Está en la página 1de 26

VIGILIA DE DIFUNTOS

será vigilia corta y abierta. Puede servir


de propaganda para la Adoración
Nocturna, invitando a los familiares de
los adoradores fallecidos durante el año.
Se inicia la vigilia en forma usual: salida
de la guardia, exposición al Santísimo
Sacramento, invitatorio, de Santo
Rosario los misterios gloriosos; a
continuación, sigue el Oficio de lectura y
finalmente, las vísperas.

Oficio de lectura

Todos de pie santiguándose.


La santa misa puede celebrarse al final
una vez efectuada la reserva.

V. Dios mío, ven en mi auxilio.


R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria. Aleluya.

1
HIMNO
A dos coros
Amargo es el recuerdo de la muerte
en que el hombre mortal se aflige y gime
en la vida presente, cuya suerte
es morir cada día que se vive.

Es verdad que la luz del pleno día


oculta el resplandor de las estrellas,
y la noche en silencio es armonía
de la paz y descanso en las tareas.

Pero el hombre, Señor, la vida quiere;


toda muerte es en él noche y tiniebla,
toda vida es amor que le sugiere
la esperanza feliz de vida eterna.

No se oiga ya más el triste llanto;


cuando llega la muerte, poco muere;
la vida, hija de Dios, abre su encanto:
«La niña no está muerta, sólo duerme.»
Señor, da el descanso merecido
a tus siervos dormidos en la muerte;
si el ser hijos de Dios fue don vivido,
sea luz que ilumine eternamente. Amén.

2
SALMODIA
Jefe de primer coro:
Antífona 1
De tierra me formaste y me revestiste de
carne; Señor, Redentor mío, resucítame
en el último día.

Salmo 39, 2-14. 17-18


ACCIÓN DE GRACIAS Y PETICIÓN DE
AUXILIO
No quieres sacrificios ni ofrendas, pero
me has preparado un cuerpo (heb 10,
5).

Monición
El alma se presenta como el borde del
sepulcro; de una situación desesperada
Dios opera el cambio pasándola a la
máxima seguridad; por ello el alma
entona el cántico nuevo de alabanza y
quiere hacer la voluntad de Dios

A dos coros
Yo esperaba con ansia al Señor;
él se inclinó y escuchó mi grito:

Me levantó de la fosa fatal,


de la charca fangosa;
afianzó mis pies sobre roca,
y aseguró mis pasos;
3
Me puso en la boca un cántico nuevo,
un himno a nuestro Dios.
Muchos, al verlo,quedaronsobrecogidos
y confiaron en el Señor.

Dichoso el hombre que ha puesto


su confianza en el Señor,
y no acude a los idólatras,
que se extravían con engaños.

Cuántas maravillas has hecho,


Señor, Dios mío,
cuántos planes en favor nuestro;
nadie se te puede comparar.
Intento proclamarlas, decirlas,
pero superan todo número.

Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,


y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio,
entonces yo digo: "Aquí estoy
-como está escrito en mi libro-
para hacer tu voluntad".

Dios mío, lo quiero,


y llevo tu ley en las entrañas.

Se dice: Gloria al Padre. Aleluya.

4
Todos:
De tierra me formaste y me revestiste de
carne; Señor, Redentor mío, resucítame
en el último día.

Jefe del Primer coro:

Antífona 2
Señor, dígnate librarme, date prisa en
socorrerme.

II
A dos coros
He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios:
Señor, tú lo sabes.

No me he guardado en el pecho tu
defensa,
he contado tu fidelidad y tu salvación,
no he negado tu misericordia y tu lealtad
ante la gran asamblea.

Tú, Señor, no me cierres tus entrañas,


que tu misericordia y tu lealtad
me guarden siempre,
porque me cercan desgracias sin
cuento.
5
Se me echan encima mis culpas,
y no puedo huir;
son más que los pelos de mi cabeza,
y me falta el valor.

Señor, dígnate librarme;


Señor, date prisa en socorrerme

Alégrense y gocen contigo


todos los que te buscan;
digan siempre: "Grande es el Señor"
los que desean tu salvación.

Yo soy pobre y desgraciado,


pero el Señor se cuida de mí;
tú eres mi auxilio y mi liberación:
Dios mío, no tardes.

