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OBJETO DE LA INTERPRETACIÓN JURÍDICA:

El objeto de la interpretación jurídica son todas las normas que integran el ordenamiento
jurídico: las normas legales (leyes, reglamentos,, decretos, ordenanzas municipales, etc.);
las negociales (contratos, testamentos, etc.); las consuetudinarias (usos y costumbres);
las contenidas en los principios generales del Derecho; y las individualizadas (sentencias,
laudos arbitrales, resoluciones administrativas). Si falta la norma jurídica no hay
interpretación, sino integración del Derecho.

Siendo la ley, en un sentido material (constitución, ley, tratado, reglamento, decreto, etc.)
la fuente formal más importante del Derecho, la teoría de la interpretación esta
esencialmente referida a ella. Pero también se interpreta la costumbre y los principios
generales del derecho cuando son llamados por la ley a cumplir la misión de fuentes
supletorias de primer y segundo grado, respectivamente, además de las normas
particulares y las individualizadas.

Las normas jurídicas están agrupadas en ramas o subordenamientos jurídicos que


regulan las diferentes instituciones (familia, contratos, bienes, actos ilícitos, etc.) y cada
subordenamiento integra el ordenamiento jurídico vigente en un país. Cuando, por
ejemplo, se quiere fijar el sentido de una norma relativa al divorcio, debemos tener
presente no solo todo el libro relativo al Derecho de familia del Código Civil, sino todo el
Código civil y también todo el ordenamiento jurídico, puesto que este es el entorno
normativo del cual depende el sentido y alcance de todas y cada una de las normas que
lo integran.

A su vez, el ordenamiento jurídico se ubica dentro de un entorno social, económico,


político, histórico, cultural o de cualquier otra índole, en el cual se consideran los hechos
que requieren de una respuesta jurídica. Realidad que esta descrita abstractamente
conforme a determinadas valoraciones en el supuesto de hecho de las normas, ya que
entre realidad social y ordenamiento jurídico existe una interacción de cuenta con ambos
elementos: el ordenamiento y la realidad social.

Se interpretan las normas jurídicas para establecer su sentido y alcance ante el hecho
concreto a que han de aplicarse. Cossío critica esta conclusión afirmando que las leyes
son conceptos que , como tales, no se explican, ni se interpretan o comprenden, sino que
se inteligen, pues lo que se interpreta es la conducta por medio de la ley. No obstante la
autoridad intelectual de Cossío, acerca de una realidad concreta, el intérprete
forzosamente tiene que valorar la norma, primero, eligiéndola de entre las que integran el
ordenamiento y luego seleccionando, de entre los varios sentidos que presenta, el más
justo para resolver el caso concreto. La valoración de la norma la hace a fin de valorar la
realidad social (realidad de conducta social) cuyo sentido jurídico en cuanto a orden,
seguridad y justicia tiene que establecer.

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