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Características fonológicas y morfosintácticas de la

Familia Lingüística Chibchense

La familia Chibcha está conformada por varios pueblos amerindios cuyo


territorio se extiende desde el noreste de Honduras, la costa caribeña de Nicaragua, la
mayor parte de Costa Rica, Panamá y Colombia hasta el oeste de Venezuela. Los
representantes de la familia chibcha en Venezuela son únicamente el pueblo Barí y el
pueblo Tunebo, y son precisamente estas dos lenguas las que, en general, muestran
mayor distancia con respecto a las otras lenguas chibchenses. Los Barí, también
conocidos como Motilones, son un grupo situado en la Sierra de Perijá, Estado Zulia.
Habitan en las selvas del río Catatumbo, a ambos lados de la frontera
entre Colombia y Venezuela y hablan la lengua barí. Los Tunebos —llamados U'wa en
su lengua— son un pueblo amerindio asentado en la Sierra Nevada del Cocuy, en
Colombia. Su idioma es el u'w ajca o tunebo. La mayor parte de la población habita en
el Distrito Fronterizo de Cubará.
La descripción lingüística se organiza en dos partes: sistema fonológico y
sistema morfológico. Nos fundamentamos en los siguientes autores para recabar la
información relevante para esta lengua.
LENGUAS ESTUDIOS LINGUÍSTICOS
Estudios fonológicos, morfosintácticos y lexicográficos
Familia chibcha en Trillos Amaya (2005); Constenla Umaña, Adolfo (1981,
general 1991,1995,2008);  Quesada, J. Diego. 2007. Nicholas Ostler (1992-
1995)
Barí Adolfo Villamañán (1975). María Stella González 1987; Quesada
(2004).
Tunebo Márquez, Aguablanca, y Olza (1988) E. R. Headland 1994

Sistema Fonológico
Un diccionario representa no solamente la manera en que un idioma es escrito
y los significados de los vocablos; también debe expresar la manera en que
un idioma es hablado y el modo en que pronuncian las palabras. La pronunciación de
las palabras está detallada dentro de la entrada lexical de todo diccionario.
Constenla (2008) es uno de los máximos representantes de los estudios
chibchenses; a su vez, María Stella González (1980-2011) es una investigadora de
gran trayectoria en lingüística chibcha, y Nicholas Ostler (1992-1995) es un lingüista
británico reconocido en los estudios del Chibcha. En base a las investigaciones de
estos y otros autores, fundamentamos la sección fonológica de la familia Chibcha; nos
referiremos a la familia Chibcha en general y, específicamente, a las dos lenguas
habladas en Venezuela: barí y tunebo.
El sistema fonológico chibcha permite observar los orígenes de esta familia
lingüística, puesto que muchos sonidos, grafías y estructuras permanecen vigentes en
algunas de las lenguas representantes de la familia Chibcha.
Numerosos estudios (Constenla, 1981; Frank, 1988; Jackson, 1995)
demuestran cómo evolucionaron los idiomas de origen proto-chibcha y de qué manera
se apartaron del proto-idioma. Unas de las diferencias más sobresalientes entre el
proto-chibcha y los idiomas descendientes es el desarrollo de alveopalatales y de
nasales oclusivas. 
Constenla (2008) reconstruye un sistema fonológico para el protochibcha
formado por el siguiente sistema vocálico:
Anteriores Centrales Posteriores
Cerradas *i *u
Semicerradas *e   *o
Abierta *a

Por su parte, María Stella González (2006), presenta el siguiente cuadro de


fonemas para la lengua chibcha (muisca):
Anterior Central Posterior
i ɨ u
Cerrada
<i, j, y> <ɣ, y, i, e, Ø> <u, v, gu>
e o
Media
<e> < o, u >
a
Abierta
< a >

Constenla (2008) no incluye en los registros la oposición entre vocales altas


flojas y vocales medias en las series anterior y posterior, y entre vocal media y vocal
baja en la serie central, de modo que el sistema vocálico se reduce de 8 a 5 miembros.

Constenla (1989) reconstruye el siguiente grupo de consonantes:


postalveolar/
Bilabial Alveolar Velar Glotal
retrofleja
Oclusivas sordas *p   *b *t   *d *k   *g *ʔ
nasales m < m > n< n >
Africada   *ts    
fricativas sonora
β< b, f > ɣ< g, u, h > *h
s
s ʂ <cħ, ch, x>
fricativas sordas
< s, ss, ſ, x > tʂ<ʒh, z, x, ch>
Vibrante   *r  
Lateral   *l    
Los signos en cursiva y entre < > reflejan diversas representaciones ortográficas usadas en las fuentes
coloniales para representar los diferentes sonidos.
Constenla (2008) no incluye una oposición entre dos vibrantes, simple
y múltiple. Las correspondencias con base en las cuales el autor propuso la vibrante
simple en 1981 ahora se adscriben a /*d/ (Constenla, 2008:129).
En la actualidad, muchas lenguas chibchenses no presentan oposiciones entre
oclusivas sonoras y sordas; éstas fueron eliminadas por fusión parcial tanto entre sí
como con otras proto-consonantes. La pauta de escisión y fusión de las oclusivas
bilabiales es prácticamente la misma en las lenguas. /*b/ > /m/ ante las vocales
nasales de la protolengua. Cuando esto no ocurre, /*p/ y /*b/ se funden en /p/ en
posición inicial, y, en posición interna intervocálica, en /b/ (Constenla, 2008).
Excepto en los casos en que se produce nasalización de /*d/ ante las vocales
nasales, /*t/ y /*d/ se funden en /t/ en posición inicial de morfema ante las vocales no-
anteriores. Esta fusión se produce en algunas lenguas chibchenses, mas no en
todas. Algunas presentan fusión de /*k/ y /*g/ en posición inicial de morfema
(Constenla, 2008). /k/ se transformó en /?/ (oclusiva glotal) al final de la sílaba
(Jackson, 1995). La /*h/ se nasalizó espontáneamente en /ŋ/. En algunas lenguas esta
/ŋ/ desapareció en posición inicial absoluta; /*b/ desapareció (se fundió con Ø) entre
/*u/ y otra vocal en barí. El sonido /*o/ pasa a /o/ cuando recae sobre él el fonema
suprasegmental de nasalidad o cuando está precedida por una consonante alveolar.
En otras lenguas, como el tunebo, el resultado fue /ʊ/ (tunebo: bowa’ra ‘nube’)
(Constenla, 2008: 121).
En tunebo y barí se produjo pérdida de /*g/ inicial de morfema seguida por
vocales no altas: (Tunebo) /*ge / ’leña’; /ge-ba´ra/ 'palo para hacer fuego'. El muisca y
el tunebo comparten el cambio /*e/ > /a/ que se produjo en posición final de morfema
en la segunda lengua y en todos los entornos en la primera (Constenla, 2008:123).
Para hablar sobre la situación actual de las lenguas chibchenses, nos
circunscribimos únicamente a la lengua barí y la lengua tunebo, las cuales se hablan
en territorio venezolano. Headland (1997) presenta el alfabeto uw cuwa (tunebo), el
cual, según la autora, se compone de 19 letras: a, b, c, ch, e, h, i, j, m, n, o, q, r, s, t, u,
w, ѿ, y; se pronuncian igual que en castellano, con algunas variaciones, a saber:
 Cuando la c aparece seguida de una consonante, suena como ‘g’
Ejemplo: bijacro ‘se fue’
 La ch suena más suave que en castellano.
Ejemplo: chocha ‘canasta’
 La h representa una oclusión ligera de la glotis.
Ejemplo: taha ‘horcón’
 Cuando la r aparece en posición inicial o después de n, suena como ‘dr’
pero más suave. Ejemplo: ruwa ‘carne’
 La s suena más suave que en castellano.
Ejemplo: asa ‘yo’
 La w suena como ‘hu’ en la palabra española ‘huevo’
Ejemplo: wítira ‘viga’
 La ѿ suena como ‘w’, pero con pronunciación nasalizada.
Ejemplo: aѿatá ‘cama’
 Las palabras se acentúan en la penúltima sílaba a menos que se
‘indique en otro lugar. (Headland, 1997:9)

