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Clase 6: Teoría de las posiciones. Posición esquizoparanoide.

Mecanismos esquizoides, concepto de identificación proyectiva

Prof. Ana M. Luzzi

Bibliografía obligatoria:

Klein, M. (1990). Notas sobre algunos mecanismos esquizoides (V. S.


de Campo, S. Dubcovsky, V. Fischman, H. Friedenthal, A. Koremblit,
D. Liberman, R. Malfé, N. Rosenblatt, N. Watson & S. Zysman, Trads.).
En Melanie Klein Obras Completas (Vol. 3, pp. 10-33). Buenos Aires:
Paidós. (Trabajo original publicado en 1946).

En la clase de esta semana abordaremos el tema de la posición


esquizoparanoide, sus rasgos esenciales: tipo de ansiedad, tipo de relación de
objeto, mecanismos de defensa y las fantasías concomitantes. Nos
detendremos en los mecanismos esquizoides, especialmente en la escisión o
clivaje y en el mecanismo de identificación proyectiva, sello distintivo de la obra
de M Klein.
La semana próxima continuaremos con la articulación entre la posición
esquizoparanoide y la posición depresiva.
En el artículo “Notas sobre algunos mecanismos esquizoides”, M Klein (1946)
termina de conceptualizar la posición esquizoparanoide, anteriormente
denominada posición paranoide. En las clases anteriores les mencioné que en
1934 Klein había comenzado a desarrollar su teoría de las posiciones y fue allí
donde introdujo el nombre y la idea de una posición paranoide.
¿Cuál había sido la verdadera importancia de esta innovación en 1934? La
posición paranoide era una nueva denominación para el estadío de apogeo del
sadismo, largamente descripto en el 1º sistema kleiniano, es decir, hasta 1932.
La gran diferencia, como ustedes ya saben, es que a partir de 1933 M Klein
adhiere a la segunda teoría pulsional freudiana y entonces el motor del
sadismo será la actuación del instinto de muerte.
En Notas sobre algunos mecanismos esquizoides (1946), M Klein presenta la
teoría de una posición esquizoparanoide - denominación con la impronta de
Fairbairn, otro autor de la escuela inglesa de psicoanálisis-, que alude al tipo de
ansiedad que es paranoide o persecutoria, y a los mecanismos de defensa
denominados esquizoides. En este artículo cobran especial importancia el
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mecanismo de escisión o clivaje y el mecanismo de identificación proyectiva,
además de la negación omnipotente de la realidad psíquica y la idealización. A
diferencia de la posición paranoide descripta en 1934 que tendía a ser una
situación ansiógena sin mecanismos específicos, es sobre todo por los
mecanismos específicos descriptos en 1946 que ahora es definida esta
posición.

En cuanto a la ansiedad, se trata del miedo a la persecución descripto desde


mucho tiempo atrás por M Klein y todo el énfasis está puesto en los
mecanismos de defensa que lo combaten.

A partir de este artículo termina de consolidarse el concepto de posición por


su carácter estructurante de la psiquis. Repasemos su definición: una
configuración estable de ansiedades, relaciones de objeto, mecanismos
de defensa que el yo instrumenta para lidiar con la ansiedad y las
fantasías concomitantes.

Estos elementos son estables en su configuración, lo que nos permite


diferenciar dos posiciones específicas: la posición esquizoparanoide y la
posición depresiva, que podrán alternarse en el curso de la vida de una
persona, si bien en la estructuración de la personalidad habrá predominio de
una sobre la otra.

La posición esquizoparanoide se caracteriza por la presencia de la ansiedad


persecutoria, ansiedad que tiene la marca del instinto de muerte. Freud plantea
que al inicio de la vida la deflexión de la pulsión de muerte nunca es total, que
queda un remanente en el interior que no es suficientemente ligado por la
libido, y que el organismo lo expulsa al exterior. Klein retoma esta
conceptualización, pero mientras Freud plantea la deflexión como un proceso
de proyección hacia afuera, hacia el vacío, por parte de un organismo, Klein
considera que en los primeros momentos de la vida habría un yo incipiente y
rudimentario cuya principal función es el registro de la ansiedad.
Entonces, Klein va a plantear que el remanente del instinto de muerte que no
ha sido ligado suficientemente por la libido es vivenciado por ese yo incipiente
como temor al aniquilamiento y toma la forma de temor de persecución. La
defensa será la proyección, pero no se trata de una proyección al vacío, sino

