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ORIGEN Y DESARROLLO

DE LA SOCIOLOGIA
QUE ACONTECIMIENTOS SOCIALES FUERON LOS DETERMINATES
PARA LA SOCIOLOGIA SE CONVIRTIERAN EN UNA CIENCIA
Las ciencias sociales especiales tomaron forma solo porque la acumulación de
datos empíricos y teoría alcanzó tal volumen que hizo necesarias las disciplinas de
ciencias particulares. La Sociología no fue la primera en aparecer. Implícitamente
estaba presente en la ciencia política, la economía y la geografía del siglo XVIII. Las
contribuciones de Montesquieu y J.J. Russeau primero, y de Saint Simón después,
fueron precursoras de la aparición de la nueva disciplina. La Jurisprudencia o el
derecho, más que ninguna fue la que señaló el camino más directo a la sociología.
A lo largo de la narración de la historia jurídica en relación con la historia política, el
concepto del tema social se amplió hasta hacerse equivalente al de historia social.
Por entonces la evolución ya estaba madura para la obra de Augusto Comte, a quién
se atribuye convencionalmente la creación del campo sociológico. El “Curso de
Filosofía Positiva” (1830-1842), trataba de establecer una ciencia general de la vida
humana. Comte no propugnó las ciencia separadas, sino que concibió a la sociedad
como un todo orgánico, caracterizado por unas etapas de su desarrollo, durante las
cuales todo aspecto de la vida estaba en típica relación con los demás. Herbert
Spencer siguió la evolución de Comte con algunos cambios de acento. Pero marcó
la transición de conceptos de subsistemas sociales, instituciones particulares y tipos
societarios más manejables. En definitiva, las ciencia sociales tienen su escenario
fundamental en el siglo XIX. Las ciencias sociales surgieron como una gran familia
de disciplinas, los parecidos entre ellas son grandes. Quizá por esa misma razón
muestran a veces preocupación intensa con respecto a su identidad. Ciertamente,
existen razones sociales e históricas para la aparición de las distintas ciencias
sociales, pero éstas son extrínsecas más que intrínsecas; surgen debido a la
situación externa en que una disciplina se encuentra a si misma en vez de nacer de
las propiedades internas de su estructura. Todas estas consideraciones llevan a la
conclusión general única, la de que las diferencias primordiales existentes entre las
diversas ciencias sociales radican en su contenido o materia. Y los límites entre las
distintas ciencias sociales son extraordinariamente fluidos y en cualquier momento
sus avances o desarrollos más notables pueden producirse precisamente en la zona
de transición. Así se explica claramente por qué la sociología fue considerada con
tanta insistencia, en el pasado la “ciencia social general”. También se explican las
enormes dificultades que tuvo que sortear para definirse como ciencia social
especial. Por ello es fácil ver por qué los sociólogos concibieron insistentemente a
la sociología como “ciencia social general”, Solo per se, puedo establecerse
finalmente la idea de que la sociología estudia materiales que también son
intensivamente estudiados por las demás ciencias sociales, pero que, a pesar de
ello, es una ciencia especial por propio derecho. Sin embargo, los grandes
sociólogos clásicos del mismo siglo como E. Durkheim, C. Marx, M. Weber y A. de
Tocqueville habrán de fundar las bases de la disciplina y las más fecundas
discusiones teóricas de la misma, como lo admiten hoy Giddens y Turner en su
conocida obra “La Sociología hoy”.
QUE PERSONAJES REALIZARON APORTACIONES IMPORTANTES EN
EL CAMPO DE LA SOCIOLOGIA. A QUIEN SE LE CONSIDERA EL PADRE
DE LA SOCIOLOGIA

En ese grupo de pensadores estaban los padres fundadores de la sociología: Saint


Simon, Augusto Comte, Émile Durkheim, Carlos Marx y Max Weber. El conde de
Saint Simon nació en París en 1760, vivió intensamente los acontecimientos más
importantes de su época, participó en las luchas de emancipación de la América del
Norte y en la Revolución Francesa. En 1792, la asamblea electoral de la comuna de
París le nombró su presidente, entonces renunció a su título nobiliario y se hizo
llamar Claude Henri Bonhomme.