Mogollón (2000:720) presenta el sistema de sonidos del barí, el cual se


compone de 10 fonemas consonánticos: m, n, ɲ, b, d, t, k, s, h, r. La autora señala las
siguientes características de la producción de los sonidos en barí:
 El fonema /m/ posee dos alófonos: [m] y [˜b]. La /m/ es nasal labial en inicio de
palabra precediendo a vocal nasal. Cuando en posición inicial, la vocal es oral,
la /m/ se vuelve oclusiva labial prenasal [˜b].
 El fonema /b/ posee los alófonos [b/ y [˜b]. Es oculsivo labial en inicio o interior
de palabra, con vocales orales o nasales. Cuando la vocal que precede es
nasal, la consonante se prenasaliza realizándose como [˜b].
 El fonema /n/ posee alófonos [n], [˜l], [ɾ] y [‫]ז‬. Es nasal dentoalvelar /n/ en
posición inicial de palabra precediendo a una vocal nasal; si la vocal es oral,
cambia al lateral prenasal dentoalveolar [˜l]; se realiza como vibrante simple
dentoalveolar [ɾ] en interior de palabra, o nasalizándose [‫ ]ז‬entre vocales
nasales.
 El fonema /d/ es oclusivo dentoalveolar sonoro en posición inicial y al interior
de la palabra, con vocales orales y nasales. Posee el alófono oclusivo palatal
sonoro [ɟ/ cuando la vocal que le sucede es [i] o [ȋ]; la [d] se prenasaliza si la
vocal que le precede es nasal, realizándose como [˜d/ o [˜ɟ].
 El fonema nasal palatal /ɲ/ se realiza en posición inicial, precediendo a vocal
nasal. Con y entre vocales orales, se realiza fricativo palatal [j], el cual se
nasaliza entre vocales nasales [˜j].
 El fonema oclusivo dentoalveolar sordo /t/ se realiza en posición inicial e
interior de palabra: Cuando la vocal que le sucede es [i] o [ȋ] se palataliza a [tˡ]
o en variación libre se realiza oclusivo palatal sordo /c/; cuando la vocal que le
precede es nasal, se prenasaliza [˜t] o [˜tˡ] [˜c].
 El fonema /s/ es fricativo dentoalveolar al inicio e interior de palabra. Cuando la
vocal que le sucede es [i] [ȋ] [u] o [ü] se realiza fricativo palatal [ʃ] y cuando la
vocal es nasal se prenasaliza a [˜s] o [˜ʃ].
 La oclusiva velar /k/ se realiza en posición inicial y al interior de palabra con
vocales orales y nasales. Pero si la vocal que le precede es nasal, se
prenasaliza como [˜k]; cuando la vocal precedente es /o/ o /a/ se realiza
oclusivo uvular [q].
 El fonema fricativo glotal /h/ es de aparición muy restringida en barí.
 El fonema /ɾ/ o vibrante múltiple también es de aparición restringida; se ha
encontrado en posición inicial e intervocálica, entre vocales orales y nasales,
mas no entre vocales nasales. (Mogollón, 2000:720)

Mientras Headland (1997) identifica 8 sonidos vocálicos en tunebo, Mogollón


(2000) identifica doce sonidos en barí. En ambas lenguas se observan los fonemas a,
e, i, o, u, w, ѿ, y; que se pronuncian igual que en castellano. En barí, además se
observan los fonemas /ɨ/ (alta), /ẽ/ (media anterior), /ữ/ (alta posterior), /ᾶ/ (media
baja), /ῖ/ (alta anterior), /ỡ/ (media posterior).
Es importante conocer las variaciones de los sonidos que ocurren entre un
dialecto y otro. Por ejemplo, en tunebo a veces la vocal i en medio de palabra se
pierde sin que esto implique un cambio en el sentido de la palabra. La u y la o son
intercambiables al final de palabra sin cambiar el significado de la misma. La i y la u
son intercambiables después de la w sin cambiar el significado del término. La ch se
puede cambiar por la j en la mayoría de las palabras sin cambiar el significado
(Headland, 1997:17).

