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Llanos Mansilla, Teoria y Practica Del Derecho Internacional Publico Tomo I 1 - Compressed
Llanos Mansilla, Teoria y Practica Del Derecho Internacional Publico Tomo I 1 - Compressed
PRIMER VOLUMEN
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
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LISTA DE CASOS CITADOS EN ESTE PRIMER VOLUMEN
Arbitrajes internacionales
01. Abu Dhabi
02. Alabama
03. Aramco
04. Armadores noruegos contra los Estados Unidos
05. Cayugas, indios
06. Chamizal
07. Delimitación marítima entre Francia y Gran Bretaña
08. Eastern Extension, Australia and China Telegraph Co. Ltd.
09. Georges Pinsón
10. Gentini
11. Goldemberg
12. Isla de Palmas
13. Isla Timor
14. Laudos arbitrales entre Chile y Argentina
15. Laudo arbitral entre Chile y Perú
16. Laudo arbitral entre Chile y Francia
17. Laudo arbitral entre Costa Rica y Nicaragua
18. Laudo arbitral entre Estados Unidos y Francia
19. Laudo arbitral entre Francia y Holanda
20. Lena Goldfields
21. Maziua y Naulilaa
22. Pablo Nájera
23. Pesquerías del Atlántico
24. Reclamos de Gran Bretaña en Zona Española de Marruecos
25. Rhodope Bosques
26. Río Martín
27. Shufeldt
28. Tinoco
29. Yuille - Shortridge
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Tribunales chilenos
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LISTA DE CASOS CITADOS EN ESTE PRIMER VOLUMEN
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NOTA PRELIMINAR
EL AUTOR
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PRÓLOGO
A LA PRIMERA EDICIÓN
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
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CAPÍTULO I
DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
DEFINICIÓN Y BREVE RESEÑA HISTÓRICA
INTRODUCCIÓN
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DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO. DEFINICIÓN Y BREVE RESEÑA HISTÓRICA
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CUESTIONARIO
a) ¿Podría Ud. identificar los principales elementos contenidos en cada
una de las definiciones transcritas?
b) Señale cuáles son las definiciones más restrictivas y también las más
amplias.
c) ¿Está Ud. de acuerdo con lo que expresa T. E. Holland cuando escribe:
“Las definiciones de Derecho Internacional, que se encuentran en los me-
jores tratadistas, son más similares que lo que podría esperarse, considerando
los diferentes puntos de vista que exhiben cuando empiezan a discutir cada pun-
to de él detalladamente”? 8
d) ¿Cuál es, a su juicio, la definición que más se ajusta al concepto de
un Derecho Internacional contemporáneo? Lea, al efecto, Wolfgang Friedmann,
La nueva estructura del Derecho Internacional, pp. 81 a 94.
e) Analizadas estas definiciones, elabore Ud. una definición de Derecho
Internacional que contenga sus propias reflexiones personales.
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CAPÍTULO II
CONCEPTO DEL DERECHO INTERNACIONAL
PÚBLICO
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19Al respecto expresaba: “...no hay ningún agente coaccionador que pueda ga-
rantizar la observancia del derecho, especialmente contra un agresor poderoso. En
otros términos, la aplicación coactiva del derecho no depende del poder de un go-
bierno central, sino de los participantes individuales en la controversia jurídica. [...]
Permítanme recordarles el hecho que una controversia muy pequeña surgió entre los
Estados Unidos y México, hace más de un siglo, en relación con los límites entre las
dos naciones: el llamado caso ‘Chamizal’. A comienzos de este siglo una Corte arbitral
decidió en favor de México; pero hasta 1967 Estados Unidos no cumplió con la deci-
sión de la Corte. Si la decisión hubiera sido acordada a favor de los Estados Unidos,
hay muy pocas dudas de que no se habría demorado casi setenta años el cumplimien-
to de la sentencia arbitral... No puede haber orden político estable, no puede haber
paz permanente, no puede haber ningún orden legal viable sin un gobierno...”. (Inter-
national Law and International Politics: an Uneasy Partnership. Proceedings of the 68 th.
Annual Meeting American Society of International Law, 1974, p. 333).
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piar bienes cuyo valor fuera superior en varias veces al que hubiesen
perdido sus súbditos; aun menos facultado resultaría para matar o de-
tener a súbditos del Estado A.
La retorsión y las represalias ofrecen la desventaja de que el Esta-
do que las impone puede resultar tan perjudicado como el Estado con-
tra el que van dirigidas. Esto resulta particularmente cierto cuando un
Estado interrumpe sus relaciones comerciales con otro país. Pero lo
mismo ocurre con otros tipos de sanciones; por ejemplo, en el Dere-
cho inglés, cuando un hombre de negocios demanda a un cliente para
el cobro de una deuda puede acabar pagando a sus abogados hono-
rarios muy superiores al valor de la deuda originaria. Un inconveniente
aun más grave de la autoayuda es que sólo puede ser utilizada de modo
eficaz si el Estado agraviado es más fuerte o decidido que el Estado
que ha causado el daño; es improbable una intervención de terceros
Estados a menos que se haya producido una violación seria del Dere-
cho Internacional. Existe también el peligro de que los Estados pode-
rosos acusen injustamente a Estados débiles de violar el Derecho
Internacional y recurran a la autoayuda contra ellos.
No es sorprendente, en consecuencia, que se manifieste reciente-
mente una tendencia a la imposición de sanciones por grupos nume-
rosos de Estados, que actúan a través de organizaciones internacionales
como las Naciones Unidas. Pero las Naciones Unidas fueron estable-
cidas para mantener la paz internacional, y no para aplicar el Dere-
cho Internacional; constituyen un órgano político, no judicial. Sus
facultades para imponer sanciones son limitadas, y estos poderes son
raramente ejercitados debido al veto en el Consejo de Seguridad. En
otros supuestos, las Naciones Unidas sólo pueden emitir recomenda-
ciones. Estas no son obligatorias, pero constituyen una forma de insti-
tucionalización de la opinión pública y pueden ejercer importante
presión política; sin embargo, las Naciones Unidas, al no ser un órga-
no judicial, pueden basar sus recomendaciones en consideraciones
puramente políticas y prestar escasa o ninguna atención a los aspec-
tos jurídicos de la disputa.
Otras organizaciones internacionales con funciones especializadas
pueden ejercer un control más efectivo sobre sus miembros, en espe-
cial si prestan servicios esenciales, como el Fondo Monetario Interna-
cional; un Estado que resulte excluido del Fondo se encontrará ante
la imposibilidad de obtener oro y divisas de éste para enfrentarse con
una crisis en su balanza de pagos. Las organizaciones regionales pue-
den ejercer una disciplina aun más estricta sobre sus miembros; por
ejemplo, el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas goza
de jurisdicción obligatoria sobre los Estados miembros presuntamen-
te culpables de infracción de las normas del Mercado Común.
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Ahora bien, hemos de reconocer que las sanciones son menos efi-
caces en Derecho Internacional que en Derecho interno. Los Estados
son pocos en número y desiguales en poder, y siempre existen uno o
dos Estados tan poderosos que los restantes Estados suelen ser dema-
siado débiles, tímidos o desunidos para imponer sanciones contra ellos.
Esto no quiere decir que el Derecho Internacional en su conjunto fun-
cione en forma menos eficaz que el Derecho nacional, sino tan sólo
que lo hace en forma diferente. No hay por qué exagerar la impor-
tancia de las sanciones. No constituyen éstas la razón principal de obe-
diencia a las leyes en un sistema jurídico. Si la gente se abstiene de
cometer homicidios, esta abstención no es imputable generalmente
al miedo al castigo sino a una educación que hace impensable el ho-
micidio; el hábito, conciencia, moralidad, afecto o tolerancia juegan
un papel mucho más importante que las sanciones mismas. Las san-
ciones sólo son eficaces si los infractores constituyen una pequeña mi-
noría; de no ocurrir tal cosa, las sanciones resultan impotentes para
conseguir la observancia del Derecho, como lo prueba la generaliza-
da violación de los límites de velocidad en las carreteras inglesas. Re-
sultaría irracional el estudio de un sistema jurídico en términos de
sanciones. Es preferible, por el contrario, estudiar el Derecho como
un conjunto de reglas que son usualmente obedecidas, en vez de con-
centrarse exclusivamente en lo que ocurre cuando son infringidas. No
debemos confundir la patología del Derecho con el Derecho mismo.
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CUESTIONARIO
a) Explique brevemente el pensamiento que exponen los distintos autores
citados.
b) ¿Qué opinión le merece a Ud. el parangón que formula Akehurts entre
el Derecho Internacional y el Derecho interno (inglés)? ¿Se da igual situación
en Chile?
c) ¿Puede señalar alguna situación actual que guarde similitud con las
distintas posiciones expuestas por los autores citados?
d) ¿Está Ud. de acuerdo con el juicio de Akehurst que la falta de un po-
der legislativo constituye paradójicamente un elemento que refuerza el Derecho
Internacional? ¿Podría extender igual afirmación respecto a la falta de san-
ciones y de una autoridad ejecutiva por sobre los Estados, que se le crítica al
Derecho Internacional?
e) Hackworth, en su Digest of International Law, volumen 1, p. 12,
1940 20 expone: “Sea que la respuesta a la pregunta cómo hacer más efectivo el
Derecho Internacional, puede ser encontrada en la voluntad del Estado, en la
responsabilidad final que le cabe por su propia acción o fracaso de actuar, en
su temor a la guerra o la represalia, en el efecto de la opinión mundial o en la
combinación de todos estos factores es innegable que los Estados, sus soberanos,
sus parlamentos y funcionarios normalmente se sienten obligados por las nor-
mas comúnmente aceptadas de Derecho Internacional o sometidos a la necesi-
dad de explicar su alejamiento de ella. Cualesquiera sean las sanciones sobre
las cuales descansa el Derecho Internacional, su efectividad aumenta cuando
las naciones del mundo se percatan de que no es sólo para su beneficio sino
para el beneficio de toda la humanidad conducir sus relaciones de acuerdo a
ciertas conductas generalmente aceptadas como posibles de cumplir y que son,
al mismo tiempo, adecuadas y razonables”.
¿Cree Ud. que la actual situación mundial conduce a la mayor efectivi-
dad del Derecho Internacional?
Señale ejemplos que fundamenten su opinión.
f) ¿A qué poderes atribuye Karl W. Deutsch el respaldo al Derecho Inter-
nacional? Lea las pp. 192 a 196 de su obra El análisis de las relaciones
internacionales, Ed. Paidos, Buenos Aires, 1968.
g) Brierly, en su obra Outlook for International Law, 4-5, 1944 21 ex-
pone: “La mejor evidencia de la existencia del Derecho Internacional es que
cada Estado reconoce que existe y que está obligado a observarlo. Los Estados
pueden a menudo violar el Derecho Internacional, así como los individuos a
menudo violan el Derecho interno, pero los Estados, no más que los individuos,
defienden sus violaciones argumentando que están sobre dicho Derecho...
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CONCEPTO DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Los Estados pueden defender su conducta por todos los medios, sea negan-
do el carácter legal de la norma que han desconocido, o invocando un supues-
to Derecho de autoconservación superior al precepto vigente...
Pero ellos no utilizan la excusa que obviamente sería lo natural si hu-
bieran dudas de que el Derecho Internacional tiene una existencia real y obli-
gatoria”.
Indique algunos ejemplos que señalen una transgresión de las normas in-
ternacionales. Exponga los hechos y los motivos dados por los Estados involu-
crados. Compárelos en relación a lo afirmado por Brierly.
h) Como lectura complementaria, debe leerse a W. Friedmann, La nueva
estructura del Derecho Internacional, pp. 67 a 70 y 72 a 76, México,
1967.
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CAPÍTULO III
FUNDAMENTOS DEL DERECHO
INTERNACIONAL PÚBLICO
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FUNDAMENTOS DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
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TEORÍAS VOLUNTARISTAS
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FUNDAMENTOS DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
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FUNDAMENTOS DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
EL POSITIVISMO CRÍTICO
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gados a hacer o no hacer tal o cual cosa y pueden formular las pre-
tensiones correspondientes.
Estas normas expresan una exigencia de la conducta de los gru-
pos sociales a los que se refieren, afirman un deber ser cuyo valor es
independiente del hecho de que este deber ser se realice o no a con-
tinuación. La fuerza obligatoria de estas normas deriva del principio
de que los Estados deben respetar los acuerdos concluidos entre ellos:
pacta sunt servanda. Este principio, precisamente porque constituye la
base de las normas de que hablamos, no es susceptible de demostra-
ción posterior desde el punto de vista de estas mismas normas: debe
ser tomado como un valor objetivo absoluto o, en otras palabras, como
la hipótesis primera e indemostrable a la que se conecta de manera
necesaria este orden, como cualquier otro, de conocimientos huma-
nos. Ello no significa que este principio no sea susceptible de demos-
tración desde otros puntos de vista (punto de vista moral, político,
etc.), pero esto es irrelevante en relación con la disciplina basada en
esta norma. Lo mismo sucede con la norma constitucional que man-
da obedecer las órdenes del soberano o del Parlamento: estamos ante
una norma indemostrable desde el punto de vista del orden público
que se fundamenta en esta norma y cuyo valor, en tanto que orden
jurídico es independiente de las razones morales, políticas, históricas,
sobre las que reposa la autoridad de un soberano o de un Parlamen-
to determinado.
Todo ordenamiento jurídico consiste en un complejo de normas
que obtienen su valor obligatorio de una norma fundamental, a la que
se reconducen todas, directa o indirectamente. La norma fundamen-
tal determina, en consecuencia, cuáles son las normas que componen
el ordenamiento jurídico determinado y les proporciona unidad. Lo
que distingue al orden jurídico internacional es que, en este orden
internacional, el principio pacta sunt servanda no descansa, como en
el derecho interno, en una norma superior; él mismo constituye la
norma superior. La norma según la cual ‘los Estados deben respetar
los acuerdos concluidos entre ellos’, constituye, en conclusión, el cri-
terio formal que distingue las normas de que hablamos de las demás
y les concede la unidad: todas las normas, y únicamente las normas
que se reconducen a este principio, como fuente necesaria y exclusi-
va de su valor obligatorio, pertenecen a la categoría de las que aquí
nos ocupamos. Estas normas constituyen el Derecho Internacional, es
decir, ‘el ordenamiento jurídico de la comunidad de los Estados’.
La concepción del Derecho Internacional que acaba de esbozarse
afirma de nuevo la necesidad de fundamentar el derecho positivo en
un principio metafísico, por esta razón se aleja tanto de la teoría de la
autolimitación del Estado, como de la voluntad colectiva de los Esta-
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FUNDAMENTOS DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
dos, opuesta a la voluntad del Estado aislado. Ni una ni otra teoría pue-
den, a decir verdad, explicar el carácter obligatorio del Derecho Inter-
nacional. La primera no puede porque si la sujeción del Estado al
Derecho Internacional tiene su fundamento en un acto de voluntad
del propio Estado, no hay esfuerzo dialéctico capaz de demostrar que
el Estado no puede, por otro acto de voluntad, desvincularse de la obli-
gación. La segunda tampoco puede porque la ius obligandi de la volun-
tad colectiva de los Estados es, bien entendido, un problema que no
es susceptible de solución en el campo del empirismo puro.
EL NORMATIVISMO
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FUNDAMENTOS DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
LA DOCTRINA IUSNATURALISTA
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
CUESTIONARIO
a) Explique, con sus propias palabras e ideas, las distintas teorías que
fundamentan el Derecho Internacional. ¿Con cuál de ellas se identifica Ud.?
Dé razones que expliquen su posición.
b) ¿Qué crítica le formularía a la doctrina expuesta por Jellinek?
¿Puede Ud. citar algún ejemplo que demuestre la aplicación práctica de
esta doctrina? ¿Observa Ud. alguna dificultad práctica en la aplicación de la
teoría expuesta por Triepel?
c) De acuerdo a lo expuesto por el positivismo el principio pacta sunt ser-
vanda constituye el fundamento obligatorio del Derecho Internacional.
Si entre dos Estados, por ejemplo, se suscribe un tratado con un claro obje-
to ilícito –tráfico de estupefacientes–, ¿aplicaría Ud. esta doctrina?
d) Algunos autores han impugnado la doctrina iusnaturalista, argumen-
tando que hay normas de derecho positivo que no tienen fundamento en una
norma moral o de justicia natural y que, por otra parte, lejos de explicar la
validez del Derecho Internacional, lo deja sometido a apreciaciones subjetivas e
interesadas, lo que podría llevar a su completa violación. De aquí que toda
norma positiva de derecho es obligatoria aun cuando sea injusta y deba, en
este caso, propenderse a su revisión por medios pacíficos.
Dé su opinión sobre el particular.
e) ¿Podría Ud. aplicar el normativismo a todos los Estados que integran
la sociedad internacional?
f) Supóngase que hoy nace un nuevo Estado, ¿cómo fundamentaría en
dicha doctrina la aplicación a este Estado de las normas internacionales que
rigen la comunidad internacional?
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CAPÍTULO IV
FUENTES FORMALES DEL DERECHO
INTERNACIONAL22
22 En oposición a las fuentes materiales, que son los elementos históricos, socia-
les y económicos que influyen en la formación del Derecho Internacional.
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I. TRATADOS
1. DEFINICIÓN24
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FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
27 CPJI, Serie A/B Nº 41, p. 47. Citado por FABIÁN N OVAK TALAVERA Y LUIS GARCÍA-
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FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
CUESTIONARIO
a) Identifique los principales elementos que contienen las definiciones trans-
critas.
b) Haga un ordenamiento de las definiciones, según las características
que ellas tienen.
c) Elabore una definición de tratado que incluya aquellos elementos co-
munes que Ud. identifica en las definiciones.
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FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
2. CLASIFICACIÓN DE TRATADOS
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
30 IVÁN SERGIO I NSUNZA BASCUÑÁN con MANUEL CONTRERAS y otros, que declaró
no ha lugar al recurso de inaplicabilidad interpuesto por Insunza.
31 Las relaciones entre Derecho Internacional y Derecho interno ante los tribu-
nales chilenos, en: Nuevos enfoques del Derecho Internacional, de Santiago Benadava y otros.
Editorial Jurídica de Chile, 1992, pp. 42-43.
32 Fallos del Mes Nº 311, octubre de 1984, pp. 591-592.
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FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
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FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
te, si bien puede ser el objeto de uno más importante que el objeto
del otro.
La distinción anotada debe en consecuencia ser abandonada, ya
que todo tratado es fuente de Derecho Internacional si establece nor-
mas de conducta. El Estatuto de la Corte Internacional no hace dis-
tinción sobre el particular, la que también es muy difícil de hacer en
la práctica, ya que los tratados contienen generalmente disposiciones
“legislativas” y “contractuales” al mismo tiempo. Lo prueba, por ejem-
plo, el tratado de Versalles, que contiene normas-ley que crean la So-
ciedad de las Naciones y la Organización Internacional del Trabajo, y
normas-contrato que establecen reparaciones y cesiones territoriales.
Se ha impugnado la distinción recién anotada ya que se fundamen-
ta en una base falsa, esto es, creer que las partes de los tratados-leyes
desean siempre las mismas cosas, cuando lo cierto es que todas las so-
luciones nacen generalmente de compromisos que se logran tras lar-
gas deliberaciones. Strupp sostiene que toda regla jurídica creada
constituye derecho y Lauterpacht agrega que todos los tratados son
tratados-leyes en tanto establecen reglas de conducta futura para las
partes. Podestá Costa expresa por su parte que todos los tratados, cual-
quiera sea su objeto y número de contratantes, no son sino un acuer-
do de voluntades entre los Estados.
Es, sin duda, Kelsen quien asesta a la tradicional teoría críticas de-
moledoras e irrefutables: “Es usual distinguir los tratados legisladores
de otros tratados que no crean ley. La distinción está basada en la
creencia de que algunos tratados son celebrados con el propósito de
establecer reglas de conducta entre los Estados, es decir, con el pro-
pósito de legislar, en tanto que otros tratados son concluidos con otros
propósitos. Sin embargo, esta distinción es incorrecta. Porque el de-
recho en general, y el derecho convencional en particular, son me-
dios para un fin, y no fines en sí. Es función esencial de un tratado
legislar, es decir, crear una norma jurídica, ya se trate de una norma
general o individual. Cualquier propósito –político o económico– de
los Estados, cuando se procura por medio de un tratado, se realiza en
forma de ley; y cualquier llamado tratado ley tiene un objeto político
o económico. De ahí que una clasificación lógicamente correcta de
los tratados, es decir, una clasificación desde el punto de vista del De-
recho Internacional, debe distinguir entre diferentes tratados-ley, y no
debe hacerlo entre tratados-ley y tratados con otros objetos. Hay, des-
de luego, una notable diferencia entre los tratados concluidos por
muchos Estados –tratados multilaterales–, por los cuales se crean nor-
mas generales, reguladoras del mutuo comportamiento de los Estados
contratantes, como el Pacto de la Liga de las Naciones o la Carta de
las Naciones Unidas, y tratados concluidos por sólo dos Estados –tra-
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
tados bilaterales–, por los cuales se crea una norma individual, esta-
bleciendo solo una obligación de un Estado y un derecho de otro Es-
tado como, por ejemplo, un tratado de cesión. Los llamados
tratados-ley son tratados que crean normas generales, mientras que los
otros son tratados-ley que crean normas individuales”.36
Finalmente, desde el punto de vista de su conclusión, como lo ve-
remos más adelante, los tratados se clasifican en tratados solemnes o for-
males y acuerdos en forma simplificada.
CUESTIONARIO
Busque un ejemplar de los distintos tratados así clasificados y haga un
análisis completo de sus características principales.
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FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
38 Dice el artículo 1º: “La presente Convención se aplica a los tratados entre Es-
tados”.
39 Caso de la Anglo-Iranian Oil Company, C. J. J., 1952.
40 Sentencia del Tribunal franco-chileno. Anexo a la Memoria de Relaciones Ex-
teriores de 1902, Imprenta del Estado, 1902, p. 300.
41 La Corte Internacional, en diversas ocasiones ha dado carácter obligatorio a
las declaraciones orales efectuadas por los agentes de los Estados ante la Corte. Así lo
determinó respecto del agente de Gran Bretaña, en el caso Mavrommatis (serie A, Nº 5,
p. 37); del agente polaco, en el caso de la Alta Silesia (serie A, Nº 7, p. 13) y del agen-
te suizo, en el caso de las Zonas Libres (serie A B, Nº 46, pp. 169 y 170).
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
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FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
43JUAN CARLOS PUIG, Derecho de la Comunidad Internacional, 1974, pp. 134 y 135.
Algunos autores ven en esta decisión sólo un reconocimiento del estoppel.
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
CUESTIONARIO
¿Desde el punto de vista chileno, podría Ud. argumentar la validez jurí-
dica de este tipo de acuerdo verbal, basándose en la Convención de Viena? ¿O
en el caso Ihlen?
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FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
PARTE DISPOSITIVA
Contiene los derechos y deberes de los Estados contratantes. Su
redacción consta generalmente de artículos.
CLÁUSULAS FINALES
Se refiere a las modalidades que afectan al tratado, tales como dis-
posiciones relativas a su ratificación, su entrada en vigencia, denun-
cia, reservas, etc.
ANEXOS
Pueden agregarse al tratado mapas, documentos explicativos.
de Derecho Internacional) esto es, el que tiene la capacidad para celebrar tratados.
Subsisten las dudas respecto si el término Estado, utilizado por la Convención, se re-
fiere sólo a los Estados soberanos o incluye también a los dependientes, los que tam-
bién pueden llegar a celebrar tratados.
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FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
a) Negociación
1) De un tratado bilateral se desarrolla entre el Ministro de Rela-
ciones de un Estado y el agente diplomático del otro Estado, asistidos
ambos por expertos y técnicos; 2) de un tratado multilateral, se ela-
bora normalmente en el seno de una conferencia internacional o de
una organización internacional, como las Naciones Unidas o la Orga-
nización de Estados Americanos.
En estos tratados la complejidad de los temas permite la concurren-
cia de numerosas delegaciones con varios integrantes que deben po-
nerse de acuerdo, antes de iniciarse las negociaciones propiamente
tales, en las reglas de procedimiento a las que deberán ceñirse los de-
legados. Entre dichas reglas deberemos mencionar la forma de traba-
jo que adoptará la conferencia, por ejemplo, varias comisiones a cargo
de los diferentes temas, designación de autoridades que la presidirán:
plenario y comisiones; votación para la adopción del texto, etc.
La Constitución Política chilena de 1980, en su artículo 32, Nº 17
establece como atribución especial del Presidente de la República la
de “...llevar a cabo las negociaciones...”.
Generalmente, los tratados son negociados por diplomáticos o por
agentes técnicos –los plenipotenciarios– provistos de plenos poderes.47
Establece la Convención de Viena de 1969, sobre el derecho de los
tratados, lo siguiente:
cional de Justicia, sobre reparación por daños sufridos al servicio de las Naciones Uni-
das, que confirmó la personalidad internacional de dicha organización (1949).
47 No hay norma en Derecho Internacional que requiera que un Estado otorgue
plenos poderes sólo a sus nacionales. Así, el gobierno de Haití se los otorgó al Emba-
jador de los Estados Unidos en Londres para firmar, en su representación, la prolon-
gación, más allá del 31 de agosto de 1944, del acuerdo de 1937 referente a la regulación
de la producción y comercio del azúcar... Nicaragua y Paraguay se lo otorgaron al Em-
bajador de los Estados Unidos en Roma, Italia, para firmar el Protocolo del 30 de marzo
de 1946, que creó el Instituto Internacional de Agricultura. Marjorie Whitcman, Digest
of International Law, Washington, 1970, vol. 14, p. 39.
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
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FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
CUESTIONARIO
Averigüe en qué consiste el trámite de la verificación de poderes.
Busque algún ejemplo en la práctica internacional, en que a raíz de la
verificación de los poderes se haya controvertido la representatividad del Esta-
do que los otorgó.
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
– Idioma
CHARLES ROUSSEAU, Droit International Public,49 tome I, París,
1970, pp. 81 a 83.
“La negociación concluye normalmente con la redacción de un
texto escrito: el tratado. Durante mucho tiempo complicada por con-
troversias de las cuales no estaban ausentes las consideraciones políti-
cas y que aún se mantienen en el momento actual, la elección del
idioma a emplear en las negociaciones y en los tratados dio lugar en
el pasado a numerosas dificultades. En efecto, las controversias se am-
pliaron debido a un falso concepto de la igualdad de los Estados, rei-
vindicando cada Estado su idioma nacional y perdiendo de vista que
el problema no se coloca en el terreno de la preeminencia política,
sino en el de la superioridad técnica: se trata, en efecto, no de reco-
nocer una ventaja particular a un Estado, sino de determinar el idio-
ma que mejor puede servir para expresar claramente lo que ha sido
acordado.
Descartando la hipótesis en que los Estados contratantes emplean
el mismo idioma, el problema más frecuente consistirá, cuando los Es-
tados utilizan idiomas distintos, en llegar a un arreglo práctico. Las
modalidades varían.
El sistema tradicional, sin duda preferible, consistía en redactar
el tratado en un solo idioma. La elección de este idioma único, que
en el pasado fue a menudo el latín, recaía a partir del siglo XVIII casi
exclusivamente en el francés en razón de las cualidades técnicas pro-
pias de este idioma [...] La mayoría de los grandes tratados políticos
celebrados después de esta fecha han sido redactados exclusivamente
en francés... Pero este uso ha desaparecido casi por completo a con-
tar de 1914.
49 Traducción libre.
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b) Firma
Art. 11 de la Convención de Viena.
“El consentimiento de un Estado en obligarse por un tratado po-
drá manifestarse mediante la firma, el canje de instrumentos que cons-
tituyen un tratado, la ratificación, la aceptación, la aprobación o la
adhesión, o en cualquier otra forma que se hubiere convenido”.
Art. 12:
“1. El consentimiento de un Estado en obligarse por un tratado
se manifestará mediante la firma de su representante; cuando el tra-
tado disponga que la firma tendrá ese efecto, cuando conste de otro
modo que los Estados negociadores han convenido que la firma ten-
ga ese efecto; o cuando la intención del Estado de dar ese efecto a la
firma se desprenda de los plenos poderes de su representante o se haya
manifestado durante la negociación...”.
Este último artículo se refiere a aquellos casos en que el Estado
mediante su sola firma, y sin la etapa posterior de la ratificación, que-
da vinculado definitivamente por el tratado.
La Constitución Política chilena de 1925, en su art. 72, Nº 16, es-
tablecía como atribución del Presidente de la República lo siguiente:
“Conducir la negociación, hacer las estipulaciones preliminares,
concluir y firmar los tratados de paz, de alianza, de tregua, de comer-
cio, concordatos y otras convenciones. Los tratados, antes de su ratifi-
cación, se presentarán a la aprobación del Congreso”.
De acuerdo al artículo 32 Nº 15º, de la Constitución Política de la
República, son atribuciones especiales del Presidente de la República;
“Conducir las relaciones políticas con las potencias extranjeras y
organismos internacionales, y llevar a cabo las negociaciones; concluir,
firmar y ratificar los tratados que estime convenientes para los intere-
ses del país, los que deberán ser sometidos a la aprobación del Con-
greso conforme a lo prescrito en el artículo 50 Nº 1º. Las discusiones
y deliberaciones sobre estos objetos serán secretos si el Presidente de
la República así lo exigiere”.
El artículo 54 Nº 1º establece que son atribuciones exclusivas del
Congreso:
“Aprobar o desechar los tratados internacionales que le presenta-
re el Presidente de la República antes de su ratificación. La aproba-
ción de un tratado se someterá a los trámites de una ley.
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CUESTIONARIO
De acuerdo a nuestro régimen legal, ¿qué comentarios puede Ud. formular
respecto a la aplicación en Chile del citado art. 12 de la Convención de Viena?
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CUESTIONARIO
¿Qué efectos produce, entonces, la firma de un tratado formal?
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Caso Ambatielos
(Grecia con Gran Bretaña, Corte Internacional de Justicia,
que ilustra un problema de ratificación)63
En este caso hubo en realidad dos pronunciamientos del tribunal:
con respecto a la competencia y al fondo. En este lugar nos interesa
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Prueba evidente de la intención de las partes está dada por los ins-
trumentos de ratificación canjeados entre el Reino Unido y Grecia.
El instrumento de ratificación de Grecia está concebido de la siguien-
te forma: “Declaramos que el Tratado de Comercio y Navegación que
fue firmado en Londres el 16 de julio del corriente año entre Grecia
y Gran Bretaña, con la Lista Aduanera y la Declaración anexas, cuyos
textos son los siguientes (siguen los textos, griego e inglés, del Trata-
do, la Lista y la Declaración). Aceptamos, aprobamos y ratificamos el
Tratado, la Lista Aduanera y la Declaración en todas sus cláusulas, pro-
metiendo observarlas lealmente y no violarlas o permitir su violación
por cualquier otra persona”, etc.