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en un objeto que a partir de esa situación será vivenciado como un objeto
malo persecutorio, que a través del “interjuego constante” entre
proyección e introyección, se va a introyectar en el mundo interno como
un objeto malo interno.
Otras fuentes de la ansiedad persecutoria que menciona Klein en este artículo
son: el trauma del nacimiento y la frustración de las necesidades corporales.
El Yo y el objeto se constituyen recíprocamente a través de los
mecanismos de proyección e introyección. El Yo temprano carece de
cohesión y al inicio de la vida coexisten una tendencia a la integración como
expresión del instinto de vida y una tendencia a la desintegración y a hacerse
pedazos como expresión del instinto de muerte. La posibilidad de cohesión del
Yo va a depender, en última instancia, de un factor constitucional que es la
capacidad para tolerar la ansiedad.
Las relaciones de objeto características de esta posición son de tipo
parcial. Bajo la presión de la ansiedad persecutoria, el yo escinde al objeto y
su relación con él, lo que implica una escisión del yo mismo. M Klein dice: “El
impulso destructivo es proyectado en el pecho como agresión oral y en los
estados de frustración el niño siente que ha introyectado el pecho en pedazos”.
A partir de 1946 se introduce una mayor precisión respecto de la cualidad
parcial de las relaciones de objeto. Anteriormente, el carácter parcial de los
objetos en tanto segmentos corporales - boca, pecho, mano- era entendido
como consecuencia de la inmadurez de los aparatos sensorio-perceptivos del
recién nacido que le impedían conectarse con la totalidad de la madre como
persona. Ahora, la parcialidad del objeto además de atribuirse a la inmadurez
neurológica del bebé, va a ser considerada como consecuencia de una
estrategia defensiva del yo: el mecanismo de escisión o clivaje. Este
mecanismo define no solo la separación o distancia entre los aspectos malos y
buenos del objeto, sino también divide las emociones que experimenta el bebé;
las emociones primitivas son entendidas por Klein como representantes de los
instintos y también entonces, se experimentará una separación entre amor y
odio.

Los mecanismos esquizoides

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La escisión o clivaje: Klein plantea en este artículo que bajo la presión de la
ansiedad persecutoria, el yo tiende a hacerse pedazos; cuando este yo
primitivo escinde al objeto, también escinde su relación con él, por lo cual toda
escisión del objeto implica una escisión activa del yo mismo.

En este artículo Klein introduce una nueva definición del mecanismo de


escisión, con una modificación sustancial: “frecuentemente he expresado la
idea de que las relaciones de objeto existen desde el inicio de la vida, el primer
objeto es el pecho de la madre, para el bebé se escinde en un pecho bueno
gratificador y en un pecho malo frustrante. Esta escisión tiene como resultado
una separación entre el amor y el odio”.
Algunas líneas más abajo enumera las defensas típicas del Yo arcaico, y
menciona el mecanismo de escisión del objeto y del yo y el ahogo de las
emociones como típico de la posición esquizoparanoide. La escisión del
yo es un subproducto de la aplicación del clivaje al objeto. El yo no puede
escindir al objeto sin clivarse a sí mismo en ese acto.
Klein coincide con Winnicott en que al inicio de la vida habría un estado de “no
integración” que no es patológico. Klein agrega que a partir de ese estado de
“no integración” inicial, se darían movimientos hacia la integración como
expresión del instinto de vida, y movimientos hacia la desintegración
representativos del instinto de muerte.

A propósito del término clivaje – que Klein utiliza como sinónimo de escisión- ,
cabe mencionar que es un concepto tomado de la geología, del estudio de los
minerales, que expresa la idea de que el objeto o el yo no se van a escindir
azarosamente, sino siguiendo determinadas líneas de fractura que son
inherentes a su constitución, de manera similar a las líneas de fractura de los
cristales.