Sistema Morfosintáctico
Constenla (2008) clasifica a las dos únicas lenguas chibchenses de Venezuela
en magdalénicas meridionales. Por su parte, De Castellvi y Pérez (1958) las ubican en
el Chibcha Central.
Las lenguas chibchenses se pueden describir como aglutinantes y
polisintéticas. También son lenguas en su mayoría ergativas. El orden predominante
de la oración es SOV (Headland; 1997), según Quesada (2005) este orden es sin
excepción; sin embargo, el autor añade que los otros posibles órdenes ocurren bajo
las siguientes condiciones: a) el uso de pronombres, b) sujeto en posición postverbal;
y c) (Ø) sujeto implícito. La opción (a) ofrece la más amplia gama de posibilidades. Si
el verbo lleva marcadores de concordancia identificando el sujeto y el objeto, el orden
de las palabras es relativamente flexible: SOV, OSV, OVS, pero nunca * SVO
(Quesada, 2005: 2).
Constenla (2008) indica que las sílabas del proto-chibchense eran V, VC, CV,
CVC. Los posibles patrones silábicos en tunebo, según Headland (1997), son: V, VC,
CV, CVC, CVV. El patrón silábico del barí, para Mogollón (2000) es: CV, CVV, CCV,
CCVV, VC, VVC, CVC, CVVC, CCVC. La autora indica que la conjunción de unas
formas y otras permite elaborar un esquema general: (C1 (C2) V (V) (C3).
Quesada (2005) señala que en la familia Chibcha, siete idiomas tienen sistema
de marcaje nominativo-acusativo, donde el caso nominativo marca el asunto y el
acusativo el objeto (directo). Esto ocurre en barí y en otras lenguas chibchenses como
paya, rama, boruca, térraba, kuna y chimila. Ocho idiomas chibchenses (guatuso,
bribri, cabécar, guaymí, ika, kogui, damana y tunebo) utilizan marcaje ergativo-
absolutivo, donde el sujeto de las construcciones intransitivas se marca de la misma
forma que el objeto de las transitivas (absolutivo), mientras que el sujeto de un verbo
transitivo está marcado con caso ergativo. Una propiedad importante de algunos de
estos idiomas es que el marcador ergativo sólo puede utilizarse cuando es necesario
para el énfasis. Sólo una lengua, el bocotá, parece seguir un patrón activo/inactivo. La
marcación directa se utiliza para marcar el sujeto activo (Quesada, 2005).
En las lenguas chibchenses hay sustantivos, pronombres, numerales,
adjetivos, verbos, adverbios y posposiciones. Veamos cada una de estas categorías.
Características morfosintácticas de ciertas categorías.
Nombres.
No podemos afirmar que en las lenguas chibchenses exista hoy día la
oposición de nombres alienables e inalienables. El proto-chibchense tenía una serie
de sustantivos de posesión inalienable que con otros sustantivos formaban
frecuentemente frases de posesión con valor léxico fijo en las que su contribución
semántica se relacionaba con la forma o consistencia del referente. Este tipo de frases
se convirtieron, en primer lugar, en sustantivos compuestos en muchas de estas
lenguas. A partir de los nombres de formas se originaron, además, otros elementos
gramaticales: los afijos clasificadores de numerales, prefijos en unas lenguas y sufijos
en otras.
Los sustantivos en tunebo se subdividen en las siguientes clases: los que
indican seres humanos (incluyen términos de parentesco, nombres de personas, y los
nombres de lugares de donde provienen), los sustantivos derivados de verbos, y otros
sustantivos (Headland, 1997). Headland no explica claramente las diferencias entre
estas clases de nombres; la autora explica que los nombres que indican seres
humanos pueden llevar el morfema –in que significa ‘del grupo de’ o simplemente
pluralidad. Estos nombres vendrían a ser los inalienables (siempre poseídos), que
pueden estar en la forma de indefinido o infinitivo con el sufijo –in.
Headland (1997) también señala que todos los sustantivos aislados terminan
en -a. Márquez, Aguablanca y Olza (1988) llaman a este sufijo ‘denominativo’, el cual
es añadido a la forma simple de la palabra. Este sufijo es añadido al nombre, al
adjetivo, adverbio y posposiciones, excepto al verbo (Márquez et al. 1988:40). En su
diccionario Tunebo-Español, Headland escoge esta forma terminada en –a como la
forma de entrada de los sustantivos. La autora señala que “en ciertos contextos ellos
eliden la –a” (Headland, 1997:10). Esta forma parece ser la forma indefinida o el
infinitivo de los nombres, así como sucede en algunas lenguas arahuacas como el
wayuunaiki. Headland presenta el siguiente ejemplo:
bajita ‘machete’
Bajit cuit chi canro.
machete con rosa roza.
(El) roza la rosa con un machete (Headland, 1997:11)
Se observa cómo al aparecer en la frase otros marcadores como persona o
tiempo, la forma del sustantivo aparece sin el sufijo –a. Llama la atención que en el
sintagma nominal formado por adjetivo + sustantivo, el sustantivo vaya en la forma
simple y, en este caso, sea el adjetivo el que toma el sufijo –a, como si este sufijo
cerrara el sintagma nominal (Márquez et al. 1988:40).
Constenla (2008) identifica al sufijo –a como “formativo”. El autor expresa que
es frecuente que se observen diferencias entre las lenguas chibchenses para expresar
ciertos significados; “unas lenguas utilizan únicamente una raíz, en tanto que en otras
esta raíz aparece acompañada por distintos formativos o, incluso, por una secuencia
de dos de ellos”. Por ejemplo, para la palabra ‘sal’, ‘mar’ se encuentran temas
formados con la raíz /*dahg-/ más (a) el formativo /*-e/ en tres lenguas
centroamericanas (paya, bribri y cabécar), b) el formativo /*-u/ en cuatro lenguas
colombianas (cogui, damana, ica y atanques) y (c) más una secuencia de los
formativos /*-u/ y /*-a/ en otras dos lenguas colombianas (muisca y tunebo). Para la
palabra árbol, algunas lenguas utilizan la raíz sola /*kaˡd/; otras lenguas utilizan la raíz
más el formativo –a; y en otras lenguas se utiliza una combinación de varios
formativos.
Hay sustantivos derivados de verbos al adicionar las partículas -kib, -kin, o -
key. El sufijo -kib forma sustantivos referentes a una persona (singular) que ejecuta la
acción: yew̃kib(lo que lleva)’. Se usa el sufijo -kin para indicar plurales:  ye™w̃kin (los
que lleva). El sufijo -key se refiere a la acción o el
complemento: rakey ‘(venida)’, rojokey (traído) (Headland, 1997).
Género y número.
Los nombres en lenguas chibchenses, tanto sustantivos como adjetivos, no
tienen más que una voz simple, y por consiguiente carecen de caso, de número y
de género. El número plural se distingue por algunas palabras adjuntas; unas veces
por nombres numerales, otras por algún pronombre de plural adjunto, otras por verbos
que significan pluralidad. Los nombres propios a veces están marcados con un sufijo
que indica género (en tunebo, -abá, que significa ‘mamá’, o el sufijo –wiya, que
significa ‘mujer’, se utilizan para los nombres de mujer; -cuba, para los nombres de
hombre) (Headland, 1997). Señalan Márquez et al. (1988) que en tunebo los adjetivos
no varían de forma con respecto al nombre al que acompañan; por esta razón, no hay
marcas de género en cuanto a concordancia; no existe forma masculina, femenina o
neutra de los nombres ni adjetivos. Los autores explican que por medio de la partícula
séra (que significa ‘hombre’) acompañando al nombre, puede indicarse el sexo de
animales o personas.
En cuanto al número, Headland reconoce en tunebo el sufijo -quib para formar
sustantivos que se refieren a un solo actor (yeŵquib ‘él que lleva’). Se usa el sufijo
-quin para indicar los actores plurales (yeŵquin ‘los que llevan’). El clítico -in indica ‘la
pertenencia al grupo’ o la pluralidad en los sustantivos que indican seres humanos y
nombres de parentesco (Headland, 1997). Márquez, Aguablanca y Olza, 1988)
refieren que para formar el plural de estos nombres se añade el sufijo pluralizador –in
más el sufijo denominativo –a:
séra sér-in-a sérina ‘hombres’
wiya wiy-in-a wiyina ‘mujeres’
Menciona Headland (1997) que algunos verbos indican singular o plural
mediante un cambio en la vocal de la raíz:
rajakro él/ella vino / rojokro ellos vineron
yehnjakro él/ella levantó / yinjakro ellos levantaron
Para marcar el plural en Bari, sólo los sustantivos que refieren entidades
humanas llevan el sufijo – ji, y sólo la cabeza de la frase nominal va marcada; en
presencia de un cuantificador, la cabeza no está marcada) (Quesada, 2004).
Posesión.
La posesión en lenguas chibchenses reviste gran complejidad para el no-
hablante. Por otra parte, las discrepancias observadas entre uno y otro lingüista
complican aún más la situación. Márquez et al. (1988) refieren de manera tajante que
en tunebo no existen pronombres posesivos, no hay formas distintas para indicar la
posesión, que se indica con los pronombres o deícticos personales. Añaden que
tampoco hay adjetivos posesivos como en español; los mismos pronombres o
demostrativos personales señalan al poseedor como cualquier otro sustantivo
(Márquez et a., 1988:75). Extraña encontrar entonces afirmaciones como las de
Headland (1997), que admite que sí existen pronombres posesivos en tunebo.
Sin embargo, la autora indica que los pronombres personales también pueden
servir como pronombres posesivos cuando se usan antes de un sustantivo. Otra forma
de indicar posesión es mediante verbos posesivos como lo es el verbo “tener” del
español.
Como hemos observado, no todas las lenguas chibchenses se comportan del
mismo modo. Quesada (2004) explica el proceso de posesión en barí. En la expresión
de posesión, los pronombres personales preceden al poseído, el cual a veces toma el
prefijo a-; además, antes del prefijo, la palabra lleva una consonante delante, la cual es
reduplicación de la consonante inicial del pronombre cuando es primera o segunda
persona singular. Por ejemplo: en barí, el pronombre de primera persona es /nay/ y el
de segunda persona es /bay/. El nombre poseído primeramente toma el prefijo a-;
entonces el nombre ‘mujer’ bio, cuando está poseído se convierte a abio; si el posesor
es primera persona nay, la frase posesiva es nay nabio ‘mi mujer’; si es segunda
persona bay, la frase posesiva será bay babio ‘tu mujer’ (Quesada, 2004: 4).
Quesada advierte que este procedimiento “exótico” es exclusivo del barí; la
mayoría de las lenguas chibchenses hacen uso de diferentes estrategias para
expresar posesión. La marca de posesión en el poseído no es común en lenguas
chibchenses; además del barí, sólo el bocotá (Panamá) hace uso de esta estrategia
(Quesada, 2004).
Afijos de posesión.
Márquez et al. (1988) ilustran el uso de afijos para indicar la transitividad
posesiva; la transitividad y la posesión en tunebo a veces se funden (Márquez et al.
1988:223). “El sufijo –ai se añade a la forma simple de un sustantivo (nombre o
demostrativo personal) que hace de sujeto de una proposición activa o transitiva, e
indica que el sustantivo portador de este sufijo es sujeto de la proposición y poseedor
del objeto directo” (Márquez et al. 1988:83). En otras palabras, el sufijo –ai es añadido
al sustantivo sujeto e indica transitividad posesiva. Fijémonos que los “pronombres
posesivos” presentados por Headland (1997) son precisamente los pronombres
personales sufijados con la partícula –ai.
Pronombres personales Pronombres posesivos*
(Headland 1997)
Persona Singular Plural Singular Plural
1 asa, as isa, is ajáy isay
2 baha, bah baa bahay bay
3 cerca uiya uiyina uiyay uiyinay
3 lejos eya, ey eyina, eyin eyay eyinay

