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CAPITULO 8 - Retorno A La Democracia y Neoliberalismo 1983-1999
CAPITULO 8 - Retorno A La Democracia y Neoliberalismo 1983-1999
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a un cambio conceptual en el tratamiento del problema de la deuda, implementando el Plan Baker y luego el Plan Brady, en el cual se imponían condiciones
más blancas y mayores plazos para el pago.-
En 1985, se presenta este plan llamado “Programa para el Crecimiento Sostenido”. Promovía la recuperación de las economías deudoras para
reestablecer la capacidad de pago. Los países deudores debían recuperar un crecimiento sostenido, monitoreado por el FMI., junto con políticas de
apertura y libre mercado. Los organismos financieros internacionales y los banco comerciales debían proveer apoyo financiero. Los fondos otorgados
resultaron ser insuficientes, mientras que los bajos precios de las exportaciones y las altas tasas de interés impedían el cumplimiento de los compromisos y
no generaban condiciones favorables para el crecimiento. Hacía fines de los ´80, el Banco Mundial negocio nuevos créditos, exigiendo más ajustes a las
economías deudoras.-
Entre 1986-1987, la situación del endeudamiento latinoamericano volvió a tomarse crítica. Como consecuencia de esto y del deterioro de las
condiciones económicas internas, los mercados financieros en los EE. UU. Comenzaron a tensarse y la banca norteamericana aumentó en tensión sus
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reservas. A pesar de esto el 21/10/1987 se desencadenó una grave crisis bursátil, en Wall Street, obligando a la intervención del gobierno norteamericano.-
Los problemas derivados del endeudamiento y la crítica coyuntural mundial provocaron también un agravamiento de las crisis fiscales en el
mercado de divisas de los países latinoamericanos que condujeron a alimentar altas tasas de inflación. La aceleración del crecimiento de los precios tuvo
graves episodios hiperinflacionarios, especialmente en Brasil, Argentina y Perú. La idea de los planes de ajuste, era ofrecer una ayuda por parte de FMI.
Para lograr la autosuficiencia financiera. La banca inicio entonces un proceso de reprogramacion de la deuda a tasas de interés más bajas, mientras que
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los programas de privatizaciones comenzaron a atraer capitales privados, hacia las mayores economías de América Latina. Además los precios del
petróleo iniciaron una tendencia declinante y posibilitaron mejorar las condiciones de la competitividad internacional de los países desarrollados, como
Japón que reemplazo a la OPEP. Esta exportación de excedentes de petróleo se financiaba a través de la activa participación de entidades bancarias
mediante bonos u otros instrumentos financieros. Esto produjo un nuevo desarrollo del mercado de capitales amparados por innovaciones financieras, que
adquirieron formas de transacciones en papeles financieros y no de préstamos bancarios.-
Así el comercio internacional se incremento, bajo cierta liberalización, aunque el grado de proteccionismo, la regulación y las barreras de comercio
no disminuyeron demasiado. Así más del 80% de la producción se volcó en mercados internos, mientras que las importaciones representaban menos del
20% del producto mundial.-
Alrededor de un 40% del comercio mundial de bienes lo constituyo el intercambio entre filiares de empresas multinacionales. En contraste, el
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bloque de países socialistas comenzó un acelerado proceso de descomposición, por ejemplo la economía soviética comenzó a rezagarse desde el punto de
vista científico y tecnológico. Se hicieron algunas reformas que comenzaron a alterar la estructura económica y los parámetros políticos del mundo
soviético en los primeros meses de 1985.-
Bajo las consignas de perestroika (reestructuración y glasnot (transparencia), Gorbachov intento revitalizar la economía soviética. La glasnot se
dirigió contra la burocracia estatal y sus privilegios, procurando mayores grados de responsabilidad y de exposición de los funcionarios a la crítica pública.
Había graves estrangulamientos en la fabricación de maquinarias y otros productos, y en 1989, la producción no cumplía con los objetivos esperados por la
dirigencia soviética, mientras tanto la economía de la escasez se había generalizado, agravada por el déficit presupuestario y el proceso inflacionario. A
este crítico panorama se agregaron otros hechos, como la ocupación de Afganistán (Vietnam Soviético), que absorbió enormes gastos en la administración
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pública; otro hecho fue el desastre nuclear de Chernobil, y un terremoto que azotó a Armenia en 12/1988, lo que requirió un programa especia y fondos de
emergencia. La caída de los precios del petróleo y los escasos rendimientos de las cosechas de cereales de 1988/1989 profundizaron la crisis económica y
aumentar el descontento de la población. Las naciones de Europa del este sufrieron similares consecuencias, ya que se encontraban dentro de este mismo
sistema. Para cubrir el desfasaje tecnológico se incurrió a lo que se llamó el “Mal Polaco”, consistente en la incapacidad para superar sus problemas de
crecimiento por medio de las importaciones, y como consecuencia de ello, en el cada vez mayor desequilibrio de su balanza de pagos. Las economías de
los países de Este Europeo no alcanzaron a recuperarse, y la declinación de los niveles de vida de sus habitantes fue impulsando un incremento de las
tendencias nacionalistas y preanunciando el fin de los estados comunistas. Por su parte, en 1988, en Hungría, el partido comunista expulsó de sus filas a su
líder, en medio de un descontento social generalizado. Luego de una corriente de medidas liberalizadoras, llegaría al poder un gobierno de centro-derecha.
En Alemania oriental se produjo el derrumbe del muro de Berlín, símbolo de la guerra fría, que dividía en dos a la ciudad. La destitución de Erich Honecker,
dirigente comunista, no impidió la disgregación total de régimen y la reunificación total de Alemania.
En la Unión Soviética, la perestroika había fracasado, pero la Glasnot se había arraigado, estimulando planteos autonomistas en diferentes
naciones. El sistema comunista de Europa Oriental fue perdiendo consenso y llegó a su fin, en agosto de 1991, con la caída de Gorbachov, lo que condujo
a la disolución de la URSS, y a la creación de la comunidad de Estados Independientes (CEI), integrada por la mayoría de las ex-repúblicas soviéticas.
Desde ese momento, tanto Rusia como buena parte de los países de Europa Oriental, a pesar de introducir sistemas seudo democráticos,
ingresaron en una profunda crisis económica, política y social. La transición democrática no fue fácil y el pasaje hacia economías de tipo capitalista conllevo
problemas de gravedad. Por ejemplo la apropiación privada de los medios de producción, de las que se beneficiaron antiguos administradores del régimen
pasado y poderosas mafias que aprovecharon la economía de escasez. La otra potencia socialista, China, comenzó a liberar su economía mediante una
reforma agraria iniciada en 1978, adoptando a principios de los años 80’ un sistema de responsabilidad familiar. La producción familiar en tierras
arrendadas comenzó a sustituir a las explotaciones agrarias estatales, mientras que la producción de Cereales se incrementó en 1/3 entre 1979-1985.
Luego, con su política de “Puertas Abiertas”, autorizó la inversión directa exterior, principalmente a través de empresas de riesgo compartido. En los años
siguientes esas zonas económicas se fueron ampliando, así China se fue posicionando como un gran mercado consumidor y también como un exportador
de considerable peso económico en el ámbito internacional, amparado en costos salariales extremadamente reducidos que permitieron una alta
competitividad en la colocación de bienes estandarizados intensivos en mano de obra.
Desde mediados de 1980, comenzó a gestarse el nuevo proceso económico mundial llamado “Globalización”, a través de los nuevos medios de
información (la TV, Informática e Internet). La utilización del concepto de Globalización surgió también del mundo de los negocios para señalar un escenario
del mundo distinto, el ahora dominado por las empresas transnacionales. Los que popularizaron la nueva terminología fueron, los cambios que se
produjeron en el sistema financiero internacional y el intenso flujo de capital.
Desde la década de 1980 se fue gestando una economía mundial sustentada en los movimientos especulativos de capital, produciéndose una
profunda disociación entre el conjunto de valores negociados en los mercados de “derivados”, basados en operaciones a futuro, y el proceso productivo, lo
que a su vez constituía la llamada economía virtual. La constitución de este mercado financiero internacional aceleró el proceso de acumulación y
concentración de capital beneficiando a aquellos países, corporaciones y redes financieras transnacionales que tenían condiciones para trasladar
rápidamente sus capitales. Esto fue aún más visible en los países receptores de ese capital, para quienes la inestabilidad y la volatilidad estaban lejos de
constituir un factor de crecimiento económico y desarrollo social. También, a través de los llamados “Paraísos Fiscales”, el lavado de dinero vinculado al
narcotráfico y diversos tipos de operaciones ilegales, con la participación de gobiernos, empresas y mafias, la especulación y la denominada “criminalidad
financiera” fueron ganando terreno.
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La inestabilidad financiera ha engendrado un riesgo sistémico creciente, se entiende por esto como riesgo de inestabilidad global que resulta de una
disfunción de los sistemas bancarios y financieros, cuando la interacción de los comportamientos individuales agrava los desequilibrios. La aparición de los
llamados mercados emergentes reforzó este proceso, lo que se expreso en las crisis económicas sistémicas.
La gran cantidad de transacciones diarias sobre el mercado creaba una situación de inestabilidad estructural que ponía al mundo en una situación
de riesgos. De allí que ciertos economistas propusieran establecer una tasa a las transacciones financieras, que debería servir al mismo tiempo para
controlar esos movimientos, acumular recursos a fin de ayudar al desarrollo de los países más pobres. La economía de los EEUU se extendió en gran parte
de la década de 1990 constituyendo el motor del sistema económico mundial, no se basó en especial en los mercados internaciones sino en su propio
mercado interno, gracias a la expansión de la demanda generada por el consumidor norteamericano, esto fue gracias al apoyo que dio la emisión de
moneda, que a su vez le aseguró su financiamiento externo. En la Unión Europea sucedió lo mismo, el 90% de los ingresos europeos provinieron en sus
propios gastos.
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La transnacionalización de las empresas nacieron vinculadas al crecimiento de los flujos financieros mundiales. Este proceso se acentuó con la
expansión de la inversión extranjera directa y las fusiones empresarias, expresando una creciente asociación y concentración de capitales y empresas de
diferentes naciones. La mayor parte de las firmas multinacionales tenían sus cedes y activos principales en EEUU y Japón, y algunos países de Europa
como Alemania Francia y Gran Bretaña.
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El discurso globalizador alcanzó mayor eficacia luego de los años 70’, y luego de la caída del socialismo real a fines de los 80’, que desacreditaron
la intervención del Estado y los ensayos dirigistas. Estaba apoyado por instituciones y lideres de opinión vinculados al capital mundial, como por ejemplo el
FMI, el Banco Mundial y los bancos de inversión y empresas multinacionales. A este proceso se lo conoció como el “Consenso de Washington”.
Las nuevas políticas económicas tienen como eje el control del gasto público y la disciplina fiscal, la liberalización del comercio y del sistema
financiero, el fomento de la inversión extranjera, la privatización de las empresas públicas, y la desregulación y reforma del Estado. Así la economía de
bienestar desaparece y pasa a tener primacía sobre lo político. El nuevo orden económico tiene sus ganadores y perdedores, resultante del tipo de
vinculación de cada uno con el mercado y con los valores principales que lo regulan: la rentabilidad, el libre cambio, la productividad la competitividad y la
flexibilidad del trabajo.
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El desempleo, la desigualdad de ingresos, la pobreza, y las diferencias en educación y el nivel de conocimientos, contrapartida de la fuerte
acumulación de riquezas que se vuelcan al más reducido polo de los ganadores, no representan una carga social ni deben ser atemperados por políticas de
estado. Es el propio sistema, generando la igualdad de oportunidades a través del crecimiento acelerado de las economías, el que brindaría la solución a
largo plazo, mientras que recae en la sociedad civil, a través de la acción privada y de instituciones no gubernamentales, la responsabilidad de hacerse
cargo de los excluidos del sistema. Desde la década del 80’ el crecimiento económico se vio sacudido e interrumpido por crisis bursátiles y económicas muy
agudas. Para enfrentar el escenario económico incierto, las principales potencias comenzaron a rediseñar sus estrategias económicas y políticas,
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destacándose en este terreno el impulso a los procesos de integración, como sucediese en 1991 con la creación de la Unión Europea. Se avanzó buscando
un rediseño de las políticas industriales, una búsqueda de mayor competitividad, y una concreción de unión monetaria. Estableciéndose una nueva unidad
monetaria, el euro, en enero de 1999. La intención de afirmar la estabilidad y el crecimiento económico se vio reflejada en el nuevo instrumento monetario
propio que lograba competir con el dólar o el yen.
Se dio un proceso de integración a nivel mundial entre diferentes regiones coronando una asociación económica de países como se verifica el
NAFTA, ALCA (Área libre de Comercio de las Américas), o MERCOSUR.
La concentración de la porción mayoritaria de los flujos de capital y del comercio y las características mismas de los nuevos procesos de integración
perfilaron una tendencia hacia la conformación de bloques regionales que parecía tener hacia fines del siglo XX, una mayor solidez que los movimientos de
tipo global.