Así, este instrumento no hizo ninguna distinción entre el Trata-
do, por una parte, y la Lista Aduanera, que sin duda forma parte del
Tratado, y la Declaración anexa al Tratado, por la otra. Está claro, por
tanto, que Grecia consideraba la Declaración como una parte del Tra-
tado.
El instrumento de ratificación del Reino Unido todavía es más ex-
plicito. Dice: –JORGE, por la Gracia de Dios [...] salud. Considerando
que entre nosotros y nuestro buen amigo el presidente de la Repúbli-
ca helénica se ha concluido un Tratado relativo al comercio y la nave-
gación, firmado en Londres a dieciséis días del mes de julio del año
del Señor de mil novecientos veintiséis por nuestro plenipotenciario
y los del dicho nuestro buen amigo debida y respectivamente autori-
zados al efecto; Tratado cuyo texto es palabra por palabra, como si-
gue (siguen el texto, inglés y griego, del Tratado, de la Lista y la
Declaración).
Habiendo visto y considerado dicho Tratado lo hemos aprobado,
aceptado y confirmado en todos y cada uno de sus artículos y cláusu-
las, etc.”.
De los términos “Tratado cuyo texto es, palabra por palabra, como
sigue”: y del texto mismo que se transcribe a continuación, surge cla-
ramente que el Reino Unido también consideró a la Declaración y a
la Lista Aduanera como incluidas en el Tratado. La ratificación de un
Tratado que prevé su ratificación –tal como sucede con el Tratado de
1926– es condición indispensable para que el Tratado entre en vigor.
No se trata entonces de un mero acto formal, sino de un acto de
vital importancia. Puesto que el gobierno del Reino Unido dice, en
su propio instrumento de ratificación, que el Tratado es “palabra por
palabra como sigue”, y luego incluye la Declaración en el texto trans-
crito a continuación, resulta imposible a la Corte decidir que la De-
claración no forma parte del Tratado.
También la naturaleza de la Declaración lleva a la misma con-
clusión.
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CUESTIONARIO
a) Explique los aspectos tanto de hecho como procesales del caso analizado.
¿Cómo pudo conocer la Corte el problema? ¿En razón de qué se atribuyó
competencia?
b) Haga una síntesis del problema discutido y de la posición legal de am-
bos países.
c) ¿Qué valor juega la ratificación en el caso planteado?
d) De acuerdo a lo que Ud. ya ha estudiado sobre la ratificación, ¿qué
opinión le merece el tratamiento que le da a ella la Corte?
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CUESTIONARIO
a) De acuerdo a las definiciones de ratificación transcritas, ¿cuál es la
que más se ajusta al sistema legal chileno?
b) ¿Puede Ud. explicar el porqué de la existencia de regímenes constitu-
cionales que exigen la intervención de otro poder del Estado para aprobar o
desechar un tratado internacional?
c) ¿Puede Ud. explicar el sentido de la disposición constitucional chilena
que limita la facultad al Congreso de aprobar o rechazar el tratado en su tota-
lidad?
d) Explique el alcance legal de los términos “aceptación” y “aprobación”
que utiliza la Convención de Viena.
e) Explique, con sus propias palabras, el contenido del juicio “Banco Ale-
mán Transatlántico”. Sintetice los aspectos legales allí planteados y exprese su
opinión respecto al fallo dictado.
CUESTIONARIO
Ubique Ud. ratificaciones recientes en Chile de tratados que han sido sus-
critos hace ya largo tiempo. Determine el porqué de la demora de Chile en rati-
ficarlos.
Busque Ud. casos históricos tanto en Chile como en el extranjero, en que el
Poder Legislativo haya rechazado tratados sometidos a su aprobación.
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– ¿Ratificación o Firma?
¿Es siempre necesaria la ratificación para la validez de un tratado
o sólo cuando se la exige en forma expresa? ¿Adquieren los tratados
validez con su sola firma?
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CUESTIONARIO
a) ¿Qué conclusiones extrae Ud. de estos dos fallos?
b) ¿Qué rol juegan en ellos la ratificación y la firma?
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71 Nota del autor. Esta ley se refiere a los tratados de comercio que deben, por cier-
to, entrar en vigencia lo más rápidamente posible, lo que no ocurre normalmente con
las prácticas parlamentarias.
72 Nota del autor. Se trata sí de una vigencia provisional, ya que se habla de conve-
nios no ratificados y mientras ellos no lo estén. Además, legisla respecto de ciertos de-
rechos fijados en el Arancel Aduanero, aunque en la práctica se han puesto en vigencia
tratados que se refieren a un sinnúmero de materias, no solo relativas a Aranceles Adua-
neros.
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73 Como ejemplo de estas leyes puede citarse la Nº 14.171, que fijó normas para la
reconstrucción y fomento de las provincias afectadas por los sismos de 1960, la que en
sus artículos 7º y 8º autorizó al Presidente de la República para contratar directamente
con Gobiernos, Organizaciones Estatales, o con Instituciones Bancarias o Financieras ex-
tranjeras o nacionales, préstamos a corto o largo plazo, hasta por una suma de US$ 500.000
o su equivalente en moneda corriente (Diario Oficial de 26 de octubre de 1960).
74 La Ley de Presupuestos Nº 17.881 (Diario Oficial de 2 de enero de 1973) facul-
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15 de junio de 1996.
88 Sesión Nº 61 de la Cámara de Diputados, de 3 de abril de 1996, p. 13.
89 Íd., p. 14.
90 Íd., p. 27.
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petando las normas legales que las regulen. Indican los recurrentes
que las diversas actividades económicas tienen en la Ley Nº 18.525 so-
bre “Normas de Importación de Mercaderías al País” un marco regu-
latorio legal, que otorga certeza jurídica y a la cual deben someterse
para desarrollar su actividad.
Con la dictación del Decreto Supremo Nº 1.412, sostienen, el Pre-
sidente de la República pretende modificar ese marco regulatorio le-
gal, situación que afecta la garantía constitucional en comento, puesto
que los derechos constitucionales se pueden regular o limitar por nor-
mas de rango de ley propiamente tal, mas no por disposiciones de ran-
go menor como son los decretos.
c) Artículo 19, Nos 2º y 22. La Constitución Política consagra en
el artículo 19 Nº 2º, el principio de igualdad ante la ley, y en su Nº 22,
en armonía con el anterior, asegura la no discriminación arbitraria en
el trato que deben dar el Estado y sus organismos en materia econó-
mica, y establece que sólo en virtud de una ley y siempre que no sig-
nifique tal discriminación, se podrán autorizar determinados beneficios
directos o indirectos en favor de algún sector, actividad o zona geo-
gráfica.
Sostienen los reclamantes que el Decreto Supremo Nº 1.412 im-
pugnado infringe esa preceptiva constitucional, pues sin autorización
del Congreso Nacional el Presidente de la República, mediante sim-
ple acto de administración, ha concedido preferencias arancelarias
unilaterales a Bolivia, estableciendo discriminaciones arbitrarias caren-
tes de fundamento, lo que importa sacrificar algunas actividades agríco-
las e industriales, cual sería el caso de la producción de oleaginosas
en el país, situación que como consecuencia forzaría el cierre de las
plantas elaboradoras y refinadoras de aceite, lo que afectaría a muchas
personas y a extensas zonas geográficas.
Concluyen los señores diputados solicitando que se tenga por in-
terpuesto el presente requerimiento y que éste sea acogido en defini-
tiva, declarándose que es inconstitucional el Decreto Supremo
Nº 1.412, de 1990, del Ministerio de Relaciones Exteriores. Por reso-
lución de 7 de diciembre pasado, se acogió a tramitación el requeri-
miento y se dispuso ponerlo en conocimiento del Presidente de la
República, del Senado, de la Cámara de Diputados y del Contralor
General de la República. Con fecha 26 de diciembre último el Con-
tralor General de la República, señor Arturo Aylwin Azócar, formula
su respuesta con los alcances y observaciones que le merece el reque-
rimiento. En primer lugar, manifiesta que el Organismo Contralor
tomó razón del Decreto Supremo Nº 1.412, que promulgó el Décimo
Protocolo Adicional y su Anexo al Acuerdo de Complementación Eco-
nómica con Bolivia Nº 22, por estimarlo ajustado a derecho. En cuan-
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tuye una excepción. Concluye reiterando que los tratados van al Par-
lamento por vía de excepción, en el caso de que aborden materias pro-
pias de ley; de lo contrario, quedan cubiertos por la potestad
reglamentaria del Presidente de la República. Refiriéndose al Acuer-
do de Complementación Económica con Bolivia, expresa que él se en-
marca en el fortalecimiento del proceso de integración de América
Latina, que constituye el objetivo del Tratado ALADI, señalado en su
preámbulo y en las disposiciones que menciona, y se inserta en el re-
conocimiento de Bolivia como país de menor desarrollo relativo, sien-
do su objetivo fomentar, diversificar y ampliar el intercambio comercial
de bienes y servicios y las actividades productivas (artículo 1º letra g);
se confieren a Bolivia preferencias arancelarias sin reciprocidad y se
establece que las preferencias son profundizables de común acuerdo,
y además una liberación de derechos aduaneros y otros recargos equi-
valentes (artículo 2º, letra g, y artículo 3º).
Refiriéndose al Décimo Protocolo Adicional al Acuerdo de Com-
plementación Económica Nº 22 con Bolivia, destaca que entre sus ca-
racterísticas se puede señalar que es un tratado bilateral, regido por el
Derecho Internacional; en consecuencia, está regulado por la Conven-
ción de Viena de 1969 y por la Resolución Nº 2 del Consejo de Minis-
tros de la ALADI de 1980. En cuanto a la impugnación que efectúan lo
requirentes al Decreto Supremo Nº 1.412, por el que se aprobó el Dé-
cimo Protocolo Adicional y su Anexo al Acuerdo de Complementación
Económica Nº 22, manifiesta el Presidente de la República que se olvi-
da que ese Protocolo se basa en el Acuerdo de Complementación Eco-
nómica vigente, el Nº 22, que reconoce la existencia de nueve protocolos
anteriores y que el programa de liberación que contiene el Décimo Pro-
tocolo sólo se refiere a la eliminación de estacionalidades y cupos pre-
ferenciales, lo que significa que los productos a los cuales se les aplicaban
esos elementos ya fueron regulados por el Acuerdo de Complementa-
ción señalado e incorporados como parte de la progresiva eliminación
de las trabas para el comercio con la República de Bolivia.
De esta manera, agrega, lo que hacen los requirentes es impug-
nar el contenido del Acuerdo de Complementación Económica Nº 22
y los protocolos anteriores al Décimo, y en consecuencia, buscan que
el Tribunal Constitucional se pronuncie implícita o explícitamente so-
bre actos jurídicos vigentes, no impugnados antes y, por lo tanto, con
plena validez jurídica, lo cual le está vedado a este Tribunal. A conti-
nuación, el Ejecutivo destaca la preponderancia que le asigna la Cons-
titución Política al Presidente de la República en la conducción de las
relaciones internacionales, siendo manifestación de ello lo que esta-
tuye en el artículo 32, Nº 17, que le entrega el poder exclusivo de lle-
var a cabo las relaciones internacionales y de negociar, concluir, firmar
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fija los principios y determina los objetivos a los que deben sujetarse los
Estados partes, para promover la cooperación y el desarrollo económi-
co de sus miembros con el fin de alcanzar su integración, al mismo tiem-
po que establece un área de preferencias económicas compuesta por
una preferencia arancelaria regional, contemplando mecanismos ade-
cuados para ese objeto constituidos por los acuerdos de carácter re-
gional y de carácter parcial que autoriza, facultándose la inclusión de
cláusulas que contengan tratamientos diferenciados, preferencias y
desgravaciones arancelarias, de lo que resulta que estos acuerdos de
complementación económica vienen a constituirse en los instrumen-
tos de mayor envergadura integracionista que ofrece a los miembros
de la ALADI el Tratado de Montevideo, como se advierte de la sola lec-
tura y contenido de sus artículos 2º, 4º, 5º, 7º, 9º y 11º;
12º. Que no está de más expresar, en lo que concierne a Acuer-
dos de Complementación Económica celebrados por Chile, que ade-
más del Acuerdo de Complementación suscrito con Bolivia, vigente
desde el 30 de junio de 1993; al cual se agrega o adiciona el Décimo
Protocolo Adicional que promulga el Decreto Nº 1.412, motivo del re-
querimiento, que de conformidad con los antecedentes que propor-
ciona el señor Contralor General de la República en su escrito de
observaciones, el Estado de Chile, en el marco del Tratado de Monte-
video de 1900, ha celebrado anteriores Acuerdos de Complementa-
ción Económica con Uruguay, Argentina, México, Venezuela,
Colombia y Ecuador, los que se encuentran actualmente vigentes, sin
haber tenido necesidad de aprobación parlamentaria o legislativa;
13º. Que de lo expuesto, en función de la línea de razonamiento
que se ha venido siguiendo, aparece de manifiesto que para una ade-
cuada resolución del conflicto en estudio se hace necesario examinar
el contenido del Acuerdo de Complementación Económica, celebra-
do por Chile con Bolivia, aprobado por Decreto Nº 402, de 22 de abril
de 1993, y publicado en el Diario Oficial de 30 de junio de ese mismo
año;
14º. Que, en la fundamentación de ese Acuerdo, los Gobiernos
de Chile y Bolivia dejan constancia que concurren a él considerando
la posibilidad de fortalecer el proceso de integración de América La-
tina dentro de los objetivos del Tratado de Montevideo de 1980, la ac-
tiva participación de los celebrantes en la Asociación Latinoamericana
de Integración (ALADI), la necesidad de aprovechar al máximo las ven-
tajas previstas en el Tratado, en especial las que reconocen a la Repú-
blica de Bolivia un tratamiento especial más favorable como país de
menor desarrollo económico relativo. En lo que interesa, el Acuerdo
de que se trata establece un programa de preferencias arancelarias a
favor de Bolivia, sin reciprocidad para productos originarios de esa
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artículo 62, al disponer en el inciso segundo que las leyes sobre tribu-
tos de cualquier naturaleza que sean sólo pueden tener origen en la
Cámara de Diputados y al establecer en el Nº 1º que la iniciativa exclu-
siva para imponer, suprimir, reducir o condonar tributos de cualquier
clase o naturaleza, establecer exenciones o modificar las existentes, y
determinar su forma, proporcionalidad o progresión corresponde al
Presidente de la República, disposiciones ambas que armonizan ple-
namente con lo que establecen los numerales 2 y 14 de su artículo 60,
que respectivamente disponen que son materias de ley: “Las que la
Constitución exija que sean reguladas por una ley” y “Las demás que
la Constitución señale como leyes de iniciativa exclusiva del Presiden-
te de la República”.
9º. Que la ponderación conjunta, detenida y armónica de los an-
tecedentes de hecho y de derecho consignados, permite sentar las si-
guientes premisas:
a) En materia de tratados internacionales nuestro sistema consti-
tucional establece como norma o regla general que todo tratado debe
ser sometido a la aprobación del Congreso Nacional, con la sola ex-
cepción de que las medidas que el Presidente de la República adopte
o los acuerdos que celebre para el cumplimiento de un tratado en vi-
gor no requieren de dicha aprobación, a menos que incidan en ma-
terias propias de ley;
b) El Décimo Protocolo Adicional al Acuerdo de Complementa-
ción Económica Nº 22 con Bolivia, que promulga el decreto impug-
nado, es un acuerdo celebrado para el cumplimiento de un tratado
en vigor, el Tratado de Montevideo;
c) El Tratado de Montevideo no delega en el Presidente de la Re-
pública atribuciones legislativas;
d) El citado Protocolo se acordó en forma simplificada, o sea, no
contó con la aprobación previa del Congreso Nacional, y
e) El mismo Protocolo modifica tributos y contiene, en consecuen-
cia, materias propias de ley.
10º. Que si se considerara que las medidas que el Presidente de
la República adopta o los acuerdos que celebra para el cumplimien-
to de un tratado en vigor no necesitan de la aprobación del Congre-
so Nacional cuando se refieren a las mismas materias ya contenidas
y reguladas en el tratado marco que los genera –en la especie el Tra-
tado de Montevideo– o en alguno de sus acuerdos de ejecución tam-
bién vigentes –en el caso el acuerdo de Complementación Económica
con Bolivia Nº 22–, sin alterarlas o introducirles alguna modificación,
aunque las materias en que todos inciden correspondieran a las pro-
pias del dominio legal y respecto de los primeros no se hubieren de-
legado facultades legislativas por el Congreso al Presidente de la
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de la Corte para recurrir a esta vía, toda vez que los convenios con
Argentina y Perú, que exigían el trámite de la ratificación, tardaron
alrededor de 23 y 11 años, respectivamente, en entrar en vigor. Por
oficio Nº 2.576, de 9 de septiembre de 1969, la Corte Suprema comu-
nica al Ministerio de Relaciones Exteriores, en respuesta a su consul-
ta, que el Tribunal Pleno de la Corte había adoptado una resolución,
conforme al informe del Sr. Fiscal, en el sentido de que no veía in-
conveniente para que se procediera en la forma señalada, efectuando
el referido cambio de notas sin otra formalidad. El acuerdo fue apro-
bado por D. S. 214,91 teniendo como fundamento el oficio citado de
la Corte Suprema (anexo VII).
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CUESTIONARIO
a) ¿Cómo se clasifican los acuerdos simplificados? Dé a lo menos dos ejem-
plos, extraídos de la práctica chilena, de cada clasificación de acuerdos simpli-
ficados que se ha estudiado, y sus fundamentos legales.
b) ¿Cuál ha sido la actitud de la Contraloría General respecto de los dis-
tintos tipos de acuerdos simplificados?
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según ella “aparece manifiesto que su tenor literal transgrede las nor-
mas constitucionales a que se ha hecho referencia”.
...En la práctica han sido numerosos los acuerdos internacionales
que el Gobierno de Chile ha concluido sin aprobación legislativa, me-
diante un simple cambio de notas. Aún más, algunos de dichos acuer-
dos han sido promulgados por decreto supremo (lo que hace presumir
que la Contraloría General de la República ha tomado razón de ellos)
y posteriormente publicados en el Diario Oficial...
El valor y la eficacia de estos “acuerdos en forma simplificada” que
adquieren fuerza obligatoria con su sola suscripción ha sido plenamen-
te reconocido por prácticamente todos los internacionalistas (ver Ch.
Rousseau, Derecho Internacional Público, p. 137; H. Accioly, Tratado de De-
recho Internacional Público, p. 601; L. Oppenheim, H. Lauterpacht, Dere-
cho Internacional Público, p. 498; De Visseher, Les tendances internationales
des Constitutions Recueil des Cours, 1952, I, p. 537).
La Comisión de Derecho Internacional de las Naciones Unidas, en
su informe sobre el proyecto de “Derecho de los Tratados” elaborado
en 1962, ha otorgado plena validez a los acuerdos en forma simplifica-
da. El artículo 12 del mencionado proyecto establece:
“Ratificación.
1. En principio los tratados requerirán ratificación, salvo que es-
tuviesen comprendidos en algunas de las excepciones prescritas en el
siguiente párrafo.
2. Se presumirá que el tratado no queda sujeto a la ratificación
de un Estado signatario:
a) cuando el tratado fuera en forma simplificada...”.
En Chile, el problema de que si conforme al Derecho Constitu-
cional positivo todos los acuerdos internacionales deban necesariamen-
te ser aprobados por el Congreso, no ha sido aún suficientemente
analizado, salvo por algunos profesores de Derecho Constitucional.
El profesor y ex funcionario de la Contraloría Mario Bernaschina
González consigna en una de sus obras:
“...En el hecho, el Ministerio de Relaciones Exteriores y la Con-
traloría han entendido que el trámite de la aprobación rige solamen-
te para los tratados y que no se requiere ese trámite para otras
convenciones internacionales” (Manual de Derecho Internacional, 1953,
tomo II, p. 284).
Del mismo parecer es el profesor Alejandro Silva, quien observa,
a fin de que no se rompa la armonía del ordenamiento jurídico, que
es necesario que “...si el mecanismo de perfeccionamiento de un tra-
tado hace intervenir a los mismos órganos colegisladores, en el Con-
greso su aprobación se sujeta a los trámites de las leyes, y promulgados
tienen valor de ley, su mismo rango exige lógicamente que no versen
180
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CUESTIONARIO
a) ¿Cómo clasificaría usted el acuerdo simplificado transcrito?
b) Se suscribe un acuerdo simplificado para la creación de un instituto
que será financiado por una cuota anual obligatoria de los Estados miembros.
¿Puede este acuerdo prescindir de autorización legislativa?
c) La Subsecretaría de Transportes solicita se ratifique un acuerdo sobre
tráfico ferroviario internacional suscrito el 5 de mayo de 1972 entre la Empre-
sa de Ferrocarriles del Estado chileno y los Ferrocarriles de Argentina. El acuer-
do ha sido concluido por el Presidente de los Ferrocarriles de Argentina y por el
lado chileno, ad referéndum, por el Director de la Empresa de Ferrocarriles del
Estado.
¿Cómo clasifica usted este convenio?
¿A su juicio, falta algún trámite legal para perfeccionar este convenio?
d) Se ha suscrito un convenio suplementario de un acuerdo básico sobre
asistencia técnica entre Chile y Alemania. El convenio proyectado tiene por ob-
jeto formalizar la transferencia, al gobierno chileno, de los equipos, materiales,
suministro y otros bienes aportados por Alemania a los proyectos que realiza
Chile. El convenio básico fue aprobado por la Junta de Gobierno.
¿Cuál es el procedimiento legal que debe seguir el convenio suplementario?
e) Se proyecta celebrar con Argentina un cambio de notas para oficializar
un convenio suscrito entre el ferrocarril trasandino de Chile y el ferrocarril Bel-
grano de Argentina.
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berá destruir o desviar hacia fines pacíficos, antes de 9 meses, todos los elemen-
tos mencionados y colaborar con los demás Estados Partes en la Convención y
con el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en la aplicación de las
medidas referidas. El art. 4º establece que cada Estado Parte adoptará en con-
formidad con sus procedimientos constitucionales las medidas necesarias para
prohibir dentro de su territorio el desarrollo, producción, almacenamiento, ad-
quisición o retención de los elementos antes mencionados.
¿Deben todas las cláusulas mencionadas obtener aprobación legislativa?
191
TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
93Íd., p. 219.
94Se refiere a los quórum para aprobar el tratado: 4/7, mayoría absoluta o sim-
ple mayoría.
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agosto de 1989.
98 En el Seminario Internacional sobre Derechos Humanos, Constitución y Trata-
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
sólo son tales los regulados por la Constitución y por los tratados in-
ternacionales ratificados por Chile y vigentes, sino todos los que sean
necesarios para proteger la dignidad humana, teniendo en cuenta lo
dispuesto por el artículo 1º incisos 1º y 4º, artículo 5º inciso 2º, ambos
Bases de la Institucionalidad, y el artículo 19 inciso 1º y Nº 26”.
Por lo demás, si se ha asimilado el tratado a una ley, y si los trata-
dos de derechos humanos fueron incluidos en la modificación consti-
tucional citada, se infiere que estos últimos necesariamente han de
tener una mayor jerarquía en el ordenamiento jurídico nacional que
el resto de los tratados internacionales.
Como lo señala Humberto Nogueira,100 “el constituyente, a través de
estas disposiciones –se refiere al artículo 1º inciso 4º, artículo 5º inciso 2º,
y artículo 19 inciso 1º y Nº 26 de la Constitución Política de la Repúbli-
ca–, en una interpretación armónica y finalista, reconoce que los dere-
chos no los crea ni establece el Estado, sino que ellos emanan
directamente de la dignidad y la naturaleza del ser humano; por lo tan-
to, el constituyente sólo se limita a reconocer tales derechos y a asegu-
rarlos, a darles protección jurídica, a garantizarlos. Si tales derechos
emanan de la naturaleza humana, ellos pertenecen al hombre por el solo
hecho de ser persona y, por lo tanto, tales derechos tienen la caracterís-
tica de ser universales, absolutos e imprescriptibles. Puede sostenerse,
además, que los derechos que emanan de la naturaleza humana no pue-
den ser enumerados taxativamente de una vez y para siempre, por cuanto
los seres humanos en el desarrollo histórico y de su conciencia podrán
ir perfeccionando los existentes y desarrollando otros nuevos. De ello se
dejó expresa constancia en las actas oficiales de la Comisión de Estudios
de la Nueva Constitución, en su sesión 203 de mayo de 1961: “La pro-
tección constitucional se refiere no sólo a los derechos establecidos en
ella, sino que a todos los que son inherentes a la naturaleza humana”,
como asimismo se reconoció que tales derechos no son sólo los enume-
rados en el texto de la Constitución, en los capítulos segundo y tercero,
“sino también los que formen parte del acervo cultural de la humani-
dad y que son propios de la naturaleza humana”. Una afirmación simi-
lar hace el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos en su
artículo 5º, pudiendo ser ampliados los derechos contenidos a otros que
establezcan otros pactos posteriores. Así, la Constitución establece en su
artículo 5º inciso 2º, en forma expresa, dos modalidades de instituciona-
lización de derechos naturales, “la propia norma constitucional y el tra-
tado internacional, siendo esta última la modalidad que permite
incorporar a la constitución material los derechos naturales que no es-
tán expresamente contenidos en el texto constitucional o no se hayan
incorporado formalmente a ella a través del procedimiento de reforma
100 “Los tratados internacionales en el ordenamiento jurídico chileno”. En Revis-
ta Chilena de Derecho, vol. 23, N os 2 y 3, tomo I, mayo-agosto 1996, pp. 351 y sigs.
196
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197
TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
104 Serie C Nº 4, párr. 166, pp. 68-69; Serie C Nº 5, párr. 175, p. 72.
105 Serie C Nº 4, párrafo 172, pp. 70-71; Serie C Nº 5, párrafos 181-182, pp. 73-74.
106 Opinión Consultiva OC-82. Serie A Nº 2, párr. 29.
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FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
inaplicabilidad.
110 Confirma sentencia de la Corte de Apelaciones de Santiago, que otorgó liber-
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
111 Jae Jin Yoo Lee con Centro de Salud Günter Mund Ltda.
112 Citada por Humberto Nogueira en su trabajo no publicado “Los derechos esen-
ciales o humanos contenidos en los tratados internacionales y su ubicación en el or-
denamiento jurídico nacional. Doctrina y Jurisprudencia”, pp. 30-31.
113 NN con Osvaldo Romo Mena.
200
FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
114 Fallos del Mes. Nº 446. Sección criminal, p. 2066, Considerando 4º, citada por
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
4º. Que una vez incorporados al derecho interno, los tratados de-
ben cumplirse de buena fe de acuerdo a la Convención de Viena so-
bre el Derecho de los Tratados, vigente en el país desde el 27 de enero
de 1980, debiendo aplicarse sus artículos 31 y 27. El primero de ellos
establece que el tratado debe interpretarse de buena fe conforme al
sentido corriente que haya de atribuirse a los términos del tratado,
en el contexto de éstos y teniendo en cuenta su objeto y fin. A su vez,
el artículo 27 establece que el Estado no puede invocar la ley interna
para eludir el cumplimiento del tratado;
5º. Que la Convención internacional (se refiere al GATT) en con-
sideración se aplica preferentemente frente a la ley interna, mientras
el tratado no sea denunciado por el Estado de Chile o pierda su vali-
dez internacional...”;
9. Sentencia dictada por la Corte de Apelaciones de Santiago, el
11 de abril de 1995.117
“2º. Que el artículo 8.3 del Pacto de San José de Costa Rica esta-
blece que la confesión del inculpado solamente es válida si es hecha
sin coacción de ninguna naturaleza.
Por su parte, el artículo 14.3. letra g) del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos, reconoce a toda persona acusada de un
delito el derecho a no estar obligada a declarar contra sí misma y a
confesarse culpable.
Todavía más, la Convención de las Naciones Unidas contra la Tor-
tura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos y Degradantes, define
como tortura “todo acto por el cual se inflijan intencionadamente a
una persona dolores o sufrimientos graves, ya sean físicos o mentales,
con el fin de obtener de ella o de un tercero información o una con-
fesión... cuando dichos dolores o sufrimientos sean infringidos por un
funcionario público u otra persona en el ejercicio de sus funciones
públicas (artículo 1º)...
En sus artículos 5º, 7º y 10º, la Convención Interamericana para Pre-
venir y Sancionar la Tortura, acordada por la Organización de los Esta-
dos Americanos, repite en términos similares estos mismos conceptos...
3º. Que todas las disposiciones que vienen de recordarse son vin-
culantes para los jueces de la República, por cumplir plenamente las
condiciones a que se refiere la frase final del inciso 2º del artículo 5º
de la Constitución Política”.
No obstante que la mayoría de los tratadistas, así como la juris-
prudencia arriba citada, coinciden en que los tratados de derechos hu-
manos tienen rango constitucional que los diferencia y distingue de
otro tipo de tratados, distinta ha sido la posición del Tribunal Consti-
tucional que, sólo por la vía de la interpretación, ha pretendido igua-
202
FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
lar a todos los tratados, sin hacer distinción alguna entre ellos, con lo
cual tuerce, en forma sesgada, el verdadero sentido y alcance de la re-
forma constitucional de 1989.
Es así que, en el fallo en que objeta la constitucionalidad del Esta-
tuto de la Corte Penal Internacional, y sin que nadie se lo hubiera con-
sultado, el Tribunal Constitucional se desliza a analizar el tema de la
jerarquía de los tratados internacionales.*
Sostiene, al efecto, la siguiente opinión restrictiva:
“VI. La jerarquía de los tratados.
59º. Que, por la reforma constitucional de 1989, se modificó el
artículo 5º de la Constitución Política, agregando un inciso segundo.
Esta disposición dice:
“El ejercicio de la soberanía reconoce como limitación el respe-
to a los derechos esenciales que emanan de la naturaleza humana.
Es deber de los órganos del Estado respetar y promover tales dere-
chos, garantizados por esta Constitución, así como por los tratados in-
ternacionales ratificados por Chile y que se encuentren vigentes”.
60º. Que, como consecuencia de esta reforma se ha suscitado una
controversia respecto a la interpretación que debe darse al inciso se-
gundo del artículo 5º de la Constitución.
La nueva redacción ha llevado a algunos a pretender que los tra-
tados sobre derechos humanos tendrían rango constitucional, de ma-
nera que podrían modificar disposiciones de la Carta Fundamental.
Dada la estrecha relación entre este tema y el que se analiza en
esta causa, se hace necesario dilucidar esta controversia, máxime cuan-
do en la fundamentación de las observaciones formuladas por el Pre-
sidente de la República subyace la idea que el Derecho Internacional
convencional sobre derechos humanos prevalece sobre la Constitución;
61º. Que, con anterioridad a la reforma de 1989, había opinión
unánime en el sentido de que los tratados internacionales estaban su-
jetos al principio de supremacía constitucional;
62º. Que, en este aspecto, es relevante recordar que, aunque apa-
rezca obvio, la norma constitucional reformada no consagró que los
tratados internacionales sobre derechos esenciales tuvieran una jerar-
quía igual o superior a la Ley Fundamental;
63º. Que, la historia fidedigna de la norma corrobora el aserto an-
terior.
