Está en la página 1de 6

MEDITACIÓN 3.

"

1. Nace Jesús en Belén. – 2. Adoración de los Pastores- 3. Adoración de los Reyes


Magos
1. Nace Jesús en Belén
99. Niño está ahora encerrado en el seno de su Madre hasta el día de su santo
nacimiento, pero en naciendo, aunque niño, sale como un gigante: «Exultavit ut
gigas...». Se lanza alegre, como valiente, a recorrer su camino (Ps. 18, 6), gozoso
como un gigante para tomar nuestra carga de pecados y comienza luego en naciendo
a pagar por ellos.

Y aunque era niño, era gigante y así esa incomportable carga sobre sus hombros.
Esta fue la empresa de este Niño.

100. ¿Cómo, Señor, siendo tan pequeñito podéis con tanta carga? ¿Cómo hombros
tan tiernos sufren tanto peso? Si fueran hombros depuro hombre, no pudieran con
ella; pero eran hombros de Niño y Dios.

101. Siente la Virgen que ya se llega la hora de darle a luz. La media noche, no en
dolores, que no los tuvo, sino en grandísimos regocijos; y crecían más mientras más
se llegaba la hora del parto. Alza los ojos al cielo. Cuando no se cata, ve delante sí
al Niño bendito llorando. ¡Quién viera a la Virgen arrodillada delante de Él! Y como
sabía que era Dios, no lo osaba tomar de reverencia; y por otra parte, como era su
Hijo, con amor queríalo tomar. Toma licencia, y adorándolo por verdadero Dios,
tomólo en sus brazos.

102. El día del Nacimiento es un día en que dice San Pablo que «Apareció la
benignidad y humanidad ,de Dios: Apparuit benignitas et humanitas Salvatoris
nostri» (lit. 3, 4).

Humanidad aquí significa blandura, como en otra, parte dijo San Pablo (Rom. 6, 9):
Humanum dico. Quiéroos decir una cosa blanda. Dice pues: Apareció la blandura de
Dios. ¿Qué cosa hay en el mundo más flaquita para hacer mal que un niño de dos
días?

¿Cuándo un niño de dos días dio bofetada ni mató a nadie? Esta es la Divinidad sin
armas, que dice: No te hará mal, pecador, Ilégate a Mí, que así como no debes huir
de un niño, así no debes huir de mi santa Divinidad; y como en el cuerpo parece
blandura, lo está en la santa Divinidad, que ésta es la grandeza de Dios: cual parece
de fuera, tal está dentro, tan blando y misericordioso. «Infante», que no habla, para
darnos a entender que no dará bofetadas ni reprenderá.
103. Apareció la flaqueza y se escondió la fortaleza y grandeza... Su saber se
esconde hecho Niño sin saber hablar. Su poder también, estando ligado con unos
pañales. Gran luz nos es ver a Dios acá abajo, para saber por dónde hemos de
caminar; y pues camina al revés del mundo, escojamos de qué guía más nos fiamos,
que a entrambos no podemos seguir, y el del mundo para en error, pues Cristo es
Verdad.
Abre, pues, tu corazón y mete en él al Niño, y pues es poco pesado, no le
quites de tus brazos, como el manojito de mirra que dice la Esposa (Cant. 1, 12).
Guárdalo bien, no se te caiga, porque pide mucho cuidado para guardarlo. Y si no
hay mucho amor, luego te parecerá muy pesado.
104. ¿Cómo contempláis la blandura de Dios, si sois áspero y duro para vuestros
prójimos? ¿Cómo contempláis a Jesucristo nacido en Belén, en un portal tan pobre,
si no tenéis paciencia para sufrir vuestra pobreza y las necesidades que se os ofrecen
y si deseáis en vuestro corazón ser rico? No sin causa vino Dios pobre, pudiendo
venir rico; vino pequeño, pudiendo venir grande.

