Está en la página 1de 105

Las emociones de los

niños de alta demanda

Las emociones de los


niños de alta demanda

Anna Company Galvez


www.altademanda.es
Derechos de autor © 2020 Anna Company Galvez

Todos los derechos reservados

Los personajes y eventos que se presentan en este libro


son ficticios. Cualquier similitud con personas reales,
vivas o muertas, es una coincidencia y no algo
intencionado por parte del autor.

Ninguna parte de este libro puede ser reproducida ni


almacenada en un sistema de recuperación, ni
transmitida de cualquier forma o por cualquier medio,
electrónico, o de fotocopia, grabación o de cualquier otro
modo, sin el permiso expreso del autor.
Información de registro
Identificador 2010265720931

pág. 2
Indice

1. ¿Como son los niños de alta demanda?


2. Emociones
3. Emociones primarias
a. ¿Qué es la Sensibilidad?
b. Características de las P.A.S
c. Subtipos de P.A.S (Tozudos, Buscadores
de sensaciones, extrovertidos,
introvertidos)
d. ¿Son nuestros hijos altamente sensibles?
e. Miedo
4. Emociones positivas en los niños de alta
demanda
a. Afecto y amor
b. Alegría y pasión
5. Emociones negativas en niños de alta demanda
a. Aburrimiento en los niños de alta
demanda
b. Frustración ¿Qué es?
i. Rabietas tipos
1. Controlable
2. Incontrolable
c. Tipos de Frustración
d. Cómo es un proceso de frustración
e. Diferencia entre berrinche y colapso
emocional

pág. 3
6. Autocontrol de las emociones en niños de alta
demanda
a. Técnica “Conecta y redirige”
b. Fuerte temperamento en los niños de alta
demanda
c. Impulsividad e impaciencia
7. Emociones sociales
a. Celos
b. Competitividad
i. Beneficios
ii. ¿En qué puede perjudicar a tu hijo
la competitividad?
iii. ¿Cómo es un niño demasiado
competitivo?
iv. ¿Cómo crear una competitividad
beneficiosa?
c. Perfeccionismo y exigencias
d. Otras características
8. ¿Qué es el apego?
a. Tipos de apego
b. Desapego
c. Ansiedad por separación
9. La importancia de aceptar la individualidad de tu
hijo.
a. Estrategias para potenciar la
individualidad de nuestros hijos
10. Fortalezas de los niños de alta demanda
11. Disciplina positiva
a. ¿Qué aspectos trabaja la disciplina
positiva?
b. Estilos educativos

pág. 4
c. ¿Porqué tu hijo necesita límites y
normas?
d. Comunicación efectiva
12. Acerca de la autora
13. Otros libros de la autora

pág. 5
Introducción
Este es un libro para ti: mamá o papá del bebé o niño/a
de alta demanda, en el que descubrirás cómo sienten los
niños AD, cómo son sus emociones y cómo enseñar a tu
hijo a autogestionarse, cómo dirigir su temperamento
hacia fortalezas, porque los niños/as de alta demanda se
convierten en personas excepcionales y extraordinarias
que tienen una potencia y un empuje vital que los hace
únicos.

La alta demanda es una rasgo que debe aprovecharse


para bien y empujarse para fortalecer sus puntos fuertes
como pueden ser: su perseverancia, su constancia, su
energía vital, su alegría, su creatividad, su ilusión, su
entusiasmo, su ingenio, su competitividad, su
espontaneidad, entre otros muchos.

Todos sabemos que cada niño es un mundo, pero tu hijo


de alta demanda tiene un millón de fortalezas que debes
aprovechar, potenciar y trabajar para que de adulto le
otorguen autonomía, seguridad y confianza en sí mismo.

pág. 6
Capítulo 1 ¿Cómo son los niños de alta
demanda?

Inquietos mental y físicamente, aunque puedan presentar


una apariencia tranquila, por dentro tienen un motor
incesante de inquietud, su cabeza no para nunca de
pensar y de buscar estímulos continuos.

Se pasan el día buscando satisfacer su interior con


emociones constantes por eso suelen frustrarse tanto
cuando no reciben las sensaciones que necesitan del
otro.

Además son personas muy sensibles, muy susceptibles


y perciben mucho más que el resto de las personas, esto
genera que cualquier emoción la vivan de forma
exagerada, aumentada.

Necesitan una continua aprobación del otro y ser su


centro de atención y cuando no lo consiguen entran en
“rabieta” o ira, esto vuelve a generar frustración,
irritabilidad y puede desembocar en baja autoestima por
creer (de forma errónea) que no son suficientes por no
tener la capacidad de ser lo suficientemente importantes
para que el otro les presente la atención que ellos
necesitan.

pág. 7
Son niños intensos, apasionados y entusiastas en todo lo
que hacen si les gusta, mientras no se aburran, aunque
al mismo tiempo suelen aburrirse con mucha facilidad
cuando el estímulo no es el correcto y entonces pierden
el contacto con la realidad y se dispersan en su fantasía.

Son absorbentes con los demás, sobre todo con las


personas más próximas, las de más confianza a quienes
les exigen mucho y les demandan mucho afecto y
contacto continuado.

Son personas a las que les cuesta tener un autocontrol y


autorregulación emocional, por eso son totalmente
impredecibles, cambiantes y contradictorias. Además se
sobreestimulan y sobreexcitan y luego les cuesta “bajar”
calmarse por sí mismas, por lo que a veces, pueden estar
sobreexcitadas durante largos periodos de tiempo.
Suelen ser muy enérgicos y con un tono de voz alto.

Parecen insatisfechos, como si nunca estuvieran del todo


contentos con lo que hacen o tienen y siempre quisieran
más y más, no tienen un punto medio o un equilibrio. Ellos
no pueden tener “un poco” de esto… ellos lo quieren
TODO lo viven todo de forma absorbente, demandante,
insistente.

Son así con ellos mismos y con los demás

El significado de las emociones según la R.A.E dice que


son “alteraciones de ánimo intensas y pasajeras,
agradables o penosas que van acompañadas de cierta
conmoción somática”

pág. 8
Capítulo 2 Emociones

Nuestra conducta, pensamiento y bienestar están


basados en nuestras emociones, nos influyen
directamente.

Para identificar las emociones que tenemos deberíamos


primero clasificarlas.

Una posible clasificación de las emociones podría


ser la siguiente.

1. Emociones primarias.
Son las básicas, las que nacen con nosotros y que
tenemos en respuesta a un estímulo, como la tristeza,
felicidad, miedo, sorpresa, asco e ira.

2. Emociones secundarias
Estas emociones se generan por normas sociales o
morales que hemos ido aprendiendo a lo largo de la vida,
no son innatas, por ejemplo “el enfado” que proviene de
una emoción primaria como el miedo. Tengo miedo a algo
y seguidamente me enfado por tener miedo.

3. Emociones positivas
Son las que influyen de forma positiva en nuestro
comportamiento (emociones saludables), por ejemplo

pág. 9
cuando experimentamos alegría nuestra forma de pensar
y actuar mejora.

4. Emociones negativas
Son las que afectan a nuestro comportamiento de forma
negativa (emociones tóxicas), son emociones que
normalmente queremos evitar, por ejemplo miedo o
tristeza.

5. Emociones ambiguas
Son emociones neutras que no nos hacen cambiar
nuestro comportamiento o actitud. Por ejemplo la
sorpresa que no nos hace sentir ni bien ni mal.

6. Emociones sociales
Son las que se relacionan con la presencia de otra
persona, por ejemplo la admiración, la gratitud, siempre
tienen que ver con alguien más.

3. Emociones primarias en los niños de alta


demanda

pág. 10
La alta sensibilidad (emocionalidad) en niños de alta
demanda

Es necesario destacar el rasgo de la alta sensibilidad en


los niños de alta demanda, ya que en todo su desarrollo
evolutivo es uno de los rasgos que más predetermina su
comportamiento.

No todos los niños altamente sensibles son niños de alta


demanda, la cuestión es si todos los niños de alta
demanda son altamente sensibles. Sea como sea, tienen
el rasgo de la sensibilidad más desarrollado que la mayor
parte de las personas.

Pero ¿qué entendemos por sensibilidad?

Se habla de alta sensibilidad cuando una persona tiene


un sistema neuro-sensorial más acurado que la mayoría.
Por ello este tipo de personas reciben mucha más
información sensorial que otra persona sin el rasgo.

La alta sensibilidad es un rasgo hereditario que afecta al


20% de la población.

pág. 11
Los cuatro pilares (conocidos como “D.O.E.S” Deep
processing, Overstimulation, strong Emotions y Sensitive to
subtleties.) de la alta sensibilidad para poder calificar a
alguien como P.A.S (Persona altamente sensible) son los
siguientes:

1. Procesamiento de la información recibida de


manera intensa y profunda, por lo que suele tener
el pensamiento como “activado” que le hace
reflexionar mucho sobre las cosas y darle vueltas
a los temas para comprenderlos mejor.
2. Saturación y sobreestimulación: Una PAS puede
llegar a sentirse sobreestimulada en según qué
situaciones cuando tiene que procesar mucha
información (sensorial y emocional) ya que, como
hemos comentado, las PAS procesan dicha
información de manera más profunda e intensa y
esto les puede producir sobrecarga.
3. Emocionalidad: las PAS son personas muy
emocionales, sus formas de vivir las emociones
(tristeza, felicidad, alegría, etc) es mucho más
intensa que en la mayoría de la gente sin el rasgo
y ésto va relacionado con su alta capacidad de
empatía que es una característica clave en el
rasgo de la alta sensibilidad.
4. Gran sensibilidad, no solo sensitiva (vista, tacto,
oído, gusto y olfato) sino también percibiendo
detalles en el entorno y en el estado emocional de
otras personas.

pág. 12
Otras características de las personas altamente

sensibles son:

Como hemos dicho son capaces de percibir detalles en


el entorno y en otras personas que les permite vivir la vida
a consciencia, viendo la parte negativa y positiva de
todas las cosas.
Suelen tener también ciertas dificultades para mantener
los límites con otras personas, ya que por su empatía
establecen relaciones sociales mucho más profundas e
intensas. Muchas PAS pueden sentir el dolor y el placer
de una forma mucho más agudizada.
El perfeccionismo es una característica presente en las
personas altamente sensibles y también en las personas
de alta demanda,
Cabe destacar que una PAS no tiene porque ser una
persona introvertida como piensa mucha gente, puede
también ser una persona extrovertida, aunque las PAS
tienen un mundo interior muy desarrollado y eso hace
que muchas veces necesiten estar íntimamente consigo
mismas. Las PAS suelen ser personas que tienen una
gran concentración.

Sentimientos que puede tener una PAS

- Muy sensibles a las críticas


- Se preocupan por los animales, las
injusticias y la naturaleza.
- Pueden tener molestias con las luces,
olores y ruidos fuertes

pág. 13
- Saben disfrutar de los pequeños
acontecimientos
- No les gustan los cambios repentinos
- Siempre están dispuestos a ayudar a los
demás.
- A veces pueden sentirse raros e
incomprendidos por ser tan sensibles

¿Son nuestros hijos de alta demanda niños

altamente sensibles?

En este apartado te comparto 4 tipologías de


personalidad de los niños altamente sensibles según
Elaine Aron (doctora e investigadora en psicología que
ha escrito varias obras sobre el rasgo PAS).

Aparte de distinguir entre introversión y extroversión,


Elaine Aron añade dos tipologías más: la personalidad de
los “buscadores de sensaciones” (high sensation seekers
o HSS) y los “tozudos”, que ella llama strong willed.

Si te fijas las tipologías de NAS “high sensation seekers


y strong willed” tienen unas características muy similares
a las de los niños de alta demanda, por lo que la cuestión
sería preguntarse si todos los niños AD son altamente
sensibles.

Los 4 tipos de niños altamente sensibles que


describe Elaine Aron en sus libros son:

pág. 14
1. Introversión
2. Extroversión
3. Buscadores de Sensaciones
4. Tozudos

Según las encuestas que hicieron los expertos se sabe


que el 20% de la población nace con el rasgo y de ese
20% solo una tercera parte tiene carácter extrovertido.

Tenemos la impresión, en general, de que las PAS son


personas tranquilas y reservadas pero quizás lo que
sucede realmente es que necesitan un poco más de
tiempo para sociabilizar, por el contrario tenemos la
imagen de que las PAS extrovertidas tienen facilidad para
las relaciones sociales, son enérgicas y espontáneas, a
quienes además les gusta ser el centro de atención

En este punto ya observamos a los NAS que no solo son


niños tranquilos, tímidos y solitarios, sino que también
existe un grupo de niños altamente sensibles, enérgicos,
sociables, que buscan atención constante que cuadran
más con los rasgos de los niños de alta demanda. Los
extrovertidos.

A parte de estos dos tipos, están los llamados


“buscadores de sensaciones” que tienen una gran
necesidad de experimentar nuevas experiencias para
que internamente se les genere una emoción positiva ya
que libera dopamina.

Esta búsqueda de sensaciones o emociones es una


característica esencial de los niños AD, que siempre

pág. 15
están en constante búsqueda de nuevos estímulos, niños
que cada dos por tres cambian su actividad y buscan lo
novedoso, niños curiosos que quieren sorprenderse y
que con la monotonía o rutina se acaban aburriendo.