En el Informe de la Comisión Conjunta de la Junta de Gobierno,
de 12 de junio de 1989, se dejó expresa constancia que:
“En virtud de este número se agrega una oración final al inciso
segundo del artículo 5º de la Constitución, que dice: ‘Es deber de los
órganos del Estado respetar y promover tales derechos, garantizados
203
TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
por esta Constitución, así como por los tratados internacionales ratifi-
cados por Chile y que se encuentran vigentes’.
Esta disposición reafirma el concepto de que el Estado está al ser-
vicio de la persona humana y que, por tanto, el ejercicio de la sobera-
nía no puede vulnerar los derechos esenciales que emanan de su
naturaleza. A la autoridad le corresponde, también, la promoción de
los derechos humanos, los que, emanando de la naturaleza de la per-
sona, no son establecidos por la Constitución, sino que ésta se limita
a reconocerlos y a describirlos, pudiendo las leyes y los tratados desa-
rrollarlos sin afectar su esencia.
En relación con los tratados a que se refiere esta norma, cabe se-
ñalar que su vigencia no obsta a la procedencia del recurso de inapli-
cabilidad por inconstitucionalidad conforme a las reglas generales”.
Lo anterior nos permite afirmar que no estuvo en la mente del
constituyente que los tratados no quedaran sujetos a la supremacía de
la Constitución ni menos que su jerarquía permitiera enmendar nor-
mas de la Ley Fundamental, ya que si así no fuere carece de toda ex-
plicación lógica y jurídica que se hubiere afirmado que era procedente
el recurso de inaplicabilidad de una norma de un tratado por ser con-
traria a la Constitución, habida consideración que dicho recurso re-
conoce como causa inmediata, precisamente, la prevalencia de la
Constitución sobre la ley o el tratado.
Comentando este Informe, el profesor Raúl Bertelsen, en su tra-
bajo “Rango Jurídico de los Tratados Internacionales en el Derecho
Chileno” (Revista Chilena de Derecho, vol. 23, N os 2 y 3, tomo I,
p. 219), dice: “¿Cabe, entonces, alguna duda que las normas de los tra-
tados internacionales sobre derechos humanos están subordinadas a
la Constitución si pueden ser contrastadas con los preceptos de ésta
para ser declaradas inaplicables? Nada se innovó en 1989, por consi-
guiente, en la solución tradicional chilena sobre la superioridad de
las normas constitucionales sobre las de los tratados internacionales”;
64º. Que, con anterioridad a la reforma de 1989 este Tribunal, en
sentencia de 21 de diciembre de 1987, Rol Nº 46, señaló expresamen-
te que las normas constitucionales, en el orden interno, prevalecen
sobre las disposiciones contenidas en tratados internacionales;
65º. Que, este criterio fue confirmado en acuerdo de la Comisión
de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento del Senado, sobre
Reforma a la Constitución Política de la República de 1980, de noviem-
bre de 2001, en el que se hizo expresa mención al contenido del Rol
Nº 46, antes citado, y expresó:
“En relación a la propuesta referida a tratados que modifiquen
materias reguladas por la Constitución, se acordó, sin embargo, dejar
constancia que la Comisión confirma el criterio ya definido en un in-
forme evacuado en el año 1963, en el cual, respondiendo a una con-
sulta de la Sala (Boletín Nº S, 139-10), señaló, coincidiendo con lo
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rechos Humanos. Ed. Universidad Diego Portales, Nº 6, septiembre de 1996, pp. 62 y ss.
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FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
ción son los derechos sustantivos, no la parte adjetiva del tratado’. (Ac-
tas de la Comisión de la Nueva Constitución, sesión 203);
47º. Que, de lo expuesto, se concluye que si los tratados de dere-
chos humanos fueron incluidos en la modificación constitucional ci-
tada, se infiere que esos últimos necesariamente han de tener una
mayor jerarquía en el ordenamiento jurídico nacional que el resto de
los tratados internacionales.
48º. Que, como lo señala Humberto Nogueira: ‘El constituyente, a
través de estas disposiciones –se refiere al artículo 1º inciso 4º, artícu-
lo 5º inciso 2º, y artículo 19 inciso 1º y Nº 26 de la Constitución Política
de la República–, en una interpretación armónica y finalista, reconoce
que los derechos no los crea ni establece el Estado, sino que ellos ema-
nan directamente de la dignidad y la naturaleza del ser humano; por
lo tanto, el constituyente sólo se limita a reconocer tales derechos y a
asegurarlos, a darles protección jurídica, a garantizarlos. Si tales dere-
chos emanan de la naturaleza humana, ellos pertenecen al hombre por
el solo hecho de ser persona y, por lo tanto, tales derechos tienen la
característica de ser universales, absolutos, e imprescriptibles. Puede sos-
tenerse, además, que los derechos que emanan de la naturaleza huma-
na no pueden ser enumerados taxativamente de una vez y para siempre,
por cuanto los seres humanos en el desarrollo histórico y de su con-
ciencia podrán ir perfeccionando los existentes y desarrollando otros
nuevos’. De ello se dejó expresa constancia en las actas oficiales de la
Comisión de Estudios de la Nueva Constitución, en su sesión 203 de
mayo de 1961: ‘La protección constitucional se refiere no sólo a los de-
rechos establecidos en ella, sino que a todos los que son inherentes a la
naturaleza humana’, como asimismo se reconoció que tales derechos
no son sólo los enumerados en el texto de la Constitución, en los capí-
tulos segundo y tercero, ‘sino también los que formen parte del acervo
cultural de la humanidad y que son propios de la naturaleza humana’.
Una afirmación similar hace el Pacto Internacional de Derechos Civi-
les y Políticos en su artículo 5º, pudiendo ser ampliados los derechos
contenidos a otros que establezcan otros pactos posteriores.
De acuerdo al artículo 5º inciso 2º de la Constitución, los derechos
humanos asegurados en el tratado se incorporan al ordenamiento ju-
rídico interno, formando parte de la constitución material y adquirien-
do plena vigencia, validez y eficiencia jurídica, no pudiendo ningún
órgano del Estado desconocerlos y debiendo todos ellos respetarlos y
promoverlos, como asimismo protegerlos a través del conjunto de ga-
rantías constitucionales destinadas a asegurar el pleno respeto de los
derechos... Esta obligación no sólo se deriva del artículo 5º de la Cons-
titución, sino también de los mismos tratados internacionales, entre és-
tos del artículo 1º común a los Cuatro Convenios de Ginebra, de 1949,
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
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FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
58º. Que, en todo caso, esta Corte deja claramente establecido que
la norma del artículo 141 del Código Penal comprende, como consecuen-
cia del secuestro, la desaparición forzada de Personas y que por ello la
aplica en la forma ya dicha, entendiendo que la normativa aprobada en
sus primeros trámites constitucionales dentro del procedimiento legisla-
tivo, tiene el mérito de precisar su punibilidad, pero ello no desvirtúa su
comprensión en la actual norma legal y, por lo mismo, su vigencia;
59º. Que, igualmente, se deja establecido que la vigencia interna-
cional y nacional de los cuerpos legales antes citados, los hacen direc-
tamente aplicables por las autoridades del Estado, entre ellas el Poder
Judicial pues, de lo contrario, como se ha dicho, se compromete la
responsabilidad internacional de nuestro país y ello posibilitaría que
cualquier Estado reclame el juzgamiento de la conducta omitida de
sanción;
...........................................
76º. Que en cuanto a la procedencia de la amnistía y prescripción
alegada en estos autos, deben hacerse las siguientes consideraciones:
a) Que el Decreto Ley 2.191 concedió la amnistía, en su artícu-
lo 1º, a todas las Personas que, en calidad de autores, cómplices y en-
cubridores, hayan incurrido en ciertos hechos delictuosos durante la
vigencia de la situación de estado de sitio, comprendida entre el 11
de septiembre de 1973 y el 10 de marzo de 1978;
b) Que, como ha quedado de manifiesto durante el curso del pro-
ceso, se encuentra acreditado el delito de secuestro calificado de Mi-
guel Ángel Sandoval Rodríguez en Villa Grimaldi, desconociéndose
hasta ahora el lugar donde se encuentra, sin que se haya podido te-
ner noticias de su deceso, sea por propia confesión de los encausa-
dos, o por el testimonio de los testigos que, igualmente, fueron
secuestrados y torturados en el centro de detención clandestino de Vi-
lla Grimaldi, o por hallazgo del cuerpo de Sandoval Rodríguez;
c) Que, en razón de lo expuesto, y teniendo dicho delito de se-
cuestro el carácter de permanente, al seguirse prolongando en el tiem-
po, no procede, en el caso de autos, la aplicación de la mencionada
Ley de Amnistía, ya que ésta se refiere a delitos consumados en el pe-
ríodo de tiempo que señala, esto es, entre el 11 de septiembre de 1973
y el 10 de marzo de 1978; como tampoco la prescripción de la acción
penal, pues la acción ilícita no ha cesado en sus consecuencias para
la víctima, la que se encuentra aún desaparecida;
77º. Que, sin perjuicio de lo anterior, esta Corte se referirá a la
aplicación de los Convenios de Ginebra, de 1949, que fueron ratifica-
dos por Chile, en 1951, y que constituyen hoy Ley de la República;
78º. Que el artículo 3º de dicho Convenio señala: ‘En caso de con-
flicto armado sin carácter internacional y que surja en el territorio de
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
una de las Altas Partes Contratantes, cada una de las partes conten-
dientes tendrá la obligación de aplicar por lo menos las disposiciones
siguientes: 1) Las personas que no participen directamente en las hos-
tilidades, incluso los miembros de las fuerzas armadas que hayan de-
puesto las armas y las personas que hayan quedado fuera de combate
por enfermedad, herida, detención, o por cualquier otra causa, serán,
en todas circunstancias, tratadas con humanidad, sin distinción algu-
na de carácter desfavorable basada en la raza, el color, la religión o
las creencias, el sexo, el nacimiento o la fortuna, o cualquier otro cri-
terio análogo.
A tal efecto, están y quedan prohibidos para cualquier tiempo y
lugar, respecto a las Personas arriba mencionadas: a) los atentados a
la vida y a la integridad corporal, especialmente el homicidio en to-
das sus formas, las mutilaciones, los tratos crueles, torturas y suplicios;
b) la toma de rehenes; c) los atentados a la dignidad personal, espe-
cialmente los tratos humillantes y degradantes; d) las condenas dicta-
das y las ejecuciones efectuadas sin previo juicio, emitido por un
tribunal regularmente constituido, provisto de garantías judiciales re-
conocidas como indispensables por los pueblos civilizados.
2) Los heridos y enfermos serán recogidos y cuidados’.
Este Instrumento Internacional dispone, además, en el artículo 49:
‘Las Altas Partes contratantes se comprometen a tomar todas las me-
didas legislativas necesarias para fijar las adecuadas sanciones penales
que hayan de aplicarse a las personas que cometen, o den orden de
cometer, cualquiera de las infracciones graves al presente Convenio,
definidas en el artículo siguiente’.
‘Cada una de las Partes contratantes tendrá la obligación de bus-
car a las personas acusadas de haber cometido, o mandado cometer,
cualquiera de las infracciones graves, debiendo hacerlas comparecer
ante sus propios tribunales, sea cual fuere la nacionalidad de ellas. Po-
drá también, si lo prefiere, y según las prescripciones de su propia le-
gislación, pasar dichas personas para que sean juzgadas, a otra Parte
contratante interesada en la persecución, siempre que esta última haya
formulado contra ellas cargos suficientes’.
‘Cada Parte contratante tomará las medidas necesarias para que
cesen los actos contrarios a las disposiciones del presente Convenio,
aparte de las infracciones graves definidas en el artículo siguiente’.
‘En todas circunstancias, los inculpados gozarán de las garantías
de procedimiento y de libre defensa que no podrán ser inferiores a
las previstas en los artículos 105 y siguientes del Convenio de Gine-
bra del 2 de agosto de 1949, relativo al trato de los prisioneros de
guerra’;
79º. Que el artículo 50 de dicho Convenio establece lo siguiente:
216
FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
‘Las infracciones graves a que alude el artículo anterior son las que
implican algunos de los actos siguientes si son cometidos contra per-
sonas o bienes protegidos por el Convenio: homicidio internacional,
tortura o tratos inhumanos, incluso las experiencias biológicas, el cau-
sar de propósito grandes sufrimientos o realizar atentados graves a la
integridad física o la salud, la destrucción y apropiación de bienes no
justificadas por necesidades militares y ejecutadas en gran escala de
manera ilícita y arbitraria’.
Y el artículo 51 señala: ‘Ninguna Parte Contratante podrá exone-
rarse a sí misma, ni exonerar a otra Parte Contratante de las respon-
sabilidades en que incurre ella misma y otra Parte Contratante respecto
a las infracciones previstas en el artículo precedente’;
80º. Que, como lo afirmaron los Ministros de la Excma. Corte Su-
prema, señores Chaigneau y Cury, y el abogado integrante señor Bu-
llemore –Recurso de Casación en el Fondo Criminal. Corte Marcial.
Rol Nº 973-97. Osvaldo Romo y otros. En Fallos del Mes Nº 477,
p. 1520–, ‘que todo lo expuesto (se refieren a las disposiciones del Con-
venio de Ginebra, transcritas precedentemente) en el motivo anterior
impone al Estado de Chile la obligación de garantizar la seguridad de
las Personas que pudieren tener participación en conflictos armados
al interior de su territorio, especialmente si fueren detenidas, quedan-
do vedado el disponer medidas que tiendan a amparar los agravios
cometidos contra personas determinadas o lograr la impunidad de sus
autores, teniendo especialmente presente que los acuerdos internacio-
nales deben cumplirse de buena fe; en caso contrario, el Estado tiene
el derecho de denunciar dicho acuerdo internacional.
En cuanto este Convenio Internacional persigue el objeto de ga-
rantizar los derechos esenciales que emanan de la naturaleza huma-
na, tiene aplicación preeminente, puesto que esta Corte Suprema en
reiteradas sentencias ha reconocido:
‘Que de la historia fidedigna del establecimiento de la norma cons-
titucional contenida en el artículo 5º de la Carta Fundamental, queda
claramente establecido que la soberanía interna del Estado de Chile
reconoce su límite en los derechos que emanan de la naturaleza hu-
mana, valores que son superiores a toda norma que puedan disponer
las autoridades del Estado, incluido el propio Poder Constituyente, lo
que impide sean desconocidos’ (Fallos del Mes Nº 446, Sección Cri-
minal, p. 2066, considerando 4º)’;
81º. Que, además, los disidentes estiman que si los tribunales apli-
can la amnistía que concede el Decreto Ley 2.191, de 1978, a lo me-
nos deben establecerse las circunstancias en que ocurrieron los hechos
y determinar la persona del responsable, con el fin de no burlar el
espíritu de la Convención Internacional antes referida, que dispone:
217
TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
218
FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
83º. Que, por otra parte, no procede tampoco aplicar, en este caso,
la prescripción a un delito permanente, que es aquel en que la acción
que lo consuma crea un estado delictuoso que se prolonga en el tiem-
po mientras subsiste la lesión del bien jurídico afectado; en él persis-
ten la acción y el resultado, a diferencia de los delitos instantáneos en
que la acción dura tanto como el resultado;
84º. Que debemos referirnos a un importante fallo dictado el 14
de marzo de 2001, por la Corte Interamericana de Derechos Huma-
nos, Corte en la que es parte Chile –incluso la integra un juez chile-
no–, en el caso Barrios Altos, seguido en contra del gobierno del Perú
(Chumbipuma Aguirre y otros v. Perú), caso en el que la Corte se re-
firió expresamente a las instituciones de la amnistía y de la prescrip-
ción, considerándolas ambas incompatibles con las disposiciones de
la Convención Americana de Derechos Humanos.
Señaló la sentencia lo siguiente: ‘Esta Corte considera que son in-
admisibles las disposiciones de amnistía, las disposiciones de prescrip-
ción y el establecimiento de excluyentes de responsabilidad que
pretendan impedir la investigación y sanción de los responsables de
las violaciones graves de los derechos humanos, tales como la tortura,
las ejecuciones sumarias, extralegales o arbitrarias y las desaparicio-
nes forzadas, todas ellas prohibidas por contravenir derechos indero-
gables reconocidos por el Derecho Internacional de los Derechos
Humanos.
La Corte, conforme a lo alegado por la Comisión y no controver-
tido por el Estado, considera que las leyes de amnistía adoptadas por
el Perú impidieron que los familiares de las víctimas y las víctimas so-
brevivientes en el presente caso fueran oídas por un juez, conforme a
lo señalado en el artículo 8.1 de la Convención; violaron el derecho a
la protección judicial consagrado en el artículo 25 de la Convención;
impidieron la investigación, persecución, captura, enjuiciamiento y
sanción de los responsables de los hechos ocurridos en Barrios Altos,
incumpliendo el artículo 1.1 de la Convención, y obstruyeron el es-
clarecimiento de los hechos del caso. Finalmente, la adopción de las
leyes de autoamnistía incompatibles con la Convención incumplió la
obligación de adecuar el derecho interno consagrada en el artículo 2
de la misma.
La Corte estima necesario enfatizar que, a la luz de las obligacio-
nes generales consagradas en los artículos 1.1 y 2 de la Convención
Americana, los Estados Parte tienen el deber de tomar las providen-
cias de toda índole para que nadie sea sustraído de la protección ju-
dicial y del ejercicio del derecho a un recurso sencillo y eficaz, en los
términos de los artículos 8 y 25 de la Convención. Es por ello que los
Estados Parte en la Convención que adopten leyes que tengan este
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
220
FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
sable por los crímenes que hubieren sido cometidos por fuerzas bajo
su mando y control efectivo en razón de no haber ejercido un con-
trol apropiado sobre esas fuerzas, cuando:
a) Hubiere sabido o, en razón de las circunstancias del momen-
to, hubiere debido saber que las fuerzas estaban cometiendo esos crí-
menes o se proponían cometerlos;
b) No hubiere adoptado todas las medidas necesarias y razonables
a su alcance para prevenir o reprimir su comisión o para poner el asun-
to en conocimiento de las autoridades competentes a los efectos de
su investigación o enjuiciamiento.
Será igualmente responsable el superior por crímenes cometidos
por sus subordinados bajo su autoridad y control efectivo, en razón
de no haber ejercido un control apropiado;
95º. Que el artículo 33 de dicho Estatuto establece que quien hu-
biere cometido un crimen en cumplimiento de una orden emitida por
su gobierno o un superior, sea militar o civil, no será eximido de res-
ponsabilidad, a menos que:
Estuviere obligado por ley a obedecer órdenes emitidas por el go-
bierno o el superior jerárquico, no supiera que la orden era ilícita y
la orden no fuera manifiestamente ilícita;
Se entenderá que las órdenes de cometer genocidio o crímenes
de lesa humanidad son manifiestamente ilícitas;
96º. Que, al ser Chile Estado suscriptor del Estatuto de la Corte
Penal Internacional, está obligado por la Convención de Viena de 1969
sobre el Derecho de los Tratados, que se encuentra incorporada al de-
recho interno de nuestro país, a no frustrar, de acuerdo a su artícu-
lo 18, el objeto y fin de dicha Convención, antes de su entrada en vigor;
97º. Que, en consecuencia, si las diversas situaciones descritas por
el Estatuto de la Corte Penal Internacional –artículos 27, 28 y 33, en-
tre otros– quedaran impune en Chile, se vulneraría el objeto y fin de
esta Convención Internacional;
98º. Que, a mayor abundamiento, el Código de Justicia Militar tra-
ta en sus artículos 334 y 335 la situación de la obediencia a las órde-
nes impartidas.
Así, el artículo 334 establece que ‘todo militar está obligado a obe-
decer, salvo fuerza mayor, una orden relativa al servicio que, en uso
de sus atribuciones legítimas, le fuera impartida por un superior.
El derecho a reclamar de los actos de un superior que conceden
las leyes o reglamentos, no dispensa de la obediencia ni suspende el
cumplimiento de una orden de servicio’.
Y el artículo 335 agrega: ‘No obstante lo prescrito en el artículo
anterior, y si el inferior que ha recibido la orden sabe que el superior
al dictarla no ha podido apreciar suficientemente la situación, o cuan-
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FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
– La ratificación imperfecta
Es aquélla efectuada por un órgano incompetente, o por uno com-
petente pero con exceso de poder, en defecto o en violación de una
norma constitucional.
En los acuerdos simplificados el problema se plantea cuando, en
ausencia de una ratificación, ésta es exigida por el ordenamiento cons-
titucional.
223
TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
123 O sea, las disposiciones constitucionales internas de cada Estado tienen rele-
vancia o efectos en Derecho Internacional. Esta teoría, que parece haber sido acogida
por la Convención de La Habana de 1928, alentaría la intromisión de un Estado en
los asuntos de otro, al tener que constatar continuamente la facultad de los negocia-
dores, como también la regularidad seguida frente a las disposiciones legales internas
de cada Estado.
Los sostenedores de esta teoría, en cambio, arguyen en su defensa que de otra
manera se estaría apoyando la violación de los llamados principios democráticos de
conclusión de los tratados, que incluyen la intervención de los parlamentos, que sir-
ven de contralor a un poder ejecutivo excedido en sus atribuciones.
Otros autores abogan por la nulidad del tratado si la violación ha sido manifies-
ta, esto es, notoriamente conocida. Así Lauterpacht y McNair, entre otros, proponen
que, anulado un tratado por violación de sus disposiciones constitucionales, se debe
resarcir de perjuicios al Estado co-contratante que actuó de buena fe.
224
FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
124 La Convención de Viena de 1969 establece lo siguiente: “Art. 27: Una parte
no podrá invocar las disposiciones de su derecho interno como justificación del in-
cumplimiento de un tratado. Esta norma se entenderá sin perjuicio de lo dispuesto
en el art. 46”.
“Art. 46. 1. El hecho de que el consentimiento de un Estado de obligarse por un
tratado haya sido manifestado en violación de una disposición de su derecho interno
concerniente a la competencia para celebrar tratados no podría ser alegado por di-
cho Estado como vicio de su consentimiento, a menos que esa violación sea manifies-
ta y afecte a una norma de importancia fundamental de su derecho interno.
2. Una violación es manifiesta si resulta objetivamente evidente para cualquier Es-
tado que proceda en la materia conforme a la práctica usual y de buena fe”.
“La CDI, en un esquema que no coincide con el de Rousseau, señala tres tenden-
cias frente al problema de la ratificación imperfecta:
a) El Derecho interno prima sobre el Derecho Internacional, ya que a él corres-
ponde determinar los órganos y procedimientos que deberá seguir el Estado al obli-
garse por un tratado. Si el consentimiento de obligarse en un tratado viola una norma
constitucional, dicho consentimiento es nulo (esta opinión coincide con el segundo
grupo que señala Rousseau).
En apoyo a esta corriente de opinión se menciona el fallo del Presidente Cleve-
land, de los Estados Unidos, que en su calidad de árbitro entre Costa Rica y Nicara-
gua, determinó la nulidad del tratado ratificado en violación del derecho interno.
Los impugnadores de esta tesis arguyen que los pronunciamientos que se citan
en este fallo no están en éste, sino en un informe del Secretario del árbitro, Sr. George
Rives;
b) Una segunda corriente se pronuncia por la seguridad de los tratados. El Esta-
do que los impugna por razones constitucionales sólo puede invocar aquellas disposi-
ciones internas que sean patentes y evidentes a los demás Estados co-contratantes;
c) Un tercer grupo defiende la posición de que si un representante es competen-
te para obligar a su Estado, de acuerdo al Derecho Internacional, este solo hecho hace
válido el consentimiento otorgado. El incumplimiento de los requisitos internos sólo
invalida al tratado como ley interna. (Este grupo comprende los señalados en las le-
tras a) y c) mencionadas por Rousseau.)
Apoyan a los sostenedores de esta corriente de opinión, los siguientes casos juris-
prudenciales:
a) Caso del régimen aduanero Franco-Suizo, de 1912. Este arbitraje establece que
las disposiciones del derecho interno no tienen efecto en la esfera internacional.
Aunque McNair dice que no se trató sobre el problema de la ratificación irregu-
lar, la CDI fue de parecer que se rechazó el planteamiento de que los problemas lega-
les de carácter interno tuvieran efecto en la órbita internacional.
b) Caso de las Zonas Francas de 1932. La Corte Permanente de Justicia Interna-
cional se pronunció sobre las facultades de un Agente del Gobierno suizo ante la Cor-
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
te, rechazando las dudas respecto del carácter obligatorio de su declaración. Se decla-
raron válidas estas declaraciones, haciendo caso omiso de las observaciones que dicho
agente tenía, según su derecho interno.
Dijo la Corte:
A lo largo de las exposiciones orales hechas ante el Tribunal, el agente del Go-
bierno suizo ha declarado en nombre de su Gobierno que si se mantuviesen las zonas,
el Gobierno Federal aceptaría el arreglo de las condiciones de los intercambios de mer-
cancías entre la zona y Suiza por expertos, a falta de un acuerdo a este efecto entre las
Partes, y en el caso de que Francia lo desease. La decisión de los expertos vincularía a
los dos Estados y por lo que concierne a Suiza, no estaría sometida a ratificación.
Si el Gobierno francés quiere aprovechar esta oferta, podrá obtener a favor de
los habitantes de las zonas un arreglo, concerniente a la admisión en Suiza de sus pro-
ductos, que no dependerá exclusivamente de la voluntad del Gobierno suizo.
Es cierto que a lo largo de las audiencias recientes el agente del Gobierno fran-
cés ha declarado inaceptable la propuesta del Gobierno suizo. Pero es igualmente ver-
dad que la ha considerado como oferta de concluir un compromiso, oferta para la
que no tenía poder de aceptar en esta forma. En fin, el agente del Gobierno francés
ha expresado ciertas dudas en cuanto al carácter obligatorio, desde el punto de vista
constitucional, de la declaración del Gobierno suizo, habida cuenta de las circunstan-
cias en que se ha hecho esta declaración; el Tribunal debe, sin embargo, considerarla
obligatoria para Suiza.
(CPJI, serie A/B, núm. 4G, pp. 169 y 170).
c) Caso de Groenlandia Oriental, o caso Ihlen, de 1923, que se suscitó entre No-
ruega y Dinamarca. y que ya fue mencionado más arriba.
d) Caso del Río Martín. Se refiere a un arbitraje entre Gran Bretaña y España
efectuado por el juez suizo Max Huber, quien se pronunció en favor de la validez in-
ternacional de los tratados irregularmente ratificados.
e) Caso de los nacionales polacos en Dantzig ante la Corte Permanente de Justi-
cia Internacional: “Un Estado no puede invocar contra otro su propia Constitución
con miras a evadir obligaciones que le incumben por el Derecho Internacional”.
Ver también casos referentes a las sentencias arbitrales en los asuntos Montijo (26
de julio de 1875) y George Pinson (18 de octubre de 1928).
Sobre la base de la segunda corriente, la CDI elaboró un proyecto de articulado
que establecía que el Estado no podrá alegar como vicio de su consentimiento la vio-
lación de una disposición de su derecho interno respecto a su competencia para cele-
brar tratados, a menos que la violación de su derecho interno fuera manifiesta.
Se redactó en forma negativa la norma, para darle un carácter excepcional. CDI
no explicó qué se entendía por el término “manifiesta” y sólo comentó que la viola-
ción fuese “manifiesta objetivamente para cualquier Estado que se ocupe del asunto
normalmente y de buena fe”. Era una fórmula de compromiso: el Derecho Interna-
cional prima sobre el derecho interno, salvo si la violación de éste es manifiesta.
Posteriormente, dicha proposición fue modificada con el consiguiente agregado:
“a menos que esa violación sea manifiesta y afecte a una norma fundamental de su
derecho interno”; se le agregó, además, un nuevo párrafo: “2. Una violación es mani-
fiesta si resulta objetivamente evidente para cualquier Estado que proceda en la mate-
ria conforme a la práctica usual y de buena fe”.
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FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
d) La adhesión
Establece la Convención de Viena, en su artículo 15, lo siguiente;
“El consentimiento de un Estado en obligarse por un tratado se ma-
nifestará mediante la adhesión: a) cuando el tratado disponga que ese
Estado puede manifestar tal consentimiento mediante la adhesión;
b) cuando consta de otro modo que los Estados negociadores han con-
venido que ese Estado puede manifestar tal consentimiento mediante
la adhesión; c) cuando todas las partes hayan convenido ulteriormen-
te que ese Estado puede manifestar tal consentimiento mediante la
adhesión”.
Se define la adhesión como el acto jurídico por el cual un Estado
vaya a ser parte de un tratado, del cual no es signatario, mediante una
declaración hecha en virtud de una disposición del tratado que así lo
permite.
La diferencia con la firma o ratificación es que el Estado adhe-
rente no participó en las negociaciones que dieron origen al tratado,
sino que es invitado por los negociadores a participar en un tratado
ya elaborado por ellos. Produce, sí, iguales efectos que la ratificación.
El sentido verdadero de la adhesión ha sido, sin embargo, desvir-
tuado por la práctica internacional. Esto sucede en el caso de los tra-
tados en que el Estado negociador no lo firma durante el período que
queda “abierto a la firma de los Estados interesados”. Si desea ser par-
te en el tratado, expirado ya el plazo, sólo lo puede hacer mediante
el procedimiento de la adhesión.
En consecuencia, existen actualmente dos modos de adherirse a
un tratado internacional: el del Estado no signatario de un tratado y
126 De hecho, la citada cláusula, que señalaba como fecha para su entrada en vi-
gor la del 1º de septiembre de 1930, no llegó a ser puesta en práctica por oposición
momentánea de Cuba. Es así que el protocolo no entró en vigor hasta el 1º de febrero
de 1930, esto es, con cinco años y medio de retraso sobre el plazo previsto.
232
FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
POR CUANTO,
con fecha . . . . . . . . . . . . . . . . . . . se suscribió en . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
la Convención . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
POR CUANTO,
dicha Convención fue aprobada por el Honorable Congreso Nacional, en
uso de la facultad que me confiere la Constitución Política de la República
he venido en aceptarla teniéndola como Ley y comprometiendo en su ob-
servancia el Honor Nacional.
EN FE DE LO CUAL,
firmo el presente Instrumento de Adhesión, sellado con el sello de las Armas
de la República y refrendado por el Ministro de Estado en el Departamento
de Relaciones Exteriores, a los . . . . . . . . . días del mes de . . . . . . . . . . . . . .
de dos mil . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
.......................
Presidente de la República
.............................
