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Quillota, noviembre del años 2013.

CARTA ABIERTA PARA LA CONSTANZA.

HIJA:

En contadas ocasiones me he animado a dirigirte la


palabra en forma escrita, con todas las implicancias que ello
envuelve y que, por obvias, no es necesario consignar.

Pues bien, has llegado a un punto en tu vida, al cual yo


me animo a considerarlo como la piedra miliar de la juventud, por
el simple hecho que, por primera vez, deberás tomar una decisión
que, con acentuada incidencia, determinará el derrotero en tu
mañana, ese porvenir, que por fuerza de cronos es presente con
cada respiro.

Me conoces lo suficiente; sabes que no adhiero al


estamento de los que consideran la vida como un parque de
diversiones, así que por qué deberías esperar de mi, esa frases de
buena crianza que los oradores de media tarde suelen emplear en
sus peroratas, tales como “Te deseo y deparo toda la felicidad del
mundo”, o esa otra que – con visos de pronóstico climático – se
suele proferir “Estoy seguro que te ira súper bien en la vida” o
aun aquella, propia de adivinos o nigromantes, “Estas destinada a
ser feliz y a conseguir todos lo que te propongas”, etc.

Debes saber – y así he conducido y regentado hasta


ahora tu senda; la que por cierto desde hoy deberás transitar sin
mi guía- que se ha hecho presente el tiempo que ocupes tu lugar en

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el camino de la vida – ese “seguir sola tu propio camino”- Pero
qué significa esto; claramente, tomar tus propias decisiones con
todas sus implicancias, porque de cierto posees la llave que abre
todas las puertas (la cual siempre has portado, aún antes de nacer),
ese tan mentado “libre albedrío”. Esto conlleva tener presente
siempre, que tu eres, desde ahora en adelante señora de tus
lecturas, titular de tus sueños y manceba de tus pasiones.

Por ello te convoco a permanecer incólume como


Nelson Mandela, quien se sostuvo inquebrantable, durante su
reclusión en la prisión de Robben Island, gracias a la lectura
constante del poema de William Ernet Hemley “Invictus” el cual
te invito a degustar, porque estoy cierto que te fortalecerá ante las
adversidades que, de seguro, deberás enfrentar:
“Más allá de la noche que me cubre,
negra como el abismo insondable,
doy gracias a los dioses por existir
por mi alma inconquistable (invicta)

En las azarosas garras de las circunstancias


nunca he gemido ni llorado.
Sometido a los golpes del destino
mi cabeza sangra, pero está erguida.

Más allá de este lugar de ira y lágrimas


donde yace el Horror de la Sombra,
la amenaza de los años
me encuentra, y me encontrará sin miedo.

No importa cuán estrecho sea el portal,


ni cuán cargada de castigos la sentencia,
soy el amo de mi destino,
soy el capitán de mi alma.”

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La aventura iniciada hace 17 años, la odisea de tu vida,
deberás conducirla, desde ahora en adelante, por tus propios pasos.
Invoco a Los Altos que tu viaje sea largo, lleno de peripecias,
lleno de experiencias”.

Ten por seguro que, en tanto, me encuentre en esta


ribera de la Laguna, mi consejo y asistencia estarán prestos para
ti, si así me lo requieres, pero ya no estaré en tu senda, la decisión
de arribo a ignotos puertos será tuya y sólo tuya. Aprende, aprende
de quienes saben, pero ten presente que tu destino es llegar a Las
Itacas, pero no hagas con premura tu camino, pues es mejor que
dure muchos años, porque solo al final y llena de años sabrás qué
significan “Las Itacas”.