Afijos personales.
Constenla (2008) estudió el proto-chibcha e hizo una reconstrucción del mismo.
Durante sus estudios, realizó comparaciones entre las lenguas actuales e identificó
algunos aspectos del protochibcha que aún estaban vigentes en algunas lenguas. A la
vez, Constenla identificó formas originadas a partir de los étimos o raíces léxicas del
protochibcha. En este punto nos referimos a los prefijos de persona, los cuales están
ausentes en ciertas lenguas chibchenses.
Constenla (2008) señala que lenguas como el barí, el muisca y otras lenguas
desarrollaron prefijos de persona a partir de los mismos étimos, innovación que se da
también en la mayor parte de las lenguas chibchenses de Colombia. Unas lenguas
desarrollaron prefijos y otras desarrollaron sufijos (Constenla, 2008:119).
El barí tiene prefijos personales originados en pronombres personales
protochibchenses: /ba-/ (singular), /bi-/(plural) 'segunda persona'; /a-/ (complemento
directo, singular), /i-/ (complemento directo plural, complemento indirecto ‘tercera
persona’) (Constenla, 2008:132).
Las principales funciones de estos prefijos son marcar la persona (a) del
poseedor en el sustantivo poseído; (b) del paciente en el verbo transitivo (Barí); (c) del
paciente o del agente en el verbo intransitivo y (d) del agente en el verbo transitivo.
Constenla (2008) advierte que en vista de la inexistencia de prefijos de persona
en varias lenguas chibchenses, como el tunebo, la mejor hipótesis sobre su desarrollo
es la de que el protochibchense tenía una variación facultativa entre formas
independientes y proclíticas de los pronombres personales (cf. Constenla Umaña
1998: 24-25) y que de las variantes proclíticas se derivaron los prefijos. (Constenla,
2008:133).
Pronombres personales y demostrativos.
La mayoría de los pronombres en lenguas chibchenses provienen de étimos
del protochibcha. En el protochibcha había formas independientes y proclíticas de los
pronombres personales.
Los pronombres del Barí distinguen número así como cambio de referencia,
este último sólo en la tercera persona del plural para indicar si se refiere al mismo
sujeto o a otro diferente. El barí pertenece a la mitad de las lenguas Chibchenses que
no presentan la oposición inclusivo/exclusivo (Quesada, 2004).
Pronombres personales - barí
Persona Singular Plural
1 nay chiji
2 bay biji
3 obᾶy obᾶyji (ms.)*
3 Orachji (ds.)*
*-ms. mismo sujeto; -ds. diferente sujeto

En los pronombres del tunebo se hace la diferencia entre persona y número. En las
terceras personas también se hace diferencia en la distancia: proximidad y lejanía
Pronombres personales - tunebo
Persona Singular Plural
1 asa, as isa, is
2 baha, bah baa
3 cerca uiya uiyina
3 lejos eya, ey eyina, eyin

