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Curso: LOS GRANDES MAESTROS DE LA HUMANIDAD

Primera parte: El linaje bíblico

1: Zoroastro, el culto a la pureza y el primer monoteismo


2: Moisés, la preponderancia de la Ley y el desarrollo de la cábala
3: Jesús, el énfasis en el humanismo y el amor
4: Mahoma, el respeto a la pluralidad de fe

Segunda parte: El linaje oriental

5: Krishna, la doctrina del deber y los ciclos avatáricos


6: Buda, el dominio de la mente
7: Lao-Tse, el camino místico y la transmutación alquímica
8: Confucio, el valor de la moralidad y la ética

Tercera parte: El linaje americano

9: Tonapa Virakocha, el ideal de justicia social


10: Quetzalcoatl, la doctrina del merecimiento

ZOROASTRO

Etimología del término

Zoroastro es el nombre que se da en Occidente al gran maestro de los iranios. El término es


traducción del griego Zōroastrēs, derivado del avéstico Zarathustra. Es una composición de los
términos Zarath, señor, y Ushtra, astro, venus, es decir, Señor de Venus.
Zoroastro predicó el culto a Ahura Mazdha, el buen espíritu. Por tal razón, el nombre propio
de su religión es mazdeísmo y sus practicantes son mazdeístas. El nombre de zoroastrianos
que se les aplica en Occidente es moderno; según el Diccionario Oxford, apareció en 1874 en
una obra de Archibald Sayce llamada Principios de filología comparada.
Los mazdedístas se llaman a sí mismo Mazdayasna (expresión compuesta con el nombre de
Mazdha y el término avéstico Yasna, devoción), que significa los devotos de Dios. En la
actualidad, también son conocidos como parsis, nombre que les aplicaron los hindúes debido a
su procedencia persa.
Afirma la investigadors Mary Boyce:
“El zoroastrismo es la más antigua de todas las religiones de credo reveladas, y ha tenido
probablemente más influencia, directa o indirectamente, que cualquier otro culto individual".

Biografía de Zoroastro

El historiador griego Eudoxio ubica a Zoroastro 6 milenios años antes de la muerte de


Platón, coincidiendo con Aristóteles y Plutarco, quienes lo ubican cinco mil años antes de la
guerra de Troya.
Hermipo, el traductor de los libros sagrados zoroastrianos al griego, lo acerca un milenio,
afirmando que vivió 4 mil años antes de la guerra de Troya.
Plinio sostiene que nació mil años antes que Moisés, en el siglo 23 antes de Cristo, en lo
cual coincide con Eusebio y San Agustín, quienes le suponen contemporáneo de Abraham.
Los zoroastrianos sostienen que su maestro nació a principios del primer milenio antes de
Cristo en Bactriana, antes conocida como Media Atopatena, hoy Adzerbaidyan.
Los historiadores modernos estiman que en realidad vivió entre los años 628 y 551 a.C.
Con todas estas fechas, comprendemos que el nombre de Zoroastro en realidad fue un
título dado a toda una serie de reformadores religiosos del Medio Oriente. En esta clase
estudiaremos al último de ellos.
Cuenta la leyenda que una chica adzerbaidyana de 15 años, quien era virgen, tuvo una
serie de sueños proféticos, en los cuales Vohu Mano, buen pensamiento de Dios, le anunció
que tendría un hijo y que este sería el “mensajero ante los hombres”. La chica parió en forma
inmaculada un varón al que le puso el nombre de Spitama
El pequeño Spitama reveló una sabiduría extraordinaria. A los 15 años se dedicó a la vida
religiosa, retirándose durante 7 años a una caverna, donde practico intensos ejercicios de
meditación que purificaron su cuerpo y su alma.
Entre los 30 y 40 años de edad tuvo siete apariciones de Vohu Mano, quien le nombró Su
mensajero. Después de estas visiones, viajó al actual Irán y comenzó a predicar una novedosa
doctrina religiosa, basada en la unidad divina, el abandono del culto popular a los ídolos, y la
búsqueda de la pureza interna y externa.
Sus enseñanzas provocaron fuertes reacciones por parte del clero oficial, debido a lo cual,
en 10 años de misión, sólo pudo convertir a una persona: su primo. Pero, poco a poco, su celo
y milagros se impusieron y comenzaron a atraerle adeptos. Finalmente, el propio rey de
Persia, llamado Vishtaspa, se convirtió al mazdeísmo, proclamando en adelante que esta sería
la religión oficial del imperio y enviando predicadores a todos sus confines.
Pero los sacerdotes del culto antiguo, viendo que sus intereses estaban en juego,
planificaron matar a Zoroastro. Su oportunidad llegó cuando murió el rey Vishtaspa. Se
encontraba el profeta meditando frente al fuego sagrado, cuando fue detenido, desollado y
muerto. Al morir, Zoroastro tenía 77 años.
Es de destacar que las inscripciones cuneiformes contemporáneas de Zoroastro que se han
descubierto, no lo mencionan, aludiendo únicamente a las creencias anteriores.