Esta característica de los niños de alta demanda que


notamos en el dia a dia, cuando su curiosidad nos
demuestra que lo observan todo, lo preguntan todo y lo
analizan todo es innata, esta actividad mental que se
relaciona con la búsqueda de estímulos tiene mucho que
ver en por ejemplo cuando llega la hora de dormir y el
niño de alta demanda todavía está activado
mentalmente.
Para el niño el hecho de dormirse es "perder consciencia"
perder el control de sus pensamientos y no recibir los
estímulos que necesita.
El niño AD no quiere perder su tiempo dormido, él es
apasionado e intenso y su objetivo es continuar
estimulado física y mentalmente. Por estos motivos
muchos niños de alta demanda tienen resistencia a la
hora de irse a la cama. Además el hecho de tener la
mente "activada" hace que durante la noche tengan
despertares frecuentes.

Por otra parte, recordemos que las PAS son personas


muy reflexivas, que antes de hacer algo lo piensan
detenidamente y esto crea una especie de contradicción
interna en las PAS que también son buscadoras de
sensaciones ya que por una parte tienen que detenerse
a evaluar la situación pero por otra su ímpetu de
búsqueda de tensión y emoción no quiere pararse a

pág. 16
pensar, no quiere perder el tiempo, lo quiere todo “ya” al
instante, este conflicto interno puede crear estrés en el
niño AS, porque entra en un estado de confusión interno
difícil de gestionar, a veces pueden estallar con llantos o
arrebatos emocionales, que aparentemente parecen
inexplicables, muchas veces nuestros hijos de alta
demanda tienen comportamientos incomprensibles de
ira, frustración que no entendemos de dónde vienen o
cambios de humor inexplicables.

Niños en edad preescolar que no tienen todavía las


herramientas de comunicación para explicar lo que les
sucede, ni pueden aún gestionar sus emociones o
sensaciones con una estructura óptima y estallan en
estados caóticos y desconcertantes.

Como padres debemos enseñarles a reconocer estos


sentimientos y ayudarles a evolucionar, poner nombre a
estas emociones y acompañarlos en estos estados de
confusión con afecto y comprensión y sobre todo con
mucha paciencia y tranquilidad.

Ellos tienen una especie de impaciencia por conseguir su


objetivo y por otro lado internamente se les crea una
contradicción con su propia sensibilidad. Si para un
adulto ya es difícil gestionar emociones internas
contradictorias imaginémonos cómo debe ser para un
niño.

Este tipo de contradicción interna puede crear en los


niños AD miedos y sentimientos de inseguridad que

pág. 17
desemboquen en intentos de llamar la atención de los
padres y/o más demanda de contacto, no es un capricho,
es una necesidad. Debemos darles ese apoyo para que
progresen con seguridad y evolucionen sin miedo ni
ansiedad.

En cuanto al carácter fuerte o tozudo, debo aclarar que


igual que la de “buscador de sensaciones”, puede existir
en personas no-PAS, se trata de niños que siempre
quieren mandar y hacer las actividades bajo sus propias
reglas, suelen ser también niños desafiantes a nivel
familiar. Además son niños a los que les cuesta dormir ya
que se demoran en gestionar las intensas emociones que
han tenido durante el día.

La testarudez o tozudez, rasgo típico en los niños AD. Y


es que por su intensidad e inteligencia son niños que
necesitan un razonamiento para todo, una explicación
completa, necesitan comprender las cosas. Suelen ser
niños que quieren liderar las cosas, coordinar, actuar
según sus normas porque tienen unos esquemas muy
fijados y si los cambiamos debemos tener una buena
razón comprensible para ellos. Son perseverantes,
negociantes y muy intensos.

Entonces, según estas características, de NAS del


subtipo “buscadores de sensaciones” o “testarudos”, y
según lo que sabemos de los niños de alta demanda que
tienen una alta sensibilidad, ¿podríamos decir que todos
los niños de alta demanda son altamente sensibles? Es
una cuestión que debemos pensar y que nos reflejan que

pág. 18
todavía queda mucho por investigar en el tema de la alta
demanda.

pág. 19
Miedo

La hipersensibilidad de los niños AD hace que sientan


mucho más que la mayoría de las personas, como ya
hemos dicho. Esto provoca en ellos más estímulos y
percepciones en su día a día.

Algunas veces, esto puede provocar ciertos miedos a


causa del desconocimiento, porque tienen sensaciones
que les sobrecargan y absorben una cantidad de
estímulos mayores.

Deducen hechos que normalmente pasarían


desapercibidos. Las emociones en los niños de alta
demanda, están en continua ebullición y saber
gestionarlas es algo que deben aprender desde la
infancia.

Cada niño tiene una inteligencia distinta y es posible que


haya niños que muestren mucha inteligencia para
algunas cosas y menos para otras, según sus intereses,
lo que está estudiado es que los niños que tienen mayor
inteligencia presentan mayores miedos. Porque procesan
el pensamiento de una forma más intensa y rápida.

La explicación a esto se debe, de nuevo, a su


hipersensibilidad y emocionalidad porque intuyen el
peligro más que el resto de la gente, suele hacer

pág. 20
preguntas como por ejemplo: ¿Cuándo se va a morir el
abuelo? o ¿Qué pasaría si cruzara el semáforo en rojo?
Preguntas que les preocupan y que son una posible
alternativa de las muchas que han procesado
internamente.

Pueden captar la parte negativa de los acontecimientos,


porque mentalmente han barajado primero, varias
opciones, pero con su corta edad todavía no tienen los
recursos para racionalizar estos pensamientos y por este
motivo sienten cierta ansiedad o miedo.

¿Qué hacer?

Pueden tener miedos que para algunos adultos parecen


exagerados, como miedo a bañarse en el mar porque hay
peces, miedo a que se caiga un árbol encima de su casa,
enfrentarse a cosas nuevas, etc.

Ellos tienen una lógica correcta en esos miedos (porque


lo que piensan son cosas que podrían suceder) y como
padres debemos mostrar empatía y conectar con ellos,
entender sus razonamientos y explicarles y re-
conducirles para que sientan seguridad.

Vemos que algunos niños desisten, a veces, de hacer


cosas por miedo o inseguridad.

La mejor forma de tratarlo es hablando con ellos y dando


explicaciones claras y objetivas de lo que va a suceder,
para dotar al niño de las herramientas necesarias para
cambiar su miedo hacia una emoción neutra o positiva.

pág. 21
No debemos forzarlos, sin darles explicaciones, a
afrontar esos miedos bruscamente, porque esto hará que
el niño se oculte en sí mismo.

¿Cómo evoluciona?

Es bueno saber que este tipo de niños, en la edad adulta,


no suelen ser miedosos ya que saben equilibrar mejor el
peligro, por su inteligencia, y suelen ser personas
precavidas que dan a cada situación la importancia que
merece.

Algunos familiares y profesores insisten en que los niños


miedosos, deberían hacer las mismas cosas que hacen
los otros, obligándoles a enfrentar bruscamente sus
miedos, es decir, creen que es un retraso que estos niños
sientan este tipo de temores y consideran que no
evolucionan correctamente al negarse a hacer según qué
suceso.

Pues en la mayoría de los casos no es un retraso sino un


adelanto, es una muestra de consciencia e inteligencia
superior al resto. lo que no ven los otros niños, ellos lo
intuyen. Lo sienten. Es la hipersensibilidad que le dota de
una especie de sexto sentido.

Conclusión

Como padres debemos respetar las emociones de


nuestros hijos y también debemos respetar sus tiempos
y necesidades. Muchos niños de alta demanda necesitan

pág. 22
primero asimilar sus emociones para poder enfrentarse a
según qué acontecimientos. No hace falta que entren en
un estado de ansiedad para superarse a sí mismo. Es
necesario darles su tiempo y ellos mismos, por su lógica
e inteligencia, tomarán la decisión adecuada según su
propio razonamiento y necesidad cuando estén
preparados para hacerlo.

pág. 23
Capítulo 4 Emociones positivas en niños de
alta demanda

Afecto y amor

Los niños de alta demanda frecuentemente son muy


amorosos y afectuosos con los demás cuando tienen
confianza con la persona o cuidador cercano. Son niños
muy expresivos que no esconden sus sentimientos de
cariño hacia las personas.
Tienen una capacidad de complacer y cuidar al otro
bastante arraigada, tanto con familiares, como con
amigos.
Suelen ser niños que se preocupan por las personas y
animales y desean que todos estén en plenitud.
Ellos buscan siempre alegría , entusiasmo y pasión en el
ambiente y para encontrarlo necesitan cómplices que les
sigan el juego.
Son niños muy empáticos, que sienten y perciben las
sensaciones de los demás y reciben muchos estímulos
espejo de las otras personas, por lo que se contagian de
las sensaciones de los otros, por este motivo necesitan
que la gente que les rodea esté en armonía.

pág. 24
Son extrovertidos y les gusta abrazar y besar. Necesitan
el contacto físico de sus personas más afines. ¿Cuántas
madres y padres de niños de alta demanda hemos oído
decir que sus hijos no dormían en la cuna sino encima de
ellos? o que no soportaban el carrito/cochecito sino solo
los brazos o el portabebés? En realidad, es la necesidad
de contacto.
El otro día me encontré a una madre del colegio de mi
hijo en el parque y mi hijo salió corriendo y se enganchó
al suyo y lo abrazó y empezó a besarlo, hacía tiempo que
no le veía y se ilusionó. Era su forma de expresar la
emoción.
Otro día vinieron unos bebés a casa que eran gemelos y
estuvieron jugando con un muñeco de mi hijo durante
mucho rato, mi hijo imaginó que ese muñeco les había
gustado mucho porque no lo soltaron ni un momento.
Cuando llegó la hora de irse a casa y se despidieron, mi
hijo cogió el muñeco fue hacia la madre de los bebés y le
dijo: Toma te lo regalo, para que jueguen los bebés.
Aquel detalle me encantó, percibí en él su empatía y
generosidad, su valentía, su amor, su sensibilidad.

pág. 25
Alegría y pasión

Los niños de alta demanda son alegres, viven en un


mundo feliz, quizás idealizado y por ello muchas veces
se frustran, pero generalmente derrochan alegría y
felicidad, sus pasiones y energía hacen que vivan en un
estado de optimismo y efervescencia singular.
Ellos pueden enfadarse y ponerse tristes algunas veces,
pero generalmente estos estados desaparecen en
seguida porque tienen una necesidad de vivir de forma
apasionada, de disfrutar cada minuto, de sentir cada
emoción como si la vida les fuese en ello, por este motivo
hablamos muchas veces de "niños intensos" porque la
intensidad con la que viven está fuera de lo comùn.
Por otra parte esta misma pasión por las cosas y esta
necesidad continua de estímulos hace que cuando no
reciben la "distracción mental" que reclaman, cambian
de actividad en búsqueda de nuevas sensaciones. Ellos
suelen aburrirse de las actividades cuando ya no les
producen este estado de "entusiasmo" y esto hace que
se cansen de las cosas que están haciendo en cuanto se
convierten en cosas monótonas y rutinarias.

pág. 26
Capítulo 5 Emociones negativas en niños de
alta demanda

Aburrimiento en los niños de alta demanda

¿Te pasa que tu hijo está continuamente cambiando la


actividad que está haciendo?
Cuando se aburren muchas veces actúan de manera
inquieta e intentan llamar nuestra atención de forma
inapropiada porque todavía son pequeños y no tienen las
herramientas necesarias para llenar sus necesidades de
otra forma. A veces pueden responder con ira y
agresividad .
Los niños de alta demanda están listos para la emoción
y la novedad. Suelen tener muchas ideas sobre cosas
emocionantes que quieren hacer. Suelen sobreexcitarse
o sobre estimularse o bien frustrarse si no consiguen sus
objetivos.
Todo esto desemboca en un cúmulo de emociones que
no saben gestionar todavía y que estalla en irritabilidad,
ira, rabietas, frustración, etc...

pág. 27
Frustración

¿Qué es?

Las frustraciones son frecuentes en los niños de alta


demanda, desde muy temprana edad. Son una descarga
emocional natural de la evolución de los niños, pero los
niños de alta demanda al ser tan intensos suelen tener
mayor número de frustraciones, también por el hecho de
tener alta sensibilidad a los estímulos suelen reaccionar
de forma “distinta a la mayoría” ante los acontecimientos.

Los niños cuando van creciendo tienen la necesidad de


hacer las cosas por sí mismos pero su cerebro todavía
no les sigue, ya que sus capacidades físicas, motoras e
intelectuales todavía no están desarrolladas al 100% esto
hace que no puedan desarrollar las cosas tal y como las
habían pensado y a consecuencia de ello aparezcan las
frustraciones.

Los síntomas de las frustraciones son golpes, llantos,


gritos, etc. Depende de cada niño. Cuando esto sucede
no intentes dialogar con el niño porque su cerebro se ha
“cerrado” está en estado “primitivo” el niño no puede
escucharte. Debemos esperar a que pase la frustración o
berrinche. A que se calme.

Cuando un niño se frustra suele reaccionar con una


rabieta o berrinche que puede ser:

pág. 28
Tipos:

Rabieta controlable:

cuando tu hijo se encapricha, por ejemplo, de un juguete


y le dices que no se lo vas a comprar y aparece una
rabieta. Sabemos que esta rabieta es controlable porque
si tú le compraras el juguete la rabieta desaparecería.

Si cedemos ante una rabieta de este tipo, el niño siempre


actuará de la misma forma. Hay técnicas para tratar las
frustraciones y rabietas que ayudan a poner límites al
niño siendo firmes y afectuosos al mismo tiempo.

