Está en la página 1de 89

CAPÍTULO IV

FERTILIDAD DE
SUELOS Y FERTILIZANTES
Hugo Eduardo Castro Franco*
Manuel Iván Gómez Sánchez**

* I.A., MSc. Manejo de Suelos. Profesor titular. Facultad de Agronomía. Universidad


Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC). Coordinador Grupo Interinstitucional
de Investigación en Suelos Sulfatados Ácidos Tropicales, Gissat. Correo electrónico:
hcastrofranco@ yahoo.com.mx
** I.A., MSc. Suelos- Aguas y Nutrición Vegetal. UNAL, UPCT. Director de Investigación y
Desarrollo Microfertisa S.A. Correo electrónico:migomez@microfertisa.com.co;
igomezm@unal.edu.co
CONTENIDO

Pág.

INTRODUCCIÓN ........................................................................................... 217

1. NUTRIENTES EN LA RELACIÓN SUELO-PLANTA-AMBIENTE ....... 218


1.1. Esencialidad y función de nutrientes .................................................... 219
1.1.1. Criterio de esencialidad. ........................................................................ 219
1.1.2. Clasificación y distribución de los elementos
nutrientes en la planta .......................................................................... 220
1.1.3.Función de los nutrientes en la producción de cultivos ................. 221
1.2. Movilidad y absorción de nutrientes .................................................... 223

2. FACTORES Y PROCESOS RELACIONADOS CON LA


FERTILIDAD DEL SUELO Y LA DISPONIBILIDAD
DE NUTRIENTES ........................................................................................... 226
2.1. Factores del suelo ....................................................................................... 227
2.1.1.Significado de la mineralogía en el aporte de nutrientes .................. 228
2.1.2.Procesos físicos en el manejo de nutrientes ....................................... 232
2.1.3.Procesos químicos y manejo de nutrientes ........................................ 234
2.1.4.Procesos biológicos, materia orgánica y ciclaje
de nutrientes ........................................................................................... 240
2.2. Factores del cultivo ................................................................................... 242
2.3. Factores ambientales ................................................................................. 245
2.3.1.Luz ............................................................................................................. 245
2.3.2.Temperatura ............................................................................................. 246
2.3.3.Humedad y agua atmosférica ............................................................... 246

3. HERRAMIENTAS DE DIAGNÓSTICO PARA EL MANEJO


DE LA FERTILIDAD ........................................................................................ 248
3.1. Identificación de síntomas de deficiencia y toxicidad ......................... 249
3.2. Análisis de suelos: muestreo, calibración e interpretación ............... 250
3.2.1. Muestreo .................................................................................................. 252
3.2.2. Calibración e interpretación ................................................................ 253
3.3. Análisis de foliares: muestreo, calibración e interpretación ............. 256
3.3.1. Muestreo .................................................................................................. 256
3.3.2. Calibración e interpretación ................................................................ 256
CIENCIA DEL SUELO
216 Principios básicos

Pág.

4. RECOMENDACIÓN DE NUTRIENTES ..................................................... 260


4.1. Método basado en antecedentes agronómicos
de respuesta por cultivo ......................................................................... 263
4.2. Método de balance suelo-planta ........................................................... 264
4.3. Método de balance mediante ajuste foliar-extracción ...................... 266

5. ENMIENDAS CALCÁREAS Y SU MANEJO EN EL CONTROL


DE LA ACIDEZ ................................................................................................. 267
5.1. Materiales de encalado ............................................................................ 267
5.2. Manejo de la acidez intercambiable ..................................................... 271
5.2.1. Neutralización total o parcial de la concentración
del aluminio ........................................................................................... 274
5.2.2. Estimación de dosis de cal basada en el porcentaje
de saturación de aluminio ..................................................................... 275
5.2.3. Estimación de dosis de cal basada
en la saturación de bases ....................................................................... 275
5.3. Mejoramiento químico integral de suelos ácidos mediante
el uso combinado de materiales encalantes ........................................ 276

6. USO DEL YESO AGRÍCOLA Y AZUFRE ELEMENTAL


COMO ENMIENDAS ...................................................................................... 278

7. ENMIENDAS ORGÁNICAS .......................................................................... 280


7.1. Estiércoles .................................................................................................... 281
7.2. Abonos verdes ........................................................................................... 282
7.3. Residuos de cosecha .................................................................................. 282
7.4. El compost .................................................................................................. 283

8. FERTILIZANTES MINERALES Y SU MANEJO ....................................... 284


8.1. Expresión del contenido nutricional ..................................................... 285
8.2. Grado ........................................................................................................... 286
8.3. Clases de fertilizantes ................................................................................ 287
8.4. Propiedades de los fertilizantes ............................................................... 290
8.4.1. Granulometría ........................................................................................ 290
8.4.2. Humedad relativa crítica....................................................................... 290
8.4.3. Solubilidad ............................................................................................... 290
8.4.4. Equivalente de acidez o basicidad residual ....................................... 292
8.4.5. Índice de salinidad .................................................................................. 292
8.5. Compatibilidad química en mezclas de fertilizantes ........................... 292
8.6. Método de aplicación de fertilizantes sólidos ...................................... 294
8.7. Aplicación foliar de fertilizantes ............................................................. 296

BIBLIOGRAFÍA ........................................................................................................ 298


FERTILIDAD DE SUELOS Y FERTILIZANTES
Hugo Eduardo Castro Franco, Manuel Iván Gómez Sánchez 217

FERTILIDAD DE SUELOS Y FERTILIZANTES


Hugo Eduardo Castro Franco
Manuel Iván Gómez Sánchez

INTRODUCCIÓN
Las plantas necesitan alimentarse. La nutrición mineral es el proceso fi-
siológico de absorción, transporte y utilización de asimilados por los cultivos.
Los elementos involucrados en este proceso son los nutrientes, los cuales son
exclusivamente de naturaleza inorgánica o mineral.

La fertilidad del suelo está referida a la capacidad de aporte de agua y


nutrientes esenciales que se encuentran interactuando entre la fase coloidal y la
solución del suelo. Un suelo fértil no necesariamente es un suelo productivo,
es el caso de un suelo compactado saturado y uno salino, que pueden tener
alta concentración de nutrientes pero en desequilibrio iónico o con limitantes
en la toma de agua para el normal crecimiento de los cultivos.

Un adecuado diagnóstico de la fertilidad natural del suelo contribuye de


manera importante al manejo integral de los nutrientes, pues a través
de indicadores es posible conocer la reserva aprovechable de los elementos en
el suelo y seleccionar las tecnologías de fertilización y fuentes de abonos más
apropiados.

Respecto al contexto ambiental, la fertilidad del suelo no es suficiente para


el crecimiento de las plantas; el clima juega un papel importante y determi-
nante en muchos casos. Por ejemplo, se puede tener un suelo fértil y que debi-
do a heladas o falta de riego limite la obtención de buenas cosechas, en cuyo
caso, tendríamos un suelo fértil con limitaciones que pueden hacerlo tempo-
ralmente improductivo.

En la gestión de la fertilidad del suelo, la determinación del uso de


nutrientes para el cultivo reconoce tres etapas sistemáticas: diagnóstico e inter-
pretación, recomendación de nutrientes y uso de fertilizantes.

La fertilización está relacionada con el conjunto de actividades y con-


diciones que conllevan a asegurar a la planta las cantidades adecuadas de
CIENCIA DEL SUELO
218 Principios básicos

elementos esenciales, que le permitan expresar su potencial genético me-


diante procesos de nutrición mineral eficientes.
En resumen, la fertilización está asociada con las prácticas o tecnologías
para el aporte de nutrientes y la nutrición con el proceso fisiológico de alimen-
tación de la planta. En consecuencia, el manejo de una fertilización adecuada,
suficiente y balanceada resulta imperante para optimizar rendimientos en los
cultivos. La fertilización debe integrar el uso de diferentes técnicas (granulada,
líquida, foliar, fertirrigación e inyección) y tecnologías (biológica, orgánica,
química) en la formulación de fertilizantes.
Las prácticas de fertilización y el uso de fertilizantes y enmiendas pueden
representar entre 25% y 40% de los costos de producción de los cultivos. Del
uso adecuado de estas prácticas depende en gran medida el incremento de los
rendimientos, la calidad de las cosechas, la rentabilidad de la agricultura y la
sostenibilidad del agrosistema.
El presente capítulo tiene como objetivo fundamentar el conocimiento
aplicado a la enseñanza de los temas que integran el manejo de la fertilidad del
suelo y el uso de fertilizantes. Su contenido describe los principios generales
de la nutrición vegetal, incluyendo los factores que dentro de la relación suelo-
planta-ambiente influyen en el comportamiento y manejo de nutrientes esen-
ciales. En el contexto de la fertilidad del suelo se aporta igualmente las herra-
mientas básicas para interpretar, diagnosticar y recomendar de forma integral
la fertilización de cultivos.

1. NUTRIENTES EN LA RELACIÓN SUELO-PLANTA-AMBIENTE


La fertilidad del suelo se mantiene cuando la salida de elementos nutriti-
vos (exportaciones) es compensada por la entrada de los mismos (aportacio-
nes). Si las exportaciones son superiores a las aportaciones, la fertilidad del
suelo disminuye (Alarcón, 2000). Entender la dinámica nutricional a través de
la relación suelo-planta-ambiente constituye el punto de partida para lograr
un manejo eficiente de nutrientes, que responda a las verdaderas necesidades
nutricionales de los cultivos.
Como se muestra en la Figura 1, la planta utiliza la energía del sol, el aire
del ambiente (oxígeno, carbono), el agua y nutrientes provenientes de la so-
lución del suelo para producir biomasa (alimentos y bioenergía), mediante el
proceso vital de la fotosíntesis. Dependiendo de la oferta edafo-climática y
del balance de entradas y salidas del sistema suelo-planta-ambiente, en la
mayoría de los casos y en diferente grado se requiere de riego, fertilizantes y
enmiendas para suplementar requerimientos hídricos y nutricionales no sa-
tisfechos.
FERTILIDAD DE SUELOS Y FERTILIZANTES
Hugo Eduardo Castro Franco, Manuel Iván Gómez Sánchez 219

Figura 1. Ilustración de cómo una planta utiliza el agua, los nutrientes del suelo
y el oxígeno del aire para la formación de carbohidratos (A), grasas (G)
y proteínas (P). (Potash & Phosphate Institute, 1988).

1.1. Esencialidad y función de nutrientes


1.1.1. Criterio de esencialidad. Los nutrientes esenciales requeridos por las
plantas superiores son de naturaleza inorgánica, lo cual las distingue de las de-
más especies animales y microorganismos que requieren compuestos orgánicos
(Mengel, Kirkby; 2000). Lo anterior supone que cualquier manejo de los ele-
mentos nutritivos debe tener en cuenta que estos se encuentran de forma mine-
ral y directa en la solución del suelo (por ejemplo, la fertilización líquida) o indi-
recta mediante la activación biológica de reservas minerales del suelo.
Mediante experiencias con disoluciones nutritivas hechas por Arnon y Stout
(citado por Epstein y Bloom, 2005) se establecieron los siguientes criterios de
esencialidad para las plantas:
CIENCIA DEL SUELO
220 Principios básicos

• La deficiencia de un elemento hace imposible que la planta complete


su ciclo vital.
• La deficiencia ha de ser específica del elemento en cuestión, y sólo
puede ser corregida mediante el suministro de éste.
• El elemento ha de estar directamente implicado en la nutrición de la
planta, con independencia de sus posibles efectos en la corrección de
condiciones desfavorables, químicas o microbiológicas, del medio ex-
terno.
Algunos investigadores consideran que el segundo criterio no es totalmente
correcto. Por ejemplo, se requiere molibdeno para la fijación del nitrógeno,
pero en algunas especies, sin embargo, el molibdeno puede ser sustituido por
vanadio (V). También el cloro puede ser sustituido, en parte, por bromo (Br).
Otro ejemplo, el sodio (Na), no está considerado como esencial, pero está de-
mostrado en la práctica, que su presencia incrementa el rendimiento de nu-
merosos cultivos, además de ser esencial para algunas plantas halófitas (Atriplex,
Amaranthus) (Mengel, Kirkby, 2000).
1.1.2. Clasificación y distribución de los elementos nutrientes en la planta.
Hoy se consideran 17 elementos fundamentales que al estar presentes en can-
tidades suficientes y balanceadas, junto al agua y la luz, favorecen el proceso
de fotosíntesis y concomitantemente la producción de los cultivos (Figura 2).

Figura 2. Elementos esenciales en la producción de cultivos (Castro, 1998).

Casi la totalidad del organismo vegetal (93-96%) se compone de tres ele-


mentos, carbono (C), hidrógeno (H) y oxígeno (O). La mayor parte del car-
bono y el oxígeno, la obtiene la planta del aire, mientras que el hidrógeno lo
deriva directa o indirectamente del agua. Además, las plantas contienen y
FERTILIDAD DE SUELOS Y FERTILIZANTES
Hugo Eduardo Castro Franco, Manuel Iván Gómez Sánchez 221

necesitan cierto número de elementos químicos que, generalmente, son pro-


porcionados a través del sistema radicular. Estos elementos constituyen la
fracción mineral y sólo representan una pequeña parte del peso seco de la
planta (4-7%), pero no dejan de ser fundamentales para el vegetal, lo que
explica que sean considerados junto con el carbono, el hidrógeno y el oxíge-
no, elementos esenciales para la nutrición de las plantas (Tabla 1).

Tabla 1. Distribución media de los elementos esenciales en la planta


(Alarcón, 2000; Salisbury, 1992).
^şŵďŽůŽ ŽŶĐĞŶƚƌĂĐŝſŶĞŶůĂ
ůĞŵĞŶƚŽĞƐĞŶĐŝĂů
YƵşŵŝĐŽ ŵĂƚĞƌŝĂƐĞĐĂ
ĂƌďŽŶŽ  ϰϱй
,ŝĚƌſŐĞŶŽ , ϲй
KdžşŐĞŶŽ K ϰϱй
EŝƚƌſŐĞŶŽ E ϭ͘ϱй
&ſƐĨŽƌŽ W Ϭ͘Ϯй
WŽƚĂƐŝŽ < ϭ͘Ϭй
ĂůĐŝŽ Ă Ϭ͘ϱй
DĂŐŶĞƐŝŽ DŐ Ϭ͘Ϯй
njƵĨƌĞ ^ Ϭ͘ϭй
,ŝĞƌƌŽ &Ğ ϭϬϬƉƉŵ
DĂŶŐĂŶĞƐŽ DŶ ϱϬƉƉŵ
ŽƌŽ  ϮϬƉƉŵ
ŝŶĐ Ŷ ϮϬƉƉŵ
ŽďƌĞ Ƶ ϲƉƉŵ
ůŽƌŽ ů ϭϬϬƉƉŵ
DŽůŝďĚĞŶŽ DŽ Ϭ͘ϭ ƉƉŵ

EŝƋƵĞů Eŝ Ϭ͘Ϯ ƉƉŵ

Los elementos esenciales se dividen en macronutrientes (primarios y se-


cundarios) y micronutrientes. Su clasificación guarda correspondencia con el
grado de concentración y esencialidad en funciones fisiológicas prioritarias para
el desarrollo y crecimiento de la planta.
• Macroelementos (contenidos mayores de 0.1% )
– Estructurales: C, H y O, extraídos del aire (CO2) o del H2O
– Principales: N, P y K
– Secundarios: Ca, Mg y S
• Microelementos: Fe, Mn, Zn, Cu, B, Mo, Cl y Ni (contenidos menores
de 200 ppm generalmente).
1.1.3. Función de los nutrientes en la producción de cultivos. Los elementos
esenciales son requeridos por las plantas y los cultivos para cumplir satisfactoria-
mente con procesos metabólicos involucrados con su crecimiento, desarrollo y
CIENCIA DEL SUELO
222 Principios básicos

producción. Como lo muestra la Tabla 2, dentro de grupos específicos, los


nutrientes esenciales hacen parte de compuestos orgánicos, conforman enzimas
y activadores enzimáticos, participan en el transporte y almacenamiento de ener-
gía y actúan en la regulación del potencial hídrico, ajuste osmótico y balance
electroquímico de las células.

Tabla 2. Agrupación de los nutrientes de acuerdo con el tipo de funciones en la planta


(Mengel, Kirkby, 2000).

EhdZ/Ed^ &hE/KE^

'ƌƵƉŽϭ EƵƚƌŝĞŶƚĞƐƋƵĞĨŽƌŵĂŶĐŽŵƉƵĞƐƚŽƐŽƌŐĄŶŝĐŽƐ
ŽŶƐƚŝƚƵLJĞŶƚĞĚĞůŽƐĂŵŝŶŽĄĐŝĚŽƐ͕ĂŵŝĚĂƐ͕ƉƌŽƚĞşŶĂƐ͕ĄĐŝĚŽƐŶƵĐůĞŝĐŽƐ͕ŶƵĐůĞſƚŝĚŽƐ͕
E
ĐŽĞŶnjŝŵĂƐ͕ŚĞdžŽĂŵŝŶĂƐ͕ĞƚĐ͘
ŽŵƉŽŶĞŶƚĞĚĞůĂĐŝƐƚĞşŶĂ͕ĐŝƐƚŝŶĂLJŵĞƚŝŽŶŝŶĂLJĚĞůĂƐƉƌŽƚĞşŶĂƐ͘ŽŶƐƚŝƚƵLJĞŶƚĞĚĞůĄĐŝĚŽ
^ ůŝƉŽŝĐŽ͕ĐŽĞŶnjŝŵĂ͕ƚŝĂŵŝŶĂƉŝƌŽĨŽƐĨĂƚŽ͕ŐůƵƚĂƚŝſŶ͕ďŝŽƚŝŶĂ͕ĂĚĞŶŽƐŝŶĂͲϱʹĨŽƐĨŽƐƵůĨĂƚŽLJ
ϯͲĨŽƐĨŽĂĚĞŶŽƐŝŶĂ͘
'ƌƵƉŽϮ EƵƚƌŝĞŶƚĞƐƋƵĞƐŽŶŝŵƉŽƌƚĂŶƚĞƐĞŶĞůĂůŵĂĐĞŶĂŵŝĞŶƚŽĚĞĞŶĞƌպÎĞŶůĂŝŶƚĞŐƌŝĚĂĚ
ĞƐƚƌƵĐƚƵƌĂů
ŽŵƉŽŶĞŶƚĞĚĞůŽƐĂnjƷĐĂƌĨŽƐĨĂƚŽ͕ĄĐŝĚŽƐŶƵĐůĞŝĐŽƐ͕ŶƵĐůĞſƚŝĚŽƐ͕ĐŽĞŶnjŝŵĂƐ͕ĨŽƐĨŽůşƉŝĚŽƐ͕
W
ĄĐŝĚŽĨşƚŝĐŽ͕ĞƚĐ͘WƌĞƐĞŶƚĂƵŶƉĂƉĞůĐůĂǀĞĞŶůĂƐƌĞĂĐĐŝŽŶĞƐƋƵĞŝŶƚĞƌǀŝĞŶĞĞůdW͘
&ŽƌŵĂĐŽŵƉůĞũŽƐĐŽŶŵĂŶŝƚŽů͕ŵĂŶĂŶŽƐ͕ĄĐŝĚŽƉŽůŝŵĂŶƵƌſŶŝĐŽLJŽƚƌŽƐĐŽŶƐƚŝƚƵLJĞŶƚĞƐĚĞ
 ůĂƐƉĂƌĞĚĞƐĐĞůƵůĂƌĞƐ͘/ŶǀŽůƵĐƌĂĚŽĞŶůĂĞůŽŶŐĂĐŝſŶĐĞůƵůĂƌLJĞŶĞůŵĞƚĂďŽůŝƐŵŽĚĞůŽƐ
ĄĐŝĚŽƐŶƵĐůĞŝĐŽƐ͘
^ĞĚĞƉŽƐŝƚĂĐŽŵŽƐŝůŝĐĂͲŐĞůĂŵŽƌĨĂĞŶůĂƉĂƌĞĚĐĞůƵůĂƌ͘ŽŶƚƌŝďƵLJĞĂůĂƐƉƌŽƉŝĞĚĂĚĞƐ
^ŝ
ŵĞĐĄŶŝĐĂƐĚĞůĂƐƉĂƌĞĚĞƐĐĞůƵůĂƌĞƐ͕ĐŽŵŽůĂĞůĂƐƚŝĐŝĚĂĚLJůĂƌŝŐŝĚĞnj͘
'ƌƵƉŽϯ EƵƚƌŝĞŶƚĞƐƋƵĞƉĞƌŵĂŶĞĐĞŶĞŶĨŽƌŵĂŝſŶŝĐĂ
ZĞƋƵĞƌŝĚŽĐŽŵŽĐŽĨĂĐƚŽƌƉŽƌŵĄƐĚĞϰϬĞŶnjŝŵĂƐ͘WƌŝŶĐŝƉĂůĐĂƚŝſŶĞŶĞůĞƐƚĂďůĞĐŝŵŝĞŶƚŽ
<
ĚĞůĂƚƵƌŐĞŶĐŝĂĐĞůƵůĂƌLJĞŶĞůŵĂŶƚĞŶŝŵŝĞŶƚŽĚĞůĂĞůĞĐƚƌŽŶĞƵƚƌĂůŝĚĂĚ͘
/ŶǀŽůƵĐƌĂĚŽĞŶůĂƌĞŐĞŶĞƌĂĐŝſŶĚĞůĨŽƐĨŽĞŶŽůƉŝƌƵǀĂƚŽĞŶůĂƐƉůĂŶƚĂƐϰLJD͘^ƵƐƚŝƚƵLJĞ
EĂ
ĂůƉŽƚĂƐŝŽĞŶĂůŐƵŶĂƐĨƵŶĐŝŽŶĞƐ͘
ZĞƋƵĞƌŝĚŽƉŽƌŵƵĐŚĂƐĞŶnjŝŵĂƐŝŶǀŽůƵĐƌĂĚĂƐĞŶůĂƚƌĂŶƐĨĞƌĞŶĐŝĂĚĞŐƌƵƉŽƐĨŽƐĨĂƚŽ͘
DŐ
ŽŶƐƚŝƚƵLJĞŶƚĞĚĞůĂŵŽůĠĐƵůĂĚĞĐůŽƌŽĨŝůĂ͘
ŽŶƐƚŝƚƵLJĞŶƚĞĚĞůĂůĄŵŝŶĂŵĞĚŝĂĚĞůĂƐƉĂƌĞĚĞƐĐĞůƵůĂƌĞƐ͘ZĞƋƵĞƌŝĚŽĐŽŵŽĐŽĨĂĐƚŽƌƉŽƌ
ĂůŐƵŶĂƐĞŶnjŝŵĂƐŝŶǀŽůƵĐƌĂĚĂƐĞŶůĂŚŝĚƌſůŝƐŝƐĚĞůdWLJĨŽƐĨŽůŝƉŝĚŽƐ͘ĐƚƷĂĐŽŵŽƐĞŐƵŶĚŽ
Ă
ŵĞŶƐĂũĞƌŽĞŶůĂƌĞŐƵůĂĐŝſŶŵĞƚĂďſůŝĐĂ͘dĂŵďŝĠŶŝŶƚĞƌǀŝĞŶĞĞŶůĂŝŶƚĞŐƌŝĚĂĚĚĞůĂƐ
ŵĞŵďƌĂŶĂƐ͘
ZĞƋƵĞƌŝĚŽƉĂƌĂůĂĂĐƚŝǀŝĚĂĚĚĞĂůŐƵŶĂƐĚĞƐŚŝĚƌŽŐĞŶĂƐĂƐ͕ĚĞƐĐĂƌďŽdžŝůĂƐĂƐ͕ƋƵŝŶĂƐĂƐ͕
DŶ ŽdžŝĚĂƐĂƐ͕ƉĞƌŽdžŝĚĂƐĂƐ͘/ŶǀŽůƵĐƌĂĚŽĐŽŶŽƚƌŽƐĐĂƚŝŽŶĞƐĞŶůĂĂĐƚŝǀĂĐŝſŶĚĞĞŶnjŝŵĂƐLJĞŶůĂ
ƉƌŽĚƵĐĐŝſŶĚĞKϮĞŶůĂĨŽƚŽƐşŶƚĞƐŝƐ͘
ů ZĞƋƵĞƌŝĚŽĞŶůĂƐƌĞĂĐĐŝŽŶĞƐĨŽƚŽƐŝŶƚĠƚŝĐĂƐŝŶǀŽůƵĐƌĂĚĂƐĞŶůĂƉƌŽĚƵĐĐŝſŶĚĞŽdžşŐĞŶŽ͘
'ƌƵƉŽϰ EƵƚƌŝĞŶƚĞƐ/ŶǀŽůƵĐƌĂĚŽƐĞŶůĂƚƌĂŶƐĨĞƌĞŶĐŝĂĚĞĞůĞĐƚƌŽŶĞƐ
ŽŶƐƚŝƚƵLJĞŶƚĞĚĞůŽƐĐŝƚŽĐƌŽŵŽƐLJĚĞůĂƐƉƌŽƚĞşŶĂƐŶŽŚĞŵşŶŝĐĂƐŝŶǀŽůƵĐƌĂĚĂƐĞŶůĂ
&Ğ
ĨŽƚŽƐşŶƚĞƐŝƐ͕ĨŝũĂĐŝſŶĚĞůEϮ͘LJůĂƌĞƐƉŝƌĂĐŝſŶ͘
ŽŵƉŽŶĞŶƚĞĚĞůĄĐŝĚŽĂƐĐſƌďŝĐŽŽdžŝĚĂƐĂ͕ƚŝƌŽƐŝŶĂƐĂ͕ŵŽŶŽĂŵŝŶĂŽdžŝĚĂƐĂ͕ƵƌŝĐĂƐĂ͕
Ƶ
ĐŝƚŽĐƌŽŵŽŽdžŝĚĂƐĂ͕ĨĞŶŽůĂƐĂ͕ůĂĐĂƐĂLJƉůĂƐƚŽĐŝĂŶŝŶĂ͘
ŽŶƐƚŝƚƵLJĞŶƚĞĚĞůĂĂůĐŽŚŽůĚĞƐŚŝĚƌŽŐĞŶĂƐĂ͕ŐůƵƚĄŵŝĐŽĚĞƐŚŝĚƌŽŐĞŶĂƐĂ͕ĂŶŚŝĚƌĂƐĂ
Ŷ
ĐĂƌďſŶŝĐĂ͕ĞƚĐ͘
DŽ ŽŶƐƚŝƚƵLJĞŶƚĞĚĞůĂŶŝƚƌŽŐĞŶĂƐĂ͕ŶŝƚƌĂƚŽƌĞĚƵĐƚĂƐĂLJdžĂŶƚŝŶĂĚĞƐŚŝĚƌŽŐĞŶĂƐĂ͘
ŽŶƐƚŝƚƵLJĞŶƚĞĚĞůĂƵƌĞĂƐĂ͘ŶůĂƐďĂĐƚĞƌŝĂƐĨŝũĂĚŽƌĂƐĚĞEϮĐŽŶƐƚŝƚƵLJĞŶƚĞĚĞůĂƐ
Eŝ
ŚŝĚƌŽŐĞŶĂƐĂƐ͘
FERTILIDAD DE SUELOS Y FERTILIZANTES
Hugo Eduardo Castro Franco, Manuel Iván Gómez Sánchez 223

El sodio (Na), cobalto (Co), silicio (Si) y vanadio (V) son necesarios para
algunas plantas. Aunque no son considerados esenciales, se aceptan como be-
néficos o mejoradores del desarrollo de determinados cultivos, ya que pueden
estimular la absorción o el transporte de otros elementos esenciales, limitar la
absorción de otros que se encuentren en exceso o suplir parcialmente la falta
de algún elemento esencial. Entre la comunidad científica actual existe cierta
controversia ante la inclusión del silicio como elemento esencial (Alley,
Vanlauwe, 2009).

1.2. Movilidad y absorción de nutrientes


Los elementos nutrientes pueden ser absorbidos por la planta a nivel edáfico
y/o foliar de diferentes formas (Figura 3). Su grado de movilidad en la interacción
suelo-planta está determinado principalmente por formas iónicas y moleculares
que dependen del peso atómico, la valencia y el tipo de movimiento en el
suelo, como se evidencia en la Tabla 3.

Tabla 3. Nutrientes esenciales y características prácticas aplicables a su manejo


(Castro, et al., 2006; Jungk, 1996).

DKs/>/ d/WKDKs/D/EdKE>^h>K;йͿ

&KZD W^K &>h:K
>DEdK /EdZW/ME
^KZ/ME dMD/K ^h>K W>EdΎ  /&h^/ME
Z/>
D^
н Ͳ
E E,ϰ ͕EKϯ ͕K;E,ϮͿϮ ϭϰ͕Ϭ Dſǀŝů Dſǀŝů ϴϬͲϵϴ ϭͲϮ ϬͲϮϬ
Ͳ с
W ,ϮWKϰ ͕,WKϰ  ϯϬ͕ϵ /Ŷŵſǀŝů Dſǀŝů ϱͲϲ ϮͲϯ 
ϵϬͲϵϮ
н
< < ϯϵ͕Ϭ WŽĐŽ Dſǀŝů ϭϳͲϮϬ ϭͲϮ ϳϴͲϴϬ
Dſǀŝů
нн
Ă Ă  ϰϬ͕Ϭ WŽĐŽ /Ŷŵſǀŝů ϳϬͲϳϮ ϮϴͲϯϮ Ϭ
Dſǀŝů
нн
DŐ DŐ  Ϯϰ͕ϯ WŽĐŽ Dſǀŝů ϴϳ ϭϯ Ϭ
Dſǀŝů
с
^ ^Kϰ  ϯϮ͕Ϭ Dſǀŝů WŽĐŽŵſǀŝů ϵϱͲϵϴ ϮͲϱ Ϭ
нн
DŶ DŶ ͕ƋƵĞůĂƚŽ ϱϰ͕ϵ Dſǀŝů WŽĐŽŵſǀŝů ϱ ϭϱ ϴϬ
нн
Ŷ Ŷ ͕ƋƵĞůĂƚŽ ϲϱ͕ϰ WŽĐŽ WŽĐŽŵſǀŝů ϯϬ ϯϬ ϰϬ
ŵſǀŝů
нн
Ƶ Ƶ ͕ƋƵĞůĂƚŽ ϲϯ͕ϱ WŽĐŽ WŽĐŽŵſǀŝů ϮϬ ϳϬ ϭϬ
ŵſǀŝů
нн ннн
&Ğ &Ğ ͕&Ğ ͕ƋƵĞůĂƚŽ ϱϱ͕ϴ Dſǀŝů WŽĐŽŵſǀŝů ϭϬ ϱϬ ϰϬ
Ͳ
 ,ϯKϯ͕,ϮKϯ ͕ ϭϬ͕ϴ Dſǀŝů /Ŷŵſǀŝů ϲϱ ϯ ϯϮ
ͲϮ Ͳϯ
,Kϯ ͕Kϯ 
ͲϮ Ͳ
DŽ DŽKϰ ͕,DŽKϰ  ϵϱ͕ϵ WŽĐŽ Dſǀŝů ϵϱ ϱ Ϭ
Dſǀŝů
Ͳ
ů ů  ϯϱ͕ϰ Dſǀŝů Dſǀŝů ϳϱͲϴϬ ϭͲϮ ϭϱͲϮϬ
нϮ
Eŝ Eŝ ϱϴ͕ϳϭ WŽĐŽ WŽĐŽŵſǀŝů Ϭ y y
ŵſǀŝů

* La movilidad en la planta está relacionada con el floema.


CIENCIA DEL SUELO
224 Principios básicos

La dinámica que gobierna la movilidad de nutrientes en la relación suelo-


planta está determinada por:
• Movimiento de iones desde la superficie de los coloides hacia la super-
ficie de la raíz mediante los procesos de transporte (difusión, flujo de
masa e intercepción radicular).
• Movimiento de iones de la superficie de la raíz al apoplasto de la raíz
(espacios intercelulares-xilema) mediante flujo pasivo (difusión) y pos-
terior descarga de nutrientes al floema de la célula (simplasto), me-
diante flujo activo (bombas ATP, proteínas de transferencia).
• Movimiento de traslocación de iones desde el interior de la raíz a otros
órganos de la planta vía xilema-floema (presión radical, difusión, co-
rriente transpiratoria).

Figura 3. Movilidad de elementos minerales en el sistema


suelo-planta. (Torrez, Chinchilla, 2006).