Ministro de Relaciones Exteriores
233
TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
– Adhesiones imperfectas
Tienen lugar cuando se efectúan sin el consentimiento legislati-
vo, siendo éste necesario. Se plantean idénticos problemas a los ya ana-
lizados en el capítulo de las ratificaciones imperfectas.
Ejemplos de estas adhesiones imperfectas en la práctica interna-
cional son la de Ecuador, que se adhirió a la Convención de Unión de
la Propiedad Industrial el 20 de marzo de 1883, y que tuvo que denun-
ciar dicho tratado el 26 de diciembre de 1885, al negarse el Congreso
a prestar su aprobación. Argentina se adhirió al Pacto de la Sociedad
de las Naciones, el 16 de enero de 1920, sin consultar al Congreso. Pos-
teriormente, se vio obligada a regularizar esta situación, por ley de 27
de septiembre de 1937. En este caso, Argentina había sostenido la in-
validez de su adhesión, principalmente por motivos políticos. El Con-
sejo de Seguridad de la Liga de las Naciones aceptó la validez de una
adhesión imperfecta. Este Consejo también negó validez a las disposi-
ciones legales internas, en el caso de la adhesión imperfecta, al Pacto
de la Sociedad de Naciones, del Estado de Luxemburgo.127
Otro caso digno de mencionarse es el de la solicitud presentada
en 1929, por Suiza, con el fin de retirar su adhesión a una Resolución
adoptada en la Conferencia de Washington.
– Práctica chilena
a) Informe jurídico Nº 83 del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile,
año 1973, pp. 40 a 42. Sobre vigencia de cuatro convenios elaborados
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FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
CUESTIONARIO
a) ¿Cuál es su opinión legal sobre el informe recién transcrito? ¿Qué dis-
posiciones de la Convención de Viena puede usted aplicar a este problema?
b) Se suscribe un Convenio, en Lima, entre Perú, Bolivia, Uruguay y Ve-
nezuela, con el objeto de establecer un Centro Regional de Sismología para la
América del Sur.
En el artículo 6º se establece: “Los recursos de este Centro estarán forma-
dos por las cuotas que los Estados miembros voluntariamente se comprometan
a aportar”.
El artículo 7º establece: “Los Estados miembros otorgarán al Centro y a sus
directores y funcionarios facilidades de ingreso, de egreso, privilegios e inmuni-
dades que correspondan al personal de un organismo internacional, reconoci-
do como tal”.
Chile desea adherirse a este Convenio.
¿Qué trámites legales debe seguir para hacerlo?
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FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
POR CUANTO,
con fecha . . . . . . . . . . . . . . . . . . . el Gobierno de la República de Chile
suscribió en . . . . . . . . . . . . . . . . . la Convención . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Y POR CUANTO,
dicha Convención fue aprobada por el Honorable Congreso Nacional, en
uso de la facultad que me confiere la Constitución Política de la República
he venido en aceptarla teniéndola como Ley y comprometiendo en su ob-
servancia el Honor Nacional.
EN FE DE LO CUAL,
firmo el presente Instrumento de Ratificación sellado con el Sello de Armas
de la República y refrendado por el Ministro de Estado en el Departamento
de Relaciones Exteriores a los . . . . . . . . días del mes de . . . . . . . . . . . . . . . .
de dos mil . . . . . . . . . . . . . .
.......................
Presidente de la República
.............................
Ministro de Relaciones Exteriores
– Práctica chilena
Hace un tiempo se suscitaron algunas dudas respecto de la vigen-
cia de las convenciones o acuerdos tripartitos de 1952, en considera-
ción a que no se efectuó el canje de los instrumentos de ratificación de
los aludidos acuerdos. Sobre el particular, el Asesor Jurídico del Minis-
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
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FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
CUESTIONARIO
Se planteó ante la Cancillería la vigencia del Acuerdo de Cooperación Téc-
nica y Científica suscrito entre los gobiernos de Chile y de Francia, el 14 de
septiembre de 1972.
Dicho Acuerdo fue aprobado por el Congreso chileno y promulgado por el
Poder Ejecutivo como ley de la República por decreto Nº 169, de 2 de abril de
1964, y publicado en el Diario Oficial del 14 de mayo de dicho año.
Establecía el artículo IX: “Cada Estado contratante notificará a la otra
parte del cumplimiento de los trámites exigidos por su respectiva Constitución
para ponerlo en vigencia. El presente acuerdo comenzará a regir a partir de la
fecha de la última de estas notificaciones”.
El problema radicaba en que dicha notificación aún no había sido enviada.
¿Está vigente este tratado?
¿Vincula internacionalmente a Chile?
f) Registro
Establece la Convención de Viena en su artículo 80;
“1. Los tratados, después de su entrada en vigor, se transmitirán
a la Secretaría de las Naciones Unidas para su registro o archivo e ins-
cripción, según el caso, y para su publicación...”.
Por su parte, establece el artículo 102 de la Carta de las Naciones
Unidas lo siguiente: “Todo tratado y todo acuerdo internacional con-
certados por cualquiera de los miembros de las Naciones Unidas des-
pués de entrar en vigor esta Carta, serán registrados en la secretaría y
publicados por ésta a la mayor brevedad posible.
131 Memoria del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile, año 1963, pp. 65 a 67.
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134 CPJI, Serie B. 13. Desaparece la firma, ya que lo hace el Presidente de la Con-
ferencia y también la ratificación. Será el Ministro de Relaciones Exteriores quien no-
tifica que el Poder Legislativo aceptó el proyecto que se le había sometido (no
interviene el Jefe del Estado).
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FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
CUESTIONARIO
a) La siguiente cláusula se insertó en tres Convenios de Cooperación Eco-
nómica y Técnica, de Pago y de Créditos de mercaderías, suscritos por Chile, y
que estipulaban responsabilidades financieras para éste:
“Estos Convenios entrarán a regir después del cumplimiento de las dispo-
siciones jurídicas vigentes y del canje de las notas de ratificación. Entre tanto,
el convenio será válido provisionalmente, a partir del día de su firma”.
¿Qué validez tiene para Chile esta cláusula?
¿Encuentra usted alguna diferencia, en cuanto a sus efectos legales para
Chile, si se hubiese insertado esta otra cláusula: “Los Convenios serán ratifi-
cados por cada una de las partes contratantes conforme a las exigencias de su
propia legislación. Mientras esté pendiente la ratificación, ambas partes los apli-
carán provisionalmente a contar del momento de la firma, de acuerdo con sus
respectivas facultades legales y administrativas”?
b) En un convenio comercial a celebrarse con China, se establecía en el
artículo 2º el trato a la nación más favorecida “en todo lo concerniente a tari-
fas aduaneras y otros impuestos”.
El proyecto de convención establecía una vigencia provisoria a partir del
día de su firma, agregándose que entrará “definitivamente en vigencia cuan-
do ambas partes se notifiquen oficialmente”.
¿Cuál es el sentido o alcance de esta disposición legal?
¿Qué validez legal tiene para Chile?
c) En un convenio sobre transporte aéreo celebrado por Chile con Perú, el
7 de agosto de 1947, se estableció en su cláusula XII lo siguiente:
“La convención y sus anexos entrarán en vigencia el día del canje de su
ratificación”.
El convenio no fue ratificado y se ha estado cumpliendo de hecho.
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FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
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FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
dicamente a las Partes. Por eso Marcel Sibert (ob. cit., p. 225) afirma que en
estos casos, para desligarse, es necesario “denunciarlo”, y por eso el artículo 25
de la Convención de Viena expresa que la aplicación provisional terminará para
el Estado que no desee perseverar en ella, si éste notifica a los otros en tal sentido.
Las normas expuestas y el Convenio en estudio
Considerando el caso del Convenio sobre Transporte Aéreo con el Perú a
la luz de los principios que se han expuesto, puede a juicio de la Asesoría Jurí-
dica llegarse a algunas conclusiones concretas.
La primera de todas es que los actos y contratos ejecutados en virtud de
las estipulaciones de dicho Convenio, tales como el pago de derechos de aero-
puerto estimados en tasas preferenciales, las importaciones de combustibles y re-
puestos hechas por una Parte al territorio de la otra bajo un régimen aduanero
de excepción, etc., son actos y contratos válidos, consumados e irrevocables.
En cuanto a los derechos que las Partes han creado de acuerdo con el Con-
venio en favor de ellas mismas o de terceros, también tienen plena validez.
Por ejemplo, habiendo las Partes designado, de conformidad con los artícu-
los 1 y II de dicho instrumento, las líneas aéreas que servirán las rutas contempla-
das en los anexos del mismo, y autorizado para operar sobre sus territorios a las
líneas que la otra Parte designó, se ha generado en favor de dichas líneas el dere-
cho definido en los artículos IV, V, VI y VII del Convenio. Si este derecho no cadu-
care por culpa del artículo VII, no podrá darlo por terminado la Parte que otorgó
el permiso, sino en conformidad a las cláusulas de dicho permiso o “con aviso pre-
vio de un año”, según lo prescribe el artículo VIII. Pero sea cual sea, de estas dos
razones, la que haya operado, la Parte afectada tiene en todo caso el derecho a
designar la línea aérea en cuyo favor debe otorgarse el nuevo permiso. Tal es el
alcance de los artículos I y II, inciso primero, que (en términos equívocos en la
letra pero inequívocos en su espíritu) dan a cada una de las Partes el derecho a
“designar” y a “autorizar” a una línea aérea pera servir las rutas contempladas
en los Anexos, expresando que la otra Parte “estará obligada a otorgar a la línea
o líneas aéreas interesadas el permiso de funcionamiento correspondiente”.
Esto, que es lo que hizo el Perú el 28 de marzo de 1960, mediante la Reso-
lución Suprema Nº 162 a que antes se aludió, es lo mismo que debería hacer
nuestro país, si terminara en el día de mañana el permiso que tiene LAN para
operaren territorio peruano.
Cierto es que, si le invocamos el Convenio sobre Transporte Aéreo que está
en aplicación provisional, el Perú podría “denunciarlo”, como dice Sibert, o po-
nerle término notificándonos “su intención de no llegar a ser Parte en el mismo”,
como dice el artículo 25 de la Convención de Viena. Tiene el derecho de hacerlo.
Pero en ningún caso podría este gesto del Perú poner término abruptamente
a la aplicación provisional del Convenio. Esta tesis puede sostenerse, a juicio de
la Asesoría Jurídica, por dos razones: a) Porque el propio Convenio ha previsto
su denuncio en el artículo IX, según el cual cualquiera de las Partes podrá darle
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
c) Promulgación
Debido a una costumbre nacional influida por la práctica france-
sa, los tratados en su acepción constitucional, luego de haber sido apro-
bados por el Congreso y ratificados por el Presidente de la República,
eran promulgados mediante un decreto supremo.
Esta promulgación sólo tenía importancia para la validez interna
de los tratados, ya que servía para certificar la regularidad de su con-
clusión y para ordenar su ejecución dentro del territorio nacional.
El decreto promulgatorio individualizaba el tratado, fecha y lugar
de su firma, aprobación por el Congreso y fecha y lugar de la ratifi-
cación.
Además, ordenaba su cumplimiento y que se llevare a efecto en
todas sus partes como “ley de la República”. Es el decreto supremo
Nº 132, de 21 de junio de 1926, el que reglamentó la promulgación
de los acuerdos internacionales aprobados por el Congreso Nacional,
disponiendo que ello se efectúe luego de la ratificación del Presiden-
te de la República y del canje de los respectivos instrumentos.
Los acuerdos simplificados no se promulgaban. Sin embargo, con
el objeto de darle publicidad, la práctica chilena hizo que habitual-
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FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
– Decreto promulgatorio
PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DE CHILE
POR CUANTO,
el Gobierno de la República de Chile suscribió la Convención “. . . . . . . . . . .”,
con fecha . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Y POR CUANTO,
dicha Convención ha sido ratificada por mí, previa aprobación del Hono-
rable Congreso Nacional, según consta del Oficio Nº . . . . . . . . . de . . . . . .
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . de la H. Cámara de Diputados, y el Instrumento
de Ratificación ha sido depositado ante . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
con fecha . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
POR TANTO,
en uso de la facultad que me confiere el Artículo 32 Nº 17 de la Constitu-
ción Política de la República, dispongo y mando que dicha Convención se
cumpla y lleve a efecto en todas sus partes como Ley de la República y que
se publique copia autorizada de su texto en el Diario Oficial.
Dado en la Sala de mi despacho y refrendado por el Ministro de Estado en
el Departamento de Relaciones Exteriores, a los . . . . . . . . . . días del mes
de . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . de dos mil . . . . . . . . . . . .
ANÓTESE, TÓMESE RAZÓN, REGÍSTRESE Y PUBLÍQUESE.
.......................
Presidente de la República
.............................
Ministro de Relaciones Exteriores
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
136 Esta situación cambió temporalmente con la dictación del D.L. 247, ya derogado.
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como sus efectos son internacionales, situación que también ocurre con
el canje o el depósito del instrumento de ratificación.
37. Por lo demás, cuando la Convención de Viena sobre el Dere-
cho de los Tratados se refiere a la ratificación, lo hace según ha sido
definida en la letra b) del Nº 1 de su artículo 2º y no considera para
ello si en las legislaciones de los Estados Parte se requiere o no apro-
bación parlamentaria del mismo. Y esto porque en Derecho Interna-
cional es perfectamente concebible un Convenio que no requiera de
ratificación y no obstante, según la legislación nacional de una o de
ambas o de varias de las Partes, sea necesaria la aprobación parlamenta-
ria pertinente. No puede ser, por lo demás, de otra manera. En méri-
to del principio de soberanía, piedra angular del Derecho Internacio-
nal, en casi todos los casos el tratado sigue procedimientos distintos
de aprobación interna, según sea el Estado de que se trate. El ejem-
plo reciente que, sobre el particular, podemos evocar es lo aconteci-
do con el tratado que crea el Consejo de los Estados Unidos y Chile
sobre el Comercio y la Inversión, suscrito en Washington D.C. el 1 de
octubre de 1990. El Supremo Gobierno, estimando que dicho trata-
do se había suscrito en el marco de su potestad reglamentaria (artícu-
lo 32, Nos 8 y 17 de la Constitución Política de la República) y consi-
derando que en el artículo ocho del instrumento se dispone que
comenzará a regir el día de su firma, dictó el Decreto Supremo
Nº 1283, de 1990, el cual fue reparado por el órgano contralor adu-
ciendo que, como no se encontraba en la situación prevista en el inci-
so 2º del Nº 1 del artículo 50 de la Constitución Política de la Repú-
blica, esto es, no se trata de un tratado celebrado en cumplimiento
de otro en vigor, requería someterse al régimen general de los trata-
dos previsto en el inciso 1º de la disposición citada, vale decir, la apro-
bación del Congreso Nacional previa a la ratificación por parte del Pre-
sidente de la República. De esta postura de la Contraloría dan cuenta
los oficios Nos 003035 y 002949, de 1 de febrero de 1991 y 31 de ene-
ro de 1992, respectivamente. En razón de lo anterior, el Supremo Go-
bierno remitió el señalado acuerdo al Congreso Nacional, donde aún
se encuentra en tramitación. En síntesis, lo acaecido con el Convenio
que crea el Consejo de los Estados Unidos y Chile para el Comercio y
la Inversión es ilustrativo. De acuerdo a su artículo ocho, se encuen-
tra en vigor internacional y así lo estiman las Partes, pero no tiene vi-
gencia interna por una discrepancia entre el Ejecutivo y el órgano con-
tralor y porque, derivado de ello, tuvo que remitirse al Congreso
Nacional, el cual aún no lo aprueba. Los Estados Unidos de América
podrían alegar que Chile convino en que el tratado entrara en vigor
desde el día de su firma y, por tanto, no desde que se cumplieran los
trámites internos o la ratificación y que, en todo caso, para aquel Es-
tado se trata de un acuerdo en forma simplificada.
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no puede ser cumplido pues falta cumplir con una disposición del de-
recho interno, como sería por ejemplo, la toma de razón del Decreto
Supremo promulgatorio de ese Convenio. Lo dispuesto en el artícu-
lo 26 recientemente citado significa, entonces, que el Estado –que no
es sinónimo de Gobierno sino que involucra a todos sus órganos– que
otorga el consentimiento en obligarse por el tratado, se compromete
de buena fe a cumplirlo, por lo que no procede que dicho consenti-
miento se conceda sin tener la certeza de si va a poder o no cumplir-
lo por faltar un trámite interno, cual sería el de la toma de razón del
Decreto Supremo que lo promulga.
45. En definitiva, establecido que la ratificación no forma parte de
las formalidades internas para aprobar tratados sino que, muy por el con-
trario, ella, al igual que el canje o el depósito del instrumento de ratifi-
cación, es un acto de orden externo o internacional con consecuencias
externas o en el ámbito internacional, que los Estados, en virtud de lo
que disponen sus propios ordenamientos jurídicos, pueden efectuar siem-
pre y cuando cumplan previamente con las mencionadas formalidades
internas, sin que su incumplimiento tenga, empero, efectos de acuerdo
al Derecho Internacional, salvo en el caso por él previsto en el artícu-
lo 46 de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, pro-
cede interrogarse acerca de cuándo y con qué consecuencias se realiza
el control de los actos del Jefe del Estado en materia de Tratados.
IV. Naturaleza y rol del Decreto Supremo Promulgatorio de un Tratado
46. Como ya se ha expresado, de acuerdo a lo dispuesto en los
artículos 87 y 88 de la Constitución Política de la República, le corres-
ponde a la Contraloría General de la República fiscalizar la legalidad
de los actos de la Administración y, en función de tal control de lega-
lidad, tomar razón de los decretos y resoluciones que, en conformi-
dad a la ley, deben tramitarse por ella. Por su lado, la Ley Nº 10.336,
en su artículo 1º, dispone que la Contraloría General de la República
tendrá por función, entre otras, pronunciarse sobre la constituciona-
lidad y legalidad de los Decretos Supremos.
47. En razón de las normas evocadas, es evidente que compete a
la Contraloría General de la República fiscalizar la constitucionalidad
y legalidad de los Decretos Supremos promulgatorios de los tratados.
Empero, el problema no radica en ello, sino más bien en la naturale-
za de tales decretos promulgatorios y en las consecuencias y alcances
de la acción de la Contraloría General de la República a su respecto.
48. Para abordar tal faceta del asunto, preciso es recordar que me-
diante el Decreto Supremo promulgatorio de un tratado, el Presidente
de la República efectúa un acto explícito y privativo, por el que ordena,
por lo general, que el Convenio de que se trate se cumpla y lleve a efec-
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CUESTIONARIO
a) Coincide usted con las opiniones dadas por el M. de Relaciones Exte-
riores? ¿O respalda la tesis de la Contraloría General de la República?
b) Haga una síntesis del Informe Jurídico Nº 2 de 1968. ¿Está usted de
acuerdo con sus conclusiones? ¿Observa en él alguna contradicción con el In-
forme Jurídico Nº 83 de 1964?
c) ¿Está de acuerdo con las consideraciones expuestas en el Informe Jurí-
dico Nº 74 de 1972?
d) ¿Qué pasos aconsejaría usted para obviar las irregularidades anota-
das en la ratificación chilena del Tratado de Moscú? ¿Qué efectos legales trae
para Chile la publicación del decreto promulgatorio antes de depositarse el ins-
trumento de ratificación? ¿Sería Chile parte del Tratado de Moscú pese a ha-
ber omitido la exigencia legal establecida en el artículo III?
6. LAS RESERVAS
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a) Oportunidad
La reserva se puede formular: 1. Al momento de la firma del trata-
do, sea en el mismo tratado, sea en un instrumento anexo. Esta oportu-
nidad presenta la ventaja de que la reserva será conocida por todos los
Estados contratantes. Deberá, sí, confirmarse al ratificarse el tratado.143
Dice el artículo 23 de la Convención de Viena: “...la reserva que
se formule en el momento de la firma de un tratado que haya de ser
objeto de ratificación, aceptación o aprobación, habrá de ser confir-
mada formalmente por el Estado autor de la reserva al manifestar su
consentimiento en obligarse por el tratado. En tal caso se considerará
que la reserva sí ha sido hecha en la fecha de su confirmación...”.
2. Al momento de la ratificación. Presenta el inconveniente de
ser conocida la reserva tardíamente. Es frecuente que se plantee en
esta oportunidad debido a razones constitucionales que posibilitan al
legislativo formularlas, cuando se somete el tratado a su aprobación.
3. Al momento de la adhesión. Es la oportunidad más inconve-
niente, ya que el tratado es definitivo para los otros contratantes. Se
está imponiendo con ello una modificación unilateral del tratado a
los demás Estados contratantes.
Siendo la reserva un derecho fundamental del Estado, sólo caben
las tres excepciones que señala el artículo 19. La situación establecida
en la letra c) dependerá de lo que resuelvan los Estados contratantes.
Deben sí señalarse sobre el particular las opiniones disidentes en el
caso de Plataforma Continental del Mar del Norte sometido al cono-
cimiento de la Corte Internacional de Justicia.144
y no la excepción.
143 El Acuerdo Económico de Bogotá, firmado el 2 de mayo de 1948, fue objeto
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b) Procedimiento
Tanto la reserva como su aceptación y objeción deben constar por
escrito y comunicarse a los demás Estados (art. 23, p. 1). La misma exi-
gencia debe seguirse en caso de ser retirada la reserva y su objeción
(art. 23, p. 4).
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145 Ver Cap. III, 5 “El derecho convencional”; Cap. IV, 2. “Antecedentes” y texto
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147 Para una sintética y clara relación sobre el tema, ver Informe CDI, 37/38; para
más detalle, Holloway, cit., nota 625, 133/181; Ruda 29/42, etc.
148 La Resolución 478 (V) invitó también a la CDI “a que en su trabajo de codifi-
cación del derecho relativo a los tratados, estudie la cuestión de las reservas a las con-
venciones multilaterales desde el punto de vista del desarrollo progresivo del Derecho
Internacional. Esto dio lugar a un informe especial de Brierly sobre el tema, en virtud
del cual la CDI terminó pronunciándose a favor de la integridad a través de la unani-
midad (Yearbook ILC, 1951, II; Holloway, cit., nota 625, 191/195; Ruda, 46/49).
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2. Salvo que el tratado disponga otra cosa, una objeción a una re-
serva podrá ser retirada en cualquier momento.
3. Salvo que el tratado disponga o se haya convenido otra cosa:
a) El retiro de una reserva sólo surtirá efecto respecto de otro Es-
tado contratante, cuando ese Estado haya recibido la notificación;
b) El retiro de una objeción a una reserva sólo surtirá efecto
cuando su notificación haya sido recibida por el Estado autor de la
reserva”.
Recapitulando todo lo dicho, podríamos hacer el siguiente resumen:
1. Todo Estado tiene derecho a formular reservas (las que deben
ser escritas) siempre que sean compatibles con el objeto y propósito
del tratado o que éste no las haya prohibido;
2. Las reservas no requieren aceptación unánime en los tratados
multilaterales salvo en los restringidos, y ni siquiera aceptación si la
reserva está autorizada;
3. Los efectos de una reserva son relativos;
4. La objeción a una reserva no impide al reservante ser parte del
tratado;
5. El retiro de una reserva o de su objeción no exigen consenti-
miento, pero sí notificación.
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de 1988.
157 Opinión Consultiva OC-2/82, 24 de septiembre de 1982, y Opinión Consulti-
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158 CARLOS LÓPEZ HURTADO, obra citada, p. 256. El Comité se basó en su propia
Observación General 24.
159 Íd., p. 258. El Relator Especial de la Comisión de Derecho Internacional para
el tema de las reservas adhiere a esta fórmula de coexistencia de los métodos de con-
trol, aunque ello no refleja la opinión unánime de la CDI.
160 Se estima, sin embargo, un vacío de la Convención al no prever el papel de
los órganos de supervisión para evaluar la validez de las reservas en tratados de dere-
chos humanos.
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– Práctica chilena
Chile firmó el Convenio sobre Represión del Apoderamiento Ilí-
cito de Aeronaves con una reserva, la cual se tuvo en vista por el Con-
greso Nacional al prestarle su aprobación. Se ratificó y promulgó el
tratado sin mencionarla.
“Lo que el Departamento de Tratado y el propio Convenio deno-
minan una reserva, no es propiamente tal...
La declaración que Chile formuló no pretende abrir una excep-
ción en favor nuestro, sino que se atiene estrictamente a lo que el Con-
venio prevé ejercitando respecto del art. 12 una opción que allí se
ofrece a quienes lo firmen o le otorguen su adhesión.
El referido art. 12 establece en su párrafo 1º la jurisdicción obli-
gatoria de la Corte Internacional de Justicia para las controversias que
surjan entre dos o más Estados Parte y que ellos no pueden resolver
mediante negociaciones directas o arbitraje.
En su párrafo 2º autoriza a todo Estado para declarar que no se con-
sidera obligado por el párrafo anterior, en cuyo caso éste tampoco obli-
garía respecto de dicho Estado a los demás Estados contratantes.
Optando entre estas dos alternativas, nuestro embajador ante el
Reino Unido firmó ese Convenio, el 14 de julio de 1971, y declaró so-
bre su firma que el gobierno de Chile “no se considera obligado por
el párrafo 1º del art. 12”. Como ambas alternativas son inseparables del
Convenio, la que Chile eligió, al igual que la otra, cuenta por antici-
pado con la aceptación de todos los Estados contratantes.
161 Loizidou v. Turquía, European Court of Human Rights, fallo del 23 de marzo
de 1995.
162 OC-4/84, párrafo 24.
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...El Convenio determina en el propio art. 12, párrafo 2º, que aque-
lla opción deberá ejercitarse “en el momento de la firma o ratifica-
ción de este Convenio, o de su adhesión al mismo”.
... Basta que los Estados formulen esta declaración en cualquiera
de estos tres momentos. En el texto transcrito, las partes contratantes
mencionan esos tres momentos en forma disyuntiva, de manera que
no habría ninguna razón para imaginar que el Estado que formuló
tal declaración al firmar el Convenio debería reiterarla al ratificarlo...”
(Informe Jurídico Nº 107 del Ministerio de Relaciones Exteriores de
Chile, año 1972, pp. 383 y 384).
CUESTIONARIO
a) ¿Está usted de acuerdo con el informe recién transcrito?
¿Hay en este caso una reserva?
b) Suponiendo que hubiera una reserva, ¿cuál habría sido el problema
planteado y cómo podría solucionarlo?
c) En un discurso pronunciado en el Senado por el Ministro de Relacio-
nes Exteriores de Chile, en 1948, a raíz de la aprobación de la Carta de las
Naciones Unidas, dijo lo siguiente:
“Ha sugerido el Honorable Senador por Concepción que la Carta sea aproba-
da “con declaración que no se acepta el derecho a veto que se otorga en ella a cier-
tas naciones y en la clara inteligencia que tal tratado no confiere ni a la Asamblea
General ni al Consejo de Seguridad, la facultad para avocarse el conocimiento de
las resoluciones sobre los tratados o convenciones suscritas por la nación chilena”.
La moción del Honorable Senador en caso de ser aprobada, tendría insos-
pechables repercusiones.
En efecto, si es posible introducir reservas o declaraciones en un pacto bi-
lateral, cuando ellos recaen en un tratado multilateral –como es la Carta de
San Francisco–, se producen situaciones ambiguas o peligrosas derivadas de
la desigualdad en que se encontrarían las diversas partes contratantes. En el
caso que nos ocupa, cualquier reserva por parte de Chile debería ser previa-
mente sometida a la consideración de cada uno de los otros 49 Estados firmantes,
porque significaría en la práctica una oferta para celebrar otro tratado con cláu-
sulas diferentes a los acordados en San Francisco. En virtud del principio de
reciprocidad, cada Estado tendría la facultad de hacer la misma u otras reser-
vas con relación a Chile, muchas de las cuales no podríamos aceptar.
La redacción que se dio a la Carta de las Naciones Unidas y el espíritu con
que fueron elaboradas sus disposiciones, demuestran que no cabrían reservas
en el momento de su firma y, en el hecho, ninguno de los 50 Estados contratan-
tes hizo uso de ellas al suscribirla. El artículo 110, referente a la ratificación,
no prevé tampoco que los Estados signatarios puedan ratificar la Carta con re-
servas, aceptando sólo en parte las obligaciones consignadas en ella.
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163 Memoria del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile, año 1945, tomo I,
pp. 270 y 271.
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POR CUANTO,
dicha Convención y el mencionado Acuerdo fueron aprobados por el Congreso
Nacional el Gobierno de la República de Chile viene en ratificarlo, con la si-
guiente Declaración:
1º. La República de Chile reitera íntegramente lo expresado en su decla-
ración formulada al suscribir la Convención de Naciones Unidas sobre el De-
recho del Mar el 10 de diciembre de 1982, en cuanto se refiere a la naturaleza
jurídica “sui generis’’ y a la caracterización de la zona económica exclusiva.
Asimismo, reitera la declaración de la misma fecha relativa a los estrechos uti-
lizados para la navegación internacional.
2º. La República de Chile declara que el Tratado de Paz y Amistad suscrito
con la República Argentina el 29 de noviembre de 1984 y que entró en vigor el 2
de mayo de 1985, define los límites entre las respectivas soberanías sobre el mar,
suelo y subsuelo de la República Argentina y de la República de Chile en el Mar
de la Zona Austral, en los términos que establecen sus artículos 7 a 9.
3º. Respecto de la Parte II de la Convención:
a) Conforme al artículo 1.3 del Tratado de Paz y Amistad de 1984, la Re-
pública de Chile, en ejercicio de sus derechos soberanos, otorga a la República Ar-
gentina las facilidades de navegación a través de las aguas interiores chilenas
descritas en dicho tratado, que se especifican en los artículos 1 al 9 de su Anexo 2.
Además, la República de Chile declara que en virtud de este tratado los
buques de terceras banderas podrán navegar sin obstáculos por sus aguas inte-
riores siguiendo las rutas indicadas en los artículos 1 y 8 del mismo Anexo 2,
sujetándose a la reglamentación chilena pertinente.
En el Tratado de Paz y Amistad de 1984 ambas Partes acuerdan el régi-
men de Navegación y Practicaje en el Canal Beagle que se especifica en el refe-
rido Anexo 2, artículos 11 al 16.
Las estipulaciones sobre navegación contenidas en dicho Anexo sustituyen
cualquier acuerdo anterior sobre la materia que existiere entre las Partes.
Reiteramos que los regímenes y facilidades de navegación aludidos en este
párrafo han sido establecidos en el Tratado de Paz y Amistad de 1984 con el
solo propósito de facilitar la comunicación marítima entre puntos y espacios
marítimos específicos por vías también específicas que se indican; por lo cual
no se aplica a otras vías existentes en la zona no pactadas expresamente.
b) La República de Chile reitera la plena validez y vigencia del Decreto
Supremo Nº 416 de 1977, del Ministerio de Relaciones Exteriores, que confor-
me a los principios del artículo 7 de la Convención del Mar plenamente reco-
nocidos por Chile, estableció las líneas de base rectas, lo que fue reiterado por el
artículo 11 del Tratado de Paz y Amistad de 1984.
c) En aquellos casos en que algún Estado establezca limitaciones al dere-
cho de paso inocente para los buques de guerra extranjeros, la República de
Chile se reserva el derecho de aplicar similares medidas restrictivas.
