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3) Lo que origino este movimiento migratorio fue que los principales centros urbanos,
levantados en general en pocos años, no fueron capaces de proveer los servicios necesarios, a
las oleadas de masas provenientes de diferentes puntos, por lo que a su alrededor crecieron
cada vez más vastas y numerosas aglomeraciones de ranchos y casuchas de chapa y cartón, a
las que cada país les dio un nombre diverso: Favelas, villas miseria, callampas, etcétera.
4) este proceso de urbanización se dio de forma caótica a raíz de las transformaciones en curso
debido a la modernización económica iniciada bajo los regímenes oligárquicos.
La situación en países como Argentina, Chile y Uruguay, donde la población urbana superaba
el 30%-, y países como México, Perú, Brasil y Colombia, en los que la gran urbanización se
produciría después, y donde los habitantes de las ciudades no alcanzaban aún el 15%, dejaba
entre ver el desinterés del ámbito rural por la modernización, dado que la actividad productiva
dependía en gran medida del campo donde la mayor parte de la población continuaba
viviendo, motivo por el cual este proceso fue dándose muy lentamente.
Estos rasgos que asumieron la urbanización y las tensiones que atravesaban el mundo agrícola,
generaron que tanto en el campo como en la ciudad se crearan las condiciones para la
explosión de revueltas y conflictos espontáneos u organizados en América latina.
Apareciendo en escena movimientos campesinos promovidos por el APRA en Perú hasta
aquellos ahogados en sangre en El Salvador; desde los de México al grito de "Viva Cristo Rey",
a las primeras ligas campesinas brasileñas.
6) En una sociedad en la cual las jerarquías sociales tradicionales estaban a punto de estallar el
campo sería cada vez más un territorio de enfrentamientos y si esto sucedía en las zonas
rurales, donde imperaba el atraso, con mucha mayor razón sucedería en las ciudades, donde
crecían los adherentes a sindicatos de obreros y empleados, que intensificaron las
movilizaciones para obtener la jornada laboral de ocho horas junto a un sistema de previsión
social para casos de accidente o enfermedad, para lo cual confrontaban con una patronal poco
propensa a la negociación (y viceversa), que intentaba atribuir la responsabilidad de los
conflictos a la perniciosa influencia de agentes externos.
A partir de entonces, comenzaron las corrientes sindicales que en el futuro se disputarían el
espacio en frentes opuestos o en el seno de una misma confederación, destacándose
sindicatos:
clasistas, donde socialistas y comunistas minaron el declinante anarquismo,
convirtiendo en 1938 la Confederación de Trabajadores de América Latina en un frente
antifascista encabezado por el mexicano Vicente Lombardo Toledano.
católicos, no siempre con capacidad de penetrar a fondo en el mundo obrero, pero
aun asi influyentes por su capacidad para atraer consensos en torno a la invocación de
la doctrina social del Papa,