Por lo menos un demostrativo tiene reflejos del protochibcha en algunas de


estas lenguas, pero esto no es un rasgo tipológico-areal, sino que puede reconstruirse
para el protolenguaje. Algunas lenguas chibchenses como el bribri, el cabécar, o el
bocotá, emplean el orden sustantivo-demostrativo, en tanto que las otras lenguas
chibchenses presentan el orden inverso (Constenla, 2008).
Las lenguas chibchenses utilizan determinantes demostrativos, que son formas
libres, para expresar las relaciones espaciales. Estas lenguas se pueden agrupar en
“aquellas que tienen tres grados de distancia espacial” (teribe, rama, cuna, kogui,
damana) y “aquellas que tienen dos grados” (boruca, ika, tunebo) (Quesada, 2005).
Los demostrativos en Barí se organizan en términos de tres grados de
distancia; irabay 'junto al hablante, orabay 'lejos del hablante', y orashu 'eliminado del
hablante'. Estas tres formas están indiscutiblemente relacionadas con los adverbios
correspondientes: iraha 'aquí', oraha ‘allí’ y orahashu 'allá' (Quesada, 2004). Headland
(1997) indica que en tunebo los demostrativos también hacen distinción con respecto a
la distancia (eya: eso(a) lejos; uša (ucha): esto(a) cerca).
Numerales.
Muchas lenguas chibchenses carecen de cuantificadores numerales. Aunque los
sustantivos en barí pueden ser determinados por números (intok, 'uno', 'dos' insami, etc.),
los números no especifican clase o forma en el contexto de cuantificación (los llamados
clasificadores numerales). Sólo las lenguas chibchenses de América Central presentan
este tipo de clasificación del sustantivo.
Los números cardinales en barí se centran en el concepto de cinco; de hecho, la
palabra para el número 'cinco' es akdu ĩshkida, que significa literalmente 'una mano
completa'. Los números sólo expresados por un lexema "independiente" son 1 al 3
(Quesada, 2004).
Los números en tunebo están basados en un sistema decimal. Hay palabras
para los números hasta nueve. Los números superiores se forman añadiendo palabras
y varía según el dialecto, en este caso, son los usados en tunebo central.
ukasi (10) bái (3)
ukási kutár bái (13)
diez más tres
Los numerales van después del sujeto en las frases nominales:
ucasi bucay bawoy ques ubisti
diez dos tercero pie uno
‘vientiuno’
(dos dieces (manos) más uno del tercer pie).

En tunebo hay diferentes formas de números para contar los días: (cardinales)
bay ‘tres’, y las veces que algo sucede: (ordinales) bawoy ‘la tercera vez’ y bat ‘el
tercer día’ (Headland, 1997). En cuanto a los números ordinales, normalmente van
integrados a los sustantivos.
El tipo más común de determinantes son los clasificadores numerales, formas
usadas para categorizar exclusivamente a nombres en el contexto de cuantificación: estas
formas se observan en las lenguas de Costa Rica y Panamá. La existencia de
clasificadores numerales en las lenguas chibchenses es el resultado de la evolución de
ciertas clases de sustantivos usados para formar nombres compuestos léxicos en el
lenguaje común con origen en el protolenguaje; la posición del numeral en relación con
el sustantivo (prenominal vs postnominal) en protochibcha determina el estatus formal
de los marcadores de clase como los prefijos (en teribe) o sufijos (en bribri, cabécar o
kogi) (Quesada, 2005).
Adjetivos y Adverbios.
Como en todos los idiomas, los adjetivos describen una característica del
sujeto. En las lenguas chibchenses hay formas adjetivales claramente identificables
(colores y cualidades básicas) y raíces adverbiales (tiempo y forma); sin embargo, no
son muchas, y la mayoría de los otros conceptos adjetivales y adverbiales son
expresados por otros medios (derivando adjetivos/adverbios a partir de sustantivos o
verbos, utilizando expresiones frasales, etc.). El orden es generalmente Sustantivo-
Adjetivo (Quesada 2005); mientras que el adverbio precede directamente al verbo.
Ambos tipos de palabra aparecerán en su forma natural o sufijados; el nombre y el
adverbio comparten sufijos comunes.
Algunas lenguas chibchenses, como el rama y el guatuso, comparten un sufijo
relacionado con los adjetivos /*-ba/> 'formativo de adjetivos con valor ‘intensificador' en
algunos casos. Al parecer, ninguno de estos sufijos se presenta en las demás lenguas
chibchenses (Constenla, 2008).
Los adjetivos en barí representan un sistema secundario de clases de palabra,
desde el punto de vista de la cantidad de lexemas adjetivales que existan. Raíces
adjetivales comprenden las cualidades (ise 'buena, bonita, bonito', atka 'malo, feo'),
expresando tamaño (istodou ‘pequeño’, abi ‘grande’), estados (do ‘joven’, sakdou
‘viejo’, ahdo ‘nuevo’, suksari ‘feliz’, teta ‘frío), y colores (be 'negro', batchi 'blanco',
moaay 'marrón); otros colores son expresados por composición.
En tunebo la forma más común es el uso de la forma verbal (uso de la
declaración -ro), las frases tienen el siguiente orden (S+A+V). Los adjetivos, tanto
cualitativos como cuantitativos, van después del sustantivo y no concuerdan con
género ni número.
-Karson  baksoy  rakat-ro.
pantalones negro querer-declaración
‘Quiero pantalones negros.

-Oriken-ro.
bonito-declaración
Es bonito.’
Según Headland (1997), Los adjetivos en tunebo frecuentemente se
encuentran en la forma verbal, que es la forma de entrada que más se usa en el
diccionario. Esto indica que los adjetivos tunebo son como los verbos estativos de las
lenguas arahuacas.
cúmac-ro
grande-decl
Es grande.
En el caso de ayar (repugnante), este adjetivo lleva un sufijo de modo y se
puede traducir por ‘ser repugnante’. Hay sufijos de modo que se aplican a los
adjetivos: -ro, -cua-no, -ca/-qui, y -tara. Headland (1997: 30) indica que el sufijo -ro se
usa para describir una situación temporal o específica, lo llama declarativo; mientras
que Márquez et al. (1988) indican que -ro es una desinencia verbal para primera y
tercera persona del singular en tiempo presente-pasado.
ayar (Cobaría) 1. adj. repugnante
ej. Cohtocuan áyatro.
El tigre es repugnante.
Como afirma Headland (1997), los adjetivos pueden usarse como
modificadores después del nombre que modifican; sin embargo, es más común utilizar
la forma verbal:
Carson bacsoy racat-ro.
pantalones negro querer-decl.
Quiero pantalones negros.
En cuanto a los adverbios, Headland (1997) señala que en tunebo son
palabras que indican la manera, el tiempo y la localización de los eventos: quen ‘bien’,
in ‘rápido’, cuanmita ‘manaña’, ísura ‘abajo’. El adverbio precede directamente al
verbo.
In ra-.i.
rápido venir-impv
‘Venga rápido’.

En muchos casos, los adverbios aparecerán en su forma natural o sufijados, a


menudo con el sufijo –ra que expresa contraste con lo que se ha dicho; a veces es
reiterativo. En castellano podría traducirse el sentido del sufijo –ra como ‘a la vez’, ‘por
su parte’ o ‘sin embargo’ (Márquez et al. 1988:51). Veamos ejemplos de Headland
(1997):
ahara, ahra adv. obligado; fuerza (por la)
ej. Sasa quin ir ahár wícaro.
(La mamá) obliga a los niños a comer.
ej. Bahat ahárara bitiro.
Yo no voy por la fuerza (suya).