También es necesario prever la situación para intentar


evitar la frustración, por ejemplo, si sabemos que vamos
a ir a comprar a un centro comercial donde hay una
juguetería deberíamos hablar antes con el niño y avisarle
que iremos allí pero que no vamos a comprar ningún
juguete, para que no le coja por sorpresa, recordando
que no se puede comprar todo lo que se desea y dándole
un razonamiento de ello, ya que en el momento en que el
niño esté gritando y llorando, no vamos a poder razonar
con él, en ese momento lo único que podemos hacer es
acompañarle hasta que se relaje y luego hablar con él.

Rabieta incontrolable:

Es cuando la hormona del estrés controla al niño y no


puede gestionar sus emociones. En este caso como
padres debemos ser muy afectuosos y compasivos,
debemos conectar con el niño, abrazándolo por ejemplo

pág. 29
y serenándole y hablándole con un tono de voz suave,
debemos acompañar al niño en todo momento
ayudándole a que se relaje y siendo muy comprensivos y
empáticos, porque él lo está pasando mal. Cuando se
relaje debemos hablar con él de lo sucedido, de sus
sentimientos y emociones.

¿Cómo prevenir las frustraciones?

Utilizando la disciplina positiva ayudaremos al niño a


prevenir frustraciones y lo dotaremos de seguridad y
capacidad para resolver problemas, le haremos
autónomo, motivado, responsable y feliz.

1. Siempre que podamos debemos adelantarnos a


cualquier frustración: conocemos a nuestros hijos y
sabemos las cosas que pueden frustrarles, ayudémosle
a evitarlas. Tener algunas frustraciones en la vida forma
parte del desarrollo normal del niño, de la naturaleza
propia y sirve de aprendizaje, pero cuando el niño se
frustra demasiado puede llegar a desencadenar baja
autoestima.

2. Buscar soluciones junto a tu hijo. Una vez el niño está


en calma y tranquilo se conecta con el niño y entre los
dos se buscan soluciones al problema que le ha
frustrado, así le hacemos partícipe y le tomamos en
cuenta, le damos sentido de pertenencia y importancia,
esto ayuda a mejorar la autoestima y la autonomía del
niño. Buscamos una solución al problema conjuntamente
con el niño.

pág. 30
3. Ayudarle a expresar sus emociones: preguntarle cómo
se siente en ese momento, intentar entre los dos poner
nombre a las emociones para poder controlarlas.
Podemos decirle “Me ha parecido que estabas enfadado,
o triste”

4. Ponerse a su nivel para hablar con él. Agacharse, a su


altura. No hablarle desde arriba.

5. Practicar la escucha activa y simpática: dejar hablar al


niño escuchando sus razonamientos sin juzgarlo y
entendiéndolo poniéndonos en su lugar. Conectando.
Este punto es muy importante para poder comunicarte
con tu hijo y ganarte su confianza y complicidad.

6. Abrazarlo: cuando peor se siente más lo necesita.


Contacto. Amor

7. Horarios y rutinas: Para prevenir las rabietas de


hambre, sueños, cansancio, etc.

8. Observar y conocerlo: Para saber sus intereses y


debilidades para aproximarse y entender sus
frustraciones.

9. Poner límites desde la disciplina positiva siendo


amable y firme a la vez, consensuando las normas con tu
hijo, negociando con él. Por ejemplo: ¿quieres ir a lavarte
los dientes ahora o cuando acabes el dibujo que estás
haciendo?

pág. 31
¿Qué necesita un niño de alta demanda cuando se
frustra?

Necesita una actitud comprensiva y cariñosa, incluso con


contacto físico si el niño lo desea.

Necesita que como padres estemos muy calmados,


necesita confiar y sentirse seguro.

Con el tiempo aprenden estrategias para autocontrolarse


y no llegar a tener rabietas. Confía en ti y en tu hijo, a
veces pensamos que no serán capaces de controlarse
nunca y créeme, llega un momento en que han aprendido
estrategias para hacerlo y lo hacen, es cuestión de
tiempo y mucha paciencia.

Tenemos que usar la técnica de “conecta y redirige”


(explicada en el capítulo V de este libro). Primero
conectando con el niño y luego redirigiendo la situación.

Las frustraciones en los niños de alta demanda,


inevitablemente se presentarán a lo largo de su infancia,
algo esencial para poder ayudarles, es reconocer las
causas de estas frustraciones, para saber identificar así,
el motivo que las provoca.

Para conseguir que se conviertan en niños autónomos


hace falta poner mucha paciencia, tolerancia y cariño por
parte de los familiares, ya que el niño experimentará
situaciones que no podrá controlar y le crearán
frustración.

pág. 32
Las frustraciones son causadas por necesidades o
impulsos no satisfechos y forman parte del crecimiento
normal del niño. Pueden convertirse en enseñanzas, pero
demasiadas experiencias frustrantes pueden dañar su
autoestima y hacerle perder tiempo y energía en
arranques de ira.

Tipos de frustraciones

Una clasificación muy interesante de las frustraciones


infantiles según las causas que las provocan es la que
hace Penélope Leach, psicóloga infantil y autora de
varios libros sobre crianza y es la siguiente:

Frustración provocada por los adultos

Los adultos, y en mayor medida los padres, pueden


frustrar a un niño muy fácilmente impidiéndole hacer
aquellas cosas que consideran que no están bien o no
deberían hacer.

Los niños, por su propia inmadurez, no son capaces de


tolerar demasiada frustración. Un niño constantemente
presionado, tiranizado y controlado se siente cercado
(encerrado), sin libertad para actuar, y se pondrá a la
defensiva reaccionando con malas conductas.

Sin embargo, pequeñas dosis de frustración les hacen


crecer. Si cuentan con el apoyo y el cariño de los padres
para superarlas, las frustraciones se transforman en una
enseñanza positiva, el niño aprende de ellas y se

pág. 33
fortalece para arriesgarse a experimentar nuevas
experiencias.

La clave está en intentar evitar las frustraciones


innecesarias y apoyarles cuando se presentan las
frustraciones inevitables.

Frustración provocada por otros niños

Los niños pequeños son todavía incapaces de ponerse


en el lugar del otro. Un niño no le quita los juguetes a otro
por maldad, sino porque le interesa el juguete y es
incapaz de entender los sentimientos del otro niño. El
más dominante se quedará con el juguete y el otro niño
se pondrá a llorar.

Los niños son egocéntricos por naturaleza. La infancia es


una etapa en la que el niño está centrado en sí mismo, y
es normal. Esto que parecería un signo de egoísmo en
los adultos, en los niños es parte de su crecimiento.

Se preocupa por sí mismo, y no es malo que así sea


porque está desarrollando su propia autoestima y su
personalidad y necesita reafirmarse. Esto es así por lo
menos hasta los 4 años que empiezan a socializar.

A partir de esa edad, su visión egocéntrica del mundo que


le rodea se empieza a ampliar y se preocupa más por las
emociones de los demás niños.

Pero las habilidades sociales se desarrollan con la


práctica, no ocurre de un día para el otro, y nos necesitan

pág. 34
en esa práctica. Por tanto, los padres debemos guiarlos
para ayudarles a tolerar mejor las frustraciones
provocadas por otros niños y actuar como mediadores de
los conflictos, siempre a través del cariño y ayudándoles
a encontrar una solución pacífica.

Frustración provocada por los objetos

El niño empieza a descubrir que hay cosas que no puede


hacer por él mismo, como ponerse él solo un calcetín o
encajar una pieza en un puzzle, y esto muchas veces le
provoca frustración. Los objetos, al igual que sucede con
las personas, no se comportan siempre como él quiere.

Su madurez, su coordinación y su fuerza a menudo le


juegan malas pasadas. Sin embargo, las frustraciones
que el niño experimenta con los objetos son muy
educativas. Es en la exploración, en la perseverancia de
los intentos que el niño consigue comprender cada vez
mejor el mundo que le rodea.

Empieza a descubrir las cosas que es capaz y no es


capaz de hacer.

Cuando la frustración provocada por el objeto le


desborde es necesario que los adultos intervengan
ofreciéndole su ayuda. No significa hacer las cosas por
él, sino brindarle una pequeña ayuda que le permitirá
tener éxito en su empeño.

Frustración provocada por la edad o el tamaño

pág. 35
Es una frustración que aparece cuando el niño no
consigue hacer algo que le exige más de lo que puede
ofrecer para su edad o tamaño. Es aún demasiado
pequeño para hacer cosas que hacen los mayores como
servirse agua, abrir la puerta o montar en bicicleta. No es
consciente de esa incapacidad y se siente decepcionado
al no conseguirlo.

Por eso es tan importante ofrecerle los juguetes


adecuados para su etapa de desarrollo.

Todo lo que pongamos a su alcance debe adaptarse a


sus capacidades, tanto físicas como mentales, y a su
etapa de crecimiento. El niño tiene que sentirse capaz,
fuerte y poderoso en su pequeño mundo para desarrollar
una buena autoestima.

¿Cómo es un proceso de frustración en los niños de


alta demanda?

Ejemplo
Llega la hora de comer y nuestro hijo/a tiene hambre.
Hijo/a: ¿Qué hay de comer?
Madre: Pollo a la plancha, cariño.
Hijo/a: Hoy había espaguetis.
Madre: No, hijo, eso es mañana.
Hijo/a: ¿Mañana? Eso es mentira, me dijiste que eran
para hoy.
Madre: No, yo te dije que lunes pollo y martes espaguetis.

pág. 36
Hijo/a: ¡Noooooooo! ¡Quiero espaguetis!
En este ejemplo vemos lo siguiente:
1. Deseo del niño.
El niño quiere satisfacer un deseo que es el hambre, es
un instinto de supervivencia. Además los niños AD son
tercos, impacientes e inconformistas y no van a parar de
insistir y presionar hasta conseguir su objetivo.
2. Realidad.
Hay pollo a la plancha, no debería haber conflicto porque
si el niño tiene hambre esto satisface su deseo, pero en
realidad eso no se ajusta a la realidad del niño. Los niños
a veces no tienen los recursos para buscar el equilibrio
entre deseos y obligaciones, entre ilusión y
responsabilidad por lo que se podrían ofuscar en su
objetivo. El niño AD es bastante caprichoso y cuando se
obsesiona con un objetivo lucha por él con cuerpo y alma
por lo que le va a costar aceptar la realidad y va a seguir
intentando persuadir a la madre para satisfacer su deseo
no aceptando la realidad.
3. Expectativas.
El niño quiere comer espaguetis, pero la realidad dice
que hay pollo a la plancha, las expectativas se forman
con experiencias anteriores por lo que el niño buscará en
su memoria de otras experiencias y esto influirá en la
percepción de su propio juicio es lo que influirá en lo que
se espera de sí mismos. El niño AD es muy consciente
de lo que se espera de él y de lo que tiene que hacer,
pero aun así no lo aceptará porque está encaprichado en

pág. 37
su deseo y su testarudez va a hacer que continúe
luchando por ello, por lo que seguramente va a entrar en
conflicto con los padres a no ser que se gestione de
alguna forma eficaz.
4. Frustración.
La expectativa no está siendo eficaz entonces aparecen
dos opciones.
a. Se antepone la realidad y se desembarca la
expectativa. El niño se siente frustrado, pero acepta
comer espaguetis al día siguiente La necesidad de
quitarse el hambre prima sobre el deseo de comer
espaguetis. Aquí, se podría hablar de tolerancia a la
frustración.
b. El deseo persiste, en este caso comer espaguetis. El
deseo se convierte en necesidad ¡El hambre sólo se
puede saciar si hay espaguetis! El niño quiere modificar
la realidad para saciar su deseo a toda costa. Esto sería
una baja tolerancia a la frustración que desemboca en
Ira.
5. Ira.
Cuando el niño cree que sus expectativas eran correctas
y que efectivamente hoy tocaba espaguetis (aunque no
sea así) puede entrar en arrebato de ira, ya que la
injusticia entrará en juego, el cerebro del niño será
invadido por sensaciones emocionales y podrá tomar
decisiones precipitadas o impulsivas. Los niños AD
pueden entrar en arrebatos de ira o berrinches por
testarudez ya que ellos tenían unas expectativas que no
se cumplen y se sienten frustrados, como padres

pág. 38
debemos ayudarles a canalizar dicha frustración, sin
acceder a sus peticiones enseñándoles límites y
realidades de forma afectiva.
Tenemos que diferenciar los estados emocionales de los
niños, porque un estado de berrinche producido por una
frustración no es lo mismo que un colapso emocional
producido por la sobreestimulación de sus sentidos.

Berrinche o rabieta

Berrinches es un arrebato emocional que sucede cuando


un niño está tratando de obtener algo que quiere o
necesita. Son bastante comunes en infantes y
preescolares, pero tienden a disminuir una vez que los
niños desarrollan el lenguaje y pueden expresarse mejor.

Colapso emocional

En el caso del colapso emocional la situación es


diferente. La persona pierde el autocontrol y se bloquea
emocionalmente. No es un acto consciente y por tanto
debe ser tratado de manera diferente al berrinche con un
entendimiento pleno de que el individuo está viviendo un
momento indeseado en el cual la falta de procesamiento
emocional impide su razonamiento. En algunos niños y
adultos sucede cuando sus sentidos están expuestos a
demasiada información y tienen que procesar toda esa
“estimulación sensorial”. Ellos se alteran con ciertos
sonidos, luces, sabores y texturas. Usted puede que
escuche que lo llaman “sobrecarga sensorial”.

pág. 39
Como sabéis los niños de alta demanda son
hipersensibles a todo lo sensorial de ahí que sean más
propensos a los colapsos sensoriales.