En todos los casos para la movilidad ión-raíz en el suelo, es necesario que


se encuentre una concentración adecuada del nutriente en la solución del sue-
lo. El contacto ión-raíz en la toma de nutrientes puede ocurrir mediante los
procesos referidos a continuación e ilustrados en la Figura 4.
FERTILIDAD DE SUELOS Y FERTILIZANTES
Hugo Eduardo Castro Franco, Manuel Iván Gómez Sánchez 225

Figura 4. Movimiento y absorción de nutrientes en la raíz (Melgar, 2003).

• Flujo de masa: movimiento ión-raíz donde los nutrientes entran a


la planta debido a la diferencia de potenciales de humedad entre el
suelo y la planta. Esta toma de nutrientes depende del contenido de
humedad y de la conductividad hidráulica del suelo. Los iones de
alta movilidad en el suelo son tomados por flujo de masa: S> Mo>
N>Mg>Cl>Ca>B.
• Difusión: cuando la concentración de un nutriente en la superficie de
las raíces es menor que en la disolución acuosa del medio de cultivo,
en el seno de ésta, los iones se desplazan hacia los puntos de baja con-
centración hasta alcanzar un equilibrio. En el caso de fósforo y el potasio,
este mecanismo es el predominante en suelos naturales, debido a la
baja concentración que alcanzan en la disolución del suelo.
P>K>Mn>Zn>Fe>B>Cl.
• Interceptación radicular: volumen de suelo desplazado por el volu-
men de raíz, depende de las condiciones de aireación del suelo y por
ende oxigenación de la rizosfera, concentración y balance nutricional.
Los nutrientes que circulan libremente en la solución del suelo son
interceptados de manera directa por las raíces. Este proceso de toma
puede ocurrir para la mayoría de los elementos. Cu>Fe>Zn>Ca.
CIENCIA DEL SUELO
226 Principios básicos

La Figura 4 muestra que los iones pueden ser transferidos directamente de


los coloides a la raíz, sin aparecer como iones libres en la solución del suelo. Un
ión adsorbido oscila dentro de un pequeño volumen, cuando el volumen de
oscilación de un ión coincide en parte con el de otro adsorbido por la raíz (H+),
puede establecerse entre ellos un intercambio. Por otro lado el CO2 liberado
por la respiración de la raíz origina ácido carbónico, el cual al ponerse en con-
tacto con la disolución del suelo se disocia en H+ y HCO-3. Los iones H+ difun-
den hasta el coloide y son intercambiados con los cationes adsorbidos sobre su
superficie.

2. FACTORES Y PROCESOS RELACIONADOS CON LA


FERTILIDAD DEL SUELO Y LA DISPONIBILIDAD
DE NUTRIENTES
En cada uno de los componentes del sistema suelo-planta-ambiente, exis-
ten factores y/o procesos que influyen o afectan la disponibilidad de los
nutrientes. Por ejemplo, el clima determina la distribución o fraccionamiento
de nutrientes al lado de la textura de los suelos y la escala fenológica de los
cultivos. Lo anterior es solo un ejemplo de las múltiples interacciones que se
deben considerar para un manejo adecuado de nutrientes con miras a la pro-
ducción eficiente de cultivos (Tabla 4).

Tabla 4. Factores ambientales, edáficos y del cultivo relacionados con la disponibilidad


y manejo de nutrientes (Gómez, Castro, 2009).
ȱ ȱ ȱȱȱ ȱȱ ȱ

 •’žȱ¢ȱ•Š’žȱ  ŠŽ›’Š•ȱ™Š›Ž—Š•ȱ¢ȱ–’—Ž›Š•˜ÇŠȱŽȱ  ˜Ž—Œ’Š•ȱŽ—·’Œ˜ȱ


Š›Œ’••Šœǯȱ ǻŸŠ›’ŽŠŽœǰȱ‘Ç‹›’˜œǼȱ
 ›ŽŒ’™’ŠŒ’à—DZȱŒŠ—’Šȱ¢ȱ
’œ›’‹žŒ’à—ȱ  ›˜ŒŽœ˜œȱÇœ’Œ˜œDZȱŽœŠ››˜••˜ȱ  œŒŠ•ŠȱŽ—˜•à’ŒŠȱ
Žœ›žŒž›Š•ǰȱ’™˜ȱŽȱŽ¡ž›Šǰȱ
 Ž–™Ž›Šž›ŠȱŠ–‹’Ž—Žȱȱ  Ž—œ’ŠȱŽȱœ’Ž–‹›Šȱ
™›˜ž—’ŠȱŽŽŒ’ŸŠȱ›Š’ŒŠ•ǰȱ
 ž£DZȱŒŠ—’Šǰȱ’—Ž—œ’Šȱ Œ˜–™ŠŒŠŒ’à—ǰȱ›ŽŽ—Œ’à—ȱŽȱ  ŽšžŽ›’–’Ž—˜œȱ—ž›’Œ’˜—Š•Žœȱ
¢ȱž›ŠŒ’à—ȱ ‘ž–ŽŠǰȱ›Ž—Š“Žȱ’—Ž›—˜ǰȱ
 ŽšžŽ›’–’Ž—˜ȱ‘Ǎ›’Œ˜ȱ
Ž–™Ž›Šž›ŠȱŽ•ȱœžŽ•˜ǰȱŠ’›ŽŠŒ’à—ǯȱ

ž–ŽŠȱ›Ž•Š’ŸŠȱ
 1™˜ŒŠœȱŽȱœ’Ž–‹›Šȱ
 ›˜ŒŽœ˜œȱšžÇ–’Œ˜œDZȱŠŒ’Ž£ǰȱ
 ’Ž—˜DZȱŸŽ•˜Œ’Šȱ¢ȱ
Š•ŒŠ•’—’ŠȱǻŒŠ›‹˜—Š˜œȱ¢ȱœ˜’˜Ǽǰȱ  ˜ŠŒ’à—ȱŽȱŒž•’Ÿ˜œȱȱ
’œ›’‹žŒ’à—ȱ
œŠ•’—’Šǰȱœž•ŠŠŒ’à—ǰȱ™›˜™’ŽŠŽœȱ
 Žœ’ž˜œȱŽȱŒ˜œŽŒ‘Šȱ
 ˜—ŒŽ—›ŠŒ’à—ȱŽȱŘȱŽ—ȱ Žȱ’—Ž›ŒŠ–‹’˜ȱǻ ǰȱ Ǽǰȱ
•ŠȱŠ–àœŽ›Šȱ Œ˜—’Œ’˜—Žœȱ›Ž˜¡ǰȱ›Ž•ŠŒ’˜—Žœȱ  ȱ‹˜—˜œȱŸŽ›Žœȱ¢ȱŒ˜‹Ž›ž›Šœǯȱ
’à—’ŒŠœǰȱ’“ŠŒ’à—ȱŽȱǰȱ ǰȱ
ŚȱƸǰȱ
 Š•Š—ŒŽȱ‘Ǎ›’Œ˜ȱŠ–‹’Ž—Š•ȱ  Š—Ž“˜ȱŠ›˜—à–’Œ˜ȱǻŒ˜—›˜•ȱ
œ’—Ž›’œ–˜œȱ¢ȱŠ—Š˜—’œ–˜œȱ
¢ȱŽ¤’Œ˜ǯȱ œŠ—’Š›’˜ȱ¢ȱŽȱ–Š•Ž£ŠœǼȱ
’à—’Œ˜œǯȱ
 ŸŽ—˜œȱ™˜›ȱŒŠ–‹’˜ȱ  ›¤Œ’ŒŠœȱŒž•ž›Š•Žœȱ
 ›˜ŒŽœ˜œȱ‹’˜•à’Œ˜œȱǻ–ŠŽ›’Šȱ
Œ•’–¤’Œ˜ȱǻ‘Ž•ŠŠœȬœŽšžÇŠœȬ
˜›¤—’ŒŠȱ¢ȱŒ’Œ•Š“ŽȱŽȱ—ž›’Ž—ŽœǼȱ ȱ
’—ž—ŠŒ’˜—ŽœǼȱ
 Š—Ž“˜ȱŠ›˜—à–’Œ˜ȱǻ•Š‹›Š—£Šǰȱ
›’Ž˜ǰȱ›Ž—Š“ŽǰȱŽ›’•’£ŠŒ’à—Ǽȱȱ
FERTILIDAD DE SUELOS Y FERTILIZANTES
Hugo Eduardo Castro Franco, Manuel Iván Gómez Sánchez 227

2.1. Factores del suelo


Para entender la fertilidad y capacidad productiva de un suelo es necesario
concebir el suelo como un complejo órgano mineral compuesto en general
por las fases sólida, líquida, gaseosa y coloidal. Dichas fases interactúan me-
diante procesos físicos, químicos y biológicos que condicionan la fertilidad
natural del suelo y, concomitantemente, la productividad de los cultivos. Las
fases del suelo deben proporcionar un equilibrio entre absorción y restitución
de nutrientes, cuando esto no ocurre es necesario proveer mediante los fertili-
zantes dichas necesidades (Figura 5).

Figura 5. Interacción de las fases sólida, cambiable y soluble en la dinámica nutricional


de la relación suelo-planta (Gómez, Castro, 2009).

La fase sólida está constituida por partículas minerales y compuestos or-


gánicos de naturaleza compleja. Los minerales pueden ser primarios (fracción
arena), en tanto que los secundarios corresponden a los diferentes tipos de
arcilla. Los sólidos orgánicos están constituidos bien por tejidos vegetales o
animales frescos, o bien por complejos orgánicos alterados por acción microbial
(humus).
La fase cambiable o coloidal corresponde al “enjambre iónico” constituido
tanto por cationes como por aniones, los cuales, a diferencia de los iones en
CIENCIA DEL SUELO
228 Principios básicos

solución, no se encuentran libres sino adsorbidos electroquímicamente a las


superficies de los coloides del suelo (arcillas y humus), generalmente provistos
de cargas superficiales negativas.
La fase soluble está constituida por la solución nutritiva del suelo, inte-
grada por agua y iones en solución (cationes y aniones disueltos), suscepti-
bles de ser absorbidos por las raíces de las plantas, mediante procesos de
contacto comúnmente conocidos como flujo de masa, difusión e intercep-
ción radicular. A la solución del suelo entran los nutrientes que se solubilizan
de los minerales primarios, los que se adicionan con los fertilizantes, los que
se mineralizan de la materia orgánica, los que se solubilizan de las formas
fijadas o inmovilizadas y los que se desorben de las superficies cargadas de
los coloides. Se puede decir también que de la solución del suelo salen los
nutrientes absorbidos por las plantas, los que se lixivian del perfil, los que
son inmovilizados por los microorganismos al alimentarse, los que se preci-
pitan en formas insolubles, los que se fijan en la superficie de los minerales y
los que son adsorbidos por las superficies cargadas de los coloides (Espinosa,
2000). La concentración de nutrientes en la solución del suelo es muy baja.
Cuando la planta deprime la concentración de nutrientes de la solución del
suelo, los nutrientes retenidos en los coloides pasan a la solución para mante-
ner el equilibrio en un proceso muy dinámico que mantienen los nutrientes
al alcance de las raíces.
La fase cambiable o coloidal define el factor cantidad como la reserva iónica
susceptible de intercambio a la solución del suelo. La dinámica de transferen-
cia de iones de la fase intercambiable a la solución del suelo define el llamado
factor intensidad. La relación cantidad/intensidad se toma como factor capa-
cidad, término que finalmente valora la verdadera disponibilidad de un deter-
minado nutriente. Según la naturaleza de la fracción cambiable, el factor in-
tensidad puede verse afectado por procesos de fijación de nutrientes.
2.1.1. Significado de la mineralogía en el aporte de nutrientes. Existe una
relación directa entre los “materiales parentales” que originan el suelo y su
grado de fertilidad. Los procesos de alteración (meteorización-intemperismo)
constituyen, en consecuencia, los mecanismos naturales para poner a disposi-
ción de las plantas los elementos requeridos para su nutrición, estableciéndose
entonces la relación: Roca → Mineral → Elementos Nutrientes, la cual se pue-
de ver interpretada en la Figura 6 y en la Tabla 5.
El concepto moderno del suelo, como cuerpo natural organizado, toma en
cuenta el material parental como la materia prima sobre la cual actúan los
factores formadores (clima, organismos, relieve y tiempo). Agrícolamente, la
fertilidad es el producto de los procesos de alteración física, química y bioquímica
de los materiales de origen del suelo, sean de carácter mineral y/u orgánico
(Castro, 2004).
FERTILIDAD DE SUELOS Y FERTILIZANTES
Hugo Eduardo Castro Franco, Manuel Iván Gómez Sánchez 229

Los productos resultantes de este ambiente de alteración son partículas de


diferente granulometría (arena, limo y arcilla) y diferente composición quími-
ca (Figura 6). La dinámica o comportamiento de estas partículas controla di-
rectamente la nutrición vegetal (Malagón, 1990).

Figura 6. Resumen de la transformación de la roca (sustrato geológico basal) a minerales primarios y


secundarios como indicadores cualitativos de la fertilidad potencial y actual del suelo (Castro, 2004).

La composición mineralógica de las fracciones gruesas (arena y limo) ex-


plica las diferencias en los niveles de fertilidad de los diferentes suelos. Los
minerales primarios contenidos en la arena y limo representan una importan-
te reserva natural de nutrientes y son los precursores de los minerales secun-
darios de la fracción arcilla (Mejía, 1994). Si un mineral de la fracción arena
que contiene una alta cantidad de elementos requeridos por plantas y anima-
les se altera, su transformación aporta al medio y se considera que el suelo
derivado de este material tiene potencialmente alta fertilidad (IGAC, 1995).
Directa o indirectamente, la proporción, composición y estructura de las
diferentes fracciones (arena, limo y arcilla) que integran la parte inorgánica del
CIENCIA DEL SUELO
230 Principios básicos

suelo determinan las características químicas y físicas asociadas con su fertili-


dad. La Tabla 5 presenta un esquema del aporte de los diferentes minerales a la
fertilidad del suelo.

Tabla 5. Contenido de elementos que aportan a la fertilidad del suelo varios minerales
formadores de rocas (IGAC, 1995).

ȱȱ
 ȱ
Š¢˜›Žœȱ Ž—˜›Žœȱ
žŠ›£˜ȱ ’ȱ Ȭȱ
ž›–Š•’—Šȱ ’ȬŠȬȬŽȬȬ•ȱ ǻǼȱ
’Š—’Šȱ ’ȬŠȬ’ȱ ȱ
Žœ˜ȱ ŠȬȱ Ȭȱ
˜•˜–’Šȱ ŠȬȱ —ȱ
Š•Œ’Šȱ Šȱ —ȱ
›˜Œ•ŠœŠȱ ’Ȭ Ȭ•ȱ žȱ
•’˜Œ•ŠœŠȱ ’ȬŠȬŠȬ•ȱ žȱ
™Š’Šȱ ŠȬȬȱ ǻǼȱ
’˜’Šȱ ’ȬȬŽȬ•Ȭ ȱ —Ȭ—ȬžȬ’Ȭ˜Ȭȱ

˜›—‹•Ž—Šȱ ’ȬȬŽȬ•ȬŠȱ —Ȭ—ȬžȬ’Ȭ˜Ȭȱ
ž’Šȱ ’ȬȬŽȬ•ȬŠȱ —Ȭ—ȬžȬ’Ȭ˜Ȭȱ

Además, es conocido que el comportamiento de los suelos depende en


buena parte de la mineralogía de las fracciones finas (arcillas) y la textura. En
suelos tropicales, la física, la química y la fertilidad y, en consecuencia, el ma-
nejo, se alteran sustancialmente con la mineralogía. Los dos sistemas químico
minerales encontrados en la fracción arcilla de los suelos son las arcillas de
carga permanente y las arcillas de carga variable (Espinosa, 1994).
Las esmectitas, representadas por la montmorillonita, son un típico ejem-
plo de los minerales arcillosos de carga permanente. En la mayoría de los
minerales de carga permanente la carga eléctrica superficial es negativa y
es balanceada con cationes presentes en la solución del suelo como Ca, Mg
y K principalmente. Estos cationes son una importante fuente de nutrientes
para las plantas y esta capacidad de retener y suplir cationes es usada como
un índice de la capacidad productiva del suelo. Las arcillas de carga perma-
nente aparecen en varios lugares de los trópicos donde la intemperización
(envejecimiento) del suelo no ha sido drástica, como en las áreas de mode-
rada a baja precipitación en Colombia (Valle del Cauca y Región Caribe)
(Espinosa, 2000).
FERTILIDAD DE SUELOS Y FERTILIZANTES
Hugo Eduardo Castro Franco, Manuel Iván Gómez Sánchez 231

En los suelos altamente meteorizados de los trópicos de Colombia, las arci-


llas de carga permanente han sido severa o completamente alteradas, origi-
nando arcillas de carga variable, de modo que la carga eléctrica de la superficie
es producto de la adsorción de iones determinantes, principalmente el hidró-
geno (H+) y los hidroxilos (OH-). La adsorción de estos iones en la superficie de
los minerales arcillosos de carga variable depende del pH de la solución del
suelo y por esta razón se denominan también arcillas de carga dependiente
del pH. Una notable excepción en el trópico son los suelos jóvenes de los An-
des formados en deposiciones recientes de ceniza volcánica. Si bien estos sue-
los son relativamente más jóvenes, tienen como principal característica el he-
cho de que los minerales arcillosos, producto de la meteorización de la ceniza
volcánica, son también minerales de carga variable (Espinosa, 1994).
Como se puede observar en la Tabla 6, la proporción, naturaleza, y estruc-
tura específica de los minerales arcillosos influyen directa o indirectamente en
el comportamiento físico-químico y en la fertilidad del suelo.

Tabla 6. Resumen de las características de los minerales arcillosos como indicadores de fertilidad del
suelo (Benavides y Forero, 1978, citados por Castro, 1998).

WƌŽƉŝĞĚĂĚĞƐƌĞůĂĐŝŽŶĂĚĂƐĐŽŶůĂĨĞƌƚŝůŝĚĂĚ
ZĞůĂĐŝſŶ ͘/͘Ύ
dŝƉŽĚĞĂƌĐŝůůĂ
^ŝ͗ů ;ΣͿ ͘/͘ΎΎ ĐƚŝǀŝĚĂĚ &ŝũĂĐŝſŶ
&şƐŝĐĂ Ɖ, Ͳϭ ^͘;йͿ
ĐŵŽů͘ŬŐ ƋƵşŵŝĐĂ ;ŝŶĂĐƚŝǀĂĐŝſŶͿ
ĂŽůŝŶŝƚĂ ϭ͗ϭ ϳ ĚĞĐƵĂĚĂƐ ĐŝĚŽ ϯͲϭϬ ďĂũĂ ďĂũĂ ĨŽƐĨĂƚŽƐ

ĞdžƉĂŶƐŝſŶ ŶĞƵƚƌŽ <н͕


DŽŶƚŵŽƌŝůůŽŶŝƚĂ Ϯ͗ϭ ϭϰ ϴϬͲϭϱϬ ĂůƚĂ ĂůƚĂ
ĐŽŶƚƌĂĐĐŝſŶ ĂďĄƐŝĐŽ ƉĞƐƚŝĐŝĚĂƐ

ĞdžƉĂŶƐŝſŶ ŶĞƵƚƌŽ <н͕E,ϰн


sĞƌŵŝĐƵůƚĂ Ϯ͗ϭ ϭϱ ϭϬϬͲϭϱϬ ŵƵLJĂůƚĂ ĂůƚĂ
ůŝŵŝƚĂĚĂ ĂďĄƐŝĐŽ WĞƐƚŝĐŝĚĂƐ

ĂůƚĂĂ
/ůůŝƚĂ Ϯ͗ϭ ϭϬ ĚĞĐƵĂĚĂƐ EĞƵƚƌŽ ϭϬͲϱϬ ŵĞĚŝĂ <нLJE,ϰн
ŵĞĚŝĂ

ĐŝĚŽ
ŵĞĚŝĂĂ ďĂũĂĂ ĨŽƐĨĂƚŽƐ
ůŽĨĂŶĂ Ϭ͘ϱ͗ϭ͘ϯ Ͳ džĐĞůĞŶƚĞƐ Ă фϭϬϬ
ďĂũĂ ŵĞĚŝĂ ƉĞƐƚŝĐŝĚĂƐ
ŶĞƵƚƌŽ

*E.I. = Espacio Interlaminar; (A°) = Angstrom = 10-8 cm. ** C.I.C. /100 g material

Los coloides del suelo, representados por la fracción mineral (arcillas) y


por la fracción orgánica (humus), conforman el complejo órgano-mineral que
representa la fertilidad actual del suelo. La acumulación de humus en el suelo
incrementa la fertilidad al aumentar la CIC (Castro, 1998).
Resulta entonces muy útil reconocer que la interpretación de la fertili-
dad está influenciada por el grado de evolución de los suelos. En suelos
CIENCIA DEL SUELO
232 Principios básicos

jóvenes (Entisoles, Vertisoles e Inceptisoles), la fertilidad actual es función


de los minerales arcillosos predominantes (montmorillonita, illita de carga
permanente) y de los aportes de materia orgánica. En contraste, la fertili-
dad actual de los suelos seniles (Alfisoles, Ultisoles, Oxisoles), de alto grado
de transformación del material parental y pérdidas generalizadas de ele-
mentos nutritivos, como consecuencia del envejecimiento, depende, en
buena parte, de la fase orgánica para mantener las características de fertili-
dad (Espinosa, 1994).
Por ejemplo, para explicar la relación entre mineralogía y fertilidad en los
Andisoles e integrados ándicos, se caracteriza la proporción y la naturaleza de
materiales amorfos producto de la intemperización de ceniza volcánica, junto
con otros minerales arcillosos, los cuales influyen directa o indirectamente en
múltiples aspectos del comportamiento físico-químico y de la fertilidad de los
suelos cultivados, como se describe a continuación:
• La baja densidad aparente (0,8 – 1 g.cm-3), implica en el manejo alta
porosidad, mayor retención de humedad y mayor superficie específi-
ca de contacto por unidad de área respecto a suelos con minerales
cristalinos.
• Suelos de carga variable dependiente del pH que implica mayores apli-
caciones de nutrientes y enmiendas.
• Inactivación del K+.
• Alta materia orgánica con bajas tasas de mineralización y sumado a
complejos de aluminio se presenta una relación directa con la fijación
de fosfatos. Aunque los Andisoles paperos en Colombia generalmente
presentan contenidos entre medios y altos de materia orgánica, expre-
sados como carbono orgánico, su índice de mineralización es bajo de-
bido a la inactivación de las bacterias nitrificantes por efecto de las
bajas temperaturas y la concentración de aluminio. En estas condicio-
nes la materia orgánica no es un índice de la disponibilidad de nitróge-
no para la planta, por ello el manejo debe ir encaminado a la activación
de la flora del suelo con materiales orgánicos de relaciones C/N < a 15
(estiércoles, gallinazas descompuestas).
• Presencia de óxidos de Al y Fe en las reacciones de intercambio y fija-
ción de fosfatos en la solución del suelo.
2.1.2. Procesos físicos en el manejo de nutrientes. El concepto de ferti-
lidad física se refiere a la oferta edafológica que el suelo debe brindar a las
raíces de las plantas para que éstas logren un crecimiento vigoroso y rápi-
do. De esta forma, los cultivos aseguran la extracción adecuada de agua y
nutrientes y pueden expresar su máxima capacidad productiva (Amézquita,
2003). La Tabla 7 presenta los indicadores más importantes a tener en cuenta
en la calificación de la fertilidad física del suelo.
FERTILIDAD DE SUELOS Y FERTILIZANTES
Hugo Eduardo Castro Franco, Manuel Iván Gómez Sánchez 233

Tabla 7. Indicadores para calificar las condiciones físicas en el diagnóstico integrado


de la fertilidad del suelo (Castro, 2004).

Š›¤–Ž›˜ȱ ˜—’Œ’à—ȱŠŸ˜›Š‹•Žȱ ’ŸŽ•ȱŒ›Ç’Œ˜ȱ

œ›žŒž›Šȱ ›Š—ž•Š›ȱȮȱ‹•˜Œ˜œŠȱ –’Š“˜œŠȬ–Šœ’ŸŠȱ


›ž™˜ȱŽ¡ž›Š•ȱ ȬȬDzȱ›Ȭ›Ȭ›ȱ ȬȬDzȱ›Ȭ›Ȭ›ȱ
›˜ž—’Šȱ›Š’ŒŠ•ȱŽŽŒ’ŸŠǰȱŒ–ȱ ǁȱŜŖȱ ǀȱŘŖȱ
›ŽœŽ—Œ’Šȱ›ŠÇŒŽœȱ ‹ž—Š—Žȱ Žœ›’—’Šȱ
Ž—œ’ŠȱŠ™Š›Ž—ŽǰȱǯŒ–Ȭřȱ ŖǯŞśȱȬȱŗǯŘȱ ǀȱŖǯśDzȱǁȱŗǯśȱ
Š™ŠŒ’ŠȱŽȱœ˜™˜›ŽȱǻŸŠ•˜›ȱ΋Ǽȱ ǀȱŖǯŝȱǻ—˜›–Š•Ǽȱ ǁȱŖǯŝȱǻœž‹œ’Ž—Œ’ŠǼȱ
˜›˜œ’Šȱ˜Š•ǰȱƖȱ śŖȱȮȱśśȱ ǀȱŚŖȱDzȱŝśȱȮȱşŖȱ
œ™ŠŒ’˜ȱŠ·›Ž˜ȱŠȱȘǰȱƖȱ ŗŖȱȮȱŗŘȱ ǀȱŗŖȱ
A—’ŒŽȱŽȱ™•Šœ’Œ’ŠǰȱƖȱ ǀȱŗŖȱ ǁȱŘŖȱ
œŠ‹’•’ŠȱŽȱŠ›ŽŠ˜œȱȘǰȱ––ȱ ›Ž˜–’—’˜ȱǁśǯŖȱ––ȱȱ ›Ž˜–’—’˜ȱǀȱŖǯśȱ––ȱ
ȘǰȱƖȱ ǀȱşȱ şȱȬŗśȱȱ
˜—’Œ’à—ȱŽȱ‘ž–ŽŠȱŽ—ȱŒŠ–™˜ȱ ǯǯȘȱȬȱȘȱ ȘȱȬȱȘȱ

ž–ŽŠȱŸ˜•ž–·›’ŒŠȱŠȱȘǰȱƖȱ ŘśȱȮȱřśȱ śȱȮȱŗśȱ
•–ŠŒŽ—Š–’Ž—˜ȱŽȱ‘ž–ŽŠǰȱ––ȦŒ–ȱ ǁȱŘȱ ŖǯśȱȮȱŗȱ
—’•›ŠŒ’à—ǰȱŒ–Ȧ‘ȱ ŖǯśȱȬȱŘǯŖȱ ǀȱŖǯŗDzȱŗŘǯŝȱȬȱŘśǯŚȱ
*CC: capacidad de campo; AA: agua aprovechable; PS: punto de saturación; PM: punto de
marchitez; DPM: diámetro ponderado medio; COEL: coeficiente de extensibilidad lineal;
n= A-0.2R/L+3H (A= humedad de campo, R= % limo+% arena, L= % arcilla, H= % materia orgánica).

La fertilidad física del suelo puede ser natural o inducida mediante siste-
mas adecuados de manejo, especialmente los relacionados con labranza, riego,
drenaje y control de salinidad. Un suelo de buena calidad física permite que el
agua penetre y se distribuya fácilmente dentro del volumen de suelo ocupado
por las raíces. Además, permite que el suelo se acomode a la presión ejercida
por las raíces en crecimiento. El suelo debe tener una porosidad de por lo
menos 50%, con una buena distribución de macro, meso y microporos, para
facilitar el almacenamiento y movimiento de agua y aire. Por ejemplo, los sue-
los de textura fina presentan mayores posibilidades de contacto con los pelos
absorbentes y también mayor facilidad de actuación de los agentes de altera-
ción que promueven la liberación de nutrientes asimilables, con menos pérdi-
das de nutrientes; caso contrario sucede en suelos de texturas gruesas, con
mayor tendencia a la compactación (Castro, et al., 2006).
Bajo compactación la absorción mineral queda inhibida por la ausencia de
oxígeno; a medida que la atmósfera del suelo disminuye el oxígeno, es menor
la respiración de las raíces y la absorción mineral. Generalmente las raíces dismi-
nuyen su absorción hasta valores inferiores al 10% de espacio aéreo en el suelo,
aunque esto depende mucho de la especie en cuestión (para el arroz el valor
crítico se sitúa en 3%).
CIENCIA DEL SUELO
234 Principios básicos

En general, el manejo de la fertilidad física debe propender por el aporte


adecuado de aire (oxígeno) y agua para el normal crecimiento de los cultivos,
es un factor primordial en el manejo integral de la fertilidad del suelo y en la
expresión de la dinámica química y biológica que conlleva a la disponibilidad
de nutrientes.

2.1.3. Procesos químicos y manejo de nutrientes


Reacción del suelo (pH). Esta propiedad química afecta muchos pro-
cesos físicos, biológicos y de disponibilidad de nutrientes como se observa
en la Figura 7. A determinados valores de pH, algunos elementos pueden
formar compuestos insolubles: la precipitación de hierro, manganeso y co-
bre en medios alcalinos; la precipitación del fósforo en suelos ácidos ricos
en hierro y aluminio, o en suelos básicos con el calcio. En suelos cálidos y
básicos particularmente calcáreos, también pueden producirse pérdidas por
volatilización de nitrógeno en forma amoniacal: NH4+ + OH- → NH3↑ + H2O.

Figura 7. Relación entre la reacción del suelo y procesos que influyen


en la disponibilidad de nutrientes (Gómez, Castro, 2009).
FERTILIDAD DE SUELOS Y FERTILIZANTES
Hugo Eduardo Castro Franco, Manuel Iván Gómez Sánchez 235

Además, la actividad de los microorganismos puede quedar inhibida en


determinadas condiciones de pH; por ejemplo, la nitrificación se mitiga
significativamente en medios extremadamente ácidos (pH < 4,5) o alcalinos
(pH > 8), con lo que se limita la asimilación del nitrógeno y el proceso de
mineralización de otros elementos como fósforo y azufre (Figura 7).
Implicaciones del complejo de cambio. Conociendo esta propiedad se
puede predecir la fertilidad potencial y la fertilidad actual del suelo. Los suelos
de carga permanente (arcillas 2:1) tienen una mayor fertilidad potencial por
tener mayor capacidad de intercambio catiónico (CIC). Los suelos de carga
variable (minerales amorfos en suelos seniles) son generalmente de baja CIC y,
en consecuencia, de baja fertilidad. Un claro ejemplo de esta condición, se
puede detectar al comparar en Colombia los suelos de la Meseta de Ibagué
(CIC del orden de 15-20 cmol. Kg-1) y los de la altillanura (CIC<5 cmol. Kg-1).
Conocer el estado del complejo de cambio permite inferir propiedades
relacionadas con la riqueza de los coloides, capacidad buffer, acidez, tipo de
material parental, requerimientos de enmiendas, fertilización y hasta compor-
tamiento físico (lixiviación), lo cual en conjunto es un índice que expresa la
capacidad productiva de un suelo (Figura 8).