Ahara es el adverbio como sale en el diccionario; pero en la primera oración


aparece como ahár y en la última oración aparece como ahárara, con el sufijo
reiterativo –ra. La primera es una oración transitiva y la segunda es intransitiva.
Los adverbios en barí se pueden clasificar en tres grupos principales: de lugar
(iraha 'aquí', 'ahí' raha, ischikiya 'lejos'), de tiempo (ahkak 'hoy', jiru 'ayer', shya
'mañana', tukda 'más tarde', aarire 'siempre', darin 'nunca') y de modo (koayatchi
'rápido', 'samay lentamente') (Quesada, 2004).
En tunebo resulta difícil trazar la frontera entre nombre y adverbio, ya que los
nombres no tienen artículos ni variación de género y muy pocos presentan variación
de número. Por otra parte, el nombre y el adverbio comparten sufijos comunes. En
tunebo hay adverbios pospositivos, que unas veces funcionan como adverbios y otras
como posposiciones (Márquez et al. 1988:89).
Preposiciones o posposiciones.
Las lenguas chibchenses son, en su mayoría, posposicionales (Quesada,
2005); en estas lenguas la preposición es posposición pues no anuncia el término ni
encabeza el complemento, sino que lo clausura y sigue al término (Márquez et al.
1988). En algunas lenguas chibchas, como en téribe, el uso de posposiciones en
oraciones que expresen acción o movimiento es obligatorio; si este tipo de oraciones
no lleva la posposición, vendría a ser agramatical (Quesada, 2005).
Márquez et al. (1988) consideran posposiciones a los adverbios pospositivos.
Los autores señalan que a veces, en tunebo, se forma una posposición por
composición de dos posposiciones. Las posposiciones, como tienen perfil propio,
suelen ir en la forma simple, pero pueden llevar también sufijos nominales,
especialmente el sufijo –an. La palabra que precede a la posposición va en la forma
simple (Márquez et al. 1988:90).
Una innovación que comparten algunas lenguas como el bribri, el cabécar, el
movere y el bocotá, es el desarrollo de sufijos direccionales en los verbos a partir de
sustantivos, posposiciones e incluso verbos con una función similar a la de las
preposiciones inglesas en, por ejemplo, stand up o sit down. Ejemplo en bribri /-kã` /,
cab /-kã` /, Mo /kᴐ/ y bocotá /ga/ 'movimiento de ascenso' como en bribri /ʃkûkkã` /
'subir, trepar' (cf. /ʃkûk/ 'caminar) (Constenla, 2008).
En barí, las relaciones oblicuas son expresadas por frases posposicionales.
Entre los papeles semánticos expresados por frases oblicuas están los instrumentales,
por la posposición aha, el conmitativo, por la posposición kay y varias relaciones
locativas de las posposiciones. Un denominador común de estas frases
posposicionales es la tendencia a aparecer en posición final de oración. Parece no
existir procesos sintácticos relacionados con frase nominales oblicuas (Quesada,
2004).
Conjunciones e interjecciones.
Las lenguas chibchas exhiben en su mayoría, construcciones asindéticas;
es decir, oraciones yuxtapuestas sin un conector o una conjunción. Es por esto
que no existen conjunciones propiamente dichas. Aunque l a mayor parte de las
lenguas chibchenses no presentan conjunciones, Quesada (2004) señala en barí
algunas formas, como inka ‘y’, kenemba ‘luego’, anĩhĩ ‘después’, enika ‘hasta’.
En tunebo, no existen verdaderas conjunciones copulativas. Márquez et al.
(1988) indican que en cambio existen ciertos sufijos con la función de unir dos
nombres; los autores consideran estos sufijos como especie de conjunciones
copulativas enclíticas. El sufijo –jau repetido en los dos sustantivos que hacen de
objeto directo, equivale a la conjunción ‘y’ del español cuando enlaza nombres:
Sisáira bakír irjáu, ebjáu, ijkájáu sibejékuano
Sisa trajo ayer plátano, maíz y hortigo.
En el ejemplo anterior el sufijo –jau se añade a cada nombre que forma el
objeto directo de la oración (Márquez et al. 1988:193). También existe en tunebo el
sufijo copulativo –in que se emplea con nombres de personas (nombres propios o de
parentesco). Mientras que el sufijo –jau sólo se usa con nombres de cosas (Márquez
et al. 1988:194).
En cuanto a interjecciones, Headland (1997) menciona sólo dos en tunebo:
ihyú interj. ‘bueno’ y oqué interj. ‘gracias’. Kipper (1965) registra tres en barí: kak
¡toma! irá ¡dame!, y wirá ¡basta!

Sistema Verbal.
En lenguas chibchas, el sistema verbal es el que presenta mayor complejidad.
La mayoría de estas lenguas presentan sistemas de T(tiempo), A(aspecto) y M(modo).
Sin embargo, algunos lenguajes chibchenses no distinguen abiertamente los tiempos
verbales; el tunebo es una de las lenguas chibchas con marcaje de tiempo. Algunos
lenguajes con marcaje de tiempo también presentan diferencias aspectuales (Rama,
Kogi); mientras otros, como el Tunebo, presentan solamente tiempos verbales.
En la mayoría de las lenguas las distinciones básicas de TAM son expresadas
por medio de morfología flexiva (afijación), no por los dispositivos auxiliares
independientes; algunas lenguas, como el barí, expresan distinciones aspectuales a
través de un verbo auxiliar. Verbos auxiliares y marcadores de concordancia se
observan principalmente en las lenguas chibchas de Colombia; así como también
conectores de cláusula, los cuales no se observan en lenguas de Centroamérica. La
mayoría de las lenguas chibchas presentan un sistema tripartita de tiempo verbal:
pasado, presente y futuro; y expresan el objeto directo o indirecto en el verbo
(Quesada, 2005).
Orden de los constituyentes.
Constenla (2008) atribuye los siguientes órdenes al antepasado Chibchense
común: SOV, sustantivo–adjetivo, sustantivo-numeral (al menos en las frases
nominales indefinidas) sustantivo-posposición y poseedor-poseído (Constenla, 2008).
Otros posibles órdenes en las lenguas chibchas responden a las siguientes
condiciones: (a) el uso de pronombres, (b) sujeto que ocurre en posición postverbal; y
(c) (Ø) sujeto implícito. La opción (a) ofrece la más amplia gama de posibilidades. Si el
verbo lleva marcadores de concordancia identificando tanto el sujeto como el objeto, el
orden de las palabras es relativamente flexible: SOV, OSV, OVS; pero nunca *SVO.
Cuando el sujeto ocurre en posición postverbal (b), el objeto puede aparecer en
posición inicial de oración con el propósito de darle énfasis o focalizarlo (Quesada,
2005).
Tipos de Verbos.
En lenguas chibchenses se observan diferentes tipos de verbos: transitivos,
bitransitivos, intranstivos, impersonales, de cláusula objetiva, copulativo y auxiliares.
Los verbos de cláusula copulativa, identificados en la lengua tunebo por
Headland (1997), refieren percepciones o pensamientos. En tunebo existe un solo verbo
copulativo para expresar el estado de las cosas: rehkinro. Ejemplos de Headland
(1997):
kuk wini reh-ka-ro
sed dar estar-presente-declaración
(Él) tiene sed.’

