Está en la página 1de 3

07 Origen mitológico

de los mixtecos

D entro del sinnúmero de teogonías, genealogías y sucesos mági-


cos con los que los muchos grupos étnicos de Oaxaca adornan
sus leyendas para explicar sus orígenes, tratándose de los mix-
tecos, el Padre Burgoa en su Palestra Historial, conservó la tra-
convertirse en progenitores de la raza de los ñusabi. Una ge-
nealogía forestal en un país de áridas montañas como lomos de
rinoceronte.

dición de que al correr de su apostolado de religioso escuchó en Otra versión más es conocida, de origen mitológico también,
algún punto de la Alta Mixteca, quizás en Yanhuitlán, de cuyo que los mixtecos de Cuilapan conservaron y confiaron a la me-
convento fue prior, algo sobre “El Flechador del Sol”. moria y devoción del vicario de ese pueblo, fray Margarito Gar-
cía, tiene también su asiento geográfico en la vieja Apoala:
La leyenda es conocida e incluso aparece como sugerencia
poética en la Canción Mixteca de López Alavez, “La tierra del “En el año y en el día de la oscuridad y las tinieblas, antes
sol”. En la leyenda, cosa extraña, no aparece el astro luminoso de que hubiera días ni años, estando el mundo en la oscuridad
como el dios propiciador de la vida, el que en la altiplanicie que todo era caos y confusión, estaba la tierra cubierta de agua,
mexicana se disfraza con el nombre de Huitzilopochtli, sino solo había limo y lama sobre la faz de la tierra. En aquel tiempo
como un invasor, como un enemigo que el mixteco había de aparecieron visiblemente un dios que tuvo por sobrenombre “Cu-
vencer y desterrar de sus campos en acción guerrera, reivindica- lebra de León” y una diosa muy linda y hermosa, que “Ciervo”
dora. ¿Será así porque en ello se recuerde la invasión del mexica tuvo por nombre y “Culebra de Tigre” por sobrenombre.
Ahuizotl, poderoso codiciador también de las vírgenes tierras de Estos dos dioses dicen haber sido principio de los demás dio-
los tres Zaachilas y Cosijoeza? ses… luego que estos dioses aparecieron visibles en el mundo y
con figura humana, cuentan las historias de esta gente, que con
Hay otra leyenda no menos simbólica, también transmitida su saber y omnipotencia hicieron y levantaron una gran peña
por la historia. La de Apoala: allí, bordeando un manantial, dos hecha con grandísimo artificio, donde fue su asiento y morada
árboles gigantes, de signos sexuales opuestos, se alzaron para de la tierra. Y encima de lo más alto de la casa habitación de
estos dioses estaba un hacha de cobre, el corte hacia arriba, sobre que hacer, y donde les señalaban”… “trajo a los primeros pobla-
el cual estaba el cielo. dores a las tierras más muradas de montes y sierras inaccesibles;
Esta peña y estos palacios estaban en un cerro muy alto jun- y de estas hay variedad de opiniones aun en los caracteres y pin-
to al pueblo de Apoala. Esta peña tenía por nombre “Lugar en turas de los indios, que unos afirman que la primera población
donde estaba el cielo”, adonde estuvieron muchos siglos en gran- fue en las praderías del pueblo que llamaron Sosola, tierra por
de descanso y contento como lugar ameno y deleitable. sí tan defendida que la sitió la naturaleza, o el diluvio de dos
Estando en todo este tiempo el mundo en oscuridad; estando, ríos que la cercan, y aunque no son caudalosos, por su cauce
pues, estos dioses padre y madre de todos los dioses en sus pala- rebasaron tanto las márgenes que a peña tajada cortó en altura
cios, tuvieron dos hijos varones hermosos, discretos y sabios en grandísima todos los linderos de una legua y más de sitio, por
todas las artes. todas partes sin dejarle entrada más que la del puerto por donde
El primero se llamó “Viento de nueve culebras”, nombre se entra y se sale, y con este pertrecho fueron formidables, aun
tomado del día en que nació. El segundo se llamó “Viento de el rey Moctezuma, los naturales de este sitio, defendidos por el
nueve cavernas, que así igual fue el nombre de su nacimiento. estalaje y osados por los ejercicios militares de dardos, rodelas y
Estos dos niños fueron creados con mucho regalo. saetas, en que eran diestrísimos, y regustados de sus victorias y
El mayor cuando quería recrearse, se convertía en un águila multiplicándose en su descendencia, se extendían a las serranías
que andaba volando por los aires. El segundo se transformaba vecinas formando murallas para los pasos más sospechosos don-
en un animalito pequeño con figura de serpiente alada y volaba de podía entrarles el enemigo; el día de hoy está un cerco que
por los aires con tanta agilidad y sutileza que entraba por peñas coge más de una legua de piedra y lodo, y seguido por los altos
y paredes haciéndose invisible. y bajíos de montes y quebradas, que admiran a los que le ven, y
que después de tantos siglos de la gentilidad persevere”.
Como es de suponerse, la traducción de la versión oral al cas-
tellano es libre. Varias son las versiones al castellano. Una más o “Otros suponen que los primeros señores y capitanes vinie-
menos parecida, pero igual en su fondo descriptivo se publicó en ron del Noroeste, después que vinieron los mexicanos adonde
el libro Origen de los indios del Nuevo Mundo e Indias Occidentales. fundaron (Tenochtitlan) y ellos vinieron guiados por sus dioses
Madrid, 1729 p. 327 y entraron penetrando estas montañas, y llegados a un sitio as-
perísimo que está entre el pueblo de Achiutla y Tilantongo, en
