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¿Qué es la teoría de la evolución?

La teoría de la evolución es como se conoce a un corpus, es decir, un conjunto de


conocimientos y evidencias científicas que explican un fenómeno: la evolución
biológica. Esta explica que los seres vivos no aparecen de la nada y porque sí,
sino que tienen un origen y que van cambiando poco a poco. En ocasiones, estos
cambios provocan que de un mismo ser vivo, o ancestro, surjan otros dos
distintos, dos especies. Estas dos especies son lo suficientemente distintas como
para poder reconocerlas por separado y sin lugar a dudas. A los cambios
paulatinos se les conoce como evolución, pues el ser vivo cambia hacia algo
distinto.
La evolución está mediada por algo llamado generalmente «selección natural»,
aunque este término es muy vago. Un término más correcto es la presión
selectiva.
Con este nombre se entiende un factor que «presiona» estos cambios en una
dirección. Por ejemplo, la sequedad de un desierto presionará a todas las
especies para tener una mayor resistencia a la deshidratación, mientras que los
menos adaptados morirán y se perderán en la historia.
La teoría de la evolución explica que los seres vivos no aparecen de la nada y
porque sí
Los cambios evolutivos, como ya podemos deducir, suelen ser adaptativos, grosso
modo, lo que implica que adaptan a la especie según la presión selectiva que
sufre (o la hace desaparecer para siempre). La teoría de la evolución no es nada
sencilla y ha ido creciendo enormemente durante la historia de la biología. Hoy día
este corpus es tan grande que se estudian efectos y apartados concretos del
mismo; y existen especialistas dedicado exclusivamente a comprender partes muy
específicos de la teoría.
La teoría de la evolución de Darwin/Wallace
Quizá uno de los textos que más influjo ejerció en la elaboración de sus tesis fue
el libro de Thomas R. Malthus (1766-1834) publicado por primera vez en 1798: An
Essay on the Principle of Population. En este libro Malthus defendía la tesis de que
era necesaria la lucha por la supervivencia como consecuencia de que la
población tiende a crecer siguiendo una progresión geométrica mientras que los
alimentos lo hacen siguiendo una progresión aritmética.
En el año 1858 Darwin recibió un paquete por correo enviado desde una alejada
isla del archipiélago Malayo, la actual Indonesia. El paquete contenía un texto que
resumía los resultados de la investigación llevada a cabo por Alfred Russel
Wallace (1823-1913). El escrito contenía una extraordinaria exposición de "la
teoría de la evolución por selección natural". Su claridad expositiva hace que
todavía hoy ese texto conserve gran valor pedagógico. Darwin llevaba dos
décadas elaborando una teoría equivalente a la de ese escrito y estuvo a punto de
abandonar su proyecto al leer el trabajo. Fue precisamente Charles Lyell y el
botánico Joseph Dalton Hooker quienes intervinieron en favor de los intereses de
su amigo Darwin. El escrito de Wallace fue publicado en los "Proceedings" de la
prestigiosa Sociedad Linneana, precedido de otra contribución de Darwin que
contenía algunos fragmentos de un ensayo de 1844 no publicado y una carta
escrita al botánico Asa Gray. Los escritos fueron publicados en agosto de 1858
salvando así el derecho de Darwin a reclamar la originalidad del trabajo que
llevaba preparando durante tanto tiempo y que todavía no había visto la luz. Fue
en el año siguiente, 1859, cuando Darwin publicó los resultados del trabajo que
había realizado durante los años precedentes en un libro titulado "On the Origin of
Species by Means of Natural Selection". El éxito de este libro permite afirmar que
fue en este momento cuando nació la "teoría de la evolución por medio de la
selección natural".
La estructura de la teoría de la evolución por selección natural [Lewontin 1970;
Sarkar 2007] tal como Darwin y Wallace la expusieron en sus escritos se apoya en
tres puntos básicos:
1) Los descendientes heredan los caracteres de los progenitores de generación en
generación. Darwin, sin embargo, no conocía las leyes de la herencia sobre las
que se estaba trabajando precisamente en los años en los que dio a conocer su
teoría. Las leyes de la herencia que hoy son aceptadas científicamente y que
fueron descubiertas por Mendel no se conocieron hasta el comienzo del siglo XX.
Las explicaciones propuestas por Darwin para la herencia de los caracteres
resultaron erróneas y fueron pronto rechazadas. Estas explicaciones, no obstante,
no formaban parte del contenido del "Origen de las especies".
2) En el proceso de la herencia ocurren variaciones espontáneas que son por azar
o ciegas. Se habla de variaciones por azar o ciegas en un doble sentido. Por una
parte no se pueden determinar sus causas. Por otra parte, dichas variaciones no
están orientadas a una mejor adaptación del organismo al medio, es decir, no hay
ninguna orientación a priori en ellas. En la primera edición del "Origen de las
especies" Darwin rechazaba explícitamente la herencia de los caracteres
adquiridos defendida por Lamarck. Más tarde, sin embargo, matizó dicho rechazo.
3) Existe reproducción diferenciada en los individuos de una población. El motivo
es doble: o bien algunos individuos poseen mayor fertilidad que otros, o bien están
mejor adaptados al medio. Mejor adaptación al entorno se traducirá en una mayor
supervivencia y, consiguientemente, en una mayor descendencia.
El impacto de las ideas de Darwin/Wallace fue enorme. Muy poco después de la
publicación del "Origen de las especies", ya en la década de los 60, la evolución
basada en la selección natural defendida por Darwin era, en la práctica,
universalmente aceptada. No obstante, muy pronto empezaron a plantearse las
primeras objeciones a su propuesta. Las objeciones a partir de los 60 no iban
dirigidas contra el hecho de que hubiera evolución, es decir, que las diversas
especies descendieran de otras comunes y anteriores en el tiempo, sino que se
dirigían directamente contra lo que hacía original su propuesta, es decir, que el
motor de la evolución fuera las variaciones al azar y la selección natural.
En relación con el desarrollo de la propuesta de Darwin en los años sucesivos, y
de las críticas que ha recibido hasta nuestros días, hay que decir que Darwin
prestó gran atención a la posibilidad de explicar el desarrollo de estructuras
complejas sobre la base de las variaciones por azar y la selección natural como
causa principal de dicho desarrollo. De hecho, aunque para Darwin dicha teoría
explicaba muchos aspectos de la evolución de los seres vivos, incluido el origen
de las especies, esto no llegó a implicar que la evolución de los organismos
pudiera ser explicada únicamente por medio de la selección natural. Darwin
aceptaba la existencia de otros mecanismos causantes del cambio evolutivo. Las
razones que Darwin tenía entonces para mantener su visión plural de las causas
de la evolución eran, no obstante, muy pobres o erróneas si consideramos las
cosas desde la perspectiva actual.

