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EL SIGLO XIX: DESDE 1850 HASTA LA REORGANIZACIÓN DEL MERCADO

NACIONAL.1. La segunda etapa de la industrialización y la expansión del capitalismo

liberal.El proceso de industrialización comenzado cien años antes ingresó a partir de 1850

aprox. En una nuevafase, abarcando nuevas ramas productivas y extendiéndose desde Gran

Bretaña hacia otros países europeos. Loscapitales se volcaron principalmente, y masivamente

hacia la producción siderúrgica y carbonífera. La producción masiva de hierro forjado y

carbón produjo una verdadera revolución en las comunicacionesmerced a la extensión de vías

férreas y al desarrollo de la navegación a vapor. Las relaciones capitalistas se

fueronextendiendo progresivamente a todas las áreas rurales por la aplicación de nuevas

técnicas, las inversiones enbienes de capital y la implantación de nuevas formas

organizativas. La desarticulación de los últimos vestigios deservidumbre y de economías

aldeanas generó una gran disponibilidad de fuerza de trabajo,

impulsandomigraciones masivas hacia los centros urbanos, donde pasaron a nutrir

a un proletariado remunerado consalarios. Las innovaciones tecnológicas fueron de gran

ayuda en lo que respecta a la producción de materiasprimas requeridas por las actividades

manufactureras. El capitalismo tendió a englobar las relaciones económicasde toda la

sociedad barriendo con los últimos vestigios de la feudalidad y ampliando los mercados

internos.El capitalismo libera, que entre 1850 y 1873 alcanzó su auge supremo, fue asumido

por la mayoría de lasélites como el único camino conducente al progreso y la

expansión económica. El liberalismo concebía elprogreso material como una ley solo

alcanzable a través de la implementación de sus receta. Así fue como laapertura general de la

economía puso fin a los últimos vestigios mercantilistas. La liberalización de la

empresaindustrial fue acompañada simultáneamente por la aparición de un mercado laboral y

una multiplicación delcirculante. En el orden internacional, la mayoría de los países

disminuyeron las barreras aduaneras, al tiempo,que la libertad de navegación se extendía. En


el siglo XVIII, la industrialización estaba concentrada en un área muy limitada., las

economías basadasen la aplicación de regímenes agrícolas de monocultivo orientados al

autoabastecimiento interno europeo. Esto

ciendo lo que Europa necesitaba.2. Readecuación política e institucional del país a los

cambios económicos internacionales.Estas transformaciones del capitalismo central

generarían una nueva división del trabajo, fundada en unadistribución regional que daría

lugar a una división tripartita de zonas de agricultura tropical, mineras y deagricultura

templada especializadas en la producción de alimentos. La Argentina podía aportar su

riqueza amerced a la inversión de gruesos volúmenes de capital para crear las condiciones

institucionales adecuadas parala expansión capitalista.El régimen rosista había cristalizado un

sistema que en buena medida, resumía los procesos económicos,sociales y políticos desatados

por la emancipación . Hacia 1850 la situación del país se caracterizaba por unanotable

descentralización económica regional. Sólo los intercambios con mercados periféricos

garantizaban lasmáximas posibilidades de progreso material dadas las nuevas condiciones. La

caída de Rosas fue el producto de la convergencia de un verdadero frente de múltiples

sectoresliderados por las oligarquías de Entre Ríos y Corrientes. Las recomposición de las

economías ganaderas y elaumento de las posibilidades de colocar su producción en los

mercados ultramarinos, convirtieron al sistemarosista en un obstáculo intolerable para el

desarrollo regional.Urquiza intentó sentar las bases sociales para la construcción del nuevo

orden mediante un acuerdo. Este Acuerdo de San Nicolás liberalizó la navegación de los ríos

interiores, tal como pretendían las pcias. del litoral. Sesuprimieron incluso las aduanas

interiores para permitir una mejor fluidez del comercio. La efectiva

distribucióninterprovincial de los recursos aduaneros porteños garantizaría la viabilidad de

los presupuestos locales. Los sectores dominantes porteños se negaron a admitir el sacrificio

de los privilegios de su provincia en función de laconstrucción de un Estado protagonizada


por el Litoral.El país luego de este acuerdo quedó políticamente fracturado en dos unidades:

