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Unidad 1
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El dibujo técnico además de mostrar las formas y las dimensiones de las piezas, requiere de otras
informaciones para representarlas fielmente. Una de esas informaciones es la indicación de los
estados ─acabados─ de las superficies de las piezas o rugosidad. Algunos conceptos asociados a los
estados de la superficie de las piezas se definen a continuación:
1
Ranuras, surcos, estrías, escamas y cráteres
Según lo anterior, el funcionamiento de una pieza no será correcto si no se define el acabado
superficial exigible a las superficies que conforman la misma, el cual, deberá adecuarse a las
exigencias funcionales de cada una de estas superficies. Tal es así que, si se observan las distintas
superficies de una pieza, mientras unas son pulidas y brillantes, en otras se distinguen ligeramente
las huellas de las herramientas con que se han trabajado, y en otras, las huellas de las herramientas
son profundas; aparte de esto, se encuentran superficies que no han sido mecanizadas y otras que
están recubiertas con distintos materiales ─pinturas, cromado, niquelado, etc.─ o que han recibido
algún tratamiento especial para modificar sus propiedades ─temple, cementado, etc.─.
El diseñador comunicará al fabricante, sin lugar a dudas de interpretación, la calidad superficial
exigible a las diferentes piezas que componen un mecanismo, para lo cual se incluirá en los
correspondientes planos de despiece los signos e indicaciones escritas correspondientes, con
independencia de los medios u procesos de fabricación que sean menester utilizar para lograrlo
Una pieza tiene superficies diferenciadas según la función de cada una de ellas. Se clasifican en:
Superficies Libres: no tienen ninguna función especial, por lo cual, el acabado superficial
responde únicamente a criterios estéticos.
Superficies de apoyo: tienen una función de apoyo, requiriendo unas superficies lisas y
regulares. En este caso, la calidad superficial es más exigente que la correspondiente a las
superficies libres.
Superficies funcionales: de ellas depende el correcto funcionamiento de la pieza, pudiendo
encontrarse ajustadas con otras piezas según contacto fijo ─sin movimiento─ o deslizante
─con movimiento─. Para estas últimas, la calidad superficial debe ser mucho más exigente
que para los otros tipos de superficies. En la figura 2 se representa un actuador neumático,
indicando las diferentes clases de superficies y su función.
La creación de las superficies en las piezas se consigue utilizando distintos procesos de manufactura
entre los cuales se tienen:
• Fundición
• Forja
• Estampado
• Laminado
• Extrusión
• Procesos por arranque de viruta
• Procesos sin arranque de viruta
• Rectificado
• Bruñido
• Procedimientos manuales
Evaluación de la rugosidad
Al principio, la evaluación de la rugosidad era hecha por medio de la visión y por el tacto. La
comparación visual y táctil da una idea, pero no transmite la precisión necesaria, llevando a
conclusiones muchas veces engañosas, y que no pueden ser expresadas en números. Después, se
pasó a utilizar microscopios, que permitían una visión ampliada de la superficie a ser analizada. Aun
así, los microscopios presentaban limitaciones: a pesar de que posibilitaban a medida del ancho y
espaciamiento entre las salientes y entrantes no proporcionaban información sobre sus alturas y
profundidades. Actualmente, gracias al progreso de la electrónica, existen dispositivos que brindan
información completa y precisa sobre el perfil de las superficies analizadas. Por medio de una
pequeña aguja, que recorre cierta longitud de la superficie a ser verificada, es posible obtener
información numérica y gráficas sobre su perfil. Así, mediante el uso de dispositivos como:
rugosímetros, perfilógrafos, perfiloscopios etc. Es posible evaluar con exactitud si la pieza presenta
el estado superficial adecuado a su funcionamiento. En la figura 3 se observa un esquema de la
medición de la rugosidad con un rugosímetro.
La punta de diamante, fijada en la punta del brazo del rugosímetro, recorre una trayectoria lineal
de longitud LA predefinida, captando las irregularidades existentes en la superficie de la pieza. El
rugosímetro procesa las informaciones enviadas por sensor de diamante, realiza cálculos de la
rugosidad, presentando el valor numérico en la pantalla y/o imprime un gráfico del perfil de
rugosidad de la superficie analizada como se muestra en la figura 4.
Figura 4. Indicación del perfil y el valor de la rugosidad obtenida con un rugosímetro
En el sistema M todas las magnitudes de medición de la rugosidad son definidas a partir del
concepto de línea media: la cual es definida como una línea de referencia dispuesta paralelamente
a la dirección general del perfil, dentro de la longitud básica de medición ─lm─ y que divide al perfil
de tal forma que la suma de las áreas superiores, comprendida entre ella y el perfil sea igual a la
suma de las áreas inferiores, como se ilustra en la figura 5.