Figura 8. Capacidad productiva de un suelo vista por la relación del pH, las bases
intercambiables y la CICE (Adaptado y complementado de Torrez y Chinchilla, 2006).
CIENCIA DEL SUELO
236 Principios básicos

En cuanto a la concentración y saturación catiónica, un complejo de cam-


bio con adecuado balance de bases respecto a la CIC debería tener 55-65% de
calcio, 15-20% de magnesio y 3-5% de potasio. De otra parte, cuando la satura-
ción de algunos elementos muestra tendencia alta como el caso de aluminio
(>25%), sodio (>10 %), magnesio (> 30%), puede ocurrir una alta probabilidad
de encontrar bloqueos y desbalances iónicos. Además, la saturación catiónica,
según el caso, puede llevar a la tipificación de suelos álicos, sódicos o magnésicos.
Los elementos relacionados con las propiedades de cambio son los cationes
y la presencia de unos u otros depende del grado de acidez del suelo, del ori-
gen de las cargas (arcillas + materia orgánica) y de propiedades del elemento
como energía de retención, radio iónico y valencia.
Los cationes son adsorbidos con diferente intensidad en el coloide, por ello
se establece la siguiente energía de retención (Mengel, Kirkby, 2000):
Al+3>Fe+3> Ca+3>K+>NH4+ para suelos desaturados
Ca+2> Mg+2> K+>Na+> NH4+ para suelos saturados
Cuanto mayor sea la valencia del catión, mayor será su poder de adsorción,
por eso los cationes divalentes son más fuertemente adsorbidos que los
monovalentes:
Al+3 > Ca+2 >Mg+2 >NH4+ > K+ > Na+
Cuando los cationes presentan la misma valencia, se fijan más intensamente
aquellos con menor radio de hidratación (Mengel, Kirkby, 2000); por eso el
potasio, que aumenta dos veces su radio al estar hidratado, se adsorbe más fuer-
temente que el sodio, que ve aumentado su radio iónico cuatro veces al estar
hidratado; en este caso hay que tener en cuenta mayormente la saturación iónica.
K+ > NH4+ >Na+ (monovalentes); Ca+2>Mg+2 (divalentes)
Para iones metálicos las propiedades de retención en el suelo dependen en
alto grado de la materia orgánica y de la formación de complejos
organometálicos. Cuando domina el Al+3 o Fe+3 en suelos con alto contenido de
materia orgánica, se limita la disponibilidad de otros micronutrientes como
Cu, Mn y Zn según la siguiente secuencia:
Al +3 >Fe +3,+2 >Cu +2 >Mn +2>Zn +2
Condiciones Redox. El suministro limitado de oxígeno provoca la dismi-
nución del potencial redox del suelo, lo que confiere a este último un carácter
reductor. En suelos bien aireados, donde el potencial redox es alto, el oxígeno
es un aceptador final de electrones. En suelos con déficit de oxígeno son otros
compuestos los que actúan como aceptadores electrónicos, entre los que se
pueden citar el nitrato, manganeso, hierro, sulfato y, en ocasiones, el dióxido
de carbono.
FERTILIDAD DE SUELOS Y FERTILIZANTES
Hugo Eduardo Castro Franco, Manuel Iván Gómez Sánchez 237

En condiciones anaeróbicas promovidas por el mal drenaje o la inunda-


ción, el potencial redox cae hasta un punto en el que los iones NO3-, Mn4+,
Fe3+ y SO4-2 , dependiendo del pH, son reducidos por los microorganismos
del suelo.
El nitrato (NO3-) se reduce en primer lugar a nitrito (NO2-) y posterior-
mente a óxido nitroso (N2O) o a nitrógeno molecular (N2), que son volátiles y
escapan a la atmósfera, contribuyendo a la pérdida de fertilidad del suelo a
través del proceso denominado desnitrificación. Las mayores tasas de
desnitrificación se presentan bajo condiciones de pH cercano a la neutralidad
o ligeramente alcalino. Generalmente la tasa de desnitrificación es baja si el pH
es menor a 6,0 (Castro, 1998).
El manganeso, por su parte, es reducido según la reacción:
MnO2 + 4 H+ + 2e- > Mn2+ + 2 H2O
Como consecuencia de esta reacción el Mn pasa a una forma soluble y
puede alcanzar concentraciones que resultan tóxicas para las plantas con
limitantes severos en la absorción del Fe. A medida que las condiciones se van
haciendo más reductoras, los microorganismos reducen al Fe3+, al SO42- y, en
condiciones extremas, al CO2, según las siguientes reacciones:
Fe(OH)3 + 3 H+ + e- > Fe2+ + 3 H2O
SO42- + 10 H+ + 8 e- > H2S + 4 H2O
+ -
CO2 + 8 H + 8 e > CH4 + 2 H2O
Al igual que el manganeso, el hierro divalente es más soluble que el
trivalente, por lo que puede producirse un efecto tóxico de este elemento. Por
otra parte, el ácido sulfhídrico (H2S) es un inhibidor de la respiración celular, y
otros compuestos orgánicos que pueden formarse, como el ácido acético o el
ácido butírico, también son tóxicos cuando se acumulan en las proximidades
de la raíz. Igualmente el CO2 en medios reducidos pasa a metano (CH4) (Cal-
derón, 2008).
Interacciones iónicas. Todos los elementos minerales obran entre sí
y actúan sobre los otros, provocando sinergismo y antagonismos por efecto
de la competencia iónica o la interacción en procesos de precipitación.
Ejemplo: los altos niveles de fósforo en el suelo o en la hoja competirán
con el magnesio, hierro, zinc y cobre en la asimilación (Torrez, Chinchi-
lla, 2009).
El antagonismo se presenta cuando el aumento en la concentración de
un elemento reduce la absorción de otro. Ejemplos: NO3--Cl-, Fe-Mn, Na-Ca,
NH4+-Ca, K-Mg, Ca-Mg. Cuando los iones fijados al complejo coloidal guar-
dan una adecuada proporción, estos antagonismos no suelen presentarse.
CIENCIA DEL SUELO
238 Principios básicos

La Tabla 8, resume los principales antagonismos entre elementos nutriti-


vos (en rojo) y otros de carácter más leve (en amarillo). Si bien es cierto que en
la bibliografía pueden encontrarse multitud de citas haciendo referencia a toda
clase de antagonismos en cultivos concretos y bajo determinadas condiciones,
los referidos se consideran los más relevantes.
El sinergismo se presenta cuando el aumento en la concentración de un
elemento favorece la absorción de otro (color verde Tabla 8). Ejemplos: N-Ca,
P-Mo. Puede darse el caso de existir “sinergismos negativos”, donde la carencia
de un determinado elemento propicia la deficiencia de otro (color azul Tabla 8),
como el caso B-Ca, un déficit de boro dificulta la absorción de calcio y viceversa,
si bien es cierto que ante un exceso de uno de ellos se comportan como elemen-
tos antagónicos, dificultándose la normal absorción del otro.

Tabla 8. Sinergismos y antagonismos de nutrientes en el suelo y planta


(Alarcón, 2008).

Salinidad. Todos los suelos contienen sales y algunas de estas se convier-


ten en un problema cuando se concentran en la zona radical del cultivo. En
general el efecto de presión osmótica y deshidratación de la planta en suelos
salinos y/o salinos sódicos causa inhibición de la actividad fotosintética del
FERTILIDAD DE SUELOS Y FERTILIZANTES
Hugo Eduardo Castro Franco, Manuel Iván Gómez Sánchez 239

cultivo, lo cual conlleva una disminución en el metabolismo y asimilación de


nutrientes en la rizosfera, principalmente de aquellos que dependen de la co-
rriente transpiratoria o procesos pasivos de absorción como el Ca y Mn (Cal-
derón, 2008).
El problema de la salinidad generalmente se asocia a la presencia de dife-
rentes tipos de sales, cuyo grado de solubilidad de mayor a menor se expresa
como sigue: nitratos > cloruros > bicarbonatos > sulfatos > carbonatos. En ra-
zón a su grado de solubilidad, el diagnóstico de la salinidad debe contemplar
en su interpretación y manejo, además del parámetro de conductividad eléc-
trica, la tipificación de las sales predominantes en el extracto de saturación.
Algunos de los casos donde se ve afectada la disponibilidad de nutrientes
por efecto de la salinidad están relacionados con los excesos de cloruros y sulfatos
que restringen la absorción de nitrógeno. Por altas concentraciones de sodio y/
o magnesio se pueden presentar deficiencias de potasio como consecuencia de
la inhibición competitiva de estos elementos. Altas concentraciones del ión
sodio en la solución del suelo pueden limitar grandemente la absorción del
calcio y, en menor medida, la del potasio; para este último caso, debido al
carácter altamente selectivo en su asimilación.
El exceso de sales y su combinación con sodio generalmente causan la
dispersión de materia orgánica y arcilla, lo que afecta la estructura y la
conductividad hidráulica del suelo (Figura 9). Un caso específico de este fe-

Figura 9. Expresión de sales superficiales de tipo sulfatos y cloruros metálicos


en suelos sulfatados ácidos salinos (Gissat, 2006).
CIENCIA DEL SUELO
240 Principios básicos

nómeno puede identificarse en suelos sulfatados ácidos salinos debido al flu-


jo sellante de solutos (sales metálicas, limos, orgánicas y presencia de preci-
pitados de Fe) que restringen la permeabilidad del suelo en condición satu-
rada (Castro, et al., 2009).
2.1.4. Procesos biológicos, materia orgánica y ciclaje de nutrientes. Los
compuestos de carbono (C) en el suelo están representados por los residuos
orgánicos que son los tejidos de plantas y animales sin destruir y sus produc-
tos de descomposición parcial, la biomasa del suelo que está representada por
el tejido microbial vivo y el humus que son todos los compuestos de C que no
forman parte de los compuestos arriba mencionados. El humus resiste la ac-
ción microbiana y se acumula en el suelo.
La materia orgánica es el humus acumulado a través del tiempo en el
suelo. El humus está conformado por las substancias húmicas que son com-
puestos de peso molecular relativamente alto, de color pardo a negro, for-
madas por reacciones secundarias de síntesis. Existen tres fracciones prin-
cipales del humus que son: ácido fúlvico, ácido húmico y huminas (Castro
et al., 2006).
La acumulación de humus está directamente relacionada con la activi-
dad de la población de microorganismos vivos en el suelo, conocida tam-
bién como masa microbiana. En general, el contenido de C de los
microorganismos vivientes comprende solamente alrededor del 1% al 8%
del C total de la materia orgánica del suelo, pero la supervivencia y
funcionalidad (actividad) de muchos de estos microorganismos es vital para
mantener la fertilidad del suelo. En cualquier suelo, la acumulación de hu-
mus tiende a equilibrarse con el tiempo y la cantidad final de humus de-
pende de la cantidad y calidad del material orgánico añadido y su tasa de
descomposición. Todo esto, a su vez, depende de las prácticas de manejo
del suelo (Espinosa, 1995).
El componente biorgánico tiene repercusión directa en la fertilidad del
suelo, básicamente por dos aspectos. El primero se relaciona con los residuos
frescos y en descomposición que se acumulan en la superficie del suelo y lo
protegen de la erosión y de la pérdida excesiva de agua. El segundo, está
asociado a los beneficios de la descomposición de los residuos animales y
vegetales que aportan nutrientes por procesos de mineralización, óxido-re-
ducción y solubilización y que finalmente terminan acumulándose como
humus en el suelo (Figura 10). Es ampliamente reconocida la importancia
del humus en el mantenimiento de la fertilidad del suelo (sostenibilidad).
Los aspectos más relevantes tienen que ver con el incremento de la habilidad
del suelo para retener nutrientes, reducción de la compactación, incremento
en la capacidad de retención de agua, mejoramiento de la capacidad tampón,
FERTILIDAD DE SUELOS Y FERTILIZANTES
Hugo Eduardo Castro Franco, Manuel Iván Gómez Sánchez 241

Figura 10. Explicación gráfica del significado del componente biorgánico del suelo
como indicador de fertilidad (Castro, 2004).

restablecimiento de la estructura y aporte de energía para los microorganismos


que trabajan en el ciclaje de nutrientes, entre otros.
Es innegable que en el manejo y sostenibilidad de la productividad del
suelo a través del tiempo debe existir un equilibrio entre acumulación de
materia orgánica (humificación) y el proceso de mineralización (paso de for-
mas orgánicas a minerales disponibles) promovido mediante la actividad
bioquímica de ciclaje (Tabla 9). Lo anterior, de acuerdo con Janzen (2006), se
consigue con: (I) acumulación de biomasa e incorporación de residuos,
optimizando la retención más eficiente de carbono, alternativa que se logra
con un manejo integral de la fertilidad y uso eficiente de nutrientes y fertili-
zantes y (II) optimización de la descomposición de la materia orgánica, de tal
manera que los cultivos se beneficien de este proceso, lo cual se consigue con
la rotación de cultivos de menor producción de biomasa que aprovechen los
productos de mineralización. Los nutrientes más asociados a la materia orgá-
nica y actividad biológica son N>S>P>Cu>Mn.
CIENCIA DEL SUELO
242 Principios básicos

Tabla 9. Procesos biológicos y ciclaje de elementos en el suelo (Burbano, 2007).


’Œ•˜ȱ ›˜ŒŽœ˜œȱ ŽŒŠ—’œ–˜ȱ –™˜›Š—Œ’Šȱ

ȱ ˜˜œÇ—Žœ’œȱ —Œ˜›™˜›ŠŒ’à—ȱŽȱȱ¢ȱŽ—Ž›ÇŠȱ ȬŒ’Ÿ’Šȱ–’Œ›˜‹’Š—ŠȱŽ—ȱŽ•ȱœžŽ•˜ȱ


ȱ ȱ Ȭ˜›–ŠŒ’à—ȱŽȱ‘ž–žœȱǻ–Ž“˜›ŠȱŽȱ
ŽœŒ˜–™˜œ’Œ’à—ȱ ’‹Ž›ŠŒ’à—ȱŽȱŘȱ¢ȱ—ž›’Ž—Žœȱ •ŠȱŽœ›žŒž›ŠȱŽ•ȱœžŽ•˜Ǽȱ
ȱ ȱ ȬŽ›’•’ŠȱŽ•ȱœžŽ•˜ȱǻŠŒž–ž•ŠŒ’à—ȱ
’—Ž›Š•’£ŠŒ’à—ȱ ˜—ŒŽ—›ŠŒ’à—ȱŘȱŽ—ȱ•Šȱ Žȱ—ž›’Ž—ŽœǼȱ
Š–àœŽ›Šȱ

ȱ –˜—’’ŒŠŒ’à—ȱ Ȭ˜›¤—’Œ˜ȱ→ȱ
řȱ→ȱ
ŚƸȱ ž–Ž—Šȱȱ’œ™˜—’‹•Žȱ

—–˜Ÿ’•’£ŠŒ’à—ȱ řȬȱ¢ȱ
ŚƸȱ→ȱȬ˜›¤—’Œ˜ȱ ŽžŒŒ’à—ȱȱ’œ™˜—’‹•Žȱ

’›’’ŒŠŒ’à—ȱ 
ŚƸȱ→ȱřȬȱ ·›’ŠœȱŽȱȱ™˜›ȱ•’¡’Ÿ’ŠŒ’à—ǰȱȱ
’œ™˜—’‹•Žȱ

Žœ—’›’’ŒŠŒ’à—ȱ řȬȱ→ȱŘǰȱŘȱ ·›’ŠœȱŽȱȱŠœŽ˜œ˜ȱ

ȱ ’—Ž›Š•’£ŠŒ’à—ȱ Ȭ˜›¤—’Œ˜ȱ→ȱŚřȬȱ ž–Ž—Šȱȱ’œ™˜—’‹•Žȱȱ


—–˜Ÿ’•’£ŠŒ’à—ȱ ŚřȬȱ→ȱȬ˜›¤—’Œ˜ȱ ’œ–’—žŒ’à—ȱȱ’œ™˜—’‹•Žȱ
˜•ž‹’•’£ŠŒ’à—ȱ ȱ’—œ˜•ž‹•Žȱ→ȱŚřȬȱ ž–Ž—ŠȱŠ™›˜ŸŽŒ‘Š–’Ž—˜ȱŽȱȱ

ȱ ’—Ž›Š•’£ŠŒ’à—ȱ Ȭ˜›¤—’Œ˜ȱ→ȱŚŘȬȱ ž–Ž—Šȱȱ’œ™˜—’‹•Žȱ


¡’ŠŒ’à—ȱ ȱ→ȱŚŘȬȱ Ž—Ž›ŠȱŠŒ’’’ŒŠŒ’à—ȱ
ŽžŒŒ’à—ȱ ŚŘȬ→ȱ
Řȱȱ ·›’ŠœȱŽȱȱ¢ȱ’˜˜¡’Œ’Šȱ

ŽŠ•Žœǰȱ ¡’˜Ȭ›ŽžŒŒ’à—ȱǻŽǰȱ—Ǽȱ ŽŠ•ȱ˜¡’Š˜ȱ⇔ȱŽŠ•ȱ›ŽžŒ’˜ȱ ȱ


˜›˜œǯȱ ˜•ž‹’•’£ŠŒ’à—ȱǻǰȱ Ǽȱ ȱ ˜•ž‹’•’Šǰȱ˜¡’Œ’Šǰȱ’“ŠŒ’à—ǯȱ
˜–™•Ž“ŠŒ’à—ȱ¢ȱ
šžŽ•ŠŠŒ’à—ȱǻžǁ—ǁ—Ǽȱ

2.2. Factores del cultivo


El proceso de absorción de nutrimentos ocurre mediante inversión de
energía metabólica y por tanto depende del estado fenológico del cultivo y
del nutrimento en particular. Las plantas jóvenes absorben más rápida e in-
tensamente los elementos minerales, para ir disminuyendo esta absorción
paulatinamente conforme avanza el desarrollo de la planta. El requerimiento
está relacionado con la función fisiológica del elemento y la etapa del cultivo
(Figura 11).
La respuesta a la aplicación de nutrientes depende de condiciones muy
particulares de la planta relacionadas con la absorción y la curva de exporta-
ción de nutrimentos a las diferentes secciones de la planta. El entendimiento
de este proceso permite definir con propiedad un programa integrado de fer-
tilización (Segura, 2002). Plantas distintas en un mismo suelo pueden tener
una nutrición mineral diferente, tanto cuantitativa como cualitativamente, in-
cluso variedades de una misma especie pueden actuar de modos notablemen-
te diferentes.
FERTILIDAD DE SUELOS Y FERTILIZANTES
Hugo Eduardo Castro Franco, Manuel Iván Gómez Sánchez 243

Figura 11. Curva acumulada de absorción de N en el cultivo de maíz y etapas


fenológicas (Alley, Vanlawe, 2009).

Disponer de información sobre absorción y extracción de nutrientes en


cultivos es esencial para la planificación del esquema de fertilización y la toma
de decisiones encaminadas a garantizar las necesidades nutricionales para pro-
ducciones óptimas. Un concepto importante a tener en cuenta en los requeri-
mientos de los cultivos es la diferencia terminológica que se presenta entre
“absorción” y “extracción”. Se entiende por absorción la cantidad total de
nutrientes absorbida por el cultivo durante su ciclo de desarrollo. El término
extracción es la cantidad total de nutrientes acumulada por procesos metabólicos
en los órganos cosechados (grano, frutos, forraje u otros). La diferencia entre
los términos es significativa al momento de las recomendaciones de fertiliza-
ción, bajo el criterio de reposición (Ciampitti, García, 2007). A continuación, se
presentan como referentes de consulta las Tablas 10 y 11, que registran la ab-
sorción y extracción de nutrientes en cultivos comerciales de importancia
económica.
CIENCIA DEL SUELO
244 Principios básicos

Tabla 10. Absorción y extracción de nutrientes en cultivos de hortalizas, cereales y frutales.


ȱȱȱ ›ž™˜œȱŽȱȱȱ X›Š—˜ȱ ‹œ˜›Œ’à—ȱ˜Š•ȱǻ”ǯȬŗǼȱ ¡›ŠŒŒ’à—ȱǻ”ǯȬŗǼȱ
žŽ—Žȱ
ȱȱȱȱȱŒž•’Ÿ˜œȱ Œ˜œŽŒ‘Š‹•Žȱ
ȱ ȱ ȱ Šȱ ȱ ȱ ȱ ȱ ȱ Šȱ ȱ ȱ

 ȱ ȱ ȱ ȱ ȱ ȱ ȱ ȱ ȱ ȱ ȱ ȱ ȱ ȱ ȱ
›ŸŽ“Šȱ ›Š—˜ȱ śŜǯŖȱ ŜǯŖȱ Řśȱ ŘǯŜȱ Ŝǯşȱ ŗǯŝȱ ŗśǯŖȱ ŘǯŖȱ ŝǯŖȱ Ŗǯŝȱ Ŗǯřȱ Ŗǯŗȱ ŗȱ¢ȱřȱ
˜–ŠŽȱ ›ž˜ȱ ŘǯŞȱ ŖǯŚȱ Śǯśȱ ŘǯŞȱ Ŗǯŝȱ Ŗǯşȱ ŗǯşȱ ŖǯŘȱ řǯŗȱ ŖǯŞȱ Ŗǯŗȱ Ŗǯŗȱ ŗȱȱ
Ž™’—˜ȱ ›ž˜ȱ ŚǯŖȱ Ŗǯŝȱ śǯřȱ ŘǯŖȱ ŗǯŗȱ ŗǰŖȱ ŗǯśȱ Ŗǯśȱ řǯśȱ Ŗǯśȱ ŖǯŘȱ Ŗǯŗȱ ŗǰȱřȱ
’–Ž—à—ȱ ›ž˜ȱ Śǯşȱ ŗȱ ŜǯŜȱ Ŗǯşȱ ŖǯŚȱ ŖǰŚȱ ŘǯŚȱ Ŗǯřȱ Řǯřȱ Ŗǯřȱ ŖǯŘȱ Ŗǰŗȱ ŗȱ
ŽŒ‘žŠȱ
˜“Šœȱ ŘǯŖȱ Ŗǯśȱ Śǯřȱ Ŗǯşȱ ŖǯŘȱ Ŗǰřȱ ŗǯśȱ Ŗǯřȱ řǯśȱ Ŗǯśȱ Ŗǯŗȱ Ŗǯŗȱ ŗȱ¢ȱśȱ
™’˜ȱ
˜“Šœȱ ŗǯŝȱ ŖǯŚȱ řǯŝȱ Ȭȱ Ȭȱ Ȭȱ Ŗǯřȱ Ŗǯŗȱ ŖǯŚȱ Ŗǯŗȱ Ŗǯŗȱ Ȭȱ ŗȱ¢ȱśȱ
›àŒ˜•’ȱ •˜›Žœȱ řǯŚȱ ŖǯŞȱ řǯśȱ řǯśȱ Ŗǯśȱ ŖǯŚȱ Řǯŗȱ ŖǯŜȱ ŗǯŜȱ ŖǯŚȱ ŖǯŘȱ Ȭȱ ŗȱ¢ȱŚȱ
˜•’•˜›ȱ •˜›Žœȱ Śǯŝȱ ŖǯŞȱ Ŝǯśȱ řǯśȱ ŖǯŚȱ ŗǯŘȱ řǯŖȱ ŖǯŜȱ řǯŖȱ ŖǯŞȱ Ŗǯŗȱ Ŗǯŗȱ ŗȱ¢ȱřȱ
Ž™˜••˜ȱ
˜“Šœȱ śǯŖȱ Ŗǯŝȱ śǯŖȱ řǯŖȱ Ŗǯśȱ ŖǯŚȱ řǯŖȱ ŖǯŚȱ ŘǯŜȱ ŖǯŞȱ ŖǯŘȱ ŖǯŘȱ ŗȱ¢ȱŚȱ
œ™’—ŠŒŠȱ
˜“Šœȱ śǯŗȱ ŖǯŞȱ śǯŜȱ Ŗǯŗȱ ŖǯŚȱ Ȭȱ řǯřȱ ŖǯŜȱ řǯŚȱ Ȭȱ Ȭȱ Ȭȱ ŗȱ¢ȱřȱ
œ™¤››Š˜ȱ ›˜Žœȱ ŗşǯřȱ Řǯşȱ ŗŞȱ ŗŖȱ Ŗǯşȱ Ȭȱ şǯŜȱ ŗǯŜȱ Şǯśȱ Ȭȱ Ȭȱ Ȭȱ ŗȱ¢ȱřȱ
•ŒŠŒ‘˜Šȱ ›ž˜œȱ ŞǯŖȱ ŘǯŖȱ ŗřǯȱ Ȭȱ Ȭȱ Ȭȱ Ȭȱ Ȭȱ Ȭȱ Ȭȱ Ȭȱ Ȭȱ ŗȱ
Ž‹˜••Šȱ ž•‹˜ȱ řǯşȱ ŖǯŜȱ ŚǯŖȱ ŚǯŚȱ Ŗǯŝȱ ŖǰŞȱ Řǯśȱ ŖǯŚȱ ŘǯŚȱ ŖǯŞȱ Ŗǯřȱ ŖǯŘȱ ŗȱ¢ȱśȱ
Ž–˜•ŠŒ‘Šȱ ŠÇ£ȱ ŜǯŖȱ Ŗǯŝȱ Şǯśȱ ŗǯşȱ ŗǯŘȱ Ŗǰŝȱ řǯśȱ ŖǯŚȱ řǯśȱ ŖǰŜȱ ŖǯŜȱ ŖǰŘȱ ŗȱ¢ȱřȱ
Š—Š‘˜›’Šȱ ŠÇ£ȱ ŚǯŖȱ ŖǯŞȱ ŜǯŖȱ śǯŖȱ ŖǰŚȱ Ŗǰřśȱ Řȱ ŖǯŚȱ Śȱ řȱ ŖǰŘȱ Ŗǰŗȱ ŗȱ¢ȱřȱ
Š™Šȱ ž‹·›Œž•˜ȱ śǰśȱ Ŗǯşȱ ŞǯŘȱ ŗǯŚȱ ŖǯŞȱ Ŗǯŝȱ řǯŜȱ Ŗǯŝȱ śǯŚȱ Ŗǯŗȱ ŖǯŚȱ ŖǯŘȱ ŗȱ
ȱ ȱ ȱ ȱ ȱ ȱ ȱ ȱ ȱ ȱ ȱ ȱ ȱ ȱ ȱ
ŠÇ£ȱ ›Š—˜ȱȱ ŘŚȱ Śȱ ŘŘȱ Śȱ śȱ Śȱ ŗśȱ řȱ Śȱ ŖǯŘȱ Řȱ ŗȱ Ŝȱ¢ȱřȱ
›’˜ȱ ›Š—˜ȱ řŖȱ śȱ ŗşȱ řȱ Śȱ śȱ Řŗȱ Śȱ Śȱ ŖǯŚȱ řȱ Řȱ Ŝǰȱŝȱ
››˜£ȱ ›Š—˜ȱ ŘŘȱ Śȱ ŘŜȱ řȱ Řȱ ŗȱ ŗśȱ řȱ řȱ Ŗǯŗȱ ŗȱ ŖǯŜȱ ŗȱ
Ž‹ŠŠȱ ›Š—˜ȱ ŘŜȱ Śȱ ŘŖȱ Ȭȱ řȱ Śȱ ŗśȱ řȱ śȱ Ȭȱ ŗȱ Řȱ ŗȱ¢ȱřȱ
˜›˜ȱ ›Š—˜ȱ řŖȱ Śȱ Řŗȱ Ȭȱ śȱ Śȱ ŘŖȱ Śȱ Śȱ Ŗǯşȱ ŗȱ Řȱ ŗȱ¢ȱřȱ
ŸŽ—Šȱ ›Š—˜ȱ řŚȱ śȱ ŘŖȱ Ȭȱ Ŝȱ Ŝȱ ŘŖȱ řȱ řȱ Ȭȱ ŗȱ ŗǯŞȱ ŗȱ¢ȱřȱ
ȱ ȱ ȱ ȱ ȱ ȱ ȱ ȱ ȱ ȱ ȱ ȱ ȱ ȱ ȱ
’›žŽ•Šȱ ›ž˜ȱ Ŝǯśȱ Ŗǯşȱ ŜǯŖȱ Ȭȱ Ŗǯśȱ Ȭȱ Śǯśȱ ŖǯŜȱ ŚǯŘȱ Ȭȱ Ȭȱ Ȭȱ ŗȱ¢ȱřȱ
ž›Š£—˜ȱ ›ž˜ȱ śǯŗȱ Ŗǯŝȱ ŚǯŜȱ ŖǯŞȱ Ȭȱ Ȭȱ ŘǯŞȱ Ŗǯśȱ řǯŖȱ ŖǯŘȱ Ŗǯřȱ Ȭȱ řȱ
Š—£Š—Šȱ ›ž˜ȱ řǯŜȱ ŖǯŞȱ Řǯśȱ ŚǯŜȱ Ŗǯşȱ Ȭȱ Řǯśȱ ŖǯŚȱ ŗǯŚȱ ŖǯŜȱ Ŗǯŗȱ Ȭȱ řȱ¢ȱŞȱ
ŸŠȱ ›ž˜ȱ Ŝǯşȱ ŗǯŖȱ ŞǯŖȱ śǯŞȱ ŗǯŖȱ Ȭȱ ŚǯŚȱ Ŗǯŝȱ śǯŖȱ Řǯŝȱ Ŗǯŝȱ Ȭȱ ŗǰȱřȱȱ
Ž›Šȱ ›ž˜ȱ ŘǯŜȱ ŖǯŚȱ ŘǯŞȱ śǯŞȱ Ŗǯśȱ Ȭȱ ŗǯŝȱ Ŗǯřȱ ŘǯŚȱ Ŗǯřȱ ŖǯŘȱ Ȭȱ řȱ¢ȱŞȱ
Ž•à—ȱ ›ž˜ȱ ŚǯŖȱ ŖǯŜȱ śǯśȱ řǯřȱ Ŗǯŝȱ Ȭȱ Řǯśȱ Ŗǯřȱ řǯśȱ Ȭȱ Ȭȱ Ȭȱ ŗȱ¢ȱřȱ
’ÛŠȱ ›ž˜ȱ ŚǯŖȱ Ŗǯşȱ şǯŞȱ Ȭȱ ŗǯŜȱ ŖǯŚȱ ŗǯŖȱ ŖǯŚȱ Śǯśȱ Ȭȱ Ȭȱ Ȭȱ ŗȱ¢ȱşȱ
Š—Š—˜ȱ ›ž˜ȱ ŞǯŚȱ ŗǯŗȱ Şǯřȱ ŚǯŖȱ ŗǯśȱ Ŗǯŝȱ ŘǯŖȱ ŖǯŚȱ ŜǯŖȱ ŗǯŖȱ Ȭȱ Ȭȱ ŗȱ¢ȱřȱ
Š—ÇŠȱ ›ž˜ȱ ŘǯŖȱ Ŗǯřȱ řǯŖȱ Ȭȱ Ȭȱ Ȭȱ ŗǯŖȱ ŖǯŘȱ ŗǯŖȱ Ȭȱ Ȭȱ Ȭȱ ŗȱ¢ȱřȱ
’–à—ȱ ›ž˜ȱ Ŝǯřȱ Ŗǯŝȱ ŚǯŚȱ Ȭȱ Ȭȱ Ȭȱ ŗǯŜȱ ŖǯŘȱ ŗǯŝȱ Ŗǯŝȱ ŖǯŘȱ Ŗǯŗȱ řȱ
Š—Š›’—Šȱ ›ž˜ȱ ŚǯŚȱ ŖǯŚȱ Śǯśȱ Ȭȱ ŖǯŜȱ Ŗǯśȱ ŗǯśȱ ŖǯŘȱ ŘǯŖȱ Ŗǯŝȱ ŖǯŘȱ Ŗǯŗȱ řȱ
Š›Š—“Šȱ ›ž˜ȱ śǯŝȱ Ŗǯŝȱ śǯřȱ Ȭȱ Ŗǯŝȱ ŖǯŞȱ ŘǯŖȱ Ŗǯřȱ ŘǯŜȱ ŗǯŖȱ ŖǯŚȱ Ŗǯśȱ ŗǰȱřȱ
˜–ŠŽȱŽȱ
›ž˜ȱ ŚǰŞȱ Ŗǰŝȱ śǰŜȱ ŗǰŘȱ Ŗǰśȱ ŗǰŖȱ Ȭȱ Ȭȱ Ȭȱ Ȭȱ Ȭȱ Ȭȱ şȱ
¤›‹˜•ȱ
žŠŒŠŽȱ‘Šœœȱ ›ž˜ȱ Řǰśȱ ŗǰŖȱ ŚǰŜȱ ŖǰŘȱ Ŗǰřȱ Ŗǰřȱ Ȭȱ Ȭȱ Ȭȱ Ȭȱ Ȭȱ Ȭȱ ŗŖȱ
Š—˜ȱ ›ž˜ȱ ŜǰŜȱ ŗǰŜȱ Ŝǰŗȱ řǰŖȱ Ŗǰŝȱ ŗȱ Ȭȱ Ȭȱ Ȭȱ Ȭȱ Ȭȱ Ȭȱ şȱ
Š™Š¢Šȱ ›ž˜ȱ ŗǰŞȱ Ŗǰśȱ ŘǰŜȱ ŗǰŘȱ Ŗǰśȱ Ŗǰśȱ Ȭȱ Ȭȱ Ȭȱ Ȭȱ Ȭȱ Ȭȱ şȱ
ž•˜ȱ ›ž˜ȱ ŚǯŖȱ ŖǰŜȱ řǰřȱ ŗǰŘȱ ŖǰŞȱ Ŗǰŝȱ Ȭȱ Ȭȱ Ȭȱ Ȭȱ Ȭȱ Ȭȱ şȱ
˜›Šȱ ›ž˜ȱ Řǰŝȱ ŖǰŜȱ Řǰśȱ ŗǰŘȱ ŖǰŞȱ Ŗǰşȱ ȱ ȱ Ȭȱ Ȭȱ Ȭȱ Ȭȱ şȱ
›ŽœŠȱ ›ž˜ȱ Řǰřȱ ŖǰŜȱ Řȱ ŗǰşȱ ŖǰŚȱ Ŗǰřȱ ȱ ȱ ȱ ȱ ȱ ȱ ŗȱ¢ȱşȱ

Tomado de: (1) Bertsch F. 2003; (2) Contreras, A. 2002 (3).IFA. 1992; (4).IPI, 2007; (5).IPNI Norte de Latinoamérica, 2007; (6) Gómez,
2006a; (7) García, et al., 2006; (8) Melgar R. y M. Díaz Zorita, 1997; (9) Guerrero, 2001; (10) Torrez y Chinchilla, 2007.
FERTILIDAD DE SUELOS Y FERTILIZANTES
Hugo Eduardo Castro Franco, Manuel Iván Gómez Sánchez 245

Tabla 11. Absorción y extracción de nutrientes en gramíneas y leguminosas forrajeras, cultivos


industriales, flores y ornamentales.
-1 -1
Grupos de Órgano Absorción Total (Kg.t ) Extracción (Kg.t )
Fuente
Cultivo Cosechable
N P K Ca Mg S N P K Ca Mg S
PASTOS Y FORRAJES
Kikuyo forraje seco - - - - - - 27.8 5.9 29.6 - - - 4
Festuca alta forraje seco - - - - - - 25.0 3.0 26.0 5.6 2.5 2.5 3
Alfalfa forraje seco - - - - - - 27.0 2.8 21.0 12.0 2.8 3.8 1.2 y 3
Raigrás forraje seco - - - - - - 25.0 2.7 18.5 4.9 3.6 2.5 1.2 y3
Trébol forraje seco - - - - - - 21.0 3.0 23.6 - 3.2 4.5 1.2 y3
Vicia forraje seco - - - - - - 25.9 3.0 18.5 - - - 3
Sorgo forrajero forraje seco - - - - - - 10.6 2.8 12.7 - 2.1 2.6 1.2 y 3
Azul orchoro forraje seco - - - - - - 32 8.7 28.7 3.14 2 - 4
Elefante forraje seco - - - - - - 10.9 5.3 21.8 2.4 2.7 - 4
Guinea forraje seco - - - - - - 11.8 4.0 17.4 3.9 1.82 - 4
Pangola forraje seco - - - - - - 11.4 4.3 16.6 2.5 1.75 - 4
Brachiaria forraje seco - - - - - - 12.1 2.8 13.2 - - - 4
INDUSTRIALES Y OLEAGINOSAS
Caña de azúcar caña 0.86 0.32 0.88 0.21 0.89 0.16 0.57 0.27 0.43 0.14 0.86 0.13 1
Algodón fibra 150 25 100 - 24 25 70 13 33 - - 12 5
Café café almendra - - - - - - 34.9 2.26 36.9 4.26 2.26 1.21 11
Soya grano 74 7 39 16 9 4 55 6 19 3 4 3 9
Palma de aceite fruta fresca 7.72 1.04 10.1 3.96 2.44 1.8 4.56 0.59 5.96 1.33 1.29 1 8
Girasol semilla 40 11 28 18 11 5 24 7 6 1 3 2 1y6
Tabaco hoja seca 65 9 100 36 8 10 32 6 36 30 4 5 9
Remolacha
raíz 4 2 10 - 1 0.4 2 2 2 - 0.6 0.2 2
azucarera
Yuca raíz 5.2 0.98 3.5 2.5 1 0.6 - - - - - - 7
FLORES Y ORNAMENTALES
tallos
Rosa (materia 44.4 5.2 37 11.9 6 5.7 - - - - - - 10
seca/año)
Helecho cuero hojas 15.2 2.5 15.1 5.7 2.7 1.9 - - - - - - 1

Tomado de: (1) Bertsch, 2003; (2) IFA. 1992; (3) IPNI NorthCentral-USA, 2007; (4) INPOFOS, 2003; (5) Halevy J. y M. Bazelet, 1992;
(6) INPOFOS, 1999. (7) Gómez, 2006a. (8) Munevar, 2001. (9) Ciampitti y García; 2007; (10) Posada, 2008; (11) Cenicafé, 2008.