Buenos Aires, Estadorebelde, y la Confederación Argentina, producto de una nueva alianza

entre las burguesías litoraleñas sustecon las delinterior. A pesar del fuerte incremente en la

región litoraleña y el interior, y de haberse convertido Santa Fe, porejemplo, en la región

pionera del desarrollo agrícola para la exportación ultramarina de cereales,

laConfederación tenía bien poco que ofrecer al mundo en comparación con Buenos Aires. La

supresión de lasaduanas facilitó parcialmente los intercambios regionales, pero a la inversa de

lo que se procuraba, fueron las

provincias las que debieron sustentar al naciente Estado. Gracias a ello, las relaciones

económicas provincialescon mercados periféricos no sólo persistieron, sino que se

intensificaron. Las provincias interiores supeditabanentonces al gobierno nacional, y no al

revés como lo requería un Estado central fuerte y vigoroso.Buenos Aires, siguió haciendo

uso exclusivo de sus recursos aduaneros en el marco de una notableexpansión

económica sustentada por el nuevo ciclo lanar, para esa época convertido en un boom

productivo. Supoder económico compensaba su debilidad militar, y la colocaba en

una situación ventajosa frente a la Confederación. Está sería finalmente derrotada en la

Batalla de Pavón en 1861.A partir de entonces y hasta 1880, el país ingresaba en la etapa

final del proceso de construcción estatal.Le quedaba a la élite porteña la tarea de construir un

sistema de dominación nacional de acuerdo a las basesjurídicas formuladas por la

Constitución sancionada en 1853. Era necesario para ese entonces la creación de unEjército

Nacional, que borrara los últimos vestigios de federalismo militar encarnado en las milicias

provinciales.Era también necesario, que la legislatura fuese modernizada mediante una

codificación homogénea que superaraa las antiguas disposiciones coloniales. El Estado

le debía expropiar a la Iglesia el dominio absoluto sobrefunciones claves como la

educación, el registro de las personas, los registros matrimoniales, etc. Y finalmentedebía


crear las condiciones para el progreso material, promoviendo la inmigración y

las inversiones,modernizando las comunicaciones de modo de convertir al país en un medio

atractivo para realizar aportes decapital. La élite porteña necesitaba contar con el apoyo

provincial, y para ello debía otorgarle algunos beneficiospor estos apoyos políticos. En

primer término, uno de los apoyos sería el otorgamiento de participación en elsistema

institucional del nuevo Estado a través del Congreso y de funciones públicas en los distintos

sectores dela administración nacional.El Estado nacional debía ofrecer, a su vez, toda una

serie de contraprestaciones, si pretendía obtener elapoyo consensual de los núcleos

dominantes provinciales. En primer término, debía encargarse de laconstrucción

de edificios, dependencias estatales y otras obras públicas para el sector

administrativo.Eventualmente, también podía intervenir para impulsar ciertas actividades

económicas.3. Los cambios en la estructura regionalLa necesidad de ajustar el sistema de

dominación nacional a la nueva coyuntura mundial respondía a laidea de impulsar el

desarrollo económico y social del país sobre la base de un modelo agroexportador, dedicado

ala producción y exportación de materias primas en gran escala. Ello significaba una nueva

reorganización delespacio argentino que privilegiaría a algunas zonas, marginando y

condenando al atraso de otras.La centralización política llevaba implícita la necesidad de

una unificación económica que reorientarahacia el Litoral a todas las economías regionales,

destruyendo en gran medida, sus relaciones mercantiles con lospaíses limítrofes, que desde

1820 les habían permitido un relativo desahogo frente a la desestructuración de loscircuitos

coloniales. La situación de las economías provinciales tendió a agravarse

simultáneamente con laexpansión de la economía pampeana a partir de los años 60.a)

Buenos Aires, auge y declinación del ciclo lanar.Los precios internacionales favorecieron

durante los primeros años a las producciones tradicionales comolos cueros y los sebos, al
tiempo que el precio de las lanas tendía a declinar en medio de fuertes oscilaciones.

Laproducción lanar creció a un ritmo mayor que las otras en razón de la coyuntura política.