Ahora bien, ¿cuál es el factor constitucional que determinaría la mayor o


menor fortaleza yoica? Klein dice que es la capacidad constitucional para
tolerar la ansiedad.
Esto tiene su correlato clínico, muy frecuente. Como ustedes saben, la cátedra
realiza sus actividades de extensión universitaria en el Servicio de Psicología
Clínica de Niños, donde se asiste a familias en condiciones de extrema

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vulnerabilidad psicosocial. Recibimos niños que han sufrido reiteradas
situaciones de pérdida, maltrato infantil y situaciones traumáticas a repetición.
Sin embargo, mientras algunos niños y niñas presentan severas alteraciones
en su desarrollo emocional, otros ante situaciones y condiciones de vida
similares, han desarrollado una capacidad de afrontamiento o mejor dicho en
términos kleinianos de reparación, que les permitió reducir considerablemente
el daño sufrido.
Algunas personas – con dificultades constitucionales para tolerar la ansiedad-
frente al incremento de la ansiedad persecutoria, más que escindir al objeto y al
yo en una escisión dicotómica -pecho bueno vs pecho malo- , fragmentan el
objeto y consecuentemente al yo. Klein plantea que bajo la presión del
incremento de la ansiedad persecutoria, el yo tiende a “hacerse pedazos”.

Entonces se puede pensar que la escisión es un mecanismo primitivo, que


de acuerdo con la intensidad de la ansiedad persecutoria y también de acuerdo
con la capacidad constitucional de cada individuo para tolerar la ansiedad,
puede presentar dos modalidades: una escisión binaria entre pecho bueno y
pecho malo, y una modalidad fragmentante y más patológica, que se
traduce en la fantasía de un objeto y un yo despedazados.

La escisión o clivaje binaria constituye un principio organizador de la vida


psíquica; si bien separa o divide, ordena el caos inicial de la vida emocional del
recién nacido en dos “zonas”: una “zona buena” centrada en el vínculo entre un
pecho bueno gratificador y un yo satisfecho, y una “zona mala”, centrada en el
vínculo entre objeto malo frustrante y amenazante y un yo insatisfecho.

Klein plantea en este artículo que ante el incremento de la ansiedad


persecutoria, el impulso destructivo es proyectado en el objeto como agresión
oral y que en los estados de frustración el bebé siente que ha introyectado el
pecho hecho pedazos. Por el contrario, es posible que en los momentos de
máxima gratificación oral, se experimente la fantasía inconsciente de
introyección de un pecho bueno “completo”, no dañado por el sadismo.
Este pecho “completo” es un objeto parcial no dañado, que constituye un
factor de cohesión yoica, que contrarresta los procesos de escisión y
dispersión. Dice M Klein: “el pecho gratificador interiorizado bajo el predominio
de la libido de succión es sentido como completo. Este primer objeto interno
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(parcial) actúa como un factor central en el Yo. Se opone a los procesos de
clivaje y dispersión y trabaja en el sentido de la integración y la cohesión y es
un imán aglutinador del Yo” (1946).

La escisión fragmentante o splitting, por el contrario, se traduce en la


fantasía inconsciente de que el pecho malo atacado en los estados de
frustración y de ansiedad es introyectado en pedazos, con la consecuente
fragmentación del yo. Resumiendo, podemos decir que M Klein distingue dos
formas de escisión: un clivaje “dicotómico” entre pecho bueno y pecho malo, y
un clivaje fragmentante o splitting; el primero es favorable para la integración y
el segundo para la desintegración mortífera. Ambas formas de escisión se
dirigen hacia el objeto pero recaen inevitablemente en el yo.

