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Al mirar la película el silencio de los inocentes se me vino una línea más clara,

más visible de acontecimientos actuales de nuestro país y del mundo, la violencia


de género.

Es imposible dejar de notar el acoso a la que nuestra joven protagonista fue


sometida desde la primera escena, la mirada de sus compañeros mientras corre, es
el inicio de esta línea definida que se va intensificando y subiendo de nivel, así,
Claríse no sólo sufre acoso de sus compañeros, también puede considerarse acoso
el ser ofrecida como carnada a un terrible asesino por parte de su jefe, sufre acoso
cuando un grupo de policías la miran entre lasciva y reprobatoriamente o cuando su
jefe nuevamente utiliza su condición femenina para deshacerse de un molesto jefe
de policía. Y que decir cuando Hannibal Lecter el psiquiatra caníbal invade su mente
para manipularla, cuando regresando con su jefe no la escucha en sus
descubrimientos la devalúa, la expone a Buffalo Bill otro asesino serial y finalmente
la excluye de lo que él piensa va a ser un arresto exitoso.

Todos estos hechos conforman una cadena de violencia de género producto


de su condición femenina, lo único que va cambiando es la intensidad y el nivel de
peligro que implica. La protagonista es el prototipo de la joven mujer exitosa,
inteligente, arriesgada y competitiva qué puede ser víctima no sólo del acoso sino
también del feminicidio, fenómeno tristemente repetitivo en nuestro país.

Es tal vez por esto que esta línea resaltó desde la primera escena de la
película y quizás lo que más debemos reflexionar, porque esta película se estrenó
en 1991 hace casi 30 años y no podemos decir que la situación haya cambiado
mucho, es por esto que las voces femeninas se escuchan ahora fuertes y claras.

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