La reestructuración de las relaciones económicas internacionales y de las políticas económicas internas se realizó por medio de una profundización
de los conceptos neoliberales que tenían como eje centrales una mayor inserción exportadora, la liberalización de los flujos de capital y la búsqueda del
equilibrio fiscal. Como contrapartida se produjo una gran concentración económica, una redistribución regresiva del ingreso y un notable incremento del
desempleo, que a su vez en América Latina conllevo a una aumento de la progresa, debido incluso a una política de ajuste estructural. La pobreza
conservó en los países latinoamericanos los estigmas de una sociedad sub-desarrollada y adquirió los de una sociedad moderna, debido a la insuficiencia
de los empleos creados y a la fragilidad del crecimiento, que se tradujo en crisis y recesiones.
La crisis mexicana y el efecto tequila, en 1995, fueron la primera señal evidente de que el proceso de globalización financiera no estaba exento de
episodios críticos o impactos negativas, que con la intervención del FMI se logró impedir que la crisis se extendiera a todo el sistema.
Las causas de estas sucesivas crisis en diferentes regiones a nivel mundial se debe a fenómenos especulativos o delictivos, como la
sobrevaluación de activos, incluidos los negocios inmobiliarios; inversiones improductivas; la concentración de la producción en pocos bienes; un sistema
financiero vulnerable y altos índices de corrupción.
El 15 de Diciembre del 83 el gobierno creo la CONADEP (Comisión Nacional sobre la desaparición de Personas), que se encargó de investigar las
violaciones a los derechos humanos y que con el respaldo de la Cámara de Diputados comenzó sus actividades. Varios partidos opositores consideraron
que el tema debía ser investigado por una “comisión bilateral” en el Congreso.
Durante la campaña preelectoral el radicalismo había denunciado las prácticas antidemocráticas de las organizaciones gremiales. Ya en el
gobierno, temiendo la oposición frontal de esas organizaciones, el Poder Ejecutivo envió al Parlamento un proyecto de ley de “reordenamiento sindical” que
establecía el voto secreto y la representación de las minorías, y en el que se reservaba las prerrogativas de intervención estatal en los asuntos gremiales. El
proyecto fue aprobado en la Cámara de Diputados, pero rechazado en el Senado. A pesar de la fuerza que hizo el presidente para la aprobación del
proyecto, el ministerio de Trabajo debió presentar la renuncia. No tardaron en aparecer los primeros frentes sindicales, que dieron partido en el primer paro
general convocado por la CGT en la era Alfonsín, con claros pedidos de mejoras salariales y de reactivación de la producción.
El gobierno de Alfonsín comenzó a tener sus primeras complicaciones. Preocupado por la cuestión del Beagle, llamó a consulta popular para
objetar si debían aceptar la decisión papal al respecto. Menem se pronunció a favor, mientras que el peronismo, el Movimiento al Socialismo y el Partido
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Obrero se abstuvieron y la derecha la rechazó. Finalmente se inclinó sobre la aceptación de la propuesta del papado y luego se firmarían los tratados que
ponían fin a dicha cuestión.
La represión durante el gobierno militar, así como las desapariciones fueron temas que no podían escapar a la política dirigista de Alfonsín. Era
necesario darle un argumento y fin judicial, para de esta forma calmar el descontento, la bronca y la ansiedad de venganza por parte de la población. Así
fue como el 9 de diciembre de 1985 se dictaminó la culpabilidad de los principales rostros del proceso militar (Videla, Massera, Viola, etc). Si bien fue un
acto de democracia, no alcanzó para los izquierdistas quienes cuestionaron la levedad de las penas. Con esto se intentaba cerrar un capítulo sombrío de la
historia, algo que en el futuro demostraría lo contrario.
La UCR con intenciones de lograr un apoyo del gobierno nacional convocó a una movilización. En vísperas de ver que el discurso no era el
esperado, censura al golpismo, y al encontrarse con la invocación de llevar adelante una economía de guerra, los participantes comenzaron a retirase de la
plaza de Mayo. La intención de esa convocatoria fue doble, por un lado se intentaba generar un apoyo al gobierno y preparar un marco para el lanzamiento
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del Plan Austral.
A comienzos de Noviembre de 1985 se llamo a elecciones legislativas, estas parecieron ratificar el éxito del Plan Austral y la pérdida de sufragios
por parte del oficialismo. El Plan Austral, surgió como una necesidad de dar un corte drástico entre el pasado inflacionario y el futuro estable. El cambio de
moneda, del peso argentino al austral, quiso simbolizar la revitalización de la moneda como signo de la “constitución económica” ausente. El Plan Austral si
bien exitoso en sus comienzos, habría de ir consumiéndose paulatinamente sin lograr la consolidación de sus objetivos fundamentales, resumidos en
principio por la estabilidad en si misma.
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Durante 1986 se dio curso a la ley que pasaría a llamarse, “Ley de Punto Final”. Esta establecía que una vez pasado el plazo de sesenta días
establecido por el Congreso para incorporar nuevas acusaciones contra quienes habían participado de la represión ilegal, sólo podrían ser juzgados
quienes hubieran huido del país o cometido hechos criminales que afectaran a niños.
Las manifestaciones populares fueron un común denominador a lo largo de todo el país y culminaron el 19 de abril con un acto multitudinario en la
Plaza de Mayo. Debido a ello el propio presidente debió concurrir a Campo de Mayo a tratar con los sublevados, tras lo cual anunció a la multitud que la
crisis había terminado con la rendición de los insurrectos. El presidente vio dañada su credibilidad al dar pedido de aprobación al Congreso de la Ley de
Obediencia Debida, en virtud de la cual se les otorgaba amnistía a los oficiales con grado inferior al de coronel por los delitos cometidos durante la lucha
contra la subversión. Las elecciones del 6 de setiembre de 1987, en donde se elegían Legisladores y Gobernadores, dejaron al radicalismo con la perdida
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de la mayoría en la Cámara de Diputados, y descalificado por el voto popular, comenzó a perder el rumbo. Durante 1988 se acentuó el derrumbe del
gobierno. Mientras se definían las fórmulas para las elecciones presidenciales de 1989, la situación económica se deterioraba y la inflación parecía
descontrolada. Los ajustes económicos previstos por el Plan Primavera, lanzado en agosto de 1988, fracasaron y aceleraron el proceso inflacionario. En
febrero se produjo el estallido hiperinflacionario y el mercado cambiario se volvió incontrolable. El presidente confesó “la economía nos explotó en las
manos” y se produjo la resignación anticipada a su cargo.
El 14 de Mayo de 1989 se llamo a elecciones presidenciales en donde Menem triunfó ampliamente, prometiendo en su speach un “salariazo” y la
realización de una “revolución productiva”. Menem se aproxima al tipo de los líderes empíricos. Hacia fines de mayo se produjo una ola de saqueos a
supermercados, almacenes y pequeños comercios. El gobierno ante estos desmanes debió declarar el estado de sito por treinta días y la represión cobró
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El nuevo ministro de Trabajo modificó la estrategia gubernamental hacia el movimiento sindical. Así se formó un Comité de Trabajo integrado por
varios ministros con la finalidad de mantener conversaciones con los sectores empresariales y de trabajo. Los objetivos del dialogo era luchar contra la
inflación, aumentar los salarios reales y diseñar una política de crecimiento. Pero los sindicatos rechazaron la política salarial del gobierno y la CGT declaró
una huelga general en 1984. Tres meses después la central obrera manifestó su voluntad democrática y la necesidad frente a la crisis de apuntalar y
reforzar los mecanismos republicanos.
El gobierno radical no pudo evitar la supremacía peronista al frente de las organizaciones obreras, aunque posibilitó un ambiente más propicio para
estilos de conducción más representativos de las bases y con mayor predisposición democrática que la predominante.
La inflación que se produjo en 1985 produjo un descontento en los trabajadores por lo cual la CGT dispuso un nuevo paro con movilización que
resultó exitoso en respuesta a la economía de guerra anunciada por Alfonsín. El gobierno respondió a la crítica situación económica con el Plan Austral.
Pese a que el plan dispuso un congelamiento de los salarios la CGT estableció una tregua implícita que no duraría mucho con el gobierno. Con el
desmejoramiento de la situación laboral la confrontación fue inevitable, estos reclamaban en sus la moratoria en el pago de los servicios de la deuda
externa, la reactivación de la economía y la convocatoria a paritarias. El gobierno radical intentó quebrar el frente opositor sindical, los intentos del “Grupo
de los 15” (una importante pero heterogénea fracción del sindicalismo) y de las “62 Organizaciones”, fracasaron y el año culminó con el noveno paro
general dispuesto por la CGT.
El nuevo ajuste que se pretendía realizar con el Plan Primavera tensionó aun más la relación entre el gobierno y los sectores gremiales. Las
huelgas generarles, producidas para manifestar el descontento con las políticas llevadas a cabo por los dirigentes, adquirieron un carácter cada vez más
ritualizado y no lograron encrespar el clima social.
• Constitución de una “Conferencia Económica Social” (CES), integrada por funcionarios del gobierno y por representantes de los grupos
económicos más poderosos con el objetivo de planificar las políticas económicas, las del desarrollo industrial.
• La intención del Ejecutivo era privilegiar el diálogo con representantes del movimiento obrero y con los empresarios industriales de la UIA.
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A pesar del apoyo dado al plan Austral por las organizaciones empresariales, estos demandaban un gradual descongelamiento de los precios, una
menor carga impositiva y la reducción de las tasas de interés. Las medidas económicas de mediano plazo que procuraban ampliar el papel exportador de la
industria y mejorar su competitividad internacional, no contaban con la aceptación de los empresarios industriales. Durante la segunda etapa del Plan el
gobierno buscó una ampliación del consenso, para ello planteó el descongelamiento y la flexibilización de los controles junto con el anuncio de
privatizaciones y fomento a las exportaciones industriales. Las asociaciones industriales continuaron apoyando el plan, mientras que las organizaciones del
sector agropecuario iniciaron un conjunto de presiones sobre la conducción económica. La caída de los precios internacionales de los granos y el abrupto
deterioro de los términos de intercambio provocaron una situación crítica para los productos agropecuarios. El claro ejemplo está en el accionar de cada
grupo, mientras que las asociaciones industriales se dispusieron a dialogar con el Estado y el sector sindical, las agropecuarias iniciaron un duro
enfrentamiento con el equipo económico traducido en declaraciones, movilizaciones y lockout patronales. Surgió entonces como nexo mediador el Consejo
Agropecuario de Emergencia Económica.
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A principios de 1987 y gracias a la inoperancia que mostraba el CES para lograr acuerdos entre empresarios y trabajadores, el gobierno dispuso el
congelamiento de los precios, los salarios, las tarifas, etc. Frente a tales complicaciones y enfrentamientos, el nuevo ministro de Trabajo (Alderete) intentó
un “Pacto Social” entre la UIA y la CGT para acordar acerca de la legislación laboral, las obras sociales y la política económica y salarial.
En Junio de 1987 el ministro de economía planteó la apertura económica y la reforma del sector público, atribuyendo la crisis que se venía
suscitando al modelo populista ligado a una economía cerrada. La experiencia “neocorporativista” ensayada con los capitanes y los 15 se desmoronó y el
ministro Alderete presentó su renuncia. También se diluyeron las relaciones privilegiadas de sectores del gobierno con el Grupo María y comenzaron a
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profundizarse los vínculos con los núcleos empresariales más liberales, tanto de origen local como transnacional. Con la reestructuración interna del
capitalismo argentino, los empresarios comenzaban a revalorizar el sistema democrático, en la nueva relación entre los poderes corporativos y el poder
político la legitimidad de este último era indispensable para que los nuevos núcleos económicos dominantes estrecharan sus vínculos internacionales, y por
último, que los nexos establecidos por el gobierno radical con sectores poderosos del empresariado neutralizaron nuevas coaliciones entre estos últimos y
los militares.
La puesta en marcha del Plan Primavera dio lugar a posiciones encontradas entre las asociaciones empresarias disconformes con el
desdoblamiento del tipo de cambio. En febrero de 1989, en vísperas de la hiperinflación, las asociaciones empresarias rompieron su alianza con el
gobierno, se consideraron liberadas del acuerdo de precios convenido en el Plan, y los exportadores se negaron a liquidar divisas a la tasa de cambio
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oficial. Un mes después, el propio candidato radical a la presidencia demandó la renuncia del equipo económico.
Hasta el lanzamiento del Plan Austral, el sistema democrático ofreció varias ventajas a los intereses empresarios:
• La derrota electoral del peronismo
• La desaparición del riesgo de que algunas de sus organizaciones fueran desarticuladas
• El reconocimiento por parte del gobierno de la hegemonía política de la UIA sobre otras unidad que se habían constituido en adversarias
• El enfrentamiento del gobierno con las organizaciones de trabajadores con el fin de recortar su poder e influencia.
