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La parábola del hijo pródigo no es un mal nombre, porque sí nos

ayuda a recordar la enseñanza de Cristo. Pero esta parábola podría


haberse llamado de una forma diferente. El Expositor´s Bible
Commentary [Diccionario bíblico del expositor], afirma: “Llamamos la
parábola del hijo pródigo, pero también podría haberse llamado, con
iguales méritos, la parábola del padre desconsolado, porque la historia
entera se cristaliza alrededor de este nombre, repitiéndolo, de una
forma u otra, no menos de 12 veces”.

Jesús dijo que Él venía a revelar al Padre (Mateo 11:27; Lucas 10:22),
y la parábola del hijo pródigo realmente lo hace. De hecho sí tenemos
un Padre Celestial que desea inmensamente que cada uno de
nosotros se arrepienta de sus pecados, para que podamos ser parte
de su familia eterna.

La parábola del hijo pródigo es una historia maravillosa y


sorprendente. Pero es más importante aun lo que se ha pasado por
alto en su mensaje, y esto es que todos tenemos que arrepentirnos.
¿Qué tiene que ver esto con la parábola del Evangelio? Mucho,
porque en esta parábola Jesús nos revela de modo singular el rostro
amoroso y misericordioso del Padre. Como en pocas páginas de la
Sagrada Escritura, este pasaje del Evangelio de Lucas— junto con las
otras dos parábolas que completan el capítulo 15 —nos comunican de
forma muy sencilla y cercana un mensaje fundamental: Dios es Padre
y nos ama tanto que nos busca y nos perdona cualquier cosa siempre
y cuando estemos dispuestos a volver a Él. Su amor y su misericordia
no conocen límites. El único límite se lo podemos poner nosotros, si es
que nos negamos a recibirlo.
3.- La parábola del hijo pródigo: Lucas 15:11-24:
.
“Y dijo: Un hombre tenía dos hijos; Y el menor de ellos dijo á su padre:
Padre, dame la parte de la hacienda que me pertenece: y les repartió
la hacienda. Y no muchos días después, juntándolo todo el hijo menor,
partió lejos á una provincia apartada; y allí desperdició su hacienda
viviendo perdidamente. Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una
grande hambre en aquella provincia, y comenzóle á faltar. Y fué y se
llegó á uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió á su
hacienda para que apacentase los puercos. Y deseaba henchir su
vientre de las algarrobas que comían los puercos; mas nadie se las
daba. Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre
tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!Me levantaré,
é iré á mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti;
ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como á uno de tus
jornaleros. Y levantándose, vino á su padre. Y como aun estuviese
lejos, viólo su padre, y fué movido á misericordia, y corrió, y echóse
sobre su cuello, y besóle. Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el
cielo, y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo. Mas el padre
dijo á sus siervos: Sacad el principal vestido, y vestidle; y poned un
anillo en su mano, y zapatos en sus pies. Y traed el becerro grueso, y
matadlo, y comamos, y hagamos fiesta: Porque este mi hijo muerto
era, y ha revivido; habíase perdido, y es hallado. Y comenzaron á
regocijarse.”
.
Esta parábola nos habla del inmenso amor de Dios que recibe, del
enorme amor de Dios por la humanidad, por esa creación que él hizo
con el único propósito que le diera la honra y la gloria que solo él
merece. Y dada la caída del hombre a través de Adán y Eva, Dios por
medio de Jesucristo, dejando su gloria se humilló hasta la muerte y
muerte de cruz, por amor a nosotros.
.
De esta manera, Dios recibe al pecador no importa cuán crítica sea su
condición, o qué tan pecaminosa sea o haya sido su vida, Dios
muestra su amor de tal manera, que todo aquel que le invoca de
manera sincera y arrepentida obtiene su salvación de forma
instantánea.
.
Podemos entender entonces, porque fue necesario que Cristo refiriera
estas parábolas, para que los escribas, y ahora el mundo, inclusive
nosotros los cristianos; podamos entender el gran amor de Dios.
.
Lo que representa el hijo pródigo:
.
Representa al hombre que teniéndolo todo, que teniendo la
oportunidad de tenerlo todo; un día toma una mala decisión. Elige irse
lejos de su padre, vivir una vida desenfrenada y malgastarla
juntamente con todos sus bienes y en toda clase de malas compañías.
Y sin duda alguna con la firme idea de no regresar jamás a casa,
porque exigió su parte de la herencia. Cambió la protección segura de
un padre benigno, para ir a caer bajo el yugo de un ser despiadado y