4º. Respecto a la Parte III de la Convención, cabe señalar que conforme a
su artículo 35 c), las disposiciones de esa Parte no afectan el régimen jurídico
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a) Irretroactividad
Establece la Convención de Viena, en su artículo 28: “Las disposi-
ciones de un tratado no obligarán a una parte respecto de ningún acto
o hecho que haya tenido lugar con anterioridad a la fecha de entrada
en vigor del tratado para esa parte ni de ninguna situación que en
esa fecha haya dejado de existir, salvo que una intención diferente se
desprenda del tratado o conste de otro modo”.
La regla general es que un tratado adquiere fuerza obligatoria des-
de el momento en que entra en vigor, a menos que una intención di-
ferente se haya establecido en el tratado o se infiera de éste. Así, en el
caso “Ambatielos”, ya citado, la Corte permitió la posibilidad de una
cláusula que exigiera una interpretación retroactiva, lo que se dio tam-
bién en el caso “Mavrommatis”.
La regla general expresada no impide que se pueda aplicar el tra-
tado a situaciones que, planteadas o existentes cuando él ha entrado
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b) Ámbito territorial
Establece el artículo 29 de la Convención de Viena: “Un tratado
será obligatorio para cada una de las partes por lo que respecta a la
totalidad de su territorio, salvo que una intención diferente se despren-
da de él o conste de otro modo”.
Puede ocurrir sí que un tratado sea aplicado sólo al territorio me-
tropolitano, lo que ocurre si se incluye la “cláusula colonial”, que fa-
culta a cada Estado para extender o no el tratado a sus colonias. De
no mediar esta cláusula, el principio general es que los acuerdos cele-
brados por los Estados no se extienden de pleno derecho a sus colo-
nias salvo, por cierto, si el tratado interesa sólo a éstas.
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– Efectos frente al órgano judicial. Éste deberá cumplir una doble función:
aplicar e interpretar el tratado. Ambas situaciones se verán más ade-
lante.
– Efectos frente a los particulares. ¿Pueden ser los particulares titulares de
derechos y obligaciones emanados de un tratado?
Por regla general, un individuo se ve afectado por las reglas del
Derecho Internacional a través de la incorporación de éste al dere-
cho interno, problema que se estudiará particularmente más adelan-
te. Pero siempre les será posible a los Estados establecer que un tratado
constituya una fuente directa de derechos y obligaciones para los par-
ticulares: tratados sobre libertad de comercio; tratados sobre protec-
ción industrial; sobre pesca en las aguas territoriales de los Estados
contratantes; etc.
ii. EFECTOS FRENTE A TERCEROS. La regla general es que los trata-
dos sólo producen efectos respecto a las partes contratantes. Por apli-
cación de la regla res inter alios acta, los tratados sólo producen un
efecto relativo: no perjudican ni benefician a terceros.
Así lo ha establecido la Corte Permanente de Justicia Internacio-
nal siguiendo antecedentes arbitrales.164
En el asunto intereses alemanes en la Alta Silesia, la Corte consignó:
“A este respecto se debe destacar en primer lugar que en opinión
del Tribunal, Polonia no es parte contratante ni en la Convención de
Armisticio (del 11 de noviembre de 1918) ni en el Protocolo de Spa.
En el momento de la conclusión de estos dos acuerdos, Polonia no
estaba reconocida como beligerante por Alemania; únicamente sobre
la base de semejante reconocimiento se hubiese podido concluir un
armisticio entre estas dos potencias...
Una adhesión o accesión tácita ulterior por parte de Polonia a la
Convención de Armisticio y al Protocolo de Spa, no tuvo lugar en opi-
nión del Tribunal. Se ha alegado que se había efectuado aquella como
consecuencia de las declaraciones de reconocimiento de iure por Po-
lonia hechas por las potencias aliadas y por Alemania en el curso de
las negociaciones de paz o en el Tratado de Paz; pero los actos en cues-
tión no prevén la facultad para otros Estados de adherirse a ellos. Con
todo, semejante facultad se presume tan difícilmente –en todo caso
164 Sentencia arbitral de 25 de mayo de 1891, dictada por el zar en el litigio fran-
co-holandés de las fronteras de La Guayana; decisión de la Comisión de reclamacio-
nes franco-mexicana en el asunto Pablo Nájera (19 de octubre de 1928); sentencia del
tribunal arbitral mixto rumano-húngaro de 8 de julio de 1929; sentencia arbitral en el
asunto de los bosques de Rhodope (29 de marzo de 1933); sentencia del Tribunal Per-
manente de Arbitraje en el asunto de las islas de Palmas o Mianga (4 de abril 1928).
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167CPJI, Serie A/3. Nº 46, pp. 96-238. Ver también sentencia sobre el asunto Pla-
taforma Continental del Mar del Norte (Recueil, 1969, 18, 19, 25, 26-41).
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ii) consentimiento del tercer Estado. Pero este último “se presu-
mirá”, si no hay indicación en contrario.
Ejemplo ilustrativo de lo expuesto lo constituye el artículo 35, par. 2
de la Carta de las Naciones Unidas, que dice: “...2) Un Estado que no
es Miembro de las Naciones Unidas podrá llevar a la atención del Con-
sejo de Seguridad o de la Asamblea General toda controversia en que
sea parte, si acepta de antemano, en lo relativo a la controversia, las
obligaciones de arreglo pacífico establecidas en esta Carta...”.
Si un derecho se concede a un Estado determinado estaremos en
presencia de la llamada cláusula de la dación más favorecida.171
Hay, por el contrario, tratados que conceden derechos en forma
general, innominada. Ej.: Tratados referentes a comunicaciones, como
el Tratado de 1881, que reglamentó la navegación por el Estrecho de
Magallanes,172 el del Canal de Suez, el del Canal de Panamá.
mercio, OMC.
174 Sorensen pone en duda que esta cláusula sea un ejemplo de derechos en fa-
vor de terceros, ya que los beneficiarios de estos derechos los disfrutan en virtud de
los propios tratados que contienen dichas cláusulas (obra citada, p. 235).
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CUESTIONARIO
a) En el caso de la Compañía de Petróleos Anglo-Iranian, sometido
a la Corle Internacional de Justicia, el Reino Unido, en orden a establecer una
jurisdicción obligatoria contra Irán, invocó la cláusula que estaba contenida
en dos tratados –1857 y 1903– entre Gran Bretaña e Irán, con el propósito de
obtener el beneficio de una obligación que Irán tenía en un tratado con Dina-
marca, de 1934, sobre amistad y comercio. Mediante este tratado cada parte se
obligó a considerar a los súbditos de la otra, en su territorio y en lo referente a
su persona y propiedad, de acuerdo a los principios y prácticas del Derecho In-
ternacional consuetudinario.
Dijo la Corte: “Según la tesis del gobierno del Reino Unido, la conducta
del gobierno de Irán respecto a la Anglo-Iranian Co. constituye una violación
de los principios y de la práctica del Derecho Internacional que en su tratado
con Dinamarca, el Irán se ha comprometido a respetar respecto a los súbditos
daneses y que, por el juego de la cláusula de nación más favorecida contenida
en los tratados entre el Irán y el Reino Unido, está obligado a observar el Irán
respecto a los súbditos británicos. En consecuencia, según este argumento, la
diferencia que el Reino Unido ha sometido al Tribunal se referiría a situacio-
nes o hechos que tienen directa o indirectamente relación con la aplicación de
un tratado, el tratado de 1934 entre Dinamarca y el Irán, aceptado por el Irán
tras la ratificación de su declaración.
El tribunal no puede aceptar este punto de vista. La expresión “tratados o
convenciones” que figura en la declaración del Irán se refiere evidentemente a
los tratados y convenciones de los que puede prevalerse contra el Irán la parte
que somete una diferencia al tribunal, y no comprende todos los que el Irán pueda
haber concluido con un Estado cualquiera, pues para prevalerse de un tratado
entre el Irán y un tercer Estado fundándose en la cláusula de nación más favo-
recida contenida en un tratado concluido por el Reino Unido y el Irán, es preci-
so que el Reino Unido tenga derecho a invocar este último tratado. El tratado
que contiene la cláusula de la nación más favorecida, es el tratado base que el
Reino Unido debe invocar. Es este el tratado que establece la relación jurídica
entre el Reino Unido y un tratado con un tercer Estado, y el que confiere al Rei-
no Unido los derechos de los que goza el tercer Estado. Un tratado con un tercer
Estado, independiente y aisladamente del tratado base, no puede producir nin-
gún efecto jurídico entre el Reino Unido y el Irán; es res inter alios acta.
El Reino Unido sostiene que, cuando el tratado entre el Irán y Dinamarca
entró en vigor el 6 de marzo de 1935, el Irán se encontró obligado, por el juego
de la cláusula de nación más favorable, a tratar sobre su territorio a los suje-
tos británicos conforme a los principios y a la práctica del Derecho Internacio-
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CUESTIONARIO
a) ¿Cuál fue el problema planteado ante la Corte? Indique lo resuelto por
ésta y los fundamentos en que se basó su dictamen.
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FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
– Práctica chilena
a) La firma Rayonhil y Rayón-Said solicita la denuncia de los tra-
tados de comercio suscritos por nuestro país con Cuba el 13 de mar-
zo de 1937 y el 31 de marzo de 1952 o, en subsidio, una interpretación
restrictiva de la cláusula de la nación más favorecida.
La Asesoría Jurídica del Ministerio de Relaciones Exteriores de
Chile, en su Informe Nº 123, de 1968, pp. 391 a 394, expresó sobre el
particular lo siguiente:
“1. Con fecha 3 de marzo de 1937, Chile y Cuba suscribieron, en
La Habana, un Convenio de Comercio y Navegación, publicado en el
Diario Oficial de 24 de febrero de 1938. Este convenio fue abrogado
expresamente por el convenio de comercio firmado por esos mismos
países el 31 de marzo de 1952, promulgado por decreto Nº 172, de
25 de marzo de 1953, el que dispone en su preámbulo que “...han re-
suelto concertar un convenio de comercio que sustituirá a los que, des-
de 1937 a la fecha, se han venido concertando entre ambos países...”.
El tratado de 1937, en consecuencia, fue abrogado en 1952.
2. El problema que motiva la presentación de las firmas Rayonhil
y Rayón-Said se origina en el hecho de que en el Convenio de Comer-
cio de 1952, todavía vigente pero suspendido, Chile otorgó el trata-
miento de la nación más favorecida a los productos procedentes de
Cuba (art. X). Pero como Chile es, además, Parte Contratante en el
Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), se
encuentra ligado por el artículo X de este Acuerdo, que dispone en
su parte pertinente que “...cualquier ventaja, favor, privilegio o inmu-
nidad que haya concedido una Parte Contratante a cualquier produc-
to procedente del territorio de otro país o destinado a él, se concederá
inmediata e incondicionalmente a todo producto similar procedente
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
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FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
Por los motivos expuestos estima esta Asesoría que Chile no tiene
el deber de otorgar en forma automática al algodón boliviano las fran-
quicias que concede a ese mismo producto originario y procedente
del Perú” (Informe Jurídico Nº 153 del Ministerio de Relaciones Ex-
teriores de Chile, año 1967).
179 Para un estudio sobre el particular véase Seyid Muhammad, obra citada, nota 29.
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
180 49 Stat 3805 (1935), E.A.S. Núm. 81 (en vigor a partir del 13 de julio de 1935).
Véase Domke & Hazard, State Trading and the Most Favored Nation Clause, 52 Am. J. Int.
L. (1958), 55, 57 y siguientes.
181 Lord Runciman en 2R6 II. C. Deb. (5º ser.) 1291-1292 (1934).
182 Hazard, Commercial Discrimination and International Law, 52 Am. J. Int. L. (1958),
495.
183 México, 1974, pp. 103 y 104. En Francisco Orrego; Derecho Internacional Económico.
318
FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
tenciario de México (127)–, es que en nuestros tratados con las potencias extranjeras
nos reservamos el derecho de conceder unos a otros favores y protecciones particula-
res. Por este medio se logrará no sólo fomentar la industria de todas, que tanto lo ne-
cesitan, sino perpetuar y fortificar en ellas el sentimiento de fraternidad que la
naturaleza ha prendido en su seno y de que una sana política pueda sacar recursos
inapreciables para su mutuo sostenimiento. Aunque los pactos celebrados ya entre al-
gunas de ellas y la Inglaterra, y destinados a durar perpetuamente se hallan en oposi-
ción a este principio, el Gobierno creía su deber recomendarlo a quienes se encuentren
libres de semejantes empeños.
La dicha cláusula fue incluida en el tratado entre Chile y los Estados Unidos, 1832,
haciendo especial mención en la Convención Adicional y Explicatoria a dicho trata-
do, celebrada al año siguiente (128).
2.4. Dificultades de interpretación: a) La interpretación de la cláusula se tradujo
en fuente de inacabables disputas, especialmente entre Francia y Chile. Pretendía el
gobierno francés que “los Estados deben gozar de pleno derecho de todas las franqui-
cias, inmunidades y privilegios de cualquier especie que hayan de consentirse a las na-
ciones más favorecidas”. Frente a tal punto de vista Bello afirma que “el país se reserva,
en realidad, la facultad de conceder privilegios especiales de excepción, siempre y úni-
camente que fuese a cambio de un correlativo trueque de privilegios muy determina-
dos” (129).
b) Precisamente la no incorporación de la cláusula Bello en algunos tratados, per-
mitió a algunas potencias europeas protestar por el otorgamiento de alguna ventaja o
privilegio en favor de repúblicas latinoamericanas. Alemania reclamó con motivo del
tratado Argentino-Chileno, de 1857. El acuerdo de libre cambio suscrito entre Argen-
tina y Paraguay, de 1916, ocasionó la protesta de Gran Bretaña. Francia e Italia impug-
narían en 1932 el modus vivendi entre Argentina y Chile, lo que condujo a la
“modificación del instrumento y la consiguiente eliminación de las concesiones recla-
madas”.
3. El comercio exterior y la cláusula de la nación más favorecida en el siglo XIX.
3.1. Como una lógica consecuencia del carácter precario del comercio exterior
en aquella época, la orientación de los tratados y negociaciones internacionales se diri-
gió, en primer término, a la idea de proteger y estimular la colocación de bienes prima-
rios en los centros mundiales. A esta idea respondieron los tratados Argentino-Británico,
de 1825, y Franco-Argentino, de 1853. En ellos se incluyó la cláusula de la nación más
favorecida en su forma incondicional, y sin contemplar excepción alguna a su aplica-
ción (130).
Ésta parece igualmente ser la explicación de la falta de solidaridad que observó
Andrés Bello en la no adopción de la cláusula Bello consagrada en el Tratado Chile-
no-Estadounidense de 1832, por los otros patios latinoamericanos, en sus tratados con
las grandes potencias. Concretamente el Mexicano-Británico, el que vinculó a Centro-
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FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
américa con los EE.UU. y los suscritos por Venezuela, Nueva Granada y Ecuador con
la Gran Bretaña (131).
(127) Ibíd., t. HI, p. CLXXXIX. Documento Nº 38.
(128) Ibíd., t. III, p. CXC.
(129) Documento Nº 217 cit.
(130) Véase Estudio de Comercio Interlatinoamericano. Naciones Unidas, E/
CN.12/369. Rev. 1. 1956, p. 65.
(131) A. BELLO, Obras completas, tomo I, p. 601.
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
186 El texto del artículo 1 del Acuerdo General señala que con relación a los dere-
chos aduaneros, otras cargas de importación o exportación y con relación a todas las
reglas y formalidades vinculadas con el comercio internacional:
- “Cualquier ventaja, favor, privilegio o inmunidad que se otorgue por cualquier
parte contratante en relación con cualquier producto originado en o destinado a cual-
quier otro país, se concederá inmediata e incondicionalmente al producto similar ori-
ginario o destinado al territorio de las demás partes contratantes”.
Indica con razón Flory* que esta formulación de la cláusula de la nación más fa-
vorecida regula una materia mucho más extensa que la prevista en los acuerdos ante-
riores. La norma comprende no sólo los derechos de aduana, sino también ventajas,
favores, privilegios e inmunidades de cualquier naturaleza. Asimismo, la regla se apli-
ca tanto a las prácticas de importación como a las de exportación.
* FLORY, ob. cit., pp. 14-15.
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FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
CUESTIONARIO
a) Defina la cláusula Bello y explique las razones de su falta de apoyo en
la comunidad internacional.
b) Explique los orígenes y propósitos de la cláusula de la nación más fa-
vorecida.
c) Haga una síntesis de los argumentos que favorecen su general aplicación.
d) ¿Está usted de acuerdo con la afirmación de sus detractores de que “ella
ha muerto para los países en desarrollo”?
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FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
192 Se trataba de decidir si los Estados Unidos, como sucesores de ciertos territo-
rios españoles, tenían soberanía sobre una isla descubierta originalmente por España,
pero ocupada y controlada materialmente por la “Netherlands East India Company”.
El árbitro decidió que la isla formaba parte del territorio de Holanda (1928, Informe
sobre Resoluciones arbitrales internacionales, 829).
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
para los tribunales del Estado. Al menos así sucede en los regímenes
imperantes en Bélgica, Italia, Alemania Federal, entre otros. Será sí,
inoponible al Estado o a los otros Estados contratantes. También los
otros órganos del Estado –el Poder Legislativo y el Poder Judicial–,
pueden efectuar esta interpretación.
Las dos escuelas clásicas de interpretación de los tratados son: la
que se basa en el texto del tratado, método objetivo, y la que busca la
intención de las partes fuera del texto, método subjetivo.
“Existe, además, el método funcional, que tiene por objeto estable-
cer el fin o función general del tratado al momento de efectuarse la
interpretación, descartándose la voluntad primitiva de las partes.
El método textual u objetivo investiga el texto del tratado y considera
su forma –uno o varios ejemplares–, los idiomas y el vocabulario em-
pleado, el efecto útil del tratado. Emplea la interpretación gramati-
cal, la interpretación legal y la interpretación restrictiva y extensiva.
El método subjetivo utiliza el texto del tratado, los antecedentes de
la negociación o trabajos preparatorios, interpreta la actitud ulterior,
investiga el objeto primitivo del tratado.
La Convención de Viena, en sus artículos 31, 32 y 33 señala las si-
guientes normas de interpretación de los tratados:
1. Debe ser interpretado de buena fe conforme el sentido corrien-
te que haya de atribuirse a los términos del tratado, en su contexto y
teniendo en cuenta su objeto y fin;
2. Debe tenerse en cuenta el contexto que comprenderá, además
del texto, incluidos el preámbulo y anexos, todo acuerdo que se refie-
re al tratado y haya sido concertado por todos los contratantes con
motivo de la celebración del tratado y cualquier instrumento formu-
lado por una o más partes con motivo de la celebración del tratado y
aceptado por las demás como instrumento referente al tratado;
3. Se debe también tener en consideración: a) cualquier acuer-
do ulterior entre las partes relativo a la interpretación; b) la práctica
en la aplicación de los tratados en la cual conste el acuerdo de las par-
tes acerca de la interpretación; c) toda norma pertinente de Derecho
Internacional aplicable a las relaciones entre las partes;
4. Se dará a un término un sentido especial si consta que tal fue
la intención de las partes;
5. Si las normas arriba mencionadas no conducen a un sentido
claro y preciso o conducen a un resultado manifiestamente absurdo,
se puede acudir a otros medios de interpretación complementarios,
en particular a los trabajos preparatorios del tratado y a las circuns-
tancias de su celebración.
El recurso a estos medios puede ser hecho para confirmar las nor-
mas anteriormente mencionadas;
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
194 CPJI, 1932, serie A/B, núm. 50, pp. 377 y 378.
195 CIJ Reports, 1950, p. 8.
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204 CIJ, Recueil, 1949, pp. 24 y 25. El problema se refería a una controversia so-
bre la responsabilidad de Albania a causa de las explosiones del 22-X-1946, de las que
resultaron daños y pérdidas humanas para los ingleses.
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FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
219 Naciones Unidas, Recueil des sentences arbitrales, vol. XIX, p. 239.
220 Integrado por cinco árbitros latinoamericanos, de nacionalidad salvadoreña,
colombiana, venezolana, chilena y argentina. Emitió su Laudo Arbitral el 21 de octu-
bre de 1994, y por 3 votos contra 2 la tesis chilena fue derrotada y Argentina obtuvo la
totalidad del área disputada.
221 Su superficie total es de alrededor de 2.000 km2. Se encuentra ubicada en la
Cordillera de los Andes, que separa parte de la Undécima Región con parte del terri-
torio argentino.
222 Expresó lo siguiente: “No se puede atribuir al árbitro de 1898-1902 conocimien-
tos geográficos que no tuvo ni pudo tener por la sencilla razón que nadie los tenía, ni
procede aplicar conocimientos posteriores para entender el sentido de hechos pasa-
dos. Cada cosa en su tiempo y en su lugar”.
223 Affaire Tyrer. Sentencia del 25 de abril de 1978. Serie A-32.
224 Opinión Consultiva, OC-10/89.
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
CUESTIONARIO
a) Dictamen relativo a la interpretación de los tratados de paz con Bul-
garia, Hungría y Rumania.
Antecedentes: Los artículos 36, 40 y 38, respectivamente, de los trata-
dos de paz concertados con Bulgaria, Hungría y Rumania al finalizar la 2ª
Guerra Mundial, por las potencias aliadas y Estados asociados, después de es-
tablecer que las controversias referentes a la interpretación y ejecución de dichos
tratados que no hubieran sido solucionadas a través de negociación directa de
las Partes interesadas, serían remitidas a los tres Jefes de Misión, continúa:
“...Cualquier disputa no resuelta por ellos en el plazo de dos meses será, a me-
nos que las partes en la controversia acuerden mutuamente otros medios de arre-
glo, sometida a petición de cualquiera de las partes en la disputa, a una
comisión compuesta de un representante de cada parte y un tercer miembro ele-
gido de mutuo acuerdo por las dos partes de entre nacionales de un tercer país.
Si las dos partes no se pusieran de acuerdo en el período de un mes sobre la
designación del tercer miembro, una u otra parte podrá reclamar al Secretario
General de la O.N.U. dicha designación”.
Ante las primeras medidas de socialización adoptadas en los países del Este,
los Estados Unidos y Gran Bretaña estimaron que se habían violado los dere-
chos reconocidos por los tratados. Por su parte, los tres países del Este se nega-
ron a nombrar sus representantes en las comisiones de conciliación previstas
por los tratados. La Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó el 22
de diciembre de 1949 una resolución en la que solicitaba al Tribunal Interna-
cional de Justicia un dictamen sobre diversas cuestiones relacionadas con este
asunto. Una de ellas era si, en el caso de que el Tribunal estimara que los otros
gobiernos debían nombrar un representante en las comisiones previstas en los
tratados y se negaran a hacerlo durante un determinado tiempo, el Secretario
General podía proceder al nombramiento de un tercer miembro de la comisión
a instancia de las otras partes.
“...El Tribunal considera que el texto de los tratados no permite esta inter-
pretación. Aunque el texto en su sentido literal no excluye totalmente la posibi-
lidad de que se nombre un tercer miembro antes de que hayan sido nombrados
ambos comisarios nacionales, sin embargo, la verdad es que según el sentido
natural y ordinario de los términos se pretendía que ambos miembros naciona-
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FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
cho penal cometidas por un ciudadano protegido de los Estados Unidos contra
otro ciudadano o protegido de los Estados Unidos”.227
Señale la regla de interpretación seguida por la Corte.
c) “Se ha citado igualmente la prohibición que hace la Convención Inter-
nacional de 1906 de utilizar el fósforo blanco en la fabricación de cerillas: con-
forme a los términos del artículo primero de esta convención las altas partes
contratantes se comprometen a prohibir en sus territorios la fabricación, intro-
ducción y venta de cerillas que contengan fósforo blanco (amarillo). Es cierto
que en los argumentos expuestos ante el Tribunal aparecía un cierto desacuer-
do en cuanto a los motivos que inspiraron la adopción de esta última disposi-
ción. Pero en cuanto se trata de la cuestión específica de competencia actualmente
debatida, basta observar que el Tribunal, al determinar la naturaleza y la ex-
tensión de una disposición, debe considerar sus efectos prácticos más que el mo-
tivo predominante por el que se la supone haber sido adoptada”.228
Indique el procedimiento de interpretación seguido por la Corte.
d) “El Tribunal estima que ni la tesis belga ni la tesis holandesa pueden
ser aceptadas íntegramente. Si se recuerda que las disposiciones del Tratado de
1863 fueron adoptadas con la finalidad de solucionar ciertas dificultades con-
cretas, ligadas a la alimentación de los canales aguas debajo de Maesiricht, es
imposible aislar el artículo primero e interpretarlo sin referencia a estas dificulta-
des. Este artículo debe ser interpretado de hecho conjuntamente con los otros, con
los que forma un todo. Adoptar la tesis belga, según la cual ninguna esclusa,
cuando sirve a la navegación, ni cantidad alguna de agua que pase a través
de esta esclusa si es así utilizada, puede constituir infracción al artículo 1º, ha-
ría imposible la construcción de trabajos y la salida de agua en tales proporcio-
nes que las intenciones del tratado se encontrarían enteramente frustradas. Por
otra parte, adoptar la tesis holandesa y estimar que cualquier agua que pase al
Zuid-Willemswaart por la esclusa de Neerhaerem y no por la reguera convencio-
nal debe implicar una infracción al artículo primero –y esto sin considerar las
consecuencias que podría ejercer la salida de agua sobre la velocidad de la co-
rriente en el Zuid-Willemswaart o sobre la navegabilidad de la Meuse mediane-
ra– equivaldría a dejar de lado los fines para los que se concluyó el tratado”.229
Señale la regla de interpretación aplicada.
e) De acuerdo a los diferentes fallos que han sido transcritos, ¿está de
acuerdo con la tendencia general, en materia de interpretación de los
tratados, la siguiente opinión del juez chileno Alejandro Álvarez?: “En
cuanto a la interpretación de los preceptos del Derecho Internacional (...) no
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
hay que sujetarse al tenor literal del texto, sino a su espíritu y a la considera-
ción del fin perseguido”.230
f) El mismo juez Álvarez, en opinión disidente de la opinión consulti-
va de la Corte Internacional referente al Status Internacional del África Sud-
Occidental, expresó:
“Un texto aislado puede parecer claro, pero termina de serlo cuando se le con-
sidera en relación a otros textos sobre el mismo problema y con el espíritu general
de la institución que se analiza. En este último caso el espíritu debe prevalecer.
También suele suceder que un texto contenga expresiones de una clara y
definida situación legal, pero por razones de la naturaleza de la institución
dichas expresiones pueden ser tomadas en un sentido diferente.
Este es exactamente el caso del problema que enfrenta la Corte.
Las expresiones ‘mandato’ y ‘fideicomiso’ tienen un diferente significado
en el Convenio y en la Carta que el que tienen en el derecho interno”.231
¿Qué sistema de interpretación está aplicando el juez Álvarez?
g) El artículo 1º del Protocolo Complementario, que es parte integrante del
Tratado de 1929, expresa:
“Los Gobiernos de Chile y del Perú no podrán, sin previo acuerdo entre
ellos, ceder a una tercera potencia la totalidad o parte de los territorios que, en
conformidad al Tratado de esta misma fecha, quedan bajo sus respectivas so-
beranías, ni podrán, sin ese requisito, construir, a través de ellos, nuevas lí-
neas férreas internacionales”.
El artículo 1º del Tratado dice:
“Queda definitivamente resuelta la controversia originada por el artículo
tercero del Tratado de Paz y Amistad de veinte de octubre de 1883, que era la
única dificultad pendiente entre los Gobiernos signatarios”.
A su vez, el artículo 2º añade en su primer inciso:
“El territorio de Tacna y Arica será dividido en dos partes: Tacna para el
Perú y Arica para Chile”.
Chile, en cumplimiento de lo estipulado en el artículo 1º de dicho Protoco-
lo Complementario, consultó al gobierno peruano sobre la concesión de un co-
rredor a Bolivia, para solucionar la mediterraneidad de ésta:
Santiago, 19 de diciembre de 1975.
AL EXCELENTÍSIMO SR.
DON MIGUEL Á NGEL DE LA FLOR VALLE,
MINISTRO DE R ELACIONES EXTERIORES DEL PERÚ, LIMA.
Excelentísimo Señor:
El Gobierno de Bolivia, con el fin de precisar los lineamientos para una
negociación que permita alcanzar una solución a la situación de mediterra-
230 El nuevo Derecho Internacional en sus relaciones con la vida actual de los pueblos, San-
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FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
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Complementario, que da las más amplias facultades al Gobierno del Perú, in-
cluso para ejercer el derecho de veto, no se acepte considerar, sin previo diálogo
a nivel de Cancilleres, su respuesta consistente en un planteamiento que caute-
la los altos intereses de la nación peruana, comporta una solución real y defi-
nitiva para la mediterraneidad boliviana, garantiza la paz y promueve el
desarrollo de la región concernida.
4. Por tanto, no es intención del Perú la de modificar las cláusulas del
Tratado de 1929, porque nuestra nación respeta los tratados internacionales
de acuerdo a una invariable tradición jurídica, que hemos mantenido desde
los albores de la República.
5. El planteamiento del Gobierno del Perú del condominio tripartito no
ha surgido de ningún propósito de objetar, modificar, reformar o sustituir el
Tratado de 1929. Lejos de ello, el Perú ha velado siempre por la preservación y
efectividad de sus cláusulas que consagran en su favor determinados derechos
como en el caso de las servidumbres, puerto libre del Perú en Arica, etc.
La fórmula del establecimiento de un área bajo soberanía compartida en
Arica entre Perú, Bolivia y Chile ha nacido a causa de un hecho muy posterior
a ese tratado, la fórmula boliviano-chilena del corredor, concretada en diciem-
bre de 1975, viene a determinar que el Perú proponga a sus dos vecinos que,
en razón precisamente de las nuevas circunstancias que se pretende crear en la
circunscripción de Arica, sea escogida una zona trapezoidal de la costa sur de
Arica, como sede de un polo tripartito de desarrollo que beneficie a los tres paí-
ses en su expansión industrial y comercial futura.
La verdad de las cosas es que la fórmula boliviano-chilena del corredor
sometida en consulta al Perú entraña una alteración sustancial de la geogra-
fía política que instituyó el Tratado de 1929, pues dicha fórmula introduce en
esa área un nuevo soberano, Bolivia, como limítrofe con el Perú. Ante tales
cambios eventuales, que modificarían para nuestro país el régimen fronterizo
que por cerca de cincuenta años ha subsistido bajo la vigencia del Tratado de
1929, lo menos que se puede esperar es que el Perú, a su vez, y dentro de sus
legítimas conveniencias, haga un planteamiento propio dentro de las nuevas
circunstancias emergentes.