Libros sagrados

Zoroastro escribió un libro llamado Zend Avesta o comentarios sobre el conocimiento, el


cual se compone de 5 secciones:
1. Vendidad-Sadé, compendio de la ley mazdayánica, principalmente normas sociales e
higiénicas.
2. Iseschné, oraciones a Ahura Mazdha.
3. Vispred, una exposición de la cosmogonía zoroastriana.
4. Yesté Sadez, colección de fragmentos atribuidos al maestro.
5. Siroz, una colección de conjuros de carácter calendárico.
También incorporo al canon sagrado una antigua colección de cantos llamados Gathas, que
hasta su época sólo se habían transmitido en forma oral. En ellos sobreviven influencias del
primitivo culto ario. Su lenguaje es tan cercanos al del Rig Veda de la India, que los hindúes
pueden leerlos.
La versión que se conoce en la actualidad del Avesta fue producto del reordenamiento que
ordenó el rey Shapur II, quien vivió entre el 309 y el 379 después de Cristo, y de la versión
realidada por la dinastía Pahlavi en el siglo IX d.C. La copia más antigua que se conoce data de
1288; no contiene todo el Avesta, sino sólo una tercera parte de su extensión, ya que el resto
se perdió o fue escondido como resultado de la caída del imperio persa bajo las tropas
islámicas, en el año 651 después de Cristo.
En el Avesta, Zoroastro se proclama el mensajero de Ahura Mazda, quien lo comisionó para
anunciar al “Dios único y bondadoso, encarnación de la Luz, la Vida y la Verdad”. Entre sus
reformas se cuentan las siguientes:
- Condena el abuso que se hacía por su época del rito del Haoma (consumo de plantas
psicoactivas), predicado por un Zoroastro anterior.
- Afirma que Dios es inmortal y no necesita de la práctica de sacrificios sangrientos. A fin de
descontinuar el sacrificio tradicional del toro, proclama que las reses son sagradas debido a sus
innumerables beneficios.
- Sostiene que el fuego no es una deidad, sino un emblema de la luz interior y no debe
recibir adoración, sólo respeto como símbolo de Ahura Mazda.
Dos siglos después de la muerte de Zoroastro, la religión que él fundara se fusionó con los
cultos tradicionales, aceptando de una forma velada la adoración de los espíritus del fuego y el
agua. Estas reformas fueron recogidas en un conjunto de himnos llamados Yasht, los cuales se
añadieron al Avesta.