En este artículo, Klein menciona un tercer tipo de escisión que constituye una
defensa esquizoide por excelencia: la escisión violenta del yo. Se refiere a
una actitud característica de ciertos pacientes adultos que se sienten
indiferentes, lejos del analista, y que reciben las interpretaciones con una cierta
“cortesía distante”. Es como si en estas personas no hubiera comunicación
alguna entre la parte consciente que intenta analizarse y la parte de la
personalidad hacia la cual se dirigen las interpretaciones del analista. Esta
forma particular de defensa esquizoide se caracteriza por el rechazo del
inconsciente, ajeno a la conciencia. El ejemplo de este mecanismo está dado
por el caso de un hombre que experimenta con vehemencia su envidia sobre
algunas personas y cuando lo manifiesta, M Klein efectúa una interpretación
transferencial y le expresa que es ella a quien se dirige la envidia del paciente y
que es a ella a quien él quiere destruir. En ese momento el paciente sufre una
transformación, cambia su humor bruscamente, el tono de su voz se apacigua
y habla de una manera débil desprovista de emoción; le comunica a su analista
que se siente desconectado de la situación en su conjunto, y agrega que la
interpretación le parece correcta pero sin importancia y que, de hecho, él no
tiene ningún deseo y que siente que nada vale la pena. Los comentarios de M
Klein ponen en evidencia las motivaciones, la orientación y los modos de
producción de este proceso defensivo particular. El factor desencadenante en
este caso preciso fue el miedo a la destrucción del analista. La reacción del
paciente consistió en escindir “las partes de sí mismo, es decir de su yo”, que

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sentía peligrosas y hostiles hacia su analista. Es necesario insistir sobre el
hecho de que esta “escisión violenta del yo” es independiente del clivaje
del objeto: en vez de dirigir la pulsión destructiva hacia el exterior, el Yo las
vuelve sobre sí mismo. Este mecanismo tiene como vehículo una fantasía
inconsciente de aniquilación de una parte de la propia personalidad. Es una
defensa característica de las personas esquizoides.

Ahora bien, volviendo al mecanismo de escisión característica de la posición


esquizoparanoide, vuelvo a repetir (y disculpen la reiteración), encontramos el
clivaje dicotómico y el clivaje fragmentante o splitting. Este último es
desestructurante y conduce tanto a la destrucción del objeto como del yo. El
splitting o escisión patológica se manifiesta ante un incremento de la ansiedad
persecutoria y cuando no es posible mantener la escisión más adaptativa o
dicotómica (pecho bueno / pecho malo).

Resumiendo los efectos del splitting se podría mencionar:

1) Los aspectos del objeto y del yo fragmentado son múltiples y no guardan


relación entre sí.
2) La fantasía inconsciente es de destrucción y aniquilamiento
3) El efecto psíquico es de desolación y catástrofe, lo cual produce un
incremento de la ansiedad persecutoria. Se produce un debilitamiento del yo
con el peligro de caer en un estado de confusión.

Ahora bien, puede suceder también que ante un incremento de la ansiedad


persecutoria, no necesariamente se manifieste esta escisión fragmentante.
Recordemos nuevamente ese factor constitucional que Klein menciona: la
mayor o menor capacidad para tolerar la ansiedad. Entonces puede pasar que
ante un aumento de ansiedad persecutoria se extremen los pares contrastados
en la escisión normal –pecho bueno vs pecho malo- a través de la actuación de
dos mecanismos de defensa: la idealización y la negación de la realidad
psíquica.

Estos mecanismos siempre se dan en forma simultánea; siempre que se da


uno, necesariamente encontraremos al otro. Ante un aumento de la ansiedad
persecutoria, la idealización y la negación de la realidad psíquica refuerzan los

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efectos de la escisión entre pecho bueno y pecho malo. La bondad de los
objetos buenos se exalta y se convierten en objetos idealizados y se refuerza la
maldad de los objetos malos. La idealización tiene su origen en el poder de
los deseos instintivos de gratificación ilimitada. Es un mecanismo
esencialmente precario, y si bien surge para combatir la ansiedad persecutoria,
es el corolario de la misma. La necesidad de separar en extremo los aspectos
de un objeto, solo se entiende como consecuencia de un incremento de
ansiedad persecutoria. Esa máxima distancia estaría destinada a preservar al
objeto bueno y es el corolario de la ansiedad persecutoria porque es un
mecanismo de reaseguramiento basado en la omnipotencia de pensamiento.
La idealización y la negación consecuente de la realidad psíquica son
estrategias defensivas para mitigar la ansiedad persecutoria. La
idealización implica necesariamente la negación del objeto malo del que está
separado mediante la escisión. El grado de idealización depende siempre del
grado de ansiedad persecutoria.
La negación de la realidad psíquica es el tratamiento impuesto al objeto
malo que se halla separado del objeto idealizado. Este concepto es
esencialmente diferente de la negación descripta por S Freud. Es un concepto
cercano al de escotomización., que implica el corte activo que hace el sujeto
de una parte de su realidad psíquica a la que después considera como no
existente. Si bien el acento recae en la realidad psíquica, implica negar también
ciertos impulsos y fantasías inconscientes, y ciertos aspectos del yo
relacionados con la realidad externa e interna.

