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Calma Motora según Concepto Castillo Morales como un aspecto de

la comunicación basal y evaluaciones

La maduración neurológica es de una extraordinaria rapidez entre las 28 y 40 semanas de vida


intrautero. Los niños con hipotonia, como todo niño, necesitan de un CONTINENTE para regular las
etapas del neurodesarrollo y este es indiscutiblemente un elemento clave para organizar su
evolución, la pasividad no estimula, no motiva, por el contrario se disminuyen las posibilidades de
la relación con el medio ambiente.

Nada mejor como continente que el cuerpo de los padres. Este es uno de los aspectos primordiales
del Concepto. Muestra de ello es la observación de las madres en condiciones sociales menores y
aborígenes, donde la intuición y la genética social familiar son sus guías. Sus cuerpos están
"unidos" a los del niño y progresivamente estas motivan por el propio contacto corporal las etapas
del neurosensopsicodesarrollo.

Todos los padres, especialmente los aborígenes, saben antes de nacer su hijo cual es el sentido de
independencia que deben motivar. Ellos no tienen temor al contacto corporal, pues observan la
naturaleza y esta les dice que es necesario darle todo hasta el momento de lograr la
independencia. Igual que las aves y los animales que la naturaleza les muestra. Ellos mismos
dicen "está junto a nosotros hasta que esté preparado para volar tal como las aves del bosque,
lleva tiempo y el tiempo es el maestro de los aprendizajes". Padres y niños se van acomodando,
adaptando y haciendo que el ambiente interactúe con ellos. La naturaleza es sabia.

En las sociedades modernas existen reglas y normas que están referidas a la forma de ESTIMULAR
de acuerdo a estas normas. Preparados a disminuir los riesgos de la sobreprotección, preparados
por necesidades culturales a la temprana separación de los niños de los padres y los riesgos del
contacto corporal, para prevenir según algunas escuelas, cargas psicológicas futuras. Todo esto es
verdad, no podemos alejamos de las realidades de una sociedad en plena y rápida evolución.
Ahora bien, ¿Qué es evolucionar en las sociedades modernas? ¿Es disminuir los riesgos del niño o
encontrar una liberación mas temprana de la responsabilidad de la maternidad y paternidad? Pero
un niño sin desviaciones neurológicas tiene la capacidad de adaptarse bien a estos cambios
evolutivos de una sociedad que es aveces extremadamente competitiva. No estamos haciendo
aquí una crítica de la evolución social, sino que planteamos lo que observamos en el niño con
desviaciones neurológicas. No siempre tiene la capacidad de adaptación, o le lleva mas tiempo, o
por su etiqueta, recibe las motivaciones controladas y no espontáneas.

No olvidemos que nuestras palabras como reeducadores para los padres es una ley y para amar se
necesita ser espontáneo, no un programa preparado.

El niño con desviaciones neurológicas tiene sus propias formas y patrones de desarrollo y en
oportunidades no tenemos el tiempo de observarlas. Sin darnos cuenta, nuestras normas son sus
normas. El ideal sería ampliar nuestra observación, escuchar las vivencias de los padres, juntos
encontrar el equilibrio y unidos caminar hacia la independencia. En oportunidades olvidamos que
el niño con desviaciones neurológicas de hoy, será el hombre de mañana, incluído en una sociedad
que mas de una vez es cruel con personas con o sin desviaciones.
Por eso me fascina la vida aborigen, donde existe aun la sorpresa, la hermandad y la sabiduría de
las cosas simples de la naturaleza. Volver a los aborígenes no es un retroceso cultural, es beber el
agua de la experiencia de siglos y desde allí, con ojos renovados y una fe sólida, caminar hacia el
hoy; entonces la naturaleza agradecerá. Es viajar en el tiempo con alas de planetas en silencio.

Debemos recordar que en la vida intrautero el niño se siente contenido y vive un proceso
constante de adaptación, pero no sólo de él, sino a través de la madre y el medio circundante. Es
un intercambio con el medio. El útero como cuerpo anatómico no está separado del contexto
humano de los padres. El cuerpo de la madre es también su propio continente unido al del padre.

En el lenguaje aborigen, las nueve lunas, son un constante ir y venir en las adaptaciones y en las
interrelaciones afectivas. Los padres no lo ven, pero lo sienten, con la intensa capacidad de dar y
recibir. Lo que conocemos de la vida antes de nacer, los movimientos son amplios inicialmente,
pero progresivamente el continente materno lo induce a movimientos menos amplios, y
aproximándose a la línea media predominando la flexión y las rotaciones al final del período
gestacional. No sólo el útero lo contiene, sino las manos de los padres sobre el vientre materno, la
afectividad, el sentirse acompañado por el latido del corazón de la madre, la voz de los padres, los
efectos de luz y sombra del medio circundante y un hecho fundamental, la motricidad de la madre
que se transmite al niño.