Como padres tenemos que tener en cuenta que muchas


veces se culpa al niño o se lo tacha como caprichoso,
terco, o temperamental de forma errónea, porque no
entendemos o queremos entender que, en su caso, los
colapsos emocionales no se dan en respuesta a la
situación en sí, sino a su inhabilidad de manejar el
problema, sentirse agobiados, y no saber cómo enfrentar
el estímulo que es mayor que ellos y los saca de control,
tenemos que empatizar y ser conscientes de que estos
colapsos no son generados por un “capricho” de nuestros
hijos sino por un mecanismo automático de su cuerpo
porque todavía no puede gestionar las emociones.

Lo que no se debe hacer


1. Gritar, golpear, castigar, amedrentar. Nada funciona ni
funcionará y hará que la situación se vuelva peor.
2. Hostigar al niño y tratar de que reaccione según lo
esperado, creará más confusión y molestia.
3. Tratar de razonar con una persona que está fuera de
control acrecentará su frustración y puede generar
violencia.

Lo que se debe hacer


1. Darle al niño tiempo y espacio para calmarse
2. Pedirles a las personas alrededor que se retiren

pág. 40
3. Reducir los sonidos, las luces, y cualquier otro estímulo
que pueda estar creando más estrés
4. Romper el círculo de tensión y estrés a través de
demostraciones de empatía y afecto cuando sea
apropiado

Una vez el colapso o la crisis se ha extinguido, muy


probablemente el niño se sentirá agotado/cansado. Hay
que darle tiempo para descargarse y recargarse. Nunca
podemos ni debemos hacer de esta situación una que
gire en torno a nosotros, esto se trata de nuestro hijo y,
por tanto, debemos tomar acción para determinar la
causa, encontrar modos de ayudarle a manejar estas
situaciones, y entender que probablemente volverá a
pasar y no es nuestra culpa, tampoco la suya.

pág. 41
Capítulo 6 Autocontrol de las emociones en niños de
alta demanda

Para muchos niños AD el control de la ira no es sencillo.


En algunos casos aún no han desarrollado habilidades
para gestionar sus emociones.

Aceptación

Para que el niño pueda controlarse o “enfriarse” primero


debe aceptar que está enfadado, ser consciente de ello,
es una emoción que debe reconocer. Como padres
debemos ayudarle a ello, haciéndole expresar sus
sentimientos constantemente, poniéndole nombre. Me
siento enfadado, me siento frustrado, me siento triste,
etc.

Tener control sobre nuestras emociones para que éstas


cuadren con nuestros valores, es esencial para adquirir
habilidades de afrontamiento para la vida, pero es un
proceso madurativo que se va adquiriendo con la edad.

pág. 42
Para hablar de autocontrol, se tienen que dar varias
condiciones:

1. El niño tiene que tener la percepción de que tiene el


control de la situación que se está dando, es decir, no
está actuando por impulso, está en plena conciencia y
razonamiento y toma decisiones meditadas.

2. Tiene que existir más de una alternativa de


respuesta para poder tomar una decisión o hacer una
elección sobre algo (ej. Me dejo llevar por el impulso de
tirar este juguete porque estoy enfadado sabiendo que si
lo hago se va a romper o bien, no me dejo llevar por el
impulso y recojo los juguetes que hay en el suelo)

3. Dichas alternativas, con sus desenlaces, son


incompatibles, y generan conflicto.

Conexión

Para que el niño de alta demanda pueda ver con claridad


las alternativas, primero debe entrar en estado de
conexión consigo mismo, recordemos que los niños
AD, aunque son muy inteligentes, también son muy
sensibles y es posible que se dejen llevar por un estado
demasiado emocional y no puedan gestionarlo. Son
niños muy apasionados e impetuosos que lo viven todo
de una forma muy visceral por lo que el razonamiento a
veces se nubla y se confunde bajo la emoción ya sea
positiva o negativa.

pág. 43
Renunciar a algo que “desahoga de forma inmediata”
pero que a la larga es negativo, en vez de elegir algo que
“ahora parece desagradable” pero que a la larga va a
ser beneficioso, cuesta un esfuerzo para el niño, más aún
cuando el niño todavía no tiene bien formada la
estructura de noción del tiempo y no puede valorar el
resultado a largo plazo.

La impaciencia del niño AD hace que el deseo cree


inmediatez hacia las cosas, ellos lo quieren todo en el
momento precioso, viven el “aquí y ahora” y no piensan
en futuribles. Por otra parte, y en contradicción a esto,
son niños muy testarudos y si tienen un objetivo marcado
harán lo que sea para conseguirlo, si para conseguir su
objetivo hay que ser paciente, ellos serán pacientes.

Salir de la zona de confort para obtener objetivos


desconocidos es una condición humana y equilibrar
esto es la base del autocontrol pero no es fácil de
entender para un niño. Todo se basa en las rutinas y
riesgos, a veces es más cómodo seguir con las rutinas
de forma automática sin pararse a pensar si habría una
solución mejor para ese mismo hecho. Por ejemplo, en
un adulto podría ser algo así como “no estoy a gusto en
mi trabajo, pero es más fácil seguir en él, que buscarme
uno nuevo”.

En el caso de los niños un ejemplo sería: el niño desea


un juguete YA, pero debe hacer una cola de 20 minutos
para conseguirlo, si entra en berrinche, su madre se lo
llevará a casa y se quedará sin juguete, por lo que el niño

pág. 44
decide controlar su ira, para cumplir su deseo: esperar 20
minutos y tener el juguete.

El niño sale de su zona de confort que sería tener el


juguete al instante y aprende a controlar su impaciencia,
el niño razona este hecho, toma en cuenta las
consecuencias y de ello ejecuta su decisión.

El niño de alta demanda tiene un punto fuerte muy valioso


que es su coraje y lucha por sus objetivos, son fortalezas
a destacar de ellos, que como padres debemos potenciar
para que después en la vida adulta las utilizan como
habilidades de desarrollo. Estas fortalezas
conjuntamente con sus valores crean personas
ejemplares y modelos a seguir, perseverantes y
constantes.

Autocontrol es sinónimo de consciencia, afrontamiento,


de cambio. Bajo autocontrol es sinónimo de evitación, de
estancamiento, evasión.

Es cuestión de tiempo que un niño AD aprenda a


gestionar sus emociones y se autocontrole, como
cualquier niño tiene sus procesos y tiempos, unos tardan
más otros menos, simplemente como padres debemos
empatizar con ellos y entender que muchas veces sus
comportamientos están derivados de actos emocionales
que no han podido gestionar correctamente todavía.

Una técnica que se utiliza para trabajar las rabietas, la


ira, la impulsividad, la frustración es la llamada técnica de
"conecta y redirige" del psiquiatra Daniel J. Siegel.

pág. 45
Técnica Conecta y Redirige

1r Paso: conecta

Cuando tu hijo se altera, el uso de la lógica no suele surtir


efecto hasta que respondemos a las necesidades
emocionales del cerebro derecho. Es decir, empatizar
con tu hijo. Por ejemplo: decirle “entiendo que estás
enfadado, entiendo que estas triste, entiendo que estas
furioso…” y decir esto con un tono afectuoso, empático,
poniéndose en el lugar del niño y entendiendo de verdad
que el niño está “enfadado, furioso o triste por una razón
que para él es la más importante del mundo” (aunque
para el adulto parezca insignificante a nivel cerebral del
niño puede realmente ser muy importante).

Reconocer los sentimientos sin juzgarlos, recurriendo al


contacto físico como por ejemplo, abrazarlo. Es muy
importante que tu hijo sepa que le quieres aun cuando él
tenga comportamientos negativos, porque esos
comportamientos no los está haciendo de forma
calculada, los hace porque son su única manera de
expresar su malestar, él todavía no tiene las
herramientas para expresar su malestar emocional, no
sabe gestionar todavía sus emociones.

Si comienzas por este acto de sintonía, permites que tu


hijo «se sienta comprendido»; luego ya podrás intentar

pág. 46
resolver los problemas o abordar la situación cuando esté
más calmado.

Hasta que no consigues que tu hijo esté calmado y pueda


razonar, no puedes pasar al segundo paso, porque hasta
ese momento tu hijo no podrá utilizar su raciocinio, no
tendrá las herramientas suficientes para hacerlo. Y no lo
hace a propósito, no lo hace para molestarte, no lo hace
para manipularte, lo hace, porque realmente todavía no
ha aprendido a hacerlo de otra forma.

2o Paso: redirige

En cuanto veas que el cerebro de tu hijo se ha


tranquilizado lo suficiente para permitirle adoptar el
enfoque lógico del cerebro izquierdo, puedes redirigir
hablando de las soluciones con él y haciendo
sugerencias sobre cómo puede actuar ahora que se ha
serenado y tiene más control de sí mismo. Explicándole
que la próxima vez que se enfade en vez de “pegar” o
“tirar cosas” puede “llorar”,”hablar", "cantar"... o cualquier
herramienta que le sirva de alternativa y sea positiva para
calmarse y transformar sus emociones en positivas.

Sin la conexión tu hijo no va a poder escucharte porque


su cerebro irritado no es capaz de racionalizar en ese
estado. Cuando un niño está en estado de ira, frustración
o enfado tiene el cerebro ́ lógico "apagado" porque las
emociones lo invaden, por este motivo tenemos, primero,
que conectar con él y desde esa conexión entonces
razonar.

pág. 47
Esta técnica proviene del libro de "El cerebro del niño" del
psiquiatra Daniel J. Siegel.

pág. 48
Fuerte temperamento en niños de alta
demanda

La crianza de los niños AD agota las energías de


cualquier padre y madre y tenemos que poner mucho
esmero y creatividad en la educación que empleamos
cada día para que se muestren un poco satisfechos.
Cuanto más astutos son nuestros hijos más complicada
nos parece esta crianza.
A veces nuestros hijos desarrollan actitudes desafiantes
y negativas hacia nosotros, rebelándose con un
comportamiento malhumorado u obstinado y
enfrentándose a nosotros demostrando su fuerte
temperamento.
Esto es debido a la etapa de madurez en la que se
encuentran (de 0 a 6 años) dónde están desarrollando su
personalidad y cerebro y adquiriendo su yo interno, así
que son actitudes normales en los niños. Pero sabemos
lo difícil que es sobrellevarlas con nuestros hijos de alta
demanda por su gran intensidad, la exageración de su
fuerte carácter, la testarudez, la impaciencia, y las demás
características que los hace destacar.
Estas conductas a veces pueden preocupar a los
familiares cuando se convierten en conductas más
agresivas y el niño entra en ataques de ira: gritando,
tirando cosas, pegando o mordiendo….

pág. 49
Dicen que, si educas a un niño testarudo a hacer lo
correcto, hará lo correcto con toda la determinación de la
que es capaz. siempre y cuando no quiebres su voluntad.
Consejos:
Así pues, ahí van algunos consejos para mejorar la
situación:
1. No a las luchas de poder.
Para educar con amor a un niño temperamental se trata
de no entrar en una batalla de voluntades. Acabarás
agotado. Si ganas, habrás quebrado la voluntad de tu
hijo. Con la consecuencia de que puedes quebrantar su
autoestima a medio/largo plazo. Si pierdes, será él o ella
quien habrá pasado por encima de ti.
No se trata de demostrar poder ante tu hijo, tu objetivo
debe ser que tu hijo reconduzca su temperamento de
forma positiva.
2. No a los castigos.
Mejor consecuencias naturales y reflexión personal: Con
un hijo temperamental, siempre existe la tentación de
imponer la autoridad, parece lo más rápido y fácil a corto
plazo, pero no hace efecto en este tipo de niños.
Muchos padres recurren a los gritos por impulso, pero
como adulto tenemos que demostrar un autocontrol y
gestionar nuestras emociones recordando que somos el
ejemplo que al final nuestro hijo va a imitar siempre. Los
gritos quizás den resultado en el momento en sí, pero a
la larga dejan de surtir efecto porque el niño se
acostumbra a ellos igual que el castigo.

pág. 50
Tanto los gritos como los castigos merman la autoestima
y autonomía del niño a medio/largo plazo.
Por lo que lo más útil sería una educación armonizada,
positiva para un desarrollo cerebral sano. Es entonces
cuando tienes que ser un educador creativo, optando por
medidas que requieran reflexión a tu hijo/a. Primero
empatizando con él y conectando y luego redirigiendo la
emoción hacia algo positivo, dejando que sea tu propio
hijo quien aporte la solución al problema (si tiene la edad
de hacerlo) en caso de ser un bebé, la simple
consecuencia natural del acto producido ya le servirá de
aprendizaje.
Por ejemplo: si le dices al bebé no empujes el vaso que
se va a caer, y el bebé lo empuja y el vaso se cae y se
rompe. El bebé verá cuál es la consecuencia natural de
su acto y aprenderá de ello, no hace falta castigarlo,
gritarle o regañarle simplemente hace falta explicárselo
de forma positiva.
3. Reconducir los deseos caprichosos:
Los niños testarudos suelen ser niños caprichosos y un
pelin egoístas, nuestra labor es redirigir esos deseos
hacia algo positivo y enseñarle a utilizar esas dotes para
liderar su vida.
Para ello debemos ofrecerles oportunidades de que
lideren cosas, de que tomen decisiones, de que se
sientan importantes y útiles dándoles tareas y
ofreciéndole la oportunidad de que desarrollen sus
capacidades de liderazgo, por ejemplo, cuidando de su
hermano pequeño durante un rato mientras se hace la

pág. 51
cena, dando de comer al perro, siendo el responsable de
poner la mesa para cenar… Tareas de responsabilidad
que, por su edad, el niño pueda satisfacer. Ofrecer retos
y responsabilidades hace que adquieran autonomía,
liderazgo, independencia, alta autoestima,
responsabilidad.
4. Calma el carácter fuerte de tu hijo a través de la
ternura y el amor
Con un hijo o una hija de carácter fuerte, es común que
el cansancio y la frustración nos hagan olvidarnos de la
ternura, la dulzura y el cariño. Y es que, sin nuestro
ejemplo, nuestros hijos no pueden aprender a ser
amables y cariñosos por sí mismos. Dedica siempre
alguna actividad o momento del día para el contacto
físico, para un abrazo, para una conversación amable y
cariñosa con tus hijos. Unos buenos momentos para ello
pueden ser las primeras horas de la mañana, a la vuelta
del colegio y a la hora de ir a dormir.

pág. 52
Impulsividad e Impaciencia

Muchos niños de alta demanda que se muestran con


cierta hiperactividad y nerviosismo, aunque no tienen
ninguna malicia pueden entrar sin querer en diferentes
conflictos y parecer niños peleones.

