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Bomba terremoto

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Artículos principales: Bomba Tallboy y Bomba Grand Slam.
La bomba terremoto o bomba sísmica es un tipo de bomba de aviación que emplea un
concepto desarrollado por el ingeniero aeronáutico británico Barnes Wallis a
principios de la Segunda Guerra Mundial y utilizado en la fase final de dicha
guerra contra objetivos estratégicos en Europa.

Índice
1 Antecedentes
2 Desarrollo
3 Empleo operacional
4 Desarrollo posterior
5 Referencias
Antecedentes
Ya antes de la Segunda Guerra Mundial se sabía que una onda de choque en un medio
compresible (por ejemplo, el aire) decae rápidamente con la distancia. Además,
debido a la impedancia acústica, una explosión en el aire no transfiere bien la
cantidad de energía a un sólido. Esto implica que un impacto directo con bombas
convencionales pueden destruir la estructura sin protección, sin embargo, es
relativamente fácil proteger los sitios importantes con una capa gruesa de
hormigón. La onda de choque en este caso es reflejada por la superficie del
hormigón sin causarle daño significativo. Y además el aumento de la carga explosiva
en una bomba no da lugar a un aumento proporcional de los daños causados por esta.

Al mismo tiempo una onda de choque en un medio incompresible, como puede ser el
suelo o el agua, se extiende con más facilidad. Wallace descubrió que una explosión
subterránea en el subsuelo se comporta como una onda de choque en un fluido,
provocando vibraciones sísmicas locales y, además, sufre un reflexión mucho menor
en la interfase. Así, una explosión subterránea hace mucho más daño a los edificios
que una explosión de la superficie de la misma capacidad.

Debido a la gran cantidad de bajas causadas por las defensas antiaéreas los ataque
se realizaban mayoritariamente por la noche lo cual disminuía la precisión de los
bombardeos. Para compensar fuerzas aéreas, utilizaban el bombardeo por zonas,
dejando caer un gran número de bombas sobre la zona probable. Aunque el impacto
directo de una bomba ligera podría destruir un objetivo, era relativamente fácil
proteger los blancos terrestres blindándolos con muchos metros de hormigón, y por
lo tanto hacer las instalaciones críticas a prueba de bombas.

Si una bomba podía ser diseñada para explotar bajo el suelo, el agua u otros
materiales poco compresibles, la fuerza explosiva se transmitiría de manera más
eficiente al objeto de destino. La idea de Wallis consistía en lanzar una bomba
grande y pesada con una punta dura con una velocidad terminal supersónica para
penetrar profundamente en la tierra. Entonces, al estallar bajo tierra, a ser
posible al lado o debajo de un blanco endurecido, la onda de choque resultante
podría producir el equivalente a un terremoto en miniatura, destruyendo las
estructuras cercanas, tales como presas, ferrocarriles, viaductos, etc. Los
refuerzos de hormigón del blanco probablemente servirían para transmitir la energía
mejor y aumentar los daños.

Wallis también sostenía que, si la bomba penetraba lo suficiente, la explosión


rompería la superficie de la tierra y produciría una caverna subterránea (un
camufleta) que eliminaría el apoyo en el subsuelo de la estructura, lo que
provocaría su colapso.1 El proceso fue descrito gráficamente como "efecto
trampilla" o "caída de verdugo".

Desarrollo
Tamaño relativo de las dos bombas terremoto
En 1941 Wallis presentó a las autoridades un documento titulado: Una propuesta
sobre un método para atacar a las potencias del Eje en él exponía sus ideas para
conseguir la interrupción la industria de Alemania y así eliminar su capacidad de
lucha, y también sostenía que el bombardeo de precisión era prácticamente imposible
en ese momento. La tecnología para el bombardero de precisión se desarrolló durante
la Segunda Guerra Mundial, sin embargo, y las ideas de Wallis se muestra a
continuación, juzgadas a posteriori tenía posibilidades de éxito, teniendo en
cuenta las limitaciones del momento.