Desde junio de 1985 en adelante, el radicalismo se mostró permeable a la participación de los capitalistas y sus organizaciones en el proceso de
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toma de decisiones. A partir de 1987, los planteos a favor de la apertura económica, de las privatizaciones y de la disminución de los roles del estado como
asignador de recursos apuntaron a modificar el modelo de acumulación en una dirección funcional a los intereses del gran poder económico. La posibilidad
de concretar reformas estructurales entre el gobierno y los empresarios poseía dos obstáculos:
• La fragmentación acentuada de las organizaciones empresariales, y la heterogeneidad de sus intereses que suponían obstáculos considerables a
todo intento de acuerdo.
• La “toma de posiciones” de los empresarios en el ámbito estatal se orientó a la obtención de ganancias diferenciales y a asegurarse la capacidad
de veto más que a generar políticas de vasto alcance.
Con la puesta en marcha del Plan Austral se decidió afrontar los compromisos externos del país aceptando las reglas de juego existentes y
encarando las reformas estructurales de manera de aventar los temores de los acreedores internacionales. A principios de 1989, luego de que la Argentina
recibiera un préstamo por 500 millones de dólares por parte de doce países industrializados, las autoridades norteamericanas comenzaron a manifestar
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Se logró cambiar la imagen externa de la Argentina y se recompusieron las relaciones con Europa, profundamente deterioradas durante el Proceso
de Reorganización Nacional.
El gobierno argentino esperaba, frente a las posturas norteamericanas, el apoyo europeo en la renegociación de la deuda externa. La posición de
los europeos no difirió fundamentalmente de la sustentada por la administración norteamericana y su apoyo quedó subordinado al logro de la estabilidad
económica y a la firma de un acuerdo con los organismos multilaterales de crédito y la banca acreedora. A partir de esta comprobación, la orientación de la
política exterior hacia Europa experimentó un cambio. La acción se encaminó en la búsqueda de asociaciones particulares, privilegiando las inversiones en
el aparato productivo argentino en lugar del sector público.
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Un ejemplo de la no posibilidad de reabrir el dialogo fue el caso de las Malvinas que a pesar de que la Argentina eliminó los obstáculos o
restricciones que se habían impuesto a las empresas británicas en el país, no obtuvo resultados. El gobierno argentino optó entonces por una estrategia
multilateral. Planteó la cuestión en la Asamblea General de las Naciones Unidas y en distintos foros tanto gubernamentales como no gubernamentales,
logrando importantes apoyos a favor de la negociación directa entre las partes en conflicto, pero sin conmover la postura británica.
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• Fortalecer la paz
• Desalentar la carrera armamentista en el área
• Oponerse a toda doctrina que subordine los intereses de América Latina a los objetivos estratégicos del conflicto entre las superpotencias
• Concertar políticas para “regionalizar los problemas y sus soluciones”
• Fortalecer las formas representativas de gobierno
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El problema de la deuda externa latinoamericana se fue convirtiendo en el tema más importante en la agenda externa del país a nivel regional. En
Junio once naciones arribaron al denominado Congreso de Cartagena que reclamó el tratamiento político de la deuda, la vinculación de las dificultades
financieras con los problemas del comercio internacional y estableció el principio de la corresponsabilidad de los países acreedores en el proceso del
endeudamiento.
Se profundizó la tendencia hacia el acercamiento bilateral con el Brasil. Iniciado en 1979 con el acuerdo que puso fin a las disputas sobre la
utilización de los recursos naturales de la Cuenca del Plata y en 1980 con la visita a Bs. As. de un presidente Brasileño. El acercamiento a Chile fue otro
capítulo decisivo de la política exterior del gobierno de Alfonsín. La firma del tratado de Paz y Amistad se concreto en la Ciudad del Vaticano en Noviembre
de 1984 y puso fin al diferendo austral por el Canal de Beagle.
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8.5.3. Las relaciones con la unión soviética y los países del Este europeo.
Las relaciones del gobierno radical y la Unión soviética se iniciaron de manera auspiciosa. La prensa soviética elogio al presidente electo Raúl
Alfonsín calificándolo de hombre “progresista y renovador” y considero constructivo su programa de gobierno. El vicepresidente soviético había expresado
su deseo de intensificar las relaciones, pero simultáneamente para que Argentina incrementara sus importaciones. En este contexto, se reunió una
comisión mixta de cooperación económica y comercial argentino - soviética. Los soviéticos aspiraban a alcanzar una cifra similar al porcentaje que tenía los
EE.UU. en el comercio de importación argentino. También se discutió la realización de distintos proyectos (FFCC., portuarios e hidroeléctricos) con
participación soviética. En cuanto al intercambio comercial los soviéticos pretendían la utilización del trueque o el intercambio compensado, reduciendo al
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Malvinas.-
Una de las preocupaciones de Alfonsín se vinculaba a los problemas comerciales, ya que luego de la firma de convenios de granos, la U.R.S.S.
redujo abruptamente sus compras. Esto se debió a la caída de los precios del petróleo, el gas y el oro que afecto a las principales fuentes soviéticas de
divisas y aparte de la competencia de otros países exportadores de productos agrícolas, que determinaron el desvío de las compras soviéticas hacia otros
países que ofrecían mejores precios. Los temas políticos fueron abordados por ambos gobiernos como el referido a las islas Malvinas, donde se reclamo
un acuerdo político.-
Un año después de la gira de Alfonsín el canciller soviético visito la Argentina, entre estos temas reitero el apoyo a la posición Argentina con
respecto a las islas Malvinas y apoyo la desmilitarización del Atlántico Sur por parte de Gran Bretaña.-
En el terreno económico, se aspiraba a la organización de empresas mixtas con la participación de ambos países y a la acción conjunta entre
empresas soviéticas y compañías privadas argentinas en otros mercados.-
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los precios industriales y la reducción de las tasas de interés reguladas. Además se creo el Plan Alimentario Nacional, se incremento el presupuesto
educativo y se redujo simultáneamente el gasto militar.-
Sin embargo, los proyectos y las medidas implementadas no lograron una aproximación a los objetivos iniciales, ya que hubo importantes
dificultades, como el proceso inflacionario, presiones monopólicas de los nuevos grupos económicos, planteos sindicales, déficit fiscal y trabas en la
negociación de la deuda externa. Ante los incrementos nominales de los salarios para incentivar la demanda interna, la respuesta empresaria fue aumentar
en muy pequeña medida la producción, los niveles de ocupación y la utilización de la mano de obra para afrontar la mayor capacidad de compra. En
consecuencia el aumento de la demanda, considerado artificial y transitorio, no generó el esperado incremento de la producción. Tampoco alcanzo
resultados satisfactorios los intentos de reducir el déficit fiscal, reduciendo los gastos y aumentando los ingresos.-
En materia de deuda externa no hubo avances importantes, donde el equipo económico ante la presión de la banca acreedora tuvo que profundizar
medidas de saneamiento y ajuste, en particular al manejo de la política monetaria y fiscal. Se limitaron así los incrementos nominales de salarios, que se
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situaron por debajo de la tasa de inflación. También se implementaron fuertes subas reales en tarifas públicas y tasas de interés.-
Los efectos de esta reorientación de la política económica de Grinspun no fueron exitosos. A pesar de la recesión, de la reducción del salario real,
las tasas inflacionarias y las cuentas fiscales no hubo mejoras. Contribuían para ellos tres cuestiones interrelacionadas:
1.- Se percibía una importante cuota de improvisación en la medida en que el gobierno no acertaba a encontrar los caminos adecuados para
resolver problemas.-
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2.- El deterioro de la relación del intercambio disminuía el ingreso de divisas.-
3.- Los altos intereses de la deuda pública implicaban una fuente de egresos fiscales muy grande, que complicaban el equilibrio de las cuentas
públicas.-
Además el ingreso de divisas derivado del superávit comercial resultaba insuficiente para cancelar los compromisos con el exterior, por lo que
aumentaba la deuda.-
Especial importancia tenía la evolución del comercio exterior, ya que las autoridades confiaban en una expansión de las exportaciones
agropecuarias para revitalizar la economía local y solucionar el problema de la deuda externa. Sin embargo, también estimulaban a los competidores, por
lo que los mercados se saturaron y se produjo una sobreoferta de productos agrícolas que derrumbo los precios. Otro problema fue el proteccionismo que
había en los Estado Unidos y en la Comunidad Europea, por estos motivos las exportaciones no pudieron aportar las divisas suficientes para equilibrar el
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balance de pagos y cancelar por completo los vencimientos de la deuda externa. Además entre 1981-1989 hubo un gran deterioro de los términos de
intercambio lo que agravo la coyuntura.-
Los problemas que comenzaban a presentarse fue debido también a una percepción errónea del gobierno con respecto a la actitud de los
principales factores de poder (grandes grupos económicos, el sector agro-exportador y empresas extranjeras todos ellos ligados al sector financiero), al
igual que la banca acreedora, que no tuvieron las actitudes esperadas con respecto a la democracia naciente. Por el contrario, cada uno opero
exclusivamente en función de sus interese concretos e inmediatos. Debido a esto Grinspun renuncia en 1985 y es sucedido por Sourrouille.-
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reajustes del tipo de cambio y de las tarifas públicas. Los incrementos de salario fueron vinculados a la suba del índice de precios al consumidor, así el
mercado de la carne tuvo un crecimiento importante. Así mismo. Se dieron señales que incentivaron alzas de determinados precios industriales.-
En 06/1985, Alfonsín declaro una economía de guerra reduciendo el gasto público, un fuerte aumento de las tarifas, de los precios de los
combustibles y transportes, la paralización de las inversiones públicas y privatización de empresas estatales. Luego medio de un decreto de necesidad y
urgencia se inicio el “Plan Austral”.-
Este plan implicó un ajuste fuerte, con el objetivo de evitar el período de una hiperinflación. Las medidas fueron: cambio de signo monetario,
congelamiento de precios, tarifas públicas y salarios; reducción de las tasas de interés reguladas; devaluación y congelamiento posterior del tipo de cambio,
el cual fue compensado con un incremento de los impuestos a las importaciones, e implementación de una política monetaria y fiscal estricta, que
comprendía una reducción del déficit.-
El plan tuvo un efecto favorable inmediato, que incluyo un incremento de las exportaciones, lo que permitió el crecimiento de reservas de Banco
Central, a su vez la suba de la recaudación impositiva y tarifaria; la disminución del déficit fiscal y de la emisión monetaria y la reducción de la tasa de
inflación. En éxito en corto plazo, escondía las insuficiencias estructurales, cuyo programa no incluía realmente objetivos de reactivación o crecimiento. En
este sentido, la falta de un programa de largo plazo indicaba cierta debilidad que se profundizarían más adelante. Como medidas complementarias al plan
de ajuste, se plantearon algunos proyectos de privatización, como los de SOMISA y fabricaciones militares, el traslado de la Capital Federal a Viedma, la
reducción del empleo y del gasto público.-
La ausencia de medidas para estimular la expansión de los sectores productivos se superponía al recorte de los programas de inversión pública y a
los efectos restrictivos de la inestabilidad sobre la inversión productiva privada. Este último aspecto era influyente en la evolución económica de largo
plazo. Como contrapartida la inversión se canalizo cada vez más hacia la especulación financiera, lo que impacto negativamente en la inversión
productiva.-
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flexibilización de precios. La nueva fase del Plan Austral no sólo significaba la administración de los precios sino también la de tipo de cambio, tasas de
interés, la de salarios y la de egresos e ingresos fiscales.-
Durante 1986, el Plan Austral pareció mantener una relativa estabilidad de los precios y favorecer el crecimiento económico, luego de la recesión de
1985. El PBI. creció con un incremento del producto industrial. Esta expansión se baso en: retroceso de los salarios, redistribución regresiva del ingreso e
incremento del consumo de los sectores de mayores recursos, traslación de ingresos desde el agro y financiamiento del déficit fiscal a través del crédito
externo. La financiación del déficit a través del endeudamiento permitió mantener el pago de los intereses de la deuda externa.-
El 08/1986, se mostraba una lenta aceleración del ritmo del incremento de los precios. Entonces el gobierno intento un segundo ajuste debido a las
presiones inflacionarias. En este momento el presidente del Banco Central fue reemplazado por Machinea, quien propuso una política más restrictiva en el
manejo de la oferta de dinero, con el fin de reducir la inflación. Las tasas de interés reales activas descendieron durante dos meses y luego comenzaron a
elevarse otra vez. Por consiguiente el nivel de billetes y monedas en poder del público descendió con respecto al PBI, mientras que las mayores tasas
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estimularon un crecimiento de los depósitos a plazos.-
Esta política monetaria dio un salto hacia arriba en el déficit fiscal el 10/1986 hasta 01/1987. Esto paso por la caída de la recaudación aduanera
debido a la reducción de los precios de los productos agropecuarios en los mercados internacionales y a la declinación de las cantidades exportadas. Por
otra parte, la compra de divisas del gobierno para cancelar sus compromisos con el exterior generaba una expansión monetaria que se trataba de evitar por
medio de altas tasas de interés.-
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Sin embargo, la política monetaria constrictiva también afectaba a las cuentas públicas. Por un lado, su presión recesiva reducía la recaudación, y
por otro, incrementaba la remuneración a los encajes del sistema bancario, lo que aumentaba el gasto.-
En consecuencia cobraron más vigor las tensiones inflacionarias. En 12/1987 el equipo económico lanzó un congelamiento de precios y salarios,
ante el crecimiento de los desequilibrios en los sectores público y externo, y la incapacidad de tomar medidas para frenar la inflación. Así hubo intentos de
intervenir en algunos mercados cuyos precios influían en el costo de vida. A su vez el congelamiento de precios y salarios se combinó con una
minidevaluación, pero este intento fracasó rápidamente. -
Para el proyecto de ley de presupuesto de 1987 el equipo económico planteo medidas, las cuales proponían una mayor integración de la economía
al comercio mundial, a través de una apertura exportadora, la cual se basaba en el aliento a la inversión privada, la reestructuración de mercados de
capitales, del sistema financiero y la reforma del Estado. Esta reforma del Estado suponía una transformación del régimen de salarios y empleo público, la
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privatización de empresas públicas, reforma tributaria y reducción del gasto provincial excesivo.-
No obstante, las propuestas tuvieron un cumplimiento parcial, y las resistencias internas por parte de distintos factores de poder, como los
contratistas del estado, los beneficiarios de regímenes industriales, los gobiernos provinciales y los empleados públicos. Así la situación económica
comenzó a dar signos de mayor deterioro, influyendo en ello la presión sindical por mayores salarios y contra la racionalización del sector público; la presión
de la banca privada internacional por el pago de la deuda; la lentitud en la ejecución de las privatizaciones de las empresas del Estado.-
También existían problemas de financiamiento en el sector público. El compromiso de mantener bajo control la cantidad de dinero se vía opuesto
por el creciente déficit fiscal y por la necesidad de comprar divisas para cancelar los compromisos externos. Esto obligaba a recurrir a herramientas de
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política económica que podían ser explosivas en mediano plazo, como reemplazar parte de la nueva masa monetaria con la colocación de nuevos títulos
públicos, en la misma dirección operaba el incremento de los encajes de los sistemas bancarios, que eran remunerados con un interés. Estos intereses
constituían un gasto que alimentaba el déficit.-
A medida que el mercado de esos títulos se fue saturando, que la deuda crecía y que la inflación ardía, el gobierno se vio forzado a incrementar las
tasas de interés para que sus bonos no perdieran atractivo, lo cual volvía a repercutir sobre la deuda. A pesar de estas dificultades, el gobierno intento
profundizar las reformas estructurales ya programadas:
1.- Ley de coparticipación federal (apoyo de las provincias hacia el gobierno nacional).-
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que en principio había apoyado al programa económico, suspendió los reembolsos prometidos, previniendo para las elecciones de 1989 el triunfo peronista.
