado lo
anterior, incumbe el análisis de la prueba rendida en autos, a fin de establecer si se ha
acreditado la hipótesis de eximición esgrimida por los demandados. VII.1. En primer lugar,
cuadra expedirse respecto a la circunstancia comprobada de que la colisión tuvo lugar en la
mano por la
que circulaba Sarasa hijo. Ello aparece claro del croquis policial glosado a fs. 431 en donde,
con precisión, se indica que el lugar del impacto y la posición final de la motocicleta, lo fueron
en el carril de circulación del rodado de mayor porte. Efectivamente, repárese que en el referido
croquis claramente se observa una línea de puntos en la que se lee: “Línea imaginaria
separación de carril”, asimismo en la mano de avance de Sarasa se especifican las huellas de
frenaje y existe una nítida alusión a “manchas de sangre”, todo ello situado –de un modo
evidente- en la mitad del carril de circulación del vehículo mayor. Igualmente, ello se colige de
las fotografías incorporadas a fs. 432/434 (particularmente de la de fs. 433 donde se advierten
los faros de otros rodados que circulan en esa dirección), que evidencian que la
motocicleta quedó tendida del lado del demandado. Finalmente tal dato fáctico coincide con
lo informado por los peritos mecánicos de oficio y de control del actor, quienes al responder
la segunda pregunta del cuestionario del actor, afirma que la colisión se produjo “en el carril de
circulación del vehículo mayor” (fs. 540). VII.2. De la circunstancia apuntada (colisión en la
contramano de la víctima) podrían inducirse dos posibles versiones, a saber: o que –como lo
afirma la demandada- Dutto invadió la mano contraria en un intento por sobrepasar a otro
vehículo (conducta antirreglamentaria), o bien que el actor pretendió doblar por la calle San
Luis que es –precisamente- mano en ese sentido (conducta admitida legalmente, pero de alto
riesgo). En lo personal, me inclino por la segunda opción no sólo porque ello parece más
ajustado a la realidad de las cosas, sino también porque tal versión fue incluso asumida
como verídica por la parte demandada. Repárese, en esta línea que, en oportunidad de alegar de
bien probado los accionados –esgrimiendo confesión del contrario- expresamente
manifestaron que Dutto habría intentado “una maniobra para doblar a calle San Luis
cortando la avenida” (fs. 640). Por lo demás, la mecánica anunciada por los demandados al
contestar la demanda (intento de sobrepasar la línea del vehículo que se encontraba delante de
Dutto, invadiendo la mano contraria) no ha sido demostrada por los accionados, sobre quienes
pesaba la carga de la prueba de la eximente esgrimida al encontrarse invertido el onus probandi
de la relación causal (arg. art. 1113 CC). VII.3. Sentado lo anterior, y tenido por cierto que la
emergencia ocurrió cuando Dutto se disponía a doblar, cruzándose con tal maniobra al carril de
la contramano, debo señalar que aunque reglamentaria, tal conducta resulta riesgosa. En efecto
el emprender una maniobra de giro en una calle de doble mano de circulación, de intenso
fluido vehicular e interponiéndose en el carril contrario, certeramente configura una actuación
que importa grandes riesgos y exige tomar rigurosas diligencias. Dicho de otro modo, el giro en
una arteria de doble mano –con la consecuente interrupción de la marcha de quienes se
conducen en sentido contrario- implica una acción cuya naturaleza riesgosa no escapa al normal
saber y entender del hombre medio. Así lo ha resuelto en reiteradas oportunidades la
jurisprudencia señalando que: “...si bien la maniobra de giro hacia la izquierda efectuada
en una avenida no contraría la ley de tránsito, es ‘singularmente riesgosa’ en atención al
peligro que engendra tal desplazamiento por interferir en el tránsito de quienes circulan por la
misma vía en dirección opuesta” (Conf. Cám. Civ. y Com. Mar del Plata, sala II,
14/06/2005, in re: “Quintaie, Néstor R. c. Esteban, Claudio”, LL Online; íb. Cám. 8a Civ. y
Com. Cba., 07/02/2006, in re: “Danelutti, José I. c. Olmos, Cristian y otro”, LLC 2006-
1293; íb. Cám. Civ, Com., Trab. y Flia. Bell Ville, 13/04/2004, in re: “Jara, Juana M. c.
Westveer, Elio A”, LLC 2004-636, entre muchos otros). En función de tal peligrosidad se
requiere –como mínima diligencia y prudencia- que quien vaya a efectuar el giro pondere la
proximidad de los automotores que marchan sobre el carril de contramano y esté seguro –
antes de lanzarse- que ninguno de tales rodados verá obstaculizada su marcha con la maniobra.
O sea, el más elemental sentido de precaución exige esperar que ningún vehículo se aproxime al
lugar de la mano contraria para recién iniciar la maniobra de giro a la izquierda, a efectos de
no entorpecer el tránsito y evitar
–de ese modo- cualquier embestimiento. VII.4. Aceptado entonces que el giro a la izquierda es
una maniobra riesgosa y que –por tanto- debe hacerse con las precauciones necesarias en
relación al paso de los vehículos, corresponde indagar si el actor efectivamente tomó tales
recaudos mínimos, o si –por el contrario- su maniobra fue imprudente. De la prueba
rendida en la causa, se colige que la conducta desplegada por Dutto se revela –al menos-
incompatible con las precauciones que las reglas de la experiencia indicaban como necesarias
para emprender una acción que en sí misma –insisto- resultaba riesgosa. Doy razones: a.
Circunstancias de tiempo y lugar – Visibilidad del rodado de los demandados: Conforme
ha sido señalado por los Tribunales de mérito intervinientes, y no haber sido ello
cuestionado por las partes (e, incluso surgir de la pericia mecánica cuando a fs. 541 los
expertos afirman que se trata de un “lugar de intensa circulación (sobre todo los días
feriados)”), es un hecho público y notorio que, en los días feriados, en la avenida donde
ocurrió el accidente se presentan largas caravanas de vehículos paseanderos. De otro
costado, del croquis policial de fs 431, así como de las fotografías de fs. 432/434 se colige
con nitidez que la arteria por la que circulaba el vehículo conducido por Sarasa se extiende en
línea recta resultando posible fácilmente –por no existir obstáculos que impidan o estorben la
visibilidad- advertir la proximidad y avance de quienes transitan por la mano contraria.
Finalmente, conforme surge de las propias manifestaciones vertidas por las partes, el
accidente de tránsito ocurrió cuando ya había comenzado a oscurecer (avanzada la tarde),
circunstancia la cual imponía aún mayor cautela para realizar el giro. Entrecruzando tales
datos fácticos (arteria recta congestionada con filas de vehículos, inexistencia de obstáculos
que afectaran la visibilidad y momento del día en el que comenzaba a esconder el sol) y
relacionándolos con los dichos del único testigo presencial del accidente (quien señala que la
moto era visible para los transportados en el vehículo de mayor porte a unos “10 ó 15
metros”, fs. 390 vta.) se colige que, cuando Dutto se dispuso a doblar tenía posibilidades
ciertas de advertir la cercanía de Sarasa y, no obstante ello, se lanzó a realizar la peligrosa
maniobra. En efecto, de las constancias apuntadas es fácil inducir que, cuando Dutto se
dispuso a efectuar el giro no observó la conducta precautoria de ponderar detenidamente los
vehículos que se aproximaban y calcular debidamente el tiempo útil para cruzar. Por el
contrario, podría inducirse que cuando el demandante realizó la maniobra había ya advertido
la cercanía del automotor conducido por Sarasa, y no obstante –quizás por un error en el cálculo
del tiempo necesario, quizás por un descuido- se lanzó a la ejecución de la misma. Es que si
desde el rodado se visualizó la motocicleta delante del mismo a esa distancia, con mayor razón
(atento las mayores dimensiones y porte del rodado del hijo de los accionados) el conductor de
la motocicleta debió haber podido advertir la presencia del vehículo a los fines de tomar las
seguridades necesarias para evitar un eventual embestimiento. De tal guisa, si atento las
circunstancias de tiempo y lugar el conductor de la motocicleta podía divisar que el rodado
que transitaba por la mano contraria se encontraba a unos 10 o 15 metros, realizar no obstante
ello el giro resulta –al menos- una conducta sumamente riesgosa. Con relación a esta
conclusión, no merecen recibo las alegaciones del actor relativas a que, conforme la declaración
testimonial del Ventura al momento de intentarse el giro a la izquierda había “un espacio de
setenta u ochenta metros” (fs. 698), y ello así por cuanto lo determinante a los efectos de
calificar la prudencia y diligencia de la maniobra no es la distancia habida entre los
rodados que conformaban la caravana existente en el sentido contrario de circulación, sino la
cercanía o proximidad del vehículo que marchaba por la vía de circulación contraria
respecto de quien quería girar, toda vez que respecto sólo de aquel la maniobra entorpecería el
tránsito, interrumpiendo su marcha. Tampoco obsta a la conclusión asumida la circunstancia
declarada por Ventura de que Sarasa “aceleró un poquito” porque ello podría ser útil a los
fines de determinar la
violencia del impacto, pero no para desvirtuar el dato de la cercanía del automóvil de mayor
porte al momento de realizarse el giro. b. Elementos que agudizaron la imprudencia de la
maniobra: Por lo demás, aparte de tal comprometida maniobra y de la falta de precaución
suficiente atento la cercanía del rodado de los demandados al realizarse la maniobra de giro,
se han probado en la causa otros elementos que agudizaron la peligrosidad intrínseca de la
conducta desplegada por el actor, erigiéndose éstos en indicios graves y concordantes de la
ausencia de la diligencia máxima que en la emergencia era exigible a Dutto. Refiero,
primeramente, a la abundante y coincidente prueba rendida en orden a las serias imposibilidades
físicas padecidas por Dutto con anterioridad al accidente, dato del que puede presumirse, al
menos, su dificultad para conducir y mantener el dominio de la motocicleta en la que se
transportaba. Repárese, en esta línea, que conforme el expediente tramitado por el actor ante el
A.N.S.E.S. (acompañado en copia a fs. 318/342) el actor tramitó su jubilación por razones de
incapacidad. En dicho expediente obra un certificado médico, expedido en 1981, en el cual se
declara que Dutto presenta secuelas de una parálisis del hombro, brazo y mano derecho,
observándose una atrofia total del manguito rotador del hombro, de los músculos del brazo y
signos de parálisis cubital, lo que le produce una incapacidad del 70% para realizar tareas
laborales (fs. 325). De igual tenor es la certificación médica de fs. 328. Por lo demás, también
se ha agregado resolución administrativa del 30/11/81 por la cual se otorga a Dutto la
jubilación a partir de enero de ese año en base a las discapacidades ya anunciadas, acordándole
una incapacidad del 50%. Asimismo, en la pericia oficial médica rendida en la causa (fs.
565/577), luego de constatarse iguales dolencias e incapacidades a las apuntadas, al
responderse a la segunda pregunta de la parte demandada se informa que tales lesiones en el
hombro, brazo y mano derecha, eran padecidas por el actor desde la época de su nacimiento,
produciéndole la incapacidad evaluada y acordada por el A.N.S.E.S. de un 50%. Tales
características especiales del actor permiten presumir que en oportunidad de ocurrir el hecho
lesivo Dutto se encontraba con dificultades ciertas para maniobrar la moto en la que se
conducía, entorpeciendo la posibilidad de retroceder en la maniobra de giro iniciada al
advertir un eventual embestimiento por quien transitaba por la mano contraria que sería por él
atravesada. Dicho en otras palabras, esta maniobra elusiva que hubiera salvado la
situación, se vio seguramente dificultada –sino impedida- por las serias lesiones padecidas
por el demandante en su miembro derecho. Al respecto, nótese que todo ciclomotor entraña un
especial riesgo por su disminución en la estabilidad dado por el simple y objetivo hecho de
ser birrodado. Así también, en cuanto a su sistema de frenado al no tener la reacción propia de
los automóviles que se clavan al accionar los frenos. Ello impone que quienes los
conduzcan extremen los cuidados y cuenten con una especial pericia en su manejo debiendo
utilizarse en plenitud las dos manos para el manejo del volante de dirección del vehículo. Así
lo tiene decidido la jurisprudencia habiendo señalado que: “Dada la escasa estabilidad de las
motocicletas y su mayor peligrosidad, sus conductores están obligados a adoptar precauciones
mayores que las de los automovilistas” (Conf. Cám. Nac. Civ., Sala F, 13.08.70, in re:
“Santángelo de Calcagno”, LL 142-616). Si uno de tales miembros prensiles, nada más y
nada menos que el derecho, se encontraba claramente incapacitado en su plena movilidad, puede
colegirse que Dutto no estaba en condiciones suficientes como para controlar en su plenitud
el birrodado agudizando con ello la peligrosidad e imprudencia de la maniobra de giro. En
nada obsta a esta conclusión lo alegado por el actor en orden a la distinción que cabría hacer
entre las nociones de “inhabilidad para trabajar” y “inhabilidad para conducir”. Y es que,
conforme surge de las constancias de la causa la incapacidad acordada a Dutto lo fue para la
realización de tareas de “lavado, engrase, despacho de nafta, etc., en taller mecánico” (fs. 337).
Luego, si el sujeto estaba incapacitado para realizar tales tareas que por su propia naturaleza
resultan sencillas, en función
del argumento a fortiori, con mayor razón debe presumirse que no estaba plenamente
capacitado para conducir normalmente un birrodado, al menos no uno no adaptado a su
discapacidad física. Es regla de la experiencia que las tareas de despachar nafta o limpiar
automóviles implica sólo un esfuerzo de aprehensión con la mano, exigiendo –en el mejor
de los casos- un esfuerzo para tomar la manguera o el paño y accionar el mecanismo de
expulsión del combustible o del agua, o mover la muñeca respectivamente. Ergo, si Dutto
estaba inhabilitado para efectuar tal esfuerzo prensil con mayor razón es dable presumir que
sufría igual limitación de movimientos del miembro superior derecho para apretar idónea y
eficazmente la manija del freno de su motociclo en una situación de emergencia evitando de tal
modo la embestida. Tampoco altera la conclusión asumida el hecho de que el actor contara con
carné habilitante para la conducción de automóviles (fs. 439). Ello así por cuanto, como bien
se ocupa por aducir la parte demandada, tal registro no lo habilitaba para conducir
ciclomotores. Es que conforme surge de la parte superior de la copia glosada a fs. 439 la
licencia otorgada a su favor era categoría “B”, y conforme se colige del propio reverso del
registro (agregado en la parte inferior de la fs. 439) para la conducción de motocicletas se
requería carné clase “A”. Y, recuérdese que el requerimiento normativo de una licencia
especial, implica –al menos por regla- que el deber de actuar con prudencia y pleno
conocimiento de las cosas es mayor que el patrón normal requerido, por ello en virtud de lo
establecido en el art. 902 del Cód. Civil, mayor es la obligación que resulta de las
consecuencias posibles de sus hechos. Por lo demás, tal como se señalara en la primera de
las decisiones de Cámara que fuera anulada “...a la luz de los conocidos antecedentes (por ejemplo
el caso ocurrido hace poco del ciego que obtuvo su carné) habrá que convenir en que el sólo
hecho de haber obtenido una autorización municipal tiene solamente el valor de una
‘presunción’ que puede válidamente discutirse en juicio, como se lo ha hecho en nuestro
caso” (fs. 759vta.) Y lo cierto es que, los antecedentes médicos y dolencias del actor antes
reseñadas resultarían suficientes para destruir la simple presunción derivada del carné de
conductor. De otro costado, el elemento apuntado (es decir la mayor imprudencia del giro
encontrarse limitado en sus movimientos para realizar maniobras elusivas) se agrava si se
advierte que, tal como lo informa el perito médico oficial al contestar la tercera pregunta
formulada por los accionados Dutto necesitaba para la conducción de vehículos, que éstos
estuvieran apropiados o adaptados a sus discapacidades (fs. 566vta./567). Respuesta que,
por lo demás, resulta coincidente a la conclusión a la que arribara el perito médico de
control de la parte demandada (fs. 571vta.). Siendo así, y no surgiendo de la causa que se
tratara de un vehículo adaptado a las condiciones físicas del actor es dable deducir que en
la emergencia el damnificado careció de la destreza física y movilidad requerida para
evitar el impacto. VII.5. Conforme lo hasta aquí desarrollado, estimo que el hecho de la
víctima contiene características que han contribuido a la generación del perjuicio. VIII.
QUIEBRE PARCIAL DEL NEXO DE CAUSALIDAD: Sin perjuicio de lo expuesto, tal como
se anticipara considero que la entidad de la conducta del actor sólo ha sido apta para incidir
parcialmente en la producción del accidente, pues también ha obrado causalmente el
embestimiento del automóvil y el mayor riesgo creado atento la conducción con una velocidad
imprudente por un menor en una zona de intensa circulación sin poder mantener el dominio del
rodado. En este sentido, la doctrina imperante en torno a la determinación de la causa adecuada
del hecho perjudicial, propone un examen objetivo y retrospectivo de los acontecimientos,
considerándolos de acuerdo con el curso ordinario y normal en el que suceden las cosas,
con lo que puede efectuarse, un examen de previsibilidad que conduce a un cálculo de
probabilidades “ex post facto”. En otras palabras, una vez identificada la autoría de cada una de
las condiciones fácticas que intervinieron en el evento dañoso, debe evaluarse el grado de
probabilidad de que se produzca el perjuicio en
virtud del acaecimiento de cada una de aquellas, en función de lo que sugieren las máximas de
la experiencia.- En el sub-examine, considero que las circunstancias que rodearon al hecho
de la víctima, teniendo en cuenta el curso normal y ordinario en el que suceden las cosas,
atenúan su probable eficacia para la causación del hecho dañoso, alejándolo de lo que debe
entenderse como causa exclusiva. Justifico a continuación tal aserto. IX. OPERATIVIDAD
CAUSAL DE LA CONDUCTA DESPLEGADA POR SARASA HIJO: Pese al esfuerzo de
la estrategia procesal desplegada por la parte demandada, de la prueba rendida en la causa
resulta suficientemente acreditada la operatividad causal de la conducta desplegada por
César Sarasa (hijo) en el acaecimiento del evento. Ello se colige de los siguientes elementos
de juicio: a. Velocidad Imprudente: Con independencia de la abundante prueba directa e
indirecta existente en el expediente sobre el punto, y aún sin tener en cuenta la discrepancia
existente entre en la misma (testimonial de Ventura glosada a fs. 390/391; declaraciones
testimoniales de Sorzana y Salusso a fs. 451 y 452 respectivamente; croquis policial de fs.
431 y pericia mecánica de fs. 539/541), los propios interesados han reconocido que la
velocidad llevada era de, al menos, 46 kilómetros por hora. En efecto, en oportunidad de
impetrar el primer recurso de casación, los accionados declararon –con fuerza de confesión- que
“...el automóvil iba a esa velocidad (50 Km/h) al momento de la colisión (...) LO CIERTO es
que la velocidad era de ese kilometraje por hora al momento en que se ‘se conducía el
señor Julio César Sarasa (hijo)’” (fs. 778vta.), morigerando luego sensiblemente tal
velocidad inicialmente reconocida (50 Km/h), y reduciéndola a 46 Km/h cuando se hace
alusión a lo informado por Cesvi Argentina SA (fs. 779vta.). La velocidad confesada por
los propios interesados (sea de 50 o de 46 Km/h) no era –como bien ellos se ocupan de
destacar- superior a la permitida legalmente. Según la normativa vigente en ese momento, la
velocidad máxima autorizada ascendía a
50 Km/h (art. 35 inc. b de la Ordenanza Municipal nº 3.296 del 02.09.93),
consecuentemente, no se habría superado el límite legal. Empero, es dable destacar que la
“velocidad excesiva” (a los fines de atribuir responsabilidad civil) no se mide por el kilometraje
desarrollado sino, que –atendiendo a las condiciones de tiempo y lugar- se mensura según su
dueño o guardián haya mantenido o no el control del rodado. Es decir, la imprudente
velocidad no se determina por los kilómetros horarios recorridos, sino cuando importa –
según las circunstancias- la pérdida culposa del control del vehículo despojándolo de toda
posibilidad defensiva frente a los obstáculos o peligros potenciales del tráfico. Esta regla
general de ponderación de la velocidad excesiva tiene sustento jurídico expreso en el precepto
general que emana del art. 35 del Código de Tránsito citado (en tanto, luego de fijar los
parámetros máximos, literalmente dispone: “Sin perjuicio de las velocidades admitidas por este
artículo, el conductor deberá conservar en todo momento un total dominio del vehículo”) y
en los arts. 901, 902, 906, 1113 y concordantes del Código Civil. En sentido análogo se ha
pronunciado la jurisprudencia, señalando –con acierto- que “...ha de considerarse inapropiada
la velocidad de un vehículo cuando, con independencia de la máxima reglamentaria, no se
adapta a las circunstancias de tiempo y lugar y por tal razón vulnera el deber de circular con
cuidado y prevención que impone el Código de Tránsito” (CN Civ., San Nicolás, 9/5/2002,
“Acosta, Eduardo José c. Rássiga, Norberto Domingo s/Ds. y Pjs.”). También lo ha
entendido de este modo la doctrina especializada, explicitando que: “la velocidad puede
resultar excesiva según las circunstancias del caso, del mismo modo que no será inexorable
eximente conducir dentro de los límites máximos” (CONDE Héctor - SUAREZ, Roberto,
Tratado sobre responsabilidad por accidente de tránsito, t. 2, p. 367, notas 12 y 13). Y bien,
en la especie, la excesiva e imprudente velocidad ha quedado suficientemente acreditada en
sus circunstancias de tiempo y lugar; esto es, ha quedado claro que el accidente ocurrió un
día domingo aproximadamente a las 19:30 hs. en la Avenida del Libertador de la ciudad de
Villa María. Así resulta de los términos que informaron la demanda y su contestación, de
las constancias obrantes en el expediente penal “Sarasa Julio César; psa de lesiones culposas”,
y de los testimonios de los Sres. Sorzana (fs. 451); Salusso (fs. 452), Gómez (fs. 457),
Cevallos (fs. 389) y Ventura (fs. 390/391). De otro costado, tengo por cierto, por haberlo
así apuntado los Tribunales de mérito intervinientes y no haber sido ello cuestionado por
las partes (e, incluso surgir de la pericia mecánica cuando a fs. 541 el experto afirma que se
trata de un “lugar de intensa circulación (sobre todo los días feriados)”), que es un hecho de
público y notorio en la zona que, en los días feriados, se presentan caravanas de vehículos
paseanderos que circulan por dicha arteria, formándose filas interminables de vehículos y
peatones que transitan por la referida Avenida. Tales datos de la experiencia (aglomeramiento,
caravanas, día feriado y poca visibilidad por ausencia de luz natural) suponían un considerable
movimiento de peatones, automotores y vehículos menores (motocicletas y bicicletas)
desprevenidos, lo que –indefectiblemente- constituía un condimento fáctico suficiente para
calificar como “posible” una maniobra del tipo de la emprendida por el actor. Siendo ello así,
las circunstancias de tiempo y lugar, imponían a Sarasa hijo una natural adecuación de la
velocidad de su circulación a tales posibles contingencias, debiendo aminorar tal velocidad
a los fines de extremar las precauciones, y procurar que –en caso de emergencia-
dispusiera del tiempo y de los medios necesarios para detenerse sin chocar con lo que se le
interpusiera en su vía de circulación. Dicho de otro modo, es normal que si un conductor
observa la congestión que existe en la arteria por la que circula y advierte la presencia de
un fluido tránsito de vehículos, todo ello sumado a la poco nítida iluminación natural
existente a esa hora, asuma una conducta de precaución, disminuyendo la velocidad al mínimo
para evitar un posible impacto con algunos de tales obstáculos. Por lo tanto, aún suponiendo
que la maniobra de Dutto hubiera sido imprudente, si el conductor del rodado de mayor porte se
hubiera conducido a una menor velocidad a la llevada en la emergencia (como era su deber
conforme las particularidades del día y lugar antes sindicadas) frente a la advertencia de su
compañero de la presencia de la moto hubiera podido frenar a tiempo su vehículo evitando
el accidente, o, al menos, disminuyendo grandemente sus consecuencias lesivas. Repárese
que lo expuesto no implica exigirle a Sarasa un exceso de prudencia, sino la mínima que
consiste en adecuar la velocidad a las circunstancias de la vía, de las personas, del tiempo y
del lugar. Apreciar la presencia de contingencias y cruces no esperables frente a la
existencia de largas caravanas de autos paseanderos es una de las situaciones que se debe
presentar con frecuencia en días feriados en esta u otras ciudades similares — ciudades del
interior provincial— y para hacerlo, todo conductor de una cosa riesgosa debe procurar un
margen de seguridad conformado por la reducción de velocidad y la posibilidad de frenar a
tiempo frente a algún imprevisto. De la prueba rendida en la especie, y –particularmente- de
las testimoniales rendidas por Sorzana (fs. 451) y Salusso (fs. 452) se colige con claridad
que tal conducta de precaución esperable del conductor no fue observada, conduciéndose Sarasa a
una velocidad imprudente que no le permitía manipular el rodado ni evitar un posible impacto
con algunos de los obstáculos. Nótese en esta línea que ambas testigos relataron que si bien no
pudieron ver en sí mismo el accidente, sintieron la frenada y al mirar hacia ese lado
“pudieron observar un bulto que volaba como si fuera una persona”, y ese vuelo de un cuerpo
humano revela que la velocidad del automóvil era de significación. Por lo demás, la energía
y duración de la frenada oída por las deponentes también refleja que la velocidad llevada en la
emergencia no era la adecuada según las circunstancias de tiempo y lugar. b. No dominio del
rodado: De la testimonial del Sr. Ventura (único testigo presencial del accidente) surge claro
que la motocicleta era divisable a unos “10 o 15 metros delante del auto” (fs. 390 vta.) y que –en
oportunidad de reparar en su presencia- advirtió a su compañero gritándole “guarda”. La
circunstancia de ser visible de
antemano la presencia del motovehículo y de haber sido advertido del mismo por su
compañero, debió imponerle al conductor demandado la posibilidad de dominar el vehículo a
fin de evitar una colisión. Efectivamente, entiendo que - habida cuenta las circunstancias-
Sarasa habría evitado el accidente si –prestando la debida atención a las vicisitudes del tránsito-
hubiese mantenido el dominio de su vehículo frenando, o efectuando una maniobra tendiente a
esquivar el vehículo del actor una vez que este fue susceptible de ser advertido (lo que,
insisto, conforme lo indica el testigo citado ocurrió al menos unos 10 o 15 metros antes). El
conductor advirtió la existencia del obstáculo, pues por algo comenzó la maniobra de
frenado recorriendo en total hasta su detención al menos 24 metros (dato que ha sido
mensurado por el perito mecánico a fs. 541, conclusión que tengo por cierta toda vez que
los demandados no habrían demostrado que se hubiera dado la “coincidencia de que uno
similar (accidente o frenada) las hubiera producido”). Ello ya es suficientemente
demostrativo de que en la emergencia Sarasa carecía del dominio necesario de su rodado.
Además, viene al caso agregar, que según se desprende del croquis de fs. 431, la dirección
que observó el rodado de mayor porte luego de emprender el frenado, fue en línea recta, sin que
se advierta que -al mismo tiempo- haya intentado alguna maniobra compensatoria de esquive.
En una calle como la mencionada, la que según su propia naturaleza de Avenida y tal como
resulta del croquis de fs. 431, cuenta con 2 manos por cada carril de circulación, era
perfectamente factible, a la vez que la maniobra aconsejada, el haberlo intentado. Esa maniobra,
que hubiera salvado la situación, no la realiza el demandado. Y si ello no fue así, no cabe
adjudicarlo a otra cosa que no sea precisamente al exceso de velocidad que se lo impidió, o de lo
contrario, la carencia del adecuado dominio de su automotor para accionar de dicha manera.
Estimo, en suma, que se presentaban ambas cosas: por el exceso de velocidad, no contaba
con el necesario dominio de su vehículo, contribuyendo causalmente a la producción del
siniestro. Resulta citable en apoyatura de tal conclusión la añeja doctrina judicial que
considera que el peatón o bicicleta distraída e incluso imprudente, constituyen un riesgo
común inherente al tránsito callejero, por lo cual el conductor de un automotor, como guardián
de una cosa peligrosa, tiene la obligación de estar atento a las vicisitudes de la circulación
(conf. TRIGO REPRESAS, Concurrencia del riesgo de la cosa y culpa de la víctima, L.L.
1993-B-306, CNCiv y Com., Sala B, 11/6/75, L.L., 1985-D-338; Sala D, 17/5/90, L.L.,
1991-C-328; Sala M, 9/8/91, L.L., 1992-B-
199, etc.). Tal doctrina, aplicada mutatis mutandi a la circulación distraída de un ciclomotor,
resulta plenamente eficaz en la especie. De tal guisa, la circunstancia de que Dutto intentara
doblar cruzándose por el carril de circulación del demandado no justificó a Sarasa, como
conductor de una cosa riesgosa, a llevárselo por delante, es decir a embestirlo. Sólo cabría
atribuir la responsabilidad exclusiva a la víctima si su obrar fuera absolutamente
imprevisible para el conductor, es decir si reuniese las características del caso fortuito. Sin
embargo, como ya se apuntara precedentemente, el cruce de vehículos y peatones en una arteria
en la que se forman habitualmente largas filas y caravanas de automóviles paseanderos y existe
un intenso fluido vehicular de ninguna manera se presenta como un hecho nítidamente
imprevisible. Conforme el ordenamiento jurídico vigente, para que haya caso fortuito deben
darse simultáneamente dos condiciones: la imprevisibilidad y la inevitabilidad del hecho.
Si alguna de ellas falta, no se puede hablar de fuerza mayor. Quien tiene a su cargo la
conducción de un vehículo asume sobre sí la posibilidad cierta de la ocurrencia de sucesos
que, en el curso ordinario del tránsito, pueden presentarse de manera más o menos
imprevista. La aparición de un vehículo de menor porte intentando doblar
–y romper la marcha de circulación de la vía contraria- es un hecho que se presenta –al
menos- como posible si se atiende a las caravanas de vehículos que se forman en la avenida del
Libertador los días domingos dificultando el pase de quien quiera atravesar la que va en sentido
contrario, debiendo haber estado el
conductor menor de edad alerta como para sortear esa emergencia. Es que, en verdad, en las
ciudades del interior de la provincia, la figura del motociclista distraído –máxime en la
arteria principal de paseo en días feriados- es un hecho que sucede si bien no normalmente, al
menos ocasionalmente, y todo conductor debe estar lo suficientemente alerta como para evitar
esa emergencia. c. Edad de Sarasa hijo e inexistencia de carné habilitante para conducir:
Conforme surge de la partida de nacimiento glosada a fs. 100 y de la documental agregada a fs.
455/456 (fotocopia del DNI y certificado de nacimiento) el conductor del vehículo contaba con
16 años al momento del siniestro. Asimismo, de la informativa diligenciada por la
Municipalidad de Villa Nueva a Sarasa se le expidió carné de conductor recién con fecha
20.11.95 (fs. 477), esto es prácticamente un año después de acaecido el accidente de
tránsito (que tuvo lugar el 04.09.94). Es verdad que, como lo ha decidido la jurisprudencia,
“...la falta de registro no es por sí sola prueba de la culpa exclusiva” (CNac. Esp. Civ. y
Com., sala V, 19/6/87, LL 1987-E, 117) empero, también es un lugar común, que la misma
constituye un indicio cierto de que el conductor carece de la necesaria habilidad para evitar o
sortear las dificultades del tránsito, lo que desde la óptica del riesgo creado permite
“advertir el grado de incidencia que la falta de licencia de conducir tiene sobre la conducta del
infractor protagonista del accidente” (CONDE, Héctor - SUÁREZ, Roberto, Tratado sobre
responsabilidad por accidentes de tránsito, cit.
t. 2, ps. 171 y 175). Asimismo, la escasa edad del menor también permite presumir una
falta de control del rodado derivada de la inexperiencia en la conducción propia de la inmadurez
natural de un niño de 16 años. En nada obsta a tal premisa la circunstancia de que algunos
testigos hayan depuesto que Sarasa sería “...un conductor regular” (Ventura, fs. 391) o que
“nunca tuvo ningún problema por la conducción” (Cevallos, fs. 389), toda vez que tales
declaraciones, en el mejor de los casos, resultarían útiles para demostrar que el conductor
había manejado otras veces y no había tenido inconvenientes, pero carecen de fuerza
convictiva suficiente como para acreditar que, en la emergencia concreta, Sarasa actuó con la
prudencia y diligencia exigible a todo aquel que se sirve de una cosa de alto riesgo como es
un automotor o la pericia que imponían las circunstancias de tiempo y lugar antes apuntadas. X.
CONCLUSIÓN: De todo lo expuesto, entonces, debe concluirse que si bien el hecho de la
víctima descrito más arriba –maniobra riesgosa agudizada por las limitaciones físicas padecidas
y la inexistencia de un birrodado adaptado a las mismas-, tuvo influencia en la producción del
perjuicio, no constituyó por sí mismo, la causa adecuada, sino que contribuyó a conformarla
conjuntamente con el riesgo creado, la imprudente velocidad y la falta de dominio del
automotor que se le ha reprochado a Sarasa. De allí es que la conducta del damnificado, es
decir, su cooperación en el daño, debe apreciarse para disminuir el monto resarcitorio a que
está obligado el conductor de la cosa riesgosa, su dueño o guardián. En cuanto al
porcentaje de incidencia tengo por justo y equitativo que existe una mínima y sensible
mayor influencia causal en la conducta desplegada por el demandado respecto del propio
accionar culposo de la víctima. Ello así en virtud del manifiesto mayor riesgo creado que
implica la conducción de un automóvil por un menor de edad, a una velocidad imprudente y sin
tener el dominio pleno de la cosa riesgosa. Así las cosas, corresponde distribuir la
responsabilidad por el daño producido entre ambas partes, en una proporción equivalente
al cincuenta y cinco por ciento (55%) reprochable al demandado, y al cuarenta y cinco por
ciento (45%) enrostrable a la víctima. XI. RESPONSABILIDAD DE LOS
DEMANDADOS – TÍTULO EN VIRTUD DEL CUAL RESPONDEN: XI.1. De la
informativa del Registro Nacional de Propiedad del Automotor (en copia reproducida a fs.
443) surge acreditado que el vehículo que intervino en la emergencia (dominio X-650.501) era,
a la fecha de acaecimiento del evento dañoso, de propiedad de la Sra. América Yolanda
Carranza. En consecuencia la demandada citada, responde en su carácter de titular registral de
la cosa riesgosa en los términos del art. 1113 del Código Civil, y en la
proporción antes indicada (esto es, en un 55%). XI.2. Igualmente, y conjuntamente
con el Sr. Julio César Sarasa (hoy fallecido), ambos responderían solidariamente
–y en un 55%- en su carácter de padres del conductor menor de edad (parentesco
suficientemente acreditado mediante la documental glosada en copia a fs. 455/456) en los
términos del art. 1114 del Código Civil. Pese a no tratarse de un punto controvertido en
autos no resulta ocioso destacar que no caben dudas de que -conforme a lo dispuesto en la
norma citada- los padres son solidariamente responsables por los daños causados por sus
hijos menores que habiten con ellos. Independientemente de las discusiones doctrinarias
generadas sobre el punto, puede liminarmente señalarse que el fundamento de la
responsabilidad bajo la lupa debe buscarse en la patria potestad y deben reunirse para su
operatividad las condiciones exigidas en el referido art. 1114 del CC. Por aplicación de ello
al sub lite se evidencia que se hayan reunidas tales condiciones. El conductor dañador es –
como se anticipó- hijo de los accionados, era menor de edad al momento del siniestro
(contaba con 16 años), y en esa época convivía con sus padres (extremo que tengo por
acreditado al no haber sido este tópico expresamente negado al contestarse la demanda, vide
fs. 38/41 y 215/217 respectivamente, arg. art. 192 CPCC). De otro costado, no se han
alegado –ni mucho menos probado- ninguna de las eximentes de la responsabilidad paterna
previstas en los arts. 1115 y 1116 del Código Civil. En efecto, nada se ha dicho en orden a
que el hijo hubiera sido dejado en un establecimiento bajo la vigilancia y autoridad de otra
persona, ni se ha invocado o acreditado que les haya sido “imposible evitar el daño”, como
tardíamente se desliza al impetrar recurso de casación (fs. 862vta.). Por lo demás, y tal
como ya se dijera el menor no contaba con habilitación administrativa para conducir al
momento del accidente. XI.3. Finalmente, resta apuntar que de la lectura de las constancias de
la causa surge claro que ínterin el transcurso del proceso se produce el deceso del codemandado
Julio César Sarasa circunstancia que es probada mediante la documental glosada en copia
a fs. 99/103. A fs. 104/106 los herederos del extinto piden participación en tal carácter,
siéndoles concedida la misma mediante providencia de fecha 22/07/96 (fs. 107). Por lo tanto, la
condena debe hacerse extensiva a los herederos del Sr. Julio César Sarasa en su calidad de
tales y con los alcances que la ley determina para estos casos (arts. 712, 3363 y concordantes
del Código Civil). XI.4. En conclusión, son responsables solidarios por un 55% de los
daños padecidos por el Sr. Aldo Secundino Dutto, la Sra. América Yolanda Carranza y los
herederos del Sr. Julio César Sarasa, estos últimos con los límites del art. 712 del CC. XII.
DAÑOS: XII.1. Lo reclamado: Conforme surge de la demanda, el accionante ha reclamado
la indemnización del: 1) Daño emergente padecido (gastos sanatoriales, de recuperación y de
prótesis) el que se estima en la suma de $ 40.000; 2) Incapacidad Laboral sobreviniente
(aclarando que –no obstante ser jubilado tenía ingresos extras por $ 450 mensuales), la que
cuantifica provisoriamente en la suma de $ 120.000 y 3) Daño Moral, ítem resarcitorio que
fija en $ 30.000. Al contestarse la demanda, los accionados niegan la existencia y monto de los
perjuicios que se dicen padecidos, aseverando que las sumas estimadas resultan
desproporcionadas y excesivas (vide fs. 38/41 y 215/217). Así planteada la litis, corresponde
ahora expedirse sobre la existencia y extensión de los distintos daños que se reclaman.
XII.2. Daño emergente: a. En el caso de marras se ha probado la necesidad de una prótesis
ortopédica para el actor. Ello así por cuanto el daño resulta evidente en razón de la
amputación de la pierna derecha ocurrida con motivo del accidente constatada en la pericia
médica (fs. 566). Asimismo, y en orden al importe al que ascendería tal rubro, se ha
reconocido en la especie el presupuesto acompañado a fs. 401 (testimonial de fs. 492) por la
suma de $ 2.390; importe el cual –por lo demás- resulta coincidente con la estimación
realizada mediante informativa de “Medical Plus” (fs. 352 vta.) en donde se indica que el
valor comercial en plaza de una prótesis de miembro inferior oscila entre los $ 7.500 a $
2.300. Por lo tanto, corresponde hacer lugar
a este rubro por la suma de $ 2.390. b. De igual manera, la necesidad de asistencia
psicológica ha quedado suficientemente acreditada con el dictamen pericial de fs. 576/577, en
el cual la experta especializada en la materia con contundencia concluye que “Para lograr
elaborar los duelos por la integridad física perdida, por los padecimientos sufridos, etc., y
para encarar con interés y buena disposición la colocación de la prótesis y tratamientos
adaptativos y rehabilitantes, necesita superar el estado depresivo actual” (fs. 577)
recomendando la realización de dos psicoterapias distintas: una de apoyo y otra que preceda a la
colocación de la prótesis.- Se sugiere, en esta línea, la necesidad de 36 sesiones individuales a
razón de $ 30 cada una y 6 sesiones familiares de
$ 35 cada una, lo que arroja un total de $ 1.290 importe por el que procede este ítem
resarcitorio. c. Respecto de los gastos sanatoriales y de asistencia médica efectuados a raíz