La reposición utilizando la absorción del cultivo implica la aplicación de


todos los nutrientes que fueron tomados por el cultivo y que se encuentran
presentes en todos sus tejidos y órganos, cosechables y no cosechables. Sin
embargo, la práctica de fertilización por los niveles de extracción de los culti-
vos, generalmente la más utilizada, sólo busca reponer los nutrientes que son
absorbidos y depositados en tejidos y órganos cosechables, y que por lo tanto
no son reciclados debido a que no vuelven a ingresar al sistema suelo (Ciampitti,
García, 2007).

2.3. Factores ambientales


2.3.1. Luz. La luz ejerce sobre la nutrición mineral un efecto indirecto, el
incremento de la iluminación produce un aumento de las reservas
CIENCIA DEL SUELO
246 Principios básicos

carbonatadas y de la transpiración, por lo que la absorción mineral tiende a


intensificarse. Una de las interacciones más claras y directas entre la luz y la
nutrición mineral se produce en el caso de la asimilación del nitrógeno y del
azufre. La expresión de los genes que codifican para la enzima nitrato
reductasa y su actividad, varía con la concentración de nitrato, con los nive-
les de luz y de carbohidratos. Por otro lado, la luz, la sacarosa y el nitrato
inducen la transcripción de los genes que codifican para la nitrito reductasa
(nitrito a amonio), mientras que los compuestos de nitrógeno reducido
inhiben este proceso (Calderón, 2008).
En cuanto a la asimilación del azufre, este elemento se toma, en su mayor
parte, en forma de sulfato y como tal forma parte de la estructura de diferentes
componentes celulares y de proteínas de azufre. La fotorrespiración genera
serina, que puede estimular la síntesis de oacetilserina, importantes en proce-
sos de detoxificación y estrés por sequía (Calderón, 2008).
2.3.2. Temperatura. Dentro de los límites fisiológicos (0-35°C), un au-
mento de la temperatura provoca una mayor absorción de iones, 20 a 25°C
para potasio y 30-35°C para fósforo. Al superar el límite fisiológico (35-
40ºC), la absorción se paraliza, posiblemente por la desactivación de algu-
nas enzimas o por inhibirse la síntesis de algún componente indispensable
en el proceso de absorción. A temperaturas bajas, además de limitarse la
solubilidad de los elementos en la disolución del suelo, se dificultan mu-
chas reacciones que intervienen en el transporte de nutrientes (Guardiola,
García, 1990).
Entre los efectos que ejerce el calor sobre las plantas se destaca la reduc-
ción de la tasa respiratoria y fotosintética. Ambos procesos son inhibidos a
altas temperaturas, pero la fotosíntesis es más sensible que la respiración. Cuan-
do se supera el punto de compensación de la temperatura (temperatura a la
cual la cantidad de CO2 fijado es igual a la de CO2 producto de la respiración),
se produce el consumo de las reservas de la planta, lo que se traduce, por
ejemplo, en la pérdida de dulzor de frutos y hortalizas. El desequilibrio entre
fotosíntesis y respiración termina por provocar graves daños a las plantas so-
metidas a estrés térmico (Calderón, 2008).
Las altas temperaturas modifican la composición y la estructura de la mem-
brana celular y pueden causar la salida de iones de la célula. Además, todos los
procesos que dependen de la funcionalidad de las membranas (fotosíntesis y
respiración, entre ellos) se ven afectados.
2.3.3. Humedad y agua atmosférica. De forma general, la absorción mineral
se incrementa al aumentar, dentro de ciertos límites, la humedad del suelo. El
agua es necesaria para la producción de azúcares, para mantener la hidratación
del protoplasma y como vehículo para el trasporte de nutrientes absorbidos por
la raíz. Estos procesos se reducen ante la escasez de agua en el suelo.
FERTILIDAD DE SUELOS Y FERTILIZANTES
Hugo Eduardo Castro Franco, Manuel Iván Gómez Sánchez 247

En términos fisiológicos el crecimiento, el desarrollo y la productividad de


los cultivos dependen en alto grado de la interacción entre el factor hídrico y la
nutrición. El suelo debe responder satisfactoriamente tanto a requerimientos
hídricos como nutricionales para garantizar buenas cosechas. El contenido
de humedad en el suelo que proporciona esta condición es el de capacidad de
campo (agua capilar retenida en meso y microporos una vez se produce el
drenaje). Un agotamiento del 50% de la humedad volumétrica retenida en
el suelo a capacidad de campo ya inicia a afectar la disponibilidad de los
nutrientes y a generar progresivamente estrés hídrico en la planta. La presen-
cia de agua libre en el suelo (condición de saturación) igualmente afecta el
metabolismo de la planta y trasciende negativamente en los mecanismos de
nutrición por promover condiciones de óxido-reducción, lixiviación y
escorrentía superficial (Castro, et al., 2009).
Los suelos agrícolas expresan, según sus condiciones físicas, variaciones en
su comportamiento hidrodinámico. La capacidad de almacenamiento y reten-
ción de humedad deducible del tipo de textura, contenido de materia orgánica
y desarrollo estructural se convierte en un buen indicador para inferir en el
suelo aspectos como los de eficiencia de la fertilización, lavado de nutrientes
(lixiviación) y agotamiento de reservas nutritivas (Castro, 2004).
El agua de lluvia, en ausencia de compuestos contaminantes, presenta un
pH ligeramente ácido, alrededor de 5.6, debido a la disolución de CO2 y a la
consecuente formación de ácido carbónico, que es un ácido débil y se disocia
según la siguiente reacción: CO2 + H2O < > HCO - + H+
3

Esta reacción produce protones que al llegar al suelo promueven la


meteorización de las rocas y la liberación de potasio, magnesio, calcio, manga-
neso, a la vez que aumentan la solubilidad de carbonatos, sulfatos y fosfatos,
haciendo accesibles estos elementos para las plantas. Sin embargo, si la preci-
pitación es intensa, se produce un fenómeno de lixiviación o lavado, los
nutrientes son arrastrados hacia capas más profundas del suelo, disminuyen-
do la fertilidad del mismo y dándole un carácter ácido.
En las hojas, el agua de lluvia, el rocío o los sistemas de aspersión o
nebulización van a provocar un efecto similar. El apoplasto de los tejidos aé-
reos de las plantas es libremente accesible a los solutos. Estos pueden circular
por el mismo mediante procesos pasivos no selectivos, como la difusión y flujo
de masas, y ser intercambiados libremente con el medio externo, razón por la
cual se conoce a este espacio como el espacio libre aparente. Como se ha indi-
cado anteriormente, las precipitaciones acuosas, sea cual sea su origen, provo-
can el lavado de iones desde el espacio libre aparente, bien sea por un proceso
de intercambio iónico, o bien por disolución y arrastre. En función de las con-
diciones ambientales, la pérdida de nutrientes por este proceso puede suponer
un porcentaje considerable del contenido total de la planta, principalmente
cationes (Guardiola, García, 1990).
CIENCIA DEL SUELO
248 Principios básicos

Por oxidación natural la lluvia es un importante aportador de nitrógeno.


El calor generado por los relámpagos hace que el oxígeno reaccione con el
nitrógeno en el aire, formando luego N-nítrico. La lluvia por este factor puede
agregar de 10 a 15 kg N/ha/año (Potash & Phosphate Institute, 1988).

3. HERRAMIENTAS DE DIAGNÓSTICO PARA EL MANEJO


DE LA FERTILIDAD
El manejo de la fertilidad del suelo contempla el uso y adaptación de
diversas herramientas de diagnóstico, cuya interpretación constituye la base
técnica para orientar de forma integral la nutrición eficiente de cultivos.
El diagnóstico hace referencia a la identificación de características (atribu-
tos y/o limitantes) que influyen sobre la disponibilidad de nutrientes e
interactúan con factores ambientales (clima), factores del suelo (físicos, quími-
cos, biológicos), factores del cultivo (históricos de producción, variedades, ex-
tracción nutricional, potencial genético, sistema radicular, fenología) y facto-
res de manejo antrópico (antecedentes de prácticas de encalamiento y/o ferti-
lización). Para realizar un adecuado diagnóstico es necesaria la evaluación de
estas características mediante el inventario de registros y el estudio de herra-
mientas de análisis (análisis de suelos, foliares y de aguas).
La interpretación idónea debe relacionar los datos deducibles de las herra-
mientas de análisis (calibrados previamente), respecto a los factores y procesos
que involucran la dinámica de cada uno de los nutrientes para así identificar
las características del suelo que más limitan la producción y, consecuentemen-
te, deducir y establecer estrategias o actividades de manejo que en conjunto
definen la etapa de pronóstico. La etapa de recomendación corresponde a la
aplicación integral de las estrategias y a la cuantificación de las soluciones en
términos del uso y ajuste de técnicas de laboreo, prácticas culturales, riego y
drenaje, sistemas de siembra, aplicación de los correctivos (orgánicos, calcáreos
o industriales) y definición de planes de fertilización.
El aprovechamiento eficiente y sostenible del suelo en el sistema de pro-
ducción agrícola exige el análisis y monitoreo del medio. Para un adecuado
manejo de la fertilidad, interpretación y recomendación de abonado en suelos
cultivados, es necesario reconocer los factores predisponentes relacionados con
la baja aprovechabilidad de nutrientes en el sistema suelo-planta. En este sen-
tido el análisis de herramientas de diagnóstico (análisis de suelos, foliar, análi-
sis de aguas, antecedentes, bases de datos) pretende cuantificar en alguna me-
dida esa problemática, de tal manera que se debe tender a la interpretación de
procesos relacionados no solo con la concentración de nutrimentos en el suelo
o planta, sino considerar su movimiento, interacción, restitución y pérdidas
en el suelo (Gómez, Castro, 2009).
FERTILIDAD DE SUELOS Y FERTILIZANTES
Hugo Eduardo Castro Franco, Manuel Iván Gómez Sánchez 249

3.1. Identificación de síntomas de deficiencia y toxicidad


Para diagnosticar la deficiencia o exceso de un nutriente en la planta
se debe tener en cuenta la distribución espacial de la deficiencia, la fun-
ción fisiológica del elemento, la movilidad y posición del síntoma dentro
de la planta y la senescencia de hojas. La Figura 12 ilustra una guía para

Figura 12. Diagrama para la identificación y diagnóstico de deficiencias nutricionales


en plantas cultivadas (Gómez, Castro, 2009).
CIENCIA DEL SUELO
250 Principios básicos

diagnosticar los elementos involucrados en deficiencia de acuerdo con los


parámetros anteriores. Por ejemplo, la deficiencia de elementos de alta
movilidad (N, P, K, Mg) en la planta se manifiesta mayormente en hojas
senescentes debido a que dichos elementos se traslocan en el floema, siendo
deficiente su distribución hacia las partes bajas de la planta como conse-
cuencia de su limitada reposición externa.
Es importante aclarar que además de las deficiencias y/o toxicidades
causadas específicamente por un elemento, se presentan en las plantas
síntomas y signos que expresan clorosis, necrosis, malformación, retar-
dos en crecimiento, etc., donde actúan por deficiencia y/o exceso en el
tejido más de un elemento, relacionados todos con funciones fisiológicas
de un mismo proceso. Por ejemplo, en ausencia de fotosíntesis o clorosis
se involucran todos los activadores de síntesis de clorofila como N, S, Mg,
Zn, Mn, Fe.
El uso de esta herramienta de carácter morfológico es fundamental en la
identificación de nutrientes como factores limitantes en la producción. Igual-
mente es de utilidad diferenciar las fisiopatías abióticas dadas por el clima,
efectos por estrés hídrico, heladas, golpes de sol o por toxicidades inducidas
por fertilización y otros factores, para ser más asertivos en el diagnóstico. Algu-
nas ilustraciones sobre deficiencias típicas de nutrientes en cultivos se pueden
observar en la Figura 13.

3.2. Análisis de suelos: muestreo, calibración e interpretación


Históricamente, el diagnóstico de la fertilidad, como herramienta básica
para conocer el potencial del recurso suelo en usos agropecuarios y forestales,
se ha restringido al análisis químico y de textura, buscando predecir la res-
puesta relativa de los cultivos a la aplicación de nutrientes. La sola utilización
del análisis químico para el diagnóstico de la fertilidad del suelo es una pro-
puesta incompleta e impide, por falta de información, la posibilidad del mane-
jo integrado y sostenible del suelo. Existe consenso en que también se debe
integrar en el diagnóstico la evaluación de otras limitantes que podrían reper-
cutir de manera significativa en la disponibilidad de nutrientes y en el estado
general del cultivo (Castro, et al., 2006).
Según Cassman (2001), los nuevos enfoques de sostenibilidad agrícola con-
ciben el diagnóstico de la fertilidad del suelo como la caracterización detallada
de todos sus componentes (físico, químico y biológico), con el fin de evaluar la
aptitud del suelo para la explotación de cultivos específicos.
El análisis químico del suelo es una herramienta que integra tres compo-
nentes importantes: toma de muestras, análisis de laboratorio e interpretaciones
FERTILIDAD DE SUELOS Y FERTILIZANTES
Hugo Eduardo Castro Franco, Manuel Iván Gómez Sánchez 251

Deficiencia de N en lulo (clorosis Deficiencia de P en maíz (hojas Deficiencia de K en maíz (clo-


en toda el area foliar) rojizas, tallos delgados) rosis marginal, tallos delgados)

Deficiencia de Ca en tomate Deficiencia de Mg en banano Deficiencia de Fe en rosa


(pudrición basal en frutos) (clorosis intervenal marginal) (clorosis férrica generalizada)

Deficiencia de B en plátano (cue- Deficiencia de Zn en caña (clorosis Deficiencia de Mn en durazno (cloro-


llo de ganso en hoja apical) intervenal fina en hojas nuevas) sis intervenal gruesa en hojas medias)

Figura 13. Síntomas de deficiencia de nutrientes en diversos cultivos (Gómez, Castro, 2009).
CIENCIA DEL SUELO
252 Principios básicos

basadas en correlación de campo (Figura 14). Las tres etapas son importantes
para evaluar el grado de deficiencia y disponibilidad de los nutrimentos y para
determinar las cantidades de fertilizantes que se deben aplicar (Kidder, Espinosa,
2002).

Figura 14. Elementos que integran un análisis de suelos (Kidder, Espinoza, 2002).

3.2.1. Muestreo. La toma adecuada de una muestra de suelos en el cam-


po, así como la exactitud y confiabilidad de las determinaciones en el labora-
torio, son elementos fundamentales en la obtención de un buen diagnóstico
de suelos. La muestra de suelo del predio debe ser representativa y específica
del área por zonas de manejo. Una muestra para análisis de fertilidad en
cultivos no debe representar más de 5 hectáreas y debe ser producto de va-
rios submuestreos aleatorizados (zig-zag, equis o ese), evitando mezclar dife-
rentes tipos de suelos (Stark, et al., 2004). Si en un campo alguna área del
suelo parece diferente (color, textura) o si el crecimiento del cultivo es
significativamente diferente del resto, se debe tomar una muestra separada
de esa área. Igualmente, es importante tener en cuenta la historia del lote en
cuanto al tratamiento agrícola de los últimos años (uso de enmiendas orgáni-
cas, calcáreas y fertilizantes).
Antes de proceder a la toma y preparación del tamaño de la muestra que
represente la capa arable del cultivo a establecer, el procedimiento indica
que el suelo debe ser observado en profundidad para descartar la ocurrencia
de limitantes físicos. El tamaño de la muestra que se envíe al laboratorio gene-
ralmente es del orden de 500 gramos de suelo después de someter a
homogenización la totalidad de las submuestras que espacialmente represen-
ten el área de interés (Figura 15).
FERTILIDAD DE SUELOS Y FERTILIZANTES
Hugo Eduardo Castro Franco, Manuel Iván Gómez Sánchez 253

Figura 15. Toma y preparación de muestras de suelos para el diagnóstico químico


de la fertilidad en el laboratorio (FAO, 2002).

3.2.2. Calibración e interpretación. El análisis de suelos pone una solución


química (extractante) en contacto con una cantidad de suelo para extraer de la
fase lábil (fácilmente disponible), los nutrientes que podrían estar disponibles
para la planta durante el ciclo de cultivo. Luego, estos nutrientes extraídos se
determinan analíticamente y las concentraciones obtenidas son las que se pre-
sentan en el reporte del laboratorio. Los extractantes son soluciones ácidas,
básicas o sales que actúan incrementando la solubilidad del nutriente o reem-
plazándolo (Castro, et al., 2006).
Los números reportados por el análisis de suelos tienen muy poco valor
sin la investigación de campo que correlacione la cifra reportada por el análisis
con el rendimiento del cultivo. En otras palabras, cuando el contenido de un
nutriente en el suelo es bajo según el análisis, la respuesta a la aplicación de ese
nutriente debe ser alta, o al contrario, cuando el contenido de un nutriente es
CIENCIA DEL SUELO
254 Principios básicos

alto según el análisis, la respuesta a la aplicación de este nutriente es baja. Este


tipo de investigación permite determinar el nivel crítico y los rangos de conte-
nido bajo, medio y alto del nutriente en el suelo y es conocido como calibra-
ción. Esto es lo que finalmente le da sentido al análisis de suelos.
El nivel crítico está determinado por la concentración del nutriente (ex-
traído con un extractante en particular), sobre el cual no existe respuesta a la
aplicación del mismo nutriente. Los niveles críticos cambian con el cultivo
(mayor requerimiento de un nutriente por un cultivo que por otros) y con el
tipo de suelo (diferente material parental o grado de envejecimiento). La pro-
babilidad de respuesta de los cultivos a la fertilización depende del contenido
del nutrimento en el suelo o niveles críticos (Figura 16).

Figura 16. Calibración del análisis de potasio y determinación del nivel crítico para plátano
de alta densidad en Colombia. Potasio extraído con acetato de amonio (Espinosa, et al., 1996).

Según Castro (2004), para condiciones colombianas, las investigaciones


sobre niveles críticos para varios cultivos fueron básicamente elaboradas du-
rante los 30 años de existencia del Programa Nacional de Suelos del ICA. Con
pocas excepciones, esta información no se ha actualizado desde 1994. Cuando
se carece de la información particular de los niveles críticos de un cultivo, exis-
ten estándares generales susceptibles de ser utilizados como indicadores del
estado de los nutrientes en el suelo (Tabla 12).
En el diagnóstico químico de la oferta nutricional del suelo, es recomen-
dable complementar las interpretaciones individuales de niveles críticos con
la interpretación de interacciones iónicas y saturación catiónica (para suelos
principalmente saturados o de CIC > 10 cmol.kg-1). Las relaciones iónicas
estimadas a través de la interpretación del análisis del suelo explican que el
Tabla 12. Estándares generales para interpretar análisis de suelos con fines agrícolas.
40 M.O.% P(ppm) Ca Mg K Na CIC S ELEMENTOS MENORES ( ppm)
APRECIACIÓN -1 CE
- cmol.kg (ppm)
C.F C.M C.C Bray II Olsen cmol.kg %Sat cmol.kg
-1
%Sat cmol.kg
-1
%Sat cmol.kg %Sat B Mn Cu Zn Fe
-1 1 (ds.m-1)
< 4,5
Extremadamente Muy bajo < 10 <8 <2 < 0,5 < 0,2 <5 < 0,5
ácido
4,5 - 5,0
Muy fuertemente Bajo <5 <3 < 1.5 10 – 20 8 - 16 2- 3 < 50 0,5 - 1,2 < 15 0,2 - 0,4 <2 < 0,1 5 - 10 <8 < 0,3 <5 <2 <3 < 50 0,5 – 1
ácido
5,1 - 5,5
Medio 5 -10 3-5 1.5 – 3 > 20 - 40 >16 - 35 >3-6 50 – 70 >1,2 - 1,8 15 - 25 >0,4-0,6 2-3 0,1 - 0,5 <7 >10 - 20 8 - 16 0,3 - 0,6 5- 10 2-4 3-6 50 – 100 1–2
Fuertemente ácido

Hugo Eduardo Castro Franco, Manuel Iván Gómez Sánchez


5,6 - 6,0
Moderadamente Alto > 10 >5 >3 > 40 > 35 >6 > 70 >1,8 > 25 >0,6 – 1 >3 > 0,5 > 15 >20 > 16 > 0,6 > 10 >4 >6 > 100 >2
ácido
CONTROL DE ACIDEZ Y MEJORAMIENTO QUÍMICO INTEGRAL
6,1 - 6,5 RELACIONES DIAGNÓSTICO
Ligeramente ácido (Balance de bases) PROBLEMAS DE ACIDEZ Combinación materiales de encalado (t.ha-1)
APRECIACIÓN APRECIACIÓN
t.ha-1 (Relación porcentual)
6,6 - 7,3 (Ca+Mg) CaCO3 Cal hidratada Dolomita Abono Paz del Río
Neutro Ca:Mg Mg:K K:Mg Ca:K pH Al (me) Al (%) ∑Ca+
+Μ g+
+K
K (40%) (45%) (15%)

Relación

FERTILIDAD DE SUELOS Y FERTILIZANTES


7,4 - 7,9 3-5 6-8 0,2-0,3 12 - 18 12 - 20 Alto < 4,5 > 2,5 > 30 <5 1 0,36 0,48 0,17
Ideal
Alcalino calcáreo
K
> 7,9 - 8,4 > 10 < 0,2 > 30 > 40 Medio 4,5 - 5,5 1 - 2,5 15 - 30 5-8 2 0,72 0,96 0,34
Deficiente
Moderadamente
alcalino (Na) Mg
> 10 <6 > 0,3 Bajo 5,5 - 6,0 <1 < 15 > 8 - 10 3 1,08 1,44 0,51
Deficiente
> 8,4 - 9,0
Fuertemente Condición
Ca favorable al
alcalino (Na) Suelos magnésicos de relación Ca:Mg invertida 6,5 - 7,3 - - 10 - 15 4 1,44 1.92 0.68
Deficiente cultivo

Nota: Para el control de acidez el cálculo de t.ha-1 CaCO3 se efectúa teniendo en cuenta que 1 me Al+3.100-1 g de suelo del análisis, se
neutraliza con 400 Kg.ha-1 de calcio equivalente a 1 t.ha-1 de CaCO3. También es posible estimar las t.ha-1 CaCO3 asumiendo el % mínimo
de aluminio tolerado por el cultivo (se sugiere <15%) mediante la fórmula: CaCO3 (t.ha-1) = [1.5 (saturación Al+3 existente – saturación
Al+3 deseada) x CICE]/100. El control de la acidez se debe plantear con criterio de mejoramiento integrado de la concentración de
bases (Ca+Mg) y de fósforo para lo cual se recomienda el uso combinado de materiales encalantes. Ej: si debo aplicar 1 t.ha-1 CaCO3,
esta dosis en términos de materiales encalantes comerciales equivale a incorporar en forma combinada al suelo 360 Kg.ha-1 de cal
hidratada (80% Ca (OH) 2 ), 480 Kg.ha -1 de dolomita (55% CaCO 3 +33%MgCO 3 ) y 170 Kg.ha -1 de abono paz del río
(48%CaO+1,2%MgO+10%P2O5). Fuente: Castro y Gómez, 2009.

255
CIENCIA DEL SUELO
256 Principios básicos

desequilibrio iónico en ese suelo puede limitar la absorción de nutrientes y


afectar la expresión del rendimiento de un cultivo (Tabla 12).
Para la fracción soluble del suelo y sin mucho fondo investigativo en Co-
lombia, la literatura presenta algunos valores de referencia para calificar en
ppm los niveles bajo, óptimo y alto de concentración de elementos nutritivos
en la solución del suelo. Según el Centro de Investigaciones y Asesorías
Agroindustriales CIAA-UJTL, 2006, en este sentido por el método holandés
(relación volumétrica agua:muestra 1:2), los datos que se reportan respectiva-
mente para diferentes elementos son los siguientes:

N (NH4+): 5 - 7 - 9 N(NO3-): 28 - 70 - 112 P: 3 - 5 -7


K: 20 - 39 - 59 Ca: 40 - 100 - 160 Mg: 9 - 18 - 28
Na: 11 - 32 - 92 HCO3-: alto > 91 CO3=: alto > 90
SO4=: 11 - 38 - 64 Cl-: 71 - 95 - 142 Fe: 0.6 - 1.2 - 1.9
Mn: 0.37 - 0.49 - 0.62 Cu: 0.05 - 0.072 - 0.095 Zn: 0.19 - 0.26 - 0.33
B: 0.22 - 0.31 - 0.4
Existen niveles críticos de carácter edáfico aplicados directamente a culti-
vos (Tabla 13), los cuales correlacionan con sus exigencias nutricionales. Estos
datos se les puede hallar en la literatura y son una buena ayuda diagnóstica; sin
embargo, es mejor determinarlos a nivel local, lo que demanda un esfuerzo
investigativo importante. Exceptuando los avances obtenidos para cultivos de
café, palma de aceite, caña de azúcar, banano, arroz y flores, existe un gran
rezago investigativo sobre la obtención de niveles críticos aplicables a cultivos
específicos en Colombia.

