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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD CATÓLICA SANTA ROSA


FACULTAD DE DERECHO

REFLEXIÓN SOBRE EL DERECHO Y LA LEY

Autora: Mariangel Arenas

Carora, 26 de febrero de 2021


REFLEXIÓN SOBRE EL DERECHO Y LA LEY
Ensayo

Considero al Derecho como un sistema normativo, en el cual se debe


considerar, por una parte, la realidad social, y por otra, los valores y los fines
del Derecho para alcanzar una visión integrada que supere la rigidez de la
doctrina pura del Derecho. También es necesario comprender la relación del
Derecho con el poder y con la moral y de su característica propia de ser un
sistema u ordenamiento de normas jurídicas que hacen difícil definirlo a
cabalidad.
Actualmente el Estado, rompe los poderes por la pretensión de dominar
de forma autoritaria en el uso de toda la fuerza legítima que convierte al
Derecho en Derecho del Estado, de allí que la primera función del ciudadano
sea extender las doctrinas democráticas de la soberanía popular donde debe
tratar de producir Derecho y organizar la vida social, defendiendo los logros
de la sociedad civil organizada, como por ejemplo los contratos colectivos del
Derecho Laboral, en las normas del Derecho Comunitario, el Poder
Constituyente, la Asamblea, gobierno, jueces, el Poder Judicial, entre otros.
En el funcionamiento normal de una sociedad donde el Derecho es
obedecido habitualmente, la necesidad del apoyo de la fuerza de los órganos
estatales para ejecutar lo que no es cumplido voluntariamente se evidencia
de la fuerza legítima o cuando la desobediencia o la falta de eficacia
aparecen en la aplicación de una norma estatal directa. Por ello debemos ser
conscientes de que el Derecho no puede basarse en varias fuentes y un solo
procedimiento para el cumplimiento de las normas, todos debemos ser
garantes y cumplidores del Derecho.
Pero considero que para lograr lo anteriormente expuesto, el Derecho
debe ser justo para ser considerado como tal porque, según veo, comienza a
debilitarse y a perder fuerza en la cultura jurídica, fundamentalmente debido
al poder político y su monopolio en la producción del Derecho.
En ese sentido, resulta necesario asumir en el Derecho la existencia de
valores, de dimensiones materiales para completar los contenidos de la
validez que permitan una nueva forma de relación entre moral y Derecho,
implícito en la separación de poderes y la garantía de los derechos humanos.
Este punto de vista es el que me parece más adecuado para establecer la
importancia del Derecho en la interpretación de la ley.
Por lo tanto, el Derecho debe existir con independencia y moralidad.
Todo ordenamiento jurídico expresa un punto de vista sobre la justicia, y
tiene unos determinados contenidos morales, pero estos no determinan su
juricidad. Son necesarios para identificar al Derecho, junto con los órganos
de producción y los procedimientos, pero vale cualquier contenido moral para
que esté cumplido el trámite. Otra cosa es que desde el punto de vista
histórico parezca más adecuado una ética pública que se sitúe en el ámbito
de los valores liberales, democráticos, sociales y republicanos.
Aunado a ello, la moralidad debe ser crítica para juzgar a ese
ordenamiento como justo o injusto donde claramente debemos entender que
el Derecho no utiliza sólo criterios formales sino también una moral crítica y a
la vez legalizada en los artículos 2, 3 y 7 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela y en el artículo 4 del Código Civil Venezolano, para
resaltar el carácter flexible y una capacidad de adaptarse a los momentos
históricos.
Asimismo, se debe ser consciente de la importancia del poder político,
como hecho básico que apoya la existencia de un sistema jurídico concreto.
La inclusión de los valores de justicia, de los criterios de moralidad, de ética
pública, como los valores de libertad, de igualdad, de solidaridad, propios de
una concepción democrática, dependerá de la voluntad del poder, que
asume e interioriza esos valores y esos fines. Sólo un poder democrático
apoya y desarrolla un Derecho positivo democrático, al asumir esos valores y
esos fines como propios. La participación política, el sufragio universal, los
derechos fundamentales como límites al poder, y como promoción desde el
poder y todos los principios de identidad de un poder político democrático,
serán así muy importantes para juzgar un ordenamiento jurídico.
La seguridad es también importante, en cuanto a la protección de las
personas sometidas a un ordenamiento jurídico concreto y del que
aparecerán las garantías personales y procesales, los derechos de seguridad
jurídica, en la detención y en la prisión y en el proceso, especialmente en el
penal. La legitimidad del poder y la justicia del Derecho son las dos caras de
una misma moneda, donde la ética pública carece de otro cauce para
acceder al Derecho, que no sea el poder soberano.
Nuestro sistema jurídico, según lo establecido en la constitución es un
sistema justo, que tiende a la justicia, apoyado en un poder democrático del
Estado parlamentario representativo. El sistema de justicia está representado
por el órgano productor de normas jurídicas, partiendo del soberano y
llegando hasta el último funcionario, pasando por el Parlamento, o los
Parlamentos, por el gobierno central y los jueces y tribunales y para que la
norma sea producida regularmente se pretende producir, la utilización de los