de la convalecencia es menester señalar que aún cuando se colige de la causa que el actor fue
atendido en un Hospital Público (fs. 2 vta. del sumario penal), e incluso admitiendo que no se
ha aportado al expediente prueba directa de los desembolsos, los mismos deben ser
admitidos en una suma que fije prudencialmente este Tribunal. Sobre el tópico enseña
autorizada doctrina que: “....la gratuidad de la atención terapéutica que brindan
determinados establecimientos se circunscribe a honorarios médicos y servicios de internación
(...) En consecuencia, la circunstancia de que el lesionado haya sido asistido en un hospital
gratuito no descarta la reclamación por ciertos gastos terapéuticos no cubiertos por el ente”
(Conf. ZAVALA DE GONZÁLEZ, Matilde, Resarcimiento de Daños. Daños a las
personas, Hammurabi, Bs. As., 1990, Vol. 2a, p. 100). En efecto, el simple hecho de que
Dutto haya recurrido a un nosocomio público, o
–incluso- haya estado cubierto por una obra social (PAMI, vide fs. 566 vta.), no significa
que no haya habido gastos colaterales de farmacia, traslados, servicios de terceras personas
para atender las tareas del hogar, etc. que deban ser indemnizados. Ello así, máxime si se
repara en la magnitud e importancia de las lesiones sufridas, las cuales –conforme las
propias reglas de la experiencia- seguramente impusieron a la víctima y a sus allegados de
la necesidad de afrontar tales erogaciones estando internado y una vez externado para su
debida atención. Recuérdese, en esta línea, que los gastos terapéuticos son aquellos
orientados al restablecimiento de la integridad psicofísica de la víctima del hecho, y su
resarcibilidad se encuentra expresamente prevista en el art. 1086 del Código Civil. En
definitiva, comprobado como ha sido en la causa (dictamen médico pericial) el grave
menoscabo padecido en la integridad psicofísica del actor, los gastos terapéuticos resultan ser
una consecuencia forzosa, debiendo su indemnización ser valorada conforme un criterio
flexible y sin requerir prueba efectiva y acabada sobre la efectividad de los desembolsos y su
cuantía. Ello así, en función de razones prácticas y del sentido común; es que como indica
la doctrina “...a renglón seguido de la producción de un accidente, el lesionado y sus familiares
no se encuentran en condición anímica como para gestionar los comprobantes de los pagos
que realizan para la curación” (ZAVALA DE GONZÁLEZ, Matilde, Resarcimiento...., ob.
cit., Vol. 2a, ps. 114 y ss). En tal estado de cosas, y aún admitiendo que no se ha acompañado
prueba documental que compruebe las erogaciones efectivamente realizadas, estimo
prudencialmente el rubro en la suma de $ 1.000. Para efectuar esa determinación prudencial
ha gravitado e incidido la ponderación de la importancia y extensión de las lesiones sufridas,
secuelas dejadas, etc. Por lo tanto, resulta admisible este ítem indemnizatorio por la suma
de $ 1.000. d. En conclusión, el rubro daño material asciende a un total de pesos cuatro mil
seiscientos ochenta ($ 4.680). Teniendo en cuenta que se ha establecido el porcentaje de
responsabilidad de los demandados en el cincuenta y cinco por ciento (55%), el monto
indemnizatorio a cargo de los mismos por este rubro asciende a la suma de pesos dos mil
quinientos setenta y cuatro ($2.574,00), importe al que deberán adicionarse intereses, los
que serán calculados desde la fecha del ilícito 04.09.94 y hasta el
1 de octubre de 1994 con la tasa pasiva promedio mensual que publica el B. C.R.A., con
más el uno por ciento (1 %) nominal mensual. A partir de esa fecha y hasta el 06.01.02 a la
tasa mencionada deberá aditarse, el medio punto (0,5%) nominal mensual (conf. Criterio del
T.S.J. in re: “CUERPO DE EJECUCIÓN DE SENTENCIA EN: ‘PUGLIESE DOMINGO
”, A.I. n° 412 del 30.12.94), y desde el
07.01.02 a la fecha del efectivo pago tal adicional será del 2% mensual (Conf. Criterio del
T.S.J. in re HERNÁNDEZ JUAN CARLOS C. MATRICERÍA AUSTRAL SA –
DEMANDA – REC. DE CASACIÓN”; Sent. nº 39 del 25.06.02). XII.3. Incapacidad
Laboral sobreviniente: En el libelo inicial de la acción, el actor reclama –como daño
patrimonial-la indemnización de la incapacidad laboral sobreviniente padecida. Para
justipreciar el daño explicita que antes del hecho dañoso efectuaba trabajos de cobranza para
distintos comercios de los que percibía un ingreso “extra, aparte del haber jubilatorio, de
pesos cuatrocientos cincuenta ($ 450)” (fs. 1 vta.). De una atenta consulta de las constancias
de la causa y de las distintas probanzas arrimadas a la especie es dable destacar los
siguientes extremos: a. Tengo en cuenta que se trata de una persona que percibe una jubilación
(reconocido por el propio interesado al impetrar la demanda) y que al momento del accidente
contaba con 65 años de edad (extremo obtenido de la copia del DNI, fs. 437 donde se indica
la fecha de nacimiento de Dutto). Sin embargo, considero que ninguno de tales dos elementos
constituyen obstáculo para la indemnización por incapacidad toda vez que ni la jubilación ni la
edad avanzada constituyen per se el cese automático de la productividad de un sujeto, de modo
que nada dicen respecto del tópico en análisis. Así se ha sostenido que el cobro de una
jubilación “...únicamente trasunta la obtención de beneficios previsionales al cabo de ciertos
años de servicios y determinada edad, pero no significa que la ‘vida útil’ de la persona no
pueda volcarse a otros ámbitos diferentes de la anterior ocupación laboral”, apuntando en otra
parte la misma autora que “La realidad demuestra numerosos supuestos en que se sigue
trabajando más allá de la teórica ‘edad laborativa’, así como el desenvolvimiento de
actividades de algún modo útiles y productivas fuera de la órbita de las retribuidas o
rentables dinerariamente”. (ZAVALA DE GONZÁLEZ, Matilde, Resarcimiento , ob. cit,
Vol 2a, ps. 351 y 347 respectivamente). b. Sentado ello,
resulta útil recordar que la incapacidad física ha sido clasificada por autorizada doctrina en:
laborativa (la que atiende estrictamente al ámbito productivo) y vital o amplia (proyectada a las
restantes actividades o facetas de la existencia de la persona). Así, se ha sostenido que “ la
incapacidad física muestra dos rostros:
uno, que se traduce en la minoración de las posibilidades de ganancias ‘connatural con el ser
humano en el empleo de sus energías’; y otro, relacionado con las restantes actividades de la
persona, disminuida por una incapacidad” añadiendo más adelante que el daño y su
resarcibilidad “ son independientes
de la existencia de una incapacidad laboral o de cualquier tipo que, en consecuencia, puede
o no concurrir con el menoscabo de algún aspecto de la personalidad integral” (MOSSET
ITURRASPE, Jorge, El valor de la vida humana, Rubinzal Culzoni, Sta. Fe, 1983, ps. 63 y
64). c. De una lectura rigurosa y literal de los términos de la pretensión incoada podría
inducirse –como parecieran hacerlo los demandados en algunas de sus presentaciones en el
proceso- que lo demandado fue el resarcimiento de la incapacidad “laboral”. Ello surgiría del
nomen juris asignado por el actor al rubro y de los parámetros por él utilizados para la
justipreciación del daño en función de algunas actividades “extra” que se afirman se realizaban
a la época del siniestro. Empero, lo cierto es que de la escasa prueba rendida en la causa
sobre el tópico (testimonial de Costamagna, fs. 495) la realización de tales tareas rentables
no aparece suficientemente acreditada. Repárese, en esta línea, que la única probanza
vinculada al punto proviene de la declaración testimonial de una persona que dice ser “amigo”
de Dutto (1ª pregunta), que es comerciante (pero tal calidad no es probada de ninguna
manera) no siendo convincentes –tampoco- las explicaciones vertidas
sobre cuáles eran las tareas realizadas por el actor, ni mucho menos los importes que se
habrían abonado “en negro” por tal concepto (5ª pregunta).- En esas condiciones esta única
prueba resulta insuficiente para tener por cierta la afirmación del demandante en orden a
los ingresos que se dejaron de percibir. Por lo tanto el reclamo del actor por incapacidad
laborativa no puede acogerse “stricto sensu”. d. Sin embargo, conforme se adelantara, la
incapacidad es resarcible –a título de daño patrimonial- no sólo en su faz laborativa sino
también en su aspecto vital. Es decir, la incapacidad apreciable patrimonialmente no es sólo la
directamente productiva, sino que también debe apreciarse –aunque se lo aprecie de manera
mediata- el valor material de la vida humana y de su plenitud. Y es que, la incapacidad
padecida aunque no acarree una directa “merma de ingresos”, sin dudas provoca una clara
“insuficiencia material” para desenvolverse por sí y realizar actividades “útiles”, lo que
tiene una indudable proyección económica que merece ser reparada; y ello así más allá de
la repercusión espiritual (daño moral) que pueda aparejar el menoscabo a la integridad
psicofísica de la persona. Así se enseña que “...la integridad física de una persona, la
incolumidad corporal y fisiológica tiene importancia decisiva en la vida de producción o trabajo
(...); pero la vida del hombre considerada en su plenitud no se extingue en la faceta estricta del
trabajo. En el examen complejo de su multiforme actividad, al margen de la laboral, toda
persona desarrolla en su casa o fuera de ella, tareas vinculadas con sus facultades culturales,
artísticas, deportivas, comunitarias, sociales, religiosas, sexuales, etc., y los deterioros o
menoscabos a tales quehaceres pueden acarrear consecuencias de carácter patrimonial” (Conf.
MOSSET ITURRASPE, Jorge, Responsabilidad por daños, Ediar, Bs. As., 1973; T. II-B,
p. 194, notas 16 y 17). En el mismo sentido, se explicita que “El poder cumplir en plenitud
actividades vitales, así no sean laborales o no reditúen beneficios dinerarios, tiene un
significado económico: la posibilidad de subir a un ómnibus, de conducir un vehículo, de
higienizarse personalmente, de limpiar un piso o lavar un automotor, de realizar trámites o
pagar impuestos, de cumplir en fin cualquier tarea cotidiana con libertad y sin trabajas (...)
tienen también un significado económico” (Conf. ZAVALA DE GONZÁLEZ, Matilde,
Resarcimiento de Daños...., ob. cit., Vol. 2a, p. 48). e. Conforme la prueba rendida en
autos, y más concretamente, del informe del perito médico de oficio, se colige que Dutto
“...hasta el momento del infortunio se encontraba en estado de ‘Salud Práctica’ para realizar
las tareas Ut-supra mencionadas, como así también actividades de la vida cotidiana, respecto
de las cuales se encuentra ahora limitado” (fs. 566). Gráficas, y en sentido coincidente, resultan
las consideraciones vertidas por el perito controlador del demandante en cuanto señala que:
“...como consecuencia del infortunio de marras, nuestro periciado no puede deambular en
razón de habérsele amputado el MID por debajo de la rodilla, quedando el sector restante
proximal con secuelas de fracturas en diáfisis y en el cuello del fémur. Por otra parte le
resulta imposible la utilización de muletas por la ya mencionada disminución del MSD que
si bien es antigua, ha sido agravada por la fractura del húmero (derivada del accidente) que ha
consolidado defectuosamente produciendo acortamiento del miembro y ha llevado a una mayor
atrofia (...) le es imposible conducir vehículos de cualquier tipo y sólo puede desplazarse
limitadamente en su silla de ruedas, siendo imprescindible para cualquier traslado fuera de
su domicilio el concurso de alguien que lo transporte. Requiere ayuda para vestirse, tiene
dificultad para colocarse zapatos y medias y ponerse pullovers. No puede bañarse sólo y
requiere asistencia para ésta y otras funciones” (fs. 574vta.). En cambio, aparecen confusas
sobre el tópico las reflexiones de la perito controladora de los demandados. Y es que
primeramente, la experta pareciera coincidir en orden a que: “...el actor hasta el momento del
infortunio se encontraba en estado de ‘salud práctica’ para realizar las tareas...” (fs. 571),
de lo que podría presumirse que luego de tal evento el estado de “salud práctica” del que
gozaba el actor se
vio mermado o limitado. Sin embargo, más adelante se afirma que no comparte “totalmente”
(fs. 572) la conclusión de que el actor se encontraría impedido para realizar las actividades
laborales que antes cumplía y otras de la vida social, familiar y recreativas. El único
fundamento que se da en sustento de tal afirmación es que casualmente vio “...al Señor Aldo
Secundino Dutto (...) manejando solo un vehículo rodado Pick-up con cabina y su fascie
expresaba un buen estado general y de ánimo” (fs. 572). Dicha aseveración, carente de toda
justificación científica, basada en una simple percepción sensorial (sin análisis clínico que la
acompañe) y sin el debido control de las otras partes, resta de toda eficacia convictiva a esta
conclusión, cuestión que así decido.- La peritación sólo puede ser producto de operaciones
idóneas que puedan percibir y verificar correctamente las relaciones causa efecto, interpretarlas
y apreciarlas en su particularidad, presupone además satisfacer la necesidad que la origina:
proporcionar argumentos, razones para la formación del convencimiento respecto de
cuestiones cuya perfección o entendimiento escapa a la aptitud del común de las personas (cfr.
Machado Schiaffino, El Perito y la Prueba, Bs. As., 1988, Pág. 74). La pericia debe ser un
instrumento idóneo para que el juzgador pueda valorar los argumentos del experto, quien
debe convencerlo de lo que afirma y de la bondad de las conclusiones a las que arriba, lo que,
no encontramos cumplimentado en el dictamen disidente de referencia. Por ende, considero
que la pericia de los demandados careciendo de rigor científico en este punto no puede ser
ponderada. f. De tales extremos se induce con nitidez la merma material padecida por el
actor. Es que, aún cuando no se ha probado suficientemente el ejercicio de actividades
rentables o con ventajas dinerarias, sí se ha acreditado el padecimiento de una lesión en su salud
(amputación de una pierna y alto porcentaje incapacidad permanente) y una clara limitación
– conforme lo informado por los propios expertos- para la realización de tareas útiles para
sí y su familia (tales como el pago de impuestos o gestiones, o incluso actividades de la vida
cotidiana) lo que patentiza la presencia de un serio perjuicio patrimonial que afecta
notoriamente las posibilidades productivas genéricas de Dutto, complejizando o dificultando
la realización de tareas útiles en su más amplio sentido. g. Por lo expuesto, considero que
procede la indemnización de la incapacidad padecida por el actor, aclarando que tal reparación
será no de la merma en la capacidad laborativa (que no se ha logrado probar por el interesado)
sino de la vital. Y, anticipo, que el reencuadramiento jurídico de este capítulo de la pretensión,
de conformidad con su verdadera esencia y las pruebas rendidas en la causa, no hace incurrir
la decisión en el vicio de incongruencia sino que al contrario, concurre a respetar el
principio de ajustar la pretensión a sus justos límites. En efecto, constituye un principio
inconcuso del proceso civil, que los jueces son completamente libres en todo lo referente a
la calificación y conceptuación de los hechos en el plano jurídico. De donde se deriva
como lógica consecuencia que la actividad de los tribunales en este aspecto de la función
jurisdiccional, no está ligada por las afirmaciones inexactas que pudieren efectuar los
litigantes en sus escritos, aunque sobre ellas no mediase discusión del adversario. En
sentido concordante este Alto Cuerpo tiene dicho que: “ El
error en que la propia parte incurra en la nomenclatura (nomen iuris) que le asigna a un
determinado capítulo de los daños cuyo resarcimiento se reclama, no resulta vinculante para los
jueces, los cuales pueden -y hasta deben- encuadrar los hechos que alegan los litigantes como
sustento del perjuicio que se invoca en los conceptos y normas que sean realmente
aplicables.” (TSJ, Sala CyC, in re: “SPREAFICO JULIA EDITH C/ TELECOM
ARGENTINA Y/O TELECOM ARGENTINA S.A. Y OTRA – ORDINARIO –
(DAÑOS Y PERJUICIOS) RECURSO
DIRECTO” (Expte. Letra “S” n° 19/00)”Sent. Nº 54 del 23.05.01). Con arreglo a estas
pautas la circunstancia de que la accionante en la demanda haya reclamado la indemnización por
incapacidad “laborativa” no impide considerar que el resarcimiento en concepto de la
incapacidad sobreviniente fuera, en verdad, a
título de incapacidad “vital”, y deducir de aquí –conforme las pruebas rendidas y las reglas de la
sana crítica racional- las consecuencias pertinentes en orden a la cuantificación de ese capítulo
de la litis. Ello es así porque, reitero, la calificación jurídica en torno a determinar si procede la
indemnización peticionada a título de incapacidad laborativa o si –por el contrario- lo es en
concepto de incapacidad vital, es una cuestión de estricto derecho cuyo esclarecimiento
incumbe libremente a los tribunales con independencia de la conceptuación que hubieren
hecho las partes. h. En la pericia de oficio se ha dictaminado que “En relación a la
incapacidad derivada de las lesiones sufridas por el accidente mencionado la evaluamos en un
68% de la total hombre, discriminada de la siguiente manera:
1) amputación de 2/3 partes de la pierna derecha, 60%, 2) por las fracturas del húmero y
fémur derecho un 10% para cada una de ellas, lo que luego de aplicar el método de la capacidad
restante, llegamos al valor mencionado”, calificándose a la misma de “total y permanente” (fs.
566). Dicha conclusión es compartida por el perito de control de la parte actora, quien a fs. 575
dictamina igual porcentual de incapacidad. En contra, pero sin especificar cuál sería el grado de
incapacidad que –a su juicio- cabría asignar como consecuencia del siniestro, se expide la
perito de control de los demandados. Efectivamente, la experta de parte se limita a indicar que
“La determinación de la incapacidad derivada del accidente se hizo independientemente de la
incapacidad anterior motivo de su jubilación por invalidez, para lo cual no se tomó en
cuenta” (fs. 571), sin embargo, omite –como le era exigible- enunciar y justificar cuál sería a
su criterio el guarismo porcentual que correspondería de restarse la incapacidad anterior.
Frente a la apuntada discrepancia de los peritos en la determinación de la magnitud de la
lesión sufrida como consecuencia del hecho dañoso, es sabido que el saber propio para
establecer cuál es el grado de incapacidad padecida por el actor escapa al normal saber y
entender del juzgador, desde su condición de componedor del conflicto jurídico. De allí es que
la determinación del tópico dependa ineludiblemente del asesoramiento técnico
especializado. En estas condiciones, ante tres opiniones (dos coincidentes y una contradictoria)
de especialistas en la materia, el juzgador sólo puede revisar la construcción del fundamento
brindado por los expertos para sostener sus respectivas conclusiones, y controlar si las
mismas se adecuan a las máximas de la experiencia. Pero en modo alguno puede efectuar
juicios que avalen una postura técnica por sobre otra, erigiéndose en una suerte de cuarto
intérprete técnico, con aptitudes propias para determinar cuál de las opiniones de los
especialistas se adecua en mejor medida a las reglas que rigen sobre la materia de que se trate
(en el caso, medicina). Siendo ello así, el limitado marco con que cuenta el suscripto para
revisar las conclusiones de los facultativos, admite la ponderación de elementos objetivos
útiles para inclinarse por alguna de las posiciones técnicas contrapuestas.- En este sentido, las
circunstancias de que el perito oficial y el de control del actor (ambos médicos especialistas en
la materia) resulten coincidentes constituye un dato legítimo para tener por válidas sus
conclusiones.- De otro costado, el hecho de que la Dra. Sarasa (controladora de los
demandados) haya omitido desarrollar toda justificación racional de su oposición y haya
soslayado explicitar cuál sería la incapacidad que, a su criterio, padeció el actor a raíz de la
amputación de las 2/3 partes de la pierna derecha y de las fracturas del húmero y fémur
derecho (lesiones que –por razones obvias y de sentido común- dejan secuelas
permanentes), torna poco convincente su discrepancia. i. Fijado entonces el porcentual de
incapacidad permanente sufrida a raíz del accidente, corresponde ahora determinar la edad hasta
la cual será resarcible el daño material por tal incapacidad vital. Toda vez que en el caso no
se ordena la reparación de la capacidad laborativa sino de la que hemos dado en denominar “vital”
(comprensiva de todos los actos cotidianos que generan bienestar o proporcionan servicios a sí
mismo y a la familia), la edad en que el sujeto habría podido acceder al goce de los derechos
previsionales (que por cierto gozaba antes del siniestro) resulta
irrelevante. Por lo demás, cuando –como en el caso- se trata de indemnizar la incapacidad
vital la regla consiste en tomar como tope la expectativa de existencia física que resta a la víctima
según los promedios confeccionados en la materia. De tal manera, por lo general, la
indemnización debería calcularse adoptando como límite los setenta y dos años (72 años) que
resulta ser la pauta estadística de promedio de vida. Empero, este Alto Cuerpo tiene dicho
que –a los fines de procurar una solución justa y razonada- debe juzgarse en cada caso el
dies ad quem del límite indemnizatorio por este ítem (in re “Villanueva, Olga Graciela c.
Cándido Obdulio Zambrano- Daños y Perjuicios.- Recurso de casación y recurso directo”
Sentencia n° 26 del 29.3.01). Y conforme tal perspectiva, está claro que la situación de autos
escapa a la posible aplicación de las reglas antes expuestas (edad “útil” o “promedio de vida”)
pues ya a la fecha del accidente el actor contaba con 65 años, y en la actualidad tiene 78 lo
que implica una clara superación del límite estadístico de vida probable. Por ende, y toda vez
que para la estimación o cuantificación de la indemnización que corresponde abonar a la
víctima debe prevalecer siempre una valuación realista que atienda al verdadero y concreto
desenvolvimiento histórico de la persona lesionada, es que considero
–conforme a las reglas de la sana crítica racional- fijar el tope o límite los ochenta y cinco años
(85), edad ésta en la que se calcula la duración probable de la sobrevida del demandante. j.
Resta expedirme sobre un elemento objetivo más para el cálculo de la incapacidad. Refiero
concretamente al monto o importe en el cual se estimará la merma económica mensual padecida
por el demandante a raíz de la incapacidad sufrida. Conforme lo expuesto precedentemente, la
víctima no ha logrado acreditar –fehacientemente- el exacto valor económico del daño
patrimonial sufrido a raíz de su incapacitación. Sin embargo, tal como se explicitó
anteriormente, ello no obsta a la procedencia de la indemnización por la incapacidad sufrida
en su faz vital. Frente a la incertidumbre del monto o importe al que ascendería la merma
económica padecida, nuestra jurisprudencia y doctrina especializada suele recurrir al
parámetro del salario mínimo, vital y móvil en la inteligencia de que el mismo constituye el
umbral inferior de ingresos de las personas más humildes.- Por lo tanto, al no haberse
demostrado la realización de tarea remunerativa alguna, el sueldo mínimo vigente al tiempo del
acaecimiento del siniestro resulta una pauta razonable para establecer el quantum de la
indemnización reclamada. Por lo demás, considero que ninguna de las partes podrá
agraviarse de tal parámetro. No podrá quejarse el actor porque él no ha probado que tuviese una
retribución mayor ni se ha ocupado por acreditar que la incapacitación le haya provocado
mayores costos para continuar con su vida cotidiana; tampoco pueden agraviarse los
demandados, porque nada hay de artificioso en esa pauta económica que está basada en la
realidad de las cosas puesto que el salario mínimo vital y móvil se erige como una suma
dineraria razonable para indemnizar las probables pérdida de ingresos originadas en las
mayores dificultades que tendrá Dutto que vencer para poder seguir desarrollando su vida
cotidiana. De tal guisa, el parámetro económico a tomar en cuenta asciende a la suma de
pesos doscientos por mes ($ 200), desde que a dicho importe ascendía el salario mínimo a
la fecha del accidente (Resolución del Consejo Nacional del Empleo, Productividad y el
Salario Mínimo Vital y Móvil, Nº 02, de fecha 22.07.1993). k. Enunciado, y explicitado el
contenido de cada uno de los parámetros que se tendrán en cuenta para el cálculo de la
indemnización por incapacidad vital corresponde ahora definir la forma en que la misma deberá
ser cuantificada. A lo fines de determinar la indemnización por lucro cesante pasado se
debe multiplicar el valor del ingreso mensual fijado (SMVM: $ 200 mensuales) calculado en
base al 68% (porcentual de incapacidad padecido: $ 136 por mes), por el tiempo que ha
transcurrido desde el siniestro hasta la fecha de la presente sentencia. Los intereses
moratorios de tal rubro se devengan desde cada oportunidad en que debió percibirse la suma
frustrada (es decir los
$ 136 por mes), cálculo que se difiere para la etapa de ejecución de sentencia.
Los intereses serán calculados por el período que se extiende desde la fecha del ilícito 04.09.94
y hasta el 01.10. 94 con la tasa pasiva promedio mensual que publica el B.C.R.A., con más
el uno por ciento (1 %) nominal mensual. A partir de esa fecha y hasta el 06.01.02 a la tasa
mencionada deberá aditarse, el medio punto (0,5%) nominal mensual (conf. Criterio del
T.S.J. in re: “CUERPO DE EJECUCIÓN DE SENTENCIA EN: ‘PUGLIESE
DOMINGO....”, A.I. n° 412 del
30.12.94), y desde el 07.01.02 a la fecha de la presente resolución será del 2% mensual
(Conf. Criterio del T.S.J. in re HERNÁNDEZ JUAN CARLOS C. MATRICERÍA
AUSTARAL SA – DEMANDA – REC. DE CASACIÓN”; Sent. nº 39 del
25.06.02). Toda vez que se ha establecido el porcentaje de responsabilidad de los
demandados en el cincuenta y cinco por ciento (55%), el monto indemnizatorio a cargo de los
mismos por este rubro deberá ser abonado sólo en dicha proporción. En cuanto al cálculo
de la indemnización por lucro cesante futuro (es decir el que se proyecta desde la fecha de
este pronunciamiento en adelante) se empleará la versión simplificada de la clásica fórmula
Marshall, denominada “Las Heras-Requena” (conf. Zavala de González, Matilde
“Resarcimiento de daños”, tomo 4, “Presupuestos y fundamentos del derecho de daños”, pág.
497). Tal procedimiento matemático esta contenido en la fórmula: C: a x b. Así, “C” es el
monto indemnizatorio a averiguar, que se logra multiplicando “a” por “b”. El factor “a”
representa el perjuicio mensual sufrido por doce meses al que se suma un interés puro del 6%
anual; el otro elemento de la fórmula, es “b”, el número de períodos dentro del cual debe
producirse el agotamiento del mismo, es decir se refiere a la totalidad del lapso resarcitorio.
Para el cálculo del valor “b” es indispensable utilizar una tabla, donde a cada año corresponde
un coeficiente. Seleccionada la cantidad de años, se ubica el coeficiente que le corresponde y
que equivale a “b” (de tal manera se ahorran todos los cálculos que requiere la fórmula
“Marsall”). La mencionada tabla puede consultarse en Zavala de González Matilde,
“Resarcimiento de Daños - Vol. 4 - Presupuestos y Funciones del Derecho de daños”,
Hammurabi, pág. 498/499). El cálculo conforme tal fórmula se difiere para la etapa de
ejecución de sentencia, oportunidad en la cual deberá ponderarse que el tope de la
indemnización por lucro cesante futuro se ha fijado en los 85 años de edad y que los ingresos
ha tomar en cuenta se estimarán conforme el valor del SMVM a la fecha del accidente ($
200) en base a la incapacidad permanente padecida por el Sr. Dutto (68%). La suma resultante
de dicho cálculo devengará intereses moratorios (art. 509 del Cód. Civil) desde la fecha del
dictado de la presente resolución, aplicándose la tasa pasiva promedio mensual que
publica el B.C.R.A., con más el dos por ciento (2 %) nominal mensual. Teniendo en cuenta
que se ha establecido el porcentaje de responsabilidad de los demandados en el cincuenta y
cinco por ciento (55%), el monto indemnizatorio a cargo de los mismos por este rubro
ascenderá a la mitad de lo que corresponda una vez liquidado –conforme las pautas antes
expuestas- el lucro cesante futuro. XII.4. Daño moral: a. Previo a ingresar al tratamiento
particular del tópico, destácase que el daño moral no se superpone con el otorgado supra
por incapacidad vital, ya que no debe perderse de vista que hasta ahora en la presente causa
he justipreciado el daño con origen en las lesiones psicofísicas del actor respecto de su
incidencia netamente patrimonial. Con ello se aventa la posibilidad de conceder una duplicidad
resarcitoria, ya que la incapacidad física permanente no constituye una tercera categoría de
daños, sino que atiende a la efectiva repercusión en que ésta se traduce en el ámbito
patrimonial o moral, en uno u otro, o en ambos a la vez. Situación ésta última que ha
acontecido en el presente caso, reflejándose la incapacidad en el ámbito patrimonial, y sin
dudarlo, conforme lo veremos infra, en el ámbito moral. Hecha esta aclaración, recalaré en la
petición del actor respecto al ítem de que se trata.
b. Se reclama por este concepto, en la demanda, la suma de $ 30.000. Ingresando a su
valoración, y teniendo especialmente en cuenta que, por su propia naturaleza moral y
económicamente no mensurable, este daño es insusceptible de prueba
directa, se deberá acreditar su existencia y magnitud por vía presuncional, sobre la base de
todas las circunstancias del caso. Así, las relativas a las gravosas características de las
lesiones físicas padecidas (amputación de las 2/3 partes de la pierna derecha y fracturas del
húmero y fémur derecho), el modo traumático en que se produjeron y las secuelas
irreversibles y permanentes que ellas provocaron en la salud del actor, evidencian por demás
el sufrimiento que debió haber experimentado –y actualmente experimenta- el demandante. Por lo
demás, la pérdida de un órgano –máxime tratándose de una pierna- afecta claramente la vida en
relación y repercute irremediablemente en el ánimo de la víctima lesionando gravemente
su personalidad y equilibrio espiritual. Así lo ha dictaminado el perito oficial experto en
psicología quien explicita que Dutto padece en la actualidad: “...una reacción vivencial
neurótica con manifestación depresiva (...) un trastorno de la personalidad” señalando que tales
patologías “...tienen relación directa con el accidente descrito en la demanda y con los
ulteriores acontecimientos de su existencia a partir del momento del suceso” (fs. 576/576vta.).
En definitiva, la incapacidad sobreviniente y la mutilación corporal sufrida ha provocado y
provocará en la víctima un cúmulo de padecimientos físicos y espirituales derivados del
hecho, que ameritan ser indemnizados a título de daño moral. A la luz de los aspectos
analizados, la suma demandada aparece como razonable, por lo que corresponde admitir este
segmento de la pretensión.-
c. Toda vez que se ha establecido el porcentaje de responsabilidad de los demandados en el
cincuenta y cinco por ciento (55%), el monto indemnizatorio a cargo de los mismos por daño
moral ascenderá a la suma de pesos dieciséis mil quinientos ($ 16.500), importe al que
deberán adicionarse intereses, los que serán calculados desde la fecha del ilícito 04.09.94 y
hasta el 1 de octubre de 1994 con la tasa pasiva promedio mensual que publica el
B.C.R.A., con más el uno por ciento (1 %) nominal mensual. A partir de esa fecha y hasta
el 06.01.02 a la tasa mencionada deberá aditarse, el medio punto (0,5%) nominal mensual
(conf. Criterio del T.S.J. in re: “CUERPO DE EJECUCIÓN DE SENTENCIA EN:
‘PUGLIESE DOMINGO....”, A.I. n° 412 del 30.12.94), y desde el 07.01.02 a la fecha del
efectivo pago tal adicional será del 2% mensual (Conf. Criterio del T.
S.J. in re HERNÁNDEZ JUAN CARLOS C. MATRICERÍA AUSTRAL SA – DEMANDA
– REC. DE CASACIÓN”; Sent. nº 39 del 25.06.02). XIII. En mérito de todo lo expuesto,
corresponde hacer lugar parcialmente a la demanda entablada por el Sr. Aldo Secundino Dutto
en contra de los Sres. América Yolanda Carranza y Julio César Sarasa (hoy sus herederos)
y, en consecuencia, condenar a estos últimos a abonar al actor las sumas dinerarias
indicadas en los Considerandos respectivos, en la proporción y con los intereses allí
dispuestos. XIV. COSTAS Y HONORARIOS. a. Respecto a las costas de primera y
segunda instancia, las mismas deben modificarse conforme al nuevo resultado del litigio.-
En efecto, atento a la existencia de vencimientos recíprocos, corresponde distribuirlas
proporcionalmente, en ambas instancias, en un cincuenta por ciento y cinco (55%) a cargo
de la parte demandada y en un 45% en cabeza del actor (art. 132, C.P.C.), aclarando que el
porcentaje atribuido al litisconsorcio pasivo lo es en forma solidaria, y dejando a salvo que
los honorarios de los peritos de control serán a cargo de cada parte proponente (art. 47 Ley
8226). b. La regulación de honorarios de los Dres. José Luis Bertoldi, Marcelo Martín
Silvano y Rubén Canapero Baudín por sus tareas realizadas en primera instancia, deberán
practicarse en el Tribunal de primer grado, conforme las pautas establecidas en los arts. 29 incs.
1º y 2º respectivamente, 36 y cc de la Ley 8226. En cuanto a los honorarios por las labores
realizadas en instancia de apelación, la remuneración del Dr. José Luis Bertoldi corresponde
calcularse en el cuarenta por ciento (40%) del punto medio del art. 34, ley 8226 sobre la
misma base apuntada en el párrafo precedente. Los honorarios de los Dres. Marcelo Martín
Silvano y Rubén Canapero Baudín, en conjunto y proporción de ley, deben practicarse en
el treinta por ciento (30%) del punto medio de la misma escala y base citadas más
arriba. c. Los honorarios del perito médico oficial Dr. Roque Gagliardi, se estiman en la suma
de pesos seiscientos ochenta y seis con veintiocho centavos ($ 686,28) (28 Jus, conforme
art. 47 y cc Ley 8226). Los estipendios de los peritos médicos de control de la parte actora
y demandada, Dres. Roberto Domingo Sayago y Nora Beatriz Sarasa de Díaz,
respectivamente, se fijan en la suma de pesos trescientos cuarenta y tres con catorce
centavos ($ 343,14) (14 Jus). Los aranceles por las tareas cumplidas por el perito mecánico
oficial, Sr. Ricardo Carlos Durante, se estiman en la suma de pesos seiscientos ochenta y
seis con veintiocho centavos ($ 686,28) (28 Jus, conforme art. 47 y cc Ley 8226). Los
propios del perito mecánico de control del actor, Sr. Edgardo Montenegro se establecen en
la suma de pesos trescientos cuarenta y tres con catorce centavos ($ 343,14) (14 Jus).
Finalmente, los honorarios de la perito psicóloga oficial, Lic. Dolores Lidia Méndez se
fijan en la suma de pesos seiscientos ochenta y seis con veintiocho centavos ($ 686,28) (28
Jus, conforme art. 47 y cc Ley 8226), estimándose los estipendios de la perito psicóloga de
control, Lic. María del Carmen Albar Díaz de Olcese en la suma de pesos trescientos
cuarenta y tres con catorce centavos ($ 343,14) (14 Jus). Así voto. A LA SEGUNDA
CUESTIÓN PLANTEADA EL SEÑOR VOCAL DOCTOR DOMINGO JUAN SESÍN,
DIJO: Adhiero
a los fundamentos y conclusiones a que arriba el Sr. Vocal Dr. Carlos Francisco García
Allocco. Por ello, compartiéndolos, voto en igual sentido a la segunda cuestión planteada.
A LA SEGUNDA CUESTIÓN PLANTEADA, EL SEÑOR VOCAL
DOCTOR ARMANDO SEGUNDO ANDRUET (h) DIJO: I. Como se anticipara coincido
con la solución propugnada en orden a la suerte de las impugnaciones casatorias impetradas.
Comparto igualmente la necesidad de ingresar al estudio de la controversia y resolver la
misma sin reenvío a fin de evitar el dispendio de una nueva etapa procesal. Finalmente,
adhiero -en un todo- a lo decidido en orden a la normativa sustancial aplicable al caso sub
júdice, a la incidencia causal de las conductas desplegadas por actor y demandado, a la
extensión de la responsabilidad decidida a la titular registral de la cosa riesgosa y a los
progenitores del menor conductor y a la existencia y extensión de los menoscabos cuya
reparación se persigue en la especie. II. En lo único que discrepo es en el quantum de los
intereses a aditar a cada uno de los rubros indemnizatorios acordados. En efecto,
diversamente a lo decidido por los Vocales preopinantes y tal como lo he sostenido (luego de
las cavilaciones propias) integrando la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de
Quinta Nominación de esta ciudad (in re: “Marcos Adrián c/ Delfo Cagnolo”, Sent. nº 172
del 06.XI.03) y como Vocal de este Tribunal Superior de Justicia, a través de su Sala C.A.
(in re: “SCHEINER OSCAR ERNESTO C/ CAJA DE PREVISIÓN Y SEGURIDAD DE
LA INGENIERÍA, ARQUITECTURA DE LA PROVINCIA DE CÓRDOBA – PLENA
JURISDICCIÓN – RECURSO DE CASACIÓN”, Sentencia Nº 33 del 31.07.2006)
estimo –disimílmente a lo propugnado por los Vocales preopinantes- que la tasa adicional del
dos por ciento nominal mensual (2%) deberá ser reducida al uno coma veinticinco por
ciento mensual (1,25%) a partir del 07 de enero del 2003 a los efectos de colocarla a ella en
un contexto de cabal realidad. Por el resultado de los votos emitidos, previo acuerdo, el
Tribunal Superior de Justicia, por intermedio de su Sala en lo Civil y Comercial,
RESUELVE: I. Acoger los recursos de casación impetrados por la parte actora y demandada, y
en consecuencia, anular la Sentencia dictada por la Cámara de Apelaciones en lo Civil y
Comercial de Villa María.- II. Las costas devengadas en esta Sede extraordinaria se imponen
por el orden causado (art. 130 CPCC). No regular honorarios a los letrados intervinientes
(art. 25 CA).- III. Hacer lugar parcialmente al recurso de apelación impetrado por el actor y en
consecuencia, revocar la sentencia de primer grado, condenando a los accionados a pagar, en
favor del actor las sumas dinerarias indicadas en los Considerandos respectivos, en la
proporción y con los intereses allí dispuestos.- IV. Corresponde distribuir la imposición de
costas de ambas instancias ordinarias, en un cincuenta y cinco por ciento (55%) a cargo de
los
demandados y en un cuarenta y cinco por ciento (45%) al actor (art. 132, C.P.C.), aclarando que
el porcentaje atribuido al litisconsorcio pasivo lo es en forma solidaria, y dejando a salvo
que los honorarios de los peritos de control serán a cargo de cada parte proponente (art. 47
Ley 8226). V. La regulación de honorarios de los Dres. José Luis Bertoldi, Marcelo Martín
Silvano y Rubén Canapero Baudín por sus tareas realizadas en primera instancia, deberán
practicarse en el Tribunal de primer grado conforme las pautas establecidas en los arts. 29
incs. 1º y 2º respectivamente, 36 y cc de la ley 8226, todo ello con ajuste a lo decidido en el
presente pronunciamiento.- VI. En cuanto a los honorarios por las labores realizadas en
instancia de apelación, la remuneración del Dr. José Luis Bertoldi corresponde calcularse en
el cuarenta por ciento (40%) del punto medio del art. 34, ley 8.226 sobre la misma base
apuntada en el párrafo precedente. Los honorarios de los Dres. Marcelo Martín Silvano y
Rubén Canapero Baudín, en conjunto y proporción de ley, deben practicarse en el treinta por
ciento (30%) del punto medio de la misma escala y base citadas más arriba. VII. Los
honorarios del perito médico oficial Dr. Roque Gagliardi, se estiman en la suma de pesos
seiscientos ochenta y seis con veintiocho centavos ($ 686,28) (28 Jus, conforme art. 47 y
cc Ley 8226). Los estipendios de los peritos médicos de control de la parte actora y
demandada, Dres. Roberto Domingo Sayago y Nora Beatriz Sarasa de Díaz, respectivamente,
se fijan en la suma de pesos trescientos cuarenta y tres con catorce centavos ($ 343,14) (14
Jus). Los aranceles por las tareas cumplidas por el perito mecánico oficial, Sr. Ricardo Carlos
Durante, se estiman en la suma de pesos seiscientos ochenta y seis con veintiocho centavos
($ 686,28) (28 Jus, conforme art. 47 y cc Ley 8226). Los propios del perito mecánico de
control del actor, Sr. Edgardo Montenegro se establecen en la suma de pesos trescientos
cuarenta y tres con catorce centavos ($ 343,14) (14 Jus). Los honorarios de la perito
psicóloga oficial, Lic. Dolores Lidia Méndez se fijan en la suma de pesos seiscientos
ochenta y seis con veintiocho centavos ($ 686,28) (28 Jus, conforme art. 47 y cc Ley
8226), estimándose los estipendios de la perito psicóloga de control, Lic. María del
Carmen Albar Díaz de Olcese en la suma de pesos trescientos cuarenta y tres con catorce
centavos ($ 343,14) (14 Jus). Protocolícese e incorpórese copia.