Las áreas A1 y A2 están encima de la línea media y el área A3 está debajo por lo tanto, se tiene según
la definición dada anteriormente que: A1 + A2 = A3.
Rugosidad Media ─Ra─: es la media aritmética de los valores absolutos de las desviaciones del perfil
en los límites de la longitud básica de medición ─lm─. Es el parámetro más usado en el mundo en la
medida de la rugosidad.
En forma de ecuación:
1 𝐿
𝑅𝑎 = 𝐿 ∫0 𝑚|𝑦|𝑑𝑥 𝐸𝑐. 1
Se presenta la siguiente ecuación ─una aproximación─ para un mejor entendimiento de la ecuación
1:
𝑛
1
𝑅𝑎 = ∑|𝑦𝑖| [µm] 𝐸𝑐. 2
𝑛
𝑖=1
yi son las desviaciones verticales convertidas a valor absoluto e identificadas por el subíndice i, n es
el número de desviaciones incluidas en lm, como se ilustra en la figura 6.
La rugosidad media Ra es aplicable en la mayoría de los procesos de fabricación, y puede ser medido
por cualquier tipo de rugosímetro. Entretanto, este parámetro proporciona apenas el valor de una
irregularidad media en el perfil de la pieza, no indicando la forma del perfil, no hace distinción entre
picos e valles, dificultando la identificación de irregularidades atípicas que pueden afectar el
desempeño de la pieza. En determinadas aplicaciones específicas puede ser más útil utilizar otros
parámetros de rugosidad como Rz, Rmáx o Rq.
Antiguamente se indicaba el acabado superficial por medio de una simbología que transmitía
apenas informaciones cualitativas de las piezas a fabricar. Esta simbología que hoy se encuentra en
desuso no debe ser utilizada para dar indicaciones en los planos de taller de piezas mecánicas. Sin
embargo es importante conocerla, pues puede ser encontrada en planos que no se han sido
actualizados a la normatividad actual. En la figura 7 se muestra este tipo de simbología.
Figura 7. Antiguos símbolos para indicar el acabado superficial de una pieza
Tabla 1. Significado de los símbolos usados antiguamente para indicar acabados superficiales.
Símbolo Significado
Superficies a las que no se exigen condiciones
especiales ─superficie en bruto─.
La superficie debe permanecer en bruto, sin
acabado. Las rebabas deben ser eliminadas.
Indica que la superficie debe ser desbastada, las
estrías producidas por la herramienta pueden
ser percibidas por el tacto o por la visión.
Indica que la superficie debe ser alisada,
presentando de esta forma marcas poco
perceptibles a la visión.
Indica que la superficie debe ser pulida y así,
quedar lisa, brillante y sin marcas visibles
Superficies que en virtud de un acabado muy
fino poseen una muy elevada calidad
superficial.
En la tabla 3 se especifican las aplicaciones típicas para diferentes números de la clase de rugosidad.
La indicación de las características de acabado superficial de las piezas se realiza por medio de un
símbolo que tiene la forma general representada en la figura 8. Este símbolo no significada nada por
sí mismo.
Figura 8. Forma general del símbolo para la indicación del grado de acabado superficial
El símbolo gráfico básico está compuesto por dos líneas rectas de diferente longitud, dibujadas con
una línea continua fina, las cuales se encuentran en el punto donde el símbolo toca la superficie
cuyo acabado se pretende caracterizar o en una línea de llamada o de referencia relacionada con
esa superficie.
Las dos líneas del símbolo forman ángulos de 60° ─figura 9─ entre sí y con la línea que representa la
superficie. El símbolo gráfico básico ─Figura 8─ no debe ser utilizado sin información
complementaria.
Cuando, en el proceso de fabricación, se exige la remoción de material, para obtener el estado para
la superficie previsto, el símbolo básico es representado con una línea o trazo adicional ─figura 10─.
La remoción de material siempre ocurre en procesos de fabricación que involucran corte, como por
ejemplo: torneado, fresado, taladrado entre otros. Cuando la remoción de material no es permitida,
el símbolo básico es representado con un círculo, como se indica en la figura 11.
El símbolo básico con un círculo puede ser utilizado, también, para indicar que el estado de la
superficie debe permanecer inalterado sin importar que la superficie le vaya a recibir nuevas
operaciones.
Cuando fuere necesario proporcionar indicaciones complementarias, se prolonga la línea mayor del
símbolo básico con un trazo horizontal, el cual debe formar un ángulo de 120° con esta línea y sobre
este trazo se escribe la información deseada ─figura 12─.