Saint Simon vive así de forma excepcional una época de ruptura radical del orden
tradicional. Son años de innovación y cambio y de confianza en la ciencia para
construir la sociedad del futuro. Saint Simon dio respuesta a la preocupación de los
enciclopedistas de completar el edificio de las ciencias con una física social o teoría
positiva de la sociedad atribuyéndole a esta ciencia la misión de solucionar las
terribles consecuencias de la crisis social. Si a Saint Simon se le puede considerar
como un precursor de la sociología, Augusto Comte fue el verdadero fundador de
esta ciencia. Con él se desarrolló la teoría positivista, desde 1830 a 1842 publicó
los seis volúmenes de su Curso de filosofía positiva. Su método consistía en
ocuparse solo de los hechos y de sus relaciones.
Los hechos son los fenómenos que pueden comprobarse por la experiencia y la
única experiencia es la de los sentidos. Comte nació en el año 1798 en el seno de
una familia eminentemente católica y monárquica, a la edad de 13 años ya había
roto con las creencias religiosas y las condiciones políticas de su casa. Dos años
más tarde empezó sus estudios en el colegio Montpellier, del que pasó a la Escuela
Politécnica.
Durante este tiempo se consagró al estudio de las matemáticas, cuya enseñanza
constituyó su principal medio de vida, y a las ciencias naturales. En 1818, a la edad
de 20 años, tuvo un fecundo encuentro con Saint Simon, que influyó poderosamente
en su pensamiento. La preocupación fundamental de Comte, como la de Saint
Simon, era cómo cambiar el desorden en orden, percibió la Revolución Francesa
como un cambio sustantivo en la historia de la humanidad. El Antiguo Régimen
había desaparecido, no habiendo nacido todavía las instituciones adecuadas para
reconducir la situación emergente. Se necesitaba una nueva política en el sentido
más amplio de la palabra para hacer frente a la nueva sociedad industrial. Ya no era
posible hallar consuelo en Dios, en la metafísica o en los modos tradicionales de
sentir y creer.
El hombre era, a partir de entonces, responsable de sí mismo y de sus actos; debía,
por ello, construir su propia sociedad. Además del pensamiento saintsimoniano,
Comte estaba familiarizado, entre otros, con el pensamiento de Hume, de Kant, de
Aristóteles, de Montesquieu, de Turgot y de Hegel, quienes contribuyeron a
conformar su método de análisis de la realidad.
El trabajo de Comte fue, así, un intento de síntesis de la historia del pensamiento
humano. Formuló la Ley de los tres Estados para explicar la evolución de las
sociedades occidentales: teológico, metafísico y positivo. El Estado teológico se
caracterizó por el predominio de los sentimientos y de la imaginación en el análisis
de la naturaleza, causas y fines de las cosas. Las explicaciones toman la forma de
mitos concernientes a los espíritus y seres sobrenaturales. El Estado metafísico
puso las bases del pensamiento filosófico ración|
En el Estado positivo, el hombre busca hechos que se relacionan con otros hechos,
es decir, leyes. El factor que distingue el conocimiento positivo es que, además de
validez lógica, el conocimiento se somete a la observación empírica.

Auténticos profetas de la nueva disciplina, con ellos la sociología pone las bases
para la organización científica de la sociedad. Esta misma pretensión influyó de
forma importante en las elaboraciones teóricas de Émile Durkheim, Karl Marx y Max
Weber. Los trabajos de Durkheim, Marx y Weber representan una contribución
definitiva a la construcción de una ciencia para el estudio de la sociedad, su
actividad intelectual se concentró en el estudio riguroso de las asociaciones entre
los hechos sociales, considerando dicha asociación como un hecho en sí mismo.
Émile Durkheim dedicó sus esfuerzos a la constitución de la sociología como una
disciplina científica, esta tarea tuvo su concreción en tres obras esenciales en la
historia de la disciplina: Las reglas del método sociológico, publicada en 1895, La
división del trabajo social, en 1897, y El suicidio, también en 1897. Con Durkheim,
la sociología empezó a adquirir un cierto estatus como ciencia y un grado de
difusión significativo
. Durkheim coincidió con Comte en que la sociología se justifica porque existen
asociaciones entre los diferentes hechos sociales, por lo tanto, los hechos sociales
deben ser considerados independientemente del sujeto. En palabras de Durkheim,
“la sociología solo podía nacer el día en que se presintió que los fenómenos
sociales, aún sin ser materiales, no dejan por eso de ser cosas reales que permiten
su estudio; es preciso pues considerar los fenómenos sociales en sí mismos,
desligados de los sujetos conscientes que los representan”. Con Durkheim, la
sociología puso las bases para un desarrollo efectivo de los métodos objetivos de
investigación de la sociedad.