Se dice: Gloria al Padre. Aleluya.

Todos:
Señor, dígnate librarme; Señor, date
prisa en socorrerme
Jefe del Primer Coro:
Antífona 3
Mi alma tiene sed del Dios vivo:
¿cuándo entraré a ver el rostro del
Señor?
6
Salmo 41
DESEO DEL SEÑOR Y ANSIAS DE
CONTEMPLAR EL TEMPLO
El que tenga sed y quiera, que venga a
beber el agua de la vida (Apoc. 22,17).
Monición:
Este salmo trata de la nación entera de
Israel trasplantada el destierro, desolada
al recordar los esplendores litúrgicos
perdidos, lejos en Jerusalén. Se hace oír
una voz que dice: “Valor, un día
volverán esas alegrías y se pondrán a
cantar de nuevo las alabanzas del
Altísimo”
A dos coros:
Como busca la cierva
corrientes de agua,
así mi alma te busca
a ti, Dios mío;
Tiene sed de Dios,
del Dios vivo:
¿cuándo entraré a ver
el rostro de Dios?
Las lágrimas son mi pan
noche y día.
mientras todo el día me repiten:
"¿Dónde está tu Dios?"
7
Recuerdo otros tiempos,
y desahogo mi alma conmigo:
cómo marchaba a la cabeza del grupo,
hacia la casa de Dios,
entre cantos de júbilo y alabanza,
en el bullicio de la fiesta.

¿Por qué te acongojas, alma mía,


por qué te me turbas?
Espera en Dios que volverás a alabarlo:
"Salud de mi rostro, Dios mío".

Cuando mi alma se acongoja,


te recuerdo
desde el Jordán y el Hermón
y el Monte Menor.

Una sima grita a otra sima


con voz de cascadas:
tus torrentes y tus olas
me han arrollado.

De día el Señor
me hará misericordia,
de noche cantaré la alabanza
del Dios de mi vida.

Diré a Dios: "Roca mía,


¿por qué me olvidas?
¿Por qué voy andando, sombrío,
hostigado por mi enemigo?"
8
Se me rompen los huesos
por las burlas del adversario;
todo el día me preguntan:
"¿Dónde está tu Dios?"

¿Por qué te acongojas, alma mía,


por qué te me turbas?
Espera en Dios que volverás a alabarlo:
"Salud de mi rostro, Dios mío".

Se dice: Gloria al Padre. Aleluya.

Todos:
Mi alma tiene sed del Dios vivo:
¿cuándo entraré a ver el rostro del
Señor?

V. Grande es tu ternura, Señor.


R. Con tu palabra dame vida.

PRIMERA LECTURA 15, 12-34

Lector:
De la primera carta del apóstol san
Pablo a los Corintios

Hermanos: Si hemos predicado que


Cristo resucitó de entre los muertos,
¿cómo es que algunos de ustedes
andan diciendo que los muertos no
resucitan? Porque si los muertos no
9
resucitan, tampoco Cristo resucitó; y si
Cristo no resucitó, nuestra predicación
es vana, y la fe de ustedes es vana.

Seríamos, además, falsos testigos de


Dios, puesto que hemos afirmado
falsamente que Dios resucitó a Cristo:
porque, si fuera cierto que los muertos
no resucitan, Dios no habría resucitado
a Cristo. Porque si los muertos no
resucitan, tampoco Cristo resucitó.

Y si Cristo no resucitó, es vana la fe de


ustedes; y por tanto, aún viven ustedes
en pecado, y los que murieron en Cristo,
perecieron. Si nuestra esperanza en
Cristo se redujera tan sólo a las cosas
de esta vida, seríamos los más infelices
de todos los hombres. Pero no es así,
porque Cristo resucitó, y resucitó como
la primicia de todos los muertos. Y como
por su unión con Adán todos los
hombres mueren, así también por su
unión con Cristo, todos tornaran a la
vida. Pero cada uno según su rango:
como primer fruto, Cristo; luego, el día
de su gloriosa manifestación, los que
pertenezcan a Cristo. Después tendrá
lugar el final, cuando, destruido todo
dominio, toda potestad y todo poder,
10
Cristo entregue el reino de Dios Padre.
Pues es necesario que Cristo reine
hasta que Dios ponga a todos enemigos
bajo sus pies. El último enemigo en
destruir será la muerte, porque él ha
puesto todas las cosas bajo sus pies. Se
sobre entiende que, cuando la Escritura
dice cuando le este que todo le ha sido
sometido, queda excluido Dios, que es
quién sometió todas as cosas a Cristo.
Y cuando estén sometidas todas las
cosas, entonces el mismo Hijo se
someterá también al que le sometió
todo, para que Dios sea todo en todas
las cosas.

