4.» ÉPOCA. L unes 30 de M ato de 18 59. N Ú M . 6.

recen
todo

EL PENSIL DE IBERIA.
justo
onde
;dazo
ie se
) ab-
E,ETISTA UNIYEESAL GONTEMPOEANEA.
CO LA BO RA D O RES.
Sra. D?' M argarita P . de Celia. Sr. D. Andrés G-. de Gaviria. Sr. D .Francisco de S. Brandan. Sr. D. M anuel Jiménez.
,, M aría J . Zapata. „ Benigno J . M artinez. ,, Joaqniu Mi‘ da-Silva. „ N arciso M pnturiol.
„ Rosa Butler. ,, Domingo de la Vega. „ Joaquiu M . M artos. „ Roberto R'obert.
Rosa M arina. „ Federico Ferredou. ,, Joaquin Fiol. „ Romualdo Lafuente.
Sr. D. Antonio I. Oervera. „ Federico Beltran. ,, José Bartorelo. ,, Roque Barcia.
,, Antonio Quiles. „ Fernando Garrido. ,, José Francisco Vieh. „ Sixto Cámara.
„ Antonio N egrete. „ Francisco P . de Puente. José M oreno Fuentes.
C ondiciones materiales de la publicación .— JSl Pensil y el estrangero; Tres meses, 57.—Seis, 110.—U n ano, 2 0 0 .-S e
de Ib eria se reparte los diaa 10, 20 y 30 de cada mes, y consta suscribe en Cádiz, en la Administración, calle del Sacramento,
de cuatro pliegos de esmerada impresión. num. 33, (á donde se dirijirán toda clase de reclamaciones): en
P recios de suscricion paq-ada adelantada.—E n Cádiz: la librería de la Revista M édica y en la ouenaderuacion de Fá-
U n mes, 3 rs.—Tres, 8.—Seis, 15.—U n año, 28.—E n provincias: bregas, calle de la Verónica.
U n mes, <1rs.—Tres, 10.—Seis, 19.—U n año, 35.—E n U ltram ar E n provincias, en las principales librerías.

SüMAÉio.—Nociones de analogía universal y otras cosas mas, La libertad, que es el medio qu(f nos sirve para bus­
)r Alfonso Toussenel.—Leyendas morales.—Jorge Sand.—
S evista de Sevilla.—Cuatro meses en Paiús.—Correspon­ car la felicidad, nos lleva al cumplimiento de la ley
dencia particular del Pensil de Iberia.—Pantos de suscricion. de Ab'accion, en la cual se encuentra irremisible­
mente el cumplimiento de nuestros destinos.
El satélite está íntimamente persuadido de que no
bacc mas que satisfacer su propia voluntad, cuando
NOdO^’ES DE AMLOfiU IM ÍERSAL recorre la órbita, que le asignó la Atracción.
■2- ZDIE O T ia jA S c o s ^ s E l amante, también está persuadido de que no hace
mco mas que lo que quiere, cuando obedece ciegamente los
Se POR ALFONSO TOUSSENEL. caprichos de su amada, y por esto el pueblo de los ena-’
hau morados es el único que merece" el hermoso nombre
erra de pueblo libre, porque es el único que obedece un
U na sola ley rige el universo.
1 fa- El amor. gobierno de su elección.
Las Atracciones son proporcionales á los destinos
Amor es el motor divino, irresistible, que atrae la
tierra hacia el sol, el amante hacia su querida, la sa­ délos seres: toda criatura se siente «¿raií/a hacia el
polo de su destino, y existe una doble brújula, el Pla­
via hacia laestrem idad de.las ramas, la molécula me­ cer, que les indica que están en la buena via, y el Do­
Sa- tálica, que se suponia insensible, hacia la molécula de
la misma natux’aleza. lor, que aumenta en proporción que de ella se aparta.
