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Garrido el tempestista
Estos relatos están dedicados a Ah Puch el Descarnado, Ixtab Señora de los Ahorcados,
Mictlantecuhtli y Mictecacihuatl los oscuros Señores del Mictlan, a mi Santa Muerte
guardiana y reina del Cementerio, a Baphomet la Madre Oscura, Satán y Vindex Señor de la
Guerra, a Vala la súcubo y al espíritu de Marinetti cuya novela Mafarka el Futurista fue una
gran inspiración para la epopeya de Garrido.
Aquí viene Garrido el tempestista, mache- recorriendo su cuerpo, aquel temido ser
te en mano lidera una horda de barbaros entre los mayas como entre los españoles,
furiosos contra sus enemigos. con su cadavérica mano toco la cabeza de
Emboscan a los trabajadores de una cons- Garrido y sangre negra broto de sus dedos
tructora, los acribillan mientras están en cubriendo la cabeza del asustado indígena.
su descanso, elementos del ejército dispa- -Tienes mi bendición, tu cuerpo será re-
ran de regreso pero ellos son más y tienen sistente a las balas, tendrás una fuerza más
mejores armas, después de la masacre los grande que la del humano promedio y tu
hombres de Garrido descabezan a los ca- ira, entraras en trances de furia que te te-
dáveres y colocan sus cabezas sobre picas. merán aliados como enemigos por igual.
Señales de advertencia para aquellos que Con estos regalos que te doy ve y haz la
quieran destruir los recursos naturales de guerra contra el dios del desierto. —el os-
la región en nombre de las corporaciones. curo dios desapareció en una nube negra
Adopto el nombre de Tomas Garrido de la cual se desprendieron murciélagos,
como aquel revolucionario Tomas Garri- búhos y ciempiés.
do Canabal quien fuera gobernador de Se tenía que ser precavidos con los dones
Tabasco, pero a diferencia de aquel otro otorgados por el dios de la muerte, ya que
Garrido, este era pagano en lugar de ateo. todo regalo también puede ser una maldi-
Desde hace cinco años emprendió una ción, una carga para su portador.
guerra contra el Estado Burgués, agarro su Garrido le comenzaron a llamar la Tor-
machete y mato al alcalde de su pueblo menta, emboscaba camiones de carga,
natal, escapando de las autoridades se re- bancos, el dinero y las cosas que robaba
fugio en las selvas donde pronto comenzó las repartía entre los pobres, una vez uno
a formar pandillas, tener seguidores entre de sus hombres quiso quedarse con el di-
los indígenas, convirtiéndose en un hom- nero y Garrido le decapito como ejemplo.
bre peligroso para el Estado. Era un hombre instruido, leía todo lo que
Alto, musculoso, de piel morena, ojos os- caía en sus manos, leyó a los Flores Magon
curos y rostro hosco, indígena de pura cepa y leyó a Bakunin, leyó también sobre el
que trabajaba en el campo, era un hombre Juche y a Spengler pero entre lo que más
más corpulento y alto que el indio prome- le causo impacto fue el Manifiesto Tem-
dio (aproximadamente uno noventa), una pestista que encontró en la red y que era
noche tuvo una visión en la que el Señor parte de una red de terroristas que desde
de los Muertos Ah Puch en la que le daba hace tiempo se ocultaban en las sombras
el mandato de restaurar la antigua religión, causando el caos a través del arte y cuida-
hacer la guerra contra los que explotaban dosos actos de violencia contra el Estado.
su tierra. El oscuro dios con rostro de cala- Entonces tomo el sobre nombre del Tem-
vera, ataviado de piel putrefacta y ciempiés pestista y obligo a sus hombres a llamarlo
de esa forma, nombre con el que fue cono- para tener hijos que continúen la lucha.
cido más ta el Kaiser aquel líder terrorista Sentía la necesidad de tener un heredero
jefe de la Tribu del Sol Negro quien era un pero para eso necesitaba a la hembra ade-
caudillo en el Norte, este le proporciono cuada.
armas de alto poder y manuales de magia Se enamoró de un joven surfista, un turista
de combate para sus hombres. americano al que tomaron de rehén junto
Eran todos parte de una red conocida con otros para exigir al gobierno de Quin-
como la Aristocracia conformada por los tana Roo que deje de vender las tierras
mejores guerreros contra el mundo mo- a compañías extranjeras que destruían la
derno: anarquistas, magos del caos, futuris- naturaleza para construir sus departamen-
tas, motociclistas, monjes budistas, chama- tos. Garrido y el surfista mantuvieron una
nes tengristas y asesinos en serie. relación y este se unió a su lucha.
Garrido el Tempestista impuso estrictas le- Hasta que fue acribillado en un ataque del
yes en su grupo, se prohibió el consumo ejercito, fue la única que vez que Garrido
de drogas, el alcohol estaba limitado, se derramo una lagrima por su amado.
prohibió la entrada de mujeres, la disci- Una noche de luna llena Garrido reunió a
plina militar era esencial, se meditaba en sus hombres.
las mañanas y en las tardes, se honraba a Entre ellos se encontraba Nacho su sobri-
los dioses todos los días. Tenía un ejército no, el maestro de la Quimbanda Gran Ze
de veinte mil hombres, la mayoría de ori- un fornido y silencioso brasileño de cerca
gen maya pero también había mercenarios de cincuenta años y Van Krueger el pisto-
de otros países y otras regiones del país lero Boer, un mercenario que se unió a la
que atraídos por su personalidad se fueron gesta de Garrido por acción y aventura, un
uniendo. rechazado por los suyos por su crueldad
Con el paso del tiempo en su vida de gue- en la batalla y sus inclinaciones hacia un
rrillero se puso diferentes tatuajes, en la paganismo oscuro que era repudiada por
espalda tenía a su patrón Ah Puch pero su gente más afín al calvinismo, por lo que
también se tatuó diversos símbolos mági- entre su gente se ganó el apodo del Boer
cos, alquímicos, incluido un Sol Negro en Oscuro era abstemio y sentía un desprecio
el hombro. por las mujeres, era el mejor tirador de su
Tenía ya una reputación de ladrón, asesi- ejército, un general de confianza.
no, criminal despiadado y era temido por Garrido señalo una parte del mapa.
policías, narcos y el gobierno por igual. La Ciudad de Oro en Tabasco, más que
Porque aquellos a los que Garrido captu- una ciudad un municipio donde la gente
raba con vida los sacrificaba a los Señores de clase alta vivía, de todo el estado era
del Xibalba. el municipio más seguro y es que contaba
Las selvas de Tabasco se vieron ataviadas con un mini ejercito privado conformado
con cuerpos colgados sin cabezas ni cora- por policías, seguridad privada, todo lo que
zón, una actriz de telenovelas fue encon- el resto del pueblo no contaba.
trada sin cabeza y con el pecho abierto, Ciudad de Oro era conocido por su opu-
estaba colgada de cabeza de un árbol lo lencia, sus campos de golf, sus vecindarios
que causo un escándalo a nivel nacional. del más alto lujo, sus malls, ahí viva la elite
En cuanto a sus preferencias Garrido no le del estado y es donde Garrido pensó to-
interesaba mucho las mujeres, las encon- mar.
traba bellas en algunos casos pero se incli- -Vamos a arrebatarles todo, vamos a con-
naba más por los hombres, al sexo feme- vertir a Ciudad de Oro en la capital de mi
nino los veía como un vehículo necesario imperio.
Pronuncio un discurso ante sus hombres se movían en el interior, por momentos
donde proclamaba la toma de la ciudad, el parecían que las figuras se movían en sus
primer punto desde donde comenzaría la expresiones, se elevaban y Garrido com-
conquista de Tabasco, matarían a los hom- prendió que no eran meras representacio-
bres y tomarían a las mujeres. nes sino espíritus vivos, poderosos, guar-
Habiendo pronunciado esto sus hombres dianes protegiendo aquella choza.
alzaron sus armas y machetes dispuestos a Su sobrino se sintió intimidado pero Ga-
tomar la tierra que les pertenecía. rrido se encontraba en calma escuchando
¡Viva Garrido el tempestista! al anciano brujo.
¡Viva la Muerte! -Los espíritus me dijeron que serás rey
¡Muera el clero y la burguesía! pero habrá mucha sangre, después de tu
victoria la guerra continuara.
Acompañado de su sobrino, Garrido visito Tomo un trago de su vaso.
al brujo Chable. -Garrido no confíes en los anglos.
El anciano vivía aislado de su municipio, Las sombras se conjugaron, una tras otra
la iglesia evangélica local lo odiaba pero le formaban un circulo sobre el techo, como
temía y por eso el predicador no incitaba a un ojo que le observaba.
los feligreses a atacarlo. Porque quienes vi- Miro su vaso, el alcohol cobraba la forma
vían en ese municipio sabían lo poderoso de un mar dorado, las aguas limpias y pu-
y cruel que podía ser el viejo. ras de la Ciudad de Oro que serían suyas.
Garrido entro a su choza donde encontró -El hastió puede llevarte a tu caída, ten
al brujo sobre el suelo de tierra rezando cuidado.
sus oraciones a Pomba Gira y Exus, el viejo -¿Algo más viejo?
no se dio la vuelta pero le saludo con un El brujo callo, cerró los ojos, estaba con-
susurro, la voz del anciano era débil, áspe- centrado, miro las figuras de Pomba Gira
ra, como el ruido de los grillos en la noche. y de Exus, sus sombras parecían estar en
-¿Vas a invadir la Ciudad de Oro? un tango. Vio una sombra tomar la forma
-Sí, lo hare—no le pregunto cómo lo supo, de un guerrero victorioso y otras sombras
el anciano tenía sus propios métodos de tomar las formas de los esclavos. Afuera se
adivinación, Chable se dio la vuelta, era escucharon los murmullos de los grillos, el
un hombre casi esquelético con una lar- viejo pareció sonreír.
ga barba blanca, les invito a pasar y tomar -Ve y conquista Garrido todos los excesos
asiento. te estarán permitido, los espíritus están a
Con sus manos temblorosas sirvió tres tu lado. Al final de tu victoria has unos
tragos de whisky, Nacho trato de ayudarlo sacrificios para los dioses de la muerte y la
pero el anciano le advirtió que no lo hicie- guerra, para los espíritus que acompañaron
ra, el solo podía. a tus hombres. —dijo y señalo a las figuras.