3.3. Análisis foliares: muestreo, calibración e interpretación


El análisis foliar se convierte en otra ayuda diagnóstica cuando se integra
complementariamente con el análisis de suelos. Es de uso común en muchos
cultivos, especialmente flores y perennes (palma de aceite, café y frutales).
3.3.1. Muestreo. Tomar la muestra de tejido foliar de una manera apropiada
es de gran importancia para efectuar un buen análisis y diagnóstico del estado
nutricional de un cultivo. Al igual que el análisis de suelos, la recolección de
muestras debe seguir una metodología cuidadosa. Tal como se indica en la Tabla
14, los factores más importantes a tener en cuenta en la toma de muestras para
análisis foliar son: la clase y edad del cultivo, y la parte u órgano a muestrear.
3.3.2. Calibración e interpretación. En este sentido la planta misma fun-
ciona como solución extractora de los nutrientes en el suelo, donde la hoja es el
órgano que mejor refleja el estado nutricional. Al igual que en la calibración en
el suelo, los niveles críticos foliares se deben correlacionar con variables de
producción, para que en su interpretación sea posible asociar la disponibilidad
de nutrientes en el medio nutritivo del suelo con su concentración en el tejido
foliar (Figura 17).
Tabla 13. Rangos de niveles edáficos que correlacionan con las exigencias físico-nutricionales de diferentes cultivos comerciales.
›˜ž—ǯȱ
ȱȱ ȱ ȱ ȱ ȱȱȱ
›Š’ŒŠ•ȱ Ž¡Ȭ ˜•Ž›Š—Œ’Šȱ ȱ Ɩȱȱ Xȱ
 ȱ ™
ȱ Œ–˜•ǯ”Ȭŗȱ ™™–ȱ ™™–ȱ –ǯ”Ȭŗȱ
ŽŽŒ’ŸŠȱ ž›Šȱ ŠȱœŠ•’—’Šȱ Ɩȱ
ǻŒ–Ǽȱ Šȱ ȱ ȱ ȱ ȱ ȱ žȱ Žȱ —ȱ —ȱ •ȱ Šȱ ȱ ȱ
 Xȱ ŜŖȬŗŖŖȱ Ȭ›ȱ Š“Šȱ śǯśȬŝǯśȱ ŗȬŘȱ ŘȬŚȱ ŖǯśȬŘȱ ŖǯŘȬŖǯŚȱ řȬşȱ ŜȬŗŖȱ ŖǯŞȬŗȱ ŖǯŞȬŗǯśȱ řśȬŚśȱ řŖȬŚŖȱ ŗȬřȱ ǀŘśȱ ŜŖȬŝŖȱ ŗŖȬŗśȱ ŚȬśȱ

Hugo Eduardo Castro Franco, Manuel Iván Gómez Sánchez


ȱ ŗŖȬŗśȱ Ȭ›ȱ Ž’Šȱ ȱ ŖǯŞȬŗǯŝȱ ŘȬřȱ ŗȬŗǯśȱ ŖǯŘȬŖǯŚȱ śȬŘŖȱ ŜȬŗŘȱ ŖǯŘȬŖǯřȱ ŗȬŚȱ ŗśȬřŖȱ řȬŝȱ ŘȬŚȱ ǀŗśȱ ŜŖȬŞŖȱ ŗŖȬŗśȱ ŘȬřȱ

ȱ ŜŖȬŞŖȱ Ȭ›ȱ Š“Šȱ śǯśȬŜǯśȱ ŘǯşȬśǯŞȱ ŚȬŘŖȱ ŗȬŗŖȱ ŗǯŖȬŘǯŖȱ ŗŖȬŚŖȱ ŗŘȬŘŖȱ ŖǯŘȬŖǯŝȱ ŗȬŘȱ ŗŖȬśŖȱ śȱ řȬŗśȱ ǀŘŖȱ ŜŖȬŝŖȱ ŗśȬŘŖȱ śȬŞȱ

Tȱȱ Ȭ
ŚŖȬŜŖȱ Ž’Šȱ ŜǯśȬŝǯŖȱ ŗǯŗȬŘǯřȱ řȬŜȱ ŗǯśȬŘǯśȱ ŖǯŗśȬŖǯřȱ śȬŗŖȱ ŗŖȬŘŖȱ ŖǯŚȬŖǯŜȱ ŗȬřȱ ŚŖȬŞŖȱ ŘŖȬŚŖȱ ŗǯřȬřǯŖȱ ǀŘŖȱ śŖȬŜŖȱ ŗśȬŘŖȱ śȬŞȱ
ȱ ›ȱ

ȱ ŜŖȬŗŖŖȱ Ȭ›ȱ Ž’Šȱ śǯśȬŝǯŖȱ ŗǯŗȬŘǯřȱ ŜȬŗŖȱ ŚȬŜȱ ŖǯŘȬŖǯřȱ ŗśȬŘśȱ ŗŖȬŘŖȱ ŖǯŜȬŗǯŖȱ ŗǯśȬřǯŖȱ ŚŖȬŞŖȱ ŗśȬŘŖȱ ŗǯśȬřǯśȱ ǀŘŖȱ ŜŖȬŝŖȱ ŗśȬŘŖȱ ŚȬśȱ

FERTILIDAD DE SUELOS Y FERTILIZANTES



 ȱ ŘŖȬŚŖȱ ȱ Ž’Šȱ śǯśȬŝǯŖȱ ŘǯşȬśǯŞȱ řȬŜȱ ŗǯŘȬŗǯŞȱ ŖǯřȬŖǯŜȱ ŘŖȬřŖȱ ŗŖȬŗśȱ ŖǯřȬŖǯŜȱ ŘȬŚȱ śŖȬŝŖȱ ŗŖȬŘŖȱ řȬŜȱ ǀŘśȱ śŖȬŜŖȱ ŗśȬŘŖȱ ŘȬřȱ

ȱ
ŗŖŖȬŗśŖȱ Ȭ›ȱ •Šȱ ŚǯśȬśǯŖȱ ŗǯŗȬŘǯřȱ řȬŜȱ ŖǯŘȬŖǯřȱ ŖǯŘȬŖǯŚȱ ŗśȬŘŖȱ ŗŖȬŗśȱ ŖǯŘśȬŖǯśȱ ŖǯśȬŗǯśȱ ŗśȬřŖȱ śȬŗŖȱ ŗȬŘȱ ǀśŖȱ řŖȬŚŖȱ ŗŖȬŘŖȱ řȬŜȱ
 ȱ
ȱ ŘŖȬŚŖȱ Ȭ›ȱ •Šȱ śǯśȬŝǯśȱ ŘǯşȬśǯŞȱ ŚȬŞȱ ŗǯśȬřǯŖȱ ŖǯŚȬŖǯŞȱ ŚŖȬŜŖȱ ŗŖȬŘśȱ ŖǯřȬŖǯŜȱ ŘȬŚȱ ŘśȬśŖȱ śȬŗŖȱ řȬśȱ ǀŘŖȱ śŖȬŜŖȱ ŗśȬŘŖȱ ŚȬŜȱ

1ȱ ŜŖȬŞŖȱ Ȭ›ȱ Ž’Šȱ ŚǯśȬśǯśȱ ŘǯşȬśǯŞȱ śȬŗŖȱ ŗȬŘȱ ŖǯŘȬŖǯŜȱ ŗśȬŚŖȱ śȬŗŖȱ ŖǯŘȬŖǯŚȱ ŗȬŚȱ ŗŖȬśŖȱ śȬśŖȱ řȬŜȱ ǀŚŖȱ ŚŖȬśŖȱ ŗŖȬŗśȱ ŘȬŚȱ

ȱ ŗśȬřŖȱ ȱ Ž’Šȱ śǯśȬŝǯśȱ ŗǯśȬśǯśȱ řȬŜȱ ŗȬŘȱ ŖǰŗśȬŖǯřȱ śȬŗŖȱ ŗŖȱ ŖǯŘȬŖǯŚȱ ŗȬřȱ śŖȬŝŖȱ ŗŖȬŘŖȱ řȬŚȱ ǀŘŖȱ śŖȬŜŖȱ ŗśȬŘŖȱ řȬŚȱ

ȱ
ŘŖȬŚŖȱ ›ȱ •Šȱ ŚǯŜȬŝǯŖȱ ŗȬŚȱ ŗȬŘȱ ŖǯśȬŘȱ ŖǯřȬŖǯŞȱ ŗŖȬśŖȱ ŗŖȬřŖȱ ŖǯŗśȬŖǯŚȱ ŖǯřȬŗȱ ŝŖȬŗŖŖȱ ŘŖȬŚŖȱ ŗȬřȱ ǀřŖȱ śŖȬŜŖȱ ŗśȬŘŖȱ ŚȬśȱ
ȱ

Fuente: Adaptado de “FEDEARROZ, 2000”; “Barrera, 1998”; “Munevar, 2001”; “INPOFOS, 2001”; “Castro, 2001”; “CENICAÑA, 1995”; “Bernal, 2003”.
Métodos de análisis usados: C.O. (Walkey Black); P (Bray II), S (tubidimetría); bases de cambio (acetato de amonio 1N); elementos menores (Olsen).

257
CIENCIA DEL SUELO
258 Principios básicos

Tabla 14. Indicaciones aplicadas a la toma de muestras para análisis foliares


en diversos cultivos (Malavolta, et al., 1989).
1ȱȱ ˜ǯȱȱ
 ȱ  ȱȱ
 ȱ
ȱ Ȧ‘Šȱ
››˜£ȱ Ž’˜ȱ–ŠŒ˜••Š–’Ž—˜ȱ
˜“Šȱȃ¢Ȅȱǻ™˜œ’Œ’à—ȱ›Ž•Š’ŸŠȱŠȱ•Šȱ‘˜“Šȱ
śŚŖȱȱŽȱ–žŽœ›Šȱ
–¤œȱ—žŽŸŠȱŽ—›˜••ŠŠȱ‘ŠŒ’ŠȱŠ››’‹ŠǼǯȱ
ŠÇ£ȱ •¤—ž•Šœȱ ˜Šȱ•Šȱ™Š›ŽȱŠ·›ŽŠȱ
™Š›’Œ’à—ȱŽȱ•Šœȱ‹Š›‹Šœȱ Šœȱ™›’—Œ’™Š•Žœȱ‘˜“ŠœȱŒ˜–™•ŽŠ–Ž—Žȱ ŘśȬřŖȱ
ŽœŠ››˜••ŠŠœǯȱ
•˜à—ȱ —Žœȱ˜ȱŠ•ȱ’—’Œ’˜ȱŽȱ•Šȱ ¤–’—ŠȱŽȱ‘˜“ŠœȱŽ—ȱ•ŠȱŠ¡’•ŠȱŽ•ȱ›ž˜ǯȱ
řŖȬřśȱ
•˜›ŠŒ’à—ȱ
ŽŒ‘žŠȱ ˜›–ŠŒ’à—ȱŽȱ•ŠȱŒŠ‹Ž£Šȱ
˜“Šœȱ›ŽŒ’·—ȱ–Šž›Šœȱ ŚŖȱ
Ž™˜••˜ȱ —ŽœȱŽȱ•Šȱ˜›–ŠŒ’à—ȱŽȱ•Šȱ ›’–Ž›Šœȱ‘˜“Šœȱ–Šž›ŠœȱŽ•ȱŒŽ—›˜ȱŽȱ
ŗŖȬŘŖȱ
ŒŠ‹Ž£Šȱ •Šœȱ™•Š—Šœǯȱ
˜–ŠŽȱŽȱ •˜›ŠŒ’à—ȱ˜ȱ™›’–Ž›ȱ›ž˜ȱ Ž›ŒŽ›Šȱ˜ȱŒžŠ›Šȱ‘˜“ŠȱŽœŽȱ•Šȱ™ž—Šǯȱ
ŚŖȱ
–ŽœŠȱ –Šž›˜ȱ
›ŽœŠȱ —ŽœȱŽȱ•Šȱ•˜›ŠŒ’à—ȱ Šœȱ‘˜“Šœȱ–Šž›Šœȱ–¤œȱ“àŸŽ—Žœǯȱ śŖȬŝŖȱ
ŠŒŠ˜ȱ ›˜Žœȱ›ŽŒ’·—ȱ–Šž›˜œȱ Ž›ŒŽ›Šȱ‘˜“Šȱ‹’Ž—ȱ˜›–ŠŠȱŽ•ȱ¤™’ŒŽȱ
ŘŖȱ
Š—ŽœȱŽȱŒ˜œŽŒ‘Šȱ ‘ŠŒ’ŠȱŽ‹Š“˜ȱŽȱŒŠŠȱ›Š–Šǯȱ
Š·ȱȱ Š–Šœȱ›žŒÇŽ›ŠœȱŽ—ȱŽ•ȱ ›ŽœȱŠȱŒžŠ›˜ȱ™Š›ŽœȱŽȱ‘˜“ŠœȱŠȱ™Š›’›ȱŽ•ȱ
řŖȱ
Ž›Œ’˜ȱ–Ž’˜ȱ ¤™’ŒŽȱŽȱ•Šœȱ›Š–Šœǯȱ
Š—£Š—Šȱ —ŽœȱŽȱ•Šȱ•˜›ŠŒ’à—ȱ
˜“ŠœȱŒŽ›ŒŠȱŠȱ•Šȱ‹ŠœŽǯȱ ŗśȬŘŖȱ
’ȱ •ȱ’—Š•ȱŽȱ•Šȱ•˜›ŠŒ’à—ȱ ŽŒÇ˜•˜œȱŽȱ‘˜“ŠœȱŠ¢ŠŒŽ—ŽœȱŠȱ›ŠŒ’–˜œǯȱ ŝśȬŗŖŖȱ
Ž•à—ȱ —ŽœȱŽȱ•Šȱ˜›–ŠŒ’à—ȱŽȱ
˜“Šœȱ–Šž›ŠœȱŒŽ›ŒŠȱŽ•ȱŠ••˜ȱ™›’—Œ’™Š•ǰȱ
ŗśȬŘŖȱ
›ž˜œȱ œŽž—ŠȱŠȱŒžŠ›Šȱ‘˜“ŠȱŒŽ›ŒŠȱŽ•ȱ›ž˜ǯȱ
ǝ›’Œ˜œȱ —ŽœȱŽȱ•Šȱ•˜›ŠŒ’à—ȱ ˜œȱ‘ŠœŠȱŒžŠ›˜ȱ‘˜“ŠœȱŽœ™ž·œȱŽ•ȱ
ŘŖȱ
›ž˜ǯȱ
Š—Š—˜ȱ ›’–Ž›Šœȱ–Š—˜œȱŸ’œ’‹•Žœȱ Ž›ŒŽ›Šȱ‘˜“ŠȱŽœŽȱ•Šȱ™ž—ŠȱŽ•ȱ™ŽŒ’˜•˜ǯȱ řŖȱ
Š•–ŠȱŽȱ Š™Šȱ–Šž›Šȱ ˜•’˜•˜œȱ–Ž’Š—˜œȱŽȱ‘˜“Šȱŗŝǯȱ
ŘŖȱ
ŠŒŽ’Žȱ
’ÛŠȱ Š™Šȱ–Šž›Šȱ
˜“ŠœȱȃȄȱ›ŽŒ’·—ȱ–Šž›ŠœDzȱŠ—¤•’œ’œȱŽȱ
•Šȱ‘˜“ŠȱŽ—Ž›Šȱ˜ȱ™˜›Œ’˜—Žœȱœ’—ȱŒ•˜›˜’•Šȱ Řśȱ
Žȱ•Šȱ‹ŠœŽǯȱ
Š™Šȱ —ȱ•Šȱ–’ŠȱŽ•ȱŒ’Œ•˜ǰȱřśȱȮȱ ŽŒ’˜•˜ȱŽȱ•ŠȱŒžŠ›Šȱ‘˜“ŠȱŽœ™ž·œȱŽȱ•˜œȱ
ŚśȱÇŠœȱŽœ™ž·œȱŽȱ•Šȱ ¤™’ŒŽœǯȱ řŖȱ
Ž–Ž›Ž—Œ’Šȱ
•ŠŸŽ•ȱ •Š—ŠœȱŠ•ȱ’—’Œ’˜ȱŽȱ žŠ›˜ȱ˜ȱŒ’—Œ˜ȱ™Š›ŽœȱŽȱ‘˜“ŠœȱŠȱ™Š›’›ȱ
śŖȬŝŖȱ
‹˜˜—Š–’Ž—˜ȱ Žȱ‹˜à—ǯȱ
›’œŠ—Ž–˜œȱ •ȱ’—’Œ’˜ȱŽȱ‹˜˜—Š–’Ž—˜ȱ ž’—ŠȱŠȱœŽ¡Šȱ‘˜“ŠȱŠȱ™Š›’›ȱŽ•ȱ‹˜à—ǯȱ śŖȬŜŖȱ
•Š—Šœȱ–Š›Žœȱ ž’—ŠȱŠȱœŽ¡Šȱ‘˜“ŠȱŠȱ™Š›’›ȱŽȱ•Šȱ‹ŠœŽǯȱ ŚŖȬśŖȱ
˜œŠœȱ —’Œ’˜ȱŽȱ˜›–ŠŒ’à—ȱŽȱ ›’–Ž›ŠȱŠȱœŽž—Šȱ‘˜“Šȱ‹’Ž—ȱ˜›–ŠŠȱ
ŘśȬřŖȱ
‹˜à—ȱ Žȱ‹˜à—ȱ‘ŠŒ’ŠȱŠ‹Š“˜ǯȱ
˜››Š“Žœȱ ŽŒ’·—ȱ–Šž›Šœȱ ˜Šȱ•Šȱ™Š›ŽȱŠ·›ŽŠǯȱ řŖŖȱȱ

FERTILIDAD DE SUELOS Y FERTILIZANTES
Hugo Eduardo Castro Franco, Manuel Iván Gómez Sánchez 259

Figura 17. Calibración de niveles críticos foliares para boro en palma de aceite.
Zona Centro-Colombia. (Gómez, Castro, 2009).

Al integrar el análisis foliar con la evaluación del suelo es posible detectar la


existencia de bloqueos nutricionales asociados con el movimiento de elementos
entre la solución del suelo y la biomasa aérea, bien sea por prácticas de manejo
inadecuado de los fertilizantes o acciones físicas. Generalmente se puede anali-
zar e identificar mediante esta información las deficiencias, excesos, desequilibrios
e interacciones iónicas entre elementos (Boareto, 2007). La Tabla 15 presenta un

Tabla 15. Contenido adecuado de elementos primarios y secundarios en el tejido foliar de cereales,
hortalizas, frutales y leguminosas de interés agrícola. (Malavolta, et al., 1989).
CULTIVO %N %P %K % Ca % Mg %S
Arroz 2,5-3,0 0,25-0,40 2,5-3,5 0,75-1,0 0,50-0,70 0,15-0,20
Maíz 2,75-3,25 0,25-0,35 1,75-2,25 0,25-0,40 0,25-0,40 0,15-0,20
Trigo 3,0-3,3 0,20-0,30 2,30-2,50 1,0-1,4 0,3-0,4 0,2-0,4
Frijol 3-5 0,2-0,3 2,0-2,5 1,5-2,0 0,4-0,7 0,5-1,0
Lechuga 3 0,35 5 1,2 0,3 0,3
Tomate 3 0,35 4 1,4-1,8 0,4 0,3
Papa 3 0,35 5 2 0,75 0,35
Yuca 5,1-5,8 0,3-0,5 1,3-2,0 0,75-0,85 0,29-0,3 0,26-0,30
Piña 2,0-2,2 0,21-0,23 2,5-2,7 0,3-0,4 0,4-0,5 0,2-0,3
Banano 2,8-4,0 0,2-0,25 3,0-4,0 0,8-1,2 0,20-0,46 0,23-0,27
Cacao 1,9-2,3 0,15-0,18 1,7-3,0 0,9-1,2 0,4-0,7 0,17-0,20
Algodón 3,5-4,0 0,20-0,25 1,4-1,6 3,0-4,0 0,4-0,5 0,2-0,3
Soya 4-5 0,25-0,50 1,7-2,5 0,4-2,0 0,3-1,0 0,25
Caña de azúcar 1,9-2,2 0,18-0,24 1,1-1,5 0,5-1,0 0,2-0,3 0,2-0,3
Palma de aceite 2,4-2,6 0,15-0,21 1,0-1,5 0,5-0,7 0,24-0,30 0,20-0,23
Gramineas forrajeras 1,1-1,8 0,08-0,12 1,1-1,8 0,2-1,0 0,12-0,23 0,11-0,70
Leguminosas
2,6-3,5 0,40-1,50 2,7-5,0 2,1-3,7 0,4-0,7 0,1-0,4
forrajeras
CIENCIA DEL SUELO
260 Principios básicos

estimativo de los contenidos adecuados de elementos primarios y secunda-


rios en el tejido foliar de cereales, hortalizas, frutales y leguminosas de
interés agrícola.

4. RECOMENDACIÓN DE NUTRIENTES
Según Sammer (2001), las recomendaciones de nutrientes pueden afinarse
si los análisis de diagnóstico de suelos, foliar y aguas se usan conjuntamente
con la información de los requisitos nutricionales totales de un cultivo. Esta es
una medida real (expresada en kg.ha-1) de lo que consume un cultivo de la
siembra a la cosecha y es la cantidad del nutriente a la que debe tener acceso
un cultivo para producir un determinado rendimiento (Bertsch, 2003). Estos
datos se los puede hallar en la literatura, tal como lo registran las Tablas 10 y 11
de este capítulo y son una buena ayuda; sin embargo, es mejor hacer determi-
naciones del consumo total de nutrientes de las variedades o híbridos locales
(Guerrero, 2001).
Todos estos datos se obtienen relacionando el peso seco de la planta (ente-
ra o de cada una de sus partes) con la concentración del nutriente en la biomasa
total. Se toman muestras en los estados fenológicos más importantes del culti-
vo y con estos datos se calcula la absorción total y se determina la dinámica de
absorción del nutriente por la planta (Bertsch, 2003). La curva de absorción es
de mucha ayuda para el manejo del fraccionamiento de las dosis de nutrientes
en el campo. Esto es particularmente importante para N, pero funciona igual
para otros nutrientes. La curva indica las épocas de mayor absorción y permite
organizar el fraccionamiento del N para incrementar su eficiencia (Figura 18).

Figura 18. Acumulación de materia seca y curva de absorción de N del híbrido Fedearroz
50 cultivado en Colombia (Bertsch, 2003).
FERTILIDAD DE SUELOS Y FERTILIZANTES
Hugo Eduardo Castro Franco, Manuel Iván Gómez Sánchez 261

Otro análisis sobre el tema indica que la mejor forma de determinar las
cantidades de nutrientes a aplicarse a un cultivo con la labor de fertilización es
usando los niveles críticos y los rangos de respuesta del cultivo a la fertilización
obtenidos por investigación (Terry, 2002).
De acuerdo con los criterios anteriores, se concluye que la recomendación
de nutrientes para una adecuada fertilización de cultivos debe hacerse mediante
un diagnóstico integral de las entradas y salidas de los elementos en el sistema
productivo donde se consideren antecedentes históricos, factores y procesos del
suelo, relación de extracción edáfica- absorción foliar, y factores bióticos y abióticos
(clima) en el sistema. Bajo estos lineamientos, Munevar (2008), sugiere un mo-
delo para el cultivo de palma de aceite, cuyos principios pueden aplicarse a cual-
quier cultivo del trópico (Figura 19). Asunto importante es identificar con qué
herramientas de diagnóstico se cuenta de acuerdo con el sistema productivo
para así establecer los modelos de fertilización.

*UMA: Unidad de Manejo Agronómico.

Figura 19. Sistema integrado de diagnóstico nutricional y prescripción de fertilizantes.


Modelo aplicado a palma de aceite (Munévar, 2008).

Del anterior contexto se establecen igualmente algunas características y


objetivos a considerar respectivamente en la definición e implementación de
planes integrales de nutrición.
Características a considerar en la definición de planes de nutrición:
• Deben trascender más allá de la simple aplicación de fertilizantes o
enmiendas.
CIENCIA DEL SUELO
262 Principios básicos

• Deben estar basados en el conocimiento de las entradas, salidas y


reciclaje de nutrientes y en la interacción de las características tanto
químicas, físicas y biológicas del suelo, así como en la variabilidad es-
pacial que presenten dichas características.
• Deben considerar los demás factores bióticos (residuos) y abióticos
(clima) que afectan la productividad y la relación entre el suelo, la nu-
trición y los aspectos sanitarios del cultivo.
• Se deben fundamentar en la extracción y exigencia nutricional por
etapas fenológicas, función fisiológica del elemento y equilibrio de ele-
mentos (balance nutricional).
• Deben seguir una secuencia de pasos y decisiones que comprendan
en su orden: establecimiento de objetivos de producción, diagnóstico,
prescripción de prácticas de manejo, aplicación de las prácticas pres-
critas, seguimiento y evaluación y retroalimentación.
• El diagnóstico, como tal, debe ser integral, en el sentido de utilizar
múltiples medios, procedimientos y fuentes de información técnica
de las unidades productivas.
• Deben tener carácter específico al reconocer la variabilidad espacial y
temporal de los parámetros técnicos que intervienen en la producción
(especificidad por sitio).
• El manejo de enmiendas debe hacerse con fines correctivos y de me-
joramiento nutricional en el tiempo.
Objetivos a considerar en la implementación de planes de nutrición:
• Garantizar un suministro adecuado de nutrientes al cultivo mediante
un balance nutricional que asegure un crecimiento sano y un rendi-
miento de cosecha económicamente óptimo.
• Garantizar el uso más eficiente de los nutrientes aplicados median-
te prácticas de manejo que optimicen la absorción y minimicen las
pérdidas.
• Maximizar el reciclaje de nutrientes integrando el uso de fertilizantes
químicos, enmiendas con fines nutricionales, abonos orgánicos y los
residuos del cultivo, logrando de esa manera un equilibrio entre acu-
mulación y extracción de nutrientes.
• Minimizar el impacto ambiental negativo relacionado con la fertiliza-
ción desequilibrada, la degradación del suelo y la contaminación.
Dentro de los métodos sugeridos para la recomendación de nutrientes
al suelo existen diferentes opciones que integran diversas herramientas de
diagnóstico:
FERTILIDAD DE SUELOS Y FERTILIZANTES
Hugo Eduardo Castro Franco, Manuel Iván Gómez Sánchez 263

4.1. Método basado en antecedentes agronómicos de respuesta por cultivo


Entre los muchos métodos que se han utilizado para estimar las necesida-
des de fertilización de los cultivos, uno de los más tradicionales es el ensayo de
respuesta en rendimiento a diferentes niveles de aplicación de fertilizantes.
Aunque este tipo de trabajos brinda información valiosa acerca de los efectos
de los diferentes elementos sobre el rendimiento o calidad de los cultivos o
sobre los contenidos de nutrimentos en las hojas, debe tenerse en cuenta que
las respuestas pueden variar considerablemente en función del tipo de suelo,
el clima y la especie vegetal (Marschner, 1998). La Tabla 16 registra las res-
puestas favorables que a diferentes rangos de aplicación de nutrientes han re-
visado los autores para algunos cultivos en suelos colombianos. La selección
del mayor o menor valor depende de la oferta edáfica y la meta de rendimiento.

Tabla 16. Guía de recomendación de nutrientes (kg.ha-1) de acuerdo con antecedentes


de respuesta agronómica de la fertilización en algunos cultivos de importancia económica en
Colombia (Gómez, Castro, 2009).
Rend. t.ha-1 ELEMENTOS MAYORES ELEMENTOS SECUNDARIOS ELEMENTOS MENORES
CULTIVO
ciclo N P2O5 K2O CaO MgO S B Zn Cu Fe Mn
Papa variedad 30-60 125-180 200-380 150-280 40-80 20-60 20-40 0-2,5 0-4 0-1,3 0-6 0-6
Hortalizas de
25-30 65-85 45-60 110-170 25-50 15-30 15-30 0-2 1-4 0-1 1-4 1-4
hoja
Arveja 6-8 70-100 80-100 90-140 80-100 20-40 15-30 0-1,5 0-8 0-3 0-3 0-6
Cebolla de
40-60 140-180 60-90 150-210 20-40 30-60 20-40 0-1,8 0-3 0-1 0-4 0-4,5
bulbo
Zanahoria 40-50 200-220 120-180 250-300 60-170 20-40 20-30 0-3 0-4 0-1,5 0-6 0-6
Tomate larga 100-125 250-350 100-150 400-450 100-300 80-120 60-80 1,5-2,5 2-3 1-1.5 3-6 3-5
vida
Tomate de
20-30 120-140 90-150 180-220 30-50 40-60 25-50 0-2 0-4 0-1,5 0-3 0-4
árbol, lulo
Arroz 5-7 100-180 20-130 60-180 0-80 10-80 25-60 0,5-1,5 4-10 1-4 0-2 0-3
Caña de azúcar 140-180 100-120 20-60 80-140 0-60 20-40 20-40 1-3 2-8 1-2 1-6 1-6
Maíz 6-8 70-110 40-80 90-150 40-60 20-60 20-40 0-3 0-6 0-2 0-8 0-6
Banano/año 40-60 250-300 40-90 400-950 100-150 60-120 50-100 1-3 4-16 1-3 0-6 0-6
Cítricos 25-30 170-220 40-80 300-350 25-60 120-180 30-60 1-3 8-16 1-4 1-4 4-6
Palma aceite
25-30 140-160 40-90 180-260 0-100 40-80 40-60 3-5 3-5 1-2 1-4 1-6
(adulta)
Remolacha
60-90 75-170 25-120 75-180 30-60 20-60 20-30 0-1,5 0-3 0-1,5 0-3 0-3
azucarera
Pasto/ corte 8-14 80-100 30-60 30-70 25-50 15-25 15-25 0-1 0-2 0-1 0-1 0-1

La recolección de antecedentes agronómicos sobre la respuesta de los cul-


tivos a la fertilización está basada ante todo en las experiencias locales y regio-
nales validadas en predios de agricultores, pruebas experimentales y/o ensa-
yos de campo. Esta información, canalizada desde los centros de investigación,
universidades, empresas privadas de fertilizantes y productores, constituye,
sin duda, un buen referente para definir rangos y tendencias sobre los cuales
es posible recomendar o sugerir planes de fertilización con la ayuda del análi-
sis de suelos.
CIENCIA DEL SUELO
264 Principios básicos

La importancia de la fertilización balanceada en campo se manifiesta en


respuestas favorables, al igual que la ausencia de uno o generalmente varios
nutrientes que limitan el potencial de producción como se puede observar en
la Figura 20.

Figura 20. Respuesta agronómica de cultivos de papa a la fertilización en suelos


de baja fertilidad. Pruebas experimentales comerciales para definir localmente
planes integrales de nutrición (UPTC-Abocol, 2008).

4.2. Método de balance suelo-planta


Este método parte del cálculo de la disponibilidad nutricional en el suelo y
los requerimientos del cultivo para niveles de óptima producción agronómica.
Los cálculos aproximados que se derivan de este método son producto de equi-
valencias y transformaciones químicas. Se considera un método más preciso
porque permite que se programe el nivel de producción deseado, balancean-
do los requerimientos del cultivo con la oferta nutricional del suelo.
Con base en los criterios generales formulados por Fried y Broeshart cita-
dos por Guerrero, 1987, las necesidades de fertilización estarán dadas por la
diferencia entre los requerimientos nutricionales ponderados para un poten-
cial de producción estimado del cultivo (Rpp) y la disponibilidad del nutriente
en el suelo (S). Al tomar en cuenta la eficiencia de la fertilización, la fórmula
general que permite estimar las necesidades de fertilización será:
FERTILIDAD DE SUELOS Y FERTILIZANTES
Hugo Eduardo Castro Franco, Manuel Iván Gómez Sánchez 265

NF = Rpp – S x 100
E
En donde:
NF = Necesidades de fertilización para un nutriente determinado (Kg.ha-1/cosecha)
Rpp= Requerimiento nutricional ponderado para un potencial de producción estimado
(Kg.ha -1/cosecha)
S= Disponibilidad del nutriente en el suelo (Kg.ha-1)
E= Eficiencia de la fertilización (%)
La eficiencia de la fertilización depende de los mecanismos involucrados
en la pérdida de nutrientes generalmente causada por procesos de lixiviación,
fijación, volatilización, escorrentía superficial, inmovilización por
microorganismos, coberturas diferentes al cultivo y sitios no alcanzados (mala
ubicación y distribución). Por tanto, es muy importante para los cálculos, te-
ner en cuenta el factor de eficiencia de los nutrientes aplicados al suelo a través
de los fertilizantes (Tabla 17).
Tabla 17. Factor de eficiencia para nutrientes aplicados al suelo a través
de fertilizantes (Guerrero, 2001).
N 60 – 80% Mg 55 – 60% Mn 5 – 20%
P 10 – 45% S 60 – 70% Cu 10 – 20%
K 60 – 75% B 25 – 30% Zn 10 – 20%
Ca 55 – 75% Fe 5 – 20% Mo 2 – 5%

Para calcular el nitrógeno disponible o aprovechable para las plantas, se parte


de qué tanto del nitrógeno total se mineraliza o pasa a formas inorgánicas (NH+4,
NO-3) asimilables por las plantas. Investigaciones realizadas en suelos colombia-
nos (Benavides, 1978) han demostrado que en clima frío solo 1.5% del nitrógeno
total pasa a nitrógeno disponible, lo que quiere decir que los suelos de clima frío
registran una constante de mineralización del orden de 0,015 (1.5/100); en clima
templado 2% del nitrógeno total pasa a nitrógeno disponible, lo que quiere decir
que los suelos de clima templado registran una constante de mineralización del
orden de 0,02 (2/100); en clima cálido, 2.7% a 3.2% del nitrógeno total pasa a
nitrógeno disponible, lo que quiere decir que los suelos de clima cálido registran
una constante de mineralización entre 0.027 (2.7/100) y 0.032 (3.2/100).
Para el cálculo de la disponibilidad del nitrógeno a partir de la materia
orgánica del suelo, se siguen los siguientes pasos:
• % M.O/20 = % N total
• % N total x Kte. mineralización = N disponible (%)
• N disponible (ppm) = N disponible (%) x 10000
• N disponible (Kg.ha-1) = N disponible (ppm) x factor de área
CIENCIA DEL SUELO
266 Principios básicos

Para el cálculo de la disponibilidad natural del fósforo en el suelo se siguen


los siguientes pasos:
- P(ppm) x 2.29 = ppm P2O5 (Kg P2 O5)
- P2O5(Kg.ha-1) = Kg P2 O5 x factor de área
En la estimación de la disponibilidad de las bases de cambio (K, Ca y Mg),
más que lograr obtener un valor puntual, se recomienda manejar un nivel de
saturación para el elemento en el complejo de cambio utilizando valores míni-
mos de saturación, que podrían ser 2%, 50% y 15% respectivamente (Guerre-
ro, 1987). Igualmente es importante calificar la concentración de cada elemen-
to y analizar como aparece el balance de las relaciones Ca:Mg, Mg:K, K:Mg,
Ca:K y Ca+Mg/K; de las cuales se puede deducir potenciales deficiencias de
calcio, magnesio y potasio en el suelo (Tabla 18).
La Tabla 18 presenta algunos factores de conversión de unidades útiles
para calcular en Kg.ha-1 la disponibilidad de elementos nutrientes en el suelo.