cruel. Porque mientras que en casa, al lado de su padre, solo podía
encontrar amor y bienestar; a merced del enemigo, solo iba a
encontrar ruina, destrucción y muerte, porque Cristo vino para dar
vida, y vida en abundancia, mientras que Satanás ha venido para
hurtar, matar y destruir, y el hombre sin Dios, cada vez más se hunde
en el dolor y la miseria conforme avanza en sus pasos, alejándose de
él.
.
Cuántas personas hoy en día les encontramos sufriendo y lamentando
las consecuencias de aquella mala decisión que un día tomaron, y aun
así, siguen rebelándose en contra de Dios sin querer humillarse y
buscarle.
.
El razonamiento:
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Hasta que el hijo pródigo, “volviendo en sí”, reflexionando,
recapacitando sobre su mal proceder, en su mente floreció la cordura,
y pensando en toda aquella abundancia y bienestar que tenía al lado
de su padre, en donde comparaba su situación al lado de aquellos
jornaleros al servicio de su padre que tenían la mejor comida, cuando
él ni siquiera podía comer del alimento para los cerdos.
.
El arrepentimiento:
.
Viene entonces el arrepentimiento y con él la decisión de reconocer
aquella triste vida lejos del amor de su padre, de la gran necesidad
que tenía de volverse a aquel que le había dado la vida y pedir perdón
y con toda humildad y sinceridad desde el fondo de su corazón, se
echa en sus brazos y experimenta la gran misericordia del padre quien
le recibe lleno de amor, porque aquel orgullo que caracterizaba al hijo
ha desaparecido. Entonces el padre lleno de amor le da el mejor
recibimiento digno del hijo amado.
.
El hermano del hijo pródigo representa al fariseo, a un corazón lleno
de amargura y recelo, incapaz de experimentar el amor de Dios en su
vida. (Lucas 15: 25-32). A veces nos comportamos como el hijo mayor,
tenemos envidia de nuestros hermanos en la fe que son bendecidos
por Dios, de personas qe pensamos que les va mucho mejor que a
nosotros. Y olvidamos que Dios sabe de que cosas tenemos
necesidad y cuando nos las da, así como el padre sabía que era el
momento indicado de festejar la llegada del hijo perdido.
.
Dios está esperando al hombre pecador, no importa cuál sea su
condición ni qué tan mala sea su vida de pecado, porque él está con
los brazos abiertos cada día presto a recibir a aquellos que con un
corazón sincero y arrepentido, deciden poner su vida en manos del
autor de la salvación.
.
REFLEXIÓN:
.
¿Hemos de tomar la actitud de los fariseos, pensando que porque ya
somos salvos, no tenemos porque mezclarnos entre “la gente
pecadora”, y que tampoco tenemos la obligación de compartir nada
con nadie, pensar que debemos mantenernos alejados porque existe
el peligro de contaminarnos?
.
Es tiempo de salvación, no estamos para juzgar a nadie, ni para
condenar a nadie, porque alguna vez también estuvimos en la misma
condición que el hijo pródigo, y nuestra obligación ahora es ir, y hacer
entender a quienes no tienen la bendición de conocer a Cristo, que su
vida está en un grave peligro.
.
Estimado (a) lector (a), no importa cuanta riqueza tengas, ni cuantos
títulos de nobleza se ostenten, delante de Dios, no tiene validez
porque sin Cristo como Salvador el fin es el infierno de manera
irremediable, y no hay otra forma de llegar al cielo sino solo Cristo.
Dios les bendiga…
Dios espera a la oveja perdida, y cuando una regresa, EL CORRE A
ABRAZARLA Y A BESARLA. EL PADRE OLVIDA Y BORRA TODO
EL PASADO DE CADA HIJO QUE SE VUELVE A ÉL. NO JUZGARÁ
A NINGUN CREYENTE; A NINGUNA OVEJA QUE REGRESA,
PORQUE LO QUE HIZO FUE DURANTE EL TIEMPO EN EL CUAL
ESTABA PERDIDA. “SI ALGUIEN ESTÁ EN CRISTO, NUEVA
CRIATURA ES, LAS COSAS VIEJAS PASARON; HE AQUÍ TODAS
SON HECHAS NUEVAS” (2 de Corintios 5:17) dice la Palabra de Dios.
Luego, el padre de la parábola en lugar de correr a su hijo – así como
lo hacen muchos padres cuando descubren las rebeliones de sus
hijos, aunque incluso ya se hayan arrepentido – en vez de ponerlo a
prueba un tiempo, lo abrazó, lo besó y mató al becerro más gordo que
tenía – TODO VOLVIÓ A SER ALEGRÍA. El gozo en el cielo es el
mismo cuando un pecador vuelve. Lo que el Señor desea no es la
condenación del pecador. Si te han dicho que Dios espera con un
látigo si te vuelves a Él, por favor escucha esto: DIOS TE ESTA
ESPERANDO ASÍ COMO EL PADRE DEL HIJO PRÓDIGO. TE
ESPERA Y UNA VEZ QUE TE VE VENIR, CORRE A ABRAZARTE,
BESARTE Y EMPIEZA UNA GRAN CELEBRACIÓN POR TU
REGRESO. “Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un
pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no
necesitan de arrepentimiento.” (Lucas 15:7).

