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La idea de la diplomacia preventiva ha cautivado a las Naciones Unidas desde que el Secretario

General Dag Hammarskjöld la formulara por primera vez, hace casi medio siglo. El Artículo 99 de la
Carta de las Naciones Unidas contenía un presagio de la diplomacia preventiva. Desde el
surgimiento de las Naciones Unidas, el Secretario General Trygve Lie hizo uso de sus atribuciones
en virtud de ese Artículo para reunir información sobre determinadas situaciones, establecer
contactos con los interesados, enviar emisarios para que observaran de cerca las situaciones e
hicieran lo que estuviera a su alcance para atajar o contener las crisis que suscitaban preocupación
internacional.

El Secretario General Dag Hammarskjöld sabía que no era mucho lo que podían hacer las Naciones
Unidas en el caso de un conflicto de intereses directo entre las superpotencias en el contexto de la
guerra fría. Pero tenía presente que, de presentarse la oportunidad, tal vez podría atajar las
controversias entre potencias menores y evitarles la atracción gravitacional de la pugna entre las
superpotencias. Hammarskjöld estableció características de la práctica de la diplomacia preventiva
que todavía hoy conservan una gran validez. Una de ellas era decidir si sus esfuerzos serían útiles.
Ese juicio siempre estaba implícito; no había nada de automático en su intervención. Utilizaba
representantes a quienes enviaba en misiones especiales o destacaba en determinadas
situaciones. Tenía en mente desplegar un anillo de representantes alrededor del mundo.

El Secretario General U Thant llevó más lejos la visión de Hammarskjöld. Su papel en la prevención
de un enfrentamiento nuclear a causa de la crisis de los misiles en Cuba debe catalogarse como el
más espectacular ejemplo de diplomacia preventiva que figura en los anales de las Naciones
Unidas. Los archivos de la Organización contienen dramáticos materiales en los que se
documentan sus gestiones. Más adelante volveré a referirme a esta cuestión.

El Secretario General Kurt Waldheim continuó con la práctica de la diplomacia preventiva. Alcanzó
éxitos en las controversias fronterizas entre el Irán y el Iraq durante el decenio de 1960. Recurrió a
los llamamientos en situaciones peligrosas como la guerra árabe-israelí de 1973. Actuó
diligentemente al prestar ayuda con el envío de personal de las Naciones Unidas para el
mantenimiento de la paz a fin de que contuvieran y controlaran esa situación, y fue merecedor de
elogios por sus esfuerzos.

El Secretario General Javier Pérez de Cuéllar actuó acertadamente cuando envió una discreta
misión de determinación de los hechos a Bulgaria y Turquía en 1989 para atajar el deterioro de una
controversia entre los dos países. Exhortó a que se mantuviera una amplia vigilancia mundial de las
amenazas para la seguridad y el bienestar de las personas, y estableció, dentro de la Oficina del
Secretario General, una dependencia encargada de recopilar y analizar información que lo ayudara a
poner sobre aviso al Consejo de Seguridad acerca de situaciones que pudieran poner en peligro o
quebrantar la paz y la seguridad internacionales.

El Secretario General Boutros Boutros-Ghali ocupó el cargo poco después del fin de la guerra fría, en
medio de esperanzas de un nuevo orden mundial. En enero de 1992, el Consejo de Seguridad, en la
primera reunión en la cumbre que celebraba, le pidió que presentara un informe sobre la futura
función de las Naciones Unidas en la prevención de conflictos y el establecimiento y la
consolidación de la paz, lo que lo llevó a presentar el informe titulado Un programa de paz,
ampliamente aclamado. Boutros-Ghali practicó la diplomacia preventiva en casos como la guerra
entre Eritrea y el Yemen, y apoyó el establecimiento del primer despliegue preventivo de personal de
las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz en la ex República Yugoslava de Macedonia.

El Secretario General Kofi Annan continuó la labor de sus predecesores y presentó tres informes
sobre el tema. Ejerció la diplomacia preventiva con éxito en el conflicto fronterizo entre el Camerún
y Nigeria por la península Bakassi.

El actual Secretario General Ban Ki-Moon ha llevado adelante la práctica de la diplomacia preventiva
en las Naciones Unidas, y ha proporcionado un valiente liderazgo con respecto a la cuestión del
cambio climático que se situará en la categoría de diplomacia preventiva. También ha presentado
informes sobre diplomacia preventiva a la Asamblea General.

LA DIPLOMACIA PREVENTIVA DE U THANT DURANTE LA CRISIS DE LOS MISILES EN CUBA

Los historiadores reconocen que la crisis de los misiles en Cuba fue el momento más peligroso de
la historia de la humanidad, cuando, durante los trece días comprendidos entre el 16 y el 28 de
octubre de 1962, el mundo estuvo más cerca que nunca de hacerse volar en pedazos. El 22 de
octubre, el Presidente John F. Kennedy anunció que había ordenado una cuarentena naval alrededor
de Cuba que entraría en vigor el 24 de octubre. Barcos estadounidenses y soviéticos llegaron a
estar en estrecha proximidad, y, según se sabe ahora, el capitán de un submarino de la URSS
autorizó el empleo de armas nucleares en defensa de los barcos soviéticos o en su propia defensa.
Las gestiones del Secretario General de las Naciones Unidas U Thant contribuyeron notablemente a
desactivar la crisis.