m2 |actividad 1 | IC
informacióncomplementaria5y6

Para acceder a la información complementaria correspondiente diríjase al CD- ROM.

m2 |actividad 1 | AA
asistenteacadémico3

Usted debe conocer cuál es el valor actual del Jus en la Provincia de Córdoba, esto es, de
la unidad arancelaria de honorarios profesionales del abogado (conf. definición brindada por el
art. 36, Lp 9459), para que pueda saber cuál es el trámite de ley que corresponde imprimir
a las demandas cuyo monto supere o no un determinado valor económico. A tal fin, se
pueden consultar las páginas Web: www.justiciacordoba.gov.ar o www.abogado.org.ar
m2 | actividad 2

El peor final

En esta oportunidad, partiendo del mismo hecho relatado en la actividad 1, vamos a


suponer que de éste se produce como resultado la trágica muerte del Sr. Jorge Jalim. A raíz
del siniestro ocurrido, la Sra. Nora Laine (esposa del difunto) concurre a su estudio
jurídico a los fines de iniciar el reclamo judicial de los daños y perjuicios derivados de ese
suceso. La viuda le relata la mecánica del accidente (descrita en la actividad 1) que terminó
con la vida de su marido, luego de ser trasladado a la “Clínica Privada Santa Lucía S.R.L.”
donde permaneció internado, pero finalmente, luego de varias horas en el lugar, falleció debido
al fuerte traumatismo de cráneo padecido. Atribuye la responsabilidad del episodio al Sr.
Santiago de la Sorna, a quien en sede penal, la Cámara en lo Criminal de Séptima
Nominación en autos “DE LA SERNA, Santiago p.s.a. homicidio”, condenó por homicidio
culposo. También le manifiesta que, además del los perjuicios materiales sufridos
(destrucción del automóvil), el Sr. Jalim era el único sostén económico de la familia, ya
que ella siempre se dedicó a las tareas del hogar y al cuidado de Diego, único hijo del
matrimonio de tan sólo cuatro años de edad; y también que, se habían creado grandes
expectativas en su familia con la noticia de un posible ascenso a su cónyuge (fallecido a los
35 años de edad) al cargo del Comisario dentro de la dependencia policial donde prestaba
servicios. Continua su relato expresando el profundo dolor que viene experimentando desde
aquel suceso fatal, lo perturbadora que resultó la desaparición trágica de su marido, con mayor
razón tratándose de un matrimonio joven, con un hijo menor que también sufre la ausencia
de su padre.

La Sra. Laine, concretamente quiere demandar, por derecho propio y en representación de


su hijo menor de edad, al Sr. De la Sorna, a fin de obtener el resarcimiento de todos y cada
uno de los daños a ellos causados. Por eso, le solicita que promueva la demanda pertinente.
A tales fines le otorga la documentación que acredita la identidad y vínculo existente entre
los futuros actores y su cónyuge fallecido. Usted como profesional entendido en el tema,
entiende que el reclamo no puede ser inferior a la suma total de pesos doscientos mil
($200.000) en concepto de capital más los intereses que se hubieran devengado.

Asuma el rol de abogado patrocinante de la parte actora y elabore un escrito


de demanda –que reúna los requisitos formales exigidos por la ley ritual y
sea adecuado al tipo de trámite que corresponde imprimirle a la causa- en
el que se reclamen los daños y perjuicios sufridos a raíz del accidente de
tránsito relatado, debiendo indicar con precisión los rubros indemnizables
IC 1 y montos reclamados, factor de atribución de responsabilidad y -en su

caso- nexo causal, con cita de normas legales aplicables.


m2 |actividad 2 | IC
información complementaria 1

Para acceder a la información complementaria correspondiente diríjase al CD- ROM.

m2 | actividad 3

Actividad probatoria

El Sr. Santiago de la Sorna –demandado en el proceso- ha sido notificado del


primer decreto virtud del cual el Tribunal lo cita para estar a derecho A 1. Luego
de comparecer y de que se le corra traslado por diez días para que conteste la
demanda (Art. 493, CPCC IC 1), presenta su escrito de contestación (Art. 192,
CPCC IC 2), oponiendo Excepción de Prescripción con respecto a la Acción
civil de responsabilidad extracontractual entablada en su contra, por haber transcurrido
desde la fecha del supuesto hecho lesivo hasta la promoción de la demanda el plazo legal de
prescripción previsto en el Código Civil. En subsidio, para la hipótesis de que dicha defensa
sea rechazada, opone Excepción de Falta de Legitimación sustancial activa, respecto de los
actores, para accionar por el rubro “daño moral”, toda vez que no revisten éstos la calidad de
“damnificados directos”, condición requerida por el Código Civil. Y, finalmente, Niega: 1°)
los hechos relatados por la parte actora, afirmando la culpa de la víctima porque se conducía a
alta velocidad; 2°) que las fotografías reflejen la hipótesis sostenida por la actora, afirmando
que, por el contrario, avalan la versión sostenida por su parte; 3°) que el vehículo de la
actora haya sufrido los daños de los que da cuenta el presupuesto acompañado por aquella,
cuya autenticidad impugna en ese acto, por no serle éste oponible, negando su existencia y
cuantificación; 4°) que la existencia de los daños denunciados por el actor, requiera el
cambio de autoparte alguna, y que, los reclamados tengan relación causal con el hecho
consignado en la demanda como causa de su pretensión. De esta forma queda
trabada la litis, entonces, se abre la causa a prueba (Art. 198, CPCC se pone 3) y Ud.
nuevamente en acción:

A) Elabore un escrito de ofrecimiento de prueba IC 4 de la parte


IC actora,

actuando como su abogado patrocinante, cumpliendo el recaudo de


que cada medio probatorio sea ofrecido en la “forma” señalada por
la ley de rito.
B) Confeccione tantos pliegos de preguntas como número de testigos
ofrecidos.
C) Confeccione un pliego de posiciones.
m2 |actividad 3 | AA
asistenteacadémico1

A modo de ejemplo, el primer decreto del Tribunal puede ser el siguiente:

Córdoba,….. de ….. de ……… Por presentado, por parte y con el domicilio procesal
constituido. Admítase la presente demanda, la que se sustanciará por el trámite de juicio
ordinario. Cítese y emplácese al demandado para que en el plazo de tres días comparezca a
estar a derecho, bajo apercibimiento de rebeldía. Cítese a la Compañía Aseguradora “Car
Crash S.A.” para que en el plazo de tres días comparezca a estar a derecho y tomar
participación en los presentes autos en los términos del art. 118 de la ley 17.418. A la
cautelar: bajo la responsabilidad de la fianza ofrecida y previa su ratificación, trábese el
embargo solicitado a cuyo fin ofíciese. Notifíquese.

m2 |actividad 3 | IC
información complementaria 1

ARTÍCULO 493: Comparecido el demandado, o firme la declaración de rebeldía, se


decretará traslado para contestar la demanda por diez días.

m2 |actividad 3 | IC
información complementaria 2

ARTÍCULO 192: En la contestación, el demandado deberá confesar o negar categóricamente


los hechos afirmados en la demanda, bajo pena de que su silencio o respuestas evasivas
puedan ser tomados como confesión. La negativa general no satisface tal exigencia.

m2 |actividad 3 | IC
información complementaria 3

ARTÍCULO 198: El tribunal deberá, de oficio o a petición de parte, abrir a prueba la causa
siempre que se alegaren hechos acerca de los cuales no hubiere conformidad entre las
partes. La resolución que admita la apertura a prueba o el despacho de diligencias probatorias
no será apelable.

m2 |actividad 3 | IC
información complementaria 4

Para acceder a la información complementaria correspondiente diríjase al CD- ROM.


m2 | actividad 4

Dictado de sentencia

Una vez diligenciada toda la prueba ofrecida por el actor y vencido el período
probatorio sin que el demandado haya ofrecido prueba a los fines de acreditar
los extremos afirmados en su escrito de contestación de demanda (relatado en
la actividad 3), el Tribunal ordena la clausura de dicho periodo y se corren los
trasla- dos de ley para efectuar los alegatos (art. 505, CPCC). Evacuado el
traslado por cada parte, la causa queda en estado de ser resuelta, por lo que el
Tribunal dicta el decreto de autos para definirla (art. 506, CPCC).

En esta oportunidad se le solicita que confeccione una sentencia que haga


lugar a la acción de daños y perjuicios y condene al demandado a abonar
la suma reclamada, intereses y costas, haciendo extensiva la condena a la
citada en garantía. 1
A

m2 |actividad 4 | AA
asistenteacadémico1

Para realizar esta actividad, a continuación le ofrecemos diferentes sentencias de daños y


perjuicios dictadas por un juez de primera instancia, que le servirán como modelo para
ajustarse a la estructura formal que el art. 329 del CPCC establece para esta resolución
judicial (relación de causa, hechos alegatos, derecho aplicable y la resolución que es su
consecuencia). Le recomendamos su lectura a fondo, ya que también le serán de gran utilidad
para citar doctrina y jurisprudencia en las demás actividades del presente módulo.

