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LUIS ARMANDO TOLOSA VILLABONA

Magistrado ponente

STC3417-2018
Radicación n.° 11001-22-10-000-2018-00004-01
(Aprobado en sesión de siete de marzo de dos mil dieciocho)

Bogotá, D. C., doce (12) de marzo de dos mil


dieciocho (2018)

Decídese la impugnación interpuesta frente a la


sentencia de 26 de enero de 2018, dictada por la Sala de
Familia del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Bogotá, dentro de la tutela instaurada por Alicia María
Hernández Burgos, a nombre propio y en representación de
sus menores hijas Luciana y Hannah Coronado Hernández,
en contra del Juzgado Primero de Familia de esta ciudad,
con ocasión del juicio ejecutivo por alimentos de las ahora
agenciadas, iniciado por la aquí gestora respecto de Luis
Alfonso Coronado Arango.

1. ANTECEDENTES

1. La accionante suplica la protección de, entre otros,


el derecho al debido proceso, presuntamente vulnerado por
el acusado.

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2. Alicia María Hernández Burgos sostiene como base


de su reclamo, en síntesis, lo siguiente (fls. 66 a 79):

2.1. En el litigio materia de esta salvaguarda se


continuó con el coercitivo el 27 de septiembre de 2017;
adicionalmente, en ese pronunciamiento se precisó que,
atendiendo al embargo de los bienes de Luis Alfonso
Coronado Arango, decretado en unos juicios ejecutivos
hipotecarios a él seguidos, “se debía tener en cuenta la
prelación de créditos” en la etapa pertinente dentro de esos
pleitos.

2.2. La tutelante requirió la adición y/o aclaración de


la providencia precedente, aduciendo, en concreto, que era
imperativo “(…) constituir un patrimonio para garantizar los
alimentos futuros (…)” de las menores aquí agenciadas, por
cuanto, de una parte, el obligado se encuentra actualmente
privado de la libertad purgando la condena impuesta por el
delito de violencia intrafamiliar.

Y, por la otra, en los mencionados coercitivos con


garantía real, Coronado Arango “(…) no ha ejercido ninguna
actuación judicial para defender sus intereses (…)”.

2.3. El anterior pedimento fue desestimado por el


estrado acusado, esgrimiendo que no podía “(…) a título
futurista tomar determinaciones frente a la mutación que se
puede dar en las circunstancias alimentante alimentario
(…)”.

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2.4. La ahora actora cuestiona la postura del


juzgador, insistiendo en la necesidad de acceder a su
reclamo, poniendo de presente, además, la “reticencia” del
progenitor para cumplir con las mensualidades acordadas a
favor de sus descendientes.

3. Implora ordenar adoptar

“(…) una decisión con carácter de cosa juzgada ultra y extra


petita (sic) que garantice el derecho fundamental de alimentos
futuros de las menores Luciana y Hannah Coronado
Hernández, hasta que éstas cumplan su mayoría de edad o los
25 años si estuvieren estudiando. Esto, sin importar que los
bienes [del allá ejecutado] estén gravados con cautelas de
acreedores hipotecarios (…)”.

1.1. Respuesta del accionado y convocados

1. El Juzgado Primero de Familia de Bogotá se opuso


al ruego realzando la legalidad de su proceder (fls. 95 a 97).

2. El Procurador Ciento Cuarenta y Nueve Judicial II


de Familia deprecó la desestimación del auxilio,
descartando el quebranto iusfundamental alegado (fls. 109 y
110).

3. Luis Alfonso Coronado Arango suplicó rechazar por


improcedente lo ahora pretendido; además, manifestó haber
velado “por el bienestar de sus hijas” y afirmó que este
resguardo es una “retaliación” de su expareja para
“terminarlo moral y económicamente” (sic) (fls. 112 y 113).

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1.2. La sentencia impugnada

Otorgó la salvaguarda tras inferir:

“(…) [U]na vez se produzca el remate de los bienes inmuebles


[en los compulsivos hipotecarios], se procederá a distribuir su
producto entre los acreedores, atendiendo siempre a la
prelación de créditos, como forma de garantizar los derechos de
las alimentarias, a quienes por demás, compete proteger de
manera prevalente adoptando las medidas necesarias, para el
pago de las cuotas alimentarias atrasadas y los alimentos
futuros que se generen, al menos, dentro de los años siguientes
(…)”.