Al igual que Durkheim, Karl Marx influyó de forma esencial en el desarrollo de la
sociología. Karl Marx intentó sintetizar en un cuerpo teórico homogéneo la herencia
del conocimiento social. Su propósito era descubrir el proceso de desarrollo de la
humanidad con la finalidad de acelerarlo y orientarlo en la medida de lo posible.
Deseaba, por lo tanto, transformar la sociedad, pero en un sentido que, en buena
medida, ya estaba predeterminado. El ideal comtiano de diseñar un modelo de
sociedad con criterios científicos y racionales tendría así una cierta continuación en
el propósito de Marx de contribuir al alumbramiento de una nueva sociedad
comunista como superación histórica del capitalismo y sus contradicciones y
conflictos sociales. Para Marx, el único conocimiento verificable de la realidad social
lo proporciona el método de análisis científico, que él calificó como materialismo
dialéctico. Su método de análisis científico es una versión materialista de la
dialéctica hegeliana.
Hegel consideraba la historia de la humanidad como una progresión dialéctica. Todo
momento histórico tiene elementos contradictorios en su seno que permiten, en
última instancia, la superación de ese momento. Existe así una dinámica histórica
de perfeccionamiento de la humanidad. El materialismo es una posición filosófica
basada en el axioma de que todo lo que acontece en la realidad puede explicarse
por fenómenos de la propia realidad. Marx, en contra de los idealistas alemanes,
consideraba que los fenómenos sociales y los pensamientos del hombre son
producto de causas materiales y, más concretamente, del modo de producción.
También Max Weber, durante los primeros años de este siglo, contribuyó
decisivamente a la construcción de la sociología. Weber situó el análisis de la
realidad social en el ámbito del individuo. Sus críticas al pensamiento de Marx se
basaban, fundamentalmente, en el rechazo a las teorías holistas, que no daban la
suficiente importancia a la acción del individuo en el análisis sociológico. Weber
consideró como prioritario conocer el sentido que los individuos dan a sus acciones.
El subjetivismo en el que podía caer con la defensa de esta postura fue soslayado
gracias al énfasis que siempre puso en la investigación concreta. Sus estudios
demostraron que la conducta de los individuos no tiene, en última instancia, un
interés particular, sino que, por el contrario, se explica por unos valores que hacen
referencia al contexto normativo social. La importancia de Weber radica en haber
planteado el problema de la interpretación sociológica de la acción de los actores
sociales. De la misma forma en que Durkheim dio un paso importante en el estudio
de las características objetivas de los hechos sociales, Weber lo hizo en el análisis
de la acción social en términos de comprensión subjetiva en la medida en que hacía
hincapié, por una parte, en la necesidad de identificar el significado que los actores
sociales daban a su propia acción y, por otra, en el estudio del contexto cultural en
el que dicha acción tenía lugar. En todo caso, Weber, al igual que hicieron Comte,
Durkheim y Marx, consideraba que el método científico racional era el único fiable
para verificar el conocimiento sobre las relaciones causales en la sociedad.
Durkheim, Marx y Weber contribuyeron a un conocimiento más riguroso del proceso
de cambio que han experimentado las sociedades humanas. Reaccionaron a la
situación social que dio lugar al advenimiento de una nueva sociedad caracterizada
por la industrialización y que ha estimulado la imaginación de muchos sociólogos.
Saint Simon como precursor, Comte como inventor del término sociología y como
primer impulsor de la misma y Durkheim, Marx y Weber como los tres primeros
grandes teóricos del estudio sociológico de la sociedad tuvieron la virtud de definir
una nueva disciplina orientada a la investigación de la sociedad con un método
científico y contribuyeron a conocer con más rigor los procesos de cambio que han
experimentado las sociedades humanas. A ellos, y a otros que se apoyaron en ellos,
se debe que hoy en día contemos con una ciencia de la sociedad.