Tabla 18. Factores de conversión de unidades de elementos en el suelo (Gómez, 2006a).


Densidad cmol. kg-1 a kg.ha-1 multiplicar
mg.kg-1 a kg.ha- Kg.ha-1 a mg.kg-1
TIPO DE SUELO aparente 1 por
multiplicar por multiplicar por
promedio g.cm-3 Ca Mg K Al
Orgánicos 0,5 1,0 200 120 390 86 1,0

Andisoles 0,8 1,6 320 192 624 138 0,625

Francos 1,0 2,0 400 240 780 173 0,5

Arcillosos o arenosos 1,3 2,6 520 312 1014 225 0,385

Nota: conversión de % a ppm multiplicar por 10000.

4.3. Método de balance mediante ajuste foliar-extracción


Este método se emplea principalmente en cultivos perennes (palma afri-
cana) y semiperennes (frutales), utiliza los niveles foliares calibrados como
indicadores del reciclaje de nutrientes con el fin de compensar las entradas y
salidas de los mismos en el sistema (Munévar, 2001). Este método se funda-
menta en el ajuste que debe hacerse a la extracción nutricional del cultivo
(Tablas 10 y 11) a partir de la materia seca producida en una hectárea de acuer-
do con la meta de rendimiento (p.e. la palma varía entre 18000 - 20000 kg/ha/
año; el arroz presenta una relación 1:1 respecto al rendimiento de arroz paddy;
el banano 15.000 - 18.000 kg/ha/año).
NA (kg.ha-1) = NE + [(Nfo – Nfa) * MS/100]
NA : Nutrimento a aplicar
NE : Nutrimento extraído o absorbido según el rendimiento esperado
Nfo : Nivel óptimo foliar recomendado para el cultivo (%)
Nfa : Nivel foliar actual (%)
-1
MS : Materia seca(kg.ha )
FERTILIDAD DE SUELOS Y FERTILIZANTES
Hugo Eduardo Castro Franco, Manuel Iván Gómez Sánchez 267

Por ejemplo, en una plantación de palma se requiere ajustar el N de acuer-


do con el nivel foliar y la extracción del cultivo, para lo cual se emplea el si-
guiente procedimiento:
a. Calcular la biomasa seca aérea (MS) para la meta de producción; en el
caso de palma, para 25 t.ha-1 de racimos de fruta fresca (RFF) se estima
una producción de materia seca de 18.000 kg.ha-1.
b. Obtener el nivel de análisis foliar actual (Nfa) y el nivel óptimo foliar
(Nfo), el cual depende de los niveles críticos locales. En el ejemplo se
considera un nitrógeno foliar (Nfa) en palma adulta de 2,4% y se quie-
re ajustar al nivel de 2,6% (Nfo) de acuerdo con los niveles críticos
adecuados (Tabla 15).
c. Con la meta de producción y la extracción por tonelada de cosecha
4,56 kg N/t de fruta (Tabla 11) se obtiene el nutrimento extraído. En
este sentido se tiene que para 25 t.ha-1 de RFF se necesitan 114 kg.ha-1
de N que corresponde a NE.
d. Con lo anterior se calcula el nutrimento a aplicar de acuerdo con la
ecuación de balance foliar-extracción:
NA (kg.ha-1) = 114 Kg.ha-1 + [(2,6% - 2,4%) * 18000 Kg.ha-1/100]
NA (kg.ha-1) = 114 Kg.ha-1 + 36 Kg.ha-1
NA (kg.ha-1) = 150 Kg.ha-1
Este procedimiento puede aplicarse para otros nutrientes considerados en
el plan de fertilización.

5. ENMIENDAS CALCÁREAS Y SU MANEJO EN EL CONTROL


DE LA ACIDEZ
El encalado consiste en la aplicación de sales básicas con el objeto de neu-
tralizar parcial o totalmente la acidez del suelo, mejorar la condición del pH
para el cultivo e inducir incrementos en la concentración y disponibilidad de
calcio, magnesio y fósforo, elementos generalmente mitigados por la acidez
(Espinosa, 2003).

5.1. Materiales de encalado


Los materiales encalantes que se utilizan como correctivos de acidez son
productos comerciales tipificados como fuentes minerales de origen natural o
industrial que portan en su composición carbonatos, óxidos, hidróxidos y
silicatos de calcio y/o magnesio. Debido a su diferente naturaleza química,
estos materiales difieren en su capacidad de neutralizar la acidez del suelo
(Molina, 1998).
CIENCIA DEL SUELO
268 Principios básicos

La capacidad de neutralizar la acidez del suelo en términos de eficiencia


agronómica depende de la composición química y de la pureza del material
encalante. Para determinar la pureza se utiliza el criterio del Equivalente Quí-
mico (EQ) o poder de neutralización, que se define como la capacidad de neu-
tralizar la acidez que tiene un material con relación al carbonato de calcio puro
(CaCO3), al cual se le asigna un valor del 100% (Molina, 1998).
De acuerdo con la Tabla 19, los óxidos e hidróxidos presentan una mayor
capacidad potencial de neutralización que el carbonato de calcio puro. El óxi-
do de magnesio (MgO) constituye la fórmula química más eficiente para neu-
tralizar la acidez del suelo, siendo aproximadamente 2,5 veces más efectivo
que el carbonato de calcio puro; sin embargo, su precio no lo hace competitivo
frente a las cales agrícolas convencionales (Espinosa, 2003).

Tabla 19. Equivalente químico de diferentes enmiendas o correctivos de acidez


en forma pura (Molina, 1998).

Equivalente Químico
Sustancia Pura Fórmula Molecular
(EQ Caco3)
Carbonato de calcio 100 CaCO3
Oxido de calcio 179 CaO
Hidróxido de calcio 138 Ca(OH)2
Hidróxido de magnesio 172 Mg(OH)2
Carbonato de magnesio 119 MgCO3
Oxido de magnesio 248 MgO

Para efectos prácticos, el cálculo del EQCaCO3 de un material encalante


comercial se obtiene sumando la participación porcentual de sus componen-
tes químicos, cada uno de ellos multiplicados por el valor unitario del corres-
pondiente EQCaCO3 de la sustancia pura (Tabla 19). Para ilustrar el procedi-
miento se presenta como ejemplo el cálculo del EQCaCO3 de la dolomita Hui-
la (material encalante comercial), cuya composición es del 55% CaCO3 + 33%
MgCO3, según ficha técnica.
EQCaCO3 = % CaCO3 x 1 + % MgCO3 x 1,19
Dolomita

EQCaCO3 = 55% CaCO3 x 1 + 33% MgCO3 x 1,19 = 94,27%


Dolomita

La interpretación práctica de este resultado nos dice que la dolomita Huila


como material encalante comercial tiene un EQCaCO3 cercano al CaCO3 puro
que es del 100%. Para ser incluido este material en planes de control de acidez,
indicaría que cuando incorporo al suelo 1 t.ha-1 de dolomita (55% CaCO3 +
33% MgCO3), estaría controlando tanta acidez como si aplicara 942,27 Kg de
FERTILIDAD DE SUELOS Y FERTILIZANTES
Hugo Eduardo Castro Franco, Manuel Iván Gómez Sánchez 269

CaCO3 puro, desde luego ofreciendo un suministro simultáneo de Ca y Mg


como elementos constitutivos de la enmienda.
Según norma ICONTEC, los materiales encalantes en Colombia (cales,
dolomitas, fosfosilicatos, entre otros) deben contener como mínimo 70% de
EQCaCO3 para poder ser comercializados. Los materiales con menos del 80%
de equivalencia química de CaCO3 son de baja calidad de acuerdo con el crite-
rio utilizado en Estados Unidos (Nicholaides, 1983, citado por Molina, 1998).
La legislación brasileña acepta un valor mínimo de EQ=67% para cales moli-
das (Alcarde, 1992 citado por Molina, 1998).
Boyacá cuenta con yacimientos muy importantes de caliza en Nobsa,
de donde se extraen por calcinación cales vivas (CaO) y cales hidratadas o
apagadas Ca (OH)2 con muy altos niveles de equivalencia química en CaCO3.
La Tabla 20 registra la oferta regional de materiales encalantes de variada com-
posición y poder de neutralización, que estarían disponibles comercialmente
para programas de control de acidez y mejoramiento químico de suelos en
presiembra.

Tabla 20. Materiales encalantes ofrecidos para programas de control de acidez y mejoramiento
químico de suelos desde la presiembra (Castro, Gómez, 2008).
Composición promedia (%) t.ha-1** requerido
Equivalente
Materiales para neutralizar
químico
encalantes 1meq Al+3/100 g
CaCO3 MgCO3 CaO Ca(OH)2 MgO P2O5*** S (EQCaCO3)
suelo
Cal viva molida
(Nobsa) 75 134 0,75

Cal hidratada o
apagada (Nobsa) 80 110 0,90

Dolomita – Huila
(roca molida) 55 33 94 1,06

Abono paz del río


(fosfosilicato de 48 1,2 10 89 1,12
calcio)
Roca fosfórica
(Pesca) 40 0,5 23 -30 73 1,37

Escorias básicas
de siderúrgica* 59 11 132 0,75

Yeso (sulfato de 27
calcio) 0.5 15 51 - 64 1.5 – 1.9
CaSO4.2H2O 36

* Material de residuo industrial no comercial; ** a menor dosis mayor reactividad química del material; *** fósforo de baja solubilidad
en agua.
Nota: 1 meq Al+3/100g de suelo se desplaza con 400 Kg.ha-1 de Ca+2(1000 Kg CaCO3).

Pruebas exploratorias de incubación efectuadas por Gómez (2006b), para


diferentes materiales encalantes en suelos sulfatados ácidos improductivos
(SSAI) de la región del Distrito de Riego del Alto Chicamocha (Boyacá) mos-
traron que los óxidos de magnesio o calcio y el hidróxido de calcio presentaron
una mayor reactividad respecto a la capacidad de neutralización de acidez que
CIENCIA DEL SUELO
270 Principios básicos

los carbonatos (CaCO3 puro), dolomita, escorias básicas y abono paz de río,
mientras la roca fosfórica no ofreció una respuesta significativa en el manejo
de la acidez (Figura 21).

Figura 21. Pruebas de incubación realizadas en suelos sulfatados ácidos improductivos (SSAI)
con diferentes materiales encalantes de origen natural e industrial (Gómez, 2006b).

De acuerdo con la Figura 21, las enmiendas de mayor poder de neutra-


lización tipo óxidos de magnesio y cales vivas y apagadas requieren en sue-
los sulfatados ácidos actuales degradados e improductivos con pHs inicia-
les de 3.3, dosis de aproximadamente 10 t.ha -1 para lograr habilitar
agrícolamente dichos suelos a pHs cercanos o superiores a 4.5. Igualmente,
los resultados demostraron que para lograr los mismos efectos en estos suelos,
se requieren del orden de 15 a 20 t.ha-1 de dolomita o de escorias básicas de
siderúrgica y de cerca de 40 t.ha-1 de carbonato de calcio puro o de abono
Paz del Río.
Es importante resaltar que el uso de materiales como escorias básicas
de siderúrgica, termofosfatos (escorias thomas - APR) y dolomita son una
FERTILIDAD DE SUELOS Y FERTILIZANTES
Hugo Eduardo Castro Franco, Manuel Iván Gómez Sánchez 271

alternativa de manejo interesante para ser utilizadas con fines correctivos y


nutricionales, dado su aporte importante de Ca, Mg y P. Por otro lado,
estas enmiendas reportan una neutralización importante del aluminio de
cambio en SSAI con dosis del orden de 10 t.ha-1 (Figura 22).

Figura 22. Pruebas de incubación realizadas para neutralizar aluminio intercambiable


y habilitar químicamente suelos sulfatados ácidos improductivos (SSAI) (Gómez, 2006b).

Los referentes anteriores constituyen un caso muy específico de extrema-


da acidez que explican la necesidad de utilizar altas dosis de materiales
encalantes para mitigar las altas concentraciones de Al, S, Fe, que por su efecto
combinado, inhabilitan el suelo para la producción agrícola en ambientes de
origen sulfatado ácido.

5.2. Manejo de la acidez intercambiable


La mayor parte de la acidez en los suelos tropicales (excluyendo los suelos
orgánicos) proviene del aluminio, por lo que generalmente se habla de acidez
intercambiable (Al+3 + H+) y Al+3 intercambiable como si fueran sinónimos
(Castro, 1998).
CIENCIA DEL SUELO
272 Principios básicos

El pH del suelo está directamente relacionado con el porcentaje de satura-


ción de acidez, ya que el Al+3 intercambiable precipita o se insolubiliza entre
pH 5,5 y 6,0. Si el pH es menor de 5,5 el aluminio se solubiliza y, por lo tanto,
resulta más abundante y tóxico para las plantas (Espinosa, 2003).
En síntesis, los problemas de acidez aumentan cuando se presentan las
siguientes condiciones en el suelo:
• pH < 5,5
• Acidez o aluminio intercambiable > 0,5 cmol(+).Kg-1de suelo
• Suma de bases (Ca+Mg+K) < 5 cmol(+).Kg-1de suelo
• Saturación de acidez (Al+3) > 20%
El primer paso al interpretar el análisis de suelos es diagnosticar los pro-
blemas de acidez a partir de los criterios tratados y formular inmediatamente
los controles necesarios antes de iniciar cualquier práctica que involucre ma-
nejo de nutrientes (Espinosa, 2003).
Cuando los indicadores demuestran que existe un problema de acidez, se
presentan dos alternativas de manejo que permiten solucionar el problema o
convivir con él. Estos son el uso de enmiendas o correctivos (encalado) y el uso
de especies tolerantes, lo cual depende de las características genéticas de la
planta. En términos generales se registra como referente que el valor deseable
de saturación de acidez en el suelo para plantas sensibles en suelos tropicales
debe estar por debajo del 10% (Molina, 1998).
En conclusión el diagnóstico adecuado de los problemas de acidez y su
correcto manejo permite superar gradualmente en el suelo las limitaciones de
tipo químico que restringen la absorción de nutrientes y que,
concomitantemente, podrían afectar el crecimiento radical de especies alta-
mente sensibles a la acidez (Castro, Gómez, 2008).
Según los avances sobre control de acidez en suelos tropicales, el criterio
práctico que domina en la actualidad es utilizar una dosis de cal que reduzca el
porcentaje de saturación de acidez del suelo a un nivel que sea tolerable por
el cultivo (Tabla 21).
Según Espinosa (2003), Molina (1998), Castro y Gómez (2008), los cálcu-
los para determinar la dosis de cal (t.ha-1 CaCO3) varían para suelos tropicales
viejos (Ultisoles y Oxisoles) respecto de los suelos Andisoles. En Andisoles la
cantidad de cal necesaria para precipitar el Al+3 y producir cambios significati-
vos en pH se hace mayor debido a la superficie específica de las arcillas resul-
tantes de la meteorización de las cenizas volcánicas (alofano, imogolita y com-
plejos humus-aluminio). El efecto del encalamiento de estos suelos no produ-
ce cambios significativos en el pH de la solución pero sí en la CIC, por eso se
les reconoce como suelos de alta capacidad tampón y carga variable.
FERTILIDAD DE SUELOS Y FERTILIZANTES
Hugo Eduardo Castro Franco, Manuel Iván Gómez Sánchez 273

Tabla 21. Porcentaje de saturación de aluminio tolerado y de saturación de aluminio


recomendado para algunos cultivos (Bertsch, 1998).
% Saturación Al+3 tolerado % Sat. de Al+3
Cultivo
Alto Medio Bajo recomendado

Arroz X X X
Maíz 40 <25
Sorgo 15 <20
Trigo 10 <10
Soya X <10
Fríjol X <20
Maní 40 <25
Papa 30 <20
Yuca 75 <60
Plátano X <25
Banano X <15
Cítricos X <20
Cacao X <20
Café 40 <25
Palma de aceite X <15
Caña de azúcar X <20
Remolacha azucarera X <10
Piña X <30

El método de curvas de encalamiento obtenidas mediante pruebas de


incubación es el más ajustado para suelos de carga variable como Andisoles y
suelos de carácter orgánico, por presentar un mejor acercamiento a la defini-
ción de dosis de cal y evaluación de efectos residuales. Lo anterior sugiere que
en este tipo de suelos la estimación de dosis de enmiendas calcáreas por méto-
dos estequiométricos no es predecible, por la misma dinámica de los materia-
les amorfos. La alta capacidad buffer de estos suelos se detecta en las bajas
pendientes exhibidas en la Figura 23, donde en diferentes suelos cultivados en
papa por encima de los 2500 m.s.n.m., los Typic Hapludand de Antioquia y
Boyacá e integrados ándicos como Andic Dystrudepts de Nariño requieren del
orden de 20 t.ha-1 de CaCO3, en comparación con los Typic Dystrustept de
Boyacá, donde se requieren de 3 a 4 t. ha-1 de CaCO3 para subir aproximada-
mente la misma unidad de pH.
Otros suelos muy particulares en su capacidad reactiva al encalamiento
son los suelos sulfatados ácidos (SSA) cuyo potencial de oxidación del azufre
a partir de piritas (Fe2S) induce a una liberación permanente de Al+3 y Fe+3 a
la solución del suelo ocasionada por la destrucción de la estructura cristalina
de las arcillas en estos medios. Las necesidades de encalamiento para el con-
trol de acidez en SSA son superiores a las de cualquier otro suelo por existir
tres fuentes de acidez muy dinámicas como son azufre, aluminio y hierro
(Gissat, 2006).
CIENCIA DEL SUELO
274 Principios básicos

Figura 23. Recomendación de dosis de cal mediante pruebas de incubación en suelos


de carga variable. (Gómez, Castro, 2009).

Por las razones expuestas para Andisoles y SSA, es recomendable con-


ducir pruebas de encalamiento mediante incubación de suelos en laborato-
rio, con el fin de determinar con mayor exactitud los requerimientos de CaCO3
(t.ha-1) que conlleven a un manejo integrado de la acidez en estos suelos
(Gissat, 2006).
Para predecir los requerimientos de cal en términos de t.ha-1 de CaCO3
equivalente aplicables a suelos álicos (suelos fuertemente ácidos con alta satu-
ración de aluminio), principalmente Entisoles e Inceptisoles desaturados,
Oxisoles y Ultisoles, existen varios procedimientos, a saber:
5.2.1. Neutralización total o parcial de la concentración del aluminio.
Se debe tener en cuenta que para neutralizar 1 meq o cmol de Al+3.kg-1 de
suelo, se requiere de 400 kg.ha -1 de calcio (1 t.ha -1 CaCO 3 puro). Depen-
diendo del número de meq o cmoles de aluminio a neutralizar obtendría-
mos las t.ha -1 CaCO 3 puro que deben ser transformadas a materiales
encalantes comerciales, previo conocimiento de su composición y equiva-
lente químico (EQCaCO3). Las ecuaciones a utilizar, según Castro y Gómez
(2008), son:
FERTILIDAD DE SUELOS Y FERTILIZANTES
Hugo Eduardo Castro Franco, Manuel Iván Gómez Sánchez 275

t.ha-1 CaCO3 equivalente = cmol Al+3. Kg-1 de suelo a neutralizar


t.ha-1 material encalante comercial = t.ha-1 CaCO3 equivalente x f
f = 100/EQCaCO3 del material encalante comercial (Tabla 20)

5.2.2. Estimación de dosis de cal basada en el porcentaje de saturación de


aluminio. Se presentan las siguientes fórmulas:

t.ha-1 CaCO3 = 1.8 (Al – RAS) (CICE)


100
t.ha-1 CaCO3 = 1.5 (Al – RAS) (CICE)
100
Al = Porcentaje de saturación de aluminio existente
RAS = Porcentaje de saturación de aluminio deseado
CICE = Σ Al+3+Ca+2+Mg+2+K++Na+ (me/100g suelo)
t.ha-1 material encalante comercial = t.ha-1 CaCO3 equivalente x f

Cochrane, Salinas y Sánchez, citados por Molina (1998), propusieron des-


de 1980 incluir en la fórmula inicialmente una constante de 1.8 y posterior-
mente 1.5, con las que se compensarían los factores que limitan la eficacia de
la reacción química, a saber, calidad del material encalante, reacciones parale-
las en el suelo y el efecto del encalamiento sobre el aluminio no intercambiable
proveniente de la materia orgánica. La constante de 1.8 (eficiencia del 55%) y
la constante de 1.5 (eficiencia del 67%).
5.2.3. Estimación de dosis de cal basada en la saturación de bases. Es una
concepción aplicable a suelos altamente meteorizados (bajos contenidos de Ca
y Mg), que hace ver a la cal no solamente como enmienda para el control de
acidez sino también como una fuente de los nutrientes que aporta principal-
mente Ca – Mg.
t.ha-1 CaCO3 = (%sat. bases deseado - %sat. bases existente) (CICE)
100
Las experiencias del Brasil con esta fórmula demuestran que para el caso
del café se debe llevar el suelo a una saturación de bases del 60% para rendi-
mientos óptimos. En otras palabras, el café puede crecer satisfactoriamente
hasta con una saturación del 40% de aluminio en la fase de cambio (Malavolta,
1989).
CIENCIA DEL SUELO
276 Principios básicos

5.3. Mejoramiento químico integral de suelos ácidos mediante el uso com-


binado de materiales encalantes
Las prácticas de encalamiento de suelos ácidos en la actualidad se efectúan
más con criterio empírico que técnico. Se reconoce la importancia y beneficios
del encalamiento, pero dicha práctica no es vista ni bien entendida en su signi-
ficado y repercusión agronómica (Castro, Gómez, 2008).
Entre las inconsistencias mayormente encontradas que le restan eficiencia
a los planes de control de acidez, podemos citar:
• La práctica de encalamiento se ha considerado como el simple hecho de
aplicar cales al suelo con un criterio generalmente empírico y universal.
• No se utilizan los suficientes criterios técnicos para diagnosticar la aci-
dez. En la mayoría de los casos sólo se tiene en cuenta el pH y se deja
de lado indicadores tan importantes como acidez intercambiable (Al3+
+ H+), saturación Al3+, ∑ de bases (Ca+Mg+K), CICE y fijación de fósfo-
ro. Esto ha limitado desde el frente técnico el verdadero sentido, signi-
ficado y alcances de la práctica de encalamiento.
• Los cálculos para obtener las dosis de encalado, generalmente no se
realizan a partir de CaCO 3 equivalente (t.ha -1 ), son definidos
subjetivamente y relacionados de manera directa a cales comerciales,
de un mismo tipo.
• Se desconocen los conceptos de origen, calidad, pureza, composición
y reactividad de los materiales encalantes comerciales, aspectos deter-
minantes en el cálculo del EQCaCO3 de dichos materiales.
• Muchos de los materiales encalantes comerciales (cales agrícolas,
dolomitas, fosfosilicatos de calcio, etc.), no cumplen las especificaciones
técnicas que contempla el ICONTEC en cuanto a normas de calidad.
• No se realizan pruebas de encalamiento que, por métodos de
incubación en el laboratorio, apoyen decisiones de campo para
implementar planes integrales de control de acidez que busquen
adicionalmente mejoramiento en las concentraciones de Ca2+, Mg2+ y
P en el suelo.
Partiendo del diagnóstico anterior, es conveniente retomar el marco teóri-
co de la acidez y su control para plantear algunas pautas de seguimiento
metodológico que, ante todo, busquen aludir en adelante a planes integrales
de control de acidez multipropósito (PICAM), que hagan más trascendental el
significado del encalamiento en la agricultura moderna.
El objetivo central de este nuevo enfoque propuesto por Castro y Gómez
(2008), se basa en buscar desde la presiembra un mejoramiento químico inte-
gral de los suelos ácidos mediante el uso combinado de materiales encalantes y
materia orgánica, que además de mitigar la acidez hasta niveles tolerados por
FERTILIDAD DE SUELOS Y FERTILIZANTES
Hugo Eduardo Castro Franco, Manuel Iván Gómez Sánchez 277

el cultivo, logren enriquecer de forma balanceada la concentración de bases


especialmente Ca2+ y Mg2+, y proporcionar fósforo de baja solubilidad para
segundas y terceras cosechas. La implementación de los PICAM debe
monitorearse 30 a 45 días después de la incorporación de los materiales y al
término del primer ciclo del cultivo, con el fin de comprobar de una parte, los
cambios químicos inducidos al suelo por efecto del tratamiento, y de otra par-
te, ajustar, si es necesario, nuevas necesidades de encalamiento o materia orgá-
nica para cultivos subsiguientes. De esta manera se busca proyectar la
sostenibilidad de la fertilidad de suelos ácidos para hacerla gradualmente más
sostenible y menos dependiente de la fertilización mineral.
Metodológicamente la propuesta incluye los siguientes pasos:
• Realizar el análisis químico completo del suelo problema.
• Diagnosticar el grado de acidez a través de los criterios tratados [pH,
cmoles Al3+.Kg-1 de suelo, % saturación Al3+ y ∑ bases (Ca+Mg+K)].
• Calcular las t.ha-1 de CaCO3 equivalente a partir de la ecuación o fór-
mula más pertinente al tipo de suelo y cultivo a establecer. En este caso
debe primar la experiencia del ingeniero agrónomo sobre el conoci-
miento de los suelos en el medio local y predial.
• Calculadas las t.ha-1 de CaCO3 equivalente, considerar el nivel de concen-
tración de Ca2+, Mg2+ y P reportado en el análisis de suelos, con el fin de
buscar a criterio técnico, la proporción de t.ha-1 de CaCO3 equivalente
que, del total calculado, aplicaría combinando el uso de materiales
encalantes comerciales para generar una relación de balance que mejore
las condiciones químicas originales del suelo. Para realizar este ejercicio es
necesario conocer el EQCaCO3 de los materiales encalantes (cales agríco-
las, dolomitas, fosfosilicatos de calcio, etc.) comercializados en la región.
La Tabla 22 presenta un ejemplo que motiva a la discusión y da sentido a la
propuesta, la cual ha sido validada a través de experiencias sobre control de

Tabla 22. Propuesta integral de encalamiento dirigida al control de acidez y mejoramiento químico
del suelo desde la presiembra (Castro y Gómez, 2008; Gissat, 2006).

Combinación de materiales encalantes comerciales


Aporte de elementos Mejoramiento químico
Dosis (t.ha-1)
calculada (kg.ha-1) del suelo (Ha)
(relación porcentual 40:45:15)
t.ha-1
CaCO3 Dolomita Abono Paz del Río
Cal hidratada Ca Mg P
(55% CaCO3 + (48%CaO+1,2%MgO+ Ca+2 Mg+2 P2O5
[80% Ca(OH)2] (meq) (meq) (ppm)
33%MgCO3) 10%P2O5)
1 0,36 0,48 0,17 320 47 17 0,8 0,2 3,7
2 0,72 0.96 0,34 640 94 34 1,6 0,4 7,4
3 1,08 1,44 0,51 960 141 51 2,4 0,6 11,1
4 1,44 1,92 0,68 1280 188 68 3,2 0,8 15,0
5 1,80 2,40 0,85 1600 235 85 4,0 1,0 18,5

Nota: 1 meq Al+3.100 g-1 de suelo se neutraliza con 1 t.ha-1 CaCO3.


CIENCIA DEL SUELO
278 Principios básicos

acidez y rehabilitación agrícola de suelos sulfatados ácidos improductivos, con-


ducidas por el Grupo Interinstitucional de Investigación en Suelos Sulfatados
Ácidos Tropicales, Gissat, UPTC.
La relación porcentual de materiales encalantes 40:45:15 respecto a la apli-
cación de 1 t.ha-1 de CaCO3 representa 400 Kg CaCO3 aplicados con cal hidratada
(EQ = 110), 450 Kg CaCO3 aplicados con dolomita (EQ=94) y 150 Kg CaCO3
aplicados con abono Paz del Río (EQ = 89). Los valores calculados para cada
columna son producto de transformaciones realizadas de acuerdo con el EQ
en CaCO3 de cada material. Igualmente se advierte que la relación porcentual
de los materiales encalantes es susceptible de modificación a criterio técnico
de un ingeniero agrónomo, según el diagnóstico del cuadro de acidez expresa-
do en el análisis de suelos.
El análisis de la Tabla 22 permite comprobar que la eficiencia en las prácti-
cas de control de acidez se logra con el manejo combinado de materiales
encalantes (cales, dolomita y fosfosilicatos), que bajo una relación porcentual
ponderada deducible del estado del aluminio, las bases y el fósforo en el análi-
sis de suelos, permita, además de neutralizar acidez, aportar elementos que
ofrezcan residualidad a los cultivos en pro del mejoramiento de la fertilidad
química del suelo. El anterior planteamiento descarta por sí solas el uso de
cales agrícolas (cal viva molida y cal hidratada), que aunque son altamente
reactivas y neutralizan acidez, su aporte solo se hace en calcio, aspecto que
conlleva a desbalances en las relaciones Ca:Mg, Ca:K y Ca+Mg/K.