La caída de Rosas volvió a conmover a la campaña bonaerense. La ruptura entre las

personalísimasalianzas entre el jefe porteño y los caciques indígenas implicó nuevos ataques

de los malones. El lanar, se fueconvirtiendo en la actividad más dinámica, y resulta de una

serie de factores: La nacionalidad de los ovejeros, en su mayoría inmigrantes no

susceptibles de ser reclutadosmilitarmente La localización de la producción ovina,

que progresivamente se fue aproximando a las zonasportuarias.Todo esto, aceleró un

proceso de mestización que le fue dando al lanar bonaerense mayor competitividady prestigio

den los mercados externos. A mediados de los años 50 se perfila nítidamente el boom

internacional dela lana, y el comienzo de un nuevo ciclo productivo en la economía primaria

Argentina. Este boom hizo que losovinos comenzaran a desplazar a los antiguos

vacunos criollos hacia el sur, en un movimiento que fueacompañado por

numerosos saladeros que se fueron instalando en las costas meridionales de la provincia. Con

elcrecimiento del lanar fue haciéndose cada vez más importante el establecimiento de limites

y marcación deganado, estableciéndose en distintos casos la aplicación de alambrados para

tales fines.Con el crecimiento de la producción ganadera se fue dando un incremento en la

necesidad de mano deobra, pero a esta instancia, era necesaria mano de obra especializada,

que comenzó a ser reclutada en el exterior.En 1866 se produjo una drástica caída de los

precios mundiales de la lana motivada por la saturación delos mercados. Ello arrastró al ciclo

lanar a una profundísima crisis de la que no se recuperaría fácilmente. La crisiseconómica

tuvo su lógico correlato social. Las restricciones impuestas por los mercados afectaron a

todos lossectores productivos involucrados en esa actividad. En cuanto a las producciones

ganaderas tradicionales, el panorama de las décadas del 50 y del 60 resultófrancamente


depresivo. Los precios internacionales del cuero descendieron abruptamente, también existió

unabaja en la demanda producida por el declive progresivo de la esclavitud. El aumento del

consumo interno decarne bovina derivado del crecimiento urbano que la expansión

económica generó fue uno de los mecanismoscompensadores de la crisis externa del sector.

El resurgimiento del ganado bovino, hizo que sea necesario unamejora en campos con

pasturas especiales para adecuarla a un mercado urbano cuya demanda se hacía cada vezmás

exigente en razón de la creciente prosperidad material. Siguiendo el impulso del ganado

comenzó a darse laimplantación de los primeros frigoríficos, al punto que luego de la primera

guerra mundial se convertirían en elsector hegemónica de la clase ganadera Argentina.Otra

de las novedades que más se destacaron de la evolución productiva provincial fue el

desarrollo deuna incipiente agricultura orientada hacia el mercado interno. La expansión de

la economía primaria vino abeneficiar a la tradicional oligarquía terrateniente. Así

se fue desarrollando un sector exportador detransportistas, financistas,

comercializadores, etc. Representantes de los renovados intereses metropolitanos

queasociados en algunos casos con los sectores más poderosos de la burguesía local, tendió a

concentrar el gruesode las ganancias. Los beneficios tendieron a concentrarse en la ciudad de

Buenos Aires, que a partir de 1862, pasóa ser, en los hechos la sede del nuevo Estado

Nacional, aunque las presiones de los sectores dominantes localesdemoraron su

federalización hasta 1880.La concentración en Buenos Aires de actividades administrativas

públicas y privadas determinó un notablecrecimiento urbano y una progresiva modernización

y europeización de la ciudad. El sector de los servicios senutrió de nuevas actividades como

el suministro de gas, los nuevos sistemas de transporte, etc.El tradicional problema de la

insuficiencia de medios de transporte se agravó, tanto para el traslado debienes

agropecuarios exportables o destinados al consumo interno urbano como para el

transporte de
mercaderías hacia el interior provincial. Las nuevas exigencias tecnológicas de las empresas

rurales requería unacirculación mauro de bienes hacia el corazón mismo de la campaña.La

prosperidad provincial de los años 50 motivada por el boom lanero les permitió a algunos

capitalesprivados porteños instalar el primer ferrocarril. Esta primera línea en principio

no tuvo otro propósito queestrechar las comunicaciones entre la ciudad y la

zona rural. La red ferroviaria se fue extendiendoaceleradamente durante los años 70

a través de inversiones públicas y privadas siendo estas últimas de capitalnacional como de

origen británico.

