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Tanto para Marx como para Hegel, este concepto describe la siguiente situación que
le puede sobrevenir a un sujeto: cuando no se posee a sí mismo, cuando la actividad
que realiza le anula, le hace salir de sí mismo y convertirse en otra cosa distinta a la
que él mismo propiamente es, decimos que dicho sujeto está alienado; la alienación
describe la existencia de una escisión dentro de un sujeto, de un no poseerse
totalmente y, como consecuencia de ello, comportarse de un modo contrario a su
propio ser.
2. La noción de conciencia
El primer estado que denomina ‘conciencia’, se corresponde básicamente con lo que
en la Ciencia Védica se llama el estado de ignorancia. Es decir, el estado de vigilia en el
cual la conciencia está solamente vuelta hacia fuera, volcada hacia el exterior y, por
tanto, lo único que percibe son los objetos, la multiplicidad del mundo fenoménico. La
conciencia se ignora a sí misma y lo que experimenta es el objeto. Lo único que existe
entonces es el mundo y la conciencia se identifica con él como lo real. Para explicar
este mundo de objetos, señala Hegel, la conciencia comienza a formar conceptos
abstractos, conceptos cada vez más universales y, finalmente, leyes. Se da cuenta de
que estos conceptos y estas leyes no son observables y no provienen de los objetos,
sino que son puestos por ella misma. De este modo comienza gradualmente a tomar
cierta conciencia de sí misma, a re-conocerse y darse cuenta de que hay algo más que
el objeto.
Así, la conciencia evoluciona hasta un segundo estadio denominado ‘auto-
conciencia’, en el que existe una dualidad entre el sujeto que experimenta y los
objetos que son experimentados, de modo que existe una relación de auto-afirmación
de la conciencia frente al objeto. Hegel analiza esta relación en términos de dominio,
el intento de la conciencia de dominar el objeto, que ilustra por medio de la relación
amo-esclavo.
El estado más maduro de esta auto-conciencia es llamado por Hegel ‘conciencia infeliz’
o ‘conciencia auto-alienada’. En este estado, dice Hegel, la conciencia experimenta a
través de los sentidos un mundo de objetos. La conciencia se experimenta hacia fuera
como mudable, empírica, accidental, individual y externa. A la vez tiene conciencia en
su interior de que su propio yo es inmutable y simple. Esta situación contradictoria es
descrita por Hegel como una especie de desgarramiento, la conciencia se siente
incómoda con esta dualidad. Experimenta el mundo fenoménico y cambiante de los
objetos como algo que le es extraño y ajeno, de lo cual tiende a liberarse. Pero
perderlo sería también perder una parte de sí misma. Hay en este estado dualidad y, a
la vez, una cierta unidad. Por tanto, no puede permanecer indefinidamente en este
estado, sino que aspira a una reunificación de sí misma. Debe evolucionar hacia un
estado en el cual desaparezca esta experiencia de separación y la conciencia
experimente que todo surge a partir de sí misma, que lo mudable surge de lo
inmutable.
Este tercer estado es llamado por Hegel ‘razón’ y se corresponde muy de cerca en
algunas de sus descripciones con lo que la Ciencia Védica llama ‘conciencia de unidad’.
Hegel dice que en un momento dado desaparece la cortina de la apariencia que separa
el mundo interior inmutable del mundo exterior mutable. El sujeto experimenta que es
en realidad el Espíritu Absoluto y que todo el universo es la expresión de su propia
conciencia. Es consciente plenamente de su identidad última y de la unidad total entre
él y el Espíritu Absoluto.
El Espíritu Subjetivo que se caracteriza por los seres pensantes y libres; es el individuo
libre de la naturaleza, que la ha vencido y superado. (Lógica)
El Espíritu Objetivo que se caracteriza por las actividades libres en el mundo moral y
social, es la realización de la libertad individual. (Filosofía de la naturaleza)
El Espíritu Absoluto o Espíritu Infinito como la gran síntesis universal y total del espíritu
hacia sí mismo. (Filosofía del espíritu)
SCHOPENHAUER
1. La noción de representación
“El mundo es mi simple representación y el mundo es simple voluntad”
CARLOS MARX
1. La noción de revolución
Marx plantea que la filosofía es la cabeza de la revolución y el proletariado el corazón.
Habla de revolucionar las estructuras. Aboga por una filosofía de la praxis.
No niega que por medio de las armas y la violencia armarán una revolución para
derrocar al capitalismo. La violencia siempre van unida a las masas. La violencia se
encarna en las masas. El pueblo es el protagonista de esa violencia.
5. Materialismo dialéctico
El materialismo dialéctico, como sistema filosófico, es opuesto al idealismo
filosófico que concibe al espíritu como el principio de la realidad. Para el materialismo
dialéctico las ideas tienen un origen físico, esto es, lo primero es la materia y la
conciencia lo derivado.
KIERKEGARD
2. La noción de angustia
La angustia es un miedo poco definido. Kierkegaard usaba como ejemplo a un hombre
al borde de un edificio o un precipicio. Cuando el hombre mira al borde, experimenta
un miedo definido a caer, pero, al mismo tiempo, siente un aterrorizante impulso de
tirarse intencionalmente al vacío. Esta experiencia es de angustia o temor por nuestra
completa libertad de elegir si arrojarnos o no al precipicio. El mero hecho de que uno
tenga la posibilidad y la libertad de hacer algo, incluso la más terrorífica de las
posibilidades, dispara inmensos temores. Kierkegaard llamó a esto "mareo de
libertad".
Kierkegaard se centraba en la primera angustia experimentada por el hombre: la
elección de Adán de comer o no del árbol de la sabiduría, prohibido por Dios. Dado
que los conceptos de bien y mal no existían hasta que Adán comió la fruta prohibida, lo
que ahora conocemos como Pecado original, Adán no tenía el concepto de bien o de
mal, por lo que no supo que comer del árbol era "malo". Lo que sabía era que Dios le
había dicho que no comiera de ese árbol. La angustia provenía del hecho de que la
prohibición de Dios implicaba por sí misma que Adán era libre de obedecer o no a Dios.
Luego de que Adán comiera del árbol, nació el pecado. Por lo tanto, de acuerdo a
Kierkegaard, la angustia precede al pecado, y es la angustia lo que guía a Adán al
pecado. Kierkegaard menciona que la angustia es la presuposición del pecado
hereditario.
De manera que Kierkegaard menciona que la angustia es el camino también para la
que la humanidad sea salvada. La ansiedad nos informa sobre nuestras opciones,
nuestro propio conocimiento y nos conduce desde un estado de auto conciencia
inmediata a uno de auto conciencia de reflexión. (Jean-Paul Sartre denominaba a estos
términos como conciencia pre-reflexiva y conciencia reflexiva). Un individuo es
plenamente consciente de su potencial tras la experiencia de la angustia. Por lo tanto,
la angustia puede ser una posibilidad para pecar, pero también puede ser el
reconocimiento o la realización de nuestra propia identidad y libertad