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República bolivariana de Venezuela

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Puerto Ayacucho - Estado amazonas

ÉTICA LABORAL
(Todo éxito debe estar sostenido por los valores de integridad,
humildad, responsabilidad incondicional, empatía y compromiso.
Estos no son los únicos pero quizás son los principales.)

Facilitador: Estudiante:
Licenciada Ana Karina José Carrasquel
Cedula: 26.754.968
Curso: Laboratorio

Noviembre – 2020

ÉTICA y valores LABORAL


El poder crecer y triunfar tanto en la vida como en el trabajo tiene relaciones

similares con la forma en que el águila se eleva, ya que si queremos tener éxito necesitamos

apoyarnos en principios éticos y valores que nos eleven.

Como el águila coronada que se con su imponente envergadura y dignidad se eleva, sin

siquiera batir sus alas. ¿Sobre qué se apoya para alzarse por los aires consumiendo un

mínimo de energía? Su vuelo imponente se sustenta sobre el apoyo en algunos principios

naturales como la utilización de las corrientes cálidas ascendentes que, combinado a la

forma y tamaño de sus alas, le permiten ganar altitud. Puede ser fascinante verla volar en

círculos mientras va ascendiendo sin esfuerzo hasta no ser más que un punto en el

firmamento.

Sostengo que todo triunfo o éxito debe estar sostenido por los valores de integridad,

humildad, responsabilidad incondicional, empatía y compromiso. Estos no son los únicos

pero quizás son los principales, ya que abarcan la esfera de las relaciones conductuales de

los humanos en sociedad.

1. Integridad:

Los humanos nos movemos dentro de un universo de emociones, lenguaje, acciones y

pensamientos. Estos universos no son independientes, más bien son interdependientes: esto

implica que cada acción genera un pensamiento coherente, una emoción acorde, y
hablamos de dicha acción de cierta manera y con cierta terminología. Cuando algunos

componentes de estos universos no se condicen con los otros, perdemos integridad, ya que

esta es la cualidad de lo que está entero, completo. Una persona íntegra logra que lo que

dice, aquello que hace, sus sentimientos y pensamientos estén completamente alineados, no

hay grietas ni rupturas: es un todo uniforme. La persona íntegra no claudica sus valores en

pro de beneficios inmediatos, no negocia con su integridad, no se deja sobornar. Este

alineamiento le otorga una sensación de paz interior y tranquilidad que le permiten sentir

recompensa no monetaria por su accionar coherente.

2. Responsabilidad incondicional:

Mientras escribo estas ideas, vienen a mi mente dos personajes de la mitología griega:

Prometeo y Epimeteo. Lo que quiero destacar de estos dos personajes no son sus relatos,

sino la etimología de sus nombres: Prometeo significa el que piensa antes y se anticipa,

mientras que Epimeteo es el que piensa después. Jung, en el libro Tipos Psicológicos, dice

que hay personas de carácter prometeico y epimeteico. Es decir, que hay personas que por

su proactividad logran anticiparse, prevenir y planificar y otras que después de hacer

piensan lo que hicieron y muchas veces se arrepienten. La responsabilidad incondicional es


la capacidad de poder ser proactivos, anticipándonos creativamente a los acontecimientos

reduciendo los riesgos de forma inteligente. Implica pensar antes de actuar. Permitir, como

dice Stephen Covey, que haya un espacio entre el estímulo y la respuesta. En ese espacio

reside la libertad, la capacidad de elegir cuál será la mejor acción a ejecutar. Las personas

exitosas tienen un alto nivel de responsabilidad proactiva. La ética de la responsabilidad

permite que nuestra conducta sea el producto de acciones reflexionadas y pensadas y no

meras reacciones automáticas producto de las circunstancias.

3. Empatía:
Una persona empática puede ver, sentir y escuchar cómo ve, siente y escucha la otra

persona. Es la habilidad que nos permite relacionarnos con los otros cuidando que lo que

hacemos, lo que decimos y sentimos no solo no lo dañe, sino que además contribuya a un

estado emocional positivo. Las personas empáticas son percibidas como más amorosas y

confiables, con lo cual es más fácil vincularse con ellas, ya que sentimos que estamos al

resguardo y que no corremos peligro.

El valor de la empatía radica en la capacidad de salirnos de nosotros mismos para meternos

en el mundo del otro, apropiándonos de su forma de pensar y sentir. Es un estado de

profunda conexión emocional donde nos fundimos en la experiencia del otro con

sinceridad. Las personas con altos niveles de empatía suelen ser más exitosas y son

requeridas para puestos más altos.

4. Humildad:

Ninguno de los valores que hemos enumerado serían de verdadero valor o importancia sin

humildad. De hecho, la humildad es la que posibilita la empatía, la responsabilidad

incondicional y la integridad. Es difícil acompañar estos valores con el orgullo. En este

sentido, la humildad es una condición de posibilidad para el surgimiento del resto de los

valores éticos. Una ética sin humildad nos convierte en manipuladores.

5. Compromiso:

Las empresas son redes de conversaciones, comunidades lingüísticas que interaccionan

para coordinar acciones y lograr propósitos. Esa coordinación de acciones depende de los

compromisos asumidos y de la honra de esos compromisos cumpliendo nuestra palabra.

Las personas integras, responsables y empáticas tiene palabra, cumplen con sus promesas

porque saben que de no hacerlo su confiabilidad se resiente.


Hay un valor transversal a los ya mencionados: la confianza. Confiamos en personas

íntegras, responsables, empáticas, humildes y comprometidas. La confianza es el

pegamento que nos une en relaciones de largo plazo. Solo podemos elevarnos y triunfar

cuando nuestra conducta se apoya en una ética sólida y en valores elevados.

Triunfar no significa siempre tener un ascenso, un puesto de liderazgo o ganar mucho

dinero. Implica llevar una vida digna de ser vivida, ser recordados por nuestra integridad,

humildad, empatía, responsabilidad o compromiso, será nuestro verdadero éxito. El resto es

secundario.

6. Autocontrol:

Sin autocontrol, ninguna relación en la que puedan surgir tiranteces, va a funcionar, y es


que el trabajo conlleva estrés, desacuerdos, diferentes puntos de vista y es necesario que
tengamos autocontrol para saber gestionar determinadas situaciones desde la calma y mano
izquierda para conseguir un acuerdo en positivo.

7. Confianza:

Hay que confiar, pero además de en uno mismo, también hay que hacerlo en los demás. Si

no confías en los participantes del equipo y no crees que vayan a cumplir con sus tareas,

que lo vayan a hacer correctamente o con todo su interés, es imposible que la relación

funcione (ni la del equipo, ni ninguna otra).

8. Honestidad:

Para trabajar en equipo es imprescindible ser honesto para transmitir cuándo algo no se
sabe hacer, cuándo no se llega a tiempo, cuándo el trabajo supera y/o se necesita ayuda.

9. Pro-actividad:

Hay que tener ganas, hay que dar ideas, hay que aportar todo aquello que se pueda y que

ayude al equipo. Tener una actitud pasiva en la que vengan a decirte lo que tienes que
hacer, perjudicará a todos. Así que hay que ponerse las pilas y que salga de nosotros todo

aquello que podamos.

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