QSti- Los cielos proclaman la santidad de la Pasión y en­
calle Que á este poder se le llame Amor, Atracción, Afi­
■onio señan á la tierra á reverenciar el Amor, cuyo poder
nidad molecular, según las ciencias han ido adelantan­
Fuan transporta el Planeta al través del espacio, formando
1 de do en el conocimiento de los fenómenos v leyes de la
la elipse simbólica en torno de su centro de atracción,
'uer- naturaleza, la diferencia de nombre no importa nada
y haciendo brillar la alegría en la superficie de los glo­
Iban’. en la esencia; la cosa es una; es el principio universal
) Or- bos, cuando disipan las tinieblas ])ara sumergirse en
del movimiento y de la vida, fuerza irresistible, que las vivificantes olas de un océano de luz.
jrdá, llfeva tras sí, llenos de entusiasmo, á todos los seres
:bay creados. Los poetas, que comprenden á Dios á media pala­
reno. bra, han comparado la Aurora, que tifie de opalo y
-J i- Los sabios la llaman pasión, de la palabra latina
rosa el Oriente, y que disipa las sombras de la noche,
3CÍOU paúl que quiere decir sufrir, para espresar la idea de
-min- con la radiante sonrisa de lam uger, que desvanece las
la sumisión del hombre y de su obediencia irresisti­
ble á esta ley superior. inquietudes del corazón prometiendo mi hermoso dia....
y los poetas han dicho bien.
ircia, Y ,yo acepto esta espresion, porque es justa y no
Y en fefectOj como la enamorada que se adorna de
muel quiero ocuparme por ahora del descrédito que han in­
;únez sus mas bellas galas, y perfuma sus cabellos para la
tentado, aunque vanamente, echar sobre ella los hipó- amorosa cita, así cada mañana se ren ste la Tierra de
Sala- critas y los tontos.
Juan sus mas ricos adornos, para salir al encuentro de'los
Ber- La Pasión, principio del movimiento universal, es el rayos del astro amado desplegando para aguardarlo
Verbo eterno, por el cual hace Dios conocer su volun­ un faustoso lujo....
tad y sudey á todas las criaturas.
El mismo fuego de amor, es qui ;n hace brillar á es­
líüPasiori es la revelación permanente de la vohm- ta hora los líquidos diamantes dcl verde manto de las
tad de Dios. Ella conduce al hombre á la felicidad. praderas y quien enciende el cielo en ráfagas de oro.
La felididad está para cada ser, en el desarrollo in­
Necesidad de amar, que dcsiúerta bajo las ramas de
doQ tegral y contínuode todas sus facultades, y de todas
sus atracciones naturales. los bosques los colorínes de mélodioso canto, y que
hace entreabrírselas corolas embalsamadas de las fio-
Todo ser es feliz,■cuando no encuentra obstáculos res, para empaparse en Ids aromas v la luz, y sacudir
en la via de sus destinos. en los aires sus cálices 'de inciebéo.

Ayuntamiento de Madrid
 — 2—
Flores y cosechas, perfumes y cantos alegres, bro­
tan por todas partes al soplo clel amor.
Alegrías sin fin, inefables armonías que se despier­
tan del seno de la naturaleza al prim er beso del sol,
entonando himnos al amor, repitiendo en rail tonos:
"No hay mas que u n Dios, y el Amor es -su Profeta."
Feliz, mil veces feliz es la tierra, porque el consejo
sideral que rige los mundos no ha lanzado todavía el
anatema de inmovilidad contra su ardiente amor por
el ardiente Febo!
¡Qué dirá nuestra madre tierra de la falsa moral
que rige á su liumanidad! E n m ateria de amor, el
hombre se vé obligado á envidiar la libertad del vege­
tal y del mineral!
L a tierra no ha dictado leyes ridiculas contra sus
amores! ' miento pivotal, que es el movimiento pasional.
Preciso es confesarlo para vergüenza de la hum ani­
>• dad terrestre; hay en su seño falsos doctores y religio­
nes íalsas, dedicados á difamar y anatematizar el amor,
á perseguirlo de muerte, á pesar de venir garantido
con certificados de Dios, y ardientemente recomenda­
do por el sol.
H a habido y hay todavía falsos impostores, que sos­
tienen que la pasior^es un lazo y u n lazo que Dios nos
tiende.
H ay todavía falsos sacerdotes que se dan á sí mis­
mos el título de piadosos, y que se empeñan en hacer­
nos creer que el espectáculo de nuestros sufrimientos
es particularmente agradable á Dios, cuyo mayor
placer no es otro que tentar á sus pobres criaturas,
chasqueándolas y jugándoles muchas pasadas, hasta
tal punto que los fieles de ese supuesto buen Dios, se
yerian obligados á suplicarle todos los dias que no les
indujera en mala tentación.