El niño siente que está contenido, siente que estos brazos se van adaptando para recibirlo y
contenerlo después del nacimiento con un abrazo de seguridad y firmeza. El niño conoce a través
de sus percepciones que es esperado por sus padres. El niño en esta contención antes de nacer,
está en calma, entrenándose en esta relación para la supervivencia y para sobrevivir, no sólo
deben estar sus órganos preparados, sino la afectividad sólida porque el amor permite crecer y es
mucho mas potente que todo lo orgánico. Personalmente digo que el afecto no tiene neuronas, no
tiene un centro específico, no es un sistema, es el "todo" de la vida.

En Frankfurt, con el prof. Glenzer especialista en obstetricia, observé sus experiencias con madres
embarazadas realizando ecografías a los 6 meses de edad gestacional. Observamos que si la
madre coloca sus manos sobre el vientre durante el estudio ecográfico, el niño rola en el vientre
colocando el dorso al mismo nivel de la madre. ¿Lo hace por madurez? A esto no lo podemos
explicar, pero que importancia tiene una explicación científica si el concepto filosófico de la vida lo
dice todo, ambos se están adaptando para que en el futuro se encuentren en una armoniosa
afectividad y esto lo debería conocer toda pareja y todo reeducador.

El continente afectivo que no tiene precio cuando no estamos en el útero son los brazos, ningún
aparato tendrá la temperatura del cuerpo de ambos, ningún aparato tiene intercambio de energía,
ningún aparato motiva la afectividad. Todo esto se observa cuando un niño se agita o angustia.
Toda madre sabe que se calmará en sus brazos, en contacto con su cuerpo, próximo a su pecho,
donde sentirá los latidos de su corazón, al que conoce antes de nacer, es decir se ha vivido una
experiencia previa. La madre, a través de su cuerpo le da la posibilidad de los cambios posturales,
de regular su tono, ya esto el niño lo siente. En resumen, la madre lo está conteniendo y se
produce ese hecho maravilloso de la vida, el niño y la madre están EN CALMA.

Reflexión: Sí , entiendo claramente, siento vuestras miradas, percibo vuestros sentimientos frente
a esta lectura, seguramente estarán pensando que " las madres en nuestras sociedades modernas
no pueden estar sosteniendo permanentemente al niño en sus brazos" Las exigencias son otras.
Pero es fácil comprender las ganancias. ¿Acaso no es posible un equilibrio? Toda madre puede,
cuando le mostramos como hacerlo, comprender los beneficios que tiene el contacto y la
comunicación con su niño con y sin desviaciones neurológicas. Observé en las madres aborígenes
en estos años de experiencia, que ellas están la mayor cantidad de tiempo posible con su niño,
pero también se organizan para tener su propia independencia. Entre nosotros, los que
pertenecemos a una sociedad moderna, podríamos lograrlo diciendo que cada vez que se lo
cambia, baña, alimenta, cuando estamos en los juegos, podemos mantenerlos en calma. Cuando
nos encontramos con su mirada, la energía del afecto se trasmite, aun sin palabras. Pensemos con
claridad que cuanto existe mayor cantidad de elementos de interposición entre la relación afectiva
con el niño, mas nos alejamos de él y él lo siente. En oportunidades su llanto es un reclamo para
obtener el abrazo.

Ahora bien transportemos esta situación a nosotros los adultos. ¿Quien de nosotros no necesita un
abrazo para sentirse querido y amado? El niño también. Cuando estamos tristes, una mano en el
hombro nos hace sentir acompañados. Si en nosotros es una necesidad, ¿Porque en el niño no?
Aveces pienso que esta es la incongruencia de la evolución en las sociedades modernas. Sin
embargo mas de una vez pensamos que somos psicológicamente firmes.

Deseo relatarles algunas vivencias con aborígenes latinoamericanos, sin dudas son las fuentes
donde he prendido a beber lo antiguo en crisoles modernos. Lo que expreso no es una ley, es una
reflexión para observar y meditar.

