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Literatura

Repaso de contenidos

Transtextualidad:
Los vínculos entre las series textuales han sido descriptos, años más
tarde, por el francés Gérard Genette. Este señaló que los textos pueden
relacionarse entre sí de modo explícito o implícito. Las relaciones entre los
textos en la teoría de Genette se denominan Transtextualidad. Según el
teórico, estos enlaces pueden clasificarse a partir de las siguientes
categorías:
• Interdiscursividad: señala el vínculo entre un texto y otras
artes, como el cine, la danza, la pintura, etc.
• Architextualidad: plantea la relación de un texto con el género al
que pertenece.
• Hipertextualidad: con la aparición de internet , la palabra
hipertexto cobró gran notoriedad, bajo el término inglés link o su
sinónimo español "hipervínculo". Así como al hacer click sobre un
link, una página web nos conduce a otra, en la relación de
hipertextualidad, un texto reenvía a otro. Al texto original se lo
llama hipotexto, mientras que al derivado se lo
denomina hipertexto.
• Intertextualidad: se trata de la presencia de un texto dentro de otro
a través de diferentes estrategias, como:
-La cita (referencia literal y explícita): Consiste en utilizar en un
texto unas palabras o párrafos de otro texto del mismo autor o de
otro autor, aclarando de quien es la cita y resaltando lo citado con
otro tipo de letra o con comillas.
La alusión (referencia explícita, pero no literal ): el autor da por
supuesto que el lector conoce el hipotexto y comprenderá la
alusión. Si el lector (o espectador) no posee el conocimiento del
texto base, no se realiza la comprensión plena del mensaje del
hipertexto. Este recurso es muy usado en la actualidad, en la
literatura y en la publicidad así como en plástica y música.
El plagio (referencia literal, pero no explícita) se toman palabras o
párrafos sin indicar que le pertenecen a otro autor.
La paradia o imitación burlesca de un texto.
• Paratextualidad: se trata de la relación de un texto con su
paratexto, es decir, aquello que lo rodea (epígrafe, dedicatoria,
imágenes y otros)

El ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha – Miguel


de Cervantes Saavedra:
A) Contexto de producción: El barroco, siglo XVII.
Sus principales características son:
• La convivencia de la belleza con lo monstruoso.
• La conciencia de la fugacidad de todo lo creado.
• El temor a la muerte.
• La lucha constante entre lo real y lo ideal, la esencia y la
apariencia, tensión que se convierte en el tema principal de el
Quijote
Así, el Quijote, con su mezcla de cordura y locura, se convierte en la obra
más representativa del Barroco literario. El deseo del protagonista de ver
realizada la justicia a través de los ideales de la ya extinta caballería se
enfrenta constantemente con la implacabilidad de un mundo materialista,
en el que no hay lugar para la aventura y la justicia
B) Parodia a los libros de Caballería.
En el siglo XV aparecen los libros de caballerías. La novela de
caballería surgió en Francia, producto de la evolución de los ideales
cortesanos. El personaje central de estos libros es un caballero andante
que encarna valores como el heroísmo, la fidelidad amorosa y la
defensa de los oprimidos.
El Quijote es una novela compuesta por dos partes que fueron
publicadas en 1605 y 1615, respectivamente, y tuvieron un éxito
inmediato. En el prólogo, dirigido al “desocupado lector”, Cervantes
afirma que concibió el libro “en la cárcel”, lejos de las comodidades
necesarias para la creación artística. También señala que “todo él es una
invectiva contra los libros de caballería” y “no mira más que a deshacer
toda la autoridad y cabida que en el mundo y en el vulgo tienen los libros
de caballería”. La obra trata de un hidalgo que ha enloquecido por la
lectura de novelas de caballería. Guiado por los designios de la caballería
andante, concibe la idea de convertirse en un caballero, andar por el
mundo buscando aventuras y protegiendo a los débiles, y conseguir el
amor de Dulcinea, una campesina idealizada por él.
El Quijote es una parodia de las novelas de caballería. Este recurso
humorístico consiste en la imitación burlesca de una obra literaria. El
principal procedimiento que emplea Cervantes para concretar esta
parodia es la anulación del elemento extraordinario y la imposición del
elemento real. Por ejemplo, la manera de hablar de don Quijote es una
imitación del registro de los personajes de las novelas de caballerías.