Los sacerdotes Judios cuentan que había un Dios
([qjusticia y de clemencia, llamado Sabaoth, el cual
mandó á un padre que degollase á su hijo en testimo­
nio de su fé, y que esperó á que el cuchillo paternal
llegase al cuello de la víctima para ordenarle de­
tenerse....
Como si fuera posible que un Dios, por poco huma­
no que fuera, pasase el tiempo en bromas tan pesadas.
Como si fuera posible que un Dios, que se respete
á sí mismo pudiera empezar por prescribir á un padre
el amar á su hijo con todas las potencias de su alma,
para exijirle luego que le degollara!
O tra vez, según los mismos narradores, fue el sol á
quien ese mismo Sabaoth detuvo ante los muros de
una miserable bicoca de Palestina para facilitar á los
verdugos que la sitiaban algunos minutos mas de ma­
tanza y esterminio.
Como si Dios pudiera detener el sol sin detener el
tiempo y sin detenerse él mismo. E l diablo eran los
judíos, y su Dios Sabaoth. V erdades, que después de
H' todo, es preciso pasar la mano sobre las miserias hu­
manas, que al fin por mas rabino que ese sea, cada
uno tiene sus pasiones que alimentar, y el sacerdote
ha de vivir del altar, y yo sé bien que solo los malos
'J *
dioses producen y merecen por consecuencia la pena
de ser servidos; pero también sé que la doctrina de un
I D iostentador, es la locura mas vergonzosa y disonan­
•T:
te que ha nacido en el cerebro del hombre y la injuria
mas grave que ha hecho á la Divinidad.
E n efecto, esta doctrina monstruosa de im Dios
malo y traidor, esta doctrina impía no es mas que la
conclusión fatal y rigorosa del dogma de la maldad
de la Pasión. Absurdo que conduce á la ridícida idea
de que todo un Dios supremo, ordenador de los m un­
Ayuntamiento de Madrid
dos, que tiene un infinito numero de astros, de univer­
sos y de torbellinos de universos que dirigir, se di­
vierta en tentar á los hombres, en un petjueño rincón
de un planetilla pequeñísimo, perdido en la inmensi­
dad del espacio, y tau ruin, que no ha podido aun ser
descubierto por los otros planetas sus vecinos.
Preciso era que la falsa moral escomulgara de ante­
mano la Pasión, para que un moralista anglicano osa­
ra escribir que el derecho de sentarse en el banquete
de la vida, solo pertenecía al hijo del rico, lo mismo
que el derecho de amor y de paternidad.
Lo cual quiere decir, que la falsa moral, honrada
por el bárbaro civilizado, ha cometido un crimen de
impiedad suprema, degradando la pasión, lo que equi­
vale á destituir á Dios de su título de gefe del movi­
Y.yo pregunto ¿debemos tolerar semejantes infrac­
ciones del buen sentido y del orden?
Unios á mí, almas santas y caritativas, abrasadas
por el espíritu de Dios, vosotros, y sobre todo voso-
tras, nobles y generosas hijas de Eva, á quienes Dios
no concede la belleza, las gracias y el encanto que os
distinguen, la voz melodiosa y el don de seducir, sino
para m antener en el corazón del hombre simpre viva
y potente la Pasión!
Unios á. mí, para liacer justicia de la odiosa doctri­
na de la indignidad de la Pasión, doctrina que ha
servido á los impostores y á los tiranos, desde hace
seis mil años, para erigir y perpetuar sus sistemas y
sus instituciones de opresión y de tortura, y proceda­
mos inmediatamente á la rehabilitación d(?í amor; del
amor que es vuestra causa, la causa de Dios, la causa
de la felicidad y de la libertad humana.
La rehabilitación de la pasión es el principio de la
sabiduría y el punto de partida para llegar á la armo­
nía social.
E l amor es la columna de fuego que debe guiar há«
ciada tierra prometida á l a pobre humanidad que lu­
cha á ciegas é instintivam ente estraviada, sedienta y
errante en el desierto de la sociedades límbicas.