“(…) En consecuencia, se concederá el amparo reclamado para


ordenar al funcionario judicial que, en el término de 48 horas
siguientes a la notificación de esta providencia, adopte las
medidas necesarias para que el señor Luis Alfonso Coronado
Arango cumpla con el pago de las cuotas alimentarias
causadas, así como con las que se generen durante los años
siguientes (…)” (fls. 115 a 126).

En proveído de 9 de febrero pasado, se aclaró el


anterior mandato, arguyéndose que el mismo cobijaba las
mensualidades alimentarias ocasionadas “(…) durante los 2
años siguientes, como lo previene el artículo 129 del Código
de la Infancia y la Adolescencia (…)” (fls. 148 a 152).

1.3. La impugnación

La formuló Luis Alfonso Coronado Arango exponiendo


que la sentencia de primera instancia

“(…) genera aún más confusión al tema planteado, pues tal


como lo indicó el juzgado accionado, obró con total cumplimiento
de la ley sustancial y procesal y mal puede la corporación [a
quo] obligar al juez primero a prevaricar, inventándose un

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procedimiento para garantizar alimentos futuros de las menores


en cuestión, admitir estas previsiones futuras más allá de los
dos años establecidos en las normas citadas (sic) es legislar”.

“Solicito se aclare el fallo integralmente comoquiera que


constituye una teoría peligrosista del derecho de familia, en
donde al ordenar constituir dicho patrimonio en favor de las
menores, donde en ninguna parte mencionó que la accionante
deba aportar a esta provisión de alimentos, lo cual es
claramente violatorio al derecho a la igualdad de las
obligaciones que tienen los padres en conjunto frente a sus
hijas, para nada se conduele el tribunal del estado carcelario en
que se encuentra Luis Alfonso Coronado, quien no paga
alimentos porque no quiera, sino porque sencillamente está
detenido y no cuenta con ingreso alguno, su patrimonio está
representado en bienes embargados cuyo remate no ha sido
practicado; así que una vez esto suceda habrá cumplido con
todas las obligaciones civiles y de familia (…)” (Se resalta) (fl.
143).

2. CONSIDERACIONES

1. El presente pronunciamiento se limitará a resolver


los planteamientos sostenidos en la apelación impetrada
por Luis Alfonso Coronado Arango, pues nadie más
manifestó inconformidad frente a lo resuelto en primer
grado.

2. Según se desprende de la transcripción efectuada


en el acápite 1.3. de esta determinación, la discrepancia del
recurrente está encaminada a lograr modificar lo definido
por el Tribunal Superior del Distrito Judicial de esta capital,
en el entendido de que la orden dispuesta se limite a
proveer los “alimentos futuros” concedidos a un período de
“dos años”.

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Esta Corte confirmará el fallo del a quo, teniendo en


cuenta que mediante aclaración del fallo efectuada el 9 de
febrero de 2018, el colegiado accedió a lo perseguido por el
apelante, esto es, modular la orden constitucional, fijando
como lapso temporal, el de los alimentos causados durante
los dos años siguientes a la decisión mediante la cual se
continuó con el compulsivo.

Lo anterior, en aplicación del precepto 129 de la Ley


1098 de 2006, el cual, en lo pertinente, señala:

“(…) En el auto que corre traslado de la demanda o del informe


del Defensor de Familia, el juez fijará cuota provisional de
alimentos, siempre que haya prueba del vínculo que origina la
obligación alimentaria. Si no tiene la prueba sobre la solvencia
económica del alimentante, el juez podrá establecerlo tomando
en cuenta su patrimonio, posición social, costumbres y en
general todos los antecedentes y circunstancias que sirvan para
evaluar su capacidad económica. En todo caso se presumirá
que devenga al menos el salario mínimo legal”.

“La sentencia podrá disponer que los alimentos se paguen y


aseguren mediante la constitución de un capital cuya renta los
satisfaga. En tal caso, si el obligado no cumple la orden dentro
de los diez días hábiles siguientes, el juez procederá en la
forma indicada en el inciso siguiente”.

“El juez deberá adoptar las medidas necesarias para que el


obligado cumpla lo dispuesto en el auto que fije la cuota
provisional de alimentos, en la conciliación o en la sentencia
que los señale. Con dicho fin decretará embargo, secuestro,
avalúo y remate de los bienes o derechos de aquél, los cuales
se practicarán con sujeción a las reglas del proceso ejecutivo”.

