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Encaminar la gestión de las

finanzas públicas hacia el


siglo XXI
Fuente: Banco Mundial

El Programa de Gasto Público y Rendición de Cuentas (PEFA) (i), que


provee un marco de referencia para la evaluación y la presentación de
informes sobre las fortalezas y debilidades de la gestión de las finanzas
públicas, ha publicado por primera vez un amplio informe de alcance
mundial basado en dos décadas de más de 675 evaluaciones nacionales
y subnacionales realizadas en 154 países.

En el Informe Mundial sobre la Gestión de las Finanzas Públicas (i), que


se dio a conocer esta semana, se utiliza la extensa base de datos de
PEFA para proporcionar una visión global y completa de las tendencias y
el desempeño de la GFP, en siete esferas clave del ciclo presupuestario.
También se presentan ideas sobre cómo los análisis de datos y
resultados podrían influir en futuras investigaciones acerca de la GFP. El
informe interactivo contiene visualizaciones de datos acompañadas de
análisis breves entre regiones, niveles de ingreso de países y períodos
de tiempo. Además, incluye estudios de casos de países para obtener
más información sobre las instituciones y los procesos relacionados con
la GFP y para comparar el desempeño entre países y regiones.

A continuación se exponen algunas de las principales conclusiones del


informe:

 Los países son mejores en la preparación de los presupuestos


que en la implementación de estos. 
 Las auditorías internas y externas, la gestión de los riesgos
fiscales y la supervisión por parte de las entidades
fiscalizadoras superiores y del Poder Legislativo son las áreas
más débiles de la GFP.

 El proceso de preparación del presupuesto, la previsibilidad de


la asignación de recursos durante el año, los controles internos
de los gastos no salariales y la gestión de la deuda son los
aspectos más sólidos de la GFP.

 Las consideraciones de género en el diseño, la aplicación y la


evaluación de las políticas presupuestarias aún no se han
incorporado en la mayoría de los países. No obstante, algunos
países han logrado avances importantes  en este ámbito y otros
están en proceso de hacerlo. Por ejemplo, Indonesia está
utilizando los resultados de una reciente evaluación PEFA sobre
la gestión de las finanzas públicas con perspectiva de género
para fortalecer sus sistemas.

El informe también se basa en estudios de casos de Argentina, Etiopía,


Ucrania y la Ribera Occidental y Gaza para destacar el desempeño
específico de los países. Este análisis revela, por ejemplo, que el sistema
de GFP de Argentina está razonablemente alineado con las normas y las
buenas prácticas internacionales. En particular, está avanzado en
materia de “transparencia de las finanzas públicas” y tiene un
desempeño sólido en el área de “estrategia fiscal y presupuestación
basadas en políticas”. También, Ucrania ha mejorado recientemente en
muchos aspectos de la GFP, como previsiones más precisas sobre la
disponibilidad de efectivo, lo que ha permitido que las asignaciones
presupuestarias coincidan con el efectivo disponible, así como la
introducción de un Portal de Presupuestos Abiertos que ha fortalecido el
acceso del público a la información fiscal. Por último, la Ribera
Occidental y Gaza elaboraron indicadores de desempeño disponibles
públicamente para muchos servicios con el fin de mejorar la
transparencia fiscal, mientras que el Gobierno federal etíope utiliza un
marco macrofiscal estricto para marcar la pauta de la gestión del gasto y
garantizar la credibilidad del presupuesto.

En este contexto, el informe revela varios desafíos y oportunidades


importantes para fortalecer la GFP en un mundo afectado por la COVID-
19. Por un lado, la conclusión del informe sobre la ejecución del
presupuesto implica que muchos Gobiernos pueden tener dificultades
para gastar eficazmente miles de millones de dólares que se programan
para responder a la actual pandemia de COVID-19.

La mayoría de los países tienen margen para mejorar la ejecución


presupuestaria centrándose en las buenas prácticas de GFP, que se
pueden establecer en el país, con el apoyo de la voluntad política de las
autoridades.  También se puede mejorar la eficacia de las auditorías y la
fiscalización por parte del Poder Legislativo. Independientemente de las
circunstancias inevitables para diluir o sortear los procedimientos
estándar de control para agilizar el gasto de emergencia, las autoridades
de los países deben garantizar que se mantenga un registro de auditoría
y de los motivos de incumplimiento de los procedimientos estándar
registrados.

Todos los procedimientos de GFP de emergencia deben tener cláusulas


de caducidad para volver a los controles normales, a medida que los
países superan la pandemia. Sin una GFP sólida, que incluya
mecanismos de rendición de cuentas de los Gobiernos, la mayor
urgencia por gastar puede llevar a un mayor riesgo de corrupción. De
ahora en adelante, los Gobiernos y los asociados en la tarea del
desarrollo quizás deben prestar atención, de manera urgente, al
fortalecimiento de los procesos de supervisión presupuestaria para
garantizar un desembolso de fondos oportuno y transparente y un gasto
eficiente.

En el informe se reconoce que el desempeño de la GFP puede tener


efectos generalizados sobre el alcance, la calidad y la eficacia de los
servicios públicos esenciales, como por ejemplo la manera y el momento
de financiar los hospitales y la distribución de vacunas.

De cara al futuro, los datos únicos de PEFA sobre la gestión de las


finanzas públicas son un recurso valioso para diversas partes
interesadas, incluidos los profesionales del área, los encargados de
formular las políticas y los investigadores. Los datos se pueden
aprovechar para mejorar las políticas y pueden contribuir a aumentar la
tan necesaria confianza en los Gobiernos durante y después de la crisis
provocada por la COVID-19.

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