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MODELO DE INTERVENCION EN

FAMILIAS CON PROBLEMAS DE


ADICCIONES
LÓPEZ BUENDÍA MARCELA RESIDENTE TERCER GRADO DE MEDICINA
FAMILIAR

CIUDAD DE MEXICO A 22 DE JUNIO DE 2018


PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

La adicción a las drogas representa para la sociedad actual un importante


problema de salud pública, y para optimizar su tratamiento se requiere mayor
comprensión, y por esta vía mayor aceptación, del origen multicausal de sus
efectos y de la necesidad de una intervención integral. En el presente artículo se
mencionan nueve áreas o dominios que deben tenerse en cuenta para asegurar
resultados positivos en el tratamiento de los pacientes con enfermedad producto
de la adicción a las drogas, entre los que se destaca el soporte familiar. Y se
presenta una propuesta que señala como lograr la vinculación de la familia a
través de la aplicación de una metodología, en la cual se definen los principios y
guías que deben tenerse en cuenta durante el proceso de tratamiento y
recuperación de la adicción a las drogas. Y cuando exista carencia del núcleo
primario familiar deben implementarse estrategias sustitutas de soporte social.

FACTORES DE RIESGO Y PROTECTORES

Las investigaciones realizadas durante las últimas dos décadas han tratado de
determinar cómo comienza y cómo progresa el abuso de las drogas. Hay muchos
factores que pueden aumentar el riesgo de una persona para el abuso de drogas.
Los factores de riesgo pueden aumentar las posibilidades de que una persona
abuse de las drogas mientras que los factores de protección pueden disminuir este
riesgo. Es importante notar, sin embargo, que la mayoría de las personas que
tienen un riesgo para el abuso de las drogas no comienzan a usarlas ni se hacen
adictos. Además, lo que constituye un factor de riesgo para una persona, puede
no serlo para otra.

Los factores de riesgo y de protección pueden afectar a los niños durante


diferentes etapas de sus vidas. En cada etapa, ocurren riesgos que se pueden
cambiar a través de una intervención preventiva. Se pueden cambiar o prevenir los
riesgos de los años preescolares, tales como una conducta agresiva, con
intervenciones familiares, escolares, y comunitarias dirigidas a ayudar a que los
niños desarrollen conductas positivas apropiadas. Si no son tratados, los
comportamientos negativos pueden llevar a riesgos adicionales, tales como el
fracaso académico y dificultades sociales, que aumentan el riesgo de los niños
para el abuso de drogas en el futuro

Los factores de riesgo pueden influenciar el abuso de drogas de varias maneras.


Mientras más son los riesgos a los que está expuesto un niño, mayor es la
probabilidad de que el niño abuse de las drogas. Algunos de los factores de riesgo
pueden ser más poderosos que otros durante ciertas etapas del desarrollo, como
la presión de los compañeros durante los años de la adolescencia; al igual que
algunos factores de protección, como un fuerte vínculo entre padres e hijos,
pueden tener un impacto mayor en reducir los riesgos durante los primeros años
de la niñez. Una meta importante de la prevención es cambiar el balance entre los
factores de riesgo y los de protección de manera que los factores de protección
excedan a los de riesgo.

Identificando etapas en el problema de adicción, y cuando éstos involucra al grupo


familiar, se pueden identificar algunas etapas por las cuales pueden atravesar los
integrantes familiares y son:

 Etapa de la Negación: Es el primer mecanismo de defensa que aparece y


consiste en no querer saber lo que es la realidad, por lo tanto, la familia enferma
niega la situación de estar enferma.
 Etapa de la Ira o cólera: de acuerdo a la magnitud de la pérdida, ventilamos
nuestra rabia de manera racional o irracional sobre cualquier persona o cosa que
pueda estar a nuestro alrededor, en las familias con un problema de adicción de
uno o varios de sus miembros, los sentimientos son de de Ira o culpa por sí
mismos.

 Etapa de regateo (negociación): Es una etapa en donde se establece un cierto


regateo o un alegato interno y externo; puede también considerarse como una
negociación o pacto con otros, tales como un ser trascendente (Dios) o con la
vida, ej: Las personas familiares de un adicto muchas veces dicen “si yo hubiera
hecho esto o aquello, tal vez el problema no hubiese ocurido…”, “Si Dios me saca
de éste problema, entonces yo prometo ”

 Etapa de la depresión: Es el luto en su máxima expresión, es lo que hubiéramos


tratado de evitar a toda costa, y por qué no decirlo, “es el tiempo de llorar”. Aquí
las familias experimentan un cierto aislamiento y una fuerte depresión frente al
sentirse impotentes con su situación

 Etapa de aceptación: Es el final de la lucha; es estar en paz con lo que es la


realidad y es la renuncia a la omnipotencia personal y grupal, y se acepta el hecho
de necesitar ayuda.