b) El litoral: los comienzos de la expansión cerealera.La expansión de los años 40 resolvió la

crisis que la emancipación había producido en Entre Ríos y el sur deCorrientes.La

descapitalización de sus sectores dominantes sólo les permitía ciertas explotaciones

extensivas devacunos, generalmente aisladas y esporádicas y sin posibilidad de crecer.La

realización de los primeros proyectos colonizadores para el desarrollo de la agricultura

estuvieronbasadas en el reclutamiento que realizaban los empresarios de gente en

zonas de Europa que ofrecíaninteresados. Se organizaba además el transporte marítimo e

interno de los futuros colones, la construcción deviviendas, y algunos estímulos iniciales para

la producción. El Estado trató de facilitar las condiciones para atraer yradicar a los

inmigrantes: mejoró algunos caminos y construyó otros; extendió el sistema de postas y

suprimió lospasaportes; en algunos casos, se hizo cargo del pago de pasajes a los inmigrantes

desde Montevideo. Las primeras experiencias de colonización rural arrojaron sin embargo, un

saldo negativo en la mayoría delos casos. Ello se debió en gran medida a errores de

implementación cometidos por algunas autoridades públicas.Las jugosas ganancias que este

negocio les redituó a los primeros empresario, suscitó la atención deantiguos latifundistas

locales que subdividieron sus campos, entregando en venta a colonos las porciones

conpasturas inferiores. Esto produjo una fiebre especulativa que fue inhibiendo a los recién
llegados a acceder a la propiedad. La llegada del ferrocarril exacerbó la especulación

territorial ya registrada durante la década anterior. La venta de predios fue reemplazada

por el sistema de los arrendamientos, impidiendo la diversificación yafirmando

una concentración territorial que favoreció al latifundista agrario. La declinación

de los preciosinternacionales de los cereales no detuvo el auge, gracias a la incorporación

de nuevas tierras y su explotaciónextensiva.Toda esta expansión empezó a mostrar signos de

agotamiento hacia fines de la década de 1910 a medidaque se alcanzaron los limites de la

expansión. Los propietarios de las tierras para no ser afectados por la crisisaumentaron los

precios de las arrendamiento al igual que redujeron su duración. En 1912 fracaso la

cosechatriguera lo que dio al Grito de Alcorta, la cual fue desempañada por asambleas

populares y dio lugar a lasprimeras formas de acción cooperativa y a una entidad gremial

representada por la Federación Agraria Argentina.Cuando sobrevino la crisis de 1866/67,

que tanto perjuicios le ocasionó a la burguesía terratenienteporteña, los sectores

dominantes litoraleños acusaron también el impacto, pero no tan dramáticamente. La

crisisafecto fundamentalmente a la lana, principal rubro productivo de Buenos

Aires que no estaba demasiadoextendido en el litoral. A los entrerrianos y correntinos la

producción ganadera les proporcionaba altas gananciasaún durante los últimos años de la

década del 60 y en el marco de una coyuntura que en términos generales eradesfavorable para

las actividades pastoriles. La agricultura en esta provincias fue convertida solo

parcialmentecomo una alternativa frente a la crisis de la ganadería. Su desarrollo se explica

como el resultado de la expansióndel consumo interno de la ciudad capital. En los mercados

externos, la lana porteña era aun en pleno ciclo de la

crisis más rentable que cualquier otra exportación. La agricultura de Entre Ríos y Corrientes,

no se justificabaporque su ganadería tradicional era más rentable, y a diferencia de Buenos


Aires, en estas provincias no se habíandesarrollado centros urbanos de tanta relevancia que

ofrecieran al menos un mercado interno considerable. Eradifícil comentar tanto con la

agricultura santafecina, que para entonces ya había madurado, y con la ganadería deBuenos

Aires cuya pujanza se torno espectacular luego de la campaña al Desierto de 1879/80.Cuando

la definitiva declinación de la esclavitud llevó la producción azucarera del nordeste brasileño

a lacrisis más profunda de su historia, el principal mercado consumidor del tasajo se redujo

drásticamente. Años mástarde, se reanimaría merced a la plena incorporación del país al

mercado mundial, como consecuencia de laaparición del frigorífico y a la extensión de una

red ferroviaria.c) El interior: reorientación atlántica, estancamiento e islotes

agroindustriales.En el interior, el panorama de relativa prosperidad comenzado durante los

años 40, prosiguió durante ladécada siguiente a propósito de la creciente demanda trasandina.

