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A) Muy buenos días amada Familia! Espero que hayan pasado una feliz
noche y hayan tenido un sueño reparador… Vamos con un pequeño
devocional en este inicio de semana, titulado ““El día que Dios corrió”
Como texto bíblico para este devocional, leeré para Uds. Lucas 15:22: “Pero
el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un
anillo en su mano, y calzado en sus pies”.
En la historia, el padre fue visto corriendo hacia su hijo, que estaba regresando
a casa; eso lo encontramos dos versículos antes de este texto, en el versículo
20 de Lucas 15. ¿Te has dado cuenta de que nunca se describe a Dios con
prisa en la Biblia? Él siempre está calmado y sereno. La única vez que se lo
retrata con prisa es en esta historia. Aunque era impropio en la cultura judía, el
padre se levantó su túnica y corrió. ¿A dónde estaba corriendo? ¿Por qué
estaba tan apurado?
¿Por qué era impropio en la cultura judía que ese padre corrió hacia su hijo?
Porque ese hijo, según la Ley de Moisés, por su desobediencia y rebeldía,
merecía ser lapidado, apedreado.
Deut.1:18-21: Si alguno tuviere un hijo contumaz y rebelde, que no
obedeciere a la voz de su padre ni a la voz de su madre, y habiéndole
castigado, no les obedeciere; entonces lo tomarán su padre y su madre, y lo
sacarán ante los ancianos de su ciudad, y a la puerta del lugar donde viva; y
dirán a los ancianos de la ciudad: Este nuestro hijo es contumaz y rebelde,
no obedece a nuestra voz; es glotón y borracho. Entonces todos los hombres
de su ciudad lo apedrearán, y morirá; así quitarás el mal de en medio de ti,
y todo Israel oirá, y temerá.
Esa es la reacción a la cual estaban acostumbrados los judíos en los tiempos de
Jesús; no se admitía ningún hijo rebelde. Así de exigente es la Ley de Moisés;
por ello, si queremos vivir según las obras de la Ley, tenemos que cumplir
TODOS los requerimientos de ésta sino caemos bajo maldición. Stg.2:10-11:
“Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto,
se hace culpable de todos. Porque el que dijo: No cometerás adulterio,
también ha dicho: No matarás. Ahora bien, si no cometes adulterio, pero
matas, ya te has hecho transgresor de la ley”. Ver también Gál.3:10 y Deut.
27:26
Jesús no sólo estaba destacando y priorizando el amor del padre por su hijo.
Jesús quería que entendiéramos que en la nueva era o dispensación que él
estaba inaugurando, en la Gracia, la misericordia triunfa sobre el juicio.
El padre tenía prisa porque había visto a su hijo, que todavía estaba lejos
de casa. Estaba corriendo hacia su hijo ya que no podía esperar para abrazar y
besar a su hijo otra vez. “Por definición”, quienes somos padres siempre
amamos y amaremos incondicionalmente a nuestros hijos; incluso, aunque
crezcan y sean hombres y mujeres. Siempre aceptamos a nuestros hijos con
sus cualidades y defectos, sus luces y sus sombras. Estamos dispuestos a
aceptarles y tolerarles muchísimas cosas, porque son nuestros hijos. Así como
el padre o la madre montan guardia esperando al hijo que tarda en llegar en la
madrugada, así nuestro Padre celestial está pendiente y ansioso por vernos
regresar a él.
El padre tenía prisa por cubrir a su hijo con la mejor túnica. Aunque hay
sus excepciones, en líneas generales, ningún padre o madre quiere ver a sus
hijos desnudos ni desvalidos, mucho menos en la indigencia. De igual modo,
Dios no quiere vernos desnudos; cuando Adán cometió su alta traición, Dios
le cubrió con pieles de animales para tapar su desnudez, la cual se había
convertido en su vergüenza.
Por ello, el padre de la parábola narrada por Jesús puso sobre su hijo “la mejor
túnica”, simbolizando el deseo de nuestro Padre celestial de cubrir nuestros
errores pero con la mejor túnica: la túnica de su justicia, sobre nosotros.
Muchos piensan que al hablar de JUSTICIA estamos hablando de hacer
cumplir la ley o hacer cosas correctas, justas y equitativas. Pero, en el NT la
Justicia no se refiere a cosas que nosotros debamos “hacer”, ni se refiere a
nuestro desempeño, sino que el NT muestra la JUSTICIA como un regalo
(Rom.5:17), e implica el perdón incondicional de nuestros pecados, con lo
cual alcanzamos vida eterna. Por ello, al darnos la túnica de la Justicia, el
Padre nos ha reinstalado como sus hijos, hijos del Dios Altísimo, una posición
que habíamos perdido cuando Adán cayó.
El padre tenía prisa por ponerle sandalias a los pies de su hijo para
asegurarle que todavía era su hijo; solo los esclavos y quienes conformaban la
servidumbre andaban descalzos. Nuestro Padre nunca quiere que nos sintamos
como siervos, asalariados o parias; como excluidos. Quienes hayamos
recibido a Jesús en nuestro corazón, hemos sido adoptados como hijos del
Dios amoroso y Altísimo; por ello, siempre somos y seremos Sus hijos.
Amado, si el Padre aparenta tener prisa, ¡es solo porque tiene prisa de
asegurarte tu posición como Su precioso y amado hijo!
Amado, si el Padre aparenta tener prisa, ¡es solo porque tiene prisa de darnos
su gracia, su favor y un trato preferencial!
Amado, si el Padre aparenta tener prisa, ¡es solo porque tiene prisa de
guardarnos de todo peligro de muerte, de todo accidente y enfermedad!
Amado, si el Padre aparenta tener prisa, ¡es solo porque tiene prisa de
satisfacer nuestras necesidades materiales!
Amado, si el Padre aparenta tener prisa, ¡es solo porque tiene prisa de darnos
su autoridad, poder y dominio para reinar sobre nuestros impulsos carnales
y humanos que no nos dejan avanzar espiritualmente y en cumplir su
propósito!