Uno de los aspectos cruciales en el proceso de atención del problema del


consumo de drogas, la intervención que debe realizarse a la familia, ya que ésta
se afecta de manera compleja durante todo el período en el que se desarrolla la
enfermedad por abuso y adicción a las drogas. Pueden encontrarse situaciones
extremas, en las cuales la familia ha perdido toda la credibilidad en la posibilidad
de recuperación de su familiar, que genera una posición negativa y de rechazo
inicial a la posibilidad de éxito en el tratamiento. Lo anterior, debe intervenirse a
través de espacios que brinden información suficiente sobre el proceso de la
enfermedad, y en los cuales se busque recuperar los procesos críticos afectados
de la relación familiar, tales como la autoridad, la comunicación y la afectividad. Se
reconoce, en todo caso, a la familia y al entorno social como un grupo causal
relevante para los trastornos por uso de sustancias psicoactivas, y hoy se acepta.

MODELO DE INTERVENCION FAMILIAR

A continuación, se describe un ejercicio de principios y guías, que pretende


ejemplarizar estrategias encaminadas a proteger y recuperar al individuo de la
amenaza del consumo y la adicción a las drogas. Estos principios y guías se
soportan en el desarrollo y actuación de la familia, considerada eje fundamental
para la recuperación del problema de la adicción a las drogas:

La familia debe convertirse en soporte importante para la atención del problema


del consumo y adicción a las drogas, integrándose de manera decidida desde el
inicio del tratamiento y participando de manera activa en las diferentes
intervenciones terapéuticas que se realicen.

Cuando la familia conoce del proceso de la adicción a las drogas y se involucra en


el tratamiento, el individuo con problemas de abuso de drogas tiene un mejor
pronóstico de recuperación.

Por ello, las intervenciones terapéuticas que se realicen deben estar orientadas al
restablecimiento de la armonía en las relaciones de la familia. Esta armonía se
logra a través de intervenciones individuales y grupales que buscan, entre otras:

a) Desarrollar capacidades para enfrentar las dificultades, trabajando en los


sentimientos de culpa y en la recuperación del optimismo.

b) Favorecer la restauración de jerarquías, incrementando la autoridad positiva de


las figuras paternas. c) Identificar en la familia formas adecuadas de comunicación
que fomenten la recuperación de la confianza entre sus miembros.

d) Incrementar en la familia las habilidades afectivas, para que se puedan


expresar adecuadamente tanto los sentimientos positivos como los negativos.
Cuando se producen intervenciones terapéuticas y el paciente regresa a su hogar,
la familia debe estar en capacidad y disposición de hacer uso de las herramientas
adquiridas durante el tratamiento, asumiendo actitudes y comportamientos que
ayuden al mantenimiento de los logros alcanzados. Las herramientas adquiridas
por la familia durante el tratamiento deben posibilitar la implementación de
cambios en el modo como se relacionan sus integrantes con el sujeto en
tratamiento. Los cambios deben reflejarse en las siguientes actitudes y
comportamientos:

a) La familia es más solidaria y manifiesta más el afecto.

b) Las normas relacionadas con el paciente son concertadas con él, no obstante,
se exige su cumplimiento y se establecen sanciones si no se cumplen.

c) Los padres o figuras de autoridad comparten y respaldan sus opiniones sobre


actitudes y medidas disciplinarias decididas por ellos.

d) Hay acuerdo por parte de todo el grupo familiar en el manejo que se le debe dar
al conflicto.

e) Los roles de cada miembro del grupo familiar están bien definidos y la
comunicación es clara y directa.

El grupo familiar deberá vincularse a grupos de soporte y apoyo socio-familiar; en


ellos, podrá expresar sus emociones y compartir temores y/o expectativas con
otras familias que transitan por la etapa de reincorporación del paciente al grupo
familiar y a la vida social activa y productiva.

El soporte familiar y social ofrecido al paciente debe posibilitar su individuación y


autonomía en el proceso de rehabilitación. Una de las consecuencias del abuso y
la adicción a las drogas es que el paciente suele ser visto en su hogar como una
persona incompetente, poco responsable y por lo tanto necesitada de protección
familiar.

La familia debe continuar en un proceso de acompañamiento profesional. La


duración de estos procesos de acompañamiento se define de acuerdo al
aprendizaje conceptual y actitudinal del grupo familiar con respecto a las
necesidades generadas por ellos, para enfrentar y apoyar situaciones que se
deriven durante el proceso de tratamiento. Así, entonces, la familia debe participar
en un esquema de reuniones o encuentros de acompañamiento con profesionales
del grupo interdisciplinario en salud, en los cuales se evalúen aspectos como:

a) El cumplimiento del paciente de las normas concertadas.

La familia debe recibir educación sobre las señales de alerta de posibles recaídas
del paciente, que le permitan actuar de manera proactiva, para prevenirlas y
aceptarlas cuando ocurran, como parte del proceso de recuperación. La familia
requiere un proceso educativo para manejar conceptos de recuperación y recaída
en el consumo de drogas. Este proceso le permitirá al núcleo familiar identificar las
señales de peligro para prevenirlas y, además, facilitará una actuación adecuada y
consciente, en caso que llegaren a presentarse nuevos episodios de consumo.

