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Análisis de Edipo Rey de Paolo Pasolini.

Agosto 2020
1ro.Cs Políticas

En la tragedia de Edipo de Sófocles, Edipo es alguien que está llamado a


cumplir su destino prefijado aunque quiere escapar a su profecía. Edipo tiene que
pagar una culpa frente al conocimiento pero no se puede escapar de los dioses, él
donde el concepto de [su] libertad individual está ausente. La película de Pasolini
“Edipo Rey” nos habla del poder, la felicidad, la libertad y acerca de dos
concepciones del tiempo; también complementa la tragedia de Sófocles con el
complejo de Edipo de Sigmund Freud en el drama de una vida moderna.

Análisis de la tragedia de Sófocles:

La historia transcurre en la Grecia Antigua, con una concepción del tiempo


arcaica, mostrando un destino como un mundo eterno, que fue, es y será.
Edipo es considerado el hijo de la fortuna. Pero la palabra fortuna encierra
una trampa para él: cada vez que alguien le llama “figlio de la fortuna” se martiriza,
sufre o se enoja y se morderse la mano derecha. ¿Por qué ocurre esto si un hijo
de la fortuna puede verse como aquél hijo que trajo fortuna? Su martirio se debe a
que en latín fortuna es suerte, azar, por lo tanto si tomamos la concepción griega
de la vida, cuando un hijo es “casual” esto significa que no se es hijo del destino.
Es decir, el conflicto que martiriza a Edipo cada vez que lo llaman “hijo de la
fortuna” en Corinto, implica que no es ése su destino, no está allí su realización,
no son esos sus padres. El mismo conflicto pero a la inversa ocurre en Tebas
cuando Tiresias, al advertir que Edipo se niega a admitir su verdad lo llama “figlio
de la fortuna”: aquí nuevamente se atormenta, puesto que si eso fuera cierto
debería matar a su padre y acostarse con su madre, entonces seguiría con un
“destino errante” puesto que no sería rey de Tebas, lo que le recuerda aquél
destino del que huyó.
En relación con el poder, Edipo como hijo del rey Pólibo, en Corinto, en las
competencias de su juventud abusa de su poder para ser el héroe y ganador.
Luego, esta misma personalidad lo lleva a desafiar el conocimiento del Delfos
cuando le anuncia su destino, yéndose de Corinto.
En la búsqueda de liberarse de su destino se encuentra ante la provocación
desafiante de Layo, rey de Tebas, quien lo hace sentirse menos -Layo lo llama
“pordiosero”- y de esta forma, se enfrenta al poder político pero a cambio se
encuentra ahora con la primera profecía de su destino.
Ahora se siente empoderado: ha desafiado el poder del Delfos y matado a
cinco hombres, uno de ellos portaba atributos reales (una ostentosa corona y una
gran barba), lo que le da fortaleza interior. Tanta, que cuando ve al pueblo de
Tebas alejarse de su ciudad ante la desgracia incipiente, cree poder más que los
dioses y por lo tanto, desafía el conocimiento de la esfinge matándola,
pretendiendo con ello burlarla sin advertir que “arrojarla” al abismo es entrar en el
suyo propio.
Otra vez ese empoderamiento se presenta cuando accede al poder político-
real casándose con la reina.
Edipo ya goza de riqueza, poder y grandeza pero también goza del castigo
de la soberbia humana y los límites de la propia razón (representada en la
ceguera)
Pero este poder político fue constituído a partir de su astucia, en forma
solitaria y desconociendo la tradición de Tebas, su religión y sus costumbres. Es
decir, llega al poder a través de su razón e ignorando el conocimiento.
Edipo representa una concepción racional del poder, no divino y humano
con un lado oscuro que manifiesta expresamente en las escenas finales cuando
puede ver la verdad que estaba buscando y decide picarse los ojos, dice:
-“¡Así no veré todo el mal que he sufrido y hecho! En la oscuridad no veré lo que
no debe ser visto, no reconoceré más aquello que no deseé reconocer” y pide
“Arrojadme a un lugar a donde no se me vea más”.
En cuanto al conocimiento, la película muestra niveles: el perteneciente al
ámbito de lo sagrado (representado por Apolo), el intermedio (representado por
Edipo y la realeza), el humano como contrapartida del sagrado (representada por
Tiresias) y un nivel empírico (representado en los sirvientes o testigos). Como rey
de Tebas se ciega siempre a sí mismo, primero al no reconocer su verdad, luego
al no querer ver la verdad que le muestran o le cuentan y finalmente, picándose
los ojos, el uso de ese poder político nunca le deja ver el conocimiento que tiene
en frente. El saber humano es racional y ambiguo, desprecia a las otras formas de
verdad (Tiresias, Apolo, testigos y sabios). Por otra parte, Apolo es identificado
con la luz de la verdad, es el dios de la muerte súbita, de
las plagas y enfermedades, pero también el dios de la curación y de la protección
contra las fuerzas malignas. Por eso Edipo en su desesperación acude a la
consulta de Apolo para que le diga la verdad que él creía que no podía ver.
Cuando se abre al conocimiento siendo dueño de tanto poder, ignora el que
se le va presentando y lo desprecia. El sabio entonces le profetiza: “no eres más
que un loco”, “no deseas conocer la naturaleza que hay en ti”, “un día verás solo la
oscuridad, cuánto gritarás entonces”, “porque ciego y mendigo caminarás de
nuevo extranjero por otros países como yo, mísero tañedor de flautas”. Ofendido
más no convencido, recurre al nivel inferior de la verdad, al testimonio de aquél
siervo que se escapó durante la pelea entre Layo y él. Entonces, con las tres
formas de la verdad no puede negarla y es a partir de aquí donde se pica los ojos,
para tapar lo inmundo de la verdad.
Finalmente, el pueblo tebano sabe que en ésta figura del rey no hay
conocimiento sino poder: Cuando acuden a él por ayuda le piden que les devuelva
la vida: “tu no realizaste ese acto por ser más sabio que nosotros sino porque
tienes la ayuda de un dios”. Es decir, Edipo tiene el poder que ellos no tuvieron
para salvarse a sí mismos.