PORQUE NICOLAS MAQUIAVELO FUE TAN IMPORTANTE EN EL
PENSAMIENTO POLITICO Y SOCIAL DE LA HUMANIDA.
Para empezar: sin verificación empírica de las hipótesis con las que se inicia toda
investigación no hay ciencia, salvo en los casos de la matemática y la lógica. Desde
luego, no habría ciencias sociales, la política entre ellas. Es lo que hace Maquiavelo,
bien que extremando la función oracular -por valernos de la metáfora de Hamilton-
de la experiencia. Su punto de partida es la manifiesta constancia de la bondad y
maldad connaturales al hombre, así como de su condición social. Y a través de esa
identidad de la naturaleza humana se accede con naturalidad a reivindicar el estudio
de los hechos presentes y pasados, de los hechos políticos actuales y de los
históricos, como una función de la política; o, por decirlo con una palabra de claro
regusto maquiaveliano, como una necesidad. El conocimiento de las eternas
verdades presentes en la experiencia contemporánea e histórica permite al
gobernante moverse con gran soltura en el proceloso mar de la conservación del
Estado y su mantenimiento en el gobierno.
Notemos que el conocimiento político, al basarse en la identidad de la naturaleza
humana, produce dos nuevas consecuencias, una metodológica y otra técnica. La
primera consiste en el empleo de la analogía como la operación intelectual que el
príncipe acabará transformando igualmente en fuente de su acción. Son hechos y
situaciones como la suya ya vividas en el pasado o el presente las que él tendrá en
cuenta antes de optar en un sentido u otro al objeto de imitarlos. La mera
conservación del cargo se lo pide: debe imitar a los mejores, a los inaccesibles, para
lograrlo, pero ello implica la operación de comparar lo diverso para hallar lo común
y obrar en consecuencia, o mejor, sabiendo de antemano las consecuencias.
Prudencia es como se llama a ese tipo de acción en política. (Una continuación de
aquella primera y heroica manifestación en la que el príncipe pudo reconocer en un
contexto desordenado el momento de la ocasión que le llevaría al trono). El
comparatismo del que hoy viven algunas ciencias sociales constituye el fiel legado
metodológico de ese proceder, tanto en la teoría como en la práctica. Con todo, y
en honor a la verdad, es menester retrotraer hasta el genio científico de Aristóteles
la fuente de dicho legado, pues al erradicar del conocimiento político la búsqueda
del mejor régimen en absoluto para centrarla en la del mejor régimen posible, el
conjunto de las experiencias políticas deviene de manera automática el gran bazar
donde el conocimiento satisface ocasionalmente su necesidad.
La segunda consecuencia, la técnica, consiste en expulsar del paraíso de la teoría
a la pretendida ciencia del deber-ser: a la utopía. Ese espurio saber y esa truculenta
acción que parte del lado bueno del hombre como único lado existente. Por ello se
atreve, nada menos, que a empeñarse en un mundo de reformas políticas cuyo
punto de partida es la extirpación del mal del hombre, vale decir: la revolución de la
naturaleza humana, para desde ahí acceder a la transformación de la sociedad.
Hacer un hombre como no puede ser es la condición de hacer una sociedad
ininteligible. El camino es un brutal reguero de violencias y muerte que no conduce
sino a la propia. Platón fue el primero que nos lo quiso hacer recorrer, y desde
entonces la credulidad, el fideísmo, elementos morales tan inhumanos como
antipolíticos, han ahogado la historia en un mar de sangre. Así pues, en todo esto
la actualidad de Maquiavelo es archievidente. Su política supone la canonización
del realismo político, la fijación definitiva de una frontera entre lo posible y lo
imposible en el ámbito de la acción, y la inserción de la política en el más acá de lo
humano, dejando el más allá para ámbitos normativos presuntuosos –la religión, la
ética o las costumbres y tradiciones- que fingen ignorar su debilidad frente al mal, y
que por consiguiente saldan sus empresas con el más sonoro fracaso.