Para muchos esa perspectiva era preocupante, planteando a este problema Angelos, el candidato oficialista, la profundización de un modelo privatizador y
liberalizante.-
El 01/1989 se produjo una corrida especulativa contra el Austral, en la cual intervino el Banco Central. Así el intento del gobierno por preservar el
valor del Austral concluyo en un fracaso. Estas dificultades en el sector externo se sumaron los vencimientos de la deuda del tesoro, lo que complicaba el
manejo monetario. El 06/1989, las autoridades monetarias ya no contaban con suficientes reservas para intervenir en el mercado cambiario, por lo que
procedieron a reorganizarlo nuevamente. La reorganización del mercado cambiario significaba una devaluación encubierta, que no fue suficiente para
detener las protestas de los grupos económicos opositores, liderados por la Sociedad Rural Argentina. Pero además, provocó el rechazo de quienes
habían apoyado el Plan Primavera, debido a esto se inicio una fuerte fuga de capitales, lo que ocasiono un golpe económico catastrófico. La especulación
fue imparable, lo que disparo la cotización del dólar libre. A su vez, los precios comenzaron a acompañar la evolución del dólar, por lo que se ingreso en un
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proceso hiperinflacionario.-
Las causas de la hiperinflación eran múltiples y generaron gran controversia en la economía. Estas causas fueron:
1.- La crítica situación de la balanza de pagos.-
2.- El comportamiento especulativo de importantes sectores económicos.-
3.- El encadenamiento de aceleraciones crecientes de la inflación.-
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4.- La presión por la distribución del ingreso.-
A ello contribuyo también una errática política de contención por parte del gobierno.-
A fines de marzo, renuncio el equipo económico de Sourruille, y los sucedió Pugliese, quien puso en practica una nueva reforma cambiaría. Así en
las siguientes semanas se desacelero el aumento del precio del dólar, pero la inflación continuo ascendiendo. Pugliese reconoció su impotencia, criticando
ácidamente a los operadores económicos que continuaban especulando contra el Austral. Luego de recriminarle que “LES HABLE CON EL CORAZÓN Y
ME CONTESTARON CON EL BOLSILLO”, renunció a su cargo, sucediéndolo Jesús Rodríguez, quien reintrodujo un régimen de control de cambios y una
regla de Crawling Peg (ajuste del tipo de cambio por la inflación pasada). Las nuevas medidas, sumadas al anuncio por parte del presidente electo de la
nominación de su futuro ministro de economía, a la negociación de la renuncia de Alfonsín y el consecuente recambio anticipado de autoridades, y a la
restricción de los retiros en efectivo de las cuentas bancarias, lograron controlar temporariamente la evolución del dólar. Sin embargo, los precios siguieron
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aumentando a tasas cada vez mayores. Debido a esto el 08/07/1989 Alfonsín entrego la banda presidencial al negro, corrupto, hijo de puta y traidor a la
patria, entre otras cosas “Carlos Menem”.-
El traspaso del poder se concretaba en el marco de un recrudecimiento hiperinflacionario. Los precios, salarios y tarifas de gas, electricidad y
teléfonos subieron en gran medida, pero los salarios en un índice menor. Aunque en agosto la inflación descendió pero la participación de los asalariados
cayo. Las consecuencias de la hiperinflación fueron graves:
1.- La monetización de la economía cayó a valores ínfimos.
2.- La deuda interna creció en forma exponencial
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3.- Los ingresos de la tesorería General de la Nación se redujeron violentamente en términos reales.
en una creciente salida exportadora de los sectores correspondientes. Al mismo tiempo, se observo un proceso de concentración económica de empresas,
que gano peso en el mercado, desarrollo en muchos casos una estrategia de diversificación de la producción y trabo fuertes vínculos con el estado como
proveedor, como fuente de financiamiento, como receptor de cuantiosos subsidios abiertos o encubiertos y como factor de presión política.-
En ese sentido, el gobierno radical no produjo modificaciones sustanciales ni en el nuevo balance de poder entre los diferentes sectores
económicos, ni en la orientación general del proceso económico.-
Las actividades exportadoras se beneficiaron claramente con las políticas radicales por diversos factores:
1.- La consolidación de las pautas de distribución funcional del ingreso que se habían perfilado durante la dictadura, con lo que sí la depresión del
consumo interno perjudicaba a los sectores que se encontraban en el mercado interno, los que desarrollaban estrategias exportadoras lograban mejorar su
competitividad. Por ese motivo, la inflación también tendía a favorecerlo.-
2.- Luego de la sanción de la ley 23101 en 1984, se impuso una legislación que creaba o perfeccionaba diversos mecanismos de promoción de las
exportaciones. Los exportadores contaban así con incentivos fiscales impositivos (exentos de pagos de impuestos internos), incentivos financieros
(financiación de exportaciones), beneficios en el marco de la producción industrial y estímulos varios. Estos mecanismos tuvieron un importante impacto
sobre las cuentas públicas, en un momento en que el déficit fiscal resultaba difícil controlar.-
3.- A nivel oficial se trato de fortalecer los vínculos con los socios comerciales de la Argentina, destacándose el programa de integración y
cooperación económica con el Brasil en 1986. Se adoptaba para ello un enfoque sectorial, basado en acuerdos en diversas ramas de la producción.
Aunque los acuerdos se fueron debilitando, se logro un aumento efectivo del comercio y una transformación de su composición. Además, quedaran
sentadas las bases para el MERCOSUR.-
En ese marco, se produjo un rápido crecimiento de las exportaciones del sector primario. Sin embargo, el mayor dinamismo exportador se registro
en el sector manufacturero, aunque asociado en gran medida a la producción agropecuaria. También crecieron significativamente las colocaciones del
sector pesquero y de pasta del papel.-
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Corte Suprema de Justicia estaba fuera del control gubernamental. Para ello y debido a que había fracasado el intento de que renunciaran los miembros de
la Corte Suprema envió proyecto de ampliación de la misma en sus integrantes, el cual fue aprobado. Así fue como logrando colocar a miembros allegados
a su política, logró tener el respaldo judicial.
La administración menemista quedó involucrada en varios acontecimientos turbios, hechos de corrupción, estafas, y grandes negocios lucrativos
para miembros cercanos al poder político. Estos hechos de corrupción se agregaron a las dudas generadas por ciertos procesos de privatización que
constituyeron el punto de partida de otras desprolijidades que se repitieron con el correr del tiempo. Casos como el de María Soledad Morales evidenciaron
la existencia de complicidades policiales y políticas. Las grandes desprolijidades condujeron a que el 3 de abril de 1990 se produjera otro nuevo
levantamiento de los carapintadas. Esta fue la asonada más cruenta desde la restauración de la democracia, dejando como saldo 13 muertos y más de 20
heridos. El aplastamiento de los carapintadas por tropas leales al gobierno y los siguientes indultos descomprimieron el frente militar y desdibujaron el
protagonismo político de los uniformados. Con la necesidad de descomprimir el frente militar determinó que el gobierno decidiera una medida controvertida.
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El presidente indultó a 216 militares procesados o condenados por causas diversas.
Durante la década de 1993, el gobierno inició las acciones destinadas a la reforma de la Constitución Nacional. Con la reforma se pretendía acortar
el mandato de los senadores, la elección directa del intendente de la ciudad de Buenos Aires por parte de sus habitantes y principalmente, la posibilidad de
reelegir al presidente, aunque abreviando su mandato a cuatro años. La necesidad de acentuar la concentración de poder en manos del presidente sus
ambiciones hegemónicas y los éxitos en la lucha contra la inflación estimularon al presidente a buscar su reelección.
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Con la elección de los nuevos integrantes de la Cámara de Diputados el justicialismo obtuvo un nuevo triunfo y su liderazgo y poder político
parecieron consolidarse. La reforma de la constitución era casi un éxito y se iba asegurando los propósitos reeleccionistas. Existió una traba a la reforma de
la Constitución. Esta estaba dada por el radicalismo, quien ante la firma del Pacto de Olivos daba un quiebre a su posición estableciendo algunos puntos
importantes a ser tomados en cuenta:
• Crear un Consejo de la Magistratura par elegir los jueces
• La autonomía de la Ciudad de Buenos Aires
• La figura de un Jefe de Gabinete
• La elección de tres senadores por provincia
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Producto de la muerte del conscripto Omar Carrasco, y gracias a la publicación en los medios y a su seguimiento en los mismos, Carlos Menem,
ante tanta presión suprimió el servicio militar obligatorio vigente desde la sanción de la Ley Ricchieri en 1901.
Las elecciones presidenciales se realizaron el 14 de Mayo de 1995, nuevamente Carlos Menem era elegido presidente de los Argentinos conforme
a lo establecido por la reciente reformulada Constitución Nacional. Junto a las clases altas, los sectores medios acomodados seducidos por la estabilidad
económica y las capas pobres y marginales ganadas por la política asistencialista apuntalaron el triunfo menemista.
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Pronto la tensión política se instaló en el interior del gobierno. Paradójicamente, el triunfo electoral lejos de homogeneizar al oficialismo dio lugar a
un enfrentamiento por los espacios de poder. La reelección del presidente se había desarrollado en un marco caracterizado por la crisis más seria que
experimentaba el plan económico. Desde fines de 1994 se hacía evidente el costo social de su aplicación y el “efecto tequila” agudizó la recesión. La
desocupación se constituyó en el centro del escenario político-social. Los apoyos empresariales y de centros inversores extranjeros al ministro Caballo,
cuestionado, obligaron a Menem a ratificarlo hasta el fin de su mandato. Pero esto no sería tan cierto cuando a fines de Julio de 1996 el ministro se vio
obligado a renunciar. La situación económica seguía sin mejorar y el ministro acusó a los legisladores de demorar la sanción de las leyes que estimaba
necesarias para afrontar la crisis. Caballo se negaba a negociar con la CGT una profunda reforma laboral como paso previo a la segunda reforma del
Estado. El presidente, en esta oportunidad, decidió desembarazarse del controvertido ministro, nombrando en su reemplazo al Sr. Roque Fernández.