Para mantener buenas relaciones es imprescindible que


los niños aprendan a controlar, con el tiempo y evolución,
esta impaciencia y obtengan así resultados positivos de
sus conductas.

Las señales de que un niño AD es impaciente son las


siguientes:

1. Habla precipitadamente y por encima de los


demás.

No sabe esperar su turno para participar en la


conversación.

2. No piensa en las consecuencias de lo que dice

Expresa lo primero que se le pasa por la cabeza sin


pensar si puede herir o faltar al respeto a los demás

3. Cuando desea algún objeto, no se frena y es capaz


de quitárselo a otro niño por la fuerza.

pág. 53
4. Entra en batallas por cosas sin importancia.

Pasa por ser “un niño peleón”.

5. Quiere ser siempre el primero en todo.

No respeta las reglas de los juegos en grupo, hay que


recordarle siempre que debe esperar su turno o que
respete las filas.

6. A menudo llora de rabia para dar salida a su


frustración cuando no consigue lo que quiere.

Lo quiere todo YA

7. Suele ser despistado porque descuida lo que no


pertenece a su deseo inmediato.

¿Qué es la impulsividad o impaciencia?

La impulsividad es una mezcla de falta de autocontrol e


impaciencia. El niño será menos impulsivo cuando
aprenda a esperar antes de actuar, cuando piense antes
de hacer las cosas. Cuando esto suceda se sentirá más
seguro y su autoestima aumentará. Es importante que el
control de la impulsividad se trabaje en la infancia.

Consejos para ayudar a tu hijo AD a regular la


impulsividad y ayudarle a pensar antes de actuar.

1.Se claro acerca de las expectativas:

pág. 54
Algunos niños reaccionan mal cuando no saben qué
esperar en una situación, o lo que se espera de ellos.
Explíquele a su hijo las cosas con anticipación si necesita
ser paciente o hacer algo que no quiere hacer: “Vamos a
visitar a la abuela, y ella y yo hablaremos por un tiempo.
¿Por qué no traes algunas cosas para que no te
aburras?"

2. Ayuda a identificar sentimientos

De esta forma tu hijo podrá aprender a reconocer


lo que siente, es posible que pueda recuperarse
antes de tener un arrebato. Puedes ayudar
diciéndole las palabras: “Parecías triste cuando tu
hermana dijo que eras muy pequeña para jugar
con ella y sus amigos"

3. Juega al autocontrol

Para los niños pequeños, una de las mejores


formas de aprender es a través del juego. En el
camino hacia el baño o en el supermercado, haz
que tu hijo pare y comience diferentes acciones.
Por ejemplo, haz que se “congele” o que haga de
“estatua” cuando diga “¡Patata!”. Este tipo de
juegos les enseña a los niños a detenerse a
pensar antes de actuar, un elemento esencial
para el autocontrol.

4. Tomar un Descanso

pág. 55
Crea un lugar tranquilo en casa donde tu hijo
pueda calmarse si está fuera de control. Puede
ser una esquina llena de almohadas o cualquier
lugar acogedor. Esto puede enseñarle que hay
una manera, y un lugar especial a donde ir,
cuando las cosas se salgan de control.

5. Proporciona una recompensa relacionada

A los niños pequeños a menudo les va mejor en


una tarea si obtienen una recompensa al final. En
lugar de dar un juguete o golosina, ofrece una
“consecuencia” relacionada para mostrar
autocontrol. Si dejas de jugar para poner la mesa
cuando lo pides, la recompensa podría ser elegir
el postre.

6. Elogia a tu hijo

Cuando veas a tu hijo practicando el autocontrol,


házselo saber. Este tipo de refuerzo positivo la
ayudará a pensar en sí mismo como una persona
que puede controlar con éxito su comportamiento.
Es posible que desees decir cosas como: “Me
encanta cómo esperaste pacientemente tu turno”.

pág. 56
Capítulo 7 Emociones sociales

Celos

Todos los niños/as experimentan en algún momento de


su vida celos, forma parte del desarrollo evolutivo del niño
y de su crecimiento.

Puede ser por la llegada de un hermanito o por un cambio


de la estructura familiar y es una emoción natural que
surge cuando el niño se siente desplazado de su figura
de apego.

Consisten en sentir rechazo hacia personas a las que se


quiere mucho. El hecho de que sea un sentimiento
contradictorio es lo que más dificulta su manejo.

Los niños tienden a ver las cosas con pensamientos


dicotómicos podemos definirlo como la tendencia a
clasificar las experiencias según dos categorías
opuestas, todo o nada, bueno o malo, no existen las
gradaciones sino las polaridades. Por eso, los celos
infantiles son un sentimiento que, en líneas generales, les
resulta complicado controlar.

Por ello cualquier motivo que haga que el niño pierda la


atención de sus papás hará que este pueda sentir celos
sobre este sujeto, no hace falta que sea su hermano o

pág. 57
sobrino, sino podría bien ser un amigo, la vecina o la
pareja de mamá. Cualquier cosa que capte la atención de
su figura de apego hará que este pueda sentirse celoso.

En los niños AD que son tan demandantes de atención


este término está mucho más acentuado, sobre todo con
la llegada de los hermanos o con personas que restan
atención al niño AD. Ellos siempre quieren ser
protagonistas y cuando no lo son su frustración es muy
elevada.

Además, se debe tener en cuenta que en los primeros


años de vida los niños son absolutamente dependientes
de la figura de apego que se encarga de su crianza y
cuando perciben que esta figura reduce el tiempo de
dedicación hacia ellos por la circunstancia que sea hacia
otra persona surgen inmediatamente los celos ya que el
niño siente que tiene que competir con otra persona para
ganarse los cuidados que hasta ahora tenía de forma
incondicional.

El niño celoso actuará llamando la atención con


conductas casi agresivas o provocando enfado en sus
padres simplemente para mostrar que está ahí. Cuando
mayor es el niño, a partir de los 5 o 6 años pueden actuar
manipulando emocionalmente a los padres, retirando el
afecto a los padres casi como lo haría un adulto, para
castigarlos, por ejemplo.

¿Qué hacer ante los celos de nuestro hijo?

pág. 58
Lo más importante es empatizar con el niño, intentar
comprender porque siente celos y ponernos en su lugar.
Hasta cierto punto, entender que los celos no son más
que una manifestación ante algo que les hace sentirse
indefensos y vulnerables. Es importante lograr que
nuestro hijo consiga expresarse de forma adecuada sin
que sea dañina para él ni para los otros, cuando veamos
que siente celos podemos acercarnos y decir que es
bueno que hable y que se exprese pero que no es bueno
que golpee a nadie ni a sí mismo. Si necesita descargar
su ansiedad le ayudaremos haciendo otro tipo de cosas
como dando volteretas o corriendo, o cantando o con
pelotas, pero no pegando ni tirando cosas.

También estaremos pendientes de las situaciones que


disparen la aparición de los celos para evitarlas.

Si sabemos que alguna situación va a detonar los celos


de nuestro hijo podemos prevenirlo hablando con él por
adelantado y preparándole para el momento para que no
le coja por sorpresa y sepa que se le tiene en cuenta o
que luego tendrá una compensación atencional nunca
material.

Continuando con las características de los niños alta


demanda que les mueven emocionalmente deberíamos
hablar de la competitividad.

pág. 59
Competitividad

Algunas madres de niños de alta demanda me han


comentado que sus hijos no suelen tener un carácter
demasiado colaborativo sino más bien competitivo, que
sus hijos siempre están luchando por ganar y que si no
ganan cambian las reglas del juego o se las inventan.

Viven como en una constante competición de quién es el


mejor, quien llega antes, quien corre más, quien consigue
hacer aquello o aquello otro.

Es frustrante para ellos cuando no son los mejores, o no


han cumplido sus propias expectativas o exigencia.

A lo largo del desarrollo del niño se puede ir trabajando


este aspecto para convertirlo en un rasgo positivo,
porque ser competitivo, si se gestiona correctamente, es
una fortaleza de la cual el niño puede obtener beneficios
siempre y cuando no se convierta en algo obsesivo.

Beneficios:
• Le motiva a superarse a sí mismo.
• Le incentiva a conseguir objetivos ambiciosos.
• Le hace trabajarse más a sí mismo.
• Hace que mejore su rendimiento.
• Le capacita y habilita para la vida.

pág. 60
Por otra parte, si no gestionamos correctamente este
rasgo puede ser perjudicial.

¿En qué puede perjudicar a tu hijo la competitividad?


• Si el niño centra su esfuerzo exclusivamente en el
resultado y no disfruta del proceso.
• Si se compara continuamente con los demás y no se
valora.
• Si se exige demasiado.
• Frustrandose si no consigue su objetivo.
• La autoestima del niño se verá disminuida si lo basa
todo en ser siempre el mejor.

¿Cuál es el problema de que tu hijo base su autoestima


o felicidad en la competitividad?

El problema es que si PIERDE se va a sentir frustrado y


esto va a desencadenar sentimientos de rabia, ira y
demás emociones de enfado o tristeza desarrollando
además una baja autoestima e inseguridad que le
afectarán en todos los ámbitos de su vida. Y si GANA, el
placer va a ser temporal porque enseguida va a aparecer
otra situación competitiva donde se de la misma situación
en la que pueda volver a ganar o perder, por lo que
siempre estará viviendo con la angustia de la posible
frustración ante la pérdida o fracaso, con el desgaste de
energía que esto supone.

Él va a estar siempre dependiendo de algo externo para


sentirse bien o mal, nunca va ser por sí mismo, por algo

pág. 61
interno, estará en constante comparación y competición
con otras personas. Cuando en realidad él debería
sentirse bien consigo mismo, con sus valores y creencias
y tener una autoestima forjada sin compararse con nadie,
sin necesitar ser mejor que nadie, porque cuando
necesita continuamente competir o compararse pierde el
control de la situación y depende de “aquello externo” que
no tienen nada que ver ni con sus habilidades, ni
capacidades, ni aptitudes, por lo que el niño se está
valorando por algo que ni siquiera tiene que ver con él.

Además, los niños tan competitivos dejan de disfrutar las


cosas de la vida, los procesos en sí, los caminos y están
solo pendiente de “esperar” los resultados de sus
competiciones. Por ejemplo. No jugará un partido de
fútbol, solo verá si está marcando goles en el partido. Su
objetivo no es divertirse con sus amigos en el juego, su
objetivo es simplemente ganar. Ser el mejor. Marcar más
goles que nadie. Esta autoexigencia le crea un carácter
irritable y obsesivo que no le deja disfrutar del objetivo
real del juego en sí que es divertirse.

¿Cómo es un niño demasiado competitivo?

• El niño cree que el mundo es injusto ya que no ha


alcanzado su objetivo aun habiéndose esforzado al
máximo.

• Miedo al fracaso: La ansiedad influye en el rendimiento


del niño por lo que puede hacer que el resultado sea
inferior a lo esperado. Además si el miedo es muy intenso

pág. 62
el niño puede llegar a bloquearse o negarse a hacer la
acción. Por ejemplo. Sí ya sé que no voy a ganar, ya no
juego.

• Inestabilidad emocional: el niño está controlado por algo


externo a él, por si gana o pierde o por el rendimiento de
los demás competidores, si gano soy bueno, si pierdo soy
malo (cuando en realidad yo ya soy bueno por mí mismo,
tanto si gano como si pierdo).

• Malestar, tristeza, frustración: sentimientos que tiene el


niño cuando no obtiene los resultados que espera.

¿Cómo ayudar a tu hijo a crear una competitividad


beneficiosa?
• Crear objetivos que dependan solo de él, en los que no
se compare con nadie.
• Ajustar las expectativas de los objetivos a sus
necesidades.
• Que el niño acepte sus propias limitaciones.
• Ponle a prueba antes de ponerle un límite.
• Déjale aprender de los errores.
• Ayúdale a ser flexible y adaptable con los errores.
• No le compares con los demás, que compita con sí
mismo o que trabaje en equipo, en un entorno
colaborativo.
• Refuerza, valora el esfuerzo que está poniendo en
lograr sus objetivos.
• Relativiza la importancia de los resultados.
• Recuerda que él no es sus resultados.

pág. 63
En conclusión la competitividad de los niños de alta
demanda va muy ligada con su perfil perfeccionista y
autoexigente. Los niños AD se caracterizan tambien por
ello.

pág. 64
Perfeccionismo y exigencias

Perfeccionismo.

Algunos niños de alta demanda, cuando son


preescolares sobre los 3 o 4 años de edad empiezan a
presentar un cierto rasgo de perfeccionismo en sus
actitudes.