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Reflexión

El Evangelio del Hijo pródigo que acabamos de escuchar nos da un


testimonio maravilloso de la misericordia de Dios-Padre.
La primera parte de la parábola muestra la conducta pecadora y
penitente de hijo menor. Hay que ver que fuertes fueron sus pecados
contra el Padre.

Por la pretensión de recibir su parte de la fortuna paternal, rompe sus


relaciones filiales con el padre. Porque según las leyes judías esta
pretensión era imposible e insolente. Al hijo pródigo le falta así
totalmente el amor y la obediencia a su padre.

Y después emigra con su parte de la fortuna paterna y la malgasta


hasta el último centavo.

Bajo el peso de esta culpa, hay que ver la actitud del padre: El padre
no deja que el hijo haga todo el camino, sino que sale a su encuentro.
Tampoco le deja terminar su acusación, ni le reprocha nada.

Sino lo besa como signo de perdón. Le da sandalias, que distinguen al


libre del criado. Hace vestirlo con el mejor traje, como honor
extraordinario. Y le regala, incluso, un anillo - expresión del poder que
le confiere. Así le sigue considerando como hijo y celebra con una
fiesta su vuelta a la casa.

En el padre de esta parábola, Cristo quiere mostramos la imagen de


Dios Padre. Y esta actitud del Padre celestial se puede comprender
sólo desde su amor paternal. Porque sabemos que todo el actuar de
Dios es motivado y conducido por amor y mediante amor.

Pero nosotros, quizás, confiamos demasiado en el amor justiciero de


Dios: que Él nos ama en razón de nuestros esfuerzos y méritos
propios. Contamos con nuestro ser bueno, para recibir el amor de
Dios, para recibir nuestra recompensa bien merecida.

Pero cuando somos sinceros, debemos declaramos como “siervos


inútiles” (Mt 25, 30). Así debemos reconocer siempre de nuevo que
somos pecadores, que quedamos con nuestras limitaciones y
debilidades, que no logramos superarlas a pesar de todos nuestros
esfuerzos. Entonces comprendemos que tenemos que vincular
nuestra miseria personal con la misericordia de Dios.

Porque lo más profundo del amor paternal de Dios es su misericordia.


Él ama a sus hijos no tanto por sus méritos, sino porque es Padre. Él
no quiere más que amar a sus hijos sin límites.

Un verdadero padre no abandona, cuando uno de los suyos está en la


miseria. Al contrario, entonces lo ama con preferencia, porque sabe
que necesita del padre, sobre todo en esa situación difícil. Así lo hace
el padre en la parábola con su hijo perdido. Así lo hace el Padre
celestial con nosotros, sus hijos.