En la preparación de tu viaje, he sido y seré siempre fiel


tributario de Gibrán Khalil Gibrán, quien en “El Profeta”
consignó las siguientes reflexiones sobre los hijos:
“Vuestros hijos no son hijos vuestros.
Son los hijos y las hijas de la Vida, deseosa de sí misma.
Vienen a través vuestro, pero no vienen de vosotros.
Y, aunque están con vosotros, no os pertenecen.
Podéis darles vuestro amor, pero no vuestros pensamientos.
Porque ellos tienen sus propios pensamientos.
Podéis albergar sus cuerpos, pero no sus almas.
Porque sus almas habitan en la casa del mañana que vosotros no
podéis visitar, ni siquiera en sueños.
Podéis esforzaros en ser como ellos, pero no busquéis el hacerlos
como vosotros.”
Porque la vida no retrocede ni se entretiene con el ayer.
Vosotros sois el arco desde el que vuestros hijos, como flechas
vivientes, son impulsados hacia delante.

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El Arquero ve el blanco en la senda del infinito y os doblega con
Su poder para que Su flecha vaya veloz y lejana. Dejad,
alegremente, que la mano del Arquero os doblegue.
Porque, así como El ama la flecha que vuela, así ama también el
arco, que es estable.”

Te aclaro y patentizo desde ya, no te estoy deparando


fatalidad, tristeza o frustración, sino que por el contrario, quiero
mostrarte una faz o dimensión, por cierto evadida siempre por las
“grandes masas” – de las cuales suelo huir, pues conoces de sobra
lo que pienso de la mayoría y a qué ésta se iguala – pues pretendo
compartir contigo, algo más que teorías, más bien mis
experiencias sobre cómo en lo humano y sólo desde lo humano,
se asienta el secreto del añorado éxito.

¿Cómo podría depararte o augurarte el futuro? Pues


estoy seguro que, si de algo carezco, es del motejado “don de la
premonición”; pero aún más y, por sobre ello, jamás te he
considerado de “mi propiedad”; menos aún, intentado moldear tu
mente. Tuyos y sólo tuyos son tus pensamientos, eres mañana –
por cierto vedado para mí.-

En efecto, felicidad y tristeza, amor y odio, riqueza y


pobreza, espiritualidad y materialismo, idealismo y pragmatismo,
belleza y fealdad etc. ¿Cómo puede existir uno sin el otro?
¿Acaso no forman parte de nuestra existencia y sólo conteniendo a
estos “opuestos”, podemos experimentar, sentir y percibir eso que
llaman felicidad, contemplar la belleza, disfrutar del amor,
padecer el sufrimiento; el recuerdo y la añoranza de un
apasionado beso y la triste despedida dada a quien la muerte lo ha
reclamado a su lado?

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Como podrás ya haber percibido a esta altura, el sentido
de la vida, al menos para mi, dista mucho de la “visión general”
que de ella se tiende a tener.

Estoy con Bolaño cuando sostiene: "Yo soy de los que


creen que el ser humano está condenado de antemano a la
derrota, a la derrota sin apelaciones, pero que hay que salir y dar
la pelea y darla, además, de la mejor forma posible, de cara y
limpiamente, sin pedir cuartel (porque además no te lo darán), e
intentar caer como un valiente, y que eso es nuestra victoria. En
términos menos abstractos y menos pugilísticos: es como salir de
noche, digamos, como salir en Asia, como ser pastor errante en
Asia y contemplar la noche, y no ceder al deseo de la muerte.
Aunque ser pastor y estar en Asia y contemplar las múltiples
estrellas son casi sinónimos de la muerte, ¿no?".

La muerte, ciertamente, a todos nos espera ¡ Vaya si


tenía razón Seeger, en su famoso poema “Tengo una cita con la
muerte”! Pero sabes qué he aprendido sobre esto, parece ser que el
secreto consiste en no ceder a su deseo.

Hija, hay que dar la pelea hasta el último aliento ¡Y


siempre! Sí, y ante la pregunta de Sancho al Quijote, por su
recompensa en la empresa, no te contestaré con eso de “la ínsula”.

La vida no regala ni dona “Ínsulas”; la vida no te dará


cuartel, así que no lo esperes de nadie.

En mi caso y sólo para mí aspiro a que, cuando las tinieblas


me reclamen y cobijen en su seno, me permita contemplar por
última vez en el firmamento, a esa Estrella Solitaria, que siempre
llevo dentro.