105. ¿Has visto, cuando hay mucha nieve, cuán dificultosa cosa es acertar con el
verdadero camino y cuánto peligro hay de desviarse y cuánto agradecerías a uno
que fuese delante de ti, señalándotelo con sus pisadas y tan ciertas que no
pudieses perderlo? La Verdad de Dios viene al mundo y desde esta noche
comienza a caminar; y si miras cuán borrados están los caminos de las virtudes,
que llevan al cielo y cuán grande es la vanidad y, mentira, que en el mundo se
usa, la cabeza se te desvanecerá y la virtud de los ojos se te turbará, como cuando
miras mucha nieve, y otro remedio no tienes para acertar el camino sino mirar
dónde, este Niño pone los pies y caminar por allí.

Mira su humildad, su mansedumbre, su caridad, su obediencia, que lo pone por


obra predicará cuando mayor. Ley nos da y danos gracia para guardarla, porque
mirando cuanto hace y cuanto padece Por nuestro amor, te convida y alienta para
amarle a El; y quien le ama, fácilmente cumple lo demás. Y no sólo nos convida a
amarle, más Él nos infunde el amor, si aparejados nos halla, y nos enriquece aquí
con bienes de gracia y después con bienes de gloria.

106. Que la gracia te ayude a aparejar tu alma para el Niño que ha de nacer. No hay
cosa que más cuidado y diligencia pida, que tenerle casa aparejada a su voluntad. En
humildad y pobreza viene; humildes y pobres le han de recibir. A trabajos viene, con
trabajos se le ha de ataviar la casa en que ha de morar. Casto es y a castos ama.
Delicado es nuestro Señor y por un pecado mortal no entra en el alma y también por
otro se va, y después de ido no viene tan presto como se va; mas da bien a sentir en
la dificultad del tornar, con cuánta diligencia debe ser guardado, cuando le tenemos.
¡Oh, y qué rico está quien a Dios tiene! «Señor, no te apartes de mí» (Ps. 21, 12).
107. Clamemos por remedio al misericordioso Jesús y seremos curados y salvos,
porque El se dice JESÚS, que es SALVADOR, no de otros, por cierto, sino de los
que conocen sus propias miserias.
108. ¡Oh sacratísima Virgen, quién viera vuestro regocijo y la alegría de vuestra
casa! ¡Quién os viera hoy, Madre y Virgen, tan virgen como las vírgenes y tan
madre corno las madres!
Y si quieres, hermano, ver alguna hermosura en la tierra, suplicad a nuestro
Señor que os dé ojos de consideración para ver una doncella en el Portal de Belén
con un doncel en sus brazos. ¡No hay cosa más hermosa!
109. ¡Oh Señora, y qué te debemos y cuán mal te lo agradecemos y peor
servimos! Que por un guisado que nos dan a la mesa, solemos dar gracias a
quien lo guisó, no tanto por la dádiva, cuanto por el amor y cuidado con que lo
aderezaron para nosotros. Y ¿cómo no agradecemos que tal manjar y tan bien
guisado nos dio? ¿Sabéis qué nos dio? No menos que a Dios. ¿Sabéis cómo nos
lo dio? Humanado. Y con él en las manos nos está convidando: «Venid y comer
mi pan y bebed del vino que os tengo aguado» (Prov. 9, 5).

¿Quién podia sufrir la justicia de Dios antes que se entrase en las entrañas de la
Virgen y de ellas saliese humanado a tratar con nosotros? ¿Qué era Dios
entonces, sino vino puro, que no había quien lo sufriese? ¿Qué cosa es después
de humanado, vino templado, que temblando primero de El los muy altos,
llegaron después a Él los niños y los abrazaba y los bendecía y riñó con sus
discípulos, porque no dejaban llegar los niños a El (Mt. 14, 14).

Pan fortísimo es Dios y muy desproporcionado a la flaqueza de nuestros muy flacos


estómagos; mas el pan, que el niño puede comer, cómelo la madre y conviértelo en
leche y así lo puede el niño comer; y tal nos da la Virgen a Dios, pues nos le dio
niño, puesto en un pesebre, manso y humilde, para que ninguno que quiera ser
remediado tema de llegarse a El.

110. Por eso se ha hecho chiquito, porque cuanto disimula de la Majestad, tanto
demuestra más su bondad; y ésta nos atrae al amor, que mira más la pequeñez que
tomó que a la grandeza que le es natural; padece del frío y todo, para que así le
amemos a El cuanto más le viéremos padecer por nosotros.