Ellos conocen que la naturaleza es sabia, toman de ella todas sus formas de vida, es su escuela de
vida. El futuro de referencia para la inclusión es la propia comunidad, donde somos todos iguales.
Lo que yo no pueda hacer lo hará la hermandad, es decir la comunidad. Somos hijos del Cosmos y
debemos estar preparados para venir de el y llegar hacia el. Lo que la madre tierra nos da no se
puede vender ni comprar. A una madre no se le vende ni compra nada, se intercambia a través
del respeto. La madre tierra te da todo, lo que no será para ti, devuélvelo a ella y ella lo devolverá
para ti y tu descendencia. Esa es la ley de la naturaleza.

Observando la naturaleza el aborigen sabe como es la vida y así construye la suya propia en
comunidad. Tomando de ella y recreando a través de ella la vida crece y vamos preparándonos
aquí para el largo viaje sin nada de elementos materiales y después volver para multiplicarnos.
Esta es una gran sabiduría del aborigen latinoamericano. Tienen ejemplos de vida en forma
constante. En colectividades coyas, a todo niño se le tejen en sus cabellos trenzas, pues así
aprenden que el tejido de sus vestimentas tiene la misma base natural que el trenzado de sus
cabellos, aprenden que tomando la tierra mojada con agua se elaboran utensilios para cocinar y
mantener alimentos, pero también para guardar los espíritus de la hermandad. Las madres
aborígenes disponen de tiempo, en su cultura el tiempo es fundamental, tiempo de crecer, tiempo
de sembrar, tiempo de cosechar, tiempo de aprender, tiempo de partir, tiempo de volver....

Los padres se reúnen en el patio de la comunidad donde se relatan las historias tradicionales de la
hermandad, donde los ancianos son los padres de la sabiduría y el niño es el eje del futuro. Patio
donde están sentados con sus hijos a un mismo nivel. La madre es una gran observadora. Si
miramos a los aborígenes, podríamos decir que tienen muy poca comunicación verbal, sin
embargo la comunicación visual es la mas importante. Los hombres padres, son los encargados de
conseguir el alimento para compartir con la comunidad, pero también son los maestros artesanos.
Elaboran con productos naturales, aquello que es necesario a la comunidad para la supervivencia.
Confeccionan juguetes para sus hijos obtenidos de la naturaleza, les regalan figuras de animales
del medio ambiente y los motivan a la recreación. Los niños aprenden por imitación. Aprenden a
reconocer el medio ambiente e intercambiar con él. Si nosotros tenemos una agudeza simple de
observación, el juguete es el regalo de aquello que al niño le da la posibilidad de aprender el
sentido de la utilidad de las cosas naturales, lo que la madre tierra le da.

Es asombroso el aspecto social de la alimentación, ellos siguen las secuencias que nosotros
conocemos de los alimentos, pero los alimentan con sus manos y les hacen sentir el alimento en
las mismas, para que vaya conociéndolo. Es un modo de aprendizaje natural y así aprenderá a
diferenciarlos y le permite el conocimiento a través de la experiencia. Los he visto comer solos a
los 12 meses de edad. Con mi hijo Tomy hicimos igual y recuerdo que en el primer cumpleaños,
comía solo una comida típica argentina, las empanadas, claro que con asistencia de las manos;
poco a poco y sin exigencias fue incorporando las consignas culturales y hoy es un niño muy
creativo y observador. Creo que en oportunidades nos adelantamos a las propias exigencias
culturales, antes de que el niño esté en condiciones de incorporarlas. Una vez mas creo necesario
llegar al equilibrio y esto depende de cada uno de nosotros y es nuestra responsabilidad para que
en el futuro nuestros hijos puedan decir, aprendí sin exigencias, no sentí la presión de una guía
estricta.

Las madres aborígenes al tener a sus hijos próximos a sus cuerpos y el de la comunidad, tienen
innato un gran sentido de la comunicación. Por otra parte la madre lo mira a los ojos, pues sabe
que tienen su propio lenguaje. Esta hace pequeños gestos y el niño responde por imitación.
Conozco por experiencia personal y apoyándome en la literatura internacional (Melzoff 1977), que
un bebé entre los 6 y 18 días de nacido, si está en calma motora y si el interlocutor esta a 40 cm.
de su mirada, es capaz de reproducir los gestos que el adulto realiza, como arrugar la frente, abrir
mas grande los ojos, abrir la boca, sacar la lengua, protruir los labios hacia adelante, cerrar y abrir
los ojos. Esto es sin dudas de un valor incalculable en la comunicación no verbal. Si reflexionamos
podemos decir cuanto nos falta aprender sobre la comunicación. ¿Porqué lo hacemos con los niños
sin desviaciones? ¿Porqué no lo hacemos con los niños con desviaciones? Aveces esto está
envuelto en el diagnóstico inicial "él no lo puede hacer" y con la etiqueta dejamos de alimentar el
árbol de la vida, sólo porque le hemos agregado la premisa que no puede. Todos estos factores
están dentro de lo que llamamos la contención del niño, sin olvidar que el niño nos contiene a
nosotros, y ese intercambio no se aprende en los libros, se aprende en la vida misma. Todo ser
humano a pesar de sus limitaciones puede dar y recibir afecto, no es técnico, es intuitivo, natural.
La naturaleza lo demuestra a cada instante.