El país se encontraba en un caos generalizado, la CGT organizaba paros nacionales, el CTERA instalaron carpas en la Plaza Congreso en donde
se desarrollaban ayunos en demanda de mejoras salariales y de una nueva ley de educación nacional.
La oposición siguió consolidando la estrategia aliancista. Pese a la heterogeneidad de sus componentes, los óptimos resultados electorales
permitieron que, en una interna poco traumática, definiera su fórmula presidencial. En consecuencia, Fernando de la Rua, fue consagrado candidato
presidencial en nombre del radicalismo.
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8.9 Los Partidos Políticos y Las Organizaciones Empresariales
En las elecciones legislativas y de gobernadores de 1987, la Renovación capitalizó el clima de desafección política hacia el gobierno. El triunfo de
CAFIERO como gobernador bonaerense lo proyectó como líder de la oposición. Menem había sido el gobernante peronista que mejores lazos había
establecido con el gobierno radical tras la derrota de 1983. A partir de 1987 se diferenció de sus compañeros renovadores cuando recogió el apoyo de los
sindicalistas marginados de la conducción del partido, de dirigentes que persistieron en posturas ortodoxas y de todos aquellos que se resistían a que el
peronismo se transformara, conforme a las aspiraciones renovadoras, en un partido más de la democracia liberal y abandonara su concepción de
movimiento.
Tras el triunfo en las elecciones presidenciales de 1989, Menem debió afrontar el problema de la gobernabilidad del país. Durante su campaña las
propuestas habían sido poco claras. Y sus afirmaciones en cuanto a la forma de tratar la deuda externa y sus propuestas de un “salarizo” y una “revolución
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productiva” no dejaban de ser contradictorias. Muchas de las incertidumbres que circundaban a Menem, en el marco de la extremada vulnerabilidad del
sector público, contribuyeron al proceso hiperinflacionario iniciado un mes antes de las elecciones.
Menem al asumir el gobierno trató de aventar toda duda en cuanto al rumbo de las políticas económico-sociales a encararse: la designación de un
representante de uno de los grupos oligopólicos multinacionales de origen argentino más poderosos al frente del Ministerio de Economía fue una señal
clara en ese sentido. También lo fueron el nombramiento de asesores de organizaciones como la UIA y la CAC y líderes del principal partido de la derecha
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liberal.
La estrategia menemista de construcción de poder significó una ruptura con parte de las concepciones peronistas. La doctrina y la práctica
históricas del peronismo se habían caracterizado por un patrón de comportamientos político de enfrentamiento con las empresas y grupos económicos más
poderosos y con sus organizaciones representativas. Para evitar el aislamiento político que sufrió Alfonsín, Menem conformó un gabinete con aquellos
poderes que en la vida política y social del país no podían ser ignorados sin pagar un alto costo. A poco más de un mes de asumir, el presidente había
logrado el apoyo prácticamente mayoritario del empresariado. A esta altura, el rumbo económico gubernamental gozaba de mayor apoyo entre las filas
empresarias y los partidos de derecha que entre las del partido gobernante y del sindicalismo. Frente al sindicalismo, el gobierno trato de neutralizar a los
sindicatos más combativos.
A fines de 1989 el “Grupo de los 8” (UIA, SRA, ADEBA, ABRA, Bolsa de Comercio, UAC, CAC y Cámara de la construcción) apoyó las medidas de
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liberación del mercado cambiario y de los controles de precios dispuestas por el ministro ERMAN GONZALEZ. Durante 1990, los industriales y los sectores
ligados a la construcción se vieron afectados por la recesión y la presión impositiva, mientras que el empresariado agropecuario manifestó su desacuerdo
con la presión impositiva y con el tipo de cambio.
Caballo al comenzar su gestión encontró resistencias. En marzo de 1991 tuvo su más importante apuesta, el Plan de Convertibilidad, que fue
aprobada por la mayoría de los diputados peronistas y los partidos de derecha. Sin embargo el nuevo escenario que se configuró desde entonces no pudo
ser aprovechado por todos los grupos empresariales. Los que quedaron descolocados frente a la competencia externa, promovida por la apertura
económica, no encontraron en sus organizaciones representativas una mayor capacidad contestaría. El gobierno estrechó vínculos con el establishment
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económico y financiero internacional y con los sectores locales ligados al mismo. Durante la gestión de Menem el radicalismo vio complicado su rol de
partido opositor. A partir de 1991 cuando el radicalismo trató de recomponer su perfil opositor, el gobierno recurrió a tres medios para neutralizar esta
postura:
1. Mediante la mayoría propia en el Senado o constituyendo mayoría en Diputados
2. Apelando a los decretos de necesidad y urgencia y a los vetos a las decisiones parlamentarias
3. Desde una posición de fuerza y aprovechando la debilidad del principal partido opositor, lo que generó la firma del “Pacto de Olivos”.
El debilitamiento del perfil opositor del radicalismo fue aprovechado por una fuerza política de centroizquierda, el Frente Grande. Este se vio
fortalecido en camino a las elecciones presidenciales producto de:
• La ruptura del senador y ex gobernador Bordón con el peronismo
• Los radicales convencidos de sus escasas posibilidades electorales dejaron la candidatura presidencial en manos de un candidato políticamente
débil, Masaccesi.
En 1997 Frepasistas y Radicales firmaron un acuerdo implícito y conformaron una alianza que luego se traduciría en una victoria electoral de
octubre y en el acuerdo para la conformación de la fórmula presidencial se dispuso a competir en las elecciones de 1999.
El presidente Menem, para neutralizar las reacciones dentro de las filas partidarias, aprovechó los márgenes de maniobra que le permitieron las
circunstancias de la crisis que precipitó su asunción, desestimando las críticas de los cuadros partidarios y argumentando la falta de alternativas y el escaso
margen de acción existente y copando la conducción del partido con sus allegados. La lucha interna puso en evidencia cómo el proceso de toma de
decisiones y negociación en el interior del justicialismo se desplazaba desde el presidente de la nación hacia el conjunto de gobernadores y aparatos
políticos provinciales.
El menemismo como identidad política comenzó a desdibujarse desde 1995. Basada en los sectores populares y en los grupos de poder
económico, los costos de la política de Menem terminaron erosionando los apoyos de aquellos sectores. La desocupación, la pobreza, la corrupción, la falta
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En el primer tramo del período democrático iniciado en 1983 con Alfonsín, quien no pudo construir una coalición de poder que asegurara la
gobernabilidad del país y debió asistir al desmoronamiento de un gobierno aislado y debilitado. Por el contrario Menem, logró una acumulación de poder
significativa que no sólo estuvo por encima de los partidos políticos, sino que también los marginó parcialmente. De esta manera, consiguió dividir a sus
adversarios y usó el poder hasta el borde mismo de la legalidad. Si bien fue uno de los pocos presidentes que gobernó sin estado de sitio, estableció un
considerable control sobre el Poder Judicial, concentrando poder en sus manos, y su período presidencial estuvo cargado de numerosos casos irresueltos
de corrupción de funcionarios públicos. En consecuencia, en los últimos meses del gobierno menemista, mientras la democracia restaurada parecía
consolidada y se reforzaba el apego por la institucionalidad, los índices de credibilidad social alcanzaron sus niveles más bajos.
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• Un país vulnerable y empobrecido no debe confrontarse con las grandes potencias, debe adoptar sus objetivos a los de la potencia dominante.
• La política exterior debe formularse teniendo en cuenta un riguroso cálculo de costos y beneficios materiales
• La autonomía relativa de un Estado no debe definirse como una mera libertad de acción o de decisión, sino en términos de costos relativos del
ejercicio de sus facultades que un Estado mediano casi siempre tiene.
• En el cálculo de los costos deben incluirse las percepciones negativas generadas en los países acreedores y capaces de exportar capitales.
El principal objetivo de la política de un Estado dependiente debe ser la reducción de costos y riesgos, lo que supone el alineamiento con las
grandes potencias o con la potencia hegemónica de turno. Los límites de una política exterior propia, condicionada a los avatares de un escenario
internacional conducido y diseñado por otros países y la de sus inversores, depende el financiamiento externo.
Las críticas a esta teoría apuntan a diversas cuestiones:
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• La conducta de los EEUU hacia la región ha mostrado su impronta estratégica mediante intervenciones directas o indirectas. La actitud menos
confrontacionista o colaboracionista de algunos países no se tradujo tampoco en ventajas ostensibles, tal como ocurrió con el Brasil después de la 2da
Guerra.
• No se puede inferir que la conducta internacional histórica de la Argentina fue de permanente confrontación con la potencia hegemónica.
• No es posible renunciar a priori a la defensa de intereses propios cuando, de hecho, persisten la violencia o los conflictos en la política
internacional y subsiste la ecuación hegemonía-subordinación como característica principal de las relaciones entre países periféricos y centrales.
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• El grado de confiabilidad de un país no se debe a una política exterior inspirada en el realismo periférico, sino a las condiciones institucionales,
económicas, políticas y sociales internas.
• La política de realismo periférico implica de ipso la aceptación pasiva de la arbitrariedad y el autoritarismo entre los Estados al contrario del
objetivo siempre vigente de democratizar el poder internacional.
• Reducir la política internacional a un cálculo de costos y beneficios constituye una interpretación simplista que no toma en cuenta el conjunto de
elementos que integran una teoría de las relaciones internacionales, en lo cual intervienen sistemas de finalidad por un lado y sistemas de causalidad por el
otro.
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pese a las grandes presiones para continuar el proyecto, el misil fue desmantelado en 1993.
La reorientación de sus votaciones en la ONU se transformó en otra ruptura de la Argentina con su postura tradicional. Para revertir lo que el
canciller Di Tella interpretaba como el viejo vicio de votar en la ONU en disidencia con los EEUU a partir de marzo de 1991 se modificó esa tendencia. En
consecuencia, las decisiones comenzaron a tener un alto grado de coincidencia con los EEUU. El gobierno argentino también intentó deslizar el rol de las
Fuerzas Armadas hacia otros compromisos. En 1996 Menem durante su encuentro con Clinton, solicitó que se considerara la posibilidad de que la
Argentina fuera considerada un aliado extra OTA, para combatir el narcotráfico y el terrorismo. Esto no fue bien visto por los partidos de oposición.,
contradecía la postura de los militares argentinos y rompía con la posición conjunta de los países de la región. Menem fue el primer peronista que visitó los
EEUU. A partir de la primera reunión entre Bus y Menem en donde se intentaba destacar la búsqueda de apoyo norteamericano a las negociaciones
argentinas con el Club de Paris, el Banco Mundial y el FMI. A partir de allí, se multiplicaron los gestos norteamericanos de apoyo al gobierno argentino. Los
frutos del intenso relacionamiento bilateral parecieron visualizarse durante la segunda visita de Menem a Washington. Menem una vez asumido Clinton
continúo teniendo fuerte apoyo por parte de los EEUU, hasta que dos temas reaparecieron para complicar la agenda bilateral. Por un lado, el interés
estadounidense por la pronta sanción de la ley de patentes medicinales y, por el otro, el tradicional interés argentino por la eliminación de los subsidios
agrícolas.
El aspecto comercial pasó a constituir el plano más controvertido de la relación entre los dos países. Las sucesivas diferencias entre ambos y la
falta de complementariedad de ambas economías seguían complicando la agenda bilateral y tornando problemática la posibilidad de establecer una
relación especial como la mantenida con Gran Bretaña en el pasado.
El balance de la política exterior argentina con respecto a los EEUU presentó una curiosa paradoja. En un contexto diferente en la Argentina retomó
la conducta internacional adoptada hasta los años 40’, antes de la llegada del peronismo al gobierno: en este caso, en lugar del Reino Unido, se busco a los
EEUU como socio privilegiado. Otro aspecto del diagnóstico consideraba que la globalización significaba la desaparición de la entidad de los espacios
nacionales y el debilitamiento del papel de los Estados en el proceso económico.
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ambos países en la búsqueda de la solución permitió la ratificación del acuerdo de junio de 1999 y puso fin a una era de conflictos.
El proceso de integración entre la Argentina y Chile se desarrolló alrededor de tres ejes:
• La cooperación y la complementación económica
• La integración física
• La complementación energética.
Se buscó también la integración en otros niveles. Así se firmaron acuerdos para la cooperación antártica, prevención y represión del narcotráfico,
telecomunicaciones, etc.
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8.10.5 El conflicto de Malvinas
Desde la asunción de Menem, se modificó el tratamiento del tema dentro de la agenda diplomática. Por un lado se lo mantuvo en los carriles de la
negociación bilateral con el Reino Unido, y por otro, se congeló el debate de la Asamblea General de las Naciones Unidas, aunque se lo continuó en el
Comité de Descolonización de las Naciones Unidas y en la Asamblea General de la OEA.