Figura 13. Requisito de acabado de superficie para todas las seis superficies representadas por contorno de
la pieza
La disposición de los símbolos e inscripciones deben de orientarse de manera que puedan leerse
desde la parte inferior del dibujo o desde el lado derecho ─figuras 14a y 14b─, si esto no es posible
y siempre que solo se exprese el valor de rugosidad Ra los símbolos pueden orientarse en cualquier
dirección manteniéndose lo anterior para la lectura del valor de rugosidad.
El símbolo deberá figurar una sola vez para una superficie dada, indicándose sobre la vista en la cual
dicha superficie aparece representada de perfil; a su vez, se evitará colocar signos superficiales
sobre superficies ocultas.
Figura 14b. Formas de disponer el símbolo de acabado en una pieza
En las superficies de revolución se indicará el signo superficial sobre una de sus generatrices, ver
figura 15.
En caso de falta de espacio, el símbolo puede colocarse sobre una línea de prolongación de la
superficie, sobre una línea auxiliar de cota, o unirse a la superficie por una línea de referencia
terminada en flecha ─figura 16─.
Figura 16. Disposición del símbolo en una pieza cuando falta espacio
Si sobre todas las superficies de la pieza se exige un mismo acabado superficial, para evitar repetir
el mismo símbolo, se situará este en las proximidades del cuadro de rotulación seguido de la
indicación “en todas las superficies” como se indica en la figura 17.
Figura 17. Disposición del símbolo en una pieza cuando se exige el mismo acabado en toda la pieza
Si se exige el mismo acabado superficial para la mayoría de las superficies de la pieza, el símbolo
correspondiente se situará en las proximidades del cuadro de rotulación, seguido de uno o varios
símbolos entre paréntesis correspondientes al acabado superficial particular. A su vez, los símbolos
correspondientes al acabado superficial particular deberán indicarse sobre las superficies
correspondientes ─figura 18─.
Figura 18. Disposición del símbolo cuando se especifican acabados de superficies particulares
Para evitar repetir varias veces una especificación compleja, puede hacerse una indicación
simplificada sobre la superficie, siempre que su sentido esté explicado en las proximidades del
cuadro de rotulación, como se ilustra en la figura 19.
El valor numérico de la rugosidad se refiere al estado final que presenta la superficie después del
último mecanizado, tratamiento o recubrimiento. Sin embargo, cuando sea necesario definir el
estado de la superficie, tanto antes como después del último mecanizado, tratamiento o
recubrimiento, se hará mediante la siguiente indicación ─figura 20─.
Figura 20. Disposición del símbolo cuando se requiere especificar las condiciones antes y después del último
proceso de manufactura
Cuando una determinada calidad superficial no es exigible en toda la extensión de la superficie, esta
se limitará por medio de una línea fina, precisando el alcance del signo superficial por medio de una
cota, tal como se indica en la figura 21.
Figura 21. Disposición del símbolo cuando el acabado superficial debe obtenerse en una determinada
longitud de la superficie
Figura 22. Disposición del símbolo cuando se requiere dejar la pieza con una sobremedida para mecanizado
posterior
El valor de la rugosidad pode ser expresado numéricamente, en micras, como también por la clase
de rugosidad. El valor de la rugosidad se indica sobre el símbolo básico, con o sin indicaciones
adicionales ─figura 22 a y b─.
Figura 22. Indicación de la misma condición superficial, (a) por clase y (b) por valor
Cuando fuere necesario establecer los límites máximo y mínimo de la rugosidad ─clases o valor
numérico─ en una pieza, estos valores deben ser indicados uno sobre el otro. El límite máximo debe
ir escrito encima ─figura 23─.
Figura 23. Indicación de la rugosidad cuando se especifican los límites máximo y mínimo
Si hay que anotar signos superficiales sobre las zonas achuradas, se interrumpe el rayado, la figura
24 ejemplifica esta condición.
Figura 24. Indicación de la rugosidad cuando esta se indica sobre una zona achurada
Cada una de las indicaciones del estado de la superficie es dispuesta en relación con el símbolo.
Es la dirección predominante o patrón de la textura superficial y está determinada por los métodos
de manufactura usados para crear la superficie, generalmente debida a la acción de las
herramientas de corte en la figura 25 presenta la mayoría de las posibles orientaciones que puede
tomar una superficie junto con los símbolos que se usan para que el diseñador las especifique. Si
fuera necesario definir una orientación que no sea claramente definida por uno de estos símbolos,
debe entonces estar descrita en el dibujo con una nota adicional.
En la figura 26 se presentan los valores recomendados para el acabado superficial en función del
proceso de manufactura utilizado para producir la superficie, se indica también la equivalencia entre
los números de clases de rugosidad y los antiguas designaciones para los acabados.
Figura 26. Valores recomendados de acabado superficial para diferentes procesos de mecanizado
Ejemplos
Ejemplo 1
Ejemplo 2
Ejemplo 3