La red de apoyo puede estar constituida por amigos o parientes, a los cuales es
importante contactar y motivar para su vinculación al proceso de recuperación.
Cuando no se cuenta con esta posibilidad, se debe acceder a instituciones que
presten este tipo de soporte, donde se provea al paciente un ambiente y
condiciones mínimas de afecto, soporte material y espiritual, guía, consejo y
afianzamiento de la identidad.

El modelo de intervención familiar propuesto reconoce en la familia un factor


fundamental para la protección del consumo de drogas. Señala que a través de
esquemas de soporte positivo, en el que se clarifiquen las relaciones de autoridad,
afecto y comunicación, pueden enfrentarse y disminuirse los riesgos de la
enfermedad adictiva. Si bien los modelos de abordaje familiar y social son
deseables en una intervención integral del problema del consumo y adicción a las
drogas, pueden presentarse barreras en su implementación.

Entre las principales situaciones obstáculo que pueden presentarse, se destacan:


una red de apoyo familiar inexistente, la negativa de la familia a involucrarse en el
proceso de tratamiento y rehabilitación, problemas de adicción o trastornos
mentales en miembros de la familia y la negativa del entorno social para aceptar
las fases de recuperación del paciente con problemas de consumo y adicción a las
drogas.

Los modelos estratégicos tienen en común su foco en la situación social inmediata


del paciente. Los problemas pueden ser vistos como un síntoma y una respuesta a
una interacción familiar disfuncional.

Tiene especial interés conocer y comprender cómo intentan resolver sus


problemas una familia, puesto que consideran que las soluciones intentadas
ineficaces pueden incrementar el problema o convertirse en sí mismo en un
problema más grave. El modelo estratégico plantea que las familias actúan de la
forma en que lo hacen bien porque consideran que es la más adecuada o porque
desconocen otras actuaciones. En estos casos la intervención del terapeuta tiene
que ir dirigida a interrumpir las soluciones ineficaces intentadas y proponer un giro
de 180º.

Los modelos encaminados hacia la resolución de problemas tienen en común que


son intervenciones breves, focalizadas y muy prácticas y han experimentado un
amplio desarrollo en las cuatro últimas décadas; desarrollaremos dentro de este
tipo de modelos: el modelo estructural, los modelos estratégicos, el modelo
estructural-estratégico, los modelos sistémico-constructivistas, así como los
modelos conductuales y psicoeducativos.

Las terapias basadas en la familia con jóvenes drogodependientes logran más


éxito en conseguir comprometer a las familias en los procesos de tratamiento que
las intervenciones estándar. Asimismo, la adherencia y permanencia al
tratamiento es mayor en los programas terapéuticos que incluyen la intervención
desde la perspectiva familiar. Los abordajes familiares consiguen reducir el nivel
de consumo de drogas postratamiento y a este respecto se muestran mas
eficaces que la terapia individual, la terapia de grupo de adolescentes, y la
psicoeducación familiar. Además las intervenciones basadas en la familia son
igual de efectivas que los grupos de padres o la terapia familiar con una persona.
Igualmente reducen las conductas disfuncionales asociadas (por ejemplo,
disminuye el número de detenciones postratamiento, la agresividad y conductas
antisociales.

La función del terapeuta es de establecer unas directrices para encauzar de la


mejor manera el proceso terapéutico, pero la mayor responsabilidad del éxito o
fracaso del tratamiento depende en gran medida de la organización familiar y de la
decisión del adicto.

Las intervenciones en etapas tempranas que tienen como objetivo desarrollar


múltiples alianzas con adolescentes, padres, y miembros influyentes de los
sistemas extra familiares han dado sus frutos con altas tasas de retención.

La terapia familiar en situaciones de adicciones, debe fortalecer a la familia y al


individuo mediante la exploración e identificación de situaciones polarizadas que
afectan la convivencia, a fin de tomar acciones mejoradoras. El rol del terapista
debe ser de facilitador y de ayudar a visualizar las situaciones difíciles, tratando de
establecer una ruta de acción en donde los roles familiares se definan, pero deben
ser muy firmes.

Este modelo de intervención familiar tiene como propósito retener a los pacientes
en los programas de tratamiento más que los tipos de intervenciones comunes
porque los abordajes familiares consiguen aumentar el compromiso de los
pacientes y sus familias con los programas de tratamiento. La baja tasa de
abandono en las intervenciones que se basan en el trabajo familiar es
especialmente importante en adicciones ya que la adhesión al tratamiento, es
decir, la permanencia en el mismo hasta su finalización, es una de las mayores
dificultades con las que se tropieza en la intervención con estos pacientes, dicha
terapia consigue mejorar de forma significativa el funcionamiento en la familia
(comunicación, ambiente, flexibilidad, disminución de conflictos, etc.) y la
normalización e incorporación social.

La intervención integral del equipo sanitario tiene repercusiones positivas en la


familia y en los servicios públicos. En la familia, en cuanto que sus miembros
tienen un mejor rendimiento (escolar y laboral), y un mejor bienestar personal y
emocional, con la consiguiente mejora de la calidad de vida en su conjunto.
Asimismo, se utilizan menos servicios especializados o extraordinarios en el
sistema sanitario, educativo y social, lo que constituye un ahorro en el gasto
público.

BIBLIOGRAFIA

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