No quiere decir que nosotros mismos no debamos esforzarnos - pero


no tengamos por demasiado importante nuestra propia obra. En el
fondo sólo es importante el amor de Dios, su misericordia y su perdón
paternal. Por eso, también la parábola del hijo pródigo debiera
llamarse mejor “parábola del Padre misericordioso”.

Para que Dios pueda actuar, Él exige de nosotros una condición, tal
como lo hizo el hijo en la parábola: Que conozcamos y reconozcamos
en humildad nuestra culpa; que nos arrepintamos de nuestros pecados
y faltas; que confiemos en la misericordia de Dios; que volvamos a la
casa del Padre. Es la misma actitud que el sacramento de la confesión
pide de nosotros.
Así entendemos que la parábola del hijo pródigo y del padre
misericordioso es la parábola e historia de la vida humana, la parábola
e historia de nuestra propia vida: de nuestra miseria y de la
misericordia de Dios para con nosotros.

Tenemos un Padre tan bueno en el cielo quien nos ama a pesar de


toda nuestra debilidad, más aún: quien nos ama a causa de nuestra
debilidad.
Volvamos, por eso, filialmente hacia ese Padre tan bueno,
entreguémonos sin reservas a Él, pongamos nuestras vidas en sus
manos misericordiosas. Entonces Él nos acogerá de nuevo como sus
hijos predilectos y nos hará experimentar su fidelidad, su amor y su
generosidad sin límites.

Queridos hermanos, ese sabernos y sentirnos hijos de Dios Padre es


un regalo, una gracia de Dios. Es una gracia que sólo el Espíritu Santo
puede darnos. Él es el Espíritu de la filiación. Él nos regala un amor
profundo, sencillo y humilde al Padre.

¡Qué así sea!


En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
A continuación le invitamos a leer un comentario sobre cada uno
de los versículos de la popular enseñanza de Jesús sobre el Hijo
Pródigo, ubicado en Lucas 15:11-32. Por favor léalo cuidadosamente,
verifique todo con su propia Biblia y compártalo con sus amigos y
familiares. Esta enseñanza podría hacer un cambio de dimensiones
eternas en las vidas de ellos. Muchos conceptos falsos de nuestra
época se esclarecen al conocer las enseñanzas de Jesús. 

 
 
● Un hombre tenía dos hijos —continuó Jesús—. El menor de
ellos le dijo a su padre: “Papá, dame lo que me toca de la
herencia.” Así que el padre repartió sus bienes entre los dos. (Lc.
15:11-12)
 
— Aunque haya sido muy perjudicial para el Padre darle a su hijo
menor la herencia para que él se extravíe, aún así lo hizo. Dios
respeta el libre albedrío que dio a los humanos y sus decisiones
de hacer el mal o el bien. Dios no nos obligará a amarlo ni a que
le seamos fieles.El pródigo estaba a punto de arruinar su vida y el
Padre amoroso le permitió hacerlo. 
 
● Poco después el hijo menor juntó todo lo que tenía y se
fue a un país lejano; allí vivió desenfrenadamente y
derrochó su herencia. (Lc. 15:13 - NVI) 
 
— Pródigo significa derrochador. Es por este versículo que el hijo
menor empezó a ser conocido como “el pródigo”. OBSERVE: el
pródigo gastó todo el dinero de su herencia viviendo
desenfrenadamente en el pecado. Encontró ese estilo de vida en
un país lejano a la presencia santa de su Padre.
 
● Cuando ya lo había gastado todo, sobrevino una gran escasez
en la región, y él comenzó a pasar necesidad. Así que fue y
consiguió empleo con un ciudadano de aquel país, quien lo
mandó a sus campos a cuidar cerdos. Tanta hambre tenía que
hubiera querido llenarse el estómago con la comida que daban a
los cerdos, pero aun así nadie le daba nada. (Lc. 15:14-16 -
NVI) 
 
— Su dinero se había acabado y su estilo de vida estaba próximo a
cambiar. Él llegó a caer tan bajo que deseaba llenar su estómago con
comida para cerdos, pero no obtenía nada (este mundo puede llegar a
ser realmente cruel). Antes de abandonar la presencia de su Padre él
estaba deseando vivir desenfrenadamente, pero ahora deseaba llenar
su estómago con comida para animales.
 