Darwin se enfrentó personalmente con buena parte de las objeciones que se han
puesto hasta nuestros días a su teoría de la evolución. Sus puntos de vista fueron
expuestos en sucesivas ediciones del "Origen de las especies". No solamente se
centró en el problema del origen y el incremento de la complejidad de los seres
vivos, sino también, por ejemplo, abordó problemas como el de la escasez de
registro fósil disponible de los supuestos seres vivos que debían haber existido
como consecuencia de una evolución gradual como la defendida en su propuesta.
La teoría sintética
a teoría sintética de la evolución también conocida como síntesis evolutiva, se
construyó en periodo 1930-1950, principalmente por las aportaciones de tres
disciplinas: la Genética, la Sistemática y la Paleontología.
La síntesis evolutiva confirma plenamente el principio básico de Darwin y Wallace,
según el cual la evolución se debe a la variación y la selección.
La elaboración de la teoría sintética fue marcada por tres grandes libros: “Genética
y el origen de las especies” de Theodosius Dobzhansky, publicado en 1937;
“Especies y especiación” de Ernst Mayr, publicado en 1942; y “Taxones
superiores, macroevolución” de Georges Gaylord Simpson, que se publicó en
1944.
Todos ellos han contribuido a crear una fuerte corriente moderna de la evolución
en todos los campos de las ciencias biológicas.
De acuerdo con el genetista estadounidense de origen ucraniano Theodosius
Dobzhansky, que participó en la construcción de la Teoría Sintética, las
variaciones implicadas en la evolución son heredables conforme a las leyes de
Mendel y estas variaciones genéticas no son sino las distintas variantes o
mutaciones de un gen dado que gobierna determinado carácter biológico y sobre
el cual actúa la selección natural durante el proceso evolutivo.
Esta teoría enfatiza la genética de las poblaciones constituidas por todos los
individuos de una especie que viven en una región determinada más que la de los
individuos, poniéndola como punto central de la evolución. Dada su importancia,
ha dominado las concepciones y la investigación de los biólogos de diversos
campos y ha dado por resultado un enorme conjunto de pruebas científicas que
respaldan la evolución por selección natural.
La evolución se define ahora como el cambio en la composición de genes que
ocurre en una población con el tiempo. Esto significa que:
La evolución se refiere a cambios en rasgos hereditarios (o mutaciones) sobre los
que actúa la selección natural.
No son los individuos los que evolucionan, sino las poblaciones.
Un ejemplo de evolución es el siguiente: en un poblado de la costa, las
cucarachas estaban ignorando un veneno que antes era muy eficiente. El cebo
empleado en este veneno era miel de maíz que contiene glucosa, que es un
azúcar. Los investigadores se dieron cuenta de que a las cucarachas que les
gustaba el veneno, lo comían y morían. Las que sobrevivían tenían un gen raro
que hacía que les disgustara la glucosa.
Los estudios de Dobzhansky sobre genética de poblaciones demostraron la
herencia es lo que relaciona la vida de los organismos individuales y la evolución
de las poblaciones.
Ernst Mayr estableció en 1940 el concepto biológico de especie, de la siguiente
manera: una especie consiste en grupos de poblaciones cuyos miembros son
capaces de cruzarse entre ellos para producir descendencia fértil y no con
miembros de otras especies.
En 1942, presentó el modelo de especiación proceso en el cual una población de
cierta especie da lugar a otra especies sustentado en dos nociones principales:
El concepto biológico de especie.
El aislamiento físico como una barrera para la reproducción de las poblaciones.
