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Rol del maestro

En principio de la práctica teníamos muchos interrogantes en cuanto a la interacción que

tendríamos con los niños y las niñas. Siempre llevamos una planeación de cada

intervención ya que esta era necesaria debido a que debíamos tener claridad de los propósitos

que queríamos lograr para cada actividad, al realizar dichas planeaciones era fundamental

contar con las opiniones y gustos de los niños, así que teníamos que construirlas y diseñarlas

para cumplir con los intereses y necesidades de los niños y las niñas. Así mismo nos dio la

posibilidad de reconocer y reflexionar sobre las falencias y aciertos que teníamos en el

desarrollo de cada actividad.

Para Las distintas actividades que realizamos y la ambientación de los espacios para el

desarrollo del juego simbólico, nos posibilito resignificar nuestra práctica pedagógica, dándole

un sentido primordial a la importancia de originar espacios donde se posibiliten experiencias

de juego, y que dichos espacios junto con los materiales posibiliten el potenciar las habilidades

de los niños y las niñas cuando están inmersos en un mundo de fantasía. Como docentes en

formación siempre tuvimos la iniciativa de ser vanguardistas y proponer el diseño de

actividades innovadoras y a gusto de los niños y las niñas.

Es así como a lo largo de la práctica pedagógica decidimos ser acompañantes de la

actividad desde la construcción de normas la observación y escucha. ya que influye en

el desarrollo de las actividades, así que debíamos proporcionar seguridad y ayuda por

medio de estas. Dar claridad de las normas desde el principio del desarrollo de las

actividades nos permitía fomentar el respeto entre ellos mismo y con el material que se

les disponía. Sin embargo para mantener las normas debimos mantener un equilibrio

entre ser permisivo para que las niñas y los niños puedan expresar sus ideas y mantener

las normas. Es así como en estos espacios se presentaron situaciones donde siempre

había uno o dos niños que no gustaban de la actividad, que se querían ir del aula donde
nos encontrábamos, o llamaban la atención para lo cual mantuvimos un dialogo

respetuoso, brindándole unos momentos para reflexionar sobre actuar y a través de su

curiosidad participara por sí mismo.

Por medio de la observación y la escucha nos permitió conocer las motivaciones,

intereses de ellos y ellas, conocer las posibilidades que creaban con el material y la

interacción con los ambientes que proponíamos , además, como se relacionaban con sus

pares, accediendo a comprender las diferencias de cada niño y niña, posibilitándonos

reconocer su fortalezas y debilidades.

Ruiz (2006) “pensamos que el papel del educador ante cualquier actividad del niño debe

ser el de permitir, favorecer, observar, registrar, documentar y posteriormente

reflexionar sobre ellas para reconocerlas, sacar conclusiones y darles un sentido” Ruiz,

Abad (2011,p.126)

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