6. USO DEL YESO AGRÍCOLA Y AZUFRE ELEMENTAL COMO


ENMIENDAS
El yeso o sulfato de calcio (CaSO4.2H2O) es una fuente que proporciona
Ca (17-27%) y S (14-18%). Aunque no presenta un efecto correctivo directo
sobre la acidez, en Brasil y la altillanura colombiana se ha considerado como
una práctica interesante la aplicación de yeso en suelos ácidos con altas con-
centraciones de aluminio, porque actúa con un efecto de profundidad mayor
al que ofrecen las cales y, además, no modifica significativamente el pH del
suelo por ser una sal neutra. La aplicación de yeso no cambia el pH pero sí
elimina aluminio tóxico, proporcionando calcio y generando un efecto más
abajo de la superficie del suelo. Las reacciones que explican la mitigación del
aluminio en el suelo por efecto del yeso son:

SO4Ca.2H2O (yeso) se disocia iones Ca+2 + radicales SO4= (sulfatos)

Al+3 tóxico + SO4= (radicales sulfato) forman Al2(SO4)3


(solución del suelo) (sulfatos de aluminio no tóxicos)
FERTILIDAD DE SUELOS Y FERTILIZANTES
Hugo Eduardo Castro Franco, Manuel Iván Gómez Sánchez 279

Con la aplicación de yeso, el desplazamiento del aluminio de la solución del


suelo se da a través de los radicales sulfato, los cuales captan el aluminio de la
solución formando el sulfato de aluminio (Al SO4+), el cual precipita como una
forma de aluminio no tóxica. De esta manera el efecto del yeso en la disminu-
ción de la concentración del aluminio de la solución del suelo es un método
efectivo. Es importante aclarar que con la aplicación de yeso no se genera acidez
en el suelo, solo ocurre cuando se suministra azufre elemental (flor de azufre).
No se dispone de criterios seguros para recomendar la aplicación de yeso
en suelos ácidos por falta de información experimental. Sin embargo, se han
desarrollado diversos criterios que se ajustan principalmente a suelos tropica-
les viejos (Ultisoles y Oxisoles). Estos criterios son:
Yeso (t.ha-1) = (0.4 x CICE - meq Ca/100g) x 2.5
Yeso (t.ha-1) = (0.2 x CICE - meq Al/100g) x 2.5
Por otro lado, se considera que para elevar el calcio intercambiable en el
suelo en 1 meq/100g o para disminuir el aluminio en la misma cantidad, se
deben aplicar 2.5 t.ha-1 de yeso. Si se toma el yeso como fuente de azufre, se
sugiere utilizar 200 kg.ha-1 para suelos desaturados.
Finalmente, es necesario indicar que se debe tener prudencia con la aplica-
ción de yeso al suelo por el potencial peligro de lixiviar cationes a través de la
formación de pares iónicos (Bernal, 2008).
En la recuperación de suelos sódicos se utiliza el yeso y el azufre elemental
como correctivos químicos. La sustitución del sodio de la fase intercambiable
del suelo mediante el empleo de yeso como correctivo conlleva a la formación
de sulfato de sodio (Na2SO4), sal que es desplazada mediante lavado, previo
requerimiento de drenaje profundo. La reacción que explica dicha sustitución
sucede así:

2NaX + CaSO4 CaX + Na2SO4 ↓ Sale por


lavado
Fase Intercambiable

La sustitución de sodio intercambiable del suelo mediante el empleo de


azufre elemental como correctivo químico sucede así:

Sº oxidación de bacterias SO SO2 SO3


Thiobacilus thiooxidans

SO3 + H2O H2SO4 + CaCO3 CaSO4 + CO2 + H2O

2NaX + CaSO4 CaX + Na2SO4↓


Fase Intercambiable
CIENCIA DEL SUELO
280 Principios básicos

La reacción del azufre es lenta. Los suelos sódicos que han recibido azu-
fre para su corrección química no deben ser lavados sino después de cierto
tiempo para permitir que este elemento se oxide por acción de las bacterias
(Thiobacilus thiooxidans). Una vez formado H2SO4, para tener CaSO4 es nece-
sario que en el suelo estén presentes carbonatos alcalinotérreos (Castro, 1998).
De acuerdo con investigaciones de Coamo (2001), la cantidad de enmien-
da de yeso a aplicar depende de la neutralización de saturación de sodio y tipo
de textura, como sigue:
• Suelos arenosos (<15% de arcilla, eficiencia = 90-100%): 0.5 t.ha-1
• Suelos francos (15 – 35% de arcilla, eficiencia = 70-80 %): 1.0 t.ha-1
• Suelos arcillosos (36 – 60% de arcilla, eficiencia = 60-65 %): 1.5 t.ha-1
• Suelos muy arcillosos (>60% de arcilla, eficiencia = 40-50 %): 2.0 t.ha-1
Para disminuir el impacto por la presencia de sodio intercambiable par-
tiendo de un porcentaje de Na óptimo en el suelo menor a 7%, estequio-
métricamente se pueden utilizar las siguientes ecuaciones:
• cmol/kg Na a neutralizar = (% Na actual - % Na óptimo)*CICE*(100/EF).
La eficiencia depende del tipo de textura, como se mostró
anteriormente.
• 1 meq Na = 1.85 ton sulfato calcio (30% CaO)
• 1 meq Na = 0,98 ton azufre agrícola (98% S)

7. ENMIENDAS ORGÁNICAS
La materia orgánica en razón a su naturaleza tiene múltiples efectos sobre
las características físicas, químicas y biológicas del suelo. Bio-estructura, pre-
servación de humedad, permeabilidad, absorción de calor y en general protec-
ción del suelo contra fenómenos de erosión son efectos positivos reconocidos a
la adición de materiales orgánicos. Los efectos de la materia orgánica humificada
sobre las características químicas del suelo se manifiestan, directa o indirecta-
mente, en la disponibilidad de elementos minerales para los cultivos. La mate-
ria orgánica tiene igualmente un efecto muy favorable sobre la biología del
suelo al incrementar considerablemente la cantidad y diversidad de macro y
microorganismos comprometidos con la alteración y transformación de sus-
tancias orgánicas.
El empobrecimiento de los suelos en humus es un hecho evidente que
tiene consecuencias netas sobre la fertilidad química, la estabilidad estructural
y la vida microbial del suelo (Burbano, 1998). Prácticas habituales como el uso
intensivo del suelo en ausencia de esquemas conservacionistas, la quema de
rastrojos y residuos de cosecha, el monocultivo y la ineficiente cultura de
FERTILIDAD DE SUELOS Y FERTILIZANTES
Hugo Eduardo Castro Franco, Manuel Iván Gómez Sánchez 281

mecanización y riego agrícola en el país, han producido y producen impactos


duraderos e irreversibles, como la destrucción de la materia orgánica y la de-
clinación de la fertilidad en muchos suelos. Por ello, el manejo de la materia
orgánica de los suelos mediante el uso de enmiendas orgánicas es de capital
importancia en los métodos sostenibles de producción de cultivos.
Las enmiendas orgánicas son el conjunto de materiales orgánicos que se
incorporan al suelo con diversos propósitos: para mejorar sus cualidades físi-
cas de estructura, aireación, absorción y retención de agua y para aportar algu-
nos elementos (N-P-K-S- elementos menores) que mejoren la nutrición de la
planta. Así, las enmiendas orgánicas abarcan materiales tan diversos como es-
tiércoles de origen animal, residuos de cosecha, abonos verdes, basuras urba-
nas biodegradables, compost, lombricompost, lodos depurados, bagazo,
cascarillas, etc. (Burbano, 1998).

7.1. Estiércoles
El estiércol es fuente de nitrógeno, fósforo, potasio y otros elementos esen-
ciales que son disponibles gradualmente para las plantas de acuerdo con su
tasa de mineralización. El estiércol es uno de los bioproductos agrícolas que
requiere de cuidados en su manejo y aplicación para evitar que se pierdan
varios de sus componentes. Una desventaja de incorporar grandes cantidades
de estiércol radica en la posibilidad de aumentar la salinidad del suelo.

Tabla 23. Riqueza media de nitrógeno, fósforo y potasio de distintos tipos de estiércol
(Castro, 2004).
’›àŽ—˜ȱǻǼȱ àœ˜›˜ȱǻŘśǼȱ ˜Šœ’˜ȱǻ ŘǼȱ
’™˜ȱŽȱŽœ’·›Œ˜•ȱ
’•˜›Š–˜œȱ™˜›ȱŒŠŠȱ˜—Ž•ŠŠȱŽȱŽœ’·›Œ˜•ȱ
Š••’—Šȱ ŗśǯŖȱ ŗŖǯŖȱ ŚǯŖȱ
ŸŽ“Šȱ ŞǯŘȱ Řǯŗȱ ŞǯŚȱ
Š‹Š••˜ȱ Ŝǯŝȱ Řǯřȱ ŝǯŘȱ
Ž›˜ȱ Śǯśȱ ŘǯŖȱ ŜǯŖȱ
ŠŒž—˜ȱ řǯŚȱ ŗǯřȱ řǯśȱ

Como se puede observar en la Tabla 23, el contenido de nutrientes de los


estiércoles, comparado con los fertilizantes comerciales en igual peso, es muy
bajo; de ahí que se deben aplicar al suelo en cantidades 50 a 100 veces mayores
que los abonos químicos.
Para las plantas, el potasio contenido en el estiércol es tan asimilable como
el de los fertilizantes químicos. Por el contrario, solo una fracción del nitróge-
no presente en el estiércol es soluble. Gran parte del nitrógeno contenido en el
estiércol se halla en estado orgánico y se mineraliza con mucha lentitud; por
consiguiente, el efecto del estiércol tiende a extenderse por un periodo de tiempo
mucho más prolongado que el de los fertilizantes inorgánicos.
CIENCIA DEL SUELO
282 Principios básicos

Se estima que el estiércol como fuente de humus proporciona al suelo


100 kg de humus por cada 1000 de estiércol; es decir, tiene un rendimiento
de 10%.

7.2. Abonos verdes


El uso de abonos verdes consiste en incorporar al suelo material verde
procedente de plantas que se han desarrollado hasta su floración o un poco
antes de que esta ocurra, con la finalidad de mejorar propiedades físicas y
aumentar el contenido de materia orgánica y de nitrógeno disponible para
cultivos subsiguientes.
Cualquier planta puede ser utilizada como abono verde, pero las más
apropiadas son las leguminosas por su contenido de nitrógeno. Muchas
veces el abono verde sirve como cultivo de cobertura para prevenir la ero-
sión del suelo. Los buenos efectos que surten los abonos verdes no son de
larga duración, debido probablemente a la descomposición demasiado rá-
pida de los tejidos de las plantas incorporadas al suelo. El cultivo de abono
verde por esta circunstancia debe considerarse más como un aportador de
nitrógeno al cultivo que sigue que como un mejorador de condiciones físi-
cas del suelo. Caso contrario ocurre cuando se incorporan tamos secos o
residuos de cosecha, especialmente de cereales (trigo, cebada, arroz, avena,
etc.) (Castro, 1996).
Entre los abonos verdes más usados en clima frío figuran nabo forrajero,
vicia, avena, alfalfa, tréboles y lupino. Para climas templado y cálido las legu-
minosas más usadas son: crotalaria, fríjoles caupí, mungo y terciopelo, kudzu,
vitavosa y canavalia, entre otras.

7.3. Residuos de cosecha


Son los desechos orgánicos que deja el cultivo saliente sobre el suelo en
forma de tallos, hojas, raíces y otros órganos aéreos o subterráneos.

Paralelo al interés por evitar las pérdidas del suelo y mantener su fertilidad
en el largo plazo, el aprovechamiento de los residuos vegetales dejados en su-
perficie después de las cosechas adquiere importancia para un manejo
conservacionista y sostenible del suelo. Algunos de los beneficios de la utiliza-
ción de los residuos de cosecha se resumen en los siguientes puntos: protegen
el suelo contra la erosión por actuar como cobertura o mulch, cuando se incor-
poran al suelo mejoran el contenido de materia orgánica y las propiedades
físicas, mejoran almacenamiento de agua en el subsuelo y químicamente resti-
tuyen en parte algunos de los nutrientes extraídos por el cultivo anterior, espe-
cialmente potasio en el caso de cereales y nitrógeno cuando se cultivan legu-
minosas (Tabla 24).
FERTILIDAD DE SUELOS Y FERTILIZANTES
Hugo Eduardo Castro Franco, Manuel Iván Gómez Sánchez 283

Tabla 24. Cantidad de humus aportado por los residuos


de algunos cultivos (Castro, 2004).
ž•’Ÿ˜ȱ
ž–žœȱ”ǯ‘ŠȬŗȬŠÛ˜ȱ
›’˜ȱ ŚŖŖȱŠȱŞŖŖȱ
ŠÇ£ȱ ŗśŖŖȱŠȱŘśŖŖȱ
•Š•Šȱ řŖŖŖȱŠȱřŚŖŖȱ
›ŠŽ›ŠœȱŽ–™˜›Š•ŽœȱǻŘȱŠȱŚȱŠÛ˜œǼȱ ŗŖŖŖȱŠȱřŖŖŖȱ

7.4. El compost
Según Burbano (1998), el proceso de compostaje se puede definir como la
descomposición aeróbica y termofílica de los residuos orgánicos por las pobla-
ciones microbianas quimiorganotróficas que existen en los propios residuos,
bajo condiciones controladas, y que produce un material parcialmente estabi-
lizado de lenta descomposición, cuando hay condiciones favorables.
El compostaje es un tratamiento de los residuos orgánicos seguro e impor-
tante para la protección del medio ambiente. De ahí el creciente interés de los
agricultores, desde hace siglos, por buscar la reconversión de los desechos or-
gánicos disponibles en sus predios para mejorar la fertilidad del suelo de for-
ma integral y sostenible.
Son muchos los materiales que sirven para preparar este abono: todo tipo
de plantas frescas y secas, terrestres y acuáticas; pajas, aserrín; sobras de comi-
da, cascarillas; residuos de matadero, huesos molidos y estiércol animal. Mien-
tras más variada sea la mezcla de materiales, más rica será su composición en
nutrientes.
El proceso de compostaje es, por tanto, una compleja interacción entre el
sustrato, los microorganismos, la aireación y la producción de agua y de calor.
Consta de dos fases: estabilización y maduración. Durante la primera se alcan-
zan altas temperaturas, al principio con participación de microorganismos
quimiorganotróficos se oxida la materia orgánica de fácil descomposición y se
genera calor que favorece el desarrollo de los microorganismos termófilos y la
inactivación de patógenos. Al disminuir la fuente de energía, cae la temperatu-
ra y los mesofílicos se reactivan, la materia orgánica ya se ha estabilizado y sólo
permanece la de difícil degradación. Luego se inicia la fase de maduración,
con lenta degradación de la materia orgánica remanente.
El compostaje se puede hacer en pilas con o sin aireación forzada, o en
reactores con control de aireación, humedad, temperatura y tiempo de reten-
ción. En estos últimos, el proceso se puede completar entre 5 y 7 días, en tanto
que, en las pilas, puede tomar de 4 a 12 semanas o hasta más, para producir un
compuesto satisfactorio.
CIENCIA DEL SUELO
284 Principios básicos

Las ventajas derivadas de la utilización del compost se extienden a todos


los cultivos, su uso tiene especial interés para horticultura intensiva, también
sobre pastos y en suelos en los que se desea activar la vida edáfica, contribuir al
almacenamiento de humedad y reciclaje de nutrientes.

8. FERTILIZANTES MINERALES Y SU MANEJO


Por fertilizante se entiende cualquier material orgánico o inorgánico, na-
tural o sintético, que suministra a las plantas uno o más de los elementos
nutricionales necesarios para su normal crecimiento (Guerrero, 2004). Lo an-
terior supone que la condición indispensable para que un material se conside-
re como fertilizante es que además de contener uno o más de los nutrientes
esenciales para el desarrollo vegetal, estos deben estar en estado aprovechable.
Los fertilizantes minerales o inorgánicos contienen uno o más nutrimentos
esenciales para las plantas, se obtienen en procesos industriales mediante reac-
ciones químicas (Figura 24) y difieren en sus propiedades físicoquímicas como

Figura 24. Diagrama de flujo en la obtención de fertilizantes minerales sintéticos


de uso común en la agricultura. FAO e IFA, 2002.
FERTILIDAD DE SUELOS Y FERTILIZANTES
Hugo Eduardo Castro Franco, Manuel Iván Gómez Sánchez 285

color, granulometría, consistencia de gránulo, densidad, higroscopicidad,


solubilidad, pH e índice de salinidad (Guerrero, 2004).
La presentación de los fertilizantes minerales es muy variada. Dependien-
do del proceso de fabricación, las partículas de los fertilizantes pueden ser de
muy diferentes tamaños y formas: gránulos de 2-4 mm, píldoras “perlados o
prilled” de 1-2 mm, cristales y polvos de grano grueso o fino (Figura 25). La
mayoría de los fertilizantes son provistos de forma sólida. Los fertilizantes lí-
quidos y de suspensión son importantes principalmente para fertirrigación y
fertilización foliar (FAO-IFA, 2002).

Figura 25. Presentación de diferentes fertilizantes minerales. Izq.: gránulos de urea, cristales
gruesos de KCl, gránulos compactados portadores de elementos menores. Der.: fertilizantes
en cristales finos de KCl (estándar) y polvos secos (Kieserita). Gómez, 2006a.

8.1. Expresión del contenido nutricional


En la actualidad la mayoría de los países aceptan que los contenidos
nutricionales de los abonos se expresen en términos de nitrógeno elemental
(N), pentóxido de fósforo (P2O5) y óxido de potasio (K2O). Los elementos
secundarios y los microelementos se expresan usualmente en términos de
base elemental; sin embargo, el calcio y el magnesio son expresados frecuen-
temente como óxidos. Las siglas utilizadas no están relacionadas con ningu-
na característica del abono. Así, el hecho de expresar el contenido de nitróge-
no como N elemental, no debe interpretarse en el sentido de que ese sea el
estado químico del elemento en el abono; lo propio es aplicable al resto de
los nutrientes.
Generalmente, en los fertilizantes compuestos el nitrógeno está presente o
proviene del nitrato de amonio (NO3NH4), el cual aporta nitrógeno nítrico
(NO3-) y nitrógeno amoniacal (NH4+). El fósforo presente, consiste principal-
mente de fósforo soluble en agua (H2PO4-, HPO4=) y una parte soluble en citrato
de amonio. El potasio se presenta en forma soluble en agua y puede provenir
del cloruro de potasio (KCl) o del sulfato de potasio (K2SO4).
CIENCIA DEL SUELO
286 Principios básicos

En la Tabla 25 se recopilan los factores que deben aplicarse para convertir


los contenidos nutricionales de la base elemental a la de óxido y viceversa. Este
tipo de conversión es utilizado con frecuencia para los cálculos requeridos en
la práctica de la fertilización.

Tabla 25. Factores de conversión de la expresión con base óxido a la expresión


con base elemental y viceversa (IFDC, 1979).
řȱ ¡ȱŖǯŘŘȱ ǻŖǯŘŘśŞǼȘȱ ƽȱȱ
ȱ ¡ȱŚǯŚŘȱ ǻŚǯŚŘŞśǼȱ ƽȱřȱ
Řśȱ ¡ȱŖǯŚŚȱ ǻŖǯŚřŜŚǼȱ ƽȱȱ
ȱ ¡ȱŘǯŘşȱ ǻŘǯŘşŗŚǼȱ ƽȱŘśȱ
Řȱ ¡ȱŖǯŞřȱ ǻŖǯŞřŖŘǼȱ ƽȱ ȱ
ȱ ¡ȱŗǯŘŖȱ ǻŗǯŘŖŚŜǼȱ ƽȱ Řȱ
Šȱ ¡ȱŖǯŝŗȱ ǻŖǯŝŗŚŘǼȱ ƽȱŠȱ
Šȱ ¡ȱŗǯŚŖȱ ǻŗǯřşşŘǼȱ ƽȱŠȱ
ȱ ¡ȱŖǯŜŖȱ ǻŖǯŜŖřŖǼȱ ƽȱȱ
ȱ ¡ȱŗǯŜŜȱ ǻŗǯŜśŞŘǼȱ ƽȱȱ
Śȱ ¡ȱŖǯřřȱ ǻŖǯřřřřǼȱ ƽȱȱ
ȱ ¡ȱřǯŖŖȱ ǻřǯŖŖŖǼȱ ƽȱŚȱ
*Los factores entre paréntesis deben utilizarse para cálculos que demanden alta precisión

8.2. Grado
El grado de un fertilizante se define como la relación del contenido
nutricional expresado en porcentaje (peso), en el siguiente orden: N – P2O5 –
K2O. En consecuencia, el fertilizante cuyo grado es 13:26:10, por ejemplo, con-
tendría 13% de nitrógeno (N), 26% de fósforo (P2O5) y 10% de potasio (K2O).
En el caso de los fertilizantes compuestos, el grado se emplea usualmente para
designar el respectivo producto (FAO e IFA, 2002).
Contrariamente al término grado, la fórmula del fertilizante se refiere a las
proporciones relativas de los nutrientes respectivos: el grado 15:15:15 debería te-
ner una relación 1:1:1 de N:P2O5:K 2O, mientras un grado 12:24:12 debería
tener una relación 1:2:1. Es importante conocer el análisis o grado del fertili-
zante para calcular correctamente la cantidad a aplicar según la dosis (Kg.ha-1)
de nutrientes requeridos por el cultivo. Por ejemplo, un agricultor necesita de
8 bultos de 50 Kg (400Kg) del grado 15:15:15 para aplicar una dosis de 60kg
N: 60kg P2O5: 60kg K2O por hectárea. Lo anterior depende del cálculo del
nutriente, producto de la recomendación.
Para entender la sumatoria de los componentes de los fertilizantes, tema
muy controvertido entre técnicos y productores, Castro (2010), considera
muy importante tener idea clara del proceso de fabricación industrial de los
fertilizantes (compuestos complejos). Una vez se define la fórmula por cálculos
FERTILIDAD DE SUELOS Y FERTILIZANTES
Hugo Eduardo Castro Franco, Manuel Iván Gómez Sánchez 287

estequiométricos, ejemplo: un 10:30:10, se eligen las materias primas que en


su composición y cantidad pueden generar gránulos que individualmente
contengan los elementos mencionados en dicha proporción. El proceso in-
dustrial contempla una fase húmeda y una fase seca. En la fase húmeda se
forma una pasta o colada llamada slurry como producto de adicionar a la
roca fosfórica diferentes tipos de ácidos (H2SO4, HNO3, H3PO4) para su aci-
dulación. El slurry, entonces, es prácticamente la obtención en mayor exten-
sión de los elementos N - P2O5. En la fase seca del proceso la colada o pasta
húmeda entra a un granulador, donde se agregan otras materias primas sóli-
das como KCl, MAP, DAP, óxidos de Mg, sulfatos, boratos, etc., para aportar
el K2O, partes faltantes de P2O5, Mg, S y enriquecer si se quiere la fórmula
con elementos secundarios y menores. Posteriormente se aplican materiales
inertes como adherentes para dar consistencia al gránulo y anticompactantes
para aislar el producto de la humedad. Finalmente se obtiene un gránulo con
diámetro y composición definida.
De acuerdo con las características del proceso se deduce que de 100 kg de
la fórmula referida en el ejemplo, 10 corresponden a N (NH4 + NO3), 30 corres-
ponden a P2O5 (H2PO-4 + HPO=4) y 10 corresponden a K2O. El resto de compo-
nentes en peso están relacionados en diferentes proporciones con iones y mo-
léculas acompañantes producto de las reacciones y aglomerantes (silicatos,
caolines, yeso, etc.), agua estructural y agua de composición en diferentes gra-
dos de hidratación molecular.
Para comprender o dar claridad sobre el significado de la participación de
otros compuestos químicos diferentes a NPK en el peso y porcentaje de la fór-
mula del fertilizante, es importante analizar el caso de la urea (46%). La urea es
la molécula sintetizada a partir de amoníaco (NH3) y CO2 mediante la si-
guiente reacción:
2NH3 + CO2 CO(NH2)2 + H2O
molécula de urea

En una molécula de urea que pesa 60 gramos hay 28 gramos de N elemen-


tal, es decir el 46% (46:0:0). El resto de compuestos químicos (C-O-H) partici-
pan en peso y volumen con el 54% y va como parte constitutiva de la fuente, por
lo cual no debe considerarse como relleno o materiales inertes. Este criterio ex-
plica lo que ocurre en gran parte para los fertilizantes complejos de síntesis.
Igual podría deducirse del cloruro de potasio comercial que tiene general-
mente una pureza del 95% y su contenido de K2O es del 60%.

8.3. Clases de fertilizantes


Los fertilizantes minerales pueden ser simples o primarios y compuestos
(complejos y mezclas físicas). El fertilizante simple es aquel que contiene
solamente uno de los tres elementos esenciales primarios, tal es el caso de la
CIENCIA DEL SUELO
288 Principios básicos

urea, el superfosfato triple o el cloruro de potasio producto de la refinación


de las fuentes fertilizantes naturales. El fertilizante compuesto es aquel que
contiene más de uno de los tres elementos esenciales primarios. Los fosfatos
de amonio, por ejemplo, son fertilizantes compuestos binarios ya que contie-
nen fósforo y nitrógeno. Sin embargo, en algunos países estos fertilizantes se
consideran erróneamente simples. El grado 10:30:10 igualmente es un ferti-
lizante compuesto por portar tres de los nutrientes esenciales primarios. El
fertilizante complejo es el abono compuesto resultado de la reacción química
de ingredientes o materias primas. Normalmente, la producción de este tipo
de abonos requiere de un montaje industrial, de donde resulta la denomina-
ción de “complejo” que recibe el producto resultante. Según Guerrero (2004),
el fertilizante complejo difiere del mezclado en que cada una de sus partícu-
las o gránulos presenta la misma composición de N – P2O5 – K2O. Por el
contrario, la composición de una partícula o grano en un fertilizante com-
puesto manufacturado mediante mezcla física será la del ingrediente de la
mezcla al cual pertenece.
Existen fertilizantes con micronutrientes, los cuales requieren una atención
y cuidado especial porque hay un margen estrecho entre el exceso y la deficien-
cia. Los micronutrientes son esenciales solo en pequeñas cantidades. Si se aplica
demasiado de un micronutriente dado, por ejemplo boro, puede darse un efec-
to dañino en el cultivo establecido y/o en el cultivo subsiguiente. Algunos fertili-
zantes compuestos complejos y/o mezclas físicas han venido siendo
industrializados y/o manufacturados incorporando micronutrientes a los gra-
dos NPK, asunto que ha hecho más competitiva la oferta de fertilizantes en el
mercado nacional, porque aunque las proporciones de microelementos no su-
peran el 0.1% en estas fórmulas especiales, cuando se utilizan planes de fertiliza-
ción superiores a 1 t.ha-1 de compuesto, es posible hacer un refuerzo de menores
con similares costos al uso de fuentes convencionales NPK (Castro, 2010).
Las deficiencias moderadas a severas de micronutrientes en el suelo y teji-
do foliar requieren de un diagnóstico cuidadoso y oportuno que técnicamente
considere una selección adecuada de fuentes específicamente portadoras de
elementos menores, las cuales generalmente deben ser dosificadas y suminis-
tradas desde el preabonado en combinación con las fuentes NPK. Cuando las
deficiencias son leves, debe recurrirse a las aplicaciones foliares según monitoreo
del cultivo (Castro, Gómez, 2008).
También existen los llamados fertilizantes de eficiencia mejorada, defini-
dos por la Association of American Plant Food Control Officials (AAFCO, 2006)
como el fertilizante que contiene nutrientes de forma tal que su disponibilidad
para la absorción y uso por las plantas se demora después de su aplicación, o se
extiende por un tiempo suficiente en comparación con los fertilizantes de rá-
pida disponibilidad. Respecto a la tecnología de fabricación son fertilizantes
recubiertos con inhibidores químicos que retardan los procesos de nitrificación,
FERTILIDAD DE SUELOS Y FERTILIZANTES
Hugo Eduardo Castro Franco, Manuel Iván Gómez Sánchez 289

reducen la lixiviación de nitratos y la volatilización. La liberación de los


nutrientes contenidos en los gránulos recubiertos o encapsulados se da en fun-
ción de la temperatura, la humedad, el pH del suelo y el sustrato (Jiménez,
2008). Dentro del grupo de fertilizantes de eficiencia mejorada se encuentran
los inhibidores de nitrificación, inhibidores de ureasa, urea recubierta con azu-
fre, fertilizantes recubiertos con polímeros y supergránulos.
Según Sahviv (1999), citado por Jiménez (2008), los beneficios anticipados
de la lenta liberación y de los fertilizantes de liberación controlada se dan a través
de dos procesos principales: 1) la disponibilidad de nutrientes en el sistema sue-
lo-planta; y 2) la coincidencia de la liberación del nutriente con la demanda de la
planta.
Tabla 26. Factores de conversión para la transformación de fertilizante a nutriente y viceversa,
utilizados en el cálculo de las recomendaciones de fertilización (Guerrero, 2004).
FERTILIZANTE CONCENTRACIÓN NUTRIENTE PASO DE A a B PASO DE B a A
(A) (%) (B) MULTIPLICAR POR MULTIPLICAR POR

FUENTE DE ELEMENTOS MAYORES


Urea CO(NH2)2 46 N 0,46 2,174
Sulfato de amonio 21 N 0,21 4,762
SO4(NH4)2 24 S 0,24 4,160
Nitrato de calcio (NO3)2Ca 15,5 N 0,155 6,452
21 Ca 0,21 4,762
Ácido fosfórico (H3PO4) 52-60 P2O5 0,5 1,9
Fosfato monoamónico 50 P2O5 0,5 2,0
MAP (NH4.H2PO4-) 10 N 0,1 10,0
Fosfato diamónico 46 P2O5 0,46 2,174
DAP (NH4)2 HPO4= 18 N 0,18 5,556
46 P2O5 0,46 2,174
Superfosfato triple
13,6 Ca 0,136 7,353
Ca(H2PO4)2.H2O
1,4 S 0,014 71,43
Cloruro de potasio 60 K2O 0,6 1,667
(KCl) 39 Cl 0,39 2,564
Sulfato de potasio 50 K2O 0,5 2,000
(K2SO4) 18 S 0,18 5,555
Nitrato de potasio 44 K2O 0,44 2,273
(KNO3) 13 N 0,13 7,692
FUENTE DE ELEMENTOS SECUNDARIOS
Oxido de magnesio 40 MgO 0,40 2,50
Oxido de magnesio polvo 85 MgO 0,85 1,17
Kieserita 25 MgO 0,25 4,00
(SO4Mg.H2O) 20 S 0,20 5,00
Nitrato de magnesio 11 N 0,11 9,09
(NO3)2Mg 16 MgO 0,16 6,25
FUENTE DE ELEMENTOS MENORES
2,5 B 0,025 40
Complejo B, Zn.
15,0 Zn 0,15 6,6
Borogranulado 10 B 0,10 10
Sulfato de Mn granulado
20 Mn 0,2 5
(SO4Mn)
Sulfato de Zn granulado 3 P2O5 0,03 33,3
(SO4Zn) 22 Zn 0,0454 4,54
7 S 0,07 14,28
Sulfato de zinc polvo 14 S 0,14 7,14
(SO4Zn) 28 Zn 0,28 3,57
CIENCIA DEL SUELO
290 Principios básicos

Como complemento al cálculo llevado a cabo en la recomendación de fer-


tilizantes, se presentan en la Tabla 26, algunos factores de conversión de
nutriente a fertilizante y viceversa.

8.4. Propiedades de los fertilizantes


Entre las características físicas y químicas más importantes de los fertili-
zantes, que deben ser tenidas en cuenta para evitar perjuicios al suelo, a los
cultivos y pérdida de eficiencia en su aplicación, están:
8.4.1. Granulometría. Los abonos con muy baja solubilidad en agua deben
tener un tamaño fino de partícula para asegurar su disolución en el suelo y su
adecuada utilización por las plantas. En este caso estarían la roca fosfórica, las
escorias thomas, los fosfatos térmicos, el yeso, las cales y las dolomitas. La im-
portancia del tamaño de partícula en los fertilizantes de alta solubilidad radica
en el hecho de que la tasa de disolución está relacionada inversamente con el
tamaño del gránulo. De otra parte, se ha demostrado que un tamaño de partí-
cula superior a 5 mm conduce a una mejor eficiencia de los fertilizantes
fosfatados de alta solubilidad, tales como los superfosfatos o los fosfatos de
amonio, cuando son aplicados en suelos altamente fijadores de fosfatos. La
granulometría igualmente puede jugar un papel importante en lo concernien-
te al comportamiento agronómico de los fertilizantes nitrogenados. Al respec-
to, Nommik, (1974) citado por Guerrero (2004), demostró que la pérdida de
nitrógeno por volatilización a partir de urea fue más rápida cuando se utilizó
urea “prilled” o de gránulo pequeño, en tanto que el proceso se retardó
significativamente a medida que aumentó el tamaño del gránulo.
8.4.2. Humedad relativa crítica (higroscopicidad). Se define como la hume-
dad de la atmósfera por encima de la cual el material absorbe espontáneamente
humedad. Todos los fertilizantes, como sales solubles que son, tienen humedades
críticas características. Es altamente deseable que un material fertilizante tenga
una elevada humedad relativa crítica (HRC), de modo tal que pueda ser expues-
to y manejado bajo altos niveles de humedad atmosférica sin que el fertilizante
se humedezca y más tarde se compacte. Los fertilizantes que a 20°C espontánea-
mente ganan pronto humedad son: el nitrato de amonio (HRC 63%), la urea
(HRC 81%), el sulfato de amonio HRC 81%), fosfato diamónico (HRC 82%) y el
cloruro de potasio (HRC 84%). El agricultor acostumbra reconocer este fenóme-
no diciendo que “los fertilizantes sudan o lloran”.
8.4.3. Solubilidad. Esta es una propiedad fundamental en los fertilizantes,
la cual está relacionada directamente con el nivel de solubilidad del nutriente
portador (formas de nitrógeno, fósforo, potasio, etc.). Los fertilizantes dejan
disponibles los nutrientes para las plantas cuando estos se solubilizan en la
solución acuosa del suelo y quedan libres iónicamente a disposición de las
raíces. Aunque la solubilidad en agua (g/100ml a 20°C) constituye un parámetro
universal aceptado como criterio de aprovechabilidad, no debe considerarse el
único indicador para medir o calificar la aprovechabilidad de un fertilizante.
FERTILIDAD DE SUELOS Y FERTILIZANTES
Hugo Eduardo Castro Franco, Manuel Iván Gómez Sánchez 291

La mayoría de los países exigen que una proporción del contenido del
nutriente en el fertilizante sea soluble en agua y otra en ácidos débiles; por
ejemplo, solución de citrato de amonio o ácido cítrico o fórmico. Para el caso
del fósforo de los fertilizantes se acepta como P-asimilable la suma del fósfo-
ro soluble en agua y del fósforo soluble en citrato de amonio neutro (Guerre-
ro, 2004).
Los valores de solubilidad en agua de los fertilizantes N-P-K simples y
complejos, procedentes de fuentes amoniacales, nítricas, rocas aciduladas con
H2SO4, H3PO4, HNO3, no presentan cuestionamiento en su aprovechabilidad
nutricional. La solubilidad de fertilizantes portadores de calcio, magnesio y
azufre depende en alto grado de las materias primas empleadas en los proce-
sos de fabricación: nitratos > oxisales > sulfatos > carbonatos > silicatos. En el
proceso de fabricación de fertilizantes micronutrientes el factor
aprovechabilidad puede en muchos casos cuestionarse, principalmente por el
desconocimiento del producto de solubilidad de muchas reacciones que ocu-
rren al mezclar, moler, compactar y granular fuentes simples NPK con otras
materias primas como cales, magnesitas, yeso, azufre elemental y polvos o
cristales de sustancias portadoras de menores (Castro, 2010).
Los fertilizantes que exhiben un nivel significativo de solubilidad en agua se
denominan hidrosolubles y su aprovechabilidad es inmediata. Los fertilizantes
con baja o nula solubilidad en agua, pero con alta solubilidad en citrato o ácido
cítrico, se denominan citrosolubles, y el ejemplo más conocido es el caso de las
escorias thomas y las rocas fosfóricas (Castro, Gómez, 2008) Tabla 27.