Hamlet – William Shakespeare (1609)


Los inicios de Shakespeare en el teatro coinciden con un momento
en que el Estado comenzaba a regular la actividad teatral. Como se
trataba de un espectáculo ofrecido en palacios privados, patios de las
posadas o directamente en la calle, se procuró que las representaciones se
desarrollaran en lugares exclusivos. Así surgieron los primeros teatros, en
las afueras de Londres. El teatro donde triunfaron las obras de
Shakespeare se llamaba El Globo; según el estudioso Dover Wilson, lo
primero que nos impresionaría al verlo “es su pequeñez”. El escenario no
era muy grande y avanzaba sobre el público, con lo que las
representaciones transcurrían casi en medio del teatro. El público
rodeaba, de pie, tres costados del escenario. No había escenografía, lo
que implicaba que Shakespeare debía crearla en los versos de sus obras:
“Pero ved: la aurora, envuelta en su manto de púrpura, viene pisando el
rocío de aquella empinada colina que se ve hacia Oriente”, dice Horacio, el
amigo de Hamlet, en el acto de la obra. Quizás, mientras el actor profería
esas palabras, el sol brillara efectivamente en Londres, ya que las
representaciones se realizaban durante el día.
Entre la magia y el caos: En sus obras, Shakespeare incluye
fantasmas, espíritus, brujas, duendes y otros seres sobrenaturales. Para
sus contemporáneos, esas presencias no constituían una rareza, ya que su
imaginación estaba poblada de ellas. “Prác-ticamente todo el mundo creía
en la brujería”, afirma Dover Wilson. Además de este aspecto mágico, en
la Inglaterra de la época estaba presente también el horrible temor de que
todo volviera al caos que había dominado la vida en décadas anteriores.
Este problema aparece mucho en las obras de Shakes-peare, que, aunque
ambientadas en otras épocas y en otros países, se refieren siempre a los
problemas contemporáneos. Y así eran comprendidas.

Los dilemas de Hamlet: Hamlet es una de las obras de la literatura


universal más estudiadas por los crí-ticos. Las características del personaje
principal, que duda de todo y piensa más de lo que actúa, lo aproximan a
un personaje moderno que refleja la máxima de Descartes: “Pienso, luego
existo”. El protagonista se hace pasar por loco (“por muy rara y
extravagante que sea mi conducta, puesto que quizás en lo sucesivo
juzgue oportuno afectar unas maneras estrafalarias”, dice a sus amigos
tras hablar con el fantasma de su padre), pero llega un momento en que el
lector no sabe si está simulando o no. Como en el Quijote, la locura del
personaje se vuelve “supuesta”, y tanto uno como otro parecen ser los
únicos lúcidos en un mundo de locos. Hamlet se expresa a través de
monólogos, en los que plantea sus dudas y trans-grede así el precepto
clásico de que en el teatro debe primar la unidad de acción por sobre el
personaje. Esos monólogos revelan la personalidad dual del príncipe de
Dinamarca y su capacidad retórica. Antes de un encuentro con su madre,
dice de sí mismo: “No usaré del puñal, aunque puñales serán para ella mis
palabras”. Otro de los recursos empleados por Shakespeare es el del
teatro dentro del teatro. La representación de los cómicos le permite al
príncipe comprobar la veracidad de las palabras del fantasma y dejar en
evidencia al criminal delante de la corte. En otra escena, Hamlet aconseja
a uno de los cómicos sobre cómo debe representar su papel. Sobre la
importancia del teatro, también se expresa Hamlet: “Los cómicos son el
compendio y breve crónica de los tiempos. Mejor un mal epitafio que sus
maldiciones en vida”
Realismo Mágico – Pedro Páramo (Juan Rulfo)

Las nuevas formas de narrar y lo real maravilloso:


Hacia la segunda mitad del siglo XX , algunos escritores latinoamericanos
buscaron formas artísticas propias que pudieran dar cuenta de la riqueza
mitológica, la diversidad étnica, la complejidad política y las paradojas de
un continente culturalmente híbrido y mestizo. Las formas tradicionales
del realismo social que ofrecían las novelas regionalistas (documentaban
la lucha del hombre americano para dominar las fuerzas de la naturaleza)
e indigenistas (denunciaban la situación de discriminación y explotación
de los pueblos originarios) eran insuficientes para cumplir ese objetivo. Así
nació el realismo mágico. Uno de los primeros en expresar la insuficiencia
de la mímesis realista fue el escritor cubano Alejo Carpentier (1908-1980),
quien pudo confrontar el mundo caribeño en el que había nacido con la
civilización europea y las culturas china y musulmana. A partir de estas
experiencias, el escritor formuló en 1949 su teoría de lo real maravilloso
americano: “... por la virginidad del paisaje, por la formación, por la
ontología, por la presencia fáustica del indio y del negro, por la revelación
que constituyó su reciente descubrimiento, por los fecundos mestizajes
que propició, América está muy lejos de haber agotado su caudal de
mitologías. ¿Pero qué es la historia de América toda sino una crónica de lo
real maravilloso?”. La categoría de realismo mágico había sido creada en
1925 por el crítico y fotógrafo alemán Franz Roh (1890-1965) para
referirse a cierta pintura de su país que reflejaba una realidad
distorsionada. Luego, en 1947, el escritor Arturo Uslar Pietri (1906-2001)
la utilizó en su ensayo El cuento venezolano para describir la obra de
ciertos autores latinoamericanos. Desde entonces, se considera realismo
mágico a aquellas novelas en las que los elementos sobrenaturales,
míticos, legendarios o desmesurados son percibidos por los personajes
como normales.

Los siguientes son algunos de los recursos más relevantes del realismo
mágico:
• Se presentan elementos mágicos nunca explicados o cuestionados.
• Aunque el tiempo sea lineal, se distorsiona para que se perciba
como cíclico.
• Se hacen presentes creencias míticas o supersticiones populares.
• Los espacios geográficos se describen sin fronteras precisas.
• Se emplea el oxímoron (dos términos que se contraponen). De
hecho, el concepto realismo mágico implica la presencia de esta
contradicción.
• Se usa la hipérbole o exageración. En ocasiones, con fines
humorísticos.

Miradas críticas, formas nuevas: Hacia la segunda mitad del siglo , con el
Partido de la Revolución Mexicana en el poder, algunos intelectuales
comenzaron a desplegar una mirada crítica respecto de la situación
política. Así, sintieron necesarias nuevas formas de representación de la
realidad para dar cuenta de las paradojas de la sociedad surgida de la
Revolución, que no había logrado superar sus profundas desigualdades.
Utilizaron, para ello, técnicas narrativas novedosas para la época, tales
como el monólogo interior, la ruptura de la linealidad temporal y el
flashback. El autor de Pedro Páramo supo dar cuenta de las problemáticas
históricas y políticas de su país, de las promesas incumplidas de los
gobiernos posteriores a la Revolución. Rulfo construyó una novela coral,
donde las voces de personajes vivos y personajes muertos dialogan entre
sí y ofrecen distintos puntos de vista sobre los mismos sucesos mientras
recuerdan retazos de sus vidas. Se trata de un texto que requiere de un
lector activo y participativo, dispuesto a ordenar un universo ficcional
fragmentado y disperso. En el proceso de lectura se reconstruye la
pesadillesca historia de Comala, un pueblo atravesado por la Revolución y
arruinado por la codicia y la degradación moral de sus habitantes.
Mitos y creencias populares en Pedro Páramo: La obsesión por la
propiedad de la tierra y la agricultura, propia del México rural, se ve
plasmada en el nombre simbólico del protagonista: Pedro (del latín
Petrus) significa ‘piedra’, y páramo indica una tierra desértica y fría. Entre
los elementos simbólicos de la novela, se destacan el mito clásico del
descenso del héroe al mundo de los muertos y las creencias populares de
las “ánimas en pena”. Rulfo enlaza el patrimonio mítico occidental, al ligar
a Juan Preciado con Ulises, que desciende al mundo de los muertos en la
La Odisea de Homero; con Eneas, el héroe creado por Virgilio; y con Dante
y su descenso a los Infiernos en la Divina comedia, en busca de
conocimiento y aprendizaje. En su descenso a Comala, el joven Preciado
descubre sus orígenes. Además, en ese pueblo habitado por difuntos
conversadores y chismosos que no logran descansar en paz, el escritor
captura el particular y ancestral culto a los muertos existente en la cultura
mexicana desde tiempos prehispánicos, vigente hasta la actualidad en los

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