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Hago ahora mío, ese epitafio sin par de Pessoa, y que
deseo me acompañe en mi tumba, el cual reza:
“Defraudando al conjunto ficticio de los cielos estrellados

el esplendor del sinsentido de la vida...

¡Toquen en un campanario mi marcha fúnebre!

Quiero concluir sin consecuencias...

Quiero ir a la muerte como a una fiesta en el crepúsculo.”

Te insto, además, a la lectura profunda de Sun Tzu, porque


ciertamente deberás estar preparada para las luchas que tendrás
que enfrentar y sostener, sin lugar a duda, durante el decurso de tu
senda. Si me permites, en este orden de cosas, te ilustro con un
pasaje de su famosa obra “El Arte de la Guerra” a propósito de
“Los esenciales del triunfo”, sobre la trascendencia de este asunto:
“Vencerá aquel que sepa cuándo luchar y cuando no luchar
.
Vencerá quien sepa cómo manejar tanto las fuerzas
Superiores como las inferiores.
Vencerá cuyo ejército esté animado
Por el mismo espíritu a través de todos
Sus rangos.
Vencerá quien, estando el mismo preparado,
Espera para sorprender al enemigo cuando éste no está
preparado.
Vencerá quien tiene capacidad estratégica y no es
interferido
Por el Poder.”

Por ello, debes siempre procurar “Ser extremadamente sutil,


discreta, hasta el punto de no tener forma. Sé completamente

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misteriosa y confidencial, hasta el punto del sigilo. De esta manera
podrás dirigir el destino de tus adversarios”.

Empero, permíteme evocar y citar a Musashi – el guerrero


invencible- cuando sostiene que se conoce de la no existencia
cuando la existencia es vacío. Entonces, en tanto en cuanto, las
circunstancias hacen la forma, la tuya ha de ser, por sobre todo, la
del vacío ¡Adáptate constantemente!

He procurado, de otro lado, tuicionar toda forma de vida,


aún a la más grotesca, por más que me haya parecido la más
repugnante y desgreñada; pues tengo presente siempre, por sobre
todo, las sabias palabras de Gandall, que nos advierte
acertadamente, al igual que a Frodo, que ciertamente“muchos de
los que viven merecen morir y algunos de los que mueren merecen
la vida ¿Puedes devolver la vida? Entonces no te apresures a
dispensar la muerte, pues ni el más sabio conoce el fin de todos
los caminos."

La vida prevalecerá siempre por sobre la muerte y, antes


de colocar término a estas divagaciones e impresiones de un tipo
que, por sobre todo y contra todo, ha intentado siempre, no sólo
hacerte feliz, sino que conducirte por el camino hasta que tú lo
pudieras andar sin asistencia, a fin que lo transitaras con plena
libertad en búsqueda de la felicidad a que, por tu dignidad,
siempre tendrás derecho. Te haré sabedora de ciertas vivencias que
han marcado la historia de los que te han precedido y que, en los
momentos de dudas, desazón, inseguridad y angustia, servirán de
roca firme y fuerte castillo, para capear las tempestades y
temporales que, sin ningún dejo de incertidumbre, enfrentarás en
tu futura vida universitaria y, por sobre todo, en la forja de tu
destino:

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 El incidente del Paraninfo en la Universidad de Salamanca, el
día 12 de octubre de 1936.

España se desangra y fagocita en una fratricida Guerra Civil,


y con motivo del aniversario del descubrimiento de América, se
celebra en el paraninfo de la Universidad de Salamanca el Día de
la Raza. En la sala, profesores y alumnos se mezclan con militares
de los diversos cuerpos armados nacionales, falangistas,
autoridades y vecinos de la ciudad. En el estrado presiden, en
mesa corrida, Millán-Astray, fundador de la Legión Extranjera
Española; Carmen Polo, esposa del General Franco; el cardenal
Pla y Deniel y el Rector de la Universidad, don Miguel de
Unamuno, que actúa en nombre de Franco.