Tabla 27. Valores de solubilidad para diferentes fertilizantes de uso común (Guerrero, 2004).
FERTILIZANTES NITROGENADOS
Producto Solubilidad en agua (g/100ml) 20ºC
Urea 108
Nitrato de amonio 187
Sulfato de amonio 80
FERTILIZANTES FOSFÓRICOS
Solubilidad
Producto Agua (%) Citrato (%)
Superfosfato triple 85
Fosfato monoamónico 95
Fosfato diamónico 95
Escorias thomas <2 80.0
Roca fosfórica Carolina del Norte 0 20.9
Roca Huila 0 16.3
Roca Pesca 0 9.0
FERTILIZANTES POTÁSICOS
Producto Solubilidad en agua (g/100ml) 20ºC
Cloruro de potasio 35
Sulfato de potasio 12
Sulfato doble de potasio y magnesio 25
Nitrato de potasio 32
CIENCIA DEL SUELO
292 Principios básicos

8.4.4. Equivalente de acidez o basicidad residual. El uso de fertilizantes en


agricultura tiende con frecuencia a cambiar el pH del suelo. La acidez o basicidad
de un fertilizante es una medida del grado en que la reacción del suelo (pH) cam-
bia cuando el material se aplica a un cultivo. El efecto de una sola aplicación anual
de fertilizantes sobre el pH del suelo, a dosis normales, es relativamente débil y en
algunos casos, dependiendo del poder de amortiguación del suelo, su significado
agronómico es despreciable. Sin embargo, el efecto acumulativo de aplicaciones
sucesivas con un mismo tipo de fuente y durante varios años puede acidificar o
alcalinizar el suelo hasta el punto de afectar su productividad (Guerrero, 2004).
Por otro lado, hay que recordar que el uso de fertilizantes de residuo ácido en
suelos alcalinos puede derivar en efectos benéficos.
Los fertilizantes que dejan residuo ácido en el suelo son: urea, nitrato de
amonio, sulfato de amonio, fosfato monoamónico, fosfato diamónico y el azu-
fre elemental. En general todos los fertilizantes nitrogenados donde esté
involucrada la oxidación del amonio a nitrato, originan residuo ácido en el
suelo (2NH 4+ + 3O 2 Bacterias nitrificantes → 2NO 3- + 8H +) (Potash &
Phosphate Institute, 1988). Los fertilizantes de residualidad neutra son el
superfosfato triple, el cloruro de potasio, el sulfato de potasio, el sulfato doble
de potasio y magnesio, el nitrato de potasio y el sulfato de calcio (yeso). Los
materiales de residualiadad básica son la roca fosfórica, las cales calcíticas y las
cales dolomíticas (Castro, 1998).
8.4.5. Índice de salinidad. Los fertilizantes minerales están compuestos por
sales. En condiciones normales, un fertilizante distribuido uniformemente, en
la dosis normal de aplicación, no produce concentraciones salinas suficiente-
mente altas como para causar daño a las plantas. Sin embargo, las aplicaciones
localizadas en contacto con la semilla o en bandas muy cerca a las semillas o de
plántulas en crecimiento, pueden causar daño, dependiendo de la localiza-
ción, tipo de fertilizante, dosis de aplicación, especie cultivada, etc. Un fenó-
meno que explica claramente el efecto de salinización por uso de fertilizantes
es el generado particularmente en los sistemas de fertirrigación, cuando se
aplican muy altas y frecuentes dosificaciones de nutrientes, como ocurre en
los cultivos de flores y tomate bajo cubierta (Castro, et al., 2009).
El índice de salinidad de un fertilizante es una cifra indicativa del grado en
el cual una cantidad dada del producto incrementa la presión osmótica de la
solución del suelo (Guerrero, 2004). El índice de salinidad es particularmente
útil para seleccionar fertilizantes que deben ser aplicados en contacto o muy
cerca de la semilla. Los fertilizantes que mayor índice de salinidad presentan
son el cloruro de potasio, el nitrato de amonio y el nitrato de sodio.

8.5. Compatibilidad química en mezclas de fertilizantes


Cuando se mezclan fertilizantes simples, el primer aspecto que debe con-
siderarse es que los ingredientes de la mezcla sean químicamente compatibles.
FERTILIDAD DE SUELOS Y FERTILIZANTES
Hugo Eduardo Castro Franco, Manuel Iván Gómez Sánchez 293

Afortunadamente, para el caso de los principales fertilizantes simples, sola-


mente hay unas pocas combinaciones que pueden tener problemas de com-
patibilidad. La mezcla física de fertilizantes simples en campo debe hacerse en
sitio sombreado, preparando solamente lo que se va a utilizar en las cuatro
horas siguientes a su preparación. No debe dejarse fertilizante preparado y
empacado de un día para otro, principalmente cuando se incluyen fuentes
nitrogenadas en la mezcla; esto conlleva a reacciones como desarrollo de hu-
medad, producción de gas y compactación (Castro, 1998).

Figura 26. Compatibilidad química de algunos materiales fertilizantes en mezcla


(ICA, 1992, citado por Guerrero, 2004).

Como puede observarse en la Figura 26, las combinaciones que se deben


evitar son las siguientes:
CIENCIA DEL SUELO
294 Principios básicos

• No mezclar nitrato de amonio y urea, debido a que la humedad rela-


tiva crítica de esta mezcla disminuye hasta un nivel sumamente bajo
(18%), lo que hace imposible su manejo en estado sólido.
• No debe mezclarse urea con materiales alcalinos como cales y escorias
thomas, porque se provoca el desprendimiento de amoníaco a la at-
mósfera y, por lo tanto, pérdida de nitrógeno.
• Ninguno de los fertilizantes fosfóricos solubles en agua (superfosfatos,
fosfatos de amonio) deben mezclarse con fertilizantes que contengan
cal libre, porque el calcio puede insolubilizar el fósforo.
• Las mezclas de fosfato diamónico con superfosfatos son de compati-
bilidad limitada debido a que en un almacenamiento prolongado del
producto empacado se genera compactación.

8.6. Método de aplicación de fertilizantes sólidos


El método de aplicación de los fertilizantes (abono orgánico o fertilizantes
minerales) es un componente esencial de las buenas prácticas agrícolas. La
cantidad y la regulación de la absorción de nutrientes depende de varios facto-
res, tales como la variedad del cultivo, la fecha de siembra, la rotación de cul-
tivos, las condiciones del suelo y del tiempo. En las prácticas agrícolas eficien-
tes, el agricultor escoge la cantidad y la oportunidad de aplicación en el tiem-
po, de manera que las plantas usen los nutrientes tanto como sea posible. Para
un aprovechamiento óptimo del cultivo y un potencial mínimo de contamina-
ción del medio ambiente, el agricultor debe suministrar los nutrientes en el
momento preciso que el cultivo los necesita (FAO e IFA, 2002). Lo anterior es
de gran relevancia para los nutrientes móviles como el nitrógeno, que pueden
ser fácilmente lixiviados en el perfil del suelo si no son absorbidos por las raí-
ces de las plantas.
En los casos de aplicación de urea y de fosfato diamónico, las pérdidas
pueden darse a través de la emisión de amoníaco al aire por falta de hume-
dad y baja alcalinidad en los suelos. Ambos fertilizantes deben ser incorpo-
rados en el suelo inmediatamente después de la aplicación. Todos los
nutrientes primarios y secundarios deberían ser incorporados inmediata-
mente después de la aplicación en las regiones en las que se esperan lluvias
abundantes, para evitar pérdidas debidas al escurrimiento y a la erosión
(FAO e IFA, 2002).
Cuando el fertilizante es aplicado manualmente, debe tenerse un cuidado
extremo para distribuir los nutrientes uniformemente y en las dosis exactas.
Donde se usa equipo de aplicación de fertilizantes, éste debe ser calibrado a fin
de asegurar un esparcimiento uniforme y en proporciones correctas.
Los métodos más comunes de localizar los fertilizantes sólidos en el suelo
son:
FERTILIDAD DE SUELOS Y FERTILIZANTES
Hugo Eduardo Castro Franco, Manuel Iván Gómez Sánchez 295

• Aplicación al voleo: este método consiste en aplicar el fertilizante uni-


formemente sobre la superficie del suelo antes de sembrar, con la mano
o con una máquina esparcidora. Después de su aplicación, se requiere
incorporar el fertilizante al suelo como condición de preabonado. Este
método se recomienda para cultivos densos que no se siembran en
surcos y cuya distribución de la semilla a la siembra se hace igualmen-
te al voleo. Es usado también en forrajes ya establecidos o en el mo-
mento de su siembra. En cultivos sembrados en surcos como maíz,
papa, leguminosas, etc., no es recomendable este método de aplica-
ción, porque los fertilizantes estimulan el desarrollo de malezas entre
los surcos (Castro, 1998).
En plantaciones ya establecidas de café, cacao, frutales y palma de aceite,
la aplicación de los fertilizantes se realiza, por lo general, al voleo sobre
la superficie de goteo del arbusto, preferiblemente afectando los 2/3
externos del plato a partir del tronco o estipe.
Generalmente es aconsejable la aplicación en presiembra de los fertili-
zantes fosfóricos al voleo, como escorias thomas y rocas fosfóricas, o
de correctivos de acidez como las cales agrícolas. Como preabonado es
común el uso de fuentes como DAP + KCl + fuentes granulados de
otros nutrientes portadores de magnesio, azufre y elementos meno-
res. En este método, el nitrógeno y el potasio deben fraccionarse a
partir de la emergencia del cultivo.
• Aplicación en bandas o hileras: este método consiste en aplicar el ferti-
lizante a uno o ambos lados de la semilla o de la planta. Tiene su apli-
cación, generalmente para cultivos sembrados en surco, los cuales una
vez germinados requieren ser fertilizados para estimular su crecimiento
temprano. Esta aplicación puede hacerse manual o con un equipo de
tolvas conectadas al tractor, donde se coloca el fertilizante para ser dis-
tribuido sobre la línea del surco a una distancia de 5 a 8 cm de la base
de la planta. Seguidamente una cultivadora incorpora el fertilizante y
controla malezas.
• Aplicación en el fondo del surco: como su nombre lo sugiere, es un
sistema utilizable para cultivos en surcos, en el cual el fertilizante que-
da localizado en una banda al fondo del surco, por lo cual se puede
considerar como una variante del sistema de banda. Una vez colocado
el fertilizante en el fondo del surco debe taparse con tierra y luego
colocar la semilla encima, para evitar el posible daño del fertilizante
por contacto directo con la semilla (Amézquita, 2003).
El fertilizante puede colocarse al fondo del surco con máquina jun-
to con la semilla, como es el caso de cereales de grano cuando son
CIENCIA DEL SUELO
296 Principios básicos

sembrados con sembradora-abonadora. El método de aplicación de


fertilizantes en el fondo del surco es muy empleado en siembras
manuales de caña de azúcar en chorrillo y en la siembra de papa en
surcos.
• Aplicación en corona: en este sistema el fertilizante se localiza alrede-
dor de la semilla o del tallo de la planta y a distancias variables según la
especie. Se debe cubrir el fertilizante con poco suelo, a manera de
aporque. Este sistema se utiliza mucho en el caso de cultivos perennes
en producción como café, cacao, banano, árboles frutales y especies
forestales. También es muy usado para socas de caña panelera (siem-
bra mateada) y en el caso de la papa, tanto en aplicaciones en siembra,
como en el reabonamiento.
El método de aplicación en corona tiene la variante de la media corona,
utilizado en zonas de ladera en cuyo caso el fertilizante se aplica en la
parte superior de la pendiente para disminuir las pérdidas por escorrentía.
• Aplicación en hoyos: el método de aplicación de fertilizantes en hoyos
pequeños perforados alrededor de la gotera de plantaciones estableci-
das de perennes es una práctica que, además de nutrir, propicia el
crecimiento de raicillas en profundidad, dando mayor aireación y re-
tención de humedad al suelo. Esta práctica mejora la calidad de sitio
en plantaciones de frutales, café, cacao, palma africana, caucho y espe-
cies forestales, sometidas por años a labores muy convencionales de
cultivo (Amézquita, 2003).
8.7. Aplicación foliar de fertilizantes
La fertilización foliar como práctica de aporte externo de nutrientes reúne
una serie de estrategias para el suministro de sustancias o soluciones de ele-
mentos esenciales en la planta vía aérea, encaminadas a mejorar directamente
los procesos de absorción, transporte y transformación de los nutrientes en la
hoja, tallos o frutos, donde se aprovecha los mecanismos de toma pasiva y
activa que ocurren en estos órganos. Las concentraciones de esta técnica pue-
den variar entre 0,25% y 10% y dependen del nutriente, la fuente y la frecuen-
cia de aplicación.
El manejo de la fertilización foliar y la utilización de bioestimulantes en la
agricultura es cada vez más frecuente por la demanda nutricional de los culti-
vos de altos rendimientos. Los objetivos generalmente son suplir los requeri-
mientos nutricionales en épocas críticas (caso micronutrientes esenciales), acor-
tar o retardar ciclos en la planta e inducir etapas específicas fenológicas, con-
trarrestar condiciones de estrés en la planta, proporcionar energía metabólica
en etapas productivas o nutrir foliarmente con fines de sanidad vegetal. La
oportunidad de aplicación de esta tecnología debe estar fundamentada en cri-
terios técnicos, pues en algunos casos se emplea para disimular imprecisiones
en la nutrición integral del cultivo o en el manejo inadecuado de prácticas agronómicas (Gómez y
Castro, 2008).

La fertilización foliar se debe realizar bajo el concepto de diagnóstico integral teniendo en cuenta
los factores de la planta, las condiciones del ambiente y la técnica de aplicación utilizando fuentes de
comprobada respuesta en campo que aseguren aportes mínimos de las exigencias nutricionales (Gómez
y Castro, 2008).

Generalmente el manejo de aspersiones foliares de nutrientes o bioestimulantes debe estar dirigido a


la optimización del potencial productivo del cultivo a través de efectos nutricionales y sinergias que
conlleven al mejoramiento de la calidad de las cosechas, a la superación de condiciones de estrés, a la
inducción de resistencia sistémica y al estímulo en la asimilación de nutrientes vía raíz, entre otros. A
continuación se describen algunas situaciones:

• Para estimular la absorción edáfica de nutrientes: Zn, Mn, B, aminoácidos, citoquininas, sacarosa.
• Para mantener la actividad fotosintética de la planta: Mg, Zn, Fe, Mn, K, N, aminoácidos.
• Para promover el desarrollo vegetativo, brotación de yemas u homogenizar crecimiento en el
follaje: ácido giberélico, N, Zn, Mg, aminoácidos.
• Diferenciación de estructuras florales: B, Zn, N, aminoácidos, citoquininas.
• Amarre de estructuras florales y frutos: P, Ca, B, K, Mg, auxinas.
• Para promover la elongación de estructuras (tallos, tubos polínicos, frutos): N, K, Zn, B, Mn,
ácido giberélico o auxinas, triptofano, glicina (aminoácidos).
• Para estimular la traslocación de solutos a órganos productivos y acumulación de azúcares: K, B,
P, Mg, ácido giberélico.
• Para retardar o disminuir el desarrollo vegetativo de la planta: citoquininas, S, K, Ca, B, +
(daminozide/ paclobutrazol /uniconazol), ácidos fúlvicos.
• Maduración de frutos: manejo de fuentes conjuntas de fosfatos de potasio, boratos de potasio y/o
ácidos fulvicos.
• Para promover el enraizamiento: auxinas, fósforo, niacina (aminoácidos), ácidos fúlvicos, Ca, B y
Zn.
• Defoliación: inductores de acido abscísico, Cu, Zn, Fe, S, B (altas concentraciones, > 1% en
formas de sales de sulfato).
• Inducción de resistencia sistémica y manejo de enfermedades o plagas: K, Ca, Cu, B y respecto a
sustancias se ha evidenciado el uso de fosfonatos, ácido salicílico, ácido monosilícico.
• Para prevenir o contrarrestar situaciones de estrés: estrés hídrico por exceso o defecto
(aminoácidos con alta concentración en prolina, glicina, sacarosa, Mg, K, N); toxicidad (N, S,
aminoácidos con base en cisteína, glicina, Mg, Zn, Cu); heladas (N, Mg, K, polisacáridos,
aminoácidos, ácido giberélico); salinidad (K, Ca, Mg, polisacáridos, aminoácidos);
envejecimiento prematuro de tejidos, golpes de sol, manejo de antioxidantes (algas marinas,
ácido ascórbico, complejos de micronutrientes metálicos, azufre, cisteína).
Se han establecido algunas clases de fertilización foliar de acuerdo al objetivo que se persigue:

• Fertilización foliar correctiva: es de choque y se usa cuando se presentan deficiencias puntuales,


estrés, generalmente su efecto con fines nutricionales es de corta duración.
• Fertilización foliar preventiva: importante para contrarrestar con antelación limitantes de tipo
edáfico, ambiental, alta exigencia nutricional y preparación de las plantas para diferentes tipos de
estrés.
• Fertilización complementaria: se tiene en cuenta el aporte que realiza el plan de fertilización de
los fertilizantes edáficos y la disponibilidad edáfica.
• Fertilización suplementaria: suplir exigencias nutricionales de cultivos, principalmente
aplicaciones de mantenimiento de micronutrientes en todo el ciclo o puntuales por etapas para Ca,
Mg, S, N, K y P.
• Fertilización estimulante: induce mecanismos en la planta para contrarrestar stress, homogenizar,
retardar o acelerar ciclos o procesos fisiológicos, además promueve mecanismos de resistencia
sistémica inducida.

BIBLIOGRAFÍA

Alarcón, A. 2008. Historia e introducción a la nutrición mineral: Elementos esenciales. Modulo 1.


Máster en nutrición vegetal en cultivos hortícolas intensivos. Área Edafología y química agrícola
ETSIA. Universidad Politécnica de Cartagena. España. 80 p.

Alarcón, A. 2000. Tecnología para Cultivos de Alto Rendimiento. Editorial Novedades Agrícolas.
Murcia. 459 p.

Alley, M.; B. Vanlauwe. 2009. The Role of Fertilizers in Integrated Plant Nutrient Management. First
edition, IFA, Paris, France, TSBF-CIAT, Nairobi, Kenya

Amézquita, E. 2003. La fertilidad física del suelo. En: Seminario manejo integral de la fertilidad del
suelo. Ed. Sociedad Colombiana de la Ciencia del Suelo. Bogotá. p. 165-176.

Association of American Plant Food Control Officials, AAFCO. 2006. Official publication No.58.
Disponible en: http://www.aapfco.org

Benavides, G. 1978. La mineralización del nitrógeno en suelos de Colombia. Laboratorio de Suelos,


Dirección Agrológica. IGAC. Bogotá. p.37-67.

Bertsch, F. 2003. Absorción de nutrientes por los cultivos. Asociación Costarricense de la Ciencia de
Suelo. Colorgraf S.A San José, Costa Rica. 307 p.

Bertsch, F. 1998. La fertilidad de los suelos y su manejo. Asociación Costarricense de la Ciencia del
Suelo, AIC (Agricultural Institute of Canada), CIDA (Canadian International Development
Agency). 157p.

Boareto, A. 2007. Fertilización foliar con micronutrientes. En: Memorias “La Fertilización Líquida en el
contexto de una Agricultura Competitiva y Sostenible”. Sociedad Colombiana de la Ciencia del
Suelo. Palmira. 51 p.
Burbano, H. 1998. Las enmiendas orgánicas En: Fertilización de cultivos en clima frío. Monómeros
Colombo Venezolanos. Bogotá. p.363-372.

Calderón, G. 2008. Influencia de parámetros abióticos sobre la nutrición. Modulo 5. Máster en nutrición
vegetal en cultivos hortícolas intensivos. Área Fisiología Vegetal ETSIA. Universidad Politécnica
de Cartagena España. 45 p.

Cassman, K. 2001. El rol de la investigación de la fertilidad de suelos en el desarrollo de sistemas


sostenibles de producción de alimentos. En: Informaciones Agronómicas. Ed. Instituto de la Potasa
y el Fósforo. Quita, Ecuador. p. 1-4.

Castro, 2010. Memoria técnica sobre especificaciones de calidad en el uso de fertilizantes minerales.
ANDI. Bogotá. 20p.

Castro, H. 2004. Propuesta guía de Indicadores Analíticos para calificar suelos estables y en proceso de
degradación desde el punto de vista físico. En: Memorias Taller Nacional sobre Indicadores de
Calidad del suelo. CIAT, Palmira, Valle, Colombia. P. 37- 42.

Castro, H. 1998. Fundamentos para el conocimiento y manejo de suelos agrícolas. Universidad


Pedagógica y Tecnológica de Colombia. Programa de Ingeniería Agronómica. Ed. Produmedios.
(Bogotá) 360p.

Castro, H. 1996. Bases técnicas para el conocimiento y manejo de suelos del valle cálido del Alto
Magdalena. Corpoica. Ed. Produmedios. Ibagué, Colombia. 108p.

Castro, H.; G. Cely y S. Vásquez. 2009. Criterios técnicos para un manejo eficiente del riego en cebolla
de bulbo – Distrito de Riego del Alto Chicamocha, Boyacá. Gissat-Uptc. 187p.

Castro, H.; J. Espinosa y M. Gómez. 2006. El diagnóstico integral de la fertilidad del suelo a partir de
indicadores analíticos. Revista UDCA. 8(2). Bogotá. 26 p.

Castro, H. y M. Gómez. 2008. Actualidad y tendencias del uso de enmiendas calcáreas en Colombia.
En: Actualización en fertilización de cultivos y uso de fertilizantes. Sociedad Colombiana de la
Ciencia del Suelo. p. 141-153.

Ciampitti I y García F. 2007. Requerimientos nutricionales absorción y extracción de macronutrientes y


nutrientes secundarios. Archivo Agronómico No 11 y 12. IPNI. Argentina. 8 p.

Contreras, A. 2002. Ecofisiología del rendimiento de la planta de papa. 3º Seminario Internacional de la


papa, Medellín, Colombia.

Cooperativa Agropecuaria Mouraoense Ltda. (COAMO). 2001. Fertilidad do Solo e Nutricao de


Plantas. Ed. Kromoset. 93 p.

Epstein, M. y Bloom, A. 2005. Mineral Nutrition of Plants: principles and perspectives. 2nd ed. U.S.A.
400 p.

Espinosa, J. 2003. Encalado de suelos tropicales. En: Memorias del Seminario sobre Fertilidad de
Suelos. Ed. Sociedad Colombiana de la Ciencia del Suelo. (Bogotá). p. 75-84

Espinosa, J. 2000. Fundamentos de química de suelos. Instituto de la Potasa y el Fósforo (INPOFOS).


Quito-Ecuador. 29 p.
Espinosa, J. 1995. Relación entre la fertilización mineral, la materia orgánica y los microorganismos del
suelo. En: Memorias del VII Congreso Colombiano de la Ciencia del Suelo. Ed. Sociedad
Colombiana de la Ciencia del Suelo. (Bogotá). p 60-67.

Espinosa, J. 1994. Relación entre la clasificación y la fertilidad de los suelos. En: Fertilidad de Suelos
Diagnóstico y Control. Ed. Sociedad Colombiana de la Ciencia del Suelo. (Bogotá). p 129 - 136.

Espinosa, J; S. Belalcázar y A. Arcila. 1996. Fertilización del plátano en altas densidades. En: Memorias
de la V Reunión del Cultivo del Plátano. CORPOICA Colombia. p. 79-84.

Food and Agriculture Organization (FAO) e International Fertilizer Industry Association (IFA), 2002.
Los fertilizantes y su uso. 4ª ed. Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la
Alimentación – Asociación Internacional de la Industria de Fertilizantes. Roma 77p.

Gómez, M. 2006a. Manual técnico de fertilización de cultivos. MICROFERTISA S.A. Produmedios.


Bogotá. 115 p.

Gómez, M. 2006b. Génesis de suelos sulfatados ácidos y su relación con el manejo agrícola. Distrito de
riego del alto Chicamocha. Tesis de maestría en ciencias agrarias con énfasis en suelos y aguas.
Facultad de Agronomía, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá. 211 p.

Gómez M. y Castro H. 2009. Gestión de la fertilidad de suelos: Diagnóstico, interpretación y


recomendación de nutrientes en la fertilización de cultivos. Diplomado en fertilidad de suelos y
fertilizantes. Ingeplant. Bogotá. 61 p.

Gómez, M. y H. Castro. 2008. Actualidad y tendencias en el manejo de la fertilización foliar y


bioestimulantes. En: Actualización en fertilización de cultivos y uso de fertilizantes. Sociedad
Colombiana de la Ciencia del Suelo. p.173-188.

Grupo Interinstitucional de Investigación en Suelos Sulfatados Ácidos Tropicales. Gissat-Uptc. 2006.


Estudio semidetallado de suelos sulfatados ácidos – Distrito de Riego del Alto Chicamocha.
Proyecto Colciencias 110907-14988. Tunja, Colombia. 70p.

Guardiola, J.; A. García. 1990. En: Fisiología Vegetal I: Nutrición y transporte. Editorial Síntesis.
Madrid, España. 232p.

Guerrero, R. 1987. Hacia la formulación de un modelo suelo-planta. En: Fundamentos para la


interpretación de análisis de suelos, plantas y agues de riego. Sociedad Colombiana de la Ciencia
del Suelo. p.1-10.

Guerrero, R. 2001. La recomendación de fertilizantes: Fundamentos y aplicaciones. En: Fertilidad de


suelos, diagnóstico y control. Ed. Sociedad Colombiana de la Ciencia del Suelo. Bogotá. p. 247-
267.

Guerrero, R. 2004. Propiedades Generales de los Fertilizantes. Manual Técnico. Monómeros Colombo
Venezolanos. Bogotá. 46p.

Instituto Geográfico Agustín Codazzi (IGAC). 1995. Alteración, meteorización e intemperismo. En:
Suelos de Colombia. Bogotá. p.92-93.

Instituto Internacional de Fósforo y Potasa (INPOFOS). 2003. Manual de Nutrición y Fertilización de


Pastos. Ed. Bernal J y Espinosa J. Ecuador. 94 p.
Instituto Internacional de Fósforo y Potasa (INPOFOS). 1999. Informaciones agronómicas del cono sur
Nº 4. Archivo agronómico N°3: Requerimiento nutricionales de los cultivos.

Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas - INIA. 2002. Manual de Fertilización del cultivo de la
papa en la zona sur de Chile, INIA Nº76, Chile.

International Fertilizer Development Center. 1979. Fertilizer manual. Muscle shoals, Alabama, IFDC.
353p.

International Fertilizer Industry Association. IFA. 1992. World Fertilizer Use Manual. Paris, France.
Pág. 37-550.

International Plan Nutrition Institute – IPNI. Norte de Latinoamérica. Consultada el 31/08/07.


http://www.ipni.net/ppiweb/ltamn.nsf.

International Plan Nutrition Institute – IPNI. NorthCentral-USA. Consultada el 31/08/07. http://www.


ipni.net/ppiweb/usanc.nsf. IPI. Consultada el 14/09/07. http://www.ipipotash.org/

Janzen, H. 2006. The soil carbon dilemma: shall we hoard it or use it? Soil Biol. Biochem. 38: 419-424.

Jiménez, 2008. Actualidad y tendencias en el uso de fertilizantes granulados: una visión integral de su
eficiencia. En: Actualización en fertilización de cultivos y uso de fertilizantes. Sociedad
Colombiana de la Ciencia del Suelo. p.155-173.

Jungk, A. O. 1996. Dynamic of nutrient movement at the soil-root interface. In: Waisel, Eshel &
Kafkafi eds. Plant root the hidden half. Marcel Dekker, New York: 529-556.

Kidder G. y L. Espinoza. 2002. Fertilidad de suelos y el uso de fertilizantes, Departamento de Suelos y


Agua, Servicio de Extensión Cooperativa, Instituto de Ciencias Agrícolas y Alimetarias,
Universidad de La Florida, Gainesville, Florida, U.S.A. 33p.

Malagón, D. 1990. Materiales parentales de suelos y su alteración; relación con la génesis y fertilidad.
En: Fundamentos para interpretación de análisis de suelos, plantas y aguas de riego. Ed. Sociedad
Colombiana de la Ciencia del Suelo. 3ª Edición. (Bogotá). P. 22-31.

Malavolta, E; G. Vitti y S. Oliveira. 1989. Avaliação do estado nutricional das plantas: principios e
aplicações. Piracicaba S.P. Associacao Brasileira para pesquisa da potassa e do fosfato. p.1-7.

Marshner, H. 1998. Mineral Nutrition of Higher plants. 2a Edition Academy Press. New York.

Mejía, L. 1994. La mineralogía del suelo y sus relaciones con la fertilidad. En: Fertilidad de suelos,
diagnóstico y control. Sociedad Colombiana de la Ciencia del Suelo. 3ª Edición. (Bogotá). P. 29-
84.

Melgar R. y M. Díaz (EDS). 1997. La fertilización de cultivos y pasturas. Ed. Hemiferio Sur, Buenos
Aires. Argentina. 588p.

Melgar R. 2003. Los nutrientes y su disponibilidad. En: Curso de fertirrigación para profesionales.
www.fertilizando.com/articulos/CursoFertirrigacion2003/CursoFertirrigacion2003.asp, consultada
en 30/10/09.

Mengel, K y E. Kirkby. 2000. Principios de nutrición vegetal. International Potash Institute. Basel,
Switzerland. 692p.
Molina, E. 1998. Encalado para corrección de la acidez del suelo. Asociación Costarricense de la
Ciencia del Suelo. San José de Costa Rica. 45p.

Munevar, 2001. Fertilización de la palma de aceite para obtener altos rendimientos. En: Manejo
productivo de suelos para cultivos de alto rendimiento. Sociedad Colombiana de la Ciencia del
Suelo. Regional Valle del Cauca. Palmira. pp 201-213.

Munevar, 2008. Concepción integral del manejo nutricional de la palma de aceite en Colombia . En:
Actualización en fertilización de cultivos y uso de fertilizantes. Sociedad Colombiana de la Ciencia
del Suelo. pp. 27-41.

Potash & phosphate institute. 1988. Manual de fertilidad de suelos. Georgia, U.S.A. 85 p.

Salisbury, F. y C. Ross. 1992. Fisiología Vegetal. Grupo Editorial Iberoamérica. México D.C.

Sammer, M. 2001. Diagnóstico de los requerimientos de fertilización de cultivos extensivos. En:


Informaciones agronómicas. No 44. Ed. Potash and phosphate Institute (PPI) (Georgia, EE.UU.). P.
8-13.

Sancho, H. 2000. Curvas de Absorción de nutrientes: Importancia y uso de los programas de


fertilización. En: Informaciones Agronómicas, No 36. Ed. Instituto Internacional de la Potasa y el
Fósforo (INPOFOS). Quito, Ecuador. p. 11-13.

Segura, A. 2002. Principios y aplicaciones de la fertilización foliar. En: Memoria Fertilización Foliar:
Principios y aplicaciones. Universidad de Costa Rica, Centro de investigaciones agronómicas. pp.
19-24.

Stark J; Westerman D; y Hopkins B. 2004. Nutrient Managment Guidelines for Russet Burbank
Potatoes. Bul. 840. University of Idazo. USA. 11p.

Terry, R. 2002. Fertilidad de Suelo, Altos rendimientos y Rentabilidad. En: Informaciones Agronómicas
No. 46. Ed. Potash and phosphate Institute (PPI) (Georgia, EE.UU.). P. 6-14.

Torrez y Chinchilla, 2006. Manual de interpretación de análisis de suelos y foliares para la nutrición de
limón, aguacate, cocotero y marañón. Programa Nacional de Frutas de El Salvador MAG-
FRUTAL-ES. 1º ed. 71 p.

Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia – Uptc y Abonos Colombianos Abocol S.A. 2008.
Resultados de pruebas experimentales de fertilización en el cultivo de papa (Solanum tuberosum
L.). Departamento de Boyacá. Convenio Uptc-Abocol. Tunja. 45p.

También podría gustarte