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JOSÉ EDUARDO VÁZQUEZ GONZALEZ 16/MARZO/2021

Los desafíos de la educación desde la perspectiva de Hugo Zemelman

La entrevista del epistemólogo Hugo Zemelman, promueve preguntas que recaen


en la vinculación de la educación con la política democrática y especialmente el
lugar de la academia en la toma de decisiones. No cabe duda que es urgente
repensar nuestras perspectivas y preguntas, desde una mirada crítica que coloque
la ciudadanía, lo público, la participación social e incidencia en la realidad.

Pasamos, pues, a enunciar los desafíos expuestos por Zemelman en la


entrevista, sin más preámbulos, tenemos que: “Las políticas educativas no son
políticas centrales en América Latina”, en efecto, se discute la separación de
educación con el desarrollo económico del país (Zemelman). En ese sentido,
pienso que, los proyectos políticos reflejan las condiciones de una ideología
sometida o subdesarrollada al capitalismo central o global.

Entonces, la educación deja de ser pensada como vertebra o eje central de


la sociedad, en el mejor de los casos, se apuesta por una educación técnica
(Zemelman). Por otra parte, “Hay un sesgo ideológico y teórico” , o sea, se cuenta
con grandes discursos y quizás hasta intenciones, pero esto no incentiva la toma
de decisiones y la creación de instituciones, por lo cual, se siguen acumulando
problemas.

En ese mismo nivel, para Zemelman “Existen países que descuidan la


educación”, como resultado, el futuro se empobrece; no hay desarrollo, por tanto,
se genera marginación; aunque matiza Zemelman, que puede llegar a darse un
fenómeno interesante: países con alta marginación, pero con excelentes
instituciones educativas, claro está, para algunas élites.

En mi opinión, de esta manera se perpetua la dominación de clases, sin


embargo, hay que cuestionar el carácter perverso de la de educación de elites, ya
que, en el ciclo neoliberal, pese que la mayor parte de funcionarios eran de perfil
tecnocrático, estos no fueron capaces de garantizar elementos mínimos de
estabilidad social y derechos humanos elementales, por el contrario, estos fueron
desplazados por la violencia y pobreza.
JOSÉ EDUARDO VÁZQUEZ GONZALEZ 16/MARZO/2021

En ese sentido, el siguiente desafío: “La descentralización”, este fue un


concepto que permeo las gestiones públicas durante los noventas y hasta la
actualidad. No obstante, como aclara Zemelman se ha confundido con autonomía,
por eso, se ha abusado mucho del término autonomía. En otros términos, la
autonomía propuesta por los gobiernos latinoamericanos, se ha convertido en un
discurso de privatización, porque se ha dejado de invertir en educación y en
muchos casos recae en la escuela la obtención de ingresos para su
mantenimiento.

Adicionalmente, “La gente no ha aprovechado los espacios para decidir”


(Zemelman). El resultado de desaprovechar espacios, es que poco se ha
avanzado en la democratización de la sociedad y del Estado. Por tal razón,
argumenta Zemelman: “Si no se crean las condiciones para que la participación
ciudadana sea real, es una palabra vacía de contenido”.

Hay, ciertamente, una democracia funcional a las elites, ya que la


democracia simplemente se convierte en legitimación política de un grupo, por
ende, la participación y la educación ciudadana, no ocupan el lugar que deberían
ocupar. En dicha dirección, la sociedad tiende asimilar elementos de una cultura
política autoritaria y corrupta.

Este desafío se encuentra vinculado a los puntos anteriores: “La relación


entre estado y sociedad civil, no es fluida” (Zemelman). Eso se puede notar en
incomunicación entre los aparatos de gobierno, ya que no escuchan a la sociedad
civil (Zemelman). A mi juicio, los gobiernos tienen a concebirse como estructuras
centralizadoras y aún permea una concepción ilustrada que fetichiza al Estado,
porque se considera al pueblo ignorante e incapaz de gobernarse, por ello, no es
casual que América Latina sea el continente con mayores casos de asesinatos a
periodistas, activistas y defensores de derechos humanos
(https://www.elmundo.es/internacional/2020/02/27/5e56c39c21efa09f408b471b.ht
ml).

Una de las causas de la incomunicación entre Estado y Sociedad civil, por


contradictorio que parezca, para Zemelman: “Un disfraz son los medios de
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comunicación, porque no están contribuyendo a generar opinión pública”. En


efecto, los medios de comunicación ocupan un oprobioso lugar, puesto que, se
han convertido en instrumentos de propaganda, y aparatos ideológicos al servicio
de la sociedad política, preferentemente de derecha y empresarial.

Con Zemelman podemos afirmar que existe una ecuación social: “Sociedad
civil desinformada y desmovilizada, [genera] sociedad civil muy pasiva”. Más
todavía, se profundiza la: “Apatía e indiferencia ante lo público” (Zemelman). En
consecuencia, la sociedad civil deja de fungir un papel activo, crítico y
participativo, por ejemplo, cuando se laceran sus derechos con reformas políticas-
neoliberales o autoritarias, pueden quedarse en un papel de espectador.

Conviene subrayar, que la relación entre sociedad política y sociedad civil,


no es lineal y homogénea, debido a que existe una parte de la sociedad civil que
de diversas maneras busca hacerse expresar, aunque el riesgo es que al no ser
escuchada pueda conducirse por canales contradictorios, por eso, para Zemelman
esto puede derivar en problemas de gobernanza.

En definitiva, el problema principal es el siguiente: No hay ciudadanía


(Zemelman). De manera que, podemos deducir, que de fondo nos encontramos
ante un problema educativo. En este caso el reto plantea la siguiente disyuntiva:
“(…) entre ser ciudadano y consumista”. Por supuesto, la educación ciudadana,
ocupa un lugar accesorio en el sistema educativo latinoamericano, más todavía,
hay casos donde no es relevante.

Al mismo tiempo, cuando la democracia y las perspectivas de la sociedad


civil son estrechas o de corta duración, provoca que, “La gente en la sociedad civil
se siente con la carencia de futuro” (Zemelman). Como resultado, la sociedad se
atomiza y pierde la capacidad de imaginar alternativas ante un presente de
opresión que las reclama, en suma, Zemelman sentencia: “Hay desinterés por lo
público, por tanto, la gente no participa”. En pocas palabras, el problema se
resume: “Tenemos sistemas políticos vacíos de contenido”.
JOSÉ EDUARDO VÁZQUEZ GONZALEZ 16/MARZO/2021

La falta de una política y educación democrática puede abrir paso a la


emergencia de liderazgos carismáticos (Zemelman). Cuando la participación
popular se reduce al apoyo del líder en curso, no hay autonomía e iniciativas
comunales, por el contrario, sigue existiendo una relación de subordinación. Así
pues, en educación la privatización puede llegar a impulsarse incluso con
gobiernos carismáticos.

Finalmente, llegamos al problema que compete al ámbito de educación


superior: “Los académicos no hacen sentir su presencia”. De manera que, las
universidades no participan en el diseño de políticas públicas, se convierten en
burocracias lejanas de la realidad social. Además, “Hay poco compromiso del
mundo académico con el mundo político”, esto último, agrava la situación de una
academia ausente, ya que, al no educar para lo político, no se asumen
responsabilidades. Al mismo tiempo, Zemelman deja entrever algo un pesimismo
esperanzado: “Hay potencial intelectual instalado, pero que no produce”. Dicho de
otra manera, hay buenos investigadores, pero hace tiempo que dejaron de leer la
realidad, la cultura y las demandas de la sociedad civil.

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