● Por fin recapacitó y se dijo: “¡Cuántos jornaleros de mi
padre tienen comida de sobra, y yo aquí me muero de
hambre!... (Lc. 15:17 - NVI)
 
— Cuando se le abrieron los ojos (por así decirlo) de la ilusión en la
que estaba metido, se dio cuenta de que los empleados de su Padre
tenian comida (las personas en pecado están engañadas
espiritualmente, o de lo contrario desearían estar en la presencia
de Dios.) La miseria, el remordimiento y el dolor de vivir fuera de la
voluntad de Dios pueden verse en la vida del Pródigo.
 
● ...Tengo que volver a mi padre y decirle: Papá, he pecado
contra el cielo y contra ti. Ya no merezco que se me llame tu hijo;
trátame como si fuera uno de tus jornaleros.” (Lc. 15:18-19 -
NVI) 
 
— Ahora que se dio cuenta de la situación en la que estaba, después
de haber caído bien bajo, él estaba dispuesto a apartarse del pecado,
admitir que había pecado, y servir obedientemente al Padre. Eso es un
ejemplo de arrepentimiento, aunque tal palabra no esté explícita en
este versículo.
 
● Así que emprendió el viaje y se fue a su padre. Todavía
estaba lejos cuando su padre lo vio y se compadeció de
él; salió corriendo a su encuentro, lo abrazó y lo besó.
(Lc. 15:20)
 
— Esta es una verdad realmente sorprendente sobre Dios y su
intenso deseo y predisposición al recibir nuevamente en su casa
a alguien que fue un rebelde. Es por causa de su compasión por lo
que hace esto. Observe también que antes de que el pródigo pueda ni
siquiera decir que pecó y que quería ser como uno de los jornaleros, el
Padre lo recibió nuevamente. El pródigo estaba en pecado
intencional durante muchos años quizás, pero el Padre estaba
contento de volver a tenerlo, aunque estaba cambiado en comparación
de cuando había salido. Además, esta es la única vez en la que al
Padre se le muestra corriendo. 
 
● El joven le dijo: “Papá, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya
no merezco que se me llame tu hijo.” Pero el padre ordenó a sus
siervos: “¡Pronto! Traigan la mejor ropa para vestirlo. Pónganle
también un anillo en el dedo y sandalias en los pies. Traigan el
ternero más gordo y mátenlo para celebrar un banquete. Porque
este hijo mío estaba muerto, pero ahora ha vuelto a la vida; se
había perdido, pero ya lo hemos encontrado.” Así que
empezaron a hacer fiesta. (Lc. 15:21-24 - NVI) 
 
— Después de que el pródigo le habló humildemente al Padre, el
Padre no le contestó, sino que le habló a sus siervos. Él deseaba que
ellos le traiganrápidamente la mejor ropa, un anillo y sandalias para el
hijo que se apartó de su insensatez espiritual. El Padre también
quería celebrar con él un banquete y matar al ternero más gordo. ¿Por
qué? Porque el Pródigo ya no estaba muerto y perdido, sino
que volvió a estar vivo en espíritu. Hay un sentimiento de gran
felicidad cuando un alma se salva. Nuevamente, el pecado, a través
de la vida desenfrenada que él tenia, habia llevado al Pródigo a una
condición de muerte y perdición espiritual, lo cual demuestra
claramente que el pecado puede ser precisamente comparado con
un veneno mortal. Finalmente, aun considerando que el Pródigo
estaba muerto espiritualmente, el todavía tenía la oportunidad de
actuar sabiamente y arrepentirse, lo que antecedió el hecho de que
él vuelva a la vida otra vez. 
 