Aislamiento reproductor: es más probable que la especiación acontezca en
poblaciones pequeñas que quedan aisladas del área natural de la especie.
El aislamiento constituye obviamente una primera barrera efectiva para la
reproducción entre las diferentes poblaciones, además de que el aislamiento físico
lleva al aislamiento geográfico (como un gran río, una cadena montañosa o el mar)
y desencadena la segunda fase del proceso de especiación, que es la divergencia
genética entre las poblaciones, esto significa que sus caracteres genéticos pueden
variar de los de la población del área principal, con lo que es probable que llegue
el momento en el que las divergencias genéticas acumuladas impiden que esta
población aislada pueda cruzarse y dar descendencia fértil con otros individuos de
las poblaciones del área principal, en caso de que pudieran reencontrarse.
El estadounidense Georges Gaylord Simpson comprobó que la historia de la vida
revelada por los fósiles, es compatible con un proceso evolutivo de mutaciones
genéticas y de selección, es decir la evolución consiste en una acumulación
progresiva de pequeñas variaciones (o genes mutados) en el seno de las
poblaciones.
De esta forma, los estudios paleontológicos constataron que la evolución sucede,
como afirma la genética de poblaciones, por la aparición de una variación genética
que invade poco a poco ciertas poblaciones, conduciendo a la diferenciación
gradual de especies nuevas a partir de especies ancestrales.
Los rasgos especiales de la teoría sintética plantean que la evolución a través de
la selección natural es un proceso que consta de dos etapas:
La producción de variación o variabilidad genética mediante mutaciones. La
variación producida en la primera fase es aleatoria en el sentido de que no está
causada ni relacionada con las necesidades habituales del organismo o la
naturaleza de su ambiente.
La regulación de esta variabilidad está dada por la selección natural que
puede operar en la segunda etapa con total éxito, en razón de la enorme fuente de
variación existente. Así, la variación es responsable de suministrar el alto grado de
individualidad de cada sistema viviente.
Evolución y finalidad
La teoría de la evolución ha sido un incentivo poderoso para la reflexión
filosófica desde sus primeras formulaciones. Hoy en día se publican numerosos
estudios que llevan la etiqueta de filosóficos y que se centran en el ámbito de la
biología. Gran parte de ellos, directa o indirectamente, abordan temas
relacionados con la evolución. Por una parte están los problemas epistemológicos
relacionados con la teoría, de los que ya se ha hecho mención en el apartado
anterior y que tienen que ver con la consideración de su estatuto científico.
También en el ámbito epistemológico comparece el problema de la reductibiliad de
la teoría de la evolución, y de la biología en general, a otras disciplinas como la
física. Este tema también tiene implicaciones ontológicas. La adaptación, el papel
de la selección natural y su legitimidad como noción no tautológica, el azar, la
noción de función, cuáles son las unidades de selección, la emergencia de
propiedades, el concepto de progreso en biología y la continuidad evolutiva del
hombre respecto al resto de los animales, son algunas de las otras muchas
cuestiones relacionadas con la evolución que son objeto de la reflexión filosófica
en la actualidad. No nos es posible abordarlas en este escrito de carácter
enciclopédico. Sí es oportuno considerar aquí, aunque sea brevemente, el hecho
que el trasfondo de la mayoría de las cuestiones planteadas gira en torno a la
reflexión sobre las causas de la evolución.