-¿Tendré éxito en mi campaña? El brujo le otorgo su bendición y Garri-
-No es necesario que preguntes eso, ya lo do al lado de su sobrino se retiraron de
sabes. la choza. Regresaron al campamento para
-Lo tendré—dijo seguro de sí mismo y dormir bien porque mañana tomarían la
Chable asintió. ciudad, en el camino Garrido pensaba en
-Los espíritus han hablado—dijo, las ve- las palabras del anciano.
las iluminaban el interior de la choza y las
figuras que representaban a Pompa Gira y
Exus tenían unas sombras que incremen- -Guerrero del Sol Negro
taban con el fuego de las velas encendidas,
La Realidad es unaIlusión
—¡¿Señorita Alice?!— exclamó fuertemen- razones de la gente feliz o de la gente que
te el profesor Cooper. sabe que quiere en su vida. Esa emoción
—Eh, ¡¿Sí?!— respondo sin saber que es lo de sentirme viva y libre, pero al contra-
que está pasando. rio, siento que estoy atrapada en una jaula,
—Señorita Alice, ésta es la última adver- una jaula que no puedo ver pero sé que
tencia, si no quiere estar en mi clase sién- está ahí.
tese libre de irse. No quiero volverla a ver
distraída viendo la ventana.— responde el Cada que terminan las clases nos reu-
profesor Cooper tras mi actitud despista- nimos en la cafetería de la escuela y nos
da. ponemos a pasar el rato mientras se nos
—Discúlpela profesor, está pensando en ocurre que hacer. Tengo de los mejores
su novio otra vez— menciona uno de los amigos que se pueden tener y un novio
alumnos mientras todos se ríen del co- espectacular, Lewis, el amor de mi vida.
mentario.
Sólo me encojo de hombros avergonzada —Hey Lewis, ¿listo para el partido del fin
del momento. de semana?— pregunta divertidamente
Suena la campana y el profesor cierra la Ron, uno de los amigos de mi novio.
clase. Estos días han sido muy cansados. —Los venceremos como todas las veces.
Tuve que estudiar para cuatro exámenes Simpre cambian sus estrategias pero al fi-
de los más difíciles de mi vida, no creo nal no sirven— conteste de manera fan-
aguantar más para los otros tres que vie- farrona y burlesca haciendo divertido el
nen. ambiente.
—Hola amor— exclamo mientras rápida-
—¡Alice!, ¿Vienes?— grita Rebecca, mi me- mente le doy un beso a Lewis y con mis
jor amiga. brazos rodeo su cuello.
—Si, en un rato voy— —Alice, veo que ya no andas distraída
pensando en mi— menciona con un tono
A veces pienso que mis padres exageran burlesco.
en mi educación. Estudio en el Jackson —¿Cómo?, ¡¿Quién abrió la boca?!— ex-
College, una de las mejores escuelas de la clamo sorprendida mientras todos se ríen.
ciudad. Tenemos de todo tipo de clubes —Vamos amiga, no tienes de que aver-
deportivos y de arte. Mi familia es de cla- gonzarte— me responde Rebecca de for-
se media alta así que mis padres quieren ma linda y juguetona.
invertir en mí lo más que se pueda para
seguir el legado de la familia Brown. Empezamos a platicar todos, contando
chistes, anécdotas y cualquier cosa que nos
Aún con todo lo que tengo siento un va- quite la mala sensación de los exámenes.
cío, me falta esa chispa que inunda los co-
—Oigan, ¿irán a la fiesta de Billy en su casa Después de agradecer al ayudante fui rá-
esta noche?, se pondrá de lujo, habrá mu- pidamente hacia el parque a encontrarme
cha bebida y muchas linduras— comenta con ese niño que me había robado la car-
Ron entusiasmado. tera.
—¡Cláro!, hay que ir— contesta Rebecca
compartiendo el entusiasmo de Ron. Al llegar al parque encontré al niño co-
—No lo sé, tengo que estudiar para los lumpiándose en un columpio todo viejo y
próximos exámenes— respondo de forma oxidado, me sorprende que siga sin rom-
triste ya que me perdería de una diversión perse. El parque estaba sólo, no había na-
que ya me hace falta. die más que el niño.
—Hay no amiga, esta vez no se vas a zafar,
vamos Lewis, convéncela— —Oye disculpa, ¿tu tienes mi cartera?—
—Vamos amor, solo será un rato— se diri- pregunte al niño luego de acercarme len-
ge a mi tomándome la cintura y haciendo tamente hacia él, que estaba de espaldas
una sonrisa que sabe que no me puedo en el columpio.
resistir.
—Okey, iré— El niño dejó de columpiarse y bajo del jue-
go, volteó y me miró a los ojos. Tenía los
Rebecca celebra con todos mi respuesta y ojos más azules que hubiera visto en mi
nos ponemos en marcha hacia la zona de vida, un azul que parecía que tuviera una
autobuses para irnos a nuestras casas. luz espectral que los iluminaba. Estaba ves-
tido de forma muy extraña para un niño
Mientras caminábamos por la calle hacia de su edad, me recordaba a los niños an-
los camiones recordé que había dejado mi tiguos del Londres del siglo IXX que había
cartera en la cafetería, así que regresé por visto en la clase de historia, incluso tenía
ella despidiéndome de Rebecca y de Lewis. una boina gris de abuelito.
—¿Estás bien? Mi nombre es Gwen— dijo —Vaya que sabes como tratar con la no-
la chica con una expresión asustada pero bleza del lugar. La Alice que conocí hizo lo
tratando de mostrar aunque sea un poco mismo, ¿Qué tienen las Alice de especial
de alegría y confianza. para estar frente a las reinas?—
—Hola, soy Alice, ¿sabes que esta pasando
o que es este lugar?— pregunté tratando Volteé rápidamente y vi a extraño niño del
de obtener ciertas respuestas. parque sentado en el suelo jugando con
—No sabemos muy bien qué es este lugar, un balero.
pero nos mantienen aquí porque somos
vírgenes. Hombres vienen por alguna de —¡¿Eres tú?!, pero, ¡¿Qué haces aquí?!—
nosotras, se la llevan y no volvemos a verlapregunté sorprendida, también con cierta
jamás— menciona Gwen. emoción de satisfacción, ya que aunque
realmente no sé quien sea ese niño, es al-
En ese momento entran unos hombres y guien que conozco y me hace sentir tran-
me toman por la fuerza llevándome a otra quila.
habitación en donde me esperan otras tres
personas. Dos hombres delgados bien ves- —Yo estoy donde quiera, cuando quiera,
tidos y una señora mayor vestida de blan- creo que ya deberías saberlo Alice— decía
co con un pin del lado izquierdo de su mientras mostraba una cara de concentra-
saco en forma de naipe, no logré distinguir ción en sus tiros con el balero.
bien que contenía el pin, pero parecía una
No lograba entender nada de lo que decía
el niño realmente, pero desde el inicio él —Lo diferente no es ni bueno ni malo,
fue así. simplemente no es lo mismo. Para ti es
malo, porque sufrirás, pero para los hom-
—¿Qué es eso de Reina?— pregunté al bres que vienen, éste lugar es un paraíso,
niño, que al parecer, el sabía más de éste ¿Cómo definir si algo es bueno o malo
lugar que los demás. cuando unos ven horror en cierta cosa y
otros una belleza en la misma?— respon-
—La dama de blanco, es la Reina de Co- de el niño mientras dejaba su balero en el
razones. Dirige el lugar al cual tienes el suelo y se dirigía conmigo en la cama.
honor de estar. Vienen hombres y se lle-
van chicas, lo normal— responde el niño No comprendía del todo lo que decía el
mientras jugaba con el balero sin cruzar niño, aunque empezaba a ver que el niño
miradas conmigo. intentaba ayudarme de algún modo que
no podía entender.
—¿Honor de estar aquí?, ¡es horrible estar
aquí, sólo un montón de locos quisieran —¿tú vienes y vas a donde quieras porque
estar en un lugar como éste!— respondo puedes verdad?— pregunto al niño mien-
a tal insinuación del niño que seguía muy tras éste usaba la cama de brincolin.
calmado.
—¡Exacto!— responde el niño.
—Te equivocas Alice, si estuvieran locos —¿Puede mostrarme el camino para salir
no estarían aquí, están aquí porque usan la de aquí?— pregunto al niño con la espe-
cabeza, como tú Alice—responde rápida- ranza de que me muestre como escapar
mente después de que hice mi comentario. del lugar.
—Eso depende hacia donde quieras ir—
—¿No te entiendo niño?, ¿Qué me estás dice el niño.
diciendo?— pregunto al niño. —No importa mucho, mientras sea lejos
de aquí— respondo al niño.
—“Busca y encontrarás”, dicen, pero lo que —Entonces tampoco importa mucho el
no dicen es qué encontrarás. ¿Tú tenías camino que tomes. Al final los caminos
un vacío en tu interior, no es así Alice?, llegan siempre alguna parte, pueden ser
buscabas algo que llenara ese hueco en tu diferentes, pero al final son lo mismo.—
interior que aún con lo que te daban tus menciona el niño.
padres no podías llenar. Toda aventura ne-
cesita un primer paso.— responde el niño. —No lo entiendo, ¿acaso quieres volverme
loca?— respondo al niño tratando de que
No comprendo a lo que el niño se refería, me de una respuesta clara por primera vez.
pero si la sensación que empecé a sentir
en estos últimos días. Esa sensación de es- El niño deja de brincar y se sienta junto a
tar atrapada en una prisión en donde no mí, con una sonrisa que emanaba tranqui-
podía ver las rejas que me estaban ence- lidad.
rrando.
—Si estuvieras loca no estarías aquí en es-
—Aún así créeme, esta no es para nada tos momentos— responde el niño mirán-
una aventura, es muy diferente a lo que es dome con una sonrisa.
una aventura— contesto al niño.
—¡¿Qué?!—respondí. alrededor. Tardó mucho en comprender
que el mundo que le rodeaba era sola-
—¿Quieres encontrar un camino para salir mente extensión de su ser.— menciona el
de aquí? Solo unos pocos encuentran el niño mientras se bajaba de la cama.
camino, algunos no lo reconocen cuando
lo encuentran, otros ni siquiera quieren —¿Qué quieres decir?, ¿Qué todo esto es
buscarlo.— menciona el niño mientras creación mía?— pregunto al niño retándo-
que de su bolsillo saca un espejo muy an- lo por una respuesta.
tiguo, de estilo victoriano, los había cono-
cido en una ida de la escuela a un museo El niño me dio una sonrisa y empezó a
de la ciudad. caminar hacia el rincón de la habitación,
recogiendo su balero en el proceso.