6. Lo que antecede nos lleva a ver que los alcances jurídicos del Protoco-
lo, como consecuencia de las tratativas chileno-bolivianas, deben ser concreta-
dos en una nueva figura legal y económica, determinada de una parte por la
propuesta de canje formulada por Chile y, de la otra, por el planteamiento que
hace el Perú tendiente a compatibilizar esta nueva situación con los altos inte-
reses y derechos de la nación peruana consagrados por el Tratado de 1929, y
la aspiración de Bolivia de llegar al mar. Además, el derecho soberano que a la
postre le compete ejercer a Chile de ceder parte de su territorio en Arica previo
acuerdo con el Perú, significaría un gesto de elevada voluntad de comprensión
en pro de la solución definitiva de este problema. A esto se suma la voluntad
del Perú de ejercer constructivamente la facultad que le concede el artículo pri-
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FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
PRÁCTICA CHILENA
a) El tratado de límites chileno-argentino de 1881 y su aplicación
El tratado de 1881 dispuso lo siguiente:
Artículo 1º “El límite entre Chile y la República Argentina es de
norte a sur, hasta el paralelo 52º de latitud, la Cordillera de los An-
des. La línea fronteriza correrá en esa extensión por las cumbres más
elevadas de dichas cordilleras que dividan aguas y pasará por entre las
vertientes que se desprenden a un lado y a otro. Las dificultades que
pudieran suscitarse por la existencia de ciertos valles formados por la
bifurcación de la cordillera y en que no sea clara la línea divisoria de
las aguas, serán resueltas amistosamente por dos peritos, nombrados
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
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233 Arbitraje de límites entre Chile y Argentina, París, 1902, pp. 42 y 43.
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CUESTIONARIO
a) Explique los problemas procesales del caso expuesto.
b) ¿Cuál fue el problema suscitado por el tratado de 1881?
c) Exponga la posición sostenida por el gobierno chileno.
d) ¿Qué reglas de interpretación se plantearon en el conflicto citado?
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rro de la Virgen de que no hay otras partes del límite que se hayan
“fijado” desde 1903; y que, desde este año, no ha sucedido nada que
privara de “fijeza” las partes del límite que entonces se fijaron. No obs-
tante, el asunto que debe analizarse ahora es el significado de “cum-
plimiento” en la frase “interpretación y cumplimiento” que aparece
en la última parte de la pregunta que se ha formulado a la Corte.
Chile afirma que la palabra “cumplimiento”, como aparece en el
artículo I (1) del Compromiso, principalmente se refiere al cumpli-
miento por las Partes y no por la Corte. Argentina, sin embargo, aun
cuando admite que “cumplimiento no es, por cierto, una expresión
jurídica”,238 le atribuye el significado que figura en el “Shorter Oxford
English Dictionary”: “completar, proveer lo que falta a algo”. El Go-
bierno de Argentina prosigue así: “En tal sentido, puede estimarse que
“cumplimiento” constituye una forma convincente de expresar preci-
samente lo que la República Argentina pide que haga la Corte en la
parte intermedia del límite en el sector” (Memoria de Argentina, pá-
rrafo 220). Debe entenderse que esta última frase se refiere a la línea
que, según el Gobierno de Argentina, debería trazarse entre el Cerro
de la Virgen y la naciente del Encuentro que, según dicho Gobierno,
se encuentra un poco al norte del Portezuelo de las Raíces. Chile re-
plica que la palabra “cumplimiento” no puede tener el significado que
Argentina pretende atribuirle.
El origen de la locución “interpretación y cumplimiento”, tal cual
figura en el Compromiso, es el artículo II del Tratado General de Ar-
bitraje entre Argentina y Chile del 28 de mayo de 1902, que reza como
sigue:239
“No pueden renovarse en virtud de este Tratado las cuestiones que
hayan sido objeto de arreglos definitivos entre las Partes. En tales ca-
sos el arbitraje se limitará exclusivamente a las cuestiones que se sus-
citen sobre validez, interpretación y cumplimiento de dichos arreglos”.
El Tratado se redactó en español y las palabras pertinentes eran
“interpretación y cumplimiento” (Memoria de Argentina, párrafo 91).
La Corte, a la que de todos modos obliga el Compromiso, cuyo texto
auténtico se encuentra en inglés, está convencida de que aquí no existe
un problema de traducción: el problema consiste más bien en dar un
significado preciso a la frase “interpretación y cumplimiento”.
La Corte cree que esta frase es equivalente a “interpretación y apli-
cación” que figura en muchas cláusulas compromisorias. La adición
238 N. del T.: La afirmación argentina se refiere, por cierto, al vocablo ingles “ful-
filment” y no al término español “cumplimiento”.
239 N. del T.: Se ha suprimido la frase que menciona el origen de la versión ingle-
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241 Retiradas del Congreso del Perú por el Presidente Alberto Fujimori, a raíz de
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CUESTIONARIO
a) ¿Qué reglas de interpretación invocaron Chile y Argentina en este con-
flicto?
b) ¿Cual fue la opinión de la Corte sobre el particular y qué reglas de in-
terpretación aplicó?
c) ¿Qué comentarios le merece el procedimiento empleado por los gobier-
nos de Chile y Perú para solucionar los problemas pendientes del Tratado de
1929? A su juicio, ¿qué norma constitucional, en materia de tratados se apli-
có por el gobierno de Chile?
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244 Ver supra, p. 190, Normas constitucionales sobre los tratados en Chile, jerar-
quía de los tratados sobre derechos humanos; y p. 289, las Reservas y los tratados de
derechos humanos.
245 ANTONIO AUGUSTO C ANÇADO TRINDADE, “La interpretación de tratados en el
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Reports (1971), pp. 31-32, párr. 53. Citado en Antonio Augusto Cançado Trin-
247 ICJ
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248 Judgement of 25.04.1978, series A, n. 26, pp. 15-16, párr. 31, íd., p. 769.
249 Opinión Consultiva OC-10/89. Interpretación de la Declaración Americana de
Derechos y Deberes del Hombre, de 14.07.1989, pp. 20-21, párr. 37. Citado en Anto-
nio Augusto Cançado Trindade, obra citada, p. 770.
250 Obra citada, p. 772. No existe, sin embargo, antagonismo entre la regla gene-
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CUESTIONARIO
a) ¿Cuál tratado prevalece entre dos Estados Partes en ambos tratados?
b) ¿Entre un Estado que es parte en ambos tratados y un Estado que sólo
es parte en el primer tratado?
c) ¿Entre un Estado que es parte en ambos tratados y un Estado que sólo
es parte en el segundo tratado?
d) Diseñe un problema en el que haga jugar las distintas disposiciones
analizadas del artículo 30.
e) ¿Considera justa la solución dada al problema analizado por la Con-
vención de Viena?
f) ¿Coincide usted con la opinión de que los tratados de derechos huma-
nos deben ser interpretados en forma diferente de los otros tratados de tipo clá-
sico? ¿Por qué? Dé razones.
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260Debe hacerse notar que esta disposición no corresponde a una práctica con-
suetudinaria recogida por la Convención de Viena.
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CUESTIONARIO
Para levantar las sanciones impuestas por la OEA a Cuba se requerían 14
votos –dos tercios de los Estados Partes–, según lo dispone el artículo 17 del
TIAR –Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca–, de Río de Janeiro
(1947).
Un grupo de 12 Estados americanos, de los 21 Estados ratificantes del
TIAR, propició la modificación de dicho quórum de dos tercios, por la mayoría
absoluta de votos, a fin de poder levantar las sanciones aplicadas a Cuba.
Varios Estados se oponían a ello –Chile, entre otros–, arguyendo que el le-
vantamiento de las sanciones relajaría las condiciones de seguridad del hemis-
ferio.
El TIAR no contempla normas para su modificación ni prevé el retiro de
los Estados, salvo por el mecanismo de la denuncia, que surte efectos dos años
después de ser notificada.
En la Conferencia de Plenipotenciarios para la reforma del TIAR, celebra-
da en julio de 1975, en San José de Costa Rica, se introdujeron, por una ma-
yoría de Estados que las aprobó, varias reformas al TIAR.
a) Verifique las principales modificaciones introducidas al TIAR.
b) Para introducir dichas modificaciones, ¿qué artículos de la Conven-
ción de Viena aplicaría Ud. y por qué?
c) De acuerdo a lo que Ud. ha estudiado del derecho de los tratados, ¿es-
taría en armonía con la Convención de Viena la siguiente disposición del TIAR?:
“El Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca continuará vigente
entre los Estados Partes en dicho Tratado. Una vez que entre en vigencia el
Protocolo de Reformas, el tratado enmendado regirá entre los Estados que ha-
yan ratificado este Protocolo”.
261 La CDI, autora del proyecto, se basaba en un fallo arbitral del 22 de diciem-
bre de 1963, entre Estados Unidos y Francia, sobre un Convenio de Servicio de Trans-
porte Aéreo, en el que dos miembros integrantes de la CDI habían aceptado la
modificación del Convenio por la práctica ulterior.
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1. El error
Se distingue entre el error de hecho, que es vicio del consentimien-
to, salvo en ciertos casos, y el error de derecho, que nunca lo es.
El error, dice McNair, debe ser de tal naturaleza que sin él la par-
te afectada no habría celebrado el tratado.262 Generalmente el error
que se ha invocado, y sobre el cual han recaído pronunciamientos ju-
diciales o arbitrales, ha sido el referente a mapas o descripciones geo-
gráficas. Las partes han encontrado que en ocasiones una localidad
determinada, descrita en un tratado, no existía, o que una línea de
delimitación fronteriza estaba a una distancia considerable de la que
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jón (unos 5 kilómetros al este del Encuentro) pero que, por supues-
to, Dickson creía entonces que era el Encuentro. En su informe, el
capitán expresa que ‘el famoso río Encuentro resultó ser un arroyo’.
En seguida, manifiesta que los representantes de Argentina y Chile que
le acompañaban estaban de acuerdo en que ese era el verdadero sitio
y ‘nadie sospechó que no lo era’. Consecuentemente, prosigue, ‘colo-
qué el hito en la ribera norte del Palena frente a la confluencia de
este supuesto río Encuentro’.
El 9 de marzo, el capitán Dickson que en esa fecha había recibido
otros mapas, llegó a la conclusión de que probablemente había erigi-
do el hito 16 en un emplazamiento erróneo y despachó a uno de los
representantes argentinos, el señor Soot, para que buscara otro río más
al poniente, en el Palena. El señor Soot debía reunirse con el señor
Barrios, representante de Chile, que por entonces se encontraba en
el valle del Corcovado, y hacerse acompañar por él. El propio Dick-
son apareció en escena el 14 de marzo y esa tarde él y su grupo llega-
ron al río que hoy se conoce como Encuentro. Tanto Dickson como
el señor Barrios estaban convencidos de que éste era el río frente al
cual debía erigirse el hito. El representante de Argentina de más ca-
tegoría, señor Frey, abrigaba dudas y creía que el Encuentro frente al
cual debía emplazarse el hito quedaba más al poniente. Dickson des-
pachó a Frey para que buscara ese otro río; pero el 15 de marzo Frey
regresó diciendo que no había podido llegar al cordón de picos al pie
de cuyas laderas orientales creía que se encontraba el otro río. Frey
dijo también que, después de todo, creía ahora que el río en que es-
taban era el Encuentro y, entonces, el 16 de marzo Dickson cruzó a la
ribera norte del Palena y erigió el hito...
Aunque Argentina admite que ya no puede insistir en la remoción
del hito 16, ha alegado constantemente (aun frente a esta Corte) que
el hito fue erigido frente a un río equivocado y que debía habérsele
erigido frente al Salto. En forma igualmente constante, Chile ha man-
tenido que el hito 16 fue levantado en el sitio correcto”.266
Argentina sostuvo, en 1966, en la parte oral del juicio arbitral, que
el error que se produjo en la época del arbitraje no anuló el Laudo
de 1902, y que él afectó sólo a algunas partes del Laudo, a las que en
el hecho privó de claridad. El error consistió en un error de nomen-
clatura por el cual se atribuyó el nombre de “Encuentro” a un siste-
ma fluvial que era, en verdad, el del río Salto, y en una errónea
representación gráfica del curso inferior de este último río.
266 Caso fronterizo Zona de Palena Argentina-Chile. Informe del Tribunal arbi-
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267 Íd., pp. 119, 135 y 139. Chile sostenía que la corriente del río Encuentro esta-
ba en el Pico Virgen y que el límite debía pasar por éste.
268 CPJI, Serie A Nº 5, p. 30. Citada por McNair, obra citada, p. 212.
269 Íd., p. 213.
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2. El dolo
Según Vitta, es el error debido al fraude de otro, esto es, toda es-
pecie de maniobras o artificios dirigidos a inducir a una parte para la
conclusión de un tratado, sea provocando el error –dolo positivo–, o
aprovechando el error existente: dolo negativo.270
La alegación del dolo es escasa en Derecho Internacional, salvo
en épocas coloniales, ya que los Estados, al concluir un tratado, toma-
rán todos los medios para evitarlos.
Dice el artículo 49 de la Convención:
“Si un Estado ha sido inducido a celebrar un tratado por la con-
ducta fraudulenta de otro negociador, podrá alegar el dolo como vi-
cio de su consentimiento en obligarse por el tratado”.
Bartos señala que el caso típico se da cuando una parte es víctima
del error y la otra parte conoce del error, pero no hace nada para des-
engañar a la primera.271
270 CELSO D. A LBUQUERQUE M ELO, Direito Internacional Público, tomo I, Río de Ja-
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4. Coacción
Se puede manifestar de dos maneras:
i) Coacción sobre el representante de un Estado. Dice el artículo 51 de
la Convención:
“La manifestación del consentimiento de un Estado en obligarse
por un tratado que haya sido obtenido por coacción sobre su repre-
sentante mediante actos o amenazas dirigidos contra él carecerá de
todo efecto jurídico”.
La CDI en su comentario sobre esta disposición señala: “La histo-
ria posee numerosos casos de empleo de la coacción no sólo contra
los negociadores sino contra miembros de las legislaturas a fin de ob-
tener la firma o la ratificación de tratados. Es verdad que en ciertas
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FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
NAIR, The Law of treaties, p. 129; OPPENHEIM (ed. Lauterpach), vol. 1, pp. 802-803; F ER-
NAND DE VISSCHER, Revue de Droit International et de Legislation comparée, 1931, p. 513;
Verziji, Revue de Droit International (París), 1935, tomo XV, pp. 324-327; J. L. BRIERLY,
“Regles du droit de la paix”, Recueil A-D.L., volumen 58 (1936), pp. 203-210.
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
do son impuestos por los Estados beligerantes sobre los Estados que
han sido derrotados en la guerra, la libertad de consentimiento por
las partes es condición esencial de los tratados”.283
Vattel igualmente reconoce que los tratados de paz constituyen una
excepción a la regla general de libertad de consentimiento. Sin em-
bargo, Vattel admitía que era posible concebir tratados de paz tan in-
justos y opresivos que la petición de nulidad estaría justificada.284
Por su parte, Bishop, comentando la validez de los tratados im-
puestos sobre los Estados derrotados en una guerra, decía:
“Al menos hasta años recientes, los Estados no han diferenciado
entre la validez de un tratado impuesto sobre un Estado derrotado por
la guerra, o bajo la coacción de una amenaza de fuerza, obtenida de
un Estado más débil por otro más fuerte de un tratado libremente con-
sentido por las dos partes. El interés de la comunidad internacional
por la estabilidad y por el respeto de las formalidades externas que se
han seguido, ha sido superior, en efecto, a consideraciones acerca de
una justicia abstracta. Sea que hubiera habido consentimiento real o
no de la parte vencida o del Estado más débil, el resultado de las vic-
torias de la guerra, o de la sumisión a las amenazas de fuerza, ha sido
forjado en forma de tratados y los tribunales y Ministerios de Relacio-
nes han considerado tales tratados como teniendo la misma validez
legal de otros tratados”.285
El artículo 52 de la Convención de Viena ya citado, dice que es
nulo todo tratado que se haya obtenido por la amenaza o el uso de la
fuerza en “violación de los principios de Derecho Internacional incor-
porados en la Carta de las Naciones Unidas”.
La Carta, por su parte, establece en el artículo 2º, Nº 4, lo siguiente:
“Los miembros de la Organización, en sus relaciones internacio-
nales se abstendrán de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza con-
tra la integridad territorial o la independencia política de cualquier
Estado, o en cualquier otra forma incompatible con los propósitos de
las Naciones Unidas”.286
En consecuencia, la situación actual es la siguiente, en virtud de
lo establecido en la disposición citada de la Carta de las Naciones Uni-
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
287 El problema de los tratados desiguales, a que alude Waldock, esto es, aquellos
en que no existe equivalencia en las prestaciones a que se obligan las partes, ha sido
objeto de grandes discusiones, ya que ha enfrentado muchas veces los intereses de las
grandes potencias, con los de los países en desarrollo: en América Latina, el caso más
ilustrativo es el Tratado del Canal de Panamá.
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FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
288 JUAN ANTONIO CARRILLO SALCEDO, Soberanía del Estado y Derecho Internacional,
Madrid, 1969, pp. 220 a 223.
289 M. A KEHURST, obra citada, p. 211.
290 Íd.
291 CARRILLO SALCEDO , íd., p. 211.
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
CUESTIONARIO
a) ¿Qué alcance tiene el término coacción usado en el artículo 52 de la
Convención de Viena?
b) ¿Qué se entiende por tratados desiguales?
c) ¿Está Ud. de acuerdo con la opinión de Waldock, que excluye del tér-
mino coacción las presiones políticas y económicas?
d) Realice una investigación sobre el antiguo Tratado del Canal de Pana-
má, hoy sin efecto, y verifique si éste constituyó un ejemplo de tratado desigual.
e) Haga una investigación sobre el problema llevado a la Sociedad de las
Naciones por Bolivia, en el que se solicitó la revisión del tratado de 1904. Sin-
tetice los principales problemas legales planteados y formule sus conclusiones
personales al respecto.
f) M. Akehurst, refiriéndose a la Declaración de la Conferencia de Vie-
na, arriba transcrita, dice: “Cabe poner en duda que esta Declaración pueda
ser utilizada en apoyo de la tesis de que la coacción política o económica inva-
lide un tratado. Si los Estados representados en la Conferencia de Viena hubie-
sen compartido este punto de vista lo habrían dicho así de modo expreso y
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FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
nal sobre la segunda parte de su 17º período de sesiones y su 18º período de sesio-
nes), Informe de la VI Comisión de la Asamblea General: XXI período de sesiones
(1966). Asamblea General; Documento A/6913, Derecho de los tratados, Informe de
la VI Comisión de la Asamblea General, XXII período de sesiones (1957).
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
CUESTIONARIO
a) Defina el jus cogens.
b) Dé ejemplos de jus cogens existentes y de jus cogens emergentes.
c) ¿Está de acuerdo con la afirmación de De Luna sobre las razones que
ha tenido la escuela positivista para negar la existencia de normas imperati-
vas de Derecho Internacional?
d) ¿En qué basa Carrillo su afirmación sobre la dificultad que existe en
hallar un consenso unánime para determinar qué principios de Derecho Inter-
nacional tienen carácter de jus cogens? ¿Ve Ud. alguna alternativa que obvie
tal dificultad?
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FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
dura del río Encuentro, la frontera seguiría el curso del brazo occi-
dental de este río hasta su nacimiento en las laderas occidentales del
Cerro Virgen; ascendiendo a ese pico, habría de seguir hacia el sur
por la divisoria local de aguas hasta la ribera norte del lago General
Paz, en el punto que éste se estrecha, demarcado como hito 17, indi-
cándose la longitud, que como todas las demás debe entenderse
aproximada según el mismo instrumento. Esta línea aparece trazada
en el plano que, junto con el Laudo y el Informe, constituyen la deci-
sión arbitral. El mapa arbitral respectivo –tramo Pérez Rosales hasta
el lago Buenos Aires–, escala 1:200.000, corresponde sustancialmen-
te, en el sector que nos interesa, a las hojas 2 y 3 del mapa XVIII pre-
sentado al árbitro por Argentina, como integrantes de su “Breve
Respuesta”, inmediatamente antes de dictarse el Laudo, las que sólo
fueron conocidas por Chile juntamente con éste.
El teniente Serrano Montaner, marino chileno, y el Dr. Steffen,
experto alemán al servicio de Chile, habían explorado el río Palena.
El esquicio levantado por este último, conocido en la época, mostra-
ba las desembocaduras del río Salto y del Encuentro. Los explorado-
res Waag, Bach y Lange al frente de expediciones argentinas se
adentraron en la zona, de suerte que Argentina estaba en posesión
de antecedentes sobre los principales accidentes geográficos, que Chile
desconocía. El mapa XVIII, siguiendo un levantamiento de Lange, con-
tradictorio con las demás cartas argentinas e incluso con la anterior
del mismo geógrafo, introdujo en la cartografía errores de enverga-
dura. Resultó así que el río Engaño, tributario del río Salto que des-
agua las lagunas de su mismo nombre situadas en las proximidades
del lago Palena o General Paz, aparece llevando sus aguas a un supues-
to río Encuentro, uno de cuyos brazos nace en los faldeos occidenta-
les de la cumbre designada en el mismo plano como Cerro de la
Virgen. Este Encuentro-Engaño-Salto no es, por cierto, el Encuentro
que Steffen descubriera y al que diera nombre. El Encuentro del mapa
XVIII tampoco es el Salto, porque allí aparece punteado su curso bajo
en dirección norte-sur, para desembocar en 71º 47’ en el Palena, en
tanto que el auténtico Salto tuerce violentamente hacia el poniente
antes de caer al río Palena. Por lo demás, el mapa muestra, al ponien-
te del Encuentro, otro afluente del Palena, que es el verdadero Salto.
En la zona en que la carta debía mostrar el Encuentro de Steffen, se-
ñala dos cursos de agua, sin denominarlos, que podrían correspon-
der al Encuentro de Steffen y al Arroyo Cajón, éste situado al oriente
de aquél.
En la Carta Arbitral la frontera aparece trazada, siguiendo esta
errónea hidrografía, con una línea roja continua en las partes explo-
radas y punteada en las inexploradas. La traza concuerda con la des-
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tuado, por cierto, más al oriente del trazado de la línea del “Encuen-
tro fantasma”.
Años más tarde, en 1913, la Casa Rosada inició gestiones ante La
Moneda, señalando que el hito 16 no se encontraba en el lugar indica-
do en el Laudo, esto es, frente a la desembocadura del río Encuentro,
sino que más al oriente de ese punto, enfrentando la boca de un río
distinto, cuyo origen se encontraba en la vecindad del cerro Herrero,
por lo que desviaba la línea fronteriza de su verdadera dirección, tanto
al norte como al sur del río Palena y hacía imposible que ella pasara
por el pico Virgen, que expresamente había sido señalado como punto
fronterizo en el Laudo, impidiendo, también, que luego continuara al
sur por los otros puntos indicados en dicha sentencia. Sugirió Argenti-
na que se encomendara a dos ingenieros, uno designado por cada par-
te, la tarea de colocar el hito 16 en la correcta ubicación. Chile respondió
que el hito estaba correctamente ubicado, lo que reiteró en 1914, en
contestación a una nueva nota argentina, agregando que no se oponía
al envío de un ingeniero al terreno, prefiriendo sí, que cada uno de los
enviados informara sobre la labor a su respectivo gobierno.
En dos oportunidades más, a fines de 1914 y a comienzos de 1915,
Argentina solicitó de Chile la designación del ingeniero propuesto, sin
que esto se hiciera. Aparte de un incidente ligero, con ocasión de los
levantamientos que practicara en la zona el agrimensor chileno Car-
vajal, no hubo más actividad diplomática hasta agosto de 1952, época
en que el gobierno de La Moneda presentó al de la Casa Rosada una
protesta por la interferencia de la Gendarmería de ese país en la zona
río Encuentro-California, dejando constancia que en una entrevista
reciente entre el embajador de Chile y el Ministro de Relaciones ar-
gentino, éste había dado seguridades en el sentido de que el status de
la zona permanecería inalterado mientras no alcanzara a ella la de-
marcación de que estaba encargada la Comisión Mixta de Límites. Acto
seguido, la Cancillería argentina emitió una declaración oficial, en la
que estableció que se habían impartido instrucciones a Gendarmería
de Carrenleufú a fin de mantener el “status” existente hasta tanto la
Comisión Mixta procediera a la correspondiente demarcación.
Pieza angular en este incidente y en la preclusión que de él se de-
riva, es la nota del Embajador Germán Vergara Donoso al Ministro de
Relaciones Exteriores y Culto, en la que hace constar que habiendo
representado a esa Cancillería el error de la afirmación que las pobla-
ciones del río Encuentro y California pertenecían al territorio del Chu-
but, se le había expresado que según la opinión de los funcionarios
técnicos argentinos, el río Encuentro era limítrofe y California actual-
mente chilena y que la alusión al territorio del Chubut, en la declara-
ción mencionada, era un “lapsus”.
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del curso del río que nace junto al Herrero, a la que Chile atribuía
cardinal importancia, sólo habría tenido la virtud de determinar di-
cha frontera si se hubiera aceptado la ubicación del hito 16, lo que
no ocurrió en aquella oportunidad.
La defensa chilena hizo presente que la circunstancia de ignorar
Chile el error geográfico del Laudo, que estaba en conocimiento de
Argentina –razón por la cual había dejado de percibir la verdad con-
tenida en la declaración contraria– en nada afectaba la aplicabilidad
del principio “allegans contraria non audiendus”. Este principio es in-
dependiente de todo acuerdo y su base es la buena fe. Al igual que
Dickson, Chile creyó sin reservas mentales, que el hito 16 concordaba
con la traza del Laudo...
13) El estoppel que Chile hacía derivar del incidente de 1952, se
fundamenta, sustancialmente, en el reconocimiento que hiciera la Casa
Rosada del status existente en cuanto al río Encuentro y de que Cali-
fornia era chilena, tal como lo establece la recordada nota confirma-
toria del embajador Vergara Donoso. De contrario, se sostuvo que en
la correspondencia originada por dicho incidente tanto Argentina
como Chile entendían que el curso superior occidental –esto es el cur-
so López-Mallines– era el río Encuentro y que la referencia a Califor-
nia señalaba una zona situada al poniente de cualquiera área disputada
y por tanto en territorio chileno no cuestionado (OH, III p. 94).
La realidad en el terreno –y con ello dejamos para más adelante
el examen de los mapas de la región– era distinta. La colonización y
los consistentes y numerosos actos de gobiernos chilenos alcanzaban
a la zona situada al oriente del López-Mallines, sin que hasta 1952 se
hubiera manifestado oposición argentina alguna. Aún más, en 1947,
con ocasión de los levantamientos del agrimensor Carvajal en el área
inmediatamente al sur del Encuentro, la gendarmería argentina acan-
tonada en Carrenleufú intentó presionar a los colonos para que impi-
dieran la labor de aquél.
La nota de La Moneda a que dieron origen estos hechos puso de
relieve que el topógrafo operaba en territorio chileno, respondiendo
Argentina que después de una investigación había llegado a la con-
clusión que la gendarmería no había impedido la labor de Carvajal
ni había obstaculizado en forma alguna a los colonos chilenos del lu-
gar (OH, II p. 161).
Los antecedentes diplomáticos relativos al incidente de 1947 re-
fuerzan, pues, las bases del estoppel derivado del cambio de notas de
1952 y desdicen la argumentación argentina en cuanto pretende de-
mostrar que al tiempo de aquel incidente, la Casa Rosada habría pro-
pugnado la línea Encuentro-López-Mallines. Es del caso recordar que
en aquel entonces Argentina ordenó una investigación en el terreno,
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que no advirtió el error del mapa, por lo que era incuestionable que
no podía informar de él a Siam, y la conducta de Argentina que, co-
nociendo los errores del mapa arbitral, nada dijo sino que, por el con-
trario, basada en su conocimiento de la geografía, pretendió obtener
el asentimiento de Chile para que el hito 16 se removiera desde la boca
del Encuentro y se colocara frente al Salto.
15) Para terminar con el análisis de los aspectos técnicos propia-
mente tales del estoppel es del caso examinar la diferente naturaleza de
la preclusión basada en la correspondencia diplomática de 1913-1915
y de la que se asienta en el incidente de 1952. La primera tiene carác-
ter positivo, pues impedida Argentina de negar que la traza fuera la
que corre a lo largo del verdadero Encuentro, como lo sostenía Chile,
al acogerse el estoppel su efecto último habría sido, seguramente, la acep-
tación de la tesis chilena en esa parte. A primera vista, el precedente
del Templo podría abonar este aserto toda vez que, acogida la preclu-
sión de Cambodia, se negó lugar al reclamo de Tailandia, sin que se
entrara a dilucidar si la línea fronteriza del mapa correspondía o no a
la divisoria de las aguas que debía seguir. En el caso del Palena los su-
puestos eran menos claros. Mientras en el Templo, como lo hemos di-
cho, el mapa era geográficamente correcto y sólo errónea la
representación de la divisoria de las aguas que determinaba la fronte-
ra, la carta arbitral de 1902 adolecía de fundamentales errores, en tér-
minos tales que ella no traducía la realidad geográfica. De aceptarse el
estoppel chileno, basado en el río que cae al Palena frente al hito 16,
cuyo origen está en las cercanías del Herrero, preconizado por Argen-
tina en la correspondencia de 1913-1915, nos habríamos encontrado
con que ese río no nace precisamente en las cercanías del Herrero,
sino que en los faldeos orientales de otro macizo, actualmente llama-
do por Chile Pico de la Virgen. En consecuencia, para que pudiera
construirse una línea fronteriza habría sido necesario, además de los
antecedentes que pudiera suministrar el basamento del estoppel, acudir
a otros para complementarlo y darle aplicación.
Aparte de argumentar en contra de la procedencia de la preclu-
sión chilena, la defensa argentina sostuvo, con mucho énfasis, el ca-
rácter de mera excepción del estoppel, negándole todo efecto positivo.
Los mapas chilenos, que en el sentir del memorialista argentino con-
figuraban un estoppel en su favor, no tenían por qué contener una lí-
nea fronteriza exactamente igual a la que Argentina reclamaba. No
se les invocaba como prueba de que esa traza hubiera sido aceptada
por ambas partes. El estoppel no tendría esa función jurídica, no es prue-
ba, no representa un medio para acreditar el derecho que se recla-
ma, sino que un impedimento para que la contraparte sustente otra
traza, incompatible con la que figuraba en sus mapas. En las palabras
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CUESTIONARIO
a) Defina con sus propias palabras e ideas el principio del estoppel, y ex-
plique en qué forma él ha sido invocado en los casos expuestos.
b) Analice la decisión del árbitro en el caso Palena. ¿Está Ud. de acuerdo
con ella? ¿Qué rol jugó el caso del Templo en el problema chileno-argentino?