Lo expresado nos da bases para comprender el porque usamos en la terapia, este concepto
fundamental de la vida que es la CALMA MOTORA. La maestra de ello fue Berta Bobath. Hace mas
de 45 años ella usaba una palabra de la época "inhibición global", sin dudas era una modalidad
terapéutica para inhibir reacciones neurológicas no deseadas, podemos observar en fotografías
como lo hacía. La inhibición global como llave de entrada para dejar de lado las reacciones no
esperadas y tener un ingreso a la propia vida del niño. La evolución de la medicina continuó,
quizás Berta Bobath no lo pudo explicar como lo hacemos hoy con los acontecimientos de la
Neurofisiología.

Conocemos que en la región nucal se encuentran una serie de receptores que son responsables de
la coordinación visual, del sistema vestibular y del equilibrio. Cuando estos receptores son
regulados con maniobras adecuadas, el niño está en condiciones de usar su calma para funciones
específicas de la comunicación.

Posteriormente con los años encontramos en literatura francesa, ("Vigilancia Neurológica durante
el primer año de vida" Granier, Albert; Amiel Claudine.) una explicación mas científica del
significado de la calma motora, como una expresión propia de una evaluación pero no como
terapia. Personalmente traté de aunar criterios, habiendo sido alumno de Berta y Kátel Bobath y
apoyándome en literatura internacional y experiencia personal, encontrar las llaves de la
aplicación del aspecto de calma motora en nuestra terapia. Además de haber conocido los criterios
de Neurofisiología en esta "maniobra" del Dr. Nelson Annunciato, que nos explica claramente el
porqué de su utilidad.

A través de la Neurofisiología moderna podemos comprender que la maniobra actúa regulando los
receptores nucales, la estabilización vestibular y como estas regulaciones permiten estando en
calma motriz, la fijación de la mirada, una adaptada postura mandibular y como consecuencia
permite una respiración mas coordinada y en condiciones todo el conjunto de poder ingresar con
mas facilidad al mundo del niño y/o del paciente con desviaciones motoras. Si bien llamamos
maniobra de calma motora, este es un hecho natural que se da en toda madre en forma intuitiva.
Su antebrazo apoyado en occipital del niño, con la cabeza levemente flexionada y la otra apoyada
en esternón en dirección dorso caudal. El estímulo es en dirección craneal.

Según la necesidad, tenemos distintas posturas para poderlas realizar. Pasamos a describir la
forma básica.
Puede el terapista estar sentado en el suelo si abordamos esta "maniobra" en niños pequeños. De
preferencia en postura de Buda. Los isquiones del bebé apoyan sobre uno de los muslos del
terapista. El dorso del niño queda apoyado entre medio de las piernas del terapista, permitiendo
una discreta extensión del mismo. La cabeza, el occipital, apoya sobre el otro muslo. El bebé
queda en una dirección inclinada hacia el terapista para facilitar el contacto visual. Los miembros
inferiores quedan libres, igual que los superiores. Una de las manos del terapista toma con su
palma el occipital del bebé. En el momento de estimular hace tracción intermitente muy suave en
dirección craneal, llevando la cabeza a una muy discreta flexión. Esta vibración intermitente será
realizada durante todo el tiempo de la maniobra y en caso de necesidad, hacer mínimas pausas. Si
es necesario para un control mas adecuado de columna, colocaremos una toalla doblada en el
dorso para que este no quede libre entre las piernas del terapista.

La otra mano libre del terapista se apoya sobre el esternón, donde está la zona motora xifoidea -
zona motora del resumen de información sensoriomotriz- activando receptores mamilares de la
respiración y haciendo estimulación desde ventral a dorsal, dirección caudal hacia donde están
apoyados los isquiones. Al mismo tiempo el terapista hace leves movimientos de balanceo con sus
miembros inferiores, lo que ayuda a influenciar mas el aspecto vestibular. Las estimulaciones de
ambas manos del terapista son simultáneas, son dos fuerzas que se contraponen.

