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André Bazin 1951.

revista Cahiers du Cinéma (François Truffaut,


Jean-Luc Godard, Jacques Rivette, Claude Chabrol, entre otros)

El bello Sergio, Los primos (Claude Chabrol), Los amantes (Louis


Malle), Los 400 golpes, Jules et Jim (François Truffut), Sin aliento,
Una mujer es una mujer (Jean-Luc Godard), Hiroshima, mon
amour, El año pasado en Marienbad (Alain Resnais), París nos
pertenece(Jacques Rivette), Lola (Jacques Demmy), Cleo de 5 a
7 (Agnès Varda).

Los cahiers se dispusieron a realizar sus propios filmes, películas


que consideraban debían ser creación personal del director,
quien debía controlar todos los detalles. En definitiva abogaban
por una mayor creatividad y una libertad a la hora de plasmar su
idea inicial. De esta forma sus pensamientos, ideales e incluso
miedos quedan plasmados en sus películas. Para los cahiers “el
director lo era todo”.

Los unía su espíritu rebelde contra el viejo sistema y su hambrienta


vocación de explorar las posibilidades expresivas, temáticas y
narrativas del cine, liberándose de convenciones y academicismos.
Pero, por otro lado, los separaban sus universos individuales y sus
obsesiones personales. En otras palabras, se puede identificar una
película de la Nueva Ola frente al cine contra el que se rebeló, pero
ya dentro del movimiento no existen dos obras o dos directores
iguales.

El cine que hicieron, Truffaut lo definía a partir de la sinceridad de


los autores y las obras, mientras que Godard decía que fue hecho
para demostrar que todo estaba permitido. Y es justamente con
estos dos directores, los más celebrados del movimiento, con
quienes se puede ilustrar el carácter heterogéneo de la Nueva Ola.
Porque si al primero le interesó concentrarse en sus universos
personales, cruzados por la obsesión por los sentimientos
amorosos y su melancólica visión del mundo, el segundo se
empecinó en crear lo que prácticamente fue una nueva gramática
cinematográfica, construida a partir de la contravención de las
reglas existentes y la exploración de los recursos formales del cine.

Características de esta nueva corriente son:


1.    Simplicidad técnica.
2.    Bajos presupuestos.
3.    Mayor libertad narrativa.
4.    Rodajes con mayor presencia de escenarios naturales.
5.    Los sonidos, luz y música debían emanar de la misma
historia.
6.    El director lo es todo.

Se considera la película de Truffaut, Los cuatrocientos golpes, un


auténtico manifiesto de la Nouvelle Vague, una representación de
sus postulados en estado puro. Considerada como el primer
capítulo de un ciclo de carácter semiautobiográfico, en la que se
muestra la compleja personalidad de Antoine, reflejo de las
obsesiones del propio director. Con ella ganó el Premio al Mejor
Director en el Festival de Cannes de 1959, dedicándoselo a la
memoria de su maestro y amigo André Bazin.

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