SENTENCIA NÚMERO:
Córdoba, de agosto de dos mil cuatro. -------------------------------
---------------------Y VISTOS: Estos autos caratulados: “GARAY, ANA INÉS c/ BALDISSONE,
MARIO O. –Ordinario- DAÑOS Y PERJUICIOS-ACCIDENTE
DE TRÁNSITO”, venidos a despacho a los fines de dictar resolución y de los que resulta que
a fs. 2/4 comparece la actora, Ana Inés Garay, por su propio derecho, con el patrocinio de
su apoderado, Dr. Alfredo José Lagorio, promo- viendo formal demanda de daños y
perjuicios, por la suma de pesos seis mil quinientos veinticinco ($ 6.525), con más
intereses y costas, en contra del Sr. Mario O. Baldissone, en su doble carácter, de
propietario del la cosa (vehículo) y autor culpable del siniestro que pasa a describir: que,
con fecha veinticinco de agosto de dos mil (25.08.00), siendo alrededor de las 15:15 hs., se
conducía a bordo del automóvil de su propiedad marca SEAT IBIZA 1.6 modelo del año
1999, Sedán 3 puertas, Dominio DFF 912, en dirección Norte-Sur por la calle Ituzaingó en
pleno centro de nuestra ciudad, cuando al llegar a la intersección
de esta arteria con el Bv. Pte. Illia, se detiene por encontrarse en rojo el semá- foro
correspondiente a su vía de circulación, una vez que el artefacto se torna al color verde,
reinicia su marcha, transitando por el costado izquierdo (en el sentido de su dirección) de la
calle, cruzando la primera calzada del Boulevard (con sentido de circulación Este-Oeste) y
dos de los tres carriles correspon- dientes a la segunda calzada el automóvil de su
propiedad es embestido en
su costado delantero derecho, por el automóvil DAEWO RACER GTI GRADE
IM, SEDAN 4 PUERTAS, DOMINIO SNN747, conducido por el Sr. Baldissone. Expresa que
el demandado circulaba, al momento del accidente, de manera ilegítima -toda vez que el semáforo
que controlaba el tránsito correspondiente a su carril de circulación se encontraba en rojo- y a
elevada velocidad. Considera revelador –dice- que el impacto se produce cuando su automóvil (del
actor) se había cruzado más de las cinco sextas partes del Boulevard y en el extremo mas
alejado posible del cruce vehicular. Acompaña a las presentes actuacio- nes, un croquis del lugar
del accidente y de las direcciones respectivas de los automóviles. Dice que, la temeridad,
elevada velocidad e ilegitimidad que se imputan al demandado resultan evidentes de la sola lectura
de los hechos rela- tados. Como consecuencia del impacto –informa- se producen en su automóvil,
“daños” que requieren las siguientes reparaciones: a) mano de obra: reparar y pintar pasaruedas del
derecho, cambiar y pintar guardabarro delantero dere- cho, cambiar y pintar guardabarro delantero
izquierdo, repasar y pintar puerta delantera izquierda, cambiar y pintar paragolpes delantero,
cambiar y pintar frente superior e inferior, cambiar faros delanteros, cambiar y pintar rejillas
radiador, sacar y verificar radiador, cambiar y pintar capot, desmontar instala- ción delantera de
electricidad, sacar motor y caja; b) repuestos: a) guardabarro delantero derecho, un guardabarro
delantero izquierdo, un capot, un frente, un cierre capot, dos bisagra capot, dos ópticas delanteras,
dos guiños delanteros, un porta lámpara para farol de guiño delantero izquierdo, un farol lateral
guar- dabarro izquierdo, una perilla frente, una hoja paragolpe delantero, una rejilla, paragolpe
derecho e izquierdo, un burlete parabrisas, un kit agua refrigerante, una carga aire acondicionado,
dos soportes laterales paragolpe delantero,
un juego carcaza caja velocidad, un taco caja delantera izquierda, una correa distribuidor,
chapa, pintura. Tal ítems –afirma- han sido presupuestados en la suma de pesos cinco mil
quinientos veinticinco ($ 5.525) por el Taller de Chapa y Pintura “El Alemán” de Rubén
Alberto Schroder, conforme copia de dicho presupuesto que acompaña. Además –agrega- con
posterioridad a la redac- ción del anterior se determinaron otras roturas que se detallan en
“ampliación de repuestos” de la misma firma, cuya copia también –dice- acompaña, y que
enumera los siguientes repuestos a reemplazar: un deflector inf., radiador, un radiador de
agua, un travesaño delantero c/bujes, un soporte chapa motor del., una polea compresor aire
acondicionado, un larguero izquierdo. Cuantifica tales roturas en la suma de pesos un mil
($ 1.000). Hace reserva de ampliar
la demanda por nuevos rubros aún no detectados. Hace saber que el vehículo de su propiedad es
nuevo, con escasos kilómetros recorridos y se encontraba en perfecto estado de
conservación. Ofrece prueba documental. Solicita en definitiva se haga lugar a la demanda y
se condene a la accionada, según
se pide. A fs. 16/18 vta. el apoderado de la actora, Dr. Alfredo José Lagorio, amplía la
demanda y solicita se cite en garantía a “Liderar S.A.”, manifestando haber tomado
conocimiento de que el accionado se encontraba asegurado en dicha compañía, razón en la que
justifica la solicitud de su citación a juicio. Con relación a la ampliación de demanda
pretendida dice que, su pretensión es
la de que, la sentencia condenatoria provea la adecuación de la suma que en definitiva se
mande a pagar a los valores de plaza en el momento de hacerse efectivo el monto que, en
definitiva, resulte. Funda la ampliación en el dictado de la ley 25561, art.3, en cuanto
deroga el sistema de convertibilidad del peso establecido por la ley 23.928/91. Expresa
que, dicha derogación las públicas
consecuencias que ha traído aparejadas, tornan ilusoria la pretensión inicial, el resarcimiento
integral sufrido en el patrimonio de su mandante. Cita los arts.7 y 10 de la ley 23.928. Dice
que el sistema que se establece mediante las normas citadas y sus correlativas resulta
agraviante para los derechos constitucionales de la parte que representa. Dice que, la
depreciación de la moneda tiene efec- tos deletéreos sobre los patrimonios de las personas
que resultan agraviantes a las disposiciones constitucionales (afianzamiento de la justicia,
derecho de propiedad, igualdad ante la ley, y a lo dispuesto en el art. 75 inc.19 C.N.). En
su caso –afirma- el sistema legislado, al que tilda de inconstitucional, produce, en primer
lugar, la pérdida patrimonial que es evidente con la consecuente lesión igualmente notoria,
del derecho constitucional de propiedad. Resulta
un hecho exento de prueba –expresa- que el valor de la unidad monetaria del crédito
reclamado en autos, resultaba real y nominalmente equivalente al dólar estadounidense.
Continúa haciendo consideraciones en torno a la modificación legislativa aludida. Cita el art.
11 de la ley 25561. Concluye, en primer lugar, que el sistema establecido en las normas
impugnadas resulta lesivo derecho a un tratamiento igualitario (CN 18) para todos los
habitantes del suelo argentino, entre créditos establecidos contractualmente y créditos,
como el de su man- dante, de origen extraño a una convención entre partes; entre créditos
pacta- dos en dólares de aquéllos estimados en pesos, no siendo posible avizorar la razón
de la discriminación a poco que se comprenda que en el momento de la contratación o de la
estimación no existía diferencia material o de poder adqui- sitivo entre uno y otro signo
monetario. Por tal motivo, solicita se declare la inconstitucionalidad de las normas citadas en
cuanto resulte un obstáculo para la pretensión deducida en ese acto y resuelva, acogerla
mandando a pagar la suma que se reclama, adecuada al valor económico al momento del
efectivo pago, con más sus intereses y costas. Solicita en definitiva tenga por ampliada la
demanda y se cite en garantía a la compañía aseguradora “Liderar S.A.”, y que,
oportunamente se declare la inconstitucionalidad de las normas impugna-
das.---------------------
Impreso a la demanda el trámite del juicio ordinario (fs. 19), el demandado, Mario O.
Baldissone, comparece a estar a derecho a fs. 20, por derecho propio y con el patrocinio
letrado del Dr. Julio César Secondi, constituyendo domicilio, solicitando participación y la
citación de la compañía “Liderar Cía.de Seguros S.A.”, por encontrarse asegurado en la
misma.-----------------------------------------
---------------------------------------------------------------A fs. 21 solicita participación, el
Dr. Julio César Secondi, en su carácter de apoderado de la citada en garantía
“Liderar Cía.de Seguros S.A.”, extremo que acredita a fs. 24/29.-----------
A fs. 32 manifiesta que prestará su adhesión a los términos de lo que conteste la citada en
garantía.----------------------------------------------------------------------------
---------------------------A fs. 33/34, el Dr. Julio César Secondi, apoderado de la citada en
garantía, contesta la demanda, solicitando su rechazo, con costas. Niega genéricamente todos
y cada uno de los hechos y derecho invocado por la actora. Niega la mecánica del accidente
relatada por la actora, recono-
ciendo sí las circunstancias de tiempo y lugar, no así las de modo, sosteniendo que el evento
dañoso ocurrió por culpa exclusiva de la actora. Niega que a la actora le asista derecho de
reclamar suma alguna o que ésta le sea debida.
Niega que la actora, circulando en el automóvil SEAT Ibiza Dominio DFF 912, por calle
Ituzaingó en sentido Norte-Sur, cruzara el Bv. Pte. Illia, habilitado por la luz verde del
semáforo allí existente, sino que, todo lo contrario –afirma- lo hizo cuando se lo impedía
la luz roja del semáforo, encendida para los vehí- culos que circulaban por calle
Ituzaingó. Niega que la actora haya cruzado más de las cinco sextas partes del
Boulevard al momento del impacto.
Niega que el demandado cuando circulaba por Bv. Illia en dirección Oeste- Este, lo hiciera en
forma ilegítima, toda vez que, al momento del accidente, el semáforo que guía el tránsito de
Bv. Illia se encontraba en verde, habilitando
así el paso de los vehículos que por dicha arteria circulan, y niega, asimismo, que lo hiciera
a excesiva velocidad. Niega que el automóvil Daewo Racer GT1 Dominio SNN 747,
conducido en la emergencia por el demandado, embistiera violentamente al vehículo de la
actora, en su costado delantero derecho. Relata su versión respecto de la mecánica del
accidente, afirmando que, el vehículo embistente fue el del actor y no hubo tal
violencia, toda vez que el Daewo Racer, conducido por el demandado, quedó en
el lugar del impacto, lo que prueba que su conductor tenía el control de su
conducido y circulaba a velocidad reglamentaria, y es por ello que, aún cuando lo
embistieran, pudo frenar, siendo entendible, por ello, que el demandado no haya podido
evitar
el impacto que contra su conducido, se produjera, ante la maniobra prohibida que realizara la
actora, al cruzar el semáforo en rojo, convirtiéndose ésta, en el sujeto activo y productor
responsable del evento relatado. Niega, en conse- cuencia, que le asista responsabilidad
alguna al demandado, y concluye que, la accionante ha sido autor material y único
responsable del evento dañoso. Bajo el acápite “Daños Materiales” expresa, en primer
lugar, que niega los daños que dice la actora haber sufrido en su automóvil, rechazando
todos y cada uno de los mismos, sosteniendo que es falso que el impacto producido
tuviera entidad suficiente para provocarlos. Afirma que, los que hubiere habido, deben ser
soportados por la actora, quien no tenía el control de su conducido y que circulaba
violando las normas de tránsito vigentes, al intentar rebasar una intersección semaforizada,
cuando la luz roja lo impedía, siendo su accionar imprudente y negligente. Niega, en segundo
lugar, que –de existir daño alguno- su reparación hubiere generado un gasto de pesos seis
mil quinientos vein- ticinco ($ 6525), razón por la cual impugna la legitimidad del
Presupuesto expedido por el taller de Chapa y Pintura “El Alemán”, como así también
la ampliación de repuestos expedida por la misma firma, sosteniendo, en cambio, que
el vehículo no ha sufrido los daños apuntados, ni existe necesidad de reparación alguna,
impugnando, igualmente, la autenticidad de las fotogra- fías y croquis acompañados por el
actor al escrito de demanda, toda vez que sostiene que no refleja la realidad de los daños
producidos por este evento.
Rechaza también todos los extremos consignados por la actora en su amplia- ción de
demanda, afirmando a todo evento que, atento la naturaleza de la acción intentada, no es de
aplicación la actualización de los montos y/o dero- gación de las normas que impiden la
actualización monetaria judicial, negando en consecuencia que tenga sustento fáctico los
extensos comentarios vertidos al respecto. Concluye expresando que, la responsabilidad y
culpabilidad en
la producción del siniestro, le es solo reprochable al actor por haber existido culpa
grave de la víctima. Solicita en definitiva se rechace la demanda, con costas a la
actora.------------------------------
Abierta la causa a prueba (fs. 34 vta.), la actora ofrece: a) documental: pre- supuestos
extendidos por Taller “El Alemán” (fs. 5 y 6), croquis del siniestro (fs.13) y doce (12)
fotografías (fs. 7/12); b) testimonial; y c) Pericial. En tanto que el demandado y la citada en
garantía, ofrecen las siguientes pruebas: a) documental: constancias de autos y fotocopia de una
fotografía; b) confesional;
c) pericial; y d) testimonial----------------------------------Diligenciadas las pruebas pro-
puestas (salvo la confesional); producidos los alegatos por las partes, glosados a fs.
117/120, el de la actora, a fs. 121/124 vta. el de la aseguradora citada en garantía y a fs.
125, el del demandado; cumplido el emplazamiento del art. 25 bis ley 8226; consentida la
intervención del suscripto, firme y consentido el decreto de autos, queda la presente causa
en estado de ser resuelta.----------
-------------------------------------------------------Y CONSIDERANDO: I) Que, a fs. 2/4,
la actora, Ana Inés Garay, actuando bajo el patrocinio letrado del Dr. Alfredo José Lagorio,
promueve formal demanda ordinaria, de daños y perjuicios, en contra del Sr. Mario O.
Baldissone, pretendiendo el resarcimiento de los daños y perjuicios que dice haber sufrido
en su vehículo, derivados del accidente de
tránsito que tuviera –a ambos- como protagonistas, ocurrido con fecha veinti- cinco de agosto
de dos mil (25.08.00), en esta ciudad, conforme los argumen- tos expuestos en su escrito de
demanda, los que han sido relacionados en los vistos precedentes, a cuyos términos
corresponde estar, “brevitatis causae”.-
------------------------------------------------------------------ A su turno, el demandado,
Mario O. Baldissone, con el patrocinio letrado del Dr. Julio César Secondi, comparece,
constituye domicilio ad litem, solicita se le acuerde participación y que se cite en garantía, a la
compañía “Liderar CIA. de Seguros S.A.” (fs. 20). Corrido traslado de la demanda, resiste la
pretensión de la accionante, solici- tando su rechazo con costas, y pone de manifiesto, en dicha
oportunidad que, existiendo una comunidad de intereses con la citada en garantía, adherirá a los
términos que ésta consigne al contestar la demanda (vide fs. 32). ---
Más tarde, comparece la compañía aseguradora citada en garantía, “Liderar Cía. General de
Seguros S.A.”,con el patrocinio letrado del Dr. Julio César Secondi, solicitando se le
acuerde participación y constituyendo domicilio ad litem (fs. 21). Corrido el traslado de
ley, el mismo es evacuado por su apode- rado, Dr. Julio C. Secondi, actuando en su
nombre y representación, quien solicita el rechazo de la demanda, con costas a la
accionante, conforme los argumentos expuestos en su escrito de responde, reproducidos
en los vistos de esta resolución , a cuyos términos me remito, a fin de evitar innecesarias
reiteraciones. --------------------------------------
II) Que, así trabada la cuestión litigiosa, corresponde ahora a este tri- bunal
analizar los argumentos de hecho y de derecho impetrados por las partes, a fin de
determinar sobre la procedencia o improcedencia de la acción intentada. Sin perjuicio
de ello y siendo metodología del sus- cripto, adelanto opinión sobre la cuestión
traída a consideración, en el sentido que corresponde acoger parcialmente la
demanda de daños y perjuicios incoada en contra del Sr. Mario O. Baldissone, y
hacer exten-
siva la condena a la tercera citada en garantía, Compañía de Seguros,
“Liderar S.A.”, en el modo y con el alcance que ut infra se expresa. Doy
razones.-----------------------------------------------------------------------------------
1. Plataforma fáctica. No media en este caso, controversia efectiva res- pecto de: a) el
acaecimiento del hecho productor del daño reclamado por la actora; b) las circunstancias de
tiempo, personas y espacio. No hay acuerdo de las partes, en cambio, con relación a: a) la
mecánica misma del accidente, esto es, quien reviste la calidad de embistente y quién, la
de embestido; b) quién violó las normas de tránsito---------------------------------------En
efecto, en tanto el actor afirma que, intentó cruzar la intersección (Bv. Illia e Ituzaingó)
con la señal lumínica color “verde” del semáforo que lo habi- litaba para ello y que
su automóvil fue embestido por el del demandado; el demandado afirma que fue el
actor quien cruzó el semáforo en rojo y lo
embistió.-----------------------------------------------------------------
La regla general en la teoría de la responsabilidad civil por daños es que el “onus probandi”
de la relación causal adecuada incumbe al actor (de los
hechos constitutivos del derecho invocado). Ello significa que, debe demostrar que el hecho fue
una condición “sine qua non” del perjuicio y que normalmente debía producirlo (art. 901
C.C.) o sea que existió una relación de causalidad adecuada entre el acto -positivo o
negativo- y el perjuicio. Sin embargo, tra- tándose de daños derivados del riesgo o vicio de
la cosa (art. 1113 C.C.), el damnificado no carga con la prueba de un vínculo causal
riguroso entre el riesgo o vicio de la cosa y el daño, sino que resulta suficiente que
demuestre un nexo de causalidad “aparente” esto es, la intervención activa de la cosa
riesgosa o viciosa en el suceso dañoso a partir de la cual recién se traslada al dueño o
guardián demandado la carga de probar que, en realidad, el perjui- cio proviene de un factor
distinto y ajeno al riesgo o vicio. Tal presunción (art.
1113 CC) rige aún en el caso de que se trate de una colisión entre dos auto-
móviles en movimiento, supuesto en el cual será el demandado quien tenga la carga de
acreditar la ruptura del nexo causal. Al respecto, comparto la posición doctrinaria y
jurisprudencial que expresa: “La inversión de la carga de la prueba sobre la causalidad, y la
consecuente necesidad del demandado de acreditar la eximente de la causa ajena, se aplica
incluso a la hipótesis de la colisión entre dos vehículos en movimiento. En efecto, aún
entonces el dueño o guardián de cada uno de los vehículos que participaron en la colisión
debe responder de manera integral por los daños causados al otro, salvo que medie causal
eximi- toria. Para que dos presunciones pudieran neutralizarse sería menester que lo
fuera en sentido inverso, y no como aquí, en que ambas revisten sentido posi- tivo: dos
presunciones convergentes o concurrentes de causalidad, entre
el peligro emanado de cada vehículo y el daño ajeno. Además, la letra y el
espíritu del art. 1113 no autorizan ninguna neutralización de presunciones [...] La única
eximición autorizada es la que resulta de la intervención causal de un factor extraño [...]
En consecuencia, cuando se encuentra en discusión la culpa de los
protagonistas en el accidente no necesita el actor probar la del
demandado para fundar la reclamación resarcitoria, y este último no sólo
se libera poniendo de relieve la culpa de la víctima u otro factor exi-
mitorio que rompa el nexo causal” (C.8ª C.C. Córdoba, doctrina minoritaria, 31-8-
87, Semanario Jurídico, 14-4-88, citado por Zavala de González, Matilde. Doctrina
Judicial. Solución de Casos 1. Ed. Alveroni, Cba.1998, p.166/167).
Dicha tesitura ha sido receptada por el Tribunal Superior de Justicia de Cór- doba (30-11-
93, S.J.974,3-3-94).-
En el caso de autos, nos encontramos frente a un supuesto de un accidente de tránsito
ocurrido en una esquina semaforizada, entre dos automóviles en movimiento que -según
lo afirmado por las partes, en sus respectivos rela- tos- circulaban, uno (el del actor), en
sentido Norte-Sur por el carril de la calle
Ituzaingó; y otro (el del demandado), en sentido Oeste-Este por el carril Sur del Bv.
Illia.-----------------------------------------------------------------------------------
Como eximente de responsabilidad, la citada en garantía –con adhesión
del demandado- ha invocado “culpa del damnificado”, por haber cruzado el semáforo en rojo
(art. 1113, últ. Párr. CC). ----------------------------------------------------
------------------------------------------------------
Al respecto cabe señalar que, constituye una regla de tránsito de ineludible cumplimiento,
por todos conocida, la que prescribe: “En las vías y encrucija- das reguladas por
semáforos: a) los vehículos deben: 1) Con luz verde a su frente, avanzar; 2) Con luz
roja, detenerse antes de la línea marcada a tal efecto o de la senda peatonal, evitando luego
cualquier movimiento del vehículo; 3) Con luz amarilla, detenerse si aún no se ingresó a la
encrucijada y completar su cruce, en caso que ya lo haya realizado ( ) c) En ningún
caso son de aplica-
ción en este tipo de encrucijadas, las normas comunes para intersecciones no semaforizadas
(...............................) e) Debe permitirse finalizar el cruce iniciado por otro y
no comenzar el propio aún con luz verde, si del otro lado de la encrucijada
aún circula un vehículo o peatón” (CTM, art. 68).------------
Es precisamente este punto, el que evidencia la existencia de contradicciones en los relatos de
las partes y los testigos, cuando intentan explicar qué vehículo cruzó el semáforo en rojo,
esto es, cuál de los protagonistas del siniestro actuó con culpa (imprudencia), por
inobservancia de la citada regla de tránsito. A tales efectos, paso a analizar las
declaraciones testimoniales. En primer lugar, de los testigos propuestos por el actor: El Sr.
Alberto Tomczyk, dijo: “Que si tiene conocimiento de dicho accidente. Que el deponente en
ese momento venía caminando por Ituzaingó para cruzar Bv. Illia, venía hacia el centro,
que
lo hacía por la vereda izquierda en dirección sur/norte, había transito por Illia, por lo que
espera en la vereda de la ochava sur/oeste antes de cruzar. Espero hasta que el semáforo
corte el tránsito por Illia, al ponerse en rojo el semá- foro que esta por Illia,
intenta hacer el cruce de la calle y por precaución mira
hacia la izquierda, por el lado que viene el tránsito y ve que viene un auto, cree que era gris,
gris oscuro, a bastante velocidad, entonces se detiene el depo- nente porque le parece
que el auto no va a alcanzar a frenar, tal es así que cuando se detiene, el auto pasa
delante del testigo y ya venía tránsito por la calle Ituzaingó que tenía el paso
habilitado, en ese instante el primer auto que venía por Ituzaingó, de color
rojo, que ya estaba cruzando la mano sur de Bv. Illia, es embestido por el
auto gris, el testigo ser arrimo, porque había dos señoras en el auto rojo, una mayor
que el testigo pensó que podía estar lesionada, se arrimaron varios transeúntes que
estaban en la esquina, al ver que no había habido lesionados se ofreció a la Sra. para
servir de testigo
y se retiró. Que el auto rojo quedó medio cruzado mirando hacia la ochava sur este y el
gris quedó por la misma Illia por la que venía. Que el auto gris embiste al auto rojo por
con la parte delantera frontal en el costado derecho del vehí- culo rojo a la altura entre la
puerta delantera y el guardabarro” (respuesta a la segunda pregunta) (fs.66/66 vta.). A su
vez, el Sr. Luis Luna (testigo propuesto por el actor), también declaró: “...ser de profesión
policía...” (respuesta a la primera pregunta) y “Que respecto de la mecánica del accidente no
sabe como ocurrió, no lo vio, que en ese momento si bien no estaba prestando servicio se
encontraba uniformado, acompañando a su esposa, realizando compras en un negocio de la
zona que no recuerda si escuchó el choque o si fue informado por un tercero por lo que se
acercó al lugar para ver si había personas lesio- nadas y recuerda que no había personas
lesionadas si recuerda que había u hombre y una mujer que conducían los vehículos sabe
que eran dos automó- viles...cree que eran importados, uno gris y uno rojo, no sabe la
dirección en que circulaban los vehículo y en relación a la posición final de los
mismos estos quedaron enfrentados hacia la esquina sudeste. Del carril sur
de la
Av. Illia...” (respuesta a la tercera pregunta). Y, en igual sentido, el Sr. Iwakawa Shiga
Luis (también testigo propuesto por el actor), declaró: “Que respecto a la mecánica del
accidente no sabe como ocurrió, no lo vio, que...sacó varias fotografías sobre el accidente
luego de que éste ocurriera...Que las fotografías que sacó fueron de los automóviles y de
cómo quedaron luego del accidente. Que no tiene las fotografías porque alguien se las
pidió. Que no recuerda los automóviles que intervinieron...cree que uno era rojo, no sabe la
dirección en que circulaban los vehículos y en relación a la posición final de los
mismos, cree que el auto rojo quedó en sentido este a oeste, sobre
Ituzaingó hacia casa de Gobierno En el caso el testigo tenía lista la máquina
por cuestio-
nes profesionales y las sacó y envió a su Secretaria al lugar para que le dijera a
algunos de los intervinientes que las fotos ya había sido sacadas que se las ofrecía sin
cargo, lo que así hizo, no recordando quien las retiró. Que las fotos
las sacó desde el balcón de su Consultorio. Que solo recuerda que el auto rojo quedó
sobre la pendiente entre las dos vías........................” (respuesta a la tercera pregunta)
(fs. 80/80 vta.)-------------------En segundo lugar, y asumiendo una postura diame-
tralmente opuesta a la de los testigos examinados precedentemente, el testigo propuesto por
el demandado, Sr. Raúl Tosello, declaró: “Que respecto de la existencia del accidente lo
sabe, ocurrió a media cuadra de su trabajo. Que el testigo se encontraba detenido, de a pie,
para cruzar el Bv. Illia. Que venía por calle Ituzaingó. Que estaba parado en la ochava
................................................................................................Sudoeste. Que se dirigía en
dirección al Mercado Sur...Que en el instante en que se encontraba parado...........................se
produjo un choque. Que un vehículo que subía por calle Ituzaingó, en direc-
ción Norte a Sur, embiste a otro que venía por Bv. Illia en dirección Oeste
a Este. Que le parece que este último, era un coche gris y que le parece que era
importado. Al otro vehículo no lo recuerda. Que el auto que iba por Illia quedó
cruzado sobre la intersección mirando un poco hacia Ituzaingó. El otro
vehículo quedó sobrepasándolo. Que el accidente se produjo porque uno
de los dos pasó en rojo fue el que subía por Ituzaingó, sino no estaría el testigo
en esta audiencia............................que el semáforo se encontraba en verde para los
que circulaban por calle Illia” (respuesta a la segunda pregunta) (fs. 93/93 vta.). A su vez, el
dictamen del Perito Mecánico Oficial, no hecha luz, a tales testi- monios contradictorios: “La
productibilidad del accidente es debido a causa
de que uno de los conductores no respeto la Ordenanzas de transito de la ciudad de
Córdoba, no pudiendo este perito determinar cual de ellos es el infractor, dado
que en los relatos de los protagonistas, ambos manifiestan que el rodado contrario es el
que, al momento del impacto se encontraba en infrac- ción, dado que la luz del semáforo
correspondiente se lo estaría impidiendo [...] Como a la fecha del presente informe,
solo hay aportadas fotografías de uno de los rodados intervinientes y
teniendo en cuenta de que en la Demanda y en Evacua Traslado Por el Demandado–Se
Adhiere, ambos protagonistas asumen la calidad de embestido, este perito Oficial no
puede dictaminar al respecto” (fs. 98/99).------
La valoración de este medio probatorio (testimonial) debe hacerse de acuerdo con las reglas de
la sana crítica racional (conforme las reglas de la lógica, psicología y experiencia). En tal
sentido, el art. 327, 2º Párr. del C.P.C. sienta la regla aplicable para valorar toda la prueba
rendida en la causa, sin perjuicio de las excepciones contenidas en el mismo cuerpo legal
referidas a ciertos
medios probatorios en particular. No obstante, se han elaborado directivas para la apreciación
específica de la testimonial relativas a la persona del testigo, los hechos sobre los que declaró,
la razón del dicho, etc. Ello así, el tribunal debe apreciar la concordancia de las respuestas
del mismo testigo entre sí y con las de los otros testigos, como también con el resto del
material probatorio. En ese camino, las contradicciones arriba apuntadas, como existentes
entre los dichos de los testigos, deben ser valoradas según la entidad o gravedad de la
contra- dicción. En tal sentido se ha señalado que: “Cuando las declaraciones de los
testigos ofrecidos por ambas partes presentan graves contradicciones y recaen sobre el hecho
principal, al juez le corresponde determinar con una crítica severa de cada uno y del
conjunto, si se debe descartar los varios testimonios
o si puede darles credibilidad a algunos o varios, teniendo en cuenta que “los testimonios se
pesan y no se cuentan”, es decir, con el resultado de la crítica minuciosa de todos, tanto
por el aspecto subjetivo (calidad, fama e ilustración de los testigos) como por el objeto
(contenido del testimonio, razón o cien- cia del dicho, circunstancia de la percepción y
narración, verosimilitud de su
exposición y credibilidad que merezcan). Para que las contradicciones puedan quitarles el
valor a un testimonio o a varios, deben ser graves o sobre materia trascendente y no
ligeras o inocuas”............................................”En caso de contradicción de las declara-
ciones testimoniales, si median las mismas circunstancias en cuanto a las con- diciones de
los testigos, debe prescindirse de esta prueba, a menos que pueda establecerse que el
testimonio de uno es más fundado que el de los otros” (C.5ª C.C. Cba.25/11/98.Sentencia
131”Godoy Daniel J.c/ Domingo Marimón
S.A. Ordinario”). Recayendo en autos, la contradicción, sobre el punto eje de la discusión
(cruce del semáforo en rojo), considero que tales testimonios deben ser dejados de lado. Y
no es que tales testigos carezcan en absoluto del valor de convicción sino que corresponde
atender a ellos con un criterio restrictivo siendo viable su valoración cuando su versión de
los hechos pudiera corro- borarse con otra prueba independiente. Pero en el caso las
circunstancias de modo tiempo y lugar en que habría sucedido el hecho dañoso no están
acom- pañadas de ninguna otra probanza autónoma que permita corroborar lo dichos de estos
testigos. Es por ello que, atento la orfandad probatoria apuntada, cabe entonces acudir a las
reglas de la carga de la prueba, a fin de resolver.-----------
En esa senda, es posible afirmar que, incumbía al demandado la carga de demostrar la
ruptura de ese nexo de causalidad aparente, existente entre el riesgo derivado de la cosa
(su vehículo) y los daños producidos en el vehí- culo del actor, ya que rige una presunción
legal responsabilidad en su contra, con relación a la causación de los daños reclamados. Y
en este sentido,
entiendo que la presunción de que ha sido el demandado quien cruzó el Bv. Illia,
encontrándose el semáforo correspondiente a su carril en rojo, no ha sido desvirtuadas.
--------
No enerva tal conclusión, lo informado por el perito de control propuesto por la citada en
garantía, al afirmar el carácter de embistente, del actor y de embes- tido, del demandado,
expresando que: “....................................................el carácter de embistente frontal o
angular derecho corresponde sin lugar a error al rodado del Actor, el que pro- viniendo
desde la izquierda respecto del similar del demandado, resultó defini- tivamente embistente en
perjuicio del embestido del Demandado en su lateral anterior izquierdo”, ya que, no debe
soslayarse que, la condición de embistente tiene un valor relativo en materia de culpabilidad,
ya que es fácil colocarse en la situación de embestido mediante una incorrecta maniobra, sea
de adelanta- miento cuando hubiera debido frenar, sea por algún giro envolvente en relación
con el vehículo que gozaba de prioridad (vide, Matilde Zavala de González: “Doctrina
Judicial – Solución de Casos 1”, Alveroni Ediciones, 1998, p. 173). ----
------------------------------------------------------------------------------A mayor abundamiento,
diré que, no escapa al suscripto la posibilidad, a falta de prueba contundente de los hechos
fundantes, de acudir a las presunciones “hominis” a los fines de descubrir la verdad de lo
acontecido cuando no existe prueba directa. En esa senda cabe señalar que, las normas de la
experiencia demuestran que parece poco probable que un automóvil pueda trasponer,
circulando por la misma arteria (calle Ituzaingó) y en igual sentido (N-S) que lo hacía el
actor, más de
la mitad del Bv. Illia, llegando casi hasta la esquina sur del mismo -atento la extensión que
el mismo presenta- sin que el semáforo correspondiente a su carril, lo habilite para ello.
Siendo verosímil, en cambio, que en tal circunstan- cia, el automóvil que así se conduce,
pueda embestir a otros vehículos o, en su caso, ser embestido, pero en un punto de
ubicación distinto a aquél en el que se produjo el siniestro, esto es, inmediatamente
después de pasar el semáforo en rojo (de la esquina norte del Boulevard), circunstancia que
le habría impe- dido llegar hasta el lugar donde llegó, señalado como sitio donde el accidente
de tránsito se produjo. La experiencia, admitida como regla para juzgar, en virtud la amplia
libertad en la valoración de las pruebas, en materia de culpa en los accidentes de tránsito,
corroboran la presunción a favor del actor derivada de la norma contenida en el art. 1113 CC,
derivada del principio rector en la distribución del onus probandi, razón que me lleva a la
convicción de que fue el demandado quien cruzó el semáforo en rojo, violando así la norma
de tránsito aludida, debiendo por lo tanto, responder por los daños ocasionados por su
actuar culposo. Por los motivos expuestos, entiendo que la demanda resarcito- ria debe
prosperar.---------------------------------------------------------------------
2. Daños. La actora, en su demanda, afirma que su vehículo ha sufrido daños que
requieren las reparaciones (mano de obra y repuestos) consignadas en el “presupuesto”
acompañado, que ascienden a la suma de pesos cinco mil
quinientos veinticinco ($ 5.525), y en la “ampliación de repuestos”, cuya copia también
acompaña, cuantificados en la suma de pesos un mil ($ 1.000), elabo- rados –ambos- por el
Taller de Chapa y Pintura “El Alemán” de Rubén Alberto Schroder. En definitiva reclama
la suma de pesos seis mil quinientos veinticinco ($ 6525), en concepto de daños materiales
producidos en el automóvil de su propiedad, por el accionado, con causa en el accidente de
tránsito ocurrido.
-------------------------------------------
La documental referida ha sido reconocida por el tercero que la emitiera, Sr. Rubén
Alberto Schroder (vide fs. 64) al prestar éste declaración testimonial, dotándola de tal
modo de autenticidad. Sin embargo, en alusión a la “existen- cia” y “quantum” de los daños,
éstos pueden inferirse del dictamen del perito oficial, elaborado –según expresa- en base al
cotejo entre los presupuestos y las fotografías acompañadas a la demanda, atento que la
inspección técnica del vehículo no pudo llevarse a cabo, al no poner –la accionante- su
automó-
vil a disposición del experto. Formulada esa observación, el perito oficial, al responder el
primer punto de pericia, fijado por el apoderado de la actora (Si las reparaciones y
repuestos presupuestados en la causa -conforme al escrito de demanda y presupuestos
acompañados- a los fines del arreglo del vehículo de su propiedad resultan adecuadas a los
daños que reflejan las fotografías del automotor acompañadas), antes de responder el punto
de pericia aludido hace la siguiente aclaración: “Para contestar a esta requisitoria, comparé
el presupuesto emitido por el Taller Alemán, cuya fotocopia es a fs. 5, y que fuera emitido
el día 28-AGO-2000, con las 11 fotografías acompañadas por el actor”. Luego de ello,
responde el punto diciendo: a) “pasaruedas delantero izq. y derecho –reparar- No
observable”, b) “Guardabarros delantero derecho –reem- plazar- No se acepta, es
reparable”, c) “Guardabarros delantero izquierdo
–reemplazar- Ídem anterior”, c) “puerta izquierda –reparar- Se acepta”, d)
“paragolpe delantero –reemplazar- Se acepta”; d) Frente superior e inferior – reemplazar- No
observable”, e) “Faros delanteros –reemplazar- Se acepta”; f) “rejillas radiador –reemplazar –
Se acepta”, g) “Radiador –verificar- Se acepta”,
h) “capot –reemplazar-ver nota”; i) “carcaza caja de velocidad –reemplazar- No verificable”;
i) “larguero anterior izquierdo –reemplazar- No verificable”; j) “radiador de agua –
reemplazar- No verificable”; k) “Bisagras capot–reem- plazar- No verificable”; l)
“Cierre capot –reemplazar- No verificable”; m) “puerta izquierda –reemplazar- No
verificable”. “Nota: Al no disponer del rodado para su verificación y no estando muy clara
las fotografías en cuanto a la profundidad del daño y la superficie que abarca, no se puede
dictaminar si
el mismo es reparable o en su defecto hay que reemplazar el particular afec-
tado”.------------------
Luego de ello, dando respuesta al segundo punto de pericia propuesto por la actora
(determinar el precio en plaza de dichas reparaciones y repuestos al momento de la pericia),
determina el monto que considera aceptable, según el cotejo realizado entre las fotos y
presupuesto, formulando la siguiente estima- ción: Mano de obra: Son un mil ciento
cuarenta pesos ($1.140,00); Repues- tos: Son dos mil doscientos cuarenta y seis ($2246).
Costo total estimado de la reparación: $ 3386,00. Estimación que –a mi modo de ver-
parece acertada, atento la circunstancia apuntada por el perito respecto a su imposibilidad
de efectuar la inspección vehicular, a fin de verificar si las partes a reponer fueron
reparadas o reemplazadas, con lo que, no resulta procedente la pretensión
por los rubros consignados en el presupuesto acompañado a la demanda, que no han sido
admitidos por el perito mecánico oficial en su dictamen pericial,
ya que, no puede el suscripto suplir la negligencia probatoria de las partes. Los
motivos apuntados ameritan el acogimiento parcial de la pretensión de la accionante, por
la suma de pesos tres mil trescientos ochenta y seis ($3386).------------------
III) Intereses. Respecto de los intereses moratorios, tales intereses deben mandarse
pagar, desde la fecha del siniestro (25.08.00) y hasta el 06.01.02, a la tasa pasiva
promedio que publica el BCRA, con más el interés del 0,5% también mensual, a partir
del 07.01.02 hasta el 01.09.03, dicha tasa, con más
un interés igual al 2% mensual, y desde esa fecha hasta la de su efectivo pago, dicha tasa,
con más un interés igual al 1% mensual.---------------------------------
IV) Costas - Honorarios. Que, las costas del presente proceso deben serle impuestas al
demandado en su calidad de objetivamente vencido (arg. art. 130 CPC) situación que no se ve
obscurecida por la circunstancia de desestimarse alguno de los gastos peticionados dentro del
rubro ‘daño material’, reclamado, toda vez que, ello se ha debido esencialmente a la
negligencia probatoria de la actora, y no a la idoneidad de las defensas postuladas por los
accionados, con lo que, en el marco de la estimación prudencial (que no es matemática)
asignada al juzgador en la materia, por el rito, aquél rechazo parcial, entiendo, no debe alterar
la imposición de costas en el modo que aquí se decide. Lo que
importa es, en verdad, el acogimiento en sí de la pretensión, y no tanto su esti- mación o
valor definitivo. Los honorarios del abogado del demandante deben regularse en el punto
medio de la escala del art. 34, ley 8226, tomándose como base económica del juicio (art.
29 inc. 1º C.A.), el monto admitido del rubro reclamado, con más sus pertinentes intereses,
pues tales han sido solicitados en demanda e integran la condena (v., C7CC Cba., in re:
“Acción autónoma de nulidad en autos: Banco Noar Coop. Ltdo. c/ Adela Edelstein –
Ejecutivo”, BJC, enero-marzo de 1998, t. I, p. 223). Los honorarios del perito oficial, Ing.
Osvaldo Oscar Canale, se regulan en la suma de $367,65 (15 jus – art. 47 ley 8226); y los
del Ing. Sixto José Sonzini Astudillo (perito de control del demandado y de la citada en
garantía) en la suma de $183,82 (art. 47 ley 8226). No corresponde regular honorarios al
letrado de la demandada y de la citada en garantía, art. 25 ley 8226, sin perjuicio de los
devengados en su favor y a cargo de sus comiten- tes. Los honorarios cuantificados en esta
resolución, generarán a partir de la fecha esta sentencia, un interés igual al que arroja la tasa
pasiva promedio que publica mensualmente el BCRA, con más el plus del 1% también
mensual.----
---------------------------------------------------------------V) Que, de acuerdo a la citación
en garantía practicada a la firma “Liderar Cía. Gral. de Seguros S.A.” (art. 118 ley
17.418), quien ha comparecido al proceso sin cuestionar tal convocatoria, corresponde
entonces hacerle extensiva la presente condena, en el marco de la norma sustancial
antedicha.-----------------------------------------------------------------
-------------Por todo lo manifestado; normas legales citadas; y lo previsto en los arts.
1068; 1109; 1113 ss. y cc. Código Civil;---------------------------------------------
---------------------------------------------RESUELVO: I) Hacer lugar parcialmente a la
demanda incoada por Ana Inés Garay, y en consecuencia, condenar al deman- dado, Mario O.
Baldissone, a abonarle a aquella, en el plazo de diez días, la suma de pesos tres mil
trescientos ochenta y seis ($3386), en concepto de daño material, con más los
intereses previstos en el considerando respectivo.-
--------------------II) Imponer las costas a cargo del demandado, a cuyos efectos se regulan
los honorarios del Dr. Alfredo José Lagorio, en la suma de pesos un mil seiscientos
cincuenta y cuatro ($1654), los del perito oficial, Ing. Osvaldo Oscar Canale, en la suma de
pesos trescientos sesenta y siete con sesenta y cinco centavos ($367,65), y los del perito de
control, Ing. Sixto José Sonzini Astudillo, en la suma de pesos ciento ochenta y tres con
ochenta y dos centa- vos ($183,82), haciendo extensiva la condena en costas a la citada en
garantía “Liderar Cía. Gral. de Seguros S.A.” (art. 118, ley 17418). No regular honora- rios
al Dr. Julio César Secondi, atento lo previsto en el art. 25 de la ley 8226, sin perjuicio de los
devengados en su favor, y a cargo de sus comitentes. PROTO- COLÍCESE, hágase saber y
dése copia.

SENTENCIA NÚMERO:
Córdoba, de Julio de dos mil seis.-----------------Y VISTOS: Estos autos
caratulados “OLIVA, ADOLFO JOSE JAVIER c/ DOFFO, HECTOR LUIS y Otro
– ORDINARIO - DAÑOS Y PERJUICIOS - ACCIDENTE DE TRANSITO”, Expte.
N° 504158/36, traídos a despacho a los fines de dictar resolución y de los que resulta que a
fs. 8/11 comparece el Sr. José Javier Oliva Arolfo, con el patroci- nio letrado del Dr.
Alejandro Oliva Berrotarán, promoviendo formal demanda ordinaria de daños y perjuicios
en contra de Héctor Luis Doffo y Alejandra Silvana Doffo, en su condición de conductor y
titular registral, respectivamente, del vehículo Dominio SLW 676, y/o quien resulte
civilmente responsable en los términos del art. 1113, C.C.. Persigue el cobro de la suma de
pesos dos mil seiscientos noventa y dos ($ 2.692), o lo que en mas o en menos resulte de la
prueba a rendirse, en concepto de “daño emergente”, más la suma de pesos un mil
quinientos ($ 1.500), en concepto de “lucro cesante”, y la suma de pesos un mil doscientos
($ 1.200), en concepto de “depreciación del valor
venal del vehículo”, todo ello, con más intereses y costas. Funda su pretensión en los
siguientes hechos: siendo aproximadamente las siete horas y veinte minutos (7:20), en
circunstancias que se conducía en el vehículo de su propie- dad Renault 18, Dominio RGT
068, circulando por calle Roque Funes en dirección Norte a Sur, luego de cruzar el puente
Turín, al llegar a la rotonda ubicada en la intersección de la mencionada arteria con Av. Del
Piemonte y cuando iba transponiendo dicha rotonda, su vehículo fue embestido violenta-
mente en el costado izquierdo, por un automóvil Fiat Vivace, conducido en la oportunidad
por el demandado Héctor Luis Doffo. El vehículo embestidor circulaba en dirección Sur
Norte por calle Juncadillo (continuación de José Roque Funes hacia el Sur) e
intempestivamente giró hacia la izquierda en la rotonda y, sin advertir la presencia del
automóvil del actor, lo embistió con total violencia. Como consecuencia del fuerte
impacto, su automóvil sufrió los siguientes daños: abolladura de la puerta trasera y delantera
izquierda, abolla- dura guardabarros trasero izquierdo, desplazamiento zócalo izquierdo,
despla- zamiento parante izquierdo y techo, rotura de bisagras, cerraduras y baguetas. A modo
ilustrativo –dice- acompaña presupuestos de repuestos requeridos para la reparación del
siniestro del vehículo extendido por la firma “TODICA”, Rodolfo A. Ortiz e Hijos SA, y
presupuesto de reparación de chapa y pintura extendido por “Capillitas SA”. Ambos
presupuestos que deberán tenerse como parte integrante de la demanda, totalizan la suma de
pesos dos mil seiscientos noventa y dos ($ 2692) en que se cuantifica el daño emergente.
Acompaña, igualmente –dice- fotografías obtenidas en el lugar del siniestro, del vehículo de su
propiedad, las que solicita que también sean tenidas como parte integrante de la demanda.
Bajo el acápite “Lucro cesante” manifiesta que, su actividad habitual es la de remisero y
que, el automóvil de su propiedad siniestrazo estaba afectado al servicio de transporte de
remis, por lo que, la inmovilidad de éste para su reparación le imposibilitó trabajar. Dicha
reparación insumió un lapso de quince (15) días. Cuantifica el rubro reclamado en la suma
de pesos un mil quinientos ($ 1500), considerando que el ingreso diario promedio por el
trabajo de remis es de alrededor de pesos cien ($ 100) aproximadamente, ello sin perjuicio
de las pruebas a rendirse en autos. A los efectos de acreditar su actividad –expresa-
acompaña contrato de locación de servicios N° 000531, celebrado entre la titular de la
agencia de remises Alejandra Carolina Villarreal y el compareciente, debidamente
certificado por escribano público. Bajo el acápite “Depreciación del vehículo”, expresa
que, la importancia de los daños provocados a su vehículo determinan que a la hora de su
reventa, éste –pese a
la reparación- sufra una pérdida de valor en el mercado. Estima que, esa depre-
ciación del valor de reventa en un veinte por ciento (20%) del precio de plaza. Sin
perjuicio de los valores definitivos que establecerá la pertinente pericia técnica –expresa-
considera en forma estimativa dicha pérdida de valor venal en la suma de pesos un mil
doscientos ($ 1200). Atribuye responsabilidad al conductor del Fiat Vivace, Dominio
SLW 676, en la producción del siniestro, afirmando que, la imprudencia en la conducción
del vehículo embistente fue la causa eficiente del siniestro y determina la responsabilidad
del conductor demandado, Héctor Luis Doffo, y del titular de dominio del vehículo,
Alejandra Silvana Doffo. Invoca en sustento de su pretensión los arts. 1111, 1112 y 1109,
CC-------------Impreso a la demanda el trámite del juicio ordinario (fs. 22),
debidamente citados, conforme dan cuenta las cédulas de notificación glosa- das a fs. 23, 24 y
40, los demandados no comparecen a estar a derecho, por lo que, a fs. 24 vta. se declara su
rebeldía------------------------------------------------------------------Corrido traslado de la
demanda, éste no es evacuado por los demandados, por lo que, se les da por decaído el
derecho dejado de usar, a fs. 29 vta., al Sr. Héctor Luis Doffo, y a fs. 31, a la Sra.
Alejandra Silvana Doffo.
----------------------------------------------------------------------------Abierta la presente causa
a prueba (fs. 31 vta.), sólo el actor ofrece prueba, consistente en: a) documen-
tal, b) testimonial; c) informativa; y c) pericial mecánica (fs. 43/44).------------------
--Una vez diligenciada la prueba ofrecida y clausurado el periodo probatorio, corridos los
traslados para alegar, únicamente el accionante produce su alegato, el que es glosado a fs.
m2 Glosario

Diríjase a la página 8 para leer el contenido de este glosario.

m3

m3 Microobjetivos

• Identificar al concurso preventivo como un procedimiento tendiente a solucionar la


situación de un deudor en crisis económico-financiera, a fin de ofrecerle una
propuesta no liquidativa de sus bienes mediante el logro de un acuerdo con sus
acreedores, en su carácter de asesor técnico-jurídico.

• Identificar la norma o normas jurídicas aplicables a los casos hipotéticos planteados,


a fin de lograr su transferencia a la solución de casos de la realidad.

• Reconocer las etapas y actos procesales que deben o pueden cumplirse durante la
tramitación del concurso preventivo, a fin de ubicarse en la estructura básica del
mismo.

• Alcanzar la destreza necesaria en la confección de escritos judiciales, asumiendo


el rol de síndico, deudor concursado o acreedor peticionante, a fin de lograr un
entrenamiento práctico-jurídico adecuado.

• Utilizar la creatividad razonada como juzgador en la aplicación del derecho a


casos concretos enmarcados en el procedimiento concursal, a fin de garantizar la
seguridad jurídica pretendida por la sociedad en su conjunto.

• Aprehender las distintas vías legales con las que cuentan los acreedores que pretenden
obtener el reconocimiento de su crédito en el concurso, a fin de proporcionarles
soluciones acordes a la naturaleza preventiva del procedimiento concursal, desde su
rol de letrado.
m3 Contenidos

Práctica Concursal. Concurso preventivo

Hasta aquí hemos podido conocer cuál es el camino a seguir por alguien que afirma ser
acreedor por tener un crédito contra una persona determinada a quien considera su
deudor; ambos, dentro del proceso individual asumen las calidades de actor y demandado
respectivamente. Así, se señalaron dos vías procesales según la naturaleza de la pretensión
que se deduzca en el proceso: una, el juicio ejecutivo, y otra, el juicio declarativo
(abreviado u ordinario). A diferencia de tales procesos particulares, en el proceso
concursal, como Ud. podrá verificar, concurren varios sujetos (acreedores) sobre un
producto escaso (patrimonio del deudor), compitiendo por cobrarse primero, supuesto en el
cual, la ejecución individual no resulta adecuada.

Aquí aparecen en escena los llamados procesos UNIVERSALES IC 1, que se


distinguen de los INDIVIDUALES por el hecho de que afectan todo el patrimonio del
deudor, mientras que los segundos afectan sólo bienes determinados (singulares o
plurales). Como consecuencia de lo expresado, advertirá que puede existir UN SOLO
proceso universal, en tanto que una persona puede tener en su contra infinidad de procesos
individuales.
El proceso concursal, por excelencia, es la Quiebra, en donde la ejecución colectiva toma toda
su dimensión. Sin embargo, existe un proceso concursal de
significativa importancia: el llamado CONCURSO PREVENTIVO IC 2, en el cual
el deudor, abriendo el citado procedimiento, intenta arribar a un acuerdo con los acreedores a
fin de evitar así la quiebra.
Reviste entonces fundamental importancia que sepamos distinguir las diferentes etapas
procesales del Concurso Preventivo y de la Quiebra, y también, que sepamos realizar la
petición de concurso preventivo ante el juez competente, con las formalidades requeridas por
la ley concursal, luego de lo cual el tribunal abrirá el proceso, con lo que se dictará la
resolución de apertura del concurso preventivo (art. 14, LCQ). Partiendo de este momento
procesal, se abre en todo su esplendor el concurso propiamente dicho; concurso por el hecho de
que todos los acreedores (como podría ser un empleado del deudor) deben CONCURRIR a
revalidar sus créditos ante el síndico concursal, a través de la petición de verificación de
créditos y en el período establecido en la sentencia de apertura, petición que debe observar
todos los requisitos del art. 32 de la mencionada ley de concursos y quiebras. Sin embargo la
fecha tope determinada por el juez en la resolución judicial de apertura de concurso es para la
llamada verificación tempestiva, ya que el transcurso del tiempo y el vencimiento de dicha
fecha no impide a los acreedores concurrir al proceso universal, lo que puede realizarse en
cualquier momento mediante el pertinente incidente de verificación tardía (I.V.T.) regulado en
la ley en el art. 56 LCQ, al que se le imprime el trámite y con las formalidades establecidas
en los artículos 280 y siguientes del mismo cuerpo legal.
En lo que respecta a la verificación tempestiva (que es la que se presenta
ante el Síndico), advertirá que, una vez realizados los informes individuales
por el síndico y, eventualmente, formuladas las impugnaciones por los
demás acreedores o por el propio deudor, el juez puede decidir declarar el
crédito verificado (si no ha habido impugnaciones de ningún tipo), admisible
(cuando ha habido impugnaciones y el juez las ha desechado) o inadmisible
(cuando habiendo o no impugnaciones el juez estima no procedente el crédito
verificado). En los dos últimos casos, el acreedor a quien
se declaró inadmisible su crédito y quien hubiese impugnado el crédito
declarado luego admisible, pueden iniciar un incidente de revisión establecido
en el art. 37 de la LCQ que, al igual que el de verificación tardía enunciado
anteriormente, posee el trámite legal establecido por el art. 280 LCQ.
Ahora bien, trátese ya de verificaciones tempestivas o del I.V.T., deberá
distinguir en cada caso qué clase de crédito se intenta hacer valer (laboral,
hipotecario, prendario, etc.), si tienen o no privilegio, etc., a fin de determinar
si procede o no el Fuero de Atracción (art. 21, LCQ) y cuál es el régimen
legal aplicable.

MODULO 3: PRACTICA CONCURSAL. CONCURSO PREVENTIVO.


El CONCURSO PREVENTIVO es un proceso de tipo Universal, que sucede entre el Deudor
que atraviesa un estado de Cesación de Pagos y sus Acreedores, en el cual se procura llegar a
un Acuerdo, en el que reglamenten: Que el deudor continúe ejerciendo sus actividades
comerciales y compromi- sos laborales y empresariales, para poder obtener las ganancias que
permitan cumplir con las obligaciones contraídas, saldar sus deudas, todo ello en el marco de
una ventaja general, pactada a favor del Deudor pero sin perjudicar a ningún acreedor, que
puede consistir en una quita, espera, y actuando en igualdad de condiciones y según lo
convenido por las partes con homolo- gación judicial, acá el deudor contará con cierta tolerancia
de sus acreedores, para evitar la liquidación total de sus activos y para evitar su quiebra,
incluso
se estipula que los acreedores no pedirán la quiebra si el deudor cumple con el convenio.
SUJETOS DEL CONCURSO:
I)- EL DEUDOR, en estado de Cesación de pagos. II)-
Ante sus ACREEDORES.
PUEDEN SER CONCURSADOS:
• Persona Física sea o no comerciante por si o por apoderado legal.
• Persona Jurídica Privadas, representante legal, designado por acta e inscripto en el
Registro Público de Comercio de la Dirección de Inspección de Personas Jurídicas.
• Sociedades Mixtas.
• Personas Jurídicas en liquidación.
• Incapaces o Inhabilitados, por medio de su representante legal necesa- rio.
• Patrimonio de una Persona fallida. Por sus herederos.