Cierto es que verle temblar de frío más nos enciende que si le viéramos muy bien
arropado y que no llegara trabajo a Él, y por tanto es muy malo quien le niega su
amor, pues tan a su costa lo merece este Niño.

2. Adoración de los pastores

111. El mensajero de los pastores fue también un ángel; les dijo: Dadme albricias,
que «un gozo grande os traigo: os ha nacido esta noche el Salvador, Cristo, el
Mesías, en Belén. Y esto os servirá de señal: hallaréis al Niño envuelto en pañales
y recostado en un pesebre» (Lc. 2, 11-12). ¿Qué señas son éstas para hallar por
ellas a Dios, oh ángel? ¿Infante..., envuelto en pañales..., en un pesebre...?
San Bernardo en un sermón de la circuncisión, dijo: «En verdad si quisieran perder
de vista a Cristo, buena señal era la circuncisión, señal de pecadores, y Cristo no
era pecador». Así, estas señas que el ángel da más parecen serias para errar a Dios
que para acertar con El: Infante, quiere decir niño que no habla. Si el mismo ser
personal de este niño (Verburn), que hoy nace es ser Palabra; por vuestra vida, que
me deis por señal que «siendo Palabra no habla». Envuelto en pañales. ¿Quién os
envolvió en pañales, Criador del cielo y la tierra?

«Et revelabitur gloria Domini»: Y va a mostrarse la gloria del Señor (Is. 40, 5). En
el griego honra, majestad y gloria lo dice una misma palabra. Jesús es la honra del
Padre.

Esperábamos, Señor, vuestra alteza tan engrandecida y después vemos un niño en


pañales, llorando en un pesebre; de una parte un buey y de otra un asno. ¿Es ésta
vuestra Majestad?
112. Al oír estas palabras del ángel, 1ospastores dijeron con entera fe y devoción
entrañable: «Pasemos hasta Belén y romos este acontecimiento que el Señor nos
manifestó. Y se vinieron a toda prisa y hallaron a María y a José y al Niño recostado
en un pesebre» (Lc. 2, 15-16). Y fueron tan hartos, que «se tornaron glorificando y
alabando a Dios por tantas maravillas como habían visto»; las cuales no las
guardaban para sí solos, mas publicábanlas con su santa simplicidad a los otros, para
que fuesen a ver lo que ellos habían visto y viniesen con las espirituales riquezas con
que ellos habían venido.
¡Oh hermanos, y qué bienes perdemos por no hacer como éstos pastores, que
fueron aprisa y vieron al Hijo de Dios y trajéronlo metido espiritualmente en sus
entrañas! Buena dicha fue la de aquellos pastores; pues la nuestra no es menor, y por
ventura es mayor.

113. Señora, ¿no estaba más caliente y más blando en vuestros brazos? Si no
había lugar en el diversorio, ¿no había lugar en vuestros pechos, Señora? Más valéis
Vos que los palacios, que los hombres y los ángeles; más contento está en vuestros
brazos que en palacios y que en los cielos. El Espíritu Santo le enseñó cómo le debía
de tratar y el mismo Hijo le inspiró que lo pusiese en el pesebre. ¿Y por qué así?
Porque Adán cuando pecó fue echado al lugar de las bestias: «El hombre, puesto en
dignidad, no entendió; fue comparado a los animales y se hizo semejante a ellos»
(Ps. 48, 13).
Nueve meses anduvo este Niño en el paraíso terrenal, en el seno de su Madre; y
porque vino a pagar el pecado original, sale de este lugar y lo ponen en un pesebre y
de mayor en una cruz, para decir a los hombres que se engañan en buscar riquezas,
honras y regalos. ¿Cómo puedes, hombre regalado, llevar tus blanduras y deleites,
viendo a Cristo en un pesebre? ¿No tienes vergüenza tú, hombre, que buscas
altezas?
«Estaba llorando el Niño, puesto en las estrechuras del establo: Vagit infans
inter arcta conditus praesepia.