El niño me da el espejo y me comienzo a
ver en él. —La realidad es una ilusión que tú creas,
sólo es real cuando tú quieras que así
—Un reflejo a veces muestra más de la sea.— responde el niño.
realidad que el objeto que imita.— men-
ciona el niño mientras me miro en el es- —Es estúpido, ¡¿Cómo va ser esto una ilu-
pejo. sión, que no lo ves, es tan real como tú
y yo?!— respondo al niño con desespera-
—Enserio niño, no entiendo a donde ción a sus locuras sin sentido.
quieres llegar.— respondo en tono de sú-
plica para que me explique qué quiere de- —¿Estás segura?— menciona el niño
cirme. mientras me mira y sonríe mostrando su
dentadura blanca.
—¿Quieres un camino?, tú eres el camino —Cree lo que quieras Alice, al final tú creas
Alice. Si estuvieras loca no estarías aquí, que quieres para ti. Yo ya te di la salida, sólo
porque la locura es la libertad de la reali- falta de que creas en la salida— responde
dad. La realidad es una ilusión de aquellos el niño mientras camina de reversa hacia
que te convencieron que esto es real, y tu el rincón oscuro de la habitación.
los obedeces.— responde el niño. —Espera, ¿A dónde vas?— me paro de la
cama queriendo que no se vaya.
—Entonces, ¿esto no es real?— pregunto —No estaré muy lejos, nos vemos Alice,
al niño un tanto consternada y confusa. recuerda, la realidad es una ilusión— res-
ponde el niño mientras desaparecía en el
—Eso depende de ti Alice. Tú estás aquí rincón de la habitación, solamente se veía
porque así lo quieres, o porque ellos te su sonrisa blanca flotando en la oscuridad
convencieron de que así lo querías.— res- hasta que desapareció también.
ponde el niño.
En ese momento unos hombres entraron
—Claro que no, ¿Cómo voy a querer estar a mi habitación y me arrastraron hacia
en un lugar en donde me violarán hasta la afuera. Me llevaron hacia la bodega donde
muerte?— respondo al niño. había pasado y vi a la chica siendo violada.
—Sigues pensando con la cabeza Alice. Estaban varias personas sentadas, personas
Eres igual que la Alice que conocí. Ilusa, de traje, unos muy mayores, otros obesos
inocente, ignorante de lo que estaba a su y asquerosos, otros tenían un gorrito blan-
co en sus cabezas que no se las cubrían señor— menciona el presentador mientras
por completo. Todos parecían gente de felicitaba al ganador de la puja.
mucho dinero. Atrás de ellos habían hom-
bres armados, también vestidos de traje y En ese momento entre en sí, vi en el publi-
smoking. Chicas vestidas de meseras con co a un señor levantarse, un señor gordo,
ropa muy corta eran obligadas a atender aunque no tan gordo como otros que es-
los gustos de los señores del público, ya taban ahí, pero aún así muy asqueroso. El
sea sirviendo bebidas o haciéndoles sexo hombre se empezó a acercar al escenario
oral, de lo contrario las mataban. lentamente, ya que estaba hasta el final del
público. Mostraba una sonrisa enfermiza
Me subieron a un escenario en donde ha- con los dientes amarillos por tanto fumar,
bía un espectacular arriba muy llamativo se lamía los labios, feliz de lo que sea que
que decía Wonderland, adornado con nai- pensaba hacer conmigo.
pes y colores muy llamativos. La señora de
blanco estaba en un asiento preferencial Estaba tan aterrado que casi quedaba en
en un balcón a lado del escenario. En el shock hasta que voltee arriba en el techo
esenario estaba uno de los hombres del- suplicando porque esto acabara, esta pesa-
gados que había conocido anteriormente. dilla, hasta que lo vi. En un andamio que
Luego de llegar, los hombres grandes rom- sujetaba el techo de la bodega esta a el
pieron la ropa que tenía y me dejaron des- niño sentado neceando los pies, a su lado
nuda frente a todos en el lugar. estaba un pequeño gato negro, el mismo
que había atacado a Lewis en esa fiesta.
—Muy bien caballeros, iniciamos con el El niño me miró fijamente, mostrándome
final de la noche con lo mejor que tene- su característica sonrisa blanca que tanto
mos en nuestra colección. Tenemos esta me desconcertaba pero que en esos mo-
exquisitez de niña, aunque ya es adoles- mentos me hizo recordar lo que me había
cente, mantiene esa inocencia de niña me- dicho.
nor. Tez blanca, cabello castaño claro, unos
divinos ojos verdes, figura escultural estilo En ese momento quise creer, quiero creer.
fitness y lo mejor, es virgen. La puja inicia
con 50 mil dólares.— menciona el hom- —La Realidad es una Ilusión— dije en voz
bre del escenario. baja.
En ese momento, los hombres del publi- El presentados volteó con cara de duda al
co empiezan alzar unas banderitas blancas ver que había hablado.
ofreciendo una cantidad más alta por mí. En ese momento volteo a verlo, ya sin mie-
do, tranquila y libre de cualquier terror u
—60 mil, tenemos 60 mil, ¿alguien da 100 horror que me había invadido y le digo
mil?, 100 mil, alguien da más— gritaba el directo a su cara mientras también miraba
hombre del escenario. a la dama de blanco, y sé que ella me mi-
raba también.
Jamás pensé que mi vida terminaría así, so-
ñaba incluso con ser veterinaria y ayudar a —La Realidad es una Ilusión—
los animalitos, ahora estoy a la merced de
bestias. En ese momento un temblor empezó a
sacudir el lugar haciendo que aparecieran
—Vendida al señor Cohen, muchas gracias grietas en al suelo y las paredes. El tem-
blor acabó y empezaron a escucharse risas, con el gato.
unas graves, otras agudas. Los hombres ar- —Creo que deberías conocer a alguien,
mados se pusieron en posición tratando es muy parecida a ti— menciona el niño
de proteger a sus jefes. mientras me toma de la mano.
—¿Quién?—pregunto.
En ese momento el lugar empezó a os- —Nuestra madre, todos somos hijos de
curecerse y de todos lados empezaron a ella, de una forma u otra, yo, esos hombres,
aparecer unas sonrisas blancas ensangren- incluso tú— responde el niño.
tadas compuestas no por dientes, sino por —¿Entonces realmente pasó?— pregunté.
colmillos, flotando en la oscuridad. Las —Ella puede darte las respuestas que bus-
sonrisas emitían entre risas y rugidos sua- cas Alice, al final de todo ¿buscabas un
ves. Las sonrisas empezaron a ser acom- camino, no?, ¿una aventura?—responde el
pañadas por unos ojos, también flotando, niño.
de color azul muy fuerte, eran como unos —La última aventura no fue muy bonita
ojos de gato muy grandes. que digamos—le recuerdo al niño.
—Tienes razón, pero ahora sabes que tú
En ese momento lo hombres armados em- tienes el control de tu mundo, ¿o no Ali-
pezaron a disparar, pero rápidamente sus ce?— responde el niño.
armas se atascaron y no hicieron ningún
daño a esas extrañas sonrisas. Tuve curiosidad, un gran deseo de respues-
tas, jamás había vivido algo como esto, por
En ese momento la oscuridad dominó el primera vez en mucho tiempo sentí que
lugar, las sonrisas dejaron de reír y todo ese hueco que estaba en mí había sido lle-
dejó de verse. En ese instante solo se es- nado y me sentí muy completa.
cucharon rugidos atroces, gritos y destruc-
ción. En ese momento me desmalle y caí. Acepte la propuesta del niño y nos fuimos
de la mano siguiendo al gato que se dirigía
Desperté de noche en el parque que es- a la oscuridad de los árboles del parque. Y
taba cercas de la cafetería de mi escuela. no sentí miedo ni dudas, pues al final de
Cuando me enderecé vi que el niño esta- todo, todos los caminos son lo mismo, y el
ba en una de las sillas de piedra jugando camino soy yo.
con el gato negro de las otras veces.
Corvinus “El Viejo”
—Bienvenida Alice, veo que ya despertas-
te— menciona el niño dándome una son-
risa simple pero linda.
Prossperus
PUNZOCORTANTE
[ÚLTIMO ESCRITO RECUPERADO la piel o cortar algún material, es más que
DEL SENTENCIADO A MUERTE Y una herramienta para nosotros a los que
YA FALLECIDO ----- ------ -------- CON la sociedad desprecia y no tiene ni la más
ÚNICO PSEUDÓNIMO OFICIAL CO- mínima noción de cuán relevante llega a
NOCIDO “%!?&=%¡$#&?%#”. FIRMA- ser al momento de hacer nuestro trabajo.
DO EL 16 DE NOVIEMBRE DEL AÑO Sin ella, para un médico cirujano le sería
EN CURSO. SE ENTREGARÁ UNA imposible realizar una operación, un carni-
COPIA A LA AUTORIDAD CORRES- cero no podría destazar apropiadamente y
PONDIENTE DE LA PENITENCIARÍA así puedes seguir la lista hasta llegar a eras
Y HOSPITAL PSIQUIÁTRICO PARA primitivas donde los objetos punzocortan-
UNA FUTURA CARPETA DE INVESTI- tes han estado presentes. Acompáñame a
GACIÓN POSTERIOR A LA ACTUAL dar un paseo por los siguientes y últimos
OLEADA MASIVA DE ASESINATOS EN párrafos para que seas consciente de toda
LA CIUDAD] la genialidad que te estás perdiendo...
Sic fiat.
— Punzocortante.