“El embargo se levantará si el obligado paga las cuotas


atrasadas y presta caución que garantice el pago de las cuotas
correspondientes a los dos años siguientes (…)” (Sublíneas
fuera de texto).

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En vista de lo expuesto, carece de objeto este recurso,


pues, nótese, lo exigido fue acogido en primera instancia,
con posterioridad a la formulación de la impugnación ahora
desatada y en respuesta a la “aclaración y/o adición”
requerida por la madre de las menores Coronado
Hernández.

3. Al margen de lo discurrido, para esta Sala no hay


lugar a modificar lo concluido en este asunto, pues es claro
que la provisión de los alimentos futuros a las agenciadas
está seriamente comprometida, dadas las condiciones
personales de su padre, Luis Alfonso Coronado Arango,
quien está privado de la libertad, por ende, sin trabajo, y,
además, actualmente demandado por el no pago de
acreencias hipotecarias, procesos en los cuales se
decretaron medidas cautelares sobre los inmuebles de su
propiedad.

Ahora bien, es menester precisar, la problemática


analizada no se encuentra expresamente regulada en el
canon 129 de la Ley 1098 de 2006, pues aunque el
colegiado a quo hizo alusión al inciso 4° de ese precepto
para justificar los dos años fijados como término para
resguardar la obligación alimentaria de las infantes, ese
canon dispone: “(…) El embargo se levantará si el obligado
paga las cuotas atrasadas y presta caución que garantice el
pago de las cuotas correspondientes a los dos años
siguientes (…)”.

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No obstante, para esta Sala ese lapso se estima


adecuado a fin de constatar, una vez fenecido el mismo, la
situación tanto del progenitor como de las niñas, pues las
condiciones personales y económicas de aquéllos pueden
variar.

Al respecto, cabe memorar, el señor Coronado Arango


está a la espera de la definición de los compulsivos
hipotecarios a él seguidos y del recurso extraordinario de
casación impetrado en la causa penal en la cual fue
condenado a 72 meses de prisión por violencia
intrafamiliar.

Por tanto, resulta prudente y garante de los intereses


de unos y otros, limitar a ese plazo la provisión de los
alimentos y no hasta la mayoría de edad de las menores ni
cuando cumplan 25 años, como lo perseguía la agente
oficiosa de éstas.

Lo antelado, al margen de la posibilidad de que en


otros casos se pueda por el juzgador cognoscente
determinar otro plazo mayor o menor, atendiendo a las
particularidades de cada situación.

En un asunto precedente, esta Colegiatura otorgó la


salvaguarda deprecada tras razonar:

“(…) [Los] imperativos constitucionales y legales fueron


desatendidos por las autoridades judiciales accionadas, por
cuanto no han garantizado al infante en favor de quien se
iniciaron los procesos ejecutivos, los recursos para su
sostenimiento y con ello la satisfacción integral de sus derechos
fundamentales”.

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“En efecto, el Juez (…) dispuso la entrega al ejecutado del saldo


que sobrara del remate del bien embargado a éste, una vez
pagadas las cuotas causadas hasta ese momento y además
negó la solicitud que realizó la madre de que se garantizaran
los alimentos futuros, bajo el argumento que en tratándose de
proceso ejecutivo, éste se limita al cobro de las sumas que se
alegan como debidas, mes a mes y hasta su cancelación total”.

“Argumento que desconoce, lo establecido en los incisos 3º y 4º


del artículo 129 del Código de Infancia y adolescencia, que
indica «El juez deberá adoptar las medidas necesarias para que
el obligado cumpla lo dispuesto en el auto que fije la cuota
provisional de alimentos, en la conciliación o en la sentencia
que los señale. Con dicho fin decretará embargo, secuestro,
avalúo y remate de los bienes o derechos de aquél, los cuales
se practicarán con sujeción a las reglas del proceso ejecutivo
(…) El embargo se levantará si el obligado paga las cuotas
atrasadas y presta caución que garantice el pago de las cuotas
correspondientes a los dos años siguientes”.