El concepto inicial de Wallis era una bomba de diez toneladas que iba a explotar a
unos 40 metros bajo tierra, un efecto similar a disparar una bala de diez toneladas
hacia abajo (véase: Capacidad de penetración). Para lograr esto, la bomba se
debería lanzar desde 40.000 pies (12.200 m). La RAF no tenía ninguna aeronave en el
momento capaz de transportar una carga de bombas de diez toneladas en el aire, y
mucho menos elevarse a tal altura. Wallis diseñó un avión de seis motores para la
tarea, llamado el "Bombardero de la Victoria", pero no fue tomada en serio por la
jerarquía militar y aparcó el proyecto

Entonces Wallis una línea diferente con los ataques sobre la estructura industrial
de Alemania, el desarrollo de un medio para destruir el suministro de energía
hidroeléctrica. El problema para atacar las presas es que por un bombardero de
altura presenta un blanco muy pequeño y para prevenir un ataque con aviones
torpederos se instalan redes antitorpedo. Después de haber desarrollado y empleado
con éxito la bomba de rebote que saltaba las redes y después se hundía explotando
en la profundidad según su idea, su prestigio aumentó. Esto le permitió retomar su
idea inicial pero con una bomba más pequeña la Tallboy que se construyó
inicialmente sin un pedido del Ministerio. Las primeras eran propiedad del
fabricante Vickers, no de la RAF, pero al demostrar su valía se subsanó esta
anomalía. Más adelante se fabricó un modelo de mayores dimensiones, la Gran Slam de
10 toneladas.

Empleo operacional
Aunque nunca fueron lanzadas desde más de unos de 25.000 pies (7.600m) frente a los
proyectados 40.000 pies (12.200 m). Incluso desde esta altura relativamente baja,
la bomba terremoto tuvo la capacidad de alterar la industria alemana, mientras
causaba relativamente pocas bajas civiles. Se utilizó para inutilizar fábricas y
emplazamientos de lanzamiento de V-1 y V-2, enterrar los cañones V-3, hundir el
Tirpitz y dañar los refugios de U-Boot, así como para atacar a muchos otros
objetivos que habían sido imposible de dañar antes.2 Uno de los ataques más
espectaculares fue poco después del Día D, cuando una Tallboy se empleó para
impedir el envío de tanques de refuerzo alemanes por tren. En lugar de hacer
estallar las vías - que se pueden reparar en un o dos días - la bomba atacó un
túnel cerca de Saumur. La bomba perforó a través de la roca, y estalló en el túnel.
Como resultado, la línea ferroviaria permaneció inutilizada hasta el final de la
guerra.

Aunque también resultaron ser eficaces contra blancos fuertemente blindados si


conseguían un impacto directo no fueron diseñadas específicamente como bombas
antibúnker.

Desarrollo posterior
Después de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos desarrolló la bomba de
demolición T12 de 43,600 lb (19,800 kg) diseñada para crear un efecto terremoto.
Dada la disponibilidad de las armas nucleares, sin embargo, hubo poco o ningún
desarrollo de bombas convencionales capaces de penetrar profundamente hasta la
primera Guerra del Golfo. En la operación Tormenta del Desierto se hizo evidente la
necesidad de un penetrador profundo convencional. En tres semanas, un esfuerzo
cooperativo dirigido por la División de Armamento de Sistemas en la Base Aérea
Eglin, en Florida, desarrolló la bomba GBU-28 de 5,000 lb (2,300 kg) utilizada con
éxito por los F-111F contra un complejo subterráneo profundo, no muy lejos de
Bagdad justo antes del final de la guerra.3

Los Estados Unidos han desarrollado una de 30.000 lb (14.000 kg) Massive Ordnance
Penetrator, diseñada para atacar objetivos muy profundamente enterrados sin el uso
de armas nucleares y su consiguiente riesgo de efectos secundarios.4

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