En este contexto, tiene lugar una de las más trascendentes


defensas, que conozco, sobre El Sentido de La Vida. A saber, se
ataca y denuesta a vascos y catalanes, empero Unamuno se pone
en pie, observa al auditorio y, en parte de su discurso, con severo
riesgo de su vida, expresa:
...Vencer no es convencer, y hay que convencer, sobre todo, y no
puede convencer el odio que no deja lugar a la compasión; el
odio a la inteligencia que es crítica y diferenciadora, inquisitiva,
mas no de inquisición.”

Luego proclama su compromiso inclaudicable, con la


verdad:

"A veces callar significa mentir; porque el silencio puede


interpretarse como aquiescencia.”

Más adelante, ante el grito de ¡Viva la Muerte! Proferido


por un soldado, expresa:

Acabo de oír el grito necrófilo e insensato de "¡Viva la


Muerte!". Esto me suena lo mismo que ¡Muera la Vida!. Esta

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ridícula paradoja me parece repelente. Puesto que fue
proclamada en homenaje al último orador entiendo que fue
dirigida a él, si bien él mismo es un símbolo de la muerte. ¡Y no
otra cosa! El general Millán-Astray es un inválido. No es preciso
decirlo en un tono mas bajo. Es un inválido de guerra. También lo
fue Cervantes. Pero los extremos no sirven como norma. Un
inválido que carezca de la grandeza espiritual de Cervantes, que
era un hombre, no un superhombre, viril y completo a pesar de
sus mutilaciones, un inválido, como dije, que carezca de esa
superioridad de espíritu, suele sentirse aliviado viendo como
aumenta el número de mutilados alrededor de él.

Por último, su visión y defensa de la Universidad:

"¡Éste es el templo de la inteligencia y yo soy su sumo


sacerdote! Vosotros estáis profanando su sagrado recinto. Yo
siempre he sido, diga lo que diga el proverbio, un profeta en mi
propio país. ¡Venceréis, pero no convenceréis! Venceréis porque
tenéis sobrada fuerza bruta; pero no convenceréis porque
convencer significa persuadir. Y para persuadir necesitáis algo
que os falta: Razón y Derecho en la lucha. Me parece inútil
pediros que penséis en España."

Esto es, por cierto, Universidad en su genuino sentido


¡Sagrado Templo de la Inteligencia! muy alejado del mentado
concepto de adquisición de habilidades propedéuticas, destinadas
a los obtención de un “Título Profesional”.

No dejes jamás que mutilen tu Espíritu: ¡Razón y Derecho en


la lucha, siempre!

Empero, cuídate de provocar tormentas, de generar


conflictos apartados de toda razón ¡Solo estarás legitimada para
combatir si la causa es justa, noble y bella!

Una lucha carente y desprotegida de estos principios, se

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torna en senda hacia el despotismo; abre la comarca a la
esclavitud de la humanidad y sólo provoca degradación y
oscurantismo.

¡Lucha y pelea siempre, instando por no hacer a otros lo


que no quieres que hagan contigo!

 Congruencia entre prédica y acción; correlato de fe y


principios.

Como tantas veces te he hecho saber, mi voto siempre ha


sido con Dios – el de Spinoza, por supuesto - y no con los que
matan en su nombre; mi voto es con el Verbo no con los
mercaderes del templo y por lo mismo, debieras considerar la
necesidad, por el bien común, de prescindir además y por sobre
todo, de “sus sacerdotes”, a los cuales, por cierto, Jesús - llamado
el Cristo- motejó de ¡Generación de víboras!

Siendo fiel a esos postulados, te haré sabedora de un


episodio histórico ocurrido en la ciudad de Quillota, a principios
de los años 70, en la Iglesia Presbiteriana, de cual era miembro tu
abuelo Fernando, detentando la dignidad de Anciano.

“Se recibió una misiva, en la que se solicitaba a la


congregación abrir las puertas y permitir el acceso al púlpito, a un
séquito de pastores de la iglesia presbiteriana sudafricana, –
recuerda que en aquellos tiempos el Apartheid, el sistema de
segregación racial más brutal, imperaba en dicho país- haciendo
presente en su nota, que esta delegación de pastores y presbíteros
lo defendían y propugnaban.”

