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Co-ponencia de La poética de Aristóteles

Juan Diego Naranjo


Seminario de Estética
07/03/2022

Introducción

Antes que nada, es importante dejar claro cuál es el objetivo del presente texto.
Primero que todo, se ha escrito la co-ponencia con la intención de profundizar en algunas
cuestiones estéticas presentes en la obra Aristotélica La poética y en la relatoría
correspondiente a dicho texto. Para llevar a cabo dicha profundización, se ha establecido un
orden o, mas bien, unos puntos clave que permitirán el desarrollo del texto. Primero que
todo, se hará un análisis de los conceptos de mimesis y catarsis, fundamentales para
comprender la idea de Aristóteles sobre el arte poético y su función. Después, se hará una
reflexión sobre una posible relación entre los conceptos analizados y la ética, definida por
Aristóteles como la ciencia de la practica del bien. Y, finalmente, concluir con una
consideración sobre la importancia de la catarsis.

Sobre la mimesis y la catarsis

La poética de Aristóteles es un tratado de estética, donde el autor hace un trabajo


filosófico de definición y caracterización. En palabras del autor, trata «del arte poético en
sí mismo y de sus formas, de la potencialidad que posee cada una de ellas, y de qué modo
se han de componer las tramas para que la composición poética resulte bella» (Poética 1,
1447 a 8-10). Es importante resaltar que para Aristóteles, al igual que para Platón, todas las
artes son miméticas, en el sentido de que imitan algo o a alguien. Sin embargo, a diferencia
de Platón, para Aristóteles la imitación no es algo desfavorable, pues cumple una función
creativa, que permite la expresión de ciertos aspectos de la vida y los mitos que no se
podrían expresar de otra manera.
¿Qué es la mimesis?

Se entiende por mimesis la acción del artista (en el caso de la tragedia del actor) que
pretende la imitación de las acciones de algún hombre, especialmente de los virtuosos.
Toda la consideración estética de Aristóteles sobre el arte poético gira entorno a este
concepto, pues tanto la música como el ritmo, los objetos y atuendos, como las acciones de
los personajes, son imitaciones de alguna de las características de la historia. Se puede decir
que la mimesis tiene la función de mostrar y ejemplificar algo que no está comúnmente a
simple vista. Permite al hombre discernir qué es qué, cómo es, para lograr así una
comprensión más profunda sobre las intenciones, motivaciones y, en general, sobre las
acciones del ser humano. El arte es, por lo tanto, un modo de conocimiento valido para
Aristóteles.

Cabe aclarar que el concepto de mimesis no es exclusivo de la interpretación


poética. Aristóteles muestra en La Poética cómo la imitación es una característica
esencialmente humana, haciendo alusión al hecho de que es por imitación que aprendemos
y actuamos. La mimesis es, en este sentido, la manera en la que el ser humano es capaz de
adaptarse y desenvolverse en la sociedad. Es a partir de esta consideración que se puede
atisbar la fuerte relación entre la mimesis y la ética que se desarrollara mas adelante.

¿Qué es la catarsis?

Además de la mimesis, otro concepto fundamental dentro de la estética aristotélica


es la catarsis. Es una lastima que el concepto se mencione exclusivamente a la hora de
definir a la tragedia, pero a partir del desarrollo que le da Aristóteles a la función de la obra
artística a lo largo de su tratado, es posible inferir a qué se refiere con catarsis. La mención
mas iluminadora que hace Aristóteles sobre el concepto esta al inicio de la obra, donde
dice: «Es, pues, la tragedia imitación de una acción esforzada y completa, de cierta
amplitud, en lenguaje sazonado, separada cada una de las especies (de aderezos) en las
distintas partes, actuando los personajes y no mediante relato, y que mediante compasión y
temor lleva acabo la kátharsis de tales afecciones».

En este sentido, se puede decir que la culminación o el objetivo de la tragedia es la


catarsis, que mediante una imitación y representación de emociones es capaz de generar
algo en el espectador. Ese algo es la catarsis. Aunque el concepto no se desarrolla en el
texto como se podría esperar de un concepto fundamental, la palabra catarsis no ha sido
ajena a los círculos estéticos y psicológicos. Sigmund Freud es uno de los personajes que ha
tratado el término y viene de gran ayuda en la presente co-ponencia, pues nos da una idea
sobre lo que podría haber significado el concepto para Aristóteles. Según Freud, la catarsis
es un proceso psíquico que ocurre en un paciente que esta pasando por un trabajo
psicoanalítico, donde la persona es capaz de comprender y asimilar una emoción que ha
sido reprimida. En otras palabras, la catarsis es la consumación de un deseo o sentimiento
que no se ha podido realizar o manifestar en una persona.