El mecanismo de IDENTIFICACIÓN PROYECTIVA: como antecedente de


este concepto se puede mencionar el mecanismo de personificación en el
juego que Klein describe en 1929 (Klein, 1929). Klein menciona que el alivio
que obtienen los niños cuando juegan se debe en parte por la actuación de ese
mecanismo, que consiste en expulsar las imagos idealizadas y terroríficas que
el niño absorbió en el curso del conflicto edípico, en los diferentes personajes
de sus juegos. Estos personajes interactúan en la escena lúdica y le facilitan al
niño la expresión de sus emociones y ansiedades.

En el artículo que estamos analizando esta semana, Klein menciona este


mecanismo como identificación por proyección y en 1952 le dará

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definitivamente el nombre de identificación proyectiva. En “Notas sobre algunos
mecanismos esquizoides”, la autora afirma que los ataques sádicos orales
existen desde el inicio de la vida y se expresan en la fantasía de introducirse en
el pecho de la madre para vaciarla y robarle sus contenidos. Estos primitivos
ataques sádico-orales que surgen en los momentos de frustración van a dar
lugar a las primeras identificaciones proyectivas, que luego serán reforzadas
por los ataques sádico-anales y sádico-uretrales. La fantasía inconsciente
subyacente a estos ataques consiste en expulsar sustancias peligrosas en el
vientre de la madre para controlarla y dominarla.

Klein plantea en este artículo que la identificación proyectiva constituye en


la posición esquizoparanoide el prototipo de una relación agresiva con el
objeto, que se expresa en la fantasía de que una persona proyecta partes de
sí mimo que considera peligrosas, o todo su yo que es vivenciado como
peligroso y dañino, en otro objeto con el fin de dominarlo, poseerlo y
controlarlo.

En la posición esquizoparanoide los ataques sádicos dirigidos al pecho de la


madre se dirigen también a su cuerpo, y pueden ser introyectivos y proyectivos.
Los ataques introyectivos se traducen en la fantasía de succionar el pecho
hasta vaciarlo –fantasía de vampirismo-. Los ataques proyectivos se relacionan
con la fantasía de expulsión de sustancias peligrosas del organismo dentro del
cuerpo de la madre; estas sustancias representan las partes malas del yo que
se pretenden introducir para controlar y poseer al objeto. Esta irrupción en el
objeto de partes del yo, constituye el carácter identificatorio de este
mecanismo. Más adelante, en artículos posteriores, se va a deslindar el
carácter mayoritario de “lo malo” ligado a la proyección y de “lo bueno”
relacionado con la introyección. M Klein mencionará la posibilidad de empatía
como una identificación proyectiva de las partes buenas del yo, necesaria para
establecer un buen vínculo con los objetos y para la comunicación.

La clase próxima veremos la articulación entre la posición esquizoparanoide y


la posición depresiva, basándonos en la lectura de unos artículos publicados en
1952, y allí podremos ver algunos ejemplos de que la identificación proyectiva
de las partes buenas es más característica de la posición depresiva. La

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proyección de los buenos sentimientos y de las buenas partes del yo en la
madre, es esencial para la capacidad del bebé de desarrollar las buenas
relaciones objetales y de integrar su yo. Por ejemplo, en la posición depresiva
la identificación empática con el objeto bueno al que se teme haber dañado, es
un anticipo de la posibilidad de reparación; se trataría de una identificación
proyectiva de las partes buenas del yo en el objeto.

Es interesante que veamos que el concepto de identificación proyectiva


hace referencia a que la identificación es un proceso que siempre está
ligado a la proyección y a la introyección.