Entonces, tu abuelo tomó la palabra y en un emotivo


discurso defendió la postura de negarse tajantemente a dicha
visita, ya que ello conllevaba, en la práctica, asumir una conducta

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de lenidad, que a la postre significaría cohonestar las ideologías
que amparan y dan sustento al racismo.

Sin embargo, lo trascendente del episodio no radicó en el


discurso de tu abuelo, sino en su sostenida y perenne defensa,
expuesta también en su intervención, consistente en que, por sobre
su parecer, la decisión no podía pasar por un “Consejo de
Ancianos o por el de un Pastor”, sino que era menester que la
resolución se adoptara por la Iglesia, como conclusión de un
proceso de deliberación, es decir, en el cual necesariamente
deben ser confrontados y evaluados todos los valores en juego; los
pro y los contras relevantes; la urgencia de someter a debate y
contraste los pareceres, propugnando la convergencia y consenso
entre deliberantes, con el objeto de fin, arribar por todos los
congregados a la decisión, entendiéndola como la expresión de la
mayoría. Pero no de cualquier “mayoría” sino de una mayoría de
personas libres, informadas y ajustadas a razón.

Te confieso algo, cuando tu abuelo quiere convencer se


asemeja mucho a Unamuno, ya que antes de proponer, siempre
intenta persuadir, pues sabe que si se tiene a la Razón y al
Derecho de su lado, el resultado será previsible.

El desenlace del debate y de los comicios podrás ya


presumirlo, tu abuelo persuadió a toda la congregación y el voto
de rechazo a dicha visita, fue unánime.

Hija, tu abuelo siempre ha conciliado o, en las más de las


ocasiones, intentado conciliar de buena fe, creencia y acción, en
pro de la vida, de la dignidad igualitaria entre las personas, de la
libertad como condición esencial del ser humano, fiel a sus
principios de tolerancia, ha defendido el derecho de los demás a

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expresar sus ideas y pareceres, por sobre el propio, aún cuando en
su concepto éstas sean desacertadas.

Juan, Rossana, Roberto y quien referencia, somos ejemplo


patente y damos testimonio de tal conducta de tolerancia y respeto
a la diversidad.

Filosóficamente la tolerancia no implica adhesión al parecer


del otro, lo esencial es que jamás dejes que te coarten tu derecho a
expresar, ante los demás, tus “verdades” si es que ¡Tamañas
entidades espantosas existen!

Evita motejar a los demás; sin embargo, critica cuando


debas hacerlo, pero te aconsejo que en la empresa de criticar el
trabajo, el parecer o la acción de los demás, procede en forma
fundada, que ésta sea proferida de buena fe y en ello mantén una
conducta inteligente; por cierto, esto nada tiene que ver con ese
estulto concepto denominado “crítica constructiva”. Más bien, la
crítica a la cual te llamo a patentar, tiene por finalidad construir
puentes y alumbrar donde poza su sino la oscuridad, el desamparo,
el temor y la ignorancia, por brutal y despiadada que ella sea
¡Cultiva una crítica sincera!

Se ha dicho que, en ocasiones los árboles no dejan ver el


bosque y en otras, el bosque impide contemplar los árboles. Tu
misión, conforme con el momento y la oportunidad, consistirá en
que adquieras los dominios esenciales para que, en forma casi
instintiva, proceses, analices y leas la situación, a fin de, si te
conviene, en el caso concreto, optar por el bosque o bien, situarte
al costado de los árboles.

De esta vivencia familiar aprendí, que lo importante en una


verdadera democracia no es el derecho a votar y acatar el parecer

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de la mayoría; sino que por el contrario, lo angular radica en que el
parecer de la mayoría sea consecuencia del debate de posturas
contrapuestas, la confrontación de pareceres, verdades y valores
diversos en juego y la reflexión previa profunda, en las cuales la
Razón y el Derecho sean el motor y fundamento necesario de la
decisión a adoptar.

De lo contrario, deberíamos convenir que la decisión de la


mayoría del pueblo de Jerusalén, que llevó a Cristo a la Cruz, es
justa por ser expresión de los más o que, del mismo modo, las
llamadas “Leyes de Núremberg” – que llevaron casi al exterminio
del Pueblo Judío- constituyen Derecho por haber sido aprobadas
conforme al estatuto legal del Reichstag, el Parlamento en la
Alemania Nazi.