El interior no contaba con tierra abundantepara la explotación. Los escasos recursos hídricos

comprimían a las zonas explotadas, reduciéndolas a oasis en losque se concentraba una densa

población rural.Las tensiones sociales acumuladas desde los años 40 por la usurpación

arbitraria de pequeños y medianospropietarios agrícolas, a lo que debe sumarse la expulsión

de numerosas comunidades indígenas, se convirtieronen conflictos abiertos durante los años

60, precisamente cuando la centralización política impulsada por BuenosAires entró en su

etapa final. Estas actitudes fueron las causales de las guerras civiles que se suscitaron

durantelos años 60 y que continuaron en los años 70 hasta desaparecer con el definitivo

afianzamiento del EstadoNacionalLa centralización política comenzada luego de la batalla de

Pavón fue operando una simultánea unificacióneconómica que progresivamente fue

desvinculando a las provincias interiores respecto de sus tradicionalesmercados

periféricos transandinos. Ello implicaba para muchas el fin de una expansión que les había

permitidouna relativa prosperidad durante los años 40.-Durante la década de 1860 apareció el

principal agente centralizador: el ferrocarril. Su trazado significóuna verdadera revolución


en las comunicaciones, acortando las distancias, aumentando el ritmo de

lastransacciones, y disminuyendo espectacularmente los costos de flete. El ferrocarril logró

incorporar grandesextensiones de tierras que hasta ese momento se encontraban

improductivas, como las del sur cordobés.La correlativa expansión urbana registrada tanto de

las ciudades tradicionales como de los nuevos pueblosque fueron apareciendo a lo largo de

las vías, relejaba la intensificación de las actividades comerciales. Los ferrocarriles

acercaron el Interior al Litoral, llevando a sus provincias importaciones

ultramarinasmucho más baratas que las llegadas desde Chile. El consiguiente desequilibrio de

las balanzas comerciales fuecomprometiendo progresivamente las exportaciones de mulas y

bovinos. Desde fines de la década de 1870, elnoroeste recibió del Litoral la mayor parte de

sus importaciones en detrimento de su comercio con el área delPacífico. La disminución

de los costos de transporte que el ferrocarril implicó hizo que las

importacionesatlánticas llegaran hasta Bolivia a precios menores que las procedentes del

Pacífico.La nueva etapa que comenzaba a darse del comercio argentino boliviano determinó

que el vecino paíscontinuara siendo el principal proveedor metálico del Interior. El prospero

panorama de renovada prosperidadcomercial no duró mucho tiempo. La prolongación

del ferrocarril chileno reemplazó a las importacionesargentinas por las chilenas,

quedando estos intercambios reducidos a su mínima expresión. La pérdida delmercado

boliviano agravó la crónica iliquidez monetaria del Interior, sobre todo en el noroeste, cuyos

sectoresproductivos y comerciales fueron arrojados a una situación catastrófica

El ferrocarril produjo un desarrollo de la producción azucarera en el Tucumán para el

abastecimiento delmercado Interno, incluso permitió abaratar los costos de traslado hacia los

mercados litoraleños, particularmenteBuenos Aires, pero sin un considerable proceso

de capitalización, las posibilidades de crecimiento de estaactividad eran limitados. El


sector fabril debió requiparse para estar en condiciones de abastecer a los nuevosmercados

que se ponían a su disposición. Pero muchos, insuficientemente capitalizados como para

comprar lamaquinaria requerida, no pudieron competir, con lo que no les quedó

otra alternativa que dedicarseexclusivamente al cultivo de caña.El gobierno Nacional