En 1898 el nuevo gobierno comenzó a recomponer las relaciones con Gran Bretaña. Si bien durante la campaña electoral Menem tentó a los
sectores nacionalistas con la promesa de la recuperación de las Malvinas a sangre y fuego una vez convertido en presidente logró que una reunión entre
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los representantes de ambos gobiernos, acordaran la reanudación de las relaciones consulares, los vínculos económico financieros las comunicaciones
aéreas, y marítimas y el cese de las hostilidades entre ambos países.
Dos cuestiones vinculadas a las islas Malvinas fueron objeto de negociación entre la Argentina y el Reino Unido. Ambas se referían a temas
económicos: pesca y petróleo.
La realización de nuevas negociaciones culminaron, luego de varios años, con una Declaración Conjunta. En Setiembre de 1995, según la
información oficial argentina, la Declaración era un paso fundamental para el establecimiento de un modus vivendi, basado en la adopción de acciones
coordinadas de los dos gobiernos para desarrollar actividades de explotación y exploración de hidrocarburos en las islas.
En intentos de negociación el Canciller Guido Di Tella manifestó que se debían contemplar los deseos de los habitantes. Se intentó con ello
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manifestar la independencia de las Islas Malvinas. La doctrina de seducción instrumentada por el canciller pareció encuadrarse dentro de esta perspectiva.
Las presentaciones y las manifestaciones de amabilidad del gobierno argentino hacia los kelpers apuntaban a persuadir a los isleños para que aceptaran la
soberanía Argentina. En el documento South Atlantic Ocasional Papers los kelpers se pronunciaron a favor de la soberanía británica a la vez que
formularon severas críticas al sistema político argentino.
La soberanía también fue abordada en el marco del MERCOSUR. La política de la chancillería argentina en el tema mereció severas críticas. La
fórmula del paraguas, al sustraer el problema del ámbito de las Naciones Unidas colocó el conflicto en el terreno bilateral, preferido por los ingleses. No se
avanzó en el afianzamiento de las pretensiones argentinas de mantener sus derechos de soberanía, respetando los intereses de los isleños.
Las expectativas aumentaron con el viaje de Menem hacia Gran Bretaña, luego de que no se realizaran encuentros desde 1960. Si bien la
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reconciliación quedó afianzada, ambos países mantuvieron sus respectivas posturas en torno a la soberanía de las Islas. A raíz de lo ocurrido en marzo de
1999, con la decisión chilena de prohibir los vuelos directos desde Punta Arenas a Puerto Argentino, a menos que hicieran escala en territorio argentino,
determinó el aislamiento de los isleños y precipitó la necesidad de un entendimiento con los argentinos. Gracias a ello se logró legar a un acuerdo bilateral,
en el que los ciudadanos con pasaporte argentino tendrían acceso libre al archipiélago. El convenio incluso incluyó un compromiso para incrementar la
cooperación bilateral en la conservación de los recursos pesqueros y en el control de la pesca ilegal en la región.
Entre 1989-1990 se asistió a la quiebra definitiva del Estado. Para esto Menem propuso el Plan de Convertibilidad, plan por el cual, el gobierno
justicialista intento encontrar una salida a la situación de banca rota, con una economía sumergida en una brutal crisis hiperinflacionaria y recesiva. En
definitiva adapto sus políticas económicas a los intereses de acreedores externos y de grandes conglomerados locales y extranjeros.-
La trágica experiencia de hiperinflación y recesión, el deterioro de las cuentas fiscales, el elevado endeudamiento, el retroceso de las reservas y la
huida de capitales obligaron a Menem a abandonar sus promesas electorales de “salariazo y revolución productiva”, buscando apoyo en los principales
agentes económicos. La idea era buscar el retorno a la estabilidad, para lograrlo, la búsqueda de credibilidad incidió en la elección de su primer ministro
de economía Miguel Roig y luego de su deceso a Rapanelli, que implicaba una alianza con los principales agentes económicos, ya que estos eran
directivos de la empresa Burge & Born. También nombro como parte de esta búsqueda del aval del poder económico a Álvaro Alzogaray como asesor
presidencia en temas de la deuda externa. Se acerco entonces, al gobierno, un conjunto de organizaciones empresarias representativas de la gran
burguesía nacional: el consejo empresario argentino, la sociedad rural, la cámara argentina de comercio y la unión industrial argentina. En cambio, el
movimiento sindical entro en una etapa de crisis y la CGT. Se dividió, una parte apoyo al gobierno y la otra no.-
El eje de este viraje fue el proceso de privatización de empresas públicas, por el que acreedores externos recuperaron en forma de activos parte de
la deuda.-
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solucionar los desequilibrios fiscales, agravadas por las abultadas deudas interna y externa.
2- Plan Herman ll o Plan Bonex: Este plan consistía en un canje de los depósitos a plazo fijo y en caja de ahorro existentes al 28/12/1989 y
los títulos de deuda interna del Estado por títulos públicos en dólares a diez años. Además se prohibió temporalmente a las entidades financieras la
recepción de depósitos a plazo fijo, autorizándoles luego, una vez estabilizada la situación, la aceptación con plazos mayores a 90 días. En el período de
transición, las entidades solo podían recibir depósitos y créditos en Bonex y en divisas a tasa libre. Este plan implicó una importante pérdida para los
depositantes, reduciendo la oferta de dinero y provocando una fuerte recesión. Así el Estado logró reestructurar su pasivo, canjeando deuda de corto plazo
en moneda nacional por otra a largo plazo en divisas, con lo cual alivió la situación presupuestaria. A su vez, en 02/1990 se produjo otro pico
hiperinflacionario, ya que el presidente del BCRA, Rossi, se lanzó a comprar divisas, expandiendo la masa monetaria, generando una desconfianza que
mantuvo elevada la demanda de dólares.
3- Plan Herman lll: En 01/03/1990 se lanzó este plan, que reafirmó el rumbo neoliberal, encarando reformas de la estructura del sector
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público y de la economía en su conjunto a través de un conjunto de medidas, las cuales son: severo control de las compras y contrataciones del Estado, se
redujo el personal del sector público nacional con congelamiento de vacantes, jubilaciones de oficio y eliminación de secretarías, se incrementó la presión
tributaria, se acortaron los plazos de pago de los impuestos y se inició el proceso de las privatizaciones. Se implementaron así algunos lineamientos de
largo plazo, como la promoción de las inversiones extranjeras, la reforma del Estado y las privatizaciones. A diferencia del plan Bunge y Born los planes de
Herman se fundaban en liberar el mercado cambiario y los precios, congelando los salarios. Así se produjo una reorientación de la política económica,
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pasando a favorecer prioritariamente a los acreedores externos y, de manera secundaria al de los exportadores. Los grandes contratistas del Estado
también se beneficiarían participando en las privatizaciones. Como resultado de estos planes y la recesión, se incrementaron las exportaciones y se
redujeron las importaciones, lográndose un superávit en la balanza comercial, un incremento de las reservas y una estabilización del precio dólar. Los
salarios reales, en cambio se contrajeron (redujeron) debido al congelamiento de las remuneraciones nominales en un marco persistente de inflación. En
este contexto, las cuentas públicas comenzaron a arrojar superávit. El aumento de la presión fiscal permitió incrementar los ingresos, fortalecidos por la
disminución de la inflación. De esta manera el superávit fiscal estabilizaba el patrón monetario y además permitía la transferencia de fondos a la banca
acreedora, lo que destrabó un crédito pendiente por parte del FMI.
4- Plan Herman lV: Intentaba incrementar aún más los ingresos fiscales debido a la persistencia de la recesión, con el motivo de mantener
el superávit fiscal necesario para el pago de los intereses de la deuda externa. Para ello debía recurrir a una modificación del esquema tributario, lo que
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implicaba la quita del privilegio de “exención de impuestos” a los sectores más pudientes, alternativa que no entraba en las consideraciones de Herman.
5- Plan Herman V: En 10/1990 hubo una severa reducción del gasto público, efectivizada a través de medidas tales como la reducción de
la inversión gubernamental; el incremento de las tarifas públicas; la demora con el pago a los proveedores del Estado y de las deudas también;
refinanciándolas a largo plazo; el congelamiento de los salarios estatales; la eliminación de contribuciones y subsidios sociales; la suspensión de nuevos
proyectos de promoción industrial y la reducción de montos destinados a programas ya establecidos.
A pesar de las sucesivas medidas, la actividad económica continuaba deprimida, mientras que la inflación no podía ser vencida por completo. En
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este contexto, se produjo un incidente político denominado “Swiftgate”, al denunciar el embajador de EE. UU., Todman, que la empresa de origen
norteamericano Swift había recibido un pedido de soborno, que involucraba al cuñado del presidente y funcionario del gobierno, Emir Yoma, En medio de la
escalada del dólar, de los serios problemas fiscales, de una fuerte emisión monetaria y de un incremento de la inflación, tal acontecimiento actuó como
detonante para provocar la renuncia del ministro de economía, en 01/1991.
Los planes lanzados por Herman consistieron en sanear las finanzas públicas para alcanzar un superávit fiscal, controlar la emisión de dinero,
mantener el superávit del balance comercial, recomponer las reservas de divisas, privatizar algunas de las más importantes empresas públicas, liberalizar el
mercado de cambios y los precios internos, renegociar la deuda externa y reestructurar el endeudamiento público interno.
Asumió como titular de Economía Caballo. Este concebió, durante los primeros dos meses de sugestión, el “Plan de Convertibilidad”. Este plan se
planteaba reducir la inflación y profundizar la reforma estructural extendiendo la privatización de empresas públicas y descentralizando las funciones del
Estado, equilibrando las cuentas fiscales, flexibizando el mercado laboral, desregulando y liberalizando la economía, y realizando una amplia apertura
comercial y financiera.
El nuevo programa tenía tres ejes principales de acción:
1. Lograr la estabilidad de precios a largo plazo, a través del establecimiento de una paridad cambiaria fija y la eexigencia de un respaldo total de la
moneda en circulación.
2. Lograr el disciplinamiento del sector privado, inhibido de incrementar sus precios por la competencia externa, a través de la apertura comercial.
3. Lograr el equilibrio de las cuentas fiscales a través de la reforma del Estado y el programa de privatizaciones.
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Este enfoque es una versión extremadamente fuerte y rígida del neoliberalismo (importante rol del Estado), cuyos elementos constitutivos se
pueden reducir a tres principios fundamentales:
1. Asegurar el libre juego del mercado y la competencia.
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2. Abandonar las pautas en el terreno de la oferta monetaria. El objetivo de la política monetaria es el mantenimiento de la estabilidad de precios, lo
cual se logra vinculando la expansión monetaria a la existencia de reservas del Banco Central.
3. Los bienes públicos no ofrecidos por el mercado deben ser provistos por el Estado. Por bienes públicos se entienden, la defensa interna y
exterior, la infraestructura, la seguridad social y la educación y capacitación laboral. Sin embargo, este principio no implica que el Estado deba encargarse
directamente de la provisión de esos bienes, ya que puede darlos en concesión a empresas privadas.
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económicos a desprenderse de divisas para obtener dinero local y poder concretar sus transacciones. Esto tuvo como consecuencia una caída en la
cotización, que permitió al BCRA proseguir incrementando sus reservas por medio de compras en el mercado, solidificando la cobertura del circulante.
El 1° de abril se estableció la convertilidad. La ley dispuso la libre convertibilidad de la moneda nacional con respecto a cualquier moneda
extranjera, y estableció que los contratos deberían ser cumplidos en la moneda que fijaran las partes. Así se prohibió la emisión de moneda no respaldada y
se anularon las indexacones(ajuste del valor de un elemento en función de un índice determinado), intentando evitar la inflación pasada hcia el futuro. El
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01/01/1992 se estableció el peso como moneda de curso legal, y se fijó el tipo de cambio de 1 peso pr dólar.
El sistema, procuraba evitar que el Estado emita dinero para solventar el déficit público. La creación y la absorción de dinero quedan limitadas al
ingreso de las divisas. De esta manera la convertibilidad formaba parte de un conjunto de normas que buscaban reducir el campo de acción del estado.
La ley de convertibilidad a su vez autorizó a integrar las reservas con títulos públicos, nacionales o extranjeros (no requieren de respaldo de oro o
divisas), contabilizados a su valor de mercado, de manera que los bonex, una deuda pública, pueden servir como garantía de la moneda. A través de la
colocación de estos títulos se produciría, una emisión encubierta, en las cuales las entidades financieras sustituyen al BCRA como emisor.
más lenta que lo previsto. Pero, a pesar de su desaceleración, la inflación continuó durante algunos meses por encima del promedio internacional,
produciendo un retraso del tipo de cambio que afectó la competitividad de distintos sectores productivos.
2. La estabilidad de precios se vio acompañada inicialmente por altas tasas de crecimiento económico. Las crisis internacionales (México 1995 y
Brasil 1999) interrumpieron el crecimiento interno. El aumento de la producción se basó al principio en una importante expansión del consumo, luego de la
recesión de 1989-1990. La capacidad ociosa de las empresas permitió un importante aumento de la producción en industrias como la automotriz de bienes
de consumo durables y de alimentos. No solo el sector industrial mostró un crecimiento continuado, sino también el sector primario, los servicios y el
comercio. Esto se debió a la expansión de la oferta monetaria producida por el ingreso de capitales externos, reaparición del crédito y el incremento de
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salarios reales.