Alzaos conmigo, hijas de Eva, las de cabellos sedo­
sos rubios y negros, sacerdotisas de la ley de amor;
alzaos para decir con vuestra voz tan dulee al corazón
del hombre, para decir con las flores, las aves y los
astros: "Dios es bueno, y la Pasión es santa, porque es
la ley de Dios."
Dios es bueno, y no ama la matanza, y no gusta del
derramamiento de sangre, por el cual nos inspira hor­
ror, y los que le entonan el Te-Deum laudamus para
darle gracias por el triunfo de sus armas, le calumnian
y le insultan.
Dios es nuestro padre, y como tal desea que los pa­
dres trabajen para la felicidad de sus hijos.
Dios es justo, y por consecuencia, cada uno de los
deseos que nos dá, es una promesa que nos hace. Así
por ejemplo, si no quisiera que fuésemos inmortales,
no nos hubiera dado el deseo de serlo; por el contra­
rio, nos hubiera inspirado atracción por la idea de la
nada. A su infinito poder le hubiera costado lo
mismo lo uno que lo-otro. *
Y la mejor prueba que tenemos de nuestra inm orta­
lidad, es la necesidad generalmente sentida de creer
en ella.
O somos inmortales según nuestro deseo, ó Dios, ha
hecho nacer este deseo en el corazón de sus hijos,
sin verse obligado á ello, sabiendo que no ha de cum­
plirse, en cuyo caso seria un ser soberanamente i n ­
sidioso y malo, ó lo que es lo mismo, no seria Dios;
 ■ 1
caprichos dé Alár, con ese bello> estilo^ con esa pureza
que revelan las almas apasionadas. Su arco se des­
liza sobre las sonoras cuerdas de su Stradivarius, con
toda la precisión de un severo y envidiable método: lo
que mas distingue á esta verdadera artista, es la afina­
ción con que egecuta los mas difíciles pasages. Dotada
mte- de un corazón formadq para el'sentimiento, sus cantos,
osa- producen ese efecto que solo el alma esplica. N o se
uete sabe qué mas admirar én la condesa de Vernay, si su
;SmO talento artístico, ó su facultad como violinista. Su
elegante postura, la gallardía con que tira el arco, el
color que da á las notas, todo.la singulariza. Es ines-
plicable la sensación que ha .^odúcidd esta heroína
del concierto, que tuvo que repetir su Bolero en medio
lOVJ- de los bravos y aplausos de la entusiasmada concur­
rencia. P ara apreciar el ;yalbr artístico de la condesa
!rac- de Vernay, es preciso oirla'en’ lós momentos en que
presa de su inspiración, canta con su violin.
adas También Jas artes de recreo, están al servicio de la
oso- humanidad, porque ésta sociedad ha sido invitada para
Dios que dé otro concierto, destinándose sus productos á
e os favor de unos misioneros que, de paso, se encueutmu
sino en esta capital. Si el objeto se consigue, y si toma
viva ^ r t e , como es de presumir, la condesa de Vernay, el
éxito será satisfactorio, porqué existiendo un vivo de­
seo por volver á escuchar á tan hábil instrumentista,
la concurrencia será numerosa.
VI.
Tendrás noticia, por lá polémica que lian sostenido
estos dias dos periódicos delo ^ que llaman políticos,
ausa sobre un sonámbulo de esta. H asta en esta materia,
sujeta a la ciencia, ha hecho su importante i)apel el
esp.ritu de> tal o cual partido., Ello es lo cierto que
el del sonambulo forma el pasto de la conversación dia­
ria, y que cada cual deduce de sus efectos, su conse­
cuencia. Yo,-que nada niego al influjo ds la ciencia,
asisto al epítasis de. esta especie de comedia, sin la
prevención que abriga la incredulidad.
L a multitud acude a consultar el remedio para sus
dolencias, y el dormido Galeno régala la esperanza á
los que padecen. ¿Son ilusorios lós dfectos del sonam­
bulismo? La ciencia habla eii^ Francia. E n el siglo
del vapor todo parece creíble, al menos lo que se pro­
duce en el mundo interior. ' bínete natural de zoología. N o he visto ratas- pero
. V II.
Voy á concluir estos párrafos.