Hay algunos que se hacen bautizar por


los que han muerto. ¿Qué sentido
tendrá ese bautismo, si es cierto que los
muertos no resucitan? Y nosotros
mismos ¿Por qué nos exponemos a
peligros en todo momento? Les
aseguro, hermanos, porque estoy
orgulloso de ustedes en Cristo Jesús,
Señor nuestro, que estoy al borde de la
muerte cada día. Si sólo por motivos
humanos hubiera luchado en Éfeso
contra las fieras, ¿qué provecho
tendría? Si los muertos no resucitan,
comamos y bebamos, que mañana
11
moriremos. No se dejen engañar; las
malas compañías corrompen las venas
costumbres. Retornen al buen camino y
no sigan pecando, pues lo que algunos
tienen es ignorancia de Dios. Les digo
esto para su vergüenza. Palabra de
Dios.

RESPONSORIO 1 Cor 15, 25-26


R. Porque él tiene que reinar hasta que
el padre ponga bajo sus pies a todos
sus enemigos. El último de los enemigos
en ser aniquilado, será la muerte.
V. Entonces la muerte y el Hades
devolverán los muertos, y la muerte y el
Hades serán arrojados al lago de fuego.
R. El último de los enemigos es ser
aniquilado, será la muerte.

SEGUNDA LECTURA
De las disertaciones de san Anastasio
de Antioquía, obispo. (Disertación 5,
sobre la resurrección de Cristo. 6-7. 9:
PG 89, 1358-1359. 1361-1362)

Cristo murió y volvió a la vida para eso,


para ser Señor de muertos y vivos. Pero
Dios no es un Dios de muertos, sino de
vivos. Por tanto, los muertos, de los
12
cuales es Señor aquel que volvió a la
vida, ya no están muertos, sino que
viven; y por esto domina sobre ellos la
vida, de modo que viven ya sin temor a
la muerte, del mismo modo que Cristo,
una vez resucitado de entre los muertos,
ya no muere.
Así pues, resucitados y liberados de la
corrupción, ya no volverán a
experimentar la muerte, sino que
tendrán parte en la resurrección de
Cristo, como Cristo tuvo parte en la
muerte por la que pasaron.
Por esto precisamente bajó Cristo a la
tierra, que estaba sujeta con cerrojos
eternos: para destrozar las puertas de
bronce y quebrar los cerrojos de hierro,
y para sacar nuestra vida de la
corrupción, cambiando nuestra
esclavitud en libertad.

Y si este plan de Dios no lo vemos


todavía realizado del todo, ya que los
hombres continúan muriendo y sus
cuerpos sujetos a la disolución del
sepulcro, ello no ha de ser motivo de
engaño, pues poseemos ya las arras y
primicias de todos estos bienes que
13
hemos dicho; gracias a ellas. hemos
subido ya al cielo y nos hemos sentado
con aquel que nos ha llevado consigo a
las alturas. como dice Pablo en una de
sus cartas: Nos resucitó con él y nos
hizo sentar en los cielos con Cristo.
La plena realización tendrá lugar cuando
llegue el momento determinado de
antemano por el Padre, cuando
dejaremos ya de ser niños y llegaremos
al estado de hombre perfecto. Así ha
parecido bien al Padre de los siglos,
para que su don permanezca estable,
sin el peligro de ser menospreciado por
una mentalidad todavía inmadura.
No es necesario demostrar que el
cuerpo del Señor resucitó
espiritualizado, ya que Pablo, hablando
de la resurrección de los cuerpos, afirma
claramente: Se siembra un cuerpo
natural, resucita un cuerpo espiritual, es
decir, un cuerpo transfigurado a
imitación de la gloriosa transfiguración
de Cristo. nuestro guía y predecesor.
El Apóstol, en efecto. bien enterado de
esta materia, nos enseña cuál sea el
futuro de toda la humanidad. gracias a
14
Cristo, el cual transfigurará este
miserable cuerpo nuestro en un cuerpo
glorioso como el suyo.