Tayau
Lamento
El lamento es el sollozo eterno que expe- asalto a la paz, Daniel dio una patada a la
rimenta el individuo cuando nace. puerta, sintió como toda su pierna se forzó
Daniel y Ángel caminaban por la calle mal sobre el metal, manchas de oxidación, y
alumbrada de Santa Lucía, Daniel llevaba casi instantáneamente este pedazo de me-
una chamarra de cuero negra, con jeans tal cayó sobre el suelo de la casa, entro
carmesíes, una camisa gris bajo la cha- Ángel primero y grito:
marra de cuero negra y un pasamonta- -Ora si hijo de la verga, ya vinimos- A este
ñas, guantes de látex baratos adornan sus llanto de batalla lo acompañaron otras
manos, Ángel tiene una chamarra imper- maldiciones que Daniel decía, estaban en-
meable roja, unos pantalones caquis con frente de la sala y solo había un señor de
camuflaje, con varias bolsas de guardado, mediana edad, entre cuarenta y cincuen-
los dos jóvenes van caminando por la ca- ta años, calvo del medio de su cabeza y
lle poco alumbrada, al llegar a un callejón por los lados con pelo tintado de negro,
que conecta con otra calle voltean a ver a una camisa de tirantes blanca y un short
sus alrededores, por ahora solo hay unos de tela sintética de las águilas rayadas, un
niños jugando futbol terminando la calle, equipo de soccer que era famoso en el es-
ningún malandro, ni vagabundo, siguen tado de aguas templadas, Morelos, el señor
derecho por la calle, las paredes de las ca- con una nariz grasienta, barba, que apenas
sas son enormes, Ángel saca de su bolsa estaba creciendo por ser afeitada, pelo en
derecha los guantes de látex iguales a los el pecho y barriga grande, estaba impac-
de Daniel: tado de ver a los infames encapuchados
-¿Es por aquí we?- Pregunta Ángel a Da- frente a su entrada, Daniel ponía la puerta
niel, el cual ya sacaba igual de su bolsa otra vez arriba y la cubría con una silla
izquierda del jean un pasamontañas negro acolchonada que estaba a lado del sillón
–Si, es aquí enfrente- Respondió Daniel donde estaba el señor, Ángel sacaba de su
con un tono de voz calmado, empezaron a bolsillo derecho un cuchillo militar, Da-
caminar un poco más, delante de la calle, niel, ya que había cubierto la entrada, llego
a su izquierda, había una puerta de metal sobre el señor con una pistola calibre 45,
barato, para este punto Ángel igual tenia la reconoció pues hacia trabajos con ella.
puesto su pasamontañas el cual le cubría -Venimos por ti pinche puerco- Dijo Da-
la nariz y dejaba expuesto su boca y ojos, niel, el señor se sacudió el miedo, y vio su
en cambio el pasamontañas de Daniel, le altar de La santa muerte, volteo a mirar a
cubría la nariz y la boca, dejando sus ojos Daniel y dijo:
al descubierto. -Que quieren pinches chamacos cagenges-
Ambos amigos se vieron y empezaron el Daniel contesto:
-Ya sabes por lo que vinimos verga, cono- un dildo, un bonche de películas piratas,
ces a Ana, la de la delegación Iztacalco, eh con títulos sugestivos como: “Solo 20 y ya
pinche puerco, la que manoseaste en el le caben tres”, o “Compilación de mama-
metro el otro día hijo de la chingada- Da- das de Banghub”. Con una sola almohada
niel apunto directamente a la cabeza del que adornaba la cama, una lata de café de
señor y empezó a presionar la punta del metal estaba dentro del lugar, junto con
arma en su cien un revólver con un engravado pequeño,
-Yo… Yo no sé de qué hablas chamaco, ya como un trapecio con un círculo en me-
no hago eso- dio, y una caja de balas, agarró el bote de
-Ella dice que si- aluminio feo, y lo abrió, como dijo el se-
Ángel toma el brazo del señor y extien- ñor, su tarjeta de crédito y cinco mil pesos,
de la palma en la mesa de madera gruesa Daniel agarro solo el dinero, y abajo del
frente a ellos, Daniel agarra el control del fajo de billetes había una nota:
televisor y sube el volumen al tope, el par- -De Don German para Felipe, sabes que
tido continua, de su chaqueta, Ángel saca estoy aquí siempre que necesites ayuda,
un martillo, sube el martillo arriba de la por el favor de hace rato, háblame- El te-
cabeza del señor, tomando impulso: léfono que leía era el cincuenta y cinco,
-¿Dinos que le hiciste y que le robaste?- dieciséis, once, cero, uno, cinco, uno. Esto
Pregunto calmado Daniel, el señor ahora no le importó para nada a Daniel y dejó la
sudando, respondio: caja con la nota y la tarjeta en el colchón
-Niño, te digo que nada, me tienes que…- desgastado.
Ángel deja caer el martillo sobre el dedo Volviendo a la sala, se encontró con la es-
anular del señor, este saca sangre y se pue- cena del señor a punto de desmallarse, con
de observar la fractura del hueso, instantá- cinco clavos enterrados en cada uno de
neamente el viejo grita: sus dedos, la sangre impregnaba la mesa
-¡HIJO DE TU PUTA MADRE!- Daniel de madera, Ángel, apunto de poner el cla-
agarra el mango de la pistola y lo sume vo final en la palma del viejo, vio que Da-
sobre su cabeza, después sigue apretando niel había salido, Daniel se volvió a sentar
la punta del arma negra en su cien: en a lado del señor, este con una mirada
-¡Dinos hijo de tu puta madre!- Responde de miedo y dolor vio a Daniel, notaron un
rápidamente Daniel a los gritos del ancia- líquido moviéndose por el suelo, junto a
no, este responde en gran dolor: la sangre un líquido amarillo se movía por
-A lado de mi cama, hay una cajita de me- el piso feo:
tal con mi tarjeta y cinco mil varos en efec- -‘Uta ya se orino el viejon-
tivo, no me importa el efectivo- Daniel le susurro algo al oído, pasaron
-Quédate aquí we, truénale otros con los unos segundos y el viejo orinado no res-
clavos- pondió, Daniel se levantó y grito:
Daniel se adentró más a la casa del viejo, -¿¡La violaste o solo la tocaste, responde
escuchando los gritos de dolor del señor, hijo de puta!?-
llegando al cuarto del señor noto un olor El señor solo volteo a ver a Daniel y le dijo
a cigarro y orina, muy común por esa parte con una voz tranquila y una sonrisa cínica:
de la ciudad, llena de drogadictos y mal vi- -Yo solo sé que no se nada-
vientes, vio el cajón a lado del colchón sin Daniel sacó la pistola, le apuntó directa-
sabanas, una caja de condones troyanos, mente a su cabeza y tiró del gatillo, la bala
salió de la pistola e impacto sobre la cara -Deberíamos de comprar clarasol, sabes-
del señor, al impacto perforó en la parte de -No, estamos bien con esos-
arriba de su ceja derecha, el ojo del señor -No we, si nos hace falta, ya de una vez
salió un poco de su cuenca, la parte de ponemos la demás ropa de la Ana-
atrás de su cabeza estaba abierta, la sangre -Arghh, bueno ya, vamos a la tienda de
salpicó a Daniel, cayó en su cachete y en doña Chuy-
su boca, podía sentir la humedad traspa- -Oye y también hay que comprar unas
sando su máscara negra, sentía el sabor del cheves y unos Camel-
hierro y la temperatura de la sangre en sus -Hmm, en eso si estoy de acuerdo-
labios, procedió a escupir la sangre sobre Daniel siguió conduciendo por la vía, fal-
el rostro ultrajado del señor: taba poco para llegar, puso en el CD un
-¡Vámonos ya we!- Le gritó Daniel a Ángel. disco de “La arrolladora banda limón”, la
Salen corriendo a la calle, ahora esta briz- había descubierto gracias a un amigo, di-
nando un poco sobre la calle, el viento se cho esto, Ángel no compartía los mismos
escuchaba, movía las ramas de los árbo- gustos musicales que Daniel:
les y el cielo oscurecido estaba nublado, -Otra vez ese, wey, ya lo vas a quemar- Le
empezaron a correr por la delgada calle, reclamó Ángel, pero Daniel no se inmuto
pasaron la intersección con la otra calle y y siguió conduciendo.
llegaron de donde vinieron; un Ford fiesta Al llegar a la tiendita, Daniel empezó a
plateado estaba estacionados frente a ellos, sentir un sentimiento raro, totalmente
Daniel sacó las llaves, quito la alarma y los desapegado de su usual ráfaga de senti-
dos subieron al automóvil, Daniel al asien- mientos, no había tantos coches en la ca-
to del conductor y Ángel al del copiloto, lle, y para este punto estaba una ligera pero
Daniel inició el motor y acelero, se fueron persistente llovizna afuera; mientras Ángel
a la vía de transito que conectaba a la calle compraba los cigarrillos, y las cervezas, so-
delgada, mientras Daniel conducía ambos nidos de ambulancias a lo lejos empeza-
amigos se quitaron el pasamontañas, y los ron a resonar, no sería posible que hayan
guantes: llegado en tan poco tiempo, usualmente
-No mames, no mames, no mames, aca- por más grande que sea la emergencia, se
bas de cargarte a un cabrón, wey, ¿Cómo te tardan entre 15 a 30 minutos, en este caso
sientes?- Preguntaba agitado Ángel a Da- solo siete minutos habían pasado, o eso es
niel lo que Daniel pensaba, cuando checo su
-Pues intentaremos no pensar en eso okey, teléfonos, eran las 12:01am, llegaron a las
ya terminó, ya pasó, vamos a quemar esos once cuarenta, se tardaron al menos diez
pasamontañas y esos guantes, cuando lle- minutos en todo el proceso, en tan poco
guemos a la casa, nos vamos a quitar esa tiempo ya estaban las ambulancias, esas
ropa llegando a la casa de mi ruca y vas a eran las ambulancias que iban a ayudarle
ponerla en la lavadora, le pones el jabón al señor, o tal vez eran patrullas que ya es-
zote, el vanish, el Ariel y el roma, y lo po- taban buscando a los responsables.
nes en el ajuste de digital de la lavadora, Daniel intentando no pensar en estas co-
¿Entendido?- sas, se acercó a Ángel, pagando con un bi-
- Espera pero es ropa de color, ¿Estás segu- llete de cien pesos y dejando el cambio al
ro que son esos jabones?- señor José, el hijo de doña Chuy:
-Si wey pues no tenemos nada más- -Vámonos, vámonos-Dijo Daniel en voz
baja la cadera para abajo, su pecho es el que
Volteando otra vez a la calle, se encuen- quedo con más salpicadura de sangre pero
tra con un Cadillac rojo, un tono de rojo esto se podía arreglar con un baño, la pis-
muy bajo, casi llegando al púrpura, los vi- tola había sido tirada en un bote de basura
drios estaban polarizados y se encontraba de un restaurante de comida china más
estacionado atrás del coche de Daniel, con a delante de la tienda de la señora, unos
las luces medio prendidas, los dos amigos 300 metros.
rápidamente se subieron al coche y sin de- El primero en bañarse fue Ángel, y mien-
cir nada sabían que ya era hora de ir otra tras él se estaba bañando, los novios em-
vez a la casa, al acelerar, el Cadillac aceleró pezaron a hablar:
igualmente con ellos, más lento pero per- -Y bien, ¿Cómo paso todo?, Cuéntamelo-
sistente, como la lluvia que cubría el cielo. Demandaba Ana
Llegando a la zona habitacional donde re- -Jeje, lo único que tienes que saber es que
sidían Daniel, Ana y Ángel, un solo vista- ese marrano ya no está para hacerte daño-
zo y era seguro que ella seguía despierta, Respondió Daniel
el lote era limpio, los departamentos eran Ana abrazaba el torso de Daniel, con gran
altos, blancos con parches de pintura na- amor, ella podía escuchar sus latidos y él se
ranja, espaciosos, normal para un estacio- ponía cada vez más listo para su rutina de
namiento de departamentos de esa parte sexo que pasaba ocasionalmente, después
de la ciudad, de los mejores. de todo, Ana le decía a Daniel que ella no
Una vez llegando, Daniel se estaciono, era promiscua.