La información al respecto del Padre Burgoa, nuestro cronis- una espaciosa llanada que hacen encumbrados montes y que la
ta, dice así: “La Mixteca cuyo origen atribuían a dos árboles, de cercan, aquí se sitiaron (asentaron) haciendo fortalezas y cercos
ufanos y soberbios ramajes, que deshojaba el viento a las már- inexpugnables, con tanta dilación que en más de seis leguas en
genes de un río, de la soledad retirada de Apoala, entre montes contorno llegó a poblarse de gente de guarnición, teniendo a
de lo que después fue población; este río nace del encañado de las espaldas por la parte del Norte una serranía tan espesa de
dos montes , que hacen en medio calle, como si fueran cortados arboleda que ni cazadores la trajinan hoy. Y todos los montes y
a tajo abierto, y al pie de uno hace boca una oquedad o cueva barrancos están hoy señalados de camellones (repisas) de arri-
por donde respira violento el río, que aunque no es caudaloso es ba abajo, como escalones guarnecidos de piedra, que eran las
bastante para un molino, y riega a un valle de sembrados, y al medidas que daban los señores a los soldados y plebeyos para
pueblo que llaman solariego por lo primitivo de sus antiguallas, la siembra de sus semillas, conforma la familia de cada uno,
con las venas de este río crecieron los árboles, que produjeron y duran hasta hoy seguidos de camellones, aunque robados en
los primeros caciques, varón y hembra, que fingen sus ilusorios las quebradas con las crecientes y avenidas en los arroyos; y lo
sueños, y de aquí por generación se aumentaron y extendieron que se ofrece a discutir es que los capitanes o señores primiti-
poblando un dilatado reino. Otros se conforman con el padre vos fueron perseguidos de mayor poder y buscaron sitio que les
Torquemada, en que los primeros hombres que fundaron esta ayudase a la defensa, y con este recelo se ejercitaban en armas
tan áspera y montañosa región, vinieron de la parte del Po- como valientes y cultivaban y labraban los riscos para sembrar
niente, como los de México, y por venir unos y otros, ciegos sin y coger las semillas de que se mantenían, por no salir a buscar
lumbre de fe, guiados del Padre de las Tinieblas, en ídolos que caza de animales y salir fuera de los cercos donde se pudiesen
adoraban, teniéndolos por oráculos para mansiones que tenían retirar escondidos; y esto parece lo más conforme con la razón,
porque el mayor señorío de estos mixtecos se conservó desde la mortales paroxismos desmayó vencido, dejándoles por suyas las
antigüedad hasta que les amaneció la luz del evangelio en este tierras. Y de ésta ridícula fábula hizo fundamento para su seño-
pueblo de Tilantongo, que fue la frontera de aquella población. río y magnífico reino, el más estimado y venerado entre los reyes
de esta Mixteca, con tanta estimación para calificarse de nobles,
Como se advierte, la versión del historiador Burgoa coincide los caciques alegan tener algún ramo de aquel tronco, de donde
en muchos puntos con la leyenda de Apoala de los mixtecos de se extendió el lustre de todos los caciques, que se dividieron en
Cuilapan. todas las cuatro partes de Mixteca Alta y Baja, de Oriente y
Ocaso, Norte y Sur”
Continuando con la leyenda del Flechador del Sol, el padre
Burgoa agrega: “Los hijos de aquellos arboles de Apoala, de “El docto padre Torquemada –añade Burgoa–, en su primer
donde fingen su origen, saliendo a conquistar tierras, el más ade- libro, de su primera parte, desvanece con luz de verdad la in-
lantado de ellos llegó al país de Tilantongo, y armado de arco, vención del origen de estos mixtecos, y afirma muy conforme a
saetas y escudo, no hallando con quien ejercitar sus armas, y razón, la venida del primer capitán llamado Mixtecatl, hijo de
fatigado de lo doblado y fragoso del camino, sintió que la brave- otro que hacia la parte del Norte, y respecto de esta nación del
za del Sol le encendía grandemente. Juzgó el bárbaro campeón Poniente, de donde vinieron, o por donde pasaron, primeros
que aquel era el señor de aquella tierra y que se le impedía con pobladores de estos reinos, y allá se llamó el Padre o señor de
los ardientes rayos que le enviaba, y desenvainando las saetas de este Mixtecatl, Ixtac Mixcuatl, porque en todas las naciones del
la aljaba, embrazó el escudo para defenderse de la estación del mundo es muy usado, como propio de su obligación, llamar
Sol, y enviándole pedernales en las varas que compitiesen con padre al señor que debe defender, sustentar y amparar a sus
disimulado fuego a sus llamas, y ya era hora de tarde en que iba hijos”.
el padre de los vivientes declinando a la pira del ocaso sobre una
montaña con singularidad lóbrega, por la aspereza de árboles y Así concluye: “La hazaña de la victoria del Sol es tan general
funestos peñascos que la enlutan, dejándola como trágica tum- en el blasón de las mixtecas, que en los escudos de sus armas
ba o sepulcro. Y todo apadrinó a la quimera del desvanecido y pintan un capitán armado de penacho de plumas, rodela, arco y
sagitario gentil, presumiendo que, herido el Sol de sus saetas, en saetas, y en su presencia el Sol poniéndose entre nubes pardas”.

Fr. Francisco de Burgoa. Geográfica Descripción, etc.


Edición de la Secretaría de Gobernación. 1934. Ps. 274 y 369

Jorge Fernando Iturribarría. Sucedió en Oaxaca.


Colección Glifo del Gobierno del Estado de Oaxaca, 1992.

También podría gustarte