Análisis de Edipo en la vida moderna: En la época actual:

En el Edipo moderno el director rescata, sobre el final de la película la


noción circular del tiempo. Antes de complementar mi análisis sobre el poder,
someramente mencionaré que en este tiempo aparece el "complejo de Edipo" de
Sigmund Freud. Edipo siendo niño siente atracción hacia su madre y celos y
miedo hacia el padre. La sexualidad de Edipo comenzó en el regazo de la madre,
con el placer que emerge de la succión del pecho de su madre; también aparece
el complejo de castración, enunciado en el complejo de Edipo en la escena en que
el niño recibe amenazas y prohibiciones de su padre.
Comienza con un Edipo bebé atormentado, celando a su madre cuando
aparece el padre en escena y con un padre que compite con él por el amor de su
madre ¿le trunca el camino del bebé tomándolo de los pies?
El de Bolonia es el Edipo profetizado por Tiresias: ciego, linyera –o
pordiosero como lo llamó su padre Layo- y tocando una flauta. Es un Edipo
despojado de todo poder político, de riquezas y de grandezas pero más sabio
porque encuentra y acepta su destino.
Se puede ver el contraste entre ambos cuando toca la flauta de espaldas a
una estructura imponente y aunque atormentado, continúa en la búsqueda de su
destino. La estructura edilicia es la Basílica de San Petronio de la Ciudad de
Bolonia. Aquí –aunque ignorado por Edipo-, el poder también aparece relacionado:
el rey ahora no está, no está en la casa real (la basílica), sino fuera de ella y de
espaldas al poder. No es un rey tirano ni tampoco un rey "basileo". No es digno de
ese poder. Una basílica era un suntuoso edificio público que en el mundo greco-
romano solía destinarse al tribunal o era utilizaba como lugar de reunión de los
ciudadanos para tratar asuntos comunes.
Hacia el final de la película, cuando Edipo y Ángelo se van de la ciudad,
llegan a una pradera donde él cierra los ojos y puede ver el mismo cielo que veía
desde el regazo de su madre se transportándose a su vida edénica, donde no hay
ya ceguera:
-“Oh luz que no vi más, que anteriormente fuiste mía”, -dice Edipo- “ahora me
iluminas por última vez, he llegado, la vida finaliza donde comienza”.
Edipo está guiado en su camino por Ángelo –un ángel, un mensajero de
Dios- que esta vez no desprecia y de quien depende, hasta que lo llega a su
destino (la pradera).

La flauta en la película:

Cada vez que Edipo se niega a ver su verdad se oye la flauta; ante la
ceguera, el sonido la flauta tapa la verdad. Aquí entra en juego –a mi modo de ver-
el simbolismo de la flauta.
La flauta representa la vida pastoril, es el invento de Pan para el solaz de
los dioses, ninfas, hombres y animales y su sonido está presente cuando arrastra
a la montaña a los hijos de sus solicitadores ingratos (este mito que se encuentra
en el cuento del Flautista de Hamelin).
Cuando Edipo se aleja del Delfos, comienza a sonar la flauta y es aquí
donde conoce de su verdad; es por eso que se va de Corinto.
En el Edipo occidental, como la flauta es una música celestial cada vez que
aparece atormentado y es él mismo quien la toca, para transportarse a la vida
pastoril, solo él y su madre, veía el mundo en su regazo (las cámaras muestran el
cielo, los árboles, un más allá de la relación con su madre, la realidad que puede
ver Edipo bebé mientras está en el regazo de su madre); es decir, ciego de la
realidad, con la representación del poder político a sus espaldas, toca la flauta, se
transporta a su mundo pastoril donde era felíz, con su madre solamente.
En la película encontramos dos usos simbólicos de la flauta: cuando se
transporta a su edén aparece el sonido de la flauta, el deseo edénico de Edipo
está representado en las praderas de ambos tiempos, aquél mismo lugar donde
Yocasta transcurre con otras mujeres, y cuando su sonido lo martiriza (momentos
en que aparece la verdad sobre su destino).
Entonces, en las escenas donde suena la flauta Edipo busca transportarse
a lo edénico para refugiarse de la verdad que lo martiriza, pero allí donde busca
refugio (el refugio del regazo de su madre, donde la vida para él comienza),
también está su destino que no es otro que el enamoramiento con su madre, en
ambos tiempos: adviértase que en la Grecia Arcaica Edipo llama a Yocasta “amor
mío” cuando están en la cama, pero una vez que reconoce la verdad en las
últimas escenas, la besa y la llama “¡madre!” al compás que la desea
eróticamente.

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