miro por sus espejos, la lluvia ahora in- Ángel salió de la ducha, casi arruinando el
tensa le daba un sentimiento de siego, la momento tierno y cariñoso de los aman-
delgada niebla que se formaba por el agua tes, Daniel se paró de la cama:
cayendo era suficiente, pero no había ras- -Vengo y ahorita nos dormimos, Ángel ve
tros del Cadillac, quizá solo era un miedo sacando las cobijas del closet, para que
irracional, tan irracional, salieron del coche tiendas tu cama master-Dijo Daniel
ambos amigos, cada uno con sus respecti- Mientras este último entraba al baño, Án-
vas sombrillas, y empezaron a caminar ha- gel entro al cuarto de los dos novios a
cia los edificios. cambiarse, Ana estaba en la sala, junto a la
Al abrir la puerta 56 del edificio C, se tele, había tres maletas cerca de la puerta.
encontraron con Anita, una joven de 18 Ana vio las maletas, y sonrió, empezó a
años, cabello castaño, nariz fina, su piel co- desabrocharse el pantalón, una cremallera
lor canela, labios gruesos y ojos un poco abajo, empezó a caminar hacia el cuarto,
saltones, al entrar al departamento, au- el cuarto que comparte ella y su novio y al
tomáticamente se empezaron a desvestir. abrir la puerta, Ángel la estaba esperando
Ana dijo: desnudo y tendido sobre la cama.
-¿Están los dos bien?, ¿Nadie los siguió?-Pre- Daniel salió del baño, empezó a caminar
gunto la mujer hacia su cuarto, al abrir la puerta se en-
-No, creo que no, un Cadillac medio mo- contró con Ana y Ángel, ambos acostados,
rado estaba atrás de nosotros pero aparte viendo su servicio de programas de tele-
de eso nada- Respondió Daniel mientras visión, con ropa para dormir, totalmente
se quitaba su pantalón, su ropa interior es- limpios, Daniel siempre tenía este senti-
taba limpia y estaba totalmente limpio de miento, pero se repetía en la cabeza deta-
lles pequeños, como que los dos no eran que nada parecía robots de color café, sus
tan cercanos, y que al encontrarlos así, es- caras de depresión se veían muy lejanas a
taban muy lejos el uno del otro como para la cara que Daniel y compañía llevaban en
hacer algo. su viaje a Oaxaca.
-¿Están listos pal’ viaje de mañana?- Pre- -Buenos días señor, ¿Cuánto va a ser?-Pre-
gunto Daniel, para aliviar la tensión del gunta una señora de la tercera con cara
cuarto, el amigo y su novia lo voltearon a cansada y traje verde
ver y ambos respondieron al unísono con -Va a ser el tanque lleno por favor, y voy a
una movida de cabeza de arriba abajo, y checar los frenos-Respondió Daniel
con un: “Si”. Daniel checo los frenos, el motor se veía a
Al despertar a la mañana siguiente, Án- la perfección, el Ford fiesta que había sido
gel estaba dormido en el sofá-cama de los de regalo de su padre parecía estar en ex-
novios y Daniel y Ana en su cama, a las celentes condiciones, detrás de la carroza
8:11am se despertaron por sus alarmas de Daniel, un bochito se ponía frente a él,
sincronizadas, Ángel se quedó un momen- este auto era del mismo color del Cadillac
to más en su cama, la pareja se empezó a que vio esa noche, en la madrugada, al ver-
vestir, pero primero se metieron a bañar lo, algo puso a Daniel en sus nervios, algo
juntos, solo el pasar del agua, y sus voces raro estaba pasando, después de la recarga
se escuchaban, Ángel se puso sus pantalo- de combustible, Ana y Ángel compraron
nes, su camiseta de mangas cortas, y arriba algo en la tienda de conveniencia que es-
una chamarra de tela gruesa, Ana y Daniel taba en frente de la gasolinera.
salieron ambos con unos pantalones chi- Mientras ellos compraban, Daniel le dio el
nos, los de Ana más pegados que los de dinero a la señora.
Daniel pero aun así, se le veía ridículo en -Mire aquí esta, son 650, quédese con el
su vestir, una camisa con un estampado de cambio-Decía el joven, al recibir el dinero,
cierta serie que influenciaba la cultura pop, la viejecilla tomo la mano de Daniel, y le
se imaginaran cual es. dio un apretón.
-¿Ya todo listo bro?-Pregunto Daniel a Án- -Muchas gracias joven, muchas gracias, le
gel voy a decir algo, allá a donde van, por allá
-Si we, ya estoy-Respondió pasan las brujas, y se escuchan sus lamen-
-¿Ya todo listo amor?-Pregunto ahora a Ana tos por el cielo, toda la noche, joven cuí-
-Si bebé, ya todo listo-Respondió ella dese eh, que así se me fue mijo-Dijo la
-¡Vamonooos!-Grito eufóricamente Daniel señora
La ropa del incidente de ayer fue dejada -Doña… Suéltame y ya vete, anda, puta
en una bolsa negra, podía esperar hasta arpía-Dijo enojado Daniel
que volvieran, así que si solo iba a ser un Y quitó su mano del de la señora, y cerró
fin de semana, la ropa podría esperar a ser los cristales del coche y siguió esperando
lavada. a Ana y Ángel, una vez llegaron, Daniel
Al entrar en el coche y encenderlo, Daniel les dijo que se metieran rápido al coche y
noto que su combustible iba bajo, así que aceleró, saliendo rápido de la gasolinera.
antes de llegar a la carretera, tuvo que ha- -Osea, la pinche viejita, me agarro la mano
cer una pequeña parada en la gasolinera, y me dijo que unas brujas y no sé qué ma-
esa gasolinera que apestaba a orina y es- mada, tu sabes son de esas que están mali-
taba siendo atendida por gente que más tas- Dijo Daniel a sus acompañantes
-Pues si no, por aquí dicen que asustan, mirando y le me el dedo medio de Ángel,
quien sabe solo lo escuche- Respondió este solo sonríe y saca su dedo de su caver-
Ángel na babosa. Abre la lata.
-Ay que miedo, baboso-Dijo Ana que esta- -¡Dame un trago wey!-Reclama el conduc-
ba en el asiento de atrás tor, Ángel le pone una sonrisa burlona y le
Ya estaban pasando por la primera carrete- da la lata. Daniel la agarra-Gracias-Dice el,
ra, justo a punto de pasar la primera casilla y mientras sube la lata a su boca ve por la
que deja pasar a los coches hacia el otro esquina de su ojo, el Cadillac carmesí, ce-
estado, y una vez dentro, Daniel deposita rrando el paso, en sus ojos fue tan lento, la
los 20 pesos y le dan acceso. Pero mientras cara de Ángel estaba viendo la de Daniel,
los buscaba, noto al bochito, ese mismo sin saber que el auto estaba a un lado de
que estaba detrás de el en la gas, y paso ellos, Ana se percató del vehículo y mien-
la casilla primero que Daniel, y el coche tras iba a gritar, este les cerro el paso, em-
se empezó a desvanecer entre el bosque, pujándolos a la izquierda, la cerveza se de-
Daniel, solo pensó que era una gran coin- rrama sobre la camisa de Daniel, la cabeza
cidencia, definitivamente si estuviera en de Ana revota contra la puerta izquierda,
una película de terror ya hubiera dado la Ángel es lanzado hacia la izquierda, su ca-
vuelta, esas películas de terror que habían beza choca contra la de Daniel, y el coche
llenado su infancia de un sentimiento de es empujado afuera de la carretera, y cho-
miedo falso, miedo temporal, pero esto era can contra un árbol, otro árbol obstruye la
el tercer mundo, así que Daniel, pago la salida de Daniel del vehículo, las puertas
cuota y paso. de Ana y Ángel están libres.
Había pasado solo una hora y media, sa- Después del choque, el Cadillac se quedó
bían que el trayecto iba a ser un poco lar- parado en la autopista, ningún coche pa-
go, pero no esperaban más de 40 minutos, saba, solo el sonido de los pájaros cantado
pero Daniel seguía manejando y la com- sus canciones, y del Cadillac salieron dos
pañía seguía teniendo esperanzas de llegar figuras una señorita desnuda con lentes
al destino, a esas playas de aguas azules, negros, piel blanca y pistola en mano, el
donde gente prieta sirve de ayudante, y conductor era un señor, con sombrero de
banqueros y la crema de la sociedad va a rancho, piel un poco más morena, mien-
refugiarse. tras se acercaban al coche, Daniel veía, su
Estaban a punto de dar las dos de la tar- cara estaba un poco hinchada y se estaba
de, Daniel manejaba más maniaticamente, asfixiando con la bolsa de aire, la cabeza
habían pasado por al menos cinco casetas, de Ángel estaba recargada sobre su regazo,
más que fuera de lo común esto asustaba inconsciente.
a Daniel, si se perdió entonces esto solo Daniel intentaba gritar, pero su voz era si-
iba a ser una corrida inútil, de estado a lenciada por la bolsa de aire, las dos figuras
estado, ya habiendo abierto los sándwiches ya a lado del coche voltearon a ver a la ca-
que habían comprado en esa gasolinera, y rretera, y sonrieron, el señor fue a la puerta
las frituras, y estaban a punto de abrir las de Daniel, la abrió y sacó su cuerpo in-
frituras, Ángel le mostró su mano a Ana, consciente, y empezó a darle golpes suaves
como señal de que quería una bebida al- en sus mejillas, la señorita desnuda abrió
cohólica, y al pasarle la lata fría, ella ve el la puerta derecha de atrás y sacó el cuerpo
espejo retrovisor, checa que Daniel no este inconsciente de Ana y lo llevo arrastrando
al Cadillac, y lo metió a la cajuela. metió y el auto arranco, no sin antes dar
Una vez despierto Ángel, el señor sostiene tres pitadas con el claxon.