¿Ayudó él a la tesis chilena?
c) ¿Podría invocarse el estoppel en los siguientes casos?:
i) En la opinión consultiva relativa a la Competencia de la Organiza-
ción Internacional del Trabajo, la Corte, al afirmar la competencia de esta
última, atribuyó importancia al hecho de que por un período de dos años des-
pués de la firma del Tratado ninguna de las Partes Contratantes planteó la
cuestión de si el trabajo agrícola caía dentro de la competencia de la OIT. “Todo
esto podría bastar para inclinar la balanza en favor de la agricultura, si hu-
biera alguna ambigüedad”.318
316 Citado por José Pastor Ridruejo en Curso de Derecho Internacional Público y orga-
nizaciones internacionales, Ed. Tecnos, 9ª ed., 2003, p. 146.
317 Íd., p. 147.
318 Serie B, Nº 2 (1922), p. 41.
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pp. 417-418.
321 Íd., p. 418.
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
323 Los tratados que constituyeron la OMS y la OIT, y el Tratado sobre la Antárti-
limitación de armamentos. Se extinguió por denuncia del Japón (29 de diciembre de 1934).
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
26. Por una segunda nota del mismo 12 de julio, Ref. CDH-
11.760/003, la Corte informó al Estado que disponía de 30 días para
designar Juez ad hoc.
27. Mediante nota de 16 de julio de 1999, recibida en la Secreta-
ría de la Corte el 27 de los mismos mes y año, la Secretaría General
de la OEA informó que, con fecha 9 de julio de 1999, el Perú había
presentado un instrumento en el que comunicaba el retiro de su de-
claración de reconocimiento de la cláusula facultativa de sometimiento
a la competencia contenciosa de la Corte.
Asimismo, transmitió copia del original de dicho instrumento, fe-
chado en Lima el 8 de julio de 1999. En éste, el Ministro de Relacio-
nes Exteriores del Perú señalaba que el Congreso de la República,
mediante Resolución Legislativa Nº 27.152 de la misma fecha, había
aprobado el retiro en los siguientes términos: ...que, de acuerdo con
la Convención Americana sobre Derechos Humanos, la República del
Perú retira la Declaración de reconocimiento de la cláusula facultati-
va de sometimiento a la competencia contenciosa de la Corte Intera-
mericana de Derechos Humanos, hecha en su oportunidad por el
gobierno peruano.
Este retiro del conocimiento de la competencia contenciosa de la
Corte Interamericana producirá efecto inmediato y se aplicará a to-
dos los casos en que el Perú no hubiese contestado la demanda in-
coada ante la Corte.
28. El 16 de julio de 1999, el Embajador del Perú ante el Gobier-
no de Costa Rica compareció en la Secretaría de la Corte Interameri-
cana, y manifestó que procedía a devolver la demanda y los anexos
del caso del Tribunal Constitucional, de lo cual la Secretaría levantó
un acta de recibimiento.
29. El Perú es Estado Parte en la Convención Americana desde el
28 de julio de 1978. En su instrumento de ratificación de la Conven-
ción, el Gobierno señaló que ésta había sido aprobada por Decreto-
Ley Nº 22.231 de 11 de julio de 1978 y que la tenía como Ley del
Estado, “comprometiendo para su observancia el honor de la Repú-
blica”. El 21 de enero de 1981, por su parte, el Perú aceptó la compe-
tencia contenciosa de la Corte en los siguientes términos:
de acuerdo con lo prescrito en el parágrafo 1º del artículo 62 de
la Convención antes mencionada, el Gobierno del Perú declara que
reconoce como obligatoria de pleno derecho y sin convención espe-
cial, la competencia de la Corte Interamericana de Derechos Huma-
nos sobre todos los casos relativos a la interpretación o aplicación de
la Convención.
Este reconocimiento de competencia se hace por plazo indeter-
minado y bajo condición de reciprocidad.
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FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
89 and 15318/89, Chrysostomos et alii v. Turkey (1991), Decisions and Reports, Strasbourg,
C. E. (1991), vol. 68, pp. 216-253.
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Application Nº 788/60, Austria vs. Italy case, Yearbook of the European Convention
on Human Rights, The Hague, M. Nijhoff, 1961, p. 140.
331 Eur. Court HR, Ireland vs. United Kingdom case, Judgment of 18 January 1978,
párr. 87.
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FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
333 Eur. Court of HR, Case of Loizidou vs. Turkey (Preliminary Objections), judg-
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
335 ICJ, Nuclear Tests case (Australia vs. France), Judgment of 20 December 1974,
ICJ Reports (1974) p. 268, párr. 46; ICJ, Nuclear Tests case (New Zealand vs. France),
Judgment of 20 December 1974, ICJ Reports (1974) pp. 473 y 267, párrs. 49 y 43, res-
pectivamente.
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FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
336 Cf. ICJ, Case Concerning Military and Paramilitary Activities in and against Ni-
caragua (Jurisdiction of the Court and Admissibility of the Application - Nicaragua vs.
United States, Judgment of 26.11.1984), ICJ Reports (1984) p. 420, párr. 63, y cf. p. 418,
párrs. 59 y 60.
337 Obra citada, p. 273.
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
CUESTIONARIO
a) ¿Cuál cree Ud. que es el fundamento de aquellos tratados que no con-
templan cláusula de denuncia?
b) ¿Encuentra Ud. alguna base a la afirmación de Oppenheim, que dis-
tingue entre diversos tipos de tratados para los efectos de la denuncia?
c) ¿Qué órgano esta facultado en Chile para denunciar los tratados? ¿Por
qué?
d) A la luz del fallo de la Corte Interamericana sobre el caso del Tribunal
Constitucional del Perú, ¿está Ud. de acuerdo con la declaración de competen-
cia de la Corte?¿Podría haberse resuelto lo mismo en tratados que no tuvieran
la naturaleza de los tratados de derechos humanos? ¿Encuentra Ud. una con-
tradicción en que por una parte se alienta a los Estados, por las Naciones Uni-
das, a la adhesión universal a los tratados de derechos humanos y, por otra
parte, los Estados no pueden retirarse de ellos una vez que los ratifiquen?
¿Prefiere Ud. la solución dada por la CIJ y no la de la Corte Interameri-
cana?
e) El tratado de 26 de febrero de 1921 entre Persia –hoy Irán–, Polonia y
la ex Unión Soviética, establecía en su artículo 5º lo siguiente:
“Las Partes se obligan a prohibir la constitución o presencia en sus terri-
torios de cualquier organización, grupo de personas, tropas o ejércitos cuyo
objetivo sea emprender actos de hostilidad contra Persia o Rusia o contra los
aliados de Rusia; a evitar el tráfico fronterizo de materiales que puedan ser
usados contra la otra parte, y a evitar la presencia, dentro del territorio de
cada Parte o de sus aliados, de ejércitos de terceros Estados o de fuerzas que
puedan ser consideradas una amenaza para las fronteras, intereses o seguri-
dad de la otra Parte”.
El artículo 6º permitía a la ex Unión Soviética enviar ejércitos dentro del
territorio persa a fin de llevar a cabo operaciones militares consideradas nece-
sarias para la defensa, en caso de que una potencia extranjera pretendiese rea-
lizar una intervención armada en Persia, o el uso del territorio de ésta como
base de operaciones contra Rusia.
Irán anunció el 2 de marzo de 1959 que los artículos 5º y 6º del tratado
de 1921 eran nulos y obsoletos, por cuanto pretendían aplicarse a amenazas
inexistentes en 1959. Por lo tanto, manifestó, el tratado de 1959 ya no era
aplicable.
338 Case concerning Military and Paramilitary Activities in and Against Nicaragua
( jurisdiction), ICJ Reports, 1984, párrafo 63.
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FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
p. 106.
351 La Corte estimó que el cambio invocado por Francia no afectaba a “la totali-
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
derechos tales como los conferidos a Suiza por los tratados de 1815
y 1816”.352
Podríamos señalar que la Corte consideró el principio invocado,
ya que estudió si la estipulación del tratado analizado fue pactado “en
vista y debido a la existencia de un conjunto determinado de hechos,
y si este conjunto de hechos ha desaparecido ahora”.
Al no resultar la argumentación sostenida por los hechos, la Cor-
te no entró a considerar, de acuerdo a lo arriba transcrito, “ninguna
de las cuestiones del principio...”.
Como señala Sorensen, el caso es de interés sólo por la forma como
la Corte enfoca el problema. Esta forma sugiere que para que tenga
éxito el argumento de cambio de circunstancias no basta que única-
mente se demuestre que éstas han cambiado. Porque es, precisamen-
te, por la misma razón que las circunstancias pueden cambiar y que
un Estado puede, por lo tanto, desear cambiar un curso de conducta
que en alguna ocasión está dispuesto a seguir, por lo que otros Esta-
dos tratarán de obtener de él una promesa obligatoria de mantener
dicha conducta. Lo requerido adicionalmente es que el tratado se haya
celebrado sobre la base de las circunstancias cuyo cambio se alega, de
manera tal que se dé a su continuación la eficacia de una condición
previa para la celebración del tratado”.353
La doctrina señalada fue también invocada por Francia ante la
Corte Permanente en el caso de los Decretos franceses de nacionali-
dad en Túnez y Marruecos sin que la Corte emitiera decisión sobre el
particular.354
Este principio ha sido invocado también en las Naciones Unidas.
Es así que el Secretario General de esta Organización, en un estudio
realizado sobre la validez de los tratados sobre minorías, concertados
en la época de la Sociedad de las Naciones, aceptó sin reservas la exis-
tencia del principio rebus sic stantibus en Derecho Internacional, pero
señalando su carácter limitado y excepcional. La conclusión alcanza-
da en este estudio, sometido a la Comisión de Derechos Humanos en
1950, fue que todo el sistema sobre minorías cesó de existir debido a
los cambios de circunstancias ocurridos entre 1939 y 1947.355
En 1941, muy poco tiempo antes que los Estados Unidos entraran
como beligerantes a la Segunda Guerra, el gobierno estadounidense
352 CPJI (1932), Series A/B, Nº 46, pp. 156 a 158, citado por CARRILLO SALCEDO ,
p. 196.
353 Obra citada, p. 150.
354 Para otros casos en que la cláusula ha sido invocada, ver OPPENHEIM, obra ci-
tada, nota 12, p. 534.
355 WHITEMAN, obra citada, p. 490.
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
CUESTIONARIO
a) Defina el principio de la cláusula rebus sic stantibus. ¿Cuál es su fun-
damento? ¿Qué problemas acarrearía su aplicación?
b) ¿Qué establece la doctrina sobre el particular? ¿Fue ella recogida por
la Convención de Viena?
c) ¿Cuál fue el problema planteado en el caso de las zonas francas?
Señale las posiciones legales de Francia y Suiza, y el dictamen de la Corte.
d) ¿Qué requisitos exige la Convención de Viena para invocar el princi-
pio analizado?
e) Bolivia ha sostenido reiteradamente la modificación del tratado de
1904, suscrito con Chile. ¿Existiría, en esta petición, alguna base para alegar
la cláusula rebus sic stantibus?
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FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
– Violación de un tratado
Hay que distinguir entre efectos de una violación en un tratado
bilateral y en un tratado multilateral.
1. Tratado bilateral. Dice la Convención de Viena en su artículo 60:
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
“1. Una violación grave de un tratado bilateral por una de las par-
tes facultará a la otra para alegar la violación como causa para dar por
terminado el tratado o suspender su aplicación total o parcialmente”.
La violación, tanto para los tratados bilaterales como para los mul-
tilaterales, tiene que ser grave.
Dice al respecto el artículo 60, Nº 3: “3. Para los efectos del pre-
sente artículo, constituirán violación grave de un tratado:
a) Un rechazo del tratado no admitido por la presente Conven-
ción, o
b) La violación de una disposición esencial para la consecución
del objeto o del fin del tratado...”.
2. Tratado multilateral. La violación grave de un tratado multila-
teral, por una parte, da derecho a las otras:
a) Por acuerdo unánime proceder a terminar el tratado o a sus-
penderlo total o parcialmente.
Esta terminación o suspensión puede ser entre todos los contra-
tantes o sólo con el Estado que violó el tratado;
b) Un contratante especialmente afectado por la violación puede
invocarla para suspender la aplicación del tratado total o parcialmen-
te entre ella y el Estado autor de la violación;
c) Cualquier contratante puede invocar la suspensión del trata-
do total o parcialmente en relación a sí mismo, si el “tratado es de tal
índole que una violación grave de sus disposiciones por una parte mo-
difica radicalmente la situación de cada parte con respecto a la ejecu-
ción ulterior de sus obligaciones en virtud del tratado” (artículo 60,
p. 2 a), b) y c).
Ejemplo de un tratado al que puede aplicarse esta situación es un
acuerdo de desarme.
¿Cómo se determina cuándo estamos en presencia de una infrac-
ción de un tratado? Hay casos fáciles de distinguir. Por ejemplo, si exis-
tiendo un tratado de extradición, y satisfechas las condiciones para
solicitar la entrega de un delincuente, de conformidad con lo que es-
tablece el tratado, se niega su entrega.
Pero no siempre es fácil determinar cuándo existe una violación.
Así, lo que puede aparecer como una infracción del tratado, como se-
ría si se negara a un extranjero la libertad de comerciar, podría resul-
tar de la acción de una autoridad subalterna, lo que no daría ni aun
para representaciones, salvo que se hubieran agotado los recursos in-
ternos.362
470
FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
363 Puede la parte hacer uso de otros derechos: solicitar el cumplimiento del tra-
tado, o una indemnización –sea monetaria o de otra clase–, sin perjuicio de que pue-
da intentar también un acto de represalia.
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FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
CUESTIONARIO
a) ¿Cuales son los efectos de una violación en los tratados bilaterales y
multilaterales, según la Convención de Viena?
b) ¿Se ajusta la práctica internacional y la jurisprudencia, en cuanto a
los efectos que acarrea una violación, a lo señalado por dicha Convención?
c) ¿Qué constituye una violación grave? ¿Se ha dado ésta en los casos
señalados en la práctica internacional?
d) ¿Por qué invocó Perú una violación, por parte de Chile, del Tratado
de Ancón? ¿Qué efectos habría producido ella, de haberse así declarado por el
árbitro?
e) ¿Cabría invocar el artículo 60 de la Convención, en los diferentes ca-
sos extraídos de la práctica internacional?
477
TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Así, por ejemplo, ¿se ajustan a ella los dos informes legales transcritos, de
los asesores jurídicos del Departamento de Estado de los Estados Unidos?
378 Durante gran parte de la historia del Derecho Internacional ella extinguió to-
dos los tratados entre los beligerantes. Así, la mayor parte de los tratados entre los años
1871 y 1914 consagran el principio del efecto derogatorio de la guerra sobre los trata-
dos anteriormente suscritos entre los beligerantes.
No obstante, hay un fallo aislado de la Corte Permanente de Arbitraje, que en el
caso de las Pesquerías del Atlántico dictaminó, el 7 de septiembre de 1910, refiriéndo-
se al punto de si la guerra de 1812 había abrogado los derechos de pesca en las aguas
inglesas de Terranova acordados a los súbditos norteamericanos por el artículo 3º del
tratado de 3 de septiembre de 1783, que el Derecho Internacional en su desarrollo
actual reconocía que un gran número de obligaciones resultantes de tratados no son
anuladas por la guerra sino, a lo más, suspendidas por ella (R.G.D.I.P., 1912, p. 453).
379 La decisión de la Corte Suprema de los Estados Unidos, en el caso Karnuth v.
los Estados Unidos, que declaró extinguidos todos los tratados, duramente criticada,
se contradice con otros fallos, v. gr. Techt v. Hughes.
En general, se sostiene que terminan los tratados políticos. Ejemplo de alianza,
en los que los beligerantes son las únicas partes, y los tratados de extradición.
478
FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
– Práctica chilena
a) Refiriéndose al Tratado de Comercio y Navegación suscrito con
Cuba en 1937 –al que habría que agregar el Convenio de Comercio de
1952– la Dirección Económica de la Cancillería consultó qué efectos
ha producido sobre su vigencia la ruptura de relaciones diplomáticas
y la interrupción del intercambio comercial con ese país, dispuestos
Para un mayor examen del problema ver WHITEMAN, obra citada, pp. 490 a 510,
y MC NAIR, obra citada, pp. 695 a 728.
382 Artículo incluido en la Convención a proposición, entre otros países, de Chile.
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
– Desuso
Denota que una norma jurídica ha caducado sin que medie una
obligación formal. Se discute si el simple lapso de tiempo hace caer
en desuso un tratado, o hace perder completamente su sentido. De
aquí que, en general, los tratados muy antiguos sean de imposible apli-
cación, por lo que se sostiene que el desuso viene a significar, en la
práctica, una causal de terminación del tratado.383
La Convención de Viena, sin embargo, no lo recogió en su articu-
lado, y la práctica jurisprudencial es escasísima a este respecto.
Como precedente jurisprudencial se puede señalar el caso Yuille-
Shortridge, recaído en un problema entre Gran Bretaña y Portugal,
llevado ante un árbitro, quien falló el 21 de octubre de 1861.
Se refería el problema a la pretendida caducidad de los privile-
gios jurisdiccionales acordados a los súbditos británicos en Portugal,
por el artículo 7 del Tratado de Paz y de Alianza, de 10 de julio de
1654, y por el Tratado de Amistad y de Comercio anglo-portugués, de
19 de febrero de 1810. La sentencia observó con gran justicia que aun
suponiendo que estos privilegios no se usaran, para que este desuso
tuviera valor debería declararlo así el gobierno, único competente para
abrogar un tratado o suspender su aplicación.384
Dijo el árbitro, rechazando el argumento portugués de que un de-
recho nacido de un tratado podía terminar al no ser invocado por los
individuos.
“Sin embargo, por el hecho de que muchos ingleses (cualquiera sea
su número) no hayan querido invocar sus privilegios, no puede por ello
deducirse una actitud contraria a aquellos que los reivindican. Aqué-
llos no tienen el derecho de establecer una costumbre que se impon-
dría obligatoriamente a los demás. La situación cambiaría de aspecto si
el gobierno real de Gran Bretaña reiteradamente rehusara su interce-
sión en vista de que el tratado ha caído en desuso, o se desistiera por la
383 Esto es muy controvertido ya que se argumenta que no hay principio objetivo
de derecho que establezca la terminación de un tratado por el solo hecho de su edad,
obsolescencia o desuso. Además, en la práctica puede ser muy poco político confir-
mar tal desuso aunque haya una aceptación tácita de las partes de que ha cesado de
tener efectos jurídicos. Tal es así, que cuando India ocupó la colonia portuguesa de
Goa, en 1961, Inglaterra no ayudó a Portugal, no obstante que existía entre ambos un
Tratado de Alianza que venía del siglo XIV. Sin embargo, ninguno de los países –y ello
por razones políticas– había tomado la iniciativa de denunciarlo, pese a que, por cier-
to, era dudoso que se le aplicara, sobre todo si se consideran otros compromisos que
ambos habían asumido, v. gr., el Tratado del Atlántico Norte, la Carta de las Naciones
Unidas, etc.
384 ROUSSEAU, obra citada, pp. 217 y 218.
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FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
386 Compare estos efectos con los de la nulidad del tratado, analizados anterior-
mente.
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FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
387 La notificación deberá hacerse por escrito (art. 67, p. 1). Dice el párr. 2:
“Todo acto encaminado a declarar la nulidad de un tratado, darlo por terminado,
retirarse de él o suspender su aplicación (...) se hará constar en un instrumento que
será comunicado a las demás partes. Si el instrumento no está firmado por el Jefe del
Estado, el Jefe del Gobierno o el Ministro de Relaciones Exteriores, el representante del
Estado que lo comunique podrá ser invitado a presentar sus plenos poderes”.
388 O sea, el recurso a la Corte puede interponerse en este caso, en forma excep-
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
389 En esto, por cierto, hay un error, ya que la costumbre no es “la prueba” de
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FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
1. LA PRÁCTICA392
392 Siendo la práctica la principal fuente de la costumbre, han nacido de ella re-
glas de Derecho Internacional, como son las que rigen la jurisdicción territorial, las
inmunidades, la responsabilidad de los Estados, etc.
393 PAUL R EUTER, obra citada, p. 38.
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FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
394 JUAN CARLOS PUIG, obra citada, pp. 98 y 99, CIJ, Recueil, 1950, pp. 276 a 278.
Ver también sobre el particular –inexistencia de una costumbre– el caso de los
nacionales de Estados Unidos en Marruecos (Reports, 1952, pp. 176, 199 y 200). Dijo
la Corte: “La sexta aseveración de los Estados Unidos es que su jurisdicción consular y
otros derechos capitulares en Marruecos están basados en costumbres y usos...”.
La segunda consideración se refiere a la cuestión de la prueba. El Tribunal ha
declarado, en el caso del derecho de asilo, respecto al establecimiento de una costum-
bre local propia de los Estados de América Latina (CIJ, Recueil, 1950, pp. 276, 277):
“La parte que invoca una costumbre de esta naturaleza debe probar que se ha consti-
tuido de tal manera que se ha hecho obligatoria para la otra parte. El gobierno co-
lombiano debe probar que la regla de la que se prevalece está de acuerdo con un uso
constante y uniforme, practicado por los Estados en cuestión, y que este uso traduce
un derecho perteneciente al Estado que concede el asilo y un deber del Estatuto del
Tribunal que hace mención de la costumbre internacional ‘como prueba de una prác-
tica generalmente aceptada como derecho’.
En el caso presente no se ha suministrado prueba suficiente que permita al tribu-
nal concluir que se había establecido un derecho al ejercicio de una jurisdicción con-
sular fundado sobre la costumbre o sobre el uso, de tal manera que se hubiese hecho
obligatoria para Marruecos”.
395 R.G.D.I.P., 1968, p. 484, citado por ROUSSEAU, obra citada, p. 318.
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396 Serie AB, Nº 25, p. 105, citado por R OUSSEAU, obra citada, p. 318.
397 Serie AB, Nº 5, p. 25, citado por ROUSSEAU, obra citada, p. 318. Luego la Cor-
te Internacional, en el caso del asilo, 1950, ya citado, exigiría también un “uso cons-
tante y uniforme”.
398 Serie AB, Nº 38, p. 12. Citado por R OUSSEAU, obra citada, p. 318.
399 ROUSSEAU, obra citada, p. 318. Solución criticada por cuanto se sostiene que
los derechos estatales sobre la plataforma continental han llegado a constituir una nor-
ma consuetudinaria de Derecho Internacional.
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gla y que otros han dado su aquiescencia a tal forma de actuar, sino
que también resulta necesario probar que los Estados consideran obli-
gatoria tal forma de actuación y no puramente facultativa.406 Es, pues,
primordial la existencia de un conjunto de circunstancias: sucesión de
hechos análogos, existencia de una práctica uniforme y constante, etc.
En el caso de la plataforma continental del Mar del Norte, la Cor-
te determinó las condiciones de existencia de la opinio iuris.
Los gobiernos de Dinamarca, República Federal de Alemania y
Holanda acordaron someter al tribunal Internacional de Justicia las
diferencias existentes entre ellos referentes a los criterios que debe-
rían presidir la delimitación de la plataforma continental en el Mar
del Norte.
Esta delimitación presentaba especiales dificultades debido a que
la plataforma continental en dicho mar no alcanza una profundidad
superior a los 200 metros y a las concavidades y convexidades que for-
man las costas de los países ribereños.
Dinamarca y Holanda alegaron la existencia de una norma obli-
gatoria llamada “equidistancia-circunstancias especiales”, inspirada en
el artículo 6 del Convenio de Ginebra de 1958 sobre la plataforma con-
tinental que estipula que “en defecto de un acuerdo entre las partes
que empleen otro método (...) toda delimitación de la plataforma con-
tinental debe seguir la línea de equidistancia, salvo en la medida en
que se reconozca la existencia de ‘circunstancias especiales’” (que am-
bos países negaban se dieran en este caso).
La República Federal de Alemania rechazó la obligatoriedad de esta
norma respecto a los países que no eran partes del Convenio de Gine-
bra, estimando que debía acordársele una “parte justa y equitativa” de
la plataforma continental proporcional a la longitud de su litoral.
Dinamarca y Holanda sostuvieron, entre otros argumentos, que la
norma establecida en el Convenio de Ginebra era aplicable respecto a
Alemania Federal en virtud de “consagrar una norma consuetudinaria
406 Íd., p. 55. Así, la Corte Internacional en el caso del asilo, al referirse a la argu-
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CUESTIONARIO
a) ¿Cómo se define la costumbre internacional?, ¿qué requisitos debe sa-
tisfacer y qué duración debe tener la práctica general para dar origen a una
costumbre internacional?
b) Exprese, con sus propias palabras, el fallo de la C.I.J. en el caso del
asilo. ¿Existe en este caso y en el de los nacionales de Estados Unidos en Ma-
rruecos alguna similitud?
c) Explique el rol jugado por la opinio iuris, en el caso Lotus. Sintetice,
con sus propias palabras, las fundamentaciones legales expuestas, por cada
parte, en dicho caso, y el rechazo o aceptación de ellas, por la Corte.
d) Establezca un paralelo de los aspectos probatorios de la opinio iuris en
los casos Lotus, del asilo y de los nacionales de Estados Unidos en Marruecos.
e) Explique, de acuerdo al caso de la plataforma continental del Mar
del Norte, las condiciones que debe cumplir la opinio iuris. ¿Concuerdan ta-
les condiciones con las establecidas por la Corte en el caso Lotus?
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411 Cf. la decisión del Tribunal Supremo de los Estados Unidos en el caso The
debemos exagerar, sin embargo, las consecuencias de que gran parte de la práctica
estatal no se encuentre publicada, pues las recientes publicaciones de prácticas de los
Estados no han hecho sino confirmar, en gran medida, lo que ya sabíamos al respec-
to. Ahora bien, al quedar pendiente de publicar tal cantidad de práctica estatal, no
podremos nunca demostrar de forma absoluta la existencia de una regla de Derecho
consuetudinario, sino sólo en forma relativa; es decir, que sólo podremos probar que
la mayor parte de la prueba disponible va en apoyo de la regla invocada.
413 Cf. la decisión del Tribunal Supremo de los Estados Unidos en el caso The
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Del mismo modo, los tratados pueden constituir prueba del De-
recho consuetudinario, pero hay que observar sumo cuidado en la de-
ducción de las reglas consuetudinarias de los tratados. Por ejemplo,
los tratados relativos a una cuestión determinada pueden contener
ña, con sus respectivas barcas, en cualquier lugar del mar y ordenó que por tanto no
se molestara a tales pescadores, siempre que se comportaran en forma debida y no
hicieran nada, basados en esta concesión, que ocasionara perjuicios al rey, a su reino
de Inglaterra o a sus súbditos” (Rymer, Foedera, t. 8, pp. 356 y 451).
(El Tribunal analiza luego otros tratados, edictos y ordenanzas puestos en vigor
por los Estados europeos con el mismo efecto, así como tratados concertados por los
Estados Unidos y la práctica de este país, y expresan que si bien en la historia del prin-
cipio puede notarse una interrupción, puesto que durante las guerras entre Francia y
Gran Bretaña que tuvieron lugar después de la Revolución Francesa no se exceptuó
de captura a los buques de pesca, el principio fue restablecido expresamente en vir-
tud de las Orders in council de 1806 y 1810. A partir de entonces no se encuentra
ningún precedente en ese sentido; incluso el Imperio del Japón, el último Estado ad-
mitido en las filas de los Estados civilizados, al comenzar la guerra con China en 1894
exceptuó la captura, en virtud de una ordenanza específica, a todas las embarcaciones
que se dediquen a la pesca costera). Luego el tribunal se refiere al problema en la
doctrina, de la siguiente forma:
“El Derecho Internacional forma parte de nuestro Derecho y debe ser determi-
nado y aplicado por los tribunales competentes, siempre que cuestiones jurídicas que
con él se relacionan lleguen debidamente hasta ellos para ser dilucidadas. En este sen-
tido, cuando no existe tratado, acto ejecutivo o legislativo o decisión judicial que pue-
da aplicarse, debe recurrirse a las costumbres y usos de las naciones civilizadas y, para
comprobarlos, a las obras de los juristas y comentaristas quienes, merced a muchos
años de labor, investigación y experiencia, lograron familiarizarse con los temas que
tratan. Los tribunales recurren a tales obras, no en cuanto contienen especulaciones
de sus autores con respecto a lo que el Derecho debería ser, sino en cuanto constitu-
yen palmaria evidencia de lo que el Derecho es realmente”.
Wheaton incluye entre las fuentes principales del Derecho Internacional a “los
tratadistas autorizados, que escriben la costumbre indiscutida de las naciones, o la opi-
nión general con respecto a su conducta mutua, con las definiciones y modificaciones
introducidas por acuerdo general”. Con respecto a ellos observa enfáticamente: “sin
pretender exagerar la importancia de estos escritores, o de ninguna manera sustituir su
opinión a los principios de razón, cabe afirmar que por lo general son imparciales en
sus juicios. Son testigos de los sentimientos y uso de las naciones civilizadas y la gravita-
ción de su testimonio aumenta en la medida en que su actitud es invocada por los esta-
distas y en que pasan los años sin que se impugnen las reglas establecidas en sus obras
por el sostenimiento de principios opuestos” (International Law, 8ª ed., párrafo 15).
(A continuación, el tribunal cita opiniones de internacionalistas de diversas na-
cionalidades: francesa, argentina, inglesa, alemana, suiza, holandesa, austriaca, espa-
ñola, portuguesa e italiana; todos ellos coincidentes en afirmar la existencia del
principio de la exención de captura de barcos pesqueros). Luego expresa:
“Nos parece que esta exposición de precedentes y opiniones doctrinales demues-
tra en forma fehaciente que en la actualidad, merced a la aquiescencia general de las
naciones civilizadas del mundo, e independientemente de tratados u otros actos pú-
blicos expresos, existe una norma admitida de Derecho Internacional, fundada en con-
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414 Esto es cierto incluso cuando el tratado no ha recibido las ratificaciones nece-
sarias para su entrada en vigor; como ejemplo, infra, p. 84 y ss. Sobre la ratificación y
entrada en vigor de los tratados en general, infra, pp. 242-280. Cabe preguntar por qué
los Estados se muestran tan poco propicios a ratificar un tratado que se limita a codifi-
car el Derecho consuetudinario existente. La explicación se puede encontrar en la fuer-
za de la inercia, o la falla de tiempo del Parlamento, cuando la ratificación exige la
participación del poder legislativo, cosa que ocurre en muchos países. Además, es po-
sible que sólo una parte del tratado codifique el Derecho vigente, y que un Estado se
niegue a ratificarlo porque tenga objeciones contra las restantes partes.
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415 Salvo raras excepciones, no son obligatorias; y, todo lo más, sólo constituye prue-
ba del Derecho consuetudinario.