L a capital andaluza está* llamada á mejor destino,
81 sus municipios comprenden la imperiosa fuerza de
la necesidad de la época. Por do quier se divisa el
pa- espíritu declarado en pro dé las mejoras materiales: y
SI no fuera por la manía centralizadora, se marcharía á
paso de gigante. Ya se piensa en la formación de
Lampos hhseos, á semejanza de los que tanto recrean
a los parisienses. ¿Se llevará á cabo el proyecto?
lo d o lo conveniente, halla á su paso muchos inconve­
nientes; pero, se dice, que.tres; capitalistas catalanes
han hecho sus proposiciones al. municipio, para que la
ciu<^d de Julio César-sea una parodia de la del impe­
rio de Napoleón I I I . • Para ver, e l tiempo.
L a estadística -criminal se ha aumentado estos dias,
con hechos que espantan. N o se quiere comprender
que en la educación popidar está el lenitivo contra el
m al que corroe las entrañas de una sociedad que ca­
duca para dar lugar á otra mas morabzadora.
M anuel JIM E N E Z .
Ayuntamiento de Madrid
—
fU M O MESES Ei\ P.iEIS,
(CONTINUACION.)
E n el bulevar de M ontm artre hay un letrero enor­
me, en que se brindan dientes por 5 francos cada
uíw, previa una garantía de iO años.
¡Dónde estará el diente al cabo de diez años, y aquel
á quien se puso, y el mismo que lo puso!
L a antigua casa de Michaad (aquí todo el mundo
se denomina casa, antigua casa, casa única) se presen­
ta como la sola casa.de París, que pone á nuestro ar­
bitrio y disposición una dentadura completa (un Ben^
tier complet) por la suma de 150 fraíleos, reuniendo
las mejores condiciones de actividad y duración (de
travail et de durée.J
E n una de las travesías del bulevar de Beaumar-
chais, se ve uu gran rotulo; donde so iiromete uu men-
jurge para hacer salir el pelo d todo et mundo-, con el
bien e n te n d ió de que no se recibe paga alguna, hasta
después de haberse obtenido el resultado. E l objeto
es que acuda gente; lo demás queda reservado á otro
m cujurgeque solo ellos conocen. La churla en los
mercaderes es aquí un verdadero y misterioso men-
jui’ge, una operación química, velada por el arte de un
hechicero, ürfila era uu niño de teta, como suele
decirse.
E n la iis no se escapa ningún bicho viviente; ni el
oidium, ni las pulgas, ni las liendres, ni las chinches.
Levante los ojes el que pasea por estas espaciosas y
magníficas calfos; lea ciertos ^cuadros que están es-
puestos en los almacenes y tiendas de comestibles, y
se convencerá.como solo la negligencia, en soltar unos
cuantos sueldos, puede tolerar el desacato de que haya
pulgas en _el mundo. ¡Cuántos millones necesitaría
un solo individuo, si le asaltase la humorada de creer
en lo que le dice este pueblo volátil, adornado no obs
tante de tan grandes dotes, abismado no obstante bajo
el peso de tantas flaquezas! ^
Visitemos las tiendas de pieles, y encontraremos,
perlectamente disecados, leones, panteras, tigres leo­
pardos, Menas, lobos, zorras, castores; en fin ’ un ira
no estrauaria alzar la cabeza y darme de hocicos con
una enorme culebra boa, puesta en una urna de cris­
tal, á lo largo de uu escaparate. '
Tal es el deseo que aquí hay de llamar la ateudon
y causar impresiones teatrales. Seguramente no se
contentan con la simple impresión artística: claro es
que sueldo la suprema aparición que se vislumbra
en el fondo de estas admirables sombras chinescas-
pero es un sueldo particular, un sueldo francés, que
necesita estudiarlo mucho para comprenderlo; que no
podra nunca comprenderse si se estudia de un modo
aislado. Es necesario poner en observación en todas
las taces de este gran todo, para que lleguemos á divi­
sar que clase de sueldo es el que está depositado en el
fondo de esta inmensa urna. . Aquí entra en todo
como uno de los elementos mas poderosos, como 1¿
primera vitalidad del país, como carácter de raza, la
fantasía. Aquí tiene todo un algo fantástico, el suel­
do también. Aquí todas las cosas se cobijan bajo un
manto de coquetismo, también el sueldo. París no
quem a le concedo esta idealidad noble y generosa
un sueldo grosefo, ignorante, idiota, no; quiere el
oro que se da por ir al teatro, por ver las maniobras
de un hechicero, de una bruja, si las hubiera: busca
 siempre y en todas partes la satisfacción de su genio
artístico; su sombra chinesca. ¡Fenómeno admirable
en verdad! Los pueblos menos aidástas por natTirale-
za, son los que mas se dan al arte por instinto y por
educación. Por esto mismo los oradores suelen tener
la pasión funesta de querer ver escrito lo que hablan.