suministró a los industriales créditos baratos a través del Banco Nacional y de otrasentidades

financieras garantidas por el Estado. La construcción de otros ramales ferroviarios y la tarifa

aduanerade 1880, les aseguraban amplias ventajas en los mercados del Litoral,

permitiéndoles competir con el azúcarcubano.El gobierno de Juárez Celman dio un paso

decisivo a favor de la consolidación de esta actividad industrial,al promover en 1886 la

instalación de una refinería en Rosario. Esta confluencia de intereses, la

devaluaciónmonetaria de los años 80, y una nueva tarifa arancelaria en 1888

para proteger a la Refinería Argentina,afirmaron definitivamente las bases de la

producción nacional.-La llegada del ferrocarril a Mendoza en 1886, conmocionó su comercio

de ganado. Si el ferrocarril llegabaa cruzar la cordillera, la invernada se derrumbaría

definitivamente. Sólo la reorientación de capitales hacia algunaactividad tradicional cuya

producción llegara a ser potable en el mercado litoraleño podía salvar a los cuyanos dela

ruina. Y así fue como la atención se volcó a la vitivinicultura. Las renovadas posibilidades de

la vitiviniculturaatrajeron a importantes contingentes migratorios que, merced a las políticas

estatales, pudieron acceder en unlapso relativamente breve a la propiedad de la tierra.El caso

mendocino muestra en lo que hace a ese sector, grandes diferencias respecto de la

produccióntucumana. Allí el despegue de la economía azucarera operó en simultáneo proceso

de concentración industrial.En Mza en cambio los capitales externos tuvieron una

participación mucho más discreta en la producciónlocal. Producidas las transformaciones

tecnológicas era necesario impulsar la colocación de la producciónvitivinícola en el

litoral. La coyuntura internacional se presentaba muy favorable. Este fenómeno coincidía con
unconsiderable crecimiento de la demanda interna, motivada por la llegada de inmigrantes

masculinos y adultos. El gobierno provincial ayudó a que los productores pudiese aprovechar

la nueva coyuntura eximiéndolosdel pago de impuestos y dándole apoyos técnicos y

financieros a través del Bco Central. La intervención estatal sematerializó con el

mejoramiento en los sistemas de riego y drenaje, permitiendo la ampliación de las

áreascultivables. Esto fomentó la inmigración para solucionar la escasez de mano de obra.La

crisis de 1890 condujo a Pellegrini a tomar medidas fiscales para compensar la disminución

de lasimportaciones. Se estableció una ley de impuestos internos que gravaba el azucar, el

vino, el tabaco, etc. Fue tal el crecimiento y la prosperidad de la producción vitivinícola

mendocina, que en 1902 se produjo laprimera crisis de sobre producción, lo que produjo la

caída de precios del vino en el mercado interno, por lo que asu vez, el gobierno provincial

debió limitar la producción. Estas perdidas pudieron ser compensadas con elaumento

de las exportaciones, que convirtió a la Argentina en un mercado mundial.4. Formación del

mercado mundialLa nueva realización regional revertía los procesos económicos sociales y

políticos, operados desde laemancipación. El poder político se trasladó a la ciudad desde las

zonas rurales, cuyas producciones se fuerondeteriorando por la pérdida de mercados

tradicionales y por la imposibilidad de incorporarse al modelo

agroexportador del litoral. El mismo, impulsó a grandes contingentes humanos hacia zonas

económicamente másdinámicas, como el litoral y el interior. El centralismo económico hizo a

los estados provinciales cada vez más dependientes del poder nacional,por la confluencia de

intereses en búsqueda de orden y estabilidad. El resultado final de las transformaciones

operadas en el S XIX fue la organización de un mercado nacionalsimultaneo a la

centralización política que el Estado impuso en todo el país. Las grandes inversiones

ferroviarias ylas llegadas de crecientes flujos migratorios fueron ampliando y

expandiendo al mercado interno, creandocondiciones para que productos importados


pudiesen ser sustituido por productos nacionales. La harina, que proviene de la pampa

húmeda, el vino que proviene de Mza y la azúcar que proviene deTucumán, abastecieron

totalmente al mercado interno entre 1880 y 1900.

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