procedimientos parlamentarios, ejecutivos, administrativos o judiciales. Estas
reglas procedimentales en un sistema constitucional democrático deben ser
siempre seguidas, para obtener la producción normativa buscada.
De los contenidos materiales, valores, principios y derechos se puede
discrepar, incluso de aquellos, que están en la raíz del sistema, pero sólo
dejan de ser válidos si se cambian respetando los procedimientos,
especialmente el principio de las mayorías, y evitando siempre que el
escenario suponga un claro y presente peligro de violencia, lo que excluye
cualquier legitimidad de los promotores y de los intervinientes en ese tipo de
cambio.
En los casos normales los principios que dirigen y sirven para
interpretar, el sistema o subsistemas dentro del ordenamiento, y los derechos
fundamentales que actúan como derechos subjetivos, libertades, potestades
o inmunidades, y también como principios que guían la producción e
interpretación del Derecho.
Una norma será reconocida como perteneciente al ordenamiento
jurídico si está producida por el órgano competente, de acuerdo con el
procedimiento adecuado, y si está conforme con los valores, principios y
derechos, que forman parte de la constitución material y siempre que no
haya sido derogada.
El ordenamiento tiene en su base el respeto a la dignidad de la persona
como fundamento y razón de la convivencia y tiene el vínculo con los
ciudadanos ante el Derecho y ofrece buenas razones para defender la
obediencia como la opción más razonable en una sociedad abierta y libre.
Por ello, es común el dicho “La ley sólo dispone para el porvenir", por la ley
no debe ser retroactiva, excepto en casos especiales previstos normalmente
en favor del ciudadano, por lo que cabe reconocer que la ley está sometida a
interpretación, lo que no es otra cosa que un proceso que puede llevar un
enunciado a cambiar su significado.
Precisamente la ley escrita, en principio, es un acto de voluntad de uno
o más sujetos que actúan como legisladores, es decir dadores de la ley,
creadores de Derecho, pero quien puede hacer la ley también puede
deshacerla, es decir abrogarla y cambiarla. Así que carece de sentido decir
que el soberano se somete voluntariamente a la ley que crea. Una ley previa
que regule el procedimiento de elección del legislador y que lo pone en la
cúspide del sistema de las fuentes de Derecho.
Por ello es importante el razonamiento jurídico como actividad
intelectual discursiva dirigida a interpretar e integrar las normas de un
ordenamiento jurídico dado y a determinar su pertinencia para fundar y para
justificar una decisión jurídica, la cual sirve para una nueva norma jurídica
general o individualizada, previa utilización de ciertas técnicas
argumentativas y el recurso a los tópicos jurídicos con la finalidad de
suministrar una solución jurídicamente razonable.
En la interpretación existe una gran dicotomía entre la teoría de la
doctrina y la realidad de las normas y de su aplicación cotidiana: por un lado
tenemos la teoría que la explica como una operación perfectamente reglada
y exacta, mientras que, por el otro, nos enfrentamos a la realidad de los
jueces, humanos cuyas decisiones no sólo se hayan determinadas por las
normas -como ellos las entienden- sino, también, por sus sentimientos y
concepciones sobre lo "justo" y lo "correcto".
Las reglas de la interpretación en Venezuela, basadas en el artículo 4
del Código Civil, nos dejan ver que nuestras leyes son conjuntos sistemáticos
de frases atractivas y de significado impreciso que pueden fácilmente ser
manejadas de manera tal que conduzcan a resultados contradictorios. Dado
que no existen criterios objetivos que indiquen cuándo debe aplicarse una
máxima y cuándo otra, ellas ofrecen gran amplitud para que el juez llegue al
resultado que considera deseable.
No obstante, el sistema dota al juez de las herramientas necesarias
para que cuando desee aplicar la sanción de una norma a una situación que
no entra dentro del supuesto de hecho de ésta, se sirva del razonamiento
analógico o sostenga la existencia de un principio implícito. Además, la
interpretación restrictiva puede lograrse recurriendo al propósito probable de
la ley. Las interpretaciones extensivas se apoyan en el argumento de que
están reunidas las condiciones para el uso de la analogía.
Sin embargo, considero que la interpretación debe estar de acorde con
las reglas de consistencia, es decir que los enunciados y su negación no
pueden existir al mismo tiempo en la misma configuración de justificación,
las reglas de eficiencia, la interpretación no sólo deben tener un lenguaje
común sino que también deben usar cada expresión de una manera
uniforme, las reglas de sinceridad, no se puede invocar una justificación que
sabe es inválida y las reglas de generalización, no se puede invocar un juicio
de valor que él mismo no está dispuesto a generalizar para cubrir otros casos
similares.
Referencias

Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, (1999). Gaceta


Oficial de la República Bolivariana de Venezuela, 5453 (Extraordinario).
Marzo 24, 2000.

Petzold-Pernía, H. (2008). Sobre la Naturaleza de la Metodología Jurídica.


Frónesis, Revista de Filosofía Jurídica, Social y Política, 15 [Revista en
línea] Disponible: https://bit.ly/2ZTdxPf [Consulta: Febrero 24, 2021]

Código Civil de Venezuela, (1982). Gaceta Oficial de la República


Bolivariana de Venezuela, 2990 (Extraordinario). Julio 26, 1982.

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