El 24 de octubre de 1962, en su discurso ante el Consejo de Seguridad, U Thant recalcó que estaba
en juego el destino mismo de la humanidad. Instó a que se celebrarán urgentemente negociaciones
entre las partes directamente involucradas e informó al Consejo de que había enviado
exhortaciones urgentes al Presidente Kennedy y al Primer Ministro Nikita Khruschev para que
establecieran una moratoria de dos a tres semanas de duración. Esa medida entrañaría, por parte
de la URSS, la suspensión voluntaria de todos los envíos de armamentos a Cuba. Por parte de los
Estados Unidos entrañaría la suspensión voluntaria de la cuarentena, y en especial del registro de
los barcos que se dirigieran a Cuba. También hizo un llamamiento al Presidente y al Primer Ministro
de Cuba para que suspendieran la construcción y el desarrollo de servicios e instalaciones militares
importantes en Cuba durante el período de negociación. Asimismo, ofreció su disposición para
cualesquiera servicios que personalmente pudiera prestar a todas las partes interesadas.

El 25 de octubre de 1962, el Primer Ministro Khruschev dirigió a U Thant una comunicación por
escrito en la que aceptaba su propuesta. El Presidente Kennedy también le comunicó por escrito
ese día que, si bien apreciaba el espíritu del mensaje de U Thant, la clave de la solución de la crisis
era la retirada de las armas de Cuba. Los barcos soviéticos siguieron navegando hacia las aguas
comprendidas en la cuarentena. Ese mismo día U Thant hizo un llamado urgente a los dos líderes,
porque le preocupaba que los barcos soviéticos que ya se dirigían a Cuba pudieran desafiar la
cuarentena y dar lugar a un enfrentamiento entre barcos soviéticos y estadounidenses, lo cual
anularía toda posibilidad de negociación. En consecuencia, pidió al Primer Ministro Khruschev que
instruyera a los barcos soviéticos que navegaban con rumbo a Cuba que permanecieran fuera de la
zona de interceptación por un período limitado. También pidió al Presidente Kennedy que instruyera
a los barcos estadounidenses desplegados en el Caribe que hicieran todo lo posible por evitar un
enfrentamiento directo con barcos soviéticos. Comunicó a cada dirigente que si recibía las
garantías solicitadas informaría a la otra parte al respecto.

El Presidente Kennedy aceptó de inmediato su propuesta, aunque ello dependía de la aceptación


por el Gobierno soviético. El Primer Ministro Khruschev también aceptó la moratoria. Informó a U
Thant de que había ordenado que los barcos soviéticos que navegaban hacia Cuba permanecieran
fuera de la zona de interceptación temporalmente. Al día siguiente, 26 de octubre, U Thant envió un
mensaje al Primer Ministro de Cuba, Fidel Castro, en el que le informaba de las alentadoras
respuestas a su llamamiento y le pedía que, durante el período de negociaciones, se suspendiera la
construcción de grandes instalaciones militares en Cuba, y especialmente de las diseñadas para el
lanzamiento de misiles balísticos de alcance medio e intermedio.

Después que los líderes estadounidense y soviético hubieron aceptado el llamamiento de U Thant, y
durante el período crucial que este había obtenido para ellos, el Presidente Kennedy y el Primer
Ministro Khruschev tuvieron su propio intercambio de opiniones por medio de cartas y mensajeros,
y lograron llegar a un acuerdo sobre la fórmula que, a la larga, puso fin a la crisis de los misiles. U
Thant visitó Cuba del 30 al 31 de octubre de 1962 para celebrar reuniones con los dirigentes
cubanos. Esa visita fue importante porque dio a los dirigentes cubanos la oportunidad de que se
escuchara su criterio.

En momentos en que se consolidaba el acuerdo, en su carta de fecha 28 de octubre de 1962


dirigida al Primer Ministro Khruschev, el Presidente Kennedy escribió: "Los distinguidos esfuerzos
del Secretario General interino U Thant han facilitado en gran medida la tarea que cada uno de
nosotros debía cumplir." Después de convenidos todos los detalles y superada la crisis, los
negociadores estadounidenses y soviéticos dirigieron una carta conjunta a U Thant que decía lo
siguiente: "En nombre de los Gobiernos de los Estados Unidos de América y la Unión Soviética,
deseamos expresarle nuestro reconocimiento por sus esfuerzos para ayudar a nuestros Gobiernos
a evitar la grave amenaza a la paz que surgió en la zona del Caribe."

REFLEXIONES PARA EL FUTURO

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