¿qué pecador habrá, que no tenga confianza, si quiere enmendarse, si está llorando
por sus pecados? Lloró para darte a entender que huyó de las honras. –¿Qué hacéis,
Señor? ¿Para qué lloráis, Señor? Allí se acordaba de ti y lloraba –Cominzo a hacer
penitenca de lo que tú hiciste, y para dar a entender que lo quita de sí para dártelo a
ti, me pone María, mi Madre en el pesebre.

Los hombres por el pecado fuimos hechos como bestias; mas si nos arrepentimos,
podemos llegar a este Cordero, pues está en pesebre, que es lugar donde comen los
animales.

114. Entró Jesucristo y puso desprecio y pobreza, y alumbró tanto aquel


relámpago en muchos, que a su luz hubo en muchas tanta pobreza, tanto
menosprecio y tanto amor de Jesucristo.

Paraos, sin embargo, a mirar las costumbres nuestras, tan malas y aún peores que las
de los judíos, romanos y griegos.

¿Qué es de la pobreza, humildad y bajeza de Jesucristo? ¿Quién puede ser rico y lo


deja de ser? ¿Quién echa su razón y seso al rincón y toma el seso y parecer de Dios
y se fía de Él y se rige por Él?

Ciegos debemos estar o tenemos ojos de tan corta vista, que no podemos leer sino lo
de cerca; no son esos ojos de cristiano, sino de gentiles: ves la honra, la hacienda;
ves los deleites, que son cosas que están cerca. Si vieses desde lejos, despreciarías lo
de acá: esta hacienda y esta honra que tanto estimas.

«Porque las cosas que se ven son pasajeras, mas las que no se ven, eternas» (2 Cor.
4, 18). Si con la fe viéramos lo de lejos no haríamos tanto caudal de las cosas de acá,
ni olvidaríamos, como olvidamos, las espirituales.

«De un poco que acá padecemos se hace un gran peso de gloria» (2 Cor. 4, 17).
¿Cómo podéis sufrir tantos trabajos, Pablo? Es que tiene larga vista, tiene ojos de fe,
que miran lo de lejos. Decís: ¿Pues todos hemos de hacer eso, todos hemos de ser
pobres, todos hemos de dar nuestras haciendas por amor de Dios? –Sí, que no faltará
quien la guarde. Sed vos cuerdo, que no faltará quien sea loco. Haced vos lo que
debéis, vivis conforme a Jesucristo y dejaos de lo demás.
115. Niño envuelto en pañales, vestido de pecador. ¿Por qué nos vestimos?
Porque pecamos. Antes que Adán pecase, estaban desnudos y no sentían vergüenza;
pero después que pecó, abriéronsele los ojos. El vestido es señal de mi deshonra y de
que soy traidor e hijo de traidores. Y ¿qué tiene que ver Jesús con pañales, pued no
tiene pecado? «Dios envía a su propio Hijo en carne semejante a la del pecado»
(Rom. 8, 3)

4. Adoración de los reyes Magos

Estar reclinado en un pesebre, tener frío, llorar... señal es de pecador, porque por el
pecado vinieron las penas y trabajos. Quita pecados y no habrá penas luego.
Al decir envuelto en pañales da a entender que desde hoy comienza a pagar las
penas, que merecen nuestros pecados. ¿No os parece que es razón comenzar desde
chiquito a pagar quien tiene tantas deudas que cumplir y que comience a ganar para
tantos hijos tan pobres que somos nosotros? Acerquémonos agradecidos a la cueva;
postrémonos ante el Niño y la Virgen, besémosles los pies y ofrezcámosles alguna
cosa.
116. Excelentes predicadores fueron los ángeles, que les anunciaron que el Señor
estaba en Belén. Y si ángeles fueron los que dijeron: «En Belén ha nacido»; el
Señor de los ángeles nos dice a nosotros: «Este es mi Cuerpo». En Belén, que
quiere decir Casa de pan, ha nacido el Señor; debajo de unos accidentes de pan,
dice el Señor, que ha venido a morar...
Albricias, cristianos, albricias: un gran gozo os anuncio de parte de Dios; que en
aquella casa de pan está el Hijo de Dios consagrado, envuelto en pañales de pobres
accidentes y puesto en aquel relicario como en pesebre, convertido en manjar de los
hombres.

También podría gustarte