REQUISITOS FORMALES: La Solicitud o presentación debe ser por escrito y toda


documentación que se acompañe a la solicitud, será presentada en dos copias firmadas: una
para adjuntar al expediente original y otra para el legajo de copias de la causa. Se debe
constituir domicilio procesal desde su primera presentación y lo hace ante el Juez
Ordinario Concursal. Los requisitos for- males de la Solicitud de Concurso Preventivo
son:
• Los comerciantes, sean personas físicas o jurídicas, además de la iden- tidad
demostrada con su documento personal, deberán acreditar su inscripción en Registro Público
de Comercio.
• Designar causas de cesación de pagos, época, hechos reveladores.
• Detalle de activo y pasivo.
• Copia de los tres últimos ejercicios contables.
• Nombre de cada Acreedor, se forma para cada uno un legajo individual.
• Libros de Comercio.
• Denunciar si hay concurso anterior, período de inhibición.
PLAZO DEL PROCEDIMIENTO: Una vez presentada la solicitud por el deudor, son cinco
días los que tiene el juez, para admitir o denegar el pedido. Si admite la solicitud, Ordena el
Concurso Preventivo Sino hay riesgo de que se solicite Quiebra del deudor.
MODELO DE SOLICITUD DE CONCURSO PREVENTIVO:
SOLICITA CONCURSO PREVENTIVO:
• Concurso Preventivo (inicial)
Sr. Juez.
AA, abogado, Matrícula Profesional número 32-11111, con domicilio real y proc- esal en …. De
esta ciudad, comparezco y digo que:
1. Vengo en Representación del Sr. Xx, DNI... Comerciante, domiciliado
en xxx de la ciudad Capital de Córdoba.
2. Solicito formación de CP por cesación de pagos art. 1,2 y 5 de la Ley de
Concursos 24.522 y por ser este el tribunal competente. Agrego copias de doc. Del
artículo 11 de la Ley de Concursos.
3. Causas de situación patrimonial. (Acá describo los motivos por los cuales, se
consideran efectivos actos de cesación de pagos: por ejemplo: No paga los servicios
públicos hace seis meses, no liquida ni abona sueldos de sus empleados hace tres meses;
le rescindieron un importante contrato de provisión de insumos por falta de pagos desde la
fecha….; su principal cliente que era la empresa xx, rescindió su contrato, lo que implica
una reducción de sus ingresos en un cincuenta por ciento, respecto a sus ingresos
habituales de los últimos dos años, etc..
4. Situación que se refleja en sus libros comerciales, contables donde se ve el
detalle de sus activos y pasivos, describirlos. Mencionar donde obran los originales, a
cargo de que contador o que empleado administrativo-contable los maneja.
5. Nomina de todos sus acreedores, con el monto de sus créditos, causa y fechas en
que deben efectuarse o debieron efectuarse sus pagos cancelato- rios.
6. Dejo constancia que no hubo Concurso Preventivo previo.
7. PETITUM. (igual que el de toda demanda: me tenga por presentado, con
domicilio procesal constituido en el lugar indicado, por presentada la documentación,
libros, listas y nóminas enunciadas, reserve los originales en secretaría y HAGA
LUGAR AL PEDIDO DE CONCURSO PREVENTIVO).-

Dictado el Auto del Concurso Preventivo del Deudor, se notificará a los Acreedores,
mediante Cédula de Notificación Judicial o Carta Certificada, dirigida a los domicilios
denunciados por el deudor y también se anoticiará con la publicación de los Edictos de Ley,
por el término de cinco días, en diarios de publicaciones legales de la sede del juzgado del
Concurso solicitado y en un diario común, de mayor difusión de la misma localidad. La
Resolución que se notificará a los acreedores y se dará plazo para comparecer frente al juez
es la siguiente:
2)- RESOLUCIÓN JUDICIAL DE APERTURA DEL CONCURSO PREVENTIVO
Según el artículo 14 de la Ley de Concursos. La Resolución contiene:
I. Datos personales del Concursado: Nombre, apellido, DNI, fecha de nacimiento,
estado civil, profesión, domicilio real, comercial y domicilio proc- esal.
II. Se establece el día y horario, previa citación de los acreedores denunciados, para designar
por sorteo el síndico del Concurso Preventivo.
III. Orden de publicar los edictos, fechas, contenido sugerido y en cuales medios
periodísticos o de difusión.
IV.Fijar un plazo, no superior a tres días hábiles, para que el deudor o con- cursado
presente sus libros contables y comerciales si antes no lo hubiese realizado.
V. Fijar plazo dentro del cual debe cumplirse la Verificación de los Créditos de los
Acreedores, en el Domicilio del Síndico.
VI. Fijar un plazo en el que los acreedores mencionados en la solicitud del concurso
preventivo y el deudor, se expidan y realicen la observación perti- nente de los créditos
establecido por el artículo 34 de la ley 24522 en el plazo de diez días a partir del .......,
venciendo el mismo el ..................

VII. Fijar un plazo no superior a tres días hábiles en el que el síndico presentará al juzgado
las copias de las impugnaciones recibidas, si las hubiere. (artículo 34 de la ley 24.522). Y
se fija también el plazo para presentar el informe indi- vidual sobre los créditos que
prescribe el artículo 35. Y una vez vencido, se fija también el plazo para la presentación
por el del informe general del artículo 39 de la LC.

VIII.Fijar la fecha del día................................para la cual la concursada deberá pre-


sentar la propuesta de categorización que prescribe el art. 41 L.C.

IX Fijar el plazo en el que el deudor deberá presentar en autos su propuesta de


acuerdo preventivo. (Artículo 43 de la LC).
X Establecer la fecha y horario de la Audiencia informativa sobre el concurso, con citación al
deudor, síndico y todos los acreedores que hubieren verificado sus créditos.
XI. Anotar o Tomar Razón de la Apertura de Concurso Preventivo, en el Regis- tro de
Concursos, en el de Procesos Universales, en el Registro de la Propie- dad, en el Registro
Civil y todo Registro donde el concursado tenga bienes o derechos inscriptos bajo su
nombre.
XII. Dictado y Registración de la Inhibición General de Bienes, sean para disponer o
gravar sus bienes el deudor. Y Dictar la orden de no Salir del País para el deudor, librando
los oficios necesarios hacia las autoridades policiales, portuarias, migratorias y navales, sin
previa autorización judicial.
XIII.Intimar al Deudor a que realice el depósito judicial, el importe que deba para cubrir
los gastos de correspondencia, que se remitirá a los acreedores y otros interesados en
este proceso concursal.
XIV. Correr traslado al síndico, para que el plazo perentorio de diez días, a contar desde
que aceptó el cargo, informe: Si hay pasivos laborales, denuncia- dos o no por el deudor y si
hay créditos laborales de pronto pago (Conforme a lo exigido por la ley 26.684 del 2011).
XV.Establecer una fecha, en la cual mensualmente, el síndico informará sobre la marcha de
los negocios, asuntos y empresa del deudor, tanto en cuestiones comerciales, como
contables y legales.
XVI.Designar los miembros del Comité de Control, el que según ley debe ser conformado
por tres acreedores quirografarios cuyos créditos sean los de mayor monto y miembros
que representen o sean delegados de los traba- jadores dependientes del deudor, en
representación a los acreedores laborales con privilegio de pronto pago de sus créditos.
XVII. Dictar la prioridad y Fuero de Atracción en todos los asuntos judiciales del
deudor, a favor del juzgado del Concurso Preventivo. MODELO DE

AUTO DE APERTURA CONCURSO PREVENTIVO VISTOS Y

CONSIDERANDO: .......

RESUELVO:

I. Declarar la apertura del concurso preventivo de don Raúl BARBIERI, argen-


tino, soltero, comerciante, D.N.I. Nº 30.478.223, con domicilio real en calle
Coronel Beverina Nº 3012 de la ciudad de Córdoba Capital.

II. Se fija audiencia dentro de cinco días hábiles de la presente, a las diez horas, en
la sede del juzgado para sortear al síndico.

III. Ordenar la publicación de edictos en la forma prevista por los artículos 27 y 28 de la


ley 246522 por el término de cinco días (5) en el Boletín Oficial y en el diario La Voz del
Interior de Córdoba, dicha publicación será a cargo del deudor, la que deberá ser realizada
dentro de los cinco días contados a partir del momento en que el Sindico acepte el cargo,
bajo apercibimiento de los dispuesto por el artículo 31 de dicha ley.

IV.Dentro de las setenta y dos horas del presente, el señor Raúl BARBIERI deberá
presentar sus libros comerciales y registros contables.

V. Dispóngase que los acreedores deberán presentar al sindico sus solicitudes


de verificación de créditos hasta el día.........................................( artículo 14 inc. 3º de ley
citada)

VI. Dispóngase que los acreedores mencionados en la solicitud del concurso preventivo y
el deudor, se expidan y realicen la observación pertinente de los créditos establecido por el
artículo 34 de la ley 24522 en el plazo de diez días a partir del ..................., venciendo el
mismo el .......................

VII. El Síndico deberá presentar al juzgado las copias de las impugnaciones recibidas, si
las hubiere, dentro de las cuarenta y ocho horas de vencido el plazo fijado en el punto
anterior. Facultad también prevista en el artículo 34 de la ley 24.522. Y presentar el
informe individual sobre los créditos que prescribe el artículo 35 el díaa las 9,30 hs.
venciendo el plazo para la
presentación por el del informe general del art. 39 el día............................................a las
9,30 hs.

VIII. Se fija la fecha del día.................................para la cual la concursada deberá


presentar la propuesta de categorización que prescribe el art. 41 L.C.

IX. La audiencia informativa del artículo. 45 tendrá lugar en la sede del Juzgado
el día..............................a las 8 hs. en caso de que correspondiere y se celebrara con los
acreedores que concurrieren.

X. Fíjese el plazo hasta el día................................., a las 9:30 hs para que la deudora


presente en autos su propuesta de acuerdo. (art. 43 L.C.)

XI. Señálese el día.............................................para la expiración del plazo de exclu-


sividad previsto por el artículo 43 L .C

XII. Disponer se anote la apertura de este concurso preventivo en el Registro de Juicios


Universales, requiriéndose informe sobre la existencia de otros anteri- ores, a cuyo fin se
librará oficio (artículo 14 inc. 7 L.C)

XIII.Dispóngase la prohibición de ausentarse del país de Sr. Raúl BARBIERI,


D.N.I. Nº 30.478.223, a cuyos fines líbrense oficios a la Dirección Nacional de
Migraciones, y al Sr. Jefe de la Policía Federal Argentina, Gendarmería Nacio- nal, y
Prefectura Naval Argentina, a efectos de que impidan la salida al exterior del mismo, sin previa
autorización del Juzgado.

XIV. Decretar la inhibición general de bienes de Raúl BARBIERI, librándose los


respectivos oficios a los registros pertinentes (artículo 14 inciso 7 L.C), que serán
confeccionados por el Síndico bajo apercibimiento de ley.

XV.Se establece como Comité de Control a los Señores Julio ECHENIQUE, DNI.
10.455.500; Arturo GUARDIA DNI. 23.900.009 y Heriberto ARMOYA DNI.
20.777.888.

XVI.Intimar al concursado para que dentro de tres días, desde que sea noti- ficado,
deposite en autos la suma de $ 500,00 en el Banco de la Provincia de Córdoba. Sucursal
Tribunales Centro, a nombre de estos autos y orden del Juzgado que el suscripto estima
suficiente para gastos de correspondencia, bajo apercibimiento de lo regulado por el art.
31 L.C. y art. 14 inc. 9 L.C.

XVII. Disponer la radicación ante este Juzgado todas las acciones judiciales iniciadas
contra el concursado por las que se reclamen derechos patrimonia- les, las que se agregaran
por cuerda a estos actuados, librándose oficios a los Juzgados en los que se hallaren
tramitando. Asimismo, en su caso, se establ- ece la suspensión de los actos de ejecución
forzada que pudieren tener lugar en los juicios. En los que tramitan por ante este Juzgado
se colocará nota por la Actuaria actuante, con anotación en los Registros.

XVIII. Tratándose del caso previsto en los artículos 288 y 289 de la Ley de Con-
cursos y Quiebras, no constituir el comité provisorio de acreedores (artículo. 14, inciso
11 norma legal citada).

Remítase por secretaría las planillas al Registro de Juicios Universales y formu- larios de los
respectivos Registros de Bienes donde obren titularidades u otros derechos a nombre del
deudor.

Fórmese el legajo que prescribe el artículo 279 de la ley 24522.

Regístrese y notifíquese en la forma establecida por el artículo 143 inciso 1, 146 y 149 del
CPCC de Córdoba.

Dr. XX (Firma y Sello).


JUEZ DE SOCIEDADES, CONCURSOS Y QUIEBRAS N°29 DE CÓRDOBA.

3.VERFICACIÓN DE CRÉDITOS.
Es la etapa donde se convoca a todos los acreedores, para comprobar la legiti- mación personal, la
existencia, exigibilidad y condiciones de sus créditos para oponerlos en el Concurso
Preventivo o en la Quiebra.
• La solicitud por escrito y en duplicados. (en quince o veinte días desde
edicto publicados).
• Adjuntar título, con documentos accesorios en originales. y dos copias
firmadas.
• Constituir domicilio procesal.
• Juez ordinario del domicilio del sujeto del Concurso Preventivo o
Quiebra.
• Abonar un arancel para gastos de actividad de verificación y confec- ción de
informes. A los créditos laborales se los excluye del arancel.
• Si es verificación tardía debe ser dentro de los dos años de iniciado el
proceso, sino prescribe la acción individual para su reclamo.
• Efectos de solicitud interrumpe prescripción e impide la caducidad del
derecho.
• De cada acreedor se confecciona legajo individual, que se corre vista al
deudor para que formule observaciones pertinentes.

VERIFICACIÓN TARDÍA. Concurso Preventivo aún abierto, en el que se abre un


incidente ante el juez de la causa, que se deberá resolver para incorporar los acreedores
tardíos a los otros acreedores verificados. Si se presentan los acreedores tardíos cuando el
Concurso Preventivo ha terminado, les quedará como medio ejercer Acción Personal contra
el deudor, a presentar frente a un juez ordinario de turno, ya no subsiste la vigencia del
Fuero de Atracción que tenía el primer juez concursal.

MODELOS DE SOLICITUD DE VERIFICACIÓN DE CRÉDITO:


• Dirigido siempre al Síndico designado en el proceso.(Para CP y Q).-
Córdoba, dd/mm/aa
Sr. Síndico. Contador XX.
Domicilio en calle….número…de esta ciudad.
AA, DNI, con domicilio real en…,, solicito se verifique mi
crédito por la suma de $$. Monto corresponde por provisión de mercadería, cuyo pago fue
instrumentado en un pagaré, que en original y dos copias firma- das adjunto al presente. Este
crédito carece de privilegios; el monto integrado por $$, intereses del % mensual de la tasa de
Índice de Comercio, desde la fecha del vencimiento y hasta la presentación al concurso.
Saludo a ud…. AA. (ACREEDOR).-
Cuando se presenta la VERIFICACIÓN TARDÍA, COMO UN INCIDENTE FRENTE AL
JUEZ DEL CONCURSO. EL MODELO ES EL MISMO. SE TITULA “INCI- DENTE
DE VERIFICACIÓN TARDÍA”. Y EN LUGAR DE PRESENTARLO AL CON-
TADOR EN SU DOMICILIO, SE PRESENTA EN EL JUZGADO Y VA DIRIGIDO
AL JUEZ DEL CONCURSO. SE CITA EL NOMBRE DE LOS AUTOS Y EL
NÚMERO DEL EXPEDIENTE DE REFERENCIA, EN RELACIÓN AL CUAL SE
PRESENTA EL PEDIDO TARDÍO DE VERIFICACIÓN DE CRÉDITO.
EXPONIENDO LA RAZÓN O MOTIVO POR EL CUAL HUBO DEMORA EN LA
SOLICITUD DE VERIFCACIÓN.

4). PRONTO PAGO DE CRÉDITOS LABORALES.


Según la reforma del año 2011, a través de la ley 26.684, los acreedores labo- rales tienen
el derecho al pronto pago de sus créditos, a percibir sus remunera- ciones e indemnizaciones
devenidas en juicios laborales, en trámite pendiente o que fueron diligenciadas antes del
concurso, sin necesidad de solicitar la Verificación de sus créditos, ni la exigencia de contar
con la sentencia definitiva de un juicio laboral previo. Autores como RIVERA Y
FERNANDEZ MOORES, tratan esta nueva atribución de los acreedores laborales, en dos
sentidos: 1)- Es una Autorización u Orden librada hacia el concursado a pagar créditos de
sus trabajadores y 2)- Contiene el reconocimiento del derecho de los traba- jadores a exigir
inmediata cancelación de sus créditos, sin previos formalismos ni requisitos engorrosos a
cumplir, debido al carácter alimenticio y de subsis- tencia de las obligaciones cuyo
cumplimiento reclaman.
Tienen Privilegio de Pronto pago todos los créditos de naturaleza laboral. Sean privilegiados o
no. Sean de deudas de haberes, de premios incentivos, de intereses, de reintegro por retención de
aportes previsionales sean de indemni- zaciones por enfermedad, incapacidad o despido y todas las
demás indemniza- ciones que fuesen procedentes conforme a las leyes laborales vigentes.

Presupuestos para cumplir con el Pronto Pago de los Créditos Laborales:


1. Informe del síndico que contiene la nómina de los acreedores labo- rales, de los
que son empleados o ex empleados del deudor, debe incluirse todo lo que implique un
crédito de naturaleza laboral con derecho a pronto
pago, conforme al artículo 14 inciso 1° de la Ley de Concursos y Quiebras.
2. Estudio del juez durante diez días hábiles, del informe de los créditos laborales
para pronto pago, que fue presentado por el síndico.
3. Resolución Judicial con fuerza de cosa juzgada material, que admita el pronto pago
de los créditos laborales verificados, informados y estudiados en la causa.
4. Plazo a la brevedad, dentro del cual se efectivizarán los pagos de crédi- tos laborales,
si existen fondos líquidos.
Cuando se omitieron créditos laborales o se presentan tardíamente a la verifi- cación y no
constan en el informe del síndico, como acreedores para el pronto pago. Se presentarán ante
el juez, pero dentro del plazo en el que se estudia judicialmente el pronto pago de las
obligaciones laborales, se ejerce mediante el incidente de verificación tardía, del mismo se
correrá vista al síndico y al deudor para que se expidan sobre la existencia o procedencia del
privilegio y la legitimidad del crédito y en el caso de no ser impugnado o cuestionado por
ellos, se aceptará el pedido de pronto pago y se incluirá en la nómina original.
5) INFORME INDIVIDUAL DEL SÍNDICO (ARTÍCULO 35 DE LA LC)
Es un escrito, confeccionado por el contador síndico, en duplicado o en original con copias
legalizadas, que conformarán no solo el cuerpo del expe- diente, sino que se integrarán las
copias, al legajo de copias de la causa. En este informe, contiene una descripción de todos los
aspectos de cada crédito individualmente estudiado. Sobre la base de todos los informes
individuales de cada crédito y junto informe general, si bien son confeccionados por el
síndico y será el juez quien los estudiará y decidirá la procedencia y admisibilidad de la
verificación de los créditos para su posterior pago. A modo de sugerencia, en el informe
individual se incluyen:
1)- Datos completos del acreedor, es decir nombre y apellido o razón social, documento
nacional de identidad, o matrícula de Inscriptos en el Registro Público de Comercios como
sociedad o persona jurídica del comercio. Domi- cilio real o sede de sus actividades.
2)- Domicilio procesalmente constituido para la causa.
3)- Descripción del crédito, su causa de origen, naturaleza jurídica y cambiaria y el monto de su
valor.
4)- Detalle de si el crédito posee garantías reales, personales o privilegios.
5)- Información complementaria sobre le crédito, que haya recabado e investi- gado el síndico.
6)- Impugnaciones recibidas formalmente por escrito de parte del deudor, síndico y de otros
acreedores disconformes con causa legal.
7)- Dictamen del síndico sobre la procedencia de la verificación del crédito y sus privilegios o
garantías, o sobre la sugerencia de su rechazo.

6) INFORME GENERAL DEL SINDICO (CONTENIDO) (Artículo 39 LCQ)


Este tipo de informe, confeccionado por el síndico, por escrito, en triplicado (para
expediente, legajo de copias y para copia de respaldo guardada por el síndico), contiene su
análisis detallado y explicación clara, objetiva, imparcial sobre la situación del Concurso
Preventivo, el concursado, los acreedores, los créditos, la liquidez, la conformación
provisoria de los activos y pasivos, hasta el día de la fecha. Con toda la información que
contenga, permitirá a los acreedores, analizar de modo completo y objetivo la eventual
propuesta de acuerdo preventivo que ofrezca el deudor y la factibilidad de su cumplimiento.
Según la ley, este informe debe ser presentado dentro de los treinta días con-
tiguos a la fecha de la presentación de los informes individuales de acreedores, que previamente,
confeccionó y rindió el síndico frente al juez. EL INFORME GENERAL DEBE
CONTENER:
1) Causales de cesación de pago y desequilibrio económico del deudor.
2) Designación de la fecha en que comenzó la Cesación de Pagos, detal-
lando las circunstancias y hechos reveladores, que hacen presumir, ostensible- mente, la
cesación de pagos.
3) Conformación y valor de los Activos y de los Pasivos. Detallando cuales son los
valores realizables a la brevedad y por cual monto de dinero.
4) Designación de los Libros de Contabilidad, con el análisis detallado de su
confección, forma, si cumplen con los requisitos, si se encuentran en condi- ciones de
regularidad según exigen las leyes de fondo, forma y las Resolucio- nes Generales
Procedimentales Contables.
5) Manifestación de la condición registral del Concursado, como com- erciante y en
el caso de ser persona jurídica, de su contrato social, estatuto y demás documentos,
inscriptos y asentados en el registro de la sociedad que se trate, dentro de las oficinas de
Inspección de Personas Jurídicas.
6) Designar si se ha inscripto el Concurso Preventivo y en cual registro, de cual
jurisdicción.
7) Designar si se ha anotado la Inhibición General de Bienes, dispuesta
judicialmente, a nombre del deudor concursado.
8) En el caso de que el concursado sea una sociedad, hay que informar su
conformación de socios, de capital, si hubo ganancias, períodos, si los socios han integrado
debidamente sus aportes, si media responsabilidad de su parte en esta situación concursal,
etc.
9) Sugerir si es que hay actos para revocar. (Ventas, cesiones, pagos o
transmisiones patrimoniales dudosas).
10) Fundamentación del orden de mérito en la categorización de los acreedores, ya
sea por importancia del monto, privilegios, alto valor de las garantías, etc.
11) En el caso de existir fondo de comercio, hacer dictamen, inventario y ver si
procede o procedió algún tipo de transferencia de dicho fondo.
Según el artículo 40 de la ley 24.522, este informe será sometido a consider- ación del juez,
de los acreedores y del concursado, quienes tendrán diez días para impugnarlo o requerir las
explicaciones que necesitaran, en vistas de desarrollar un Acuerdo Preventivo, mejor
discernido y acorde a la realidad.

Lo anteriormente expresado enmarca la importancia práctica que poseen los contenidos del
presente módulo. El desafío consiste en lograr ejecutar exitosa- mente las actividades
propuestas en esta parte de la asignatura. Confiamos en su sed de aprendizaje y en su
inteligencia como futuro operador del derecho.
¡Adelante!
m3 |contenidos | información complementaria | IC
información complementaria 1
m3 |contenidos | información complementaria | IC
información complementaria 2

m3 Material

Diríjase a la página 7 para leer el contenido de este material.


m3 Actividades

m3 | actividad 1

Roca bancarrota

Carlos Vives, empresario con quien realizó negocios mientras (Ud.) presidía el Directorio
de “Alquilo Bien S.A.”, se desempeña como representante legal de “La Roca
Construcciones S.A.”. Una tarde, lo visita en su estudio jurídico y le manifiesta que la
sociedad que representa atraviesa graves problemas económicos, encontrándose
imposibilitada para hacer frente al cumplimiento de las obligaciones contraídas en el giro
comercial ordinario de la empresa. Le comenta que todo empezó hace nueve años
aproximadamente cuando -por la crisis financiera que azotó a nuestro país en el año 2001- la
actividad de la construcción disminuyó abruptamente, lo que provocó que la empresa se vea
obligada a solicitar créditos a diferentes entidades para poder continuar con las obras que ya
tenían principio de ejecución. Relata que, los intereses que fueron generando los préstamos
solicitados se incrementaron de manera incontrolada; por lo que, si bien se lograron “quitas” en
las refinanciaciones de las deudas, éstas nunca se llegaron a cancelar. Por otro lado -continúa
el relato- los organismos y reparticiones estatales de las diferentes provincias donde trabajó la
empresa (San Luis, San Juan, Mendoza y Córdoba) congelaron los pagos de las obras públicas
concesionadas, anulando una de las fuentes de ingresos más importantes. Toda esta presión
económica y financiera contribuyó a un vaciamiento de la sociedad que representa, que, en
medio de la crisis, intentó continuar con el pago de los salarios a sus obreros, hasta que la
situación se volvió irreversible y no pudo continuar haciéndolo. Es por ello que Vives le
solicita que inicie los trámites pertinentes para sanear los efectos de la crisis por la que
atraviesa la sociedad aludida.

Asuma el rol de abogado patrocinante de “La Roca Construcciones S.A.” y


redacte la petición de apertura del concurso preventivo. Previamente, a los
fines de realizar correctamente la actividad, deberá analizar: A 1
- si la sociedad en cuestión se trata de un sujeto concursable IC 1,
- si el Sr. Vives tiene legitimación IC 2 para efectuar dicha petición,
- cuál es el juez competente IC 3 para conocer en dicha solicitud.

m3 |actividad 1 | AA
asistenteacadémico1

Para realizar correctamente esta actividad, le sugerimos que cumplimente con todos los
requisitos formales que enumera el art. 11 de la LCQ. A modo de guía, le suministramos el
siguiente modelo:

SOLICITA CONCURSO PREVENTIVO DE SOCIEDAD ANÓNIMA.


Señor Juez:
.... con domicilio real en la calle.... de...., por derecho propio,
constituyendo domicilio procesal en la calle..................., a V.S. me presento y digo:
1. PERSONERÍA
Que tal como lo expresa el primer testimonio de la escritura poder que acompaño,
soy mandatario de........., inscripta en la Inspección General de Justicia en el Libro
de Sociedades Anónimas.... con domicilio legal en....
2. OBJETO
En ese carácter y siguiendo expresas instrucciones contenidas especialmente en el poder que
acompaño, vengo a solicitar la formación del concurso preventivo conforme a las
disposiciones de la ley 24.522, en razón de las circunstancias que pasaré a relatar.
3. HECHOS
....
....
4. REQUISITOS FORMALES PARA LA PETICIÓN DEL CONCURSO
Conforme lo dispone el Art. 11 de la Ley 24.522, se cumple con cada uno de los requisitos
formales para la petición del concurso preventivo:
1) Para las personas de existencia ideal regularmente constituidas, se debe acreditar la
inscripción en los registros respectivos, acompañando el instrumento constitutivo y sus
modificaciones y constancia de las inscripciones pertinentes. Para cumplimentar con el
inciso 1º) de dicho artículo acompaño primera copia de escritura pública de constitución de
sociedad.... de fecha , autorizada por
escribano e inscripta en la Inspección General de Justicia con fecha........................, bajo el
Nº....,.....
2) Explicar las causas concretas de la situación patrimonial, con expresión de la época en que
se produjo la cesación de pagos y de los hechos por los cuales se manifestaron. Para
cumplimentar este inciso me remito al punto 3. Hechos de la presente demanda.
3) Acompañar un estado detallado y valorado del activo y pasivo actualizado a la fecha de la
presentación con indicación precisa de su composición, las normas seguidas para su valuación,
la ubicación, estado y gravámenes de los bienes y demás datos necesarios para conocer
debidamente el patrimonio. Se acompaña como Anexo I por separado la documentación
requerida por el inciso 3º) del artículo en cuestión.
4) Acompañar copia de los balances u otros estados contables previstos en sus estatutos o
realizados voluntariamente por el concursado, correspondientes a los tres últimos ejercicios.
En su caso, se deben agregar las memorias y los informes del órgano fiscalizador. Se agrega
como Anexo II por separado la documentación detallada en el inciso 4º) del citado artículo.
5) Acompañar nómina de acreedores, con indicación de sus domicilios, montos de los créditos,
causas, vencimientos, codeudores, fiadores o terceros obligados o responsables y privilegios.
Debe agregar el detalle de los procesos judiciales
o administrativos de carácter patrimonial en trámite o con condena no cumplida, precisando su
radicación. Como Anexo III y por separado figura la nómina de acreedores y fiadores en
detalle que incluye la causa de cada obligación no cumplida. En Anexo IV se acompaña
detalle de litigios de carácter administrativo precisando radicación, fecha de iniciación, y de la
última actuación y estado de cada uno de ellos. Como Anexo V, se acompaña el detalle de
juicios radicados en sede judicial, con precisa indicación del Juzgado o Tribunal y su
ubicación, con expresión de carátula, fecha de iniciación, fecha de la última actuación, y estado
de cada uno de ellos con indicación de la etapa procesal en que se encuentran.
6) Enumerar precisamente los libros de comercio y los de otra naturaleza que lleve el
deudor, con expresión del último folio utilizado en cada caso y ponerlos a disposición del
juez junto con la documentación respectiva. En el Anexo VI se acompaña los libros citados,
poniéndolos formalmente a disposición de V.S. los libros en la nómina comprendidos.
7) Denunciar la existencia de un concurso anterior y justificar, en su caso, el cumplimiento
del acuerdo preventivo o resolutorio, su rehabilitación o la conclusión del concurso....
8) Acompañar la documentación que acredita el pago de las remuneraciones y el cumplimiento
de las disposiciones de las leyes sociales, del personal en relación
de dependencia, actualizado al momento de la presentación. Se acompañan dichas constancias.
5. DOCUMENTACIÓN
Se acompañan dos copias de la petición y original y dos copias de la documentación mencionada.
6. TASA DE JUSTICIA
Se abonará la misma al notificarse el auto de homologación del acuerdo.
7. PETITORIO
Por todo lo expuesto a V.S. solicito:
1) Me tenga por presentado, por parte y por constituido el domicilio legal indicado.
2) Se forme el concurso preventivo conforme a las disposiciones de la ley 24.522.

Proveer de conformidad, será


Justicia.

m3 |actividad 1 | IC
informacióncomplementaria1,2y3

Para acceder a la información complementaria correspondiente diríjase al CD- ROM.

m3 | actividad 2

Un respiro

Vives se siente más aliviado -gracias a su gestión profesional- al haber obtenido la resolución
que declara abierto el concurso preventivo de La Roca Construcciones SA, la que se transcribe
a continuación:

SENTENCIA NÚMERO :
Córdoba, de de dos mil .--------------------------------
--------------- VISTOS: Estos autos caratulados “LA ROCA CONSTRUCCIONES
S.A. - CONCURSO PREVENTIVO-” (Expte. N° 1299126/36), de los que resulta que a
fs. 1/10 comparece el Sr. Carlos Vives, D.N.I. N° 10.525.070, en el carácter de presidente
de LA ROCA CONSTRUCCIONES S.A., constituida con fecha 27/07/99, e inscripta en el
Registro Público de Comercio de la Ciudad de Córdoba el 24/09/99, en el Protocolo de
Contratos y Disoluciones bajo el número de matricula 3553-A y con sede social en calle
Av. Sabattini Nro. 2500 de la ciudad de Córdoba. Acredita su personería con copia del acta de
asamblea ordinaria Nº 25 donde se lo designó como Presidente del Directorio y, en tal
carácter, solicita la apertura del concurso preventivo. A tal efecto, expresa que su representada
se encuentra en estado de cesación de pagos y a los fines de ilustrar su situación, manifiesta:
que la sociedad disminuyó notablemente su actividad debido a la crisis económico-financiera
que atravesó nuestro país a fines del año 2001. Que la empresa se vio obligada a recurrir al
circuito financiero, tanto “bancario” como “extrabancario”, con tasas de intereses abusivas
que desencadenaron
la multiplicación del pasivo. Que los organismos y reparticiones estatales concesionarios
de obras públicas cesaron sus pagos, por lo que la sociedad se vio privada de uno de los
ingresos más importantes. Que todo ello desencadenó en un vaciamiento de la sociedad, por
lo que también se vio imposibilitada de continuar con el pago de los salarios a sus
dependientes. Finalmente, establece como época inicial del estado de cesación de pagos el día
15/07/07. Dictado el decreto de autos (fs. 39), firme y consentido dicho proveído, queda la
causa en estado de resolver.-----------------
Y CONSIDERANDO: I) Que el solicitante se encuentra comprendido dentro de los sujetos
que pueden ser declarados en concurso (artículos 2 y 5 L.C.Q.). II) Que el Tribunal resulta
competente atento lo dispuesto por el art. 3 inc. 1 L.C.Q.
III) Que se han cumplimentado los requisitos exigidos por los artículos 11 y 12 de la Ley
Concursal y ha reconocido la presentante su estado de cesación de pagos. IV) Que de
acuerdo a las constancias de estos obrados y a los fines del art. 253 inc. 5º, LCQ, clasifico
el presente proceso concursal como “B” y el sorteo del Síndico deberá practicarse de la
lista correspondiente a la citada categoría, debiendo notificarse al Consejo Profesional de
Ciencias Económicas de Córdoba, a sus efectos. Por todo ello y disposiciones legales
citadas, ---------
-------------------------------
RESUELVO: I) Declarar abierto el concurso preventivo de LA ROCA CONSTRUCCIONES
S.A., constituida con fecha 27/07/99, e inscripta en el Registro Público de Comercio de la
Ciudad de Córdoba el 24/09/99, en el Protocolo de Contratos y Disoluciones bajo el número
de matricula 3553-A y con sede social en calle Av. Sabatini Nro. 2500, y domicilio legal
en calle Duarte Quirós N° 421, Primer Piso, Dpto. “A”, ambos de esta ciudad. II) Ordenar
la anotación del presente concurso preventivo en el Registro Público de Comercio (art. 14 inc.
6 y 295 L.C.Q.) y en el Registro de Juicios Universales, a cuyo fin ofíciese. III) Ordenar la
anotación de la inhibición general de la concursada y la indisponibilidad de bienes,
medidas que no podrán ser levantadas sin la autorización del Juez del Concurso, a cuyo fin
ofíciese a los Registros pertinentes. IV) Hacer saber a los administradores de la concursada,
que les rige la prohibición de salir del país sin la previa comunicación al Juez Concursal, o
autorización judicial en su caso, de conformidad a lo previsto por el art. 25 de la L.C.Q. V)
Librar exhortos a los Juzgados en que se hubieran iniciado acciones de contenido patrimonial
contra la concursada, de conformidad con lo dispuesto por el artículo 21 de la Ley
Concursal. VI) Intimar a la deudora para que deposite judicialmente dentro de los tres días de
notificada la presente resolución, la suma de pesos ciento cuarenta ($ 140) para abonar los
gastos de correspondencia, bajo apercibimiento. VII) Ordenar la publicación de edictos en
la forma prevista por los artículos 27 y 28 de la Ley Concursal en el Boletín Oficial y
diario que resulte sorteado por el departamento de actuaciones judiciales. VIII) Clasificar el
presente proceso concursal como “B” y fijar el día catorce de agosto del corriente año a las
once horas, para la realización del sorteo de síndico, el que deberá practicarse de la lista
correspondiente a la categoría “B” de procesos concursales; con noticia al Consejo Profesional
de Ciencias Económicas, sin el requisito del art. 155 del C.P.C. y C. IX) Establecer el día
treinta de noviembre de 2.007 para la presentación del Informe Individual de la sindicatura.
Hacer saber que la resolución prevista por el art. 36 de la L.C.Q. se dictará el dieciocho de
febrero de 2008. X) Determinar el día diecisiete de marzo de 20…. para la presentación del
Informe General.
XI) Hacer saber a la concursada que la presentación de la propuesta fundada
de agrupamiento y clasificación en categorías de los acreedores verificados y declarados
admisibles deberá ser efectuada en los términos prescriptos por el art. 41 y presentada en el
plazo de diez días desde que recaiga la resolución prevista por el art. 36 L.C.Q. XII) Fijar el
día tres de septiembre de 20…. a las 9:30 horas, para que se lleve a cabo la audiencia
informativa prevista en el art. 45 de la Ley 24.522, la que se celebrará salvo que con
anterioridad a dicha
fecha el deudor hubiere obtenido las conformidades previstas por el art. 45 y comunicado
dicha circunstancia al Juzgado acompañando las constancias pertinentes. XIII) Correr vista al
síndico por el plazo de diez días, el que se computará a partir de la aceptación del cargo, a fin
de que se pronuncie sobre: a) los pasivos denunciados por el deudor; b) previa auditoría en la
documentación legal y contable, informe sobre la existencia de créditos laborales comprendidos
en el pronto pago; c) la situación futura de los trabajadores en relación de dependencia ante
la suspensión del convenio colectivo ordenada por el artículo 20 si correspondiere L.C.Q. XIV)
Notifíquese a las empresas correspondientes la prohibición de suspender los servicios
públicos que se presten al deudor con origen en deuda anterior al presente concurso
preventivo. XV) Notifíquese a la Dirección de Rentas de Córdoba la presente resolución.
Protocolícese, hágase saber y agréguese copia.-

Usted, como buen abogado, advierte la omisión involuntaria en la que ha


incurrido el juez concursal en el decisorio transcripto ut supra ( A 1), por lo
que articulará por la vía procesal pertinente (art. 336, CPCC IC 1) para que

se supla dicha deficiencia. A tales fines, elabore el escrito que corresponda


señalando el motivo de aclaratoria que intenta hacer valer y que -entiende-
se verifica en este caso. A 2

m3 |actividad 2 | AA
asistenteacadémico1

A fin de descubrir la omisión en la que incurrió el pronunciamiento, le sugerimos que


consulte cuáles son los requisitos de contenido que, para este tipo de resoluciones
judiciales, impone el art. 14 de la LCQ.

m3 |actividad 2 | IC
información complementaria 1

Art. 336, CPCC


ARTÍCULO 336: PRONUNCIADA y notificada la sentencia, concluye la competencia del
tribunal respecto del pleito, pero podrá corregir cualquier error material, aclarar algún concepto
oscuro o suplir cualquier omisión, siempre que se solicite dentro de los tres días siguientes al de
la notificación.

m3 |actividad 2 | AA
asistenteacadémico2

A los fines de ayudarlo con la actividad solicitada, le suministramos un Auto de


Aclaratoria (sin datos) que podría dictar el Juez, en caso de considerar que procede su
petición (por entender que se verifica en la Sentencia objeto de aclaratoria la omisión
denunciada).