el cuerpo del joven y lo lleva a la otra parte Después de horas de llanto, ya casi a las 6,
de la carretera donde lo pone frente a un una familia pasó por la carretera y observó
árbol, y lo deja caer. el vehículo, con Daniel adentro, después
-¡Ayuda, no me puedo mover, ayúdenme, de tres horas de esperar a las ambulancias,
ayude don!- llegan, después de eso, Daniel no puede
El señor solo dejó el cuerpo de Ángel en recordar tan bien lo que paso, entre una
el árbol y fue a la cajuela, a lado de la ca- cirugía, y visitas en el hospital por la po-
beza de Ana, una pistola de clavos, la sacó licía, finalmente pudo caminar un poco
y volvió a ver a Ángel. con ayuda de un bastón, pero esa visión,
-Sofi, ya metete al coche, ahorita ya voy- de su amada siendo agarrada por los pelos
Dijo en voz alta, Daniel solo veía, que ha- y arrastrada, su mejor amigo siendo asesi-
cían con sus amigos y novia, mientras pe- nado, tal vez demasiado para sus ojos, su
leaba por intentar respirar con la bolsa de padre le ofreció hogar en su casa, pero se
aire. negó. Al llegar a su departamento, la bolsa
El señor sin hablar, hace que el cojo se le- con ropa no estaba, por ningún lugar
vante, mira la mano del inválido y la pone Cierto día después de seis meses estaba en
en el árbol, el señor cierra un ojo, extiende su casa, en el complejo habitacional, esta-
la palma, apunta y dispara el clavo, atrave- ba viendo una serie en su televisión plana,
sando la palma de Ángel, el grita al ins- cuando unos toques en su puerta llamaron
tante, y mueve su otro brazo como inten- su atención, al abrir, un repartidor con cara
tando golpear al señor, este solo agarra la indiferente estaba junto a una caja grande,
otra mano y frente a otro árbol, hace el al menos metro y veinte.
mismo procedimiento, sus brazos extendi- -Usted es Daniel Prado Dreiberg?-Pregun-
dos, sus palmas clavadas, el señor le baja tó el repartidor de correos de México
los pantalones, Ángel los había mojado de -S… sí, soy yo, ¿Qué es esto?-
orina y mierda, al bajar su ropa interior, -Paquete para usted, firme esta nota-
le dispara un clavo en su pene, Ángel y Daniel agarró la pluma y firmó una firma
apenas hace un ruido cuando su cabeza ligera sobre una línea roja.
cae en dolor, el señor lanza la pistola de El repartidor agarró la hoja y la guardó,
clavos por la inclinación de la carretera y con un diablito, entró al departamento y
va hacia el Ford fiesta, ahora va a la puerta dejó el paquete a lado de la tabla en su
de Daniel, rompe el vidrio con su codo, y sala, y se fue.
saca una navaja, mira los ojos de Daniel Daniel cerró la puerta, y volteo a ver a su
y pincha la bolsa de aire, desinflándose, y ventana, el repartidor entró a su coche, el
lo vuelve a dejar, Daniel sigue atascado en mismo bochito que había visto mientras
los dos árboles, y tampoco está tan bien de cruzaba la carretera, pensó en llamar a la
las piernas, el señor cierra la cajuela con policía, sabía que él estaba involucrado
Ana inconsciente en ella y va hacia Ángel, en todo lo que le había pasado y en la
le da unas cachetadas y se queda sin res- desaparición de Ana, pero algo interrum-
puesta, el señor solo agarra su pistola y le pió su errático pensamiento, un pequeño
dispara en su cara, atravesando su mejilla, movimiento en la caja, al principio parecía
se acercó a su Cadillac y abrió la puerta, se nada, pero mientras se veía más cerca, más
notable era, Daniel agarró un cuchillo de el sofá, esta se movió y cayó boca arriba, su
su cocina, rompió la cinta canela que ase- bolsa de suero seguía parada.
guraba la tapa de la caja y abrió la caja. Daniel volvió a terminar de revisar los con-
Una bola de periódicos irrumpieron su tenidos de la caja, y vio hojas, captura de
vista, este empezó a mover los periódi- pantallas de un teléfono, en los textos, al
cos, y las bolitas de unicel que protegían que escribía tenía el nombre de “Angelito”
el paquete, se encontró con una bola de y un corazón a lado: “Ya quiero que ven-
látex negro, al tocarla, se movió, parecía gas amor”, “Vamos a coger”, “mientras él
un muñeco, mientras metía mas la mano Daniel no está”, “Vale, pero antes de que
para sacar el unicel y periódico, el látex se llegue, eh Ani”.
hacía caliente, empezó a tocar el unicel, to- Estas capturas, Daniel reconocía el teléfo-
talmente lizo, hasta que llego a una parte no, la forma de mandar mensajes de Ana,
sin látex, al sentir piel saco la mano y grito, y de Ángel.
cayéndose hacia atrás, Daniel paso el cu- Debajo de las hojas, una bolsa de tercio-
chillo más afilado por la superficie de la pelo, al abrirla una bolsa de plástico, que
caja, y la rompió, removió y removió papel contiene una pistola, parecía un revolver
y unicel, y al final se encontró con la cosa. pequeño.
El torso de una mujer, totalmente cubierto Daniel se levantó, fue al cuarto:
de látex negro, sus pechos estaban suel- -¿Ana?-Preguntó al torso, este solo empezó
tos, sus brazos no estaban, estaban tapa- a mover la cabeza frenéticamente, de arriba
dos por una tapa metálica que empezaba abajo, Daniel la vio con cara seria y ojos
en el hombro, lo mismo en sus piernas, rojos, volvió a la sala, subió el volumen de
empezando en su pelvis, su cabeza y cara la tele, estaba pasando música electrónica
estaban cubiertas, ninguna cremallera para y la siguiente canción sería trap latino, una
sacar el torso, un hoyo para que su nariz llave se abría ante Daniel, la tomó, metió
saliera y unos ganchos que mantenían su el barril dentro de su boca, subió un poco
boca abierta, arriba de su pecho izquierdo la pistola, el cañón en su paladar, subió al
una manguera, que estaba pegada a una máximo al máximo el volumen, los veci-
bolsa de suero, una cola de caballo pegado nos no escucharon nada, y la salida fue
al látex, la única cremallera que tenía era ruidosa.
en la parte vaginal, arriba de su pecho de-
recho, un gafete, estaba escrito con crayola,
se leía: “Hola, mi nombre es ANA :)” y una -Hypnos Phobos
foto de su amada Ana estaba debajo de la
leyenda, Daniel empezó a sentir un nudo
en la garganta, lagrimas empezaron a salir
de su cara, y empezó a gritar.
Después de un par de minutos de llanto,
volvió a ver el paquete, el torso de Ana, en
su parte de atrás el final de la cremallera,
que terminaba en el ano, finalmente sacó
el torso, lo cargo, esto solo se movió un
poco, podía sentir la respiración acelerada
en su cuello, y dejo el torso recargado en
Sophia
Llevaba conmigo a una primera mujer —Seremos doce tus muertas doncellas, así
quien había sido hasta entonces mi aman- como fueron y serán doce las sacerdotisas
te suicida, una bastante joven adolescente de nuestro templo.
de oscuros cabellos y blancas pieles. Vestía Fue ese su mensaje, palabras al aire que
ella una obscena túnica blanca, y descal- fuesen arrebatadas por mi escucha.
za seguía mis pasos en el sendero de la
medianoche. Tras mucho caminar entre De frente uno al otro, estrechamos el an-
las profundidades del bosque, nos vimos tebrazo derecho a la par que nuestra si-
frente a un mediano monumento a la niestra se alzaba triunfante a la altura del
gloria de nuestra madre al que la luz de hombro, transformándose nuestras manos
la luna iluminaba perfectamente. Me co- en el gesto de la Luna mítica, y a nuestros
loqué frente suyo, y tras confesarme sus pies el cuerpo desfallecido de una infante
temores le besé como nunca antes en este oblación a la tempestad.
primer y último amor. Sólo así me permití
el matarle. – L’enfant Terrible
Una segunda mujer de nombre Sophia
surgió de entre el arbolado, y de modo
que me guiaba por el instinto le hice avan-
zar hasta mí. De un vestido también blan-
co, lo bastante desarrollado de su cuerpo
le hacía mujer frente a la ya muerta viaje-
ra de los bosques. Concediéndome toda
afirmación con el gesto único de la mira-
da, ancestral ballesta de la mujer, colocó
ambas de mis manos alrededor de lo que
fuese su cintura. Su busto, como dos gotas
esperando ser mamadas, danzaba firme a
la intemperie según le dictara mi mirada.
Dejándose apuñalar, me sonrió de modo
que su desdén por la vida hacía de este un
presente bañado en placeres.
Testamento del Monte
No tengo una vida fácil, y jamás la he te- Ni hablar más, ya no más. Esta gallinita
nido. ya cometió su error. Ya mi juego jugo, y
Nacido de dios sabe quién, vago por los yo ahora voy a disfrutarme de una buena
secos montes y las peligrosas noches del pasada, como le corresponde a cualquier
invierno y del verano que se ciernen sobre fiera por el hombre amenazada.
el canal de riego en impune obscuridad. Sin pensarlo dos veces fulmino la poca
Soy bien conocido por mis congéneres, distancia que hay entre la desafortunada
por mis enemigos, y por esas lauchas y ga- y mis dientes.
llinitas que inocentes desconocen el he- En cálida sensación siento por fin la san-
cho de que las vigilo. gre bajando por mis bigotes y manchando
Hoy entonces me dispongo como todas mi pelaje.
mis mañanas de invierno a buscar mi de- La presa ha pegado un alarido que en mis
sayuno. Ayer estuve viendo unos matun- rápidos años de vida he escuchado y su
gos que servirán bien de escondrijo. acompañante ahora desde atrás me está
Los perros del patrón no me verán si tengo tironeando.
cautela, y en cualquier caso siempre tuve Pero ni modo, yo a mi almuerzo no lo re-
estas garras y dientes que me celan. galo ni por la más delicada gatita faldera
Me hace ruido la barriga, y es que hace tres que en el pueblo haber pueda.
días que de comer sé poco. Y ya bien arri- No puedo ver más nada que la dulce piel
ba mío el sol desgraciado se está posando. de la gallina sin plumas que se deshace en
Por suerte estos yuyos son más o menos mi quijada.
altos, pero este calor y sed ya mis sentidos El patrón está corriendo ya con fuerza a los
están nublando… llamados de mi presa. Y viene tan rápido
El tiempo paso. Se hizo de medio día, se que hasta ser un cachorro de su camada
hicieron las una, se hicieron las tres. mi víctima pareciera.