416 Dice Sorensen, obra citada, pp. 168 y 169: “Puesto que las instituciones inter-
nacionales son ellas mismas sujetos de Derecho Internacional (ver 5.04), es evidente
que su práctica puede contribuir a la creación de la costumbre. Pero la posibilidad de
esto da lugar a un gran número de problemas.
Se debe tener presente la práctica de las instituciones como sujetos de Derecho
Internacional como, por ejemplo, cuando celebran tratados con Estados o con otras
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FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
CUESTIONARIO
a) De acuerdo a la C.I.J., ¿cuándo puede existir una costumbre local?
¿Cómo se la define?
b) Indique algunos actos que prueban la existencia de un Derecho con-
suetudinario.
c) ¿Constituyen las resoluciones de la Asamblea General de las Naciones
Unidas prueba de una costumbre internacional? Cite algunas resoluciones que
ilustren su punto de vista. Para esto, estudie las resoluciones de los últimos
cinco períodos de sesiones de la Asamblea General y examine detenidamente el
contenido de cada una de ellas.
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CHARLES ROUSSEAU: Droit Internatioual Public. París, 1970, pp. 342 a 344.
– El tratado y la costumbre tienen igual valor jurídico
El artículo 38 del Estatuto de la Corte Internacional (C.PJ.I. en 1920
y C.I.J. en 1915) desechó el procedimiento utilizado por el artículo 7
de la XII Convención de La Haya, de 18 de octubre de 1907, que con-
sistía en enumerar las fuentes en un orden jerárquico decreciente. A
pesar de las críticas del jurista italiano Ricci-Busatti, el Comité de ju-
ristas encargado de la elaboración del Estatuto se pronunció en 1920
por la adopción de un “orden sucesivo”. Pero ante la Subcomisión de
la Primera Asamblea de la Sociedad de las Naciones, esta mención fue
suprimida sin que se dieran las razones de su supresión. Parece que
los miembros del Comité se inspiraron en la idea de que la costum-
bre constituye en la mayoría de los casos una norma jurídica general
mientras que el tratado enuncia ordinariamente una norma jurídica
particular; este criterio se traducía lógicamente en la preeminencia del
tratado sobre la costumbre, aplicando el principio en virtud del cual
las disposiciones especiales derogan a las disposiciones generales.
Pero la doctrina hace prevalecer por lo común el criterio que otorga
al tratado y a la costumbre la misma fuerza legal y, consecuencialmente,
un valor derogatorio recíproco (en este sentido Scelle, Verdross, Se-
feriades, Spiropoulos, Chailley, etc.).
En realidad el problema de cuál es el valor respectivo de las dos
fuentes del derecho de gentes debe formularse no como un proble-
ma de jerarquía en el valor de las fuentes, sino como un problema de
primacía en su aplicación: la norma incompatible no es la norma sub-
sidiaria o subordinada, es la norma más antigua; y si es descartada, no
es en razón de su inferioridad intrínseca, sino en razón de que ha ce-
sado de reflejar el acuerdo de voluntades de sujetos de derecho, puesto
que el mayor “positivismo” internacional radica en la norma más recien-
te. Este fenómeno se explica por la norma lex posterior derogat priori, nor-
ma cuyo alcance se ha exagerado a veces para resolver los conflictos
la que debe usarse en todo esto, quizá sea suficiente recalcar que no puede surgir nin-
guna costumbre si no es como resultado de una práctica constante e indiscutible.
Sin embargo, no obstante las reservas que aquí sean necesarias, es evidente que
la existencia de las instituciones internacionales –compuestas como lo están por mu-
chos Estados y regidas por procedimientos que permiten a los representantes de los
miembros formular y tomar posición con respecto a los principios nuevos–, debe faci-
litar el logro de un acuerdo general sobre esos principios. Si después ellos llegan a
confirmarse por la práctica constante, pueden entonces adquirir el carácter de reglas
consuetudinarias, siempre que, como es usual, no se encuentren a la vez incorpora-
dos en tratados multilaterales”.
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sostuvo que una determinada regla no era reconocida con carácter general, pero aña-
dió: “De todos modos, la regla (...) aparece como no oponible a Noruega, al haberse
ésta siempre opuesto a todo intento de aplicarla a la costa noruega” (Recueil CIJ, 1951,
pp. 116, 131; añadimos bastardilla). Vid. también La sentencia del asilo, ibíd., 1950,
pp. 266, 277-8.
Una vez que una regla ha sido aceptada por la gran mayoría de los Estados con
inclusión de las grandes potencias, los restantes Estados se adaptarán, casi siempre, a
la práctica de la mayoría, por lo que la presunción de Tunkin resulta razonable)”.
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420 PELÁEZ MARÓN , J. M., La crisis del Derecho Internacional del desarrollo, Servicio de
Publicaciones, Universidad de Córdoba, 1987, pp. 51-59; Rodríguez Carrión, A., El De-
recho Internacional en la sentencia de la Corte Internacional en el asunto Nicaragua-
Estados Unidos. Cursos de Derecho Internacional de Vitoria. Gastéis. Citado por Millán,
Lucía: La opinio iuris en el Derecho Internacional Contemporáneo, Madrid, 1990, p. 24.
421 CPJI, Serie A, núm. l, p. 28.
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national Public, 1989, pp. 573, 575 y 587; VERHOEVEN, J., “Le droit, le juge et la violen-
ce (les arrêts Nicaragua c. Estados Unidos)”; 91 Revue Générale de Droit International
Public, 1987, pp. 1204 y 1208, en MILLÁN, LUCÍA, obra citada, p. 33.
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Journal of International Law, 1987-1, pp. 160-166; Verhoeve, obra citada, p. 1237.
448 Ver “Some observations on the ICJ s Procedural and Substantive Innovations”,
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cional regula las relaciones entre Estados independientes. Las normas jurídicas que vincu-
lan a los Estados proceden de la voluntad de éstos, voluntad manifestada en las convenciones
o en los usos generalmente aceptados como pacto tácito de los Estados, por lo que es muy
difícil conseguir así la universalidad de las normas jurídicas consuetudinarias...”.
456 “Vers une normativité relative en Droit International”, 86 Revue Générale de
in Honour of Shabtai Rosenne, Nijhoff, 1989, Dordrecht, Boston, Londres, pp. 722-723.
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2ª ed., Tecnos, pp. 135-136; RODRÍGUEZ CARRIÓN, A., Lecciones de Derecho Internacional
Público, Madrid, 1987, Tecnos, p. 181.
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493 La bibliografía general sobre la actitud de los nuevos Estados ante el Derecho
Internacional es muy abundante. Una obra importante es la del profesor Róling, Inter-
national Law in an expanded world, Amsterdam, 1960. Una excelente síntesis puede ver-
se en dos aportaciones del profesor Oliver: Lissitzyn, International Law Today and
Tomorrow, en especial pp. 72 y ss., e “International Law in a divided world”, en Inter-
national Conciliation, núm. 542, marzo 1963, pp. 37 y ss.
Entre las valoraciones de conjunto, R. P. Anand, “Attitude of the Asian-African
States toward certain problems of International Law”, en The International and Com-
parative Law Quarterly, 1966, pp. 55 y ss.; M. Sahovic, “Influence des États nouveaux
sur la conception du Droit international inventaire des positions et des problèmes”,
en A.F.D.L, 1966, pp. 30 y ss.; Edward McWhinney, “The new countries and the new
International Law: The United Nations Special Committee on Friendly Relations and
Cooperation among States”, en A.J.I.L., 1966, pp. 1 y ss.
Un inventario de problemas existentes en el curso-programa de R.A. Falk en la
Academia de La Haya de Derecho Internacional: “The new states and international
legal order” en R.C.A.D.L, vol. 118, 1966-11, pp. 7 y ss.
Sobre los tratatados desiguales, véase Ingrid Detter, “The problem of unequal trea-
ties” en The International and Comparative Law Quarterly, 1966, p. 1060.
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494 M. FLORY, “Décolonisation et succession d’États”, en A.F.D.I, 1966, pp. 577 y ss.
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495 Sobre sucesión de Estados, una de las obras básicas es la de O’Connell: The
Law of State Succession, Cambridge, 1956.
En la doctrina española, véase Julio D. González Campos, “Algunas consideracio-
nes sobre el problema de la sucesión de Estados”, en R.E.D.I, volumen XVI, 1963,
pp. 551 y ss.
Una visión de conjunto, con buena información, en el curso de Karl Zemanek,
en la Academia de La Haya de Derecho Internacional: “State Succession after Decolo-
nization”. R.C.A.D.I., vol. 116, 1965, pp. 187 y ss.
496 Documento A/CN. 4/148, párrafo 73. La documentación que el secretariado
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territory to the persons or property of foreigners”, en A.J.I.L., vol. 24, 1930, p. 500; E.
M. BORCHARD, “Responsability of States at the Hague Codification Conference”, en
A.J.I.L., 1930, pp. 517 y ss.
League of Nations. Conference for the Codification of International Law. Bases
of Discussion drawn up for the Conference by the Preparatory Committee, vol. 3 (Doc.
C. 75. M. 69. 1929. V), y Acts of the Conference for the Codification of International
Law, vol. 4, Minutes of the Third Committee (Doc. C. 351© M. 145 © 1930. V).
Sin ser oficiales, son importantes los dos proyectos preparados por la Universi-
dad de Harvard: i) Responsability of States for damage done in their territory to the
persons or property of foreigners en A.J.J.L., vol. 23, 1929, pp. 131 y ss. ii) Internatio-
nal responsability of States for injuries to aliens (Revised Harvard Draft Convention)
(A.J.I.L.. vol. 55, 1961, pp. 548 y ss.).
499 International Court of Justice: Anglo-Iranian Oil Co. Case. Memorial of the
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500 IAN BROWNLIE , Principles of International Law, Oxford, 1966, pp. 432 y ss.
501 Sobre la Declaración relativa a la soberanía sobre recursos permanentes, G.
Fischer, “La souveraineté sur les resources naturelles”, en A.F.D.L, 1962, pp. 516 y ss.
Véase, igualmente, la obra de OBED Y. ASAMOAH, The legal significance of the Declarations
of the General Assembly of the United Nations, La Haya, 1966, pp. 79 y ss. Sobre el proble-
ma, en general, véase capítulo XI de este libro.
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la, en algunas de las dos caras que ofrece la Declaración sobre el de-
recho de los pueblos a la soberanía permanente sobre sus riquezas y
recursos naturales.502
En el debate que precedió a su adopción, el problema se centró
en torno a la indemnización que había de corresponder a los inver-
sionistas extranjeros a los que afectasen las medidas de nacionaliza-
ción, expropiación, socialización o requisa. Las posiciones extremas
estuvieron representadas por las intervenciones de las delegaciones de
Afganistán y Estados Unidos de América; la primera rechazó el prin-
cipio de la indemnización automática, y sostuvo que sólo debía ser abo-
nada “cuando y donde resulte adecuada”, insistiendo en la necesidad
de distinguir entre las inversiones extranjeras que los nuevos Estados
han recibido después de su independencia y las realizadas cuando
aquellos países estaban sujetos a dominio extranjero. La delegación
norteamericana, aparte de prescindir de la anterior diferenciación en
cuanto a la fecha de las inversiones, sostuvo que la indemnización está
regida por el Derecho Internacional y no por el Derecho interno, y
que aquélla debía ser “apropiada, rápida, suficiente y efectiva”.
La solución de compromiso intentada por la Resolución 1803
(XVII) resulta así aun más evidente, y su carácter transaccional expli-
ca la imprecisión existente acerca del significado jurídico de la refe-
rencia al Derecho Internacional contenida en el párrafo 4º de su Parte
dispositiva: si muchos de los comentaristas occidentales insisten en que
la indemnización ha de ser “pronta, adecuada y efectiva”, y subrayan
que una enmienda soviética que negaba tal principio había sido re-
chazada, desde mi punto de vista es innegable que la vigencia de la
regla clásica es muy dudosa y que un nuevo principio ha comenzado
a afirmarse en Derecho Internacional: el derecho de los pueblos a dis-
poner de sus riquezas y recursos naturales en interés de su desarrollo
nacional.503
Sin embargo, el problema sigue en pie como ponen de manifies-
to los debates sobre el mismo en la VI Comisión de la Asamblea Ge-
neral y en el Comité Especial para el examen de los principios de
Derecho Internacional, en torno al principio de la igualdad soberana
de los Estados. En la última sesión del Comité Especial, hasta el mo-
mento en que estas líneas se escriben, hubo acuerdo sobre la conve-
502 La Resolución 1803 fue invocada por el gobierno chileno para proceder a la na-
cionalización del cobre. Ver HUGO LLANOS MANSILLA, “La nacionalización del cobre”,
en Organización de Estados Americanos. Comité Jurídico Interamericano. Primer Curso
de Derecho Internacional, septiembre-octubre de 1974, Washington, 1975, pp. 281 y ss.
503 ADOLFO MIAJA DE LA MUELA, El derecho de los pueblos a sus riquezas y recursos natu-
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504 Véase Documento A/6799, párrafos 425-429 (Informe del Comité Especial de
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CUESTIONARIO
a) Explique el sentido y alcance de la teoría consensual de la costumbre
internacional.
b) Suponga que Bolivia obtenga de Chile una salida al mar, ¿le sería opo-
nible a Bolivia el derecho consuetudinario del Mar? Si ella lo rechazara, ¿qué
argumentos podría Ud. invocar para imponérselo?
c) ¿En qué campos del Derecho Internacional y por qué se puede sostener
que estamos en presencia de nuevas normas internacionales consuetudinarias?
d) ¿Qué conclusiones puede Ud. extraer de la lectura del texto de Carrillo
Salcedo?
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510 W. FRIEDMANN, obra citada, p. 232. No debemos olvidar que la Corte requiere
del consentimiento de los Estados para que su jurisdicción sea aceptada.
511 Obra citada, p. 371.
512 Los soviéticos utilizaban la expresión “principios generales del derecho” en for-
ma diferente: eran los principios fundamentales del Derecho Internacional, por ejem-
plo, la guerra de agresión, establecidos por los tratados y la costumbre (AKEHURTS, obra
citada, p. 62).
513 SORENSEN, obra citada, p. 175.
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514 Para PAUL REUTER, la diferenciación con la costumbre podría basarse en dos
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522 Rousseau, obra citada, pp. 393 y 394. Para Schwarzemberg, los principios fun-
damentales del Derecho Internacional son seis: los que rigen la soberanía, el recono-
cimiento, la buena fe, la legítima defensa, la responsabilidad internacional, la libertad
de los mares (The fundamental principles).
523 CPJI, Serie A, Nº 9, p. 31.
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527 Se identifica en la práctica como una entidad social con identidad y caracte-
rísticas que le son propias.
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da, p. 152.
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535 Así por ejemplo, Sommers, Broches y Delaume en 21 Law an Contemp. Prob.
(1956), pp. 463 y ss.; Mann, “The Proper Law of Contracts Concluded by Internatio-
nal Persons”, en 35 B.Y.I.L. (1959), pp. 34 y ss.; véase la obra de Broches “Internatio-
nal Legal Aspects of the Operations of World Bank”, 98 Hague-Recueil (1959), pp. 297
a 316: “Al analizar la naturaleza jurídica de los préstamos del Banco y de los contratos
de garantía que celebra con sus miembros, me ocuparé principalmente en estudiar
las reglas de derecho que gobiernan tales convenios. Creo que son pactos internacio-
nales regidos por el Derecho Internacional”.
536 Presentado en Int. & Comp. L. Q. (1952), pp. 247 y ss.; 47 Am. Int. L. (1953),
p. 156.
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537 Ha sido citado con acentuada aprobación y se le considera como un gran paso
en la evolución del Derecho Internacional, entre otros, por los siguientes autores: Jes-
sup, Transnational Law (1956); MCNAIR, “The General Principles of Law Recognized
by Civilized Nations”, obra citada, pp. 12 y ss.; y MANN, “The Proper Law of Contracts
Concluded by International Persons”, obra citada, pp. 52 y ss.
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541 Como ejemplo, véase la exposición de los conceptos básicos del derecho musul-
mán en cuestiones de propiedad y contratos, tal como fue aplicado en el fallo ARAMCO,
del 23 de agosto de 1958, en la obra de HABACHY, “Property, Right and Contract in
Muslim Law”. 62 Colum. L. Rev. (1962), pp. 450 y ss.
542 Así, por ejemplo, una aplicación de principios “comunes al derecho de las par-
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CUESTIONARIO
a) Asunto Gentini
(Italia c. Venezuela).
El superárbitro Ralston: “En este caso, referido al superárbitro debido a la
diferencia de opinión entre los honorables Comisarios por Italia y Venezuela, se
manifiesta que el reclamante, de nacionalidad italiana, era residente en Truji-
llo en 1871, cuando, según se dice, su almacén fue cerrado temporalmente y
perjudicado el negocio por la presencia de gran número de soldados; el recla-
mante fue enviado a prisión por orden del jefe, su establecimiento saqueado y
posteriormente fue constreñido a hacer préstamos de dinero bajo la amenaza de
prisión. Al año siguiente se recogieron elementos de prueba y desde entonces hasta
el mes pasado parece ser que nada se hizo en relación con la reclamación, in-
cluso no se llevó el asunto a conocimiento de la legación del Reino de Italia.
Por parte de Venezuela se alega que la reclamación es inadmisible por pres-
cripción, aunque se admite que contra tal reclamación no puede invocarse nin-
guna ley nacional.
En cambio, se insiste por parte de Italia que la prescripción no puede ser
reconocida en tribunales internacionales, basándose este alegato en la senten-
cia arbitral dictada por el Tribunal Permanente de Arbitraje de La Haya en el
caso de los fondos de la Obra Pía de California. (Para el caso de los fondos de
la Obra Pía de California, entre Estados Unidos y México, consúltese Scott,
Hague Court Reports, 1 [1916]).
Si esto fuera cierto no será necesario proseguir la discusión. Examinémoslo
detenidamente... (El superárbitro procede al examen del alcance de la senten-
cia arbitral antes mencionada).
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aplicarse para impedir que prospere una reclamación internacional. Pero la ra-
zón subyacente en la raíz de tales leyes, ese “gran principio de paz”, es tan obli-
gatorio en la administración de justicia por un tribunal internacional como
obligatorias son las leyes para los tribunales internos”.
“...(En) el presente caso nada se hizo en los 31 años que siguieron a la
preparación de las pruebas e incluso hasta hace muy poco tiempo la Real Le-
gación Italiana ignoraba su existencia. Ninguna explicación de esta conducta
ha sido ofrecida por el reclamante”.
El superárbitro, al tiempo que rechaza la reclamación, no se manifiesta res-
pecto al número de años que podrían constituir un plazo suficiente de prescrip-
ción para rechazar reclamaciones presentadas contra un Gobierno ante un
tribunal internacional. Cada reclamación deberá ser resuelta según sus carac-
terísticas específicas.
Llama la atención el hecho que el período (de prescripción) es en las legis-
laciones de tradición romanista, según los casos, de 10, 20 y 30 años; en In-
glaterra, desde hace tiempo, de seis años para los contratos; en los Estados
Unidos, de seis años para los contratos celebrados con la Administración, y en
los Estados (de la Unión), de tres a seis años en las acciones personales.
Baste decir que en el presente asunto el reclamante olvidó por tanto tiempo
sus supuestos derechos que justifica creer en su inexistencia”. (Italia (Gentini)
c. Venezuela. Ralston, Venezuela Arbitrations of 1903, pp. 724-730).543
¿A qué problema se abocó el superárbitro en este caso? ¿Cuál principio es-
taba en juego y por qué?
b) “La respuesta a estas cuestiones se debe buscar en las características
particulares que presenta la Convención sobre genocidio. Los orígenes y el ca-
rácter de la Convención, los fines perseguidos por la Asamblea General y por
las partes contratantes, las relaciones que presentan las disposiciones de la Con-
vención entre ellas y con sus fines, suministran elementos de interpretación de
la voluntad de la Asamblea General y de las partes. Los orígenes de la Con-
vención revelan la intención de las Naciones Unidas de condenar y reprimir el
genocidio como ‘un crimen de Derecho de Gentes’, que implica la negación del
derecho a la existencia de grupos humanos enteros, negación que ofende a la
conciencia humana, inflige grandes pérdidas a la humanidad y que es contra-
ria a la vez a la ley moral, al espíritu y a los fines de las Naciones Unidas
(resolución 96 (I) de la Asamblea General, 11 de diciembre de 1946). Esta con-
cepción implica una primera consecuencia: los principios que fundamentan la
Convención son principios reconocidos por las naciones civilizadas como obli-
gatorios para los Estados, incluso fuera de todo vínculo convencional”.
(CIJ, Recueil, 1951, pp. 23 y 24).
¿Qué principios aplica la Corte?
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FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
544 Dice el artículo 59: “La decisión de la Corte no es obligatoria sino para las par-
Internacional en los países del Common Law que en los de derecho codificado, en
razón de su propia tendencia jurídica nacional y la importancia que tienen en el De-
recho interno los precedentes judiciales, que crean normas generales de Derecho.
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FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
548 PUIG, obra citada, pp. 105 a 108. Se ha sostenido al respecto que fueron los
intereses económicos de los pueblos costeros noruegos los que impusieron las líneas
de base recta, que ampliaron considerablemente la extensión de la zona exclusiva de
pesca del país nórdico.
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
CUESTIONARIO
a) ¿Qué finalidades pueden cumplir las decisiones judiciales?
b) ¿Por qué se dice que las decisiones judiciales son una fuente subsidiaria?
c) ¿Puede un fallo de la Corte basarse únicamente en las decisiones ante-
riores del mismo tribunal?
d) ¿Crean los fallos de los tribunales internacionales, normas de Derecho
Internacional? ¿Qué rol juegan los fallos de los tribunales nacionales?
e) Explique con sus propias palabras e ideas el contenido del caso de las
pesquerías y el rol que jugó en él la Corte Internacional.
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FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
V. LA DOCTRINA
nal o a su doctrina.
553 Se debe a Gidel la elaboración del concepto de zona contigua, adyacente al
mar territorial.
554 Actualmente, por ejemplo, la CDI proporciona un aporte doctrinario muy va-
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
CUESTIONARIO
a) Asunto “The Paquete Habana”
“Cuando no hay tratado o acto del Ejecutivo, del Legislativo o sentencia
aplicable, hay que recurrir a los usos y costumbres de las naciones civilizadas;
y, como medio de determinación de éstos, a las obras de los juristas y comenta-
ristas, que tras años de trabajo, investigación y experiencia, se han convertido
en personas especialmente versadas en los temas que tratan. A tales obras recurren
los tribunales, no por las especulaciones de sus autores acerca de lo que el Derecho
deba ser, sino por su testimonio fidedigno acerca de lo que es realmente...”.
Wheaton coloca entre las principales fuentes del Derecho Internacional a
“los autores de renombre, que señalan lo que es uso admitido por las naciones
o la opinión general relativa a su condición recíproca, con las concreciones y
modificaciones que aquellas han creado mediante consentimiento general”.
Respecto a éstos (autores), afirma vigorosamente: “Sin querer exagerar su
importancia o sustituir, en ningún caso, su autoridad por los principios de la
razón, se puede afirmar que generalmente son imparciales en sus juicios. Son
testigos de los sentimientos y usos de las naciones civilizadas y el peso de su testi-
monio aumenta cada vez que su autoridad es invocada por los estadistas y por
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FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
cada año que pasa sin que las reglas que ellos sentaron en sus escritos sean im-
pugnadas por la advocación de principios contrarios”. Wheaton’s International
Law (8ª ed.), párrafo 15 (The Paquete Habana, 175, U. S. 677, 1900).557
Exprese con sus propias palabras e ideas el contenido de esta sentencia.
¿Qué papel se le otorga en ella a la obra de los publicistas?
b) Asunto Queen c. Keyn
“Porque, incluso si existiera absoluta unanimidad respecto a los importan-
tes extremos a los que me he referido en vez de tantas diferencias de opinión, to-
davía quedaría en pie la cuestión de en qué medida el Derecho proclamado por
los autores ha recibido la aceptación de las naciones civilizadas del mundo. Por-
que los iusinternacionalistas, por muy valiosos que sean sus esfuerzos en diluci-
dar y averiguar los principios y normas jurídicas, no pueden crear Derecho.
Para que sea obligatorio, el Derecho tiene que haber recibido la aceptación
de las naciones que han de someterse a él. Esta aceptación puede ser expresa,
como en el caso del tratado o la manifiesta concurrencia de los gobiernos, o
puede inferirse del uso establecido un ejemplo del cual se puede encontrar en el
hecho de que los buques mercantes en alta mar sólo se hallan sometidos a la ley
de la nación bajo cuyo pabellón navegan, mientras que en los puertos de un
Estado extranjero están sujetos a la ley local lo mismo que a la de su propio
país. En la ausencia de una prueba de esta aceptación que se derive de una u
otra de estas fuentes ni siquiera la unanimidad por parte de la doctrina po-
dría justificar la aplicación judicial del Derecho basada únicamente en la fuerza
de sus opiniones o declaraciones” (Queen c. Keyn, 2 Ex. D. 63, 202. Cr. Cas.
Res. 1876).558
¿Cuál es el papel de la doctrina en este caso? ¿Ve alguna diferencia a este
respecto en el fallo del asunto “The Paquete Habana”?
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
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FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
cuarta, pp. 112 y siguientes. C. Suprema, 26 de abril de 1963. Rauff Walter (extradi-
ción pasiva). Sentencia definitiva del 21 de febrero de 1963.
563 Íd., p. 400. El problema se había suscitado por las requisiciones de barcos no-
ruegos efectuadas por los Estados Unidos, durante la Primera Guerra Mundial (Sen-
tencia 13 de octubre de 1922).
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
inserta la cláusula ex aequo et bono es necesario el acuerdo expreso de las partes, lo que
no ocurre cuando las decisiones judiciales aplican el Derecho Internacional, que in-
cluye la equidad. En el primer caso, los jueces, para decidir, pueden ir más allá del
campo legal, liberándose a la Corte de decidir conforme a derecho.
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FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
CUESTIONARIO
a) Asunto de las aguas del Mosa (opinión individual del juez Hudson)
Desde hace tiempo se ha estimado que las normas ampliamente conocidas
bajo el nombre de principios de equidad forman parte del Derecho Internacio-
nal y, en este sentido, frecuentemente han sido aplicadas por los tribunales in-
ternacionales. En la jurisprudencia internacional no cabe formular una
distinción tajante entre derecho y equidad, tal como se halla prevista en la ad-
ministración de la justicia en algunos Estados; incluso en ciertos sistemas ju-
rídicos nacionales se manifiesta una poderosa tendencia a fusionar el derecho
y la equidad. A algunos tribunales internacionales se les encomienda expresa-
mente en el compromiso que rige sus actividades aplicar “el derecho y la equi-
dad”. Véase el asunto de los indios Cayuga, Nielsen’s Report of the United
States-British claims arbitration (1926), p. 307. En relación con una disposi-
ción de este tenor, un tribunal especial del Tribunal Permanente de Arbitraje
decía en 1922 que “la mayoría de los iusinternacionalistas parecen estar de
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
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FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
textes mais selon les textes) y en este ámbito es, precisamente, una norma jurí-
dica la que reclama la aplicación de principios equitativos” (C.l.]., “Affaires
du Plateau Continental de la Mer du Nord”, Recueil, 1969, p. 48).
¿Tiene la equidad, en este caso, el mismo sentido que el dado por el juez
Hudson?
c) ¿Qué conclusión puede Ud. extraer, luego de la lectura de este capítu-
lo, acerca del papel que le corresponde jugar a la equidad como fuente del Dere-
cho Internacional? ¿Cómo se la define?
d) ¿Puede Ud. explicar, con sus propias palabras e ideas, lo que entiende
por la cláusula ex aequo et bono?
572 Pueden ser actos pertenecientes a la órbita del Derecho interno, que afecten
al Derecho Internacional: una ley que amplía el mar territorial, por ejemplo.
573 El silencio, como se manifestó en el caso Lotus, también puede ser incluido
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
574 Los actos unilaterales, por lo general, son escritos; pueden sí, ser también orales.
575 ROUSSEAU, obra citada, p. 421.
576 Se ha sostenido, con cierta razón, que la notificación es un simple acto de pu-
blicidad, ya que no es ella la que produce los efectos jurídicos sino el propio acto que
se notifica.
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FUENTES FORMALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
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TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
Rutemberg fuese tan falto de razón –no deseo emplear la palabra des-
leal–, como para pedirnos proceder a la expropiación, tras habernos
declarado que no tenía tal intención, no daríamos efecto alguno a su
petición’.
Tras esta declaración, cuyo carácter obligatorio no puede poner-
se en duda, el Tribunal estima que desde ahora es completamente im-
posible que el Gobierno británico o la administración de Palestina
accedan a ejecutar una demanda de expropiar a M. Mavrommatis de
sus concesiones relativas a Jerusalén. La cláusula del artículo 29 de la
Concesión Rutemberg que la facultaba para exigir semejante expro-
piación debe considerarse desaparecida, y no queda de dicho artícu-
lo sino la obligación para M. Rutemberg y sus sucesores de respetar
las concesiones de M. Mavrommatis”.578 Mencionaremos, además, el
caso de ciertos intereses alemanes en la Alta Silesia polaca, relativo a
la interpretación de la promesa hecha por el gobierno polaco de no
expropiar ciertos depósitos alemanes en dinero en la Alta Silesia, y tam-
bién el fallo de 1º de octubre de 1946, del Tribunal Militar interna-
cional de Nuremberg, en el proceso de criminales de guerra, que
reconoció el carácter obligatorio de las promesas unilaterales efectua-
das por Alemania respecto a la inviolabilidad de Austria; y las opinio-
nes consultivas de la Corte referentes al Estatuto internacional del
África sudoccidental –11 de julio de 1950 y 18 de julio de 1966–, que
interpretó las declaraciones de 9 de abril y de 4 de noviembre de 1946,
efectuadas por el gobierno de Sudáfrica, como renunciando a sus obli-
gaciones en virtud del Mandato.579
La Corte Internacional, en un fallo –1974–580 en el caso de los en-
sayos nucleares entre Nueva Zelanda y Francia, pronunciándose so-
bre las declaraciones francesas del Presidente y del Ministro de
Defensa, en que prometían poner fin a los ensayos nucleares atmos-
féricos, dijo:
“Está reconocido que las declaraciones hechas por medio de ac-
tos unilaterales, referentes a situaciones legales de hecho, pueden te-
ner el efecto de crear obligaciones legales. Cuando es la intención del
Estado que hace esta declaración de obligarse por ella, esa intención
confiere a la declaración el carácter de un compromiso legal, y el Es-
tado puede, en consecuencia, ser requerido legalmente a seguir una
conducta consistente con la declaración. Un compromiso de esta na-
turaleza es obligatorio si es efectuado públicamente y con la intención
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598 CIJ, Recueil, 1986, p. 103. Citado por PASTOR RIDRUEJO, en obra citada, p. 153.
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