Por tanto, si la transfiguración es una


transformación en cuerpo espiritual. si
este cuerpo espiritual es a semejanza
del cuerpo glorioso de Cristo, de ahí se
sigue que Cristo resucitó con un cuerpo
espiritual; y este cuerpo es el mismo que
fue sembrado en vileza, el mismo que
ha sido cambiado en un cuerpo lleno de
gloria.
Y habiendo colocado junto al Padre este
cuerpo glorificado como primicias de
nuestra naturaleza, allí colocará también
el universo en su totalidad, tal como
prometió cuando dijo: Cuando yo sea
levantado, atraeré a todos hacia mí.
Palabra de Dios

RESPONSORIO Jn 5, 28-29; 1Co 15, 52


R. Los que están en el sepulcro oirán la
voz del Hijo de Dios. Los que hayan
hecho el bien saldrán a una resurrección
de vida; los que hayan hecho el mal a
una resurrección de condena.

15
V. En un Instante. en un abrir y cerrar de
ojos, al toque de la última trompeta, los
muertos despertarán
R. Los que hayan hecho el bien saldrán
a una resurrección de vida; los que
hayan hecho el mal, a una resurrección
de condena.

Oración
Se hace un breve silencio y después
dice la oración. Para los hermanos,
familiares y bienhechores difuntos.

Dios padre nuestro, que concedes el


perdón de los pecados y quieres la
salvación de los hombres, por
intercesión de Santa María, la Virgen y
de todos los santos, concede a nuestros
hermanos, familiares y bienhechores
que han salido ya de este mundo
alcanzar la eterna bienaventuranza. Por
nuestro señor Jesucristo, tu Hijo que
vive y reina la unidad del Espíritu Santo
y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén.

16
Vísperas

HIMNO
A dos coros
¿Cuándo, Señor, tendré el gozo de
verte?
¿Por qué para el encuentro deseado
tengo que soportar, desconsolado,
el trágico abandono de la muerte?

Padre mío, ¿me has abandonado?


Encomiendo mi espíritu en tus manos.
Los dolores de muerte sobrehumanos
dan a luz el vivir tan esperado.

Se acabaron la lucha y el camino,


y, dejando el vestido corruptible,
revestirme mi Dios de incorruptible.
A la noche del tiempo sobrevino
el día del Señor; vida indecible,
aun siendo mía, es ya vivir divino.
Amén.

SALMODIA
Jefe del primer coro.

Antífona 1
El señor te guarda de todo mal, él
guarda tu alma.

17
Salmo 120
EL GUARDIÁN DEL PUEBLO
No tendrán hambre ni sed; no les
molestará el sol ni calor alguno
(Apoc7,16).

A dos coros:
Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
El auxilio me viene del Señor
que hizo el cielo y la tierra.

No permitirá que resbale tu pie,


tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel.

El Señor te guarda a su sombra,


el Señor está a tu derecha.
De día el sol no te hará daño
ni la luna de noche.

El Señor te guarda de todo mal,


el Señor guarda tu alma.
Él guarda tus entradas y salidas
ahora y por siempre.

Se dice: Gloria al Padre. Aleluya.

18
Todos:
El Señor te guarda de todo mal, él Señor
guarda tu alma.
Jefe primer coro:
Antífona 2
Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Salmo 129
DESDE LO HONDO A TI GRITO,
SEÑOR
Él salvará a su pueblo de los pecados
(Mt 1, 21).
A dos coros:
Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica.

Si llevas cuenta de los delitos, Señor,


¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes respeto.

Mi alma espera en el Señor,


espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora.
19
Aguarde Israel al Señor,
como el centinela la aurora;
porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa.
Y él redimirá a Israel
de todos sus delitos.
Se dice. Gloria al Padre. Aleluya.
Todos:
Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?

Jefe de Primer Coro:

Antífona 3
Lo mismo que el Padre resucita a los
muertos y les da vida, así también el
Hijo da vida a los que quiere.

Cántico Flp2, 6-11


CRISTO, SIERVO DE DIOS EN SU
MINISTERIO PASCUAL

A dos coros:
Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios;
al contrario, se anonadó así mismo,
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.