Este rasgo de perfeccionismo viene integrado por los


modelos de conducta que ven en su entorno más
cercano, la familia, por ejemplo, aunque también puede
venir dado en casos de niños con una elevada
inteligencia.

Exigencias

Los niños con afán de desear hacerlo todo lo mejor


posible, tienen una alta exigencia hacia sí mismos y
hacia los demás, esto puede producir a veces ciertos
bloqueos en sus conductas, al observar que no pueden
cumplir sus expectativas en los objetivos que se
autoimponen.

Ejemplo

Un niño que está haciendo un ejercicio en clase de dibujo


delante de sus compañeros tiene unas expectativas
autoimpuestas de perfección de dicho ejercicio, si el niño
perfeccionista observa en algún momento que no va a

pág. 65
cumplir este objetivo se va a bloquear y va a decidir no
hacer el ejercicio, pareciendo que el niño es “tímido” o
“vergonzoso” o hasta en algún sentido pareciendo que
no puede resolver el ejercicio, cuando en realidad el niño
está perfectamente capacitado para su resolución.

Son niños que se idealizan e idealizan el mundo y que,


por otra parte, tienen muchas dificultades para tolerar la
frustración.

¿Qué necesitan?

Los niños perfeccionistas suelen sentir cierta ansiedad


ante las propias exigencias que se marcan a sí mismos,
como padres debemos empatizar y escuchar
activamente e intentar calmar esa ansiedad con frases
como: “comprendo que querías que te saliera bien a la
primera y por eso estás enfadado…”

Necesitan sentirse comprendidos, no que les neguemos


su estado emocional con frases como: “no pasa nada,
esto es una tontería” Para el niño no es ninguna tontería,
para él, es una cosa muy importante, puede ser una de
las más importantes que le están sucediendo
emocionalmente ese día. Como padres debemos
comprender esto.

Beneficios del rasgo

El rasgo de perfeccionismo bien gestionado puede tener


beneficios porque el niño conseguirá objetivos y

pág. 66
desarrollará competencias, el problema es que él mismo
quizás no las pueda valorar positivamente ya que sus
exigencias son demasiado altas. Él no se conformará con
hacerlo “bien” él lo querrá hacer “mejor que nadie”.

Otras características relacionadas

El niño perfeccionista es competitivo por naturaleza,


debemos enseñarle a comprender que la vida no se basa
en perder o ganar, que no es una competición, sino que
hay muchos otros puntos intermedios. Hacerle entender
que no todo se puede controlar ni dominar, que hay cosas
que están fuera del alcance de cualquiera.

Suele ser un niño insatisfecho, que sufre cuando no


alcanza sus objetivos, se centra en la aprobación del
resto de la gente, sobre todo de sus allegados y tiene
dificultad para disfrutar de las cosas.

Este rasgo encaminado correctamente capacita al niño


para alcanzar valores útiles como la lucha hacia los
logros u objetivos de la vida, la perseverancia, la
tenacidad.

Para ayudar a gestionar correctamente el perfeccionismo


deberías:

• Crear un ambiente en el que el niño no necesite


una aprobación constante de su entorno,
haciendo que se sienta seguro y en confianza.

pág. 67
• Educar en el esfuerzo que hace en la actividad
en sí y no en el resultado que consigue,
transmitiendo que el resultado no siempre
depende de uno mismo, sino que concierne a más
circunstancias que no tienen control.
• Hacer que tus hijos entiendan que les quieres tal
y como son independientemente de si hacen las
cosas correctamente o incorrectamente, de si
fracasan o vencen, de si ganan o pierden, lo
importante es el esfuerzo realizado.
• Trabajar la tolerancia a la frustración
aprendiendo a gestionar los fracasos y la angustia
desde la oportunidad de aprender.

Otro concepto importante a tratar que se da en muchos


casos de niños de alta demanda es la ansiedad por
separación que sienten cuando su cuidador se aleja de
él.

Sabemos la importancia que tiene el vínculo materno


para los niños de alta demanda, el apego, debe ser un
apego seguro ya que sino puede producir efectos
indeseados en la evolución del niño.

pág. 68
8. ¿Qué es el apego?

Vínculo emocional que perdura en el tiempo y que se


desarrolla y consolida entre cuidador y niño produciendo
seguridad, paz y placer. La separación o amenaza de
pérdida de este vínculo produce intensa ansiedad al niño.

Apego seguro

El cuidador da respuestas al bebé demostrando cariño,


protección, disponibilidad y atención permitiendo al
niño desarrollarse de forma positiva y generando un
entorno de confianza pudiendo usar sus figuras de apego
para obtener seguridad en momentos de angustia. Esto
hace que el niño se convierta en una persona estable,
integrada, positiva y coherente.

Apego inseguro

El cuidador sólo está disponible en ciertas ocasiones


y esto crea ansiedad de separación al niño generando
desconfianza e inseguridad debido a la inconsistencia del
vínculo emocional. Podemos encontrar más tarde
problemas de comportamiento en los niños que se han
criado con este tipo de apego, rebeldía, ansiedad,
trastornos de la alimentación, falta de cariño, etc.

Apego inseguro evitativo

El cuidador no atiende a las necesidades del niño


haciendo que el niño no desarrolle su sentido de

pág. 69
confianza, generando inseguridad y mostrando total
desinterés por las figuras cuidadoras.

Pueden desencadenar inseguridad a las relaciones


sociales y miedo a la intimidad, son niños que prefieren
mantenerse alejados de los demás, aunque
aparentemente parezcan que son fuertes su dolor va por
dentro. Son muy propensos a la fobia social.

Apego desorganizado

La respuesta del cuidador ante el niño es exagerada o


demasiado exaltada, esto genera desorden y confusión
en el niño y mucha inseguridad.

Los niños se desarrollan con miedo a las relaciones y sin


capacidad para afrontar situaciones estresantes, también
les cuesta expresar sus emociones.

Llega el momento del desapego

Después del vínculo creado y del esfuerzo realizado llega


el momento de enseñar al niño a ser autónomo e
independiente, a que sea él mismo.

El momento del desapego llega tarde o temprano y es


imprescindible pasar por ello para que tu hijo desarrolle
sus capacidades y habilidades de crecimiento para la
vida, es un proceso de evolución que se debe seguir.

Sabemos que los niños AD nos demandan


constantemente para todo, en todas sus actividades,

pág. 70
pero es importante que lentamente vayamos
acostumbrando al niño a independizarse, a que hagan las
cosas por sí mismos, sin necesidad de ser atendidos,
escuchados, observados continuamente. Para que se
adapten a ello debemos hacer cambios muy suaves que
casi no se noten y en los momentos adecuados, porque
los niños de alta demanda, por su alta sensibilidad, van a
percibir cualquier cambio que hagamos a nivel emocional
y lo van a vivir de forma exagerada así que como padres
tenemos que tener mucha paciencia e ir muy lentamente.

El niño, al principio va a sentir cierta ansiedad por


separación posiblemente, aunque lógicamente, ya
comprende que él es una figura separada de su cuidador
y que, aunque su cuidador no esté físicamente a su lado,
no significa que no vaya a volver. Y seguramente cuando
nos alejemos nos va a solicitar continuamente la atención
“mamá! ¡Papa! ¡Esto o lo otro!”.

Esta cierta ansiedad vivida durante el proceso de


desapego permite al niño adquirir competencias para
convertirse en una persona con autonomía. Es necesaria
y no es una ansiedad traumática ni enfermiza, es
simplemente un proceso de maduración por el que el niño
debe pasar para conocerse a sí mismo.

Este proceso se hará con intervalos de tiempo cortos que


cada vez se irán incrementando en el tiempo a medida
que se vaya observando que el niño se va adaptando a
la nueva situación, se puede empezar en momentos del

pág. 71
juego, por ejemplo, estando cerca mientras él juega, pero
en la que el cuidador está haciendo otra actividad distinta.

Es una evolución progresiva y lenta para que el cambio


sea lo menos drástico posible, porque los niños AD
percibirán en seguida la ausencia del cuidador y lo
reclamarán, por lo que para iniciar el proceso de
desapego sería bueno empezar cuando el niño esté
haciendo alguna actividad satisfactoria para él, en la que
no le importe demasiado la separación temporal del
cuidador y pueda tolerar ese cierto nivel de ansiedad sin
que sea algo dramático para él.

La ansiedad en la etapa infantil

La ansiedad es normal en la infancia y no es un


problema, es algo fisiológico que sirve de alerta al
cerebro para que éste actúe ante una situación dada. Es
como un mecanismo de defensa y va evolucionando a
medida que se avanza en el desarrollo infantil. Sirve para
dar respuesta a acciones determinadas, por ejemplo,
ante un ruido muy fuerte un niño puede sentir ansiedad
(miedo) que es el “botón” que activa el cerebro para que
su cuerpo se proteja de ese ruido. Frente a un “perro que
ladra” el niño tiene ansiedad o miedo “se activa el
cerebro” y el niño se protege. Como veis la ansiedad es
simplemente un mecanismo de defensa que el ser
humano utiliza para activarse ante un suceso. No es un
problema si está dentro de los límites normales.

pág. 72
• De los 6 a los 12 meses se puede tener ansiedad por la
oscuridad o a los extraños
• De los 2 a los 3 años se puede tener ansiedad por los
ruidos o la soledad
• De los 6 a los 7 años por los animales, fantasmas y
cosas mágicas
• A partir de los 7 años se suele tener ansiedad por el
ridículo o por la muerte

Estas ansiedades van evolucionando y cambiando a


medida que el niño va creciendo y va adquiriendo
habilidades y competencias para gestionar sus
emociones. Otro tema sería que el niño sufriera ansiedad
más crónica, o sea, que siempre estuviera en un estado
de ansiedad, entonces sí que sería conveniente consultar
con un especialista que pudiera determinar qué causa
esa ansiedad y mejorar su estado con herramientas
alternativas para ello.

pág. 73
Capítulo 9 La importancia de aceptar la
individualidad de tu hijo.

Cada persona es un mundo, todos somos diferentes y


especiales a la vez, cada uno con sus características,
defectos y virtudes propios.

Es imprescindible que desde la infancia potenciemos la


individualidad, personalidad de nuestros hijos,
haciéndoles ver que cada niño es distinto del resto y que
sus cualidades, que sus atributos les hacen increíbles.

Si intentamos cambiar sus actitudes, obligándoles a


hacer lo que ellos no quieren hacer, el mensaje que
reciben es que no nos gusta como son y esto afecta a su
autoestima e imagen en desarrollo.

Debemos servir de guía a nuestros hijos en su evolución,


pero respetando al máximo su esencia como persona,
sus características, sus emociones, sus sentimientos…

Nuestro papel como padres es acompañar a nuestros


hijos confiando en sus capacidades para hacer las cosas
y en su modo individual de realizarlas.

Así, el niño irá evolucionando y resolviendo objetivos por


sí mismo, guiado del apoyo del adulto que le transmite
seguridad y tranquilidad en el proceso.

pág. 74
Todo esto contribuye a desarrollar autonomía, iniciativa,
capacidad para la toma de decisiones, desarrollo de la
voluntad y esfuerzo, respeto por los demás y por sí
mismo. Habilidades muy necesarias para los niños a
medida que van creciendo.

Estrategias para potenciar la individualidad de


nuestros hijos:

Dejarlos elegir.
Tomar decisiones que puedan estar reguladas por
nosotros y no sean peligrosas para ellos, por ejemplo,
cómo me quiero vestir o la decoración de mi cuarto.

Permitirles equivocarse

No hagas las cosas por ello, aunque sepas que van a


cometer un error (deja que lo comprueben por sí
mismos) y que sean ellos mismos los que analicen la
solución sobre lo que pudo haber salido mal y lo que se
podría haber mejorado. Sin juzgar ni sermonear.

Incrementar su autonomía

Dejándolos cumplir por sí mismos sus propias


necesidades, pues es la única manera que les permitirá
sentirse seguros y confiar en sus capacidades. No
hagas nada por ellos que puedan hacer ellos mismos

pág. 75
Incrementar momentos de creatividad

No estés todo el rato pensando en cómo distraerles,


déjales que sean ellos los que busquen sus propias
alternativas permitiéndoles experimentar formas
diferentes, personales y únicas de hacer las cosas, así
aprenderán a desarrollar sus propios intereses.

Reforzarlos con palabras por su esfuerzo,

Así desarrollarán motivación para alcanzar sus propias


metas.

pág. 76
Capítulo 10 Fortalezas de los niños de alta
demanda

Curiosos:

Son niños muy curiosos que buscan continuamente


sensaciones, que se deslumbran por todo aquello que
acontece y sienten a flor de piel las emociones, atentos,
concentrados, capacitados y asombrados ante cualquier
cosa externa que les provoque un estímulo. Les gusta
descubrir e inventar.

Sensibles:

Son niños extremadamente sensibles que pueden


percibir todo aquello que pasa desapercibido para mucha
gente, son empáticos y afectuosos y saben diferenciar
perfectamente entre el bien y el mal. Al ir creciendo se
preocupan por sus compañeros y tienen la gran
capacidad de ayudar a los demás.

Activos:

Son niños muy activos tanto física como mentalmente,


despiertos, con ganas de vivir y comerse el mundo. Viven
cada minuto como si fuese el último. Piensan con rapidez
y son muy inteligentes. Suelen ser niños que se mueven
continuamente y que les gusta el juego físico.

pág. 77
Afectuosos:

Son niños muy afectuosos con sus seres queridos que


buscan y demuestran cariño y cercanía, buscan contacto
y demandan aprobación, pero también lo demuestran con
señales positivas hacia los demás. Se sienten
satisfechos con la complicidad y vínculo del adulto.