AUTO NÚMERO:
Córdoba, de de dos mil .---------------------------
-------
Y VISTOS: Estos autos caratulados: “………………”, expte. n°....................................,
traídos a despacho a los fines de resolver y de los que resulta que a fs. ………..
comparece el Dr. (...) , y solicita aclaración de la Sentencia Número 203 de fecha
…………., por cuanto se ha omitido (..) Es por ello que solicita se aclare la Sentencia
objeto de aclaratoria, disponiendo que (…)
Dictado el decreto de autos a los fines de la aclaratoria solicitada, queda la causa en estado
de resolver.------------------------------------------------------------------------
----------Y CONSIDERANDO: I) Que según las constancias de la presente causa,
efectivamente se ha incurrido en la omisión involuntaria denunciada, por cuanto no se ha
incluido (…) en la Sentencia objeto de aclaratoria. ---------------------------
--------------
II) Que, conforme está regulada en nuestro ordenamiento legal vigente, la aclaratoria está
instaurada para corregir cualquier error material, aclarar conceptos oscuros o suplir cualquier
omisión (art. 336 C.P.C) De tal modo, habiendo este tribunal incurrido en la omisión
apuntada, en el Auto cuya aclaratoria se peticiona, corresponde la aclaración de dicha
resolución, toda vez que no se tuvo en cuenta lo resuelto en el inciso (…)
Por lo expuesto y lo dispuesto en los arts. 336 y ss del C.P.C., corresponde hacer lugar a la
aclaratoria solicitada..----------------------------------------------------------------
------------
III) Que, no corresponde imponer las costas, atento la naturaleza de la cuestión
resuelta.--------------------------------------------------------------------------------------
--------RESUELVO: I) Aclarar la Sentencia Número 203 de fecha.........................................,
disponiendo que en la parte resolutiva se adicione como punto III) el siguiente texto: (“…”)
II) Tómese razón en la resolución corregida.--------------------------------------------------
-III) Sin costas. PROTOCOLÍCESE, hágase saber y dése copia.

m3 | actividad 3

Es tiempo de verificar

“Casalinda S.R.L.” es una empresa que tiene por objeto la comercialización de materiales para
la construcción y ha sido proveedora de “La Roca Construcciones S.A.” durante más de diez
años. Con anterioridad al dictado de la resolución que declaró la apertura del concurso de
esta última, Casalinda había hecho entrega de materiales en dos oportunidades a La Roca,
bajo la promesa de la concursada de pagar más adelante, cuando entre dinero a la empresa y
mejore de fortuna. Ello nunca sucedió. Por tal motivo, y ante el incumplimiento de la
deudora, Mario Loza, socio gerente y representante legal de “Casalinda S.R.L”, le remitió una
carta documento intimando y emplazando a aquélla al pago del monto adeudado ($ 102.100).
Tal gestión extrajudicial resultó infructuosa al no obtener respuesta alguna. En estas
condiciones, Loza se presenta en su estudio jurídico y le comenta que tomó conocimiento, en
razón de la publicación de un
edicto (arts. 27 y 28, LCQ IC 1) hace cinco días, de la apertura del Concurso
Preventivo de la empresa deudora, juicio radicado en el Juzgado de Soc., Conc. y Quiebras de
3º Nom. de la Ciudad de Córdoba, por lo que viene a solicitarle que inicie las gestiones
necesarias para obtener la verificación y posterior cobro del crédito que su mandante tiene
contra la concursada. Atento a lo solicitado, Ud. constatará que no ha vencido el plazo para la
verificación tempestiva y se pondrá a trabajar.
A) Conforme los datos suministrados en el caso narrado, esta vez, asuma el
rol de apoderado de “Casalinda S.R.L.” y solicite en el concurso preventivo
de “La Roca Construcciones S.A.” la verificación del crédito IC 2 de su
cliente. A 1

Presentados ya los pedidos de verificación de créditos en el pasivo de la concursada, y, una


vez vencido el período informativo, se inicia el período de observaciones. Es por ello que, la
concursada se presenta ante el síndico y, luego de revisar los legajos correspondientes a los
acreedores no denunciados por ella, impugna el crédito que pretende verificar Casalinda SRL,
alegando que el monto solicitado es ampliamente superior al realmente adeudado. La
impugnación de la concursada es acogida por el Juez del Concurso en su resolución
verificatoria IC
3, al declarar la inadmisibilidad del crédito en cuestión. Ud. queda perplejo frente a esa decisión
judicial, pues entiende que el monto del crédito reclamado surge claramente de los documentos
acompañados, los que coinciden plenamente con la documentación contable de la empresa
concursada.

B) En esta oportunidad, analice la posibilidad de revocar la declaración de


inadmisibilidad mediante la vía impugnativa idónea, debiendo suministrar
los argumentos jurídicos que avalen su postura.

m3 |actividad 3 | IC
información complementaria 1

Arts. 27 y 28, LCQ

ARTÍCULO 27.- Edictos. La resolución de apertura, del concurso preventivo se hace conocer
mediante edictos que deben publicarse durante CINCO (5) días en el diario de publicaciones
legales de la jurisdicción del juzgado, y en otro diario de amplia circulación en el lugar del
domicilio del deudor, que el juez designe. Los edictos deben contener los datos referentes a
la identificación del deudor y de los socios ilimitadamente responsables; los del juicio y su
radicación; el nombre y domicilio del síndico, la intimación a los acreedores para que formulen
sus pedidos de verificación y el plazo y domicilio para hacerlo.
Esta publicación está a cargo del deudor y debe realizarse dentro de los CINCO
(5) días de haberse notificado la resolución.

ARTÍCULO 28.- Establecimientos en otra jurisdicción. Cuando el deudor tuviere


establecimientos en otra jurisdicción judicial, también se deben publicar edictos por CINCO
(5) días, en el lugar de ubicación de cada uno de ellos y, en su caso, en el diario de
publicaciones legales respectivo. El juez debe fijar el plazo para que el deudor efectúe estas
publicaciones, el cual no puede exceder de VEINTE (20) días, desde la notificación del auto
de apertura.
Justificación. En todos los casos, el deudor debe justificar el cumplimiento de las
publicaciones, mediante la presentación de los recibos, dentro de los plazos indicados; también
debe probar la efectiva publicación de los edictos, dentro del quinto día posterior a su primera
aparición.
m3 |actividad 3 | AA
asistenteacadémico1

A modo de guía, le suministramos el siguiente modelo:

PETICIONA VERIFICACIÓN DE CRÉDITOS AL SR. SÍNDICO

Sr. Síndico:
Mario Loza, DNI N° 21.777.777, constituyendo domicilio a todos los
efectos del presente en Colón 111 de esta ciudad, en estos autos caratulados “La Roca
Construcciones S.A. - Gran Concurso Preventivo”, ante el Sr. Síndico comparezco y
respetuosamente digo:

I) Que conforme el poder general de administración que en original y copia


acompaño, para que previo su compulsa con el primero se agregue el segundo
en autos, soy representante legal de “Casalinda S.R.L.”, con sede en calle La
Rioja 333, Bº Centro de esta ciudad de Córdoba.
II) Que vengo por el presente a solicitar a Ud. la verificación de un crédito de...
($) más intereses legales desde que cada una de las cifras que componen el
monto solicitado son debidas.
III) Que las causas del crédito son: ...............
IV) Que el monto solicitado se compone de los siguientes conceptos:
………………
V) Que el crédito solicitado tiene privilegio......... y.......................en atención a
lo preceptuado por el art. 241 inc. 2) y art. 246 inc. 1) respectivamente de la ley
24.522, por lo que solicito expresamente se verifique el monto solicitado con
los privilegios enunciados CON MÁS el interés legal del 2% MENSUAL con
más la Tasa Pasiva B.C.R.A. desde que cada una de las sumas es debida hasta
la fecha de declaración del concurso.
VI) Que, acompaño a la presente la siguiente documentación:…………..
VII) Por lo expuesto al Sr. Síndico solicito: 1-
____________________________
2- ____________________________
3- Previo estudio, aconseje en su informe VERIFICAR el crédito a mi favor solicitado de
$..... con más sus intereses legales con privilegio------------ y -------
---.
Provea de conformidad y SERÁ JUSTICIA.-

Dr............................ Mario
Loza
M.P............... DNI N°
21.777.777
m3 |actividad 3 | IC
información complementaria 2

Verificación del crédito

Es una consecuencia del principio de concursalidad que impera en los procesos concursales, ya
que al producirse la suspensión de las acciones individuales, todos los acreedores por título
o causa anterior a la presentación en concurso deben solicitar el reconocimiento de sus
créditos en un proceso universal y colectivo. Dicho proceso tiene como finalidad obtener una
composición real y objetiva del pasivo del deudor, y para ello se realiza un doble análisis
sustantivo de la relación crediticia, en primer lugar por el síndico, quien recibe las solicitudes
de verificación (arts. 34 y 35, LCQ), y en segundo lugar por el juez del concurso que dicta
la sentencia declarativa de reconocimiento y admisión en el pasivo (art. 36, LCQ).

Forma de la solicitud de verificación (art. 32):


- debe presentarse ante el Síndico por escrito y por duplicado,
- constituir domicilio dentro del radio del tribunal,
- indicar el monto, causa y privilegio del crédito,
- acompañar los títulos justificativos del crédito que se pretende verificar con dos
copias firmadas,
- finalmente, llevará la firma del solicitante.
Dicha solicitud es un acto de administración ordinaria, por lo que puede ser realizada por el
representante legal de una persona jurídica, sin que sea necesario contar con un poder especial
para ello.

Junto con la solicitud de verificación, el acreedor deberá abonar al síndico un arancel para
dotarlo de los fondos necesarios que le demande el proceso de verificación y la confección
de informes. Están exceptuados de abonar dicho arancel los créditos laborales y los menores
de $1.000, pero fuera de estas excepciones la falta de pago obsta a la verificación del
crédito.

El pedido de verificación produce los efectos de una demanda judicial, es decir que,
interrumpe la prescripción e impide la caducidad del derecho y de la instancia.

m3 |actividad 3 | IC
información complementaria 3

Para acceder a la información complementaria correspondiente diríjase al CD- ROM.

m3 Glosario

Diríjase a la página 8 para leer el contenido de este glosario.


m4

m4 Microobjetivos

• Identificar la quiebra como un procedimiento liquidativo del patrimonio del deudor, a


fin de distinguirlo del procedimiento concursal tendiente a evitar dicha liquidación.

• Reconocer los supuestos de declaración de quiebra directa –a petición del deudor o


de acreedor– y de quiebra indirecta, a fin de posibilitar su distinción con fines
prácticos, en el caso particular.

• Identificar el supuesto de quiebra pedida por acreedor y su procedimiento,


a fin de distinguirlo del concurso preventivo.

• Poner en práctica en las actividades propuestas los lineamientos normativos


contenidos en la ley sustancial aplicable, mediante la confección de resoluciones
judiciales y de escritos de parte, ya sea asumiendo el rol de síndico, deudor fallido
o acreedor peticionante, a fin de alcanzar la destreza necesaria que requiere la
práctica jurídica diaria.

m4 Contenidos

Práctica Concursal. Quiebra

En este capítulo de la asignatura, continuamos con la misma metodología aplicada en los módulos
anteriores, de resolución de casos –utilizando resoluciones y escritos judiciales de parte-
referidos a otro de los institutos de la Ley de
Concursos y Quiebras, específicamente de la Quiebra IC 1.
A modo de recordatorio decimos que, la quiebra es un proceso liquidativo, en el cual toda
la actividad de los funcionarios y del propio Tribunal se encuentra encaminada a la
realización del activo y la determinación del pasivo y, en esas condiciones, determinar las
bases con las cuales puede hacerse frente a las deudas del fallido. Y, si –eventualmente-
una vez cancelado todo el pasivo existiera un sobrante, éste debe devolverse al deudor.
En esta parte de nuestra materia haremos especial hincapié en algunos aspectos procesales de la
quiebra, tales como la legitimación del fallido, competencia del tribunal, medios impugnativos
contra distintas resoluciones que pueden dictarse en el proceso falencial, cosa juzgada, litis
consorcio pasivo, etc.
Ahora bien, para no explayarnos más de la cuenta, debemos hacer presentes las diferencias
existentes entre este módulo y el módulo anterior.
De conformidad a tales lineamientos, señalamos que, cuando el deudor cae atrapado en
alguno de los supuestos de la quiebra, al legislador no le interesa aquí que éste llegue a
celebrar un acuerdo con sus acreedores –salvo la regulación legal del avenimiento–, a
diferencia de lo que sucede en el supuesto del concurso preventivo.
Otra diferencia que se advierte se refiere al procedimiento de apertura del proceso
universal. En la quiebra, basta con la sola declaración del deudor de que se encuentra en
cesación de pagos y la demostración de que es sujeto
concursable –art. 2 ley 24.522– para que el juez –de ser competente (art. 5 ley 24.5422) –
declare la falencia, sin más trámite. Es decir, no existe aquí el tortuoso cumplimiento de los
requisitos establecidos en el art. 11 LCQ para la presentación en concurso preventivo, no
obstante que, una vez declarada la quiebra, el juez ordene al deudor (sin sanción alguna por el
incumplimiento) que complete dichos requisitos. Por otra parte, la sentencia declarativa de
quiebra presenta características peculiares, las que podrán ser bien conocidas por los
alumnos con la sola consulta de la ley y de la sentencia que, a modo de ejemplo, se le
proporciona en el presente módulo.
Finalmente, se advierte que la quiebra puede ser solicitada (quiebra directa), no sólo por
el deudor, sino también por cualquier acreedor que tenga un crédito exigible en su
contra. Es decir, el deudor podría ingresar a este procedimiento sin haber prestado su
consentimiento, situación imposible de verificarse en el concurso preventivo, el que
sólo puede abrirse a solicitud del deudor. El trámite de la quiebra pedida por acreedor
presenta, a su vez, particularidades que se describen en los arts. 83 y ss, las que
deberán ser conocidas por Ud.
Maguer las diferencias apuntadas entre ambos institutos –concurso preventivo y
quiebra- , lo cierto es que, los dos tienen procedimientos muy semejantes en
algunos aspectos. Así, puede observarse que, al ser la quiebra un juicio universal
al igual que el concurso, el trámite de determinación del pasivo es el mismo; por
consiguiente, el proceso de verificación de créditos y sus modelos explicitados en el
módulo anterior resultan enteramente aplicables al presente.

MODULO 4: PRACTICA CONCURSAL. QUIEBRA

• SUJETOS: Deudor y Acreedor/es. Iguales exigencias y requisitos for- males


que para el Concurso Preventivo.
• CLASES O FORMAS DE LLEGAR A LA QUIEBRA:
– Voluntaria o Necesaria.
– Directa. Pedido inmediato, sin Concurso Preventivo previo. (77, inc.1º
LCQ).
– Indirecta: Por fracaso de Concurso Preventivo Previo.(42/48, 51/54,61,63 y 67
LCQ), procede porque no obtuvo la conformidad de acreedores quirografarios o
privilegiados; por nulidad del acuerdo homologado; por no pagar el principal monto del
acuerdo ni los honorarios o por no haber Salvataje Empresarial. Acreditadas alguna de estas
causales se dicta sentencia de quiebra.
– Refleja o por Extensión. (160 LCQ). A los socios de responsabilidad
ilimitada.
• Requisitos Formales del pedido, igual que los del Concurso Preventivo.
• Siempre se presenta frente el juez de competencia ordinaria en materia
concursal.
• Si la quiebra es solicitada por el/los Acreedor/es se exige:
– Existencia de crédito y su exigibilidad.
– Deudor es un sujeto concursable.
– Hecho revelador de cesación de pagos.
Con citación de cinco días para que el deudor oponga defensas y pruebas.

MEDIDAS PRECAUTORIAS:
Son las medidas cautelares, que conocemos desde la materia de Derecho Pro- cesal Civil, cuyo
ejercicio también es posible en el Fuero Concursal, pueden ser solicitadas por el acreedor,
con el pedido de Quiebra, otorgando previa fianza o contracautela, para cubrir los posibles
daños que pudiese ocasionar, en el caso
eventual de ser mal despachada la Cautelar y la Resolución de Quiebra del deudor. Se
dictan por Juez Concursal, una vez cotejado el cumplimiento de los presupuestos generales de
las Medidas Cautelares que son: 1)- Verosimilitud del derecho. 2)- Peligro en la demora Y
3)- la fianza mencionada. Las medidas precautorias, son las mismas tipificadas en el
código de procedimientos civil y comercial de la provincia de Córdoba, en su capítulo VI,
a saber: Embargo Preventivo, Inhibición General de Bienes, Anotación de la Litis,
Prohibición de no innovar y demás medidas no enumeradas.

MODELO DE SOLICITUD DE QUIEBRA


• Quiebra (cuando la pide el acreedor)
Sr. Juez.:
AA, DNI, domiciliado en ….. Comparezco y digo:
1. Vengo a solicitar declare Quiebra del señor….,domiciliado en…. de esta ciudad,
donde SS es competente (artículo 3 incisos 1, 2, 3 y 4 de LCQ)
2. Soy acreedor por la suma de $$, con interés del… %, lo que quedaría en un
monto total de PESOS…..($_____________), que consta en un pagaré con protesto,
vencido el dd/mm/aa. Impago pese a intimaciones fehacientes de tres cartas
documentos, que agrego en original y copias.
3. Lo expuesto es hecho revelador de Cesación de Pagos (79, inc.2º
LCQ).
4. PETITUM (igual que en toda demanda: Me tenga por presentado, por parte y
con domicilio procesal constituido en el lugar mencionado en el enca- bezado del presente:
Tenga por presentada la documentación en original y copia que ofrezco; Haga lugar a mi
solicitud y dicte Resolución Declarativa de Quiebra en contra del señor….(deudor)).

2)- QUIEBRA SOLICITADA A PEDIDO DEL DEUDOR


La quiebra puede ser requerida por el propio deudor, mediante un escrito presentado al
juez, por si o a través de su abogado. Mientras no haya sido solicitada, previamente, por un
acreedor, según el artículo 82 de la LCQ. Para su TRAMITIACIÓN debe cumplir con los
mismos requisitos formales que se exigen para el Concurso Preventivo y se enumeran en el
artículo 11 de la ley de Concursos y Quiebras, a saber:
1)- Datos personales o sociales completos. Nombres y Apellidos, domicilio real y comercial,
documento nacional de identidad o matrícula de inscripción. Acreditar la condición de
Comerciante o de Sociedad Comercial inscriptos en el Registro Público de Comercio y en la
Dirección de Inspección de Personas Jurídicas. Mencionando y adjuntando la documentación
personal de identidad o societaria como son contrato social, estatuto, actas de directorio actas
de asambleas de socios y libros comerciales y societarios que lo compruebe, en original y
copias.
2)- Designar el Estado de Cesación de pagos, sus causas, fechas y cuales son los hechos
reveladores que lo acreditan.
3)- Confeccionar por Contador Público contratado para esta causa y presen- tar, un dictamen
sobre sus activos y pasivos. Aunque sea el síndico contador, no puede confeccionar dichos
informes, porque afecta su imparcialidad en la causa.
4)- Adjuntar copias de los tres últimos balances y ejercicios contables.
5)- Presentar nómina de los libros contables y de comercio del deudor, incluso presentar los
libros originales.
6)- Presentar nómina de los acreedores presentes, cuantía de sus créditos, fechas de
pago, si son comunes, quirografarios, laborales o garantizados. 7)- Denunciar si
existe algún Concurso Preventivo previo.
8)- Presentar una nómina de los empleados y de todo personal o auxiliar, que tenga relación de
dependencia laboral con el deudor o sociedad deudora. Para
conocer quienes están en condiciones de solicitar el pronto pago de sus crédi- tos laborales.
9)- Designar cuales son todos los bienes que componen su patrimonio y junto a sus
títulos y documentación ponerlos a disposición del juzgado. Y es exten- sible a los
bienes de los socios, que conforman la sociedad que se presenta a solicitar la declaración
de su quiebra.

3). SENTENCIA DECLARATIVA DE QUIEBRA. CONTENIDO (ARTÍCULO 88 de


LCQ).
Art. 88. Contenido. La sentencia que declare la quiebra debe contener:

1)- Individualización de fallido y, en caso de sociedad, la de los socios ilimitada- mente


responsables.

2)- Orden de anotar la quiebra y la inhibición general de bienes en los registros


correspondientes. (Registro de Juicios Universales, de Inmuebles, Automotores y todos los
registros donde el fallido tuviere bienes o derechos a su nombre).

3)- Orden al fallido y terceros para que entreguen al síndico los bienes de aquél.

4)- Intimación al deudor para que cumpla los requisitos a los que se refiere el artículo 86
si no lo hubiera efectuado hasta entonces y para que entregue al síndico dentro de las
veinticuatro (24) horas los libros de comercio y demás documentación relacionada con la
contabilidad.

5)- La prohibición de hacer pagos al fallido, los que serán ineficaces. 6)- Orden de

interceptar la correspondencia y de entregarla al síndico.

7)- Intimación al fallido o administradores de la sociedad concursada, para que dentro de las
cuarenta y ocho (48) horas constituyan domicilio procesal en el lugar de tramitación del juicio,
con apercibimiento de tenerlo por constituido en los estrados del juzgado.

8). Orden de efectuar las comunicaciones necesarias para asegurar el cumplimiento del artículo
103 de la LCQ.

9)- Orden de realización de los bienes del deudor y la designación de quien efectuará las
enajenaciones.

10)- Designación de un funcionario que realice el inventario correspondiente en el término de


treinta (30) días, el cual comprenderá sólo rubros generales.

11) La designación de audiencia para el sorteo del síndico.


Supuestos especiales. En caso de quiebra directa o cuando se la declare como consecuencia del
incumplimiento del acuerdo o la nulidad, la sentencia debe fijar la fecha hasta la cual se pueden
presentar las solicitudes de verificación
de los créditos ante el síndico, la que será establecida dentro de los veinte (20) días contados
desde la fecha en que se estime concluida la publicación de los edictos, y para la presentación de
los informes individual y general, respectiva- mente.

MODELO DE SENTENCIA DE QUIEBRA


Fuente: XLVI Encuentro de Institutos de Derecho Comercial del Colegio de Abo- gados de la
Provincia de Buenos Aires.
PONENTE : Dr. Carlos González La Riva.
Descripción: 'SE DECRETA QUIEBRA DE CLINICA MITRE - 11/09/2007'
CLINICA MITRE S.A. S/CONCURSO PREVENTIVO
EXP. Nº 38967. Fº Nº REG. Nº
Morón, 11 de septiembre de 2007.-.
AUTOS Y VISTOS. CONSIDERANDO:
Se presenta en autos a fs. 2338 el letrado apoderado de la acreedora privile- giada Bellota y
solicita se decrete sin más trámite la quiebra de la concursada, ante el in cumplimiento de la
intimación que le fuera cursada y no haber acom- pañado la totalidad de las conformidades de
los acreedores privilegiados de acuerdo a lo ordenado a fs. 2228/9.II, a pesar de hallarse los
plazos vencidos. De acuerdo a lo que resulta de las constancias de autos la concursada ha
sido intimada a abonar el crédito privilegiado verificado de la presentante en virtud de no
haberse formulado ni por ende homologado acuerdo alguno respecto
a la citada categoría de acreedores (v. fs. 2172, 2174 segundo párrafo, cédula de fs. 2203),
habiéndose celebrado la audiencia de la cual da cuenta el acta de fs. 2233. Asimismo el plazo
otorgado mediante el auto de fs. 2228/9 punto II c) segundo párrafo con la finalidad de obtener
las conformidades de la totalidad de los acreedores privilegiados verificados con la pedido de
autorización venta del inmueble planteada en autos, se encuentra vencido, y las que fueran acom-
pañadas (v. fs. 2289/2318, 2322/2330, 2341/2357 y 2362/3), corresponden sólo a algunos de
ellos.
Consecuentemente con todo ello, encontrándose los autos en estado para resolver (v. fs. 2339),
haciéndose efectivo el apercibimiento contenido en la intimación que se le cursara a la concursada y
encontrándose cumplidos los presupuestos contenidos por los arts. 57 segundo párrafo, 80, 77 inc.
2º, 78, 79
inc. 2º, 83, 84, 88, 89 y ss. de la L.C., RESUELVO:
1º) Declarar en estado de quiebra a CLINICA MITRE S.A., inscripta en la Matrícula
4673 de la Dirección Provincial de Personas Jurídicas, con domi- cilio social en la
calle Bartolomé Mitre 164/166, entre las calles Moreno y
Pueyrredón de Ramos Mejía, Partido de La Matanza, Provincia de Buenos Aires (art. 88
inc. 1º L.C.), ordenando su anotación en el Registro de Juicios Uni- versales (arts. 88 inc.
2º y 295, Ley 24.522), a tal fin, líbrese oficio y/o planilla 7.205; una vez firme
modifíquese la carátula del expediente, dejándose con- stancia en los Libros de Secretaría
y en la red Informática del Juzgado, con conocimiento a la Receptoría General de
Expedientes;
2º) Decrétese contra la fallida Inhibición General de Bienes, librándose ofi- cios y
testimonio ley 22.172 respectivo (inc. 2º art. 88 ya citado), dejándose constancia que la
misma no será alcanzada por el plazo de caducidad legal y solamente levantada por orden
del Juez del presente proceso, debiéndose dejar constancia de ello en los instrumentos a
librarse;
3º) Prohibir todo pago ó entrega de bienes a la fallida, bajo apercibimiento de declarar su ineficacia (art.
88 inc. 5º);
4º) Oficiar a los Sres. Jueces de Primera Instancia en lo Civil y Comercial, a los
efectos de que procedan a radicar ante éste Juzgado -con conocimiento de la Receptoría Gral.
de Expedientes- todos los juicios de contenido patrimonial seguidos contra la fallida, de
acuerdo a lo establecido por arts. 21 y 132 de la Ley Concursal, con las excepciones allí
contempladas;
5º) Ordenar al fallido que dentro del plazo de veinticuatro horas de quedar firme el presente
pronunciamiento, ponga a disposición del Síndico todos sus bienes en el modo previsto en
el artículo 88 inc. 3º de la citada ley, bajo aperc- ibimiento de decretarse las medidas
compulsivas del caso;
6º) Intímese a todos aquellos que tengan en su poder bienes o documentación del fallido para que
dentro del plazo de cuarenta y ocho horas de la última publicación de edictos coloquen los
mismos a disposición del Síndico o, en su caso, denuncien la ubicación e individualización de
los bienes e instrumentos,
todo ello, bajo apercibimiento de ley (art. 88 inc. 3º L.C.);
7º) Ordenar se intercepte toda la correspondencia de la fallida y su posterior entrega al Síndico,
debiendo librarse a tal fin oficio a la entidad correspondi- ente (art. 88 inc. 6º);
8º) Teniendo en cuenta lo expresado por el Síndico en su escrito de fs. 2358, cuestiones de
economía procesal me llevan a decidir la continuidad del mismo en el presente en carácter de
Síndico ( arts. 253 y 275 Ley cit.);
9º) Oportunamente, líbrense los edictos correspondientes para su publicación durante CINCO
días en el Boletín Oficial y en el diario Nueva Idea de Ramos Mejía, Partido de La Matanza,
sin necesidad de previo pago (art. 89 L.C.); 10º) Las fechas para solicitar las verificaciones
de créditos, y las de present- ación de los In formes Individual y General, serán fijadas una
vez que la pre- sente resolución se encuentre firme;
11º) A fin de cumplir con lo dispuesto por el art. 177, por cuestiones de economía procesal y
teniendo en cuenta que ya se ha solicitado a la Excma. Cámara Departamental el sorteo de un
Escribano, será el designado quien inventariará los bienes en Actas, por triplicado, e incautará
la documentación que entregará al Síndico (art. 88 inc. 10º L.C.);
12º) A fin de dar cumplimiento al inc. 8º deberá la fallida dentro del plazo de cinco días de
quedar firme la presente resolución, presentar en autos la docu- mentación fehaciente de la
cual surja la actual composición del Directorio (arts. 102 y 103 L.C.);
13º) Comunicar al Banco Central de la República Argentina la declaración de la presente quiebra,
para que ordene la indisponibilidad de los bienes perteneci- entes a la fallida que se encuentren
depositados en cualquier Banco con asiento en la Re pública, a tal fin, líbrese oficio;
14º) Hágase saber al Síndico que deberá formular de inmediato todas las peticiones
necesarias para la más rápida tramitación de la causa, averiguar la situación patrimonial de la
fallida, así como los hechos que puedan haber
incidido en ella y la determinación de los responsables, bajo apercibimiento de remoción (art.
179 y 181 Ley citada); Y asimismo deberá informar al Juzgado el diligenciamiento que haya
hecho de los oficios y demás medidas ordenadas en el presente auto de quiebra, actuando de
acuerdo a lo establece el art. 275 L.C. Notificaciones Ministerio Legis, días martes y viernes
ó siguiente día hábil (arts. 26 y 273 inc. 5º L.C.);
15º) Incorpórese la presente al legajo de copias (art. 279 L.C.). REGISTRESE.
NOTIFIQUESE POR SECRETARIA.
Dra.María P.Dolores Ogando. (FIRMA Y SELLO).
REQUISITO DE PUBLICIDAD COMPLEMENTARIA:
Conforme al artículo 89 de la LCQ, la sentencia será publicada por edictos, en el diario
de mayor circulación en la jurisdicción del proceso de quiebra e
inscripta en el Registro de Juicios Universales, con documento original y copias autenticadas.

4)- RECURSO DE REPOSICIÓN Y REVOCACIÓN. REQUISITOS Y TRÁMITES


• Art. 94. Reposición. El fallido puede interponer recurso de reposición cuando la
quiebra sea declarada como consecuencia de pedido de acreedor. De igual derecho puede hacer
uso el socio ilimitadamente responsable, incluso cuando la quiebra de la sociedad de la que
forma parte hubiera sido solicitada por ésta sin su conformidad.
El recurso debe deducirse dentro de los cinco (5) días de conocida la senten- cia de quiebra
o, en defecto de ese conocimiento anterior, hasta el quinto día posterior a la última publicación
de edictos en el diario oficial que corresponda a la jurisdicción del juzgado.
Se entiende conocimiento del fallido, el acto de clausura o el de incautación de sus bienes.
• Art. 95. Causal. El recurso sólo puede fundarse en la inexistencia de los
presupuestos sustanciales para la formación del concurso.
Partes. Al resolver, el juez debe valorar todas las circunstancias de la causa principal y
sus incidentes.
Son parte en el trámite de reposición el fallido, el síndico y el acreedor peticio- nante. El
juez dictará resolución en un plazo máximo de diez (10) días desde que el incidente se
encontrare en condiciones de resolver.
• Art. 96. Levantamiento sin trámite. El juez puede revocar la declaración de quiebra
sin sustanciar el incidente si el recurso de reposición se interpone por el fallido con
depósito en pago, o a embargo, del importe de los créditos con cuyo cumplimiento se
acreditó la cesación de pagos y sus accesorios. Pedidos en trámite. Debe depositar
también los importes suficientes para atender a los restantes créditos invocados en
pedidos de quiebra en trámite
a la fecha de la declaración, con sus accesorios, salvo que respecto de ello se demuestre
prima facie, a criterio del juez, la ilegitimidad del reclamo y sin perjuicio de los derechos
del acreedor cuyo crédito no fue impedimento para revocar la quiebra.
Depósito de Gastos. La resolución se supedita en su ejecución al depósito por el deudor,
dentro de los cinco (5) días, de la suma que se fije para responder a los gastos causídicos.
Apelación. La resolución que deniegue la revocación inmediata es apelable únicamente por el
deudor al sólo efecto devolutivo y se debe resolver por la alzada sin sustanciación.
• Art. 97. Efectos de la interposición. La interposición del recurso no impide
la prosecución del proceso, salvo en cuanto importe disposición de bienes y sin perjuicio
de la aplicación del artículo 184.
• Art. 98. Efecto de la revocación. La revocación de la sentencia de
quiebra hace cesar los efectos del concurso.
No obstante los actos legalmente realizados por el síndico y la resolución producida de los
contratos en curso de ejecución son oponibles al deudor, aún cuando los primeros consistieren en
disposiciones de bienes en las condicio- nes del artículo 184.
VER EN LA BIBLIOGRAFÍA SUGERIDA POR CÁTEDRA LOS MODELOS DE
RECURSO DE REPOSICIÓN Y REVISIÓN.
5)- INEFICACIA DE PLENO DERECHO DE LOS ACTOS REALIZADOS POR EL
DEUDOR
Para hablar de Ineficacias hay que recordar, previamente, el concepto de Período de
Sospecha como aquella etapa que va ser revisada por el juez, síndico e incluso acusada por
los acreedores, que comienza cuando se deter- mina la fecha en que comenzó la cesación de
pagos hasta el momento en que se dicta la sentencia de quiebra. En esta oportunidad se
analizaran todos los actos del fallido, para determinar si fueron actos reales, legítimos,
lícitos y que no hayan sido celebrados para defraudar o perjudicar a los acreedores o a la
igualdad entre ellos, si se percibe un acto como dudoso o perjudicial, se estu- diará a
fondo, se cotejaran pruebas y será declarado ineficaz por el juez, para tornarse inoponible a los
acreedores de la quiebra y se desapoderará al fallido de la administración y manejo de sus
bienes.
La INFEFICACIA CONCURSAL PUEDE SER:
1)- DE PLENO DERECHO (ART.118 LCQ). Son actos dudosos, perjudiciales tan
ostensibles, que no es requisito previo su investigación y/o denuncia. ESTÁN
LEGITIMADOS PARA SOLICITAR LA INEFICACIA EN ESTA ETAPA: EL
SÍNDICO O ACREEDORES O COMITÉ DE VIGILANCIA Y HASTA EL JUEZ DE
OFICIO
puede dictaminar su ineficacia, puede declararse hasta en tres años posteri- ores a que se dicto
la sentencia de quiebra y son: I- Los actos a título gratuito, como donaciones; dejar prescribir
ciertas acciones propias o derechos a favor de otros, que podrían traer réditos económicos;
renunciar al cobro de créditos,
etc. II- Pago anticipado de deudas y III- Constitución de garantías reales para obligaciones
vigentes, sin plazo de vencimiento establecido o que no son sus- ceptibles de ser avaladas según
los usos del tráfico jurídico.
2)- POR CONOCIMIENTO DE LA CESACIÓN DE PAGOS. (ART 119 y 120 LCQ). El
ÚNICO LEGITIMADO PARA SOLICITAR LA INEFICACIA DEL ACTO ES EL
SÍNDICO, QUIEN DENTRO DEL PERÍODO DE CESACIÓN DE PAGOS, reali-
zando una presentación judicial formal, conocida como ACCIÓN DE REVOCA- TORIA
CONCURSAL, pero contando con la expresa anuencia de los acreedores de la quiebra. Manifiesta,
acusa individualiza el acto controvertido, manifiesta
la presunción de que los co-contratantes del fallido conocían efectivamente el Estado de
Cesación de pagos, se aportan las pruebas, se corre vistas a todas las partes interesadas en
el concurso y con todos estos elementos, el juez dic- tará la ineficacia del acto o no.
Ejemplos: Ventas a precios viles, sociedades o asociar en sus negocios a familiares y
personas cercanas sin ninguna solvencia ni experiencia comercial, etc. Téngase en cuenta que
la resolución de inefica- cia del acto del fallido, no es definitiva, sino que es impugnable por
todas las partes que se sientan agraviados por esa decisión.

