la fatiga en el organismo, se vienen empleando distintos agentes físicos, y es en el medio deportivo en el que mejor se ha demostrado la eficacia de estas técnicas. La utilización de distintas técnicas de crioterapia es habitual. Se ha observado que la inmersión en agua fría disminuye el daño muscular producido por el ejercicio, aunque las respuestas sean distintas a diferentes edades; del mismo modo, aunque aún hay controversia, parece más eficaz la utilización de masaje con hielo frente a otras técnicas de aplicación, como las ice bags, debido a la mayor capacidad de penetración del primero. La electroestimulación es igualmente Calvo et al, 2008 habitual en la práctica clínica diaria, habiéndose demostrado su utilidad; se ha observado que la baja intensidad en el tratamiento con TENS aumenta el flujo sanguíneo, aunque de otra parte se sugiere que esto dependerá del lugar de colocación de los electrodos. La aplicación de masaje previene la aparición de lesiones musculares, facilita la recuperación muscular, y produce demostrados beneficios psicofísicos; no obstante, es necesario seguir investigando, puesto que los estudios no son concluyentes. De igual manera, el estiramiento muscular en protocolo estático, o combinado con termoterapia ha mostrado su efectividad en el tratamiento y prevención del daño muscular o la mialgia postejercicio. se demostró que los pacientes con TC (La Toxoplasmosis Cerebral es una infección oportunista del Sistema Nervioso Central) asociado al VIH Quezada et al, 2019 necesitan realizar actividad física monitoreada por un fisioterapeuta capacitado, para así mantener y mejorar la capacidad física y funcional, enfatizando el enfoque biopsicosocial del paciente, para permitirle desarrollarse en la sociedad. El entrenamiento de resistencia de grandes grupos musculares, a una intensidad moderada de 60-80% de repeticiones máximas (RM) y con un aumento progresivo, mejora la composición corporal y fuerza muscular (aumenta la masa magra, músculo y densidad mineral ósea y disminuye de Villalobos, 2016 peso), con impacto limitado en la calidad de vida (23, 26). El ejercicio aeróbico de moderada intensidad (11-14 en la Escala de Borg o 50-85% de la Frecuencia cardiaca máxima), mejora la composición corporal (porcentaje de grasa) y capacidad. Se ha demostrado que la fisioterapia es un método no farmacéutico útil y necesario para disminuir los niveles de dolor crónico en pacientes con VIH. Sin Pullen et al, 2020 embargo, hace falta realizar estudios en esto ya que la utilización de ejercicio físico no disminuirá por completo los niveles de dolor sin la ayuda de los opioides. Al aplicar tratamiento farmacológico a pacientes con VIH sida las personas suelen tener efectos drásticos no deseados como atrofia muscular y aumento del malestar, existen crecientes Pullen & Chigbo, 2014 investigaciones que apoyan firmemente la aplicación de fisioterapia para aliviar dolor agudo y crónico, se ha confirmado que el ejercicio aeróbico y con resistencia progresiva es seguro para los pacientes con VIH.