Aristóteles, como dice en la cita de más arriba, ya nos indica que la catarsis sucede
mediante la representación de la compasión y el temor en la obra trágica, pero creo que no
se incurriría en un error si dijéramos que la catarsis no es exclusiva de esas dos emociones.
Para Freud, la catarsis no puede surgir de la remembranza, pues si dicha emoción ha sido
reprimida, lo será tanto en el recuerdo como en el presente. Es por esta ron que es necesario
de un agente externo que ejemplifique o imite dicha emoción para que la persona pueda
asimilarla.

Este proceso catártico solo es posible si el espectador de la obra trágica es capaz de


ponerse en las situaciones y los personajes que están siendo representados. En otras
palabras, la condición necesaria para que la catarsis se de es la empatía. La empatía es,
aunque no es expresado en esos términos por Aristóteles, un elemento fundamental de la
tragedia. La obra poética debe alcanzar los lugares más profundos del alma humana para
generar un efecto de espejo, mimético, en el que el espectador sienta lo que siente el
personaje. Es de esta manera que la catarsis toma lugar en la tragedia, a partir de la
imitación de sentimientos inusuales que, por cuestiones sociales, han sido reprimidos o no
han sido comprendidos en su totalidad, pero que siguen existiendo en el fondo del alma
humana, por lo que necesitan ser expresados o comprendidos para evitar una mala acción.
De esta manera, el espectador es capaz de encontrar en sí mismo aquello que está viendo,
sin la necesidad de pasar en carne propia por las situaciones que están siendo representadas
en la obra.

Relación catarsis-ética

Después de platón, la filosofía antigua estuvo fuertemente marcada por un interés en


la filosofía ética. Aristóteles no fue la excepción. Aunque la poética está dedicada casi
exclusivamente a asuntos estéticos, en la filosofía aristotélica, al igual que en la de los
grandes filósofos, todas sus partes están interconectadas, por lo que no es difícil establecer
relaciones entre éstas. Los conceptos de mimesis y catarsis pueden servir de ejemplo de
esta relación que existe dentro de la filosofía aristotélica entre la estética y la ética.

Para establecer dicha relación, son necesarios 2 puntos que, a simple vista, pueden
parecer ingenuos o sencillos, pero que hacen clara la conexión entre la catarsis y la ética.
Primero que todo hay que hacer notar que el hombre, para Aristóteles, es capaz de realizar
acciones tanto malas como buenas. Esto quiere decir que el mal, al igual que el bien, son
potencias del hombre. Es a partir de dicha consideración que se desarrolla la ética
aristotélica como una ciencia sobre lo que se debe hacer. Como los malos actos, por
definición, deben ser repudiados y evitados, el hombre debe reprimir o evadir ciertos
deseos que lo llevan a cometer malas acciones. Sin embargo, el deseo no desaparece y, por
lo tanto, es incomprendido y se llega, por así decirlo, a hacer las paces con éste.

Es aquí donde entra la catarsis en un sentido ético. La catarsis permite al hombre, a


través de la mimesis, reconocer en él mismo aquello que ha sido sepultado por las
convenciones sociales y por la educación que ha recibido. Cuando el espectador de la
tragedia siente el deseo de que alguien muera, o siente la vergüenza que sigue a un mal
actuar, estas facetas que están dentro suyo son expresadas en el otro y por lo tanto es
posible una comprensión de por qué dichas situaciones o acciones deben ser evitadas. Al
sentir la vergüenza del personaje que está siendo representado, el espectador ha hecho el
trabajo interno, si así se quiere, de pasar por dicha situación y ha despertado su conciencia
moral. La obra trágica, en esta medida, tiene una responsabilidad social, pues los
sentimientos evocados por los actores deben de corresponderse con las convenciones
sociales.

Conclusión

Para concluir, me gutara hacer una breve reflexión sobre la importancia de la catarsis. Es
inevitable reconocer en cada uno de nosotros la existencia de impulsos y deseos que no son
aceptados socialmente ni culturalmente. Esto significa un problema, pues dichos impulsos y
deseos nunca desaparecen, solo son reprimidos, y en la medida que son reprimidos, no los
comprendemos ni los controlamos. Si dichos deseos están destinados al reino de lo
inconsciente, nuestras acciones, actitudes y decisiones estarán guiados en cierta medida por
estas fuerzas que hemos condenado, pues al ser naturales en cada uno de nosotros, siempre
van a encontrar una manera de manifestarse, de actualizarse.

Al reconocer dichas fuerzas o impulsos, y cómo podemos dirigir nuestra vida desde ellos
(inconscientemente), se vuelve necesario encontrar una manera de hacer de estas fuerzas
algo consciente, de tal manera que podamos tomar decisiones de las que no nos
arrepintamos. Así pues, la catarsis es una forma de mirar a los ojos a ese lado oscuro de
cada uno y, desde la comprensión y la aceptación de lo que somos, tener a la bestia de
aliado y no de enemigo. Saber cómo usar estas fuerzas, cuando hacerlo y cuando no, es
necesario para una vida ética.

Bibliografía:

 Mera, D. (2022) relatoría sobre la poética


 Aristóteles (2015). La poética. La poética, 1-560.

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