Su palabra es su única belleza^ y no se contentan con
ser bellos. L a escritura es un postizo que los afeá^
que los ridiculiza mas de una vez, y estiín contentos
con su fealdad y su ridiculez. El genio tiene sus ar­
canos^ como tiene el abismo cavidades o p u lt^, y aquí
r ‘ encuentro yo uno de sus arcanos mas curiosos.
Todo respira aquí contra el arte_, contra el arte úni­
co que conoce la humanidad^ contra esa poesía santa-
y sublime que nos hace sentir el bieiq la verdad y el
amor, bajo la relación de la belleza; pero de una be-
Ueza espontánea, iropregnada en todo, en el ademan,
en la mirada, en el movimiento, en la voz, en el cielo,
en el aire, en la luz, hasta en el susurro de los ár­
boles mecidos por la brisa. Yo no encuentro esa poe­
sía profunda, ese arte infuso, por decirlo asi,’ en ningu­
na parte de esta' magnífica ciudad. Llevemos una
estatua de-las Tuberías 6 del Luxembnrgo á lin pa­
seo de Roma, y seguramente parecerá mas bella, mas
estatua, mas arte; es decir, mas sentimiento; porqué
sentimiento es el arte, así como verdad es la ciencia,
utilidad la industria ó justicia el derecho huraátio.
Pero estoy robando su escaso interés á otros pasages
de estos apuntes. Ahora debo ocuparme, en el exa­
men general de Paris, según las impresiones del mo­
mento. El P av is. interior y comparativo vendrá
después.
¡Qué espectáculo tan interesante nos ofrece un cen­
f tro tal de creaciones! Aquí unos calcetines por odio
cuartos; allí una Sortija de dos 6 tres mil duros; ahora
un chaleco hecho, que se da por una peseta; después
una pipa de ocho mil reales, como la que hay en la
plaza de. la Bolsa, número 3. Al fin d é l a calle de
M ontm artre, cerca de San Eustaquio, corbatas de se­
da por poco mas de dos reales; en la calle de Riche-
iieu, uu sombrero por doscientos duros.
Seguramente habrá mil contrastes mas raros; pero
no puedo hablar sino de lo que he visto en 2-1 horas
que vivo en París, y parece que una regular indul­
gencia no jwdria exigirme mas.
H e ajustado la cuenta del iniporte á que suben los
sombreros de paja que hemos visto, según él número
•ii'
anunciado en los depósitos y el precio corriente, y re­
sulta que no bajará de 8 á 10 millones de reales.* Es
’í; verdad que no creo completamente en el anuncio de
J' los almacenistas; porque aquí nada es' fo que aparece;
ni se fia tanto en la bondad intrínseca de la cosa, co­
mo en su brillante manifestación. Como ya dije,
aquí todo tiende á poetizarse, aunque nada tenga una
verdadera poesía. Es menester contar, para no en­
gañarse, coú la rcalidad. del objeto y sus aspiraciones
poéticas. E l cubilete es verdad; él prestidigitador
m entira, ó si queremos llamarle verdad, habremos de
llamarle verdad fantástica, verdad mentiros^^ verdad
en que la verdad sufre mn escambteó.
