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CONTRATISTA DE VIÑAS Y FRUTALES.

Este estatuto nació de los usos y costumbres. Las primeras viñas datan del
siglo XVI. En la mitad de la segunda década del siglo pasado se intensifica la
actividad vitivinícola debido al aporte realizado por los inmigrantes, y ellos
comienzan a delinear la figura del contratista de viñas.

Notas características: Fundo cedido que no excede de 20 hectáreas. (El


contratista solo puede atender personalmente 5 o 6 has.) Necesidad de otras
personas para la explotación de toda la superficie. Generalmente es la familia
del contratista, pero en muchas oportunidades debe recurrir a terceros. El
contratista percibe una retribución fija en dinero por ha. Y un porcentaje del
orden del 18 % sobre la producción.

Los legisladores de Mendoza y San Juan interpretaron que esta situación era
una actividad típicamente local y a ellos les correspondía legislar sobre este
acuerdo de voluntades.

Art. 1. Estatuto de Mendoza. Se entiende por contratista todo trabajador


agrícola que tenga a su cargo el cuidado y cultivo de una fracción de terreno
plantado con viñas y frutales, recibiendo por su trabajo una remuneración
determinada y un porcentaje conforme a esta ley.

Determinar su naturaleza jurídica fue una ardua tarea para jueces y


abogados, porque la ley no aclaraba si se trataba de una relación de
dependencia o estábamos ante un trabajador autónomo.

En caso de decidir por la primera opción, le eran aplicables las leyes laborales
(estatuto del peón) haciendo lugar a los respectivos beneficios que ellas
otorgan a los trabajadores en relación de dependencia. Sueldo anual
complementario, antigüedad, salario familiar, etc.

Si consideramos que el contratista no aparece perfilado como un claro y


preciso dependiente desencajado del trabajo subordinado, sino que se adecua
como un trabajador autónomo, independiente y no subordinado, el contrato
sería asociativo.

Enriquecedora fue la discusión sobre la naturaleza jurídica de esta figura, pero


rápidamente esta ley provincial fue declarada inconstitucional, ya que
invadieron facultades expresamente delegadas a la Nación. (antes, art. 67 inc.
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LEY 20.589. (1974) Regula al contrato que vincula al viñatero con el
contratista como un CONTRATO LABORAL ESPECIAL.

-La ley considera contratista de viñas y frutales a la persona que, en forma


individual o con su núcleo familiar, trabaja personalmente en el cuidado y
cultivo de dichas especies, percibiendo como contraprestación una retribución.

- Forma. Por escrito, inscribiendo en las reparticiones públicas que


correspondan. (para determinar la fecha cierta)

- Puede tomar a su cargo obreros-

- Remuneración: una mínima por hectárea y por año y un (15 a 19 %)


porcentaje de la producción, fijada por la Comisión Paritaria creada por el
estatuto. Se abona en diez mensualidades iguales y consecutivas pagaderas
de mayo a febrero.

- Beneficios: indemnización por despido, aportes previsionales y sociales.

- Duración: Un año agrícola. Si no se lo denuncia se opera la tácita


reconducción por un nuevo año, salvo que alguna de las partes lo rescinda
antes del 31 de marzo de cada año.

El 25 de febrero de 1980, fue derogada la Ley 20.589 por la Ley 22.163,


regulando la misma actividad como una relación de carácter asociativo,
fundamentando tal reforma en que el contratista se desenvuelve
autónomamente frente al viñatero, ya que no se dan las características propias
del trabajo subordinado si el contratista asume la dirección de la explotación,
decide la técnica a emplear y puede complementar su tarea con la contratación
de trabajadores en relación de dependencia con el mismo, además participa de
los riesgos económicos de la explotación mediante un porcentaje de los frutos
que se obtengan. De esta manera el contratista es considerado un
trabajador autónomo, con las consiguientes consecuencias de orden legal,
sobre todo en materia laboral y previsional.

Concomitante con el restablecimiento de la democracia, la Ley 23154 del 1 de


noviembre de 1984, deroga la Ley 22.163 y restablece la Ley 20.589, con leves
variantes.

Ver Ley y Brebbia-Malanos.

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