Ahní reh-jek-ro.
feliz estar-pasado-declaración
(Él) está feliz.’

Los verbos auxiliares están presentes en algunas lenguas chibchas; en tunebo


tenemos los siguientes: yajkinro (‘hacer’), shákinro (‘poner’), tenro (‘ganar’), rehkinro
(‘estar’), rauwinro (‘entrar’) u óraro (‘suponer’). Van después del verbo y llevan el tiempo y
los sufijos de modo (Headland, 1997). En barí existe el verbo auxiliar ahji ‘ser-estar’;
este auxiliar es usado para expresar la única distinción aspectual en barí, que es el
progresivo (Quesada 2004).
En algunas lenguas chibchas de Centroamérica existen verbos posicionales, un
grupo cerrado de verbos enlace, los cuales especifican lugar o situación y modo de
situación (permanecer, yacer); pero no se observan en tunebo o barí (Quesada, 2005).
Estructura del Verbo.
Generalmente, los verbos en lenguas chibchenses son raíces desnudas a las
que se añaden afijos de persona, tiempo (pasado, presente, futuro inmediato), número
en concordancia con el sujeto, intención, negación, capacidad, obligación o
imposibilidad, polaridad y TAM (tiempo-aspecto-modo). En lenguas chibchas existe
una serie de prefijos personales para marcar al sujeto en el verbo y otra serie de
prefijos que marcan objetos. La excepción de la regla es el tunebo, que no posee afijos
personales. Similarmente, el verbo en barí no indica persona; las referencias cruzadas
se expresan a través de formas pronominales libres, no por medio de flexión.
Una estructura verbal más elaborada se observa en las lenguas de Colombia,
más que en las de Centroamérica (Quesada, 2005). También existe en algunas
lenguas un sufijo de modo que indica pregunta o declaración. Prefijos personales se
utilizan para marcar al objeto directo o indirecto.
La estructura del verbo generalmente es raíz+tiempo+sufijo (de sujeto (plural,
singular), modo o aspecto); la estructura varía entre una lengua y otra de la familia
Chibcha. En tunebo, se observa, por lo general, una estructura
raíz+tiempo+modo+aspecto; veamos ejemplos de Headland (1997):
Aj-át bajít wá –ro -ra.
yo-erg machete comprar-decl-contr
‘Yo compro un machete’.