La irrupción de las partes del yo en el objeto es lo que funda la


dimensión identificatoria del mecanismo; por eso un incremento masivo de
identificaciones proyectivas en la posición esquizoparanoide puede entrañar el
peligro de la confusión entre el yo y el objeto. Por ejemplo, si mediante una
excesiva identificación proyectiva la madre contiene las partes malas del yo, se
va perdiendo el efecto organizador de la escisión dicotómica y la posible y
paulatina diferenciación entre el yo y el objeto. El crecimiento del odio por el
objeto es consecutivo a la proyección sobre él de una parte mala del yo. M
Klein describe las fantasías de control omnipotente del objeto, con el fin de
poseerlo y dominarlo.

A partir de 1946, el anclaje en la clínica de los mecanismos de identificación


proyectiva se afina y enriquece. Sin embargo M Klein no pudo ver la
importancia y trascendencia que el concepto de identificación proyectiva tuvo
en las producciones de otros autores como Bion, Meltzer, Winnicott, Pichon
Riviere, Liberman, Bleger, Resnik, Baranger, entre tantos otros. El concepto de
identificación proyectiva es muy importante en la clínica con niños,
adolescentes y adultos. En los archivos de M Klien, se encuentran notas que
no fueron publicadas, en las cuales se registra la importancia que la autora le
daba a este mecanismo en el análisis de sus pacientes. Aparentemente Klein
estaba escribiendo un artículo sobre este concepto, que quedó inconcluso y no
llegó a publicarse.

En 1955 Klein publicó un artículo denominado “Sobre la identificación”, en el


cual analiza una novela de Julien Green, que le permite avanzar en la

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conceptualización de la identificación proyectiva. El argumento de esta novela
es una variación sobre el tema del “pacto con el diablo”: Fabián es un joven
hombre, pobre, enfermo y desdichado en amores que recibe el poder del diablo
de introducir su personalidad en el cuerpo de toda víctima que elija. Se
beneficia al encarnar en diferentes personas que suscitan su envidia. Pero no
es solamente la apariencia física de sus huéspedes involuntarios lo que él
adquiere, es también su temperamento, su memoria y pensamientos. Pronto
Fabián se olvida de haber sido Fabián, y así se encuentra al final de la novela
en que se reintroduce en su propio cuerpo, sin darse cuenta que ese cuerpo no
es otro que el suyo propio y que había abandonado algunos días atrás.

Del análisis que Klein hace de esta novela surge que la identificación
proyectiva excesiva hace nacer el temor de ser englobado en el objeto.
Fabián percibe con angustia que su personalidad se desvanece delante de la
personalidad de sus víctimas, es decir que las partes escindidas son
sumergidas dentro de los objetos y pierden los recuerdos y las características
del Fabián original. El “englobamiento” de la parte escindida del yo dentro y por
el objeto, es sin ninguna duda un contenido que refuerza la ansiedad
persecutoria. La proyección en el objeto de las partes clivadas del yo está
motivado por el deseo de controlarlo: hace nacer el miedo al temor de que el
objeto tome revancha controlando las partes de la personalidad depositadas en
él. De ahí se deriva el sentimiento de ciertos pacientes de que partes enteras
de su personalidad escapen a su control, sean inaccesibles o completamente
desaparezcan. Este incremento de la ansiedad persecutoria está fundada en el
rechazo del yo de la parte escindida. Por el contrario, la identificación
proyectiva de las partes buenas del yo posee la propiedad de facilitar la
introyección del amor y del bienestar proyectado sobre el objeto y de abrir un
círculo ininterrumpido de reproyecciones y de reintroyecciones “buenas” que
enriquecen al yo y se extienden a sus relaciones de objeto.

La identificación proyectiva excesiva de las partes malas del yo es


generadora de confusión entre yo y no yo. Se entiende en las descripciones
concretas que hace Melanie Klein del proceso de identificación proyectiva de
las partes malas; se acompaña de sentimientos de odio por el objeto sobre el
cual las partes malas han sido proyectadas. El sujeto se desentiende de sus

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propios aspectos peligrosos y se los atribuye al otro. Es característico de los
estados de despersonalización o en las ideas de influencia, el “no yo” hace
irrupción en el yo porque el sujeto duda de sí mismo, y de la proyección de las
partes hostiles en el objeto. Melanie Klein en Envidia y gratitud (1957) insistirá
sobre el hecho de que la identificación proyectiva excesiva de las partes malas
es un factor de confusión entre el yo y el no yo: cuando es excesiva, el objeto
se confunde con el yo, lo que conduce a una gran confusión entre yo y el
objeto, generadora del debilitamiento del yo y de problemas graves en la
relación objetal y en el vínculo con la realidad. Así el elemento identificatorio
de la identificación proyectiva mala proviene esencialmente de la
confusión que instituye entre el yo y el objeto.