7)- PERENCION o CADUCIDAD DE INSTANCIA:


En derecho concursal, es un instituto de orden público, cuyo ejercicio es inne- gociable e
inmodificable por las partes concursales en cuanto a sus términos, condiciones y regulación
que consisten en un modo anormal de extinción del proceso, que tiene lugar cuando hay
inactividad procesal o no se cumple un acto de impulso, durante el tiempo establecido por
la ley.
Los presupuestos de la caducidad o perención de instancia son: a) Curso de una instancia
(principal o incidental); b) la inactividad procesal; c) el transcurso de un plazo; d) una resolución
judicial que la declare operada.
En la Nación se conoce como CADUCIDAD DE INSTANCIA y en Córdoba como
PERENCIÓN DE INSTANCIA, pero son dos nombres para un mismo concepto con los
mismos presupuestos y reglas. También existen dos clases de Cadu- cidad o Perención de
Instancia, según sea de naturaleza de Civil y Comercial o de naturaleza Concursal a saber:
1)- PROCESO CIVIL Y COMERCIAL: Regulado por el Código Procesal Civil de
Córdoba artículos 339 y consecutivos, en cuanto a su tramitación o diligencia- miento.
Aplicable tanto en los incidentes inter-procedimentales como respecto de las resoluciones
finales de cada trámite, a través de todas las instancias judiciales. Se presenta por escrito a
solicitud de parte, por principio dispositivo, y se correrá vistas a la contraparte, para luego
dictaminar el juez en base a lo alegado y probado. Se gestiona similar a un expediente o
artículo de previo y especial pronunciamiento.
2)- En los Proceso Concursales (quiebra o concurso preventivo), tanto para la instancia
principal como para las cuestiones incidentales opera el principio de oficiosidad y no el
dispositivo, es decir, la caducidad o perención de instancia se debe/puede declarar de oficio
por el juez cuando transcurra el plazo estab- lecido en la ley (art. 277 LCQ), sin necesidad de
petición de parte interesada en su declaración. No obstante, la jurisprudencia no es específica
en este tema, ya que algunos admiten la purga de la caducidad operada si se realiza algún acto
de impulso procesal aun después de vencido el plazo de caducidad señalado por la ley, siempre
y cuando no haya recaído aún pronunciamiento judicial que la declare.

Se adjunta un fallo de la provincia de Buenos Aires. Que explica muy bien los
fundamentos y la procedencia de la CADUCIDAD O PERENCIÓN DE INSTAN- CIA
CONCURSAL, a saber:

ACUERDO
En la ciudad de La Plata, a 27 de febrero de 2008, habiéndose estab- lecido, de
conformidad con lo dispuesto en el Acuerdo 2078, que deberá obser- varse el siguiente orden de
votación: doctores de Lázzari, Kogan, Genoud, Hitters, Pettigiani, se reúnen los señores jueces
de la Suprema Corte de Jus- ticia en acuerdo ordinario para pronunciar sentencia definitiva en
la causa C.
95.594, "Banco de la Provincia de Buenos Aires contra Ocampo, Ponciano Sixto y otros.
Concurso preventivo. Incidente de verificación".
ANTECEDENTES
La Sala I de la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial del Depar- tamento
Judicial de Mercedes confirmó el pronunciamiento que decretó la caducidad de instancia en
las actuaciones.
Se interpuso, por el Banco de la Provincia de Buenos Aires, recurso extraordinario de
inaplicabilidad de ley.
Dictada la providencia de autos y encontrándose la causa en estado de dictar sentencia, la
Suprema Corte resolvió plantear y votar la siguiente
CUESTION
¿Es fundado el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley?
VOTACION
A la cuestión planteada, el señor Juez doctor de Lázzari dijo:
I. La Cámara confirmó el fallo que había perimido la instancia. Basó su
decisión, en lo que interesa al recurso, en que:
La caducidad de instancia está establecida para sancionar la inacción de los
litigantes, de esta manera se pone fin a la prolongación de los juicios al advertirse el
desinterés de los litigantes (fs. 135/135 vta.).
Resulta aplicable en autos el art. 277 de la ley 24.522, teniendo en cuenta que la
normativa concursal es de orden público y prevalece la ley nacional sobre el ordenamiento
local, al que sólo cabe acudir para llenar lagu- nas y nunca sobre lo expresamente dispuesto por
la norma específica, por lo que habiendo transcurrido más de tres meses, cabe declarar la
caducidad de instancia (fs. 135 vta.).
II. Contra esta decisión se alza la incidentista, denunciando la concul- cación de los
arts. 315 del Código Procesal Civil y Comercial, 277, 278 de la ley 24.522, 31 y 104 de la
Constitución nacional y de la doctrina legal que cita. Denuncia arbitrariedad en el
decisorio. Hace reserva del caso federal.
Aduce en suma que:
1) Si bien la ley falimentaria establece el plazo en el cual opera la cadu- cidad de la
instancia, no regla el procedimiento y/o la forma de aplicación de dicho instituto (fs.
142/142 vta.).
2) El art. 278 del la ley 24.522 dispone que en cuanto no esté expresa- mente
dispuesto por esta ley se aplican las normas procesales de la ley del lugar del juicio que
sean compatibles con la rapidez y la economía del trámite, así, la legislación concursal no se
contradice con la intimación previa incor- porada por el art. 315 del Código Procesal Civil
y Comercial, puesto que no sólo el precepto concursal no se refiere a ella sino que, ese
nuevo dispositivo erigido a raíz del carácter restrictivo con que el legislador local ha
concebido la aplicación de la perención de la instancia ha sido instaurado con posterioridad a la
entrada en vigencia con la ley 24.522 (fs. 143 vta.).
3) Siendo el Código Procesal de aplicación supletoria en todo lo que no se
encuentra previsto por la ley 24.522, no existe impedimento alguno en que se aplique al
caso el art. 315 del Código Procesal Civil y Comercial (fs. 144).
4) El procedimiento establecido por la ley local no atenta contra el principio de
rapidez y celeridad que debe imprimírsele al trámite ya que frente a la intimación la parte
necesariamente debe impulsar el procedimiento y evita un despliegue jurisdiccional que en
definitiva termina manteniendo abierta la instancia (fs. 144 vta.).
5) Al interponerse la caducidad, su traslado fue conferido por el plazo de cinco
días equivalente al que instituye el art. 180 del Código Procesal Civil
y Comercial y no el plazo de diez días que prevé el art. 281 último párrafo de la ley 24.522
(fs. 145).
6) La caducidad del incidente de revisión, más que guardar relación con el objeto
principal del concurso, representa una verdadera controversia con la cual mantiene
relación de accesoriedad (fs. 145).
7) A través del proceso intimatorio previo el legislador ha propendido a resguardar
con mayor énfasis la subsistencia de la instancia procesal, resaltán- dose las injusticias que se
suceden ante la declaración de caducidad, la que se debe aplicar con carácter restrictivo
inclinándose siempre por el mantenimiento del proceso (fs. 145 vta.).
III. En mi opinión, le asiste razón al recurrente.
La cuestión planteada en las actuaciones es la procedencia de la apli- cación en autos del
art. 315 del Código de rito intimación previa al decreto de caducidad, o si por el contrario,
corresponde como se ha resuelto en autos , la declaración de la perención sin intimar de manera
liminar.
Para resolver la cuestión corresponde analizar la hermenéutica y los principios generales que
surgen de la ley concursal y su eventual prevalencia frente a las disposiciones de la normativa
provincial.
Para analizar la temática planteada, debe puntualizarse que el con- curso, sea
preventivo o quiebra, es un proceso judicial con características propias que exigen para
hacerse efectivas que ciertas reglas procesales espe- ciales estén expresadas en la ley
concursal. El art. 273 establece, en varios incisos las denominadas normas genéricas que
se aplican a todo el proceso concursal (conf. Rivera, Julio César; Roitman, Horacio;
Vítolo, Daniel Roque, "Ley de Concursos y Quiebras", Ed. Rubinzal Culzoni, Bs. As.,
2000, Tomo III, pág. 378). Los autores mencionados citan dentro de ellas la perentoriedad
de los plazos, lo que implica que el acto no cumplido en término no puede serlo después, lo
cual se aplica a todos los actos del concurso (conf. Rivera, Julio César; Roitman, Horacio;
Vítolo, Daniel Roque, op. cit., pág. 378).
En este orden de ideas, se había puntualizado si bien en relación a la ley 19.551 ,
que la normativa concursal contiene reglas procesales que prev- alecen sobre las locales;
pero se otorga carácter supletorio a las leyes proc- esales locales, en tanto y en cuanto
existieren lagunas en la ley concursal y en la medida en que sea compatible con la rapidez y
economía de trámite (C.Com. de Santa Fé, sala I, 26 XII 1980, Z. 1981 23 20). Ello por
cuanto el concurso
es un complejo coordinado de normas sustanciales y procesales que debe poseer una
unidad inescindible para facilitar la mecánica del cumplimiento de sus disposiciones, pero
aquellos principios comunes excluyentes se refieren a perentoriedad de términos, cómputos
de plazos e inapelabilidad, porque pri- macía no significa exclusión lisa y llana de las leyes
adjetivas provinciales, sino por el contrario, vigencia de éstas (art. 301, Ley de
Concursos), por la unidad jurídica, siempre que se produzca inexistencia de situación en la
ley nacional, falta de adecuación de ésta y que no atente contra los principios rectores del
tránsito concursal, es decir que si la ley 19.551 no pudo bastarse a sí misma, debe acudirse
a la ley local para llenar las lagunas (C.Com. de Santa Fé, sala I, 20-IX-1982, "El
Derecho", 102 393).
Es que si bien la ley concursal contiene normas procesales, no es dudosa su
precedencia sobre el régimen procesal local, pues la sanción de una ley de bancarrotas ha
sido expresamente diferida por la Constitución al Congreso nacional (art. 75 inc. 12, C.N.).
De modo que la ley local sólo será aplicable en cuanto: 1) No medie una regla contraria de
la ley concursal; 2) Sea compatible con su espíritu, esto es, con la rapidez y economía
propias del proceso concursal (conf. Rivera, Roitman, Vítolo, op. cit., pág.433).
Precisamente por lo dicho es que no observo que el régimen legal de
la ley 24.522 se contraponga a la aplicación del art. 315 del Código Procesal Civil y
Comercial en el marco de un concurso preventivo, ni que tal aplicación contradiga el principio
procesal de perentoriedad de los plazos impuestos por el art. 273 de la misma ley.
La reforma procesal introducida por la ley 12.357 en nuestra provin- cia en nada
altera los criterios de perentoriedad del régimen concursal y sólo establece el mecanismo
procedimental para declarar la caducidad o perención en un proceso, sin excluir ello el caso de
un concurso. La norma concursal contempla el plazo que debe transcurrir para que pueda
considerarse operada la perención, mas no aborda el procedimiento para su declaración con lo
cual se impone recurrir al régimen procesal local.
El principio de celeridad procesal que se encuentra reafirmado en varias de las
normas concursales (Notificación por edictos, brevedad del plazo para enajenaciones,
perentoriedad de los plazos, inapelabilidad de las resolu- ciones, impulso de oficio y la
aplicación subsidiaria de los Códigos Procesales en la medida que los mismos sean
compatibles con la rapidez y economía del trámite concursal entre otros ), no se encuentra
afectado por la aplicación del art. 315 del Código Procesal Civil y Comercial en la especie,
pues no se trata de una derogación del instituto de la caducidad de instancia sino del modo
en que éste es efectivizado (conf. Claudio Rosemblat y Carlos E. Rivera, "El nuevo
régimen de caducidad de la instancia en la provincia de Buenos Aires y su aplicación en los
concursos", "El Derecho", 191 859). Claramente el art. 315 del Código Procesal Civil y
Comercial nos da la pauta procesal referida a
cómo sustanciar la perención prevista por el art. 278 de la Ley de Concursos y Quiebras. Ni
modifica el plazo trimestral alongándolo, ni elimina el instituto, ni genera instancias
procesales, sólo establece la oportunidad y la necesidad de una intimación previa a la
contraparte.
El art. 278 resulta de aplicación en el presente, atento a que lo dis- puesto en
relación con la caducidad por la Ley de Concursos y Quiebras no dispone "expresamente"
los pasos procesales que deben concretarse. Atento a ello, es necesario recurrir al Código
procesal correspondiente. No existe laguna en la cuestión. Alchourrón y Bulygin, nos
plantean que no podemos hablar de una laguna si no hablamos de un sistema jurídico y un
caso determinado. Así existiría una laguna y por lo tanto el sistema no sería completo
cuando frente a un caso determinado un sistema jurídico también determinado no correlacio-
nara el caso con alguna calificación normativa de determinada conducta (o sea con una
solución). No es el caso aquí. Aquí la propia ley concursal constituye un micro sistema que
aborda el universo de las cuestiones falenciales, pero como tal se relaciona con el resto del
sistema normativo (Alchourrón, Carlos E. y Bulygin, Eugenio, "Introducción a la
metodología de las ciencias jurídicas y sociales"; Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes,
2000, Edición digital basada en la edición de Buenos Aires, Editorial Astrea, 1987).
Dentro de tal microsistema encontramos una norma que establece cómo ha de
procederse (recurriendo a otros elementos del sistema general) si no se dispusiera
expresamente un procedimiento (art. 278, L.C.Q.), ergo no hay ausencia de regulación; por
el contrario, existe una norma que "expresamente" remite a otra parte del sistema en este caso
el Código procesal en la cual se detalla el procedimiento a seguir.
La norma del art. 277 no dispensa el iter procesal que debe recorrer quien pretende la
caducidad. Su silencio respecto al mecanismo procesal a seguir no puede ser interpretado
como dispensa de los pasos regulados por el orden local, por el contrario, bien puede interpretarse
como remisión al cuerpo normativo que sí prevé los actos que deben cumplirse para declarar la
mentada perención. La norma no tiene ni puede tener un valor absoluto, pues lógica- mente
presupone un trámite que debe ajustarse al proceso. En otras palabras es menester una regla
que exprese el "cómo sustanciar", aspecto este último
contenido en el Código procesal.
Ahora bien, la aplicación del art. 278 al caso implica debatir si lo dis- puesto por el
Código procesal resulta incompatible con principios concursales tales como los de celeridad y
economía procesal. Cumplir con la intimación previa involucra necesariamente "tiempo", pero el
breve lapso que esta tramit- ación insume no contradice el principio de celeridad procesal.
Por lo expuesto entiendo que el recurso debe prosperar. Voto por
la afirmativa.
La señora Jueza doctora Kogan, por los mismos fundamentos del señor Juez
doctor de Lázzari, votó la cuestión planteada también por la afirmativa.
A la cuestión planteada, el señor Juez doctor Genoud dijo:
Adelanto mi disidencia con los distinguidos colegas que me han prece- dido pues
considero que no le asiste razón al recurrente por los fundamentos que paso a exponer:
1. La caducidad de instancia.
En materia procesal, decir instancia "equivale a decir ‘momento en que impera el
deber de las partes de instar para movilizar el procedimiento’: si hay deber de instar, hay
instancia momentáneamente abierta y plazo de perención en curso; si no hay deber de instar, no
hay instancia momentáneamente abierta ni plazo de perención en curso sino un procedimiento
cuyo desplazamiento no depende de las partes" (Sosa, Toribio E., "Caducidad de la instancia:
deber del tribunal deber y carga de las partes", LLC 2005 615)
Afirma Sosa que: "decir ‘instancia’ es decir con una sola palabra, muy
económicamente en términos lingüísticos pero sin aspiración de crear una institución
procesal, ‘momento en el que el movimiento del proceso depende de que las partes cumplan
con el deber de realizar actividad idónea a tal
fin’. Por lo tanto, he aquí la alternatividad de la instancia durante el proceso: dado que el
deber de instar de las partes y el deber del juzgado o tribunal de realizar la actividad
procesal a su cargo se van alternando a lo largo del proceso, la instancia se abre y se cierra
alternada y sucesivamente, cada vez que renace y se satisface el deber de instar deber de
‘instar’ que, se insiste
machaconamente, puede estar sólo a cargo de las partes . Si en una de esas idas y venidas,
la instancia (es decir, el momento en que toca a las partes el deber de instar) se prolonga
en el tiempo tanto que se cumple el plazo legal de perención, entonces la pretensión es
colocada en situación de extinguirse por presumida falta sobreviniente de interés procesal. La
inactividad imputable a las partes como presupuesto fáctico de la declaración de caducidad de
la instancia, sólo es posible si la misma se verifica en las oportunidades en las
que el impulso del proceso es deber exclusivo de aquéllas, de conformidad con el principio
dispositivo que rige el proceso civil" (Sosa, Toribio E., "Caducidad de la instancia: deber del
tribunal deber y carga de las partes", LLC 2005 615).
La caducidad de instancia está regulada en los Códigos procesales como "un modo
anormal de terminación del proceso por inactividad del accio- nante" (Graziabile, Darío J.,
"Las reglas procesales del concurso. Los ritos concursales", "La Ley", 2-VIII-2004, p. 1), y
se produce cuando ha transcurrido el plazo que fija la ley sin que haya existido petición de
parte o providencia que tenga por objeto impulsar el procedimiento (Colombo, Carlos J.,
Código Proc- esal Civil y Comercial de la Nación, Abeledo Perrot, Bs. As., 1969, T. II, p.
656). De esta manera se busca evitar la prolongación de los juicios al advertirse el
desinterés de los litigantes que dejan transcurrir el tiempo sin producir ninguna actividad
útil para el impulso del proceso (Chiovenda, José, "Principios de dere- cho procesal civil",
Madrid, 1977, T. II, p. 409).
Los presupuestos para que opere la perención de la instancia son: 1 la existencia de una
instancia, 2 el transcurso del tiempo legal, 3 la inactividad procesal dentro del mismo y 4 una
resolución judicial que la declare (Sosa, Toribio E., "Caducidad de la instancia: deber del tribunal
deber y carga de las
partes", LLC 2005 615).
2 Las normas en colisión.
En el presente caso, las normas en colisión son los arts. 277 y 278 de la Ley de
Concursos y Quiebras y 315 del Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de
Buenos Aires. Dichos preceptos disponen lo siguiente:
El art. 277 de la Ley de Concursos y Quiebras expresa: "Perención de instancia. No
perime la instancia en el concurso. En todas las demás actuacio- nes, y en cualquier instancia,
la perención se opera a los tres meses".
El art. 278 de la ley 24.522, a su vez, en cuanto a las "Leyes procesales locales"
establece que: "En cuanto no esté expresamente dispuesto por esta ley, se aplican las normas
procesales de la ley del lugar del juicio que sean compatibles con la rapidez y economía del
trámite concursal".
Por su parte el art. 315 del Código Procesal Civil y Comercial bajo el acápite
"Quiénes pueden pedir la declaración. Oportunidad. Intimación previa", dispone: "Sin
perjuicio de lo dispuesto en el artículo siguiente, la declaración de caducidad podrá ser
pedida en Primera Instancia, por el demandado, en los incidentes, por el contrario de quien lo
hubiere promovido, en los recursos, por la parte recurrida. La petición deberá formularse
antes de consentir el solici- tante cualquier actuación del Tribunal posterior al vencimiento del
plazo legal y se sustanciará previa intimación a las partes para que en el término de cinco
(5) días manifiesten su intención de continuar con la acción y produzcan actividad procesal útil
para la prosecución del trámite, bajo apercibimiento en caso de incumplimiento, de
decretarse la caducidad de la instancia".
La cuestión radica en resolver si la aplicación de la ley 24.522 es excluyente en este
supuesto o si se la debe armonizar con el Código de rito.
Observa Falcón que la expresión que utiliza el art. 278 cuando dice ‘compatibles
con la rapidez y economía del trámite concursal’ "tiene un lado vago y ambiguo. Por una parte
permite ingresar las normas procesales locales para las cuestiones no señaladas, pero las
mismas no deben dañar el sistema concursal..." (Falcón, Enrique M., "Caducidad o
perención de instancia", 3ra. ed., Rubinzal Culzoni, 2004, p. 43).
Como puede deducirse de la lectura del art. 278, éste no se limita a ser una
simple norma remisiva. Si se hubiera tratado del simple problema de las lagunas
legislativas, bastaba con la solución del art. 16 del Código Civil. El legislador consagró, en
rigor de verdad, una superioridad normativa de la leg- islación concursal para todos los casos
(conf. Grispo, Jorge D., Tratado sobre
la ley de concursos y quiebras, Ad Hoc, Bs. As., 2002, T. 6, p. 581 y doctrina allí citada;
Conil Paz, Alberto, La ley concursal prevalente y normas procesales, "La Ley", 1993 C 346).
3. Innecesariedad de intimación previa en materia concursal.
En las presentes actuaciones el problema, como ya dije, se limita a responder si es
necesaria o no la intimación previa, a la declaración de caduci- dad, que regula el art. 315 del
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires.
Se han esbozado al respecto dos posturas: una que entiende que la caducidad en el
supuesto que nos ocupa está prevista expresamente por el art. 277 de la Ley de Concursos y
Quiebras y, por ende, no se aplica subsidiari- amente el Código Procesal (Stempels, Hugo
J., "Lo procesal de lo concursal", "Jurisprudencia Argentina", 2003 IV 1520), y la otra que
considera que, dado que la ley especial establece el plazo pero no el procedimiento, es
necesario
la realización de la intimación previa que regula el art. 315 del Código Procesal Civil y Comercial
(Graziabile, Darío J., "Las reglas procesales del concurso. Los ritos concursales", "La Ley", 2-
VIII-2004, p. 1; Falcón, Enrique M., "Caducidad o perención de instancia", 3ra. ed., Rubinzal
Culzoni, 2004, p. 43).
Esta dualidad también se observa en las sentencias de grado (conf.
lo referencian Rosenblat, Héctor C.; Ribera, Carlos E., "El nuevo régimen de
caducidad de la instancia en la Provincia de Buenos Aires y su aplicación en los
concursos", "El Derecho", 191 859). Se ha dicho ante esta situación que "la solución del
pretorio dista de ser pacífica y la contradicción que se anota
conspira contra el valor jurídico ‘seguridad’ y también afecta el trato igualitario entre quienes,
por un lado, se encuentren en la misma situación con un régi- men de caducidad de instancia
(prácticamente inexistente) como el que ahora tiene la provincia de Buenos Aires a partir de
la ley 12.357; y, por el otro, con aquéllos que mantienen el mismo sistema, caso de la Capital
Federal y provin- cias que siguen el lineamiento de su Código Procesal, en el que no existe
la previa intimación de continuar con la instancia para que la misma se extinga por
vencimiento del plazo previsto por el legislador" (Stempels, Hugo J., "Lo procesal de lo
concursal", "Jurisprudencia Argentina", 2003 IV 1520).
Stempels considera "inaplicable en los concursos la norma del art.
315 Código Procesal Civil y Comercial bonaerense, pues la misma deja dueño exclusivo de la
instancia al incidentista, perdurando sine die los incidentes,
lo que es incompatible con la rapidez y economía del proceso concursal. Si el juez puede
declarar de oficio la negligencia en la producción de la prueba y también, una vez vencido
el plazo, dictar resolución en los incidentes, aun cuando la prueba no esté totalmente
diligenciada, si estima que no es nece- saria su producción (art. 282 ley 24.522),
contradice tal sistema que no sola-
mente no pueda el juez dictar de oficio la caducidad de la instancia, sino que la petición de la parte
tendiente a lograr la perención ‘caerá en saco roto’ con una simple afirmación del incidentista
‘perezoso’, en el sentido de que admite la intimación de continuar su cansino incidente,
quitándole por su cuenta la nota de perentoriedad de los términos que fatalmente se encontraban
vencidos" (Stempels, Hugo J., "Lo procesal de lo concursal", "Jurisprudencia Argentina",
2003 IV 1520). (El resaltado me pertenece).
Considero que ésta es la solución que se ajusta a la esencia del pro- ceso concursal.
Obsérvese que pasó más de un año sin que la actora instara el procedimiento, desde el 19 de
mayo de 2003 hasta 27 de agosto de 2004, fecha esta última en la que los demandados solicitan
la caducidad de instancia (fs. 97).
Una solución distinta implicaría, ineludiblemente, la alteración de la celeridad,
máxime si tenemos en cuenta los antecedentes de la causa, a saber, el incidente se inició
el 15 de diciembre de 1999 (fs. 54) y se notifica
a los demandados el 6 de mayo de 2003 (fs. 93), es decir, tres años y medio después.
En consecuencia, considero que no procede en el caso la intimación previa
prevista en el art. 315 del Código Procesal Civil y Comercial, en tanto que la misma se
halla en contraposición con la rapidez y economía que rigen la totalidad del proceso
concursal (arts. 273, 277, 278 de la ley 24.522).
Por todo ello, doy mi voto por la negativa.
A la cuestión planteada, el señor Juez doctor Hitters dijo:
1. Adhiero al voto de mi distinguido colega doctor de Lázzari, permitié- ndome las
siguientes consideraciones complementarias.
2. Como con precisión han puesto de manifiesto los Ministros que se han
pronunciado en el sub lite, el debate gira en torno a una específica prob- lemática de
trámite bastante frecuente en los procesos concursales de nuestra provincia.
El interrogante consiste en saber si la caducidad de instancia, que tiene regulación
expresa en la ley 24.522, puede ser complementada en cuanto al procedimiento previo y modo
de declaración por las disposiciones del Código Procesal Civil y Comercial.
Como se sabe, la reforma del referido ordenamiento al instituto de la caducidad de
instancia (ley 12.357) impuso como trámite anterior a la declara- ción de perención, una intimación
al accionante para que impulse las actuacio-
nes.
Es igualmente conocido que la ley falencial no tiene tal indicación al
respecto. El art. 277 de este cuerpo normativo regula la caducidad del siguiente modo: "No
perime la instancia en el concurso. En las demás actuaciones, y en cualquier instancia, la
perención se opera a los tres meses". Agregando el art. 278 que "en cuanto no esté
expresamente dispuesto por esta ley, se aplican las normas procesales de la ley del lugar del
juicio que sean compatibles con la rapidez y economía del trámite concursal".
La pregunta en definitiva sería si el emplazamiento preliminar que regula el
régimen adjetivo vigente en nuestra provincia (previsión que en prin- cipio sería aplicable
por la remisión del art. 278 del ord. cit.) es o no compatible con la "rapidez y economía del
trámite concursal". De ser considerada como una herramienta dilatoria, la integración no
sería posible en atención a lo que determina la parte final del artículo en cuestión.
Creo del caso señalar que en este balance no basta con afirmar que la diligencia
intimatoria anterior a la declaración conlleve un tiempo mayor que si la misma no se llevara a
cabo. Si así fuera, no cabrían dudas de que cualquier acto procesal que los ordenamientos
locales incorporen a los trámites propios del ámbito concursal, no superaría el estándar del
art. 278 e impediría la inte- gración normativa respectiva.
Pero no es ésa la regla que impera la norma recién aludida. En efecto, ampliando lo
que ya adelantara el doctor de Lázzari, la integración del sistema concursal con las normas
adjetivas provinciales no queda prohibida cada vez que por efecto de la misma se agregue
alguna diligencia al procedimiento respectivo alongando así (por obvia consecuencia) la
duración del pleito, sino que se requiere algo más: que dicha gestión sea inconciliable con el
principio de celeridad, es decir, que impacte irrazonablemente en la economía (enten- dida lato
sensu) de este régimen especial.
Dicho ello, creo que el ultimátum que determina el art. 315 del Código Procesal
Civil y Comercial con carácter previo a la declaración de caducidad, no resulta incompatible
con la aspiración general aludida en el párrafo anterior, por lo que no rige a su respecto la
parte final del art. 278 de la ley de quiebras que hace excepción a la posibilidad de
integración de dicho cuerpo preceptivo con las normas del ordenamiento de forma local.
4. Por ende, al igual que el colega cuyo voto comparto, entiendo que el recurso debe
prosperar, con costas (art. 289, C.P.C.C.).
Voto por la afirmativa.
El señor Juez doctor Pettigiani, por los mismos fundamentos del señor
Juez doctor Hitters, votó la cuestión planteada también por la afirmativa.
Con lo que terminó el acuerdo, dictándose la siguiente S E N T E
NCIA
Por lo expuesto en el acuerdo que antecede, por mayoría, se hace lugar al recurso
extraordinario interpuesto y se revoca la sentencia impugnada en cuanto decretó la caducidad de
la instancia, con costas (art. 289, C.P.C.C.).
Notifíquese y devuélvase.

A modo de conclusión, diremos que, las actividades incluidas en este módulo se han
elaborado con el objeto de facilitar a Ud. la comprensión de los conteni- dos mencionados
precedentemente. Ahora todo está en sus manos. Confiamos en su gran vocación, su capacidad
y sus ganas de aprender. ¡Suerte!
m4 |contenidos | información complementaria 1 | IC
información complementaria 1
m4 Material

Diríjase a la página 7 para leer el contenido de este material.

m4 Actividades

m4 | actividad 1

Llegó el momento de liquidar: pedimos la IC 1


Quiebra

En este módulo vamos a retomar los hechos relatados en las actividades del
módulo 3 (recordará usted que “La Roca Construcciones S.A” se encuentra en
estado de cesación de pagos y, ante la apertura del concurso, sus acreedores
pretenden la verificación de sus créditos) pero, en este caso, abandonaremos la
hipótesis del Concurso Preventivo, es decir que, deberá entenderse que dicha
sociedad es simplemente deudora, y que no se encuentra concursada. Así, el
Sr. Mario Loza –socio gerente de Casalinda- concurre a su estudio y le comenta
que la sociedad deudora, no sólo “se encuentra en mora” con su Mandante, sino
que además, ha tomado conocimiento de que la empresa “ha vendido parte de
sus maquinarias a precios irrisorios”, con lo que ve peligrar su derecho
crediticio. Por tal motivo, solicita su asesoramiento jurídico. Ud. ha constatado
que son ciertos los hechos relatados y, además, otros hechos que lo convencen
de que difícil- mente La Roca S.A. abonará sus deudas, incluso la de su cliente.

Asuma el rol de apoderado del acreedor “Casalinda SRL” y elabore el


escrito judicial por el que reclama el pago del crédito a un Juez Concursal,
suminis- trando argumentos jurídicos que justifiquen Asu petición. 1.
Asimismo, a los fines de resguardar el crédito de su cliente, en el mismo
escrito solicite las medidas precautorias IC 2 autorizadas por la LCQ.

m4 |actividad 1 | IC
informacióncomplementaria1y2

VISUALIZAR DESDE LA PLATAFORMA.


m4 |actividad 1 | AA
asistenteacadémico1

CONCURSOS: PEDIDO DE QUIEBRA. TRÁMITE. PRUEBA SUMARIA DEL


CRÉDITO. PROCEDENCIA. PAGARÉ. DOCUMENTO A LA VISTA. RECHAZO
LIMINAR. IMPROCEDENCIA.

Resulta improcedente rechazar liminarmente un pedido de quiebra con base


-como en el caso- en que el pagare a la vista no resulta un documento que informe
sobre la existencia de una deuda vencida e impaga, que implique un hecho revelador del
estado de cesación de pagos, en tanto es carga del deudor manifestar que el documento no
fue presentado para su cobro (CN
Com E, 5.3.87, “Laboratorios Dromilent S.A. s/ Pedido de Quiebra por Banco Almafuerte
Coop.”) por tanto, abordar la suficiencia del documento en esta etapa liminar del proceso,
implica integrar y asumir oficiosamente premisas y circunstancias que pueden o no presentarse
acá, en función de las eventuales explicaciones que brinde el presunto insolvente (LCQ, art.
84).

CÁMARA COMERCIAL: D. SR. IELPO, RICARDO S/ PEDIDO DE QUIEBRA POR


BANDEX SA E INFORPLAST SA. 29/10/04 Vocales: Cuartero - Diaz Cordero
(SALA INTEGRADA).
Fecha: 16/11/2004

Materia: Civil y Comercial

Carátula: “Boetti Francisco Spiritu – Quiebra Pedida”. Revista:

General de Cordoba (Nº: 69)

Cám. Civ. y Com. de 3ª Nom. (Córdoba) Resolución:

Sentencia 113

Citar este artículo con el código: 8748

CONCURSOS Y QUIEBRAS. QUIEBRA PEDIDA POR ACREEDOR. Requisitos


formales de procedencia. Extremos que deben acreditarse. Rechazo liminar. Improcedencia.

El caso: El peticionante de la quiebra apeló la resolución de la juez concursal que rechazó


“in limine” la solicitud de declaración falencial. La Cámara admitió la apelación.

1. El incumplimiento de una obligación constituye, sin perjuicio de las defensas que pueda
utilizar el deudor para neutralizarlo, una prueba legal de la existen- cia de ese derecho,
todo lo provisional que se quiera, pero prueba al fin en tanto no se demuestre lo contrario.

2. Lo que la ley exige al acreedor para solicitar la falencia de su deudor, no es la prueba


de la cesación de pagos, sino la prueba de los hechos reveladores
de la cesación de pagos (art. 83, Ley 24.552).

3. Si de los elementos adjuntados por el requirente de la quiebra se corrobora al menos


“a priori” la mora en el cumplimiento de la obligación a cargo del accionado, y con ello la
configuración del hecho revelador que debe acredi- tar el peticionante para denunciar la
insolvencia persiguiendo la declaración falencial de su deudor (Ley 24.522, art. 79, inc. 2º)
resulta competencia del deudor dar las explicaciones pertinentes para tratar de demostrar
que no está en cesación de pagos.

4. La acreditación del hecho revelador de la cesación de pagos, resulta sufi- ciente para
despachar la solicitud falencial, máxime cuando la ley subordina la admisibilidad del pedido de
quiebra a la demostración “sumaria” de sus presu- puestos, recaudo que en el caso ha sido
cumplimentado.

Cám. 3ª Civ. y Com. Cba. Sent. 113 16/11/2004 Trib. de origen: Juzg. 33ª Nom.
C.C .Cba. “Boetti Francisco Spiritu – Quiebra Pedida”.

PRIMERA CUESTIÓN: ¿Es procedente el recurso de apelación?