Doctrinas básicas
Se ha afirmado que el zoroastrianismo es la primera monoteísta de la Historia, y quizás
también la primera que definió una Biblia o canon sagrado. Sus doctrinas básicas son: la
unidad cósmica, la dualidad divina, la purificación del alma y la manifestación de los profetas.
Afirma el Avesta que el Universo salió de un principio eterno llamado Anu Sirvan, el
tiempo sin límites. Este proyectó dos energías llamadas Spenta Manyu, lo positivo, y Angra
Manyu, lo opuesto, las cuales adoptan los nombres divinos de Ahura Mazda, espíritu de
bondad, y Ahrimán, el enemigo. El primero también es conocido por su traducción al árabe,
Ormuz.
Mazda es descrito en el Avesta “el espíritu santísimo, creador de los mundos existentes,
el principio y el fin, el invisible, la única Verdad”. Su palabra recibe el nombre de Daena o Din,
que se puede traducir como ley, fe o religión. Es la Ley Eterna, una revelación que redime a la
humanidad y a toda la Naturaleza. Los Gāthā le atribuyen seis atributos llamados las Amesha
Spenta, bondades inmortales, los cuales son:
- Vohu Mano: verdad
- Asha Vahishta: rectitud
- Xshathra Varya: orden
- Spenta Armaiti: perfección
- Haurvatat: integridad
- Ameretat: inmortalidad.
El símbolo de Mazda es el fuego, que representa las fuerzas purificadoras. La adoración
consiste en una salutación al Sol al amanecer, lo cual hizo que los griegos considerasen a los
zoroastrianos como adoradores de este astro. Hasta hoy, los devotos rezan en las Casas del
Fuego frente a una llama perenne, pero aclaran que su devoción no es hacia la llama, sino
hacia Mazdha.
Por su parte, Ahriman es el principio del mal, representado por las tinieblas. No es una
personalidad, como el Satán de los cristianos, sino una fuerza opositora que permite a Mazdha
manifestación de las cosas. Las luchas entre ambas fuerzas son cíclicas y eternas, aunque el
bien siempre se impone al final, a través del ser humano.
Una de las secciones del Avesta llamada Boundehesch explica que la primera pareja
humana fue creada con perfección, pero sufrió una tentación y cayó en el pecado. Afirma:
“El demonio que habla la mentira, lleno de atrevimiento, se presentó por segunda vez
ante los hombres y les trajo frutos para que comieran. Por esto, de las cien ventajas que
antes tenían, sólo les quedó una.”
El zoroastrismo niega la predestinación. Somos libres de nacimiento, y nuestra libertad
se manifiesta en la responsabilidad. Así lo dice uno de los Gatha:
“Los hombres mentirosos serán desgraciados; los verídicos serán salvos. Escoged: los
que sigen a Ahriman se preparan para una suerte infeliz, los que siguen a Mazda, el santo
y verdadero, deben honrarle por medio de la verdad y de acciones santas. ¡Oh, Mazda!
Cuando perece la virtud, tú acudes en socorro. Le das al hombre piadoso el reino de la
tierra, y castigas al impío. Procuremos merecer esa vida feliz por medio de continuos
esfuerzos. Practiquemos las palabras que vienen de la boca de Mazda, dichos que son
mortales para los mentirosos, pero favorables al hombre sincero. Es en estos dichos
donde debéis buscar la salvación.”
Esta religión afirma que la tendencia al bien es innata en el ser humano, y que para seguir
la ley de Mazdha, basta con reconocer nuestra verdadera naturaleza. Su ideal de la moralidad
se define en el siguiente texto: Humata hukhta hvarshta, “tener buenos pensamientos, buenas
palabras y buenos actos”. Otros principios de gran importancia son:
- Ser higiénicos y comer cosas puras.
- Trabajar duramente.
- Reconocer la igualdad de todos los seres humanos, independientemente de su género,
raza o religión.
- Respetar a todas las formas de vida.
- Rechazar la opresión, la crueldad y el sacrificio de animales.
- Reconocer a la naturaleza como un ser vivo y honrarla mediante el respeto y festividades.
- Practicar la caridad.
- Ser leales a la familia, la comunidad y el país.
Al final de la vida, se afirma que las almas tienen que pasar por un puente, donde sus
pensamientos, palabras y actos son evaluados. Pero este juicio no es final, pues, al final de los
tiempos, llegará el Reino de Mazdha, cuando el mal sea finalmente eliminado del Universo, y
todas las almas serán reunidas y redimidas. Un investigador describe así esta doctrina:
“En el mazdeismo, la promesa de la venida del reino de dios es idéntica al cristianismo y al