Asimismo, se logro un precario equilibrio fiscal, debido a un incremento de los ingresos tributarios, al mayor nivel de actividad económica y la
menor evasión fiscal derivada de controles más efectivos. También aumentaron en gran medida las exportaciones, pero las importaciones se incrementaron
aun mas, con lo cual el balance comercial se torno estructuralmente deficitario, agravado por los saldos negativos de los servicios reales (turismo, fletes y
seguros) y financieros (intereses de la deuda externa). Por otro lado se incrementaron las reservas por el flujo de capitales del exterior.
Durante cuatro años la economía se mantuvo en una senda de crecimiento basado fundamentalmente en el consumo interno como factor
dinámico, mientras el ahorro interno se mantenía bajo y el déficit del comercio exterior crecía.
El objetivo de esta estabilidad se alcanzo con un conjunto de medidas que van desde los ajustes monetarios y fiscales hasta el aumento de la
competencia en los mercados internos por medio de desregulaciones, la eliminación de los ajustes en todo tipo de contratos y la apertura a la importación,
combinando la reducción de trabas arancelarias con el congelamiento del tipo de cambio. La convertibilidad elimino las expectativas inflacionarias y
devaluatorias de corto plazo, aunque también ayudo al efecto estabilizador, la reforma de la carta orgánica del BCRA, que le otorgo independencia respecto
del poder ejecutivo.
Sin embargo, el éxito inicial del programa estuvo asociado a un cambio favorable del contexto internacional derivado del descenso de la tasa de
interés, el incremento de la oferta de fondos líquidos y un escenario menos tirante para la renegociación de la deuda externa, lo que ayudo a la
estabilización y al equilibrio de las cuentas fiscales. Así la recaudación por el IVA se elevo en una cifra importante. También se logro reducir la evasión de
aportes previsionales y se eliminaron los gravámenes ( impuestos o retenciones) a los débitos bancarios y a las exportaciones. Como consecuencia de ello,
aumenta la recaudación tributaria, aunque la evolución de su estructura fue muy regresiva.
El efecto Olivera-Tanzi (incremento de la recaudación por efecto de las caídas de las tasas de interés) y el crecimiento económico de los años
siguientes aumentaron también la masa de tributos cobrados, fortaleciendo los ingresos corrientes, los que fueron apoyados por recursos provenientes de
las privatizaciones. Sin embargo, luego de 1995 estos comenzaron a declinar. A pesar de ello, los gastos totales continuaron en ascenso debido a tres
factores:
1- Por los sistemas de jubilación privada. Simultáneamente, el importante crecimiento del desempleo incrementa las transferencias por subsidios
a los desocupados.
2- Por una mala asignación de los recursos.
3- Por el peso de los intereses del endeudamiento que se multiplico, lo cual elevó su monto en gran medida.
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A esto se le sumo el desequilibrio de los gastos provinciales en las deudas publicas. Recién con el pacto fiscal de 1993 se traslado el esfuerzo recaudatorio
a este nivel del aparato estatal, lo que genero roces entre la administración central y los gobernadores, debido a la necesidad de ajustes en las cuentas
provinciales. si bien las provincias no estaban en principio de acuerdo con el ajuste fiscal, luego debieron ceder, viéndose afectado el gasto provincial por el
ajuste en los organismos centrales.
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Nacional”. También se eliminaron determinados regímenes salariales de empleados públicos denominados “ de privilegio” y se permitió el licenciamiento de
los trabajadores del estado. asimismo se anularon las normas que podían trabar el ingreso del capital extranjero a determinadas arreas hasta entonces
reservadas al capital nacional.
Por medio de la segunda ley se fijaron las condiciones para la privatización de numerosas empresas publicas. Una vez aprobado el marco legal,
comenzó un proceso que puede ser dividido en dos etapas:
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La primera ola de reformas fue empujada por la necesidad de reducir el déficit fiscal y lograr una mínima estabilidad de precios. Otros objetivos,
como el incremento de productividad y la competitividad pasaron a segundo plano. Lograda la estabilidad de precios, se inicio la segunda etapa, en la que,
se enfatizo mas en la modificación del rol del estado en la economía.
La reforma del estado propiamente dicha abarco un amplio programa de privatizaciones, la reforma administrativa y la transformación del sistema
de seguridad social, además incluya la liberalización de los mercados y el replanteo de la inserción internacional del país.
Los objetivos del programa de privatizaciones eran múltiples. En primer lugar, se planteaban como un camino para equilibrar el presupuesto, ya que
estas eran deficitarias, por lo que la privatización suponía una reducción del gasto. En segundo lugar se dio, en un contexto de apertura, se esperaba que
las privatizaciones eliminaran las distorsiones e ineficiencias derivadas a las viejas empresas publicas (ineficientes) que actuaban en mercados protegidos.
En tercer lugar, las privatizaciones ayudaban a recomponer la previsibilidad. Su cambio de propiedad implicaba un nuevo retroceso en la inserción del
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estado en el mercado. En ese sentido, la venta de las empresas publicas adquiría importancia como factor de reordenamiento de los mecanismos de
regulación internos. Uno de los problemas por los que las empresas estatales eran deficitarias se debía a la declinación de la inversión publica.
La ola inicial de privatizaciones se realizo con un ritmo sumamente acelerado, sin cumplir las recomendaciones habituales para este tipo de
procesos. Así las urgencias fiscales conspiraron contra las condiciones de venta, que no pudieron evitar la formación de mercados monopólicos y el
surgimiento de rentas extraordinarias. Esto paso con las privatizaciones de la primera tanda de empresas. En cambio, las privatizaciones realizadas a partir
del plan de convertibilidad, con una menor presión de los desequilibrios fiscales y de la búsqueda de credibilidad, tuvieron un diseño algo mas prolijo y un
marco mas abierto en el proceso de licitación. También se crearon las normativas reguladoras de los respectivos sectores, de forma que existieran mayores
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1995-1996 (superávit comerciales) se registraron a lo largo de la década persistentes déficit.
Las exportaciones argentinas se beneficiaron hasta1996 con un crecimiento paulatino de los precios en los mercados internacionales, lo que
permitió compensar parcialmente un tipo de cambio poco favorable para competir en el exterior. Esa tendencia comenzó a revertirse en 1997.
Desde el punto de vista sectorial, se observaron pocos cambios en la estructura de las exportaciones. Los productos de mayor dinamismo fueron:
cereales, carnes, aceites vegetales, productos químicos derivados de los hidrocarburos o metales y sus manufacturas.
Otro aspecto importante es la notable expansión de las exportaciones de pescados y mariscos. En donde la intensidad de las capturas provocó una
paulatina depredación de la fauna marítima, que obligó al establecimiento de temporadas de prohibición y comenzó a dificultar el sostenimiento de la
actividad, habiendo una reducción de las faenas hacia 1998. Una mejor política de control y preservación habría moderado la expansión.
En segundo término, se aprecia un formidable incremento en las exportaciones de combustibles entre 1989-1997, impulsado por la privatización y la
desregulación del sector y por la integración con el Brasil. Debido a este incremento disminuyen las reservas de hidrocarburos.
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El tercer aspecto llamativo fue el vertiginoso crecimiento de las exportaciones de material de transporte, fundamentalmente a la industria automotriz.
A pesar del importante incremento de las exportaciones, en los que la Argentina tiene importantes ventajas comparativas, y de sectores promovidos
con regímenes especiales como el automotor, la mayoría de las ramas industriales tuvo dificultades con sus ventas al exterior, a causa del retraso del tipo
de cambio. Esto fue notorio en la Unión Europea, en donde además del retraso frente al dólar, se añadió la reevaluación de este en relación con las
monedas de dicha región, reduciendo todavía más la competitividad de los productos argentinos.
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Lo verdaderamente llamativo en materia de comercio exterior fue el notable avance de las importaciones, debido a la eliminación de restricciones.
También jugó un rol muy importante la evolución del tipo de cambio que fue sobrevaluado. Por ese motivo la industria local sufrió una competencia
cada vez más dura a partir del ingreso creciente de mercaderías extranjeras. Sólo una parte de los servicios (no transables) estaba a salvo de la
combinación de apertura comercial y dólar barato.
El atraso cambiario constituyó, un instrumento de control para los precios internos, buscando disciplinar a los empresarios locales para que su
producción no superara los costos y precios internacionales. Es decir, la liberalización apuntaba estrictamente a la determinación del nivel de precios,
facilitando el ingreso de importaciones que no siempre cumplían con un mínimo de calidad o seguridad.
También, se incrementó notablemente la importación de bienes de capital. En este caso los determinantes fueron varios:
1- Se destaca la recuperación del nivel de inversión
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2- Parte de la producción nacional fue sustituida por bienes de capital importados, beneficiados por la desgravación (rebaja)
arancelaria, la ausencia de regímenes de “compre nacional” y las características de los programas de promoción, con incentivos para las
importaciones de equipos.
3- Las cifras registran el ingreso de bienes de capital destinados a la provisión de servicios de infraestructura lujosa en las zonas
urbanas. A pesar del salto en la inversión, la importación de piezas y accesorios para bienes de capital permaneció casi estancada.
4- Como resultado del proceso de integración con el Brasil (complementariedad de las empresas automotrices de ambos
países), hubo también un significativo avance en las compras de vehículos.
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El mayor dinamismo de las importaciones frente a las exportaciones determinó que, luego de varios años consecutivos de superávit comercial,
reaparecieran los déficits. Con el correr del tiempo aumentó todavía más la incidencia del déficit en el sector de servicios financieros. El incremento del
endeudamiento externo, de las tasas de interés y de la remisión (envío de dinero a su corresponsal) de utilidades de las empresas extranjeras provocaron
un creciente drenaje de recursos.
En el período 1990-1993 el balance de pagos había mejorado, debido al programa de privatización, que redujeron la deuda externa y a que, las
empresas extranjeras se encontraban iniciando una etapa de expansión de sus inversiones.
Por otra parte, la necesidad de financiar el déficit en la cuenta corriente con capitales externos exponía al país a las oscilaciones de la coyuntura
internacional. Un punto era que en este país las tasas de interés locales eran superiores a las internacionales lo que provocó la atracción de capitales, pero
las situaciones de turbulencia en los mercados financieros internacionales provocó la huida de capitales, arrastrando hacia la recesión de la economía
nacional en 1994.
Al producirse el derrumbe del peso azteca en México, el cimbronazo impactó de inmediato en la Argentina con un rápido retiro de los depósitos del
sistema bancario, una caída en las caída en las cotizaciones bursátiles y una disminución de las reservas. Algunas entidades financieras debieron cerrar
sus puertas, aunque el conjunto del sistema financiero logró superar la tempestad. Los márgenes de maniobra de las autoridades del BCRA para enfrentar
la emergencia eran limitados, pero aún así se logró detener el retiro de los depósitos e iniciar la reestructuración del sistema bancario nacional.
La necesidad de reequilibrar el sector externo sin recurrir a una devaluación se logró durante 1995 y 1996 mediante la presión de la recesión sobre
el mercado laboral y los precios, apoyada por circunstancias coyunturalmente favorables, como mejores precios para algunas exportaciones, el incremento
de las ventas al Brasil (en pleno ciclo expansivo) y las mejoras de competitividad por reducciones impositivas y disminución de algunos componentes del
costo de producción. No obstante, las condiciones adversas se mantuvieron desde ese momento y se incrementaron periódicamente. En consecuencia, los
desequilibrios internos se agravaron, demandando crecientes ingresos de capitales financieros externos.
Inicialmente, la cuenta capital logró un resultado favorable debido al proceso de privatizaciones y la estabilidad monetaria a partir de 1991. Por un
lado, ingresaron los pagos de las privatizaciones, y por otro se registró un flujo de inversiones extranjeras directas. Sin embargo, los desequilibrios fiscales y
de la cuenta corriente contribuyeron a reimpulsar el endeudamiento con el exterior.
Aunque la deuda externa pública disminuyó en forma temporaria con las privatizaciones, pronto retornó a un sendero de expansión. Superado el
”Efecto Tequila”, el Estado argentino volvió a financiarse nutridamente en los mercados internacionales de capitales, lo que produjo un aumento notable de
la deuda externa. Por otro lado, aumentó también el endeudamiento privado. En su conjunto, la deuda externa bruta duplicaba en 1999 el monto de los
inicios del plan de convertibilidad.
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del capital por medio de una intensificación del trabajo. Esta situación que implica la eliminación de conquistas laborales, una precarización de las
condiciones de trabajo y el sometimiento creciente de los asalariadosal árbitro de los empresarios. Así la imposición de condiciones de trabajo más laxas
(flojas) fue progresiva, plasmándose en normas que limitaron los incrementos salariales, fraccionaron las vacaciones y el aguinaldo, y redujeron las
indemnizaciones.