SEGUNDA CUESTIÓN: ¿Qué pronunciamiento corresponde dictar?

A LA PRIMERA CUESTIÓN
La Sra. Vocal Dra. Beatriz Mansilla de Mosquera, dijo:
I) El peticionante de la quiebra apeló la resolución de la juez concursal que rechazó “in
limine” la solicitud de declaración falencial contra el Sr. Boetti Fran- cisco Spiritu. La primer
sentenciante consideró que el peticionante no aportó pruebas del estado de cesación de
pagos del deudor, atento que a su juicio
no puede inducir la existencia de tal estado, el mero incumplimiento de una obligación, pues
ello importaría desnaturalizar el procedimiento de la quiebra permitiendo que se utilice como
subrogado de la ejecución individual, esto es, con un fin diverso de aquel para el cual ha sido
concebido por la ley.
II) El recurso de apelación debe ser admitido.
Los argumentos utilizados por la juez de primer grado para justificar su deci- sión no se
pueden compartir. En efecto, el incumplimiento de una obligación
-en la especie: emolumentos profesionales adeudados- constituye, sin perjuicio de las defensas
que pueda utilizar el deudor para neutralizarlo, una prueba legal de la existencia de ese
derecho, todo lo provisional que se quiera, pero prueba al fin en tanto no se demuestre lo
contrario.
Lo que la ley exige al acreedor para solicitar la falencia de su deudor, no es la prueba de
la cesación de pagos, sino la prueba de los hechos reveladores de la cesación de pagos
(art. 83 Ley 24552). En autos, el peticionante invocó
como hecho revelador de la cesación de pagos el incumplimiento de la deuda objeto de reclamo
judicial. De los elementos adjuntados por el requirente de la quiebra, se corrobora al menos
“a priori” la mora en el cumplimiento de la obli- gación a cargo del accionado, y con ello la
configuración del hecho revelador que debe acreditar el peticionante para denunciar la
insolvencia persiguiendo la declaración falencial de su deudor (ley 24.522, art. 79 inc. 2),
resultando competencia del deudor dar la explicaciones pertinentes para tratar de demos- trar
que no está en cesación de pagos (Rivera Julio César, Instituciones de Derecho concursal
T.II, pág. 19, Ed. Rubinzal Culzoni).
Consecuentemente, la acreditación del hecho revelador de la cesación de pagos, resulta suficiente
para despachar la solicitud falencial, máxime cuando la ley subordina la admisibilidad del
pedido de quiebra a la demostración “sumaria” de sus presupuestos, recaudo que en el caso
ha sido cumplimen- tado.
El Sr. Vocal Dr. Julio L. Fontaine, dijo: Comparto los fundamentos de la Dra. Beatriz
Mansilla de Mosquera.
El Sr. Vocal Dr. Guillermo E. Barrera Buteler, dijo: Adhiero al voto de la Sra. Vocal
del primer voto.

A LA SEGUNDA CUESTIÓN
La Sra. Vocal Dra. Beatriz Mansilla de Mosquera, dijo: Atento lo expuesto
precedentemente, admítase el recurso y, consecuentemente, dispóngase dar trámite al pedido
de quiebra deducido por el Dr. Ignacio Marcos Garzón.
El Sr. Vocal Dr. Julio L. Fontaine, dijo: Comparto los fundamentos de la Dra. Beatriz
Mansilla de Mosquera.
El Sr. Vocal Dr. Guillermo E. Barrera Buteler, dijo: Adhiero al voto de la Sra. Vocal del
primer voto.
Por el resultado de los votos que anteceden el Tribunal,

RESUELVE:
Admítase el recurso y, consecuentemente, dispóngase dar trámite al pedido de
quiebra deducido por el Dr. Ignacio Marcos Garzón. Protocolícese y bajen.

Fdo.: Mansilla de Mosquera - Fontaine - Barrera Buteler.

Fecha: 31/03/2008

Materia: Civil y Comercial

Carátula: Emprendimientos Inmobiliarios y Financieros S.A. - Quiebra - Sol. por


Ing. Miguel Sánchez y C.P.N. Pablo Garay.

Revista: Región Cuyo (Nº: 32)

Sala Segunda de la Cámara de Apelaciones en lo Civil, Comercial y Minería [SAN JUAN]

Resolución: Expte. 19407

Citar este artículo con el código: 12998

QUIEBRA. Quiebra pedida por acreedor, desistimiento o agotamiento previo de la vía


individual. Depósito en pago o embargo, pago parcial, intimación al demandado como previo
a la quiebra.

El caso: La sentencia de primera instancia que rechazó el pedido de quiebra fue apelada
por el acreedor peticionante. El a quo fundó su sentencia en que el depósito, al contestar la
demanda, de la obligación exigida, acreditaba el estado de solvencia del demandado y en que
el acreedor no agotó la vía eje- cutiva individual que inició con anterioridad al pedido de
quiebra. El apelante se quejó en cuanto el monto depositado era insuficiente, ya que se
depositó sólo capital nominal, y en cuanto desistió de la ejecución individual iniciada. La
Cámara de Apelaciones, luego de admitir la apelabilidad de la sentencia que rechaza el
pedido de quiebra, hizo lugar parcialmente al recurso incoado
intimando al demandado a que depositara la suma correspondiente a intereses, bajo
apercibimiento de declarar la quiebra.
1. Se afirma la necesidad de depositar a embargo o en pago, si la obligación se encuentra
incumplida, y ello ha sido invocado por el acreedor como hecho revelador de la cesación de
pagos.

2. Si ante el emplazamiento del art. 91 de la ley de concursos el deudor con- signa una
suma razonablemente proporcionada, con ello neutraliza la posible presunción de insolvencia
que podría expresar el incumplimiento de una deuda dineraria.

3. La presunta fallida demuestra que se encuentra in bonis si ha ingresado fondos al


expediente de pedido de quiebra, cuando le fue requerido y aun voluntariamente, lo que es
demostrativo de solvencia patrimonial y consecuen- temente, de ausencia del estado cesante.

4. El ingreso de fondos por parte del presunto fallido al primer requerimiento es


demostrativo de su solvencia patrimonial.

5. Se ha impuesto al acreedor que promueve una ejecución individual, su agotamiento o


desistimiento para la procedencia de la vía liquidativa concursal y si bien en el sub examen
los pretendientes de la quiebra han/habrían desis- tido del proceso individual, ello no es
suficiente por sí solo para dar curso a la quiebra.

6. Si bien es cierto que no hay ninguna disposición legal que exija agotar la vía de
ejecución individual, antes de articular la solicitud de quiebra, no puede permitirse que el
pedido de quiebra opere lisa y llanamente en lugar de los procesos de ejecución singular
de los que puede echar mano el acreedor, a riesgo de desvirtuar la naturaleza misma del
proceso concursal o dar al mismo un carácter coactivo (o extorsivo según el caso) que
debe convocar el más
enérgico rechazo. Si bien todo deudor responde con la totalidad de sus bienes por el
cumplimiento de las obligaciones asumidas y todo acreedor posee dere- cho a ser satisfecho en
su acreencia, cuando un acreedor agrede los bienes de su deudor para satisfacer sus derechos,
la actuación del órgano jurisdiccional que posibilita tal objetivo no lo es sólo en protección
del acreedor, sino también como un deber genérico, de tutela jurídica que participa del interés
general que tiene el estado de que el derecho se realice, trasladando el eje del problema al
interés público, por lo que resulta fácilmente comprensible la reticencia a los intentos de
convertir a los procesos de ejecución colectiva en medio idóneo para la satisfacción de
créditos individuales.

7. La existencia de una acción no concluida contra el deudor, ha sido consi- derada


desde antiguo como un obstáculo para la proponibilidad objetiva del procedimiento de
petición de quiebra por el acreedor. El hecho de que no se encuentre agotada la tramitación
de la ejecución individual, impide la pro- moción simultánea de la ejecución colectiva por
tratarse de vías procesales excluyentes que no pueden intentarse sino sucesivamente.

8. El agotamiento de la acción individual promovida anteriormente es, en suma, requisito


irreductible para poder intentar útilmente la declaración de falencia del que no cumple. Esto no
significa dar primacía a recaudos de índole formal, sino que precisamente el propio
interesado escogió una vía de acción como cauce procesal adecuado para el ejercicio de sus
derechos, toda vez que la existen- cia del incumplimiento que la recurrente atribuye como
estado de cesación de pagos, no puede considerarse configurado como tal sino con el
agotamiento de la vía procesal escogida, en el caso, un juicio sumario.
9. El deudor que se presenta en su pedido de quiebra depositando el valor nominal del
presunto crédito no demuestra estar en fondos ni “in bonis” pero tampoco lo acredita
quien se presenta depositando el capital actualizado con más los intereses de plaza, ya que
la cesación de pagos es un estado de impotencia patrimonial para afrontar regularmente sus
obligaciones (art. 85, ley 19.551) y no el mero incumplimiento de las obligaciones; ello
resulta de la propia enumeración de hechos reveladores que efectúa el legislador.

10. La jurisprudencia ha establecido, que el principio de inapelabilidad obe- dece a la


necesidad de evitar dilaciones en el trámite concursal, pero cede cuando resulta afectado
el derecho de defensa en juicio, y de modo más amplio cuando la resolución impugnada
causa un gravamen que no pueda ser reparado con posterioridad. La elasticidad del régimen
recursivo en correlación con la riqueza de la situación –sobremanera de las consecuencias
que de ella se siguen– que se dan en la vida de la quiebra, mueven a un juego dinámico y
circular de la regla, excepción en materia recursiva. La regla de la inapelabili- dad sólo es
aplicable a aquellas resoluciones dictadas en la secuela ordinaria y normal del proceso.

11. Es por otra parte el criterio de este Tribunal, cuando se trata de la excep- ción a la
regla de inapelabilidad, cuando exista gravamen no susceptible de reparación posterior.

12. La inapelabilidad de las resoluciones en los procesos concursales, cede, ante la


garantía de la defensa en juicio, y en los casos especiales en que cor- responde dar una
interpretación definitiva sobre el alcance de las leyes y otras normas legales sobre la materia,
ante un apartamiento evidente de las mismas.

13. El depósito del monto del crédito, los accesorios y los gastos pueden servir de
fundamento a la oposición del deudor, pues evidencia la ausencia de la cesación de pagos,
cuando el hecho revelador consiste en el incumplimiento moroso de una obligación.
14. El medio más seguro y eficaz de demostrar que se está in bonis lo consti- tuye el
depósito –en pago o a embargo– de los fondos suficientes para cubrir el crédito invocado
como hecho revelador de la insolvencia es decir el capital más los accesorios.

15. Considero que el depósito efectuado por el deudor es insuficiente pero, antes que
decretar la quiebra; el Sr. Juez a quo debe intimar al deudor a que deposite el monto de
los accesorios para garantizar el pago de la suma cuya condena está firme.
16. De todas formas, el criterio de imposición de costas por su orden se ha ido
imponiendo en la jurisprudencia para los casos de depósito judicial.

17. Si el acreedor no probó la cesación de pagos y por ello se rechaza el pedido de quiebra,
debe soportar las costas, como vencido. Pero en este caso, las costas en ambas instancias,
conforme al resultado del recurso, deben ser impuestas en un cincuenta por ciento al
deudor y el resto por el orden cau- sado.
m4 | actividad 2

Reaparece Gayma

En esta oportunidad, usted es apoderado de Banco Italiano SA. Su mandante es acreedor de


los hermanos Mauro Gayma (lo recordará de la actividad 1, módulo1) y Lucas Gayma,
quienes habían suscrito con el banco un Mutuo por la suma de pesos ochenta mil ($
80.000), constituyendo -en garantía de las obligaciones contraídas en virtud de dicho
contrato- hipoteca de primer grado sobre un inmueble de su titularidad, en el que cada uno
de ellos tiene el 50% de los derechos indivisos. Ante la falta de pago de los deudores, Ud,
en representación del acreedor, promovió ejecución hipotecaria en contra de ambos, la que
se tramita ante el Juez Civil y Comercial de 14ª Nom. Los demandados comparecieron y
opusieron las excepciones de falta de personería y de inhabilidad de título, las que fueron
rechazadas en la sentencia, la que mandó a llevar adelante la ejecución. Durante la etapa de
ejecución o cumplimiento de sentencia, y habiéndose efectuado ya por el Oficial de Justicia la
constatación previa (del inmueble) a la subasta, Ud. toma conocimiento de que se declaró la
Quiebra del co-ejecutado Mauro Gayma en Juzgado de Soc., Conc., y Quiebras de 3ª Nom.,
hecho nuevo que denuncia ante el juez civil. Éste dicta un decreto por el cual ordena que,
previo a proseguir los trámites de ejecución de sentencia, se acredite haber presentado el pedido
de verificación de su crédito y privilegio ante el Síndico del juicio universal. Contra dicho
proveído interpone recurso de reposición Mauro Gayma, quien sin desconocer su calidad
de fallido se pronuncia a favor del Fuero de Atracción, solicitando la remisión del expediente
ante el juez universal. De la reposición se corre traslado al actor ejecutante. Al evacuarlo,
éste se opone a la remisión peticionada; en primer lugar, por la falta de legitimación del
recurrente hoy fallido para interponer el medio impugnativo articulado, y en segundo lugar, en
razón de que, verificándose el supuesto de litis consorcio pasivo necesario, el juicio
singular debe continuar radicado en el juzgado originario, solución que –afirma- brinda la
LCQ.

En esta oportunidad, asuma el rol de juzgador y resuelva, mediante el dictado


de un Auto, el recurso de reposición, suministrando respuesta a los
argumentos brindados por las partes. A 1

m4 |actividad 2 | AA
asistenteacadémico

A continuación, le sugerimos la lectura de la siguiente jurisprudencia que le servirá para


realizar la actividad solicitada.

QUIEBRA – FUERO DE ATRACCIÓN – EJECUCIONES DE GARANTÍAS REALES

Carry Ives Andrés s/ incidente de subasta (sito en San Blas 3061/35 U 2 PB y AZOT)” –
CNCOM – SALA A – 26/12/2006

“La ley 26.086, en su art.4, ha modificado el art. 21 de la ley 24.522, en lo tocante al fuero
de atracción. Esa reforma estatuye en el marco de los concursos preventivos la exclusión de la
radicación de los procesos de expropiación, los que se funden en relaciones de familia, y las
ejecuciones de garantías reales. La “desatracción” impuesta por ese nuevo cuerpo normativo
no reviste la misma extensión en procesos falenciales (como el presente) que en los
concursos preventivos.”
“Desde tal perspectiva, cabe afirmar que las modificaciones introducidas para el concurso
preventivo vinculadas al “fuero de atracción”, si bien se extienden a la quiebra, no ocurre
lo propio con este tipo de ejecuciones ya que, es del caso poner de resalto que en el art. 132
L.C.Q, establece que las ejecuciones de crédito con garantías reales son atraídas como en la
ley 24.522.”

“En efecto, el art. 7 de la ley 26086 (modificatorio del art. 132 de la L.C.Q) ordena
expresamente en el proceso liquidativo la atracción de las ejecuciones de créditos con
garantías reales a diferencia del concurso preventivo. Ello es así, por cuanto en la quiebra
el deudor es desapoderado de sus bienes, y pierde la legitimación procesal, en principio, en
todo litigio referido a bienes desapoderados, debiendo actuar en ellos la sindicatura. Por lo
tanto, es de toda lógica, que la competencia atractiva falencial incluya ciertamente a la ejecución
hipotecaria de que aquí se trata a fin de asegurar la actuación de la jurisdicción concursal sobre
el patrimonio falencial. En tal contexto, siendo evidente que en sub lite resulta aplicable el art.
132, en su actual redacción, la pretensión de la sindicatura relativa a la radicación de esos
obrados en este marco falencial será admitida.”

Buenos Aires, 26 de diciembre de 2006. //- Y

VISTOS:

1.)) Apeló subsidiariamente la sindicatura la decisión de fs. 51 -reproducida a fs. 52-


, que mantuvo el criterio sentado en fs.37, donde se ordenó remitir una ejecución hipotecaria al
tribunal de origen por considerarla excluida del fuero de atracción que ejercería la quiebra de la allí
demandada, en razón de la sanción de la ley 26.086.- El memorial obra glosado en fs. 41.-

2.) Sostuvo la funcionaria concursal que lo decidido no se habría ajustado a la


modificación que al art. 132 de la L.C.Q introdujo la ley 26.086 en su art. 7, por cuanto en
caso de quiebra, el fuero de atracción se mantendría respecto de las ejecuciones de garantías
reales. Con base en ello, requirió la revocación de la orden de remisión de esos obrados a la
sede civil, como sí también, la reposición del martillero desinsaculado oportunamente en este
incidente de realización de bienes.-

3.) La Sra. Fiscal General actuante por ante esta Cámara propuso en su dictamen
de fs. 59 la confirmación del fallo.-

4.) De las constancias objetivas de este expediente se aprecia que el a quo dejó sin efecto
la subasta decretada en fs. 3/7, e invocó para ello que la venta de la propiedad de la fallida
debía continuar en la ejecución hipotecaria por ante el tribunal de grado originario (v. fs.
37, y 51, respectivamente).-

En primer lugar, como marco referencial señálase que la ley 26.086, en su art.4, ha
modificado el art. 21 de la ley 24.522, en lo tocante al fuero de atracción. Esa reforma
estatuye en el marco de los concursos preventivos la exclusión de la radicación de los
procesos de expropiación, los que se funden en relaciones de familia, y las ejecuciones de
garantías reales.- Ahora bien, dada la limitación que la propia ley hace en cuanto al tipo de
proceso concursal de que se trata, la interpretación hecha por el juzgador no () ha sido
acertada. Obsérvase que la “desatracción” impuesta por ese nuevo cuerpo normativo no
reviste la misma extensión en procesos falenciales (como el presente) que en los
concursos preventivos.- Desde tal perspectiva, cabe afirmar que las modificaciones
introducidas para
el concurso preventivo vinculadas al “fuero de atracción” .si bien se extienden a la quiebra, no
ocurre lo propio con este tipo de ejecuciones ya que, es del caso poner de resalto que en el art.
132 L.C.Q, establece que las ejecuciones de crédito con garantías reales son atraídas como en la
ley 24.522. –

En efecto, el art. 7 de la ley 26086 (modificatorio del art. 132 de la L.C.Q) ordena
expresamente en el proceso liquidativo la atracción de las ejecuciones de créditos con garantías
reales a diferencia del concurso preventivo. Ello es así, por cuanto en la quiebra el deudor es
desapoderado de sus bienes, y pierde la legitimación procesal, en principio, en todo litigio
referido a bienes desapoderados, debiendo actuar en ellos la sindicatura. Por lo tanto, es de toda
lógica, que la competencia atractiva falencial incluya ciertamente a la ejecución hipotecaria de
que aquí se trata a fin de asegurar la actuación de la jurisdicción concursal sobre el patrimonio
falencial.-

En tal contexto, siendo evidente que en sub lite resulta aplicable el art. 132, en su actual
redacción, la pretensión de la sindicatura relativa a la radicación de esos obrados en este marco
falencial será admitida.-

5.) Por todo ello, oída la Sra. Fiscal General, esta Sala RESUELVE;;
a) Estimar el recurso de apelación incoado, y como consecuencia de ello revocar la
decisión de fs. 37, mantenida en fs. 51, en el sentido que la ejecución hipotecaria quede
radicada por ante el Juzgado de la quiebra, encomendándose al a quo la adopción de las
medidas que estime corresponder a fin de reencauzar el trámite de realización del inmueble
de la fallida.-
b) Notifíquese a la Sra. Fiscal General, y oportunamente remítanse los autos a la anterior
instancia, debiendo el magistrado interviniente notificar la presente resolución.-

FDO.: ALFREDO ARTURO KÖLLIKER FRERS, ISABEL MÍGUEZ, MARÍA ELSA


UZAL ANTE MÍ: JORGE ARIEL CARDAMA

Juzg. 14.-Sec. 27.- Sala A nro. 39.612/06

“Carry Ivés Andrés s/ incidente de subasta de inmueble San Blas 3061/65 (FG
nro.94.750)

Excma. Cámara:

Advierto en autos que, en razón de la sanción de la Ley 26.086 y lo dispuesto en su art.


4to., modificatorio del art. 21 de la Ley 24.522, la pretensión relativa a la radicación de la
causa en el tribunal en el que tramita la quiebra.-

En efecto la causa de marras tramita como ejecución hipotecaria. Frente a ello, se ha


configurado el supuesto previsto en la norma indicada -art.4, inc. 1-, que excluye de los
efectos del fuero de atracción a las ejecuciones de garantías reales.-

Por lo tanto, dado que en autos no se configuran las excepciones descriptas en el art. 9 in
fine de la norma aludida, corresponde estar a la categórica disposición legal en lo
concerniente a que los juicios contra el concursado deben continuar radicados en el
juzgado que corresponda a su origen (conf. art. 9, Ley 26.086;; “Mercedes Benz Leasing
Arg. S.A. c/Brandauer y Cia. S.A. s/ ejecución hipotecaria s/ realización de bienes”, dictamen
113.497 del 24-10-06).- En consecuencia, opino que corresponde confirmar la decisión de
fs. 37, en lo pertinente.-
Buenos Aires, diciembre 14 de 2006.//-

Fdo.: ALEJANDRA GILS CARBÓ, FISCAL GENERAL

EXTENSIÓN DE QUIEBRA. LEGITIMACIÓN. Diferencias y semejanzas entre la


legitimatio ad processum y la legitimatio ad causam. FALLIDO. Imposibilidad
de intervenir en el proceso de extensión de quiebra. PERENCIÓN DE
INSTANCIA. Ausencia de legitimación del apoderado del fallido para peticionar
la caducidad

1– En términos simples, la “legitimación” es la condición especial que requiere la ley para


ser parte (legitimatio ad causam), esto es, la posibilidad de que se dicte una sentencia
válida respecto de alguien en un proceso dado, o para tener participación (legitimatio ad
proccesum) en un proceso dado, esto es, la posibilidad de cumplir efectivamente los actos de
parte en un proceso dado. Excepcionalmente, ambos tipos de legitimación pueden estar en
cabeza de terceros (Voto, Dr. Zinny).

2– En el tema de la legitimación está interesado el orden público, por ende, la legitimación


no es disponible por las partes, y por tanto, no es convalidable ni tampoco por el tribunal, de
manera tal que aun cuando el órgano jurisdiccional hubiese admitido la intervención de quien
carece de legitimación y hubiese proveído a sus peticiones, ello importa un error en la
actividad jurisdiccional que no subsana en manera alguna tal carencia (Voto, Dr. Zinny).

3– Si bien la legitimatio ad causam y la legitimatio ad proccesum son institutos distintos,


no cabe duda de que para que alguien pueda estar legitimado procesalmente en
representación de otro, no sólo es menester que cuente –y acredite– el apoderamiento
pertinente, sino que el poderdante esté legitimado en la causa, porque de otro modo no se
justifica la participación en el proceso de su mandatario, ya que –en tales condiciones– no podrá
dictarse una sentencia válida, con fuerza jurídicamente vinculante, respecto del mandante.
(Voto, Dr. Zinny).

4– El art. 107, ley 24.522, dispone: “El fallido queda desapoderado de pleno derecho de
sus bienes... El desapoderamiento impide que ejerza los derechos de disposición y
administración”. El término “bienes” debe interpretarse en un sentido amplio abarcando
todos aquellos materiales e inmateriales que constituyen el patrimonio del fallido, respecto
de los cuales pierde incluso el ejercicio del derecho de accionar y el de contradecir, esto es,
pierde legitimación procesal (art.110), que a partir de la declaración de quiebra sólo podrán
ser ejercido por el síndico. Voto, Dr. Zinny).

5– El art.164, LCQ, dispone que “la petición de extensión tramita... con participación del
síndico y de todas las personas a las cuales se pretenda extender la quiebra... “. La exclusión de
mención de la persona del fallido en la norma en cuestión queda sustituida por la figura del
síndico. La primera conclusión que se obtiene de este desarrollo es que el fallido carece de
legitimatio ad proccesum para intervenir en el proceso de extensión de quiebra, y –con
mayor razón– carece de legitimación quien, no siendo el síndico, invoca ser su apoderado, de
donde toda la actuación de este último en el proceso carece absolutamente de eficacia jurídica.
Y si toda su actuación carece de eficacia jurídica, también carece de ella su acusación de
perención de la instancia (Voto, Dr. Zinny).
6– El fallido carece de legitimación para intervenir en la extensión de su propia quiebra. El
art. 164 de la ley 24.522 claramente establece que la petición de extensión de quiebra tramita
con participación del síndico y de todas las personas a las cuales se pretende extender la
quiebra. En esta inteligencia, estando desapoderado el fallido de la administración y
disposición de sus bienes, pierde asimismo la legitimación en todo litigio referido a los
bienes de la masa, pues se reemplaza la legitimación activa de éste por la participación del
síndico. De la lectura de estas disposiciones se desprende que el fallido sólo puede solicitar
medidas conservatorias, hacerse parte en los incidentes de revisión y de verificación tardía,
hacer presentaciones relativas a los órganos del concurso y formular observaciones en los
términos del art. 35 de la ley (Voto, Dr. Liendo).

15.310 - C2a. CC Cba. 9/10/03. Sentencia Nº 91. Trib. de origen: Juzg. 3a. CC Cba.
“Gatani, Hugo Remo c/ Eduardo R. C. J. del Campillo – Extensión de quiebra en Sistemha
SRL – Quiebra propia”.

2a. Instancia. Córdoba, 9 de octubre de 2003

¿Es conforme a derecho la sentencia apelada?

El doctor Jorge Horacio Zinny dijo:

1. Contra la sentencia Nº 678 que resolvió desestimar el pedido de perención con costas a
cargo de la fallida, dictada con fecha 21/11/01 por la Sra. Juez de 3ª Nominación, el Dr.
Guillermo Enrique Altamira, invocando la representación de la fallida, interpone recurso de
apelación, que es concedido. Radicados los autos ante este tribunal, el apelante expresa
agravios, que son respondidos por el actor. El Sr. Eduardo del Campillo se allana, dándose
por decaído el derecho dejado de usar por la Sindicatura. Evacua traslado el Sr. Fiscal de
Cámaras. Dictado el decreto de autos y a estudio, el proveído queda firme y la causa en
estado de resolver. 2. Se agravia el apelante porque en la resolución impugnada se ha rechazado
la perención de instancia que denunciara. Dice que el 16/12/99, cuando acusó la caducidad,
manifestó expresamente concurrir a estos autos por la representación que ejerce en los autos
principales de la fallida, presentación que fue admitida por el a quo y consentida por el actor.
Sigue diciendo que puede considerarse de ningún valor la extemporánea manifestación de la
juzgadora en el sentido de que no se admitió su participación. Agrega que no puede negarse
ahora la representación que ha invocado y ejercido en estos autos por haber precluido la
oportunidad para oponerse a ella. Dice que la fallida no es una incapaz –ni de hecho ni de
derecho– y que su actuación en esta causa sólo ha tenido como fundamento que el proceso se
agote en una sentencia conforme a derecho y que el derecho de defensa en juicio, del que su
representada no ha sido privada, consagra la posibilidad de denunciar la existencia de la
perención de la instancia de extensión que se seguía. Afirma que la cédula de notificación de
fs.41 jamás pudo haber tenido efecto interruptivo de una perención ya cumplida, cuando fue
dirigida a un domicilio distinto al constituido por la síndico. Sostiene que la caducidad ya
se encontraba cumplida al tiempo de la denuncia por su parte y no puede considerarse que un
“acto inexistente” tenga efecto interruptivo de ninguna especie y, por ende, debió ser
declarada de oficio por el tribunal. Pide, en definitiva, se revoque la resolución apelada en
todas sus partes. El actor, al contestar agravios, solicita se confirme la sentencia recurrida
por las razones que expresa y a las que me remito por razones de brevedad. En igual
sentido se pronuncia el Sr. fiscal de Cámaras. 3. En términos simples, la “legitimación” es
la condición especial que requiere la ley para ser parte (legitimatio ad causam), esto es, la
posibilidad de que se dicte una sentencia válida respecto de alguien en un proceso dado, o para
tener participación (legitimatio ad proccesum) en
un proceso dado, esto es, la posibilidad de cumplir efectivamente los actos de parte en un
proceso dado. Para poner un ejemplo sencillo, en el proceso en que se reclama el pago de
una deuda, sólo están legitimados en la causa el acreedor y el deudor, en tanto que estarán
legitimados en el proceso los mismos, si fueren capaces, o sus representantes, sean estos
necesarios o voluntarios. Excepcionalmente, ambos tipos de legitimación pueden estar en
cabeza de terceros. Arazi sostiene que la legitimación es “el derecho que tiene quien se
presenta a la jurisdicción de obtener una decisión sobre el mérito, es decir un
pronunciamiento sobre el derecho sustancial invocado por las partes, sea tal decisión
favorable o desfavorable”, y agrega: “Hay legitimación pasiva cuando existe identidad entre la
persona habilitada para contradecir y quien ha sido demandado” (Roland Arazi, “La
legitimación como elemento de la acción”, en “La Legitimación”, Homenaje al profesor
doctor Lino Enrique Palacio, pág. 23, Ed. Abeledo Perrot, Bs. As., 1996). Excepcionalmente
estas condiciones pueden exhibirlas algún tipo de tercero, a quien la ley habilita. Lo
importante, a los fines del caso subexamine, es que en el tema de la legitimación está
interesado el orden público porque, respecto de la primera, hace a la posibilidad de dictar
una sentencia válida, en cuya virtud se reconozca o desconozca el derecho de alguien con fuerza
jurídicamente vinculante, y –respecto de la segunda– hace a la posibilidad de que se
constituya válidamente la relación jurídica procesal en cuya virtud pueda dictarse una
sentencia válida porque ha sido respetado el derecho de defensa, esto es, que quien acciona o
que quien contradice están legalmente habilitados para hacerlo. Y en la medida en que está
interesado el orden público, la legitimación no es disponible por las partes y, por tanto, no
es convalidable ni tampoco por el Tribunal, de manera tal que aun cuando el órgano
jurisdiccional hubiese admitido –expresa o tácitamente– la intervención de quien carece de
legitimación, y hubiese proveído a sus peticiones, ello importa un error en la actividad
jurisdiccional que no subsana en manera alguna tal carencia. Si bien la legitimatio ad causam
y la legitimatio ad proccesum son institutos distintos, no cabe duda de que para que alguien
pueda estar legitimado procesalmente en representación de otro, no sólo es menester que
cuente –y acredite– el apoderamiento pertinente, sino que el poderdante esté legitimado en la
causa, porque de otro modo no se justifica la participación en el proceso de su mandatario, ya
que –en tales condiciones– no podrá dictarse una sentencia válida, con fuerza jurídicamente
vinculante, respecto del mandante. 3.1. El art.107 de la ley 24.522 dispone: “El fallido queda
desapoderado de pleno derecho de sus bienes... El desapoderamiento impide que ejerza los
derechos de disposición y administración”. El término “bienes” debe interpretarse en un sentido
amplio, abarcando todos aquellos materiales e inmateriales que constituyen el patrimonio del
fallido, respecto de los cuales pierde incluso el ejercicio del derecho de accionar y el de
contradecir, esto es, pierde legitimación procesal (art.110), que a partir de la declaración de
quiebra sólo podrán ser ejercidos por el síndico, salvo respecto de los enumerados en el
artículo siguiente, y esto es así porque a su respecto no hay desapoderamiento. Por su parte,
el art. 164, LCQ, dispone que “la petición de extensión tramita... con participación del síndico
y de todas las personas a las cuales se pretenda extender la quiebra...” La exclusión de la
mención de la persona del fallido en la norma en cuestión queda sustituida por la figura del
síndico. La primera conclusión que se obtiene de este desarrollo es que el fallido carece de
legitimatio ad proccesum para intervenir en el proceso de extensión de quiebra, y –con mayor
razón– carece de legitimación quien, no siendo el síndico, invoca ser su apoderado, de
donde toda la actuación de este último en el proceso carece absolutamente de eficacia jurídica.
Y si toda su actuación carece de eficacia jurídica, también carece de ella su acusación de
perención de la instancia. 3.2. Como lo destaca el Sr. Fiscal de Cámaras en su muy bien
fundado dictamen, se ha discutido doctrinariamente la legitimatio ad causam del fallido en el
proceso de extensión de su propia quiebra, llegando a
la conclusión de que sólo es admisible reconocerla cuando hubiese pretendido actuar como
coadyuvante del actor. En el caso de autos, no es esa la postura asumida, sino que el
apoderado voluntario del fallido sólo pretende asumir la defensa del patrimonio del
demandado, que es un socio minoritario de su mandante. Lo dicho hasta ahora sella la
suerte del recurso y hace innecesario el análisis de los restantes agravios.4. Las costas de la
alzada deben imponerse a la fallida por resultar vencida, a cuyo fin, de conformidad a lo
dispuesto en el art.133 in fine CPC y art. 34 in fine ley 8226, corresponde regular
provisoriamente los honorarios del Dr. Hugo Remo Gatani en el equivalente a cuatro jus y
no regular honorarios al Dr. Guillermo Altamira en virtud de lo dispuesto en el art.25, LA
(contrario sensu).

El doctor Julio Leopoldo Fontaine dijo:

Coincido con el criterio del Dr. Zinny en orden a la cuestión de la legitimación del fallido
para intervenir en la extensión de su propia quiebra, la cual, como lo ha hecho notar el Sr.
Fiscal de Cámaras, no podría reconocérsele más que en sentido activo, de lo cual resulta que
carece por completo de interés para acusar la caducidad de ese trámite en primer grado. Pero
entiendo, además, que no carece de relevancia el problema relativo a la eficacia de la cédula de
fs.41 como acto interruptivo de la perención denunciada. Tal notificación, en efecto, aun
estando dirigida a un domicilio incorrecto, es un acto suficientemente revelador de una
voluntad de impulsar el trámite, tanto más si de hecho ha llegado a producir ese efecto,
como se ha señalado. Si el concepto de la perención reposa en una presunción de abandono, es
claro que tal fundamento se desvanece en presencia de actos que tienen vocación impulsora en
cuanto revelan la intención inequívoca de reavivar el procedimiento. La doctrina y la
jurisprudencia, en efecto, han reconocido siempre eficacia impulsora a las notificaciones
practicadas en domicilio incorrecto (Parry: “Perención de la instancia”, 3ª ed. pág. 468;
Eisner, “Caducidad de la instancia”, p.100; Maurino, “Perención de la instancia en el
proceso civil”, p.137; y fallos citados en notas en las tres obras).

El doctor Héctor Hugo Liendo dijo:

Coincido con el criterio sustentado por el vocal del primer voto, Dr. Zinny, en cuanto a la
falta de legitimación del fallido para intervenir en la extensión de su propia quiebra. El art.
164 de la ley 24.522 claramente establece que la petición de extensión de quiebra tramita con
participación del síndico y de todas las personas a las cuales se pretende extender la
quiebra. En esta inteligencia, estando desapoderado el fallido de la administración y
disposición de sus bienes, pierde asimismo la legitimación en todo litigio referido a los
bienes de la masa, pues se reemplaza la legitimación activa de éste por la participación del
síndico. De la lectura de estas disposiciones se desprende que el fallido sólo puede solicitar
medidas conservatorias, hacerse parte en los incidentes de revisión y de verificación tardía,
hacer presentaciones relativas a los órganos del concurso y formular observaciones en los
términos del art. 35 de la ley. Por tal motivo, entiendo que los argumentos invocados por el
recurrente en su expresión de agravios no son suficientes para conmover la sentencia
recurrida, en virtud de que –como se ha dicho– soy del criterio de que el fallido carece de
legitimación procesal para oponerse a la extensión de su quiebra y, por lo tanto, también para
acusar la caducidad de ese trámite en la primera instancia. Así voto.
A mérito del resultado del Acuerdo que antecede,

SE RESUELVE: 1) Rechazar el recurso de apelación y, en consecuencia, confirmar la sentencia


apelada en lo que decide. 2) Imponer las costas de la alzada a Sistemha SRL.

Jorge H. Zinny – Julio L. Fontaine –Héctor H. Liendo

m4 Glosario

Diríjase a la página 8 para leer el contenido de este glosario.

Evaluación

La versión impresa no incluye las auto-evaluaciones parciales. Las mismas se encuentran


disponibles desde la plataforma.

También podría gustarte