Justicia, prudencia y equidad no sólo en el discurso, sino


por sobre y antes de todo, en el proceder ¡Recuerda, que el simple
hecho de hablar pone en movimiento el acto de hacer!

 Lucha constante en contra del prejuicio.

Me conoces, y sabes sobradamente de mi insana inclinación


al prejuicio y debo confesarte que, en mi contienda, he
reflexionado sobre él.

Te dejo mis conclusiones en el entendido que, constituyen


simples cavilaciones, sin ánimo alguno de pontificado.

Primer Supuesto:
"Todo prejuicio es alumbrado y se manifiesta como una
especie concreta de idea arbitraria, preconcebida a lo menos, como
efecto de un proceso intelectivo en el orden temporal anterior a su

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facticidad, con tintes de prognosis; un conocimiento y exposición
anticipados de los hechos a devenir y de la prueba  de su
existencia, conforme con el discurso."

Segundo Supuesto:
"Todo prejuicio predica algo del prejuiciante; o sea, a lo
menos deja percibir el estado de "su verdad", el compromiso con
"su deidad", el afecto o desafecto con "sus deudos", la coherencia
o incoherencia de “su proclama” con las acciones y conductas
externalizadas en relación a "su ideología o cosmogonía de su
orbe", la forma en que expresa sus sentimientos con "su ser
amado" (importante la indeterminación de género en el supuesto),
etc.

El “su”, expresión de la forma del determinante


posesivo en tercera persona del singular o del plural, en nuestra
lengua, se constituye como un signo que nos permite atisbar el
origen y la forma en que se engendra y concibe el prejuicio, en la
conciencia del ser humano.

El prejuicio no transa ni consensua; se gesta en la


psiquis humana, como consecuencia de la “historia” propia del
sujeto, es fruto de sus frustraciones, de sus odios, de sus
aversiones, de sus desamores, de sus desencantos, de sus
descompensaciones, del inculco e inóculo de sus preceptores (una
especie de magister morbo) en suma, de su acervo vivencial
personal, de “su mirada angular del mundo.”

Tercer Supuesto:
"Todo prejuicio insta, programáticamente, por capturar al
sujeto del discurso, a quien reclama como su vehículo, anclándose
primeramente en él, para luego edificar fortalezas extramuros, de

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las cuales colgarán sus pendones y flamearán sus estandartes
porque, precisamente, su misión semejante a la de virus, consiste
en propagarse, su destino mesiánico es la externalización (No
avala sus externalidades -efectos no deseados o queridos- aunque
pueden ser un claro acicate en el posicionamiento del prejuicio);
aspira a ser un paradigma de la conducta social. 

Determinar las implicancias y efectos extensivos de esta


estrategia de posicionamiento social del discurso prejuicioso,
exige precisiones y una agudeza que debe ser evidenciada.

Primeramente, el prejuicio insta por capturar de tal forma al


sujeto portante, hasta un punto de subliminación tal, que lisa y
llanamente, basta para gatillarlo el más mínimo estímulo externo
con prescindencia absoluta de la voluntad consciente del sujeto.

El prejuicio, en segundo término, pretende siempre


legitimación y, si para conseguir sus fines, debe encaretarse de
axioma de la virtud; y si debe prometer ínsulas y vidas eternas en
el más allá; y si debe ofrecer sus encantos, en el ágora, como
hetaira,  no trepidará en hacerlo, para ocupar el lugar que
considera, por vis factum, de su dominio en el ser social.”

Cuarto Supuesto: 
  “Todo prejuicio es selectivo, tanto en la elección
espacial de su manifestación en el orbe así como con relación al
sujeto vociferante, su pregonero; no trasciende del mismo modo el
discurso del paria en el arrabal, que el sermón del tonsurado desde
su púlpito; el del legislador desde su curul senatorial; o bien, la
sentencia del Supremo Tribunal, proclamada desde la cima de su
estrado.”