● Mientras tanto, el hijo mayor estaba en el campo. Al volver,
cuando se acercó a la casa, oyó la música del baile. Entonces
llamó a uno de los siervos y le preguntó qué pasaba. “Ha llegado
tu hermano —le respondió—, y tu papá ha matado el ternero
más gordo porque ha recobrado a su hijo sano y salvo.”
Indignado, el hermano mayor se negó a entrar. Así que su padre
salió a suplicarle que lo hiciera. (Lc. 15:25-28)
 
— El enojo del hermano mayor hasta el punto de no celebrar en contra
de la voluntad del Padre, demuestra cómo la gente puede
injustamente enojarse por la misericordia mostrada a quienes se
arrepienten. La razón por la que estaban celebrando, era que el hijo
menor ya no estaba muerto y perdido espiritualmente, sino que estaba
espiritualmente vivo de nuevo. El hermano mayor debería haberse
conmovido como el Padre y regocijarse porque el alma de su hermano
habia sido salva nuevamente. 
 
● Pero él le contestó: “¡Fíjate cuántos años te he servido sin
desobedecer jamás tus órdenes, y ni un cabrito me has dado
para celebrar una fiesta con mis amigos! ¡Pero ahora llega ese
hijo tuyo, que ha despilfarrado tu fortuna con prostitutas, y tú
mandas matar en su honor el ternero más gordo!” >“Hijo mío —le
dijo su padre—, tú siempre estás conmigo, y todo lo que tengo
es tuyo. Pero teníamos que hacer fiesta y alegrarnos, porque
este hermano tuyo estaba muerto, pero ahora ha vuelto a la vida;
se había perdido, pero ya lo hemos encontrado.” (Lc. 15:29-32 -
NVI) 
 
— El hermano mayor clamó a viva voz sus razones por estar enojado,
es decir, que nunca habia tenido ni siquiera una pequeña fiesta siendo
que él había sido obediente al Padre, al contrario del hijo menor. Los
celos y la ira van de la mano y son evidentes aquí. Nuevamente, el
Padre dice por qué era adecuado celebrar el caso del Pródigo—él ya
no estaba espiritualmente muerto y perdido, sino que estaba
espiritualmente vivo nuevamente. El hecho de que el Pródigo haya
vuelto a la vida espiritualmente, demuestra que anteriormente
estuvo espiritualmente vivo, antes de apartarse de la presencia
del Padre para estar con prostitutas. Por lo tanto, fue por medio
del pecado que el murió y se perdió espiritualmente, lo cual fue
revertido a través de un arrepentimiento sincero.
 
— La tentación lo sedujo a que se aparte del Padre. El diablo nunca
podría arrebatarlo de la mano del Padre, sino que meramente lo tentó
a una vida salvaje (probablemente debido al tal
llamado aburrimiento de ser obediente al Padre. La vida cristiana no
es aburrida, pero las personas engañadas algunas veces piensan que
sí lo es.) El Pródigo no venció exitosamente esas tentaciones
pecaminosas, pero podría haberlo hecho (Santiago 4:7).
Consecuentemente, se convirtió en una víctima más en esta intensa
guerra espiritual  que es violenta para las almas eternas.
 
— Esta enseñanza del Señor también prueba que hay dos tipos de
personas perdidas espiritualmente: (1) Aquellas que nunca fueron
salvas en primer lugar y (2) quienes una vez fueron salvas pero luego
murieron espiritualmente y se perdieron (otra vez) a través del poder
destructivo del pecado, como el que el Pródigo experimentó. Ciertos
pecados traen la muerte espiritual a la vida de un verdadero creyente.
Vea nuestro artículo que trata directamente sobre este tema, ubicado
en el siguiente
vínculo. http://www.alcanceevangelistico.org/pecado.htm  
 
— Esta enseñanza también prueba que los que se apartan pueden
volver a ser salvos nuevamente, lo cual es consistente con Santiago
5:19,20 y Romanos 11:19-23.
 
— El pródigo era salvo antes de empezar a tener un estilo de
vida pecaminoso. Algunos dirían que si uno se aparta de Dios de ese
modo, es porque para empezar, nunca fue salvo, pero Jesús refutó
ese punto del Calvinismo con esta enseñanza. Podriamos también
decir certeramente que el pródigo se sumergió en una vida salvaje y
no solamente cayó en ellos como algunos erroneamente enseñan, que
una persona salva puede hacer eso. La atracción y placer del
pecado (por un corto tiempo, Heb. 11:25) se muestran junto con la
devastación que el pecado les deja a aquellos así engañados. El
pródigo hizo de su vida un completo desastre, pero fue lo
suficientemente sabio como para volver a Dios en tal condición
arruinada. Muchas veces uno tiene que llegar hasta los extremos
antes de que ocurra un retorno a Dios. El pródigo ciertamente
estaba contento de haber vuelto a Dios y estaba contento de
regresar a casa una vez que había sido recibido por el Padre. 
 