Tina de las cosas mas' dignas de observarse en-este
gran horno de fundicioii social es, hasta qué punto
agita los entendimientos: quiero decir, las imaginacio­
nes, porqiie la imaginación es el gran chtendimiénto
de los franceses, la competeuéia industrial y .merl
cantil. '' í '■ ‘
E l mercader de ropas hechas pdiie á Iqs sastres co­
mo hoja úe perejil-, el sastre viste ál níercadcr dq ropa
Ayuntamiento de Madrid
de pascua; y no se sabe qué'adm irar mas, si la ironía
del mercader ó la. del sastre. E n punto á comprar y
vender, todo ol mnndó- es poeta á su modo, literato,
erudito. -En el bulevar de. la Poisonniére o de San
Dionisio, he visto hoy una especie de programa en
que, uno se presenta cómo candidato á la diputación,
alegando por título que Vestirá^ las mujeres mejor y
mas barato que uinguiia casa de Paris. ¿Qué mayores
ventajas podéis hallar en un diputado, dice á los elec­
tores, qv^e la de contentar á vuestras muyeres? Esto
no pasa de ser una broma;' pero es una broma de un
gusto enteramente piarisien.
Pasan de seis á siete lienzos de pared en que hemos
divisado, á una altura de quinto 6 sesto piso, el anun­
cio de la ville de Paris, calle de M ontm artre, núm.
74. Es seguro que en taliss avisos ha empleado uu ca­
pital considerable. Calcule el lector que para anun­
ciarse en algunos lienzos de jiared, ha necesitado po­
ner andamios ó empalizadas.
No puede darse el caso de caminar por algún punto
sin darse de cara con un letrero, con una enseña, con
uu aviso; como si el «aviso fuese el aire que aquí se
respira, el espíritu que todo lo mueve, el liornillo que
todo lo calienta. Nos metemos en un carruage; allí
está el rótulo del diente, del pelo, de las píldoras, del
agua prodigiosa: nos introducimos en los lugares mas
cscusados, toda vez que sean del dominio público;
allí están las píldoras ó el unto también. El aviso, el
decir aquí hay esto ó lo otro, es el arca predestinada
donde se ha refugiado estcN oécon toda su familia.
{Se- continuará.)
R o que BARCIA.
} ................ ' ' ' ............................ ....... i . . I
Con'espondencia partiefular del Pensil de Iberia.
Zafra.—Sr. D(>n F. M. ü . Rocibida su apreciable del 24.
Desde este número se remite directamente el peri^ico á
los suscritorcs. Si remite á la Admiuistracion el importe
en sellos, certifique la carta. Se reimprime el Loco á to­
da prisa, y ninguno quedara Sin sus pliegos correspon­
dientes.
Álpera.—Sr. Don J? J. Ií- Recibida su apreciable del 16, y
queda satisfecha su reclamación.
Palma de Mallorca.— ^v. í)oii B. S. Ib Recibida su aprecia-
ble del 13. Se lé ba remitido lo que reclamaba, y espe­
ramos que esta vétí Üi'reciba. Se sirvió la nueva suscri-
cioii. Adelante!!! l-j .
Revellinos.—Sr. Don D. F .—Recibida su apreciable del 14.
En adelante no se diríja al 'Sr. G-iierrero, sino al Admi­
nistrador del Pensil de.Iberia, Sacramento 33. Se le si­
gue remitiendo el peri<Wico, y puede remitir el importe
cuando guate. Ko son I6s do todo el año pasado, sino
desde Mayo inolíisive los números quo so le pueden
mandar.
L a Serena.—Sr. Don G. G. T. Recibida su favorecida del 16
conloa 35 r.s. de sellos y la nueva suscricion que'queda
servida. El importe .|m'éde remitirlo como el suyo en se­
llos. Gracias por.sus recuerdos páralos amigos.
PUNTOS D É SUSCRICION.
3.Fabrcg£
de la .Vorónicn.-WAíicanté, 'D. Basilio' Planelles, D. Antonio
Pino.—Almería,’DíiDiogo Mayaral.-^Almeadralejo,‘D. Juan
Alvarez F ’ ijóo.—rádge^r^, p . y.í^entej García, D, Rafael de
Muro.—Almadem D. Frailesco juliat^.do ía Puer­
ta.—Meañiz, D. Felipe ib'anez.—Ántequera, D. Diego Galb^n.
■
___________ LÍ.j______ <j____________ I______ [■ ' ■•'_____
• B Ú I T Ó & 'B E S V O N S A B L E ,- ' '' '
. DON PEDRO LUIS CARNIAGO. ' . '
Cádiz; 1859.—Imprenta,de le-'B-bvista Médica, á cargo de don
Juan B. de Gaona. plaza dula Constitución, uúm. 11.