Sin alegres y felices:

Siempre tienen esa gran sonrisa y luz en su cara, son


entusiastas, se les ve felices, ilusionados. Son niños que
desbordan alegría por todos los rincones, juguetones,
pícaros, risueños y motivados. Totalmente dispuestos y
con grandes aspiraciones. Siempre dispuestos a pasarlo
bien.

Persuasivos:

Son niños con el don de la palabra y del razonamiento,


saben expresarse de tal forma para convencer cuando
tienen un objetivo claro. Saben negociar con el adulto
cuando quieren conseguir algo, usan el lenguaje tanto
verbal como corporal para ello.

Creativos:

Son niños con una gran creatividad, la rapidez de su


mente y su alta sensibilidad puede hacer que les surjan
ideas o inventos muy originales, tienen una gran

pág. 78
imaginación y también tienen una alta capacidad de
fantasía.

Perseverantes:

Ellos cuando tienen un objetivo van a por él. No se


cansan de intentarlo e intentarlo hasta que lo consiguen.
Son insistentes, cuando hay algo que desean luchan sin
parar hasta que lo consiguen.

pág. 79
Capítulo 11 Disciplina positiva:

¿Por qué la disciplina positiva?

Muchas madres de niños de alta demanda me han


comentado que se les hacía complicada la crianza de sus
hijos por los momentos de frustración, de rabietas, de
lucha de poder, de inquietud y demás actitudes y
comportamientos que podían contemplar.

Sabemos conscientemente que la educación autoritaria


no funciona con los niños de alta demanda porque se
rebelan a ella y su comportamiento se desenvuelve en
niños negativistas y desafiantes y tampoco funciona la
educación demasiado permisiva por la falta de límites
que provoca, baja autoestima y falta de autonomía en su
crecimiento y desarrollo.

Por todo ello, una buena alternativa es la disciplina


positiva, que se basa en una educación respetuosa con
amabilidad y firmeza a la vez.

Encuadrada en un marco global de educación


democrática en la que los niños pueden decidir por ellos
mismos y hacerse autónomos, seguros y crecer con una
autoestima bien formada a las expectativas de la
sociedad.

¿En qué nos ayuda la Disciplina Positiva?

pág. 80
La disciplina positiva nos acerca a una educación donde
nos adentramos al mundo del niño y empáticamente nos
ponemos en su lugar y desde ahí lo guiamos hacia el
camino correcto, hacia el objetivo óptimo.

Estamos acostumbrados a dejarnos guiar por los


consejos y opiniones de una sociedad que educa a los
niños a la “antigua” sin molestarse en cuales son
realmente las necesidades reales de nuestros hijos, pero
actualmente y cada vez más, por suerte, aparecen
escuelas y enseñanzas que han estudiado a los niños
desde el punto de vista positivo, reforzando sus
cualidades y fortalezas y observando, después, cuando
son adultos, sus resultados, viendo cómo se convierten
en adultos respetuosos, integrados en la sociedad,
autónomos, seguros, satisfechos, etc.

¿Qué nos preocupa a los padres de los niños de alta


demanda?

Cuando tienes un hijo de alta demanda te preocupa que


su comportamiento le influya en su evolución. Como
padre o familiar te preocupa que su evolución no sea la
correcta o que su comportamiento derive en algo
negativo, desintegrado o disocial, pero los niños de alta
demanda tienen cualidades y. habilidades muy buenas
que deben ser desarrolladas y evolucionadas para luego
convertirse en las fortalezas de adulto positivo y exitoso.

pág. 81
Los niños de alta demanda bien encaminados son
adultos felices, serenos y con un conocimiento de sí
mismos ejemplar.

La educación es básica para ello. La disciplina positiva es


un tipo de educación que puede hacer que un niño de alta
demanda haga un giro completo en su comportamiento y
se sienta comprendido y en el vínculo necesario para
desarrollar todas sus capacidades.

¿Qué aspectos trabaja la Disciplina Positiva?

Yo actualmente me estoy basando en la educación con


disciplina positiva con mi hijo y puedo decir que después
del continuo estudio sobre ello, mi hijo va evolucionando
y estamos trabajando muchos aspectos que, de otra
forma, pasarían desapercibidos, la frustración, las
rabietas, la inquietud o hiperactividad, la continua lucha
de poder o de autoridad, el dormir solo en su cama, etc.

pág. 82
Estilos educativos

Vamos a describir 4 estilos de educación y sus


características.

1. Autoritario

Los padres establecen las normas y no aceptan que se


cuestionen, no conciben que se hagan las cosas
diferentes a su manera de pensar, aplican castigos a la
conducta del menor y muestran bajo afecto y una alta
exigencia. Suelen ser padres poco cariñosos que
mantienen poco nivel de comunicación con el niño y que
controlan de forma rígida el comportamiento de sus hijos.

No suelen tener en cuenta las necesidades de los niños


y no les escuchan.

Los niños de alta demanda suelen ser niños muy


testarudos e inteligentes que se rebelan ante este estilo
educativo y entrar en conflicto creando innumerables
luchas de poder con el adulto y mal comportamiento,
además dependiendo de la edad del niño si no tiene las
suficientes herramientas como para poder comunicar su
frustración o ira frente a la impotencia que sentirá delante
la injusticia causada por la rigidez autoritaria de sus
educadores entrará en profundas rabietas y crisis de ira.

Las consecuencias de este estilo de educación son:

• Niños y niñas con baja autoestima.

pág. 83
• Dificultad para controlar sus impulsos.
• Inmadurez.
• Poco persistentes en las tareas.
• Rebeldía y comportamiento conflictivo
• Poco vínculo y confianza padre e hijo

Hay padres y madres que utilizan este estilo educativo


pensando que si no gritan o castigan el niño les va a
manipular y no va a aprender o que como son niños AD
necesitan más límites y normas de lo normal, o que si les
damos demasiado amor o cariño los estamos malcriando.
Esto es un error porque como hemos dicho las
consecuencias son graves.

2. Permisivo

Los padres con este estilo educativo suelen


sobreproteger al niño creyendo que le ayudan haciendo
por él las cosas y no dejándolo ser autónomo. Suelen ser
muy afectuosos y muy poco exigentes. Son muy
comunicativos con el niño y no le ponen límites.
Pretenden evitar el conflicto con sus hijos a toda costa y
por ello ceden ante cualquier acontecimiento. Los niños
se crían sin ninguna pauta de conducta y esto conlleva
dificultades en el entorno social fuera de la familia.

Los niños de alta demanda que suelen ser niños muy


emocionales se encontrarán con la dificultad de que la
realidad no es igual que en su entorno familiar, de que
ellos no son el centro de atención del mundo y que sus
demandas en el exterior no son cumplidas, esto les

pág. 84
puede llevar a una enorme frustración, recordemos que
los niños AD ya suelen tener poca tolerancia a la
frustración y al ser tan emocionales esto puede derivar
en conductas explosivas emocionales y cambios en sus
estados de ánimo producidos por las continuas
decepciones.

Las consecuencias de este estilo educativo son:

• Niños exigentes e irrespetuoso con los demás


• Inseguros y "mandones".
• Suelen estar acostumbrados a hacer lo que quieren y
por ello se vuelven egoístas y egocéntricos
• No tienen ningún sentido de la disciplina
• Suelen tener muy poco control de su conducta
• No saben gestionar sus emociones

3. Indiferente o negligente

Los padres no se implican en la educación del niño, le


dan libertad total para tomar sus propias decisiones,
aunque el niño todavía no tenga las herramientas
necesarias para ello. Es un estilo sin normas y sin afecto
y además con muy pocas exigencias hacia el niño.

Los padres con este estilo educativo suelen ser poco


cariñosos y con bajo nivel de comunicación con el niño,
no le ponen límites ni control y además tiene muy baja
disponibilidad hacia él. Nunca están a su lado.

Los niños AD con este estilo educativo se crían con


ausencia de afecto, una necesidad básica para ellos ya

pág. 85
que por su alta sensibilidad la carencia de afecto y
contacto hace que no se cree el vínculo entre los padres
y el hijo creando un niño ansioso, inseguro y temeroso,
además la falta de un patrón de conducta le crea
confusión y hace que no se desarrollen correctamente
sus capacidades de comportamiento social haciendo que
el niño dude continuamente entre lo que es correcto e
incorrecto.

Las consecuencias de este estilo educativo son:


• Baja autoestima
• Fracaso escolar
• Conflictos sociales
• Conductas agresivas
• No tienen confianza en sí mismos ni responsabilidad.

4. Democrático

Los padres que tienen este estilo educan bajo los


principios de la educación respetuosa, consciente o
democrática, o de disciplina positiva.

Este estilo lo usan miles de madres y padres de todo el


mundo para educar mejor a sus hijos AD, Este es el estilo
de educación que te llevará a reducir el conflicto y a que
tu día a día sea más fácil con tu hijo/a.

Este estilo se basa en:

Exigir respeto mutuo, de padres hacia hijos y viceversa

pág. 86
Dar mucho amor y apoyo

Se establecen límites de forma empática y


conjuntamente con el niño para entenderlo, escuchando
activamente lo que ellos tienen que decir

Se promueve la responsabilidad del niño, dándole tareas


y autonomía y enseñándole capacidades para la vida

Existe una fuerte comunicación y conexión que crea


vínculo directo con el niño

Con este estilo basado en la disciplina positiva se logra


aumentar la colaboración, reducir el conflicto, no dañar la
autoestima, lograr que el niño asuma responsabilidades,
etc.

Con este estilo logramos reducir enormemente el


conflicto en casa, aumentar la colaboración de nuestro
hijo/a, no dañar su autoestima, promover que asuma
responsabilidades y que aumente su autodisciplina. Son
hogares en los que a pesar de las dificultades y los retos
que supone un hijo/a de espíritu libre, hay mayor nivel de
alegría y paz.

La educación debe ser una combinación entre amor y


firmeza en la que tiene que existir un equilibrio entre el
amor para que los niños se sientan vinculados y
conectados y no abandonados y una estructura con
límites y normas para crear una estructura y orden
dotando de seguridad y autonomía al niño.

pág. 87
Los niños de alta demanda tienen un equilibrio óptimo
entre el cariño y la firmeza. Obtienen las normas y límites
necesarias para su educación de una forma afectiva que
con su alta demanda de atención es la que mejor
funciona. Suelen ser niños muy testarudos e inteligentes
que necesitan razonamientos y negociaciones antes de
aplicar una norma por lo que este estilo que es el más
comunicativo es el ideal para ellos en cuanto a esto. El
hecho de tratarlos con respeto, autonomía y amor crea
un vínculo de conexión y confianza con el niño que
aumenta su emotividad y colaboración y reduce los
conflictos de su intenso temperamento en cuanto a
rabietas, ira y frustración. Con las técnicas de disciplina
positiva con paciencia y empatía se puede llegar a
conectar y fortalecer al niño de forma muy productiva.

Las Consecuencias de este estilo educativo son:

• Niños que tienden a tener altos niveles de autocontrol y


de autoestima.
• Son más capaces de afrontar situaciones nuevas con
confianza.
• Son persistentes en las tareas que comienzan.
• Son interactivos y hábiles en las relaciones entre
iguales, independientes y afectivos.
• Suelen tener valores sociales y morales interioridades.
• Interiorizan normas y su competencia social está muy
desarrollada.

pág. 88
Consejos

• Educa siempre desde la calma y con paciencia


• Demuéstrale siempre que puedas tu amor.
• Habla con cariño, pero con firmeza.
• Dedícale tiempo especial en exclusiva y busca cómo
reforzar el vínculo.
• No hagas nada que él pueda hacer por sí mismo
• Las cosas con una sonrisa salen mejor
• Respeto mutuo, ante todo
• No seas autoritario dotalo de explicaciones y
razonamientos
• Pregúntale su opinión.
• Involucra al niño al definir las normas. Estará más
dispuesto a cumplirlas.
• Ofrécele opciones. Déjale decidir
• Avísale antes de hacer las cosas, que no le pillen por
sorpresa

Conclusiones:

El afecto es necesario para transmitir seguridad a


cualquier niño o niña. Sentirse querido y aceptado
contribuye a la formación de un buen autoconcepto y
autoestima adecuada. Por otra parte, la comunicación
hace que haya frecuentes diálogos llegando más
fácilmente a saber las inquietudes e intereses de sus
hijos. Esto también facilita a los padres saber cómo son
y qué hacen sus hijos, además de favorecer llegar a
acuerdos. Al mismo tiempo, también los hijos pueden
llegar a conocer más y mejor a sus padres, creando así

pág. 89
un clima de confianza donde sientan más libertad para
comunicarse de manera abierta y sincera.

Todo esto ayuda a que los menores aprendan a


relacionarse y ponerse en el lugar de los demás,
desarrollando capacidades importantes para la vida en
sociedad: expresión y comprensión de sentimientos,
empatía, habilidades sociales…

pág. 90
¿Por qué tu hijo necesita límites y normas?

Los niños necesitan un sistema de normas y límites para


crear valores y creencias internos, para evolucionar y
crecer de forma adecuada y convertirse en adolescentes
seguros, autónomos, con confianza en aquello que están
haciendo e integrados en un grupo social.

Para los niños son necesarios los límites para que ellos
aprendan hasta dónde pueden llegar y que es lo que
pueden o no hacer, de este modo van aprendiendo las
normas de la convivencia social. También son necesarios
para que aprendan a autorregularse emocionalmente,
para hacerles consciente de que el mundo no gira
entorno a ellos, para aceptar las frustraciones y gestionar
los impulsos.

