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El 

creacionismo es la creencia religiosa de que el universo y la vida se originaron «de


actos concretos de creación divina».123
Para los creacionistas de la Tierra joven, esto incluye una interpretación bíblica literal de la
narrativa acerca de la creación presentada en el Génesis (el primer libro de la Biblia) y el
rechazo de la teoría científica de la evolución.4Mientras la historia del pensamiento
evolutivo se desarrollaba a partir del siglo XVIII, varias posturas apuntaron en reconciliar
las religiones abrahámicas y el Génesis con la biología y otras ciencias desarrolladas en la
cultura occidental.56Aquellos que sostenían que las especies se habían creado por
separado (como Philip Gosse en 1857) eran llamados comúnmente "partidarios de la
creación" pero también "creacionistas", como se lee en la correspondencia privada
entre Charles Darwin y sus amigos. Mientras la controversia creación-evolución se
desarrollaba, el término "antievolucionistas" se hizo común. En 1929 en los Estados
Unidos, el término "creacionismo" se asoció originalmente con el fundamentalismo
cristiano, específicamente con su rechazo de la evolución humana y la creencia en
una Tierra joven (con una edad entre 5700 y 10 000 años). No obstante, este uso estuvo
disputado por otros grupos, como los creacionistas de la Tierra antigua y los creacionistas
evolutivos, quienes albergan conceptos diferentes de creación, como la aceptación de
la edad de la Tierra y la evolución biológica entendida por la comunidad científica.4

La teoría mutacionista se remonta a la obra de William Keith Brooks, Francis


Galton y Thomas Henry Huxley, cuyas ideas fueron recuperadas en la década de 1890 por
los trabajos de Hugo de Vries y William Bateson en torno a las variaciones naturales
discontinuas. Con el redescubrimiento de las leyes de Mendel, el mutacionismo fue la
postura defendida por gran parte de los fundadores de la genética de poblaciones
(Thomas Hunt Morgan, Reginald Punnett, Wilhelm Johannsen, Hugo de Vries y William
Bateson).
A principios del siglo XX se descubrieron dos hechos fundamentales. En primer lugar, se
comprendió que las variaciones discontinuas podían surgir por mutación y ser transmitidas
a la descendencia mediante factores discretos estables (las reglas de transmisión de tales
factores constituyen las leyes de Mendel). En segundo lugar, los experimentos de Wilhelm
Johannsen demostraron que las pequeñas variaciones cuantitativas que aparecen cada
generación no eran heredables. Según el gradualismo darwinista, la variación aparece por
fluctuación continua, y el cambio evolutivo se acumula en incrementos infinitesimales y en
la dirección favorable, gracias a la selección natural. El mutacionismo, sin embargo,
postuló que la evolución procedía en dos pasos: en primer lugar, la ocurrencia azarosa de
una mutación; en segundo lugar, su preservación o eliminación por la selección natural. Lo
que negaban los mutacionistas es que la selección fuese creativa, confiriendo a la
mutación, por el contrario, cierto control sobre el curso de la evolución.

Lamarckismo es el término usado para referirse a la teoría de la evolución formulada por


el naturalista francés Jean-Baptiste Lamarck a principios del siglo XIX. En su libro Filosofía
zoológica (1809) Lamarck propuso que las formas de vida no habían sido creadas ni
permanecían inmutables, como se aceptaba en su tiempo, sino que habían evolucionado
desde formas de vida más simples. Describió las condiciones que habrían propiciado la
evolución de la vida y propuso el mecanismo por el que habría evolucionado. La teoría de
Lamarck es la primera teoría de la evolución biológica, adelantándose en cincuenta años a
la formulación de Darwin de la selección natural en su libro El origen de las especies.123
Lamarck en su teoría propuso que la vida evolucionaba «por tanteos y sucesivamente»,
«que a medida que los individuos de una de nuestras especies cambian de situación, de
clima, de manera de ser o de hábito, reciben por ello las influencias que cambian poco a
poco la consistencia y las proporciones de sus partes, de su forma, sus facultades y hasta
su misma organización».4 Sería la capacidad de los organismos de adaptarse al medio
ambiente y los sucesivos cambios que se han dado en esos ambientes, lo que habría
propiciado la Evolución y la actual diversidad de especies.

La síntesis evolutiva moderna (también llamada simplemente nueva síntesis, síntesis


moderna, síntesis evolutiva, teoría sintética, síntesis
neodarwinista o neodarwinismo) significa en general la integración de la teoría de
la evolución de las especies por la selección natural de Charles Darwin, la teoría
genética de Gregor Mendel como base de la herencia genética, la mutación aleatoria como
fuente de variación y la genética de poblaciones. Los principales artífices de esta
integración fueron Dobzhansky, Mayr y Simpson, complementados
por Fisher, Haldane y Wright.
Esencialmente, la síntesis moderna introdujo dos descubrimientos importantes: la unidad
de la evolución (los genes) con el mecanismo de la evolución (la selección natural).
También representa la unificación de varias ramas de la biología que anteriormente tenían
poco en común, especialmente la genética, la citología, la sistemática, la botánica y
la paleontología.

El científico francés Jean Baptiste de Lamarck nació en 1744. Su teoría de la


evolución, expuesta en el libro "Filosofía Zoológica" (1809) afirmaba que los
órganos se adquieren o se pierden como consecuencia del uso o desuso y que
los caracteres adquiridos por un ser vivo son heredados por sus
descendientes.

Un insecto que parece una hoja o una oruga que parece una rama, según la teoría


de Lamarck surgirían por un esfuerzo continuo del insecto de camuflarse con el
entorno, orientado a la necesidad de sobrevivir.

Según Lamarck, las jirafas «evolucionaron» hacia un cuello más largo porque no


podían llegar a las hojas que suponen su alimento Aquí es donde llegan
las jirafas. Lamarck puso como ejemplo a estos animales. ... Así, poco a poco, la
influencia del medio hace que las jirafas tengan un cuello cada vez más largo.

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