Por poco familiarizado que se esté con el pensamiento político maquiaveliano


siempre se habrá oído hablar del concepto de virtù. Es la clave de bóveda para la
conservación del Estado; ningún príncipe, y menos aún el príncipe nuevo, y menos
aún el príncipe nuevo que gobierna un principado también nuevo, llegaría al final de
la jornada estando en el poder si no la posee. Dicha virtù es cualquier cosa menos
una cualidad moral. En realidad, se trata de un conjunto de propiedades que operan
tanto en el mundo del conocimiento como en el de la acción, reunidas en la práctica
política, y que se traducen en medidas tan disímiles que la definición que se hace
de ella acaba siendo casi siempre reductiva, por lo que quizá el procedimiento
metodológicamente más sabio al respecto resulte intentar definirla por los
resultados que produce en vez de por su naturaleza. En aras de la brevedad,
compendiémoslos todos en la conservación del Estado (y del príncipe virtuoso en el
cargo).

La virtù del príncipe nuevo que accede a un Estado nuevo se manifestó antes de
llegar a él: primero, en la creación de un ejército propio (en la medida en que esto
pueda decirse de un ejército no conformado por conciudadanos); después,
reconociendo la ocasión de iniciar la batalla; y más tarde, pero todavía, o casi, con
los ecos de esa batalla resonando en la victoria, saludando a los que dentro de la
nueva ciudad había logrado captar para su partido, eliminando físicamente los
restos de poder antiguo –es decir: a las personas afectas al régimen, sea por
vínculos personales, sea por intereses: a ''los hijos de Bruto''- e intentando
congraciarse con los señores de la ciudad y atraerse al pueblo a su causa
QUE ES EL POSITIVISMO, DONDE SURGE Y QUIEN FUE SU CREADOR
El positivismo es una doctrina filosófica, sociológica y política que enfatiza la
aplicación del método científico en los eventos del día a día. Se opone a las
abstracciones teóricas, imaginativas y metafísicas.

El positivismo surgió en Francia en el inicio del siglo XIX con la afirmación de que el
conocimiento científico es la única forma de conocimiento verdaderoLa corriente
positivista promueve el culto a la ciencia, el mundo humano y el materialismo en
detrimento de la metafísica y el mundo espiritual.

A partir de ese saber, se pueden explicar cosas prácticas, como las leyes de la
física, de las relaciones sociales y de la ética. Es también una clasificación
totalmente cientifista del conocimiento y de la ética humana, donde se desconfía de
la introspección como medio de alcanzar el conocimiento.La metodología básica
positivista es la observación de los fenómenos. Se privilegia la observación sobre la
especulación sobre los hechos, dejando por fuera todo conocimiento que no pueda
ser comprobado científicamente.
De este modo, la experiencia sensorial sería la única generadora de datos concretos
(positivos) a partir del mundo físico o material.
En el positivismo se notan dos orientaciones:
Orientación científica, que busca hacer efectiva una división de las ciencias;
Orientación psicológica, una línea teórica de la sociología que investiga toda la
naturaleza humana verificable.
Según Augusto Comte, los pilares del positivismo son el amor, el orden y el
progreso. A estos corresponden los siguientes aspectos de la existencia humana:
los sentimientos, los pensamientos y las acciones. Las estructuras del orden social
positivo son la moralidad, la teoría y la práctica.
El término positivismo fue utilizado como concepto por primera vez para designar el
cientifismo en cuanto método, por el francés Claude-Henri de Rouvroy, conde de
Saint-Simon (1760-1825).Su secretario, Augusto Comte (1798-1857) en su obra
fundamental Curso de filosofía positiva establece el tratado metodológico positivista.
Se considera entonces a Comte como el creador del positivismo.
Que es el formalismo sociológico y el materialismo histórico
Surge como producto de las crisis que atravesaba Europa en el siglo XIX. La
burguesía se enfrenta con el problema de: Oponerse a los cambios sociales ó
aceptar la transformación indefinida, dentro la dinámica de una revolución
permanente. Entonces la sociología aparece como la ciencia del cambio social
controlado y dirigido. Es decir el cambio social se vuelve una concesión, limitado y
bajo la supervisión de la burguesía. La sociología se interesa solamente por las
expresiones externas de la realidad, es decir, se vuelve positivista.