judaísmo, aunque con términos y expresiones diferentes. Aquí, la promesa del reino es tan
esencial que, en realidad, toda la religión esta basada en esto… Los mazdeistas creen que
Ahriman, la fuerza del mal, seguirá en poder y luchara contra el bien sin ser derrotado, hasta
que llegue el Día Señalado” (R. Mehrabkhani, El Esplendor del Día Prometido)
A fin de preparar las condiciones para establecer su Reino, Mazdha diseñó el plan de las
manifestaciones divinas o los Zoroastros. Los zoroastrianos reconocen seis profetas
históricos, más uno que está por venir e innumerables más en el tiempo futuro. Todos
reciben el título colectivo de Saochiant, salvador o liberador.
El primero de ellos se llamó Gayomarth, el primer creyente. Él fue quien predicó la filosofía
de Anu Zirwan, el tiempo sin límites. Su religión, el zurvanismo, llegó a ser oficial en la corte
de los medas y permaneció hasta la Edad Media.
Posteriormente apareció Hom, cuyo nombre significa unidad, quien introdujo la doctrina
dualista de Ahura Mazda y Ahriman. Una variante de esta fe fue predicada por Manes en el
siglo III después de Cristo, dando origen al maniqueísmo, religión en la que se fundieron el
Avesta y los Evangelios cristianos. El maniqueísmo perduró hasta la época del Renacimiento a
través de los Cátaros y los Albigenses, y llegó a ser la religión dominante en Francia durante el
siglo XIII.
Le siguió Haoma, cuyo nombre es el de una planta psicoactiva empleada en los rituales de
la India. Este profeta creó una doctrina llamada Magismo, a la cual pertenecieron algunos
personajes de la Biblia, como Daniel y los reyes magos. Es posible que haya quedado recogido
en la Biblia, en la leyenda de Melquisedec, el rey de Persia que inició al profeta Abraham. El
magismo fue la religión predominante del Irán hasta que los reyes medopersas Ciro II y
Cambises II redujeron su influencia en el siglo VI antes de Cristo. Pero en el 522, los magos
impusieron a un emperador llamado Gautama, quien usurpó la personalidad del hijo mejor de
Ciro, Smerdis, y reinó durante 7 meses. Al ser destronado este usurpador, los magos partieron
al exilio, aunque todavía eran una secta importante en la época del nacimiento de Jesús.
El cuarto Zoroastro fue Azonach, quien importó de la India el culto a Mitra - la
personificación del poder divino - y creó la ceremonia del sacrificio del toro. Este culto se
desarrolló con fuerza propia a través de las tropas persas, primero, y luego de las romanas,
llegando a ser la religión más popular del imperio romano. Fueron mitraístas generales como
Pompeyo e intelectuales como San Agustín. Cuando triunfó el cristianismo, el mitraísmo se
transformó en un culto esotérico, sobreviviendo hasta la actualidad en algunas órdenes
iniciáticas de Europa y el Medio Oriente.
El quinto fue Spitama Zorastro, el maestro de la purificación y la renovación de la fe cuya
biografía acabamos de estudiar.
El sexto fue Jesús. Al respecto, escribe Gayle Woolson:
“Las profecías de la religión zoroastriana anunciaron que, después de mil años (del
nacimiento de Spitama) aparecería un salvador… Es notable que predijo el nacimiento de un
Rey de los Judíos en un pesebre. Los reyes magos que siguieron la estrella hasta Belén, eran
zoroastrianos, los primeros en reconocer a Jesús” (Sinfonía Divina).
El futuro Zoroastro recibe los títulos de Soshio, el mensajero, Peshotan, el esperado, y Shah
Bahram, el señor prometido.
El texto Dehesh 47 asegura que este señor “nacerá de una virgen al fin de los tiempos, para
librar la batalla final contra Ahriman. En ese momento ocurrirá la resurrección de las almas, el
el juicio definitivo y la renovación de la tierra.”
El texto Bundehesh, por su parte, sostiene que esta aparición estará precedida de dos
profetas anunciadores.
Por su parte, el libro de Nork II.146 afirma: “Cuando el mundo esté a punto de sucumbir,
degenerado y corrompido, bajo el poderío de Ahriman, aparecerá Sosioh, el Salvador de la
Humanidad, quien, seguido de resplandeciente hueste de ángeles buenos, cabalgará son un
caballo blanco como la leche.”
La creencia en una pluralidad de mesías y en la revelación progresiva de la verdad divina,
ha hecho que los zoroastrianos sean hasta la actualidad un grupo sumamente adaptable y
vital, capaz de hacer asimilar las presiones de otras religiones que les rodean, como el Islam,
el budismo y el hinduismo, sin perder su identidad propia.
Historia del zoroastrismo