— Los predicadores de la seguridad eterna algunas veces declaran
que el Pródigo siguió siendo hijo durante toda la etapa de vida salvaje
con prostitutas. Al hacer eso, fallan en tener en cuenta el asunto de
la enseñanza de Jesús que empieza desde Lucas 15, que
demuestra que hay diferentes clases de
personas perdidas. También, al enseñar de esta manera tales
predicadores están indirectamente diciendo que hay cristianos que
pecan con prostitutas—una dolorosa proclamación que puede ser
llamada una herejía maldita y una licencia para la
inmoralidad.Numerosas veces en las Escrituras se puede ver
que es imposible ser sexualmente inmoral y cristiano
simultáneamente (1Co. 6:9-10; Ef. 5:5-7; Gá. 5:19-21; Ap. 22:15;
etc.). Finalmente, el Padre no llama hijo al pródigo cuando estaba en
maldad impenitente. Es muy claramente antibíblico decir que
alguien está muerto y perdido espiritualmente y es un hijo de
Dios al mismo tiempo. 
 
— El pródigo tenía la mejor vida posible en la presencia del Padre
pero fue engañado y se apartó. Probablemente ocurrió lentamente a
medida que él peligrosamente entretenía pensamientos tentadores del
diablo sobre lo que (él pensó) sería una excitante nueva vida en la que
podría ser feliz y tener muchos amigos y diversión. Allí podía festejar
largamente, comer, beber y divertirse como lo hacen las
multitudes. Querido lector, recuerde esto: Nadie puede pecar sin
sufrir las consecuencias. El pródigo no iba a ser la excepción.
 
— Lo que pasó con el pródigo es exactamente lo mismo sobre lo que
Pablo advirtió a los cristianos de Roma que les podría pasar si ellos
empezaban a vivir de acuerdo a su naturaleza pecaminosa, es
decir, morirían espiritualmente. Vea Romanos 8:13. No
existe seguridad eterna o perseverancia de los santos en la
Biblia. De hecho, tal doctrina es lo contrario a la verdad de
Dios. Vea también Gá. 5:19-21; 6:8-9; 1Co. 15:2; etc. Un cristiano
debería sentir repulsión ante la mera noción o mención de
la seguridad eterna. Tal enseñanza nunca debería ser enseñada o
incluso tolerada. Hacerlo es desobedecer Ap. 2:20. 
 
— Reiterando, Dios recibió en casa al pródigo luego de que él se
apartó de su iniquidad para servirle humildemente. Eso revirtió su
condición perdida.La restauración fue inmediata. Dios se deleita en
mostrar misericordia (Mi. 7:18), pero con respecto a la salvación,
debe ir acompañada al arrepentimiento de los pecados, apartarse
de ellos, y tener la voluntar de servir los mandatos del Padre—
todo lo que vemos en el ejemplo del pródigo. Vea también 1 Ts.
1:9b.
 
— El pródigo no tuvo que confesar sus pecados a un cura ni rezar tres
padres nuestros y tres Aves Marías (o cosa parecida) para que sus
pecados fuesen perdonados. Él obtuvo la misericordia y el perdón
directo de Dios sin primero dirigirse a ninguna otra persona, incluyendo
una figura femenina como María, El Padre está lleno de misericordia y
compasión para el que se arrepiente, como en el caso del
pródigo. Representar al Padre como iracundo en tales
circunstancias es una distorsión horrible y peligrosa de la verdad
vital relacionada a la salvación misma.
 
— El pródigo es una de entre cerca de media docena de parábolas en
las que Jesús enseñó sobre la salvación, y al hacerlo, refuta al
Calvinismo.
 
Para mucha más información sobre la salvación, por favor consulte
nuestros otros artículos sobre la seguridad del creyente, ubicados en
los 

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