Respuesta: el niño fijará la mirada en los ojos del terapista intercambiando la mirada con él. Los
miembros superiores llegaran a línea media, se encuentran las manos una con otra. Es frecuente
que el bebé tome la mano del terapista. Conquista así la línea media. Los miembros inferiores se
dirigen hacia el abdomen con una discreta abducción y flexión y se ponen en contacto ambas
plantas de los pies. La respiración se hace regular y profunda. En ese preciso instante se
acompaña la maniobra con la mano que está en esternón con mínimos movimientos de rotación
de tronco. Es preciso estar en absoluto silencio para captar esa inmensa capacidad de
comunicación que el bebé esta demostrándonos con su conducta. Cuando el bebé sonríe, podemos
hacer gestos con nuestro rostro, tratando de alimentar la comunicación no verbal. Podemos
repetir la maniobra cuantas veces sea necesario, como un medio de comunicación con el bebé o
pasar desde ella a un control mandibular para estimular luego succión, trabajo orofacial y otros.

Podemos hacer la misma maniobra con el bebé colocado sobre el plano de trabajo apoyando los
isquiones y sacro. Se comenzará la "estimulación", partiendo la misma con el tronco en 45 grados
referidos al plano de apoyo. Aquí la maniobra tiene como objetivo no sólo obtener lo expresado
sino que al rotar el tronco, alejándose de nosotros, le permitimos hacer la secuencia de apoyo de
codo y mano para iniciar los mecanismos sensorio motores para la sedestación futura. La
sedestación como etapa en el neurodesarrollo tienen un sinnúmero de elementos previos antes de
llegar a la sedestación espontánea. Debemos dejar claro que no estamos estimulando la postura
de sentado, sino las etapas previas, tan necesarias en niños con desviaciones neurológicas.
Cuando hacemos las rotaciones para motivar el apoyo de codo y mano, el miembro inferior del
lado de apoyo de codo y mano se abduce y el inferior en diagonal hace lo mismo, etapas previas
para el semi sentado lateral. Repetimos la maniobra haciendo que las respuestas sean hacia un
lado y otro.

La calma motora es parte integrante como complejo sensorio motor de las reacciones laterales de
enderezamiento, las cuales se estimulan con el terapista en la misma postura y el niño ubicado en
postura lateral.
Descripción en secuencia de calma motora en fotografía

Calma motora es una modalidad que nos permite evaluar compromisos sensorio motores en el
primer año de vida del niño, pudiendo realizarlo desde recién nacido. Una respuesta adecuada,
como la que veremos en esta secuencia nos permite observar la capacidad de reacción del niño
para evaluar sus condiciones de patrones sensorio motores congénitos dentro de la normalidad.
En niños con desviaciones neurológicas las respuestas no son coordinadas o no logra los objetivos
de competencia motriz.
En resumen, calma motora es usada como parte de la evaluación funcional en nuestro concepto,
utilizada también como medio para comunicamos con el niño y motivar patrones de coordinación,
sobre todo en niños con multimpedimentos y bajo tono muscular.
Como terapia, la utilizamos a partir del tercer mes de vida, en niños con alteraciones de tono
fluctuante y en adultos post coma. Calma motora es utilizada para regular el complejo orofacial,
parte integrante de la preparación de praxias y pre alimentación.

En esta secuencia, calma motora aplicada en una niña sin desviaciones neurológicas de dos meses
y quince días de vida.

Foto Nº1: Comienzo de la maniobra sobre plano de apoyo y tronco a 45° del mismo.
Foto Nº2: Manos hacia línea media

foto Nº3: Apoyo de codo

foto Nº4: Llega a postura de sentado


foto Nº5: Se continúa la maniobra y colocamos al bebé sobre banqueta en postura de sentado

foto Nº6: Colocamos un banco por delante donde hace apoyo simétrico de codo

foto Nº7: Se pasa una mano sobre vertex y se vibra hacia caudal
foto Nº8: Luego occipital y se observa la fijación de la mirada hacia el objeto

foto Nº9: Se continúa vibrando el dorso en dirección caudal

foto Nº10: En esternón en dirección craneal. La mano se dirige hacia el objeto


foto Nº11: Si retiramos el banco y la dejamos sobre la banqueta, permanece sentada con apoyo
simétrico y enderezamiento de tronco en unos segundos

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