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Cantos
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Cantos populares de mi tierra es el libro más importante de la poesía negra escrita
en la América española. La voz de los negros traídos de África se nos revela aquí
en toda su belleza y su verdad. El ritmo, la fuerza y la cadencia de los poemas de
este libro, son apenas comparables con la cadencia, la hermosura y la fuerza de
populares
de mi tierra
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la naturaleza de Mompox, del río y de los paisajes que enmarcan este paraíso que
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es, y que fue para los nativos, tierra de dolor, de miseria y sufrimiento. Nadie ha e
cantado de manera más elocuente la verdad de esta tierra, en la que los extremos Leer
I lu st rad o p or
D a n i e l G óm e z
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CANDELARIO OBESO
Il ust ra d o p o r
D an i e l Góm e z
* * *
mi nisteri o de
cultura de co lom b i a
Carmen In é s Vá sq u e z
Ministra
ministeri o de
educaci ó n naci onal
María Victoria Ang ul o
Ministra
* * *
AUTOR
Candelario Obeso
Editor
Iván Hernández
Ilustrador
Daniel Gómez
* * *
Coordinadora ed i to rial
Laura Pérez I S B N : 978-958-5488-77-9
Primera edición, junio 2019 Cantos populares
Comité editorial
Material de distribución gratuita. de mi tierra
Guiomar Acevedo
María Orlanda Aristizábal Los derechos de esta edición, incluyendo CANDELARIO OBESO
Iván Hernández las ilustraciones, corresponden al
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Nacen los dos sobre las mismas pajas;
Y allí se están hasta en después que vuelan;
Mas así chiquitos entre el nido
Se dan calor, entre juntos, y se besan.
Gusto da ver los afanes del palomo Allí los ve amorosos la mañana,
Si otro palomo por allí se acerca…, También allí la noche los encuentra,
¡Él esponja el pescuezo y la colita, ¡Ambos a dos calientan sus huevitos
Y da arrullando multitud de vueltas! Ambos, en siendo seres, los alimentan…!
Esto a los ojos de ella y los extraños Siendo pobres animales los palomos
Es de cariño la efectiva muestra… Se aprende en ellos más que en las Escuelas.
En esta clase de animales nunca ¡Yo, por lo menos, en su corto libro,
Nos da un visaje de maldad la hembra. Estudio de la vida las maneras…!
La obediencia filial
(Cuento a mi madre)
(Dolora)
Al señor doctor Florentino Vezga
Cada ser tiene en el mundo, En ocasiones otras cosas Yo, blanco, lo tengo a usted, Que para la culebra el monte
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Aparte de la costilla, Más que el hambre atosigan: Horcón de mi pobre vida. Tiene cosas escondidas;
Otro ser que por más fuerte Una indecencia a destiempo, Conque de todo lo suyo, Que ni en puntal de dividivi
Es el puntal de su vida. La ingratitud inmerecida; Que me gusta y me da envidia, Está firme quien se arrima;
Tiene el bejuco del monte Pero en busca de claridad Siempre dispuse tal cual Que lo que ahora es constante
Siempre un árbol al que se arrima; Me hundí más en la neblina; De las hojas las hormigas… Es variable al otro día;
Y este palo tiene al suelo, ¡Dicen también que no es raro Ayer estuve en el Congreso Que el perro del puerco sólo
Y el suelo en algo se afirma; Sembrar maíz y coger espinas…! Y me dio el doctor Escamilla, Se diferencia en la pinta;
Yo, blanco, lo tengo a usted; No alcanzo yo a comprender Seis volúmenes para que a usted Que en el fondo la paloma
En usted las penas mías Por qué hay cosas así; Se los trajera enseguida, Es igual a la gallina…
Hallaron siempre consuelo Por qué las culebras matan; Mas apenas los cogí Todo eso, blanco, sabré,
Y pronta la medicina. Por qué las abejas pican; Compré almidón (media libra), Pero para sacar las mismas;
Oyendo esta introducción Ni por qué la pringamoza Y vine a tapar de mi choza Yo seré siempre el que soy
Dirá usted: «Dolor de barriga», Rasguñando da rasquiña Los juracos y las rendijas. Por más chascos que reciba...
Y si tal dice, de cierto Y el marrano infortunado Si esto le parece mal, No quiso Dios que los perros
Que lo engaña su malicia. No alza del barro la vista; Iré luego al doctor Ancízar; Puedan morder a quien los cría;
No siempre es la mojocera Yo no sé sino que todo Él tiene el papel a montones No lo hacen si los sobaja,
Lo que a un hombre martiriza; Halla en el mundo su arrimo; Si usted papel necesita; Y ni siquiera cuando los castiga…
¡Mucho plátano hay maduro Tiene la serpiente el monte; Mas siendo tal, bien sabré ¡Verbo es este que he sacado
Mucho bollo y mucha liza…! Flores y miel las avispas… Que no es la amistad infinita; De la historia de la Biblia…!