Los salarios reales, que ya habían sufrido una abrupta Caída durante el proceso inflacionario de 1989, bajaron un nuevo escalón a comienzos de
1990, para mantenerse relativamente en los años siguientes.
Asimismo, aumentaron notoriamente el desempleo y el subempleo, producto de los despidos de personal del sector público, de la reducción del
empleo industrial a partir de la quiebra y reconversión de numerosas empresas que sufrieron el embate de la apertura externa y del reemplazo de mano de
obra por equipos, que eran más productivos que el trabajador. En 1995 se reduce paulatinamente el desempleo, pero esta reducción se conjugó con un
incremento del subempleo. La precarización laboral se refleja también en el incremento de la cantidad de trabajadores “en negro”.
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Ante todo, la evolución de los salarios y la del desempleo no han corrido de manera paralela y no alcanza a advertirse una correlación definida entre
ambas variables.
El descenso de los salarios tampoco ha incidido en forma notoria en el crecimiento de la competitividad internacional de la economía Argentina y en
el incremento de las exportaciones.
Por otra parte, una propuesta exportadora basada en la contracción del salario no garantiza una mayor dinámica del crecimiento y puede conducir a
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resultados paradójicos, encontrando serios riesgos de fracasar.
fue el de Tierra del Fuego, cuya población se incrementó en un 136%. Las provincias del Noroeste, estancadas durante el sigo, evidenciaron una
recuperación. En La Rioja y Catamarca, como resultado de las radicaciones industriales, en el caso de Jujuy por la disminución de la migración.
demanda de trabajo formal contribuyeron al deterioro distributivo previo. Por otra parte, se registró un lento pero persistente incremento de la tasa de
desempleo y el estancamiento de la tasa de actividad, acompañados de aumentos en las diferencias entre las tasas de empleo de hogares ubicados en los
estratos externos de la distribución.
Para una correcta apreciación de la evolución de la calidad de vida de la población, debe tenerse en cuenta el desenvolvimiento de cuatro
indicadores clave:
1. la distribución del ingreso, cuya desigualdad estuvo lejos de atenuarse durante la década del 90’. Los datos para octubre de 1999, establecidos
por el INDEC, indicaban que en la Capital Federal y en el Gran Buenos Aires, el 10% más rico de la población ganaba 24 veces el ingreso percibido por el
10% más pobre. El avance de la inequidad en la distribución del ingreso en al Argentina no es un fenómeno sólo absoluto, sino que se pone de manifiesto
también en una comparación internacional. A partir de 1991, el desempleo se constituyó en el factor determinante de la elevación de la desigualdad de los
ingresos familiares. La caída de los salarios de aquellos preceptores que permanecieron ocupados también contribuyó a acentuar dicha desigualdad.
Ambos factores se dieron en marco de precios estables y de crecimiento económico, contradiciendo los supuestos de la teoría del derrame que afirma que
el crecimiento es la condición para una mejor distribución de la riqueza.
2. La línea de pobreza (valor monetario del costo de una canasta de bienes y servicios básicos de costo mínimo). Con la hiperinflación se registró un
47,5% de la población que se encontraba por debajo de la LP en 1989. La pobreza asediaba a otros sectores ubicados cerca del límite de la LP. En 1998 se
estimaba que los ingresos del 60% de los hogares de la Capital y Gran Buenos Aires era inferior a los 1000 pesos mensuales y no alcanzaba a cubrir los
costos de una canasta familiar más ampliada. La proporción de hogares pobres en el conjunto de las zonas urbanas del país se situaba alrededor de dos
puntos por encima de la del Gran Buenos Aires. La pobreza y la indigencia afectaban fundamentalmente a los niños, tampoco los adultos quedaron
exentos de esta situación.
3. El nivel de utilización de la mano de obra es otro indicador de las condiciones de vida de la población. El desempleo, el subempleo (personas
ocupadas que trabajan menos de 35 horas semanales por causas involuntarias) y el trabajo en sectores informales de la economía, debido a sus
tendencias ascendentes, se han transformado por primera vez en problemas relevantes en tanto acentúan la exclusión social y contribuyen al deterioro de
las condiciones de vida de considerables sectores de la población. Los factores explicativos pueden mencionarse, los despidos producidos en el sector
público, como consecuencia de la privatización de las empresas estatales, la reducción de los planteles de las administraciones provinciales, como
resultado de los ajustes de presupuesto, el cierre de numerosas empresas privadas con uso intensivo de la mano de obra, y la reducción de su nómina por
parte de las grandes empresas que debieron bajar sus costos para afrontar la competencia externa. Otros cambios producios explican la situación; el
trabajo en negro y el empleo marginal como formas precarias de empleo son modalidades que se difundieron dentro del mercado laboral y contribuyeron a
deteriorar los salarios reales y a una distribución regresiva de los ingresos.
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La caída salarial, la regresiva distribución de los ingresos, la precarización y el desempleo se constituyen en los factores estructurales que explican
la intensidad de la pobreza, el incremento de su heterogeneidad y la agudización de su intensidad entre los más carenciados.
En este escenario de creciente exclusión social resulta pertinente la evaluación de las políticas destinadas a reducir y a eliminar la pobreza en el
país. La relación del gasto público social (GPS) con respecto al PBI fue inferior al promedio de los países de la Unión Europea. El componente más
importante del GPS es el sistema de previsión social. Entre 1991 y 1997 el gasto correspondiente a este sistema tuvo un magro crecimiento anual del
0,62% La reforma del sistema bajó la cobertura de los activos, deterioró los beneficios de los actuales pasivos, profundizó los problemas de financiamiento
de las actuales jubilaciones y pensiones debido a la rebaja de los aportes patronales, la absorción de las cajas provinciales y el recorte de transferencias de
rentas generales.
La política de asignaciones familiares también resultó insuficiente para el sostenimiento de los ingresos. Lo que se desempeñaban en trabajos
informales no percibieron los beneficios que esta política establecía.
El seguro de desempleo y las políticas de empleo tampoco modificaron sustancialmente la situación de los sectores pobres. Ya que esta medida no
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ayudaba a incrementar su calidad de vida. Los requisitos para acceder a este plan fueron muy estrictos y sólo alcanzaron a los sectores asalariados
formales..
Por su parte, las políticas asistenciales de empleo no parecen haber constituido una solución al problema. En función de la dimensión del problema
de desempleo dichas políticas fueron insignificantes, representaron una estrategia de inserción laboral precaria, generaron competencia entre los propios
necesitados de empleo y promovieron el uso político de su distribución.
Los programas de asistencia y promoción social fueron insuficientes en función de la magnitud alcanzada por la exclusión social. La existencia de
programas de atención a la vejez pone en evidencia lo exiguo de los beneficios del sistema previsional como la insuficiencia de su cobertura. En líneas
generales, estos programas se caracterizaron por la dispersión, la escasa coordinación, la exigüidad de los fondos asignados y se prestaron al uso
clientelístico. En suma resultaron incapaces para contrarrestar los impactos de las reformas estructurales.
La política educativa tampoco resulta promisoria para los más pobres. El principal problema del sistema educativo sigue siendo la deserción, que en
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pone en evidencia sus falencias para retener a los niños y a los jóvenes de hogares pobres. La escuela no los retiene, y por lo tanto, no les proporciona la
educación formal y la capacitación que el mercado de trajo les exige. El sistema educativo muestra su impotencia para facilitar a los pobres una salida de su
situación.
La evolución del sector industrial fue mucho más volátil, y su crecimiento menos intenso que el conjunto del PBI, hecho que se reflejó en un
progresivo deterioro de su participación relativa. Diversos autores han señalado que el crecimiento del sector industrial argentino fue, en el transcurso de la
década, cinco veces más elevado que el de la producción industrial mundial, convirtiéndose en la experiencia más exitosa de la historia Argentina. La
apertura y retraso cambiario afectaron seriamente al sector industrial, provocando la virtual desaparición de la producción de bienes de capital y mutilando a
otras actividades, incluso aquellas con un desarrollo de larga data. Las cifras globales ocultan un proceso de profunda desarticulación y desintegración de
la estructura industrial, que acrecienta la vulnerabilidad de la economía argentina a las fluctuaciones de la coyuntura internacional, debido a la creciente
dependencia de la importación de bienes de consumo y de capital. Las transformaciones de los últimos años han provocado la desaparición de un gran
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número de empresas que no se adaptaban a los desafíos de la mayor competencia, lo que significó una gran destrucción de capital físico. Al mismo tiempo,
la reducción del número de empresas y los programas de racionalizción de las sobrevivientes incrementaron en forma notable el número de desocupados.
La evolución del sector industrial introduce también la discusión sobre los modelos de crecimiento. Durante el Menemismo y con el correr del tiempo
fueron planteándose importantes problemas que permiten dudar de lo adecuado del enfoque. Como se esperaba, el resultado fue, una importante
reorientación de la actividad productiva, concentrada en diversos sectores en los que el país cuenta con ventajas comparativas, mientras se desmantelan
ramas enteras debido a la apertura. Los aspectos negativos superaron cuantitativamente a los positivos, abriendo numerosos frentes de desequilibrio. Un
ejemplo fue la superación de las importaciones a las exportaciones que provocaron un importante déficit comercial. Este déficit duplicó el endeudamiento
externo y, con él, el drenaje de recursos en concepto de intereses, comprimiendo aún más el ingreso disponible e incrementando la necesidad de
financiamiento externo. Muchas de las empresas en actividad reemplazaron buena parte de sus insumos obtenidos en el mercado local por importaciones.
Si se restringiera el financiamiento externo y debieran comprimirse forzosamente las importaciones o practicarse una devaluación, se pondría de manifiesto
la precaria situación productiva de la Argentina y se estaría ante el riesgo de un colapso productivo mayor. Por último la reestructuración productiva también
generó una desocupación mucho mayor a la esperada, que comenzó a ser absorbida posteriormente de manera algo lenta.
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conjunto de los sectores productivos y dejando como secuelas graves problemas como la desocupación o la profundización de una distribución inequitativa
del ingreso, pero también la desaparición de numerosas actividades que incrementan la vulnerabilidad económica del país frente a condiciones
internacionales adversas.
El avance de los grandes propietarios se relacionó con diversos aspectos de la política económica entre los que sobresalió la eliminación de los
organismos oficiales de control que regulaban la actividad agropecuaria, dando campo libre a la profundización en los desequilibrios de poder entre los
diferentes grupos. En la misma dirección influyó la concesión de servicios públicos a operadores privados con intereses en el sector agropecuario (La
adjudicación del Ferrocarril Roca al grupo Fortabat).
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centros suburbanos del interior como Córdoba y Rosario. Este esquema se consolido con el modelo agroexportador y dio forma posteriormente a la
estructura espacial del proceso de industrialización, ya que las fábricas tendieron a instalarse en zonas próximas a los principales centros de consumo. La
producción, el acceso a la educación y las mejores condiciones de vida continuaron concentrados en una porción relativamente reducida del territorio,
mientras que el resto conservaba su posición de retraso, sólo matizado por el crecimiento de algunas economías regionales específicas. Una serie de
características que se perfilaban desde un punto de vista espacial, entre las que se desataban una profundización de las inequidades regionales, al quedar
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librada a la eficiencia y la eficacia de la provisión de los servicios sociales básicos a la capacidad económica y de gestión de las provincias y los municipios,
entre los que se advertía una fuerte heterogeneidad; el debilitamiento del Estado como agente moderador de los desequilibrios territoriales; el
encarecimiento de los servicios públicos y la flexibilización laboral.
En consecuencia el panorama regional ofrece hoy una profunda heterogeneidad, que depende de la trayectoria histórica de cada zona y del
impacto específico de la reestructuración. La política de apertura, como vimos, provocó una marcada transformación de la morfología de la producción, en
la que muchas actividades se contrajeron, mientras que aquellas que gozaban de ventajas comparativas lograron cierta expansión.
Sin embargo, la reestructuración y la modernización productiva produjeron una creciente heterogeneización también hacia el interior de cada región.
El notorio desbalance entre las diversas regiones puede verse por medio de distintos indicadores.
Aunque en prácticamente todos los casos la tasa de desempleo abierta sube, en algunas áreas lo hace de una manera más significativa que en
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otras, y no en todas el problema reviste igual gravedad. La divergente evolución del desempleo tiene relación con la reestructuración productiva, pero
también con la profundidad del ajuste del sector público nacional y provincial. En este último caso, la distribución de recursos del Estado nacional hacia las
provincias fue notoriamente asimétrica, obligando en algunos casos a un ajuste más severo que en otros.
Por ello la heterogeneidad nos remite al rol del Estado, que sufrió un giro importante en la década del 90’, adquiriendo un carácter marcadamente
pasivo, lo que abrió crecientes oportunidades a aquellos actores sociales que detentaban mayor poder de negociación para imponer sus estrategias. El
Estado fue también propulso de la creciente heterogeneidad.
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