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VESICULA BILIAR Y VIAS BILIARES

METODOS DE ESTUDIO
Las pruebas de diagnóstico por la imagen del hígado, la vesícula biliar y las vías
biliares incluyen la ecografía, la gammagrafía, la tomografía computarizada, la
resonancia magnética nuclear, la colangiopancreatografía retrógrada endoscópica
(CPRE), la colangiografía transhepática percutánea, la colangiografía intraoperatoria y
las radiografías simples.
La ecografía suele ser la primera prueba de imagen que se realiza, con la intención de
discriminar si el paciente presenta una enfermedad hepatocelular o de los conductos
biliares. La ultrasonografia tiene una alta sensibilidad para detectar la dilatación de los
conductos biliares intra y/o extrahepáticos, siendo menos exacta para determinar la
causa subyacente debido al gas intestinal que con frecuencia dificulta la visualización
de la parte distal del conducto biliar común. Por ello en algunos casos precisaremos de
otras pruebas complementarias como CPRE (colangiopancreatografía retrógrada
endoscópica), TAC, o colangio-RM. Como hemos comentado en la primera parte de
este artículo efectuaremos la medición de la via biliar principal (VBP) a nivel del hilio
hepático, en la proximidad del cruce con la arteria hepática derecha, y de pared interna
a pared interna. Consideraremos patológico un diámetro superior a 7 mm, si bien
existe cierta controversia sobre si el calibre de la VBP aumenta ligeramente con la
edad o postcolecistectomía, por lo que el contexto clínico es determinante.
Ecografía
La ecografía utiliza ondas de sonido para ofrecer imágenes de los conductos del
hígado, la vesícula y las vías biliares. Es la técnica más económica y segura para
obtener imágenes de la vesícula biliar y las vías biliares.
Mediante la ecografía, el médico detecta fácilmente los cálculos en la vesícula biliar.
La ecografía de abdomen permite distinguir si la ictericia (coloración amarillenta de la
piel y del blanco de los ojos) es causada por la obstrucción de las vías biliares o por
células hepáticas disfuncionales. Si la ecografía muestra conductos biliares dilatados
(ensanchados), la causa es por lo general una obstrucción. La ecografía también sirve
de guía cuando el médico inserta una aguja para obtener una muestra de tejido para
una biopsia hepática.
Un tipo de ecografía, llamada ecografía Doppler, muestra la sangre fluyendo a través
de los vasos sanguíneos del hígado. La ecografía Doppler puede detectar
obstrucciones en las arterias y venas del hígado, especialmente en la vena porta, que
transporta la sangre desde los intestinos hasta el hígado. Esta ecografía también
detecta los efectos de una presión sanguínea elevada en el interior de la vena porta
(una situación denominada hipertensión portal). La ecoendoscopia o ecografía
endoscópica emplea una pequeña sonda situada en la punta de un endoscopio que se
introduce a través de la boca hasta el estómago y el primer segmento del intestino
delgado (duodeno), lo que permite colocar la sonda más cerca del hígado y sus
órganos circundantes.
Gammagrafía
La gammagrafía emplea una sustancia que contiene un marcador radiactivo; dicho
marcador, inyectado por vía intravenosa, se acumula en un órgano determinado. La
radiactividad es detectada por una cámara de rayos gamma colocada en la parte
superior del abdomen y conectada a una computadora que genera una imagen. La
gammagrafía hepática utiliza una sustancia radiactiva que se acumula en las células
hepáticas.
La colecistogammagrafía (gammagrafía hepatobiliar), otra técnica de medicina
nuclear, permite visualizar el movimiento de una sustancia radiactiva al ser secretada
por el hígado y pasar al interior de la vesícula biliar y a través de las vías biliares hacia
el duodeno (el primer segmento del intestino delgado). Está técnica detecta la
obstrucción del conducto cístico (el conducto que une la vesícula con la vía biliar
principal, véase la figura El hígado y la vesícula biliar). Dicha obstrucción es un
indicador de una inflamación aguda de la vesícula biliar (colecistitis).