20
Y así, actuando como un hombre
cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la
muerte y una muerte de cruz.

Por eso Dios lo levantó, sobre todo


y le concedió el «Nombre‐sobre‐todo‐
nombre»;
de modo que al nombre de Jesús toda
rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo
y toda lengua proclame:

Jesucristo es Señor, para gloria de Dios


Padre.

Se dice: Gloria al Padre. Aleluya.

Todos:
Antífona 3
Lo mismo que el Padre resucita a los
muertos y les da vida, así también el
Hijo da vida a los que quiere.

LECTURA BREVE 1Cor 15, 55-57

Lector
¿Dónde, está, muerte, tu Victoria?
¿Dónde está, muerte, tu aguijón? El
aguijón de la muerte es el pecado y la
21
fuerza del pecado es la ley. Gracias a
Dios, que nos ha dado la victoria por
nuestro señor Jesucristo.

V. Por tu misericordia, Señor, dales el


descanso eterno.

R. Por tu misericordia, Señor, dales el


descanso eterno.

V. Tú, vendrás a juzgar a los vivos y a


los muertos.

R. Dales el descanso eterno.


V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.

R. Por tu misericordia, Señor, dales el


descanso eterno.

CÁNTICO EVANGÉLICO
Antífona
Todos los que el Padre me ha entregado
vendrán a mí, y al que venga a mí no lo
echaré fuera.

22
Cántico de María Lc1, 46-55

ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR

A dos coros:
Proclama mi alma la grandeza del
Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi
Salvador, porque ha mirado la
humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las


generaciones porque el Poderoso ha
hecho obras grandes por mí. Su nombre
es Santo y su misericordia llega a sus
fieles de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo, dispersa


a los soberbios de corazón. Derriba del
trono a los poderosos y enaltece a los
humildes. A los hambrientos los colma
de bienes y a los ricos despide vacíos.
Auxilia a Israel su siervo, acordándose
de su misericordia como lo había
prometido a nuestros padres en favor de
Abraham y su descendencia por
siempre.

Se dice: Gloria al Padre.

23
Todos:
Todos los que el Padre me ha entregado
vendrán a mí, y al que venga a mí no lo
echaré fuera.

PRECES.
Oremos al Señor Jesús, que
transformará nuestro cuerpo frágil en
cuerpo glorioso como el suyo, y
digámosle:

R. Dueño de la vida y de la muerte,


escúchanos.

Señor Jesucristo, Hijo de Dios vivo, que


resucitaste de entre los muertos a tu
amigo Lázaro, lleva a una resurrección
de vida a los difuntos que rescataste con
tu sangre preciosa. R.

Señor Jesucristo, consolador de los


afligidos, que ante el dolor de los que
lloraban la muerte de Lázaro, del joven
de Naím y de la hija de Jairo acudiste
compasivo a enjugar sus lágrimas,
consuela también ahora a los que lloran
la muerte de sus seres queridos. R.

24
Señor Jesucristo, siempre vivo para
interceder por nosotros y por todos los
hombres, enséñanos a ofrecer el
sacrificio de alabanza por los difuntos,
para que sean absueltos de sus
pecados. R.

Cristo salvador, destruye en nuestro


cuerpo mortal el dominio del pecado por
el que merecimos la muerte, para que
obtengamos, como don de Dios, la vida
eterna. R.

Cristo redentor, mira benignamente a


aquellos que, al no conocerte, viven sin
esperanza, para que crean también ellos
en la resurrección y en la vida del
mundo futuro. R.

Tú, Señor, que has dispuesto que


nuestra casa terrena sea destruida,
concédenos una morada eterna en los
cielos. R.

Porque deseamos que la luz de Cristo


ilumine a los vivos y a los muertos,
pidamos al Padre que llegue a todos el
reino: Padre nuestro.

25
Oración
Se hace un breve silencio y después
dice la oración.

Escucha, Señor, nuestras súplicas y haz


que, al proclamar nuestra fe en la
resurrección de tu Hijo, se avive también
nuestra esperanza en la resurrección de
nuestros hermanos. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo.

Se disponen interiormente en unos


minutos de silencio para la Misa.

26

También podría gustarte