“En ese orden, a efectos de entregar el saldo, el juez


debía prever primero, que se garantizara por lo menos las
cuotas correspondientes a los dos años siguientes, pues
ello era hacer efectiva la prevalencia de los derechos del
niño, sin que pueda excusarse en que no lo hizo porque se
trataba de un proceso ejecutivo, porque con mayor razón
si el juez podía verificar el incumplimiento constante y
permanente en el que ha incurrido el padre del menor y
tiene los recursos a disposición de su despacho, debe
hacer los posible por hacer efectivas sus prerrogativas y
velar por la que se le den los alimentos respectivos”.

“Pues de lo contrario, sería aceptar, que contrario a lo


establecido en la norma no se garantice el pago de la cuota
alimentaria futura que debe sufragarse para la vida del infante,
sino que los dineros sobrantes se entreguen al ejecutado y que
por ende, no existan o se mantengan medidas llamadas a
garantizar sus gastos de sostenimiento, pese a que acudió
mediante la vía adecuada a reclamarlos”.

“Lo que de ninguna manera puede respaldarse, pues


recuérdese que dentro de las obligaciones de los jueces, se
encuentra el «adoptar con premura las órdenes necesarias para
procurar el goce de los derechos fundamentales del infante,
más aun, tratándose de los alimentos, ya que estos son

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indispensables para ‘el sustento, habitación, vestido, asistencia


médica, recreación, educación o instrucción y, en general, todo
lo que es necesario para el desarrollo integral de los niños, las
niñas y los adolescentes’ (artículo 24 del Código de la Infancia
y la Adolescencia –Ley 1098 de 2006-)” (Sentencia 24 de
septiembre de 2010, exp. 11001-22-10-000-2010-00266-01)
(…)”1 (se resalta).

Lo expuesto, teniendo en cuenta que de los alimentos


depende la posibilidad de las niñas involucradas de hacer
frente a sus necesidades básicas. Esto, en concordancia con
el interés superior de los menores fijado en las reglas 44 de
la Carta Magna2 y 8 de la Ley 1098 de 2006 3, así como en
las Convenciones Americanas de Derechos Humanos
(artículo 194) y Sobre Obligaciones Alimentarias5.

Los tratados citados resultan aplicables por virtud del


canon 9 de la Constitución Nacional, cuando dice:

“(…) Las relaciones exteriores del Estado se fundamentan en la


soberanía nacional, en el respeto a la autodeterminación de los
pueblos y en el reconocimiento de los principios del derecho
internacional aceptados por Colombia (…)”

Además, la regla 93 ejúsdem, señala:


1
CSJ. Civil, sentencia STC12750 de 9 de septiembre de 2016, exp. 2016-00373-01.
2
“(…) Son derechos fundamentales de los niños: la vida, la integridad física, la salud y la
seguridad social, la alimentación equilibrada, su nombre y nacionalidad, tener una familia y no
ser separados de ella, el cuidado y amor, la educación y la cultura, la recreación y la libre
expresión de su opinión. Serán protegidos contra toda forma de abandono, violencia física o
moral, secuestro, venta, abuso sexual, explotación laboral o económica y trabajos riesgosos.
Gozarán también de los demás derechos consagrados en la Constitución, en las leyes y en los
tratados internacionales ratificados por Colombia”.
“La familia, la sociedad y el Estado tienen la obligación de asistir y proteger al niño para
garantizar su desarrollo armónico e integral y el ejercicio pleno de sus derechos. Cualquier
persona puede exigir de la autoridad competente su cumplimiento y la sanción de los
infractores”.
“Los derechos de los niños prevalecen sobre los derechos de los demás (…)”.
3
“(…) Art. 8. Se entiende por interés superior del niño, niña y adolescente, el imperativo que
obliga a todas las personas a garantizar la satisfacción integral y simultánea de todos sus
Derechos Humanos, que son universales, prevalentes e interdependientes (…)”.
4
“(…) Art. 19. Todo niño tiene derecho a las medidas de protección que su condición de menor
requieren por parte de su familia, de la sociedad y del Estado (…)”. Pacto de San José de Costa
Rica, firmado el 22 de noviembre de 1969 y aprobado en Colombia por la Ley 16 de 1972.
5
Aprobado en Colombia mediante la Ley 449 de 1998.

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“(…) Los tratados y convenios internacionales ratificados por el


Congreso, que reconocen los derechos humanos y que prohíben
su limitación en los estados de excepción, prevalecen en el
orden interno”.

“Los derechos y deberes consagrados en esta Carta, se


interpretarán de conformidad con los tratados internacionales
sobre derechos humanos ratificados por Colombia (…)”.