As bar seo-jac-ro.
yo ya cansar-pas-decl
‘Yo ya me cansé’.
En barí, la estructura suele estar ordenada así: objecto+raíz(+neg)
+tiempo+persona.número. Veamos ejemplos de Quesada (2004):
Nay ba- kag- bishro -ni
1sg 2sg-wait-pres.neg -1sg
‘Yo no espero por ti’
Bahtro li- ra- b- ii- máy bé obi-k-ahyi
libro 1dat-dar-2sg-pas-rel sucio ser-3sg-
.pres-estar
'el libro que me diste está sucio.'
Explican Rincón y Quesada (2002) que el barí es una lengua de indexación
nuclear y, por ello, el único constituyente obligatorio del sintagma verbal es el verbo.
La configuración más común de la estructura verbal en barí es la que se observa en el
ejemplo debajo, donde el objeto (akatchi) se manifiesta como un sintagma nominal
léxico y los otros participantes, dativo y sujeto, se indexan en el verbo.
Akatchi ij-ra-r-o
plata 3DAT-3ACC-dar-ISG-PAS
'Le dí la plata (a él).'
Existe en barí la fusión de la raíz con otros elementos, creando formas
supletivas (Quesada 2004). La fusión puede ocurrir de las siguientes formas:
raíz+tiempo, tiempo+persona/número o tiempo+polaridad (negación). Entonces, la
estructura verbal en barí varía cuando existe fusión de la raíz: a) objeto + fusión de
raíz-tiempo + persona-número; b) prefijo + raíz + fusión de persona-número +tiempo;
c) prefijo persona-número + raíz + fusión de tiempo-negación + sufijo de sujeto.
Headland (1997) resalta la asimetría que existe en la conjugación en tunebo;
señala que la conjugación varía según el tipo de raíz en el modo intencional. “De la
forma intencional es posible derivar las otras formas verbales. Los verbos pueden
dividirse en diez categorías: Las raíces de una sola sílaba y las que terminan en -qui,
-cui, -yi, -ni, -.i, -wi, -a, -o, y –u”. (Headland, 1982:73).
Headland (1997) explica esta asimetría:
En la forma presente los verbos con raíces de una sola sílaba, -qui o
-yi llevan el sufijo -ca: raqui-nro = ra-ca-ro ‘viene’, béyi-n-ro = bé-ca-
ro ‘van’, ta-n-ro = tá-ca-ro, ‘canta’. En el mandato y en el negativo se
suprime la sílaba -qui y -yi de esas formas: raqui-n-ro = ra-.i ‘venga’,
rá-ti-ro ‘no viene’, béyi-n-ro = beo-wi, ‘vaya’, bé-ti-ro, ‘no va’. En las
raíces -ni, -wi, -.i se suprime sólo la i en esas formas, y el -cui
cambia a -c. Headland (1997:27).
En barí se observan diversos sufijos desinenciales para indicar tiempo o modo
(pasado, presente, futuro, y pasado y futuro inmediato, intención, negación,
capacidad/obligación, e imposibilidad). El verbo y el objeto forman una unidad
indivisible; esta indivisibilidad sólo se rompe en construcciones muy marcadas, como
en el caso de cláusulas escindidas (Rincón y Quesada, 2002).
Marcación de categorías en el verbo.
Algunos lenguajes chibchenses no distinguen abiertamente los tiempos
verbales; el tunebo y el barí son algunas de las lenguas chibchas con marcaje de
tiempo. La mayoría de las lenguas chibchenses son básicamente aspectuales, y tales
distinciones son expresadas en el verbo a través de afijación, no por medio de verbos
auxiliares (Quesada, 2005). La lengua barí expresa las distinciones aspectuales a
través de un verbo auxiliar. Mientras que el Tunebo presentan solamente tiempos
verbales.
Tanto en barí como en tunebo existen sufijos desinenciales para indicar tiempo
o modo; en tunebo se observa, además, un sufijo de modo que indica pregunta,
declaración: (con involucramiento o sin involucramiento), mandato o contraste
(Headland, 1997); así como también una serie de interrogativos de
presente/pasado/futuro (Ostler, 1998). Como ya hemos mencionado, el sistema
temporal del barí es tripartito (pasado, presente y futuro); el aspecto progresivo se
expresa perifrásticamente con el auxiliar ahyi 'estar'. No se ha observado la existencia
de la categoría de evidencialidad, lo que haría de esta lengua una excepción dentro
del tronco magdalénico (Rincón y Quesada, 2002).
Algunas lenguas chibchas, como es el caso del cabécar, son puramente
aspectuales y presentan categorías flexivas como infinitivo, imperativo, retrospectivo,
perfectivo e imperfectivo. Por lo tanto, no deben categorizarse estas formas verbales
como nociones temporales (presente, pasado, futuro). González Campos (2012) lo
ilustra en el caso del cabécar, cuando explica que las categorías fundamentales para
comprender la conjugación del verbo son la voz y el aspecto (inicio, continuidad,
reiteración, conclusión, etc.). “En cabécar existen estrategias gramaticales para
señalar cuándo tuvo o tendrá lugar una acción, pero no constituyen la base a partir del
cual se estructura la conjugación del verbo” (González Campos, 2012).
Según Constenla (2008), en el protochibcha los afijos flexivos eran todos de
tipo verbal; en la actualidad se observa la continuidad de muchas de estas formas en
lenguas de Centroamérica y Colombia, pero no todas están presentes en las lenguas
chibchas venezolanas. Sufijos para la oposición aspectual básica
imperfectivo/perfectivo se han conservado en algunas lenguas como Bribri, Cabécar,
Bocotá y Muisca. En Barí se conserva el perfectivo /-õ/ ‘pasado’ y en Tunebo se
reconstruye el plural /-wi/ y el sufijo imperativo /*-u/. También se reconstruye el prefijo
reflexivo /*aL/. (Constenla, 2008:131).
No se han recogido datos cerca de la formación de la voz pasiva en barí o
tunebo. En algunas lenguas existe la forma continua; en tunebo el sufijo -ca indica el
presente continuativo (la acción continúa durante un período de tiempo.) Por ejemplo
racaro ‘está viniendo’, bicaro ‘está yendo’, tácaro ‘está cantando’. En otros verbos el
tiempo presente no se indica.
Sufijo de infinitivo.
En muchas lenguas chibchas, el infinitivo se forma con la raíz más una vocal
temática, que puede variar según el aspecto, ya sea imperativo, perfectivo, etc.
Algunas lenguas chibchas presentan una vocal temática más una consonante en la
terminación del infinitivo, que muchas veces es /–k/ (bribri) o /-ka/ (guaymí, boruca,
muisca).
Headland (1982) señala que en tunebo los verbos pueden dividirse en diez
categorías: las raíces de una sola sílaba y las que terminan en -qui, -cui, -yi, -ni, -.i, -wi,
-a, -o, y -u. (P. Headland 1982). Headland lematizó los verbos del tunebo como
radicales, es decir, la combinación de la raíz en su forma intencional y el tema verbal,
para los propósitos de su diccionario uw cuwa. A pesar de que no lo explica, la autora
incluye en su obra el sufijo –ay y lo denomina ‘infinitivo’. Los infinitivos que aparecen
en el diccionario uw cuwa tienen la forma de la raíz más el sufijo declarativo –ro.
En barí, las raíces desnudas generalmente terminan en vocal; cuando el verbo
se conjuga y toma ciertos afijos, la vocal final se pierde. En muchos diccionarios de
lenguas chibchas se escoge como lema de entrada la forma imperfectiva del verbo.
Procesos Derivativos.
Según Constenla (2008) los procesos derivativos pueden observarse al
comparar distintas lenguas, donde se encontrarían diversas similitudes debido a que
ciertos rasgos del protochibcha se han mantenido. Las lenguas chibchas presentan
procesos de morfología verbal derivativa; en algunas lenguas como el bribri, ésta área
de la morfología ha sido más estudiada que en las lenguas tunebo y barí. Jara (2013)
estudió diversos verbos derivados de otros verbos utilizando sufijos direccionales.
En las lenguas chibchas venezolanas encontramos algunos ejemplos e
derivación verbal: en tunebo, Headland (1997) identifica el sufijo de intención -n o -in.
Este indica la intención de que se cumplirá con la acción del verbo. La capacidad u
obligación se indica en el verbo con el sufijo -ata. La imposibilidad en el verbo se
indica con el sufijo -ajar. Indica que algo no puede o no debe hacerse. El instrumento,
el medio, el tiempo o el locativo se expresan en tunebo a través de posposiciones:
cuitar (instrumento), cuita (medio), cuit (tiempo) y cut (locativo). En barí tenemos el
mismo caso, Las relaciones oblicuas (instrumental, comitativo, locativo) se expresan a
través de las posposiciones. Para el locativo: icara ‘en’, sara ‘adentro’, cuit ‘a,.en’,
ojcor ‘en’, ro 'en', no 'de, desde', akto kakda 'detrás', rãhã 'dentro', bo 'sobre, encima'.
Instrumental: por medio de la posposición ãhã ‘con’. Comitativo: por medio de kãy y
mãydu 'por, a causa de', oc, ocso ‘con el propósito de’ (Rincon y Quesada, 2002).
En muchas lenguas chibchas ocurre lo mismo, hay posposiciones de dativo, de
causativo, de comitativo; pero en otras, como en bribri, la voz media verbal tiene
carácter derivativo cuando sirve para crear verbos causativos a partir de verbos
medios; por ejemplo, el verbo medio ulànũk 'sonar', pierde el sufijo -n de voz media
para convertirse en ulàũk 'hacer sonar o tocar un instrumento musical'.
No se han recogido datos acerca de aifjos de atributivo, carencial o privativo
en barí o tunebo.
Negación.
Dentro de la familia chibcha se observan diferentes formas para la negación;
unas lenguas la expresan mediante formas libres, otras mediante formas ligadas.
Quesada (1999) indica que el barí pertenece al grupo de lenguas que expresa la
negación mediante morfología flexiva, con la particularidad de que el morfema
negativo declina según tiempo, aspecto y modo (Rincon y Quesada, 2002).
Headland (1997) señala que en barí, el sufijo negativo es -shi, con sus
correspondientes alomorfos; éste aparece antes o después del sufijo de sujeto. Hay
tres maneras de indicar la negación en tunebo: -ti, bár, y -ajar. La negación en el verbo
principal de la cláusula se indica con el sufijo -ti. Ejemplo:
Cuat-an riwa cuanyat as-i bi-ti-ro.
pero-enf lluvia manecer yo-ngef ir-neg-decl
Pero si amanece lloviendo, yo no voy.
El futuro, la capacidad o la obligación y los verbos estativos se niegan con la
palabra bár ‘no hay’. La incapacidad o imposibilidad se marca con -ajar ~ -ajat en el
verbo principal y con una palabra interrogativa en la misma cláusula más un sufijo -i en
la palabra focalizada. Los sufijos -i, ‘énfasis negativo’ o -ra ‘contrastivo’ en la frase
nominal indican qué parte de la cláusula se niega (Headland, 1997).

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