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PENAL
Alumnas:
A partir de lo anterior, cabe mencionar con más detalle las vulneraciones de las
que Juana Candia fue víctima a lo largo de su vida en cuanto a la protección de
sus derechos por parte del Estado y sus instituciones, puesto a que, en definitiva,
estas fueron las principales causas que la llevaron a defenderse y darle muerte de
su agresor.
Los hechos de violencia y transgresión por parte del victimario comienzan cuando
Juana Candia tenía 14 años y este la accede carnalmente a ella sin su
consentimiento, lo que, según la actual legislación vigente en el Código Penal,
este delito es sancionado con la pena de presidio mayor en su grado mínimo a
medio. No obstante, lo anterior y debido al contexto en el que estos hechos
ocurren (pobreza, machismo, y la condena social que recaería sobre la víctima por
ser madre soltera), Juana es obligada a casarse con su violador para mantener
intacta la honra de su familia pues quedo embarazada producto de aquella
violación y así, quedando este impune del delito del que debió ser castigado.
Posterior a esto y luego de ser víctima junto a sus tres hijos (todos era de ese
matrimonio) constantemente de maltrato por parte de su cónyuge, se puede
apreciar como sus derechos y los de sus hijos siguen siendo vulnerados, puesto
que en reiteradas ocasiones tuvo que vivir situaciones que fueron despertando en
ella el miedo de que en algún momento este hombre pudiera llegar a matarla con
total impunidad, ya que con el tiempo el maltrato fue alcanzando un mayor grado
de violencia, llegando incluso en una ocasión a morir uno de sus hijos a
consecuencia de la violencia y descontrol de su padre.
Uno de los episodios más crudos de violencia sucedió cuando el agresor la amarró
de pies y manos con cables y alambres, para posteriormente dejarla sola en su
casa junto a sus tres hijos (el hijo menor tenía 15 días y el mayor 3 años), casi
muriendo de inanición producto a que no pudo desamarrarse. Afortunadamente
fue auxiliada por una vecina del sector, quien la llevó a la posta donde incluso
debió ser operada, debido a la gravedad de las lesiones. A pesar de lo anterior,
Juana nunca denunció a su marido, sin embargo, sí acudió a Carabineros de Chile
para dejar constancia de las lesiones que su agresor le había provocado con el fin
de que este se asustara y no volviera a agredir. Respecto de lo anterior, se puede
apreciar la inoperancia de las instituciones como hospitales y Carabineros de Chile
respecto a la violencia de la que eran víctima las mujeres ya que, para la época,
estos hechos de violencia eran prácticamente “normales”, siendo este último, un
problema que aún sigue vigente respecto a la violencia de género, en donde se
cuestiona la efectividad de las medidas y el seguimiento que carabineros entrega
a quienes denuncian maltrato.
Finalmente, una noche, su marido amenazó de muerte a ella y a sus hijos estando
en estado de ebriedad, lo que aumentaba su agresividad. Golpea la puerta de la
casa queriendo entrar, sin embargo, no puede, por tanto rompe los vidrios con un
hacha, y en eso Juana actuando de forma rápida toma un cuchillo cocinero y lo
apuñala, dejando al agresor desangrado, causando su muerte.
Posteriormente, sin poder ser probada la violencia intrafamiliar que sufrió ella y
sus hijos y tampoco las circunstancias que dieron origen al crimen, la justicia la
condenó a la pena de 10 años de presidio mayor en su grado medio y además a
un pago por concepto de indemnización a la familia de su cónyuge por daños y
perjuicios.
Una vez dicho todo esto, se puede ver cómo una vez más, el Estado y sus
instituciones le fallan a Juana Candia en cuanto a la protección de sus derechos,
puesto a que este era un caso en el que evidentemente operaba la institución de
la defensa propia y defensa de parientes; esto debido a que en innumerables
ocasiones Juana fue víctima de violencia sexual y doméstica. Es por esto que el
caso se convierte un símbolo realmente importante en cuanto a la violencia
intrafamiliar, porque deja entrever la realidad de muchas mujeres de la época,
dando paso a diferentes movimientos feministas y esclareciendo tal situación ante
los ojos de un gobierno que parecía ser inoperante e inactivo respecto a la
violencia que muchas mujeres viven día a día.
Finalmente, en el año 1998, cuando Juana Candia llevaba poco más de 2 años
privada de libertad, fue la primera mujer beneficiada en el país por un indulto
presidencial, por parte del Expresidente Eduardo Frei, con fundamento según lo
que declaró el tribunal de derechos humanos que Juana mató a su cónyuge en
defensa propia tras años de violencia.
Lo que opera en este caso, es una especie de gracia regia en que el presidente de
la república se encuentra facultado para conceder este beneficio perdonando de
cierta forma al condenado, sin embargo, como se expondrá, Juana no es absuelta,
sigue siendo condenada por parricidio, puesto que, solo se perdona la condena.
Esta figura se llama indulto presidencial.
El artículo dice lo siguiente: “4° Por indulto. La gracia de indulto sólo remite o
conmuta la pena; pero no quita al favorecido el carácter de condenado para los
efectos de la reincidencia o nuevo delinquimiento y demás que determinen las
leyes.”