La naturaleza confusional de la identificación proyectiva deriva entonces de la


indiferenciación primitiva del yo y el otro. Si produce estados de confusión en el
bebé o en el adulto psicótico, es porque es esencialmente una tentativa de
atribuir al otro los contenidos psíquicos inaceptables, y se da en un cuadro de
funcionamiento mental propio del bebé normal (en el primer trimestre de vida) o
del adulto psicótico, que ignora totalmente o particularmente la oposición
mundo interno / mundo externo. Recíprocamente, las formas buenas de la
identificación proyectiva en la posición esquizoparanoide –que si bien no
predominan también existen- crean una unión fusional con el objeto más que
una verdadera relación objetal, implicando el paulatino reconocimiento de la
alteridad del objeto al acercarnos a la posición depresiva.
Para finalizar, si bien M Klein entiende que habría relaciones de objeto desde el
inicio de la vida, es importante señalar que Klein considera que en la posición
esquizoparanoide estas relaciones de objeto son narcisistas.
Como ejemplo de personalidades en las que predominan las relaciones de
objetos narcisistas, pensemos en los crímenes pasionales, donde uno de los
integrantes de una pareja proyecta sus propios aspectos peligrosos en su
pareja, y genera un control y dominio sobre su partenaire, con manifestaciones
irracionales de celos posesivos, hasta que se produce el desenlace violento. El
otro no es reconocido como “otro” sino como una parte de sí mismo indeseada,
peligrosa y persecutoria. Podríamos pensarlo como un ejemplo de una

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identificación proyectiva masiva de las partes destructivas en su pareja, con la
consecuente confusión entre yo y no yo.
La clase próxima retomaremos estos conceptos y veremos la progresión entre
la posición esquizoparanoide inicial y la posición depresiva.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:

Klein, M. (1929) La personificación en el juego de los niños. En Amor, Culpa y


Reparación. Melanie Klein Obras Completas (Vol. I, pp. 205-215). Bs.
As.: Paidós.

Klein, M. (1990). Notas sobre algunos mecanismos esquizoides (V. S. de


Campo, S. Dubcovsky, V. Fischman, H. Friedenthal, A. Koremblit, D.
Liberman, R. Malfé, N. Rosenblatt, N. Watson & S. Zysman, Trads.). En
Melanie Klein Obras Completas (Vol. 3, pp. 10-33). Buenos Aires:
Paidós. (Trabajo original publicado en 1946).

Klein, M. (1972).Sobre la identificación. (S Zysman. Trad.). En Nuevas


direcciones en Psicoanálisis (pp.301-334). Buenos Aires: Paidos.
(Trabajo original publicado en 1955).

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POSICIÓN ESQUIZOPARANOIDE:

• ANSIEDAD: PERSECUTORIA (temor a la aniquilación del yo)

• RELACIÓN DE OBJETO: PARCIAL

• MECANISMOS de DEFENSA:

Dicotómico (organizante) Pecho bueno /


pecho malo

 ESCISIÓN o CLIVAJE

Splitting o fragmentante (patológico)

 IDEALIZACIÓN Y NEGACIÓN DE LA REALIDAD PSÍQUICA:


refuerzan los pares contrastados de la escisión dicotómica
ante un incremento de la ansiedad persecutoria. Siempre se
dan juntos.

 IDENTIFICACIÓN PROYECTIVA: la fantasía es escincir las


partes malas o peligrosas del yo y proyectarlas en un objeto,
con la finalidad de poseerlo, controlarlo y dominarlo. A
diferencia de la mera proyección, el yo no se desentiende de
los contenidos proyectados en el objeto, sin que los controla
“dentro” del objeto. De ahí el carácter identificatorio de este
mecanismo. En la Posición esquizoparanoide, predomina la
identificación proyectiva de las partes malas del yo.

• FANTASÍAS

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