Pero yo de acá no me muevo hasta rela- Y ese rechoncho guardián de mis cenas y
merme a algún despistado que pase por desayunos ya ha llegado. Filosa es su mira-
este sendero. da, pero más filosa es la faca que a la luz
Y allá a lo lejos algo veo… y es… enorme. del sol desenvaina en lunático frenesí.
Nunca vi una gallina tan grande y alta. Y ni el grito de dolor ahogado alcance a
Aunque para mi pesar parece que va dar antes de sentir como mi garganta se
acompañada. desgarraba y mi columna en dos se que-
También veo al patrón a lo lejos, pero ya braba con la fuerza de un caballo indoma-
me importa poco y nada, se me están ca- ble en jineteada.
yendo ya las babas de la boca con el ham- Mi cuerpo ya no siento y de soltarme la
bre que este sufrimiento convoca. opción se me ha arrebatado.
La luz del sol se vuelve negra y la sangre de lo que ahora entiendo era un niño, ya no
es la única que gotea.
Y así la vida de este gato montés termina, sin gloria y sin cobardía.
Al fin el sufrimiento se acaba, de este ciervo del dolor parido por la casualidad mez-
quina.
De este mundo infeliz, que por la naturaleza del odio respira.
El gato montés
El marino irlandés
Siempre me he sentido atraído al mar. nuestras piernas y nuestra lengua, y nada
Cuando se vive en un pequeño pueblo tan muerto como nuestras cabezas y nues-
portero donde nada sucede más que la tras almas. En este estado ritualístico co-
arribada de los buques, uno empieza a mienza nuestra misa negra preludiada por
exaltar el espíritu marino como si se tra- un comienzo orgiástico. Tan pronto entra-
tase del espíritu fáustico. A decir verdad, mos en este estado de gnosis nos unimos
todos en este pueblucho tenemos algo de ritualísticamente a través de la saliva y los
marinos en tierra, pues nos encanta el ron, roces de la carne tibia y sudada. Todos nos
la cerveza, la cidra, el ginebra y el sexo has- volvemos una masa húmeda no pensante
ta acabar exhaustos e inconscientes sobre que se arroja de un lado a otro, rompien-
la arena o en los puertos. Me he vuelto do tarros y volteando mesas, al mal segui-
insensible al aroma del vómito mezclado do compás de la música.
con la sal de mar.
Algo extraño debió de haber en la cerveza
Al entrar a la taberna los tonos de café y esa noche, pues la gente comenzó a desfa-
amarillo inundan mis ojos como el agua llecer antes de que la taberna nos arrojara
salada inundó los pulmones de mis com- a la calle. Durante el punto más extasian-
patriotas menos afortunados. Pido cerveza( te de nuestra ceremonia, las personas co-
oscura, desde luego) y dentro de unos mi- menzaron a vomitar y a cae inconscientes(
nutos un tarro color bronce reluce frente tal vez muertas) sobre su charco de vómi-
a mí. La música folclórica comienza a so- to. Primero cayeron los más jóvenes, pero
nar, y como en un trance mis pies se mue- poco a poco se empezó a expandir como
ven y mis brazos empujan mi tarro contra un virus, al compás de una música cada
mi boca. Otras nacionalidades creen que vez más disonante a causa de que también
nuestra música es escandalosa y empala- los músicos comenzaban a desplomarse.
gosa, pero yo he sido siempre de la idea
de que a aquellas personas les hace falta Al final hasta mis amigos comenzaron
el espíritu del marino bailarín. a caer, dejándome a mí como el único
consciente en toda la taverna. La cabeza
Tras unas cuantas horas de trance náutico me daba mil vueltas, una nube espesa de
los tarros se empiezan a vaciar (aquí en humo cubría todos mis pensamientos y
Irlanda medimos el tiempo con los tarros mis miembros me desobedecían como si
vacíos sobre la mesa) y nuestras mentes,- fuesen caballos que se rebelan contra su
vacías imitando a los tarros, entran en un conductor; pero aún a pesar de esto pude
estado de frenesí donde el cuerpo solo impulsar mis últimas chispas de voluntad
obedece el compás de la música y los pen- para que mi cuerpo saliera bien o mal de
samientos dentro de la mente guardan la taberna infernal. Ya en las calles solo
un silencio sepulcral. Nada tan vivo como veía destellos de luz y penumbra, mi vista
me fallaba. Comencé a correr torpemente gre sobre la carne podrida. Incapaz de mo-
y sin rumbo por aquellas calles probable- verme o estirarme sin destruir mi cuerpo,
mente igual de llenas de borrachos muer- caigo rendido en la arena con la cara al sol
tos que la taverna, hasta que finalmente y no puedo evitar sentirme vacío. Como
pude reconocer brevemente el olor salado si la transmutación fuese consecuencia de
del puerto, y entonces me supe cercano a que algo enormemente vital me hubiese
los muelles. abandonado. No logro caer en cuenta de
lo que es hasta percatarme de que la melo-
Al llegar a los muelles sentí un impulso día de las olas, el graznido de las gaviotas,
que me incitaba a arrojarme al mar sin el sol en mi cara y el aroma a sal ya no me
pensarlo un segundo, una especie de lla- causaban ninguna calidez en mi corazón
mado abismal proveniente de Lemuria como antaño. No pude evitar llorar amar-
que me invitaba a ser parte de sus hijos. gamente, pues me percaté de aquello que
Pero mis piernas me fallaron una última huyó de nosotros en aquella horrible misa
vez y caí sobre la arena a unos pocos pasos negra de la noche anterior.
de la orilla. Mi mente y mi vista se habían
vuelto una masa espesa y borrosa que no El espíritu del marimo ha zarpado de
significaba nada, como la espuma de mar. nuestros cuerpos decadentes hacia tierras
Mi cuerpo me desobedecía como si se hu- más allá del mar. Y yo, que no soy más
biese transformado en arena y comenza- que las cáscaras de Qliphoth con las que
ba a deshacerse. No me quedaba más que se ha formado el árbol de la vida, no me
una consciencia ebria y cansada que no queda otra razón de ser que tirarme con
tardó mucho en apagarse en aquel lecho la cara contra la arena y esperar mi lenta
de muerte adornado solo por la luz de la putrefacción.
luna y las algas.
-La Mangosta
Al levantarme a la luz del día la veo. Veo
la repugnante masa de carne fétida que
yace en mi regazo. Apesta a cloaca, a agua
estancada. A carne podrida por el agua sa-
lada, el aroma del fondo del abismo oceá-
nico. Tras una rápida inspección caigo en
mi error. Aquella asquerosa masa de carne
no está en mi regazo, ella se ha vuelto mi
nuevo regazo. Mi torso y la parte inferior
de mi cuerpo se han vuelto un espectáculo
macabro donde todo se entremezcla y mi
carne se ha vuelto entrañas, mis entrañas
se han vuelto excremento y mi excremento
se ha vuelto mi carne.
Otra vez aquellos grabados en la pared Y así fue como me quedé totalmente solo
de símbolos desconocidos atacaron agre- en la luz de la luna, escuchando ( pues no
sivamente mis ojos, y al desviar la mira- me atrevía a seguir mirando) como aque-
da al borde del abismo noto que este pa- llos bichos seguían royendo la carne po-
drida que ahora no era más que un charco cada vez más, hasta que finalmente estu-
repugnante. Sin nada más que hacer, can- ve tan desensibilizado de mi cuerpo que
sado por la confusión y el horror, decido parecía que este fuese un títere de calcetín
acercarme al borde del precipicio y tratar movido por alguna mano hecha de agua.
de observar el fin de aquel abismo. Al descender escuchaba el llamado de la
voz de Dios, similar a un estertor de un
Una extraña fascinación me impulsa a des- anciano moribundo y al mismo tiempo al
cender aquellas escaleras. Paso a paso, se bramido de una bestia marina vigorosa, me
sentía como si algo dentro de mi se ener- llamaba con un sonido que me represen-
vara. ¿Verdaderamente este era el camino taba, como alguna vez lo hizo mi nombre
hacia Dios? Con horror, pero también con que ya ni siquiera recuerdo. Aquel sonido
una increíble fascinación observaba aquel metafísico y divino que actuaba como un
abismo aparentemente infinito al que des- sonar sobre mi alma me guiaba, como lo
cendía. Mis pisadas empezaban a salpicar, había hecho durante toda mi vida e inclu-
pronto empezaría a mojarme. so mucho antes que esta. Y yo obedecí y
seguí descendiendo. No había nada más
Seguí descendiendo aún a través de aque- que mi conciencia descendiendo hacia
llos escalones que se empezaban a hundir. aquellas divinas profundidades hasta que
Había algo de onírico en este descenso que eventualmente mi conciencia también co-
me hacía pensar que nada de esto era real menzó a entumirse y disiparse en direc-
y no pasaría nada si me terminaba sumer- ción a aquellas profundidades, como si
giendo. Ideas vagas regresan a mi mente, todo mi ser se estuviese convirtiendo len-
palabras sin imagen ni significado, como tamente en nada más que la abstracción
mi padre y la historia de la torre de Babel. que representaba aquel abismo. Mi cuerpo,
O como la palabra “yo”. Símbolos vacíos mi mente y mi alma se disolvieron como
sin nada que simbolizar. simples elementos entre la oscuridad, el
agua y la sal; sin siquiera poder divisar ni
Terminé adentrándome tanto en aquellas una forma de aquel ser que habitaba aque-
heladas aguas que ya no podía seguir des- llas profundidades abisales. Y sin embargo,
cendiendo mediante escalones, mi única ahora más que nunca estaba en cercanía y
opción para continuar era sumergirme. Me profunda comunión con Dios. Mis restos
sumergí completamente en aquellas, sin disipados forman parte de Él y de su mora-
ninguna idea, o imagen , o sueño en mi da, y como tal le alaban hasta el día en que
mente. Como si mi facultad para pensar se aquellas aguas heladas y profundas se pre-
disolviera en el agua de mar. cipiten sobre la Tierra, y todo cuanto hay
bajo el sol esté completamente sumergido
Mientras continuaba sumergiéndome en y en tan perfecta unión con Dios, como lo
aquellas aguas, y sintiendo como me fal- están los últimos restos de mi conciencia.
taba la respiración, no podía dejar de ver Requiescat In Pace
fascinado aquel abismo interminable de
oscuridad al que me precipitaba. Con toda La Mangosta
mi atención puesta en él, continúe des-
cendiendo. Continúe descendiendo aún
cuando mis miembros se entumecieron
Sobre el mendigo armado que pregunta
apriotísticamente en una pescadería
Era un día lluvioso en Treviño, cuando a
las 17:45 entró al Eroski de la calle Goi- - “¿Cuál quieres? Hoy tenemos el rodaba-
kotxea un personaje de barbas alambradas llo en oferta, muy fresco” dijo la pescadera,
que parecían crujir con su paso, destarta- que a pesar de sus 15 años de experiencia
lado y nada uniforme. en el puesto, se sentía en ese momento
como en su primer día.