Cuento a
mi esposa
(Dolora)
A mi distinguido amigo
el señor Pedro Londoño
«—Negra de mi vida
¿A dónde vas?
Quédate en mi rancho,
No te quejes más;
Mira que me aflige
Tu infelicidad…;
¡Oye mis arrullos
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Palomita amada…!»
[Aun] cuando soy un pobre negro, Por ser rojo de tornillo… Que de ciencia y de servicios. Verá bien cuánto mi negra
Sin más ciencia que mi oficio, Dígnese aceptar el presente, Esto se lo recomiendo Tiene tratamiento fino,
No ignoro quién se merece Si ya su mérito he dicho; Porque cuando fui marino, Y cuánto es feliz la suerte
Algún respeto y cariño… ¡Fue muy rara la persona Por mano de mis pecados Del humilde campesino
Sobre mí tiene el carácter A quien di tanto cariño…! Estuve en la Habana, y maldito De esta tierra dichosa
Un particular dominio; Amo yo la libertad Si topé un zambo dichoso En tan varios sentidos…
De un gallo bueno a las patas Como el pájaro su nido; Siendo más que aquí un pollino… Asiento de la igualdad,
Expongo hasta el calzoncillo… Como las flores las lluvias, ¡Ni pude un solo momento Madre de los hombres dignos,
Por un mochoroco guapo, Como el agua el bocachico; Holgarme de mi albedrío…! De los hombres como usted,
Y sobre guapo instruido, Es mi ley ser como el viento ¡Cuánto eché de menos entonces Mochoroco de temple y filo,
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Soy capaz de morder el suelo Y dueño en mi hogar efectivo. Mi humilde rancho pajizo Justo como la justicia
Y de mucho sacrificio… ............................................. Hecho de la Magdalena Y cantor de lo divino…
Óigame, blanco, tal vez En cambio de mi amistad Sobre un alto…! Allí tranquilo Siga, blanco, y nunca desmaye;
No es bien claro lo que afirmo, Sólo una cosa le pido, Paso la vida otra vuelta, De todo hay término fijo;
A explicarme yo no alcanzo Conviene a saber: que apenas Que en mi destierro Dios quiso Con arte y maña se cura…
Tal como un Rojas Garrido… Se halle en su domicilio Un colombiano depararme Hasta el mismo reumatismo;
De todo lo grande y bello Le cuente a todito el mundo Que me trajera a mis hijos, Si hoy anda errante y sin patria
Que el mundo encierra, no estimo Lo que aquí en Colombia ha visto; De los cuales y de mi esposa, Aunque aquí tiene su asilo,
Sino dos cosas, que son Diga cómo ciudadanos Si vuelvo a ausentarme endino Tal vez de hoy en poco tiempo
Mi hembra amada y mi albedrío. Son el negro, el blanco, el indio; Sólo será por la defensa Vuelva a calentar su nido…
De aquella ni al Padre Eterno Cómo el señor Presidente De los fueros del partido… Yo estuve, dije, en la Habana
Diera un solo pedacito; Usa de humildes vestidos; Tal sucucho a su mandar De pobre humilde marino,
De este sí suelo un poco Cómo en raras ocasiones, Está con sus atractivos; Y me he vuelto a ver en mi casa
Ceder a tal cual amigo; Siendo tan libres toditicos, Tiene verduras diversas, Con mi esposa y con mis hijos;
Mas nunca jamás a la fuerza Ocurre un caso que espante Frutas que son un prodigio Bolívar, según me cuentan,
Porque soy rey de mí mismo, De un robo o de un homicidio. Desde la caña de azúcar También anduvo peregrino,
Usted, blanco, verbo y gracia… No olvide en su relación Hasta el coco y el caimito. Mas tuvo valor y constancia
Aunque en la España nacido, Que para ser señor Ministro Ojalá que alguna vez ¡Y libertador se hizo…!
