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Cómo funciona una planta

desalinizadora

Extraer la sal del agua de mar para convertirla en agua potable es un proceso muy
costoso; sin embargo, en algunos países la necesidad justifica el enorme consumo
energético de las técnicas de desalinización. Ya existen más de quince mil plantas
desalinizadoras en el mundo, siendo los Emiratos Arabes, España y Estados Unidos las
principales naciones que se valen de esta tecnología para obtener agua dulce del mar.

El agua salada constituye el 97.5% del total del agua en el planeta, y por desgracia
resulta inútil para el uso humano, agrícola o industrial en esas condiciones. Los
primeros intentos en desalinizar el agua de mar, aplicados en el Medio Oriente a
mediados de 1950, consistían básicamente en hervir grandes cantidades de agua, para
separar la sal durante la evaporación; pero se trataba de un procedimiento muy lento y
con un desmesurado consumo de energía, por lo que ese sistema ha sido reemplazado
por la técnica de ósmosis inversa, que utilizan miles de plantas desalinizadoras de todo
el mundo.

La ósmosis inversa es la tecnología más avanzada, eficiente y respetuosa del medio


ambiente para desalinizar el agua, aunque su nivel de consumo energético sigue siendo
considerable, ya que para producir sólo mil litros de agua potable se necesitan entre
3000 y 4000 watts de electricidad por hora. Esta tecnología hace pasar el agua a través
de una serie de membranas, aplicando medios de presión mecánica que contrarrestan a
la presión osmótica natural, de manera tal que el agua se transfiere desde la zona con
mayor concentración de sales a la de menor concentración, purificándose durante el
proceso.

Una planta desalizinadora efectúa el tratamiento del agua de mar en cinco etapas
básicas:

1. La primera fase de la desalinización es la de recolección y pretratamiento. Tubos


colectores de varios cientos de metros de longitud, ubicados en el fondo del mar,
captan el agua salada y la transportan hasta la zona de pretratamiento, en donde
se separan los sólidos en suspensión y se le agrega hipoclorito de sodio para
eliminar las bacterias y demás microorganismos presentes en el agua.
2. Luego se efectúa la etapa de filtrado a través de filtros de arena y coagulantes
como el cloruro férrico, que tamizan las partículas más pequeñas que
permanecen disueltas en el agua.
3. A continuación se separan las partículas más pequeñas todavía, mediante la
etapa de microfiltración, en donde se utilizan filtros especiales de cartucho que
contienen carbón activado y otros productos, capaces de retener las
microimpurezas restantes.
4. La etapa más importante es la del paso del agua a través de los bastidores de
ósmosis inversa. Ubicados en el corazón de las plantas desalinizadoras, estos
bastidores se encargan de convertir el agua salada en agua dulce. En la
Naturaleza, el proceso de ósmosis, que se produce en todas las células de los
seres vivos, permite que entre dos soluciones de diferente concentración salina
separadas por una membrana, el líquido se mueva desde la solución más fluida
hacia la más salina. En las plantas desalinizadoras, el traspaso se produce al
revés: aplicando presión mecánica sobre el contenedor de la solución más
concentrada, el agua se mueve hacia la dirección contraria, separándose de la sal
durante el proceso. Una bomba a presión hace pasar el agua salada a través de un
tubo con siete membranas semipermeables en su interior, que sólo permiten la
salida de las moléculas de agua, reteniendo las sales en un soporte poroso.
5. Finalmente, se pasa a la etapa de postratamiento y depósito, en donde el agua es
remineralizada mediante el agregado de cal y dióxido de carbono, de manera que
resulte apta para el consumo humano. El agua tratada se almacena en tanques
especiales, lista para su distribución. La salmuera sobrante es retirada de los
tubos de los bastidores y devuelta al mar.

A partir de la puesta en marcha de las primeras plantas desalinizadoras en el sur de


España, algunos grupos ecologistas manifestaron su preocupación por el tratamiento de
la salmuera y otros desechos recolectados durante la desalinización. Argumentaron que
los vertidos al mar de estos desechos afectaban a las poblaciones de algas. Para evitar
los efectos negativos del vertido de salmuera en el mar, actualmente las sales se arrojan
convenientemente diluidas y de manera muy dispersa, lo que evita una elevada
concentración que pudiese perjudicar a la vida marina.
El principal problema de las plantas desalinizadoras sigue siendo su elevadísimo costo
operativo. De hecho, la desalinización sólo resulta rentable a distancias a menos de 150
kilómetros de la costa y en una cota inferior a los 200 metros, lo que reduce
notablemente las posibilidades de aplicación de esta técnica. En la Universidad de
California se está experimentando con membranas de ósmosis inversa basadas en
nanotecnología, que podrían reducir los costos de funcionamiento hasta en un 25%.
Mientras tanto, pese a los avances conseguidos en los últimos años, extraer la sal del
agua mar es un lujo que sólo está al alcance de un puñado de naciones.

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