Y, del mismo modo, el mandato 27 de la Convención


de Viena, sobre el Derecho de los Tratados de 1969 6,
debidamente ratificada por Colombia, según la cual: “(…)
Una parte no podrá invocar las disposiciones de su derecho
interno como justificación del incumplimiento de un tratado
(…)”7.

4. Finalmente, corresponde indicarle al promotor que


si lo estima necesario, está facultado para iniciar el juicio
de regulación de alimentos para establecer cuánto
corresponde proveer a cada progenitor a favor de las aquí
representadas.

5. Por los anteriores argumentos, se impone la


convalidación del fallo impugnado.

3. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de


Justicia, en Sala de Casación Civil, administrando justicia
en nombre de la República y por autoridad de la
Constitución y la Ley,

6
Suscrita en Viena el 23 de mayo de 1969.
7
Aprobada por Colombia mediante la Ley 32 de 1985.

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RESUELVE:

PRIMERO: CONFIRMAR la sentencia de fecha y


lugar de procedencia anotada conforme a lo expuesto en
precedencia.

SEGUNDO: Comuníquese telegráficamente lo resuelto


en esta providencia a los interesados y oportunamente
envíese el expediente a la Corte Constitucional para su
eventual revisión.

NOTIFÍQUESE Y CÚMPLASE

AROLDO WILSON QUIROZ MONSALVO


Presidente de Sala

MARGARITA CABELLO BLANCO

ÁLVARO FERNANDO GARCÍA RESTREPO

LUIS ALONSO RICO PUERTA

ARIEL SALAZAR RAMÍREZ

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Con aclaración de voto

OCTAVIO AUGUSTO TEJEIRO DUQUE

LUIS ARMANDO TOLOSA VILLABONA

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ACLARACIÓN DE VOTO

Con mi acostumbrado respeto hacia los magistrado


que suscribieron la providencia y encontrándome de
acuerdo con la decisión que se adoptó, me permito exponer
las razones por las cuales debo aclarar mi voto en el
presente asunto.

Aunque no discuto la aplicabilidad de los tratados


internacionales citados, la cual tiene lugar en acatamiento
de lo estatuido por los artículos 9 y 93 de la Constitución
Política, estimo que es necesario reparar en la
implementación de controles adicionales al de
constitucionalidad difuso que se realiza en la acción de
tutela, y que pueden estar subsumidos en este, como lo
es el de «convencionalidad», creado por la Corte
Interamericana de Derechos Humanos en el marco
de un sistema protección cuya naturaleza es subsidiaria y
complementaria.

En ese sentido, la Corte Constitucional ha sostenido


que la violación de normas que integran el bloque de
constitucionalidad, como lo son los instrumentos
internacionales que reconocen derechos humanos,
categoría en la que se encuentra la Convención Americana
sobre Derechos Humanos, «se resuelve en últimas en una
violación del Estatuto Superior» (CC, C-578-1995), de ahí que
el «control de convencionalidad» sería una modalidad de
control constitucional, que no podría tener implicaciones ni

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efectos diferentes a las que a este le son reconocidos en un


Estado Constitucional y Social de Derecho como el nuestro.

Por eso ha señalado la citada Corporación que


las disposiciones de la Convención Americana no se
aplican de manera directa en el ordenamiento
jurídico colombiano, sino que «la integración normativa
debe partir de una interpretación armónica, teleológica y
sistemática de la Carta Política en su conjunto» (CC, C-
028-2006, C-355-2006 y C-488- 2009).

Adicionalmente, y en cuanto al efecto vinculante de


los pronunciamientos de la Corte Interamericana, la
jurisprudencia constitucional tiene aceptado que «solo
obligan al Estado colombiano cuando éste ha sido parte
en el respectivo proceso», en tanto fuera de esos puntuales
casos, cumplen el papel de «un criterio hermenéutico
relevante que deberá ser considerado en cada caso», el cual
también debe ser objeto de armonización con el precedente
constitucional vinculante (CC, C-500-2014).

Consideraciones que, estimo, debe tener en cuenta la


Corte cuando se ocupe de estudiar la comentada figura,
para llevar a cabo un estudio serio, riguroso y detallado
sobre el ámbito de su extensión, sus repercusiones
prácticas y sus limitaciones.

De los señores Magistrados,

ARIEL SALAZAR RAMÍREZ


Magistrado

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