Zoroastro predicó en la zona del actual Irán. Después de su muerte, sus enseñanzas se
transformaron en la religión oficial de los imperios Aqueménida y Sasánida, extendiéndose
hasta Mongolia en el Oriente, e Irlanda y España en el occidente. De hecho, la religión
zoroastriana es la que más territorio ha cubierto, y la que más membresía llegó a incluir en su
momento.
Tal difusión se debió en gran medida a las conquistas persas, pero, también, a los valores
intrínsecos de esta fe, que representó un gran salto de orden con respecto a las creencias
precedentes.
A través de la Ruta de la Seda, el zoroastrismo penetró en China, donde gozó de status
oficial y se mantuvo hasta el año 1130. Su influencia fue particularmente notable en el
budismo chino, sobre todo en el símbolo de Adi Buda y la Luz primordial.
En su país natal, el zoroastrismo duró hasta el año 651 después de Cristo, cuando la
dinastía persa de los sasánidas fue derrotada por los árabes. Sin embargo, la influencia de esta
fe se nota incluso en el Sagrado Corán, donde Mahoma afirma:
“Es lo mismo un sabeo (zoroastriano), que un cristiano, que un seguidor del Corán. A todos
ellos les hemos dado un libro, y a todos los mediremos según sus acciones”.
Debido a ello, la religión persa nunca fue prohibida por los islámicos; de hecho, en la
actualidad sobreviven grupos avésticos en Palestina, el Éufrates, algunas zonas remotas de
Irán y Afganistán, en la isla de Ormuz en el Golfo Pérsico, y en la región de Bombay, en India.
La población total de zoroastrianos del mundo se calcula en 2 millones, y reciben apoyo
institucional en Irán e Irak. Por influencia del Islam, el mazdeísmo actual ha perdido los
elementos politeístas que le habían contaminado y ha retornado al monoteísmo de Zoroastro.
A pesar de que no es una religión proselitista, se han fundado diversas agrupaciones
zoroastrianas en todo el mundo, en particular por el apoyo que gozaron del régimen nacional
socialista de Alemania.
El zoroastrismo actual se ha dividido en dos grupos: los tradicionalistas, contrarios a
incorporar a extranjeros en la fe, son liderados por el alto clero de Mombai, en la India. Estos
conservan costumbres prehistóricas, tales como la exposición de los cadáveres en las Torres
del Silencio y el culto del fuego.
Por su parte, los jóvenes reformadores quieren eliminar estas costumbres, acentuar el
carácter filosófico de la fe, y también una gran expectativa sobre al inminente retorno del
profeta.
Pero la verdadera supervivencia del zoroastrismo no consiste en los grupos que aún se
guían por el Avesta, sino en la penetración de las principales ideas de esta fe en otras, tales
como el judaísmo, el cristianismo y el Islam. A las enseñanzas de Zoroastro se deben
creencias tan comunes para los occidentales como
- la existencia en un dios bueno y otro malo,
- la tentación y caída de los primeros padres
- la lucha de los ángeles y los demonios,
- la resurrección de los muertos y el juicio final,
- el reino de Dios,
- los símbolos del dragón, el caballo blanco, el guerrero de la espada, etcétera.
Por otra parte, debido a su surgimiento geográfico e histórico, el zoroastrianismo también
sirvió de puente para las ideas védicas (la religión de la India antigua). Algunos de los
elementos que adoptó de los textos hindúes son:
- la concepción cíclica del fenómeno mesiánico, pues los avatares de Zoroastro son
prácticamente copia de los avatares de Vishnu.
- el culto al mesías bajo el título de Mitra, que es transposición del dios ario de la guerra,
Mithra, quien prometió regresar en el futuro como Maitreya.
- la incorporación del dios negativo del panteón hindú, llamado Ashura, que en Persia se
transforma en el dios bueno Ahura.
- la conversión de los Diwa o ángeles hindúes en los Diw o demonios persas.
Por todo lo anterior, podemos decir que el zoroastrismo posee una importancia única en la
historia de las religiones del Viejo Mundo, sirviendo de enlace entre Oriente y Occidente.
 Zoroastrianismo, la Religión de la Humanidad Restaurada
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[editar] Organizaciones zoroastristas
 Zoroastrian and Vedic connections
 Avesta.org
 http://dmoz.org/Society/Religion_and_Spirituality/Zoroastrianism/
 Adherents.com: Zoroastrianism
 Zarathustralaisuus-kulttuurit keskuudessamme
 UNESCO Parsi Zoroastrian Project
 Parsiana (en inglés)

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