El formalismo sociológico irrumpió con novedad en tanto consideraba analizar
dimensiones inexploradas de la sociedad. La vida social no era una forma
orgánica que se tragara el individuo, sino una comunidad de voluntades
independientes. Como resultado, la sociología se extendía al estudio de las formas
sociales, denotando interés en sus particularidades.
Las formas sociales como se ha apuntado ocupan el sentir del formalismo
sociológico. No solo la comparación, sino el empeño por caracterizar y definir los
acontecimientos sociales sirvieron de base a esta escuela en el planteamiento de
las relaciones sociales como su principal concepto y en cuanto a ello, la familia
como forma social también se constituyó en objeto y escenario para las mismas.
La sociedad se concebía como una función que se manifestaba en las relaciones
dinámicas entre los individuos y en las interacciones de las mentes individuales, y
solo existían relaciones y asociaciones en los sujetos cuando formaban una
unidad en la interacción.
El materialismo histórico, por tanto, se refiere a una doctrina que, de acuerdo
con Marx y Engels, los cambios en el espíritu de la sociedad, teniendo en cuenta
que se expresaban en la superestructura, se derivan de las relaciones económicas
de producción. Y no al contrario, como defienden otras doctrinas.
Por tanto, el materialismo histórico trata de percibir aquellos cambios histórico-
culturales que se producen debido a las condiciones materiales de la vida y la
propia lucha de clases que definía Marx. Todo ello, en contraposición de la
creencia de Hegel en la que establece la sucesión de la historia en base a la
determinación del espíritu.
Aunque el concepto fue acuñado por Plejánov, sus fundamentos se establecen en
los planteamientos de Marx y Engels.
Materialismo dialéctico
Características del materialismo histórico
Entre las principales características que presenta cabría destacar las siguientes:
Concibe que todo lo que se refiere a una sociedad, viene determinado por su
modelo de producción.
Establece que los cambios socioeconómicos no dependen de la determinación
individual.
Muestra a la economía como base de la historia social.
Las transformaciones históricas son consecuencia de las fuerzas de producción.
El materialismo histórico y sus elementos
Dicho materialismo tiene en cuenta, para su estudio, dos elementos
fundamentales:
La estructura: Fuerzas productivas, relaciones de producción y modos.
La superestructura: Instituciones y regulaciones que expresan el espíritu social.
A partir de estos dos elementos y su interacción, Marx consideraba la
transformación histórica y social.
Materialismo histórico y las transformaciones sociales
Marx y Engels establecieron los fundamentos de esta doctrina. En este sentido,
Marx justificaba aquellos cambios histórico-culturales que se producen en la
historia, debido a las condiciones materiales de la vida y la propia lucha de clases.
Por tanto, dichas transformaciones se daban por dos factores esenciales:
De esta forma, la cronología de la historia, de acuerdo con Marx, viene
determinada por la actividad económica de la sociedad.
Materialismo histórico y capitalismo
Para el materialismo histórico definido por Marx, el capitalismo es un sistema de
organización político-económica que presenta grandes fallos. Esto se debe a que
no obedecen a una evolución natural de la sociedad y la historia, sino una
construcción histórico-social.
Esto ha provocado que dichos sistemas de organización, de acuerdo con el autor,
puedan cuestionarse, así como encauzarse en otros modelos que son más
válidos. Como es el caso del comunismo.
Para ello, Marx establecía como requisito fundamental la conciencia de clase, así
como el control de los medios de producción. Solo así se podría cuestionar y
combatir el orden establecido.
División entre materialismo dialéctico y materialismo histórico
El materialismo histórico y el materialismo dialéctico establecen una división que
no ha sido capaz de establecerse, dada la continua oposición a la división
establecida por los principales pensadores.
Así, Stalin consideró el materialismo dialéctico como la aplicación de las leyes
dialécticas a la naturaleza, así como el materialismo histórico como la extensión
de las mismas leyes a la historia y la sociedad.
Otros autores como León Trotski, fundador del Ejército Rojo, plantean que esta
consideración de Stalin es un error. En este sentido, Trotski considera que el
materialismo dialéctico incluye, entre otros, al materialismo histórico. De esta
forma, considerando que no debe haber identidad entre ambos materialismos.

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