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No hay reto más complejo para un padre que aplacar pataletas y berrinches. Sin embargo, acabar con las rabietas es absolutamente
posible, siempre y cuando como adultos actuemos adecuadamente. Bajo ningú n concepto se trata de gritar, insultar, humillar, amenazar o
castigar al niñ o.
Una vez má s, la comunicació n lo es todo en nuestras vidas y en la de nuestros hijos. El diálogo es el que nos ayudará a superar estas crisis.
Es má s, con el tiempo, verá s có mo dialogar proporcionará a tu hijo las herramientas necesarias para poder expresar lo que siente de
manera correcta.
aquello que y te has cansado de explicar y repetir una y otra vez con infinita paciencia. ¿Quieres saber de qu é se trata? ¡Descú brelo a
continuació n!
ni nada menos que del único recurso que tiene tu hijo para poder expresar sus necesidades, sentimientos y emociones.
Es natural que como padre te resulte molesto, incó modo y, en ocasiones, tambié n frustrante. Pero debes entender que tu hijo todavía no
sabe expresar con palabras aquellas emociones y sentimientos que lo exceden. Es decir, no controla ni gestiona y, por lo tanto, menos a ú n
sabe comunicarlo. Conservar la calma y armarse de interminables dosis de paciencia es condición indispensable para superar esta
circunstancia. Estar dispuesto a dialogar y a explicar la cantidad de veces que haga falta los motivos por los cuales “no es no”.
No se trata de manejar la situación con autoritarismo, pero tampoco confundir esto último con autoridad. Entonces, sí, manté n una
postura firme e inquebrantable. Por supuesto, tambié n, abierto al diá logo, comunicá ndote con un tono de voz suave, relajado y sincero.
De este modo, lo primero que debes proponerte es conocer las razones por las que tu hijo se encuentra tan enfadado o molesto. El segundo
paso es aportar explicaciones, consecuencias y, en caso de que no sea suficiente, proponer tambi é n alternativas. Ahora bien, ¿qué tienes
llegado el mundo, naturalmente le hemos dejado todo lo que necesita a sus pies. É l lo sabe, por eso un “no” para é l puede ser algo tan
horrible. La situació n se complicará cuando comience a experimentar cosas que no sabe controlar ni manifestar.
Pero descuida, porque, una vez que hayas realizado con templanza los pasos anteriores, tienes que jugar la última carta. La frase de
cierre. Muchas veces sucede que los niñ os nos terminan ganando por cansancio. O incluso, sacando lo peor de nosotros. Otras tantas veces,
esta típica y normal situació n desemboca en una interminable lucha esté ril para madres y para hijos. La idea es que este diá logo se pueda
Eso sí, proferidas con total firmeza. Se trata de poner el gancho de oro cuando tu hijo no quiera entender o planee continuar una
“Ya te respondí”. Puede que el niñ o despué s de todas las explicaciones, consecuencias y alternativas brindadas, intente lograr
su objetivo de todos modos. Uno de sus métodos puede ser la interrogación al estilo policial que, como verás, no tendrá
fin. Preguntará una y otra vez la misma cosa que ya has respondido cantidades de veces. La solució n está en frenar esta retahíla
“Esto ya no está en discusión”. Cuando quieras acabar con las rabietas que se originan por algo que simplemente no debes
permitir a tu hijo por cuestiones de seguridad , debes ser contundente. Tras los pasos anteriores, si el niñ o insiste, cierra la charla
con un “no vamos a discutir má s esto”. Puedes parecer dura, pero su bienestar debe estar por encima de todas las cosas.
“Esta conversación se acabó”. Otra buena manera de cerrar estas extensas conversaciones. Especialmente cuando el ni ñ o
vuelve a la carga una y otra vez tras cientos de explicaciones. Si no comprende las consecuencias ni responde a las alternativas, es
hora de dar por finalizada la charla. Despué s de terminar con esta frase en tono firme, el cambiar de tema o buscar
“La decisión está tomada. Si vuelves a mencionarlo, habrá consecuencias”. Si tu hijo se muestra muy insistente a pesar de
haber puesto todo tu empeñ o, esta es una buena opció n. Está de má s decir que, si apelas a esta estrategia, debes ser capaz de
cumplirla. Si tras esta frase, tu hijo aú n mantiene su actitud desafiante, es bueno que vea que cumples lo que dices: “te dije que
~ Rosa Jové ~