La reflexión sobre las causas, especialmente cuando se centra en las


causas más radicales o primeras de cualquier realidad, es genuinamente filosófica
y obliga a adoptar un enfoque que es global, el propio de la filosofía. Un peligro
que, directa o indirectamente, está presente en la consideración de las causas de
la evolución es pretender ofrecer soluciones que deben darse desde una
perspectiva global, esto es filosófica, con elementos propios del método científico
y que, por tanto, no tienen ese alcance. Por ejemplo, la afirmación del azar como
principio motor de la evolución, en la manera en que lo propone Monod [Monod
1987], por ejemplo, incurre en una reducción de este tipo. En realidad, el azar
forma parte de un mecanismo que, por sí sólo, no es capaz de dar explicación de
la evolución desde un enfoque global.

Este tipo de reduccionismos son con frecuencia contestados desde la


misma ciencia. El mismo Dobzhansky afirma: «No pienso que la teoría biológica
moderna de la evolución se base en el “azar” hasta el grado que lo teme Auden o
que lo afirma Monod. Lo conocido y lo desconocido de esta cuestión merecen una
consideración detallada». En el mismo documento afirma lo siguiente: «La
adaptabilidad mediante la cultura y el lenguaje simbólico transmitido de forma
extragénica se ha desarrollado en una única especie —el hombre. Llamar a esto
“azar” es una solución sin sentido. El atribuirlo a la predestinación es incompatible
con todo lo que se conoce acerca de las causas que producen la evolución. La
analogía con la creatividad artística es, por lo menos descriptivamente, más
adecuada, ya que no se oponen diferencias obvias a lo contrario». La búsqueda
de las causas más profundas conduce la reflexión que lleva a Dobzhansky a ver la
analogía con la creatividad artística la mejor manera de expresar sus ideas sobre
las causas de la evolución. Pero la misma noción de creatividad que él emplea
tiene grandes limitaciones y presenta problemas cuando se atribuye a la selección
natural. La sinceridad que mueve su reflexión queda patente en las siguientes
palabras: «Ni aparecimos por azar ni estábamos predestinados a aparecer. En
evolución, el azar y el destino no son alternativas. Tenemos aquí una ocasión en
la teoría científica, en la que debemos invocar algún tipo de dialéctica hegeliana o
marxista. Precisamos de una síntesis de la «tesis» del azar y de la «antítesis» de
la predestinación. Mi competencia filosófica es insuficiente para esta tarea. Imploro
la ayuda de colegas filósofos».

El debate sobre las causas en la naturaleza es tan antiguo como la filosofía.


Las reflexiones acerca del movimiento centran las reflexiones de los primeros
filósofos griegos. Los frutos más maduros de esta reflexión se encuentran en la
doctrina Aristotélica de las cuatro causas: material, formal, eficiente y final. La
evolución del pensamiento posterior a Aristóteles incide de una manera u otra en
el modo en que dichas causas son entendidas. La ciencia experimental, desde su
nacimiento, ha tenido una importante repercusión en esta comprensión. En el
ámbito de la biología tiene una importancia particular el modo en que se ha
entendido la causa final. La finalidad, su modo peculiar de causar o su inexistencia
como causa es una constante en la reflexión filosófica. El nacimiento de la
mecánica, por ejemplo, modificó de una manera sustancial el modo de entender
las cuatro causas y, de una manera particular, la causa final. El efecto de esta
modificación es importante tenerlo en cuenta para entender la orientación que han
seguido muchos de los debates de carácter filosófico en torno a la teoría de la
evolución.

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