El objetivo de las normas que marquemos en casa de


forma consensuada han de ser cumplirlas, no pueden ser
normas demasiado exageradas ni difíciles para nuestros
hijos tienen que ser asumibles y reales, coherentes y
firmes.

En la crianza de nuestros hijos como padres debemos


enseñar unos valores a nuestros hijos de una forma
responsable con respeto y amabilidad y al mismo tiempo
con firmeza y coherencia, mostrando claridad y
simplicidad al mismo tiempo.

pág. 91
Para hacer esto debemos tener en cuenta lo
siguiente:

1. Ser objetivos.

Siendo concretos y específicos no diciendo frases como


“pórtate bien” sino “por favor habla bajito en la biblioteca”
por ejemplo. Si le dices al niño la frase “pórtate bien” el
niño no comprende a ciencia cierta qué es lo que engloba
portarse bien ¿puede correr en la biblioteca? ¿puede
coger todos los libros?”

Marcar los objetivos concretos y específicos fomenta la


relación, comprensión y complicidad con tu hijo

2. Opciones.

Dar al niño opciones limitadas de cómo cumplir una


orden, por ejemplo ¿quieres bañarte ahora o dentro de 5
minutos? Esta libertad dota al niño de autonomía y poder
de decisión, esto le da la sensación de control y reduce
la resistencia y enfrentamiento hacia nosotros, además
potencia que el niño aprenda capacidades de vida como
son la toma de decisiones y autonomía, mejora la
autoestima y liderazgo y el vínculo familiar. El objetivo
final que es “el baño” se cumple de todos modos.

3. Firmeza.

Cuando el niño se resiste a hacer lo que se le dice, como


padres debemos obrar con firmeza, siendo amables y

pág. 92
con afecto, pero de forma firme. Con un tono de voz
seguro, pero sin gritos. El rostro tiene que ser serio.

4. Acentúa lo positivo.

Cuando un niño recibe refuerzos positivos está más


receptivo a hacer aquello que se le emite en cambio
cuando nos basamos en decir frases negativas con el
“NO” les decimos a los niños lo que no deben hacer, pero
no concretamos en lo que SÍ deben hacer con lo que el
niño no saber muchas veces lo que debe hacer, por ello
es bueno en vez de utilizar siempre el NO cambiar
nuestras frases y decir directamente lo que queremos
que haga con frases positivas. Por ejemplo: Incorrecto
(no grites) Correcto (habla bajo).

5. Explica el porqué.

El niño necesita entender el razonamiento del límite o la


regla, necesita que le expliquemos el porqué de las cosas
para poder obedecer, con ello se siente más animado y
participativo a llevarla a cabo, además con esto los niños
crean sus valores internos y su propia consciencia de las
cosas, tienen que ser razones claras y concisas,
entendibles en el lenguaje del niño. Por ejemplo: no
pegues porque duele.

6. Sugiere una alternativa.

Cuando establezcamos un límite debemos establecer


también una alternativa al límite para que el niño se sienta
compensado y entienda que sus sentimientos y

pág. 93
emociones también son escuchados y aceptados. Por
ejemplo: no puedes jugar con agua en el salón, pero si
quieres vamos a tomar un baño y juegas.

7. Desaprueba la conducta, no al niño.

Cuando el niño tiene una mala conducta se desaprueba


el comportamiento del niño, pero nunca al niño, por
ejemplo, nunca se debe decir “eres malo” porque esto
muestra rechazo hacia ellos y baja la autoestima, en vez
de esto se debe decir “esto se tendría que hacer de otra
forma”

8. Controla nuestras emociones.

Ante todo, debemos mostrar serenidad, cabe recordar


que somos el mayor ejemplo para nuestros hijos, su
modelo a seguir. Los niños nos imitan en el juego y en la
vida real, lo que ven es lo que aprenden, si nos dejamos
llevar por malas emociones y gritamos, nos enfadamos o
perdemos los nervios, no esperemos luego de los niños
buenas conductas.

9. Sé consistente, no cambies de un día a otro.

Debemos aplicar las mismas normas cada día, aunque


estemos estresados, tengamos prisa o estemos
cansados, si hemos tomado una decisión y marcado una
norma consensuada la debemos seguir, si cada día
variamos nuestras normas nuestros hijos no nos tomarán
en serio y además se desconciertan. Las normas se

pág. 94
negocian en familia y se hablan en familia, pero una vez
se pactan solo se pueden variar igualmente en familia.

10. Sé coherente, haz lo mismo que le pides a tus


hijos.

Debemos dar un buen ejemplo a nuestros hijos, si no


queremos que digan palabrotas nosotros no debemos
decirlas, si no queremos que discutan no debemos
discutir, si no queremos que mientan, no mintamos, etc.

11. Sé flexible.

Si tu hijo no puede cumplir las normas según lo


establecido sé flexible, sobre todo al principio porque está
aprendiendo y necesita su tiempo, si ves que va
evolucionando ayúdale con ello para motivarle más y con
el tiempo como cualquier proceso de aprendizaje irá
mejorando.

12. Recompensa los progresos.

Premia los progresos con elogios, frases positivas, besos


y abrazos, no lo hagas con cosas materiales porque esto
acaba por convertirse en un chantaje emocional hacia el
niño.

13. Evitar sobrecargar.

Como padre conocemos a nuestros hijos y debemos


saber cuándo debemos establecer o no un límite para no
sobrecargarlo, hay momentos en que simplemente no

pág. 95
hace falta, es mejor evitarlo para no entrar en lucha de
poder o berrinche

14. Evitar ser autoritario.

Si eres demasiado autoritario vas a crear efectos


negativos en tu hijo como inseguridad, baja autoestima,
mentiras, etc.

15. Evitar Desestimar sus sentimientos y sus


emociones.

Es muy importante empatizar con tu hijo y ponerte en su


lugar aunque te parezca que sus reacciones fueron
exageradas en según qué situación. Cuando tu hijo esté
tranquilo ayúdale a describir cómo se sintió, es
importante poner nombre a sus sentimientos y
emociones para conseguir el autocontrol y aprender a
evolucionar.

16. Evitar mostrarte rencoroso con él.

Cuando tu hijo te saque de las casillas no es buena idea


dejar de hablarle o ignorarlo. Esto aumentará el conflicto
entre ambos y a demás tu hijo aprenderá de ti una forma
negativa de actuar frente a una disputa. Lo mejor es
explicarle cómo te sientes de forma serena y paciente,
sin rencor, con amabilidad. Al fin y al cabo, tú eres el
adulto.

pág. 96
Comunicación efectiva

Existen dos hábitos que entorpecen la comunicación


padres-hijo y que solemos hacer con frecuencia:

1. Negar los sentimientos de nuestros hijos


2. Confundir la simpatía con la empatía.

Estas son las frases que los padres debemos evitar


delante de un suceso cuando nos comuniquemos con
nuestro hijo:

• No te sientas así.
• No debes estar decepcionado.
• No te enfades.
• No te preocupes.
• Eres demasiado sensible.

En vez de esto, como padres debemos mostrar empatía


y comprensión por sus sentimientos poniéndonos en el
lugar de nuestro hijo, diciendo algo así:

• Entiendo que eso te preocupa.


• Yo también estaría preocupado.
• Tienes derecho a sentir decepción. Yo también me
sentía así cuando tenía tu edad.
• Estás enfadado. Lo entiendo, y tienes derecho a estarlo.
• Estás enfadado, estoy seguro de que es por un buen
motivo. Me gustaría que me lo contaras.

pág. 97
Una vez has empatizado con tu hijo y has logrado
CONECTAR con él, cuando realmente el niño se siente
comprendido, es entonces cuando va a aceptar la ayuda
del padre y va a acceder a comunicarse, muchas veces
el simple hecho de empatizar y sentirse comprendido les
crea seguridad y ganas de seguir intentándolo por lo que
estará más abierto y el vínculo con los padres aumentará.

Todo esto ayuda al niño a desarrollar residencia y un


hábito de trabajo sólido, el niño se crecerá frente a la
adversidad de sus dificultades en lugar de hundirse cada
vez que suceda algo malo.

Es importante recordar que padres e hijos somos un


mismo equipo y que para romper ese silencio y aprender
a comunicarse de forma empática hace falta paciencia y
comprensión.

Algunos trucos para ello son los siguientes:

1. Empezar pronto:

Establecer el hábito familiar de hablar cada uno de su día,


tanto de hijo a padres como de padres a hijos, cuando el
hijo no quiera hablar es porque hay algo de lo que tiene
miedo o de lo que se avergüenza, por lo que, debemos
ser muy comprensivos y pacientes y empatizar con él.

2. Sentido del humor:

pág. 98
Empezar con conversaciones positivas y tranquilas para
entrar en conversaciones más emocionales ya que hay
niños que son reacios a hablar de sus emociones o
sentimientos y a veces con un poco de humor se puede
abrir mejor el camino hacia ello.

3. Ser paciente:

Un niño puede resistirse a responder preguntas por lo


que la mejor idea es respetar su espacio y pasar más
tiempo con él haciendo otras actividades que creen
vínculo y unión, dejarle espacio y tiempo para que
mentalmente se prepare para abrirse a nosotros más
lentamente.

4. Pedirle consejo:

Pedirle consejo para una situación parecida a la que tu


intuyes que le ha pasado puede hacer que se abra a
explicarte el problema, puedes preguntarle como
pidiendo un consejo y poco a poco ir averiguando el
conflicto interno de tu hijo.

5. Escucha activa:

Debemos mostrar como padres escucha activa a


nuestros hijos, generando confianza y vínculo. Sin
distracciones por medio.

Y esto esto. Espero que hayas disfrutado de esta lectura


y que te sirva en tu crianza.

pág. 99
Lo mas importante de todo es la paciencia, la empatia y
la conexión.

pág. 100
Acerca del autor

Anna Company Galvez


Nacida el 16 de marzo de 1977 en Barcelona.
Actualmente vive con su pareja y su hijo nacido en 2015
en una población cercana a su ciudad natal.

Estudió Artes digitales en la juventud y más tarde en la


edad adulta hizo un postgrado de Coaching Integrativo.
Apasionada de la psique humana y del comportamiento
desde muy corta edad, ha adquirido conocimiento de
forma autodidacta que le han servido para comprender
reacciones de las personas en su trabajo y en su vida
ofreciéndole la oportunidad de empatizar intensamente
con ellas.

Actualmente trabaja en una empresa japonesa del


sector tecnológico y en su tiempo libre se dedica al
coaching integrativo para familias ya que también está
certificada en educación con disciplina positiva por la
International Positive Discipline Association.

Amante del mar y de los animales aprovechó para


formarse como técnica en terapia asistida con perros
donde pudo realizar prácticas junto con niños con TDAH
y TEA.

Relacionada muy estrechamente con el mundo de la


alta demanda y de la alta sensibilidad es administradora
de la página web www.altademanda.es en la que

pág. 101
informa y comparte experiencias de padres y madres
que están sensibilizados en este tema, acompañando a
las familias en los grupos de apoyo y en las redes
sociales de las que forma parte.

pág. 102
Libros de este autor

“El desarrollo interior del niño de alta


demanda”

¿Quieres conocer la evolución de tu hijo de alta


demanda? Conocer cómo va a desarrollar su rasgo y
temperamento?
¿Te interesa poder manejar y comprender su interior para
avanzar junto a él de forma positiva y desenvolver
competencias y habilidades que le ayuden a ser una
persona autónoma, capaz, integrada y feliz?
En este mini-libro de 24 páginas te explico cómo
descubrir su mundo interno. Cómo piensa y cuáles son
las actitudes y comportamientos que irá adquiriendo a lo
largo de su crecimiento.
Su crecimiento, escrito desde su nacimiento hasta la pre-
adolescencia, dividido en estos periodos:

De 0 a 18 meses
De 2 a 3 años
De 4 a 5 años
De 6 a 10 años

pág. 103
“Relatos sobre crianza de alta demanda”

Historias personales de madres y padres de bebés y


niños/as de alta demanda que explican sus experiencias
de vida y han sido relatadas para hacer de guía a todas
aquellas personas interesadas en saber más sobre la
realidad de la crianza de la alta demanda.
16 relatos cortos escritos en primera personas
con emociones reales de personas que han compartido
sus vivencias para todo aquel que reconoce el mundo de
la alta demanda y para todo aquel que quiere hacerse
una idea de lo que siente una madre o padre con
la crianza de un niño/a AD.

“¿Tiene Alexandra una mente


neurodivergente?”

Alexandra es una niña de alta demanda y altamente


sensible que busca incansablemente la verdad sobre su
neurodivergencia.

El argumento del libro se desarrolla durante la etapa de


su crecimiento: desde la infancia hasta los 30 años,
donde se describen diferentes etapas de la vida de la
protagonista que se enlazan con los diferentes

pág. 104
diagnósticos médicos que va obteniendo. (TLP, TCA,
Adicción, personalidad histriónica, TDAH)

Se acentúa en el texto la habilidad de la protagonista


para hiperconcentrarse por largos periodos de tiempo,
síntoma del TDAH llamado “hiperfoco” con el que la
protagonista consigue varios objetivos en su vida.

Se muestra como el temperamento de la alta demanda


evoluciona en la edad adulta pero continúa presentando
la esencia primaria del rasgo.

Es una buena lectura para toda aquella persona


relacionada con el mundo de la alta demanda y también
con el mundo de la neurodiversidad ya que se enfoca la
necesidad de comprender a las personas desde su
diferenciación y singularidad.

pág. 105

También podría gustarte