Con capucha y abrigo negro, en sus dien-
tes se veía una transición de colores que - “Quiero...el pez.” Repitió nuevamente.
iba desde un amarillo apagado hasta el
gris más deprimente. Con dos zapatillas - “Ay, hijo. Que hay mucha gente esperan-
deportivas, cada una de un par diferente, do, dime cuál quieres y te lo pongo.”
era como si el día que reinaba fuera se
hubiera hecho persona y decidiera entrar El semblante de nuestro anónimo prota-
en aquel modesto establecimiento. gonista se oscureció más aún y el sonido
de sus puños siendo cerrados de ira hizo
Su tambaleo al caminar y su pinta extra- que ninguno de los allí presentes pudiera
vagante llamaba la atención de los pocos ignorar lo que estaba ocurriendo.
clientes que llenaban la tienda esa tarde.
Los que, haciendo uso de una valentía - “¡Quiero el pez!” Gritó, haciendo que to-
proveniente de lo más profundo de sus dos los demás retrocedieran de dos a tres
entrañas se atrevían a mirarle, no eran ca- pasos por lo menos.
paz de sostener su mirada más que unos
breves instantes. Antes de que Loli pudiera llamar a Juanma,
el nuevo encargado que había llegado a la
Con paso “firme” decidió aproximarse a la tienda desde Bilbao hace una semana, ya
pescadería, lugar al que arribó en no más apuntaba hacia ella el cañón de un arma
de dos minutos. que estaba lejos de parecer de juguete.
Una vez allí, sin atender ni a colas ni a Los clientes salieron despavoridos ante
llamadas de atención, asomando su pun- esta escena que todos pensaron que jamás
zante mirada bajo la capucha y clavándola verían más que en una película de Taran-
en “Loli” (quien aquella tarde tuvo la des- tino.
gracia de encontrarse tras el mostrador),
exclamó con una voz enfermiza y metálica: A los pocos instantes, la tienda se encon-
traba vacía y el personal que operaba en
- “Quiero el pez.” Esta situación tan tribu- ella ya se había ocupado de llamar a la
lante hizo que Loli tuviera que echar mano policía, pero allí continuaban, Loli y este
de la improvisación, pues el sujeto parecía esperpéntico personaje.
ciertamente no estar en sus cabales.
- “...el pez.”
- “¡Ay, por favor! ¡Ave María purísima! ¡Por favor, no me mates, te lo suplico por mi hija.”
Sollozaba ella; pero sólo obtuvo como respuesta:
- “¡QUIERO EL PEZ!”
“El pez...antes del pez” y acto seguido, terminó con su vida delante de Loli, quien contó
esto con todo lujo de detalles a las autoridades locales, entre temblores y con la mirada
puesta en un futuro lleno de larguísimas terapias, pesadillas y sudores fríos.
– Santiago J. Gonzáles
Sauce llorón
Me encuentro vagando por la calle
Llena de válvulas
Humo salía de la cabeza degollada de aquel hombre rico
A mi derecha un sauce, de sus ramas sus hojas caídas
Hojas caídas color carmesí
Pareciera estar llorando
Oh gran sauce llorón dije, porque tus lagrimas has de derramar
No son lagrimas lo que derramo, sino sangre, sangre de mis hijos que se manifiestan en mi corteza
Lagrimas rojas atadas a la tierra húmeda en el que el sauce lloraba
La ciudad se extendía, el neón se veía
La tierra elegida no existe, ni existirá, es solo una ilusión que el último de los hombres se hace, dijo el árbol
Lo único que existe en este plano es la redención de un lugar bastardizado
Tus huesos están bajo mis raíces, fuertes como siempre, llenos de vida para traer muerte a donde me han
quitado, llenos de alegría
Haz tu voluntad en la tierra como en el cielo dije yo, y el sauce absorbió mi cuerpo, siento mis huesos, llenos
de luz negra
Llenos de la alegría que solo el sol negro puede dar
Y el mundo verde, en el que el hombre no debería de ser bienvenido, absorbió la metrópolis
Solo dejando huesos débiles, peces aceitosos, a los veintiún arcanos
La montaña de obsidiana que un brujo nahual predijo, se paró frente las raíces
Y yo empecé a absorber los nutrientes del jugo de descomposición de los muertos
Humille mi vanidad, el futurismo termino ganando, yo termine ganando
Intoxicado, pero sigo esperando a mi amada
El hermoso príncipe muerte
Y tal vez veré Aquiles
Adolfo
Benito
Josué Rojas
Y los veré
En un fuego atómico
Que al fin limpie mis huesos
Y purifique las lágrimas de mi sauce llorón
Hypnos Phobos
En el oscuro
En el oscuro
En la prisión
Es en dónde florece
Florecen los nubarrones
Llenos de agua y fuego nuclear
Ambos purificantes
Ambos llenos de energía
Llenos de muerte
En la oscuridad se encuentran los derrotados
Los que nadie quiere aceptar
Los desahuciados
El cáncer que la sociedad ignora
Y tan fácil como morder un helado
Y matar a un niño
Esto es, la soledad del reo
El que ama sin correspondencia la muerte
El que el diablo hasta olvida y solo le puede rezar a su mente para que lo
saque del concreto
Miles de almas que en la ceguera de la puta de la justicia han sido privadas
de su arte
El arte caótico siniestro
Y así sus destinos y deseos carnales se atavían como clavos al ataúd
La muerte del inocente
Y la reencarnación de los dioses
Acosando la noche eterna
Hypnos Phobos
Cambio de perspectiva
Salga en bicicleta motorizada
Visión cambiada
Superficialmente esto solo será momentáneo
Pero a lo largo, será un momento de limpieza
Mata al vecino que hace ruido mientras estás meditando sobre la muerte
Defeca en su cuerpo inerte
Visualiza el infierno
Abre los ojos
Es el mismo lugar
Tal vez solo tú lo veas
Cambio de perspectiva
Pues el cambio es dejar morir
Y revivir en una primavera
El inicio de una impresión practica
Cambio de perspectiva
Es el punto de no retorno
Incendia la bolsa de valores
Ríete mientras bailas
Faceta seria puesta en pausa
Cambio de perspectiva
Solo es momentáneo
Dolor infinito
Risa hermosa
Movimiento canibalístico de Wyrd
La dinamo de la naturaleza
Y el inicio de la visión de la dialéctica siniestra
Hypnos Phobos
Estela Nocturna
Sus cuencas expuestas y mancilladas,
Su realidad no es clara,
Se encuentra en un estado adormecido,
La luz del día genera dolor en su piel profanada,
Su vida es nuevamente sellada por la pesada bruma de la culpa,
Se genera un vacío astral y sus labios besan la espesa bilis.
-Paimon
Violeta
Sobre mi mano hay una lectura miserable,
No hay futuro cercano,
No hay certeza general de vida, sino una errante existencia,
No hay caminos de estrellas,
No hay llamativos perfumes sobre mi pecho que yace en el frio suelo,
No hay más color sobre mi piel entumecida por el tiempo.
¿Qué es existir?
¿Qué es vivir?
¿Y qué noche será?
¿Aún lo resisto?
¿Por qué sigo sin considerarlo?
¿En algún momento podré abrazar esa luz violeta llena de vida?
-Paimon
Bella
Amo la vida,
Amo los inmensos mares de intestinos tras una voraz masacre,
Amo ver lágrimas cayendo sobre las mejillas de las almas perdidas,
Amo olfatear finura de la descomposición de cuerpos,
Amo observar la transformación de seres a criaturas oscuras,
Amo ver al sol perderse entre un ocaso lúgubre,
Amo el estruendo de huesos rompiéndose cuando se arroja un desesperan-
zado.
La vida es bella,
Se encuentra en un permanente flujo de almas y dientes frágiles,
La vida es dolor,
El dolor es un estado,
La vida es bella y ahora es eufemismo,
La muerte es el sentido,
Puede que mi muerte tenga más sentido que mi vida.
-Paimon
Velocidad
Un caballero de porte fino y traje marrón
de pelo rizado, extraño perfil y barba a montón
seguido por dos guaruras del mismo color
sale del banco muy tranquilo y sin temor.
Se suben a un auto, con placas foráneas
un carro de lujo y con lunas tintadas
los dos más robustos se sientan delante
y el viejo vacilante, pensativo y arrogante
se acomoda sin prisas en la parte de atrás.
- “Llévame a la cafetería, que tengo una reunión
a las cuatro de la tarde con los empresarios
del proyecto de construcción…
…y con la gente de la asamblea de barrios”
Exclamó nuestro amigo, sirviéndose un bourbon
y mirando al gorila por el espejo retrovisor
con cierta sorna y desprecio en la expresión.
El chófer, de tosco ver y correosa consistencia
pasaba ya los treinta sin tener más ambición
que cumplir con diligencia, los mandatos del patrón
y llevar a casa el pan, mal habido cual ladrón.
Había abandonado sus años de gloria
de querer ganar una copa Grand Prix
de aplastar a sus rivales en Satélite
en arrancones, en cuarto de milla
oyendo su música electrónica en mix.
Hastiado de tal rutina y de los protocolos
y de los tratos y las formas
sin más, asiente…
- “Paseo de la reforma… …Nueve minutos,
vas por la vía más rápida, deberías llegar
a tu destino a las quince cincuenta, pe eme”
Tres años lo habían hecho un experto en Google Maps
Tres años al servicio del señor Enrique Zalazaar.
Dio marcha pues y emprendió el camino designado
hasta el semáforo del cruce que conecta la avenida
donde una alegre canción, con clarinete y teclado
una melodía desértica sonó en el teléfono del opulento
timbró el aparato… una vez, y otra y otra…
Hasta que atendió con voz ronca y extraño acento:
Sr. KH
Tu ultima mirada me dejó con sed de más…
Aquella noche con el único sonido de tus sensaciones
Y el violento vaivén de tu confiada y vulnerable humanidad
entregada al instinto, insospechante de las pretensiones
sórdidas, encubiertas por el roce de la humedad.
Tomé tus piernas, até tus finos tobillos al techo del granero
Contemplé tu perfil por ultima vez y procedí a degollar
Tibieza…