Puede disponer de mí No se necesita de más Le mire a usted entre los míos,
Serenata
A mi amigo,
señor V. Manrique
Morena del alma mía, Reina triste soledad; Tengo lirio oloroso, Te volveré a maltratar,
Preciosa flor de granada, La mismita que a la muerte Y jazmín de Malabar; Porque estoy resuelto ahora
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No refrenes mis suspiros, De mi madre idolatrada… En cosas de golosinas A no volverte a celar;
Vuélveme tu afecto a dar; De mi madre… ¡Je!, Dios mío; Tengo un grande nisperal, Ya que las mujeres son…
Mira que si no me muero Me dan ganas de llorar; Cocos, ciruelos, naranjos, No digo, Francisca, nada;
De tristeza y de pesar, ¡Que el amor de madre es uno Un no visto platanal… Que la hiel no amarga tanto
Como muere entre su nido Y más grande que la mar...! Tengo de todo, hasta tabaco, Como amarga la verdad…
La paloma desgraciada, Bogá, Francisco, bogá; Un ron que hace bailar; No hay poder que a la gallina
A quien un cazador aleve Y no olvides que la vida Sólo falta tu presencia Alcance a modificar;
Mató su prenda amada. Son pesares y nada más; Para este cielo acabalar, Si quiere querer a dos gallos
Bogá, Francisco, bogá; ¡Que la dicha es puro humo Que la dicha es medio simple Tiene el macho que aguantar,
Aunque el llanto que tú derrames Tú lo sabes por demás…! De una hembra sin la sal… Y si encrespan el copete
No lo vengan a enjugar; ............................................. Bogá, Francisco, bogá, Necesario es suplicar…
¡El alma que se despedaza No me huyas ni te espantes; Porque el llanto que tú derrames ¡El hombre de amor está enfermo
Necesita de llorar…! Lo que dije es por chocar; Lo va Francisca a enjugar Y sin gallina no hay nada…!
............................................. La dicha existe, no es humo, ¡Con la pollera de paño Bogá, Francisco, bogá,
Dulce encanto de mi vida Está en mi estancia posada; Que le voy a regalar! La mujer es caprichosa,
Ven mi troja a calentar; En mi estancia que convida, ............................................. La mujer es resabiada,
No me niegues de tus ojos Que provoca a jarochar… Palomita juyilona, ¡Nadie puede aquí en el mundo
La lumbrosa claridad; Allí tengo malibú, Ven arrulla en mi morada; Cambiarle su natural…!
Mira que en mi pobre rancho Astromelia y azahar; Vuélveme a querer que nunca
Canción
del pescador
Al señor Constancio Franco V.
No sé yo la causa de esto,
¡Yo no sé sino aguantar,
Esta condición tan dura
Y desgraciada…!
.............................................
Ahí viene la luna, ahí viene
A darme su claridad…
¡Su luz consuele las penas
De mi amada!
No digo el nombre
Al señor José Caicedo Rojas
El pato, viéndolo bien, Pero hay otros animales Muerta de necesidad… He compuesto esta tonada,
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Es bruto muy animal; De muy diverso pensar; Después que de sus huevos, (Que le dedico a su madre
Poco entiende de cariño, El palomo por ejemplo Por una causa intrincada, Por lo buena tan mentada)
Nada hay en él de especial. Se topa en primer lugar, Saca su larga familia, Y pongo al fin este verbo
Como a todos los animales, Y el hombre por cierta cosa La sale al agua a llevar. Que nadie pueda borrar:
No es menester a él enseñar Cuasi en él también está… Allí la remedan ellos, No hay un amor tan inmenso
A conocer los alimentos, Esta premisa supuesta Nadan, si la ven nadar; Como el amor maternal;
Ni en las aguas a nadar… Se me antoja preguntar: Se espulgan cuando se espulga, Solo en él nunca se halla
Sin embargo en ellos he visto ¿Por qué Dios de sí tan grande Chillan si la oyen chillar… Ninguna contrariedad,
Una cosa que anotar: No estableció la igualdad…? Pero de esta maravilla ¡Ni cosa apenas que amargue
El macho cubre a la hembra Cierra, gusano, tu boca; No me vengo aquí a ocupar, Al principio ni jamás…!
Con su basteza natural; ¡No en todo te metas a hablar…! Sí del amor de la pata, A sus hijos el veneno
Y luego que en sus huevitos ............................................. De su afecto sin igual… Oculta la mapaná;
La mira amorosa echar, El pato dije al principio Este ser, de raza indigna, Las avispas su ponzoña,
A su suerte es indiferente, Es un ave material; Es por sus hijos capaz, ¡El diente el lobo voraz…!
¡Y no la ayuda a sacar! Pero he visto en la hembra Con Dios, si baja del cielo ………………………………………
Esto, observando las especies, Una acción muy racional: A este pantano, de pelear; ¡Oh!, amor de madre y divino,
Es un hecho general; Hecho de sus plumas el nido, Y esto es propio de toda hembra, ¡Quién te pudiera expresar…!
El gato lo hizo siempre Dura una luna apostada Que no de las patas no más…
Y la serpiente malvada… Pasando las de San Pedro, Así es por lo que ahora
Diálogo picaresco
Al señor Adolfo Vargas