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Quinto Supuesto:
“Pero por sobre todo, el prejuicio necesita y exige de un
Ungido, de un Iluminado, de un Adalid, que lo defienda y
acreciente y, más aún, procure su anidación en el ser social a tal
punto, que le consiga ese lugar que anhela en la Carta Magna, esto
es, el de ser elevado a categoría de "Base de la Institucionalidad”.
De tal manera que se asiente la premisa, en palabras de Ralph
Gerard, de que indagar acerca del mismo sería absurdo,
evidentemente innecesario, improductivo, malo o incluso
perverso.

De allí que la primera línea de defensa, en contra del


prejuicio, está demarcada y asentada en la opción por la duda,
antes que por la certeza, porque ciertamente, como expresó
Rousseau “que es preferible ser un hombre de paradojas que de
prejuicios”.

Cuídate de este demonio, ya que junto a la ira y el tedio te


asecharán, en toda la senda, cual chacales hambrientos de
devorarte.

Cultiva constantemente, por de pronto, esas cualidades que


constituyen, en el parecer de F. Scott Fitzgerald, a las mentes
superiores, porque ciertamente:
« La prueba de una inteligencia superior, consiste en la
capacidad para retener en la mente dos ideas opuestas sin perder
la capacidad de funcionar. Uno debiera, por ejemplo, ser capaz
de ver que las cosas no tienen remedio y, sin embargo, estar
determinados a cambiarlas. Habría que mantener en equilibrio el
sentido de la futilidad del esfuerzo y el sentido de la necesidad de
luchar; la convicción de la inevitabilidad del fracaso y, aun, la
determinación de triunfar.»

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¡Amadísima Constanza Soledad! – como de seguro diría
Bolaño- ¡Quien más que tu! Haces carne los geniales versos de
“tus Bunkers”. Ellos, al igual que yo, en la congoja del Chile que
te ha tocado vivir, vislumbramos a aquellos que se cuentan entre
los menos – quizá por esto te nombré Soledad- y nuestra tristeza
consiste precisamente en no sumar, en esa visión, a otros más
como tú:
“Porque una sola estrella nunca ha sido mucho”
Jamás nos va a alumbrar a todos por igual
Porque una sola estrella nunca es suficiente
 Para resplandecer, para resplandecer por siempre.”

Tu eres esa estrella, y aunque no puedas alumbrar a todos


por igual –porque, ciertamente, una sola estrella nunca es
suficiente – sin embargo ¡Resplandece! ¡Resplandece!
¡Resplandece! No añorando la luz eterna, pues lo que importa,
como una impronta, es que ese brillo, en este angosto y cenceño
mural, sea una constante en tus hijos que vendrán – como esos
faros de antaño, que con su tenue luz, en las noches más lúgubres
e infaustas de los tormentosos océanos, encarnaban no la
salvación, sino la tenue esperanza, a la cual asirse, en no zozobrar-
resplandeciendo así por generaciones venideras y, por cierto,
dándole un vívido y trascendente sentido a tu nombre:
“Constanza”.

Tu siempre los ha sabido, “eres única e irrepetible”. Sí,


como una vez te llamé “ ¡Polvo de Estrellas!”, por cierto, ten
presente que tu destino es retornar a ellas.

Así que conviene que arregles tus años inspeccionando Los


Cielos ¡Nunca dejes de contemplar el firmamento, en la noche más
estelar de tu vida!

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Sin duda, has venido dotada de preciosos Talentos, los
cuales deberás multiplicar en el decurso de tu paso por este mundo
y, no olvides nunca, en esta empresa, portar suficiente oleo en tu
lámpara. ¡Esta es tu “Sagrada” misión! ¡Cúmplela a cabalidad,
pues sólo así entrarás en el gozo de la vida!

Por ello, cuando la duda y la desazón te asalten del por qué


de la vida y te enfrente “al espejo, al eidôlon de tu existencia”,
ten presente por cierto, al igual que Lutero, que “para eso estás
aquí y no puede ser de otra manera.”

Tu padre, desde el ayer.


“Non Serviam”

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