Resonancia magnética nuclear


La resonancia magnética (RMN) detecta ciertos trastornos del hígado, como la
hepatitis, la hemocromatosis y la enfermedad hepática grasa, que afectan a todas las
áreas del hígado de modo uniforme. La RMN muestra el flujo sanguíneo y proporciona
información sobre trastornos de los vasos sanguíneos.
Mediante la tecnología de RMN también se obtienen imágenes de las vías biliares y
las estructuras adyacentes, utilizando una técnica llamada colangiopancreatografía por
resonancia magnética (CPRM). Las imágenes obtenidas son tan útiles como las que
se consiguen mediante pruebas más invasivas, en las que se inyecta directamente un
líquido de contraste en los conductos biliar y pancreático. A diferencia de la TC, las
pruebas de RMN no requieren exposición a los rayos X, aunque son más caras que la
TC y requieren más tiempo.
Colangiopancreatografía retrógrada endoscópica (CPRE)
La colangiopancreatografía retrógrada endoscópica (CPRE) consiste en introducir un
endoscopio (un tubo flexible de visualización) a través de la boca, el esófago y el
estómago hasta el duodeno. Una vez allí, se inserta un pequeño tubo a través del
endoscopio hacia el interior de las vías biliares. El médico inyecta un contraste
radiopaco en las vías biliares a través del tubo y, al mismo tiempo, se realizan
radiografías tanto de las vías biliares como del conducto pancreático.
A veces se utiliza la CPRE simplemente para ver las estructuras de las vías biliares,
aunque en estos casos se suele preferir hacer una CPRM si existe disponibilidad,
porque tiene la misma utilidad y es más segura. Sin embargo, a diferencia de otras
pruebas diagnósticas, la CPRE permite a los médicos realizar biopsias y ciertos
tratamientos, ya que durante el procedimiento se utiliza un endoscopio. Por ejemplo,
con el endoscopio puede extraerse un cálculo instalado en la vía biliar o insertar un
tubo (stent o endoprótesis vascular) para sortear una obstrucción de los conductos
biliares causada por un cáncer. Las complicaciones en la aplicación de la CPRE (tales
como inflamación del páncreas o hemorragias [pancreatitis]) ocurren en el 1% de los
casos. Si durante la CPRE se lleva a cabo algún tratamiento, las complicaciones son
más frecuentes.
¿Qué es la colangiopancreatografía retrógrada endoscópica?
En la colangiopancreatografía retrógrada
endoscópica (CPRE), se introduce un contraste
radiopaco mediante un endoscopio (un tubo de
visualización flexible) que se inserta por la boca y
se hace llegar a través del estómago hasta el
duodeno (el primer segmento del intestino
delgado). El contraste radiopaco se inyecta en la
vía biliar nada más pasar el esfínter de Oddi. El
medio de contraste fluye entonces de manera
retrógrada por los conductos biliares y mostra los
conductos pancreáticos y biliares.
También se pueden utilizar instrumentos
quirúrgicos con el endoscopio, lo que permite al
médico extraer un cálculo de la vía biliar o insertar
un tubo (stent o endoprótesis vascular) para sortear
una obstrucción de la vía biliar producida por
fibrosis o por cáncer.
Radiografías hepáticas y de las vías biliares
Las radiografías simples del abdomen no suelen detectar trastornos hepáticos,
vesiculares o biliares.
BIBLIOGRAFIA
1. Segura Grau A, Joleini S, Díaz Rodríguez N, Segura Cabral JM. Ecografía de
la vesícula y la vía biliar. SEMERGEN - Medicina de Familia [Internet]. 2016
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y de la vesícula biliar [Internet]. Manuale Merck versión para el público general.
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%C3%A1ticos,-vesicales-y-biliares/pruebas-de-diagn%C3%B3stico-por-la-
imagen-del-h%C3%ADgado-y-de-la-ves%C3%ADcula-biliar#v13952957_es

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